Este escrito ha sido publicado bajo ei mismo título en el periódico La Cró- nica del Progreso. Lo reproduzco en esta forma, para complacer á algunos amigos que así desean tenerlo. Auícs de hacer esta publicación en 2a Cróni- ca, ya había espuesto mis ideas refor- mistas en una lógía de esta ciudad, el dia 19 de Setiembre de 1865. En aquella época, cuando escribí mi pro- yecto de Constitución, no tenia ni si- quiera noticia de las discusiones que en el Grande Oriente de Francia tuvie- ron lugar en aquel mismo año, con mo- tivo de la reforma que se hizo en la Constitución de aquella potencia. Des- pués tuve el gusto de ver que allí también se abogó por la idea que yo 1 triunfó. Abrigo ta confianza de que el triunfo completo de esta idea refor- mista no tardará en ser un hecho allí; y arrojo estas páginas aquí, entre los hombres que sienten y piensan, como quictn tira el primer puñado de arena en un gran yació que es de absoluta necesidad llenar. Que los demás obre- ros nos traigan su contingente de ilus-r trácion y buena voluntad y la reforma dará vida y gloria á la Orden. B. VICTORY Y SÜAREZQué és la Franc-masonería P Qxié debe ser P (Palabras de un ciego a los hombres que vén) f. El objeto de este periódico es tra- tar de los asuntos que convengan á la clase trabajadora. Todo lo que tenga, pues, relación con ella, debe ser motivo de nuestras ocupaciones. Se preguntará, qué tiene que ver la clás-e trabajadora con la Eranc-maso- neria? Lo mismo que tiene que ver con cualquier asociación cayos principios, doctrinas y objeto sean populares.El trabajador tiene derecho á exijir esplicaciones y el cumplimiento de sus deberes, á todas las corporaciones que invocan el nombre del pueblo para vi- vir. En nuestro primer artículo sobre es- ta materia, hemos dicho que según la historia y los libros dogmáticos de la Franc-masoneria, ella es humanitaria y filosófica; que según sus constitucio- nes tiene una elevada misión que cum- plir con respecto al Pueblo; que en virtud pues de la influencia que debe y puede ejercer en la noble tarea de mejorar la condición de la clase traba- jadora, nos hallamos en el deber de ocuparnos de ella. En el curso de este escrito proba- remos que si la Franc-masoneria quie- re, puede hacer grandes bienes al pue- blo, pero antes de llegar á esta de- mostración, tenemos necesariamente que examinar sus antecedentes, espli- car sus doctrinas y criticar lo que sea censurable. Estamos en posesión de datos im- portantes para peder realizar nuestra idea.— 5 — n. Nuestras lecturas y nuestras obser- vaciones nos han convencido de que la institución masónica en este pais, está agonizando. Que por su mala organi- zación y por la negligencia de sus ad- ministraciones, ella siente los efectos del descrédito y del desencanto. Que entre los hombres de saber, su agonía inspira desden, y entre la generalidad de los profanos no arranca mas que una sonrisa burlona. Que su muerte es inevitable, si la Reforma no le de- vuelve la salud. Que la reforma debe ser radical, porque los paliativos son ya insuficientes. Indicado pues nuestro punto de par- tida, tratemos de justificar nuestras palabras. ni. En la circular de una antigua y res- petable Logia de esta ciudad, fecha 17 de Junio de 1863, se leen estos párra- fos:— 6 « Desde el establecimiento de la « Masonería en este Valle, jamas se ha « notado mayor indiferencia por su cul- « to, que en la época presente.... Hoy « como antes, y acaso mas, se hace ne- « cesario que los hombres de corazón « propendan á la conservación de las « buenas costumbres, por el ejemplo « de sus actos y por la propagación de « sus ideas.» Está invitación es una llamada al órden! para todos los adeptos de con- ciencia, Ella formará época en la his- toria de la Masonería de estos países, ofreciendo vasto campo á la critica de los historiadores, porque revela el es- tado de decadencia en que se h:illa la Órden, apesar de Ja brillante aparien- cia con que logra atraer aun de cuan- do en cuando alguno que otro neófito-, á su seno. Hemos escrito pues estas' páginas alentados por aquella circular y por- que siempre hemos creído que la Ma- sonería debia, y podia ser mas digna de consideración de lo que actualmen- te es. Ella debe ser uua escuela de filoso-fía racional, donde por medio de las iniciaciones y las discusiones respe- tuosas se ilustren mutuamente las in- teligencias de los adeptos respecto á las leyes que rigen á la naturaleza y á la humanidad, los fundamentos de la idea de Dios, la razón del derecho, la justicia, la moral, la verdad, los por- tentos de las ciencias, las bellezas de las artes, los encantos de la virtud y la fraternidad, sinceramente práctica; de modo que el iniciado sepa lo que es, obre de conformidad con los preceptos morales y filosóficos de la Institución, y adquiera esa perfección de ideas y de sentimientos qué tanto anhela cuando llama por primera vez á la puerta de4 Templo; esa Verdadera Luz que con tanto aparato se le ofrece en cada uno de sus titulados aumentos de salario ; esa luz tan fácil y tan sencilla que gracias á la maravillosa Masone- ría que actualmente impera, apenas percibe vagamente cuando entrega ya su cuerpo á la tumba! Es esta creeecia que ha dictado este escrito. Si él no merece la consideración delos hermanos ilustrados, ni siquier» de aquellos que candorosamente pa- gan y esperan.... siempre le quedará el mérito de ser una piedra levantada de las ruinas de ese grandioso edifi- cio cuyo lema es la causa de la Huma- nidad. IV. El dia 21 de Octubre del año 1860r de conformidad con el artículo 299 de la constitución de la Orden Masónica, y con el objeto de contribuir en alga al progreso de la Franc-masonería en las Repúblicas del Plata, unos inicia-* dos solicitaron del M. P. Supremo Con- sejo y Grande Oriente de la República Argentina, la autorización para circular una Revista masónica entre la gran fa- milia. La autorización no les fué conce- dida. En el prospecto de aquella Revista leemos lo siguiente: « Desde el momento en que existe en un pais cualquiera, un centro direc- tivo de la Orden regularmente consti^tuido, se siente la necesidad de circu- lar un mensagero oficial de los decre- tos de la autoridad suprema, para fa- cilitar su gobierno y administración, así como también la circulación de un órgano de la ortodoxia masónica, para uniformar las creencias masónicas de los adeptos. « No hay duda que la regularidad de la Institución y su progreso moral y material dependen de la mas ó me- nos eficacia de las disposiciones de la autoridad, y de la mas ó menos con- ciencia y uniformidad de creencias ma- sónicas de los iniciados; y no es me- nos cierto que tales resultados solo pueden obtenerse por medio de la prensa, puesto que tenemos miles de ejemplos de ello en los datos que nos ofrecen las mismas publicaciones ma- sónicas oficiales y particulares que cir- culan bajo la protección directa de la G. G. O. O., Sup'. Con8, y G. G. L. L. de las principales naciones de ambos mundos. « El apogeo á que algunas veces se ha elevado la Franc-masoneria en al- gunos paises, es debido a los esfuer-I 10 zos de las publicaciones masónicas en demostrar la santidad de sus dogmas, generalizando el conocimiento del fru- to de los estudios de las ilustraciones de la Orden, facilitando A todos los H. H. los medios necesarios para for- mar su conciencia de la verdad filosó- fica, religiosa, social y administrativa de nuestra bella Institución. « Por medio de las Revistas masó- nicas se han anulado muchos gérmenes cismáticos, se han uniformado las ideas, se han conocido mas los Franc- masones de todas partes, se han com- prendido mejor los intereses universa- les de la Institución, se la ha elevado a la altura filosófica en que hoy se en- cuentra, y se han constituido armóni- camente los poderes masónicos. « Es también la esposicion de nues- tros trabajos, la relaciop de los actos filantrópicos de las L. L., la ilustración de los H. H., la propagación de nues- tros principios y doctrinas que mas de una vez ha impuesto silencio á nues- tros calumniadores. « Por medio de lasJRevistas masó- nicas se han elevado hasta la concien-cia del G. A. D. U. muchas almas que divagaban en el mas desconsolador es- cepticismo, y se han hecho sentir las grandes verdades sociales de nuestro código á innumerables corazones que vivian en el caos de la indiferencia. « Queda pues reconocido que las pu- blicaciones masónicas no solamente son un gran medio para la regulariza- eioii de la Orden, si que también para la ilustración y moralización de los iniciados. « Queda por fin demostrado que un Boletin oficial ó una Revista, son sím- bolos del progreso de la institución. « Preguntamos ahora: « ¿Hay necesidad de un trabajo de esta naturaleza en la jóven Franc-ma- soncria de las Repúblicas Sud-Ameri- canas ? « Responderá elocuentemente á ello la falta de asistencia á los trabajos de las L. L.! « En efecto: « Seria preciso tener una inteligen- cia muy infeliz para no ver en el acto la causa de esta falta, sobre la cual llamaremos a su tiempo la atención del— 12 — G. O., esponiendo los medios que en nuestro concepto debería emplear para destruirla, so pena de una fea y sensi- ble decadencia de la Orden en estos paises. « Además: « Hoy la Franc-masoneria ya no es un misterio. « Como institución esencialmente fi- losófica y progresiva debia, necesaria- mente seguir la senda de la civiliza- ción, y dejar al fin su crisálida como la mariposa, para presentarse ante la faz del Mundo con todo el esplendor de su belleza, y recibir los aplausos de los hombres de corazón. « Pero, observaremos que esos hom- bres que ó millares á ella se agrupan y aplauden sus benévolos preceptos morales, ignoran los mas, cual es la razón de ser de la Orden, cuales los motivos déla universalidad que la dis- tingue, cuales son sus tendencias filo- sóficas, y hasta las disposiciones mas importantes de la autoridad bajo la cual han sido iniciados. «¿Qué se puede esperar entonces— 13 — de una gran falange de esta natura leza ? « Los enemigos de la Franc-masone- ria trabajan y uniforman sus prosélitos con toda la prudencia y el silencio imaginables que les son característi- cos. « ¿Nuestra numerosa lista de afilia- dos está en estado de poder combatir filosóficamente, (como nos aconsejan nuestros principios) los golpes de la intolerancia de aquellos? « Nuestros enemigos no solo se uni- forman moralmente, si que también se organizan; se hacen fuertes. « ¿Estaremos mañana bastante fuer- tes por nuestra constitución, adminis- tración y moralidad, para resistir cual- quier ataque de su envidia? « Estamos ciertos que la conciencia de todos, nos contesta negativamen- te. » En el próximo número concluiremos este capitulo y empezaremos a bos- quejar la historia y las peripecias que ha sufrido la Institución.— 14 — V. Hemos reproducido el prospecto de la proyectada Revista masónica. En la negativa que el M. P. Supre- mo Consejo dio contra la realización de aquel pensamiento, dijo : — Que no concedia la autorización pedida, en ra- zón de que consideraba ser todavía inoportuna la publicación de aquella Revista, si bien reconocía la buena in- tención y la alta importancia de seme- jante trabajo. Han transcurrido mas de cinco años desde aquella negativa, y como no se ha publicado ni se publica aun ningún periódico masónico, suponemos que apesar del deplorable estado de la Orden en este pais, el Supremo Con- sejo abriga todavía la creencia de que no es oportuna la publicación de una Revista masónica! Nosotros creemos que siempre es oportuno trabajar por el bien. Creemos mas, Creemos que cuando una casa ame- naza ruina, se la debe derribar, sinpreguntar al que vive ea ella si quie- re ó no quiere que sus paredes vayan al suelo; porque en dimes y diretes, podría la casa caerse y aplastar á un sin fin de incautos. De ahí la razón porque abogamos por la reforma de la Franc-masoneria. Una vez que su Autoridad Suprema desconoce la oportunidad de trabajar para devolver a la Orden la vida, la utilidad y el respeto por medio de una Re\ista, este humilde periódico se encarga de llenar aquella misión, por- que sabe que llenándola, podrá la Ma- sonería reportar grandes ventajas mo- rales y materiales al pueblo. Si no lo sometemos a la censura del Supremo Consejo, es por la razón de que en él combatimos la constitución que semejante oligarquía autoriza. VI. Sabérnoslo que importa nuestra con~ ducta, pero estamos también dispues- tos á sufrir sus consecuencias, porque creemos que cuando se trata de emi---- — 16 — tir una idea en bien déla generalidad, poco significa el sacrificio de un indi- viduo. En el concepto de los amantes del bien y de la verdadera prosperidad de la Orden, este sacrificio será siempre considerado como un acto masónico, aun cuando el nombre de su autor sea pasado por el fuego. Para dar fuerza, pues, á nuestras palabras, invocamos la autoridad de la verdad, la autoridad de los hombres de bien é ilustrados y la del amor á la Humanidad en bien de la Orden. Llamamos la atención de los Maso- nes de conciencia y amantes del pro- greso de la Institución; de los que comprenden su alta importancia social, siendo prudentemente dirijida; de los que sienten de veras el humillante si- lencio á que alguna vez les ha conde- nado el Mundo profano cuando les ha echado en cara las miserias produci- das por la indiferencia y el escepticis- mo de algunas administraciones cuya escesiva tolerancia ha sancionado la repetición de hechos altamente censu- rables.— 17 — Llamamos la atención sobre las mi- serias de esa gran familia, sobre su anarquía filosófica, moral y administra- tiva; sobre su inercia social, su este- rilidad, su vida fantasmagórica, ese caos, que á pasos agigantados envuel- ve á la Masonería, esa decadencia que se deplora en la circular de una Lógia respetable, ese cuerpo enfermo, que si no se cura, tal vez ni siquiera les dé tiempo para rendirle sus últimos ho- nores, mientras, sin duda alguna, no ha de faltar quien escriba sobre su tumba:— « Aquí descansa una farsa! » Es cierto que nuestro escrito es in- suficiente. Sin embargo, es un ensayo tendente á formar la conciencia de lo que es la Masonería, tanto respecto á sus prin- cipios, doctrinas y tendencias, como respecto á los elementos, circunstan- cias y demás motivos que le dan una vida lozana ó efímera; porque sola- mente la conciencia de lo que uno es, el conocimiento de los principios y objeto de la institución á que uno per- tenece ; la esperiencia del resultado que han dado los trabajos de la Orden— 18 — en vanos puntos; el exámen de los elementos empleados para obtener aquellos resultados, y el modo, y la naturaleza, y el carácter de esos tra- bajos, pueden hacernos formar una idea de lo que valen los Masones en ciertos países, en el concepto, del Mun- do profano y de lo que puede valer aun la Masonería, si hay espíritu para la Reforma y firme voluntad para rea- lizarla. Sabemos que sobre los Reformado- res se levantará el grito de horror! de los timoratos y el grito de alarma! de los escépticos. Los timoratos tendrán que confesar al fin que, sino queremos ver nues- tros defectos reproducidos en los es- pejos, será preciso cometer la locura de romperlos, y que, viéndolos, nos encontramos en el deber de señalar- los y tocar trompetas si fuere preciso para despertar á los que duermen mientras debeu corregirlos. Los que afectan un exaltado amor por la Orden, y á su sombra viven ó se pavonean en un círculo de oropeles y vanidades, se escandalizarán y nos_ 19 — calificarán de anarquistas, mas, qué importa? Si creyeren que por haber señalado sin embozo la llaga que corroe á esa bella Institución y los medios de cau- terizarla, somos acreedores á ser ape- dreados, que nos tiren ellos la prime- ra piedra! Dirán que nuestro laconismo es in- cendiario ?—Lo sabemos. Olvidarán acaso que no es esta la primera vez que se levanta el estan- darte de la Reforma en la Masonería ? Pues bien; si recuerdan la historia y no han olvidado los desastrosos efec- tos de los incendios anteriores, nos anticiparemos en decirles que este au- gura la salud, el respeto ;publico y el progreso de la Institución. Hombres del aspaviento ! Ya no estamos en aquella época en que se cubría de un velo á la estatua de Isis. Los misterios de las antiguas iniciaciones que sirvieron de base á la que hoy nos ocupa, están al alcance de todo el mundo. Nada tenéis ya que ocultar al pueblo. Formareis aho- ra un misterio de vuestra ruina?Si nos fuera dado hablar bajo otro carácter, diríamos: « No séamos imprudentes ! « Corrijámosnos! VII. La Franc-masoneria, como todas Jas demás instituciones, ha tenido sus cis- mas y sus sectarios. Cuando esos sectarios han querido dar importancia á sus sistemas, gene- ralmente han esplicado la idea masó- nica según les ha dictado su pasión de secta y sus intereses particulares. Nosotros, que solo abrigamos la am- bición de ser útiles al pueblo, y de ningún modo á ninguna secta esclusi- vista, apoyados en la base fundamen- tal de la Franc-masoneria, según la filo- sofía y la historia, hablaremos de ella según y como la esplican la razón y la conveniencia general. VIII. Nuestro objeto nos obliga á pegar una mirada retrospectiva al pasado.— 21 — La primera cuestión de que se han. ocupado los principales autores inicia- dos ó profanos, al tratar de la Maso- nería, ha sido de su origen. Después de muchos estudios, des- pués de muchas hipótesis mas órnenos verosímiles, nos han dado Ja siguiente conclusión: — «El origen déla Franc-masone- ria se pierde en la gran noche de los primitivos tiempos de la humanidad. » El H. Cherpin, en su «Guia del Franc-mason » , es mas claro y termi- nante á este respecto: « Investigar, dice, el verdadero orí- te gen de la Franc-masoneria, es, según a la opinión de varios adeptos, perder « el tiempo, puesto que las antiguas « sociedades secretas solo perpetua- ce ban las doctrinas que profesa la Or- « den, por medio de la palabra habla- « da, por medios orales. » En efecto, qué nos importa del orí- gen, cuando nos asedia otra cuestión de mas importancia, cuando vemos desfallecer como por encanto a la mas popular de las instituciones filosófi- cas?No es, pues, prudente que perda- mos el tiempo en investigar dé donde viene, antes de hacer lo posible para evitar que muera. Sin embargo, vamos á escribir algu- nas líneas sobre el mismo tema, por vía de introducción á la materia que nos ocupa. Seremos breves, porque así lo exije la naturaleza de este trabajo. IX. Es sabido que la historia áe la Ma- sonería es la historia de los esfuerzos hechos por la humanidad para librarse de sus penas y miserias. Cuando leemos : — « Emancipación de tal pueblo ; revolución de tal otro » —directa ó indirectamente, vemos allí la influencia de la idea masónica. Para comprenderlo así, basta leer, no la historia de la Orden, sino la his- toria universal, la historia de todos los pueblos. Esta creencia nos sugiere una pre- gunta :Cuándo nacieron las miserias socia- les ? Nacieron, aeaso, ayer ? Si el origen, pues, de los sufrimien- tos del pueblo, se pierde también en la gran noche de sus primitivos tiem- pos, y la divisa de la Masonería es una continua protesta en contra de aque- llos, fácilmente se comprende que el origen de la Orden tuvo lugar donde y cuando la severidad y la mentira hi- cieron salir del pecho del primer hom- bre oprimido en sus derechos el pri- mer suspiro de dolor. Su fundador, seria la primera victi- ma de la arbitrariedad, el primer des- graciado. Esto, en cuanto al origen de la Ma- soneria, como teoría. X. Se pregunta luego, cual seria el orí- gen de la institución como idea prác- tica; y también senos presenta otra dificultad para determinarlo. Los mas eruditos se limitan á for- mar filiaciones, encadenando escuelas,i S ¡24 »^ sectas y corporaciones por medio de la mas ó menos afinidad de ideas y de objeto que las caracterizan, hasta lle- gar á la época en que se presenta la organización masónica. Estos mismos autores, en su noble afán, al tocar las dificultades que se ofrecen para establecer una filiación satisfactoria, deploran el incendio de la célebre biblioteca de Alejandría, con la idea de que ella solamente po- día proporcionar datos irrecusables sobre el orijen y trabajos de las inicia- ciones antiguas; pues, según Cantú, setecientos mil volúmenes de que constaba, sirvieron para calentar los baños de aquella ciudad por órden del fanático Ornar. El II. Ragon, cuya erudición es um- versalmente respetada, trata de des- vanecer dudas respecto á la filiacionr diciendo que «Cesar interrumpió el curso de la iniciación filosófica destru- yendo los colegios de los Druidas.)) En otros autores, como Rebold, en- contramos que mas tarde, las corpora- ciones de arquitectos libres favorecie- ron su restablecimiento.Primero, por las franquicias de que gozaban, por medio de las cuales, los filósofos amigos del pueblo, pudieron reunirse para esplicar sus doctrinas. Luego, porque su arte estaba enla- zado con la theogonia de la antigüe- dad, el que solamente comunicaban á hombres escogidos é iniciados bajo ju- ramentos secretos y prácticas miste- riosas, facilitando así á los sábios el restablecimiento de ciertas fórmulas y doctrinas mas ó menos homogéneas de las antiguas iniciaciones, que te- nían por objeto transformar á aquellos obreros en pequeños filósofos y a sus instrumentos en símbolos de filosofía. Aquellas corporaciones reconocieron pronto la alta importancia de la revo- lución que se operaba en su seno, y la utilidad y realce que podia darles la introducción de personas estraíias al arte de edificar, y movidas por esta creencia empezaron á agregarse hom- bres sábios y distinguidos de todas las profesiones, dándoles el título de « al- bañiles libres y aceptados »; para dis-s tinguirlos á su vez, de los arquitectos y albaüiles prácticos.— 26 — Esto acontecía por el año 1641 de la era actual. Dos años después, el activo é inte- ligente H. Elias Ashraole, compuso los rituales de recepción de los grados de Aprendiz, Compañero y Maestro, según las iniciaciones griegas y egip- cias; y como aquellas corporaciones ya gustaban de la innovación, aproba- ron y admitieron aquellos rituales pa- ra sus recepciones. Entonces aumentó considerablemen- te el número de Masones filósofos. Contábanse en Londres cuatro Ló- gias de la antigua confraternidad de Masones prácticos. El dia 23 de Febrero del año 1717, se reunieron las cuatro Lógias, adop- taron definitivamente aquellos rituales y se declararon en gobierno de la con- fraternidad, bajo el título de Gran Lo- gia de Londres. Allí pues, tuvo origen la Franc-ma- sonería, como idea organizada.— 27 — XI. La segunda cuestión que se nos pre- senta ahora, es la de saber lo que en- tienden por Franc-masoneria las auto- ridades mas competentes de la Orden. Necesitamos saber lo que es como idea, para deducir lo que debe ser prácticamente. En-la historia de la Masonería des- cuellan tres épocas y tres naciones, por los memorables acontecimientos que tuvieron lugar en ellas, y por la influencia que han ejercido en el espí- ritu de los adeptos. Inglaterra, año 1723, la Gran Logia de Londres. Prusia, año 1786, el Supremo Conse- jo de Federico el Grande. Francia, año 1849, el Grande Orien- te. Las tres son autoridades irrecusa- bles para dar le de lo que es la Maso- nería ; nos limitamos á ellas, porque creemos que son suficientes para for- mar un punto de partida oficial. Yéamos lo que nos dicen:Reglas fundamentales impresas por prime- ra vez en el libro de las Constituciones de la Gran Maestría Neo-Inglesa, en 1723. Io—« El Franc-mason está obligado por su vocación á obedecer las leyes de la moral. Si sus ideas sobre el Ar- te son justas, no será ni un aleo teme- rario, ni un religioso libertino. Aunque en los tiempos antiguos los Franc-ma- sones estuviesen obligados á profesar la religión del pais y del pueblo, cual- quiera que fuese, sin embargo, hoy dia parece mejor no obligarles mas que á la religión respecto á la cual to- dos los hombres están de acuerdo,.de- jando en completa independencia sus convicciones particulares, exigiéndo- les el deber de ser hombres de bien y fieles, hombres de honor y probi- dad, sean las que fueren las denomi- naciones y las convicciones que los distingueu en particular, pues que de este modo la Franc-masoneria se con vierte en un centro de unión y en un medio de establecer la fiel amistad— 29 — entre los hombres que de lo contrario - estarían en continua discordia. 2o—El Franc-mason es un sugeto pacífico ; respeta las autoridades cívi- cas del pais donde reside; jamás de- be mezclarse en complots ni conspira- ciones contra la paz y el bienestar de la nación, y debe conducirse decente- mente para con los inferiores. La guerra, la efusión de sangre y el tu- multo, han sido siempre perniciosos á la Franc-masoneria. Por otra parte, desde tiempo inmemorial, los Reyes y los Príncipes han estado siempre dis- puestos a favorecer á los Franc-maso- nes por su carácter pacífico, por su obediencia á las leyes, y, porque refu- taron consu conducta las calumnias de sus enemigos y sostuvieron el ho- nor de la Sociedad que floreció siem- pre en tiempo de paz. Sí, por consi- guiente, un hermano se vuelve rebel- de contra el Estado, no se debe se- cundarle en su rebeldía, pero tener piedad de él como de un desgraciado; y si no fuere convicto de otro crimen, entonces la leal Sociedad debe desa- probar semejante acto, no debe dar— 30: — pretesto ni causa al gobierno existen- te para suposiciones en materia de política, pero no puede expulsar al cul- pable de la Logia, y sus relaciones con esta última, tampoco deben alterarse en nada.» Veamos ahora la Franc-masoneria esplicada por la constitución promulga- da en Io de Mayo del año 1786 por Fe- derico II, rey de Prusia, siendo Gran Maestro de la Orden: « Pura en sus dogmas y doctrinas fundamentales; sábia, prudente y mo- ral en su enseñanza, sus prácticas, su objeto y sus medios, esta institución universal cuyo origen se remonta al de la sociedad humana, se recomienda sobre todo por el objeto eminentemen- te filosófico, social y filantrópico que ella se propone : la unión, el progreso y el bienestar de la humanidad en ge- neral y de cada hombre en particular. Copiamos ahora el artículo primero de la Constitución del Grande Oriente de Francia, promulgada en 1849. « La Franc-masoneria, institución esencialmente filantrópica, filosófica y progresiva, tiene por base la existen-— 31 — cia de Dios y la inmortalidad del alma; tiene por objeto el ejercicio de la be- neficencia, el estudio de la moral uni- versal, de las ciencias y de las artes, y la práctica de todas las virtudes. Su divisa ha sido siempre: libertad, igual- dad, fraternidad.» Cada uno de los documentos que acabamos de transcribir, refleja las ideas del pueblo en la época en que fueron publicados. El primero nos dice qne el Franc- masón no será ni un ateo temerario, ni un religioso libertino. Era precisamente cuando la idea del libre examen luchaba con tenacidad contra las pretensiones avasalladoras del pontificado romano. En el segundo leemos que la insti- tución se recomienda sobre todo por el objeto eminentemente filosófico, so- cial y filantrópico que la Masoneria se propone. Es la voz de la filosofía alemana que mina el derecho feudal y escolástico para encarnar en las nuevas leyes y costumbres la razón y la libertad. En el tercero vemos que se coníir-32 — ma la divisa tradicional de la Masone- ría y de la Democracia. La confirmación tenia lugar casi al dia siguiente en que la democracia francesa habia hecho un nuevo sacrifi- cio para penetrar en la conciencia de toda la Europa. Tenemos pues, oficialmente demos- trado, que la JFranc-masoneria es una institución racionalista, social y demo- crática. Su objeto es la perfección, la armo- nía y el bienestar de los pueblos. Sus principios, el derecho, la razón, la verdad. Sus doctrinas son todo amor. Sus preceptos, pensar bien, hablar bien, hacer bien. Sus medios, la iniciación, el estudio y la protección recíproca. Su causa, la de la Humanidad. Aceptar pues estas conclusiones, es ser Masón. El ser Masón implica el deber de propagarlas, defenderlas, organizarías y practicarlas, en la constitución, en la economía, en la administración y en todo lo que lleve el nombre de Masonería.— 33 — XII. Hemos visto que la filosofía y la fra- ternidad forman la Masonería. La primera porque enseña y defien- de la libertad bajo todo concepto ; la segunda porque apoya y proteje sin distinción de clases, colores ni razas. Sin embargo, la Masonería tiene un límite para sus acciones. Donde no hay justicia y moralidad, no busquéis á la Masonería. Antes que pasar la Masonería sobre una injusticia, debe retroceder. Su deberes defenderla verdad y moralizar. Antes que contemporizar con el vi- cio, debe cerrar sus templos. Antes que transigir con la tiranía, debe sucumbir en la lucha. Aparecer la Masonería en un pueblo, es presentar batalla; aparecer la far- sa en una escena, es hacer reir. En este dilema no podemos vacilar ; debemos escojer. Espliquémosnos: EnMasoneriase conocen varios Ritos.— 34 — Rito en Masonería significa el méto^ do gradual de interpretar lá ciencia masónica. La graduación sirve para clasificar á los iniciados en categorías según su instrucción y sus virtudes. La graduación aprobada y admitida por la primera autoridad de la Orden, fué la de aprendiz, compañero y Maes- tro. Esos grados se han llamado simbó- licos, porque la filosofía que con ellos se esplica, se presenta primero al neó- fito bajo la forma del símbolo. La comunicación de esos grados es- ta sujeta á una ley. Los reglamentos generales de la Institución establecen las cualidades y requisitos necesarios para poder recibir dichos grados. Se- gún la ley, conferir un grado es pre- miar la ciencia ó la virtud. Ahora hemos llegado al caso de di- rigirnos una pregunta. Se han conferido siempre esos gra- dos como premio ál estudio y á las buenas acciones ? , La historia dice que no, y nos espli-— 35 — ca también el motivo de semejante abuso. Asi como el afán de figurar y el de- seo de esplotar la credulidad inventa- ron una plaga de ritos que han sido el principal obstáculo para llegar a la unidad de principios y de acción en Masonería, así también el afán de ad- quirir dinero para subvenir á gastos dé pura ostentación y el mezquino in- terés de hacer prosélitos á una ambi- ción personal cualquiera, prostituye- ron la gerarquía masónica y la rebaja ron al nivel del mas villano de los ne- gocios. No paró aquí todavía el sarcasmo. El charlatanismo se apoderó de la Masoneria, como tantas veces se apo- dera de las ciencias y de las religio- nes ; se sirvió de ella para vivir á cos- ta de la buena te del vulgo ignorante, y en cuanto vió que los incautos se habían apercibirlo del engaño, se apre- suró á ser el primero en ridiculizarla y señalarla como un objeto de aventu- reros y saltimbanquis. Este es uno de los tipos mas gene- rales de los improvisadores de ritos.Por otra parte, cuando no ha sido el charlatanismo el que ha hecho desme- recer la importancia de la graduación simbólica, ha sido la imprudencia co- lectiva de alguna logia refractaria. La historia nos cuenta que hubo cor- poraciones masónicas tan sin concien- cia y sin previsión, que emplearan grandes caudales en la preparación de un lujoso templo para sus asam- bleas, como si la vana ostentación no fuese proscrita por nuestras doctrinas y como si la sencillez no tuviera tam- bién su belleza ; gastaron sumas con- siderables en funciones y en banque- tes y en el sostén del fausto que ha- bían principiado, y al verse asediados por deudas que no podian satisfacer, y por los clamores de los primeros in- cautos que habian hecho anticipos en mas formales creencias, acudieron al mezquino espediente de procurarse dinero iniciando al primero que se les presentaba, distribuyendo grados pa- ra acallar con una satisfacción de va- nidad las quejas pecuniarias, fomen- tando así reproches, rivalidades y de- sórdenes hasta el estremo de ofrecer— 37 — el triste espectáculo de ver sus sesio- nes transformadas en nuevos campos de Agramante, y su templo, hecho gi- rones, casi arrastrado á un remate pú- blico entre la algazara y la rechifla del mundo profano. Siempre, pues, que los iniciados se han separado de la conducta estable- cida por la primera autoridad de la Orden, la Masonería ha sido juguete de los mas atrevidos, y ha degenera- do en farsa. Pero, todavía hay mas. Hemos visto que la primera Gran Logia de la Orden, estableció que la filosofía masónica se esplicaria única- mente por medio de los tres grados simbólicos. La historia nos dice como, donde, quien y por qué motivo se introduje- ron luego esos ritos incoherentes, re- sabios feudales, teorías absurdas, es- cenas fantásticas y prácticas ridiculas; esos pegotes de mal gusto y peor gé- nero que los forjadores de ritos y ge- rarquías añadieron á la primitiva esca- la simbólica bajo el nombre de altos grados ó grados filosóficos, como si pa-— 38 — ra estos no se hubieran inventado sím- bolos y si los símbolos no fuesen á su vez también filosóficos! La historia nos dice que esas estra- üas jerarquías fueron inspiradas por el espíritu de partido, por el fanatis- mo de secta, por afán de figurar, por especulación y hasta por venganza ! La historia nos dice que para con- seguir sus fines, los inventores de ta- maña calamidad, hicieron un tráfico escandaloso con sus grados altos, pro- curando hacer creer a sus satélites que los grados simbólicos nada signifi- caban, y que solo servían para satis- facer la ignorante credulidad de los que de buena fé habían dado sus me- dallas con el objeto de alcanzar la su- puesta verdadera luz que con tanta prosopopeya les ofrecía el último gra- do de cada una de esas plagas. Ved ahí de donde nació el poco mi- ramiento con que algunas logias im- prudentes ó farsaicas confirieron los grados calificados de inferiores. Ellas no hicieron mas que imitar á ios llamados cuerpos superiores.— 39 — Aquellos las -habían desmoralizado ; y ellas desmoralizaron á sn vez. Conviene pues abogar por la respe- tabilidad, la importancia filosófica y la soberanía de las lógias simbólicas. Conviene devolver á la institución su primitivo carácter científico y po- pular, y con doble motivo, desde que escribimos bajo la sombra de una ban- dera republicana. Conviene transformar las lógias inú- tiles, esas sesiones lánguidas y ridicu- lamente ceremoniosas, en escuelas de vida y salud para los iniciados. Solamente así, la veréis progresar. Solamente progresando, impondrá respeto á sus adversarios. Habrá que combatir á ciertos hom- bres que en materia de reformas úti- les, son como los cangrejos. Sin embargo: El trabajo es el deber y la vida de la Franc-masonería. xm. Sabemos lo que es la Franc-masoue- ria como idea. Antes pues, de anotar— 40 — loque debe ser prácticamente, véamos cuáles son las causas de la decadencia actual; esa decadencia que imperiosa- mente reclama una reforma radical en este pais. Se comprende fácilmente que la mas ó menos asistencia de los H. H. á las sesiones de las Logias, indica el grado de vida que goza la institución. También la naturaleza de los traba- jos que mas atraen la concurrencia, in- dica la mas ó menos cultura masónica de los concurrentes. Por otra parte, la cultura masónica de los iniciados y el grado de vida que goza la Orden, particularmente en un pais libre, reflejan el empeño, las aptitudes y la devoción masónica de la autoridad suprema que la dirige. Apliquemos estos axiomas á la Ma- sonería de este pais, y por amargo que nos sea el decirlo, tendremos que re- conocer lo siguiente: Primero,'—la concurrencia de los H. H. á los trabajos de las Lógias es insignificante con respecto al número de miembros activos que cuentan. Segundo,—-la clase de trabajos que— 41 — generalmente atraen mas concurren- cia, son las sesiones magnas, las que van seguidas de banquetes ó refres- cos, y las recepciones al primer grado simbólico qne siempre ofrecen motivo de curiosidad por la mas ó menos im- presión que causa el aparato á los neó- fitos. ' Luego;—la vida de la Institución, necesariamente debe ser efímera. Refléjase también poca cultura ma- sónica en los iniciados, porque aque- lla supone mas interés en concurrir a las sesiones donde la razón se ilustra, que á las ceremoniosas ó festivas, donde la imaginación se mece en un baño de ilusiones que se desvanecen mas ó menos: pronto. Siendo, pues, poca la concurrencia á los talleres, y esta, atraía'a por un es- tímulo cómico-gastronómico, qué se prueba ? La necesidad de exijir de la a utori- dad suprema de la Orden, mas ac ?tivi~ dad, mas devoción masónica, ó la claracion de su impotencia para rea $~ zar la regeneración de la Sociedad. Acabamos de señalar el signo carac- 'terístico de la decadencia de la Orden, mas, cuáles son las causas palpables de esa decadencia? En primer lugar, la poca escrupulo- sidad por parte de una logia en la ad- misión de profanos, ya sea por el mez- quino interés de ingresar dinero e« caja, ya sea por un imprudente airan de hacer prosélitos, ó por indiferencia. Eu el primer caso se dice, y con razón, que se especula con el bolsillo de los incautos; en el segundo se autoriza el juicio de que la Masoneria se empe- lla en presentar una gran falange de instrumentos-prosélitos, en vez de un escogido número de personas de bien é ilustradas; en el tercero se confir- ma la opinión de que la 3íasoncria es una institución farsaica, vulgar y ridi- cula, una institución que ni siquiera inspira ya interés a sus propios adep- tos. Luego, la poca disciplina interna de una lógia. La distribución de grados, honores ó distinciones, con lijereza. la falta de inspección periódica de los trabajos de los talleres. La impunidad de los delitos. La falta de organización de! cuerpo directivo de la Orden. La falta de un código á la altura de las necesidades de la civilización ac- tual y en armonía con las instituciones democráticas del pais. La falta de un curso de Franc-maso- neria. La elevación de un H. á la dirección de un tal] er sin prévio examen dog- mático, legal y administrativo de sus aptitudes para ello. La falta de una biblioteca común para uso de los miembros de la Orden. La imposición de dogmas teológicos como condición indispensable para el ingreso de profanos. La necesidad de simplificar y regla- mentar las salidas de las cajas y tron- cos de beneficencia de las logias. La necesidad de una caja central de crédito para los miembros activos que lo merezcan. La necesidad de anular los privile- gios é influencia que las actuales cons- tituciones conceden á los grados supe- riores sobre los simbólicos.— 44 — El carecer todavía de una Revista Masónica. Una Revista que no solamente debe- ria circular entre los H. EL, si que también entre los profanos, para que se convencieran de que los Masones no son ni brujos ni charlatanes. Un propagador y defensor de la Franc-masoneria; en cuyas primeras páginas deberian estamparse los nom- bres de los miembros que se expulsa- ren de la Sociedad, con una reseña de su delito, el juicio que hubiese del mismo y las leyes y doctrinas que se invocaren para su expulsión; á fin de que el mundo profano viera que cuan- do menos trataban de moralizarse á ellos mismos. En una palabra; la necesidad de democratizar la institución. XIV. En el caso que nos ocupa, democra- tizar significa regenerar.. Esta regeneración no es posible sin una reforma radical en la constitución.— 45 — La reforma constitucional que con- sideramos indispensable para elevar la Masonería a la altura que reclaman su espíritu y la civilización, implica la reorganización de la Sociedad, ó mas bien dicho, la formación de un nuevo poder. Cuando una comunidad cualquiera siente la necesidad de una reforma en su constitución, en su administración ó en sus dogmas, ya sea porque sufra por defecto de aquellas, ó porque re- conozca el absurdo en alguno de estos, está en el deber de realizarla bajo pe- na de muerte social. Siendo la Franc-masoneria una ins- titución filosófica y progresiva, nece- sariamente ha debjdo y debe trabajar siempre para realizar en la esfera de la legislación y de la economía social, todas las doctrinas que arrojan los principios que constituyen su divisa. Teniendo la Democracia idéntico fin é igual divisa, la Franc-masoneria es, también, institución democrática, y como tal, la comunidad masónica tiene el derecho de darse Ja constitución,— 46 — organización y administración que con- sidere mas racional y conveniente. La cuestión, pues, de derecho, es terminante, no admite réplica. XV. Antes de tratar sobre el modo de formar una potencia nueva, vamos á esponer nuestras ideas constituciona- les Elias están concretadas en el si- guientePROYECTO DE CONSTITUCION MASÓNICA, DEMOCRÁTICA. CAPITULO I. De la Institución Masónica, I La Franc-masoneria es una insfo tuciou esencialmente filosófica, filan- trópica y progresiva. Su razón de ser, es el amor á la Hu- manidad. Tiene por objeto, el estadio de la moral universal, de las ciencias y de las artes y la práctica de todas las vir- tudes. Su constitución, como sus principios, es democrática. II La Franc-masoneria no se ocupa de las sectas religiosas ó políticas es-— 48 — parcidas por el Mundo, sino para de- fenderse de Jos ataques que aquellas le dirijan. El carácter pacífico de la institución le prohibe *el derecho de transformar sus corporaciones en focos de insur- rección contra el órden político del pais, pero le impone el deber de dis- cutir toda idea y todo proyecto enca- minado á facilitar el bienestar del Pueblo en general. Por tanto, cuan- do la Gran Logia Nacional dé por con- cluida su discusión sobre cualquier materia de interés general, podrá de- cretar que la deliberación sea elevada al Superior Gobierno civil por el Gran Maestro de la Orden, en calidad de simple opinión de la Franc-masoneria respecto á la idea ó proyecto de que se hubiere ocupado. Las corporaciones masónicas deben reunirse para ilustrar y protejer á los adeptos, y tratar de los medios mas prudentes para mejorar la condición del Pueblo. Por otra parte, como la Franc-maso- neria es tolerante para con las demás instituciones, también respeta las ere-_ 49 — encías religiosas, y las simpatías poli- ticas de los miembros de su comuni- dad, y al efecto, prohibe terminante- mente en las reuniones masónicas, to- da discusión que habiendo exaltado en términos graves las pasiones de los H. H., pueda producir discordia en la corporación. III La Franc-masoneria conserva su antigua divisa:—Libertad, Igualdad, Fraternidad; pero recomienda á los iniciados que, trabajando en la esfera de las ideas, una de sus principales obligaciones como tales y como ciuda- danos, es la de no usar jamás ningún medio ilegal para hacer prevalecer sus aspiraciones. IV Nadie puede ser recibido Masón y gozar de los derechos inherentes á este título: 1° Si no es de reputación y de cos- tumbres irreprochables. 2o Si no tiene la edad de 21 años. 3o Si no cuenta un año de domicilio en el Oriente donde reside la Logia, ó en un radio de 20 kilómetros de ella. 4o Si no sabe leer y escribir. Excepciones:— 50 — EL hijo de un hermano puede ser re- cibido á los 18 años. El militar, el marino y el que resida en un pueblo donde no exista logia, pueden ser dispensados de la tercera condición. V Nadie puede participar de los trabajos masónicos sin justificar sn cualidad de Franc-mason. VI La cualidad de Franc-mason se pierde, lo mismo que los derechos que le son propios: 1° Por un acto infamante, civil y ma- sónicamente probado. 2° por ejercer una ocupación inmo- ral.: 3o Por la violación del juramento de fidelidad a las obligaciones contraidas al iniciarse. Víí Todo Franc-mason tiene el de- recho protectora. lío hemos hecho una obra meritoria, pero hemos hecho un trabajo que era de absoluta necesidad.Ahora; — que cada uno haga de su capa un sayo, si así Je place. Opinamos que -la Masonería se en- cuentra hoy en este dilema:— ó re- forma, ó muerte. El tiempo dirá si nos hemos equivo- cado. NOTAS. Pagina 1, línea 9—Se refiere á la L. Constancia. Pág. 3, lín. 1—El periódico que in- dica es La Crónica del Progreso. Pág. 4, lín. 6—Yéase el número 5 del mismo periódico. Pág. 5, lín. 19—La L. que se cita es La Union del Plata. Pág. 8, lín. 22—El prospecto que se transcribe fué redactado por el Direc- tor que debia ser de aquella Revista, y autor de este folleto.PUBLICACIONES DEL MISMO AUTOR Originales: —La ciencia mas necesaria al Pu«- hio; (cuestiones sociales). —La mentira pontificia; (hechos criminales de los Papas). •—La moral de los Jesuitas; (según los principales autores de la Compañía de Jesús). —El libro de las maravillas; (reco- pilación de Variedades). Anotadas : —El Comunismo de Esteban Cabet. —La jurisprudencia inquisitorial.