DEFENSA PROS B Jf CIi L> 4 POR EL GENERAL D. TOMAS IfilARTE I . Ante «I Consejo de (¡«erra de Olícialrs tíenerales, INSTALADO PARA JIZGAtt AL COltlIL fiy» BMITO MACHADO, Comandaste ea a b n r a d« Mayo, calle }1 o « t « u- 343 1 8 0 6 .Exmo. Señor. Tomás Iriarte, Coronel Mayor de los Ejércitos de la República, y defensor nombrado por el Coronel I). Benito Machado, Comandante en gefe de la frontera Costa Sur, al que se le atribuye haber desobedecido a] Superior Go- bierno cuando se le mandó entregar el mando de la es- presada frontera v presentarse en esta capital; tiene el honor de proferir su alegato ante el Consejo de Guerra de Oficiales Generales: Antes de dar principio á la lectura de la defensa que he aceptado, permítame V. E. que, como prueba de im- parcialidad, crea muy oportuno manifestar: que antes de ahora no he conocido al Coronel D. Benito Hachado sino por su distinguida reputación militar adquirida en una larga serie de años de notables servicios marciales desde que empezó su carrera; que con él no be tenido ningún vinculo, pero ni la mínima relación, y de tal modo que por primera ve/ 1. Alvaro Barros en su nota del 30 de Setiembre de 1805, que bajo el !STo2. acompaño; no tardando en dar cuenta al mismo Coronel Machado, del crecido número de haciendas arrebatadas por los indios, como lo hace en nota de 23 de Octubre del mismo año, declarando al mismo tiempo «no tener esperiencia en la guerra de los indios» (H*. 3.) Las notas d«l Coronel Machado del 10 de Diciembre próximo pasado y 13 de Enero de este año, que acompa- ño bajo los ¡Nos. A y 5, empiezan Jk poner en relieve la habilidad y perspicacia con que ese geíe falto de todo elemento, buscaba en la combinación que su genio y su práctica le sugerían el modo de hacer frente á las hordas de los salvajes del desierto, que atisbando siempre las épocas difíciles para el pais, se lanzaron asi que vieron á este comprometido en una guerra esterior. La primera de esas notas, sóame permitido antici- parlo de paso, es también, como se vé por ella, una con- sulta que hace aquel gefo al Gobierno para declinar de las instrucciones que habia recibido de este, sobre deber ser Pillauiuco el punto estratégico de las operaciones; sin que tal suspensión de órdenes recibidas hubiese, ni por un instante, dejado en el ánimo del Gobierno el menor te- mor de desobediencia, ni otro sentimiento que el que ins- pira siempre el zelo del hombre público. La nota N° 5, con motivo de la invasión de los indios Ranqueles y de Calfucurá llevándose ocho cautivas, dá cuenta al Gobierno de haber aprehendido el Coronel Ma- chado á la Comisión enviada por aquel cacique en la que habia dos hijos de él, su cuñado y varios capitanejos de importancia, con el patriótico y humanitario designio, no solo de obtener el rescate de las cautivas, pero también de paralizar las invasiones de sus indios. La contestación del Gobierno (¡N° 6) aprueba aque- llos procedimientos, y las cartas de los caciques (N° 7 y 8) demuestran que aquella aprobación fué debida; y que el Coronel Machado con su sistema de sagacidad á falta de elementos de resistencia, y en medio de los conflictos que esa misma falta le causó, como resulta de su oficio de 24 de Enero (N° 9)— mereció bien déla patria y se hizo acree- dor á ulteriores consideraciones. La carta N° 7 es del cacique Quentrel Clavero, cacique que pertenecía á Calfucurá y venia ¿ tener una entrevista para pasarse á los cristianos y ponerse á las órdenes del Gobierno: todo lo que frustraron las intrigas de los que haciendo alarde de sus malos propósitos, no trepidaban aun en escribirlos al mismo Coronel Machado, como lo hacia el Sargento Mayor Barros en la carta que original acompaño bajo el N° 10, donde le dice sin rodeos:«Dejaré de ser enemigo del Coronel Machado asi que él deje de ser «Gefe de la Frontera» : ¡rara enemistad sin duda, encar-nizada contra el mando y no contra la persona, de quien se dice enemigo tan solo por que ella ejerce el mando! Al trasmitirle el Coronel Machado parte de ese mando, véase cuan distinto es su pensamiento dominante: sus notas de Enero y 31 del mismo mes (Nos. 11 y 12) al dar cuenta al Gobierno de haber hecho aquella trasmisión, se ocupan solo de las negociaciones con los indios; del ser- vicio del pais, que es del que este saca provecho y no de las rencillas personales. Tan noble proceder no pudo menos de ser aprobado por el Gobierno, quien lo autorizó en 20 de Febrero (Nota N" 13) para continuar las negociaciones, como lo indica en su oficio de 31 de Enero ya citado. La carta deCalfucurá de 24 de Febrero (N° 14), y el nuevo oficio del Coronel Machado al Gobierno, de 5 de Marzo (N° 15), demuestran la devolución de cautivas por los indios, y lo acertado y eficaz del plan concebido por aquel Gefe. Apesarde la autorización del Gobierno en ese sen- tido, de 20 de Febrero, poco después ordenó al Coronel Machado entregase al Sargento Mayor Barros la Comisión de Calfucurá, que conservaba en arresto mientras este caci- que no devolviese hasta la última cautiva. La contestación del Coronel Machado, de 29 de Marzo (N° 16), es un docu- mento en que ni un hombre de letras habría encubierto de una manera mas delicada, el justo resentimiento por la herida que su amor propio bien entendido acababa de recibir. Ni una recriminación al Gefe que sin embargo — li- no tiene embarazo en ostentarse su enemigo. Solo nota la contrariedad que podrían sufrir con tal motivo las ne- gociaciones con los indios: todo es objetivo en esa contes- tación, en la que no se encuentra mas alusión perso- nal que la contenida en estas palabras referentes á aque- llas negociaciones: «por cuanto el Gefe de la Frontera «Sud no tieneconocimiento del modo como ellas fueron «iniciadas, es mas que presumible que los resultados no «sean los que se han buscado.» Como V. E. recordará, mucho mas había dicho de sí mismo el Gefe de la Frontera Sud, al que se refiere el Co- ronel Machado, cuando en oficio,acompañado bajo el N* 3, confesaba «su inesperiencia en la guerra con los indios.» Ni aun siquiera esa frase del oficio que le dirigió el mismo Sargento Mayor Barros, emplea -en detrimento de su nombre mi generoso defendido. [El prescinde de todo lo que no es romper la negociación pendiente. A buen se- guro que si a alguien pudieran aplicarse estas palabras de la carta del Sargento Mayor Barros (N° 10), no seria cier- tamente al Coronel Machado: «Si en estas circunstancias nos viene una invasión, no haremos nada por observar- nos uno al otro.» El Coronel Machado no se acuerda de su gratuito enemigo en presencia de los males del pais: solo piensa en remediarlos; solo en rescatarlas infelices cauti- vas, como asi lo consiguió con usura. La nota de 2 de Abrí!, que acompaño bajo el N.° I 7, da cuenta de ello, manifestando al superior Gobierno ha- ber recibido con los últimos chasques las que integran— 12 — hasta el número de doce, cuando como se ha visto, fue- ron solo ochólas cautivas de la última invasión. Esa nota que se complementa con la N. 18, de 2 de Abril, acaba de levantar en alto y al nivel de la merecida reputación militar de que goza el coronel Machado, su capacidad para allanar obstáculos y sobreponerse á las situaciones desesperadas, dominándolas en medio de la completa falta de elementos de guerra, y teniendo que luchar con la notoria astucia y tradicional mala fé de los salvajes. Podría decirse que la frontera es su puesto es- pecial si la justicia no exijiese, no reclamase aseverar, que él es uno de esos hombres que honran el puesto que se les designa, cualquiera que el sea, al frente del enemigo. Y sin embargo, Exmo. Sr., viene aquí por el órden cronológico la nota 7 de Abril, f. 1. * de esle'proceso, cu- yo duplicado acompaño bajo el N. 19: esa nota que sino en su letra al menos en sus resultados, ha venido á echar inopinadamente un velo sobre esos servicios que no se pagan, sobre ese zelo, esedesvivimiento por ser útil al pais, esa pasión del deber que nace con pocos seres privi- legiados en medio de los servidores vulgares que son in- numerables, y á los que no puede hacerse cargo por ha- ber recibido en dote una naturaleza indolente. He dicho que esa nota, con la que se ha creído de- berse encabezar este proceso (en vez de la de f. 9, en la cual primero que nadie pedia mi defendido la formación de causa),—no contiene en su letra sino en sus conse- — 13 — cuencias supervinientes el mal de que ha sido víctima aquel buen servidor de la República. En efecto: por mas que á esa primera nota, (f. 1) haya querido comentársele por la de la misma fecha 7 de Abril (N. 3, antes de la f. 33), entregada al Teniente Coronel D. Juan A. Noguera, por la que parecería que este iba no tanto á ser 2. ° Gefe cuanto á reemplazar al primero; sin embargo, como yo no podría dar mejor contestación á su respecto, que la quedió mi defendido al mismo Noguera y consta áf 26 vuelta, cuando ofre- ciendo este Gefe mostrarle en comprobación de sus pre- tensiones sus despachos de la misma [fecha, el Coronel Machado le respondió, como va á verse según el propio tes- to de Noguera que es quien habla: «le observé (dice) que «si por la nota que le había entregado del Gobierno, le «cabía alguna duda sobre mi comisión, le mostraría el «nombramiento y otra nota mas; me contestó: que no «precisaba verlos, porque el Gobierno nopodia decir dos co- rsas distintas.» No: no seria irrespetuoso si se atribuyese duplicidad á los actos de los Altos Poderes. Bástanos que la nota que en- cabeza este proceso haya permitido al Coronel Machado su prévia consulta al Gobierno, para que no sea dado hacer- le cargo alguno por otra nota, ú otro despacho simultáneo emanado de la propia autoridad. «El Gobierno ha resuelto (le dice este) que V. S. baje «á esta ciudad con el objeto de dar informaciones sobre «asuntos relativos al servicio de la frontera á su cargo, y— 14 — «ha nombrado 2.°Gofede la Frontera Costa-Sur al Te- «niente Coronel D. Juan A. Noguera, a quien V. S. ha- «rá reconocer» (es decir, á quien hará reconocer como tal 2.° Gefe), «poniéndolo en posesión del mando en el acto «de recibir esta, mientras dura la ausencia de V. S.» (es decir, poniéndolo en posesión como primer Gefe, en la hi- pótesis de la ausencia inmediata de este.) Ahora bien; V. E. recordará las tres últimas notas pasadas por mi defendido ol Gobierno, la primera de las cuales, N. 16, requería contestación. Laórden de bajar á la ciudad no lo era. Si el Go- bierno hubiera querido ligar el espiritu de esta órden con la nota á que me refiero, lo habría dicho claramente sin temor ni zozobra. Aquella órden aislada, cuando mi defendido ignora- ba aun si el Gobierno había recibido la nota de 29 de Marzo, cuja respuesta interesaba tanto á las negociacio- nes pendientes con los indios; aquella órden cuyo móvil secreto, si lo hubiera tenido, no habría sido dado á mi defendido adivinarlo, ni por consiguiente hacérsele un cargo por no haberlo adivinado; aquella órden, decia, pudo y debió ser considerada por él del punto de su ver- dadera altura, para interpretarla á la luz de las exigen- cias del momento, que coincidían con ser las positivas conveniencias de la melindrosa situación en que se en- contraba la Frontera, con prisioneros notables délos in- dios, que acaso no habrían sufrido á otro que no fuese el Coronel Machado, aquella valiente diplomacia que — 15 — no estaban acostumbrados á sufrir de los cristianos. «Dar informaciones sobre asuntos relativos al ser- vicio de la frontera».- entre esta, que es la frase con que el Gobierno espresa la idea que ha tenido para hacer bajar temporariamente al Coronel Machado,—y los negocios vitales para el pais, que queda demostrado absorvian á la sazón toda la atención y la actividad de este Gefe— ¿podría aventurarse á abandonar la tranquilidad de la campaña y esponerla á una tremenda irrupción, á la cual positivamente se habría asignado por origen, no el viage del Coronel Machado, sino los rehenes que había hecho á los salvages? Cuando, pues, de un lado se presenta la falta de in- formaciones que el Gobierno tenia y que podían serle da- das por escrito, ó de palabra con solo dejar pasar algún tiempo; y de otro lado el peligro inminente de las vidas y haciendas de los habitantes de la campaña, y aun el propio honor militar que nunca se abdica, nunca se ga- na, sino para la patria;—podía trepidarse en la elec- ción? « ¿ Cómo no previó el acto de desobediencia en que «caia (le reconviene el Sr. Fiscal á f. 40) desde que trepi- «daba en dar cumplimiento á una superior disposición «del Gobierno, cuando las prescripciones déla ordenan- «za militar le mandan obedecer, y si hay algo que recla- «raar lo haga después de dar cumplimiento?» A lo que el Coronel Machado contesta, y contesta bien: «Que él «no ha creído desobedecer: que se dirijió al Gobierno— 16 — «consultándole sobre las consecuencias que podrían so- brevenir en la negociación en que estaba con Calfucurá, «y que ella encerraba los mas valiosos intereses de su pais.» Vuelto á reconvenir: «Que al dar cumplimiento á «las superiores disposiciones, debia convencerse que «ninguna responsabilidad pesaba sobre el confesante,»— replicó: «Que ese cargo estaba el Sr. Fiscal en su per- «fecto derecho de hacerlo.» Como V. E. escucha, mi intelijenle defendido me exonera con sus respuestas, de su propia defensa que encuentro ya hecha en ellas. Sí: el Sr. Fiscal está en su perfecto derecho, dice muy bien el Coronel Machado, para salvar en su cargo la conciencia individual del hombre; pero la conciencia zelosa del patriota tenia sobre si y como suyos los peligros de la patria; poco le importa no hacerse personalmente reo de las degracias del pais; si pudiendo prevenirlas no lo hizo, aunque no haya ley que en tal caso lo condene, lo condenaran eternamente su conciencia, y la opinión de sus conciudadanos. No: los peligros inminentes y que no han podido en- trar en el ánimo del que prescinde de ellos al dictar una orden, como no habría prescindido á haberlos conoci- do—son la exepcion de la Ordenanza y de todas las leyes humanas. Desobedecer entonces al Gobierno por el Go- bierno mismo, aceptando su juicio tal como lo habría 'formado si libre de versiones parciales y apasionadas, hu- biera podido presenciar él mismo la verdad de las cosas,— no es incurrir en las penas fulminadas por la Ordenanza contra la desobediencia; y si el que tal hace tiene bien sentada su reputación de lealtad y abnegación, ni sospe- chado puede ser siquiera. No: hablo, Exmo. Sr., ante Jueces de eminente competencia en materias militares, y cuyo buen sentido, del que no podrán abdicar ante la letra muerta de la Or- denanza que quiere levantarse contra su espíritu, les ha- rá respetar este con preferencia á todo. Un General en Gefe en el momento de realizar una operación que le ha de dar por resultado infalible la der- rota del enemigo, ó la paralización de sus movimientos hostiles, recibe órden de su gobierno—en tan decisivos momentos—ó para alterar su plan de ataque, ó para en- tregar á un gefe subalterno—que recientemente llega al teatro de la guerra—el mando del ejército. ¿Desobedece si no desiste en el acto de recibir la órden superior, de anonadar al enemigo ó de paralizar su acción; si no en- trega en el acto el mando á un gefe nuevo que no ha te- nido tiempo para estudiar el buen desempeño de su co- misión, y esto con los enemigos al frente? Un general que sitia una plaza fuerte, y tiene carta blanca de su Gobierno para arreglarlos términos de una capitulación? desobedece si en los momentos de estar el enemigo dispuesto á prestarse á las condiciones que el ge- fe sitiador le impon?, no levanta el sitio para dar cumpli- miento á las órdenes superiores que asi lo ordenan, sal- 3— 18 — vo el caso de haberse firmado la paz entre los poderes be- ligerantes? El Coronel Machado estaba autorizado por el Go- bierno Nacional para negociar con Calfucurá: la negocia- ción habia ya producido buenos efectos prácticos, y esta- ba á punto de terminar con gran ventaja para la Provin- cia. A favor déla habilidad con que mi defendido ha- bia conducido esa negociación, habia durante siete meses consecutivos paralizado una invasión dé los salvages; y todo inducía á esperar que esa paralización continuaría, salvando asi ¿ la campaña—esto es la riqueza del país— de sus horrores por mucho mas tiempo; acaso hasta con- cluida la guerra con el Paraguay, como él lo espresaba en su nota de 2 de Abril (N. 17). En este estado recibe órden del Gobierno para entregar el mando á un gefe su- balterno, de cuya lealtad, ademas, tenia él Coronel sobra- dos motivos para desconfiar. Como se ha visto, habia recibido también la órden de entregarlos indios en rehe- nes. Pero hace presente al Gobierno los males que van á sobrevenir por tales disposiciones; y se descarta de la res- ponsabilidad si el Gobierno insiste. Pero al mismo tiem- po éspone que espera la última resolución superior para darle cumplimiento. ¿Es esto desobedecer? No: la realidad de lo« hechos, dadas circunstancias especiales, tiene que ser y es tomada en cuenta por los individuos y Gobiernos mas zelosos de la observancia de los principios. La distancia y consiguiente imposibilidad de reme- — 19 — diar males inmediatamente amenazadores, si se tomase el tiempo necesario para hacer en la Frontera lo que en un cuartel de la Capital, en donde es fácil por momentos ponerse de acuerdo con los superiores; esa especialidad del mando militar de nuestra frontera, de ese mando en el desierto,—hace tener como hasta mas regular la reso- lución por necesidad de sustraerse su gefe por lo pronto, á una órden que se resiente á la distancia del teatro da acción; y de consultar el mal que produciría su cum- plimiento, por aquel principio de que entre dos males debe optarse por el que todavía tiene remedio; y también porque en las situaciones anormales, la salvación del país—en el mayor de sus intereses—consultada con in- tención sana, es la suprema ley. De varios de los documentos acompañados consta, como lo he insinuado ya respecto del N. 4, que con- secuente con estos principios, jamás el superior Gobierno en el dilatado periodo en que el Coronel Machado ha estado en distintas épocas al servicio de la frontera, tomó por acto de desobediencia ó rebelión en él, esas consultas á tiempo y por fundados y poderosos motivos, que siem- pre eran presididos en su ánimo, de su entrañable amor á la tierra de su nacimiento. Otro tanto habría sucedido, á no dudarlo esta vez, si en lugar de encontrarse, como otras tantas, frente á frente la buena disposición del Gobierno y la buena in- tención de su digno empleado militar,—no se hubiese interpuesto entre ambos una cohorte de prevenciones es-— 20 — trañas y de mal disimulados odios; empezando por el Sargento Mayor que se declara su enemigo condicional, es decir, mientras conserve el mando en gefe, enemistad que acabaría si este, por ejemplo, se le trasmitiese á él; y acabando por el Teniente Coronel que se siente desaira- do tanto mas, cuanto que el Coronel Machado con la fran- queza que le es característica, le recuerda el hecho que ha dejado consignado á f. 16 vuelta, de haberse pasado al enemigo cuando bajo sus órdenes servia en 1859: cir- cunstancia que no abona en favor de su embajada. Y tan ageno estaba el Coronel Machado á las maqui- naciones de qüe sin embargo ha sido víctima, y tan acos- tumbrado a que todos sus actos fuesen regidos por la bue- na fé y á que asi lo reconociese el Gobierno, que hay una respuesta en sus declaraciones, que caracteriza su modo de ver cuando asi estaba habituado á que el Gobierno mismo lo alentase á comprender las ordenanzas en su espresion viva y salvadora, y no en la materialidad de su letra. «Si conoce (le pregunta el Sr. Fiscal) los de- beres que la ordenanza del Ejército prescribe en cuanto á subordinación y disciplina»—«Que si es la de siempre, — lo conoce», le responde mi defendido. La ordenanza de siempre, la que nunca se había considerado infringida por haberse él permitido esponer sus vistas cuando inmi - nentes peligros hacían, á su juicio, fatales las órdenes que llegara á recibir; que cumplidas no tenían ya reme- dio, y que suspendidas podían aun tener efecto. Es pues la ordenanza de siempre, la que el Coronel — 21 — Machado había estudiado prácticamente, vivificada por la aplicación inteligente y equitativa que el Superior le diera, lo que salva á mi defendido, si es que su mero testo no fuese suficiente en presencia de la nota de f. 2, y cuyo duplicado acompaño bajo el N. 20. «El infrascripto (dice) dará inmediato cumplimien- «to en la parle que corresponde al reconocimiento como «2°. Gefe; pero referente á la entrega de la Frontera y «bajar áesa capital,—espera que el Superior Gobierno se «sirva resolver sobre la nota que dirije á la superioridad, «y que en cópia tengo el honor de adjuntar; por lo que «se permite pedir la resolución superior con la premura «posible para dar el cumplimiento debido á la nota refe- «rida», (que es la de 28 de Marzo f. 3.) ¿Son estos, términos que puedan torcerse hasta ha- cer ver una sublevación ó desobediencia? La nota de f. 5, mi defendido lo tiene declarado asi á f. 16, ñola recibió nunca: y he ahí el origen de ulterio- ridades bien desagradables por cierto, y que sino se e spli- can por la correspondencia, ni por la conducta misma del Coronel Machado, son de una fácil esplicacion por los antecedentes de malquerencia que se deducen de las documentos de f. 6 y 7; parcial declaración del autor de los mismos documentos, y demás datos que dejo apunta- dos en el curso de esta defensa. No: el Coronel Machado jamás se sublevó, ni lo ima- ginó siquiera. Nunca tampoco incidió en abierta deso- bediencia sino que quiso, pudo y debió por las circuns-— ba- tánelas ya referidas, tomar sobre sí una responsabilidad de que, como el mismo Sr. Fiscal se lo observó, la orde- nanza lo exoneraba. Sí: él sabia demasiado que obedeciendo inmediata- mente al Gobierno, con la entrega del mando salvaba esa responsabilidad, pero que la invasión de los salvages —calamidad que por desgracia es demasiado frecuente en nuestra époja—con todos sus horrores iba á asolar el país, y á cubrirlo de luto y espanto; que las fortunas de la campaña—como en muy repetidas ocasiones—iban á ser depredadas por los indios. Entonces prefirió sacri- ficarse, corriendo el remoto riesgo de la desaprobación del Gobierno, para evitar tamaños males: comunicó al Gobierno sus poderosos motivos, no de resistencia á obe- decer sus órdenes, y esperó tranquilo su última resolu- ción para darle inmediatamente cumplimiento, si la au - toridad no daba importancia á sus esplicaciones. Y por cierto que tanta abnegación, lejos de ser obje- to de la mínima censura, acreditó, por el contrario, su zelo por el bien del pais; zelo y abnegación de que ya ha* bia dado pruebas bien prácticas y repetidas, aun desde mucho antes de tomar posesión del mando en gefe de las fronteras del Sur, cuando tenia á su cargo el mando y organización del Regimiento «Sol de Mayo.» Por desgracia el Gobierno se alarmó, como toda la Provincia, con la relación exajerada sin citar hechos prácticos y consumados, que le hizo el Teniente Coronel Noguera cuando regresó á la capital. Esa alarma era na- — 23 — tural, y todo el pais participó de ella; pero era una alar- ma falsa, sin base fundamental que la produjese, y su origen fué el Teniente Coronel Noguera. Habia visto vi- siones, y á mas venia resentido por la negativa del Coro- nel Machado á entregarle el mando en gefe; y quien sabe si por enemistad—es de presumir—por el recibimiento glacial que le hizo el Coronel. Un tal recibimiento tenia por causa, los males que iban á sobrevenir, y anteceden- tes desagradables—que ya he mencionado—y que cons- piraban á que el Coronel "Machado no tuviese confianza en el buen desempeño de un cargo tan árduo por parte del Teniente Coronel Noguera. Sin duda que, cuando el Gobierno le confirió el mando de la frontera Costa Sur, ignoraba tan escandalosos antecedentes, y el Coronel Ma- chado debió lisonjearse, como se lisongeó en efecto, que el Gobierno aprobaría su resolución de no entregar el mando á Noguera, desde que supiese, como antes dije, que este gefe habia en 1859—cuando servia bajo las ór- denes del mismo Coronel Machado—abandonado sus banderas pasándose á las filas contrarias. Pero es cierto que el Gobierno Nacional, como un considerable número de ciudadanos, se preocupó de tal modo que creyó una realidad la sublevación del Coronel, considerando que el retardo para dar cumplimiento á sus órdenes, era el paso previo pura consumar tal atentado. Si lodo ello era disculpable, merced á las maquina- ciones de sus detractores, no por eso era menos injusto tratándose de un hombre de las dotes que adornan á mi honorable defendido.— 21 — La prueba mas práctica de su lealtad, y de su capa- cidad militar como gefe de frontera sobre los salvajes de la pampa, es la reconocida simpatia que disfruta entre los vecinos de aquellos parajes, confirmada de un modo bien solemne por el acta levantada por mas de sesenta estancieros de los mas respetables, solicitando del Gobier- no de la Provincia su interposición ante el Gobierno Na- cional para que el Coronel Machado reocupase su puesto de Gefe de la frontera Costa-Sur. Porque cuando se trata de garantir la fortuna propia y las vidas, contra las tremendas invasiones de las tribus salvajes del desier- to; cuando el objeto mas importante que ocupa los áni- mos de los padres de familia, es garantir la existencia y el porvenir de prendas tan queridas como las esposas, los hijos y demás deudos inmediatos, ya se deja ver que ha de hacerse completa abstracción del espíritu de partido, de las afecciones personales, délos vínculos que ligan á los hombres honrados en la vida social, y de toda otra consideración, cualquiera que sea. Es pues por la ido- neidad y competencia de mi defendido, que esos honra- dos y pudientes ciudadanos verdaderos representantes de la campaña—espectables muchos de ellos—gefes de fa- milia en tan considerable número ¡ mas de sesenta ! han solicitado del Gobiernola reinstalación, en el mando de la frontera que le está encargada, del Coronel Machado; y esto se hace tanto mas grave y atendible en los momen- tos solemnes en quo, á consecuencia de su separación del teatro de la resistencia á las hordas de la pampa, se nos está ya anunciando una próxima irrupción de esos fora- gidos salvajes. El acta levantada acompaña los docu- mentos anexos bajo el N. 31. Y ahora, me permito llamar la atención del ilustre Consejo de Guerra de Oficiales Generales para pedirle que en su alta sabiduría y reconocida equidad, ponga de un lado en la balanza de su recto juicio los desastres, los hor- rores de todo género y magnitud de que la Provincia está amenazada por la separación del gefe á quien defiendo, y en el otro los que podrían resultar, en su máximo, por el no cumplimiento inmediato de la orden superior en cues- tión—pues de desobediencia no se puede calificar,— cuando la ejecución de ese mandato sin previa consulta como era razonable sospechar, podía acarrear tama- ños conflictos; y estos ocasionados por una falsa delación, por una calumnia—en fin—mal urdida , Ja calumnia de la sublevación, de la rebelión. Porque, Exmo. Sr., no se necesita un gran poder de meditación para aseverar sin temor de incurrir en error, que el Superior Gobierno Nacional, teniendo en cuenta la confianza que siempre había depositado en el Co- ronel Machado, por sus distinguidos y dilatados ser- vicios en la frontera, por su honradez y lealtad acri- soladas, que el Gobierno, decía, sin la impostura de la sublevación y rebeldía propagada por sus enemigos con miras siniestras y las mas reprobables, se habría pres- tado deferente, como en otras repetidas ocasiones, á las respetuosas observaciones y bien fundados motivos adu- 4— -S6 — tíidctepórel Coronel Machado para no entregar inmedia ta- imente el mando en Ge fe al Teniente Coronel Noguera; y muy probablemente, en virtuá de todo lo espuesto, babria revocado tal mandato. "Pero el rumor difundido por toda la Provincia, alar- mó á\a par que al Gobierno a todos sus habitantes; y bajo la impresión de los primeros momentos de ese sacudimien- tó eléctrico por su simultaneidad, el gobierno casi indeli- beradamente—puede decirse—se vio compelido á tomar tina medida violenta, que quien sabe—¡el cielo no lo permita!—si puede todavia hacer llover sobre nuestra patria, tan combatida por el infortunio, los mayores de- sastres por el estado indefenso de la frontera. ¡Desgracia- das familias vecinas de las tribus salvajes! indómitas y sanguinarias! y aun las mas distantes, porque la guerra que la República sostiene actualmente contra el Para- guay, ha dejado mal cubierta y espuesta á las irrupcio- nes vandálicas de los indios á una gran parte de nuestra campaña interior. Y es esto tan evidente, Exrho. Sr., que por la sola separación del Coronel Machado, en estos mo- mentos la fuerza que dejó en la frontera de su mando ha disminuido ya en mas de la mitad; y que á los seis dias de su ausencia de aquellos parages, se separaron del Sargen- to Mayor Barros mas de 200 indios amigos de Calfuquir, Tripitrú, y Manuel Grande Várela; indios que el cacique Tripilrú habia dado al Coronel Machado para el servicio de la frontera. Tribus estas, que este mismo gefe — con su saber hacer,—comprometió contra Calfucurá. — YL — Estas consideraciones no pueden ser desatendidas por los venerables veteranos encanecidos en el servicio de la patria. El Coronel Machado es en el dia una entidad militar importante en nuestra campaña; y este gefe su- bordinado y modelo de lealtad en toda su dilatada car- rera, no ha desobedecido ni con el pensamiento al Go- bierno Nacional. El Señor Ministro de la Guerra desde que se presentó en la frontera, fué acatado y obedecido sin réplica por mi defendido. Y este solo hecho, bien comprobado como está, es el mas evidente testimonio, la prueba práctica mas irrefragable del noble conato del Coronel Machado, de la sinceridad y loables fines de sus miras y motivos que entonces espuso muy respetuosa- mente al Gobierno Nacional, para hacerle comprender la necesidad de su permanencia y continuación en el mando, en tanto no terminaban las negociaciones que tenia entabladas, mediante autorización del mismo Go- bierno, con el cacique Calfucurá. Negociación cuyo término y desenlace feliz se aproximaba, por la habilidad, y buen tino con que hasta entonces la habia conducido mi defendido, y que habia ya Jado exelentes y positivos resultados, como anteriormente he manifestado. Y es una prueba incontestable del bien fundado juicio que á este respecto acabo de emitir,el mismo hecho de haberse presentado en el teatro de la soñada suble- vación, el Sr. Ministro de la Guerra; porque allí es- te alto funcionario se cercioró hasta la evidencia, que no habia existido ni el mas leve síntoma, pero ni la— 28 — mas insignificante apariencia que pudiera hacer sos- pechar esa sublevación imajinaria. Y V. E. sabe por las pruebas prácticas fehacientes é incontestables que el mismo proceso arroja, que todas las órdenes que el Sr. Ministro impartió al precitado Coronel fueron en el acto obedecidas sin la menor observación, ni objeción cual- quiera; y es de notoriedad que cuando aquel represen- tante del Gobierno llegó a la frontera, llamó al Coronel Machado al Tandil, con prevención que inmediatamente después de su llegada diese cuenta y pasase á Chapaleon- fú; que en efecto, en este punto tuvieron los dos Gefes la primera entrevista, llevando el Coronel A hombres de escolta : la del Sr. Ministro se componía de 50. Es- te lo recibió con un estrecho abrazo, y le dió asiento en su carruage, dirigiendo su marcha al Tandil. En- tonces volvió á ordenar al Coronel Machado que marchase al campamento de la división y entregase el mando al Sargento Mayor Jimeno: todo lo que efectuó puntual- mente, sin demorar un instante la ejecución de cuanto se le había ordenado. ¿Y es esta la conducta, son estos los procederes de un gefe insubordinado, de un conspira- dor, de un sublevado, de un molinero? ¿Es así como se conduce un rebelde? Apelo á la equidad y buen cri- terio de V. E. He dicho que á la llegada del Sr. Ministro de la Guerra se cercioró de la impostura propagada contra el Coronel Machado; pero no solo esto, sino que las noticias que allí recibió sobre los antecedentes del Teniente Coro- — 29 — nel Noguera, hicieron caer instantáneamente la venda de sus ojos, de tal modo—y esto todo lo esplica—que en vez de poner en posesión del mando al Teniente Coronel No- guera lo hizo bajar á la capital, solo y mal montado, y ordenó á mi defendido entregase el mando al Sargento Mayor Don Pedro Jimeno, que había acompañado al Sr. Ministro en su viaje á la frontera. ¿Que mayor prue- ba puede ofrecerse del acierto del Coronel Machado al no entregar el mando al Teniente Coronel Noguera, que la revocación de tal disposición por el mismo Gobierno, ó lo que es lo mismo por su representante? Y obsérvese bien esto, desde entonces el Teniente Coronel Noguera ha perma- necido en la capital sin destino, pero aun sin el titulo de 2.° Gefe/le la Frontera Costa Sur en el que, cuando menos, virtualmente ha cesado. ¿Y no es esta una aprobación bien espresa de la conducta y proceder del Coronel Ma- chado? Así, Exmo. Sr., a la rehabilitación espléndida que veo ya preparada en el ánimo j usticiero de los altos Jue- ces que componen este extraordinario Consejo de Guerra de Oficiales Generales, precedió la rehabilitación que su Gobierno hizo al buen servidor de la Patria no permi- tiendo fuese reemplazado en su honorífico puesto por per- sona de menos valer, quien no contaba ni tan eficaces servicios, ni la larga série de sufrimientos inherentes á la vida militar, cuando es tomada como una misión y no como un miserable tráfico. Para acabar de patentizar el influjo del Coronel Ma-— Ato- chado en la campaña del Sur, y sus relevantes servicios, rae bastaría citar el hecho siguiente: Hallándose en la frontera Sur haciendo la reunión do los Guardias Nacionales, ocurrió una invasión de un des- tacamento de indios al fortín del Perdido: se llevaron la hacienda del Sr. Prado y otros vecinos—eran indios de Calfucurá. El Coronel dio aviso al cacique Quentrel—ac- tualmente en esta capital—por medio de un chasque es- preso, y Quentrel peleando inmediatamente á los indios la- drones, les quitó el botín y devolviólos ganados al Azul. Fué este un auxilio muy importante que prestó á mi de- fendido, que á la sazón no disponía de fuerza alguna. Los indios ladrones habían muerto a un capitán y ocho soldados del fortín del Perdido. Es oportuno en este lugar volver á recordar que, cuando el Coronel Machado bajó á la capital, hacia siete meses que no había tenido lugar ninguna invasión: de- bida esta inestimable cuanto rara situación, al manejo del Coronel por los indios que tenia en rehenes. Después de su ausencia de la frontera, se presentaron los bárbaros muy exigentes pidiendo largamente al Go- bierno—como desde tiempo inmemorial han acostum- brado,—y vinieron armados al Azul amenazando con la guerra. Las autoridades apenas han podido contenerlos, poniendo al efecto en contribución á todos los vecinos para regalarles 400 cabezas vacunas.—El Coronel Macha- do es el único gefe que ha sabido refrenarlos, sin darles nada y hasta tratándolos con rigor. — 31 — Viene en este momento á perturbarme como un re- mordimiento, la atención de V. E. asaz fatigada ya por lo estenso y prolijo de esta defensa. Pero al paso que pido por ello la indulgencia de V. E., me permito toda- vía suplicarle me siga prestando por algunos instantes mas esa atención ilustrada que ha de ser la salvaguardia del militar de honor á quien defiendo. Mientras todo, en medio de ese foco de enconos, en que he tratado de no detenerme, como V. E. habrá ya ad- vertido, conspiraba contra él; mientras asi lo evidencian las cartas Nos. 2, 3 y 4 que preceden á la f. 24 del proceso, y la carta ya citada del Sargento Mayor Barros N°. 10, que coincide en fecha con el oficio del Gobierno Provincial de 30 de Abril (N°. 23), previniendo al Juez de Paz de Chas- cornús, que el Coronel Machado habia cesado en el mando de la frontera y del Regimiento Sol de Mayo; mientras co- mo se vé por los oficios evasivos del Comisario Pagador (Nos.21 y 22),•—se sitiaba por hambre al gefe y á las fuer- zas que se imaginaban sublevadas; en tanto que, el Te- niente CoronelNoguera por su parte se afanaba en arrojar combustibles á la hoguera y abusar de la causa que moti- vaba el incendio, cual era no haber recibido el Coronel Machado la nota del Gobierno de 23 de Abril (f. 49), en contestación á la suya de 29 de Marzo, según asi lo tiene declarado á f. I4y 10; mientras como sucede siempre en el mundo, la posición del mas débil tiene en todas oca- siones colaboradores de su completa ruina,—el Coronel Machado no desafiaba sino que miraba tranquilo á la bor-— 32 — rasca tomar dimensiones colosales, seguro en su concien- cia de que no abrigaba en su seno el rayo que debía he- rirlo. Vésele, con su actividad habitual, continuarlas negociaciones con los Caciques, puesto que no habia reci- bido contraorden del Gobierno, que oportunamente aprobó el plan formado al intento y puesto en ejecución por mi defendido. Las nuevas cartas de Calfucura, que acompaño bajo los Nos. 24 y 25 —el oficio del Coronel Ma- chado de 1° de Mayo (N°. 26), dándole cuenta de haher regresado el hijo de aquel cacique conduciendo una cau- tiva de ocho años que le habia exigido; y el otro oficio de 9 de Mayo (N*. 27) con que el Coronel Machado envia á la capital dos cautivas mas, madre é hija, llamadas Manuela López y Ramona Diaz, pidiendo sean trasportadas al Rio Cuarto, y dando cuenta de haber restituido a sus familias las demás cautivas: esos documentos que revelan esos hechos, nos trae á la memoria aquel célebre exordio del famoso orador Demóstenes, en presencia de sus calum - niadores que espiaban su menor palabra y cada uno de sus gestos: Les recuerda el aniversario glorioso que ese mismo dia conmemoraban, y los invita á dar gra- cias a los Dioses inmortales que le permitieron ser el instrumento de sus bondades, derramándolas por sus manos sobre la patria. ¿Que mejor respuesta para los detractores, que los hechos: los hechos, que como con razón se ha dicho, son mas elocuentes que las palabras? Pero no es ludo ingratitud para el Coronel Machado. — 33 — Ahí está bajo los Nos. 29 y 30 la solicitud y oficio de remisión al Sr. Ministro del Gobierno Provincial, fir- mada por los numerosos Oficiales del Regimiento N.* 17 «Sol de Mayo.» |Pero que digo! ¿Donde está la acusación y la prueba para que yo necesite sincerar á mi defendido de cargo alguno, y oponer á la ingratitud y malevolencia de pocos, la efusión de la gratitud de todos? Oígase, Exmo. Sr., al mismo Teniente Coronel No- guera, después que vencido en sus aspiraciones declara- ba, según el capitán Muro á f—21: «que el Gobierno lo «habia engañado......que en el Tandil excepto tres per- «sonas, todos los demás eran amigos del Coronel Ma- chado,» Oígase, volveré á decir, al mismo Noguera can- tarla palinodia cuando preguntado por el Sr. Fiscal: «¿que juicio formó del carácter de la desobediencia que «se le atribuye al Coronel Machado»? (f 31)—contesta, «que lo cree moralmente sublevado......que por otro «lado, materialmente juzgando esta desobediencia, no se «inclinaba á creerla tal, por cuanto no habia tomado me- «dida ninguna de las que caracterizan en estos casos una «sublevación» (sic). ¡Curioso sistema de inconsecuencia, y medio peregrino para contradecirse á sí mismo! Y es- to no necesita comentario. Y no se olvide por un momento, primero: que este es el único testigo contrario; y segundo: que de todos los eitados en el proceso solo se ha tomado declaración al capitán Muro, habiéndose resuelto, de acuerdo con el— 34 — dictamen del Sr. Auditor de Guerra (f—34 vuelta), no evacuarlas citas, todas las cuales por consiguiente, deben suponerse favorables á mi defendido que al hacerlas, es visto tener confianza en tales declaraciones; concur- riendo a robustecer esta presunción, los términos en que ha declarado el solo testigo que se ha aceptado. Séame ahora permitido por conclusión, agregar a los antecedentes y servicios del Coronel Machado en la frontera, los de toda su vida militar anterior, para acabar de patentizar asi á mayor abundamiento, que de un gefe de esa clase no es lícito ni sospechar de su conducta por meras apariencias que, me atrevo a decir, acabo de disipar sin otro auxilio que el de la verdad—los hechos puestos en evidencia por medio déla argumentación de este alegato apoyado en las citas de su referencia, y hasta en la luz que difunde el mismo proceso. Voy ahora, Exmo. Sr., á ofrecer una rápida reseña de los servicios de un guerrero infatigable, tipo genuino de la briosa familia argentina, señalado con honorables ci- catrices en diferentes funciones de armas. Pero permí- tame V. E. que préviamente le presente una prueba ine- quívoca de su lealtad y decidido patriotismo, y de que no ha podido abrigar otras aspiraciones que las de servir a su pais natal; y no ese criminal conato del que con ma- nifiesta injusticia han querido hacerlo reo sus detracto- res.—Antes de salir el Sr. Presidente a campaña (17 de Junio de 1865), el Coronel Machado le escribió desde la frontera manifestándole su buena disposición y deseo de — 35 — acompañarlo—cuando la Provincia de Corrientes se en- contraba invadida por las fuerzas paraguayas. El Sr. Presidente no admitió su oferta, contestándole con agra- decimiento, porque era de la mayor importancia—le de- cía—su presencia en la frontera que quedaba desguar- necida. He aquí los incesantes servicios de este gefe calum- niado. Emigró á la República Oriental después de haber sufrido la dolorosa pérdida de su padre D. Jacinto Ma- chado y de su hermano D. Mariano, fusilados por órden del Dictador Rosas. Entróá servir en clase de soldado en la Legión Ar- gentina, que se organizó en Montevideo parala defensa, y continuó sirviendo en los cuerpos siguientes (1842): En la División Oriental Camacho. En el Regimiento de Morenos á las órdenes del Co- ronel Mendoza. En la División Argentina, su gefe Otamendi. En el Regimiento de caballería N°. 17 (ahora «Sol de Mayo»). Sus Ascensos— Restituido ásu patria después déla batalla de Monte Caceros, ascendió á la clase de capitán en el ejército de la Provincia de Buenos Aires en Enero de 1853. Teniente Coronel de línea en Julio de 1853. Coronel graduado en el mismo año. Coronel efectivo en 1864 (Mayo).Concurrió en Buenos Aires al movimiento de II de Setiembre 1853, y pasó al partido de la Loberia en don- de por órden del Gobierno desempeñó las funciones de Comandante militar y Juez de Paz. Desde entonces ha prestado constantemente sus servicios en la frontera contra los salvajes. El Coronel Machado ha concurrido personalmente á las siguientes acciones de guerra— En la defensa de Montevideo. En el combate del «Arroyo de Solis» (República Oriental), a las órdenes del Coronel D. Juan Mendoza (Julio 1843). En el combate de «Cagancha», á las órdenes del mis- mo Coronel Mendoza (Agosto 1843). En el combate de «CerroLargo», á las órdenes del Coronel Camacho (1843). En la acción del «Yí», a las órdenes del Coronel Mendoza (24 de Enero de 1844). En la batalla y derrota sufrida en la «India Muerta», en la División del mismo Coronel Mendoza (Diciembre 1845). Kn la acción de «San Gregorio» (República Argenti- na), á las órdenes del Coronel D. Agustin Acosta (22 de Enero de 1853). En el combate «Concepción Baudrix» contra los sal- vages(l857): fué herido de lanza en el brazo izquierdo. En el combate de «San Antonio de Ruda» en la fron- tera contra los indios (13 Octubre 1857). ' — 37 — En la acción «Sol de Mayo» contra los indios salva- ges á las órdenes del Coronel (hoy General) D. Wenceslao Paunero, (Octubre 17, 1857): fué herido de lanza en la ingle. En la campaña de las «Salinas Grandes», á las órde- nes del Coronel Paunero y mandando en gefe el Regi- miento «Sol de Mayo»; y se halló en Varios encuentros que tuvieron lugar contra los indios (1858). En la acción de «Pigüé», á las órdenes del Coronel Granada (1858). En la acción de «San Lorenzo», mandando en gefe la fuerza de la frontera, obtuvo un triunfo completo (Di- ciembre 1859). En la campaña de la «Cruz de Guerra», á las órdenes del Coronel D. Ignacio Rivas (Agosto 1859). En la batalla de «Pavón», á las órdenes del General D. Venancio Flores (17 de Setiembre de 1861). Sacó de las filas enemigas montado en ancas de su caballo, al Co- ronel oriental (hoy General) Caravallo. En la sorpresa de la «Cañada de Gómez», a las órde nes del mismo General Flores (23 de Diciembre de 1861). Mandando en gefe obtuvo un triunfo completo ar- rebatándoles todo el ganado que se llevaban los indios— 20,000 cabezas vacunas—en el parage llamado «la Tigra» (Abril 15,1864). He puesto de maniñesto los distinguidos y no inter- rumpidos servicios del gefe que acabo de defender contra la insidia de sus adversarios y que sin acusación previa.— 38 — á petición suya va á ser juzgado. Que ha pasado doce años consecutivos—en el periodo mas florido y prestigioso de la vida—en los yermos é inhospitables páramos de la frontera sobre el desierto; rodeado de privaciones, care- ciendo de los goces sociales de los centros de población, y en agitación y vigilia continua para defenderla de los bárbaros. AnteV. E. está presente el bizarro Coronel Machado, pronto á contestar á todas las preguntas que se tenga á bien hacérsele por los Señores Presidente y Vocales del Exmo. Consejo; y á esplicar verbalmente—si necesario fuese—los pasages mas notables del proceso, que invo- luntariamente pudiera yo haber omitido. Por mi parte, Exmo. Sr., he concluido, y me atrevo á esperar de la equidad y j usticia, de la probidad y con- sumada esperiencia de jueces tan íntegros y concienzudos que, ya sea por la luz que pudiera surgir de este alegato ó por la que se refleja del proceso; una vez comprobada— como espero— la inculpabilidad de mi defendido, V. E. se ha de servir ordenar, para satisfacer la vindicta pú- blica y el honorinjustamente ultrajado—sin motivo ni ocasión—del Coronel don Benito Machado, gefe de la frontera Costa Sur, se publique en la orden general de la guarnición, en todas las circunscripciones militares de la Provincia, y en la del ejército de la República en cam- paña, haber resultado inocente y absueltode todo cargo el espresado Coronel Machado; con recomendación al Su- perior Gobierno para que—si lo tiene á bien—se sirva res- — 39 — tituirlo al mando en gefe de la frontera Costa Sur; á fin también que en ningún tiempo ni lugar pueda sufrir menoscabo su buen nombre, entre sus compañeros de ar- mas, como ante sus conciudadanos—por el juicio porque ha pasado;—puesto que él ha quedado tan puro como ya lo estaba antes de haber ensayado la prueba del cri- sol mas perfeccionado—el Consejo de Guerra de Oficiales Generales. Y ahora, Exmo. Sr., en cuanto á los calumniado- res del Coronel Machado, me incumbe como su defensor —pues el dilema es de tan incontestable evidencia que no es posible se haya ocultado á la alta penetración de Y. E. —me incumbe, vuelvo á repetir, esponer ante el Exmo. Consejo:—Que manifiesta como está á todas luces la im- postura de la desobediencia y de la sublevación, ha ad- quirido ya las pruebas mas inequívocas consignadas en el proceso, en los documentos que acompaño y en este alegato, para conocerlos y determinar—porque es á quien corresponde fallar—la pena que debe imponérseles—Y á mí como Defensor del Coronel D. Benito Machado, la función que me corresponde desempeñar para comple- mentar su defensa, es solicitar la atención de V, E.— como tengo el honor de hacerlo en este momento—so- bre el pronunciamiento del importante juicio que acabo de indicar, por ser de rigorosa justicia y de un interés capital para mi defendido; pues es claro que si resulta absuelto—sobre lo que no abrigo la mínima duda—es una consecuencia inmediata y forzosa, una deducciónlógica, que los promotores del escándalo que se ha da- do —conmoviendo la sociedad y poniendo en tortura al Gobierno, por mancillar el honor militar y la lealtad de mi defendido—no es justo que queden impunes.—Y también porque, la corrección que sobre ellos recaiga como pertur- badores convictos del sosiego público, seria al mismo tiempo el mas elocuente y práctico testimonio de la plena y absoluta vindicación dfil Coronel Machado. Pero aun masque todo, porque es de inmensa trascendencia que por la dignidad y decoro del mismo Gobierno, y en de- sagravio de la tranquilidad social alterada y por el mal ejemplo que han dado, sufran el condigno castigo. Es este un homenaje que no hay Tribunal en el mundo civilizado que pueda prescindir de tributar—a la Ley, a la Justicia, al Gobierno y a la Moral pública— Buenos Aires, Octubre 24 de 1866. Exmo. Sr., Tomas Iríarte. FALLO DEL CONSFJO DE GUERKA DE OFICIALES GENERALES, ABSOLVIENDO AL CORONEL D. BENITO MACHADO. (1) Considerando el Consejo: Que el Coronel D. Benito Ma- chado debió dar cumplimiento á la nota de 7 de Abril en que el Gobierno le ordenaba bajar á la ciudad á asuntos del servi- cio; lo que no hizo, observando las circunstancias que creia lo autorizaban á no cumplir en dicha orden; pero consideran- do también que obedeció asi que llegó á su noticia la disposi- ción terminante de bajará esta plaza,a pesar de las observacio- nes por él aducidas: El Consejo resuelve no haber incurrido el Coronel Machado en pena alguna por el no cumplimiento in- mediato déla primer orden recibida.—Buenos Aires, Octubre veinte y cuatro de mil ochocientos sesenta y seis—Enrique Martínez—Lucio Mansilla—José Maria Piran—Juan Madariaga — Blas José Pico—Dionisio Que soda—José Rufino Sado. 1. Estando eu prensa la defensa, el fiscal me notificó el fallo del Consejo, y la aprobación del Superior Gobierno del espresado iallo. He creido conveniente publioar estos dos documentos á continuación da la de fensa— Al — APROBACION DEL SUPERIOR GOBIERNO. Octubre 27 de 1866. Apruébase el fallo del Consejo de Oficiales Generales, vuelva á la Inspección á sus efectos, debiendo el Coronel Ma- chado revistar en la Plana Mayor Disponible. PAZ. Julián Martínez. Mis conciudadanos y mis compañeros de armas, están ya premunidos de los datos y antecedentes necesarios para formar su juicio sobre la resolución del Gobierno. Y el mas subli- me ¿infalible de los tribunales—la Opinión Pública—pronun- ciará su fallo inapelable. Buenos Aires, Noviembre 1. c de 1866. Benito Machado. ,( DOCÜM ENTOS A QUE SE REFIERE LA DEFENSA. IV. i Buenos Aires, Abril 16 de 1865—Mi estimado amigo— El acero no debia enmohecerse en la vaina, y es el Presidente López del Paraguay el que quiere probar su temple. Hagá- mosle el gusto, y que nos quepa la gloria de habar echado por tierra el ultimo tirano que aun quedaba en pié en estos países. Según me escribe el Gobernador Lagraña, en la mañana del 13, se presentoen Corrientes un i escuadrilla de £ vapores con crecida fuerza de desembarco haciendo fuego sobre el Vapor Argentino «25 de Majo» y el «Gualeguay», como también sobre la Ciudad, habiendo tomado estos dos buques y amenazando un desembarco. A estos actos van lalicos tengo que contestar con la guer- ra como corresponde al honor del gran Pueblo Argentino, pero con una guerra rápida, sorprendiendo á López en sus mismas guaridas y haciéndole pagar cara la injuria que nos iiá hecho.— 44 — Entre los elementos que reúno, se cuentan el Batallón de Rivas y la Legión Militar, y en esta fecha ordeno á este Gcfe se ponga en marcha con los dos Cuerpos, y encomiende á V. el mando superior de esa Frontera. Voy á ponerme de acuerdo con el Sr. Gobernador Saa- vedra para que en el momento se restablezca á V. en el man- do del Regimiento «Sol de Mayo», y con esta fuerza y la demás que tenga y reúna, haga V. lo que humanamente pueda para la seguridad de toda esa frontera á sus órdenes, mientras re- ciba las ulteriores que tenga que darle según lo requieran los sucesos. En cuanto á los Dragones manténgalos en el mismo esta- do, pues pueden servir de base para un otro batallón si fuese necesario. Sin mas por ahora me repito como siempre su affmo. amigo y S. S.—Bartolomé Mitre—Es copia del original— Machado. i*, m. El 2o. Gefe de la frontera Costa Sur—Campamento Tres Arrojos, Septiembre 30 de 1865—Al Señor Comandante en Gefe de las fronteras Costa y Sur Coronel D. Benito Machado. Ei estado un quo se tulla la caballa la de esta división, es sumamente malo, tanto en su número, como asi mismo del estado de flacura en que se encuentra. El 25 del corriente mandó contarla y clasificarla y su resultado fué el siguiente: Caballos para marcha . „ .......540 " muy flacos . ■.....- » • 270 «' *' enteramente inútiles ....... 100 910 Por esta relación V. S. verá que no se puede contar mas que con la primera cifra. Y que no alcanza para la división en un momento de apuro—En esta virtud, espero que V- S. tomara aquellas medidas que encuentre conveniente á fin de poder aumentar la caballada de esta división—Dios guarde á V. S.—Alvaro Barros—Es copia—Benito Machado. w. ». El 2 ° . Gefe de la frontera Costa Sur—Campamento Tres Arroyos, Octubre 23 de 1865-Al Señor Comandante en Gefe de las fronteras Costa y Sur, Coronel Don Benito Machado. Tengo el honor de contestar á la nota de V. S. fecha 20 del presenta en que se sirve aprobar mi proced ;r en los mo- mentos de la invasión y sus consecuencias, ordenándome dar- le cuenta del número de hacienda que los indios llevan, y los hacendados perjudicados. Las haciendas que han movido son las siguientes: Del Sr. El izalde nueve mil........ 9000 «• •• Gaetan tres mil quinientas, 3500 «« •« Peralta mil.......100O «* •« Gara y mil quinientas.....1500 1500ODe estas quedaron al arrear: Del Sr. Elizalde novecientas....... 900 " " Garay seiscientas.......600 1500 Y las otras en proporción: yo he llegado á este campa- mento con mil quinientas. Por consiguiente calculándose por alto faltin doce mil cabezas. Tengo noticias de varios trozos que se dirijian hácia al centro por distintas alturas, y según el parte del Teniente Arista, creo que algo de consideración se ha de hallar por el Pescado. Para este fin he comisionado al capitán Iranso, quien debe comunicarme lo que resulte, y que trasmitiré á V. S. sin demora. No puedo por ahora comunicar á V. S. nada de positivo, sin embargo creo que algo han llevado los Indios, sin poder- me esplicar por donde han salido, sino es hácia Tapalqué; pues en Pillahninco, y quince leguas mas al Norte, todas las rastrilladas regresan hácia adentro, y como V. S. ve en el par- te del Teniente Arista, do la Laguna (I.i Sayago y otras, diez y quince leguas dePillahuinco para ;identro han abandonado el arreo. Aunque no tengo esperiencia en la guerra de los Indios, no puedo dudar de lo que he palpado; y estoy perfectamente seguro de que por la parte que he reconocido na vá una sola vaca para Salinas. Dios guarde á V. S.—Alvaro Barros—Es copia de su original— Machado — Al — W. 4. Campamento Tres Arroyos, Diciembre 16 1866—AlExmo. Sr. Ministro General de Guerra—Tengo el honor de dirijirmeá V. E., á efecto de participarle; que circunstancias que han te- nido lugar, y que no han podido entrar en las vistas del in- frascrito, al aceptar como punto el mas conveniente y estra- téjico el de Pillahuinco, lo ponen hoy en el caso de declinar de la realización de esa idea; siéndooste el resultado obtenido después de un maduro y detenido estudio, sobre la movilidad de las Divisiones de estas Fronteras á ese punto para la mejor defensa de ellas: como lo espreso á Y. E. por notas anteriores, y sóbrelo que se va á permitir el infrascrito esponer las podero- sas razones que militan para no realizar esa marcha. Esta suspensión puede mirarse como transitoria, por cuanto podría efectuarse, una vez removidos los inconvenien- tes que hoy se presentan para ello. Poruña parle el grave asunto que transmití á Y. E., en 12 del corriente, de las tentativas de Pedro Rosas, cree el in- frascrito que no es un hecho aislado; y si que ellas pueden te- ner tendencias á resultados mas funestos, que los que basta hoy le son conocidos. El infrascrito ve que es de todo punto posible y mas que probable que, al intentarse la sublevación de los Indios de Ta- palqué, esto tenga lugar en connivencia con los Chilenos, y que sus fines son sin duda la destrucción completa de estas Fron- teras en la parte de sus intereses. Por otra parte, que puestas las Divisiones en Pillahuinco y los Indios en Tapalqué, se les ofrece un vasto campo para prac- ticar continuas escursiones de robos que pueden realizarlas de_ m — acuerdo también con los Chilenos; esto es presumible partien- do del principio, que las invasiones que tienen lugar son fo- mentadas por estos, valiéndose sin duda de medios que no es posible conocerlos.por cuanto lo hacen con gran sigilo sirvién- dose para ello de las buenas relaciones en que se hallan. Aunque la tentativa de Pedro Rosas como es probable, no tenga efecto, aun asi es inconveniente esa marcha. Es inconveniente por que la gran distancia que mide de Pillahuinco á Tapalquó hace absolutamente imposible evitar que aquellos Indios practiquen robos continuos; que ven- drán por lo menos á despojar de sus riquezas á una parte de estas Fronteras, pudiendo consumar esto por si solos sin pa- ra ello serles necesario el ausilio de los Chilenos; y sin que pueda ponerse escollo alguno para evitarlo. El medio único seria situar una fuerza capaz, en puntos dados, que estuviera en acecho de los Tapalqueneros para re- peler cualquier tentativa que estos pudieran hacer; y esto lo mira el infrascrito hoy como irrealizable atendiendo á las in- mensas erogaciones que pesan sobre el Erario,por cuanto estas se aumentarán por los gastos indispensables que demandarían otra fuerza. Buscando el medio para conciliar el mejor resultado en la defensa de los intereses de estas Fronteras sin la marcha á Pillahuinco, encuentra el infrascrito: que movida esta divi- sión al Fortín Machado siete leguas á vanguardia, se encuen- tra mas en contacto con la de Artalejo, y se harán asi mas fá- ciles las operaciones de acuerdo con ellas en casos dados, que ofrecieran probabilidades, de movimientos simultáneos en combinación. El infrascrito espera que S. E. se penetrará de lo espues- to, y en su vista se servirá disponer, sino obstante ello, ha de — 49 — efectuar la marcha á Pillahuinco ó al Fortín Machado con esta división, lo que efectuaré tan pronto regrese el Comandante Barros de esa Capital y obtenga la' respuesta de S. E.—Dios guarde á V. E.—Benito Machado—Es copia— Machado. N. 9. Comandante en Gefe de la frontera Costa Sur— Azul Enero 4 de 1860—Al Exmo. Sr. Ministro General de Guerra y Marina de la Nación, Coronel D. Julián Martínez. Participo á S. E., que habiendo tenido conocimiento, que en las últimas invasiones, que han practicado los indios Ban- quetes, han venido en ellas un número considerable de los de Calfucurá, y como en la que efectuaron por la parte del Centro estendiéndose hasta Tapalquó llevaron de ese punto ocho cautivas, ha procedido el infrascripto á aprehender la comisiou perteneciente á este cacique que vinieron por las raciones, esto es, á los principales de ella, que son dos hijos de él, un cuñado y otros parientes y capitanejos, formando el número de quince, habiéndose el que suscribe dirigido al mismo espresándole que la detención de esos indios tendrá lugar hasta que le sean devueltas dichas cautivas, para lo que se le recomienda influya con los Ranqueles, á fin de obten sr ese resultado. La comisión de Quentrel ha sido despachada toda, por que este cacique se conduce bien cumpliendo su compromiso. Al adoptar esta medida el infrascripto lo ha hecho en el convencimiento que será un medio infalible para obtener el rescate de las cautivas mencionadas; y hacerles sentir por otra parte la obligación, que tienen contraida con el SuperiorGobierno do conservarse en paz, y no permitir el robo en sus soldados, que es altamente perjudicial á los intereses de estas fronteras, y á la moral de las demus tribus que tienen conocimiento do osos hechos, pues estos al ver que aquellos reciben raciones y regalos, y aun así practican robos, detie- nen en ellos su atención, y tal vez ello fuera un estimulo para ceder á su instinto natural de rapiña y se propongan imi- tarlos: siendo en tal concepto, imperiosamente necesario adoptar las medidas que puedan evitar tales resultados. Obtenido el rescate de las cautivas, haré nuevas exigen- cias á ese cacique tratando de conseguir, que envié una co- misión á esa capital con el fin de celebrar nuevos tratados bajo garantías convenientes; estoes, si fuera de la aprobación déla Superioridad. Al dar cuenta A V. E. del hacho referido, réstame solo pedir al Superior Gobierno, se digne autorizarme competen- temente para llevar a cabo el pensamiento concebido sobre la tribu de ese cacique, y que el infrascripto se lisonjea de obte- ner un feliz éxito toda vez, que recibida la autorización lo pon- ga en práctica, fundrndo esas esperanzas en losmedios com- binados para el efecto; solicitando asi mismo la provisión del pedido de caballos, hecha para esta frontera, para utilizar los servicios de los indios amibos que en este caso no duda el infrascripto serán de bastante importancia. El infrascripto confia que elevada esta nota por el órgano de V. E. al conocimiento Superior, se ha de servir influir pa- ra recabar la aprobación y autorización solicitada, por la con- veniencia que ofrece en los resultados que pueden obtenerse. Dios guarde á S. E.—Benito Machado—Es copia.—Ma- cizado. — 51 — m. e. Ministerio de Guerra y Marina—Buenos Aires Enero 13 de 1866—Al Gefe de la frontera Sur y Costa Sur, Coronel D. Benito Machado. Impuesto el Gobierno de la nota de V. S. fecha 4 del presente, en que dá cuenta de haber detenido una parte de la comisión del cacique Calfucurá que habia venido á recibir las raciones, hasta obtener la entrega de las ocho cautivas que habían llevado en la última invasión, asi como de los demás procedimientos deque instruye su referida nota, ha aproba- do su conducta; pernal mismo tiempo ha encargado al in- frascripto recomiende á V. S. guarde la prudencia necesa- ria á fin de no precipitarla rebelión de los indios porel es- tado actual de las fronteras—Dios guarde á V. S.—Julián Martines—Es copia de su original—Machado, I*, i. Enero 17 de 1866. Al Sr. Coronel I). Benito Machado. querido amigo he Recibido su carta de V. y me en terado de todo con mucha detension de lo que heila lo esplicaba. Muí apreciado amigo y hermano. Tengo el honor depo- ner en conosimientoá V.por medios de estas Cuatro linia, pues deeste punto el arrollo del pescados adelante mis chasques pa- ra que V. sepa que boy en marcha adarle una bisita y tomar, lo de la mano. Como amigo y ermanos que somos ligado de un buen afecto Cariñozo. Mui querido hermano pues lia digo á V. que Mañana nos daremos las manos Como á lis nuebe de la mañana digo aV. lleno un capitán marilejo que es de mis ordes, y Tabien me— 52 — acompaña el capitán Felipe mi hermano como también me acompañan lo hijo de los Capitanejos que dejo en mi campo querido amigo, en mi compaña biene el hijo del capitán Callepan yden el hijo del Capitán pinas y den el hijo del capi- tán blanquio y den el hermano del capitán Milla, y den el hijo de otro capitán blanquio y den Capitán Calfutru se pa amigo biene en compaña mi sobrino Manuel hermano también lepon- go en conosimiento a V. Biene en mi compaña Miescribiente Manuel Abos y mi legua ra Pedro y mi hijo puel su compadre y mi sobrino piche pinas. hermano también va mi hermano gainchepa y mi hijito quado en mi compaña y mi sobrino Luiz Acosta mi tropa. hermano solados me acompañan Beinte un soldado diré a V. diez y seis soldados de armas y sinco Muchachos todos Ban sin armas solo llebando dos banderas y mi espada como es de mi deber. querido hermano es cuanto tengo que poner en conoci- miento a V. como también digo a V. Ban algunas íamilias en mi Compaña lio llebo mi hija polinaria amigo las familias mugeres son hochos con dos chi- quitas el capitán felipe mi her mano y el soldado Uanquepiz el condutor de es os el capitán felipe lleba tres soldado á su ordenes Repito aV. para que V. ponga en. conosimientos á sus segundo de V. como que mañana nos saludaremos bien cornos amigos fieles—D. G. a. muchos años—csquibocasion QvetrrJ Cfabero — Es copia — Macha ¡o t — 53 — iv. m. Sr. Coronel D. Benito Machado—Salinas 18 de Enero de 4866— Sr. Coronel rrescbí su apresiable carta amigo adonde U. me manda rretar i me insulta en toda distansia sin cono- serme ni yo conoser á U. amigo i a tenido balordel poner en la carsel ya me á dejado U. en berguensa ya U. me á tratado de ladrón pues ya yo soi el ladrón yo en todo tengo la culpa pero U. no se acuerda de los abisos qe yo les ago una i otra ves les ei a bisado de las inbasiones i les e¡ dicho de qe peleen á los ladrones pero como Uds. disen qe yo soi el ladrón por eso sera qe no asen juisio de los abisos qe les ago. Pues Señor coronel por llegada de mi sobrino Renqe ci sabido y ei tenido notisias de lo qe á echo U. conmigo pues amigo yo no estoi libre en todo por dos costados me despedasan tanto ablan mis indios mal de mi me disen qe yo soi hijo de los cristianos qe porqe defiendo i ablo paraqo se dejen de las inbasiones asi dentro los cristianos también yo soi el ladrón qe yo soi el pica- ro pero amigo U, me á dado el trabajo qe me á dado pero ei cumplido con lo que U. me á mandado amigo no es de qreer el trabajo qe me á costido para aberne en contrado con esta familia pero esco sa mucho trabajo. Sr. Coronel U. paraqe qreya de esta berdad pregúntele á esta señora aber si yo miento pues uno en uno i mui apenas me en contrado con seis asi es qe Uds. me disen qe yo soi el ladrón i mis soldados o chasqes qe mando paga justo por pecador i rresibe insulto de los señores asi es qe me cortan pedaso por pedaso porqe Dios es grande i sabe mui bien qe yo no tengo la culpa i no ago ningún mal á nadie por eso me tie- ne lastima nuestro señor. Sr. coronel un favor pido á U. pues abia mandado ami-— 54 — cúña lo Curiguill rresibir nuestra rrasion qe el señor Presi- dente mea darlo pero ya son tres rrasiones qe U. mea asujetado pero agora como mi chasqe es eUadron i la agarrado por ladrón es qe esta mui bueno de los animales qe me arlado el Gobierno si U. qere mandarmu lo mande i sino U. lo dejara solo el favor qe espero de U. qe me large á todos los qe me tiene prisioneros porqe por todos ellos son q'mse son por los qe agaro Guesaguenlro en Quetroleufu el uno es llamadose Callfinir i Uriug á estos pobres qe culpa tienen que lo tienen prisionero qedemos de amigos pues señor coronel no me in- sulte mas amigo ya basta del hacer padeser a pobre cuñado a mis bijos largemelos a qe se vengan contento despáchemelos mui pronto aunqe sea que me les de la rrasion de bisios i co- mo ser la vebida i el tabaco i todos los demás bisios ya qe mo trata de ladrón aunqe diga yo que yo no tengo la culpa o diga qe nunca ei sabido rrobar pero nunca me qreen asi es que es- pero qe me aga este favor del despacharme amis chasqes con lodos los bisios porqe tengo que aser un baile como es costun- bre entre nosotros de aser baih¡ en cada año. Pues señor co- ronel pido por favor a V. qe me les de una muda de rropa a cada uno de ellos ó alguna chiripa e sombrero i algunos pa- ñuelos de seda ponchos de paño no le pido porqe se qe no meade dar Sr. Corronel déjese de ablar de mi no me sentensóe mas á peliar amigo porqe yo se muy bien que V. qere peliar con migo amigo yo no busco apeliar primero si me busqen apeliar peliare i si no nó peliare nunca estaremos en pas para en toda la vida i seremos amigos para toda la vida yo no qero tierra si no lapas i estar bien con todo pero amigo lo qe le dijo a V. qe en llegando mi chasque boi aser rreguinir á todos mis c api- tanejos i caciques i boi apedir mi rretíro porque es mucho lo cansado que me tienen i el favor qe pido a V. qe no me nom- bre mas por Jeneral qero ser paisano no qero que me corlen mas mis carnes ya V. tiene asu Jeneral que lo rrespeta i lo atiende en todo i su buen amigo como le digo no me nombre por Jeneral ya tiene'a su mayor Jeneral Qintrel que le cuentan mileses de cuento i me ponen mal adonde V. ya esta V. con- forme ya echo lo qe V. a qerido con mi chasqe mándeme una rresma de papel de carta i cuatro tinteros i algún poco de la- qre no ai mas que ablar Dios Guarde a V. que verlo desea— Juan Calfucura.—Es cópia—Machado. IV. 9. Comandante en Jefe de las Fronteras Costa y Sud— Campamento Tapalquó Knero 24 1866—AS E. el Sr. Minis- tro General de Guerra y Marina de la Nación Coronel D. Julián Martínez, Al querer dar cumplimiento el infrascripto, á lo dispues- to por nota de S.E. fecha 21 de Diciembre último, referente á el aumento de fuerza en el mayor número posible, en esta Frontera, en previsión déla sublevación del cacique Calfucurá y de la invasión con que amenaza; ha tocado inconvenientes que le son insuperables. Por una parte estando dispuesto por el Gobierno de la Provincia, que toda reunión que se efectúe de G. N. para el servicio de Frontera se practique puramente por el Juez de Paz de cada partido, no puede el infrascripto tener una inge- rencia directa en esas reuniones; y los Jueces de Paz no la efec- túan por la indolencia con que miran la situación de la fron-._ 56 — lera y la poca disposición con que propenden en cumpli- miento de órdenes superiores á que ellas se hagan efec- tivas. Por otra una disposición recientemente comunicada, por el Inspector de Milicias de la provincia, viene lejos de aumentar á destruir puede decirse asi, el corto número de fuerza que hoy existe en esta frontera. El Rejimiento N.° 18, que es lo que forma en su mayor parte esta división, según conocimientos extrajudiciales ha sido disuelto, disponiendo formar un nuevo Rejimiento con los de los partidos do Tapalquú y las Flores, al mando del Juez de Paz de Tapalpué y los pertenecientes al Azul bajo las órde- nes también del Juez de Paz del partido. De estos tres partidos he formado ese Rejimiento, cum- pliendo esa disposición desaparece este, y desapareciendo él desaparece también la División que hoy existe en la frontera Sur para su custodia. En tal condición ¿se puede hacer efectiva la defensa de esta frontera? la respuesta cae de su peso, Sr. Ministro, pues para repeler invasiones es necesario fuerza, y si esta no existe, aquella no puede tener lugar, y se ve entonces que como gefe de elli quedo exonerado de toda responsabilidad y gravitando esta en su mayor parte en el gobierno déla provincia, aunque en algo también afecta al de la Nación: en el de la Provincia porque la cooperación prestada en beneficio de esta frontera ha sido en sentido negativo, como lo com- prueba la última disposición, y en el de la Nación por que no ha dejado de mirar con indiferencia estos soldados que se encuentran al servicio de esta frontera mal pagos, mal ves- — 57 — tidos y aun mal armados, pues por tres veces se han repetido los pedidos de lo mas absolutamente necesario, sin que ha- yan sido provistos ni aun en partes. El infrascripto no cree ultrapasar el limite del respeto, al permitirse decir áS. E. que lejos de encontrar cooperación en el Gobierno Provincial, ha tenido mas bien hostilidad por su parte, y con ella la frontera en situación bien diñeil. Todo pedido de G. N. que se ha hecho por el órgano de los Jueces de Paz no ha sido cumplido, y menos han pres- tado atención á la nota de S. E. ordenando el aumento do fuerza, sin embargo de haberles sido trasmitida á cada uno de ellos. La posición que hoy han asumido los indios de Calmea- rá es amenazante, si algo los detiene en practicar una invasión considerable, es la consideración de hallarse presos en este pun- to el número dé 25 indios en su mayor parte de importancia pa- ra aquel Cacique, cuya prisión fué un medio do que se valió ei infrascripto, como lo comunicó á S. E. para obtener el res- , cate de las cautivas que llevaron en la última invasión, como efectivamente lo ha obtenido, pues ya le han sido remitidas, pues una vez desengañado, de que esos indios no les han de ser restituidos con brevedad, la invasión viene de suyo, ¿y co- mo repelerla entonces, si las medidas del Gobierno Provin- cial vienen á destruir completamente la posibilidad de hacer- lo? si se encuentra esta frontera por efectos de ellas, sin fuerza alguna, y tal vez cuando ella tenga lugar si esas dispo- siciones se conservan en un estado completo de abandono, y sus intereses inmensos á merced de los salvajes de la pampa. Tal es, Sr. Ministro, la consecuencia inevitable que ofrece el cumplimiento de lo dispuesto por el Gobierno de la Pro-vincia-, sin que pueda sor de otro modo, pues llegado ese caso, nada podría la decidida voluntad del infrascripto desde que para ello, para su defensa, faltará k> necesario, lo que tal vez entonces no exista—los elementos. Agregado a esto, hay que detener tanto mas la atención en esos indios, el hecho de haber desprendido una fuerza com - puesta de ciento y tantos indios amigos con igual número de cristianos, en una escursion ligera sobre esa tribu, buscando por lo menos de arrebatar sus caballadas que existen en in- vernadas, y obligarla á reconcentrarse á mayor distancia, lo que obtenido dará por resultado que sus invasiones se hagan mas dificiles; esto ha hecho el infrascripto, sin embargo de encontrarse en condición poco habilitado para estos lances, por la carencia de elementos, llevado por la idea de imponer- les por'el temor, y que comprenda, que es tiempo ya que olvide su costumbre habitual, de faltar á los compromisos quo contrae con los Gobiernos y los Gefes de frontera. Los indios que han ido á esta espedicion pertenecen al Cacique Cbinpitru por lo que me permito recomendar una vez mas á la consideración del Gobierno á este Cacique. El infrascripto espera que llevada la presente nota al co- nocimiento superior por el órgano de S. E., se ha de servir resolver lo que estime de su superior agrado.—Dios guarde á S. E.—Benito Machado—Es copia—Macfutdo. N. ÍO. Sr. Coronel Don Benito Machado—Tapalqué Abril 30 de 1866—Coronel—La guerra entre nosotros dos es un he- cho, que no se debe tratar de disimular, pero que por mi — 59 — parte la haré con lealtad. Los motivos quo V. tiene contra mime honran, los que tengo contra V. son justos. Ya sabe V. que soy franco y claro para decir lo que siento. Bien pues, voy á darle una esplicacion y luego un consejo. Soy enemigo del Coronel Machado porque creo que sus errores ocasionan grandes males á mi país. Dejaré de ser su enemigo asi que él deje de ser Gefe de Frontera: ya com- prenderá que tengo como probar lo que afirmo; Despójese de todo lo que sea vanidad ó amor propio, mire cara á cara la verdad délas cosas, y conocerá que tengo razón. Esta es la esplicacio», ahora el consejo. ¿Que se propone V. resistiendo a cumplir las órdeneádel Gobierno? piénselo Coronel: en tanto voy á decirle las conse- cuencias: todos creen que V. se ha rebelado abiertamente al Gobierno y que por mi parte estoy á ello prevenido por" que* flo puedo esplicarme de otra manera su conducta. ¿No vé V. en esto un gran mal para la campaña sin ningún provecho1 para V? Compréndame bien. No crea que tengo la más rémota intención de ofenderlo, muy al contrario es un sentimiento ge- neroso el que dicta mis palabras con la franqueza que V. me* ha de reconocer le digo, que la verdad tarde ó temprano sé abre paso, y que á V. no le favorece. Su buen sentido Te basta para apreciar todo esto. Dejñ á un lado sus malos consejeros, y pese V. solo mis reflexiones. No se alucine con el prestigio y poder que V. cree tener en la campaña; Sin el apoyo y los recursos del Gobierno nada puede V. Los mismas hombres que hoy lo alucinan, lo han— 00 — de abandonar cuando la cosa apure y V. quedará solo j mas perdido que nunca. Después de estas reflexiones, este es mi consejo, estí- melo como quiera. El Gobierno lo llama á V. para graves esplicaciones. Obedezca. Si la razón está de su parte, anonade V. á sus enemi- gos; si está en su contra, tenga el corage de sufrir las conse- cuencias desús errores. Pero su negativa ó demora proba- rán solo que teme á la justicia y agravarán su situación. Mientras las dudas no se disipen, el Comisario no irá á su campo. Si en estas circunstancias nos viene una invasión no hare- mos nada por observamos uno al otro y la responsabilidad caerá toda sobre Y. porque esto lo sabe el Gobierno por distintos conductos. La Campaña pagará como siempre y V. ¿que habrá gana • do?el Gobierno entonces procederá con mas motivo contra V., para evitar un justo castigo y sus mismos hombres se volverán contra V. y si asi no fuese toda la campaña caerá sobre V. y no, podrá hacer resistencia. Todavía está V. en tiempo, piense y medite todo: no me mueve al escribirle ningún otro interés que el de evitar males inútiles al país, y para ello me comprometo á ayudarlo y salvar este último mal paso que V. ha tentado. Piense en que V. es el único responsable y comprome- tido consultando solo á su conciencia; sin dudar de mi since- ridad contésteme—Le saluda como siempre—Alvaro Barros— Es copia del original—Machado, N. 11. Azul Enero de 1866—Comandante en Gefe de las Fronte- — 61 — ras Costa y Sud.— Al Exmo. Sr. Ministro General do Guerra y Marina de la Nación Coronel D. Julián Martínez. El infrascrito ha recibido la nota de S. E. fecha 15 del corriente, por la que se sirve comunicarle el superior acuerdo del Gobierno dando á la Frontera la organización que tenia anteriormente, nombrando al Sargento Mayor D. Alvaro Bar- ros Gefe de esta Frontera Sud, quien deberá tomar el mando de ella trayendo consigo de los «Tres Arroyos» donde hoy se halla el batallón de su mando «N? 11 de Línea», y pasando el que suscribe á la de la Costa que es la de su mando. Al dar cumplimiento á esta superior disposición el infras crito se va á permitir para salisfacion del Superior Gobierno y del infrascrito, hacer una breve reseña de los trabajos que ha practicado durante ha tenido su mando interino. Cuando me recibí de esta Frontera. Sr. Ministro, ella se hallaba en un estado completo de acefalia y en una situación bien difícil, para organizar los elementos necesarios para su defensa, pues no existia fuerza alguna, falta de armas, no ha- bía caballos, en una palabra faltaban los elementos, y me fué necesario poner todo el conato posible para improvisarlos, puede decirse asi, Procedí á la reunión del Rejimiento N P 16 consiguiendo formar un número regular de soldados, improvisados con ar- mamento también improvisado, pues en su mayor parte eran lanzas formadas de cañas. Durante el tiempo que he estado en servicio de esta frontera solo he recibido 500 vestuarios incompletos y un número muy reducido de armas y estas en su mayor parte de pésima calidad. Esta División que la formaba en su mayor psrte el Reji-— 62 — miento 16 era hasta cierto punto desmoralizada por el Sar- gento Mayor de él D Benito Habó, y en algo también propen- día á ese fin su Gefe el Mayor D. Claro Ortiz: el primero por- que en su estado constante de embriaguez concedía sin cono- cimiento de los Jefes superiores licencias á innumerables sol- dados, y mas tarde cuando él comprendía la falta de ellos, para ocultar la suya, los clasificaba desertores; esto tenia lu- gar por el descuido en parte del Mayor Ortiz: el infrascrito aunque tarde tuvo conocimiento de esto y no queriendo por su calidad de Gefe interino hacer reformas ni innovaciones se concrétala meramente á amonestarlo de un modo sério. La reunión de esa fuerza la obtuvo el infrascrito con improvos esfuerzos, y ayudado por los vecinos bien dispuestos de este partido, aunque ellos se cuentan en reducido nú- mero. Blas tarde comprendiendo el infrascrito los importantes resultados que podrían obtenerse de los Indios titulados ami- gos, se contrajo con decisión á emplear con ellos todos los medios que considerase convenientes á ese fin: ha obtenido conservar ese odio irreconciliable que consiguió infundirles el Coronel Rrvas entre la tribu de dlriel y el igual Chipitrü, ambas tribus en número mas ó menos igual de lanzas—esto dá por resultado que temiéndose recíprocamente, están unos en constante vijilancia de los otros y en parte se abstienen de practicar robos como antes lo hacían. Ha empleado los medios que creía ofrecían idénticos re- sultados con los caciques Calfucurá y Quentrel y ha obtenido que el segundo se segregue del primero y solicite el segundo venir á este punto á estar en contacto con los cristianos. Ayer precisamente ha' llegado el Cacique Quentrel á este punto — 63 — con un número de Indios solicitando ausilio para desligarle de Calfucurá y como he dicho antes venir á ponerse á las órdenes del Gefe de esta frontera. He aprehendido la comisión de Calfucurá, segunda que vino conduci ndo las cautivas y parte de la primera, teniendo presos el número de 25 indios en su mayor parte de importan- cia para aquel Cacique. De esta prisión tenia esperanzas el infrascripto de obte- ner ventajosos resultados para esta Frontera según la combina- ción formada para el efecto. Ha conseguido también comprometer de un modo sério losindios de Chipitrúz y Calfuquir, por la escursion que lucie- ron como lo cumunique a V. E. sobre la tribu de Calfucurá, pues aunque no ha dado un resultado material por cuanto an- tes de llegar al punto donde se dirigían encontraron al Cacique Quentrel, es sin duda de trascedental importancia en lo moral: estos trabajos que pueden llamarse preparatorios, ofrecen los mas convenientes resultados que es posible obtener de los Indios en bien de esta Frontera; pero no obstante separarse el infrascrito de ella, en cumplimiento de lo dispuesto por la superioridad, tratará de informar al nuevo Gefe de todo lo que se relaciona con esas tendencias á fin que pueda alcanzar idénticos resultados. El infrascrito se lisonjea con la esperanza que el Gefe nombrado por el Superior Gobierno para esta frontera, ha de corresponder a las esperanzas del Superior Gobierno y ha de superar en sus trabajos á lo que por su parte ha liecho el infrascrito, y que ha de obtener por consecuencia mas sa- tisfacción que la que ha podido alcanzar durante ha estado al frente de ella el infrascrito.Agradezco íntimameute, Sr. Ministro, el nombramiento hecho para esta frontera y la disposición de pasar á la de la Costa, pues el enorme peso y responsabilidad que pesaba so bre mí, como Gefe de ambas fronteras en situación tan difícil, no era posible mo permitiera prestar la atención que re- querían el servicio de ellas, y asi tal vez no he podido satis- facer de una manera completa, apesar de la predisposición plena en que me hallaba para ello, á los deseos del Superior Gobierno Nacional y los.del Gobierno Provincial. Con esta féchame he dirijido al Mayor Barros espresán- dole que puede proceder á recibirse de esta frontera cuando lo estime conveniente, teniendo todo preparado para la entrega de ella. Quiera el Sr. Ministro espiesar al Superior Gobierno mi mas intima gratitud por su acertada disposición, agregando que solo siente el infrascrito al separarse de esta frontera, no haber hecho mas en bien de ella de lo realizado durante ha estado á su frente, pero que si ello no ha tenido lugar, ha sido por no haberle sido posible, sin embargo de haberse des • velado por alcanzarlo—Dios guarde á V. E—Benito Macha- do—Es copia—Machado. iv. i» Azul Enero 31 de 1866—Comandante en Gefe de las Fronteras Costa y Sud—Al Exmo. Sr. Ministro General de Guerra y Marina de la Nación Coronel D. Julián Martínez. Participo á S. E. que al hacer entrega del mando de es- ta Frontera al Sargento Mayor D. Alvaro Barros, en cumpli- miento de la disposición superior pasaré á la de la Costa y — 66 — llevaré conmigo los indios de Calfucurá que se bailan presos en este punto. Faltando una de las cautivas que llevaron en la última in - vasión, he pedido no solo esta, sino otras que tengo conoci- miento existen en los Toldos de tiempos pasados; y al llevar dichos indios lo hago en el concepto de obtener los resultados que espero de la marcha que he observado con ese cacique, y poder asi continuarla para que no pueda fracasar. Para el buen éxito, conviene que se sirva S. E. disponer que el nuevo Gefe de esta frontera me envíe incootujente de recibida, toda comunicación que me dirija este cacique. También solicito del Superior Gobierno la autorización competente para que en caso envié Calfucurá la Comisión que le he pedido, mande el Superior Gobierno á rectificar sus tratados de Paz pueda yo celebrar esos tratados que con cono- cimiento sobre este Cacique y las bases que convienen esta- blecer, pueda obtener un resultado que garántalas segurida- des de que las ha de cumplir religiosamente, porque de otro m odo ellas son ilusorias como lo han sido hasta ahora, y po- co se habría adelantado para evitar sus invasiones, si esos tratados no se celebraran de un modo mas conveniente. La política empleada para con los indios no deja de te- ner su complicación, por el encadenamiento de las distintas tribus—el sistema observado con Calfucurá fpara con Quen- trel, del mismo para con las tribus de Catriel y de Chipitru y Calfuquir—el que se ha seguido con Quentrel para con Cal- fucurá, Catriel y Chipitru, el de estos para con aquel, y el que ha sido necesario emplear para con todas estas tribus por parte del Gefe de la frontera, es la que puso en juego el in- frascripto para obtener resultados de gran conveniencia para— GO- la frontera, y á fin de no destruir lo que ya se ha adelantado — en ese sentido se hace necesario, continúe en negociaciones con ellos, como también se me autorizo llegado el caso indi- cado para tratar con la Comisión de Calfucurá. Seria sensible, Sr. Ministro, que una vez combinados me- dios que ofrecen tan satisfactorios resultados, estos se hicie- ran desaparecer después de tantos trabajos, para colocarse en ese camino: y perderse los frutos de ellos, que pueden ser tan bondadosos como no trepido en creerlo.—Dios guarde á V. E.—Benito Macfiado—Es copia—Machado. IV. 13. Buenos Aires Febrero 20 de 1860—Al Gefe de la fronte- ra Costa Sur, Coronel D. Benito Machado—Impuesto el Go- bierno de la nota de V. S. fecha 31 del pasado en que hace relación de sus procedimientos con respecto al Cacique Cal- fucurá, para obtener el rescate délas cautivas tomadas por sus indios, y en que propone continuar las negociaciones con el mismo hasta tener un resultado que ofrezca la seguridad de que ha de cumplir los tratados celebrados; ha aprobado su proceder autorizándolo para proseguir dichas negociacio- nes del modo que lo indica on su citada nota, á cuyo fin se dá el correspondiente aviso al Geíe de la frontera Siid.—Dios guarde á V. S.—Julián Martínez—Es copia—Benito Ma- chado. IV. 11. Sr. Coronel D. Benito Machado—Salinas Febrero 24 de 1806—Mi mas respetado señor tuve el gran justo del rre- sibir su apresiable carta a dondo V. me abla qepase mis chas- qes a donde el señor Presidente i me abisa qe me qeren dar malón yo ya estoi prebenido i le doi las grasias a V. señor por estos aoisos qo V. me ase pues ya yo qreo qe V. me mira como amigo i yo amigo no nv; olbidare nunca de V. por una cosa no mas tengo sentimiento con V. por mi Curigill i mis dos hijos qe me agarado sin tener ninguna culpa estos pobres me los aecho padeser pero pido un favor en V. señor que dege me large a todos mis soldados qe mea agarado i amigo no ei podido encontrar mas qe dos pero mea costado mucho trabajo mea costado mis prendas de plata i animales asi es qe me cu- esta mi trabajo para estar bien con V. le mando la negra Mag- sima i otro muchacho los mando al Asul o porqe sea ido tan lejo amigo pero yo qnero qe me entrege á toda mi jente aqi en el Asul i también amigo lo qe an echo con migo es para sen- tirse bien yo lei mandado ados cautivas i cautivos pero an te- nido balor del saqiarme amissoldados le an agarado todo lo qe lleva van asta un par de espuelas, de plata le an agarado a mi jente pero yo espero de V. qe aga un grande empeño para qe me entregen todo lo qe me an agarado espero de V. qe me les tenga lastima a toda mi jente de me les alguna cosa pues ami- go como ser mudas de rropa ponchos i chiripa i botas i pa- ñuelos de seda es favor qe espero de V. señor Coronel. Y también pasa mis chasqes para Buenos Aires a donde el señor presidente aser mi tratado de pas para el estar bien con los cristianos pero espero do V. me aga el favor del ayu_ darme i rrecomendarmo a mis chasqes al señor Presidente paraqe me los rresiban bien i me los gratiliqen bien pero co- mo ya V. me lo aprometido de qo me ba ayudar cuando mar- che mi chasqe a Buenos Aires por esto espero este favor á V. muchas memorias le manda mi hijo Namuncura i Bísente— 08 — no ai raas qne ablar S. S. afmo amigo—Juan Calfucurd. Yo le mando muchas memorias á V. i conteste mi carta qe le mande el3 de Febrero i lepidoun favor a V. agame el fabor del mandarme una muda de rropa i una chiripa este es favor qele pido a X.—Bernardo Namuncura -Es copia—Machado. TS. 18. Comandante en Gefe de la Frontera Costa y Sud—Tres Arroyos, Marzo 5 de 1866—Al Exmo. Sr. Ministro General de Guerra y Marina de la Nación, Coronel D. Julián Martínez —Por nota recibida en la fecha del Sargento Mayor Don Teodoro DiazGómez encargado del mando de la frontera Sud, tiene conocimiento el infrascrito haber llegado al Aznl una comisión de Calfucurá conduciendo dos cautivas, una que era la que faltaba de las que fueron llevadas en la última inva- sión y la otra de las que reclamó el que suscribe al cacique mencionado que sabia habian sido llevadas en otra época, se- gún lo manifesté á V. E. en nota del 31 de Enero último. Por esa misma nota pedi á la superioridad la autoriza- ción para celebrar los tratados de paz con ese cacique, para cuyo efecto le pedí el envió de una comisión, y como esta comisión pase á Buenos Aires crée el infrascrito que haya ve- nido contal objeto, por lo que se permite reiterar esa petición, considerando lo gran conveniente que es, celebrar nuevos tratados que tengan garantía de su cumplimiento: y siéndoles conocidas al infrascrito las bases esenciales para alcanzar ese resultado, espera que se le acuerde dicha autorización. El que suscribe se permite decir á S. E. que no obstante haberse empleado medios, que se han creído conducentes á neutralizar los resultados que ha buscado, con la política — 69 — seguida con Calfucurá, aquellos han sido infructuosos y crée que pueden aun asi alcanzarse siempre que se me conceda lo pedido, de otro modo S. E. comprenderá que los resultados no podrían ser menos que lamentables, como inmensamente perjudiciales á los intereses de estas fronteras. Existiendo pues en este campamento los indios de Calfucu- rá que se hallan en rehenes, el que suscribe espera que la supe- rioridad se sirva resolver sobre el punto indicado, porque si la resolución Superior fuese contraria á lo solicitado, la per- manencia de ellos no tendría objeto en esta división, desde que es la cosa esencial para alcanzar los resultados que bus- ca el infrascrito, en las negociaciones seguidas con ese ca- cique. En tal concepto espera el infrascrito que S. E. se servirá elevar la presente nota A la superioridad para que en su vista se sirva disponer lo que estime de su superior agrado—Dios guarde áV. E. — Benito Machado—Es copia—Machado. wr íe. Comandante en Gefe de las Fronteras Costa y Sud—Tres Arroyos, Marzo 29 de 1866—A S. E. el Sr. Ministro General deGuerra y Marina de la Nación, Coronel D. Julián Martínez.— He tenido el honor de recibir la nota de V. E. fecha 9 del cor- riente, por la que dispone que no obstante lo dispuesto ante- riormente envié al Gefe de la Frontera Sud la Comisión de Calfucurá que conservo detenida esperando el resultado de las negociaciones pendientes que en ningún caso serán prove- chosas, y seria la Frontera Sud la que sufriría las consecuencias de un rompimiento con los indios, etc. En contestación me permito decir á S. E. que por las di-— 70 — versas ñolas que he din ¡ido á S. E. he demostrado que pueden alcanzarse convenientes resultados por estas negociaciones, como efectivamente se han obtenido; pues hasta hoy son las siguientes: primero el rescate de las cautivas llevadas en la úl- tima invasión y otras que existían en los toldos de otro tiempo; segundo, evitarse una fuerte invasión que debió efectuarse a Bahía Blanca; y tercero evitar otra que debía tener lugar á esta Frontera, y según lodos los datos se dirige á la del Centro ó Norte en un número considerable de 1500 lanzas. Como por la disposición del 20 del ppdo. debia yo conti- tinuar dichas negociaciones, he mandado chasques á Calfu- curá que han ido acompañados de indios de los que se hallan detenidos, y como hasta la fecha no han regresado, no pue- do conocer la última dispocision de aquel cacique, si será contraria hasta lo que hoy ha demostrado, que en caso asi no serian provechosos los resaltados de esas negociaciones que hasta hoy demuestran el éxito mas feliz para esta Frontera. Por lo que me permito decir á S. E. que, si no obstante esto he de dar inmediato cumplimiento á lo dispuesto por la Superioridad. Como esas negociaciones no es presumible que sean con- tinuadas de la misma manera que las lia seguido el que sus- cribe, por cuanto el Gefe de la Frontera Sud no tiene cono- cimiento do como ellas fueron iniciadas, es mas que prova- ble que los resultados no sean los que se han buscado, y co- mo si ellos fueran perjudiciales solóse atendería á que eran consecuencias de dichos negocios y toda responsabilidad gra- vitaría sobre mi, sin atender á que causas que no había sido yo el motor de ellas, las habían producido. Pido á V. E. se sirva acordarme la aprobación por lo prac- ticado hasta hoy, y ex iterarme de toda consecuencia que » pueda sobrevenir en adelante á causa del cambio de dirección que por la última resolución se da á esas negociaciones: esto es la responsabilidad que podria gravitar sobre mi, si yo con- tinuara esas negociaciones cuando aquello tuviera lugar. La parte mas comprometida de Frontera es esta Sr. Mi- nistro, y es aquí sin duda que ha de tener luguar cualquier invasión que practiquen los indios, porque la opinión del in- frascrito es que los indios presos en la Frontera Sud, no ga- rante esta, y que hallándose aquí ambas se hallan garantidas, como ha sucedido hasta la fecha: es consecuencia natural que, concluidas mal esas negociaciones, los indios han de buscar venir á esta que es donde se encuentra el Gefe que las inició. Espera el infrascrito la resolución Superior sobre la pre- sente nota—Dios guarde á V. E.—Fenito Machado—Es copia Machado. N IT. Tres Arroyos Abril 2 de 1866—Comandante en Gefe de la frontera Costa Sur—A. S. E. el Sr. Ministro General de Guerra y Marina de la Nación, Coronel D. Julián Martínez— Habiendo regresado los chasques que envié á los toldos de Calfucurá, han sido conductores de dos caulivas que remite ese Cacique, existiendo con estas, tres en este Campamento con otra que había mandado anteriormente, completando con estas, doce cautivas yá mandadas—siendo ocho de las que llevaron en la invasión d i Noviembre último, y las otras cua- tro de lasque existían en los Toldos de otros tiempos. Como este Cacique ha correspondido de un modo satis- factorio á las exigencias que le he hecho en las negociaciones seguidas con él, en virtud de la autorización superior de 20 de Febrero pasado, la cual queda sin efecto por la del 0 del— 72 — corriente, le he prometido remitirle un hijo del mismo, con algunos indios de los que se hallan detenidos, los que estoy en el deber de enviárselos en cumplimiento del ofrecimiento hecho. Solo falta que envié la Comisión con que se han ds ce- lebrar los nuevos tratados de que hablé á V. E. en nota an- terior, y en vista de la cual se me acordó la autorización para continuar en esas negociaciones, pero no pudiendo esto te- ner lugar por la segunda disposición, asi que remita dicha comisión la haré pasar ante el Superior Gobierno, para los íines que estime la superioridad convenientes. Estas negociaciones con Calfucurá, me habia propuesto ganar todo el tiempo posible y valerme de medios que las hicieran duraderas, hasta la terminación de la guerra del Pa- raguay, en que podia mejorar la condición de dichas fronte- ras y ser menos temibles sus invasiones—Dios guarde á V. E. —Benito Machado—Es cópia—Machado. Vi. 18. Tres Arroyos Abril 5 de 1860—Comandante en Gele de la frontera Costa Sur—Al Exmo.Sr. Ministro General de Guer- ra y Marina de la Nación Argentina Coronel D. Julián Martinez —Tengo el honor de participar á S. E., que en la fecha existen en este Campamento dos cautivas recientemente enviadas por el Cacique Calfucurá, siendo una muger llamada Manuela Ló- pez perteneciente al «Rio 4 ° » esposa de Gavino Diaz é hija de Felipe Soria, fué cautivada hace un año y medio mas ó menos en un parage denominado Carnerillo; y el otro es un chico de nueve a diez años de edad; fué cautivado muy peque- ño pues no habla una palabra en castellano, ni recuerda de — 73 — sus padres; siendo según conocimientos, hijo de provinciano, se supone de Córdoba, su nombre es Ramón: la primera se- gún ella, tiene haberes y su padre posee fortuna, por lo que seria conveniente se comunicase hallarse en este punto, á fin que le proporcionara los recursos necesarios para traspor- tarse— ella espera que el mismo Cacique remita una hija que fué cautiva con ella que ha prometido mandarla, sin embargo de hallarse muy en el centro de las Tolderías: estas son las cautivas de que en nota anterior habla á S. E. Estos son Sr. Ministro los primeros frutos que han dado las negociaciones con Calfucurá, y que el infrascripto se lison- jeaba de alcanzar mayores-, por lo que no puedo menos que lamentar que el Superior Gobierno juzgue que ellas no han de ser satisfactorias. Cada paso dado por Calfucurá, lo pone al que suscribe, cada vez mas en la necesidad inprescindible de bajar á esa ca- pital á consultar al Superior Gobierno puntos que pudieran ofrecer hasta cierto punto el porvenir de la frontera. El infrascripto se lisonjea de haber obtenido estos resnl - tados, y solo lamenta que por la última resolución del Supe- rior Gobierno, no pueda seguir adelante buscando el bien ge- neral, que ha sido el móvil único que en estos negocios lo ha estimulado al infrascripto á seguir en ellas con la mayor asiduidad.—Dios guarde á S. E. — üenito Machado—Es cópia Machado. IV. 19. Buenos Aires Abril 7 de Í80G—Al Gefe de la Frontera Costa Sur, Coronel Don Benito Machado—El Gobierno ha re- 10— 74 — suelto que V. S. baje á esta Ciudad con el objeto de dar in- formaciones sobre asuntos relativos al servicio de la frontera á su cargo, y ha nombrado 2. ° Gefe de la Frontera Costa Sur al Teniente Coronel Don Juan A. Noguera, á quien V. S. hará reconocer poniéndolo en posesión del mando en el acto de recibir ésta, debiendo hacerlo con las formalidades estable- cidas—Dios guarde á V. S.—Jxtlian Martínez—Es cópia— Machado. m. *©. Comandante en G_fe de la Frontera «Costa Sur»— Tandil Abril 18 de 1866—A. S. E. el Sr. Ministro General de Guerra y Marina de la Nación, Coronel Don Julián Marti- nez—El infrascrito ha tenido el honor de recibir la nota de S. E. focha 7 del corriente, por la que se sirve comunicarle, haber sido nombrado 2. °Gefe de la Frontera de mi mando el Teniente Coronel D. Juan A. Noguera, y por la que dis- pone haga entrega de ella á dicho Gefe bajo las formalidades de orden, y baje.el que suscribe á esa Ciudad por asuntos del servicio. El infrascrito dará inmediato cumplimiento en la parte que corresponde al reconocimiento como 2. ° Gefe, pero re- ferente á la entrega de la Frontera y bajar á esa Capital, espero queel Superior Gobierno so sirva resolver sobre la nota que dirigí a la superioridad, y que en cópia tengo el honor de ad- juntar; por lo que se permite pedirla resolución superior con la premura posibie para dar el cumplimiento debido á la nota referida—Dios guarde á S. E.- Benito Machado—«Es cópia— Machado. — 75 — IV. 91. El Comisario Pagador de la Frontera Sur y Costa.—Cam- pamento en Tapalquen Abril 27 de 1866.—Al Señor Coman- dante en G fe de la Frontera Costa Sur, Coronel D. Benito Ma- chado.—No habiendo aun terminado el pago do esta División, niel délos Fortines adyacentes á esta Frontera, el infrascripto se permite esperar á llenar su cometido y también instruccio- nes á este respecto de su Gobierno.—Dios guarde á V. S.— Federico Oromi.—Es cópia—Machado. IV. 99. El Comisario pagador de la Frontera Sur y Costa—Cam- pamento en Tapalquen Abril 30 de 1866.—Al Señor Co- mandante en Gefe de la Frontera Costa Sur Coronel D. Beni- to Machado - El infrascripto ha recibido la nota de V. S. fe- cha de ayerá la que se permite contestar, que con arreglo á sus instrucciones dictadas permanecerá aquí hasta tanto reci- ba las que espera del Superior Gobierno Nacional.—Dios guarde á V. S.—Federico Oromi.—Es cópia—Machado. IV. 98. Ministerio de Gobierno—Buenos Aires Abril 30 de 1S66 —A) Juez de Paz del Partido de Chascomús.— El Señor Mi- nistro de la Guerra Coronel D. Julián Martínez, pasa hasta la frontera á desempeñar una comisión importante del servicio Nacional. El Sr. Gobernador ordena á V, preste al Sr. Ministro— 76 — toda la coopercion qne requiera de hombres, armas, caba- llos etc.. No solamente será puesta á sus órdenes la Guardia Na- cional de Caballería, sino también la Infantería de los pueblos si él llega á necesitarla. Prevengo á V. que el Coronel D. Benito Machado ha ce- sado en el mando de la Frontera y del Regimiento «Sol de Mayo» y que en consecuencia no debe V. obedecer orden nin- guna emanada de él. Cuenta el Gobierno con el mas exacto cumplimiento de estas instrucciones por parte de V.—Dios guarde á V. mu- chos años.—Cárdenas.—Es copia—Machado. nr. aa. Al Sr. Corronel Dn Venito Machado—Salinas 22 de Abril de 1866. Mi mui rrespetado señor compadre tengo el mayor gusto del contestar su apreciable carta adonde me aaluda ami i ami familia i amis capitanejos le doi las grasias por su buena in- tensión qe V. tiene para conmigo á Dios grasias estoy bueno sin nobedad i yo espero su buena salud de Y. señor compadre i á todos sus] oficiales i Capit ules. Sr compadre, pues su apresiale carta asido conducida ami poder imi pobre hijo Gorosito por objeto del haber deja- do una hijita esa pobre mujer qe bino allevar mi hijo Pichicu- ra, pues agora como ya Dios aqerido qe seamos compadre ya lo sumos señor pero ci encontrado la chica Ramona, pero asi- do afuerza de prenda, pues señor qe me parece qe yo abre cumplido ya con V- porqe todo lo que me pide yo cumplo con i — 77 — V. señor por eso que ya me parece seremos buenos amigos pues asi me susedio con el ieneral Urqiza asi me empeso ape- dir cautivas i yo siempre fui cumplidor con el i agora V. lo aechólo mismo, pues yo no mei cansado sobre todo lo que V. mea pedido, bien señor bino por primera mi hijo Pichicura i lo mande otra vez pues si yo usase de alguna mala intensión para con ustedes no mandaría ami hijo Pillqicnra yo si en caso tuviera algún sentimiento por lo qe V. mcatomado preso ami cuñado Curigill i amis dos hijos yo no teñiría lastima amis hijos ni tampoco amis mujeres pero como \a estoi can- sado de Gerras por esto yo no ei querido tent:r ningún senti- miento y para que V. qreiese de mi bordad le se mandado ami hijo i agora seba otra vez mi hijos Pillqicura con esta pobre chica, pero yo espero de V. señor de qe lo mas pronto en cuan- to llegue mi hijo me haga V. el favor del mandarme a toda mi gente, pero se entiendo qe curigill se benga con toda mi rra sion y la rrasion atrasada también yo espero señor. Señor compadre de agora le diré á V. qe jamas culpe con migo que are yo señor de tantos indios qe ai como qere que los gobierne atantos como ai, pues agora yo sin saber se an ido, a inbadir al Casique Coliqeu pues no le ase señor algún diayG faltare pues no le de cuidado sobre de esto si en caso sale algu- na invasión para alguna parte qe yo le avisaré lo mas prouto pero también le encargo a V. qe no se descuide nunca lo mis- mo diga le al Comandante de Bahía qe no se haga lerdo nunca porqe estos, picaros seban de ados arrobar, i agora disen de qe ban a inbadir a chucul yo le aviso á V. paraqe V. tenga la bondad del escribir a los rricos de alia. Señor yo tengo sentimiento con los caciques de la pampa con Callfuqir i chipitrur qe les ago yo a estos yo no se mi culpa qe yo tengo con ellos pero amigo V. nunca se descuide con— 78 — ellos porqe si en caso cuando V. le falte con lo que le pide ya baser sus contrarios ya á V, lo tendrán de contrarios ya enton- ses se van amigos con raigo esto le digo amigo y qreamelo qe algún dia se acordara de mi de lo que le digo porque yo soi un hombre que se i conosco lo qe somos nosotros qno somos indios. ldigamele ámi cuñado curiqill qe me mande sien yeguas adelante porque me encuentro mui pobre no tengo como man- tener ami familia i también agame V. el favor del bestirme bien á mis pobres indios qe yo le agradesere como buen com- padre qe bamos aser conmigo no pierda cuidado qe cuando yo doi mi palabra soi firme asta morir i asi lo bamos aser, bamos aser compadres de beras V. ba aser Ayijado ami hijo Pichicura paraqe seamos mas firmes para toda la vida i le digo á V. qe yo espero amis indios chilenos qe bienen sberme i biene tambieu mas indios Guilliches estos que ablan como los extranjeros i los espero pero estos no bienen apeliar solo bienon aberme i negosios qe traen de tejidos estos en cuanto llegen entonces yo mandare á unos de mis hijos acompañados con algunos Caciques qe vengan-cntonces asi bamos a estar de buenos amigos no ai mas que hablar le manda muchas memorias mi hijo Vicente—S. S. afmo compadre. Juan CaJfucura—Es copia—Machado. XV. 99 S. Coronel En Gefe Dn. Benito. Machedo—Estimado ami- go por esta tengo el gusto de saludar a V. de alegrándome in- finito que rresibo de esta se alie gosando de cabal Salud en con paña de todos sus gefes y ofisiales que lio y toda esta su casa quedamos buenos para lo que guste mandar. I — 79 — Amigo y con padre por esta tengo el gusto de desir á V. como que a sido en mis manos su aprcsiable nota y enterado de su contenido digo á Vd. que he tenido mucho gusto de aver mi ami yjo pichicura como también le digo que en el mismo que me tome ce todas sus ordenes y todo lo que V. me dice me puse en diligencia y encontré estas dos cautivas que Vd. me pide y su portador que es mi yjo pichicura Se las lleva junto con sus con pañeros que lo acompañan que manda mi cuñado ancalado asies amigo Coronel que doy las grasias avd. por lo tan bien que me abla ymedice y creo que ahora que darán los caminos abiertos para mi y toda mi gente saliendo en libertad ami cuñado Curubil ya todo mijos asies amigo coronel que hubo invasión y rresebi este bochor por cuaso de estos la drones pero son los capitanejos casiques y capitanejos de qen- triel no son mi os. amigo Coronel mas fué una invasión para la provincia de Cordova y antomado un cristiano y leantomado declarasio- nes y les adicho como que Ha le anganado la guerra al S. pre- sidente y que solo pasar á esta provincia nomas le falta al gobierno del paraguai ydealli les a gusta do ladrones y dicen que van a volver ir arrovar asies amigo coronel que le digo que deve de tener cuidado con semejantes infames porque no se cansaran de rrobar por eso pido y suplico av. el con padre y amigo que lo mas pronto que pueda me los largue por que sc- lo mi cuñado curubil y mis yjos los que Vd. tiene solo ellos son capases para andar de chasques que los demás que teugo son como aves-trus que no sirven de nada y solo ellos son ul- lelespara esos asuntos, y creo amigo según meavenido a pro- testao miyjo que no faltaron de alli de su presencia por la buena amistad que hoy por hoy medatl vd.— SO- mas amigo coronel le pido con todo mi corazón que sea- mos conpadres que es el respetos mallor en el cristiano que el yjo conpadre yguala ese sacramento asi le pido paque nos rrespetemos y no seamos errados y vivallo bien con vd. mas le digo con padre y amigo que lia saliendo mis yjos y mi cuñado en libertad pido avd. que las ydas de mis chas- ques ante vd. adeser cortando los canpos porque B. B. esta muy airas mano y cortando es mas cerca poraue habiendo no- vedades de apuro en mui larga la distancia para B. B. mas le digo con padre que mi cuñado Curuhil asido preso por vd. y me pidió cautivas por la libertad de mis pobres indios y ere que lia deven de estar en libertad porque las dos que faltaban Ha las lleva su chasqne que mi yjo pichicura, asies pido avd. conpadre que conforme la rresiva me largue mis po Bres que se vengan y me traigan mis rrasiones que deven de rresibir en el asul. mas me dice vd. siqero pase Curubil para Brs. digo avd. que no porque todavía no se avisto conmigo y como le boy aser pasar de alli apesar que rresien sale nome ser propio alio. masle digo que lio estoy centado en el vltimo rincón de mi casa sinmoverrae paranada y mi misma es la que am me condena con cuentos siquiera juese sierto qeablan tanto de mi i no son mas de conversasiones falsas acaso sillo fuese algún onbre traidor abia de aver tenido tanta pasiensia con mis po- bres yjos y micuñado en toda la prisión que antenido sy jue- ce arrevatado botaría toda mi familia y llamaría todas mis juersas de chile que tengo mas de 10 mil onbres y por que megusta tener rrelasion con los cristianos y amistad no me gusta detener peleas ni ver corre sangre entre denosotros si — 81 — hubiera enemigo estrangero y Vd. me diga bengu alludeme aysi estaría pronto para todo pero con Yd. no quiero disjuslo por que de ande meresco un trapo para ponerme y llerva pa- ra tomar un mate y para untodo. ásies conpadre que le prometo por mi parte no tendrá mala queja y no se ande cansar los caballos para galopiar an- te Vd y por fin ante de todos los gefes de B. B. y tanbien le digo conpadre que cuanto ladrón se mueva arrobar de acá tendrá Vd el parte sea ala ora que se juese mas digo conpadre como que me mandadesir que le mande un cavallo bueno pa- ra andar y que sea corredor digo que le mando un cavallo negro obero pero nose que tal sera por que es muy nuebo pero siquiera para memorias ade estar bueno. sin mas conpadre en el mismo momento que pase mi cu- ñado para el asul que metraiga toda rrasíon y alguno que se vengan para B. B. que ande llegar prime para que meden asa- ver de lodo. Sin mas lo saluda su conpadre yaMigo que lo es—Juan Calfucurá—Es copia—Machado. n. a«. Comandante en (Jefe de la Frontera Cusía Sur.—Tres Arroyos Mayo l °. de 18GG.—A S. E. el Sr. Ministro General de Guerra y Marina de la Nación Argentina Coronel J>. Julián Martínez.—Cumplo con el deber de participar á V. E. haber llegado el dia de ayer á este Campamento el bijo de Calfucurá que había enviado á los Toldos, conduciendo una .cautiva de ocho años, cuya madre fué remitida bace poco y se halla en este Campamento, como tuve el honor de comunicar á V. E. por ñola anterior de íi del pasado. 11— 8í — Considerándolo conveniente espero qne si S.E. lo tuvie" ra á bien se sirva decirme si lie de remitir dichas cautivas á esa Capital en vista de lo que comuniqué antes.—Dios guarde a. V. E.—Benito Machado. v£s copia— Machado. W. «T. Comandante en Gefc de la Frontera Costa Sur.—Tres Ar- royos Mayo 2 de 1866.—A S. E. el Sr. Ministro General de Guerra y Marina de la Nación, Coronel D. Julián Martínez.— Con el Sr. D. Pedro Machado, envió á disposición de S. E. dos cautivas madre é hija llamadas Manuela López y Ramona Diaz, que fueron remitidas por Calfncurá según lo comuniqué á S.E. en 5del pasado, para que si lo tuviera á bien se sirva disponer sean trasportadas al «Rio 10> donde pertenecen.! El muchacho de que hacia referencia la misma nota, nom- brado Ramón, queda con un tio á cargo de él. en el Tandil. Las demás cautivas han sido restituidas á sus familias porconducto del Juez de Paz de Tapalquen, á exepcion de dos que el Comandante Barros remitió al Superior Gobierno, una negra, blanco el otro.—Dios guarde á V. E.—Benito Machado —Es cnpia—Machado. M.M. Señor Corone! 1). Benito Machado.—Fortín Resistencia Mayo 12 de 1866—Amigo y muy si ñor mió: Las voces es- parcidas por acá de que Vd. está sublevado contra nuestro Gobierno no son precisamente por personas vulgares; pues hace ocho ó diez diasque el Mayor Gómez vino todo alarma- do á llevar la pieza de artillería de miedo que viniera Vd. á — 83 — arrebatarla y nos dijo que Vd. se habia sublevado contra el Gobierno, y todo esto ha sucedido habiendo soldados delante, que es lo mas triste para mi; ahora, pues, Sr., cual habrá sido la alarma y la desmoralización de la tropa al oir tales palabras, que solo ini moderación y serenidad ha podido calmar. Si al notaren todos estos dias que han trascurrido al dis- gusto y sobresalto en que ha quedado esta fuerza, he tenido la necesidad de formarlos y decirles que no tienen que tener cuidado desde el mero hecho que ellos han venido á esta fron- tera por orden del Superior Gobierno y de guarnición á este fortín por orden del gefe superior de esta frontera,y que desde que ellos sirvan de buena fe nada tienen que temer; solo con las disposiciones del Gobierno y las ordeños de nuestro gefe superior las que debemos creer y respetar, y en un caso quo algo hubiese sucedido ó por suceder ya habríamos observado algunas disposiciones del Superior Gobierno, y yo, ya hubiese recibido alguna orden terminante de nuestro Gefe Superior, y que lo cual habrán visto lo contrario que todo está tan tran- quilo y que bien lo verán en mi el descanso con que estoy con todos mis hijos en este punto tan aislado. Bien mirado todo lo que dejo dicho, como podré dar el mejor cumplimiento á mi gobierno y á las órdenes de mi Gefe con tropa desmoralizada y de poco tiempo llegada á este punto y que no mu conocen bien, y como podré Sr. estar tranquilo cuando veo que no tengo la segurid »d de poder cumplir todos mis deberes en el sagrado servicio déla Patria y del Gobierno, dando el mayor cumplimiento á las órdenes de mi Gefe y so- bre todo para que no se le eche 4 V. S. en cara que es quien me confió este punto y medió esta colocación; es por esto, Sr., que yo tal vez me veré en la dura necesidad de pedir mi retiro— 84 — después de once años consecutivos do servicio en oslas Fron- teras, y el motivo de no haberlo solicitado Insta la fecha es por que no he creído nada de lo que han dicho de vd. como asi lo espera en Dios y lo saluda corno siempre con el mayor respe- to su atTmo. amigoyS.S.—Benjamín Pereyra.—Es copia — Machado. Sr. Coronel: agrego á lo que digo á Vd. en mi carta que el principal motivo de estar tan alarmada la tropa es por que el Mayor dijo ese mismo dia que estuvo, que si se llegaba á avistar de el lado de los Tres Arroyos alguna fuerza, ó del lado de afuera que sin hacerla reconocer nos pusiéramos en marcha para la División y si no tuviésemos tiempo, que cada uno agarrara por su lado y por donde le pareciera, y esta no fué una orden que se me dió ámi reservada como Gefe de este punto y que es como debería de ser, sino que han sido pala* bras que virtió el Mayor delante de individuos de tropa y que esto solo podría valer para autorizar la tropa á gorbernarse de si sola; y es por esto que digo á Vd. tan repetidas veces que es difícil mi posición para poder cumplir con mi Gefe y con mi Gobierno, y por que estoy espuesto á la voluntad de la tropa y no podré sostenerme en mi puesto en caso de un avanze de los enemigos que pudiese suceder en estos dias una invasión, estoy espuesto á quedarme solo tal vez sin tener con quien mandar el parte á mi Gefe y á Vd. mismo que estoy en ese deber. Sr. todo esto no es una orden reservada ni como debería de ser poreso es que le hago a Vd. esta larga y cansada ma- nifestación atendiendo al bien de esta Frontera y al propio bien del Gobierno. Ahora si espero que vd. me diga si sera una falta qHe yo voy á cometer al pedir mi baja para entonces — 85 — sufrir todo el mal que pueda sobrevenirme; sin mas adjunto esta y soy de vd. igualmente que en la primera—Benjamín Pereyra—Es copia—Machado. TV 39. Tres Arroyos, Mayo 18 de 1866—Exmo. Sr.—Los ofi- ciales que suscriben pertenecientes al Rejiiniento "Sol de Mayo" al servicio de la Frontera Costa Snd con la venia de nuestro superiores ante V. E. respetuosamente nos presenta- mos y decimos: Que circulando con generalidad, á mas de haberse dado en algunos periódicos de esa capital, la noticia de que la divi- sión á las órdenes del Coronel Machado, de esta Frontera, se halla sublevada, y habiendo tenido conocimiento de algunas disposiciones superiores, que venían á confirmar tal noticia, colocándonos en situación degradada para el militar de honor, no podemos dejar de dirijirnos á S. E. rogando se digne in- fluir con el Superior Gobierno Nacional á fin do que se nos acuerde la vindicación de nuestro honor ofendido por esa ca- lumnia. Este regimiento de G. N., Exmo. Señor, lleva doce años continuos de servicios prestados en esta Frontera, sin que se le pueda recordar un solo hecho, que pueda en lo mas míni- mo borrar su reputación de gloria, de obediencia y de moral, que ha sabido adquirir. Diversos son los hechos Exmo. Sr., que asi lo comprue ■ ban, ellos contestan bien alto en honor de este Regimiento, las campañas en que se ha hallado, los combates en que se ha encontrado, y la vida constante de sacrificios en el servicio de Frontera, le han concedido titidos que siempre se empeñará— 86 — en conservarlos como ambiciona, también la conservación del Coronel Machado, Gefe, que siempre nos ha conducido á la victoria y estimulado á sostener con altara la dignidad y honor, adquirido en los diversos encuentros en que se ha hallado. Por tanto rogamos á V. E. se digno acceder á nuestra justa petición, acordándonos ll vindeiacion que pedimos: por la calumnia que se nos ha imputado, de una manera criminal, si como esperamos s > digna acordárnosla el Superior Gobier- no Nacional. Es justicia, Exmo. Señor,—Francisco Silva, Domingo Manza- nares, José Gorosito, Ramón Regalado, Ramón Rosales, Manuel Bobadila. Inocencio Tieres, Pablo Sera, Salomón Carballo, Anastacio Bazan, José A. Lima, Silvestre Sal* güero, Faustino Pesado, Federico A. Farias, Mardoqueo Sosa, Isidro Coria, Nicolás Flunir, Ramón Coria, Martin Manzanares, José Jara, Juan Mendoza, Alejandro Be- jarano, Maria Pérez, Manuel Acosta, Mateo Sosa, Gre- gorio Santellan, Baldomcro Guinazú, Francisco Leguisa- mon, Juan Senteno, Eufemio Reynoso, Juan Gil Suarez, Tomas Rodríguez, Eduardo Senra, Manuel la Portilla, José Diaz, Luis Cabrera, Relisano Vera, Gervacio Pon- ce, Pablo Daza, Andrés Atencio W. SO. El Comandante accidental de la frontera Costa Sur— Campamento Tres Arroyos Mayo 21 de 1866—A S. E. el Sr. Ministro en el Departamento de Gobierno de la Provincia Dr. D. Pablo Cárdenas—El infrascripto tiene el honor de diri- — 87 — girse á V. S , para que se sirva «.levarlo á manos de S. E. el Exmo. Gobierno Nacional, la petición que por órgano de la Mayoría de mi cargo, elevan los S. S. Oficiales del Regimien- to N° 17 «Sol de Mayo>; para que en vista de ella se sirva V. S. atenderla si lo estimase de su superior aprobación.— Dios guarde á V. S.—Ildefonto Pierez —Es copia—Machado. n. si Rueños Aires, Agosto, 1866.—Exmo. Señor:—Los ha- cendados que suscriben, alentados por las palabras con que Y. E. inauguró su Administración Gubernativa ante los Re- presentantes del pueblo, vienen respetuosamente á pedir en cumplimiento de tan solemne compromiso, su poderosa pro- tección, sobre la campaña de Rueños Aires en los momentos de conflictos á que ha llegado por la seria coalición de las tri- bus indígenas, que aprovechándose de la indefensa situación de la frontera, realizarán á poca costa la total destrucción de los valiosos establecimientos que han ido formándose con grandes sacrificios, í i la mano fuerte del gobierno no empeña prestamente todo su poder, para salvar la vida y la propiedad de los moradores en la campaña, y con ellos la fuente princi- pal de los recursos que forman la pingüe riqueza del país. Fuera escusado recordar lo que V. E. sabe bien por con- testes avisos, es decir: que vá próximamente á desplegarse sobre nuestras fronteras una fuerte invasión. Y cuando esto sea asi, ya se alcanza á comprender que careciendo en nues- tra actualidad la campaña de un poder armado y bien organi- zado que contenga y escarmiente á los rapaces agresores, la ganadería de los mejores campos va á desaparecer de una vez,y con ella la seguridad y la confianza, la prosperidad y el por- venir de la Provincia. Pero ann es liémpo, Exmo. Sr., de prevenir estos males- yaque no oponiendo un ejército de linea que fuera imposible improvisar, aprovechando al menos el ardor y decisión de la guardia nacional de campaña, siempre prontos á acreditar su patriotismo cuando son dirigidos por quienes merecen su confianza. A nosotros no nos corresponde traer á juicio los motivos que hayan podido contribuir á la sepjracion en que se halla de la comandancia de frontera, el Coronel Machado, por ór- denes del Gobierno Nacional. Pero cuando tomamos á cuenta los verdaderos intereses de la causa común, cuando buscamos entre los que pudieran colocarse al frente de una empresa tan importante como ne- cesaria, al hombre cuya voz sea universalmente seguida en la campaña; cuyo nombre reúna las simpatías de los que deben contribuirá tan sério compromiso; cuya pericia en el recono- cimiento délos campos y cuya esperiencia en est¿ género de guerra hagan preferente su llamamiento, séanos permitido decir, que engañaríamos á V. E. y al pais incurriendo en nues- tra propia decepción si lo buscáramos fuera del Coronel Ma- chado, que tendrá otros que lo rivalicen, que lo aventajen tal vez, en sus aptitudes marciales, pero que no es esto lo bastan- te cuando es preciso emplear una especial estrategia, y menos todavía cuando han de ser mandados soldados del pueblo en quienes es preciso, mas que todo, buscar la adhesión y la con- fianza que haya de merecer el que esté á su cabeza. No pretendemos, Exmo. Sr., erigir un caudillo. Este nombre no puede ya encontrar acogida en un pueblo que ha — 8» — aprendido, muy á su costa, todo lo que importa vivir bajo el amparo délas leyes y cuan caro le cuesta haber personificado alguna vez en un hombre los derechos inalienables de la so- ciedad. Pero si, queremos centralizar en una sola cabeza la di- rección de empresa tan ardua; si queremos reunir en un solo brazo el poder enérgico y activo con que es preciso ocur- rir á la magnitud del conflicto: si queremos remover los obstá- culos que ofrece comunmente la dirección del poder directivo en sus operaciones: si queremos evitar se debilite su influen- cia eficaz, por las emulaciones entre los que mandan inspira- dos por diversas ¡deas: si queremos ver establecida esa uni- dad de acción ante la cual retroceden todas las diferencias parciales y se hacen impotentes los esfuerzos mas bien com- binados. Dejamos de esponer á nuestro propósito, otras conside- raciones que surgen del caso actual, porque estamos ciertos de que ellas no pueden ocultarse al ilustrado juicio de S. E. y confiados en la verdad de sus palabras terminamos este es- crito, pidiéndole respetuosamente, se sirva llamar sin demo- ra la atención del Gobierno Nacional sobre lo que acabamos de esponer á fin de que valorando nuestra esposicion, en el interés público que lo inspira, tenga k bien proveer sin de- mora el caso urgente en que el pais se encuentra. Por tanto: Pedimos respetuosamente á S. E. se sirva acoger con decisión nuestra presente solicitud. Exmo. Señor.—Firmados—Marcelino Rodríguez, Juan Fer- nandez, Pastora Senillosa, Felipe Senillosa, Norberto 12Ramírez, Emeterio Garay, Telésforo Ponce de León, Primitivo de la Canal, Pedro Iturralde, Pedro Saens Va- liente, Dalmiro A. Seguid, Manuel Roseti, Daniel Arana, Fernando Otamendi, Irineo Anasagasti, Wenceslao Ra- mírez, Benjamín Zuveaurre, Elias Morales, Zoilo Peralta, Luis Burgos, Francisco Medina, Eustaquio Quiroga, Juan Biscarra, Ildefonso Pierez, Francisco Figueroa, Manuel Valdez, Pascual Muñoz, Domingo Gómez, Pedro Herrera, Eufracio Moreno, Manuel Sotelo, Antonio Arancivia, Pedro M. Lábao. Pedro Capetillo, Agustín Mendieta, Juan Ciriaco Gómez, Vicente Casco, Ramón Gómez, Sulpicio A. Gómez, José Gómez, Félix Egusquiza, Ramón Lara, Francisco A. Pereira, Elias Eseiza, Nícacio Sueldo, Juan L. Galindez. Eloy Olivares, Ramón Viton, Florencio Guirardo, Braulio García, Cipriano Valdez, Mariano Fernandez (hijo), Emiliano Valdez, Juan Cruz Barbosa, José Anasagasti, Alberto Márquez, José Migoni, Angel Olmos, Patricio déla Canal, José A. Lima. VICTORIA DEL NORTE LOS ESTADOS UNIDOS VOK Eli Conde do 3s¿Coiata.lemt>ert. Trsduceiou del Corres V. Doioíd?». BUENOS AIRES. MIPRÍNTl DKL SKJI.O, UAI.Í.K VICTOSU 153 18G5