EL EVANGELIO AMERICANO POR FRANCISCO BILBAO BUENOS AIRES Imp. ele la Soc. Tip. Bonaerense, 65—Tacuarí—67. 1864.DEDICATORIA Al áwMÉM Juan Ckaasai&g, diputa!) al Congreso Nacional. fundador y redactor del " Pueblo; " Al ciiidadaafi Francisco Lopez-Tnrres, redactor del " Pne iec/oí, e lhi/eágen/e¿ en/íc /oi rfuc7ics y eócaóos áái'ic/oiei de M ueu^cui-Itunciluo. '¿uc-y/io ame/o'. ac. Buenos Aires, Septiembre 1801. IDEDICATORIA Juan Cliassaing, diputado al Congreso Nacional, fundador y redactor del " Pueblo; " Al ciudadana Francisco Lopez-Torrcs, redactor del " Pueblo, CiÁt erfia el c/e (tSie^tu^áca. ££a dcc/ico a vc¿o/iot, mil amtyoá, ^lol^tie ict'l lec/d en/le /o& lec/oi, c bi/c£pen/e& en/ie /oí &¡e7icí y elcaéoi leii'tc/oleí e/e ta üetiariit- cfoño, respirar las harmonías de la creación, coimuncar directamente con el Eterno, en luz, en fuerza, en amor;— presentarte, ó pueblo, todas las virtudes, todos los heroís- mos, todos los sacrificios de los hombres libres, para cpie seas libre; y en fin emitir del fondo de nuestro ser incen- diado por la pasión del bien universal, la palabra de la ensefianza, la palabra de verdad que debe encarnar el pueblo soberano!—héahí mi deseo, mas no realizado. Yo pido al hombre ante todo, que me siga con el espí- ritu al desierto.—No hay revelación, ni verdad regene- radora, qne no exija del lector, del oyente, un momento al menos de absoluta soledad é independencia. Olvide- mos por un momento el movimiento del día, desaten- damos por un momento la rutina diaria, olvidemos el murmullo del pasado que nos acosa como enemigo ine- xorable. Sepamos en nombre de Dios, os conjuro her- manos mios, escacharnos nosotros mismos. Tengamos audacia para conocernos, audacia para atravesar las ti- nieblas. Rompamos la piedra que impide nuestra resur- rección, y libres en nosotros mismos, transfigurados so- hre las ruinas, del mundo envejecido, recibamos directa- mente, sin intermediarios ó mediadores fementidos, el testamento puro, la palabra viva de la eterna vida, la centella de la fuerza, y el inmenso amor. Mi libro es evocación de esa palabra, hermano mió.II. Revele pues; el hombre la palabra del hombre. Esa palabra, envi/tudáe la esencia de la humanidad, bri- lla desde el principio en la conciencia ven la inteligen- cia de cada uno. La primera palabra del hombre es la conciencia de sn yo, de su persona: es la revelación de la soberanía del hombre. A todos se dirige. Sea recibida por todos como el ger- men de luz lanzado por la Potencia-Suprema, para en- carnar en todos el esplendor de la verdad. Sea transmitida por cada uno con su palabra y con sus actos. Resuene en los clubs permanentes de los pue- blos. Sea proclamada' en los grandes meetinys de la de- mocracia. Que se enseñe en las escuelas; que tome las alas de la prensa, y sea la inspiración y la ley de todo magistrado. Que el artesano en su taller, el mercader en su tien- da, el peón en sxt faena, el campesino en su soledad, le presten un momento diario de atención. Permita el cielo que la filantropía de las Repúblicas y el interés de todos los gobiernos, haga llegar esa palabra al sal vage en el desierto, al bárbaro en su tribu, al proletario en el seno de siippale desgraciada. El letrado y el roto tene- broso, el rico y el pobre, el sano y el .enfermo, el feliz y el desgraciado, vean en ella la unidad de esencia, la fra- ternidad de la especie, la identidad del derecho y da glo- ria del deber. Sea recibida y aceptada esa palabra, y prometo re- munerar la hospitalidad que reciba, dando inteligencia al lerdo, ideas al ignorante, corazón al rico, y bendición del Soberano á la conciencia de todo hombre soberano. Porque esa palabra no es mia, sino de todos, y no so- lo de todos, sino del todo, del gran Dios que presencia eldesarrollo de la creación. No es de hoy, ni de ayer, sino eterna. Ella resplandecía en el principio, porque es la virtud inteligente de la potencia divina iluminando el yo* la personalidad del hombre. Y es de luz, no de tinieblas. Es la palabra que funda la distinción del bien y del mal, del amor y del odio. Es la palabra que hace de la fraternidad humana el egoísmo de cada-uno. No es solo la palabra del dere- cho heroico, sino también la del deber,—santificante. III. Tú, que vives, sin mas horizontes que el desierto de la pampa, ó la inmobilidad de la montana, y que no es- peras el bien, ni el bien-estar, ni la justicia de los hom- bres; ' Tú, que te ves rodeado de tus hijos y que al besar sus frentes infantiles, invocas al Padre con angustia, pol- la garantía de su vida y de sus almas; Tú que al contemplar á la virgen, ó á la muger sin mancha, quisieras cambiar con el aliento de tu pecho la atmósfera enviciada que la envuelve; Tú, que al contemplar á tu patria, la ves, como la tú- nica dé Jesús, disputada y destrozada por los traficantes y soldados»; Tú, que amas la justicia, y ves á la in justicia especial- mente cargando sobre el débil, sobre el pobre, sobre el ignorante, y á la maldad triunfante ostentar su impudor, y arrastrar su carro sobre la ley burlada; Tú, que amas ante todo lo verdad, y tienes que vivir presenciando el reyuado de los fariseos hipócritas, y es-— 11 — cuchar la mas escandalosa prostitución de la palabra, yo espero que aunque indirectamente, lia de llegar la hutna- nueva para todos. Tú, cpie amas la gloria, y solo ves el sacrificio como digno;—y vosotros todos los que queréis y trabajáis por- que el hombre tenga su pan, su hogar, su honor y su de- recho garantidos;—vosotros los que amáis, y mantenéis al Sol vivificante á despecho de los indiferentes, de los indolentes, de los egoistas que cifran su felicidad en "preparar un festín á los gusanos del sepulcro," no pen- sando sino en el cuerpo y para el cuerpo;— Vosotros almas selectas que sentís la misión del apos- tolado de la justicia y libertad, y á quienes atormenta el insaciable deseo, la sed inestinguible del infinito, vo- sotros "sal déla tierra" institutores de la personalidad, soldados de la cansa de la Providencia, apoderaos del divino testamento, anunciad el Evangelio Americano, arrancad el fuego sagrado del altar pan incendiar los corazones é iluminad la inteligencia de todos los que es- peran eldia de justicia, el fin de toda tirania, y la santa alegría de la paz. El Soberano. I. Hombre de América, tu honor es ser Republicano, tu gloria es haber conquistado la República, tu derecho de gobernarte á ti mismo es la República, y tu deber es ser-.o siempre. No permitir jamas otro gobierno, ni otra autoridad sobre ti mismo que la propia autoridad de la conciencia, el propio y personal gobierno de la razón in- dividual, bé abí la República, be abí la democracia, bé ahí la autonomía, bé abí lo que se llama el self-govekn- me.vt. Y no hay otro gobierno verdadero. j.Por qué?—Porque el hombre es soberano. Si el hombre es soberano, no puede haber otra forma legítima de gobierno que la que consagre é instituya y realiza la soberanía del hombre. , Si el hombre no es soberano, entonces la monarquía, el imperio, la teocracia, la aristocracia, la feudalidad, las castas sacerdotales, militares, propietarias, toda for- ma de tiranía ó despotismo es no solo posible, sino justa. Metafísica ó teología, moral ó religión, política ó ad- ministración, sistema de economía sobre la propiedad, el trabajo, el crédito, la producción, repartición y consumo de la riqueza, tienen que resolver del mismo modo la cuestión: O reconocer la soberanía del hombre ó negarla. La metafísica ó teologia que niegue la libertad es la raiz de toda esclavitud. La moral o religión que niegue la libertad es moral y religión de esclavos. La política ó administración que niegue el derecho de gobierno y de administración en todos, es política y administración de explotación y privilegio. Distribución de la propiedad, organización del trabajo, repartición de los productos que niegue la libertad y el derecho al crédito de todos, es feudalismo y proletariado, despotismo y miseria. La soberanía es pues el criterio de todas las ciencias sociales. Examinemos lo que es soberanía. Veamos si es el principio humano por esencia. Demostremos el axio- ma, si es posible. El hombre es individuo. Como individuo es él y nootro. Como individuo no se puede dividir. La indi- vidualidades condición fundamental de su existencia. ¿Qué es lo que constituye la individualidad del hom- bre? Su pensamiento, su conciencia, eu razón, su vo- luntad. Un individuo cuyos atributos esenciales son la razón y voluntad, es una persona. La personalidades la con- ciencia de la propia individualidad. Sé que soy yo, por má propio pensamiento. Si otro pen- sase por mi no seria yó seria otro ó parte de otro; y está probado que soy indivisible, é impartible. Sé que soy yo y no otro, por la conciencia de mi pro- pia voluntad. Si otra voluntad operase en mi, no seria yo, sino instrumento de otro, seria cosa de otro, que es lo que se llama esclavitud. Si soy yo, individuo, persona, propiedad consciente de mi yo, porque yo soy el que pienso, el que ejecutólos actos de mi personalidad, yo soy soberano. Es decir, que soy libre. La libertad es mi soberania. Soberanía es pues autoridad propia. Yo me mando, yo me gobierno. El gobierno verdadero del hombre es pues la soberania del hombre. El gobierno falso es el que niega ó no reconoce la igualdad de todo soberano. El fondo, la esencia del verdadero gobierno es pues la libertad, informa, la organización, la manifestación del verdadero gobierno es la igualdad. La libertad sin la igualdad, es el privilegio. La igualdad sin la libertad es la nivelación de los es- clavos. La libertad es la fuerza, es el elemento fundamental é indestructible déla asociación. La libertad es el derecho individual. La libertad como fuerza necesita dirección, es decir, que tiene una ley de su acción ó movimiento. La igualdad es la ley ó determinación de esa fuerza. Puede formularse la ley de libertad de este modo:Ser libre en todo hombre. Yo soy el hombre, todos los hombres. MI libertad es la libertad de todo». Si ser libre es mi derecho, ser libre en todos, es lo que se llama mi deber. Aspecto positivo: Conciencia, práctica, desarrollo, vi- da libre é integral de la personalidad: goze pleno y per- fectible del derecho. Gobierno absoluto de mi mismo. Aspecto negativo: Privación ó negación de todo loque pretenda divulir mi individualidad, apropiarse mi perso- nalidad, someter la independencia ingénita de mi pro- pio pensamiento. Negación de toda autoridad pública ó individual, de todo gobierno extraño ó extrangero que pretenda usurpar la propiedad de mi gobierno propio. Aspecto legal: Gobierno de cada uno. Independen- cia de cada ciudadano. Personalidad de todo hombre. Itazon individual sobre todo. Este es el derecho, que do tiene derecho de suicidio. Esta es la base de toda cons- titución. Este es el dogma que ningún hombre, ni par- tido, ni pueblo, ni sacerdocio, ni gobierno pueden negar. La soberanía: Es la verdad del hombre, por la que el hombre es. Si la humanidad se conjurase para necear- la, la misma negación seria la prueba de la blasfemia y de la mentira y de la cobardia de la especie humana;— porque al negarla, diria que esa humanidad envilecida hacia nn acto de soberanía para negar la soberanía;—asi como el hombre que negase el pensamiento, al negar que piensa, esta prolando qne piensa. Y como esa individualidad, esa personalidad, esa so- beranía propia, ese derecho del hombre, ese gobierno de si mismo, esa libertad realizada en mi conciencia, en mi voluntad y en lo exterior que me rodea, depende de mi razón individual, del pensamiento propio, de la con- ciencia que se dá cuenta de la verdad que preside á sus determinaciones, es evidente que el derecho, la libertad y la soberanía dependen del libre, propio, y personalejercicio de la razón individual en cada uno.—Si creo porque otro cree, no soy soberano. Si creo, si pienso lo (pie se me manda pensar, sin juicio propio, no soy soberano,—En la independencia de tu juicio, en el pen- samiento libre, en la razón pura, está pues la esencia de tu soberanía. El soberano es libee pensadoh. Xo lo olvides! Y no olvides que la condición del pensamiento libre, es juzgar por nuestra propia razón lo que debemos creer, lo que se nos dice que creamos, y en no ejecutar ningún acto sin la conciencia de que lo creemos verdadero. Esto quiero decir también que siendo por esencia so- beranos, Dios lia constituido la razón del hombre con principios necesarios que nadie inventa, que nacen con el hombre. Esos principios forman la soberanía, y nos hacen jueces de todos las ideas, conocimientos ó princi- pios que se nos quieren enseñar. Un ejemplo. Si te dicen á tí, pobre é ignorante ple- beyo, y quieren hacerte creer que Pedro ó Juan ó el san- to tal han estado y se les ha visto al mismo tiempo, en el mismo instante en Buenos-Aires y en Santiago de Chi- le tú dirás que eso es imposible, y dirás bien. Has juz- gado, lias hecho un acto de libre pensamiento, un acto de soberanía y has declarado con incontrastable verdad que es imposible. (En virtud de qué principio has dicho ser imposible que un hombre esté aquí y allí al misino tiempo? En virtud del principio innato, ingénito, que viene con tu razón, aunque no puedas esplicarlo, principio que se formula de este modo; una cosa no puede ocupar dos espacios á la vez; lo que está aquí no esta allí; ó de este otro modo: Todo movimiento se verifica en el tiempo, el antes, no puede ser ahora ni después. Todo moví* miento supone pasado, presente y futuro, todo movi- miento supone sucesión, es decir, un lapso de tiempo.Luego es imposible que un objeto, aunque sea lfl luz, re- corra al mismo tiempo dos puntos diferentes. Tú no te darás cuenta de estos principios, pero son esos principios los que te hacen juzgar y razonar y gobernarte á ti mismo. Ahora. Suponte, que no juzgaras, que no pensaras. Entonces te puedo hacer creer lo que quiero. Y si go- bierno tu pensamiento, podrás gobernarte á ti mismo?— Imposible. El que no piensa tiene que ser esclavo. Pa- ra ser libre y soberano es pues necesario pensar por si mismo, porque pensando por nosotros mismos, juzgamos según los principios eternos de verdad y de justicia que constituyen la razón del hombre. Pensando te gobier- nas, y eres libre. No pensando, te gobiernan y eres siervo de ageno interés ó pensamiento. Es por esto que la justicia, la libertad y el derecho son el gobierno de si misino (self-government) la soberanía individual de cada uno. El gobierno de si mismo, es pues el gobier- no de la verdad en cada uno. (1) Y como la verdad es la ley, pensando y gobernándonos gobierna la ley. El self-govermnent puede ser llamado nomoceacia. ¿Comprendes ahora porque todos los depostismos reli- giosos y políticos condenan y persiguen el libre-pensa- miento? ¿Comprendes ahora, que no puede haber libertad, de- recho in justicia, sin la libertad absoluta del pensamien- to propio, y que la libertad de pensamiento y de con- ciencia es la base de toda libertad? Comprendes ahora que pensando por ti mismo y te- niendo derecho de gobernarte por tu razón propia, juz- garás si hay justicia en tomarte á la fuerza para soldado, en hacerte trabajar por necesidad ó por fuerza sin lajus- (1) Troquin-elie.ta retribución de ta salario;—juzgarás si hay derecho para que tu trabajo enriquezca al mas rico, cuidándole sus ganados á toda intemperie, labrando la tierra, der- ribando los bosques, cavando las rocas en las minas, sin que tu puedas acumular lo necesario para mantener á tu familia y no vivas esclavo del hombre. Entonces comprenderás que tú, igual al rico, al pode- roso, al sabio en el derecho de soberanía, debes ocuparte, interesarte en todo lo que se llama el ejercicio de los de- rechos del ciudadano. Tienes el voto. Con el voto pue- des nombrar al que conozcas como hombre honrado que te represente para hacer la ley. Es por esto que debes votar con pensamiento propio, porque de otro modo, será otro el que haga la ley que te hará soldado, que te impondrá contribuciones, que te hará justicia ó injusti- cia. Hoy tienes el voto para nombrar hombres que te representen, pero no olvides que debes aspirar á ser tú, el que se vea representar á sí mismo, que eres tú, el que hade llegar un dia á ser lejislador. Estos ejemplos te harán comprender la importancia del derecho del pensamiento. Hay hombres de religión que te dirán que debes creer sin razonar. Estos son tus principales enemigos. ¿Porqué temen tanto que pien- ses?—porque no serás gobernado, ni explotado, ni veja- do, ni humillado;—porque no serás instrumento de na- die, sino verdadero soberano. Detesta pues como se debe detestar á la mentira, á esa doctrina que llaman de obediencia ciega. La obediencia ciega es la decapita- ción de la libertad. Ser soberano es pues la ley de tu esencia humana, es tu derecho. No hay soberano si no piensas libremente por ti mismo. No hay soberano si no te gobierna tu propio pensa- miento. 2Tn propio pensamiento es la revelación ó visión de la verdad que Dios encarnó en la razón de todo hombre. Abdicar tu pensamiento es abdicar tn soberania. De modo que el gobierno de ti mismo es el gobierno de la verdad ó de la ley. Y como esa ley brilla en todos, todos son soberanos. Esto es lo que se llama igualdad. Atacar la soberania do otro, es violar la ley por la cual eres soberano. Respe- tar la soberania de tu semejante es tu deber. Y como tú te amas, asi debes amar á los hombres, pues son como tú soberanos y hermanos. Hijos del mis- mo Padre, iluminados por la misma ley, los hombres deben amarse como se ama el bien y la belleza de la existencia propia. La fraternidad es el complemento del derecho y del deber, la corona de bendición que el eterno Ira colocado sóbrela frente déla humanidad. Conoces la ley. Es eterna. No hay felicidad sin ella, hay degradación. Riqueza sin la posesión deesa ley es podredumbre. Vida, sin la ley de soberania vi- viendo en cada uno, es vilipendio. Ser siervo por igno- rancia es perdonable, pero no absuelve de tu negligencia para pensar, del olvido de la dignidad nativa. Ser es- clavo voluntario es merecer servir como presidario. Ser esclavo y legitimar su propia esclavitud con sofismas, disculpas cobardes, ó mentiras, es hacerse digno de ser bestia. Asi pues, hermano mió, no olvides tu soberania, no te abatas bajo el peso de la conjuración de todos los in- tereses de los malvados. Tu causa es la de Dios que te hizo soberano. Tu soberania es la relijion sacrosanta, que te hace digno de recompensa ó castigo, de gloria ó ignominia, de ser agente y cooperador del Ser-Supremo para la felicidad de la tierra, ó ájente y cooperador do los malvados, para la degradación y esclavitud de la es- pecie humana.— Y un dia tendrás que responder á. laJusticia eterna del uso de tu soberania. Y esa Justicia te juzgará con la ley de tu propio pensamiento, dicien- do: vosotros los libres, los que habéis sufrido por la li- bertad á mi derecha: y sed los bendecidos del Padre;— vosotros los esclavos instrumentos de toda tiranía, á mi izquierda y recibid el castigo de la purificación. ¡ana Del origen, «le la soberania. Continuación. Empezad á comprender la importancia de la existen- cia Republicana de la América. Mucho hay que hacer todavía, pero jamás en la historia se ha visto á todo un gran continente consagrado á realizar la Itepública, á despecho del mundo conjurado. ¿Cuándo apareció esa ley de la soberania, en donde brilló esa palabra? Esa ley, ese gobierno, esa República fundamental y primitiva, esa soberania, ese self-yovemnient, aparecie- ron con el hombre, desde el primer momento de su con- ciencia: Es por esto que la República es eterna. Así co- mo todo cuerpo realiza las tres dimensiones, por el he- cho solo de existir, y en su existencia, desarrollo, trans- formación ó movimiento, realiza las leyes de la atrac- ción, de la afinidad, y de la mecánica; asi como el ave nació para el vuelo, el pez para nadar, asi el hombre por su esencia racional y libre, nació para la soberania, rea- lizando en su ser la ley de la moralidad ó del gobierno propio. Así pues, la República domina á los tiempos, y des-— 20 — precia ó maldice lo que los tiempos pudieran engendrar para negarla. Siendo la República al hombre, lo que la atracción es á los cuerpos, lo que la dirección es al movimiento, lo que la luz á la visión, es pues la Repú- blica la esencia y forma gubernamental constitutiva é in- mortal de la humanidad. Aun suponiendo al universo esclavo, el nacimiento de todo hombre, es una revolu- ción en germen. El pensamiento de todo hombre es la posibilidad de la revolución, porque todo hombre que nace, todo pensamiento puro, llevan el sello y atributo de la ley del Eterno-Soberano. En concecuencia, si te preguntan, ¿cuando se dió ó pro- mulgó la ley de la República, dirás que se dió en el PBUí- cipio! Y si te pregunta, en donde se dió ó promulgó, dirás que en todo punto de la tierra en donde el hombre apa- reciera. La República se dió en éiprincijño, para todo lugar y todo tiempo. Es así como deben ser interpretadas aquellas palabras: " Yo era en el principio"—¿Quién las dijo?—El hijo del hombre. Todos somos el hijo del hombre, así como todos so- mos el hijo de Dios.—Todos éramos en el principio, so- beranos, por la virtud típica de la eterna esencia de la humanidad.- Eso mismo significan aquellas palabras con las cuales Jesús desmintió á los «ludios que le de- cían blasfemaba porque había afirmado que Dios y él eran tina cosa—"Dioses sois," les repitió con sus libros sagrados. Y si Dios llamó dioses á los buenos, por qué no me he de llamar "hijo de Dios,V por qué no hemos de decir, Dios y nosotros somos unos? En efecto, hijo de Dios es el que vive con la ley eter- na: "Dioses so-is."—Atributo y calidad divina es la so- beranía. Somos dioses en el sentido de que somos sobe- ranos, es decir, participantes de la esencia soberana;—y— 21 — Dios mismo para hacerse oir y obedecer de los morta- les, tiene que aparecer en el pensamiento propio del hombre bajo las leyes de la razón del hombre. Se vé que Dios sublima nuestra soberanía. Se vé que nues- tra soberanía y razón independiente son condiciones fundamentales, no solo para obedecer á Dios, sino hasta para conocerlo. Sin soberanía propia , ni el deber existe, ni el conocimiento de Dios se verifica. La caida. Comprendéis ahora que ese hijo del homhre, es decir, cada uno de nosotros;—que esos Dioses, hijos de Dios, es decir, cada uno de nosotros; que el hombre reunien- do asi lo que se llama naturaleza humana, con sus ape- titos, instintos, pasiones y deseos, y lo que se llama na- turaleza divina con su razón amor y libertad; que el hombre realizando en si la encarnación de la palabra di- vina para ser soberano, ¿pueda ser esclavizado? No, me diréis! Y en verdad, imposible seria, si todos creyesen en su origen, si todos no olvidasen su esencia, si todos escuchasen su razonó pensamiento puro. ¿Comprendereis que ese hijo del hombre, hijo de Dios, es decir cada uno de nosotros, pueda ser crucificado? ¿Comprendereis que pueda ser enbrutecido, domado, esclavizado, engañado, pervertido y explotado á nom- bre del Soberano, á nombre de Dios, cuya visión en nuestro pensamiento, es la visión de la justicia? ¿Comprendéis que el fuerte con su fuerza, el rico consu riqueza, el malvado con su inteligencia al servicio de su interés; que el sacerdote con su mentira, con su far- za, ó con la complicidad del fuerte; que el tirano y toda tiranía con el terror político y religioso, presente y fu- turo, hayan podido conjurarse contra la soberanía del hijo de I)ios?( Así ha sucedido. Esta es la tragedia de la historia, lia habido eclipse de la luz, tergiverzacion del pensa- miento, trastorno radical de la razón. Antes de hablaros de como cayó el hombre, de como la razón se obscurece y el derecho se pierde, queremos recordarte el primer dia de la humanidad, que es lo mis- mo que la visión de la soberanía, para todo hombre que vuelve á sí misino en su razón. En su razón pura, en su corazón puro, brilla el primer dia de la humanidad con la sublimidad de la revelación divina, y con toda la originalidad del mas grandioso y permanente prodi- gio de los espectáculos creados. La luz. I. Imaginaos la primera mañana del primer dia de la humanidad. Acompañadme con vuestra imaginación y vuestro amor. Despertad todas las ideas de bondad y de belle- za que dormitan en nosotros. Recordad todas las visio- nes, y los puros y grandiosos deseos de los años de ju- ventud y de inocencia. Fijad las ideas del infinito que— 23 — como rayos atraviesan la región del pensamiento. Dad palabra á vuestro amor inmenso, cuando agitaba, sin desengaños y sin cálculo y sin egoísmo, los magníficos días de vuestra iniciación ála vida;—y veréis como yo, en vuestra alma, y en el fondo del pasado sin memoria, levantarse la primer mañana de la humanidad, como si la hubieseis presenciado. La razón pura y el amor, arran- can del sepulcro de la historia sin anales, la revelación de la ley que fué, y la permanencia incontrastable de esa ley: que es la visión de la soberanía del hombre desbor- dante de amor y libertad. Solo asi en ese estado moral, os pido, me acompañéis para que asistamos, unos ála resurrección del primer día, y otros á su revelación inmediata. Y presento este cuadro porque la inocencia y las in- tuiciones de la juventud, son corroboradas por la expe- riencia y por la ciencia, de tal modo á juicio mió, que he creido hay una ecuación ó identidad entre las visio- nes, ambiciones, petulancias y amores de los primeros años de todo joven que piensa, y las visiones y amores de la humanidad primitiva, con las ideas de la razón pura, con el producto de la reflexión mas austera, con la conciencia en fin del derecho, del ideal y del destino del hombre. Asi es que para mi, primer diade la hu- manidad, ó de la conciencia de todo hombre, revelación primitiva ó filosofía del sentido común, forman uu todo, una misma cosa, diferente tan solo por la forma mas ó menos perfecta de su manifestación. Justificando de este modo la evocación de la intui- ción primera, y la resnrrecion del primer día, de ese dia que puede brillar y levantarse todos losdias parala con- ciencia humana, dándonos diariamente un destello déla alegría de los cielos y el pan substancial del espíritu, en- tremos en el recinto de nuestro templo interno para contemplar la aurora.Dia de la aparición del hombre!—Los sigh. s sobre los siglos trabajaban el estrépito de los cataclismos que se sucedían en medio del universo sin oído.—Todos los res- plandores del éter inmenso fulgurante, en ausencia de todo ser inteligente se apagaban.—Los ruidos, la crea- ción sin límites, desde el vegetal arraigado, hasta el pá- jaro viajero con sus alas, formaban el murmullo ó el so- nido sin determinación, como elementos dispersos de la palabra futura. La música de las esferas se fatigaba en las órbitas del firmamento.—La creación quiere ser es- cuchada y contemplada: hé ahí su deseo;—quiere ser comprendida y se prepara como entraña maternal para ta incubación del hombre.—El inmenso caos agitado por la mano omnipotente se apacigua.—Ya la corteza ter- restre con la atmósfera purificada, y bajo la bendición del calor y de la luz, ha construido la cuna-que vá á me- cer los inmortales átomos humanos, que vagaban espe- rando la hora y la condición de aparecer sobre la tierra. Y al fin apareciste, tú, resultante de todas las fuer- zas, de todas las formas, de todos los amores, bendito del cielo y de la tierra: Gloria in exdsis Deo!- - Coronación de la obra, cabeza del inmenso organismo, verbo del lenguaje mudo de las cosas, iluminación de la esencia de los seres, pensamiento de Dios comunicado como explicación y ley del universo en la conciencia, tal es el hombre. III. La noche precursora que ha cobijado con sus tinie- blas la transformación progresiva del género humano, hasta llegar en su completo desarrollo á manifestar lahumanidad en la cima de la serie de los seres, llega ¡í su fin. Ya los hombres sembrados en los continentes, por la mano del que derramó los bosques en la tierra y las estrellasen el cielo, despiertan, al anuncio precursor de una diana de la creación entera. Extáticos ante el firmamento indefinido con sus astros; casi sin concien- cia ante la maravilla de ese asomo de conciencia que al nniVerso estrellado en el yo embrionario se refleja, una interrogación sublime de alegría y de misterio, bulle en su verbo impaciente que crea la primera palabra calla- da del pensamiento. Y sus ideas que se iluminan va- gamente, á medida que las estrellas se eclipsan, acompa- ñan con su luz creciente, la creciente luz del horizonte. Luz de luz, lumen de lunvine, el pensamiento, ese dia del alma, y el dia, ese pensamiento de la creación, se le- vantan, se unen, aparecen, y confundiendo las luces de la materia y del espíritu prorrumpen en el hymno fun- damental, y sacrosanto de la alegría, del amor, y de la libertad. {Soy yo ese todo,?—¿Ese todo es yo?—Somos unos! Y la humanidad repite: uel Padre y yo somos una cosa." Somos unos, somos una cosa, pero el yo se distingue sin- tiéndose nadar en el occeano de los seres. O momento sublime, cuando las últimas sombras disi- pándose, como los velos misteriosos que encubren las obras de la naturaleza en el momento de la generación, la luz del cielo emerge por los espacios del Oriente, Una bendición infinita penetra en las criaturas que se ven, se aman y se admiran. Las cumbres de las cordilleras con su nieve perpetua, reciben ese bautismo, y se coloran, como sonrosadas por por un ósculo divino. Los mares se transforman en una cristalización.estupenda que refleja los cielos y monta- ñas. Ya el valle, como evocado del abismo tenebroso, se revela por la dispersión de la luz. Los bosquessacuden sus húmedas melenas colosales. Los ríos deli- nean bus corrientes al través de los valles y montañas, cavando el cauce al torrente de las futuras sociedades. Ya el calor ha puesto en movimiento las masas atmos- féricas, para producir el círculo perpetuo de los vientos. Los ruidos de la creación, desde la vida microscópica, y a germinación de las plantas, hasta el de la voz de los torrentes, se unen al canto de las aves y ja palabra del hombre, que en grito estalla estupefacto á la vista del Sol que se levanta como soberano del espacio. Y tiem- bla la naturaleza sacudida por la ñbra del amor que la suspende al seno fecundo del Padre de las cosa-,! Es el primer dia! Es la luz!—Es la conciencia de to- do lo que existe que en la medida de iluminación rela- tiva á cada objeto, se despierta, como palabra de todo ser, colocando en la frente de cada uno, su número de órden en la serie, con la significación en el encadena- miento de las partes y elementos que componen la har- monía universal. Es la luz! Es el esplendor visible de la faz divina, iluminando al inundo. Es la luz!—Es lo sublime eterno derramado con la prodigalidad inmensa é inagotable del que posee la in- mensidad como lugar de su existencia. Ver á la in- mensidad palpitante como un latido de amor y de ex- plendor, hé ahí, mortales el espectáculo que l)ios es- tiende á la contemplación del hombre soberano. Y la luz es la ley en movimiento. La geometria delinea su camino. Y el pensamiento es la luz con conciencia. La geometría del pensamiento es la ley de la soberania, el derecho á la luz con conciencia, ó pensamiento libre, la geometria de la justicia que desde el primer dia delinea la ciudad del bien. Luz de luz, revelación del yo, de Dios, de la creación. La humanidad recuerda por momentos el éxtasis delprimer dia, y cree escuchar en el fondo de la tumbado los siglos, el eco de las estrofas del primer himno del Sol mensagoro, á la tierra revestida, y al Arquitecto de los mundos. lié ahí la revelación primitiva! Belleza, amor, fuer- za, conciencia del yo que se revela en las entrañas mis- mas del Infinito. 1 ese infinito que lo atrae con su amor y lo sublima con su inteligencia, lo consagra so- berano por la_ encarnación de la razón adecuada á la verdad. Es la paz en la integridad de todas las facultades sa- tisfechas. Tal es el Edén, el Paraíso, ó la gloria que indican los libros que se llaman sagrados; y ese es el ideal del filósofo y poeta. Es la harmonía en el amor. El dolor y el mal no se conciben. Es la justicia: todos son libres. Es la fraternidad, pues el yo es el tú y es el nosotros. Es la intención del destino, porque es la alegría del bien presente, prolongándose al futuro y atirnumdo la felicidad como principio y fin de la existencia; y en una palabra que todo lo reasume: es la afirmación de la bon- dad de Dios por la personalidad del hombre. IVr. Tal es la revelación del primer dia. Tal es también la visión intuitiva de toda inteligencia. Idéntica pala- bra es la de toda razón independiente.—El primer dia vive en tí, hombre, cualquiera que tú seas. Si vives en las tinieblas, pensar es iluminarse. Piensa y ama, y po-seerás la revelación del primer dia, que es la revelación integral de la verdad: derecho, deber, amor, gloria,aspi- racion del infinito, deseo insaciable del bien, acción y práctica de la fuerza libre del hombre autónomo, del nombre soberano. Oh América!—yo bnsco, y evoco el dia de tu revela- ción. Puedes crear ese dia-y lanzarlo en la historia como el mensagero del Edén.—En tí se anida la identidad de la pak'bnt-aecivn. Tú puedes preparar la muerte del siglo mas mentiroso y mas sofista.—Sea tu palabra pu- ra, la purificación de la atmósfera dehipoerecíay falsía que corrompe el aliento de las generaciones nuevas. Tú puedes principiar la historia de la humanidad regenera- da. Callen las educaciones del Viejo-mundo, y con el esplendor, con la juventud, con la pureza de tu dia, re- ciba el mundo la inspiración déla virtud perdida. "WJE Diferencia entre América y JHnropa. JbOl doetrinarifeuno. mal. La Alegria ha desaparecido! —La paz no existe.—La revelación ha sido negada, como revelación universal, y suplantada por una multitud de llamadas revelaciones, hijas del egoísmo, del error, de la mentira y del odio. Y en la historia, como institución permanente de la hu- manidad levanta su trono la injusticia! lié ahí la cai- I>A. La CAIDA KS LA MKN'TIHA. Es por esto, que nna de las grandes diferencias que ca- racteriza el espíritu, el ingenio, el modo de raciocinar y de sentir del hombre Americano digno de ese nombre, ES UV KEBLLION CONTKA LA IIISTOKIA.—¿De Cuándo acá,doctrinas falaces de espíritus decrépitos del viejo mun- do, han de venir á consagrar como ley fatal del hu- mano DESAKROLLO, EL CONTINUO. PERMANENTE Y UNIVER- SAL martibolojio de la especie?—No! Tal doctrina es la preterición á justificar la cobardía, ó la torpeza, ó la perversión de las sociedades bastardas, que doblan el cuello á todo yugo, el pensamiento á todo error, el cora- zón á toda falsía! Tal doctrina hace al Ser-Supremo eóniplicede 11 tiranía, é institutor soberano del despotis- mo sobre la superficie de la tierra. Tal doctrina, afir- ma que el despotismo os necesario para fundar la liber- tad;—y que toda libertad que sucumbe, todo derecho que se sostiene con la sangre de sus héroes, es libertad pre- matura, y.es derecho dudoso, hasta no recibir la confir- mación del éxito! Si no hubiésemos triunfado en May- pú y Ayacucho. no hubiéramos tenido justicia según ellos. liaza imbécil de escritores, sin pensamiento propio, que mantienen la infatuación de la Europa en la injusti- cia, afuera! Pedagagos serviles de tiranos y de pueblos siervos, no vengáis á mancillar la inteligencia America- na!—Nosotros conoceremos la historia para saber mal- decirla, para apreciar nuestra civilización Americana, para despreciar la satisfacción del error en que vives, y para venerar sus mártires! El viejo mundo ha coronado su pensamiento con la doctrina del éxito. El viejo mundo ha llenado su cora- zón con el amor predispuesto á todo lo que triunfa; y práctica en sus instituciones, doctrinas, costumbres y en sus actos, la doctrina de la fuerza, la del egoismo nacio- nal como ley suprema, la de la centralización, como for- ma administrativa del despotismo, poi que cree de ese modo, producir mas fuerza. Su palabra falaz se llama Estado! La fuerza del estado es su religión. Y la pa- labra Americana, la religión Americana se llama self- yoveínment.— 80 — Ué alií el fin de eso que se llama civilización Europea. Ya ha abierto su marcha coronada de estrellas, la civili- zación Americana!—Si la Europa quiere regenerarse,- deje esos antiguos observatorios en donde se adoraba al sol de la monarquía, y vengaá observar, á amar, á com- prender, ese firmamento de soles que se llama self- government, pleyada de soberanos que se extiende por todas partes, y siembra con su palabra las nebulosas fu- turas de la historia, esos gérmenes de futuras sociedades para transformarlas en sistemas harmoniosos de mundos que se equilibran á si mismos. Tal es la ley de la onmi- preseueia de la libertad. Allí donde vé al átomo huma- no, cobija al hombre;—donde vé al hombre, consagra ni soberano; y en donde vive el soberano se tiende una ma- no á los mundos misteriosos de la inmortalidad. Hijos de América, no olvidéis que lleváis la respon- sabilidad de la civilización Americana! Xo olvidéis que lo distintivo, lo característico do esa civilización es el gobierno propio, según nuestra propia razón, en todo acto de la vida. Tenéis pues que ser jue- ces, lejisladores, ejecutores. Tenéis que vivir como jue- ces y lijisladores con la visión permanente del derecho universal, que consiste en ser siempre libre en todo hombre. , No olvidéis, porque ha sido el olvido de nuestra cali- dad de soberanos, lo que aun perpetúa el mal sobre la tierra. Ha sido el olvido. ¿Cómo ha sido posible?— ¿Porqué ese eclipse de la luz?—¿Quién se interpuso en- tre el hombre y Dios?—¿De qué infierno ha salido ese cuerpo opaco que descarga sóbrela humanidad esa llu- via c'e tinieblas? — Hombre!—de ti mismo! cuando por vez primera aca- riciaste en tu mente la mentira, cuando por vez primera diste entrada en tu corazón ála codicia del bien ageno ó á la envidia. Es decir, cuando ya no viste tu sobera-nía y tu derecho, en la soberanía y derecho de tu her- mano. Cuando el hombre dijo: ¿si pudiera hacer que el hom- bre me sirviese, me obedeciese, me evitase el trabajo, y trabajare por mi, y me colmare fle bienes que en toda mi vida no podré aglomerar? Si pudiera llegar á dominar una familia, mía tribu, un pueblo, y con este pueblo á otros pueblos, ¿hasta dónde llegaria mi poder? ¿Si llegaré á ser Iley'i—¿Y si des- pués de dominar con la fuerza, consiguiese ser adorado como un Dios?—Si llegare á poder decir el "bufado soy yo," la ley es mi voluntad, la tierra es mi herencia, el dominio universal es mi misión? Una cabeza para el mundo! Hé ahí la tentación que sometió al primero que min- tió. No todos llegan al ideal del mal, pero lo practican en la limitada escala de su inteligencia y de sus fuerzas. Y esa historia, es en gran pane el deseo y la idea de e.=as cabezas que pretenden ser la cabeza del mundo. Y lo que es peor, es que hay pueblos en que para deeaj>i- Uirlos, se les ha prepuesto la revecia, ó ser la cabeza de lo» otros pueblos. E imbéciles han caído en el lazo de los tiranos, abdicando su libertad para dominar con la fuerza dela unidad álos otros pueblos. Pero lo han pa- gado. Se han quedado sin libertad y sin monarquía uni- versal, ó sin teocracia universal. Dicen que se conten- tan con la gloría. Sabéis lo que es esa gloria? el haber muerto mayor número de nuestros semejantes. lié ahí otro de los caracteres del viejo mundo: el culto de la gloria que mata ó asesina. Y hé aquí otro de los con- trastes de la civilización americana: la gloria para los Americanos, no es mas que el esplendor que proyecta la práctica de la justicia y del amor. Volvamos á indicar el mal existente.— 32 — nadrorápido del mal. Indicación de reformas, Y la alegria ha desaperecido! La paz no existe. La revelación lia sido eclipsada. La injusticia se levanta sobre la humanidad á la vista de ese Sol que nos reve- la diariamente la alegría y la soberanía del primer dia de la humanidad. O hijos de la América, ó hermanos todos que conser- váis el recuerdo, ¿Cómo ha sido posible semejante ol- vido? Entre las multitudes de seres humanos que habitan la superficie de la tierra, el dolor se llama millones; y el bien, uno, quizás por un millón. La tierra gime desde los siglos de los siglos. Y si las lágrimas humanas pudieran reunirse, l'ormarian rios;—y«i la sangre injusta y torpemente derramada pu- diera reunirse, la superficie entera de este globo apa- recería como un mar de sacrificios y martirios. Oh! cómo sufre la humanidad del frió y del hambre, en una tierra que tiene pan y fuego para muchas veces el número de nombres que la pueblan! Y como sufre del látigo del amo, pues hay-millones de esclavos, y del Knout (1) de los emperadores. Pueblos enteros conquistados en su sangre. Cauca- so, Lidia, Argelia, Habana, Santo Domingo, Polonia, Hungría, y tu México, México! Y conquistados para robarles sus bienes materiales y morales, su hogar, su pa- tria, su nombre y hasta el idioma de sus padres! (1) Knout—Instrumento ruso de tormento. Azote de tira de roue con alambre torcido en las estremidades. Esté es el castigo mas común en Rusia. Es uno de los instrumentos d» la civilización en Europa.Continentes enteros sometidos á la voluntad de fami- lias que se trasmiten como herencia divina el poder del robo, del asesinato y de la usurpación! Generaciones y generaciones de masas humanas, á quienes se les educa para que besen la mano del que maneja la cuchilla del Estado. Educación religiosa de obediencia ciega al poder cualquiera que sea; ella es la que eclipsa el primer dia de la humanidad en los pue- blos, haciéndoles creer que la soberanía de cada uno, es la tentación del demonio. Prostitución de la palabra al servicia de todas las ti- ranías—y á nombre del Dios que os hizo soberanos. La tiranía tiene dogma. Perversión de la razón transtornada en sus nociones esenciales, imponiéndole á nombre del terror del infier- no, las creencias mas absurdas qne sirvan para confun- dirlo, humillarlo y entregarlo, á disposición de los sa- cerdocios, de las cortes, de los reyes y de todos los cau- dillos. Degradación del noble carácter del hombre sobera- no, enseñándole á mentir, propagando la ciencia del engaño. Inmoralidad sancionada en los actos y costumbres, pa- ra confundirse en ella y nivelarlo todo con el envileci- miento de la personalidad indómita del hombre. Y estos son los males permanentes. No puedo refe- riros los tormentos, peculiares á cada siglo, con los que la teocracia, la inquisición, la conquista, las castas, el feudalismo, los reyes, los emperadores, han martirizado á la especie humana. Todas las heridas dolorosas que imaginarse puedan;—todos los tormentos del hambre y del frió en generaciones extenuadas;—todas las llamas del infierno en los auto deje de los católicos;—todas las argucias imaginables para enloquecer la humanidad y desesperarla ante un Dios implacable que le revela- aban;—todos los crímenes, asesinatos, engafios, terrores y persecuciones contra el libre pensamiento, todo eso cu- ya oposiciónexijiria volúmenes, todo eso poco á poco la filosofía lo ha ido haciendo desaparecer, con sus pensa- dores y mártires. Pero no lia desaparecido el dominio del hombre sobre el hombre: no ha desaparecido la explotación del hom- bre por el hombre; no na desaparecido la educación del engaño: Las teocracias y sacerdocios caducos del Dios de ira implacable, aun pesan sobre la frente de una gran parte de la humanidad. La soberanía del fueblo proclamada en nuestras cons- tituciones aun no ha proclamado la soberanía integral del hombre. Los gobiernos representativos no representan los do- lores de las masas. En la extencion de América la be- lla, hay propietarios de cien leguas, de doscientas leguas, de trescientas leguas, de quinientas leguas;—y la raza viril de los campos vaga á merced de los instintos y los vientos, sin un pedazo de tierra donde levantar una fa- milia. Colonización, inmigración, gritan los políticos!—¡Por- qué no colonizáis vuestra tierra con sus propios hijos, con vuestros propios hermanos, con sus actuales habitan- tes, con los que deben ser sus poseedores y propietarios.' Y habláis de caudillage!—Dadme parias, esJ decir hom- bres sin patria en su patria, sin tierra en su tierra, y ten- dréis siempre los elementos flotantes del caudillo! Dad- me siervos del Estado, en un Estado que miente declaJ raudo á todos iguales y soberanos;—dadme siervos del hambre como institución permanente para favorecer al rico propietario;—dadme siervos del Estado y de la Igle- sia, siervos del juez de paz ó comandante, ó del cura y <\A sefio? capitalista, y tendrás caudillos y revoluciones hasta llegar á la paz del Paraguay.Y la justicia!—Tso existe radicalmente para el pobre. El pobre no puede costear los gastos Cjue exije la re- paración de una injusticia. Sin tierra, sin justicia, sin educación, sin crédito, el pobre, raza viril del sacrificio, defensor de la patria, nervio de sus ejércitos, contribu- yente apesar de su pobreza, ese pobre, ese gaucho, gua- so, roto, plebeyo, peón, mano de obra, artesano del dia, ese hombre en fin, es el que soporta el edificio social so- bre sus hombros, como en los templos y otros edificios antiguos Jas cariátides. Y á ese hombre, á ese millón, á esa masa, es á quien arrancar debemos del lugar en> donde lo ha incrustado el egoismo y la injusticia. Hó ahí el punto estratégico de las evoluciones de la gran po- lítica regeneradora de la América. La cariátide será estátua, la estátua será hombre. Y si hoy, después de la revolución, hay tanto mal qne hacer desaparecer, ¿qué seria para iniciarla?—¿Y qué seríala América antes, durante la conquista ycoloniage de tres siglos?—Acompañadme en la peregrinación al travo* de los círculos que forman el infierno de la España. FIN DE I,A PRIMKRA P.VKTK.SEGUNDA PARTE LA CONQUISTA. AvERSUS ITOSTEM ffiTERXA aUCtorítaS. Garantía eterna contra el enemigo Mala hora de Colon. Todo el mal se desprendió sobre la América. Pero el mal, asi como todas las cosas revisten el sello del agen- te. El mal no solo fué la conquista, sino ademas la con- quista española.' Colon, lleno de sublimes esperanzas, no descubre, sino que encuentra la tierra de América. Es necesario no olvidar que una de las intenciones de Colon (quizás ia principal) fué encontrar un camino mas fácil para lle- gar á la conquista del sepulcro de Jesucristo. Esta fu- nesta pretensión, ese error, esa intención de revivir las absurdas y terribles cruzadas, (en las que hasta hoy han sido vencidos los cristianos, pues el sepulcro, Jerusalem, Palestina y aun casi todo el Oriente están en poder de Lamistas, Mahometanos, Parsis, Bramistas y Budistas), produjo malísimos resultados. Colon no descubrió ese camino, y entregó el conti- nente descubierto al poder Español que le habia ha- podria sacar estas dos terribles consecuencias: primera, bilitado para acometer era necesario que asi sucediera, para que un (lia los ame- ricanos supiesen estimar la libertad; segunda, la provi- dencia castigó á Colon por su intentona de cruzada y por haber entregado el mundo nuevo á la rapacidad y al fanatismo de la mas cruel y atrazada de las naciones de aquel tiempo. En efecto, Colon fué el mas desgraciado de los hombres. Tremenda fué su caida, pues cayó desde la altura de su jenio. Comprendió la responsabilidad en que había incurrido. Así lo atestiguan las palabras de su tribula- ción. Pocas veces escucha la tierra semejantes acentos: "Que el Cielo tenga piedad de mil llore sobre mi la "tierra! llore sobre mi todo el que conoce la caridad, la "verdad, la justicia!" ¿Quién no vé en esas palabras, la visión de los horro- res que se van á desprender sobre la América* En efecto, habia entregado puede decirse una tercera parte de la tierra, con sus riquezas, con sus Tazas, con sus ideas, con sus idiomas, con sus monumentos, con sus ins- tituciones al poder mas foragido y á la raza mas supers- ticiosa de la Europa. La España conquistó la América. Los ingleses colonizaron el norte. Con la España vino el catolisismo, la monarquía, la feudalidad, la inquisición, el aislamiento, el silencio, la depravación y el jenio de la intolerancia exterminadora, la sociabilidad de la obediencia ciega. Con los Ingleses vino la corriente liberal de la refor- ma: la ley del individualismo soberano, pensador y tra- bajador en completa libertad. ¿Cuál ha sido el resultado? Al norte, los Estados-Unidos, la primera de las nacio- nes antiguas y modernas. Al sur los Estados Des-Unidos, cuyo progreso con- siste en desexpafwlizarse. , .Distinción entre el dosrma y la moral.— La vidn cielos pueblos es 1¡a aoeion de sus dogmas. ¡¡Qué es lo que determina la voluntad?—El pensa- miento. Los pensamientos del hombre son muchos, varios, di- ferentes y aun contradictorios. En medio del torbellino de ideas, de móviles de moti- vos, de atracciones que acosan á la voluntad y la solici- tan en sentidos diferentes, ¿cuál es el mas profundo de los pensamientos, el mas poderoso de los motivos, que en la mayoría de los casos y en la mayoría de la espe- cie humana determina la dirección de sus acciones? . La creencia religiosa. La religión es pues el elemento principal que debe to- marse en cuenta para comprender la historia ó diripr la vida de los pueblos. La relijion consta principalmente del dogma, de la moral, de un culto. De esos tres elementos, el dogma es el principal, por- que es la creencia fundamental, la razón de la moral y la explicación del culto. Hay religiones que contienen muchos dogmas, verda- deros los unos, falsos los otros. Es,tas son las religiones que llevan la contradicción en su esencia. Por ejemplo: Mi Dios es el Dios de la Gracia. Entonces no es el Dios de la Justicia. Mi Dios es el Dios de la Justicia. Entonces la Gracia es inútil y contradictoria. Pero siempre hay en todas las religiones apesar de las contradicciones que contienen, un dogma ó princi- pio superior que somete (sin resolver) las dificultades yaun contradicciones, á la unidad del .¿logma supremo. Por ejemplo: al frente de una contradicción entre dos dogmas, digo: tu primer deber es creer sin examen. Es claro que asi se puede imponer lo que se quiere sin tem- blar ante la lógica y la sinceridad de la conciencia. Una relijion puede ser falsa en sus dogmas, y verda- dera en las lejíos de la moral que proclama. Si la contradicción entre el dogma y la moral se pre- senta, ¿cuál es mas fuerte eu la conciencia de los pue- blos?—El dogma. Hay religiones, como el Catolicismo, el Mahometis- mo y el Protestantismo en la gran mayoría de sus sec- tas, que viven en la contradicción;—y esa es la lucha sorda ó manisfiesta que trabaja á los que piensan y aun á los pueblos; obedeciendo con esa lucha y examen á una ley de la razón que exigen la harmonía de la moral y del dogma. Aclaremos con ejemplos estas diferencias, pues su in- teligencia resolverá esta tremenda interrogación : ¿Si la moral es la misma, cómo es que hay guerras religiosas}' prácticas de moral contradictorias?-Vamos á probar que la diferencia de los dogmas es lo que decide, como causa principal, la suerte, ó condición de los pueblos. Son numerosos y sublimes los preceptos de amor, de fraternidad, de igualdad que la religión Brahmínica pro- clama; y entonces ¿cómo explicar la profunda miseria de unas castas, el despotismo de las otras y el privilegio entronizado? Es por que el dogma establece como verdad fundamen- tal, la existencia do las castas. Brahina dice que la raza sacerdotal nace de su cabeza, la militar de su brazo, la comerciante de sus muslos y la servil de sus pies. (1) (1) " Para la propagación do la raza humana, de su boca, de su bra- " 20, de su muslo, de su pié, produjo el Bralmia, al Kehatriva, al Vais) a " y al tíoudra. " (Leyes de Jlanou, lib. I.)Y este dogma mantiene hasta hoy su imperio sohre trescientos millones de habitantes. La gran revolución L'udhista, tuvo por objeto la abolición de las castas y cucnta desde hace tres mil años como cpiinientos millo- nes de Creyentes que practican la caridad mas pura. Dice la moral Musulmana: "O creyentes! dad limosna " de los bienes que os hemos repartido, autes que llegue " el dia en que no habrá ni contratos, ni amistad, ni in- " tercesion. Los infieles son los malvados. " (1) Este ejemplo reúne en un texto las pruebas de la con- tradicción entre el dogma y la moral. Caridad, limos- na;—pero viene la declaración dogmática de que los in- fieles han de ser malvados.—¿Quién no vé en esa decla- ración un semillero de guerras interminables? Dice la moral : la virtud consiste en acciones, en la práctica constante del bien. Dice el dogma católico : " ¿Donde está pues el moti- " vo de la gloria?—Excluida queda.—¿Porqué ley? ¿De " las obras1.—ISo : sino por la ley de la fk " Y así concluimos que es justificado el hombre por " lef(t, sin las obras de la Ley. " (2) En virtud de este principio dogmático, es que se vé ese furor do practicar todas las ceremonias del culto y repetir oreo, creo, en bandidos de campaña, y en los grandes bandidos de ciudad. Los hombres mas licenciosos que he conocido, y aun conozco, hacen ostentación de su í'é. Si la fé salva, ¿hay algo mas acomodaticio al egoís- mo?—¿Qué cuesta ereerí—Escuchad esta terrible confir- mación de lo que venimos demostrando. Hago obser- var que es un católico el que toma la palabra, pero cu- ya virtud no podía explicarse la corrupción de la moral, (1) El Koran, cap. II. v. 25.T Traducción del árabe por Kawimirskt Paria 1862. (2) Pablo. Epístola á los Romanos cap. III. v. 27, 28.-tí- porque no podía creer en el error del dogma y en la su- premacía del dogma sobre la moral. I)ice asi : " Esta corrupción práctica de la moral cristiana, raan- " tenida por la ignorancia, no de los dogmas de la í'é, " sino de los principios del Evangelio en su relación con " las acciones humanas, asociada á preocupaciones c a- " pinchosamente supersticiosas, es la gran llaga del ca- " tolicismo en España. Se permiten todo contra los " preceptos refugiándose al abrigo del culto, del culto " mal comprendido. Las compensaciones imaginadas " por ciertas conciencias entre tal crimen y tal devo- " cion, el poco horror que los atentados mas enormes " les inspiran, sn sencilla seguridad en la habitud del " vicio ó en resoluciones de venganza, los extraños mo- " tivos de esta seguridad, la mezcla indeíinible de un " desarreglo á veces extremo y de una aparente piedad, " esas almas llenas de infierno tranquilas ante el altar, " esas manos sangrientas que se juntan para orar, sin " que ningún temblor las agite : todo esto asombra y u consterna. Una falsa confianza en la protección de " tal sanio, de tal virgen, en el efecto mismo de los sa- V cramentos que no justifican sinó con el concurso de la " voluntad convertida, han alterado profundamente la " noción del Men y del mal, y aun la noción del arre- " pentimiento. Hay en esto, uno debe decirlo, un do- " plorable debilitamiento del sentido interior cristiano, " una especie de vuelta á las ideas paganas. Solo en " algunos cantones de Italia se encuentra algo de seme- " jante, particularmente en los 'Abrazos, en donde el " vandalaje no tiene nada que choque y aun se-prac- " tica devotamente. Refieceionando en estos prodijio- " sos extravíos de la imaginación, uno se pregunta lo " que es el hombre y uno se espanta de si mismo. " (1) (1) Laraennaís. Des Jtaux de l'Eglise. Bruzelas 1837.— 43 — Creemos de la mayor importancia la transcripción que acabamos de hacer, por lo que justifica nuestra tesis, aun contra la voluntad del autor, y por su aplicación al estado religioso de las masas en América. Observare- mos si á nuestro maestro, que lo que en la conciencia de católico entonces, se le presentaba como " prodigio- sos extravíos de la imajinacion, " era nada mas que la deducción lójica del dogma, de la superioridad de la fé para salvarse, deducción brutal si se quiere, pero que el sentido común y las pasiones de los fanáticos ponían y aun ponen en vergonzosa práctica. Dice el Mahometano : mi moral es la mas pura, es la misericordia, la limosna, la beneficencia y el amor. Dice el Católico : Mi moral es la del Evangelio. Todos los protestantes juran por la moral de Jesús. Un Sectario de Confucio dice que no hay moral mas pura que la del perfeccionamiento, el sacrificio y laprác- ca de todas las virtudes. Sin enterar aquí en la razón de obediencia á esa moral universal, porque unos dicen que debo obedecer por la gloria, por la salvación del alma, por la posesión del Cielo, por el interés en una palabra, y otros, los mas puros, los estoicos, por ejemplo, que debo obedecer por la razón pura del deber, es claro que los principios son los mismos. Pero viene el dogma,—y adiós identidad de la moral. Igualdad.—Pero el dogma funda el privilegio. Libertad.—Pero viene el dogma fatalista. Fraternidad.—Pero el dogma funda la distinción la gerarquia, la preferencia de razas, de naciones, de reli- giones y determina castas ó pueblos escogidos. Kesponsabilidad personal dice la libertad y la mo- ral.—¿Qué significa entonces aquello de wn pecado ori- ginal, que destruye la noción de la justicia? Tu moral es caridad; íPero qué significa aquello deatormentar y quemar por caridad?—Qué significa aque- llo de lafé salva? La moral dice no mentirás. Pero hay un dogma que el fin legitima los medios para la mayor gloria de Dios. Es claro que puedo mentir, pues la razón de la ley, me autoriza para ello. Ama á tu próximo.—Exterminad ¡í los hereges. Y el dogma de la exterminación prevalece sobre el Santísi- mo principio de moral. Hablas de libertad.—¿Pero qué significa aquello de la obediencia ciega, y la esclavitud del pensamiento? Sois hermanos, hijos del mismo Padre.—Sois hijos de Chain, de Sem, ó de Jafet. Los hijos de Jafet han de dominar á los hijos de Sem y de Cham. Guerra á los moros. Entre moros y cristianos " ha de haler guerra eterna. " (1) No penséis que soy yo, es la España de hoy, la que ha- bla todavía con el corazón de la edad—media. (2) Asi pues para conbcer yjuzgar á un pueblo preguntad por sn dogma.—No os dejéis alucinar . con las palabras evangelio, el crucificado, caridad, humanidad, sacrificio, martirio. Preguntad por su dogma sobre Dios, sobre la naturaleza humana, sobre la razón de la obediencia y la libertad del pensamiento y veréis como todo cambia. Asi tendréis el secreto de la vida do ese pueblo. Creemos pues haber demostrado: 1. ° Que el dogma domina á la moral. 2. ° Que el dogma constituye las diferencias radicales. 3. ° Que la vida de los pueblos debe ser dominada por (1) Castelar. l'¿) En el senado español, un Molins, marqués (le la ignorancia y de la torpeza, ha sostenido cjue los Españoles siendo hijos de Jafet, deben dominar á los ituron porque son hijos de Cham ó de Sem. Esto ha pasa- do corno teoria en aquel recinto, en este año de 1864, y con motivo de la cuestión del Perú. •— 45 — la acción de sus dogmas. Varaos á aplicar esto á la España que conquistó á la América. ¿Qué era la España? Definición de la I2ispaña.— Filosofía de bu historia. L No hay pueblo que presente una historia mas lógica y fácilmente inteligible que la España. La España es la encarnación del catolicismo. El catolicismo es su inteligencia, su amor, su pasión, su tradición, su presente y su esperanza. Hay analogías entre las razas, los climas y ciertas creencias—¿Quién no vé una analogía entre la naturale- za portentosa de la India y el Pantheismo?—¿Entre la Arabia, el Arabe, el desierto, y el monotheismo solitario y sombrio de Mahoma? Pues esa analogía parece presentarse con mas fuerza entre el pais, la raza y el clima de la España y el catoli- cismo. No se crea que, siguiendo á Montesquien, demos al clima una influencia suprema y decisiva, pero es inne- gable que hay razas que se adaptan á tal clima ó á tal forma de territorio, y que sus creencias religiosas se re- sienten de esa influencia.—¿No es verdad que un pais en que la tierra tiembla, como en Chile, y en donde se sien- te con frecuencia la acción terrible y desconocida de los— 46 — elementos, debe haber una predisposición ¡i la supersti- ción?—Y si la educación religiosa explota pérfidamen- te esos Leches, ¿no es verdad cpie la ignorancia, el terror y el fanatismo serán las consecuencias directas é inme- diatas? La España por su clima, es ardiente y esto hace pre- dominar en el carácter nacional la pasión. La raza es- pañola es interioren inteligencia á las razas Europeas;ó si se quiere, su superstición lia hecho que lo sea. La forma de su frente revela mas bien la fortaleza de la te- nacidad que la habitación de la inteligencia. El espa- ñol es dado á la sensación, á la pasión, á la imaginación, no á la razón. No cuenta misólo gran nombre-en filo- sofía, en la gran poecia, en la política, en las ciencias. La humanidad no le debe un sistema, á no ser el de Igna- ciode Loyola, una escuela, una teoría, ni ninguno de los grandes descubrimientos industriales ó científicos. No ha dado una institución, á no ser la inquisición. La Es- paña puede tener todas las buenas calidades inórales que sus hijos le atribuyan,—pero no se puede negar que es la raza europea mas limitada en cuanto á desarrollo in- telectual. No se crea exagerarnos. " Todo lo que hace doscientos años, ha pasado en el " mundo científico é intelectual, es casi como si no exis- " tieso para este pueblo cuyo jenio fecundo y orijinal hubiese podido contribuir tan poderosamente á lospro- " gresos del espíritu humano y de la civilización gene- " ral. En vez de esto, nada en Europa iguala á su apa- " tía, como tampoco á su ignorancia. (1) Son hoy sus es- [11 lia quedado de tal modo extraña al movimiento intelectual que empezó en el siglo XVI, que ningún español se lia creado un nombre en las matemáticas, la astronomía, la física, la química, la fisiología, la me- dicina, la filologiu, en una palabra en ninguno de los ramos de la cien- cia. [Nota de Lamennais.]" tudios lo que eran hace tres generaciones después de " Carlos V. Ningún cambio, ningún adelanto; todo por " el contrario, ha ido decayendo diaá dia. La intelijen- " cia, que vive de movimiento, se lia aletargado con un " pesado sueño. Eclesiásticos, laicos, todos, apesar de " los esfuerzos de algunos hombres inútilmente celosos " del bien de su patria, están aun en el siglo XV. Dfl " poco de filosofía y de teología escolástica, un poco de " derecho civil y de derecho canónico, todo'apoyado 80- '' bre un poco de latin, hé ahí el fondo de la enseñanza. " Inmóviles en los viejos métodos, en las viejas opinio- " nes, en las viejas ideas, Aristóteles reina aun entre " los descendientes de los Cántabros y de los Visigodos. " Por otra parte sin recursos para el estudio de las len- " gata, de la filología, de la historia, de las ciencias posi- " Vivas y naturales: sin escuela donde puedan formarse " nuevos artistas : la poesia misma apagada. Qué le " queda pues á la España? Su le, la espada del Cid, y " con ellas la esperanza de renacer. " (1) Cae sobre ese pais, sobre esa raza, la religión católica, eminentemente conservadora, inmovilizado™, enemiga del pensamiento libre, del trabajo de la investigación, y soberanamente supersticiosa;—y la raza española la re- cibe como la expresión de sugénio, como la fórmula de sus aspiraciones. El catolicismo es la religión para la España. La España es la tierra predilecta para el cato- licismo. Ambos genios, el de la religión y el de la raza, se comprenden, se estrechan, se abrazan. El catolicis-' me es eminentemente español. La España es eminente- (1) Lamennais. Des manx de TEtjlhe.—Y obsérvese que cuando La- memais escribía esto, era católico, y <;ue siempre ha manifestado simpa- tías por la España. Es claro que' poco tiempo después no hubiera podido fundar esperanzas en la España por m fé, pues es esa fí la causa de sus malo, lió ahí ud diferencia de opinión con el maestro._ 48 — mente católica. La tenacidad del carácter nacional re- cibe el sello delate;—La fe recibe la energía que le dá el carácter. Nopienses, le dice la Iglesia, lío pensare- mos, dicen los pueblos. Obedece, manda la Religión. Obedeceremos y obedeceremos por los siglos de los si- glos. El pacto ha sido terrible, pero ha sido, y es popu- lar. La España baja al abismo;—ha pasado por la tri- bulación déla historia mas cruenta; y nové el abismo, porque la té le prohibe examinarlo. La historia de sus desgracias en vez de correjirla, es un timbre que ofrece á la " mayor gloria de Dios. " Entro tanto es el pais mas atrasado y esclavizado de la Europa. Erudi- niini. " El estudio y conocimiento de la España es de la ma- yor importancia no solo para el filósofo y el historiador que vé desarrollarse los principios de una religión en to- das sus consecuencias, sino especialmente para los pue- blos de América. La España nos educó para la muer- te y para la servidumbre. Conozcamos esa educación para rechazarla y entrar á la vida y á la libertad. II. Voy á corroborar la importancia de este estudio, citan- do á dos notables escritores de la filosofía de la historia, que aunque de educación y nacionalidades diferentes, convienen perfectamente en este punto. Decia el señor Edgardo Quineten la cátedra del cole- gio de Francia en 1844 : " ¿Qué es la España desde hace dos siglos y medio? " Es un pais que ha sido reservado para servir de tea- " tro á la experiencia mas decisiva que uno pueda ima " ginarse sobre la eficacidad de las doctrinas ultramonu tanas abandonadas á si mismas Todo proyecto partí- " cular de reacción desaparece ante esta i'eaccion de nua " raza de hombres. " A la faz de la Europa moderna, del protestantismo. " de la ñlosofía, el genio del pasado se concentra en eí " siglo diez y seis y se arraiga en España; toro acosado " en el circo, encara á la multitud. El pneblo y el rey " se entienden. Durante doscientos años, este paisjura " que ninguna idea nueva, que ningún sentimiento nue- " vo pasará sus fronteras, y este juramento es cumplido. " A fin que las doctrinas del ultramontanismo y delcon- " cilio de Trento revelen lo que pueden hacer por si solas " para la salvación de los pueblos modernos, estepais les •' es entregado, abandonado sin reserva; los ángeles mis- " mos de Mahoma, velarán desde lo alto de las torres " árabes de Toledo y del Alhambra para que ningún ra- " yo del verbo nuevo pueda penetrar en el recinto. Se " preparan las hogueras; todo hombre que llame al por- M venir será allí reducido á cenizas. /Sevilla se vanaglo- " ria de haber quemado ella sola diez y seis mil hom- " bres en veinte años. No basta esto! es necesario que " este pais asi recluso sea ocupado por un gran rey. Fe- " lipe II, una alma imperturbable, en quien se personi- '' tica el genio de la reacción. Los pinceles del Ticia- " no y de Rubens no han podido iluminar con un solo " rayo de sol esta pálida, esta siniestra figura esteespec- " tro real, monarca inflexible de una sociedad muer- " ta. " (1) m • - Escuchemos ahora al sabio autor de la Historia de la civilización Europea, Enrique Tomas Buckle, en su fa- moso capítulo sobre la civilización en J&paña. (2) [1] Edgar Quinet. L'Ultramontanisme. Premiére leson. (2) Buckle es uno de los mas grandes historiadores de este siglo. Se publicó su obra en Londres en 1860, y desgraciadamente el autor no pü- 4— 50 — "Según el plan anteriormente bosquejado, y con el li fin de dilucidar los principios á que la historia de In- '• glaterra no facilita sino una insuficiente ó inadecuada " es]>lanación, el resto déla Introducción contendrá un ? examen de las historias de España, Escocia, Aleina- " nía y los Estados L1 nidos de América; Y asi como yo " creo que España es élpais en que de un modo masfia- " punte se han violado las condiciones fundamentalta '• de la ley del progreso nacional, asi también eneontra- u remOa que es el que mas terriblemente ha pagado la " violación de la ley, y por lo tanto que él es el mas •• a ¡>i-opósito para sercir de estudio, y para justificar la K idea de que la influencia de ciertas opiniones causa la '■ ruina del pueblo en que predominan. " (1) Es pues el estudio ele la filosofía de la historia de Espa- ña, uno de los mas útiles y necesarios, porque tenemos eu eso pueblo, el cuerpo muerto de una nación que 8« presta do una manera admirable ¡i la autopsia del filósofo. Es la encarnación de una religión, de un sistema polí- tico, social, económico'en perfecta consonancia con su dpgma. As! es que podemos preguntar al catolicismo: {qué has hecho de tu pueblo idolatrado? y al pueblo idolatrado podremos preguntarle: ¿qué te ha dado el catolicismo en ciencia, en costumbres, en progreso, en moral, en poderío, en simpatía de los pueblos, en bienes físicos, morales 6 intelectuales; No se ocultará á los Americanos, la importancia de do terminarlo, pues la muerte lo atacó en Siria adonde hablo ido en Sus- ca de salud. 18 tftftl no recuerdo, tenia 86 años. Qué porvenir perdido para la ciencia de la historia! El capítulo sobre la Cii'Uhacion en Etpaüa, forma un tomo de cerca de 200 páginas y ha sido traducido al español. II m llegado á Buenos Aires varios ejemplares y recomendamos mucho bu adquisición. \\) Buekle. Historia de la civilización cu España.— 51 — este estudio, para conocer las cansas de la vida ó de la muerte, del atraso ó el progreso, de la servidumbre ó libertad. Volvamos á la definición de la España. Los hechos de su vida local, individual y nacional son de una uniformidad terrible á favor de la obediencia ciega Inductivamente podemos pues elevarnos á este principio que se desprende de los hechos de su historia: La España, el español, ha abdicado el pensamiento, su soberanía primitiva, en manos de la Iglesia y Monar- quía. Bajad después deductivamente y veréis el prin- cipio de la abdicación explicando los hechos, revelando la razón déla ley de su historia. Ambos métodos me dan el mismo resultado: la servidumbre intelectual y moral del pueblo español, impuesta como dogma, ha producido su terrible historia y decadencia. Expongamos algunos ejemplos que corroboren lo que afirmamos. ¿Por qué son enemigos del pueblo espafiol, ó por qué el pueblo español detesta, persigue ó mata á todo el que agita una reforma'!—Porque se le lia dicho que la novedad es el mal, y debo creerlo, y lo cree. ;Por qué adora á sus reyes mas crueles y tiranos, hasta declararlos inviolables y castigar con arrancar los ojos al que hubiese dicho que deseaba ver al rey muerto! Porque se le ha dicho que es el representante del poder de Dios y que toda desobediencia es pecado. * ¿Por qué ninguna 2 — gacion es libre. ¿Por qué se persigue á la prensa?— Porque es el movimiento de la inteligencia. Por qué se proscribe al disidente, y se prohibe la libertad de propaganda? Porque tiemblan ante la liber- tad de la palabra. ¿Por qué se ha visto en España este fenómeno inau- dito: " los diputados de las ciudades conspiran contra " las mismas libertades que representan? " [Sempere y Antequera, citados por Buckle.] Porque inmolar la soberanía en aras de la monarquía ó de la Iglesia, es obra meritoria y religiosa. ¿Por qué el pueblo español ha festejado con alborozo el restablecimiento de la inquisición?—¿por qué ha apoyado y cooperado á que se quemen vivos millares de séres humanos?—¿por qué ha aplaudido y cooperado y justificado el tormento de los Judíos, la atroz espulsion y exterminación de los moriscos, la sin ejemplo con- quista de la América, la esclavitud y tráfico de negros hasta hoy dia, la inmolación de Santo Domingo?—Por que un pueblo sin razón es una fiera. Y en fiera lo ha convertido su iglesia y monarquía siempre que se trata- ba de heregia o libertad. Que responda la religión de la obediencia ciega. Bastan estos hechos. En todos los años de su histo- ria, la vida es en el fondo la misma. Una analogía revela esos hechos: la abdicación de la razón, do la justicia, de la humanidad, de la nobleza del hombre. III. Los hechos legitiman la proposición inductivamente presentada. Ahora, decidme, cual, es el dogma de ese pueblo, y todos esos hechos reciben la autoridad y la explicación deductiva de un silogismo irreprensible.— 53 — Creemos haber preparado la demostración de nuestro principio de filosofía de la historia- La vida de los 1'L KIiLOS ES LA ACCION DE SUS DOGMAS. _ Los hechos culminantes y trascendentales de su histo- ria la precipitan al catolicismo; y el catolicismo á su vez engendra la vida, la costumbre, la tradición, el pensa- miento, la pasión dominante, las instituciones idolatra- das de la monarquia, Inquisición é Iglesia, confiscando hasta sus deseos y esperanzas para el porvenir. Su porvenir es confundirse mas y mas con su religión y su gobierno. Esta pasión de la obediencia ciega se ha elevado en Espafla á la categoria de virtud: se llama lealtad, fidelidad. Hay dos grandes hechos en su historia que prepararon y contribuyeron de una manera poderosa á la abolición de la libertad, á la identificación del patriotismo con la religión, y en fin al régimen absoluto de la teocracia y monarquía. L>espues del avalauche de las razas septentrionales fl»c destruyeron al imperio Romano, los Visi-Godos pudieron establecerse en Espafia, y sobre los elementos celto-ibéricos y aun romanos que quedaban, pudieron organizar una nación. Ya el catolicismo había sido introducido. Los Visi-Godos eran Arríanos. El arrianismo fué esa gran heregia de la unidad de Dios, contra el dogma católico de la Trinidad de las personas divinas, heregia o^'e casi dominó á la Europa, sino hubiese sido la acción de la política, de la diplomacia y de la fuerza. La Iglesia Arriana puede decirse que gobernaba á la nación. Los reyes estaban bajo su>dependencia. Sus concilios eran también asambleas legislativas. La Iglesia católica consiguió levantar á los francos católicos para exterminar la heregia de los Visi-Godos. oc siguió una guerra que duró cien años. Los Visi-— 54 — Godos perdieron la ©alia. ¿Qué fenómeno moral se produjo? La independencia de la patria amenazada haría causa común con la religión atacada. El pueblo Vjsi-Godo, el rey, el noble, el sacerdote se unieron bajo ese vínculo que puede llamarse indestructible. La Iglesia arrianafué patria. La patria fué la Iglesia. El gobierno fué pueblo, el pueblo Visi-Godo fué espon- táneo en la obediencia y entusiasta en la defensa. Esta vida, esta educación, este ejemplo v durante cien afios de combate, sembraron en el pueblo Visi-Godo el gérinen terrible déla obediencia ciega hacia la Iglesia. La supremacía del clero arriano, y su superioridad en el Estado, engendra los males subsiguientes: La abdi- cación del individuo, la supremacía de la Iglesia. "Ya aun en aquel periodo eran terribles en España los mandatos de la Iglesia ó las leyes obtenidas por su influencia. Los males desplegaban un carácter altanero que degradaba á las clases bajas y las arrastraba á la rebelión contra su propio rey. El pueblo se complacía en la efusión desangre y solo manifestaba energía y constancia en el desenfreno de sus pasiones. Los Minis- tros del culto conseguian arraigaren sus conciudadanos el odio á los liereges, con tanta mas facilidad cuanto las volcánicas imaginaciones de los españoles habían engen- drado en España varias opiniones que introducían la confusión en el dogma. • Adoptóse un culto penoso por la multitud de sus minuciosas ceremonias, imponente empero por su magnificencia y pompa. "Las leyes de los Visi-Godos," dice con mucha razón Montesquieu, " pueriles, inoportunas y necias, estaban llenas deiiguras " retóricas y vacias de sentido, y eran por último tan frí- " volasen su tenorcomo gigantescas en su lenguage(l). " (1) Ilistoiia Universal por Juan Múller, traducción de A. Calderón de lu Barca. Tomo II, pag. 155. \Boston 1843.)Después de esa guerra; el Arrianismo de los Visr- Godos, tuvo que luchar con el catolicismo de lamayoria de la nación. La monarquía Visi-Goda aspirando á la conservación de su dominio sobre la España ya católica, y perdido el arrianisino en el resto de la Europa, com- prendió la necesidad y utilidad de convertirse. Es sabido la influencia que han ejercido las mugeres en las conversiones de los reyes bárbaros. Y como cu aquel tiempo, convertir al rey era convertir á la nación, <> á la tribu, ó á la raza, además de los milagros que inventaban los obispos para someter la intelijencia de los bárbaros, los obispos,.prelados, confesores ó papas, negociaban ante todo la amante ó la mugerdel rey que querían convertir. Así con Chlodoveo en la Galia, y así pasó con Recaredo en Espaíia el año 586. Educado en la fe católica, convierte voluntariamente á su na- ción (1).—Xació en él, el Padre de la patria, la delicia " de los Españoles, la piedad y la religión católica; u pues logró desterrar la manía y frenesí del Arrianis- " mo que dominaba á los Godos [2]. " Xo sorprenda la facilidad de las conversiones. Un interés, una presa de territorio á conquistar, una dona- ción de tierras á condición de combatir á los herejes ó paganos, la ¿educción del culto materialista del catoli- cismo, la superioridad intelectual de la Iglesia, la invención de milagros, las grandes recompensas en este y el otro mundo presentadas, todo esto era mas que suficiente para transformar las rudas inteligencias de los bárbaros. Se convertían á millares en un dia de bautis- mo por la túnica blanca de que los revestían. Agregábase [l] La conversión voluntaria de los Visi-Oodos restableció la f<3 católica en España. [Gibbon, cap. XXX Vil. Historia (le la Decadencia del imperio Romano.] (2) Fray Henriqne de Flores. Chive historial, pag. 108—Madrid 1709.también el terror, la fuerza de las armas, las guerras exterminadoras. Tenia pnes gran interés la monarquía Visi-Goda en convertirse, porque corría el peligro de perderla España y de no tener á donde ir, ó someterse. ;No hemos visto á Ilenrique IV de Francia, el gefe de ios protestantes entrar en Paris vencedor, y abjurar su ié y tomar la fé de los vencidos?—Esto prueba que la traición es uno de los elementos de la monarquía ó de todo poder ilegítimo. Esto es lo que hoy se llama diplomacia. Ya está la España unificada en sn fé. El Hijo es consubstancial al Padre, y el físpíritwprocede de ambos. Después de completada la divinidad, la tarea del pueblo español consistia en unificar, en arrancar toda disiden- cia de su suelo: rt Recaredo abjuró la heregia arriana—y concedió á * los Ministros de la Iglesia una influencia en el gobier- >4 no del Estado, que vino á ser en adelante ilimitada y absoluta [1]. La Iglesia gobierna, legisla, juzga, pero deja al braza secular el privilegio de cumplir sus decisiones de muerte de proscripción y de tormento, porque ella no puede ( una comunión entre Europa y América, los Españoles " no ven ya sinó una ocasión de despojar en una noche " á todo un universo. Parecía que ese continente fuese " á desaparecer en su antiguo abismo, tan apurados es- " taban por arrancarle su mas pura substancia. De " grado ó de fuerza, los sacerdotos tomaban el alma, los " soldados tomaban el oro; lejos de celebrar esta crea- " don nueva, no se ocupaban sinó en agotar la fuente. "Si hay algo de evidente para mi, es que la España " de la edad media ha faltado, en el tiempo del descn- " brimiento de la América, á la mas grande misión de " los tiempos modernos. lia maldecido la tierra ino- " cente que no había conocido otra mancha que el ro- " ció del Edén; ha herido hasta la muerte á las razas que " salían del abismo pidiendo el bautismo del porvenir. M Cuando todo invocaba, por la boca de los indígenas, " en el fondo de las selvas, al grande Espíritu, no ha " traído con ella sinó al mas pequeño de los Espíritus del " pasado. A una naturaleza nueva vinculó una alma " envejecida; todo se ha esterilizado. Debe pues la Es- " paña haber cometido sobre este mundo nuevo algún " gran atentado por haber sido tan duramente castigada " por su propia conquista. Esta confesión constituye la " principal belleza poética de la Araucana de Ercilla;K Aun hoy las piedras de Chile sangran (1) y claman " contra los Godos. Si preguntáis en España desde " cuando ese llano está inculto, despoblado ese valle, " casi siempre la primera causa refluye á la conquista " de la América. El oro arrancado por la violencia ha " arruinado ¡i los saqueadores; sale del nuevo mundo en- " ganado una voz de condenación contra sus conquista- k£ dores. Compensación sorprendente! " (2) Ilumboldt, á quien la América debe las pajinas mas brillantes que sobre su territorio, su aspecto, su geogra- fía y riqueza se han escrito, en su juicio sóbrela poesía española de aquel tiempo, se sorprende del silencio de los hombres sobre la naturaleza que á cada paso les presentaba las mas sorprendentes maravillas. I'ero no explica la causa de esa esterilidad; y en su juicio sobro Ercilla (3) se le escapa el lado profundamente moral que contiene ese poema, que Quinetsnpo apreciar, y que es la causa de que sea el libro favorito de los Chilenos. Tero ni Ercilla mismo que es un héroe, y de inteligencia notable, vé tampoco la naturaleza. Digo lo mismo de toda la poesía española que conozco. Hay pues en este hecho permanente y constante de vina raza que cuenta versificadores por millares, algo (1) El resentimiento de ta América contra las rapiñas de la España y del catolicismo de lns inquisidoj'cs estalla de una manera casi oficial en una Memoria eminente dirijida á la Universidad de Chile.—véase, Invox tir/ariones sobre la influencia social de la cimqnista y del sistema coloninl dé tos .fojiañolcs en Chile, por J. V. Lastarria, p. U, 22, 113, 134. (Sota de Quinct.) (2) E. Quinct. El Cristianismo f la Revolución francesa, oncena lección, 1S45. (3) But lo the Whole epic poem of tlie Araucana, by Don Alonso de Ercilla, tho aspoct of volcauoes covered with eternal snow, of torrid " avivan valleys, and of arni at the sea extendiug far into the land ks " not iee» produetive of amj descriptions which may be regarded as " graphical. " Hmnboldt. Cosmos. "mas que un hecho: una ley se desprende,—y esa ley, es que la educación y vida de la España lia muerto el sentimiento de la naturaleza en su raza. Con esta ley, podéis cx'plicar su literatura, y aun en gran parte la literatura de la América. La raza educada en esa relijion, fortalecida en sus creencias por la guerra de 800 años por la misma causa, ha producido ademas de la esterilidad poética, la este- rilidad déla ociosidad. Toda la educación, todo trabajo Convergía á la guerra. El trabajo fué naturalmente despreciado por un pueblo que se instituye en caballero de la inmaculada concepción, y en soldado de lafé. El trabajo fué despreciado. ¿Cómo enriquecerse?—Ha- ciendo trabajar á los otros: hé aquí el origen de la servi- dumbre de los indígenas y de la introducción de la esclavatura. El desprecio al trabajo, la idea de nobleza unida á la ¡dea do oc;osidad, ¿qué resultados debían producir?—Los palpa la España con su pobreza, los palpa la América con la conquista:, los palpamos hasta hoy día, en nuestro atraso, del cual vamos saliendo á medida que nos dcs- mpanolizamos. Un pueblo acostumbrado á obedecer en todo, pierde la iniciativa individual que es la salvación, la vida y el vigor de los estados. Se acostumbra á ver venir toda idea, toda iniciativa de la autoridad,—y esta es otra de las cansas de nuestros males, que cada día combatimos. Y si sobre todo esto agregáis ia estúpida reglamentación de la unidad centralizan te, ¿qué mas queréis para expli- car á-pñori los trescientos años de atraso do la Amé- rica? Abdicada la razón, paralizado el pensamiento, muerto el sentimiento de la naturaleza, el trabajo despreciado, la centralización en todo su poder, la muerte de la iniciativa personal reposando sobre el crimen de la— 68 — explotación del continente, lié alií el conquistador y la conquista. Tal causa, tal efecto: Esclavitud del ciu- dadano, esterilidad física y esterilidad intelectual. ¿No explica esto hasta la evidencia, porque no tenemos cien- cias, ni industria, ni poesia en el Mundo del paraiso de Colon?—No ciencias, porque el pensamiento ha sido mal dirijido y sometido. No industria, por el desprecio al trabajo y la inseguridad. No poesia, porque la raza ha perdido su unión con la naturaleza. La conquista.—Hechos principales. Las crónicas y las historias están llenas con todos los horrores, con todos los atentados, con todos los crímenes cometidos por los Españoles en la conquista de Amé- rica. No presenta la historia de la humanidad, aun sa- liendo do la barbarie, un sistema de barbarie mas soste- nido que el de la conquista de América, y esto solo dista cuatrocientos años de nosotros. Los Romanos con- quistaron, pero qué diferencia! El pais conquistado con- vertido en jrrovincia romana, era respetado en sus creen- cias, aceptada su población, poblados los lugares incul- tos ó desiertos: no exterminaban. Los Griegos eran civilizadores y fueron los menos conquistadores. Honor eterno á esa raza, la mas grande lumbrera de la huma- nidad, el pueblo revelador por exolencia, el pueblo de la filosofía y de la democracia. Pero la España!—Ni los Cimbrios, ni los Hunos han sido mas bárbaros que los exterminadores de los moris- cos, de los hereges y conquistadores de la América. ¿Có-mo explicar ese fenómeno?—Creemos haberlo hecho. El dogma de la intolerancia. El catolicismo encarnado en el Español todo lo explica. Violácion de la palabra, engaño, violación de trata- dos, perjurio, matanzas de millares á traición. llispaniola, hoy Santo Domingo, tenia un millón do habitantes. En diez y seis años solo habia setenta mil habitantes. Es decir que los Españoles mataron nove- cientos cuarenta mil individuos en 16 años, lo cual hace una matanza por año de 58,750 personas. Y esto en una isla, en la misma isla en que hoy á nuestra vista está renovando los mismos horrores. Es el mismo pueblo. HAdversus hostem alterna auctoritasesto." Se descubren riquezas y les dicen que hay oro en las montañas do Puerto-Eico, otra de las grandes islas des- cubiertas por Colon. Se expediciona. Servidumbre de los habitantes, y cual seria el tratamiento, que la rea» "f ué pronto exterminada." Se descubren perlas en la isla de Cubagua. Se obli- ga á los indios de las Islas Lucayas á hacer el oficio pe- ligroso de buzos, y esto contribuye á la extinción déla raza. Hay un hecho que puede servir de símbolo, para ma- nifestar la reprobación que siempre debe exitar la con- quista en todo corazón honrado. Es muy conocido, pero no está de mas exponerlo de nuevo. Es el suplicio del cacique Ilatuey, hombre heroico que combatió y to- mado prisionero fué condenado á las llamas. A ningún español se le ocurre preguntar con qué derecho se hacia todo esto. Llevado al suplicio, un fraile franciscano le promete el cielo si se hace cristia'no.—"Ilatuey le pre- gunta, hay allí españoles?—Si, pero solólos dignos y bue- nos.—" Los mejores de ellos 110 son ni dignos, ni bue- " nos: No quiero ir á un lugar en donde pueda encon- " trar alguno de esa execrable raza." Este cacique era— 70 — famélicamente conjurado: CAUSA VICTEIX DÜS PLACUIT, SED VICTA CATO.VI. La causa vencedora agradó á los Dioses (el éxito, ó la fortuna), mas la vencida á Catón. Volviendo al asunto de este capítulo, ya se compren- derá porque decimos que la revolución americana no es una consecuencia de la teoria asignada al viejo-mundo en su desarrollo. El restablecimiento de la justicia noes consecuencia de un desarrollo histórico, no es conse- cuencia fatal del desarrollo de la historia. La revolución en este sentido os innata, omnipresente, no es histórica. Sentir el mal, odiarlo, atacarlo, no es consecuencia de la tradición encadenada de los siglos. Es un hecho-ley de la autonomía del hombre. Es asi como arrancamos nosotros á la Europa el servi- lismo en que querían colocarnos hasta para nuestra emancipación. Esta es la nueva teoría que preséntame* como digna de la América. Así, asegurar (por ejemplo), que todo viene de la re- volución de 1789—es ajuicio mío negar la omnipresen- cia de la espontaneidad en los pueblos, la virtualidad del espíritu humano en todo tiempo y lugar, y circumseribir el movimiento de la humanidad no solo al mundo Eu- ropeo, sino á la historia de la Francia. Los franceses han querido dar á su revolución el car/icter de una espe- cie comumatum est del progreso. Y los doctrinarios de la Revolución pretenden someter el desarrollo del espi- rito humano, á la miserable Convención que temblaba ante un Robespierre. Los descubrimientos filosóficos, religiosos, legislativos, literarios y artísticos que con-el nombre de Orientalis- mo se revelan cada día, han avergonzado á la ciencia europea, lían producido una revolución en lacronolo- o-ía de la especie humana una revolución en la filiación ile las razas, en las tradiciones y migraciones de los pue- blos y en la filología.—Y las teorías doctrinarias, las teorías históricas, desde el discurso de Bossoet sobre la historia universal, hasta llerder, han empalidecido an- te los hechos que desbordan y confnnden los límites es- trechos que habían asignado á ese pasado desconocido y tan grandioso. Ni la geografía, ni la tradición, ni el pensamiento hu- mano presentado como reflejo de la naturaleza, ó comoadorador de sus propios hechos que convierte en leyes du Ja historia, es la verdad.—La verdad es la visión de la justicia que determina la vida. Esta es la base de una nueva filosofía de la historia que presentamos al Nuevo-Mundo. Lo que sucede en la ciencia, sucede en la historia de la Revolución. Se habia ya dado una fórmula cómoda, una libación do las ideas, una deducción forzosa y forzada de la paternidad del famoso 89. Cuando mucho, se re- montaba hasta el Renacimiento, se aceptaba de paso la Reforma, se olvidaban de los Estados-Un idos y se de- cía : la Revolución francesa es la regeneración de la humanidad. Como una consecuencia, se dió á la Revolución Ame- ricana el mismo origen. Es decir, que emancipados físicamente de la España, la mayor parte de los escritores caian bajo el yugo del doctrinarismo francés. En primer lugar, la famosa revolución francesa no pu- do regenerar ni á la misma Francia : hé ahí en cuanto á hechos;—y en cnanto á verdad, está muy lejos de ser el ideal de la libertad del hombre y de los pueblos. Esa revolución desconoció y negó la integridad del derecho individual, y cambió de despotismo, llamando Estado, Sociedad, ó Unidad, al monstruo á quien sacrificó la li- bertad.—La Revolución francesa fué tiranía para la con- ciencia, tiranía para el individualismo, tiranía para la vida de las localidades. Y la Francia sigue hoy el der- rotero de la revolución unitaria, centralizado] a, despóti- ca. La Francia presenta con orgullo la unidad de la centralización, administrando hasta el último de los de- partamentos, sub-prefecturas, cantones y comunas. Esto es de orden admirable, dicen sus publicistas. En efec- to, es tan grande y tan fecundo ese orden, es tan pode- rosa y vital la acción de la administración central, que— 97 - no hay nación moderna de la Europa, exeptuando á Es- paña, que sea mas atrazada y con menos personalidad en sus tracciones territoriales y políticas. Escuchad á Tocqueville : ': veo á la mayor parte de esas comunas' " frasearás, cuya contabilidad es tan perfecta, sepulta- " das en una profunda ignorancia de sus verdaderos " intereses, y entregados á una apatia tan invencible, " (pie la sociedad parece mas bien vejetar que vivir; por " otra parte en esas mismas comunas americanas, cuyos " presupuestos no se hallan formados bajo planos metó- " dico3, ni sobre todo uniformes, veo nna población ilus- " trada, activa, emprendedora; contemplo en ellas á la " sociedad dedicada siempre al trabajo. " [1] La Revolución francesa no fué la declaración, ni mu- cho menosla práctica de. la soberanía integral del indi- viduo, ni la de los grupos fundamentales de toda asocia- ción política. Hablaba mucho de Libertad,—y no la reconocía en los ciudadanos para administrar sus intere- ses en sus localidades respectivas. Fedeialismo, y Fe- deración, llegaron á ser nna injuria que llevaba á la muerte. Unidad absoluta del Estado, tirania del Esta- do, no era tirania. Todavía no comprenden esto los fran- ceses. El francés ha sacrificado su vida, su libertad, y legitima ese sacrificio de la historia de su patria, en aras de la unidad absoluta del Estado.—Se vé en esto la su- perioridad de la tradición Americana, y mas aun, la su- perioridad de la Revolución que columbramos. Así, al presentar la cuestión, destruyó la generación, paternidad ó filiación que los doctrinarios han querido dar al movimiento del inundo. El árbol genealógico de la libertad está en todo hombre y en todo pueblo. La Revolución francesa promulgó la declaración de los derechos del hond/re.—Calle la tierra después de estas (1) Tocqueville. Democracia en Amórica. T. I. nota 110. 7— 9S — palabras!—¿Pero creen acaso, los que creen que la decla- cion de los derechos del hombre es el timbre de la Fran- cia y de su Revolución, que la Francia los ha inventado 'ó descubierto esos derechos?—¿Ignoran que esos derechos Vision (lo que es mas que declararlos) en todos los paises que habían recibido y aceptado el soplo regenerador de la Reforma?—¿Ignoran que ya los ingleses tenian su 'magna carta hacia siglos, y que las colonias de la Nueva- Inglaterra, vivían bajo el réjimen de la república demo- crática? Ño ha inventado, ni descubierto, ni desarrolla- do ningún derecho, esa revolución. Escribir en el papel, esa declaración que llevó el viento de todos los des- potismoa, desde el de la Convención y Comité de salud pública, hasta el imperio de los Bonapartes, no es un timbre histórico, ni mucho menos un antecedente para pretender á la paternidad del movimiento regenerador. " Los emigrados que crearon el Estado de Rhode-Island " en 1638, los que se establecieron en New-IIaven en " 1637, los primeros habitantes del Connectieut en 1830, " y los fundadores de Providencia en 1640, principiaron " igualmente por redactar un contrato social que fué so- " metido á la aprobación de todos los interesados. " (1)— " En 1641, la asamblea general do Rhode-Island decía- " raba ya por unanim idad que el gobierno del Estado " consistía en una democracia, y que el poder descansa- " ha en el conjunto de los hombres libres, únicos que " tenian el derecho de confeccionar lasloyes y velar por " su ejecución. Código de 1650. " (2) v ¿Y qué punto de vista tan estrecho, es ese, de querer someter el movimiento revolucionario do la humanidad á la fecha de 1731), y á esa nación, la Francia, ha sido la que hasta hoy escarnece su propia declaración de los 0 ; motaría tío frtkin, p. 42717. cita do Tocqucville. (■J) Nota de Tocqucville T. I.derechos?—Cuáles son los pueblos regenerados por la ac- ción de la nación francesa?—Qué ha hecho en Asia, en Africa, en América?— Sangre, esclavitud, conquista, 6 saqueo, hé ahí las regeneraciones de la Francia en otros pueblos. Hoy continua matando Arabes y Mexicanos en nombre de la civilización, y no tiene nna palabra para la Rusia que degüella á una nación heroica, la Polonia. ¿Y sabemos acaso lo que significan esas estupendas revoluciones del Asía, en la India, en la China, en la Tartaria?—¿Y qué supieron de 89 y de revolución fran- cesa, los inmortales Bohemios hijos de Juan IIuss, que álas órdenes de Ziska. el jamas vencido, proclamaron y practicaron la libertad en el heroismo, en medio y á des- pecho de los imperios conjurados?—¿Qué supieron de 89 y de la Francia, las Repúblicas de Suiza, de las Provin- cias-Unidas de Holanda, y los Estados-Unidos consti- tuidos años y siglos antes en repúblicas?—¿Si maflana el Japón se declarase en República,—eréis que debemos darle la filiación de 89, y agradecer á la Francia, el mo- vimiento?—Si la Argelia, como es probable, si la India como es probable, si los sublimes hijos del Caucaso re- conquistan su tierra, y como esjusto que asi sea dan en tierra con la dominación de la Francia y déla Inglater- ra, y de la Rusia, diréis que es el 89 que ha brillado en el desierto ó en las pagodas subterráneas ó en las mon- tañas del Caucaso? Ved pues, cuan falsa es la pretensión doctrinaria, lian querido imitará Rossuet que torturó á la historia para que fuesen todos los hechos una explicación ó pre- pai ación del cristianismo. Y como no se podia repetir la tentativa, se cambió de sujeto, y en lugar de cristia- nismo, se tortura á la historia para hacerla coronar por la revolución francesa. Los Alemanes doctrinarios habían hecho ya lo mismo á favor del germanismo, ó de las razas germánicas.— 100 — Los Españoles, empiezan hoy también, á ensartar su lamentable historia en una teoría semejante á favor de la España. No queda, sino que los Gascones ó Andalu- ces hagan la suya, para explicar que todo lo que han hecho, ha sido en servicio de la humanidad. En el fondo, ese error del doctrinarismo, es el mismo, que pretende hacer venir todas las razas de una sola pa- reja, todos los idiomas de un idioma. Cuando es sin duda mas cientíñco y mas conforme á las intenciones de la Providencia, ver á la especie humana con idiomas y razas brotar en multitud, en el momento apropiado por incubación de la tierra para la eclosión de los átomos humanos; asi como brotaron las selvas, y la indefinida variedad de todas las existencias,donde quiera que estuvo pronta la cuna del inmenso ovario que notaba en el éter. Sepan los de la inania de la unidad, que la variedad, y la eterna variedad de los tipos de los seres, es un pen- samiento eterno y constituitivo de la inteligencia divina. Ese error, puede ser llamado, el error unitario, la manía de la unidad. Es el principio de unitarizar, uni- formar la indestructible variedad, y de someter la asom- brosa fecundidad de lo creado, al despotismo de un cen- tro.—Ignoran hasta hoy que la inmensidad no tiene centro, y que no puede tenerlo. No hay capital en los cielos. *E1 individualismo se equilibra (es decir peso- igual, libertad-igual) y esa Uy es la única capital, lasóla mudad posible, la única centralización imaginable. Pero esa ley es relación, no es un obgeto, un ser, un in- dividuo. Ésa ley vive en todos, no está aquí, ni allí, es omnipresente. Así pues la ley suprema de todo lo creado es la ponderación, el equilibrio, la justicia, en una pala- bra, la medida (1). Localizar, centralizar la libertad!— (1) En el idioma araucano jmticia y medida son sinónimos. Ambas ideas se expresan con la palabra Troqüincub.Capitalizar lo omnipresente! Error que al presentarlo se revela en su deformidad despótica. El Viejo-Mundo es unitario. De ahí las teorías de la monarquía universal, de las conquistas, de la centraliza- ción, del despotismo del Estado, del horror al individua- lismo. El Nuevo-Mundo es federal. De ahí deben nacer y ya en parte se practican las teorías de la soberania uni- versal, de la descentralización, la negación del Estado en el trabajo, en la conciencia, en la vida local y en la administración. De ahí nacen los prodigios del indivi- dualismo libre y creador en todas las esferas de la vida. Unitarismo es despotismo. Federalismo es equilibrio. América pertenece á ponderación de los derechos, al equilibrio de las fuerzas, á la justicia délas relaciones. La América toma la medida en la historia. Tu doctrina, ó América, será el movimiento natural de la fuerza libre, determinado por la visión de la vf.kdad- pkixcipio: es decir, la doctrina, no de la amalgamación, confusión, unidad, comunismo, pantheismo, o cantidad continua inseparable como la masa occeánica, pero si la doctrina de la individuación, personalidad, soberania, independencia. De Dios, el individuo-infiotio, sale la ley de individuación de todas las existencias dormitan- tes aun, en el eterno pensamiento del progreso. La metafísica Americana resolverá el problema terrible do la creacicn, dando el ejemplo de ser todo Americano un creador. Oh! Libertad: tú no eres idea pura, ley ó relación, fantasía de la felicidad ó del orgullo: eres tú-yo-nosotros, individuos, existencias personales, tipos eternos realiza- dos de todo momento de soberania del Eterno. Indivi- dualismo inmortal de los seres, pues nada vuelve ála nada;—indestructible autonomia de la razón, realizando el self-government, siendo la justicia, la medida de lafuerza consciente, tú, hombre-ley, ideal humano de inteligencia, de amor y de energía, sé pues la palabra- acto, de la iniciación de la humanidad por órgano de América! Y tu historia, partiendo de esa base, desarrollando y encarnando ese principio, será, no la sucesión de los hechos brutales de la humanidad esclavizada, no será el encadenamiento de los ailos y de los siglos encorbados bajo la presión del despotismo, ó de la doctrina de la fatalidad despótica, sino la perpetua improvisación del genio emancipado, la inspiración fecunda y permanente del espíritu creador del hombre reintegrado. Prome- theo justificado, ya rompiste tus cadenas! Recibe pues el rayo de la mano Omnipotente para derribar el cielo antiguo y pulverizarlos falsos dioses—América, Amé- rica. Es tu hora! Cansa—causas—variedad do elementos, antecedentes y circuiistanoinw que produjeron la iíevoluoion de la Independencia. De los principios expuestos en el capítulo anterior, resulta que la revolución de la Independencia Ameri- cana, tiene una causa esencial, propia, autónoma. Esa causa es la protesta contra el mal, protesta, que jama.- desaparece de la conciencia de la humanidad. Ella puede germinar' latente, como el fuego del planeta;— puede no aparecer visible, pero existe.— 103 — Ala causa esencial, se agregan causas secundarias, y cireumstancias que pueden favorecerla mas ó menos. Bajo este punto de vista comprensivo de todos los elementos revolucionarios, puede decirse cpie la devolu- ción Americana, ni es Europea, ni es completamente espontánea á la América: la revolución Americana es esencialmente humanitaria. La revolución se liga con la historia de Europa, por la conquistado España por la Francia, que debilitó el poder de enviar socorros á las autoridades rebeladas, dió un pretexto legal á los criollos para exigir gobiernos, y fué la ocasión syncrónica del estallido. Pero la Revolución existia. La prueba di- recta y terminante fué la aceptación popular que desbordó. La lógica do la justicia en la inteligencia del pueblo, traspasó l)s límites hipócritas délos iniciado- res, quienes detenían el movimiento que nos llevó á la Independencia. En cuanto á ideas, teorias ó influencia de la revolución francesa, esa influencia espiritual, si bien existió en una minoría maquiavélica y plagiaría, esa influencia en el encadenamiento cronológico de los acontecimientos, y en la fllosóiica deducción de los principios, no puede compararse con la influencia que tuvo la Independen- cia de los Estados-Unidos, practicando victoriosos, y con asombroso progreso, el elemento religioso de la li- bertad de pensar de la Hekorma.— Y es necesario no olvidar,y repetir contra los que no hacen bíiio repetir la lección de los doctrinarios, que antes de la revolución francesa, la Suiza, la Holanda, la Inglaterra misma, y particularmente la Independencia de los Estados-Unidos que influyó en la revolución francesa, fueron los ejem- plos, la enseñanza viva y victoriosa de la libertad.— El mismo contrato social de Rousseau, que ha sido la Bi- blia ,de los revolucionarios de la escuela francesa, ¿cómo puede compararse, con los pactos realizados y fecundos— 104 — de las colonias de la Nueva-Inglaterra?—La grande in- fluencia moral fué la de la filosofía del siglo XVIII, y en particular la de Voltaire, el genio, el coloso del si- glo, el sepulturero del pasado, el atrevido zapador de la humanidad y del buen sentido. Pero esa influencia se ejerció en una minoría reducida, fué influencia literaria, no fué influencia de instituciones ó creencias conquis- tadas. La América llevaba en sí, en la variedad de sus ele- mentos, en sus condiciones geográficas y topográficasi en sus condiciones peculiares de aislamiento, en la dife- rencia de intereses industriales con la Espaüa, en la va- riedad de sus razas, en el odio acumulado de las genera- ciones sometidas; en el odio y protesta de los mismos criollos deshechados como elementos incapaces de go- bierno; en el ejemplo de los Americanos libres como los Aucas; en la necesidad moral y física que existe de cons- tituir el mundo bajo la ley de las nacionalidades, ley suprema, como la de la familia, ley de individuación y de progreso, verdadero fuego interno de la humanidad. Todas estas causas infiuenciando : intereses, odio, ne- cesidades físicas y morales, ejemplo, ideas, necesidad de satisfacer á la justicia, todo esto formaba la tácita cons- piración de la Independencia. lié ahí pues los nióbiles y motivos. En seguida se presentan las tentaciones de la oportunidad, ocasionadas por el transtorno do la Es- paña. II. Entre los elementos de la revolución hay que distin- guir los diversos elementos de que consta la población Americana.— 105 — Razas indígenas sometidas. Razas indígenas sueltas. Razas indígenas libres. Raza mixta Américo-Española. Raza mixta Américo-Africana. Raza descendiente de españoles ó criollos. La revolución germinaba de distinto modo en los di- versos elementos, líabia el mismo objeto, la Indepen- dencia;— no habia el mismo móbil: el interés y la ven- ganza, la ambición de su antiguo dominio y poderío agitaba á los Mexicanos y Peruanos;—y tener una pa- tria independiente era el deseo y la idea que unificaba las intenciones y pasiones. Las razas indígenas sometidas, esos millones que for- man la mayoría de la población en México, Perú y Ro- livia, han conservado siempre la tradición de su inde- pendencia y bienestar perdidos. Aunque convertidos al catolicismo, nunca ha muerto el estímulo de la ven- ganza y la esperanza de una restauración de su antiguo poderío. Y este es un ejemplo de lo profundo que es el íntimo secreto déla individualidad de las razas, pues supera muchas veces al principio religioso impuesto. Las razas indígenas sueltas, influían indirectamente, dando asilo álos fugitivos, aliándose á veces con los es- clavizados que se sublevaban, y presentando el espectácu- lo de su vidaindependiente, sin mitas, sin encomienda*, sin repartimiento, sin capitación, sin esclavitud ninguna. Las razas indígenas libres, como los del Chaco, los Charrúas, ya exterminados por los criollos, los Ranque- les, los Puelches, los Tehuelches, los Pehuenches, y so- bre todo los Aucas conocidos en la historia con el nom- bre do Araucanos, combatiendo siempre, sin rendirse jamás, volviendo mal por mal á los que se llaman cris- tianos, han llegado á ser un elemento de la Independen- cia, y por su conducta, y mas que todo, por su derecho— 106 — sí la tierra que poseen, hicieron que los hombres de la revolución los llamasen, los invocasen y los reconocie- sen como soberanos del pais que habitan y poseen con el derecho de propiedad y de dominio. La raza mixta Américo-Español por la inferioridad en que era tenida y desprecio con que era mirada, no simpa- tizaba ni con los gobiernos ni con los españoles. Ha constituido lo qne puede llamarse el plebeyanismo en América y ha sido la que ha sobrellevado el peso de la organización de la conquista. Ha sido también el se- millero de nuestros ejércitos, la prole de las batallas, el soldado, el héroe, el hombre desprendido, el entusiasmo puro, la espontaneidad de la revolución. La raza mixta Américo-Africana y criollo-africana, ha sido en Colombia en donde ha brillado, produciendo los terribles llaneros de Bolivar. La raza negra-africana, fué en la República Argentina y en el Perú un contingente poderoso y valiente de nuestros ejércitos. La raza descendiente de Españoles ó criollos, como los llamaban, han sido los iniciadores, la palabra, la di- rección y también la ejecución del vasto plan de la revo- lución. Esta raza ha presentado un fenómeno raro en la historia de las conquistas y que no ha sido notado, á juicio mió. He aquí la observación : Todos los ejemplos que la historia nos presenta de in- vasiones de razas y conquistas, son, puede decirse, uni- formes en cuanto al resultado. La raza invasora que triunfa, se instala, se apodera y divide la tierra, y ella y sus descendientes se constituyen soberanos. Así los Longobardos en Italia, los Francos en Galia, los Nor- mandos en Inglaterra, los Visi-Godoo en España, los Aztecas en México, los Incas en el Perú. Pero en esé fenómeno hay, puede decirse, una identi- íicacion entre el conquistador y la tierra conquistada.En la colonización española en particular, sucede qno la raza dominante gobierna, administra, explota, no como si fuese cosa propia,"ó la misma patria, sino como cosa agena, que puede perder, y de la que es necesario sacar el quilo. Asi, para apropiarse é incorporarse una toa con- quistada y no temer una separación, los hechos históri- cos nos indican que es necesario identificarse con el destino déla tierra conquistada, convertirla en patria, y que las nuevas generaciones, descendí» ntes de conquis- tadores y conquistados, se consideren como vnos, como hijos del mismo suelo y sometidos á la misma ley y destino. Es asi como gi-an parte de las naciones mo- dernas de Europa se han formado. El hecho injusto ha ido desapareciendo, bajo la progresiva aplicación de la igualdad, sin distinción de raza. El origen fué un cri- men : la conquista. Los vencidos se sometieron: tanto peor para ellos. Los descendientes de unos y otros lle- gan á formar poco á poco una nueva sociedad : esto es la aparición de las nacionalidades modernas como Ingla- terra, Francia, España. En Inglaterra, el Anglo, el Sa- xon, el Danés, el Normando, forman una descendencia xuigenms, que crea su lengua, el gran idioma inglés, expresión nueva de una nueva sociedad. En Francia, el (ralo, el Romano, el Franco, constituyen hoy una masa indivisible uniformada. En España, el Ibero, el Basco, el Africano, sea Cartaginés, ó Moro, el Arabe, el Visi- Godo, forman bajo el nombro de Castellanos ó españo- les la unidad de patria bajo la diferencia palpable del origen. Mas la América no fué considerada como una agre- gación de territorio sino como una explotación. El es- pañol, aunque se instalase en América y tuviese des- cendencia^ se consideraba siempre como dominador y extrangero. Pero en sus hijos se verificaba el prodigioso— 108 — fenómeno de la autonomía instintiva de la patria,produ- cido por el nacimiento, por la naturaleza, por la necesi- dad, y al fin por el convecimiento. Existia profánela diferencia entre el español de naci- miento^ el Americano aunque descendiente de español. lío se verifica este fenómeno en la India con los hijos de los Ingleses. Son ingleses, no asiáticos. Esta diferencia era caracterizada, fortalecida y enco- nada, por la superioridad, y soberanía que las costum- bres y leyes de Indias daban al espafíol de nacimiento, y por el desprecio con que este miraba á los criollos. Se produjo pues este hecho no común en la historia de las conquistas que consiste, en que los hijos de los con- quistadores se inclinan á simpatizar ,y á identificarse con la causa, con las pasiones y esperanzas de los conquista- dos, y de los indígenas libres. Este hecho, nos explica naturalmente, sin necesidad de acudir á teorías preconcebidas, la invocación, el de- recho y el llamamiento que se hizo en tiempo de la In- dependencia á las razas indígenas, la simpatía que se des- plegó por su suerte, la solidaridad que se declaró existir entre los indios y criollos. Los escritores y poetas de la época asi lo manifestaron;—y los legisladores asi lo intentaron, pidiendo en Chile á los Araucanos un re- presentante, y la junta de Buenos-Aires del mismo modo, en sus decretos libertadores álos Indígenas del alto Perú, y particularmente en el dirigido á los Indios pampas, pidiéndoles representantes para el congreso nacional. Cuanta superioridad moral no demostraba el gobierno de Buenos-Aires, de aquel tiempo, sobre los gobiernos posteriores! La humanidad no era una palabra. Se lla- maba al indio ála congregación de las razas. La justicia no era una palabra: se reconociala ley: #wum cuújue tri- guere. A cada uno lo suyo. Y vive Dios, quej es del in- dio su libertad y su derecho á la tierra en que nació.— 109 — III. La Revolución (germinaba : Es un hecho. Germina- ba es verdad, de diverso modo según la variedad de los elementos que acabamos de enumerar, y que si se hu- biesen podido combinar, hubieran anticipado de muchos años la Independencia de América. Los historiadores americanos tienen á este respecto que hacer prolijas indagaciones, para no perder el hilo conductor de la protesta siempre viva, y presentar com- pleta la tradición de la revolución. Nosotros vamos á registrar los hechos que conocemos —Los Indios del valle de Calchaqui en Tucuman se sublevan capitaneados por Pedro Baliorques que sede- cia descendiente de los Incas. Dura la sublevación on- ce aiíos. Los cabezas fueron ejecutados.—1(560. —Sublevación de los Indios de la Paz.—1660. —Sublevación de los Indios de Andahuaylas (Perú).—1730. —Sedición de los Indios de Cochabamba, dirijida por un mestizo, Alejo de Cayatalud Termina con su deca- pitación y la de 28 compañeros.—1730. —Revueltas en el Paraguay—1726—1731. "Se vivia en comunidad de bienes siendo cada pueblo "una copia amplificada de la orden de San Ignacio. "Reinábala paz y la abundancia y las tropelías de los colonos y mestizos ambiciosos no tenian lugar. Un "sistema tal tuvo por enemigos á los obispos y á las "autoridades civiles, de cuya enemistad se suscitaron "disputas que pronto tornaron en luchas sangrientas. "Los jesuitas por conservar las reducciones tales como "las habian fundado y sus enemigos por arrebatarles el "poder para esplotarlas. A la cabeza de estos se hallaban "el gobernador Reyes y el obispo Palos. Para apaciguar "estas discordias se mandó á I). José Antequeda que— lio — "tenia el carácter depi'oteci.or de Indias en Charcas, el '•cual trasladándose al Paraguay arrojó á los jesuítas del "colegio de la Ascención, levantó tropas para batir á "Reyes, consiguiendo derrotarlo en Tivideari después "de haberle muerto á mas de 600 de sus afiliados.... "Cinco años después reaparecen los disturbios. Ante- "queda preso y acusado de promover esos disturbios "desde la cárcel de Lima. El virrey lo fusila." (1) —Revueltas de los Indios de Quito, que asesinan á los colectoi'es de tributos, de diezmos ó de otras contri- buciones.—1741. —Revolución del pueblo en Quito. Victoria de los Judíos que matan en batalla á 400 españoles. Se apla- có por la intervención de la Iglesia y promesa de amnis- tía general.—1765. Conspiración en Chile descubierta, y fin misterioso de sus iniciadores. Esta conspiración fué iniciada por don franceses en 1780. --Revolución de los Comuneros en Nueva-Granada. Principia en Bogotá y cunde como incendio á las provin- cias de Tunja, Pamplona, los llanos de Casanarc y Ma- racaibo, se propaga á la Provincia de Merida hasta las cercanías de Truxillo. Triunfan loe comuneros en el primer encuentro. Viene un ejército de 4,000 hombres á sofocar la revolución, y Berbeo su gefe, presenta 1S,000 hombres armados de palos, hondas, y solo con 400 ar- mas de fuego. Interviene el Arzobispo, y se estipulan capitulaciones que consignan la victoria de los revólucio- naíios. Quedan abolidas todas la9 gabelas, y se concede amnistía. El Arzobispo y el clero consiguen aplacar el incendio, y so dispersan los comuneros. Se violan des- pués los juramentos, y so decapita y descuartiza álos ge- (1) M. Bilbao. C. de la II del Perú.fes que se conservaron en armas. 1781. Esta revolución no se manchó con ningún crimen. —Sublevación de los Indios del Darien (X. Granada). Destrucción de poblaciones españolas. Degüello de sus habitantes. Fueron sometidos, y después abandonados por la dificultad de contenerlos. '—Sublevación do lo» Chímenos, llanuras de Chancha- mayo en el Perú, capitaneados por Juan Santos que se decia descendiente de Atalmalpa. Hizo una guerra de exterminio. Destruyó las poblaciones de Uchubamba, Monobamba é invadió la provincia de Canta. Fueron dispersados á los bosque?. —1740. —Se sublevan después los Chunchos do Anaybamba y Qüillobamba. Son batidos y ejecutados dos de sus caudillos. • —Sublevación de la provincia de Chavanta en el Alto-Perú.—1780. —Sublevación en el Cuzco. Es sofocada con la de- capitación de 7 de los cómplices.—1780. —Gran sublevación de Tupac-Amaru. Llama á las armas ¿la nación peruana. Los pueblos acuden. Ex- termina á C00 españoles que fueron á atacarlo. Pierde un tiempo precioso en hacerse coronar. Aglomeran con- tra él sus fuerzas los virreyes del Perú y de Puenos-Ay- res. Es batido v martirizado con sn muger v con sus hijos.—1780. —A las proclamas de Tupac-Amaru. los indios de Charcas se sublevan. Supac-Catari sitia á la Paz. Des- truyen ]>oblaciones y destacamentos españoles. —Sublevación sobre Puno. Toma de Sorata. Suble- vación en Huarochiri. Todo este gran movimiento ini- ciado por Tupac-Ainarú fracasa ante los exércitos de los virreyes del Perú y Buenos-Aires. Mueren en la horca los caudillos.—1783. —Revolución de las colonias inglesas, uno de los masgrandes movimientos de la historia, por su justicia, por su influencia en América y Europa, por sus magníficos y transcendentales resultados. Este acontecimiento coe- xistió con el de Tupac-Amaru en el Perú, 1780. La Itevolucion de los Estados-Unidos, fué auxiliada por Francia y España en odio á la Inglaterra. Las naves de Carlos III que llevaban esos auxilios, tocaron de arriba- da en algunos puertos de la América del Sur y comuni- caron la noticia del incendio que empezó sordamente á propagarse. La Francia monárquica con esa alianza revolucionaria, recibió-la profunda conmoción eléctrica del republicanismo americano; y Lafayette, el amigo de Washington, fué el héroe de dos mundos y el protago- nista déla revolución francesa. Empieza á cireulárcon misterio la constitución de los Estados Unidos,—y la Espafia reconoce el peligro de perder sus colonias, lra- biendo protegido la emancipación de las Inglesas. Jus- ticia divina! Trabajos de la Inglaterra para sublevar las colonias españolas, con el objeto de tomar la revancha y abrirse el mercado de un continente. Pitten 1797habia man- dado derramar proclamas en América, "asegurando socarro en dinero armas y municiones á cuantos quisie- sen intentar revolucionarlas. —Invasión de los Ingleses á Buenos-Aires, que des- pierta el espíritu del pueblo, y le hace pensar en la Inde- pendencia.—1805—1807. —El gran contrabando de los ingleses, que revelaba á los Americanos la existencia de una nación libre y poderosa, con su superioridad industrial y el bajo precio de los objetos de consumo. —Revolución Francesa en 17S9.—Ilabia en Europa juventud americana que estudiaba y participaba de las ideas revolucionarias. Los principales caudillos estu- vieron en Europa : Miranda, Bolívar, San Martin, Al-- 113 — vear, O'higgins, Carrera. Los venezolanos son los pri- meros en levantar el estandarte de la rebelión. Esta pñmera tentativa fracasó y murieron casi todos los gefes, cxcpto el joven Marino que fué á abogar por la causa ante los gobiernos de Inglaterra y Francia. En seguida Be presenta el grande, el inmortal Miranda, héroe de ambos mundos, general en Venezuela y en Francia. La Ingla- terra lo protege, organiza una expedición sobre Caracas. Es rechazado pero despertó el incendio. Miranda funda en Londres la famosa logia Lautarina, verdadera colme- na" de la revolución. De allí parten los principales cons- piradores para todas las colonias. Se funda también la logia sucursal en Cádiz. ■—Primera revolución en la Paz—ya en 1809. —Primera revolución en Quinto—también en 180!t. —Decadencia notable del poder de España, aunque fuerte en América. —Invasión en fin de Napoleón I.—La incomunicación y acefalia del poder en España, á causa de la conquis- ta francesa, fué la ocasión suprema. El establecimiento á las juntas españolas, fué el pretexto hipócrita de los cabildos revolucionarios, para dar una apariencia legal ¡i la revolución. Las primeras actas avergüenzan : men- tios! El fin no legitima los medios. Esa mentira de or- ganizarse en junta reconociendo la soberanía de Fernan- do, demuestra la poca fé en la verdad, el pálido republicanismo, la falta de heroísmo en los iniciadores del movimiento. Funesto ejemplo de doblez que ha cor- rompido á casi todos los políticos de América. Cuantas perfidias y crímenes se han creado autorizadas con ese ejemplo de ]810, dado por los primeros revolucionarios. Como se vé, no sentían ni comprendían la virtud déla verdad—principio. Pero los pueblos la comprendieron. Los pueblos no se alzaron sino por la Independencia y la República. Muchos de esos iniciadores claudicaron. Los pueblos fueron líeles ála causa que abrazaron. 8Unid las causas latentes, radicales que tarde ó tempra- no clebian producir la explosión, á las causas ocasionales <]ue apuntamos, y tendréis la explicación de la simulta- neidad de ta Revolución, desde Caracas á Buenos-Aires, desde México á Chile. La invasión francesa que fué la señal de alarma, se verificó en 1800. La Revolución estalló en 1810. Los conspiradores americanos fu vieron pues nueve años pa- ra preparar el golpe; > Caracas, Abril V.) de 1810. Buenos-Aires, Mayo 25 •le 1810. Santa fé de Bogotá, Julio 20 de 1810 Méxi- co. Septiembre 10 de 1810. Santiago de Chile, Sep- tiembre 18 de 1810. Asi se explica puede decirse, la coexistencia y sincro- nismo de la revolución. (1) I'U espíritu de la Revolución—Diferencias entre la Re- volución de los Kstartos as. " 101 gran l.nmennuis, en una carta que me escribió tres meses antes de su muerte en 1853, me decía : Tenez pour certain qu'il n'y riená es- •• pérer de 1'Amérique espagnole, tant qu'elle reatara asservie á un rferge " iml>u des plus detestables doctrines, ignorant an delá de toutes bornts, " corrompu et corrupteur. "¡nos, es una dificultad no resuelta, en una contradicción explicada. Observo que todos los fanáticos por la causa de la re- volución franca, creen por los discursos, por las palabras y por las leyes promulgadas, que es la causa máxima é íntegra de la libertad.—Pero no se preguntan ¿cómo es que toda esa retórica de la Montaña y de la GHronda» que no juraban sino por la libertad, produjo y produeia, el despotismo en manos de todos los partidos, y de todas las formas, fuesen los franciscanos, los jacobinos, el comité de salud, la comuna, la convención, ó los círculos mas y mas reducidos en quienes el poder absoluto se concen- traba? La explicación;: juicio nuestro es la siguiente : El lioinbre es libre, dijo;—la libertad es el primero de os derechos. Pero los hombres que eso decian y los partidos y las masas qne seguian el movimiento agrega- ban : La libertad es la verdad. La verdad debe impo- nerse. Imponerla es un deber. Desde el momento en (pie se acepta como ñn deber y un derecho, la imposición de la libertad ó de la misma verdad absoluta que se hubiese creído revelada, la liber- tad va-no es libertad. La imposición déla verdad es mentira, la imposición de la libertad es esclavitud—y vamos á probarlo. La verdad reclama el libre consentimiento de la razón individual. La libertad reclama la libertad de comprenderla y aceptarla. —Imponer (y doy por hipótesis que se imponga lá verdad) un principio, mi dogma, una moral, sin la libre aceptación, es imponer al individuo que resiste ó no com- prende, es imponerle un principio, que cree falso, un dogma que cree mentira, una moral que cree sea injusta.¿Y hay derecho para imponer á ningún ser humano, lo que la inteligencia de ese ser humano no comprende, ó no acepta?—Ño lo hay.—Entonces todo partido, toda secta, toda religión aunque fuesen manifestaciones evi- dentes de la verdad y de la justicia, no tienen derecho de imponer su política, su culto, ó su sistema por la fuer- za, la violencia, ó el terrean lié ahí pues el vicio capital de la gran Revolución- francesa.' rroclanióla libertad y proclamó en sus acto* el deber religioso de imponer lo que se creía libertad se- gún la inteligencia, las pasiones ó intereses de un par- tido ó de un malvado explotador corno Marat ó Robes- p i erre. La acusación de federalismo llegó & ser una sentencia de muerte. La inania de la unidad llegó á ser la teoria de un despotismo insoportable. lié ahí una manifestación espléndida del dogma cató- lico de la comunión (le los santos y de la solidaridad de justos y pecadores. Es por eso que el verdadero católi- co se cree con el derecho de lo que llama salvar las al- mas, por la fuerza, por el tormento, por el fuego. Y es por esto que la Inquisición decía que obraba caritativa- mente, cuando quemaba á los hereges. Ejemplo terri- ble de la perturbación que produce un dogma falso. La Revolución francesa del misino modo creía salvar- la libertad, suprimiéndola, cuando la libertad Girondi- na pensaba de distinto modo que la libertad Jacobina. El otro sofisma sangriento, consistía en decir que se aplazaba la libertad, por no decirse suprimía. ¿Y qué supone todo eso?—Eso supone que no so pro- fesa la religión de la libertad del pensamiento, y no se la respeta en todo ser humano.—Es muy acomodaticio para todos los partidos, creerse con el deber del pontiñea- cado absoluto de la revelación de la verdad.Véase pi.es, cuan legítima y legitimada es nuestra fé en el fundamental principio de la soberanía. Compréndase también porque el mas precioso de los derechos, ha sido en todo tiempo el mas perseguido pol- la iglesia, y por las castas dominadoras,—En la desgra- ciada España, hasta el mismo pueblo.—Cuanto lia sido el poder del Catolicismo en España, lo prueba el odio, el furor del pueblo español contra el hombre libre—pensa- dor, qne se sacrificaba por salvarlo. El auto defé llegó á ser fiesta, y ver quemar á los Lereges un motivo de alegria. ¡Con qué pagará el catolicismo la transformación de ese pueblo!— lis por esto que la humanidad por instinto, ha mirado á la España como tierra africana, inspirada por el Sí- moun del desierto;-—y es por eso que el Norte-eajon se indentifieó con la revolución de la Reforma, cuya base era constituir á todo cristiano en Sacerdote, en sobera- no, en intérprete del libro que creen revelado, el viejo y nuevo testamento. De esta última consideración nace también una dife- rencia en el carácter y en el modo de pensar libremente entre los hijos de los puritanos y nosotros los raciona- listas. El protestante, busca la verdad y base de los derechos, en la libre interpretación de las escrituras cristianas, De ahí nace que su emancipación es en cierto modo teo- lógica y de erudición. De ahí debe nacer un furor de in- terpretación y discusión. El racionalista no busca la verdad e;i texto alguno, y somete todo texto á la palabra viva, á la permanente re- velación de ia razón emancipada. Para el protestante hay revelación. El racionalista la niega. El protestantismo, en la mas avanzada de sus 6ectas— 12G — que es la secta unitaria,r(l) llamada así, porque niega la trinidad católica y la encarnación de la divinidad en la persona de Jesús, es la mas avanzada, la mas pura, la que mas se acerca á la filosofía. La única fundamental diferencia entre esa secta y nosotros consiste en que ella cree en la revelación y en la mis-ion exepcional de'Je- sús. Y aceptando la palabra del Evangelio como pala- bra revelada, se vé en la necesidad de sostener sus ideas con el texto de los evangelios. Después de conquistada la virtud del pensamiento, y de haber arrancado á la Iglesia católica el privilegio do decisión y de interpretación infalible del texto reputado por divino, la libertad del pensamiento tiene trae comple- tar su evolución en el protestantismo hasta llegar á la filosofía, y á abolir todo texto, ó á no reconocer texto al- guno que no reciba la sanción del pensamiento. La ra- zón tiene que llegar á ser su propio texto. Esta es la gran revolución que continua. En las naciones del Norte de la Europa, esa revolución también se desarro- lla. A pesar de haber vivido bajo el peso de todos los despotismos, siempre hubo hombres heroicos, pensadores profundos, que de tiempo en tiempo, en Inglaterra con Wicklef, en Bohemia con Juan IIuss, en Alemania con Lutero, despertaban á los pueblos hasta llegar al esplen- do triunfo de la Ileforma. La Italia, por el contrario, asi como nosotros, se lanza al racionalismo, sin pasar por el intermediario protestante. Cuantas guerras no ha costado conquistar ese derecho. El pueblo á quien primero le tocó la gloria de realizar la revolución religiosa en el mundo moderno, es la Ale- inania del Norte, la patria de Lutero, heredero de Juan Hussque fué quemado vivo por sentencia del concilio de Constanza.^ (\) Chanihig—Cristianismo unitario. iPero ya no pudo apagarse el fuego del libre pensa- miento. Nació la República de las provincias unidas de Holanda. Se consolidó en Suiza la República. En Francia consignen los protestantes garantías en el edicto de Na utos, después de una guerra desastrosa. La Itevolucion vá á Inglaterra, y allí, los heroicos puri- tanos, no pudiendoencontrar una tierra libre para adorar á Dios en libertad, emigran á la América del Norte y fundan por vez primera en la historia, la asociación libre de los hombres libres. Este fué el germen de la mas portentosa nación de todos los tiempos conocidos; y queso llama: Enfados Unidos de la América del Norte. lié alií puede decirse el itinerario de la emancipación del pensamiento, en su desarrollo histórico Europeo. Ese movimiento no alcanzó con sus ondulaciones ¡í la América del Sur, sino de una manera indirecta y en un número reducido de individuos. El libre pensamiento en la América del Sur, fué estallido, espontaneidad, entusiasmo, revelación inmedia- ta de la libertad en el alma de los pueblos, elevada á la potencia del sublime por el toque eléctrico de la revolu- ción. No fué deducción, raciocinio, consecuencia, ¿accesión fatalista, ó desenvolvimiento de un antecedente conocido: No. Fué pasión ó intuición. El libre pensamiento en América ha sido sostenido pol- las razas indígenas libres que combatieron y combaten; hé ahí su tradición. En donde -no pudo penetrar el dogma católico, no pudo penetrar la esclavitud, No ha habido misionero que no renuncie á convertir al Arau- cano. Los jesuítas mismos, los mas hábiles domadores de la especie bumana, han fracasado en Arauco con bu ciencia y con su arte, asi como había fracasado la con- quista con sus armas en los trescientos años de guerra (pie sostuvo. Y casi agradezco mas ó lo mismo, laresistencia á la religión católica esclavizante por esencia, que el indómito corage hasta hoy dia desplegado en la frontera. Una raza que siente, que percibe, que adivina i:l error, y sobre todo el error que esclaviza, por nía» encubierto que se presente con las promesas de las recompensas celestiales, en cambio de la sumisión del pensamiento y la aceptación de un credo absurdo, es una raza que merece bien de la humanidad y que tiene por- venir. A rauco, sin pasar por las crisis de la acatol'mi- clon, por las que pasa Chile, recibirá la buena nueva de la fraternidad apoyada en el respeto de la autonomía de las razas. lían sido pues los Araucanos los acosados permanen- temente por las armas y las misiones: A las armas han opuesto la resolución de vencer ó morir; y á las misiones de todas clases, una negativa tan tenaz que han desespe- rado de poder convertir al catolicismo el Araucano. Intuición sublime! Confluencia s describen la guerra heroica do la Inde- pendencia hasta enterrar el poder español eir Ayacu- éhp.—Aquí solo debo explicar, ó manifestar el mérito«le la empresa, que nuestros padres con decisión de ven- cer ó morir acometieron. Y para comprender la importancia de la victoria, es necesario no olvidar, Americanos, que ha sido necesario combatir : 1. ° La educación de la con- quista. 2. 5 La política déla conquista. 3. ° La administración de la conquista. 4. ° La legislación de la con- quista. 5. ° El terror de la conquista. ti. 0 La fuerza nnterial do la conquista, ejércitos, escuadras, for- tificaciones, organización, arma- mento, disciplina etc. etc. Kl "fSpirituB intns" y el "sur sum corda".—Idea, í*ue y fuerza de la Revolución.-lül aliño dia. t liempublioam, populosque cano, canto á la Repúbli- ca y á los pueblos, diriamos si fuésemos poetas, ni prin- cipiar este capítulo que contiene el derrumbe del poder de España. .......ruit alto á culmine Troja :- y la prodigiosa victoria de la Independencia, que abrió el camino de la regeneración de un continente. O pensamiento libre! fuerza inagotable de movimien- to, potencia de luz y calórico de la humanidad para la germinación, desarrollo y aplicación de la verdad, tú eres la musa del historiador, asi como eres la verdadera providencia de la historia, y la visión de la ley por el filósofo.-—"So hay esclavitud que no se apoye en la nega- ción, ó negativa voluntaria,ó en la indiferencia de la li- bertad pensar. Cuantos pueblos, cuantos partido.-.— 132 cuantas sectas y caudillos de sistemas, reconocen la li- bertad del pensamiento, negándose á examinar la verdad ó no verdad, la justicia ó injusticia de lo que creen y sostienen! Los llamados ultras en las divisiones políti- cas de los partidos, que son los que mas gritan libertad, son los que menos examinan la verdad de su credo, por- que viven esclavos de la autoridad del circulo en que ab- dican. Y" si no practican la independencia del juicio, la libertad del pensamiento respecto de üi mismos, ¿cómo queréis que la respeten en los demás? La libertad de pensar independizó á la América. La libertad de pensar integrará su libertad, y entonces será el dia de la pacificación. , El libre pensamiento es nuestro libertador. El libre- pensamiento es nuestra gloria. Los tiranos, y las escuelas de la tirania han enseñado la mentira capital, diciendo que es necesario sacrificar fl librepensamiento. Esta mentira es verdadera deca- pitación de la humanidad. No contentos con someter la voluntad y el cuerpo por la fuerza para hacer á los hombres instrumentos do explosión y esbirros de sus se- mejantes, no han reposado tranquilos hasta no llegar á pervertir la razón, y suprimir con el terror religioso el pensamiento. El Americano siervo, esclavo, despotiza- do en su persona, embrutecido en su pensamiento : tal fué la conquista. Compréndase, pues nuestra relijion por la libertad de pensar. Pero tú pensamiento, misterio divino de la luz eterna os la conciencia humana, tú, como el átomo indivisible, indestructible, eres por esencia el derecho, eres el ele- mento consciente de la existencia y de! destino de los seres. Tú, pensamiento, eres la independencia. Tú eres la condición esencial de la individualidad. Si no pensases, ú otro pensase por tí, no serias individuo, serias— "133 — parte de otro. Tu eres la personalidad. Sino pensa- res, ú otro pensare por tí, no serias persona, serias cosa. ■ Tu eres la justicia. Si no pensares ú otropeusare por tí, serias instrumento de todo lo malo. Pensando, eres la justicia, porque pensar es ver la ley, y ver la ley cons- tituye la responsabilidad y el deber. Pensando habla en ti, Dios. Es por esto que los sacerdocios te alejan de tu pensamiento y hacen creerlo que ellos quieren. Pen- sar es ver la ley. La ley es la verdad de las rela- ciones humanas. Las relaciones verdaderas y reales son la igualdad de los individuos libres. Ley es la forma necesaria de las relaciones de los individuos. El indivi- duo es la libertad. La ley de la libertad, es la libertad de todo lo libre. Lo libre es el hombre. La ley del hombre es la libertad del hombre. Ven pues, ó libertad! Un continente sumido en los abismos, implora la luz del pensamiento libre. El dolor ha llegado hasta producir en las masas em- brutecidas la insensibilidad del paciente. Despierta, ó luz, la fibra de la venganza que dormita. Las tinieblas cubren el cielo de la América, y solo de vez en cuando los resplandores de un infierno de tor- mentos, iluminan con espanto la esperanza de un mundo! Perdidos, extraviados bajo el látigo y el tíerro y el anatema las diferentes razas se preguntan en su deses- peración si hay un Dios.—Y ese Dios se revela fulminan- te en todo hombre sin miedo de pensamiento libre. Ese Dios empieza á revelarse, y aparece en la con- ciencia con el nombre de la Revolución. Ese Dios fué el revelador del primer dia y de todo dia de conciencia pura en todo hombre. Ese fué el que nos legó el testamento de alegría .cuando nadie pensó el mal. El es, el que nos habla en la soledad de la conciencia, y es en la conciencia en donde lo encontrarnos comoesencia indómita do la soberanía del hombre. De Dio» venimos : " Dioses somos. A ese Dios invocamos!—Xo para que nos liberte, por- tille eso es degradante, sino para sentir en nosotros la di- vinidad de la justicia;—iluminarnos y libertarnos por nuestros esfuerzos. Esa conciencia es nuestra profecía. El hombre libre profetiza su suerte. El homhre libre hace su destino. El hombre libre hace su felicidad. El hombre libre es el santuario de la divinidad. Salve, pueblo Americano. Domeñaras átu enemigo. Arrancarás de tu ser, de tu sangre, y de tus entrañas al enemigo encarnado; y sobre el altar de la patria ensan- grentado ofrecerás el holocausto de tus miedos, de tus egoísmos, de tus indolencias, y de todas tus miserias transmitidas. Gal ve, pueblo Americano! Consumarás el sacrificio sobre el cadáver de la conquista.—Desatarás los vientos, porque no temes tempestades y buscas la purificación. Desencadenarás los elementos, porque provocas una nueva creación en las afinidades naturales de las cosas. Y como un sol, ó centro de vibración luminosa en el es- pacio, irradiarás la vida, el derecho, el movimiento de¡ individualismo, la energía y virtud desplegada de todo ser humano Y volverán los espectáculos del océano popular siguiendo la corriente predestinada á su evolu- ción magnífica.—Y se verá á los pueblos llegando á ser la identidad de la ley y del gobierno, al " hombre-ley, "' como al sol-luz! '• Xio que es Eterno. * " Santa verdad, quien apagará tu llama! " decían los Husistás en Bohemia en el siglo XV combatiendo por la libertad del pensamiento, á luz de sus pueblos in- cendiados por los imperiales católicos del Austria.—'• Quien puede levantarse contra tu fuerza y combatirla " Que tus enemigos, numerosos como la arena se ade- '• lantén; que en las convulsiones del error, con las ar- " mas en la mano arrasen todo con la muerte y el in- " cendio. '• Dios te ha hecho mas fuerte que la roca petrificada " en medio de las olas del mar, y masfuerte que una brí- " HantO estrella en la bóveda de los cielos, y mas fuerte " que la masa de las montañas, y mas fuerte que los abis- " inos del mar, que ningún ojo humano puede sondea^. " ílY ai caemos todos, asi sea! Moriremos por la ver- "dad, y por el bien del mundo! La felicidad del cielo ''regocijará entonces nuestros corazones. Libres nos ve- cemos de toda tristeza é inquietud! "Cuando la negra tumba encierre nuestros cuerpos, "la fecunda coseclta de nuestras obras bastará de su ger- "men. Lo que hubiéremos tentado fielmente y con '•valor para la salvación de la tierra, brillará cou viva '•luz para nosotros y se enlazará á nuestra vida." lió ahí como habla el convencimiento de los hom1. • - libres. La Santa verdad brilló en América.—¿Quién fué el emisario misterioso que desde México al Plata, en él mismo año, transmitió la palabra de la gran conjura- ción?—¿Quién hizo que los hombres de Caracas y Buenos A y res, de Bogotá y Santiago, de México y Charcas, de Quito y la Paz lanzasen al mismo tiempo la misma pa- labra?—¿De qué centro partían esas ordenes para toda la circumferencia Americana?— ¿Quién estableció eso gobierno invisible, que presente en todas partea dictaba las mismas providencias?—¿Quién redactó el mismo pro- grama para Argentinos, Chilenos, Peruanos, Bolivianos. Granadinos, Venezolano», Centro-Americanos y Mexi- canos?—¿Quién levantó en el firmamento de la América el astro cuva evolución todos siguieron?— 130 — ■, ¡)o dónde venias, centella prepotente, que, encarnada en los espirito, transformas á los hombres, regenerabas pueblos y donde antes esclavos, naciones levantabas? ¿De dónde venias, sabiduría inmanente, que por los labios de la infancia, con su ciencia y con sns libros en su templo á los viejos doctores confundías? ¿De dónde venias, iluminación resplandeciente, que como cometa de bendición pasando sobre la frente de la América, bautizas á los pueblos siervos que yacian sen- tados á la sombra de la muerte? liras justicia, y venias de la fuente déla justicia. Evas libertad, y venias de la personalidad divina. Eras la individuación de un mundo que venia á pedir su lugar en el congreso de las naciones. Eras la humanidad que pedia la instalación de su go- bierno llamado democracia! Santa verdad! fué el pensamiento libre que vió la rjiísma ley de libertad en cada uno. Fué la pasión hu- mana comprimida que produjo idéntico estallido. Fué la misma esperanza que animó á todos los oprimidos. Fué la represalia del indígena, fué la dignidad abatida del hijo de América, fué la venganza contra la conquis- ta, la solidaridad del Indio y del criollo vindicando el mismo derecho á la soberania de la tierra. Moteuczoma y Manco-Capac, Caupoliean y Lautaro se estremecieron en su tumba. Tupac-Amaru y Washington precipita- ron el torrente. La palabra del derecho en fin, como verbo de una nueva creación, sopló sobre el continente I igra reproducir los dias primeros de la alegría y de la justicia. Y en las regiones déla zona tórrida,y déla zona tem- plada, en los llanos de Venezuela, en las pampas Ar- gentinas^ en los valles de iNueva Granada y en las mon- tanas de Chile, ebhombre, cualquiera que fuese su color, su origen proclamó la misma humanidad, la misma nece-sidad, el mismo credo: la soberanía del IODALDAD. ¿Cuándo, en qué tiempo, en qué lugar, se lia visto á todo un continente, dividido, incomunicado, avasallado, levantarse como un hombre? Desfile la historia con sus siglos, y diga, cual siglo ha visto una maravilla mas grandiosa!—¡Conciencia del humano destino, en qué tiempo has aparecido mas visi- ble, mas llena de la inmensa caridad para abrazar á todas las razas y naciones? Si la ley del movimiento humano es la aproximación al goze del derecho univer- sal, esa ley fué el movimiento de la Revolución Ameri- cana, heredera de las luces de las grandes revoluciones de la historia. • El pobre vió el fin de su pobreza, el oprimido el fin de su opresión, el despreciado el término de su oprobió, el desgraciado el alivio de sus males, el filósofo la reali- dad de sus ensueños por la felicidad del género humano. Y esa visión fué el programa que hoy mismo nos agita y nos hace completar la obra no terminada de la rege- neración. Pudo pues regocijarse el mundo! " Voz fué oída en América. "Lloro y mucho lamento''',—Mas llegó el luen-mensa- ge, el evangelio, la buena-nueva. —Se alza el espíritu, se ilumina el pensamiento, se enciende el corazón, la voluntad se electriza. El espíritu insurrecto crea el génesis de una nueva humanidad. Las emociones sagradas de la creación estremecen al continente. Voz fué oida en América: no MAS CONQUISTA. Los pueblos "sentados á la sombra de la 7nuerte" se levantan. La conciencia del derecho proclamado, trans- forma á los Estados; y en las alturas del espíritu, transfi- gura á los pueblos que deslumhran con el brillo de su fazY tú, América, "Niño, profeta del Altísimo, serás "llamado: porque irás ante la jas del Señor, para apa- "rejar sus caminos: "Para dar conocimiento de salud á su pueblo para "la remisión de sus pecados. "Por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, "con que nos visitó de lo alto del, Oriente: "Para alumbrar d los que están de asiento en tinie- blas, y en sombra da muerte: para enderezar nuestros "pies á camino de pazP O Revolución, ó Libertad, os debemos la patria, el honor del hombre libre, las garantías déla vida sobera- na, los resplandores de La fraternidad, la exaltación pro- fetice, los triunfos de la verdad sobre tanta mentira acum alada. La justicia ha dicbo al hombre: "Bien-aventurados "los {juchan hambre y sed de justicia, porque ellos serán "hartos.—Y todavía no nos hemos hartado de justicia, Padrudelos hombres y de las cosas! Pero los pueblos ham- brientos y sedientos de justicia se lanzaron á las batallas. Filé en su tiempo que la revolución se atrevió ¡i seña- lar el deber de una victoria. Esa victoria era el ideal de la' vida nueva, formando la série triunfante de los años futuros, un itinerario de sacrificios para alcanzar una patria, un corazón social, un pensamiento soberano. Esa patria no existia. Se veian tan solo los perfiles magníficos de las demarcaciones naturales. Era la cuna, faltaba el ha hitante;—era el templo, faltaba el sacer- dote. Aislado, solitario ó indefenso vagaba el espíritu futuro. Una jerarquía de fierro, un cielo de tinieblas mantenía en el encantamiento del miedo al pueblo Ame- ricano. Para levantar á los Ande3 ha sido necesario la exaltación del fuego interno del planeta. Para levantar una patria fué necesario la exaltación del fuego divino en las entrañas de la humanidad doliente.Y se alzaron los Andes delineando el molde! ¡y se alzó el espíritu animando el" cuerpo! A loa portento* de la creación oprimida, responden los milagros de la resurrección déla verdad. Llegó el momento de la lid tremenda. Cortés, Pizar- • ro, Valdivia, Garay, han oido en sus sepulcros el paso de las lejiones, y 6e levantan desplegando al viento sus banderas. Se toca la llamada jeneral del Orinoco al Plata; y los Andes iluminan á los guerreros con sus antorchas de volcanes. En grandioso palenque la Amé- rica se presenta convocando á sus soldados y revistiendo su armadura invulnerable—A mí, lanceros de Colom- bia, Araucanos de Chile, gauchos de la pampa Arjenti- na:—Es el dia de los funerales de los siglos.—A mí los negros, y los indios, porque la igualdad'ee mi causa—A mí los deseos y las aspiraciones de los siglos, porquis la filosofía es mi causa—A mí la tradición de la luz omni- presente, porque la libertad es mi causa—A mí la espe- ranza y caridad, porque la fraternidad es mi causa—A mi el porvenir, porque la soberanía del hombre y de los pueblos, en harmonía divina, es mi programa, Y los viejoá campeones, los hijos de aquellos hombres de fierro que encadenaron la América á la España, contestaban:— A nosotros, subditos fíeles del rey y monarquía. Somos la autoridad y la paz. La independencia es de¡dealtad. insurrección y rebeldía. Eterna obediencia es el man- dato, y la salvación de las almas sera vuestra recom- pensa. Y fué la batalla!—O si viviera en nosotros el espíri- tu de esos afios de gloria!—Cada soldado era un progra- ma y llevaba la conciencia de la justicia de la causa.— En el campo de la muerte se formó la pira con el cetro quebrantado, el trono destrozado, las cadenas cortadas con los códigos tenebrosos, con las costumbres caducas del viejo mundo, y la mano vencedora de la libertad le— 140 — puso fuego: y de las llamas de esa pira salió el renaci- miento del "Fénix. Siete" repúblicas proclamaron sus nombres. Y las viejas naciones, testigos de la lucha, aplaudieron é inscribieron esos nombres. La gloria cubrió con su manto á las jóvenes naciones,—y teda- como vestales inspiradas sobre la trípode de los despo- jos enemigos, alzaron sus brazos vencedores, entonando al Grande Espíritu, el himno de la regeneración del mundo. Salve, América, patria mia, campamento de la idea, herencia de todas la esperanzas, testamento de todas las verdades. Yo veo en tí la tierra de la justicia porque eres el continente de la República, porque es tu religión la democracia, porque es tu honor la igualdad, y tu aspiración la paz exelza del amor y del derecho! Y tú, hombre de América, pobre ó rico, sabio ó igno- ranter desamparado ó privilegiado, no olvides ese dia, porque ese dia, contiene tu derecho, tu bien-estar, y el porvenir libre de tus hijos. Ese dia es la luz de tu pen- samiento libre. Haz que brille en tí, en tn hogar, en las horas de tu trabajo como aliento, en las horas de des- ¡ canso como recompensa. Ese dia, que es la revolución, es tu fuerza, tu dignidad; y sus resplandores te pondrán en conmnnicacion con la fuente de la fuerza y de la verdad. Tributa culto á ese dia, porque asi, jamás serás envilecido, ni oprimido. Sea tu guardián, tu guia, tu compañero, y en los tristes momentos de la vida será tu-consuelo. Si ese dia vive en tí, hará que no seas conducido por nadie, sino que serás tu conductor. Ese dia iluminará tu conciencia en los actos solemnes de la vida, cuando tengas que votar, que obedecer ó gobernar. Las malas pasiones huirán de tí, porque te encontrarán como un libro de la ley, con el fuego de la revolución igualitaria, y con la decisión de ser fiel al testamento de tus padres.O Revolución! Como quisiera, ó lector hermano mío, que te penetrases de lo que es la revindicacion del dere- cho en la peregrinación dolorosa de la historia! -Como quisiera que el cuadro de los martirios de la humani- dad en todo tiempo, estuviese presente á tu memoria, para que por su contraste sintieses el valor, compren- dieses la importancia de la filosofía y de la esponta- neidad del hombre libre, que produjo la Revolución de la Independencia!—Si hay prodigio, este es. Si hay revelaciones de la providencia en .la historia, esta ha sido la mas grande, la mas fecunda y la que lleva el sello de la inmortalidad de su existencia. Nunca se ha visto mejor á la lógica de la soberanía del hombre, producir sus consecuencias en los hechos, en las costumbres, en las instituciones, en-el •pensamiento de los pueblos, con mayor alcance y legitimidad.— Bea lógica del principio de la libertad, fué mas sabia, fué mas consecuente, fué mas preciosa, fué mas heroica, que la ciencia y conciencia de todos los caudillos, guias ó conductores de los pueblos. Los pueblos que nada sabían, supieron mas al otro dia que los promotores. Los ignorantes y las masas sin saber lo que es un prin- cipio, desde que vrine'qñaron á la libertad, fueron los verdaderos salradores de la Revolución. Los grandes caudillos, los hombres de juntas, de universidades, y congresos vacilaron y temblaron sobre el suelo candente de la revolución, y aun volvieron sus ojos al pasado, que ardia, como esa hija de Lot. Pero la idea había iluminado; los Americanos habían mordido el fruto de la ciencia; los plebeyos columbraron en si mismos la revolución de la grande humanidad, y entonces ya no hubo sino marchar á la victoria garanti- da por la resolución de vencer ó morir. Esta es la epopeya Americana tg*te espera su Homero. Esta es la historia de la Independencia que espera su Ilerodóto.Estos son los hechos y elementos que bullen en la hor- naza esperando el molde de un Eidias para la estátua de la libertad. Estos son los pueblos de América que espe- ran la filosofía para declarar la ley de la historia presi: diendo el movimiento humano. La creación es la gloria de Dios—la revolución es la gloria de los pueblos. La revolución es la creación del hombre, cooperador, continuador de la obra de la fatali- dad que en sus manos se transforma en providencia por la posesión de la libertad. Traicionar á la obra de la revolución es abdicar la providencia divina para la administración y gobierno de la tierra. I*£»lijiro tío la rovolucion—T..*v civilización—La civiliza- Europea. Y esa revolución, esa causa, ese porvenir, peligran, Americanos. Muestro derecho á la tierra, nuestro derecho do go- bierno, nuestra independencia, nuestra libertad, nuestro modo de sor, nuestras esperanzas, nuestra dignidad, nuestro honor de hombres libres, todo es hoy amenaza- do por la Europa.—La conquista otra vez se presenta!- La conquista del Xuevo Mundo!—Las viejas naciones piráticas se han dividido el continente,—y debemos unirnos para salvar la civilización americana de la inva- sión bárbara de Europa. La conquista. Americanos!—lió ahi porque he que- rido presentaros lo que fué, es decir el mal de la escla- vitud, lié ahí porque tanjbien os he presentado larevolución que acabó con la conquista. La cansa ck-I mal, del error, de la mentira, de la tirania, de la degra- dación, es la conquista. La causa de la verdad, del bien, del derecho, de la dignidad es la causa de la Iíevolu- cion. La causa de la verdad religiosa, efe la verdad política, de la verdad social, es la causa de la América. La América es la causa de la civilización sintética pro- ducida por la filosofía del derecho y del sentido común, para salvar toda raza, para garantir todo derecho, para satisfacer toda necesidad, para desarrollar el principio inmortal de la autonomia, y llevarlo hasta sus última* consecuencias. La América es pues la gran causa de la humanidad, porque representa la causa de la justicia. La América es hoy el representante de la civilización Americana, contra la civilización Europea. Causa de la civilización es la causa de la idea de lo justo, es la causa del derecho y de la integridad del hu- mano derecho, en política, religión y sociabilidad. Es la cansa de la dignidad y de la justicia. Pero si por civilización se entiende, la causa de lo útil, de la riqueza ó de lo bello mal entendido, y no se toma en cuenta, la idea de lo justo, tal civilización la rechazamos;—y es esa la civilización que la vieja Euro- pa representa. Qué bella civilización aquella que conduce en ferro- carril la esclavitud y la vergüeña»]—Qué progreso, el comunicar una infamia, un atentado, una orden de ametrallar á un pueblo por medio del telégrafo eléctri- co!—Qué confort! alojar á multitudes» de imbéciles ó de rebaños humanos, en palacios fabricados por el trabajo del pobre, pero en honor del déspota!—Qué ilustración! tener escuelas, colegios, liceos, universidades, en donde se aprende el servilismo religioso y político, con todas las,flores de la retórica de griegos y romanos!—Quémagnificencia!—esos teatros sumptuosos, escuelas de prostitución!—Qué amor al arte! esos palacios, esos tem- plos, esas bastillas, esas fortificaciones pava engañar ó aterrar á lo» hombres!-- Qué adelanto! esos caminos, esos puentes, esos acueductos, esos campos labrados, esos pantanos disecados, esos bosques alineados y peina- dos, esas magníficas praderas bien regadas, para que pastoree contenta la multitud envilecida del pueblo soberano, convertido en canalla humana, para aplaudir en el circo, para sufragar por el crimen, para servir en los ejércitos, para esclavizar á sus hermanos, para con- tribuir á la gloria y prosperidad, y civilización de los imperios! Qué civilización tan admirable, que coloca en primera línea, el vestuario, el albergue, la cocina!—las pelucas, los guantes, los tules, los encajes, los cristales, los vinos, los pasteles!—O civilización que se confunde con la moda, hAMa hacer que sea moda despreciar lo justo!—O civili- zación que hace consistir el decoro humano en la toilette, en las palabras de saludo, en los gestos de salutación, en el modo de tomar un cubierto, en la manera de sonreír! —O civilización que cree tener manos limpias con po- nerse guante blanco, y corazón puro con una camisa bien lavada, y brillo intelectual con ostentar diamantes, y sabiduría con la actitud del desprecio del asno! y virtud social con ostentación del egoismo, y mérito personal con la corrupción de la muger! Y civilización se llama la indiferencia por la causa pública, y gran discusión sobre la corbata ó sobre el co';he. Y es civilización europea sentirse libre de la soberanía bajo el despotismo de los Imperios,—sentirse libre déla responsabilidad humana, haciendo á los gobiernos única- mente responsables de las matanzas que cometen con las contribuciones y ejércitos del pueblo.— 145 — Y es civilización europea la ciencia de la mentira que se llama diplomacia! Y es civilización europea la doctrina déla esclavitud necesaria, y del despotismo histórico, la doctrina del éxito, la moral del resultado, la táctica de todo medio para conseguir un fin, la doctrina de las libertadexpre- maturas, del tutelage de los pueblos, de la cúratela de la libertad, del pupilage de la soberanía, de la infancia de la autonomia, de Ta suspensión del derecho, de lapros- tergacion de la justicia. ¿Y no es humillante para la dignidad humana que al hablar de civilización, que debe entenderse se habla del derecho, de la idea de lo justo, se pretenda suplantar esa idea, con la riqueza, comodidad, &a.? Los déspotas, y los tiranos y todos los despotismos y todas las tiranias, hablan hoy de vapores, de ferro- carriles, de telégrafos eléctricos, de máquinas, de cons- trucciones de hospitales y palacios y museos. Pero grandes estúpidos, o corrompidos que confnndis la idea de lo justo con la idea de lo útil, ó que queréis dar á entender lo uno por lo otro, para apagar el resplandor exigente de la idea del deber, y disculpar ó disimular el, servilismo en que vivís ó en que viviríais si llegase el caso, ¿no veis que el despotismo se fortifica con eso mismo que alegáis para su honra?—lío veis que por medio del telégrafo y del camino de fierro puede sofocar mas rápidamente las insurrecciones?—No veis que todos los progresos materiales son araras de dos filos, y que los cañones rayados sirven del mismo modo ála libertad ó á la opresión? . iY no veis que presentar como símbolo ó idea de la civilización, lo que se llama progreso material, es hacer consistir la civilización en la transformación de la materia? Allí tenéis un hombre habilísimo. lia satisfecho todos sus exámenes: es ingeniero, agrimensor, perowírfe el robo 10Ahí tenéis un sabio médico. Es la esperanza y con- suelo de los enfermos,—pero prosterga la enfermedad para ganar. Ahí tenéis un gran jurisconsulto. Es el hombre de la ciencia del derecho. Pero defiende el pro y el con- tra y todo lo embrolla por dinero. Ahí tenéis un hábil maquinista, pero falsifica las lla- ves. Un grabador de primera nota, pero es monedero •falso.—Un matemático sublime, y presenta los planes estratégicos para someter las poblaciones. Un químico profundo, y adultera todas las substancias. ' Ahí tenéis comerciantes en maza que cooperan á aumentar la producción y circulación de la riqueza,— pero sacrificarán ante el temor de un bloqueo, el honor *de la patria. Ved á eso artista portentoso, pero prosti- íuve la belleza. Ved pues y comprended: la ciencia no es la civiliza- ción, la industria no es civilización, el arte no es civili- zación, el comercio no es civilización. Todo esto son fuerzas que deben ser dirijidai por la idea de justicia,— La fuerzaquira, aun la mas sublime que es la ciencia, es fuerza y nada mas, es fuerza intelectual, y toda fuerza pide fí/nna ó determinación, y esa foimade la fuerza, esa determinación de la fuerza, es la justicia. Asi, ciencia, arte, industria, comercio, riqueza son elementos que pueden producir el bien y el mal,—y son elementos de la barbarie científica de la mentira, si la idea del derecho no se Jevanta como centro centripeto do todas las irradiaciones de la fuerza. " No caigamos, Americanos, en el grosero sofisma de la Europa: la civilización sin la justicia.—No lleguemos jamas ¡i titubear entre riqueza y moralidad. No per- mita Dios, penetfe en nuestras costumbres la balanza de Wbm ',xño, para pesar honor, dignidad, patriotismo, sa- crificio, abnegación, al lado de las entradas y salidas,— 147 — de las rentas, del debe y el haber.—Ese materialismo, ose egoísmo, esa preferencia suprema al interés del cuer- po, de la sensación, á la codicia, supone ya pueblos decrépitos, aunque sea de ayer la fé de su bautismo, ('uando ya los individuos empiezan á- decirse en si mis- mos, ó empieza á circular misteriosamente como palabra de orden del egoísmo, "después de mi el diluvió'', enton- ces se acerca la hora de la abominación de la desolación, —entonces ya las cadenas están forjadas, y el déspota' no tarda en presentarse.- El esclavo de su egoísmo ma- terial y corporal es ya esclavo del tirano que se alza. La libertad tiene esto de sublime; no permite la degrada- ción moral del individuo. La justicia tiene esto de sublime: no reina en hombres animalizados. El honor tiene esto de sublime: no brota en el organismo embru- tecido. La conciencia de la verdad, la visión del destino sublime de los seres, la seberanía del hombre, resplando- res del Eterno en la razón, desaparecen por la mentira bestial que la gente degradada, interpone entre Dios, el deber, y nosotros, eclipse satánico para disfrazar las orgias de la tierra, la prostitución de la libertad, y el «E LA REPÚBLICA TERUANA. Considerando : Que es necesario dictar las disposiciones convenientes para que se lleve á cabo la organización de los rejistro.* civiles. [la dado la ley siguiente : Art. l.° Las partidas parroquiales que se estiendan 60 adelante, no harán fé para probar el estado civil de la» personas. Art. 2.° Los párrocos al sentaren sus libros las parti- das de nacimientos, matrimonios y defunciones, exijirán un certificado de haberse hecho la respectiva inscripción en el rejistro civil; lo que anotarán alinárgen de las par- tidas parroquiales. Art. 3.» Lo3 párrocos remitirán semanalmente á las autoridades municipales, una razón de las partidas qne carezcan del requisito ú que so refiere el artículo ante- rior, señalando al mismo tiempo el domicilio de los in- teresados, para que se les imponga la correspondiente multa y 6e les compela á que se presenten con el objeto do que se haga la inscripción en el rejistro civil.Art. 4.° Los gastos que canse la organización del re- gistro civil, se harán con los fondos municipales; y en su defecto con los fondos jenerales de la Nación. Comuniqúese al Poder Ejecutivo para que disponga k. necesario ásu cumplimiento.—Lima etc. " Administración de justicia. Es aquí que es necesa- rio entrar hacha en mano ó con la tea del incendio. O administración de justicia! Si algo se ha inventado para hacer detestahle la justi- cia, odiar la ley, no respetar la autoridad, desesperar del derecho, es la administración de justicia tal como subsis- te todaviaen muchas de las Repúblicas. Es embrollada, prolongada, costosísima.—No nace del pueblo, el pueblo no nombra los jueces. Es pues mala en su forma, ilegal en su origen. Toda justicia debe di- manar del pueblo. El hecho positivo es que el pobre no puede litigar. El hecho positivo es que el pobre y el débil están fue- ra de la justicia. El hecho positivo es que el partido político imperante tiene al poder judicial entre sus manos—y el juez es ins- trumento de partido. El hecho positivo es que el derecho de litigar no es li- bre, porque se exige firma de abogado. lío existe el jurado! lié ahí, salvo una que otra exep- cion, la ilegalidad y la desigualdad porque el jurado es la verdadera institución de la justicia. No mas escribanías, ni escribanos, no mas procurado- res ni abogados, no mas tramitaciones ni apelaciones. O simplificación de lajusticia!—hé ahí tu advenimiento!— La reforma de la administración de justicia es á nuestro juicio uno de los puntos radicales hará hacer una verdad de la República. Todo Juez nombrado por el pueblo. El Jurado en materia civil y criminal con el juez único. Una sentencia. No hay apelación. La ley determina- rá la exepcion, como la prueba del soborno por ejemplo.Sea libre k gestión, la licitación, sin firma de abogado. Abolición del papel sellado. Todo ciudadano pudiendo sor juez, ó ser juzgado, v teniendo que intervenir en el conocimiento de los he- chos, en el conocimiento de las leyes, por el juez que tas expone y conservando al mismo tiempo la soberanía de la constitución sobre la le^', lié ahí La grande escuela práctica de la libertad y la justicia. Ajuicio mió, nada ennoblece mas al hombre, que ser revestido por el pueblo con el carácter de magistrado judicial. El jury aplicado en materia civil, criminal, y política es k acción mas grande de k soberanía y k mas subli- me aplicación del self-government —¿Y qué mayor garantía de todos los derechos contra los poderes y contra las leyes mismas que la práctica de k soberanía del jurado, invalidando leyes injustas ó con- trarias á k constitución, con motivo de un hecho parti- cular á que se apliquen, y siendo una muralla contra todo acto arbitrario del poder? —¿Y qué mayor educación para todo hombre, para el gaucho, para el pobre, para el peón, para el artesano, que ser llamado para juzgar según su conciencia á un ■igual, que puede juzgarlo á él mismo en otro dia? ¡Y qué mejor evocación de todos los instintos nobles de k naturaleza humana, que el carácter de jurado? lié ahí pues la práctica de la libertad. Y si se alega que los hombres no están educados pura ello, se puede contestar, que nadie ha sido educado para ser libre, pero nomos libres y es necesario nos dejen libres. íío hay educación para la República, dicen también los sofistas para lejitiinar el despotismo; dejad pues que los hom- bres se eduquen practicándola. La República, hace re- publicanos. La justicia hace justos. La libertad hom-— 165 — brea libres. La Kepública es el molde eterno. Dejad que se amolde el millón y el individuo. , Alegar la mita de educación para practicar el dere- cho, ó las instituciones liberales o para justificarla falta de justicia, es como legitimar el robo contra el que no ha estudiado las pandectas. La práctica de la soberania, el hecho de ser soberano es la educación de la república. La escuela viene después. La práctica de la libertad es la mejor educación de libertad. Todo poder viene del pueblo, pero nuestras constituciones falsean el principio. ¿Por qué no nombra el pueblo los jueces de paz, y to- dos los jueces, los oficiales de la guardia nacional, los magistrados de campaña, de cantón, de municipio, de ciudad, de provincia y de nación? Yernos al poder ejecutivo revestido de la facultad de nombrar jueces, magistrados, oficiales. Es necesario que esa facultad vuelva al pueblo. Los magistrados de la corte Suprema y de los demás tribunales federales in- feriores son nombrados por el ejecutivo con acuerdo del Senado. Esos nombramientos pertenecen al pueblo. No hacemos un exámen de las constituciones. Expo- nemos tan solo las principales consecuencias lógicas de la soberania del pueblo, cuya práctica es la garantía y educación de la libertad. Sea pues todo hombre soberano en su creencia, sobe- rano en la localidad, soberano en la patria, soberano en ia elección, soberano en el poder de legislar,-de juzgar, de ejecutar. Sea todo hombre partícipe de la formación de la ley, Ó4nasbien sea todo ciudadano legislador. La delegación de la soberania es abdicación. La representación absoluta de los representados, es abdicación de parte de unos y usurpación de parte de otros.No reconozco, no puedo reconocer en nadie el derecho de legislarme sin que yo haya participado, intervenido, 6 sancionado la ley.—Las leyes actuales no tienen sino la legitimidad que les dá la acquiescencia de la igno- rancia. El sistema de la delegación es falso y atentatorio de la soheraniadel pueblo. Delegar la soberanía es absurdo. El sistema parlamentario actual, ó sistema represen- tativo tan decantado, no me representa, no representa la voluntad del pueblo. El sistema representativo con mandato imperativo, se comprende porque entonces el diputado que nombra el pueblo, promete ó jura cumplir el programa que el pueblo le impone ó le presenta á su acquiescencia. La educación escolar. No existe la educación de la República. Ño hay escuela de la República. No hay libro de la República para texto. No hay un cuerpo de profe- sores de la República. Los gobiernos no deben ensenar ninguna religión, sino la moral universal, y el dogma universal de la justicia. Y los gobiernos enseñan el error, el dogma caduco. Dan por texto el libro mismo, de los enemigos de la li- bertad y favorecen la educación de los enemigos de la razón y de la autonomía. Y se llaman gobiernos li- berales! .... El hombre-integral. Las religiones se van.—La religión viene. Las revelaciones histórico-locales, desaparecen ante la revelación omnipresente en el espacio y en el tiempo.Los terrores de los elementos, la ignorancia de las can- sas segundas, explotada por sacerdocios falaces, ante la concepción del Dios de amor y de justicia, se evaporan. El hombre se afirma en su Dios, desde que concibe al Dios de la justicia sobre la muerte del Dios de la Gracia. Una santa alegria, una confianza sublime le acompa- ñan, desde que comprende la eternidad inmutable do la ley y de las leyes. No! Este mundo, este universo, ese cielo, que ven mis ojos con todas las harmonías de los seres;—y ese mun- do que llevo en mi alma, ese porvenir que contienen las sociedades, ese derecho, esa razón, ese amor, esa pacifi- cación en la harmonía de las facultades y derechos, no son fantasías caprichosas de un déspota supremo que jugara su omnipotencia intentando el suicidio, con la destrucción de sus obras y la mutación de sus leyes. No Son realidades inmortales, ideas eternas realizadas, con- ciencia de la inmutabilidad de la ley. Y es realidad inmortal la libertad, es idea eterna rea- lizada la soberanía, es ley inmutable la justicia. Con razón temblaban y se sometian los pueblos infe- lices que han creído en un Dios que puede anonadar su obra. Que fé podia haber en la justicia, si la ley que la esta- blece, puede variar ó depender de la voluntad de un déspota supremo, á quien llamaban Dios los sacer- docios. —No así nosotros. Nos afirmamos en lo eterno, en ¡o inmutable, y necesario. Hemos colocado al mundo moral sobre sus ejes. El milagro es el Dios que se en- mienda. El milagro es el golpe de estado transportado á la divinidad. La República se encarna en el Nuevo-Mundo. El Nuevo-Mundo representa á la República. La Repúbli-— 168 — ea en fin prepara su dogma, después de haber organiza- do la anarquía. La .República con su dogma de la individuación eter- na, de la autonomía universal de las inteligencias;—con su moral del derecho y del deber, de la equidad y del amor;—con su política de la igualdad y del gobierno pro- pio en todo tiempo y en todo lugar y para toda función indelegable;—con su administración descentralizada;— con la libertad absoluta del comercio, es pues la ciudad del Edén, la patria de la justicia, la tierra del ideal. Y todo eso es América, todo eso se elabora en nuestro continente, todo eso espera el viejo mundo para conver- tirse á la civilización Americana. El hombre Americano es sacerdote y ciudadano, es obrero y pensador, es soberano en su iglesia, soberano en el dogma, soberano on el loro, soberano en el trabajo. Soberano en el trabajo, quiere decir que no será explota- do por el capital y que gozará del crédito social hipote- cado sobre la asociación de los trabajadores. El indígena libre se identificará con nuestra vida, desde que vea la simplificación de la justicia y la prácti- ca de los derechos y deberes. Véase pues lo que significa la causa qse defendemos, que deseamos América defienda, porque es su deber y su gloria y su felicidad y la felicidad del género humano. Salvar la verdad comprometida por el sofisma, salvar la libertad amenazada por la traición y la ignorancia, salvar la justicia desconocida y violada en el Universo respecto á la autonomia de los pueblos, restablecer la integridad de la personalidad del hombre mutilada, di- vidida por la vieja civilización de Europa. Respecto á la integridad de la persona humana escri- bíamos en París en 1856. " ¿Qué es lo que se pierde en Europa? la personalidad. ¿Por qué causa? por la división. Se puede decir, sin te-ar una paradoja que el hombro de Europa, se convierte en instrumento, en función, máquina, ó en elemento fragmentario de uim máquina. Se ven cere- brosy no almas;—se ven intelijenciasy no cindadanoe;— se ven brazos y no humanidad; leyes, emperadores y no pueblos; se ven masas y no soberanía; se ven subditos y lacayos por un lado, y no soberanos. El principio de ta división del trabajo, exagerado, y trasportado de la eco- nomía política á la sociabilidad, ha dividido la- indivisible personalidad del hombre, ha aumentado eipoder y las riquezas materiales, y disminuido el poder y las rique- zas de la moralidad; y es así como vemos los destrozos del hombre flotando en la anarquía y fácilmente avasa- llados por la unión del despotismo y délos déspotas. Huyamos de semejante peligro. Salvar la personali- dad en la harmonía de todas sus facultades, funciones y derechos, es otra empresa sublime digna de los que han salvado la República á despecho de la vieja Europa. Todo pues nos habla de unidad, de asociación y de har- monía : la filosofía, la libertad, el interés individual, na- cional y continental. Basta de aislamiento». Hayamos de la soledad egoísta que facilita el camino á la misan- tropía, á los pensamientos pequeños, al despotismo que vigila y á la invasión que amenaza." (Iniciativa de la América por F. Bilbao.) Y para coi-roborar lo que afirmamos, transcribimos- la siguiente y profunda observación: " ríous avons perdu le sentiment de l'unité de notre '• étre; toutes nos convictions consístent justement á n'y " pas croire, á ne pas reconnaitre que nos oeuvres de " poéte. de savant, de penseur, ne sauraieut étre avivóos " que par notre vie, ennoblies- que par notre noblesse, " qu'elles ne seront jamáis qu'une grimace, un cérómo- '; niel appris ou un travail de manujuvre en tant qu' " elles ne seront pas la manifestation de tioive carackreK entierán méme homme central d'ou découlent á la ibis " nos actec, notre morale, nos aft'ections et nos couvic- " tions de tout genre." J. MlLSAND. (Iíevue des Deux-Mundes—Aoút 15 18C1.) Lo que nosotros llamábamos integridad, el Sr. Milsand llama carácter completo, hombre central; viene á ser lo mismo. Y asi como nosotros tenemos que dar y mucho que enseñar ¡ti Indio Americano, el Indio Americano tiene que ensenarnos y nos enseña un carácter mas com- pleto, un hombre central, un hombre que conserva mas la integridad de las facultades. El Indio libre Ameri- cano es legislador, juez, soldado. Delibera. El parla- mento no es representativo: todo Indio se representa á sí mismo y se exime de la obligación que impone una determinación que no consiente. El Indio que opina contra la guerra, no vá á la guerra. Conservar y desarrollar esa integridad del ser humano es otro de los deberes de la América. Comparado bajo este aspecto con la Europa, su superioridad es incontes- table. Cualquiera que conozca las masas de Inglaterra, Francia, Alemania, Rusia, y lo mismo decimos de las clases que llaman elevadas, verá cuán mutilada se pre- senta la personalidad del hombre. El obrero, el proletario de los países industriosos, es un fragmento del rodage de una máquina. Las generaciones se suceden transmi- tiéndose el mismo oficio, el mismo trabajo; y la mayoría vive y muere sin haber hecho otra cosa que elaborar del mismo modo, el mismo detalle de un tejido ó la cabeza de un alfiler. Los campesinos son los verdaderos rústicos y rutineros que resultan de la pobreza permanente, del aislamiento, de la ignorancia, de la mala distribución del capital desde ah-eterno. Los siervos, y son millones, que aun subsisten, son multitudes de rebaños humanos.La bnrgesia es el hombre-Mercurio. La nobleza ó aristocracia feudal, es el hombre-orgullo. Los sabios son pura inteligencia. La mayor parte de los letrados, son retórica. Los monarcas y sus familias son la raza de la usurpación y del crimen. Exepciones hay, y mas diré, partidos hay, y tal es el partido republicano, que procuran dar al hombre el goce déla plenitud de su derecho.—Pero aun entre los uto- pistas, cuán difíciles encontrar hombres despreocupados de la herencia histórica, que acepten y comprendan las condiciones individuales, sociales y políticas del derecho completo y de la integridad del hombre! Comprendamos pues los Americanos, la importancia déla salvación de América. Ser sabio es cosa sublime y veneranda, pero no debe dejar de ser ciudadano, no debe perder su corazón y ¡a idea del deber en la pura vida de la inteligencia. Ser industrioso, agricultor, comerciante es necesario, pero no debe la inteligencia perderse en la aritmética ni el corazón metalizarse. Ser letrado, artista, jurisconsulto es cosa buena, pero la retórica no debe ocupar el lugar de la realidad, de la sinceridad, de la verdad;—la idea de lo bello no debe separarse de la idea de lo justo; la ciencia del derecho no debe converth al legista en el corruptor de la jus- ticia. La visión del ideal supone la integridad del hombre. El que solo analiza no verá el conjunto. El que no ama, no verá la ley completa del deber. La ciencia pura no ha podido hasta hoy, satisfacer completamente al pro- blema del destino. Las religiones satisfacen por medio de la fé, y suprimen la exigencia de la racionalidad de la naturaleza humana : mutilan la integridad. Se halla disperso el haz humano, descompuesta su sín- tesis, anarquizadas sus facultades, inutilizadas ó suprimí-das las funciones que eu acción presontan al hombre completo.—Es asi como desaparece el ideal, como se rompe el vínculo divino, como se suprime el principio de ascención ó de gravitación al infinito cpie constituye el móvil y principio del progreso indefinido de la espe- cie. Y es asi como en vez de remontamos, en vez de es- cuchar la harmonía de las cuerdas de la lira, vemos el peso de la naturaleza animal que precipita el equilibrio y el grito discordante déla inmoralidad ó del engaño, en vez de la palabra humana hija del verbo. En la visión, en el amor, en la práctica de la verdah- frincipio, está la reconstitución de la ciencia, la integri- dad del hombre, la linea derecha al infinito. Pls necesario que la síntesis déla verdad, que la visión de la verdad, no se descomponga al pasar por el hombre, como si fuese un prisma que descompusiese la luz. Es necesario conserve la revelación de Ja verdad como idea, como fuerza, como amor. Como idea, en justicia y be- lleza; comó fuerza en acciones;—como amor en todos sus sentimientos. El hombre integral es inteligencia en posesión de la verdad-principio. Comprende el principio, ama lo bello, práctica lo justo. El hombre integral es ciudadano y sacerdote, pensa- dor y obrero, artista y poeta. Y el ciudadano integral es legislador, juez y ejecutor. Es inteligencia de lo justo, amor del género humano, voluntad decidida en la via del deber. La verdad es una síntesis de la unidad y variedad. El hombre es una síntesis de inteligencia, de amor y de energía, asi como su organismo es una sintesis del ce- rebro, del corazón, del pulmón, etc. Familia, patria, humanidad es la sintesis déla unidad universal, y Dios, libertad, y amor, la sintesis que todolo resume, la integridad de lo creado palpitando en el se- no del amor inñnito. Pan y abundancia, luz y justicia, fraternidad de lo creado, lié ahí Ser Supremo el grito de la humanidad que implora. lié ahí lo que la América presenta en la " mesa redonda " del nuevo mundo, convidando á todas las naciones, á todas las razas al banquete. Triste el alma, triste el pueblo, triste la humanidad se debaten en las tinieblas de la descomposición de la ver- dad. La enfermedad, el dolor, la miseria, el frió, la ig- norancia, el despotismo y el odio nos flagelan; ¿pero quién ha depositado en mi ser ese fondo de alegría in- vencible, de bendición inagotable, de esperanza sin lími- tes? Tú, Ser-Supremo!—Si hay en el ser-humano un fondo de alegría indestructible, si el amor es una juven- tud perpétua, si la ciencia cada dia nos sumerje mas y mas en el misterio sublime de la creación, y si la volun- tad se sublima cuando el sacrificio es exigido—»qué mas visión de tu justicia eterna, de tu amor a tus criaturas, de la existencia de tu paternidad providencial?—Qué mas prueba de la inmortalidad, qué mayor garantía del destino? Si. Nuestro destino es feliz, pero bajo la condición del heroísmo.—Gracias al Ser Supremo! Sea la última palabra de mi libro, escrito en el dolor y con la concien- cia del peligro, una palabra de alegría, y de victoria. FIN.INDICE. FAGINA DEDICATORIA............................................... 8 Idea del libro............................................. & PRIMERA PARTE. Tss. verdad-principio. CAIITCLOS. /. El líinwtagr....................................... 1 II. El Soberano...................................... 11 ///. Del origen de la soberanía........................... 19 TV, Ja caula..........................................' 21 V. taifa........................................... 22 *VI. Diferencia entre América y Europa.—El doclrinarismo El mal........................................... 28 VII. Cuadro rápido dtl mal.—Indicación de Reformas......... 38 SEGUNDA PARTE. . I«a Conquista. VIH. Mala hora de Colon................................ 37 IX. rHUllwlw entre el dogma y la moral.—La vida de los pue- blos es la acción de su* dogmas....................... 89 X. Definición de la España.—Eflosofia de su historia........ 45 XI. El Nueeo-Mundo.—Porque la raza española ha perdido el s>m1imie>do poético de la naturaleza.................. 69 XII. La Conipiista.—Hecho» principales..................... 68 XIII La organización de la conquista...................... 74— 76 — TERCERA PARTE. JL*a Revolución. XIV. Doctrina ante-histórica dd Evangelio Americano.—Genea- logía dt la revolución.—Negación de la filiación doctrina- ria. Critica de la rcvobuion francesa.—Elementas de la filosofía de la hittoria americana.................... 91 XV. Causa'—Causas.—Variedad de elementos, antecedentes y circumstancias que produjeron la revolución de la In- dependencia ..................................•... 10ÍÍ XVI. El espíritu de la Revolución.—Diferencias entre la revo- lución de los estados de Nueva-Inglaterra y la revolu- ción de las colonias españolas.—La libertad de pen- sar.— principio de los principios.—Una inconsecuencia sublime que favorece la revolución de la América del Sud.—Solución de la contradicción que presenta la re- volución francesa.—Quienes han sostenido el libre pen- samiento durante ln conquista...................... 114 XVII. Confluencia de los elementos revolucionarios......128 XVIII. El Spiritus-intus, y el surmm corda.—Idea, fuego y fuerza de la revolución.—El almo-dia................. 131 XIX Peligro de la Revolución.—La civilización.—La civiliza- ción Europea...................................... 142 XX. Resumen.—Reformas............................... 157 XXI El hombre integral..............'.................. 10ü