«O * * <> % \ * \ f > S* Vi \ S *4 f tf-0> * I»OS DEMAGOGOS DB PINTADOS POR Sí MISMOS. u.h.eccion de artículos tomados de la prensa de büb- nos Aires, precedidos de una introducción, rasa- da W SUS PRINCIPIOS Y TENDENCIAS, DEDICADA Las VJwHacioiit's Paraguaya y Anglo-Frait- eo-Ih'asilera POR LA REDACCION DE "LA UtifÉT MOIVTIjnniDEO:Los ík'oiaíjoij'js de Cüe»%Aires pintados p^r si ¡sismes. * «lección tic nrdniloi fauiados tic Iti |irenoa «Ir Buenos prevedlüo* de uii:i introdúcelo». I :¿s.m1íi .un pi-ÍM<-l»lo« j t(.*udcu<'í<>v - ilrdicnttn i't Int MefCIm-ionew S,nra|;ii:iyn y ta- it lo-Fri» ««•<»-Hra^llvrji. Iiitroiiitecioift. I. La historia á'e la demagogia do los pueblos del Tiata, asilada en sus últimos restos, dentro de los muros de Rue- ños Aires, podría,contener muchos volúmenes, y ser leida i vez en cuaíauier» dé sus hojas, nj importa cual fuese la que quedase abierta, al ser arrojada de las manos por el r sensato, en un momento de legitimo disgusto é in- dignación. Juan Cilios Gómez, uno de los tribunos mas fervorosos de osa demagoga, ha dicho en él y^clinat: —"¿PtMtUÜE SÉ NOS HA DE MIGAR EL DEllISCliO UL CAWJMiMMIW" Hartólo Mitre, General en Gefc del Ejército de Buenos Vires, dijo cuando redactaba Lvt Ückatet:— 4 — —«¿PORQUE HEMOS DE MALDECIR LA GUERRA CIVIL?" Domingo Sarmiento no les ha ido en zaga a sus cofrade» v ha dicho también en el Ntcwnal: —'LA §ANGRE DE LA GUERRA CIVIL ES UN RIEGO COSTOSO, PERO QUE FECUNDA LA CIVÍLIZXCION " Hó ahí retratarlas las tres figuras prominente, del cúcu- lo dominante en Buenos Aires, I*.' tres publicistas de pri- mer nota, los tres campeones déla demagogia que cons- tituye la FELIZ ACTUALIDAD de Ruanos Aires. Sirvan pues, esas bizarras máximas de tema á la breve introducción con que nos hemos propuesto acompañar, al- gunas recientes publicaciones de la prensa de Ituenos Aires, admirable espejo donde se retratan loe homlires y las cosas que juegan en la tristísima y anormal situación de la Pro- vincia rebelde. II. El estilo es el hombre—ha dicho un gran genio, y esta es una gran verdad. * Gome/. Sarmiento, Mitre, Sarslield, Obligado, los Vare- Jas v /«íi quanit, no necesitan mas para ser juzgados. Dejadlos hablar, dejadlos (pie se amparen de la impren- ta y ao necesiiais de mas.— Su moral, sus principios, sus tendencias, su? depravadas intenciones, su corrupción y su desenfreno, se daguerrotipan admirablemente en sus es- critos. No preguntéis quien apura mejor el vocabulario de los dicterios, ni quien es mas suscplible entre los de la pardi- lla en eso dr cargar con los denuestos.—Nada, van á qoien se dice mas y á quien con mas impavidez desprecia el 5odo que le arrojan á la cara. El insulto es ía propaganda cotidiana de la demagogia — No hayáis caso si Sarmiento lanza á la cara de Gómez el es pumarajo de su bilis corrompida, porque al otro dia veréis que Gómez le dice á Sarmiento que ya ha agotado todos los roles inmundos en-4%^ciedad, Han sido compañeros de t — a — cuarto en Chile, han servido las mismas causas, se lian re partido el salario que les pagaban por su propaganda rev íucionaria; pero no se han comprometido á perdonarse i jurias. Hoy mismo, comen del mismo plato, sirven l.i misma causa, se reparten los mismos despojos del gran fesim le la frtis $¡tuacion; pero se abofetean en la prensa, se denigran á cual mas. No importa! por la noche recorred los Hoteles de Rpe nos Aires, las orgias, ó los conciliábulos de Sarsíteld, Obli- gado, Alsina. Allí los encontrareis juntos; las sombras de ía noche han disipado la borrasca de por la mañana; ya son los mismas buenos amigos, los mismos buenos hermano? d causa, los demagogos, consagrados á la obra tic no défaV es- capar la presa ido las manos III. > la obra es grande, fecunda, productiva par í ellos; so traía nada menos que de hacer el patrimonio de una docena de locos y corrompidos, de los caudales do todo un pueblo, del sudor de ose pueblo, r auda el Banco, millones y rilas mdlones, para atender á ios gastos de la guerra, por olloi provocada, de la guerra civil, «soladora, ñor mas que n.< se Ja deba maldecir, según Mitre,ó que la sangr e que en ella <■ derrame sea «u titán fecunda de civilización, según Sarmiento. La or.ba es grande, si, porque se trata de dominar á to- do un pueblo, fingiendo principios santos,mintiendo doctri- nas humanitarias, charlando libertad, mientras se viola el derecho ¿le domicilio; invocando la ley y las instituciones, mientras los gobernadores, como Obligado, mandan malar por su órdtn en Villa Mayor, coin i lo ha probado Juan Gal- los Gómez. , La obra es grande, na^quo quiere radicar el imperio dt Ja demagogia allí <. .c! j»,s,olo debia caber la verdadera can >a del pueblo, la cursa del pueblo Argentino y de su itil«'— o — gridad nacional, que representa el Gobierno Ai la Confede- ración v que tiene rior Cele a! esclarecido General D. Justo J. de urquiza, ese campean dé las libertadas Argentinas, contra el cual se. volvieron ingratos tos que todo so lo de- bían, patria, posiciones, honores, destinos y libertad, en fin. Para llegar á su fin, para que no se les escape de las ma- nos osa presa, ellos sublevan con su propaganda revolucio- naria; ol espíritu ilel pueblo en que dominan, poi medios violentos, imperando solos, en medio de formas ficticias; pero comprimiendo y pervirtiéndolo todo; legalizando con su desenfrenó, su esclushismo y corrupción, basta la misma dictadura de Rosas. ^ Asi vemos que para consumar su obra—perdidos en el terreno de los principios, despopularizados en medio mis- mo del puebl" que dominan-¿.tienen que echar mano para darle formas, á esas armas inicuas tic la calumnia, de los insultos, do la difamación y del escándalo. Y be abi esplicado, porque Juan Carlos Gómez no ha trepidado en preguntar, creando para él una doctrina: —«6 PORQUÉ SE NOS HA DE NEGAR EL DERECHO DE CALUMNIAR?. Y ¿qué estraño puede á nadie parecer que los demago- gos de Dueños Ayres calumnien á sus enemigos, inventen, propalen y hablen con cínico descaro, de todo lo que no sea ellos y su »«nf« causa'} ¿Qué hacen consigo mismos? cómo se tratan cuando no vá igual el reparto de la presa? ¿Qué se dejan ellos propios por decirse, qué escándalo los abochorna, qué miramiento los para, qué estorbo los detiene, que pudor, qué concien- cia, qué sentimientos les impiden hacerse ellos cosmos el ludibrio del mundo que los observa? IV. Las publicaciones que vamos Éjffe producir en eslri fo- lleto, toa la muestra mas acabada 'quo podríamos ofrecer de los principios depravados de esos hombres. Corno esa prueba podríamos citar cientos de otras, y en ellas todas reunidas quedaría escrita, paralas generaciones venideras, esa historia nefanda de la demagogia a9i!ada en Buenos Ay- res. # Pobre provincia.' pobtv pueblo, en un tiempo modelo de instituciones liberales, de hombros ilustrados y patriotas de virtudes cívicas! Pobre sociedad la que. como la actual de. buenos Ayres, tiene que presenciar esa bacanal no inter- rumpida de los bien aventurados ile la felis actualidad! Léanse esos documentos,recien aparecidos, y se acabará de comprender quienes son los hombres que quieren impe- rar á toda fuerza, no solo dentro de la provincia de Buenos Ayres, que es hoy su único refugio en toda la América del Sur, sino que no pudiendo mantenerse en paz, ni con sus hermanas las provincias de la Confedáracion, ni con las Re- públicas vecinas, del Estado Oriental y del Paraguay, ni con el Imperio del Rrasil, tratan y no perdonan medio de aten- tar contra el orden establecido en esos pueblos, vomitando veneno en sus producciones, contra todas hs ilustraciones, contra todos los hombres mas conspienos, contra todos los gobiernos, contra todos sus agentes! Léanse, decirnos, esas producciones lomadas de su mis- ma prensa.— Son ellos los que baldan, unos contra otros, los que se describen, los quo ya no se entienden, los que están, en fin, justificando el anatema con que los han señalado en todas parles sus hechos y sus obras. ~ * V. • Helos abi! ahí están, esos son los Gómez, los Sarmien- tos, los Mitres, los SarsfieJds, loa Obligado, los Elizaldé, los Várelas, los Bustamante! Esos son los que se llaman apósto- les de la libertad,del orden, ib: los principios y délas institu- ciones! Esos son los que predican contra el detpotitmo, quepara ellos no es otra cosa—que los gobiernos regulares'. Esos son los que se sublevan al solo nombre luacinn! Helos api! esos son los que pretenden moralizar la admi- nistración publica, reorganizar al pueblo argentino v prepon- derar en los pueblos del Plata. Esos son los moralistas» los tribunos, 'os escritores, los políticos, los estadistas, los gran- des bombres! , Y si su retrato noJÉI basta ó no os dice lo bastante, vol- ved la vista al cuadro que présenla eso que por escarnio lian dado en llamar la fdu ¿¡imicioa de Buenos Aucs^lirad bien los coloridos de ese cuadro y decidnos ¿donde veis aquel pueblo de antecedentes gloriosos, de reputaciones ilustra- das, digno dé figurar entre los mas aventajados de la Amé- rica del Sur? Decidnos entonces ¿(pie veis en la actualidad de Buenos Ayres que se asemeje á la siluaeiwn que debió prometerse después de la caída de Rosas, después de "20 anos de dictadura? Fijaos bien y no reconoceréis sino una dictadura cien ve- ces peor—Rosas desapareció; pero por desgracia lo lian sus- tituido una docena de despotas de frac, de caudillos de plu- ma; hombres de tendencias corrompidas á los cuales nada les basta para saciar su esciusivism?; su sel de mando, S!l ambición y su desenfreno. <. He ahj| los comunistas do la resolución Francesa, paro- diados por los demagogos asilados en lluenos Ayres! VI. I El tiempo apremia y nos priva lie emprender un deteni- do análisis d<. los artículos que hemos reunido para coleccio- narlos en osle folleto, si e* que ellos pueden resistir á un' análisis formal. Pero como lo liemos ya dicho, basta leerlos—Tómese al acaso cualquiera de ellos y tiene de sobra el lector sensato. La escuela de los demagogos es la misma; leed á uno y conoceréis á todos, cada uno es un simil perfecto de los demás, un dechado de las pasiones, de la inmoralidad é in- consecuencia de sus cofrades; Sarmiento e» el reflejo de Go- mez,Buslamanto e< la hechura de es,te; Veloz Sarsíield y Pór- tela los fascimiles fie Alsína; Obligado y Mitre los de Sars- tield y Pórtela; los Várelas, los Elrzaldes v «lernas afiliado;,, son también el retrato moral de Susini, de Hornos y de Flo- res, con todas sus compadradas, Todos ellos son los' meteo- ros revolucionarios que lian quedado en .-stos países después déla guerra de la independencia, para continuarlos hono- res de aquella época, haciendo servir el heroísmo de enton- ces al masacre ¡nterminante de las generaciones actuales. Ellos son los que estimula! ea la revolución de Sn. Juan firmando un Albun, titulado ile sangre, en honor de los ase-, sinos del General Benavidez! Ellos son los que asistían á las sesiones del comiic cread'** — 10 — vn Buenos Ayres, para llevarla revolución al Paraguay! Ellos son los que empujaron al General Cesar Uiaz á lan- larse sobre nuestro territorio encabezándola espedicion van- dálica qué ormino en Quinteros! tilos son loa que mandaron envenenar al Presidente de la Confederación! Ellos son los que dos ocasiones han pretendido.sobornar la lidelidad delosgefes de la.'Escuadra Argentina! Ellos son los que,apoderados de la Isla de .Martin Garcia, ienen embarazada la navegación de los rios exteriores para el comercio estrangero! Ellos son también ¡os que, violando las inmunidades do nuestro puerto neutral, pretendieron librar un combate eu medio de los buques mercantes! litios; en 1 i 11, son los que, mintiendo una libertad que no comprenden, ln>n llevado la relajacion¡y el desquicio á todas las comarcas vecinas del Rio de la Plata! VII. ¿Queréis ámbar de conocer su consecuencia, la fijeza de. •sus principios, la moralidad de sus hechos, compat ada con su palabrerío de todos los dias y de todos los momentos'/ Empezamos por el gefe de esa demagogia, por el Gober- nador Alsitia, y acábamete por los Várelas, [rntoncillos incau- tos, al lado de los Sarficlds y los Sarsmientos. Loamos el ultimo articulo de esta colección titulado — '•/o que decían in >llo tempere.". En csosbreve3 cargos se conocerá toda la infidencia, toda la corrupción de los demagogos. El general Urquizaera un semi Dios en aquella época; hoy- es un (irum, un caudillv, un hanbre per.onal, el atfAe de la República Argentina. ¡Podre pueblo! pobre sociedad! volvernos á esclamar, donde imperan homrtres como los que dominian boy en Bs. Ayres, donde las ideas son un caos, donde los principios que predominan son una simiente envenenada de corrupción v de inmoralidad! El fruto de esa simiente no puede sor dudoso, y poco tiempo mas se necesitaría para que tuviese que palpar-e, -i como todo lo deja esperar, la Providencia no reservase un pronto y condigno castigo á ésos últimos restos dé (a dema- gogia, asilada en Rueños Avies. Confiarnos en que no está ya lejano el día en que se salven los intereses del pueblo argentino v empiezo para él la ver- dadera esa de paz, de progreso y de reconstrucción, con lu espulsion de los barbara, y el triunfo de los libertades po- líticas, del orden y de las instituciones, por medio del resta- blecimiento de la integridad nacional, que la demagogia ha pretendido fraccionar, siguiendo la máxima maquiavélica d —dividir pira re'nar. Esperamos confiados esa justicia providencial. VIII. Al terminar nuestro trabajo debamos dos palabras al ob- ieto de su dedicatoria. En mementos en que dos mediaciones de paz están anun- ciadas—la del Gobierno del Paraguay y la Anglo Francesa Brasilera, liemos creído de suma oportunidad, bosquejar r» grandes rasgo* los principies y tendencias del circulo domi- nante en Rueños Ayres, basando nuestras observaciones en esas producciones de su misma prensa para que. si como no seria difícil, las mediaciones de paz que se anuncian, tienen el mismo resultado que la del ministro americano Yanoey, fuede una vez por todas asentado,que los precedentes repe- tidos, consignados en la bistoria del. Gobierno de Buenos A > res, re velan á toda luz -que ellos no quieren la paz,porque la paz es su muerte; que no quieren el restablecimiento de la Integridad nacional, porque saben de antemano que una vez realizado este, no hay plaza para !a demagogia, perdida en la opinión pública.— 12 — [>e lo que dejamos dicho y de la idea revolucionaria que arrojan sobre si mismos los autores de los articules que va- ítu i transcribir resulta evidentemente, 5a ÍÜB«iu'c¡énciñ de! circulo que. domina hoy en Buenos A y res para llegar al^un día á constituir un orden de tosas regular, con su dominio on la Confederación. Hay un hecho históricoqaeestá pesando sobro esc circu- lo que domina hoy en Bueno.; Avies y condenándolo e..n su espubíón, del «.nal deben tomar nota también los que de buena fé deseen contribuir á la tranquilidad de estos países — Este hecho es—el sistema (Je Confederación que desde el año 11 pidieron el Estado Oriental, el Entre Kios. Santa Fé y Córdoba, y que sucesivamente han reclamado todas las pro- vincias de la Confederación, negándose solo el orgullo local de los porteños que han pretendido imponer ú todas ellas un dominio absolutista, revestido de la hojorazca liberal dei partido Unitario. Ese absolutismo porteño ha venido á quedar aislado hqy mas que nunca, no solo de las 13 prov ncias de la Confede- «leracion, sino dé los demasnaises vecinos» ante las cuales ocupa Buenos Ayres la pusieron del hermano repud ado, del ángel caido ¿Será político «pie las mediaciones lo tarante*) de la pos iracion en que la fuerza de los "aconteeimiei tos lo han traí- do? ¿Será político despreciar una grande lección que con i tras de sangre viene dándonos la historia hace mas de 40 años? ¿Será político dar armas al revolucionario caido, al re- belde pertinaz, para que vuelva á combatir á sus vencedo- res legales? La gravedad de estos cuestiones no puede por menos de pesar mucho en la balanza de (as negociaciones 'le p:/; y el tiempo nos dirá en breve como han sido ellas apreciadas'. Nuestro deber queda'cumplido, reasumiendo en estíwf breves consideraciones cnanto en distintas ocasiones y bajo diversas formas hemos estado probando hace mucho tiempo en contra de las tendencias y los fines de á ella, Otuuro provinciano recién ¡le- gado pobre y desconocido á las playas fiel destierro, tomólo de la mano la prensa, le abrió las puertas fie ta sociedad, siin^pre cerradas para los desheredadas de la fortuna, la con-— 14 - quistó sin)palian, amigos, posición encumbrada en ei mundo- Je tas letra* y de la política, y lo volvió á la patria precedi- do de una repetucMsi de jénio y ceñido tle una aureola de sa- crifir:». Los enemigos de Iwprensa se encarnizaron contra Sar- mentó, y ella íe cubrió con su egida do los odios ¡ocales, de aa calumnias y de bis envidio* individuales. La prensa lo ha consolado de todos sus dolores, lo ha com- pensado de todos sus padoemiienías, lo ha sostenido cu 10- d^s sus decepciones, lo lealiiliudo de ba todor» sus errores. Madre ninguna ha hecho por un hijo io que >a prensa pur Sai míenlo. Y en la conjuración contra la prensa, que estillaba anoche en ei Seuado, ella ha vi; C > venir también á Sarmiento con el anua en la mano contra su seno maternal, y ha debido cu* bnrse el rasi. ao, y dejars j derribar con el dolor de lanzarle :»l rostro—tu quo—qu.r\ También Sarniento/ también el tribuno revolucionario d* 20 años, patrocinando contra la prensa ¡as restricciones y ra* presiones que ie selleu los labios! Y lo que es peor, patrocinando no ya las restricciones y represiones de la ley, dei juicio, del fallo do tribunales, de la severidad y dureza de las penas, sino las restricciones, las re*, presiones de la fuerza!! Bl sistema de Luis Bonaparte convertido en el bello ideal de Sarmiento en materi», de prensa!! A un nial articulo, á un abuso de la prensa, un destierro á Siberia, ¿Qué otra cosa es Patagones ó Babia Blanca que Siberia, si es que no es mas confortable, la residencia en Siberia que en Bahía Blanca ó Patagones? La apreciación del abuso de la prensa punible con el envió á Siberia queda el gobernador ú ministros atacar, ti la parte convenida cu jue¿ inapelable é irrecusable! Pero vale rujs la censura pióvia del antiguo réjdiieii, era mas boarada, mas moral, mjuos pérfida y menos cruel, qu# la — 15 mentira de una líba/tad, que conduce á gateras sin permitir siquiera el sagrado derecho de ¡a defensa. Sarmiento tiene una conciencia de hombre honrado, que ¡as decepciones de I» vida no pueden haber muerto en su alma. La proposición de la, derogación de la ley de Majo, tenia por causa un destierro inílij: o ú un articulo de periódico, que no era en' favor de Urquíza per cierto., Lo que estaba en cuestión, lo que rerd mente sí¡ hallaba en ola de juicio, en el fondo, era la libertad, era la garantía de la prensa, amenazadas con la Siberia. Y Sarmiento, el tribuno que no uvo en 20 años mas ar nía qu« la prensa para combatir latir o de Rosas, Saemien* to, el escritor amparado por el go).j á !a libertad de la prensa. La sostuvimos en Chile contra L). Mauuel Moutt, ge,'• allí de nuestro partido, la sostuvimos esotra uu-.atro partido eu Alón tevideo, en defensa de nuestros enemigos. Nos toca hoy sos* tenerla contra nuestros enemigos de Buenos Avi es. Sea. Nos encontramos separados de los antiguos compañe- ros. ' | Recibimos eu el corazón, con toda el dolor de las heridas en el coratoo, los tiros que nos asestau desde la. tribuna par* lamentaría, Pero, nesotros, los hijos desdeñados de la prensa, los que no hemos sido alhagados por sus caricias, permanecemos al lado de la madre abAndouada, para encubrirla con nuestro cuerpo, cuando sus hijos mimados pretenden como ¡Nerón abrirle el seno en que los ha llevado al través del mundo por veinte años! ■ Juan Carlos Gómez. Sarmiento á Cúemeac. , Sr. D.Uvan Carlos Gcmez. He leído en su articulo de vd., di» ayer; y be*sufrido, co- mo vd. debía suponerle; pt ro he sufrido mas por vd. que por un, que tantas veces he sido calumniada en mi vida publica, disipando la calumnia, coa la continuidad de hechos que no se lian desmentido jamas. Para las impresión»-» que habrá causado su aiaquv doloroso, porque es falsa la impuracion tfUfl me hace, aguanláfé la lenta acción del tiempo i pues mi posi- ción actual no me permite emprender con vd. una lu.ha diaria. En lugar de tomar una pluma, cuando la guerra se ha de* lirado, y dar consejos que nadie 've pide, crei du mi delire tomar una espada, y quiero ba#ur constar que durante treinta .ños d" mi vuia, sol í dos veces he dejado ti« escribir.* cuando ■•e orinó un braio contra Hosa?, y alior.i que Buenos Aires se arma contra Urpiiaa, situaciones en <\uc hibria. creído poco deiiead > hacer el papel del morcar Jon y ei cochero de Lufuniaiue. ¡(Jua> lo demos trabajado! Espero de la delicadeza de vJ. qu« no me conteste; porque «o pueda desvender u la preusajiioy que tengo OlrUu .i erres, y porqu- necesito, por ahora, que mi nombre no sea espuesto i la critica y el descrédito, ante los que tienen el deber de respetarme por el puesto que ocupo. Ignora vd. lo que ha pasado en el Senado, y voy a espli- eárselo. Un ex-OUQ tetra, que. -arrojó imprentas i la calle en tiempos pacilicus, y presentó ¡i ¡a Legislatura proyectos de re- presión de la prensa, apoy ido por uu ex-gefe de Policía que- relló con sus propias mano* las imprentas del Nacional y de los Debates, por mandatos ¿le ürqui/.a, interpelaron ai gobierno « pidiendo que diese las razones jpQfqáa htbía trasladad., de un iiunto á Urd, á un individuo que en la Ltpuda de LaA'le, de- eia eu lúimiiios groseras lo cjaib liusiauiante repetí* sin origi- nalidad en la Tribuna, de la orden del día partida del Nacional todas las tarde».Del amor de la lib m.l de la prensa,de tal eslo» converflJos, que se muestra'i mas católicos que el PapaV y pueden enseñar la misa al cura. Cuando el Alguacil y el Alcai le áe&wé«+ ai reo, qoé es- triña vd» oue el hijo le acuse; para qne los renos estuviesen mas completamente cambiados de ta ■ donosos defensores? Ll médica cura aplicando discretamente los venenos qoe en estad o de .salud matan al hombre. ^ Llegado el casa de la interpelación, sostuve que la ley del 27 de Muyo, «ra literalmente la suspensión del hal corpu., )iu<5 que yo le bebía quitado al proyecto primitivo del l)¡-. Eli/alde lo que rxedta di esta facultad. Por tanto, el Senado, ni poder alguno, podía preguntar la causi «le una rquio non, por fa ta de auronJad para hacerlo. Eso lo sabe vd. perfecta- netitfl bien: y asi lo con!, só en su ártica.o basta de interpelado- me$. La cebada al rabo! Pero el interpelante que había declarado tres veces en plena Seoado que ¿I no estaría con los que querían retirar al gobi* erno esa facultad; romo V. acontejase en articulo posterior, que lo que «I Señado debía hacer era retirársela reflexionó, según ID espresíon, y lleuó les deseos do vd. con el misino mal xito que antes. :V.i ro! se. ha reducido á contener á cada poder en el limi' ta de sus atribuciones. Senador, y no ministro sostengo, que la ¡ejis:atura entraba en cuestiones qae no le competen, y eso resultó sancionado por el Senado; y eso debiera ser una ley- para vd. si vd. respetase las instituciones republicanas, qut .en;; > el *euiiiBÍeulo de decirle ha estudiado en oía /sima es cuila. No era vd. pues Un desinteresado en el asuelo como i. pretendo. Ud, era el gele de la l'alanje organizada de consi jeroa de política, de que era tambor el joven Hivas; y el sena der interpelante, y mas tarde empeñado en humillar al gooiei no, por hacer boy cutí derecho lo que él hacia, ames sin uc- 19 — •. ..i.h.l era el árgano di peailiitiíeaio y del antojo de vd. para quien los A'sinas, los Velez, los Sarmientos, no son ni gobernador, ni ministros de un Estado, y el ultiiiaft senador, :i quien la Constitución lia garantido #i la «espresion otícial de sus opioíonea*de no responder por ellis ante atilo-idad al* h'uoa de la lierra, á fin de asegurar con eso ,1a discusión. Mas la C instilación se olvidó que vd. h;»bia dn ser redac. tnr del ISaciounl, y que entonces el gobernador, los ministros v los senadores deben cemparecr ante «uTribunal inapelable, por (|««e vd. es la opinión pública y el pueblo; y gobierno y representantes que no quietan lo qtie v i. quierj, y no óbedes* can sus consejo» son traidor» pelucone», en despeche d" una v:d.i entera de servicios, lis verdad que según ti legnaju de V. ei|aaJ diario, V. la sania precn-ncia, la saaia previsión, ta suma pureza, y ¿I saino desinterés. Kelea vd. lo qae Irj escrito con tanto oplom> du- rante mesen, y e90 es lo único qu-í resulta en claro. La desgracia es que nd fritan indos imitadores, y sígale», do sus huellas, Busiamanle en I» Tribuna, y un mocito Hivas en la Espada de Ljvalle, y indi euanti padÜMi borrajear papel, por ro tomar uu'fusii qao er-* lo/que vd. y ellos debieron ha- cer; fueron como vd la quinta esencia dei patriotismo fe, previsión, y la buena política. Kuégole que lea los escritO« je sus discípaloa, y veía en ellos la fea . ai.'rutura de la u*oi!„ini.( politice que vd. ha asumido: Hoy los grandes políticos, uierce l á vd., andan á rede por las calles, y los consejeros. para tomar ¡as estrellas con la mano «(dirán por fortuna. Abo: a le diré á vd mi intimo pensamiento. Lo creo á vd. fanatizado, y t oma embriagado por el distinguido papel que nace. Yo he lesiído el sentimiento de rogarle en vano, á nomb-e ríe todos su* amigos, que no escribiese cierras cosas iuúlilesj y me retiré con ti corazón oprimido, al ver que babia caído ea la infatuación'de creer qae escribir era obrar; y producir hechos Produjo vd. un nuai artículo, y la* cosas siguieron sa car-— 20- no; y en prueba de mi afecto hácia v«i. y do mi respeto por la libertad de acción de cada uno, me impusn el deber de no contrariaren su marcha, para mí extraviada, v en tas i leas, que me permitiré >i*'4Ílo no me inspiran lu conliiozi ai el ca lusiasroo que á otros. £ Ks fácil Urea, y aveces productiva, hacerse eatttoVscrilor, como pui litista, CÓIU9 diputada e! eco de ta iiicipieule vofga- ■idad d« l.'-s ideas i>-evaieíitee; y stc-nipi',-reeu Tib> la astucia do A!b:ídt que en Tidparaiso á un (.egida de Buen s A y fe» después de 18«>2, itio deci: "vd. qut» tatito respeta la titiuu iracia, debe 6oinetiion de la mayoría.- La uu- voria de que iiit baolaba eran p4o*,£ue*tf>s OQNUterciaolrs^e Val paraíso, que foíoa&ban un (Jub dinjido por el. Yo be sido siempre hombre publico imponulir; y fea Bue.- üus Ayn s mas iph en uirguoa i.tra parte; mal de qu* me he cOiiscdado produciendo algún bien, destruir ia. preocupado- nes del pueblo, en gobierno, en economía política, en educa* ciou tic. Impopular debía., ser elqtn dijese a ios haoeudadus «le Bueno» Ayréa qu»3 era posible cercar 1 *s campas—al go- bierno que dei.ian tenerse a pesebre ios cabali s del e júralo —á la Municipalidad que no debia meterse en política—á la Lejivatura que no debía andar liiauno de la oreja al foJei- EjécuUvo, lodo esta y mil usa» contra las ideas pr.»al'ntes. La prensa lia sitio mi n;tt¡pre en ruaos** que triunfan, siÁ haber estado nunca' d-d^Wuo de io> tirnne*. Su nr¡!íiie.i He rd en Montevideo. |ejf>s «le ser n i modelo de acierto, uo resiste i 'a piedra toque - «le i da política—el éxito. Píi su pureza de principios es tan sub'iroe romo lo pre«- lende, y de que no I - hago an reprohhe. Vd. ha Mimado can- ■ 'dio y algo peor a Flores, y sin eiabárgo fué su ministro V. Mama hoy pstuconet a hombres como Veque sm. ore ante! o mas verdaderamente liberales que V. por qae saben mucho mas en las ciencias morales^ legales y económicas dua "so 1 liov la fuente «l»l liberalismo, y V. bi-rido Conmigp), en Chi- le diez año* el'órgano dei gobierno peluco», que s <¡o después de su ausencia y la nda dejó de llevar ese nombre; con asta diferencia que yo me separó por una declaración pública de un f anido que no tenía carácter ya en la política ameritan*. Lea V. mi Memoria, a! hutitut) Historien de Francia, y verá una abjuración solemne de las ideas del partí lo conserva l>r. nombre que V. dio, por honrar esa partida ai que quizo for- mar en Mantefideo. Sí conservada? que; i 1 des r ultra parirán o, demagogo^ co :i 1 boy se apellida, es cuestian d • diccionario y de historia en «pte no ero opjriuno entrar. Pero es V. un demagogo de un ¿¡enero ya muy desjcredíladc e i e! mundo, «1 ile limiaflaa aasc«ptibilida(Íes populares contra el gobicr- lü't toando no te gobierna, de gritar libertad, y garantías en íílado de sitio, que es la nettacióti las garautia"-—en des- ;;creditar ministros, para nacerles oeujiar s;i luyar a sus aso« ciados—en bacer silbar al Senaria t>ur sus amibos en la bar- ia, paro probar 00? bay el nuvor respeto por los prin 'ipios —en estorbar dos ;.-íio* un iVr.o-carn! eslraviando la opi iiun con sospechas—en desquiciar t»da ^obiernu, queriendo go* bernaf desde un diario. Toda esla lo p Inclinar o I» á su turno Tbiers, Oiil on Barrol, Girardir», Marrast, y r^ncl iyeron en sepultar la Fi'sncia \* la Ku-ojia en el despotismo que merp« ia— 22 - por !» falta de tino de «u política. No se si l»a hecho V. esta misuto en Aioii tev'deo: lo que sé » s que no tuvo V. baslante infim iK'ia <8fcu rslorliBr <¡ue el partido colorado s<: itiri li s- pii tres tVíCTRors'irroconcilialiU's. que pereru>ro:i una lias de otra, no prestando V su apoyo á Cesar L>iaz, que hizo lo que pudo ¡ 01 su uei*—morir! V. eslá vivo, y su país perdido, lo cual probará qW Y. lema mas i niel i ¡concia que J)i .>z; ¡ no que su política produzca resultados felices. S« usted do pudo reunir a 1 >s colorados en Montevideo mucho me Irtol* que logre dividir al partido que detiende hoy á buenos Ayrc*. Ya timemos a los pelucones á qniene*recha • za vd.— Los afeitarlo* como Alsina, Velez, Sarniento lacha— de* de petacona» par » perderlos; y el partida que vos gobierna-, pero que es la pureza, el patriotismo y la pr*visio:i andando. Rivaí, vd lo sabe pertenece á este último,y vd. ""tes el modelo, el inspirador y el guio. Afortunadamente ya ha conquistado vd. defensores de las garai)i'u< de la prensa com > los que le lie señalado al di incipio, y consejeros que ha^au *»:olita al go- bierno, como é> que esta rifvertieaduee en Lujan en lugar hace e» por un abuso de posición y un esiravio. Todos tenemos la libertad de cometer crímenes y el derecho de la prensa pira obrar una cruit, es el laíáílie que luvieron los presos de la cárcel <|ut: lo intentaron. Que quiera vd. imponerle ministro; y tabre lodo de su parcialidad de vd. como itfha indica lo en la prensa; con sub- versión de lado principio de goji"tno. vi. recordara que bjw - 23 - najjcajé obstina lamente á ser el órgano ante el gobernador le los que creíamos había llegado e| caso, de llamar á Veiez v \ Obligado; porque nunca, aun dcseánloia, espesaré tal pensamiento. De lodo lo dema; os vd. dueña. Tiene v). una prensa en sus manos, y un ta ent¡> a imirabte, aunque im s.>a guia J i por «afiélente capia de laces, Vd. sabe cual es mi opinión con respecto a la popularidad de los barios. Lo sera mas aquel que mas s- acomida al genio di sis lectores, y vi. u> alaarui- ra nunca i la popularidad de la -Tribuna,« Una sola cosa espero de la g'íner.isidj ' d» v' el de detractar de loa hombro* can quienes simpati- zo en poiitita , mas todavía. Voy pu»s a comentar \ lo serio ia parle de su caria pasquin que nae oficie ne. JPites «in om barjf» debo advrtii- que ésta pfpo'a tarea no la emp-eudo por él pu<** francamente na le supong.r á Sarmiento bastante podor para dañar á nadie en sa reputación daído qu« Intuito a tod» Bueno* Ayres llamando a tus bijas ¡.altos de mala releer \ desdo que le venios ahora implorar la jen rosidad de un antagonista terrible, suplicándole «ju«* no lo zurre y dándote el nombre : < amigo, eu la mis na cana en que lo colon do injuriüs y deStffgXnwfl Bala silo pinta al hambre y díbe <;u¡t»r lodd autoiida] ú su • I •.. • No he venido a osle pr>is, como falsa y calanojosamente !;> supone Sarmiento, á aíi'iarmé en ningún circulo ó club de conspiradores y revoltosa*, ni ;i turnar parlo en su política tío acción, altemos he entrado ni entrarla jamás, aun jue pudiera, oí) ningún plan tondente á obrar na caía o i > en su gobierno, por ¡uo no soy hombre de pagar en ta i mala moneda la bdspi* jalidad que be encontrada aqui, ni en mi país (id conspirado a¡i..'.» contra un gobierno regular. He venido arrojado por la ola de la i woíucioi., desterrado per lúa aliados de ios que desterraron á Sarmienta abo;a lo años, perdiendo un puesto semejanto al que tiene Sarmiento en ia lejislaiuiu de Liueuos Airea, cambiando una vida do comodidades, coiiiO no ia ba te nido ó! qui¿as, pos la vida del prósCriu), y resuelto á conser* varme dentro de os limites que- me trapa mi calidad di. eslrau' jero, de ios cuales no ere» salir aplaudiendo lo que bullo digno ile aplauso, y censurando rnedeiadámente lo que me ba paro" i ido diijuo de censura. Si SlgUDO/ veces, s¡afalla¡ á mi proposito, ho ayudado en sus toreas periodísticas á personas de asi relación* ba sido si* «ni pie en ¡¡ater del buen principie, tai como yo lo entbudo, tal como ¡o entendía Sarmuuto titea años atfao. Y eso OjisoM lo be hecho por que. por ruJs que so diga on conuario, la ratea y la experiencia dicen ion sabia.la elocuencia, que ui I - 23 - los arjrnliiios pueden sor indiferente^ á la suerte del listado Oriental, ni ios o:ieina!es á ia suerte de la República Atjenli- na.* No sé que h ya entre los amigos de ia causa de la libertad ningún hombre que cí:nspír»í entra el actual orden do cosas, i i que acaricie ol mal pro;iósif*o de hace.» descender del mando al Gobernador Alsi:>a aillos de li espiración de su penado legal. No io sé, y aIi> mas, no lo oreo, ni lo quiero ni 10 puedo cre»-r; lo que sé es que si lo huí*ir se/no seria yo por cierto. Abo;a si Sarmiento gu*ia de Creer la dificultad pora i'arsc el santo placer de vencerla, tengo defieebu ¡¡ara decirle que imita en política OH ino.lelü algo peor que el que me re* procBO seguir: el de llosas, que forjaba conspiraciones para i ñor ei protesto de (esilsr ó dagoMar; ol do í'ereira, qae s< decía amenazado de una revolución en Marzo de o"ropu que en Ciitlfi os ma?. I>ar:ils, aua pera aquellos que tomar: una parle activisinij en l.ts cuestiones doaiósiicMS del país. Felizmente no os preciso ir tan lejos • parf adquirir ■Je— 26 — «I derecha *N no hacerse iu>tar. parque ni los porteños eir tienden ¡a hospitalidad como Sarmiento ahora, ti Sarmiento es Hiílerondor de Buenos Aire*, ni lleta camiuo de serlo, ú rne- uos que *ea como cierio titulado gobernador de abura 10 año*. l»el Dr G"mez—mi amiga pero no ir>í i ¡ola - como lodo hombro auperior p«»r au talento, procuro lomar loque creo bu. no. desechando !o que me parece mal >, Y «o Macano «si er tiendo dar una prueba de que en mi alma no Iny loga* "i partí la ¡infatuación tonla y ridicu'a que aqueja á algur-os ni para la humildad servil que distingue á muchos. Puede ser qu- mjs ideas y patabraj^sean alguna vez el eco débil 6 el pálido refleja Ue las ideas o palabrjs del Dr. Go* mez; pefn Sarmiento debe caber que cuando el sol alumbra lr>dos participamos en oomun del calor de su* rayos, que las ideas no son un patrimonio esolüttve de ningau homhrt-, y que de un mismo rio suelen partir distintos brazo», uoos au* rO* bustos qje otros. Qoieu no ba tenido en el curso de su vida alguna buena idea.'iNa las ¡aa tenido Sarmiento? Por otra parí , ya he probado prácticamente, y mas de una vez que no croó en la infalibilidad de ningún hombre, y Sarmiento na tendría que bojear mucho para encontrar en la "Tribuna" esas prueba* prácticas de mi independencia de opi" nionet. Ahora, si exig' cojbo prueba de ella "?.co i ninguna f.ilanje revolaeio* naria, sabe tamhien por qué no lo tomo por modelo á él, y sa- ín; por último que sí tengo bastante independencia gara pensar por mi mismo.—bien ó mal —y para censurar en términos ssoderAdoa lo que ¡u.-gi digno de censura, no sov bastante díscolo ni bastante ¿m.la/., ni basta ni<* ingrato para entrar en planes de conspiración, ó de cambios de pa« bienio. Y á este respecto no soy ile los recién COuvorlidor, pues como pienso ahora, p-nsaba cinco mese» aira*, cuauda algunos de loa furiosos #u oe cu isla s de ahora eran furiosos opo- sitores» é iban basta decir que el poeblo de liueros Ayres debía agolparse á la casa de Gobierno y pe lirle ó impjncrle u.i ceta* Lió «ie ministres. Aquí lia Lio llega lo cuando he vifto o', articula ¡pit* mand i boy a este perióilico Sarmiento. Si lo hubiese visto a'ites, no me habría lomado el trabajo de escribir e^u refutación. En presencia de ese arlíeuia ó lu que sea una cosa hay (lee P'-ilir a Oíos, y e.«, que tenga misericordia de L). Domingo Faustino Sarmienta. l>te es el voló de— Pedro Dustumatile.— 28 — Míos Varólas á .«"íariaiicn Jo. Reproduciin* hoy la contestación que e* te S> Mi»r, Gefe de Estado Mayor del Ejército de ResrrvJ, dirije al anbui - dtl Dr. Gomet, que ayer poblicainos. Van también (as palahras que 'o contesta el • MácionaJ.« En catite* á nosotras bortlhtwfñret de papel. se¿» m h fian •spr.sion de l>. Domingo, no qaeremo» llevar comhiutibl* á la hoguera que vemos se va eiHvrirfí'nddí con las impruden- cias é it.solios de ciertos hombres, vieja», que i pesar de ha- blar taut » de sus canas, son diez mil veces pewet que lo< muchachos mal tríades de quince aíix. Solo ova palabra tenemos qu decir al Sr. Sarmiento, con- lestánriid. á a'go que nos M perscoal IHceelSr. Sai mifiito macho alarde y se atribuye atocho mérito por estar boy be (iel'e de lisía lo Mayor del Ejército ,;<• res»-rvu, y al mismo tiempo nos reprocha a todos lus imr ituMHWÓran fi« papel < I que no imitemos su ejemplo y sames á t>mer porotos a Palermdi iio el Sr. Sarmiento es un deber ceñir boy una espxdj, porque es un teniente coronel quu revista oti el ejército de! Eala io como tal, y recibe hoy cuatro mil peto* de su» ido por &et Gcle - i¡ue hace ai a (de. En cuanto a ncsclns simples, guardias nacionales, jamás :!<■» hemos rehusado á cumplir nuestro deber si mo tales. Dé' se ka ér,¡ea de marcha al cuerpo á que pertenecen»»», y alia nemes ooii él; hoy r.o va ¿ios voluntarios, como lo toñina lu- idlo olía» jateen, poique nuéítros '.urinanos estáe en campana, y inicuos ofoligacioiies que no podemos dos.M" ■'ictj^, Hemos ditii■>. La Tribuía" 29 — Pórtela a Sarniieuté». Sr. D, Domingo F, Sarmiento IJk visto una caita de vd. en que controlando ¡>! Redactar del ^Nacional- dice lo que .sigue — iUu ex-mi isiro que ano ió imprentas á l> calleen tiempo pacido* y preaer.ió ¡i ta Le' - isiaiura. proyectos de represión da U prensé, fty.» I5it,> es lo relativo á un, y es de mi deber desmentir lo ¡>rim lat^deciarjin* ¡cío de todo panto falso y caíuinr.icso, y espüear o segundo sin mas ánimo qu^ r< ttableóer la verdad de La* carta, porgue ia carrera que siguen los que ¿teñen en vi*u projreclóa deum* bicion.es moy diferente de la que siguen loa (¡u« solo »e pro- ponen < l 6ru>n, la verdad y la razan.'Dios saba con que. sio- •encía lomo la piatna para o habia aiacaij^ desde los primero' días \le mi ministerio, y se atribuiría á personalidad ia teso. iociou que pretendía tomar. Asi es que l¿ ordeu kde desalojo da la casa, dando un término de nóvenla diaá, fué dada dir aclámenle por el Gobei • narior; y ei lanzamiento dt; la imprentar cnando llegó el plazo, fue firmado por >H actual Ministro de Hacienda el Sr. Hiestru. El testimonio de loa dos s. ñores que cito, y los archi\os del ministerio; no án-jarán la n.eaor duda sobre el hecho. .No quiero imputar a pravedad de mienciou en el Sr. Sarmiento, (á (ptiie.n nunca olendi) la publicación de tal calumnia* Bfth deLe «er el efecto de tsa lig-reza pueril que conli jsia lau— 30 — frecuenta*t«ftle coa nuestras canas, ruin ra nuestro orguHi espumando vanidad m-if-nlc i freno de la moderaci •:> < I • templanza. ¥ si en esto que ea rui loria 'le hecho-;, el S'. Sar- miento, puede enguñarsn. quien la puede garantir la infalibi Hila.! cuando juzgue hombres que un lia tratado, y cosas que no lia visto Espera» tía embargo do Ta tfeJió^Jezu del Sr*Sar- miento qne no ate conteste sina en obsequio ú la verdad, por que rui nombre en mi humilde roi lo ciudadano, y padre de Umilta no^ea etpneslo á la crii.ci y el descrédito con tanta in- justicia ríTIa s< ciedud "o qu • wvnuos. •*Pit!Lientó proyecto* ue represión de la imprenta y tío ne* cesjdad." Tengo la concieaeia de que. ningún hombre i|ce mi' baya conocido, y me conozca, dude de mis principios y sen- timientos liberales. Pero yo era secretario de estado; y el Go' bernador Obligado puede dejir, si tres veces resistí a eutrar en P8la materia, para pedir una ley de imprenta. Porque abo* ta y entonce* pensaba que la ley d. Alejo Villegas me dijo que él sosten.;, en ia c..-.-r ¡tv de justicia, que presidia el Dr. Al* sina, que no podía la jurisdicción ordinaria consentir en que hubiesen delitos, que á pCétesta de una jurisdicción especial qeedebia ostiarios, permaneciesen impunes, pues de he- cbo esa juiisdicción no existía 11' Ür. Alsiua i uchnáo dose reverente inte ti "utiiHs.eri>> dé la prensa-eran sus palabras, sostenía ij*ie era sagrado para la cámara de justicia. Va vé vd. c-ue hoy «lia tienen ios dei.tos de imprenta sus jurisdicciones, y entonces no tenia" ninguna. Ln fin Sí* tiarmieiito, pi estri- lar un proyecta pidiendo urjieado pur una ley, uo es dtsttr1 rar a nadie, ni da derecho a tomar ese tono .•¡•jan con que llega :il palíalo siguiente de su carta ai laY. Gómez. "Cíe era vi. pti^s tan inocente et el asunto como la pretenda. Vd. era el gt fe de la laIatojé organizada de cons-qeros de política de que era t u:bor el joven Kivas, y el S^nadai- interpelante, y mas tarde empeñado, en humillar al Gobierno, paca hacer ley lo qu« i..... ¡¡Ante ti Jo la G instii icioa no garante la in* habilidad!! - Qvtt; es esto Sr. Sarmiento:—-Q ié signiika ese los Alsinas, lot Vi l • ■, y en su pr pía boca los Sarmientas. . ¡>earia que vd. no contestase, púas su estilo desdeñoso é insuflante es capaz de eiijiiiidrar mas división y mas odios que la mal acalorada discusión parlamentaria, pae- de dividir las opiniones, y por.pie es ridiculo hablar de la* lan,es y planas contra el actual gobierno y ofrecer quedar tendida para déferídeflo, son ítusto-ees faotasticas, son muir— 32 — nos áñ viento los que vd. ataca. Cuan lo pasada aJgbn tienv pe vd. I^a su-articulo, vd. misino se lid da reir de él Sentirá tener que s^uir tan Importuna UrM Su compatriota; ♦ /. rvrtiLi. .#t. •: ciat.otes de la Tribuna. Ru'go á vdes. se sirvan admitir en sus coiurnr.a* las oí> servacioe.es niguientes cnat<- Correctivo, las qut acompañan la reproducción de mi respuesta ni lír. Gómez, respuesta qu : vdes airibnyeú al Gefe dei Fslsdo Ma^or del Ejército de Ke «rrva, por uaa de esas te/ i« wciones perversas con que se faltan á toiius loa deberes emitido se quiere dañar. Nada le- nta quevvnfljel GerV. Estado Mayor en 'las cuestiones de¡ Senador y. del. publicista. Si vds. entienden asi loa principio:; tonstiluc¡ionilcs, pueden ec baiabufua guiat ¡j opinión púi)iica que siguí1 sus huellas. Nada hay de leso en !a frase casl«liii.a borrajear pc.pel, d<5 qtK" parece se dan v<'s. ;>or «tendidos, como e» poco per' li< ente el subrayar cuatro mil ^pso*, los beneficiarios de . admif)islr;;cio i (le! Sr. Alsiua, en una eut slian eti que no se han citad > ni re¡ rochadd i nadie motives iuteiesa ios, i Como léaligh de I s discu$iin<*s del Senada, uuo de los propietarios de la "T ibuiian "que no quiere ikvar combua* "tilde a la hoguera que se va en endientio* echando sin ent burgo su hacesillo de paro, puede certiticar que desde la Do* che de la interpelación esté fué mi lema, y mi oposición a !a interpelación se fundaba en la desunió»! que iba á traer y ton esas palabras terminé rui discurso en la noche del t «clnzo ti' nal titíl proyecto. Temía que vo ) el Dr. Pórtela do quedase' mos en buenos término:-, temía las escenas de m antesalas, los silbos de la barra al Dr. Gamboa, y lo que no temí, per" que era posible, que se echasen sombras tu la amistad, sim* — as — patia y adhesión que nos has ligado quince año» ai Dr. Gó- mez y á mi. Todos estos y peores res ni ta Jo» ha producido la ¡nterpe* ¡ación y la obstinación que Ü-vo al Sr. Forw-iu i presentar un proyecto, contra su protesta anterior de no apoyarlo siquiera si otrttpr presentaba. Vdes. me hablan de insnltos que he prodigado. Deseara que el Sr. D. Mariano Várela seüabsc los quo prodigué á na- die en el Senado, p?ro aun admitiendo que asi fuese ¿no era !a intempestiva interpelación, la causa y no losflcuatro mil pesos de sueldes? , "Las imprudencias ó insultos de ciertos hombres viejos, "que á pesar de tanto habí r de sus canas, son diez mil ve* "ees perr que los muchachos mal criados de quince años.» según la benévola observación de vds. ¿no debía tenerse en cuenta al emprender la campaña de ta interpelación y sus con • secuencias? jEs un insulto recordarle al Dr. Pórtela no en la Cámara sino en la prensa, que les tirú á u.ls. la prensa ú la caile, pa- ta castigarlos de la guerra personal que le haciau como minis- tro, guerra en que yo no lomé parte jamás, no obstante ser objeto de sus prevenciones, y alguna vez del epíteto de iniri* 'junte qu» uie dio! Con qué son un insulto los actos públicas, oficiales de los hombres públicos? Vds. mismos tuvieron en- tonces la bondad de publicar á pedido mió un articulo que les di para desaprobar los excesos do la barra, única parte que tomé en la cuestión Pórtela entonces. Pero alguno de vds. qu* era por lo menos simpático a) movimiento que él iniciaba tan contra sus antecedentes, ha es» plicado la base de donde partía. "Si el Sr. Pico, dicen vds. vota por la afirmativa, á loque te dice estaba comprometido, la votación habría sido empatada y resuelta por el Presidente, pues el Sr. Montes de Oca, era uno de los miembros de la Comisión que había aconsejado á la Cámara su adopción. En efecto, se ha dicho que antes de presentar el proyecto se habían visto y comprometido nueve Senadores á sostener' 3_ ÍH _ Jo, pero «i estas cnsas se liaren, no se dicen en !a prensa, phra no descubrir x los ojos del púlilico los mmejos con qno los pretendidos defensores de la libertad anulan y fraudea* las instituí iones, El Senador ó Diputado que antes de oír ei pró y el rotura de ¡a cuestión que va ú debatir, ha c^ppre- Uüetido mi paUhra, de sostener una ¡dea, ha brutaliJaoo sn almo, condenando á la ratea, al convencimiento, á la demos' tracion del error, ú esterilizarse en esfuerzos inüliies contra una piedra ojie ha abjurado su discvmimieuta y traicionado su mandalf*A Pero vds, parecen afearle al Sr. Pico, como uní deshonra, no haber cumplido su palabra de tener.-.» lirn-e contra la convicción. Yo nu he euitado jamas en esos complots ver* api ¿oses, y jamás se aniu ipadanienie como vá á volar «l Senado cu una cuestión,cosí .¡.ue saben y cuidan de saber otros. Tero ese es uno de ks fraudes al sistema constitucional que he combatido sistupre, y quo no desespero Je destruir. Seró el l'cdio de la libertad de la prensa (pie tiene por téaln* uedores a los que declaraban en tiempos paciiiois y tranqui' los en que yolentallan, que no se po.lia gobernar con la pren* sa ltl>re. Pero ese Mji/ro, nunca lia enajenado per un compro* miso 11é/lo la l'acu'tad de cambiar de oponiun en al debate.Ese Pedro no ha aplaudí 1./ jamas los evesos de la b ina, que son la coai cio.i y la usurpación de la represen lacio o dei pueblo. Ese fredro no ha iinpues .> ni propuesto ministro al Gobernador, afeándole, por ei c outrano ca su» Lai bia, el llamarlo á con. ai»jo de (¿atada para consultarle cun otros muchia cobre nueva elect iuu do .Ministros, i Pedro no ha usurpado desde la prensa la dirección de la política que la Constitución Ai al Gu* bemaoor y ittinis.ios. Ese Pedro, no se ba prevalido de su posición cuino municipal, para respirar política alti por todos los polos, i-se Pedro no ha querido k>.\ cuatro ó seis veces con» teaur al Senado o a la Asamblea que estie.uda sus taeultades mas allá «le sus limites conocidos Ése Pedro en tin se las ha tañido duras a loe niiiu-i os sus amibos, cuando bau querida exedeisueu sus atnuucioats ante el íseumio. El articulo, cuidado con el pon enir que vds. rejistarveo sus rolunioaj, y de quien tomo con ^ust» el apodo de! traído* Pe* ¿ro, da la medida de las id as prc. aleóles. "Jamas, dice, do* 'Me hacerse comprender á un pueblo, que hay ciertos uta' *'m ntyaeu que es preciso acabar con la» leyes, cm las f;a* ••ranii™ co los derechos, y entregar al arbitrio de un hum* "Lie. la existencia y el porvenir de la sociedad entera.» Esa es la sustancia de todo el barullo de la ¡aitirpelaciou y los proyectos- Tan donosa lección no me ht deber, dar á mi, sino á la constitución de ludas las sociedades humanas antiguas y mo- dernas; desdo R mía hasta ios Estados Unidos cuyas treinta y siete constituciones, aun las que se han aaueio'iado el uño pa* «ado. Urajea esta clausula: "El derecho al escrito del habrá* "Corpus no «;. ra suspendido, á mritos que en cavo de msurrec' "eion ó inuancn la saloaaou publica lo requiera,- y todas las ¿aramias de la sociedad reposan en el habeos corpus, es de' cir en el derecho de saber por qutr-n y por que se le priva de su libertad á un hombre. No es á mi que deben darme esttrleccion, sino á todas las constituciones aaiil natenrihis que dicen lo mismo, concediendo al gobierno constitucional • 1 derecho de trasladar de un punto ; oli o iá su ai buno! entiéndate bina] fas personas, No es tí mi á quien d< be dárseme la lección, sino al Dr. K'izal lo y j todos sus amigos do la Cámara y del Sonado, entre los cuales me cuento yo. que dieron ul Gobierno ta autorización que prevee la Constitución salvo que según parece algunos diputa* dos y Senadores al darla de lado corazón, se hicieron tal peto' !i reserva jesuitata*—para t i prójimo, no ¡tara mi, ni los mies resei vándose a] derech 1 de reveu' en apelación ia aplicación de la ley según cipe recayese un los amigos (de ello*) ó en loa enemigos («U)ee*j Pelo yo no entiendo de tslas bromas, y yo llsii/ó en el Seaado ai dar un voto á esa ley, las co^as por su nombre, tusperisiúii del habé is corpas, para te.nover las perso* ñas al arbitrio de; gobierno, según que en la cara alegre de un individuo, cuando él estuviese triste, discerniese un enemigo— 36 — soyo. Yo no he creado esr.s leyes, sino que las haga cumplir como ellas son por nuestra constitución y la de todas ha repú- blicas; y quite estorbar y estorbé afortunadamente que «u iiaenus Air*» se introdujese el escándalo de echar por tierra las constituciones y su sabio plan, entrometiéndose drenado en inquirir lo que no tiene derecho de, saber, ni de. ¡Wulpar, haciendo que In suspensión del escrito del babeas Corpus ie sea par» el aprendido y para todos, menos para los Senadores que quieran satisfacer su curiosidad maliciosa. El Baa'ilo a que mis razone* son las mismas qne hicieron valer pura d^rle la suma del poder públ:co & Jtos as, de eso es juez el Sr. Pórtela que formaba parte de la Legislatura que se la dió, y él sabrá decir si se parecen las mías, á las que prevalecieron entonces. Pero llevado do la propensión inna* ta i la grosería, voy á servirme de una comparación cae me. tiene Biempre al espíritu, y de que he usado otras veces pa* ra esplicar ciertos fenómeno sociales.Loa que batí viajado en* tre laj montañis, habrán observado el hecho de que loe ani- males despeados por la piedra, huyen del camino, y se meten en I» pedrazon que acabador destruirle los bazc? y matarlos. Esto procede de un nial razonamiento do la muta, nue habién- dose, despeado caminando, creo que es el camino que la dea* pea, sin observar que es la piedra, por lo que lucha incesante* mente por salirse del camino y entrar en lajpedrazoh. Los soldados después de la derrota, tiran las armas, que !os salvarían de la muerte, y «a desbandan, con lo que se en- tregan al peligro mismo de que huyen: ios pueblos que han sido despotizados, tienden largo tiempo á ia anarquía, por medio deí arbitrario, y renuncian al medio' reconocido de da* Tenderse rcconcenirándosi*, y renunciando momentáneamente al derecho de torcerle la cola al gobernador, y dividir los pa- receres. Pueblos y jóvenes sobre tolo que no búa vivido nan» cti ó pocos años bajo el imperio de una constitución se sor' prenden y espantan de oir por la primera vez sin duda ei len- guaje constitucional, •*lü noche del jueves será metuorabie en « Buenos Ajres, ha diebo la "Tribuna,» y tiene razón. Es la — 37 — primera vez que un Senador execró los exesos d« la barra. y el Presidente amenazó con la cárcel á los que prlnrbasen la sesión. Kra la primera vez que se probó y sancionó que ia Lejislatura no era tutor del Ejecutivo, ni tribunal de apelado* nes, como su probó esa noche qu • el poder ditcresional de re- mover personas de un lugar á otro, resilen en ei gobierno desde que las Cámaras declaran que ha llegado ei caso de usarlo. Pero vds. usan do esta serie de argumentos. La remociou de Pi i vas fué ou abuso de poder. Negado, por el Senado — Kntonc.es la ley que lo autorizó- es mala— Negado porque la' Constitución la indica en e! caso presente.—Entonces,la cons- titución ataca las guraniins—Negado, porque todas las coas* lituciones suspenden sus garantías en estado de sitio — timon- ees la ley de 27 de Mayo es inconstitucional porque no decía* ra el estado de sitio—Negado porque espüca su significado, remover, y lo aplica á su caso la invasión. Los defectos del provecto de ley propuesto por el Dr. I.lizul le, aceptados por todos en ambas.Cámaras, y convertido on ley no son motivos do reproche al ejecutivo que no pidió tales facultades, y vds. empezando por el caso de Rivas batí qaticliiido por dirijir sus fuegos contra la Legislatura que dió 11 ley, y contra la consti- tución que es la que ataca las garantías; pero como todas las constituciones son lo mismo, M resultado tlual es que vdes. de puro libres, están en oposición á todas lus constituciones y escandalizados de o:r por la prim .-ra ver, que con facultad de remover personas, viene el derecho esciusi/o do deiermi* nar la causa. Soy iio vds. servidor. ¿iarruinnto. con nosotros el Club de la calle de Corr ientes, ü. Pastor Ob ¡gado, que es su éco, ñus amenaza desrleñ s» y otras preciosidades. Enemigo" de la actualidad tambí-n!/! ¿Cual cabeza cree el Dr. Ob.igodo que Urquiza derribará pi¡mero si nos tóm«se á antbos, la dfl Dr. Obligado ó la del redactor del Nacional? Le aseguramos que será la nuestra la primera. Después den ib ría también la suva, «porque no han de perdonaile aquello ile Vidautayor, por su orden. • Ambas cabezas caerían, y un dia se leería en ei calenda- rio de la patria,—«I I redactor del Nacional y el Dr. Ü. Pas- tor Obligado, compañeros mártires» ¿A donde nos mand i D. Pastor Obligado con su orden de destierro? Todo el campo e3 orégano para nosotros. Se lo preguntamos, porque como no bañemos mas que aniioiparuos, • queremos prepararle :dojamieiito en que recibirlo muy lu go.» Asi es esta política, Doctor cjmpoñero, hoy por mi mana ua por ti, con una diferencia, que los que canutos por conse* cuencia á nuestros principios, caemos siempre de pió y nos levantamos, mas fuertes de cada catdaj y los que caen por iu* consecuencia, caen de espaldas una vez por todas! Todo lo que hemos dicho es al Dr. D. Pasior Obligado, y no al ministro do la guerra. Dios nos libre meternos con go* biernos que rao á gritar á las Ci naraa contra lo< sasleuedo* res de su cansa, en favir de los que la han «traicionado una, dos y lres veces,y cuantas veces Lis cu cuiislane.ias lo permitan,» Tiempo al tiempo, Doctor, Vd. sabrá lo qu ■• imparta eu política premiar con grados de general a Ijs Flores y castigar - rv««a destierros á lo» hombres} de dignidad y de saerisieic. «ono tu muy «unto servidor. Q. B. S. M. Juan Carlos Gome*. Opiniones escritas del Dr. Aisina y de "la Tribuna, sobra el General i ¡quiza. JLom demagogos en sus fiechon y en mu palabras. "La estrella del General Urquiza ha de brillar esplendo- rosa sobre Buenos Ayres.» ...."Cuando la espada del General Urquiza brille como el rayo en aquella campaña, no habrá brazos que sostenga» el retrato del dictador; las ataduras del terror se habrán afloja' do, roto, y los hijos de aquel país desgraciado acudirán al lado del que las trozó.* Esto decía el Dr. ü. Valentín A'sina el 13 de octubre del año 51 en el "Comercio del l'lala.» Tal fué le profes a que h:zo del General Urquiza, y tuvo cumplí miento. l'U'S bien; .aquella estrella que brilló esplendorosa sobre Buenos Ayres, como lo vaticinaba el Dr. Aisina. es la misma que se encamina a reaparecer < n su cielo. Ya la conocen; es de augurio l'tliz. Simbolizó entonces la paz, la libertad, la unión argaatí*"* ¿Porqué nu haí>ria hoy de simbüluar lo a»is 2110 para su patria? El mismo Dr. Aisina decía entonces lo quo sigue — ...."Tres fueron los propósitos del ilngtreGeufr.il Urquiza ai abrir su memorable, campana (ea el Estada Oriental) — pron- titud, resultado completo, iiieíu.ston de sangre. Ahi $*láa los Irtenos deponiendo altamente de que, si ti jen eral tabs hacer — 41 — nMi digno* Ja un evrawn noble, tabe del mismo modo rta/Üsmr* "Y todo rtto se ha obtenido en una campaña rápida, em la cual, propiamente, no ha habido un solo combate, "y en que la sola habilidad del Jeneral» ha bastado para ir contra* restando y dominando sucesivamente las dificultades de distin* tos géneros, que se fueron oponiendo á **ul' miras generosía.* Gratitud a ¿i! Honor a su nombre! Confianza plena en sus es- fuerzos ulteriores!! Es el Dr. Aisina, actual gobernador de Buenos Aires,qnieo hablaba asi. Su juicio na puede ser sospechoso de parcialidad, ai hijo de (a lisonja. Debemos creerlo. ' No debe o vidarlo el pueblo de Buenos Aires. El general Urquiza sabe hacer votos dignos de un noble corazón, y sabe del mismo modo cumplirlos. Oigamos ahora el de la "Tribuna- respecto al gobierno delmismogcneril y situación du la Confederación. No podía 4«T m.ais, la adquisiti- vo de un nombreen el eslrangero bin procurado ron el mayor anhelo dar á las provincias eoafadaradaa vida esterio-,tratando da dar un ensanche cada vez mas creciente a las relaciones cou los poderes estraños. Y de ese proceder bajo tantos íespectos juiciosos, cd Gobierno Federal ha reportado >a resultados prác- ticos y pofilivos. La asociación polí'ioa de trece provincias, bajo el nombre de Caofedeiaciofl Argentina, ligadas entre si por una carta constitucional, ea conocida en todas las cortes Kuropeas y según upan te del mensage, el Gobierno de las dos Sicilras se ha Uinjido Oireciauiente al general lirquiiu, ofreciéndolo seis mil inai.grantes.» Jmu. de I*» República.