SECCION POESIA. DISCURSO MI DIRECTOR D, LUIS L. DOMINGUEZ. EN LA SESION DEL I o DE NOVIEMBRE- \ BUENOS AIRES 1858SEÑORES: Traigo esta noche al Ateneo una noticia poco lisonjera. La sección Poesía ha estado MttfrUi Tuve la esperanza vellocino de oro, que no tenia nada do fabuloso, como aquel que la IV!usa antigua lia celebrado en versos que viven todavía. {Y por que viven también, señores, los versos de Carne.'s? Guerrero, marino, aven- turero y poeta, Camotes, canto on viaje á la Tndia, y sopé hacerlo do una manera tan peregrina, que la crítica moderna le ha se Halado el primor puesto entre el Ariosto y el Tasso.los mas grandes épicos de su tiempo. ¿Y sábela, en que consisto la eyolei:- cia del poema portugués? En que á las «Mn< r iones de tm viaje Heno de peligros y á Ins descripciones de una naturaleza nueva, OrXabcraate de riqueza, impregnada de per- fumes é iluminada por « I so] del trópico. OÉm'oét reuniólos recuerdos históricos de tai propio país, presentando en relieve todo lo mas noble, lo mas grande, l^ mas caballe- resco y Kcutiinfiutal que había cd ellos. El plan que yo os propuse semejante al de lo?; ttlteütnas, era como Lo dicho antes an episo'iio digno Jo la épica. Oí acabo de so-, ñalni los elementos para disertar ¡a figura nseláncólícaae Solis, asentada en las solería- des del plata, con la míra la clavada en lo infinito y traspasado el corazón por lns fle- chas del Charrúa. Otro tipo no ráenos digno encontrarí ais ou E>. Pedro de Mep loza, el guerrero codicioso, que daspuos de haberse distinguido en rl taco do l'< »ma. y de haber mi litado bajo las batidoras del GraoCspitsn, vino á encentrar los ntasuinargns desengaños en osIm par:n del mundo que. solo promete la riqueza al quo nabo buscarla e.u el trabajo. Vinieron ' con Mendoza los primeros elementos de que debí» componerse la sociedad y q' pertenece; ,i¡.)S, y esos elementos erati o! brazo fuerte | del guerrero acostumbrado ú la victoria, y la palabra dol sacerdote de Cristo que debia < sembrar Is elvlllsacioti ou las tierras g;ina- i ! das al salvaje. A su lado oneont leríais en > fermentación bis pasiones do una aristocra- cia envilecida por «d vicio, y lns proezas del pat.rintisi.io inflamado por el amor á la inde- pendencia. En fin, (iaray es el Hercules que debia lachar solo y vencer, porqueta té lo animaba, y mi constancia lo sostenía. Medid su em- presa con el compás quo ahora usamos, y bailareis r)tto debia ser gigaute el que reali- zaba con sesenta compañeros, le que hoy nosotros do podernos hacer con centenares. Estos son los tres mármoles hermosos que esperan el golpo do vuestro cincel, para le- vantarse en el primer término de la épica Argentina. "Vosotros quo tantas vecen ha bois admirado cu los romances castellanos la verdadera poesía do la madre patria, os habréis sorprendido quizá notando en ellos la falta de los heroicos hechos quo sos hi jos rea- lizaban á esto lado do los mares. Tero es que la poesía española futí siempre muy nacional, y su mirada no se estendia mas allá de los limites do sus propios lares. Ercilla cantó, como Camoés, las empresas en quo tomó parte; y legó á la España el único poema heroico que poseo. Estos guias inmortales son los que os señalo para entrar en el camino esplendido do la epope- ya. El asunto de sus cantos es idéntico al quo es he propuesto; — los pormenores perto necen á la fantasía, á la inspiración, al genio del poeta. Eob romancistas españoles, sobra- dos do riqueza, dejaron intactos estos ricos tintes de bu paleta; y es esta una fortuna que vosotros estáis destinados ú aprove- char. Pero, esto no quiero decir quo yo haya tenido la pretcnsión do oxijiros una obra acabada de eso género. Os había pedido solamente un romance histórico, úman.;r.- de los cantos populares do la España. Os babia podido nn fragmento do la epopeya, porque á todo gran resultado'so puedo Ho- gar por el método analítico, ó el sintético. El poema del Tasso, que es la gran síntesis de la edad caballeresca, poca sin duda por demasiado prolijo. Ea Italia orgullos* do osle tesoro, e.ntre.Raca sus mal <■■ ■■■ • '—" v presenta ú la .idmíiacion del Mando las bolHi zas de, la (¡e.rusalemir.e,por episodios '. la ma- múa de los romances castellanos. (*) S¡ el Tasso hubiera doserípto aisladamento los encantos de Armida, ó el ainnr de, Herminia, habría hecho lo quo yo os he pedido i. vosotros.y su obra feria tan bolla como es lio;. SaQíores; á la altura ú que ha llegado hoi la lifointara, y s i Manifestación mas bri- llante, la poesía, debéis convenceres de que para hacer al Hi»ton\ de la T.¡ orntnn». I I tns quedarán perdidos, ¿orno nna nota u.r.'ó ■ onisa so piord" sin eco *>n los bosques sobti- rios. Yo puedo estar equivocarlo en mis opi- niones; poro comprendéis, señores, que no hé podido aceptar el puesto con que rne 1- h raí? en el Ateneo, sino con la coiuPciou no conservaren toda su plenitud el derecho de equivocarme: vosotros tennis todo el vues- tro p ira soguir, ó no mis advertencias. Nacionalizad vuestros cantos: cantad las cosas, los hombres y los sucesos de vnestio país: - esto en lo quoyo os digo, si queréis que vuestras producciones no mueran con el día. si aspiráis Si ocupar un lugar en oí concier- to universal que forma el genio colectivo do los hombres, y í)no escucha arrobado el coman de los a*ortsue*. Xada hay mas simpático en las obras del génio, que todo aquello quo tiendo á engran- decer la Patria. T.a poesía tiene por misión conservar y ennoblecer los grandes íecuer- dos nacionales; y por eso, os he señalado la idealización do nuestro orijen. así como os propondré los hechos del presente para quo ejerzáis sobro ellos otra parte del ministerio á qne hake.is querido consagraros. líe dicho la idealización; no lie dicho la realidad. En realidad osla historia: la epo- peya, y aun el romance heroico, solo piden la verdad en el fondo, dejando ancho campo á la fantasía para inventar y embellecer. ¿Cuales son los límites que debe respetar ol Poeta, a! tocar el presente y el pasado'/ ¿Como evitar el escollo que la realidad des- nuda opone al idealismo/ Voy á repetiros á este respecto lo que ó. ico un profundo 06- eritor quo quizá no todos conozcáis. —"Determinar las relaciones justas y ver- daderas de la poesía, con el presento y con "el pasarlo, es una cuestión cuyo alcance Ua ■•ga hasta las profundidades y á la escancia '•misma del Arte. "Apenas existo una teoría sobre los ma - "terialespropios de la poesía aun cuando esta "teoría soria de graude importancia por las "relaciones que existen entre la poesía 3- la "vida real-"Rcspncto á lo (¡ue concieruo á la esposi- "cion do las cosas reales eu la poet.ía, preciso "es que recuerdo ante todo que laa cosas rea- les no son ingratas, difíciles do tratar 6 huid- •'misibles para la csposieiou poética, porque "sean ¡siempre comunes en si mltm— y de "inferior naturaleza á lo pasado. "A la verdad, lo que es común y poco "poético aparece con mas fuerza y enor- "gia mi la proximidad y eu lo presente; "á la distancia y en el pasado, donde no "se percibo claramente fino las gran- ados figuras, se pierdo mas en el fondo "del cuadro: pero un verdadero poeta podria "triunfar de esta dificultad, por que eu arte "precisamente consiste en presentar bajo una •"nuera luz y un colorido poético, lo que pana "por comnu y do todos los dias, prestándole "un sentido mas profundo 3- algo mas signi- ficativo. "La naturaleza y la humanidad son los verdaderos asuntos de la poesía. Para este (mundo superior é invisible puedo ser en to- adas maneras relacionado con la materia •terrestre: así también la exposición indirecta do la realidad y del prosento es la mejor y 1» mas apropiada á la poesía. El mas vivo ■resplandor de la vida de lajuvontudy el lustro mas sublime de la pasión, la rica plenitud «le uua contemplación clara del mundo, pue- den ser fácilmente transportadas al pasado y ú las tradiciones mas ó írtenos limitadas de tina nación, obtienen alli un campo infinita- mente mas libre y aparecen bajo una luz mas pura. El poeta mas antiguo del pasado que conocemos, llomoro, ha espuesto al mis- mo tiempo eu sus versos ta actualidad mas viva y mas brillante. Todo \'crdadero poeta j.Mita en el pasado su propio siglo, y á «i mis trio en cierto sentido. Tal me parece sor la relación verdadera y justa entre la poesia y el tiempo. "La poexin no Jebe esponer sino lo que «s eterno, lo que es bello 6 interesante on todas partes, y siempre; pero no puede hacerlo sin velo. Para alcanzar este fin, necesita una bape material; y esta base la encuentra en su propia esfera, en la t-adi- cion ó en los recuordos racionales, y en el posado. Pero embellece el cuadro del pasado culi toda la riqueza del presente, si es poéti co, conduciendo basta su último fin el deda lo do la vida humana, haciendo presentir generalmente en su espejo mújico una espli cncion mas alta de todas las cosas. Penetra también en el porvenir y conserva el carác- ter do una esposicion verdaderamente eeBsi- ble do la eternidad y de los tiempos ya cum- plidos, reuriiendolos todos, presento, pasado y porvenir. "Cuando considero eu general la espos - cion indirecta de la realidad como perfecta- mente apropiada á la poesia, no pretendo pronunciar la condenación de todas las obras poéticas cayo* autores han elejido un méto- do opuesto. Es preciso babor distinguir el artista de sus obras. El verdadero poeta os siempre hombre de talouto auu cuando se estravia en uua ruta falsa." Tal es la opinión do Scholgel sobre esto punto interesante del arto. Is'o pretendo induciros á que os encer- réis en loa limites de la historia para el ejer- cicio de vuestras facultades poéticas. Es su fuente mas noble; pero no la única. La poe- sía conserva las tradiciones que ennoblecen, ó alecciona á los pueblos, atrayendo su íitencion por el encanto de la armonía que deleita, y do la imágon que cautiva. La poésia es el alimento mas sabroso del espíritu, y el medio mas eficaz para dtrijir bien la moral pública. El poeta lanza el anatema sobre la cabeza de Ion malos, vibra los dardos de la sátira contra el vicio, alieuta á la virtud que desfallece ofreciéndolo coronas inmortales. Lh poesía inflama con sus cantos al guerre- ro, y deposita el llanto de la Patria sobre ia tumba del que cae defendiendo los derechos de los pueblos. La poesía, en fin, como la esencia mas pura del alma, pone on relación al hombre con su Dios, le abstrao do las amargas realidades de la vida, y le hace mirar tranquilo el término do su jornada, mostrándolo trazado sobre el Cielo un iris de esperanza, quo los cam- biantes de la luz no desvanecen. En todos estos géneros hay vasto campo parn el que recibe al nacer 11 don del estro poético, quo es esa facultad de percibir lo bello eu lo moral y eu lo físico, y de presen- tarlo eu formas quo alhaguen el sentido ín- timo del hombro. Peto es necesario preca- verse contra las desviaciones á que fácilmen- te puedo conducir la imaginación eu sus e8trnvios; y on esto sentido, observando las predilecciones que noto on la nueva genera- ción que se dedica al culto de las Musas, debo preveniros sobre todo contra el peligro de caer en el materialismo. La poesia sensualista eu estéril; brilla como la mariposa al reflejo do la llama, alba- ga un instante los sentidos; pasa sobre el alma sin dejar en ella el menor rastro, y luego muero. Admirad la fantasía de Lord Byron sin dejaros seducir por su filosofía sombría; be- bed sin cansaros nunca los frescos raudales qne corren de la inspirada lira de Lamartine Mirad en ambos las dos manifestaciones mas espléndidas del genio poético del hombro on el presente siglo, y procurad seguir sus hue- llas luminosas sin estraviaros deslumhrados. Sean ellos vuestros modelos en el arte; poro la inspiración sea hija vuestra. Bus- cedla en la naturaleza y en el hombre ame- ricano; buscad la en la historia nacional y en (*) El Tema propuesto era—Un romance Rio de la Plata, dividido en tres cuadros: I. II. III. los hochos sociales que veáis realizarse en torno vuestro. Voi á concluir, señores, invitándoos en primer lugar, á ensayaros on ol toma quo os propuse en nuestra primor» reunión; (*) y ofreciéndoos ademas uno nuevo, quo tomare- mos del presente, poro que pertenece á to dos los tiempos 6 interesa á todas las socie- dades. El dolor os la herencia de la humanidad: yo os propongo que cantéis los dolores de la Patria, como una lección provechosa para oi Pueblo que ha de escucharos. Pedid á la lira los tonos de la Elegía pa ta lamentar los estragos do la guerra civil; pedid á la historia contemporánea los testi- monios de las ruinas qne debemos á la discordia; pedid, en fin, áDios que haga des- cender oi espíritu de paz entre los hombres; y mostrad al pueblo cómo su dicha estriba en su amor á la libertad, en su respeto á la leí de la democracia, y en la práctica de las virtudes que proclama ei cristianismo. No deseo qno hagáis una obra de circuns- tancias, sino una meditación patriótica y mo- ral, á que las circustancias invitan, poro que es aplicahlo 1 cualquier tiempo. Podéis ha- cer una composición alegórica en esto gene- ro, y titularla: "JE/, flaneo de una mmáre." histórico sobre la Conquista y población del Solis. D. Pedro de Mendoza. D. Joan de Garay. /