TRIBUTO A Uk MEMORIA DEL ILUSTRE PATRIOTA D. BERNARDINO RIVADAVIA, BUENOS A Y RES. Imprenta Argentina, Santa Rosa 87. 1857.■ A MIS CONCIUDADANOS. Al bosquejar la vida pública del estadista mas eminente que ha producido nuestro pais, solo lo hago impulsado por un sentimiento patriótico. Tiempo hace que he reunido estos datos con afanosa laboriosidad, y sacrificando mi amor propio, los doy á luz para contribuir á, que las generaciones mas felices que vendrán en pos de nosotros, conoscan la vida de aquel grande hombre, honra y gloria, de nuestra patria. No es mi trabajo la obra elaborada del literato, és el primer bosquejo, que luego embellecerán y darán mas animación los recursos del arte, aplicados por mano mas feliz y mas diestra. Es solo mi publicación obra del patrio- tismo de un ciudadano, que en su niñez cuando sonreían en el cielo hermoso de la patria, las mu halagüeñas esperanzas, bebió las inspiraciones de esíi época feliz : ellas lian permanecido grabad«fs con fé en el corazón del hombre. Q.uiera el público recibir con benevolencia este imperfecto trabajo, cuyo único mérito, si acaso lo tiene, es estar basado en la lealtad y verdad de los hechos. Ramón ¡VI. Cavenaüo. Buenos Aires, Marzo de 1857.A LA MEMORIA D E i). BEKNAKD1NO RIVADAVIA. El ilustre estadista 1). Bernardino Rivadavia nació en Bue- nos Aires, el 20 de Mayo de 1780. Fueron sus padres el Dr. I>. Benito González de Rivadavia, y l>a. María Josefa de Rivadavia primos hermanos. El joven Rivadavia fué educado en el colegio de San Cárlos de esta ciudad, estudio derecho pero no practico la jurisprudencia; fueron sus catedráticos de latinidad D. Pedro Fer- nandez, y de otras materias el afamado Dr. Chorroarin. En la segunda invasión de los ingleses a esta ciudad en 1807, concurrió a la defensa como teniente de una compañía en el cuerpo de milicias urbanas, denominado de Gallegos. El año de 1810, cuando el pronunciamiento de estos paises contra la dependencia de la madre patr¡a, fue Secretario del Go- bierno compuesto de los Sres. Pasos/ Sarratea, y Chiclana. El año tle 1814, cnando la vuelta de Fernando VII a Madrid, fué comisionado por el Gobierno en unión con los Sres. D. Manuel de Sarratea, y el General D. Manuel Bclgrano, al desempeño de una misión cerca del Gobierno Español, la que fué iniciada dignamente (1). El Sr. Rivadavia permaneció en Europa des- pués de terminada su misión, viajando hasta 1821 por Francia, Inglaterra, Italia, la Bélgica y Alemania, haciendo en todas par- tes estudios y observaciones; muy especialmente sobre la legisla- ción de estos diferentes paises, y cultivando relaciones de amistad con los hombres mas distinguidos de la Europa, como el General Eafayctte, Benjamín Constant y otros. (1) Los distinguidos caballeros enriados de Buenos Aires, fueron recibidos ebr- dialmento por el Rey Fernando VII, y en una audiencia privada, invitados a tomar chocolate en los aposentos reales.— 6 — En 1821 regreso a Buenos Aires enriquecido con útiles cor nociinientos que deseaba plantear en su pnis. Instalado ya el Gobierno del General I>. Martin Rodríguez, el Sr. D. Bernardino Rivndavia. fué llamado á desempeñar los ministerios de Gobierno y Relaciones Esteriores, teniendo por colegas, en hacienda al Sr. D. Manuel José Garcia, y en guerra al General D. Francisco de la Cruz. Una de las creaciones mas notables del Sr. Rivadavia fué la Sociedad de Beneficencia : precedió á su instalación el comu- nicar su pensamiento á varias Señoras distinguidas del pais, y estando presentes Da. Isabel Casamayor de Luca, I>a. Estanislnda Cosió de Gutiérrez y I>a. Maria Cabrera de Altolaguirrc, les dijo que pensaba instituir una Sociedad de Señoras, para que rindieran importantes servicios á su pais, porque quería sacar á la muger de la condición privada que hasta entonces había tenido entre nosotros, y elevarla al carácter de ciudadana útil á su patria, y á desempeñar servicios con entera independencia «le toda otra autoridad que el Gobierno. Su objeto fué emancipar á la R-ugcr, y colocarla en una posición en que por si mismas pudiesen poner al servicio del pais las aptitudes que tienen nuestras compatriotas, y que han acreditado posteriormente. Esta fué la época de las grandes reformas, promulgación de leyes, creación de instituciones; que bosquejaremos lijeramente tomando estos interesantes datos de la obra que el Sr. Jíuílez publico entonces, con el titulo do "Rio de la Plata" Creemos honrarnos haciendo esta leal declararion. Q,uien mas digno de ser reproducido que aquel ilustrado publicista, digno sin duda de ser el historiador de aquella gran época de nuestro pais. El Sr. Nuñez empieza por presentar algunos de los principios generales que se fijaron. * SISTEMA REPRESENTATIVO. Aquella administración empezó por salvarse de los inconve- nientes que tanto se habían tocado de no dar a las cosas un sentido fijo, y aun denominarlas con una nomenclatura viciosa, y sobre este principio introdujo el de que el pais solo podía regirse por el sistema representativo, a que se agrego después el apelativo repu- blicano. Una ley fué inmediatamente dada que puso en ejecución este mismo principio y a él es debida la elección directa, la liber- tad del sufragio, la reunión numerosa, y por consecuencia el esta- blecimiento de una sala de representantes que en su nuera posi- ción encontraba j ustíficada la conveniencia de constituir prácti- camente el pais. INVIOLABILIDAD DE LAS PROPIEDADES. La nueva administración empezó por establecer que todo Go- bierno bajo tul sistema era instituido para la felicidad del pue- blo, y no para marchar en hostilidad con las propiedades y los individuos: el respeto a estos y uquellas debia considerarse como un germen fecundo de civilización y prosperidad. Una ley en consecuencia fué dada, que llamamos de la inviolabilidad de las propiedades, adelantada después hasta lus propiedades estrange- ras, aun en estado de guerra, la cual puesta inmediatamente en práctica ha bastado por sí sola para poner en tal movimiento los capitales del pais, que ademas del incremento que ellos se han proporcionado de este modo, han atraído ingentes capitales de afuera, y producido nada menos que el gran efecto de no estra- fiursc en el giro de Buenos Aires la falta de las inmensas propie- dades que la revolución arranco. PUBLICIDAD. La nueva administración empezó igualmente por introducir el principio de que le era indispensable para marchar, tener de su parte la opinión pública considerándola como la mejor garantía de la estabilidad de su poder. Un decreto por lo tanto fué dado, en que se prescribid como una obligación la publicidad de sus actos; y su ejecución llevada hasta el término de haberse asegurado en este año oficialmente, que no existia en todos los departamentos un solo documento reservado, ha puesto al alcance del pueblo las leyes, los decretos, y las ordenes que ha producido el plan de la reforma práctica, introduciendo mayormente de este modo, la con- fianza que siempre habían hecho desaparecer los misterios de Gabinete. LEY DE OLVIDO. La nueva administración también empezó por consagrar el prin- cipio de que ella había sido instituida para gobernar por el minia-— 8 — tcrio de la ley, y no por influencias personales. Todos los partidos tcnian iguales derechos y deberes: era, pues, menester colocarlos a todos en una misma posición, salvándose de ser considerada como pertenencia exclusiva de una parte del pueblo y no del todo. En su virtud fué dada uno ley que llamamos la ley de olvida que proporciono la agradable oportunidad de ver reunidos en el pais todos los individuos, que d proscriptos, d fugitivos, mostraban por otros países las debilidades y las desgracias del nuestro, sin exceptuar de los bienes de esa ley, ni aun a aquellos que habian hecho la guerra a la causa de la independencia. TOLERANCIA. La tolerancia religiosa había existido de hecho en el pais desde los primeros años de la revolución mas efectivamente que la tolerancia civil, no obstante que esta existia de Jure. En consecuencia de los nuevos principios que se establecieron, con los cuales se creyó y con razón, incompatible todo espíritu de intolerancia, la tolerancia civil y política fué puesta en práctica, y echados los cimientos á una tolerancia religiosa legal. REFORMA GENERAL. La nueva administración amparada del crédito que en los primeros meses de su carrera se había granjeado con las bases establecidas, resolvió definitivamente empezar la reforma gene- ral práctica, que fué todo el objeto de su elevación. Se coloco en en el mejor acuerdo con los representantes del pueblo; y después de recabar de estos una ley, por la cual quedo solemnemente reconocido que la reunión de las provincias hecha antes, que cada una de ellas separadamente efectua- se su arreglo interior económico, no podría suceder sin espo- ner otra vez el crédito del pais en general, la atención se contrajo toda á construir en Buenos Aires un edificio permanente y sólido. Esta idea, que á primera vista parece limitada, era sin embargo una comprensión vasta. Todo el que conozca la influencia que su posición, sus elementos, y su historia le dan á Buenos Aires sobre el continente, y sepa al mismo tiempo cuanto su crédito se había taladrado, advertirá sin trabajo que los empeños que en el se hicieran para darle una existencia benéfica, obrarían indirecta- — 9 — mente en favor de cada pueblo, y aun sin hacer violencia de cada estado, mucho mejor que si ln misma obra se hubiera emprendi- do de un modo directo. Por otra parle, Buenos Aires estaba en una grande obligación: él hubia comprometido un territorio de mas de mil leguas, y una población de mas de seis millones de almas, en la causa que llamamos de la independencia, y contraído así el deber de mostrar el camino de la libertad. La ocasión pues, se le presentó no solo de acreditar en la práctica que con el juicio v la inteligencia podia coronarse esta grande obra, sino que ha- ciéndolo de un modo distinguido le servia también para recuperar con ventaja el c.'édito que se le había arrebatado. Continiiarémos dando una idea general de todas las creacio- nes do esa época feliz, valiéndonos ya de la obra del Sr. Ñuños, de otras publicaciones Je esa época, y de los recuerdos inolvida- bles que de entonces permanecen gravados en nuestra imagina- ción. La instrucción pública recibió considerable incremento: en cada distrito de la campaña se estableció una escuela de primeras letras costeadu por el erario, y en la ciudad mas de veinte al cargo de preceptores competentes, entre ellas la normal por el método de Lnncaster; á cargo de I). José Catalá para introducir en el pais el sistema de enseñanza mutua, que des- pués se generalizó, y se adoptó muy especialmente en las es- cuelas de ln Sociedad de Beneficencia con los resultados mas satisfactorios; publicándose una excelente obra, que posee- mos para instrucción de los preceptores. Se erigió la Uni- versidad, se establecieron los Colegios de ciencias morales, y el de estudios eclesiásticos, en donde se educaban á mas de la juventud de Buenos Ayres, mas de cien pertenecientes á las demás provincias hermanas, que el Gobierno de la pro- vincia costeaba por compromiso exportuneo. Se formaron algunas sociedades científicas, entre otras la "Literaria," en cuyo programa del 8 de Julio de 1822, se propuso como motivo . .amen, el finado Sr. L>. Santiago Wilde uno de sus miembros, escribió un interesante Ensayo sobre la Agricultura de la Provincia d« Buenos Ayres (1). , [1] Existo en nuestro poder este trabajo inédito, que nos ha facilitado su heo U. Josa Antonio Wilde, y que publicaremos en el "Labrador Ar^ntino." 2— 10 — La administración de justicia fué el ramo que mas respeto la mano de la reforma : no obstante se remedid uno de los defectos mas notables de la antigua legislación, quedando los jueces enteramente independientes en el libre egercio de sus atribuciones. Ademas de un modo gradual y siempre consultando la oportunidad, se proveyó al establecimiento do un código correc- cional sistema no solo desconocido en la antigua legislación, sino aun entre nosotros mismos hasta esn época. Se crearon también los Jueces de Paz tan'o en la ciudad como en la campaña; la que se subdividid en tres departamentos, con residencia en el centro de cada uno de un Juez letrado que cono- cía en lo civil y criminal. Recordamos quo el Dr. D. Domingo Guzman nombrado para el Juzgado estublecido en el pueblo de Cbascotnus moralizo notablemente la. campaña del Sud, adminis- trando pronta justicia, conciliando, y castigando el crimen; lo que contribuyó muy poderosamente á garantir las vidas y propiedades de los habitantes de esa vasta y rica porción de nuestro terri- torio. Por ese tiempo el Dr. Guzman, que habin sido caudillo en el alto Perú, de los primeros patriotas que en 1810 se alzaron contra el poder español, tuvo ocasión de prestar un eminente servicio á su patria adoptiva. Una de las mas grandes coalisiones de las tribus de la Pampa, invadió por el Sud el territorio de la Provincia; se internaron sembrando la desolación y el terror, pero aquel digno patriota avezado á los peligros do la guerra, momo a caballo, rea- nimó el esperitu público con su ejemplo, juntó el pasainnje,y reu- niéndoselc el Regimiento de milicias del Sud, que mandaba el Goronel D. Juan Manuel Rosas, marchó al encuentro de las tri- bus invasorns, derrotándolas completamente en las orillus del Salado. Esta victoria salvó la campaña de su total ruina, el gefe militar paso el parte del triunfo al Gobierno, y el Dr. Guz- man volvió a su juzgado de Chascomus, rodeado de la estimación pública, al desempeño de sus habituales «arcas. Aprovechamos esta ocasión de narrar ligeramente, el importante servicio que aquel digno migistrado prestó al país, por hallarse relacionado con los sucesos de esa época. [1] [1.} £1 Dr. Guzman en "anos posteriores renunció su destino en la magiKtratura, y cerró su estudio retirándose al campo cuando empozó a imperar el despotismo que coartaba hasta cierto punto la independencia de lo* jueces y abogados, cosas que se oponían a la rectitud de su carácter Alejándose del foro sacrificó m su patriotismo - 11 - Habiéndonos apartado momentánea mente de nuestro propósi- to, continuaremos narrando ligeramente los sucesos mas conspi- cuos de esa época feliz. La libertad de imprenta, de que se em- pezó a gozar como en cualquiera otro pueblo libre del mundo, fué otra garantía acordada a los derechos individuales. En el ramo de beneficencia pública, se hicieron arreglos que mejoraron nota- blemente la suerte tic los niños expósitos, los dos hospitales se pusieron en un pié de comodidad y decencia ofreciendo asi un asilo mas soportable en la desgraciu. Se organizcí el departamen- to de la vacuna puesto en correspondencia con la Real Sociedad Genereana de Londres, con reglamentos especiales que detallan el servicio que hasta la nctualidud hace en la ciudad seinanalmen- te, y en la campaña en cada testación del año, y que el Dr. Seguróla tuvo la gloria de introducir en nuestro pais. En los otro3 ramos del servicio pública se creó el Departamento General de Policía con ocho comisarias subalternas en la campaña, otro de ingenie- ros arquitectos, y hábiles ingenieros hidráulicos como Mr. llevans dirigían las obras públicas. En el ramo de correos se hicieron mejoras notables, poniendo a Buenos Aires, en expedita y acti- va comunicación con todos los pueblos de la República, volviendo a reinstalarse después de la victoria de Ayacucho, los de la carre- ra de) alto Perú, que por tantos años estubieron suspendidos, en razón de la ocupación que de aquellos pueblos hacían los ejércitos del Rey. Durante el ministerio del Sr. Rivadaviu tuvo lugar uno de los acontecimientos mas notables de esa época, la Reforma esclesiás- tica, y supresión de algunas órdenes regulares. A fines de 1821 considerándose términadti en la República Argentina la guerra de la independencia, y que el neto de cerrarla solemnemente podía ser el resultado de una negociación diplomática, el Gobierno declaró— "que la autoridad del pais no concedería representación alguna diplomática ni mercantil a ningún negociador que se presentase ni mando de fuerza armada, ó sin las formalidades establecidas por el derecho de gentes." Manteniendo asi la dignidad de la jóven República, el Gobierno del General Rodríguez, informó de este principio de derecho internacional establecido y el porvenir de su familia a la que no legó sino su Iraca nombre. Falleció después del 3 de Febrero teniendo la satisfacion de ver restaurar la libertad y las leyes. Conservó hasta los últimos affos de su vida, su ardiente patriotismo. £1 patriota de Mayo no apostató prefirió el sacrificio que sufrió en la pobreza y el destierro.declarado en el pais, al Barón de Koussin. que ni manila de una escuadra francesa, apareció en el Rio de la I*Iata, en 1822, con solicitud de ser admitido ú ciertas explanaciones sobre el corso marítimo; pero tanto este caballero, como otros comandantes de buques de guerra, y gefes de escuudrus, que desde el Janeiro, habían solicitado entrar en cuestiones de la misma naturaleza, informados del principio retiraron sus pre- tcnciones. Los Estados Unidos de Norte America mantenían en esta capital desde los últimos meses de 1820, al Coronel Forbos como ájente público con un carácter puramente mercantil, parece que la política de los gabinete* de Europa les obligaban á detenerse en la manifestación terminante de sus deseos naturales bien conocidos en estos países, pero siendo aquel estado de cosas embarazoso para estos Gobiernos, y muy perjudicial á los intereses de todus las naciones de Europa, según fue clasificada tal situación por el Ministerio Británico, [el Gobierno de Was- hington, se decidió ú enviar un Ministro plenipotenciario de aquellos Estados. En el mes de Octubre de 1823 llegó ú esta ciudad el honorable Cesar Augusto Rodney, acreditado en aquel carácter cerca del Gobierno de Buenos Ayres, trayendo ademas el encargo del reconocimiento «le la independencia de los nuevos Estados del Rio de la Plata por parte de su Gobierno: el Sr. Rodney fue recibido en esta ciudad con general satis- facción, pues á mas de la alta y noble misión que lo traía al pais, era personalmente acreedor á la estimación de los ciudadanos de Buenos Ayres : había sido miembro del primer Congreso Americano, comtemporáneo de Washington, de Franklin, de Adnms, y de todos esos grandes hombres que produjo la revolución de la América de Norte, ademas su edad venerable, afabilidad y llaneza de sus maneras, pues era un republicano de la "Antigua escuela" (Ilepublican of the Oíd schooí), sus virtudes como simple ciudadano de esa gran República, y sus glorias cívicas, hicieron que tan eminente personuge fuese recibido en nuestro pais con ardiente entusiasmo patriótico. No eran de cstrañarse entonces aquellas exaltadas simpatías en que se manifestó el sentimiento público hácia el primer agente, de la primer nación, que reconocía nuestra soberanía é independencia de la madre patria, cuando por otra parte existían en lu generalidad de nuestros compatriotas verdaderos — 13 — sentimientos de amor á lu gloria y engrandecimiento de nues- tra patria. El 10 de Junio de 1824, fullcció en esta ciudad el Sr. Rodney de un ataque de aplopegia. La noche que precedió é su muerte, estuvo su casa llena de visitas, y él en perfecta salud; a pesar de su avanzada edad. El Gobierno de Buenos Aires dio las mas nota- bles pruebas de respeto á su memoria, mandando erigirle un sepulcro á expensas del tesoro público, y tributarle en su entierro los honores de general, con asistencia del Gobierno, de las corpo- raciones civiles y militares, del clero, y de una columna de tropas de las tres armas, que hizo las descurgas de ordenanza al depositar los restos mortales del ilustre finado en el sepulcro. En aquel momento solemne, rodeado de un pueblo numeroso, en el sagrado recinto de un cementerio I>. Bernardíno Rivndavia, hizo oir su elocuente peroración pronunciando un discurso que concluyó con las siguientes notables pulabras: "Ilustre alma de Cesar Augusto Rodney vuelve al seno de tu Creador, con la elevación y confian- za á que tienes títulos. Siendo su imagen aquí en la tierra, no sopareis vuestra compasiva mirada de esta tierra, que tan alta- mente se bonru conservando vuestros restos. Si, los cuidare- mos como el mas precioso tesoro que este suelo puedo recibir." Y tomando alguna tierra en su mano continuó. Y tú tierra! que vas á cubrir osos venerables restos recibe también el honor de mcsclarto, con las mas fructíferas semillas de virtud; haced «pie ellas produsenn héroes semejantes, que puedan inmortalizar el nombre Americano." Así concluyó el Sr. Rívadaviu su discurso que produjo en todos los expectudores la mas profunda emoción, levantando en alto la dignidad de su pais, al tributar aquellos honores, á las virtudes de aquel ¡lustre patricio, ciudadano de un pueblo amigo de la joven República Argentina. Durante el Ministerio del Sr. Rivndavia tuvo también lugar la reforma militar. Los oficiales generales, y gefes que habían servido en lu guerra de lu independencia, recibieron según sus grados una suma de dinero, en compensación de sus servicios, no quedando ya á sueldo del Estado, mientras no fueran nuevamente llamados á servir en actividad. Los generales alcanzaron á recibir como 40 mil pesos fuertes, entre los reforma- dos se bailaban los virtuosos y respetables generales Yrigoyen y Hondean.— 14 — En Julio de 1«23 s<: negocio en esln ciudad, una convención preliminar de par., entre el Gobierno tic Buenos Airea, y los co- misionados del Gobierno Constitucional de España «pie llegaron a. esta capital, Sres. D. Antonio Luis Pereira y 1>. Luis de la Ro- bla, pero no se llevo a efecto, por la reinstalación del Rey aliso- luto en nipiel desgraciado pueblo hermano, y consiguiente camino cillas ideasdel gallineto de Madrid.. Precedió a aquella con- vención la sanción de una ley por la legislatura con fecba 22 de julio «le 1821, autorizando ul Gobierno para iniciar una negocia- ción, para volar entre todos los Fsiados Americanos, la suma de .veinte millones de pesos fuertes, en favor de la España «pie regida por el gobierno liberal, se vio nmenaz ida por el poderoso ejército francés, al mando del Duque de Angoulema. Aquella invasión se miró, por el Gobierna de Buenos Aires, como un ataque a ios mas sagrados derechos de la nación española, y asi se declaro en el considerando de esa ley. Esta noble y generosa iniciativa, fué obra del Sr. Jtivadavia, y habla mucho en favor tic los dignos sen- timientos de fraternidad de «|ue estaba poseido, bacía la patria de nuestros progenitores. Autorizólo el Gobierno por aquella ley, para r<*^tificar la convención preliminar de paz, y también para negociar la accesión á esta convención por parte de las Provincias Unidas del Rio de la Plata, fueron nombrados el Sr. D. Félix Alzagu, ministro plenipotenciario cerca de las Repúblicas de Chile, Perú, y Colombia. Para la carrera del Alto Perú, fué comisionado el general D. Juan Gregorio de las lleras, para las provincias litorales el Dr. D. Juan García de Cosió, y paral la línea de « ocupación de ejercito del Rey en el Alto Peni, el General D. Juan Antonio Alvarez «le Arenales. Salid también por aquel tiempo con una misión cerca «lo las provincias de la antigua Union, el primer diguidaíl, Presidente del Senado del Clero Dr. D. Diego Estanislao «le Zavaleta. El fin «pie se proponía conseguir este Gobierno por medio de aquella misión, era el de reunir todas las pro- vincias del tei ritoria, nas de su séquito el ilustrado Secretario de la L«!gacíon D. Estovan tic Luca, salvándose milagrosamente el Dr. D. J. Valentín Gómez, que llegó á dar cuenta de su misión en su nota del 12 de Abril de 1824. Tal fué el resultado «le aquella negociación, que precedió á la guerra del Brasil. Hemos narrado ligeramente, los actos del Ministei io del Sr. Rivadavia respecto á las Relaciones Esteríores de la nación; ahora continuaremos ocupándonos de lo redativo ú su administra- ción interior. Tuvo lugar la nomenclatura de las calles y plazas «le esta ciudad, cuya utilidad se hizo bien pronto notable. Se construyó el mercado de abasto, en el local llamado la Ran- chería, donde actualmente existe, quitándose de la plaza «led— 16 — 23 «le Mayo «londc hacia tan muí efecto. Se ordeno la publi- cación del Itegistro Estadístico, que demostraba el movimiento y progreso «leí país desde 1822 por los efectos de la buena admi- nistración que presidia sus destinos. Las rentas recaudadas en la provincia en los años de 1822 y 23, acrecieron notablemente y mejoraron el estado dn la bacienda pública. Se aumentó el comercio y el consumo espe- cialmente en la importación de efectos Ingleses. Empezó ú • venir inmigración Escoscsa y Alemana; se fundó por el Sr. I>. Guillermo P. Robcrtson la colonia de Santa Catalina, so introdujeron los merinos base de nuestra actual riqircza. El bien-estar, la seguridad, la confianza en ln estabilidad de nquel orden de cosas, se Inician sentir en todas partes; afluían los cstrangeros, y vinieron muchos muy distinguidos que poseían profesiones útiles, y que el crédito de Dueños Ayres ntraia desde Europa. Era realmente la edad de oro de Dueños Ayres, después de la larga serie do padecimientos, desorden, y anar- quía, que sufrió este pais en 1820. Parecía terminada la negra noche de nuestros infortunios: ¿pero quien había de decirnos? que algunos años después, aquella hermosa estructura de orden, de bicn-estnr, do libertad* habia de venirse ubajo, sobreponiéndose la barbarie y el des- potismo mas inaudito! Asi fué y veinte años pesó sobre nuestra infortunada patria la tiranía mas espantosa.. ... Pero apartando la vis*a del aíligente cuadro de nuestras desgracius, volvamos á continuar bosquejando ligeramente los ac- tos administrativos de aquella época. Se estendió la nueva linca de fronteras, y tuvo lugar la espe- dicion al Sud, del General D. Martin Rodríguez, gobernador de la provincia, a la cabeza de un cuerpo de tropas bien organiza- das, fundando el fuerte Independencia, al pié de la sierra del Tandil. La campaña de Sueno? Aires se internó cincuenta le- guas mas al Sud de la antigua línea de aquella frontera, com- prendiéndose en esta vasta adquisición los mejores campos por la calidad de sus pastos y aguadas. Se hizo la paz con los indios, y se canjearon muchas cautivas que volvieron al seno de sus fa- milias, después de largos años de sufrimientos entre las tribus del desierto. En Abril de 1822 un comisionado del gobierno de Bue- nos Aires, tuvo una conferencia con los principales caciques en — IT — rus toldo', a la cual asistieron los de las tribus Pampas, de los Tluilichcs, y Tehnetchcs, con el objeto de proponerles la compra o" cange tle sus territorios, pero esta negociación no tuvo éxito. Regulariz ida esta ciudad con lo. nomenclatura do sus calles y plazas, se publico en Londres por el librero Ac.kerman, un plano topográfico do nuestra bella capital, dedicado al Sr. D. Bcrnar- dino Rivndaviu. Se cstublccói el Cementerio «le los protestantes cerca del Socorro, siendo el Sr. Itodncy, «le quien hemos hablado antes, uno «le los primeros tinados «jue recibió en su seno. Entre las medidas hijas ile una noble filantropía, quo el Sr. Rivudaviu adoptó, fue una la de suprimir la esposicion de presidarios cargados de cadenas, «pie se colocaban el Jueves Snnto, á pedir limosna al ludo de una mesa en las puertas do las Iglesias. También se quitií el afligente espectáculo «le azotar delincuentes, montados ú caballo en las calles públicas, por la mano del verdugo, en cumplimiento de alguna sentencia judicial. Estos eran legados de los antiguos usos de la colonia Española «pie ya chocaban con el adelanto é ilustración de la épocu. También se mandó no llevar los presos encadenados á los trabajos públicos. Entre otras prácticas de las justicias españolas, so acos- tumbraba exponer en la plaza frente al Cabildo, los cadáveres de los «pie morían asesinados, ó salteados, en los caminos ó suburbios de esta ciudad, con el objeto de ver quien los conocía, ó de alguna pesquiza judicial. Esta práctica era bárbara y repugnante, y se mandó suprimir tan triste espectáculo. Una policía celosa, imponía, penas al inveterado uso del cuchillo, entra nuestro paisunuge; á los ebrios, y á los que proferían palabras obcenas en público; así fué «pie nuestra ciudad empezó á tomar un aspecto de decorosa decencia, y orden desconocido hasta entonces. La Administración de Justicia mejoró notablemente con el nombramiento de jueces letrados para la camparía; varios asesinos y nótenos salteadores de gavilla, sufrieron la última pena, entre ellos un Portugués, «pie asaltó en su quinta é hirió mortalmente al ingeniero ingles Mr. Revans. En 1821 tuvo lugar la creación del Banco de descuentos, y la introducción á la circulación del primer papel moneda, y del cobre acuñado. Algún tiempo después arte de S. M. II. Instalado el Congreso General Constituyente de las Pro- vincias Unidas del Rio de la Plata, en el último periodo de la Administración del General Las lleras; fué Humado el Sr. Rivadavia, por aquel cuerpo soberano á ejercer el destino de Presidente de la República. El nuevo Presidente, aunque animado de los mejores deseos, por el bien de su país, encon- tró contrariedades: la guerra civil, y la guerra ostrangera; le crearon dificultades que aprovecharon sus enemigos, hos- tilizando su marcha, por medio de la prensa, y en la tri- buna. En Diciembre de 1827 el Sr. Rivaduviu renunció la Presidencia de la República ante el Congreso Nacional en estos términos : "Cuando fui llamado ú la primera Magistraturu de la nación por el voto libre de sus representantes, me resigné á hacer un sacrificio muy penoso para un hombre que conocia demasiado los obstáculo? que, en momentos tan difíciles, quitan toda ilusión al poder y mas bien inducen á alejarse de la dirección de los negocios públicos. Entré con resolución en la nueva carrera que me designaba el voto público; y, sino me ha sido posible vencer las dificultades inmensas que se me han presentado ú cada paso, tengo al menos la satisfacción do haber hecho los esfuerzos posibles para llenar mis deberes con dignidad. Rodeado sin cesar de obstáculos y de oposiciones de todo genero, he proporcionado á lu patria dias de gloria que podrán recordarse con orgullo, y he sostenido hasta el último momento el honor y la dignidad de la nación. Mi celo para consagrarme sin reserva ú su .«crvicio es hoy el mismo que en el primer dia que me encargué de presidirla. Pero des- graciadamente dificultades de nuevo género, que no me había sido posible proveer, han llegado á convencerme que mis servicios no pueden ya serle útiles. Cualquier sacrificio por mi parte seria infructuoso. En esta convicción debo renunciar el poder como lo hago desde este momento, deponiéndolo, en el seno del cuerpo nacional, de quien recibí aquel depósito. Me es penoso no poder exponer ú la faz del mundo los motivos que justifican mi irrevo- cable resolución; pero tengo al menos la certidumbre que ellos son bien conocidos de la Representación Nacional. Puede ser quo )io\ no se haga justicia á la nobleza y sinceridad de mis senti- mientos; pero la esptro algún dia de la posteridad : la historia me hará justicia. "A I descender del puesto elevado donde me haliinn colocado los sufra r:os de lo^ representantes, debo manifestarles mi profundo reconocimiento, no tanto por la a^ta confianza con que me hon- raron, sino también por el celo constante y patriótico con quo han sostenido mis débiles esfuerzos para conservar hasta ahora sin mancha el honor y la gloria de nuestra República. Ríe atrevo ahora á recomendarles provean prontamente ni nombra- miento de la persona á quien debo hacer entrega de una autoridad que no puede permanecer mas largo tiempo en mis manos. El estado «le los negocios públicos lp exige imperiosamente; y este será un nuevo motivo de gratitud hacia los dignos repre- sentamos, á quienes les ofrosco los sentimientos de mi alia consideración y respeto." (Firmado ) Bernardino Rivadavia El Congreso aceptó la renuncia de la Presidencia en términos altamente honrosos al Sr. Rivadavia, quien so despidió de la nación dirigiendo al pueblo nna proclama que revelaba sus kenti mient os patrióticos. Asi terminó su vida púhlicu aquel ilustrado estadista quo con sus sabias instituciones preparó la futura grandeza y prosperidad de nuestra patria; salvándose los principios, y la libertad, «pie conculco' la tiranía; en In generación que se educó bajo sus auspicios. Ea prensa estrnngera se ocupó por aquel tiempo del Sr. Rivadavia : en la Revista Enciclopédica francesa de 1S27 dice : "Ahora que el Sr. Rivadavia ha entrado á la vida privada no tememos ser nrusudos de lisongoros, al reconocer con la mayor parte de los diarios ingleses, que la revolución de la América del Sud, no ha producido un hombre mas desin- teresado, mas enérgico, dotndo de la mas alta capacidad, reunido á las intenciones mas patrióticas y ma< puras. Citaremos también el juicio que de él hace uno de los publicistas do «pie los Estados Unidos de América mas se honran hoy." "Se encuentra en todos los netos del Presidente Rivadavia, decía últimamente Mr. Everctt, un vigor y una firmeza do pensnmiento, un buen sentido lleno do fuerza y un profundo sentimiento moral que recuerdan los mas nobles autores de* la revolución de la América del Norte." Durante la administración del Coronol Dorrego, el Sr,— 22 — Rivaduviu retirado á la vida privada, so alojó á su quinta donde permaneció hasta Mayo 1829, en <|ue se embarco nuevamente con destino á Francia. Vinjó por diferentes países de Europa y regreso á su pais el 28 de Abril de 1834, en el "Herminia" procedente del Havre, pero fue hecho re- embarcar arbitrariamente en el mismo dia, por una orden que se le arrancó con amenazas y violencia al honrado Gobernador, General D. Juan José Viamont, por la fatal influencia que por medio de sus agentes ejercía ya Rosas, en todos los actos de la administración, y que esta no podia contrnrrestor, por carecer de fuerzas y elementos. Ksa misma noche la mazorca hizo uno do sus primeros y mas sangrientes ensayos. Como á las ocho de ella, penetró cu la ciudad una partida de hombres armados, á caballo; y recorriendo las calles, hicieron fuego sobre las ventanas de la casa del Sr. D. Manuel José (jarcia, Ministro de Gobierno; penetrando las huías en el salón de su tertulia. En seguida doblando por la calle de las Piedras, asesinaron alevosamente al recomendable joven D. Estevan Badián y Moreno, empleado público, que al ruido de los tiros en lo del Sr. García, salió de una casa próxima á San Juan, y al ver el grupo les preguntó : "que es eso, paisanos que hay?" la contestación fué acribillarlo inhumanamente á balazos, sus deudos lo levantaron bañado en su inocente sangre, expirando á los dos ó tres diua. Continuando su vandálica correría aquellos asesinos dispararon tiros, sobre la casa del canónigo D. Pedro Pablo Vidal, que era entonces representante del pueblo. Así empezaron los hombres de la Dictadura á mostrar las uñas, y ú establecer el gran elemento de la tiranía "el reinado del terrror." Permanecía entretanto el Sr. Rivadavia abordo del "Her- minia" surto en esta rada, esperando una resolución sobre su violento desterre, pues había salido del pais en 1829, munido del correspondiente pasaporte, y no pesaba sobre él. ninguna ley, decreto ni disposición gubernativa desterrándolo : así pues la medida era injusta, arbitraria, é injustificable. 131 Gobierno no sabiendo como salir del conflicto en que lo habían puesto los sicarios de Rosas, que desde su campamento situado en el Rio Colorado, era el arbitro de los destinos del pais; ocurrió á la legislatura por pudor, dándole cuenta de lo ocurrido, y pidiendo una resolución, que la Sala nunca dictó, pues ni tomó el asunto en consideración, porque ya no se atrevían los diputados á emitir sus opiniones con libertad. Sin duda que hubo en este caso mucha debilidad por parte de aquella legislatura. Muchos males pudieron haber evitado procediendo con firmeza y dignidud':aun fué tiempo. Era ya el 28 de Mayo de 1834, nuestro ilustre desterrado había aguardado por el espacio de un mes, una resolución que nunca pareció, entonces pidió al Gobierno su pasaporte para Puertos Estrangeros, estableciéndose en la Colonia. Allí per- maneció hasta 1836, en que fué arrancado de su humilde asilo por Oribe, y desterrado al Brasil, fijándose con su familia en la isla de Santa Catalina, de donde se trasportó pos- teriormente al Janeiro. En Octubre de 1841 falleció en aquella capital, la Sra. Da. Juana Pino de Rivadavia, su recomendable esposa, qne le acompañó en su última peregrinación sobre el suelo americano. Viudo ya, el Sr. Rivadavia, se alejó para siempre de estas playas queridas, embarcándose en 1844 para Cádiz, donde sobrevivid poco tiempo á sus grandes infortunios. El 2 de Setiembre de 1845 falleció en aquella ciudad, aquel ilustre patriota : al dia siguiente, un convoy fúnebre, bastante numeroso para él que mucre en el destierro, depositó sus restos en el cementerio extramuros de aquella pluza. La noble España, patria de nuestros antepasados, ofreció un hogar, y los consuelos de generosos amigos, á aquel hombre ilustre, en el último periodo de su vida. Los restos mortales del patriota mártir, hallaron también, en aquella tierra hospitalaria, honrosa sepultura. (¿ue la urna cineraria, que los contiene, transportada al suelo de la patria, traiga el germen fecundante de sus virtudes y civismo ! Buenos Aires, Mayo de 1857. Ramón M. Cavena