JUICIO POLITICO SOBRE LA CONSTITUCION Y SITUACION ACTUAL MANIFIESTO Y PROTESTA rílativos al mismo, y Voto particular ea 3a Comisión de divitioa territorial sobre la traslación de loa Supremo.-» Federes de la aacioo ú la ciudad de A¿u.t3calientes, • POa £1' CIUDADANO í& Cama be Iritlano. /( _MEXICO. Imprenta de J. M. I.uu. caixe bfi U Palma nüm. 4. 1857.A LA PRENSA NACIONAL. L'butnmitS eat travaiUS» 4«n« tm •utriüljía, comino si IOS .tll út enfauter un Dtai. E»ilu> Qouívt. Los documentos parlamentarios, que doy á luí, son la mas viva manifestación do la razón y del derecho, espresada en ollenguaje sencillo, veraz y enérgico del pueblo. No son una Sátira Menipea. Comprendo bastante la consideración debida á los poderes sociales y á la fuente de donde so derivan. Respeto al soberano congreso, que no los juzgó censurables. Respeto al supremo gobierno, siempre una necesidad, y que, si no es tan bueno, como de- biera, deseo que so convierta y viva. Respeto la opinión pública, cuyo justiciero, inexora- ble fallo espero y tomo. Me respeto á mi mismo para confundirme con miserables histrio- nes, burlándome del país en circunstancias críticas. Igual respeto reclamo por inis opinio- nes, quizá erradas, pero de buena fé, y emitidas solamente en cumplimiento de mi deber. Mo atrevo ú esperarlo de los buenos ciudadanos. Respecto de la facción anti-uacional, ya veo levantada sobre mí la vara de su dictadura, pero, como Temístoclcs, le presento la es- palda, diciendo: ilpega, pero escucha." Si á un hombre, á un Estado, se le compromete su existencia, se entraban sus naturales movimientos, y se le aherroja el espíritu, por mas que se le apostrofe, "independiente, libre, ilustrado," ciertamente, uo'lo es. Asi México. For mas <|ue en pomposas frases, se le pro- diguen hasta el fastidio tales epítetos, verdaderamente:-} Es independiente? Los Estados- Unidos le lian arrebatado dos tercios de su territorio, comprado, como á los indios de las Floridas, á precios imaginarios y hecho imposible su hacieuda. Ha pagado, ó reconocido á Inglaterra SO millones por 12 prestados, Francia lo hace pagar í mano armada 600 mil pesos. A España lo reconoce millones, que no ha causado. Roma la grava indirectamente. Agravuu su triste condición las diarias reclamaciones de los ministros. Ijis contenciones, desconocidas cu la diplomacia, por las que dos ministros traidores podrían venderla. La facción, que mi lo ha sacrificado al estranjero, para lucrar, y obtener su apoyo, que no en- cuentra en el pueblo, que ka oprimido, no necesito nombrarla: te denuncia á si ndsma por sus hechos.—Ella intentó, ó llevó á cabo, la anexión de México á los Estndos-Unidos,-cl tratado Lutcher y Pedraza, la zona de comercio libre, la coalición, el arrendamiento de adua- nas, las ventas de Qnerétaro y la Mesilla, y ,... 1 [oy, só presenta el empréstito de quince unllones, ó el tratado Fursyth y Monte». No osaré decir, que es el resumen, el sello do los enunciados, que esclaviza la frontera, ó que á este preció, se dispensa la oeupacion de la» manos muertas: tampoco que todo empréstito es ruinoso, sobre todo, cuando se empeña una parte del poder público en las aduanas; ni menos que por él, obtienen los Estados- ruido el protectorado de la Inglaterra sobre Portugal, su factoría sóbrelas Indias, ó el "Matrimonio, por el que, son el marido, y Marico la esposa." T.'.n solo, á nombre del país, interrogaré respetuosamente á su autor, que con tanta energía combatí;) el tratado Letcher y Pcdraza. ¿Al suscribirlo, meditó bacante la Cursilón económica? ¿Iji de patria libertad? ¿La de li- bertad de comercio? ¿I» de nacionalidad? Y si es el resultado de la mas profunda medita- ción, calculando sobre el monto de la deuda inglesa, provenido de una cantidad inferior, ¿puede fijar la CIFRA, á que ascenderá este nuevo empréstito? ¿El contrabando, que se liará á su sombra? ¿El tiempo, que México estará privado de una de sub prerogativas mas esenciales?,... ¿lis libre? Ul sistema feudal de los tres brazos es la mas viva imagen del nuestro. En aquel, dos nobles turbulentos crinsentinri un fantasma de autoridad, á condición deque pro- moviese sus intereses, ó tolerase sus desmanes. El ejército, clero, feudalismo, elevan ó der- rocan un gobierno, según su¡s miras, es decir, según promueve sus intereses, ó tolera sus exigencias; Ejercen su acción por sí, por los jesuítas, por el indujo estranjeru mencionado, por la banda negra de los agiotistas, por el indígena, sistemáticamente embrutecido, y em- pleado como fuerza ciega y fatal; por los rstranjeios, que exentos de cargas civiles, contem- plados por sus ministros, y en posesión del agio, eontiabando y monopolio, se interesan por un sistema que les proporciona consideraeii n y fáciles fortunas, y ó veces basta por los con- trabandistas de los puertos. El poder de est'iS clases así ■ ond/mado unas veces domina con todo el peso de su absolutismo, otras, por medio de una ficción, que goza de sus ricas dién- telos, del' poder, de la consid. ración de "PRUD ENTE é ! LUSTRA DA;" y algunas, con- certadas. Pero siempre, sustaneialmcnte, en el absolutismo colonial; y p::ra consolidarlo, á veces, corre á torrentes la sai gre del pueblo inocente; mas la de Iob ambiciosos, que lo tras- tornan, es sagrada; ¡jamas cae un pelo de tu cabeza! Desde esta capital, por sus innume- rables empleados, envuelve á la nación. Como con una red de' hierro; absorbe y anarquiza Ion Estado^; difama, mata, destierro ó arruina á los patriotas-, y paraliza todo movimiento pro- gresivo del país con tales resortes, ó c alonas mas fuertes, que las que los po< tas imagina- ron, ligaban en el averno á Pronnt o y Sisifo. ¿Es ilustrado? La luz, el pn greso po'ltico, es ln alianza del cielo con la tierra, ó del hecho con el derecho, en un período dado. Cuando el hombre rompe violentamente esta armonía, en las regiones sociales sobrevienen catástrofes; que de ninguna manera son d resultado del capricho de un déspota, ó del oro. ó la intriga de un | oneroso; sino el efecto necesario de eso fluido latente, que ha electrizada y confli grado las masas en las antiguas, como en las mo- dernas sociedades. En el mundo moral, como en el físico, sus manifestaciones son doloro- sas, llenas de ansias mortales, pues según su envejecido símbolo de la gentilidad, "el quo debía llevar la raza humana á una nueva emancipación, inició en medio de las llamas, quo devoraban la esposa del siglo antiguo y la madre dtl nuevo." ¿'ero tan eficaz disolvente es el derecho providencial, una idea divina. El Iodo, la sangre, el crimen del hombre no pueden mancharla! Ella brilla, cual columna de fuego, en la noche de ignorancia y cor- rupción de los pueblos, guiando la marcha de la humanidad. As! en ia Europa moderna: asi en la América eitiaticlpái la. Pero hasta esta idea r. generadora, esta guia, se ha perdido. El conservadle la ha sofoeado.con su materialismo, el moderado con su escepticismo, él je- suíta con su skut /¡amo cadavr, y hasta el progresista eon el absolutismo. ¡Así, toda car- ne ha corrompido su camino! ¡Así, todo se suorüiea al Dios de Lucrecio! ¡Así, del barro dtl hombre colectivo desaparece el espíritu de vida! En presencia de esta Sombro de personalidad epirante, de este Crucificado, de este Job, creerin arrojarle á la caía el mas sangrimto sarcasmo, llamándolo: Independiente, Libre, Ilustrado: advirtiémlole qne tributa su sudor y sangre ¡i naciones estmnjeras, por el placer du que le dan talca títulos, los que lo venden ó empeñan: dieiéndole al oído, "'bajo el régimen• —5- eolonial, México integro, dependía de una sota nnc'on, tenia asegurada su existencia mate- rial, y no ""fría mocho por la privación de la intelectual, qae no conocía:" ó aplicándole este versii de Juveu 1: "Sovinr nrmis — Luxuna iiicnbiiil victninqne ulcisritiir oi/ííwi " "El lujo y la corrupción, mas cruel que las armas, derriba á México, vengando á los pueblos oprimidos." No: como los amigos de Job, sellaré mis labios, porgue su dolor es vehemente. Pero, si dominado por el sentimiento, el libio talla, el coraz ui interroga. ) México, c.>mo Ashvero, ó el Judio errante, está condenado á caminar por el camino del Calvario, par» oir resonar siempre en su oído esta vtn de acero, ¡marcha! ¡mareh i!.. . ;. >ebetnoi eruzar- nos de brazos >' decir con el Sr. Ocampo, *'que en vista de tal situación, se pierde hasta la csperaiua?'' ¿Como el filósofo de !¡\ Grecia, debemos cubrirnos la cabeza con el cstremo de la capa, para llorar en silencio y no ver tan hondas desventuras! O esclamar, cuino Arís- tidea: ",0h patria! ¡oh virtud! ¡no seriáis mas que vanos fant ismasí..." Oh! no: li prueba toe i á su fin. Triste es, en verdad, ver al genio renegar su misión, y tanto, que "cuando H] sucede, dice un poeta alemán: "las vírgenes lloran en la tierra y los ángeles en eL cielo." Es desc-perante ver al partido progresista abandonar la i lea viviliennte, para as-ir el polvo que se desmorona. lis desgarrador, ver desvanecida la esperan/a de los Estados, ni ver al progresista retrogradar hasta el absolutismo —Pero, por mas que loa hombres nieguen una idea, no pne/lcn destruirla: es imperecedera: ciertos hombres no son un partido, ni esta" capital la nación. Por otra parte, la naturaleza, ultrajada en el Estado, ó en el individuo, siempre «vindica sus derechos. Iji cadena de la perfectibilidad social es indisoluble. La humani- dad ¡anua retrograda en su marcha progresiva Y cuando todo parece conjuraise contra la fú democrática del país, es un deber de todo creyente, confesarla en voz alta, pata confir- mar en ella ánis hermano» débiles. He aquí, porqué publico mi JuiciopoVtiro snhre la constitución; y mi Voto particular suhre ¡a traslación de loa supremos puderes: ho aquí, por qué hago esta pírofesion de le Creo croe la independencia, hecha sin el concursa de naciones estrafins, de clases privile- giada», de estranjeros aventun ros, ni de sus agentes no tienen ningún titulo para conver- tirla cse'.usivamcnte en su patrimonio, sino que solo debe redundar en beneficio de! pueblo Riexiesno, que la conquistó con bu sangre.—Creo que los estadistas conservado*es y mode- rados, (pie hasta aquí han regido el país, por mas que calculadamente se les haya celebrado, como oráculos, sn fama es mas grande que ellos y los abruma. En polític ,'con.ocn la cien- cia, es ana verdad el hecho ó la .hipótesis; y el hecho de la ruina nacional es una verdad. —Creo que el absolutismo es un anacronismo Anatematizado por los siglos, cincuenta meses de su ejercicio, y por el genio, como Moisés, Napoleón, Enrique IV, que opinaron: "solo las constituciones fijan los drrerkos de las naciones," ¡qué lo justificaría!—Creo que el progreso solo es posible. Como la mano Omnipotente, por las fuerzas ccntiipeta, centrífuga y de gravedad, conserva el mirpdi físico, así el moral, por el progreso, retroceso, y staquo. Concluido estos dos últimos su periodo, d-ix' funcionar el primero—Creo que éste debe girar en el eje do una constitución, 00 cualquiera, sino la que esté fundada en nuestras verdaderas tradiciones y exigencias —Creo (pie el gobierno se ha establecido para el bien de los njocfadns, y no para el de clases privilegiadas, estran jcriw, »g, ates sin con- ciencia, con rutan del Estado y de sus dignos servidores.—Creo que el gobierno debe soste- nerse, no por el medio artificial y ruinoso de contratar empréstitos de millones para pagar sus agentes, sino por el amor del pueblo, adquirido jw.r reformas, que mejoren Mi condición. —Creo, que un gobierno puede, y debe, levantar la nación, si como los mismos reyes feu- dales, se apoya en el pueblo contra sus comunes opresores, y marcha por la verdadera tra- dición, indicada en mi Dtdicnlorin.—Creo, por último, que si de este m do no adquiere México cuanto antes mi mí i ,»-..m.hmi> el yaakee, que "invade die- y siete mitins por dio," antes de mucho tremolara definitivamente el pabellón i strellado sobre I»*- alcázares do Moctezuma, poique en su postrimer trance, los estranjeros y "estranjerndos,'' no solo vol- verán á setal botar sus banderas, "sino que insultaran la agonía'' de la noble ilación, que tan generosamente les diera el ser, ó les ubrigara en su seno.—6— Verdad es, que contra ello, los que mas decantan "el siglo de las luces," oponen directo ó indirectamente las tradiciones de Felipe II. Mas á j uzgsr de las causas por los efectos, por es- tas yacen: México predestinado, en el borde de la tumba: los Estados, de ricos .elementos, en- cadenados: Zacatecas, rival de México un tiempo, arruinado; Tamaulipas: y Coahuila, han si- do siempre defensores del progreso, y de la nacionalidad, contra el ibero, el yankee, el bár- baro, el filibustero, y sin embargo, éste espiró, y el primero está amenazado. Tamauli- pas, sostuvo la independencia, proclamando una aeta comparable á la de Jefferson y contribuyó á consolidarla en el Panuco; proclamó el primero la Uepúbliea y la consolidó en Pudilla; sostuvo siempre la federación, particularmente contra Snnta-Anna; proclamó antea que ningún Estado, la libertad de conciencia, la libertad de comercio, y lia iniciado las gran- des reformas,-)' sin embargo, calumniado de bárbaro, anarquista, y anexionista,—ha sido mistificado en los Muertos, y tratado, como país conquistado. Los órganos que ilustran la opinión, enmudecen. Los grandes patriotas, han perecido en el cadalso, el destierro y la mi- seria. Y si al que habla, le fuera licito, siquiera nombrarse al lado de tan ilustres eiududa- uos, diria: que por su consagración i'bsoluta á la patria, honrado en la frontera con su alta confianza, con el título de uno de sus tribunos, y con tres votos de gracias, después de cua- tro años de persecución, hoy, "como el Hijo del hombre, no tiene una piedra dondo recli- nar la cabeza." Prevenciones interesadas, sin embargo, lanzarán su anatema á este escrito y su autor; por- que sostiene la causa de la nacionalidad y de! progreso, y porque inspira á los Estados fron- terizos una esperanza de salud, para no separarse de México, y á éste, la necesidad de un gobierno justo para evitar el dies ira. Mas la palabra está pronunciada. Tal voz morirá sin veo, porque es la de un hijo del pueblo, "víctima expiatoria," y sobre todo, habitante de esa frontera, cuyos hombres y cosas sistemáticamente se difaman y nulifican, como España lo lu- ciera con la:¡ América». Pero tengo fé en que, "la humanidad, sordamente trabajada en sus entrañas, como si ella fuese á alumbrar un Dios, producirá el Verbo, la perfectibilidad social." Moisés, Ilómulo, Mahoma, fundadores de pueblos; el Hijo de un carpintero, formando la re- volución mas grande del universo; el bárbaro Atila, sojuzgando un ¡mperioeiviüzado; Pedro el ermitaño, levantando un continente; y nuestros Héroes, hijos del pueblo, ¿qué otra cosa son mas que humildes instrumentos de los grandes fines de la Providencial ¿Quién sabe, si da la misma manera, este grano de arena contribuirá eficazmente con su palabra á la reconstrucción del edificio patrio? ¿Quién sabe, si esat leve paja, arrebatada por el torbellino revolucionario, Do es atraída por el imán de la verdad social? ¿Quién sabe, si México deba oir esa verdad por la boca de uno de esos llamados, "bárbaros del Norte?"—Como quiera que sea, lo con- sagro á Tamaulipas, mi patria;-al autor de "jifia quince dias de ministerio," que proclamó esta formula: "¿Yo digamos hemos sufrido, sino hagamos por no sufrir mas;''-» los Esta- dos y patriotas que sufren y esperan en el porvenir;-y á la prensa nacional. Si sus direc- tores, creyéndolo de interés público, siquiera porque puede promover una polémica provo- clicsa al país, se dignan insertarle en sus columnas, so los estimará muy particularmente sJUICIO POLÍTICO COBRE LA CONSTITUCION Y SITUACION ACTUAL DE LA REPÚBLICA. * "Sino nmoro, et ame odio: sed sánela et incorrupto fule/'—Tácito. Sensible, cstremadamente sensible, me es en los momentos solemnes en que V. S. va á firmar el pació fundamental de la nación, manifestar un voto con- trario á vueslra opinión augusta. La consideración de tanto arrojo sellara mis labios, máxime cuando mis palabras no podrán ser gratas á todos; pero me precisa á ello el mas imperioso deber. Este deber es, defender mi ho- nor altamente ultrajado en la infame imputación, "de que por despecho, por un capricho pueril, me. opuse desde un principio á la constitución, apostatan- do de mis principios." Siempre la calumnia esparce insidiosamente por el mundo su negro veneno, para ocultar cu él sus torpes fines. Mas yo, hom- bre del pueblo, el último ciudadano, el último miembro de esta Asamblea y del partido progresista, debo boy, ante el parlamento de mi palria, desenmas- cararla y confundirla. Mi honor me pertenece: le defenderé á costa de mi existencia: de mi existencia toda-entera consagrada á la patria, á la lik-rlad, á la causa del pueblo. De ese pueblo, que no debe arrastrarse en el fango, sino elevarse por sus instintos generosos. Cierto es, que en esta misma tribuna se me ha privado del uso de la pala- bra, al defender los derechos de Tamaulipas, que lengo la honra de represen- tar: cierto es que sobre la cabeza de este Estado, benemérito por sus constan- tes servicios á la independencia y á la libertad, se ha suspendido la espada de Dámocles, anexando Coahuila á Nucvo-Leon; cierto es, que soy el único dipu- tado, que en todo el año, por el .precio y modo en que se me ofrecía, no ha percibido un soto centavo de sus dietas; cierto es, que con soberano desden se me ha escluido, como un apestado, de las juntas estraordinarias de ¡os dipu- tados liberales; cierto es, en fin, que ayer mismo, acaso se me. ha aludido de- presivamente con estas palabras: "sin considerar el hombre, sus anteceden- tes, ele." ¿Pero qué tienen que ver la nación, Tamaulipas, ia federación, la democracia, la constitución y el progreso con los que traicionan y venden tan (*) Esto Discurso fué pronunciado por su autor nntc la A «amblen constituyente en la ecs'ion del 31 do Enero íiltimo.sagrados objetos? Por otra parto, no soy hombro de odio: pisoteo mis pa- siones cuando lo exigí' el bien público, y por ésle, sacríl'icn siempre mis mas justos resentimientos "0 las aras sagrad.is de la patria. V. S es ¿p e>ta ver- dad testigo irrecusable. Desde un principio rf§u confidencialmente á algunos miembros do la comisión de constitución: que me temía que sus Tabla* de la Ley no traspasasen lo~ siglos, romo las de Moisés; rn público,, declaré sin lu- gai á volar el proyecto de constitución, y presenté sobre la mesa un provec- to de ley, consultando la sustitución del referido provéelo de constitución, con la carta de 24 reformada. El soberano congreso fué de esla opinión. En tal virtud, pude escusarme de asistir ¡i la asamblea, romo otros muchos; pero por esi-i consideración: ¿y si yo me equivocare? lie asistido con toda puntuali- dad á las sesiones, como una protesta viva, volando lo mas negativamente; be guardado alio silencio en las cuestiones en ffilo mas hablar debiera, para que no se creyese, que mi oposición era sistemática; y aunque alterada seriamente mi salud por el sufrimiento y las decepciones, no he desertado hasta hoy mi puesto, para que por mí no quedase el pais sin constitución. Ageno. pues, á Iodo individualismo, á toda servil deferencia á un hombre, á una facción, y á todo espíritu de partido, hablaré con la independencia re- cibida de mi Criador, que me hizo nacer en un pueblo libre; pronunciaré mi juicio político sin amor, sin odio, y solo animado del santo amor de la vir- dad, dando una lápida ojeada desde el movimiento de Ayutla hasta el dia de hoy; y patentizaré que si mi voto es contrario al de la mayoría del congreso, es la'u solo, porque creo en lo mas intimo de mi aima, que esto código, ¿osaré decirlo? es poco democrático, federal, social y humanitario, menos aún que el de H bajo muchos respectos, y yo creo en el progreso de la libeMad polilica. Penetrado di; que la situación está ya bajo el dominio de lu historia, procu- raré demostrarlo con la debida mesura y circun-peecioii parlamentaria; pero respetando ante todo, como representante, la verdad y el interés nacional. Esla ilustre asamblea, benévola y generosa, se dignará escucharme. Señor: terminada la tremenda lid, en que se consumaron los mas cruentos y costosos sacrificios, la República esperaba, tenia derecho de esperar, romo forzosa consecuencia del triunfo de los principios sobre el poder arbitrario,—■ después de la criminal impunidad del maulo de la patria, la amnistía de Mo- razan; después del régimen proloiiano, el régimen constitucional; después de la tiranía central, la libertad federal; después del absolutismo feudal, id go- bierno de la nación; y después del mínelo corrompido do los pro-hombres, el del valor, de la virtud y del genio. Pero quedaron desvanecidas sus alias esperanzas desde que, burlada la vindicta nacional cu los grandes reos de lesa- naeiou Santa-Anua y sus cómplices, solo se. ejerció con escandalosos autus de fe sobre muebles inocentes arrojados a las llamas; desde que, á nombre de la lil ertad, se lian perpetrado hechos, que harían renegar de ella, si según Lame- nais, "no debiesen imputarse únicamente á sus fautores, que no tienen nom- bre, sie.o en el infierno, porque profanan el nombre de la libertad, que es santo;" y >obrc lodo, desde que tan solo le han dejado: "LUTO EN EL CÜP.AZON, LLANTO EN LOS OJOS."El plan do Ayulla. La nación, á pesar de sn ardiente deseo de sacudir e! ominoso yugo del dictador (Santa Anua), y levantado solo al unifico nombre de "federación," anatematizado por el tirano, no osó antes del i 'ó de Agosto A1 de i8.r)5 adoptarlo, ponpie no vió, ni podía ver en él mas que una infeliz copia del sistema feudal, puesto que asi eomo la triple, graduada lórmula de éste era: rey absoluto y señores feudales,—absorción de éstos por aquel,— absolutismo:, asi la de ese plan: Dictador absoluto y dietadorcitos,—aborción ilc éstos por aquel,—absolutismo. Su infracción. Feudal, oligárquico, como el de Lisandro y sus treinta ti- ranos, é impuesto por la tradicional omnipotencia de esta capital, una vez ad- < milido en la nación, debió observarse. Pero el béroe del Sur, eomo Saturno, le devoró al nacer, nombrando un consejo, que á su vez \¿ nominó presiden- la de la Kepúbliea; y después, sobre el cadáver de lan o¡¡iadicido consejo, se sobrepuso otra vez á la nación, nombrándose en vida un sustituto, como los I emperadores romanos bajo el régimen preloriúuo, y atentando mas que. el mismo Santa-Anua, que solo para el caso de muerto, se lo nombró por carta: el instituto ilegitimó su título ile aquiescencia nacional, aceptando tul dele- gación: el congreso, desconociendo ú olvidando su origen popular, ratificó: que "la soberanía nacional era delegablc:" el estatuto orgánico, centralismo elevado á su última potencia, le dio el yolpe de (¡ituia: la comisión especial nombrada para abiir dictamen sobre dicho estatuto, le sepultó en su hondo silencio: v la representación nacional, por último, le miso la lápida sepulcral, no repisando todos los actos discrecionales de Sanla-Anna y de la actual ad- * minislracion. La convocatoria. Convocada una consiiluyenle bajo los auspicios de la transacción triunfante de Lagos, por la que el plan de Ayutla y el dé San Luis, de religión y fueros "no pugnaban en manera alguhu;" llevando este compromiso faccionario basta abandonar física ó muialmcute el salón de de- bates para no oír las ideas mas democráticas, que pugnasen con su ciego es- píritu de partido; legislando bajo el imperio del sable, y aceptando su priva- tivo fuero del poder. Esta constituyente, en cuya organización: —se escluvó la base completa de ¡¡oblación y capacidad, cuerpo y alma del hombre colec- tivo; se disminuyó en un tercio la representación democrática de. la (rentará; se cscluveron anli-dcmucráticainenle 'dignos ciudadanos; se permitió lácita- mente la pluralidad de beneficios; se declaró de hecho propiedad la suplencia; M colocó al diputado por el pago de sus dictas bajo la doble dependencia del gobierno general y particular; se permitió al poder eliminar del congrí su sin su licencia, á los impudentes que hicieron de la diputación un anzuelo para pescar comisiones, empleos lucrativos ó espf dativas; se sitió á oíros por ham- bre; se. privó á muchos de la palabra por la .prensa, la ttibuna, y hasta por la correspondencia epistolar, á causa del porte previo; y linalmenle, por la que > se negó al congreso hasta la facultad de pedir al gobierno informes sobre Ij situación;—tal congreso, ciertamente, si no era un instrumento pasivo del poder, como el senado de Tiberio ó de Napoleón, ó el parlamento de la ra- badilla, sometido á Ciomwcl, no podía tener la libertad de la constituyente francesa, convocada por un rey absoluto, que desde su instalación declara in- Émediatamente: la inviolabilidad de la asamblea nacional y la responsabilidad de los ministro*; ni pedia tenor siquiera la libertad do los concilios mistos de la edad media. El proyecto de constitución. Prescindiendo, si prese'uuHrse puede, de si» poca precisión castiza, ideológica y preceptiva; de sus anti-logias y contrasen- tidos democráticos; de *us vacíos y superfinos notables; y da su falla de plan y uniilad, que obligaron al congreso á nombrar una comisión de estilo, y idre- cer voto particular al Sr. Ocampo, desde luego se adviorle en él una lasti- mosa confusión cu el acia de derechos del hombiecon la constitutiva de una sociedad. Arito to lo, no garantiza la relación esencial del hombre indivi- dual y colectivo con su Criador, olvidando qne esto que decía David: "si el Señor rio edificare la casa, en vano trabajaron los que la- edifican:'' debe apli- carse con especialidad al edificio político (I). No consulta la conservación ó integridad nacional, iniciando un congreso general de las repúblicas Latino— Americanas, corno el iniciado en Panamá; lijando definitivamente la residen- cía de los supremos poderes en el punto central de la República; proclaman- do solidaria la federación, y sometiendo á todo estranjero particular ú las le- yes, del país en sus tratos con el gobierno. Kseluye el dogma de la soberanía nacional con Ij dictadura constitucional» que lia destruido el país; y el de la igualdad democrática, con ¡a rscltision di- lecta ó indirecta de ciudadanos distinguidos por las ilustres carreras en que sirven al Estado. F.n la formación de la lev, no tomando por base la di- putación ¡a población y capacidad, suma de las fuerzas lísicas y moraJe» de la sociedad, disminuye en mas de un tercio la representación legal de los Esta- blos pequeños, particularmente la de los Estados fronterizos, que tanto necesi- ta) baccr oir su.voz de progreso y de conservación. Confiere a! ejecutivo el veto absoluto por medio de los jueces de distrito de su elección, á semejanza de las antiguas audiencias; mas absoluto todavía por las prerogativas hereda- das, por el fallecimiento del senado.—Destruye la soberanía é igualdad abso- lutu de la lev, concediendo amparo contra ella, y estatuyendo, que puede ser su supremo intérprete y juez, un profano á la ciencia del derecho. Conculca el principio de la ihñáon de pmlercs con su invasión y absorción uiúlua:— la cámara unitaria es dictadora ouwimoda sin ninguna responsabilidad, ni la moral de sus actos; el ejecutivo, responsable del orden público, no tiene, la parle necesaria en la confección Jo la ley; la ciencia nacional ó el legislativo rs degradado v deprimido, sometiendo sus actos al veto parcial de un juez oscuro, tan favorable al poder y al rico, como fatal á> l*paz, á la ley y á. toda reforma: y saca al poder judicial del inviolable templo de Témis cara colo- cado, ora sobre el ejecutivo en la presidencia, ora sobre el legislativo en el veto, entronizando asi la ftarecrocto, ó la dictadura logada, U de los man- darines en el celeste imperio. Suprime ¡d senado, olvidando que .'os mismos E>lados-Unidos se vieron en la necesidad de crearlo, para evitar k>s males que les wrogaba la cámara unir l) Nisi DomiuaB «ídifleareri* Jonuun, «> viuwm laboravorant, i»í aj.'.ifictoit eam.— s>V o. 181, I. —li- taría, v que en (otlas las naciones es el mas á propósilo para examinar y ¡re- solver "si los datos ministrados por el ejecutivo," son exactos y bastantes para declarar la guerra» Suprimido este cuerpo, (¡arante de la federación, que de- mocráticamente organizado, es práctico, ilustrado, moderador, revisor,—quila la garantía de una meditada legislación,—interrumpe el equilibrio de los su- premos poderes,—destruye el imperio de la ley, poniendo á la orden del dia la dictadura ó la demagogia,-—y condena al ilotismo político á los Estados fronterizos, poniéndolos á los piés de tres ó cuatro grandes Estados del cen- tro, interesados é influidos por el pasado, cuyas m.m,crosas diputaciones man- comunadas, darán absolutamente la ley al país. Si no compromete la exis- tencia de los Estados, autorizando indistintamente á los territorios de ochenta mil almas á erigirse en Estado, coarta mas de lo necesario sus garantías y prerogativas mas esenciales, particularmente no siendo dueños del terreno que pisan] de sus edificios, de sus rentas, ni de poder nombrar á sus mas dignos hijos del modo mas conveniente á sus intereses.—Escluye á ciudadanos, como no lo hacen monarquías de derecho divino, y niega el derecho de petición al no ciudadano, es decir, al indígena, al menesteroso, privilegiados por los re- yes absolutos con el caso de corte. Si consulta algunas reformas, no las nías positivas. La libertad de im- prenta, como la de Fígaro, es el parto de los montes La libertad civil no está garantizada por el jurado, formación de códigos, y la administración de justicia competentemente dolada. La libertad de enseñanza sin que el ojo paternal del poder público penetre en ella, como debe, si no espone la sana moral, abre el bogar doméstico al jesuitismo, al monarquismo, al charlatanis- mo éslranjerp, ) íiérra la puerta de los establecimientos y seminarios ultra- montanos á toda reforma. La •libertad de comercio no es protegida con un arancel filosófico, 40/0 posible, facultando al congreso á aprobar el que forme prontamente una comisión de prácticos economistas sobre bases dadas por él. La libertad de industria sin (H límite racional de la introducción de artefactos esíranjeros, arrebata el pan de la boca al obrero mexicano. La libertad de colonizar es restringida, cuando no completamente sofocada, con la interven- ción de los baldíos de los Estados, concedida á la federación.—El juicio po- lítico, justamente reprobado, como posible arma de partido, no lo sustituye. con el contencioso administrativo, ó él tan conocido, como necesario juicio de conflictos. No comprendo la libertad de cultos, reprobada, asi como la ley agraria y el jurado, por el modo en que se consultaron. La ley Lerdo, ele- vada a constitucional, espone, por intereses puramente privados, la existencia de la ley fundamental. "La resolución sobre el culto y disciplina esterna se- gún las leyes, conferida á los poderes federales," menoscabando la soberanía nacional y anarquizando los Estados y la ley, en vez del efecto esperado, po- drá repetir el protectorado de Enrique VIH sobre la iglesia ang¡icana, si bien mas anárquico. Y difiriendo el ejercicio de la constitución de Febrero á Se- tiembre próximos, ó desconoce la exigencia nacional de sustituir cuanto antes el absolutismo con el órden constitucional, ó 110 tiene fé en su misma obra, ó cree que mejor que el pueblo, la dictadura es el mas fie! custodio del sa- grado deposito que la destruye.—12— No establece que el congrego lleve el gran libro do la hacienda nacional, que muestre siempre á los ojos dé! pueblo liquidados, clasificados y recono- cidos los créditos activos y pasivos de la República, ni impone al presidente la obligación de declarar en su mensaje de á principio de año, el presupuesto acordado por el congreso en el año anterior, ni la marcha política del gabi- nete, como lo hacen las coronas menos populares. Pero le confiere el dere- cho de remover á su arbitrio los empleados de hacienda, y ha suprimido ó mo- dificado la facultad de reunirse el congrego en cierto periodo del año, para ocuparse ESClÜSlVAMBjiTE del presupuesto. Por último, aspira, como no lo pretendió, la carta de 24 mas presligiada, á inmortalizarse, olvidando este dogma social, fundado entre otros, por mi compatriota, el ¡lustre publicista Orenceo. "no puede obligarse á la posteridad." (1) Por todo esto so ve. que el empeño de aplicar á un país federal el régimen unitario de la Francia re- volucionaria es tan impropio, como lo fué en ella la federación girondina. Aquel régimen, sin embargo, como fundado en el pueblo, produjo ahí la li- bertad ile todos los hombres, la libertad de la prensa, el derecho inviolable de la propiedad y la soberanía nacional Je las naciones Pero esta cons- titución, disfrazando las audiencias coloniales, aclimatando la cMÓtica planta de la centralización montañesa, copiando servilmente los defectos de la carta anglo-amerieana y no pocos de la de 21, no es m is que un compuesto hete- rogéneo, que si no mata la libertad federal, es un CENTRALISMO ANTl-ECO- SOMfCO, ANARQUICO, DICTATORIAL, imperfectamente combinado. ,Jgj La lev electoral. En una República donde la ley es y debe serlo todo, y ' el legislador el resultado de la elección, esta es do la mas alta importancia. Y sin decir que su ¡lustre autor, ciudadano ¡ntegérrimo, que altamente respe- to y consiilero, la haya desconocido equivocadamente; sin decir tampoco que esta comisión, como la de constitución, imitaran á Constantino, que so pro- testo de protección á la Iglesia, le usurpó hasta facultades espirituales priva- tivas; solo diré: que, habría convenido mas, que consultando dispo-iciones ge- nerales, únicas que competen á la Federación, hubiese permitido á los Esta- dos, ipie en punto lan esencial, como la elección de sus representantes, hu- biesen consultado su interés local, ilustrado por la esperiencia ele ¡toral de mas de un tercio de siglo. Pero en vez de esto, la ley consultada, tal vez porque se aprobó aglomerada y fcslinadamente, no se vio que empeora, si cabe, la (1) Séame licito, como Tamaulipcco, tributar esto recuerdo Je gratitnJ á la memoria del esclarecido patriota J> Andrés Orenceo. Distinguido en las cortes de Coimbrn de 820, cuando la tribuna portuguesa Bervia de modelo á las cortes de Europa, á su caid», huyendo los furores del despotismo, se asiló cnTampieo. Dedicado al comercio y empresas de minas < n Zacatecas, aumentó con su actividad y talentos si fortuna. Promovió mas aún la cosa pública con sus luminosos escritos y sus bienes, estando íntimamente ligado al Sr. García y oíros progresistas eminentes del ."¡3. Abreviados sus dias por su consagración á esta causa, al acercarse su postrer instante, dijo: "Debiendo con tranquilidad al sepulcro, porque veo rayar en Méxiro, mi patria adoptiva, la aurora de la libertad." Progresan todos los ramos públicos asombrosamente Pero para impulsar mas eficaamento el mas esencial en un pueblo libre, la educación pública, daré de mi caudal veinte mil pesos al colegio '•Fuen- te de la Libertad," que se acaba de fundar en esta ciudad de Tatnpico."constitución, no por ser inacabable, mutilada y mislagógica; ni por haber pro- puesto una elección de gobernadores, modelada por la iId los obispos, ó un dictador sin dictadura; ni por proscribir á los electores el silencio de un car- tujo, ó la coacción de Mahoma; sino tan solo:—porque siendo artificialmente la anarquía, la eselusion y la división al infinito en los Estados, y ciudalanos, rompe-su unidad;—porque desarrollando el individualismo en los representan- tes de distrito, bien en favor de su persona ó de su pueblo, compromete la personalidad de los Estado*, á proporción que robustece id centro; porque fa cuitando á los gobernadores á que por esta voz (que es cuándo importa; espi- llan convocatorias, sin darles ba»e, ni regla alguna, puede repetirse la elección presidencial de Cnernavaca; y sobre todo, porque sus colegios electorales, co- mo los de Inglaterra, de la restauración en Francia, y los circuios do Alema- nia, solo serán unas guillotinas que degollarán la voz del pueblo, movidas á vo- luntad del poder, máxime, convocándolos los gobernadores y gefes políticos; —quitando al pueblo la conciencia de su poder en el cuotidiano ejercicio de sus derechos, socava la base del edificio democrático, el municipio; mas im- popular que la mwna ley Olera de miliarias, disminuye la baselolal de cada Estado y su probabilidad dfi elegir mejores representantes;—ultraja la democra- cia, la humanidad, el servicio público, y priva á la representación nacional de las luces de especialidades prácticas, escluyondo de la diputación, como parias, como castas de hombres-máquinas, á los ciudadanos del cle.ro, del ejército, de la administración, de la ciencia, que formando en su mayor parte la pensado- ra, moral, clase media, casi único sosten de la democracia, queda esta á mer- ced del proletario, del hombre de dinero y de sus agentes, robustecidos aca- so con las despechadas clases compactas, espulsadas de las lilas democráticas; condena al ostracismo en cada Estado á muchos de sus mas ilustres hijos, por medio de neófitos ile aldea, herméticamente adheridos al pelo de la dehesa y cansados de su fama, contra la democrática fórmula sansimoníana: "á cada uno según sus obras;" abóle indirectamente las candidaturas, que acrisolan el civismo, en solo favor del feudalismo, señor absoluto en rincones ignorados; y por último, impidiendo que el ciudadano en su respectivo Estado pueda re- presentarlo, como su primer diputado, nombrado por el voto unánime de sus compatriolas, arrebata el premio, único á veces, al mérito y al patriotismo, y el estimulo mas eficaz al espíritu público, como desean los fansegares de la libertad civil, ó los apagadores políticos. La ley de imprenta. "¡Felices tiempos aquellos, en que era lícito sentir lo que se quiere, y decir lo que se sienU'l" esclama Tácito, y Hoyer Collard: "¡Inquisidores do Gulemberg, arrojad á vuestra negra, voraz hoguera sus pren- sas, sus libros, todas las producciones de su arte divino; pero mientras no ha- yáis destruido ademas la memoria, la civilización, sus vias y lo los los monu- mentos que la personifican, aun no habréis hecho nada, y os quedará mucho que hacer!" Y Saavi-dra Fajardo: "La censura del poder es argumento de la libertad de. la República, porque en la tiranizada no se permite: si la oyeran los gobiernos acertarían mas." Hoy domina en lodo el mundo culto subre la materia esle principio: "¿O prensa es el termómetro infalible de la civiUia- vion da un pueblo y el paladión de sus libertades."Por tanlo, de celebrarse es, por la gloria del país y honor de la tipografía, que la comisión haya comprendido con Víctor litigo: que una prensa es lan in- violable, como la cima de un niño; v (pie al pensamiento debe cubrirlo la e<*¡- da de) jurado de hecho y de sentencia; peró también es de lamentarse entre .otras cosas: que olvide la teoiia déla prensa, fiscal de la prensa misma: que no distinga, ó mal, la moral natural de la poütica y religiosa: que no asegure y estimule suficientemente la propiedad literaria: que no garantice á la sana mo- ral, ni al empresario en la 'representación dramática: que no establezca una ba- se de propiedad, de crimen ó combinada, para las multas: que no se desaloje á la arbitrariedad de su último atrincheramiento de la vida privada (aun cuan- do sea consecuencia de la política;) de la moral v de la paz pública: y que sin levantar los ojos para ver la virya férrea de la dictadura, que deja pen- diente sobre la cerviz del escritor, solo diga sumisamente, como un pitagóri- co:" l'ma(jislcr ríi.rií.'' Sobre todo, de lamentarse es, que esta célebre fra- se del Sr. I,adagua: "cada letra que salía de las manos de Cutemherij era mus poderosa que los ejércitos de los reyes;" le inspirase tal patuco, que la ha- ya obligado á csclamar convulsa y agitada, como una sibila ex trípode: "la imprenta no da alas al pensamiento sin la cabalística firma del escrito políti- co;" ó si el poder municipal no quita la vida á la misma que le .diera el ser allá cuando las carta-pueblos, ó sino se erige en su fiscal cuando menos: v que no se crea segura de este ángel esterminudor de los ejército», mientras la supresión del anónimo, que favorece el monopolio de periódicos mercanti- les, hiere de muerte la posición social é independencia del escritor, como la fuerza moral del escrito, y asesina el nombre, que segun Yoltaire, "no ha- ce mejor, ni peor la pieza;'' no sofoque al pensamieuto con el munífico libe- ralismo de Napoleón y Fernando Vil contra los ideólogos, hasta obligar á la dictadura de la opinión á esclamar, como Cesar: ;)' tú también, hijo mió!.... ¡Zarco, es este modo de \er materia tan delicada! ¡Cuanto mas claro la ha- bría visto la comisión, si en vez de imitar á estos liberales, hubiese consulta- do siquiera las luminosas teorías de Saavedra Fajardo, Chateaubriand y Royer. Collard, aunque conservadores! La ley de división territorial. No osaré decir que" con ella solo se intentó desalar la hidra de la anarquía, para que se frustrase la reforma: que la comi- sión que la consultó no se propuso mas plan que complacer á algunos caudi- llos de la revolución: que como la Santa Alianza del congreso de Verona, sacri- ficó á los Estados poderosos, la libertad, independencia y hasta la existencia mis- ma de los Estados pequeños y Territorios: y que por esto, es tan incoherente, tan confusa, que si no es por inducción, no fija siquiera matemática, geográ- fica ó históricamente la arca de la ltepública. Pero si, corno demostré en un voló particular, que esla ley, dictada sin la oportunidad, ni condiciones nece- sarias para el acierto, no pudo, ni debió llenar su objeto. Eslraña al siglo XIX, cristiano y civilizado, y á las tendencias de la frontera,—en Coaimila se- pultó el principio federativo, resucitó el principio de conquista, engendró la invasión federal y desató la anarquía feudal, ora desquilibrandn los Estados fronterizos, ora refundiendo Estados lan grandes, como las antiguas intenden- cias .españolas, que entrañan el feudalismo; ora formando otros tan dirninu-tos, comí) las prefecturas iln Alaman ó los departamentos de !a convención, así impotentes para sostener su soberanía, como para resislir al despotismo central. No asegura la existencia de los Estallos, declarando que las ochen- ta mil almas bastantes, para que un Territorio se erija en listado, deben enten- derse solamente en los Territorios ya f irmados; ni garantiza la propiedad de sus baldíos, para que sin obstáculo promuevan su colonización, y no se repita en ellos la repartición de baldíos, que en el Territorio do la Baja California so ha hecho ya á algunos diputados. La ley do fuerza ármala. [¿a de seguridad pública, autorizada por él Sr. ministro Eafragm, no es mas que ira plagio de la santa, iieisviandai) de Espa- ña, instituida durante el sistema feudal. Esta institución con la que Carlos V sustituyó los comunnros, defensores de las libertades españolas; guardia prebos- tal d.9 los Felinos, columna del régimen colonial, reclamada altamente por Alaman en su raí la dirigida á Santa-Auna ú Turboso, y resucitada hoy, áca- na pura sustituir enn ella la guardia nacional, encastillara mas y mas á nues- tros ricos-bornes en su cgoisMO, si á mas de los conrfoí/ici i, estas fuerzas fuera del Estado, aunque pagadas por el Estado tan solo para defender sus particu- lares intereses, les aleja inas.de la cosa pública á que hoy debían consagrarse, siquiera para evitar el perjuicio de sus propiedades en el general desorden. Si otras dos suprimen las comandancias militares, y organizan tal cual la guar- dia nacional, no forman una ley completa sobre arreglo del ejército: no esta- blecen una base para la reforma de sn código draconiano, llamado Ordenanza; no fijan los casos en que solo deba obligar al soldado, ni el límite de la obe- diencia pasiva al gobierno: no infaman á los que se licencien, juramenten ú so rindan al enemigo extranjero por no batirse: no suprimen los generales per sallum, ó improvisados: no reducen como Arista el ejército, ni sus jefes, a ofi- ciales científicos, ó de antiguos, positivos servicios á la independencia ó á la libertad, ni sus grandes Sueldos imaginarios, á otros módicos, pero efectivos: ni por último, le reforman, como España y la llusia, de manera, que civilice las masas, particularmente la clase indígena,—sirviendo voluntariamente y por tumpo fijo, do colonia y presidio en las fronteras, de academia náutica-mili- tar en los litorales, do escuela y caja de ahorro del soldado, y se ocupe escltt- úvamente de ejercicios militares y da pública utilidad, con un sobresueldo. La ley de desamortización. Aprobada por sorpresa "en una discusión elec- tro-magnética," no hubo lugar, sin duda, do conocer que era enteramente anli-democn'uica y anli-económica. Y esto, no porque se asegura en el pú- blico, "que una compañía milloiiaria de estranjeros, y recién venidos agiotistas, con sucursales en los Estados, por medio de ciertos mexicanos, llamados /i,'/c- ralcs, hace postura á todos los monacales, rematándolos á precios imaginarios, (pues en esto, todo Mevico sabe lo que hay); tampoco porque no se hayan invertido en lás fronteras y la colonización una parle considerable de esos fon- dos; ni menos por la circular en que se dispone, "que las venias que de tales bienes se hagan en toda la República, se rematen en esta capital." No: tan solo llamo á dicha ley anli-económica y anli-popular, porque visla bajo el as- pecto de los principio», no proclama francamente, como Francia, España y México el la nacionalización de, las manos muertas, y su inversión entil —16— andes, apremiantes y visibles mejoras tío interés público, que la justifiquen; porque vista económicamente, no produce ctianlo debe producir, interesando la nación, ni es verdadera desamortización la que no sustituye siquiera un nú- mero igual de nuevos propietarios al de los mexicanos despojados, qñp por di- versos títulos subsistían de esas rentas; y porque vista bajo la relación del Es- tado y la Iglesia, no es la base de un banco nacional, del establecimiento del crédito público, y sobre todo, de la reforma del clero, según la antigua y pura disciplina de la Iglesia, con clausura de noviciados; secularización de icgula- • res destinados á la sierra y fronteras; recuperación del patronato por el gobier- no; comunicación debida y directa de la Iglesia mexicana con la Sede apostólica sin la intervención de nuncios; y mantención decente del culto y sus ministros por el tesoro público, formado de parte de las temporalidades y de una con- tribución religiosa, impuesta al efecto .sobre los capitales por el gobierno. ¡Así no gravitará mas sobre el pílenlo esclusivauicnte esta contribución! ¡Así no se. le abrumará con otra nueva, sino que "cada fiel cimtribuirú al sosten de su culto seyun los bienes aue Dios le ha dadol" Asi no desaparecerán estos seten- ta ú óchenla millones, repartidos en gotas de agua, cunto los de la indemniza- ción americana y la Mesilla, sin provecbo ninguno para el país! La ley. de responsabilidades. Para que. el pueblo soberano no sea un rey de burlas, y el sistema representativo una farsa, es indispensable sustituir el repro- bado "Juicio político'' con una sábia ley de responsabilidades, basada sobre otra fundada en la verdadera teoría de las parias y recompensas, á fin di1 que irre- misiblemcnle se exija cuenta, á todo funcionario di: su administración, y la res- ponsabilidad de sus faltas contra la obediencia, fidelidad y buen servicio de s» señor, el pueblo y sus instituciones. De este modo, el funcionario en la ad- ministración pública no estará sujeto al capricho del gobierno ó de sus prin- cipales agentes; de este modo, elevado de la condición de mueble de traspuso de los gobiernos, á la de ente moral y ciudadano libre, se ligará solidariamente con la administración; y como ésta, será respínsable y amovible ante la opinión pública; de. este modo, no se repetirá el escándalo de ver á la impunidad sen- tada descaradamente en los tribunales, y aun á los congresos nacionales convo- cados ad hoc, como el de 47, y el actual, que han dejado impunesy sin revisar porsegunda, vez les actos discrecionales de Santa-Anua y de la actual adminis- tración, con no poco descrédito y mengua de las instituciones democráticas. La administración, en fin. El hercúleo esfuerzo paro exhumar del sepulcro del tiempo los símbolos, fórmulas é instituciones gastadas del régimen prelo- riano, feudal, colonial, jesuítico y oligárquico tan nefastas para la humanidad:- el Estatuto orgánico, que ataca esencialmente al plan de Ayntla, particular- mente en la capitación y alcabalas aun no snprim¡das:-la dictadura, que ultraja la majestad de los Estados, huella al pueblo y particulares, amordaza la prensa, la tribuna y hasta la correspondencia epistolar en el franqueo prtvio (l).*-el mi- li (1) Jamas tirano alguno ngnrrotú ti pensamiento aun en »n inviolable asilo del mislc- ' rio, como c\ franquía precio, digno Boto de Guillermo el Conquistador, que denle an nurvo tólia, prohibió ú los ingleses hasta el idioma patrio. El ciudadano, que cpUtolarmenU pui- de comunicar una grande idea ú millares de tas «'ompa'.riot.".:;, por esta medida, ó no e ... , * Á -y -%.-r~ ünistcrio ¡(TfcstrooMble y desconocido como progre>ista:-la reforma falcada basta en la couslitiicion v luyes orgánicas, en no poca parte, por los desaires y ame- nazas hechas basta en sesión pública al congreso por el inin¡slerio:-la rehabi- litación d« gefes y oficiales destituidos por espreso acuerdo de la cámara;-la supr»simi ile jesnilas, menos radk'al (pie la ile Carlos III, >in el esperado eleclo del ro«lalderiuiienlo del colegio de San Gregorio, fundado csplosiyamcnto en Üi'iielicio de los indígenas (l):-Los empréslitos y contratos ruinosos al tesoro, para llenar el dauaido louel de. las necesidades del iuo:neiilo, y sobre las que un decreto autorizado por el cx-ministro Payno, aun no dirogado; proroga por «u año, eoutado desde Marzo último, la revisión de. los contratos do la deuda ¡nieii, !"* contrabandistas y "-siot!»- (:ts, éí pueden, contó siempre, y aun privilegiadam oír, fraguar sus plan**, no'Ii-mpra patrió- tioos. ¡Qué cmiti-aste tan notable forma la fiiantr.»)>iu tic un WMglHaO, que franqueóla MHW pondeinia de lo* diputados, lina esta probb mañea y mezquina economía ii*e .1, ullimtit'jm del régimen prohibitivo! l'e-ro aun cuando no adoUviuso de lan tristes condiciones, ¿quó fuñ- ían podrán juma* compensar el cambio db i oras, que extraído en la v(i rpi-.ticar, casi única posible, nos pondrá eri una incomunicación íudnijat jL b rente* portvain compc¿- sar jamo* ta mucrcu del pensamiento en sus mas «agradas, eipontánciis y ■ astas mi nifesta- cioilcs? [I) Tal vez por babor prevalecido cu el gabinete estu célebre raxon, q-e me confiara! ui:o de loj actuales ministro», rclirié.idoso á un jesuíta de tojp, do los m is interesados en la des- trucción de diebo eolegioj ''Dios nos libiiií que los i.nuiob se kuuiíien, sos sacakan lo» ojos!'' 3píelo en el ejercito y la administración, suspirando por las Bases orgánicas 6 el Estatuto, precursor de su Mesias:-la concesión ú oferta de minUterios, go- biernos y gefaturas hechas á notorios patronos ó agenté» de lo? jesuitas;-y la polilica del gabinete sin mas principio que el divide et impera, sin mas bru- jida que la de sacrificarlo todo á su conservación:-¡oh! Imlo esto parece de- mostrar palmariamenle:-que ti pasaüo, por el espíritu de Lnyola y Maqniavelo, se sirve de la facción del tt.Uu quo, como de taña de pescar, que romperá, 7. í2/«j ^aic/a e/e <&¿ft//y entusiasmo," en una elección hecha á trescientas leguas dtl agraciado, v á setenta de aquel gobierno, no precipitó su juicio, r.i envileció cu.mí el cargo de diputado, sino que, se fundó en algo, para creer que su elegido correspon- dería á su confianza, y lendria alguna idea de la cosa pública, creo de mi de- ber, reproducir lo mismo que en Abril del año pióximo pasado, espuse anlec.l actual soberano congreso en situación idéntica. > "Si ni ta legalidad, ni la práctica parlamentaria, ni la dignidad del con- greso, ni la situación, ni la frontera, ni el Estarlo de Tamaulipa:-, canonizan lal alentado, ¿será, por úlliino, su primer representante? Traido á un terre- no vedado poi el decoro, el soberano congreso se dignará escusaruie, si pene- tro basta él para defender mi honor. Felizmente, mi vida pública, como pri- vada, no teme el examen mas setero de cada uno de sus actos, ni temo que éstos se cuenten desde mi punto de partida y hombres que me lien formad». Nacido en el país clásico de la libertad, é hijo de un soldado veterano de la independencia, be sido educado por la casa del fundador del Estado, é instrui- do por un hermano desterrado de España por prngn si.-lá, y refugiado en l'tins en casa del gran republicano .Laflite, donde le honró con su amistad y (rulo e'l célebre orador Manuel. Un ilustre amigo y pariente, que lo ha sacrifica- do lodo por el título de "ciudadano mexicano," y pieferido una miseria hon- '.Tisn, á "cuzco miltunes" que se le han ofrecido para proclamar la república de ¡a Sierra Madre, nin inspiró el amor sagrado de la patria. Los libertadores y fundadores de la república de Haití y de Cticabanacan, el sabio y filantró- pico Dr. Núñe/. de (laceres, y el iilustre general Lemns, me formaron con sus luces y amistad; y nuestro anciano Dupont del Eure, el virtuoso patriarca de la democracia, se ha dignado distinguirme con su amistad y aprecio casi pa- ternal." (1) Motivó eit-i rdusiñ», una moeirn que liice para que la secretaría anotase: "que mi yiíto era, que un fuelle ponto omito e) artículo 15, ó la cuestión religiosa, sobre lo quo la» palpables contiar¡mer grito de alarma contra la independencia de los Estados, atacada en Tamaulipas y Coahnihi. Por úllihio, elevado á un escaño legislativo de la constituyente por Pj voto unánime de mis compatriotas, no he percibido has- ta hoy "«i un solo centavo," y estaria pagado con profusión, si hubiese con- sentida en sacrificar mi independencia. Hoy es mi sustento cuotidiano el pannegro de la adversidad^ y acaso'el de una sordo persecución...... Dfspues, resortes, relaciones de familia, de amistad, de interés, (Fe seducción, de intri- ga; de amenaza, se pusieron en juego para hacerme aprobar la destrucción del Estado de Coahuila, solidario del de Tamaulipas, ( I Estatuto oigáuicn, go- bernadores intrusos, gobernadores contra el eslalnlo del Estado, proyectos de contrabando y otros actos impolíticos é inmorales: me resistí,, v la persecución; tronó. El 'Jamaulipeco publicó: "que esl.iba cublárta religiosamente la lista- civil del Estado;" y si esto es cierto respecto de diputados que ban gozado pluralidad de lene/icios, adelantos y superfinos, adjudicaciones, comisiones v especlalivas; si eslo es cierto respecto aquellos empicados, y aun respecta de mi compañero el Sr. Quintero, que en diia! meses que estuvo en la cámara, percibió dos mil petoa, yo no lie percibido en'todo el año ni un solo centavo. Las calumnias y difamaciones que aquella prensa, sugerida desdé esta capital por ciertos hombros-plaga*, vomitó contra mí, son sin guarismo: llegó basta acusarme de traición á mis comitentes, porque no aprobé esta herejía políti- ca: "/o soberanía del puehlo es deleyalile...." ¡Los conservadores fueron mas generoso.-..'—Asi, hijo del pueblo, todo lo he sacrificado sin reserva por su causa: he consagrado toda mi vida á la patria y-á la libertad. ¿Consagración tan absoluta debe hacerme tan despreciable á los ojos de un congreso liberal hasta el punto de hollarse en mi el derecho sagrado del representante? ¿Y dé negárseme la palabra en una sesión secreta por favorecer al Sr. Vidaurri? ¿Y de negárseme (hoy en pública) en una cuestión tan vital para mi país, para la frontera, para la federación?" Mis gratuitos adversario', sin examinar la cuestión de mérito y de derecho, solo han considerado la de hecho, que pasó as!. Antes de la esposada se- sión, personas que respeto y que c°n gusto habría complacido, si no se hu- biese tratado de un deber, me cspnsieroD, que sabiendo que no firmaría la constitución, ó que lo haiia protestando, me aconsejaban desistiese, "fingién- dome enfermo;" contesté, que sobre ser una mengua huir el cuerpo á la di- ficultad, así se engaña á los ojos de los hombres, no á los de Dios y de la propia conciencia, y que estaña firme en mi puesto, aunque supiese perecer en él.—Repusieron: "que me podria sobrevenir algún nial,"—respondí que los que ban intentado matarme de hambre en. un año, bien podían* consumar su obra de iniquidad, confinándome á la isla de los Caballos, seguros de que el que afrontó las balas del yankee, y se vio próximo á ser fusilado,-no teme las iras del poder, cumpliendo con su deber:—"que daría escándalo,"—con- testé que no lo babia ciertamente en motivar con brevedad mi juicio, parti- cularmente estando recibida esta práctica:—"que mi juicio critico bastaba,"— repuse que una simple manifestación no imporiaria nunca en acto lan solem- ne, lo que una formal prutesta:—"que, en lin, no se me concedería la pda- bra,"—contesté que cumplía protestando con un acto visible, aunque violen- tado.— Durante la sesión se in.-islió por ellos en el mi mo empeño. Se pro- cedió á firmar por diputaciones. Llegado el turno á la de T-amaulipas, pedí la palabra para manifestar que fumaba, escepto ciertos punto?, contra los que llevaba una protesta formulada; y se me negó la palabra, llamándoseme al or- den,, y me senté para no interrumpir la-continuidad del nclo. Concluido, y—23— preguntólo por uno (lo los señores secretarios ¿si fallaba algnn diputado por (linar? contestó que faltaba yo: que teniendo intención de firmar, no lo habrá hecbo á mi vez, porque no se me concedió la palabra pura Jiaeer una mani- festación, y ocupé mi asiento. Entonces el Sr. vice-prcsidenle se me acerró, intimándome: "que ó firmaba sin condición, ó se me espulsaba del salón:" con- testé, que me retiraría. Pero antes, me dirigí' á inteirogar á S. E. el presi- dente, ¿si babia dictado tal orden? manifestándole al mismo tiempo, que de- seaba usar de un derecho ejercido por la diputación de Tamaulipas en el con- greso, que firmó la paz en Qticrétaro, y resuelto en lodo ca-o á retirarme, si intervenía violencia. Tal vez equivocó su respuesta con vehementes incre- paciones, hasta obligarme á decirle respetuosamente: que como diputado in- terpelaba al presidente del congreso; y al Sr. Gómez Farias (D. Benito) "Papá, modérese: el público observa." Reportado, declaró: "que la mesa no tema derecho de cspiihar ó nadie por tal motivo. Entonces (¡rmé, negándoseme todavía el derecho de una antefirma Cuando se-ordenó cstondor el brazo para juiar, no Jo hice.. ¡Yo .apelo al honor y á la conciencia de los ciuda- danos diputados, de la verdad do mis asertos! Públicos, sencillos estos hechos, han sido, sin embargo, desnaturalizados, tergiversados y comentados a placer del interés, combinado con pasiones do baja ley, deseosas sin duda de vengarse del disgusto (pie les causara mi ma- nifiesto sobre la constitución y situación actual de la República, presentado cuatro días antes. Adama*, lio recibido cslraiios amistosos y acres invectivas, epilogadas en eslos conceptos: "(pie mi oposición trágica en todas sus peri- pecias, en su acto final, terminó comedia:'" "que atrabílarío, como Timón, no había hecho mas que ponerme en evidencia, conquistando lo opuesto al su- blime:" y "que orlaba mi fronte, agobiada por mis afam s y patriótico martirio, con la corona del ridiculo." En lodo esto no se lie no otra mira, (pie hacer- me, el ;cccc homo, la víctíitló rapiaiorud Ib ho.confesado: si aparezco.ecce homo, es tan solo porque mis labios han apurado (oda la lito] y vinagre de tan injus- tos juicios, y mi corazón, agolado hasta bis hoces el cáliz oVl sufrimiento. Pe- ro, como el Justo, estoy liriun en la conciencia de mi derrito y do mi de/bor. l.os antiguos coronaban de llores las víctimas destinadas al sacrificio: mi< ene- migos pretenden iumohume en el fango, prohibiéndome t mijar una tola (¡ne- ja. Mi patiia, desdeñando tales miseria?, y grande y generosa romo las anti- guas, no me condenará sin permitirme exhalar un suspiro. Este suspiro sfiá el grito berilio de la conciencia y de la justicia, manifes- tando, que jamas (uve mas impoiio sobre mi conducta; y que ib bí obrar, co- ló hice, dcniiú'straulu estas razones del mas sano criterio. Hay muchas vi-ees en las rosas en (pie todo parece ridiculo al vulgo, un rasgu de grandeza, que no »c percibe,sino por los hombres de genio. Así, Millón, vítijan&J por Italia, vió re- presentar en un teatro de Milán, la comedia 'intitulada: Adán, euyo asnillo rra la caula del hombre, ,>u |,i qua los autores eran: l)ios, los diablos. Jos jugóles, Adán, Ewi, la muerte, los pecados,modales Al través di I ridiculo y del ab- surdo. Millón descubrió h fiildiniidal del asunto, y compuso el inmortal poe- ma: "el Paraíso perdido." Asi cu id caso en cuestión. En el gran tealio do nuestra política, se representaba la Constitución, cuyo asunto es, "los destinosd'e México, y-en la que son los adores: en cor; Ira ti os intereses, contrapuestos partidos, y los hombros que los personifican con sus buenas y malas pasiones. Al través del ridículo y del absurdo, que espíritus obcecados, superficiales, cre- yeron ver en mi protesta, observadores, estadistas, han visto esta idea elevada: —"la observancia de la ley y la reclamación santa del derecho y del progresa imprescriptible, por la constitución ¡tullidos." Ningún interés bastardo ha provocado e>ta reclamación. No la propia In- dole Consagrado muy temprano al culto de las-letras y de la filosofía, des- de muy niño osclamé, como el poeta filósofo:—¡Feliz, quien asilado en el templo de Minerva, ve en paz bajo su planta. Formarse los huracanes! ¡Ke- liz, quiende lejos contempla a los mortales insensatos, uncidos bajo su propio yugo, cual rebaño de miseros esclavos, errar inquietos, inciertos, por el aspe ro sendero de la vida! Y que agitados noche-y cija, por esceder en nobleza é ingenio, consumen sus mas bellos dias, arrastrándose en las corles, en pus de la fortuna!' ¡Oh vanidad det hombre! ¡oh debilidad! ¡oh1 miseria! Il) No la ambición. Siempre he creído con Lamartine. 'Deidii-.hato el hombre, cu- yo nom'irc se.'pronuncia en voz alta:" con Eaa ninond.ts: ".Va debe jnzpirsc del hombre por los destinos, sino de los destinen por el hombre:" y con Teniis- (ocles, al vr una galera rota y abandonada: "Asi huta el pueblo á los que le sirven." Y -si á pesar de esto, he contribuido con mi grano de arena á la re construcción del edificio social, es poruue'esloy penetrado, como el citado La- martine, "tic que hi-labor social es una torea cuotidiana, obligatoria ó impres- criptible de todo hombre, (pie participa de las ventajas y de las cargas de U> sociedad,'-' sin esperar mas premio, que el del Apóstol, á los que militan fir- mes hasta el fin, combatiendo por la buena causa ■ -No-el ¡udiw lualisuio. ¿Qué podría espi rar?' ¿Qti'í temer? ¿Continuar en un puesto, que termina? ¿Esperar el pago de mis dietas, cuando ya1 no hay ningún interés en hacerlo? ¿Continuar en la vida política, (pie. no me deja mas que decepciones y amar- guras? ¿Conquistar aura po¡ oilar mas que las olas de la mar instable? ¿0 congreso, une i temerla los rayos ibd poderi (pie he combjlido? ¿del No, por último, el odio. Piule, es-verdad, satisfacer justos resentimientos de pie espira;■ mi Estado y particulares; vengarme de los dictadores de la palabra, y de Ios- autores del código, rehusándome ¡í firmarlo: rtwis, pille hacerme notable con un importuno acto de firmeza, ¿l'ero la injusticia degrada al (pie la sufre, ó al que la comete? ¿l'ero que otro falle á su uV&cr, nos autoriza á fallar al nuestro? ¿l'ero es cobardia no osar herir la ley en'su mismo santuario? ¿l'e- ro á una erostrática celebridad deben sac rificarse los principios? Si, pues, ninguna cansa innoble me dominó, en buena lógica debe concluir- (1) Sel nil tjuloiuj est «oln me impulsó á obrar un motivo honesto, digno. ¿Cuál? La ob- servancia de la lev —l.a ley d¡& convocatoria, las instrucciones de rni Estado, un acuerdo reciente de la cámara, {csciUindn al gobierno ó hacer cumplir la convocatoria,) clamaban: fuma h oonstiliícíon; ¡los artículos que había aproba- do me decían, firma: el dogma (h mociátmo de la soberanía del número me dictaba: firma. ¡Podio esciisarme? Yo, que la víspera babia sostenido con Sócrates, Cjcaroil y Moisés: "que el que resiste á la ley es indigno de ser ciu- dadano:" "que cuando el magistrado manda, y la ley calla y obedece, no de- be esperarse mas que ruina .y desolación:" y que la soberanía c igualdad de la ley es absoluta, ¿debía contradecirme al ilia siguiente? Yo, que sería el pri- mero en apoyar al punblo, si sometido esc código á su e\ámen, lo reprobase, ó c>plicase, comió suele hacerlo alguna vez; como diputado, como hombre de paz cu el santuario de las leves; ¿debía apelar á otro recurso (pie al de Ocó- nell, es decir, al derecho do protesta; al de la insurrección sagrada de la ra- zón? Yo, (pie, alVoulado mas de una vez las ¡ras del poder, nada tenia que temer por mi persona, como único representante á la vez por mi Kslado, ¿de- bia cargar sobre mis hombro? la gran responsabilidad de poner hiera de la ley á Tamauüpas, maquiavélicamente calumniado do anexionista, á Tamauli- pas, sentenciado ú muerte," separándolo del pacto federal? Y si tal pudiese, yo, que sostengo, que el hombre mas libre es el esclavo do la ley ¿podría so- portar el remordimiento de mi conciencia por haberla infringido? Y da ha- berla infringido, de manera que se dijere, "que babia dado tal escándalo, tan solo por obedecer las inspiraciones do un espirito ulcerado?" Y de haberla infringido, por preferir.mi débil razón, quizá eslraviada, á la de patriotas gra- ves? A la do patriotas que creen, y con razón, que es preferible un mal có- digo, siempre reformable, quizá basta sustituyéndole la primitiva carta de'94 reformada, al Estatuto Orgánico, ó la Dictadura, continuación do cincuenta ■meses no interrumpidos, de régimen preloriano? Firmé, pues, la constitución, y es evidente, que dchi haeclo, aunque al suscribirla, sintiese la misma re- pugnancia, que si hubiese firmado mi sentencia capital. No en í, empero, deber hacerlo, sin la protesta adjunta, que no se me per- mi lió manifestar. En los concilios generales de la [gloria, aun en materia de dogma, en la que según S. Pablo, '■•debe ser razonable nuestro obsequio," no so esclnyó la razón hasta el punió dn prohibir toda protesta, y aun ella no fué rara, bajo esta fórmula, "Apelo á la decisión del futuro concilio mejor informado." En muchos concilios celebres, que Omito por conocidos, v [Jar- licujarnictilo en la dieta dfi Espira, en la que se piole.-tó contra el edicto de Wnrms, y se presentó el credo, ó confesión de Augsburgo, los disidentes de la comunión rumana, iumoilaliy.au este derecho de protesta,. llamándose hasta hoy, proíeslaftto. Cuando la convención francesa votó la muerte de Luis XVI, cada dipu'odn motivó su voto do palabra ó en tu (irrna. Cuando en Querc- taro se firmó la paz por la que se vendió media nación, y Tamaulipas y Coa- hnilj perdieron una gran parte de su territorio, los diputados de estos Esta- dos presentaron contra ella una protesta al congieso, qoé no pudo meno» que admitirla. Hoy, Coahuila ha sido horrado de la federación, por esta cons- unción federal: Tamauüpas-, queda amenazado. ¿Podía su reoresentaiile per- 4—26— tnanccer indiferente, traicionando sus intereses con un cobar lo silencio? ¿l'o- dia dejar tle protestar en virtud de un ilereeho reconocido.' ¿Podia creer, que concilios mistos de la edad media, formados de clérigos, toasen mas litorales que un congreso constituyente del siglo XIX, formado de sus antagónicas.' ¿Que el congreso de Querétaro, compuesto de conservadores v modera los, fue- se mas liberal, que otro de puros demócratas? ¿Que una ley fundamental, pe- ro de circunstancias, prevaleciese sobre la ley anterior á toda ley, la de la pro- pia conservación? ¿Que á la victima se le privase basta del derecho de que- jarse? ¿Que este débil ¡ay! autoriza lo por el plan de Ayutla, no prohibido por la convocatoria, derrocase una robusta constitución? ¿Podía creer, en fin, que un congreso nacional, presidido por el venerable patriarca de la democra- cia:, olvidase el ilerecbo de petición ó de protesta, en el mundo tan miinrido, entre nosotros practicado? ¡Ob! imaginarlo siquiera, me babria parecido re- negar de la democracia! Aun aiilori/.ado por esta, creí que dehia prole,-' contra los puntos en tjtto la constitución viola derechos imprescriptible A„. este concepto, protestaba contra la constitución—á nombre de Tamaoiipas \ Uoulmila absorbidos ó amenazado*; do todos los restados fronteris»») emulen dos al ilotismo- político; de la federación, menoscabada en sus prerogfitívi-., de hombres y ciudadanos viajados en su vida moral; de la razón y del pro- greso encadenad s; y á nombré, en fin, del símbolo democrático, beri lo en sus constitutivo* noticíales. Por úJiimo, creí no deber jurarla, fundado , en esta convicción de uno de los mas ¡lustres apóstoles de la democracia: "Bajo el bello cielo de la Italia, un dia, inquisidores que pretendían tener de Dios su misión de poder y de ciencia, s<; baldan reunido pata decretar la inmovilidad do la tierra. L'n preso estaba delante de ellos Su frente revelaba el genio. Se babia adelantado ú los tiempos y i los hombres, y revelado el secreto de un inundo. Efa Ga- lileo. El pe>o de los años bacia inclinar su cabeza calva y venerable. Su alma se rebelaba contra la violencia absurda de oVOá nombre*; que. queiia; hacerle renegar de la verdad que Dios le habia inspira do. Pero una larg de-gracia habia posado sobre su energía primitiva. La hoguera ardia á s vista. La amenaza monacal le abrumaba. Quiere someterse. LovüiHfl la mano paro jum él también lo iomovili la I de la tierra. Pernal levantar su ojo.- fatigados háo» el ciclo que babia lautas veces recorrido para leer o*t él una línea de la ley universal, encuentra un rayo de sol, que sabia islaha in- inói il en medio de- las esferas mov ibles. Un remordimiento se destiza en su corazón. Un grito sale, á pesar suyo, de. su alma de creyente. ¡Rti'i;n si jiovk! Y sin embarco, cll.i se mueve! Y tres siglos lian trascunido fn- qui-idorrs. inquisición, léi- absurdas impuestas por la fuerza: lodo lia desapa- recido. ."\'o queda lie toda esto mus que el movimiento demostrado de la tier- ra, y ei g.ilu sublime de Ga'ilco sobrepasando los siglos (1)." Asi, por ni is que. el congreso constituyen!» que ayer ratificara, "que la so- bei\tui'M del ¡utablu es dclvfjuble, bov, baya prelendido tener omnímodamente de ese mismo pueblo su misión de poder y de ciencia; amenazado con la e-qoi!- (1) Fui it iv ni -.—iuzim.-23 — non al que no firman su obra, como un dogma; intentado con un jiiramniilo, como con una o>|iaila, escudriñar los arcanos de la conciencia, y pretendido con lal juramento, eternizar un -código, que si no degrada la-humanidad pro- gre.-iva, inmoviliza á México_____. Mi alma se rebeló contra la violencia ab- surda de colegisla Joi es, que querían hacerme renegar de la verdad social, que Dios me inspirara. Pero una larga persecución pesaba" sobre mi energía pri- mitiva. La hoguera de la guerra civil ardia á mi vista. La amenaza vicc- prcsidcncial me ubi limaba. Pienso someterme. Veo al congreso levantar la mano para jurar la inmovilidad del pais. Pero al levantar mis ojos angustiados hacia el Soldé las inteligencias, adonde diariamente he dirigido mis miradas, para leer en él una linea de su ley universal, brilla ante mis ojos, como uno de sus divinos rayns:-W Pueblo, formado de la imprescriptible naturaleza ¡nica ¡I moral del hombre, inmoble, en medio de las sociedades movibles en su esfe- " progresiva- l'u remordimiento se desliza de mi corazón. Mi brazo para- ■ no jura, l'n grito sale, á pesar mió, de mi alma de creyente: ¡Y sin 7.011.' la humanidad se mueve! ¡México marcha! ;Y bien!. En vi-la de ésto, ¿quién de mis enemigos, por capital que sea, osa- ;anoslrofarnie: ''García de Arellano, qtm te drmeulia ca'pit'.'" Yo no he pro- curado complacer á ningún hombre, á ninguna facción; sino solo cumplir de buena (¿ con pij deber. ¿Y de cuándo acá es ridiculo el cumplimiento del deber? Dado que no sea la cosa mas grande de la tierra, como quiere Epic- lelo, ¿dónde está la rareza? ¿Dónde ln demencia? ¿Será haber observado la ley? ¿Será haber procurado protestar á nombro de las víctimas sacrificadas ó amenazadas; de la federación y de los litados, vulnerados en sus prcrogativas esenciales? ¿Será no haber jurado una ley fundamental, que viola la vida mo- ral del hombre, mas inviolable que la tísica; conculca principios constitutivos de la democracia, y aspira á inmovilizar la patria y la humanidad en su mar- cha progresiva? No: mi deslino, como el del. Censor romano, era sucumbir, diciendo como él: "¿a causa vencedora agradó á los dioses; mas la vencida á •alón (1)." Es verdad que el poder, alarmado no poco, con mi manifiesto cilado, qui- j se alarmará mas con mi conducta, porque se cree que: "H écoute en secrct ees obscurs ¡mposleurs D'nn espril défiant detestables ílaüeurs: Trafiqnant du mensonge ct de la calomnie, El cotivrant la Verla de lew ignaminie {2). Es verdad que los conservadores, que deseaban servirse de una solemne re- pulsa, como de un argumento ad hominem ó contra produecnte; Ú3._«28 — adversoinclinara tu- frente, antes que la rodilla al poderoso (I)"* Ademas, ns natural. Si Jesús, que libertó a4 tnumlo moral, fué llamado "loco, bebedor de mosto y crucificado;" si Sócrates, descubridor tle la causa primera v de las leyes de ese mundo, fué- acusado de impio y condenado á beber la cicuta; si Colon, descubridor del Nuevo-Muudo, l'ué tralado de visionario y reducido á pedir que los grillos con que lo aherrojó la envidia cortesana, se pusiesen so- bre su tumba, como monumento- de la ingratitud de los reyes; y si Gulih-o, descubridor del inundo planetario? procesado de hereje, "loé la victima de la razón,'' ¿qué no debe esperar un hombre de buena voluntad, que solo de.-ea, que la ley fundamental de su patria sea conforme á la'naturaleza inmutable del hombro, de la sociedad y del sistema invocado?' Por otra parle, su odio se estrella jonlra un alma templada, por estas máximas de la estoica lilosr.fía: "El varón constante'no teme el ceño-del fiero tirano, ni el furor de la irritada plebe, sino que firme en su virtud, verá con frente serena desplomarse el orbe (2)." El espectáculo mas digno de Dios-y mas grande del universo, es el justo, luchando con la adversidad (3). fós constante, (pie los ciudadanos que conservan y sirven á su patria, tienen un lugar destinado en los Campos Elí- seos, donde dichosos gozarán de una cierna felicidad (i). ¡Tamaulipecos! Aunque el último entre vosotros, honrado con vuestra alta confianza, os dignareis esciisannc, si- al descender á la oscuridad de la vida privada, que es mi delicia, os muestro en la'tnano mi. corazón, palpitante con- sus mas santas y profundas convicciones. Eirme en ellas, para confundir á mis detractores, que son los vuestros, tal vez habria convenido mas aplicarles la-fábula de Bocalini, según la cual, un viajero fastidiado con el chillido de las cigarras, intentó malarias á todas, pero en vano; solo consiguió eslraviarse, mientras esperando ocho dias mas, las habria visto muertas todas. Tal vez habria convenido aplicarles esta sentencia de un filósofo: "Las inuimuraciones no lian de estinguir el afecto á lo glorioso: ladran los perros á la rtin&j y ella con majestuoso desprecio prosigue el- curvo de su viaje." Pero si los mismos gentiles decian: Se ipsum desercrc turpwimum esl.'' Es muy vergonzoso no mirar por su reputación; al cristiano se le ha dicho: "Curam babe de bono nomine." Cuida de tu buen nombre. Esto deber; grande en el ciudadano,- es mas grande en el representante de un Estado, muy mas grande en el le- gislador de un pais. México, Febrero 10 de 1857. {■) ) Carta á un filosofo.—Poesía» inórales de llinja. (2) J ustum et tenacein- propósiti virum Non eivium ardor prava juvcntiuin Non vultus instanvis tirani Mente quatit solida.... Imparidum ferient ruinte.—IIorat. T.in. m, oda 3. * (¡f) Eece speetaculiim dignum lid quod respiciat intentus opori suo Deus: ceoe par üeo • ItanntTV vir fort'is eum mala.fortuna eompositus.—Senec». 1>e la Pbovidkntia, cat. 2. (4) Sin luibeto: Oimsifeus <¡ui oatriam sorvarint, ad juvarint, eertum essein ocelo defini- tmn locuu»y,ub¡ beavi ava sempiterno fraautur.—Cíe. Lia. 6 i>e «.EruniacA.El que suscribe, primero y único representante ¡V la ve/., por i'E Estado de las Ta m lulipas, ¡>»'.e vuestra soberanía, en uso de m derecho, y co» el debido acatamiento, tiene el honor do presentar la siguiente PROTESTA. CONSIDERANDO: Ojie ra perfectibilidad progresiva de las sociedades es una ley inviolable, puesto que asi como lodos los seres, los pueblos nacen, crecen y se desarro- llan en la senda sin fin del progreso,, girando en la órbitadel verdadero pac- to-social, bajo el ojo de la Providencia: Que la presente constitución,, absolif am(-nte infinida por la situación, viola esta ley anterior á (oda ley, atacando notoriamente en la federación, los Esta- dos, ciudadanos y mexicanos, sacrosantos ó imprescriptibles-derechos, legíti- mos, reconocidos y respetados por lodos los códigos, (pie han regido la Repú- blica, como lo he demostrado oralmente, en un manifiesto y demás documen- tos presentados ante vuestra soberanía:" Que burla las grandes esperanzas de los Estados fronterizos y sus cruentos y costosos sacrificios por la independencia y la libertad, sobre lodo, los im- pendidas en pro do la actual revolución, reduciendo en mas de un teráo su representación, y condenándolos al ilotismo politico: Que esta carta, emanación legitima del plan de Ayulla, (pie garantiza de la manera mas cspresn y terminante la libertad, soberanía é independencia de to- dos y de cada uno do los Estados de la nación, lo alaea esencialmente, así como al pacto federativo, anexando el Estado de Coahnila al de Nnevo-Leon: Que resucitando por esta anexión la antigua intendencia española, consul- tada por el artículo ó.0 del plan de Monlcrey, se establece en los Estados del Norte nn poder invasor, cste.nso y fuerte, que no solo interrumpe su equili- brio, sino que favorecido de su posición fronteriza, á la sombra de la coali- ción contra los bárbaros, podría un dia poner en conflicto grave á la Repú- blica: Que. duplicando el Estado incorporado su población y representación en el congreso general, interrumpe á mas del equilibrio de la frontera, el de la ba- lanza mercantil, arruinada hacienda con el contrabando inevitable, y suspen-—30— «Je la espada de Dámodlos sobre !a cabeza de Tamauüpas, flescargada ya en el asalto del impone y considerada Sr. Vidauni, sobre sus aduanas del .\or(e, con el esclusivo objeto de apoderarse de ellas, sin pararse en medios: Que el representante de este Estado, al sostener sus lloridos intereses, ha siiio violado en sus derechos, privándosele mas de una vez de la palabra en la tiibuna nacional: Que, por último, aprobada la minuta de la constitución, un haberse pre- viamente repartido su redacción definitiva, como oportunamente se reclamó, no pudo biber estricta conciencia y juicio de lo aprobado, máxime, infringido el reglamento en osfa aprobación, hecha económicamente, á pesar de haberla pedido nominal el que habla: Por lauto: el infrascrito, representante de, dicho Estado, en desempeño de Sil misión, y apelando al fallo de la conciencia pública, protesta de la mane- ra mas solemne á la faz de Dios y de los hombres: 1." La constitución firmada hoy por el soberano congreso, es nula y de ningún valor, por haber este honorable cuerpo trashumado sus poderes, en toilo lo que ataca los derechos imprescriptibles é inalienables de la federación, la frontera, los Estados, particularmente Coahuila y Tamauüpas, del ciudada- no y domas mexicanos. Í2.° Apelo de esta Asamblea constituyente al próximo congreso nacional mejor informado, obrando espontáneamente bajo la inspiración del pueblo. 3.» Sometida esta ley fundamental al exámen del pueblo, aprobada por él y puesta en ejecución, la acato sumisamente en todo lo qive no vulnere los derechos y garantías imprescriptibles mencionadas, á pesar de reconocerla, co- mo obra de la fuerza y de la violencia de las circunstancias. México, Febrero 5 de 1857.DEDICATORIA» «___*^ • ^»év '--j ,Yijsu punto departida, en mi educación :' I-i edbtSQtOn es la tradición guerrera, civil y religiosa, encarnada en la vida social. Y en la tradición gucr- rera, ¿qué nación, antigua ó moderna, eseede el heroico patriotismo azteca, reasumido |>or el gran Guatiniotzin en eptft sentencia inmortal, vertida dada rii brasero; "y ya descanso en un lecho de rotas?'' ;Q.ié nación de Earopi, ¡inéda blasonar da una tradieion (naitica y religiosa, nina antigua y demaerntiea, quo la que nos legara sus InMltueione.-i Kn poli tica, presenta estos venerables motiamenti?», que ana hoy día reclaman la almirncitn, y quizá la imitación.— Fia soberanía nacional electiva e indelegable. Li diputación, ó poder contli- tucionnl, que velaba Bobre );i (tel observancia do la constitución y las leve* I«i convoca- ción anual de o»rtcs con esta fórmula: '"El Se~¡ov ley faga Corl general de Aragoneses en cada aili ana vegada." Kl pedimento de ley, ó veto, en virtud de) cual, aquella se publi- '■aVi á peínf del rev, si la nación Insistía, ó se invalidaba, si rehusaba en re:;i.:rarl.i en sus cuadernos. 1.a promulgación de ollt con esta f'rmulai ''El rey de voluntad Je lt* Carie» eitntncHrc y ordeno, " Kl donativo voluntario, ó "contribución de Xavarra. acordada anual- mente sido por las corte*, y después de satisfechos los agravios de la Rneioiii Kl Justicia ' de Aragón, interpreta supremo de las leyes, que ;i nombre del pueblo exigía el juramento al rey bajo esta fórmula: "Xt*t>lro.i que tomas tinta com í roa, y que junto» pódeme» uto* que roí. van ficemos nuestro re:/ y Sellar, y prometemos nbcdecrr .-; rurslro gobierno, si ronnervíredes, é gunidácedes nne.nffuerte i /«'•'« ríWr*. i ti non, no;" V mas célebre ta- daví.t, y>,ir co: t i.cr las ¡ntra iones le la c mullí llwppeoionnr la a !ai:td>t.-aeion del gobier- no, revisar y autorizar fu pn¡o:itc<, defender l is gir.mü'as |fl lil i Hules", y deponer ú exigir la rcsponsabilida 1 á cualpaicra de lo» mini-tros .la.- '.ole su ejercicio, Kl privilegio de Ma- nifeitacion, otorgado c mira el líbirm de bu miniaros v de los grandes, para exighlc» res- p. nsabi'ídid. Kl hdbtai corpas de Castilla, por el que no se podía prender ¡i nadie, dan- do (¡ador. Kl Juic o por Jurado* del Fuero .fu/gn y dolviziy l'ormetitera, IjM Con- sellcre* ó Mtguljico* munieipales de Hareelona, electos por lo común, cutre comerciantes y artesano*, con la prero£.-ilivn de habí ;r cubiertos al rey. Kl privilegio de ht Union, ó do insurrección armada, contra cualquiera que viol.vc \or ello, dictaduras, riqueza*, ni honores, y aun prohibiendo espresamenm, antes de retirarse ú la-montaña de Xebo, que se tributasen-apoteosis á su memoria), le da una con-titueion, que comprende todas las condiciones de un pueblo libre. Consagra en ella el dogma ile la soberanía del puelilo. que la acepta y jura. Consagra también ¡a lihcrtnd individual, la igualdad de los ciudadano! (eomo hijos de un mismo Dios, y miembros de una misma familia), la soberanía absoluta de la ley. En su forma política, el legislativo reside en las asambleas particulares de eada tribu, ó Kstado. y en el Sanedrín ó senado, que representa la nación, modifica las leyes, deei !e la paz y la guerra, y se reúne en diver- sas épocas del año. El ejecutivo resille en un juez supremo (después rey), nombrado por la nación. Kl judicial en tribunales de diversos grados, que ejereian una sabia administra- ción de justicia, por jueces 'popularmente elegidos. Los Jueces Supremos y los funciona- rios públicos, debían rundir cuenta de tu administración al pueblo reunido, como lo veri- lieó el ilustre Bomutd, ubsuelto por el pueblo, en premio de una vida entera consagrada á su servicio. Tal fué esta célebre república federal, la mas antigua del mundo, sobre la que después so modeló la de la Iglesia, y partiaularmente. la de los Estados-Unidos de América: sobre ella se fundó también la moderna teoría-teonstituciunal de la división de poderes. Se sostuve-, no por la raza, ó educación peculiar. Elipuéblo israelita, "nuevo y de obstinada cerviz," habia salido de la dura servidumbre de Kgipto, sufrida durante cuatro slgU». JCo por la Iberia; hnbia solo un ejército nacional, fia sueldo, guardián del orden público por dentro, y encargado de rechazar al enemigo esterior; de este pueblo armado tuvo origen la guardia nacional, instituida últimamente por Lafayctc. Xo por la teocracia. Los levitas, si vene- rados, no constiluiau una clase, propietaria, no gozaban de inviolabilidad, pues podían ser juzgados y condenados, ni constituian un cuerpo político, eomo en la India: y la ley les obli- gaba á combatir en defensa deja patria. Sí sostuvo solamente, porque su constitución, vi- va aún, estaba fundada sobre este principio social, elevado últimamente por la acta di Jeflerson y la constituyente francesa de 89, á Decálogo politico:-ei mayor bien para el mayor número," ó el gobierno establecido, no para el bion de los sobornantes, sino de los gobernados; porqttl no escluia á ningún israelita de la cusa pábilos, y sobre lodo, por su fi- lantropía con el criminal involuntario, el menesteroso,-el esclavo, el cstranjoro, y hasta con los animales, y los árboles y la tierra. Y á |>csar de su cseelcncm, el legislador dejó la puerta abierta á la reforma. Este espíritu público, formado ipor la constitución, dominó no *olo üun.nle la república, sino después que Samuel [el mas grande carácter de la nación hebrea después de Moisés] Á nombre del Todopoderoso, amenazó al Pueblo ' iji/e añadió á todos sus pecados el de pe- dir rey—con aquella tan lid pintura, como enérgica protesta contra las monarquía'!, resumi- ■da en esta frase.—" ünbo renes in Jurare meo." J/w reyes, si gun la letia de la lev. ti" po- dían ser absoluto». No podian emprender la guerra, ni concluir la paz sin o) permiso del 'Senado; y por esto dice Sedéelas: "Bien sé que el rey no tiene roto soperiur al vuestro" No tenían ningún derecho á disponer, para su propio uso Je. ka) ¡nipoc-tus levantados sobro el pueblo, y destinados al servicio público: la ley les prohibía expresamente/orinarse un te- toro particular: y el liedlo de David con (Jilas y el de Aeab con Nabtft prueban, "quo no era por cierto grande su autoridad.'' para disponer arbitrarla é impunemente de las p< rso- ua» y propiedades de sus subditos. I»s primeros fueron dec.'os por el senado ó por el pue- blo, y si después hubo absolutos, que hollaron todos los derechos, el pueblo animoso vengó siempre la majestad de las ícyia Mientras la nación observó fielmente la constitución, conservo incólume su nacionalidad; ■o regeneró después, siempre que restauró el código primitivo, y fué m resultado:*— La ley fundamental oh inviolablemente consirvuda en il aica rauta. 1.a ley natural, en el mund?—33— ol vidada, es sancionada por el decálogo. Loa Estados ó Tribus, son inviolables, en térmi- nos, que la do Benjamín, puesta fuera de la ley con juramento por un crimen nefando que aprobara, se conserva, eludiendo ingeniosamente el juramento. El Sábado se leen y espli- can las leyes en la asamblea del pueblo. El pueblo ejerce la vindieta pública por la acción popular contra los grandes perpetradores de crímenes, que contaminaban la tierra: "La " palabra es libre en Israel.'' La inmortal tribuna de lus profetas animados del mas subli- me desinterés, amor ú la patria y sed de justicia, mas libre y superior á las tribunas moder- nas, defiendo sábia y elocuentemente con su vida los derechos é intereses del pueblo, y no permito que so lo» usurpen las castas privilegiadas: —sacerdotal, militar, feudal, nobiliaria, ad- ministrativa, universitaria, burocrática, ■monopolista y agiotista, anatematizadas por la ley. 1.a historia y literatura, vaciadas en su legislación, inspiran el mas aseendrado patriotismo. Bajo la república, como bajo la monarquía, descuellan heroicos ciudadanos, defensores delaB libertades patrias. En el destierro de Babilonia-, sobre las márgenes del Eufrates, los israelitas suspenden sus arpas en los sauces, y cantan la patria ausente con un acento de dolor, que ja- más liu podido encontrar la musa elegiaca de ningún pueblo. Antes >.sí, repeled principio tic conquista (1), como después defiende por los ministros su independencia con un heroísmo sin paralelo en la historia. En el dia de la desgracia suprema, el pueblo de Moisés vence en heroísmo el pueblo do Rómulo. Atenas y Boma, al cumplirse sus hados, nada tienen que oponer á este último suspiro de Sion moribunda, á este postrer grito de sublime esperanza, on estas dos palabras, que epilogan todo el pensamiento del legislador hebreo. / Dios y Libertad! (3) ¡Cuarenta siglos admiran esto monumento, sobre cuya majestuosa frente, la divina mano de Jesús inscribe: ¡Libertad, Fraternidad, Igualdad.' ¡Tales son las tradiciones guerre- ras, políticas y religiosas de las dos nobles razas, en que so fundió la mexicana, trasmitidas por el mas bello de los idiomas modernos! (3) Ellas produjeron esa heroica guerra de in- dependencia de oircc años, que para ser superior ú la de Troya, no ha faltado mas que un Homero, lillas consolidaron gloriosamente la independencia cu Tampico. Ellas inspi- raron esos actos de heroísmo en la guerra Xorte-Americana, cuya gloria como baldón, dis- tribuirá un di.i miparcialmente la ]>oster¡dud. Zavala, entusiasmado por ellas¡ eselama: ";Si «1 menos- los conquistadores hubieran transmitido á laB Amérícas las riquezas literarias de la metrú|«di, y hubieran enseñado é sus lojos su antigua historia, llena de hechos famosos y de recuerdos nobles!" Hoy, no comprenderlas, ni practicarlas, es eselusiramente culpa nuestra. Sí, esolusivamente, por mas que después de medio siglo, todavía se repita enfática- mente: "México es y debe ser Milico, la colonia de Felipa //.'' Si este tigre verda- deramente real, llamado con mas verdad por la historia: "demonio del Mediodía" hizo sobrehumanos esfuerzos para borrar del mundo tan santas tradiciones, sacrificando la Hu- manidad con su absolutismo, y la inteligencia de esa misma humanidad con el jesuitismo: ¡ahí yacen Italia, España, Portugal encadenadas, despojadas de su corona de gloriu y de- grandeza! Si el mismo con el sistema del sable, del hisopo y de la marca prostituyó la vir» (1) Como después de ocupada ta tierra prometida, el espíritu de conquista comenzó á hacer rápidos y destructores progresos, el libro de Isaías es el primer gemido de cuan- tos ha arrancado desde entonces, hasta los dial del ¡lustre Feijoo, y hasta hoy, aquel abo- minable azote, y una prediccioi(gciieral de lus calamidades que acarrearía en ti mundo. .S'u sublime personificación en el cap. XIV, es superior á Homero, inimitable, sin parale- io en ningún idioma. (0) Para omitir citas en el testo sagrado, y solo diré que. este Juicio sobre la consti- tución hebrea st funda, entre otros autores, cu Flavio Jose fa, IT Aguessau, Micjiaelis, Salvador, cuyas obras, comentan ó esplican el Pentateuco, ó narran les hechos de aouti pueblo. (3) Flcssing. Critica filológica sobre lus idiomas antiguos y modernos. 5gen América: ;ahí están tres siglos de plomo, de negro eclipse, y de silencio sepulcral no interrumpido, mas que por el chasquido del látigo del amo y el ¡ay del esclavo! Si des- pués de la independencia, clases privilegiadas, concertadas con aventureros estranjeros, sus- tituyéndose á los antiguos dominadores, han perpetuado bajo protaicas formas, el absolu- tismo colonial, llevado por Santa-Anna hasta la demencia: ¡ahí están dos tercios de! país vendidos, y el resto, hecho la fábula del mundo! Y si después de la eaida del tirano, subsis- te aun el absolutismo, y se consideran los enemigos natos del país: ¡ahí están la guerra civil, y una constitución, que conculca principios respetados en la edad media y aun ha- ce cuarenta siglos!—Los sabios, los patriotas ven este resultado del Atrecho titanicio, ó de la fuerza brutal, como el efecto inevitable de la ley eterna: contemplan con dolor 200,000 víctimas sacrifíca las por la independencia; 60,000 por el progreso y 10,000 en la última lucha: Y en presencia de tan tremenda enseñanza, y de tanta sangre tertida, y de tantas ruinas, creían que para levantar ni país, animándolo con su verdadero espíritu de vida, ero absolutamente necesario: "Convocar una convención nacional, [verdaderamente nacional], que reforme la carta de 24, ordenando que entretanto rijan las particulares de los Estados, que resumen su civili- zación y exigencias, á fin de que una vez destruido el absolutismo, y constituida la nación, so- bre su curta magna se hagan solamente reformas radicales muy mareadas, que no tomen por término de comparación el poder arbitrario, sino la libertad constitucional conquistad-i, ó el progreso civil.—Espedir una amplia convocatoria, fiel traducción de este precepto, que la Eterna Sabiduría ordenó al hombre mas grande de la antigüedad, contra los que, como hoy, confian en el brazo de carne: CTTe consumes en un trabajo vano, no solo tú, sino tam- bién el pueblo que está contigo: el negocio es superior á tus fuerzas: tú solo no podrás so- portarlo, mas rnovEE de todo el PUEBLO hombres de ralor y saber, <¡ue teman á Dio», amen la verdad y aborrezcan la avaricia, y pon de ellos magistrados que rijan al pueble en todo tiempo.^TI (l)—Confiar en que lo convención firmada de estos hombres de cora- ion, proclamará á la faz del cielo esta fórmula, imperada por el espíritu de Dios, fundado en la naturaleza física y moral de hombre, é invocada por los mas ilustres apóstoles de la democracia moderna: "Dios solo por Señor, la constitución por ley, y todo Israel por soldados;'1 6 reducida a su mas simple espresion: /Dio» y Pueblo! y que resuelta á perecer antes que traicionarla, esclamara, como Moisés, cuando este gran poeta y legislador sagrado deeia á.Jchová desde la cundiré da la Montaña." l>Salra á mi pueblo, 6 bárrame del libro de la vida ''—Y establecer, sobre todo, para conseguirlo, "la residencia de los Supremos Poderes en el centro de la República " Este solo pensamiento, hace años iniciado, cambiando la capital que personifica el anti- guo régimen, salva a) pnía. Con él, si no se logrn la p"rfectib¡lidad social, conquistada por los siglos, ó lo menos obtendremos lo de nuestros padres en la verdadera tradición. Los varones eminentes, que lo concibieran y promueven, son dignos de todo homenaje. Por tanto, al primer congreso constituyente federal mexicano, que lo inició. A la ilustrada pren- sa nacional y á los sabios, que constante y luminosamente lo han sostenido. A los insignes Estados de Tamaulip.is y Zacatecas, defensores de la federación, víctimas del absolutismo, cuyos valientes hijos unido» han sostenido en el campo de .batalla su realización. A los be- neméritos ciudadanos Francisco García y Valentín Gómez Farías, celosos patronos de lo libertad federal, que lo consideraron eomo el único medio de consolidarla en su patria. Al iiitegérrimo ciudadano Santos Degollado que juzga, único modo de conservar eficazmente l.i dignidad y hacienda nacional, el establecimiento del gobierno supremo en c) punto mas equidistante de los puertos de la República. Al esclarecido ciudadano Melchor Ovampo, que lo adoptó, convocando el congreso constituyente para la ciudad de Dolores. A la ilus- tre comisión de constitución, que en su proyecto consultó la ciudad de Qnerétaro paro resi- dencia de la federación. A la gran comisión de división territorial, que adoptó á la letra (1) Exodn, cap. XVIII, e. 18, 20.—35 — lo consultado por la anterior. Al buen ciudadano Espiridion Moreno y demás diputaJos- que propusieron al congreso para capital de la nación la ciudad de Aguasealientes. A U asamblea constituyente, que la tomó en consideración, ordenando á la comisión respectiva consultar un punto mas céntrico. A los Estados soberanos del Norte y del Sur, que recla- man la capital en Aguascaücntes, como el punto de la República, desde donde el gobierno federal puede eficaz ó iniparcialmente atender sus encontrados intereses. Al ciudadano go- bernador do Aguascalientes, Jesús Terán, que la promovió con su esposicion al soberano congreso. Y por último, á los siguientes diputados, que aprobaron dicha traslación: Aranda fD. Albino], Auza, Buenrostro [D. Manuel], Degollado [D. Joaquín], Degollado [D. Santos], Diaz Barriga, Escudero [D, Antonio], Estrada [O. Julián], Gamboa, García de Arcllano, Garza Meló, Gómez Farías ¡_D. Benito^, Guzman, Ibarra [D. Francisco], Iri- goyen, Langlois, Larrazábal, Lemus, López de Nava, Llano, Montañez, Moreno, Muñoz [D. Eligió], Ochoa Sánchez, Quintero, Ramirez [D. Ignacio], Ramírez [D. Mateo], Ro- bles, Rojas [D. Jesús], Rojas [D. Nicolás], Romero Diaz, Rosas, Sierra [D. Ignacio], Tor- res A randa, Vallarta, (36 contra 43). A vosotros, ilustres Estados y ciudadanos, que contestáis;—á los que honran al pueblo con los labios, llamándole señor, señor, cuando excluyéndole con sus hechos, su corazón es- tá lejos de él: á los que, llamándose patriarcas, apóstoles, tribunos del pueblo, matan la per- sonalidad de éste, del Estado y del ciudadano: y á todo libertador, que inspirado como Ma- homa, dice: "Ne me reproche point de tromper ma patrie Je détruis sa faiblesse "et sa revoltant follie;" Sous un roi, sous un Dieu, je viens la reunir. Et pour la rendre illustre il la faut atervir [1]." "¡Mentís!—Nada es grande sino Dios, y después de Dios, el pueblo." La libertad es la ho- rencia de los hijos Jo Dios. "Mas que la física es inviolable la vida moral del ciudadano.'' La labor soeial.e» una tarea cuotidiana, obligatoria é imprescriptible de todo hombre que participa de las ventajas y do las cargas de la sociedad." Así, á vosotros, dieo Tácito: "ut imperium evertant libertatem praeferunt; se imperaterint, libertatem iptam aggre- diuntur.'' ¡Pero, temed! El pueblo, como Anteo, recobra nuevas fuerzas, siempre que to- ca á la tierra. Temed, sobro todo, arrojar en breve vuestra sangre hacia el cielo, escla- mnndo, como Juliano, ¡venciste, democracia! ¡venciste, democracia.'" A vosotros, que en el combate titánico de los pueblos y sus opresores, ó del derecho con- tra el hecho, "caro ad-.ersus spirituum," por el que cruza México, no desesperáis del por- venir del pueblo, de la patria, de la humanidad, porque tenéis una fé profunda en Dios, en el poder de la verdad, y en la razón histórica del tiempo: y que, "por mas que los prínoi- pes y grandes do la tierra, mancomunados contra el Señor y contra su Cristo blasfemen con insolencia, "sacudamos bu yugo, y conculquemos sus leyes eternas, con nuestro derecho facticio, ' creis-que el Juez do las naciones, quo habita en los ciclos, con su derecho pro- videncial se burlará do ellos, les escarnécela y retornará su propia iniquidad [2]," como su- cedió en los imperios antiguos, como sucedió en Inglaterra, Francia, España y América, y como todo lo anuncia, sucederá entre nosotros. Los tiempos se cumplen. . .. A vosotros, qu0 propugnando por establecer en vuestra patria una alta civilización cristia- na y filosófica, compuesta de todo lo grande, lo verdadero y lo bello, para construir con ella una vasta ciudad, como la del Apóstol [3] á la democracia, un apostolado universal al evangelio de la razón, y un majestuoso templo a la humanidad—no ebclcií de eu auouíto SANTUARIO US SOLO MEXICANO: 1] Voltaire. Le Fanatisme, ou Mahomet le prophete, tom. 2. ^2] Salm. 2, 94. 3] Ep. de S. Pablo á los Coloniscnset, cap. III, t. 11.A vosotros, en fin, Estados soberanos, profundos estadistas, patricios de corazón, héroes del pensamiento, que eréis obtenerlo, no idolatrando ante la estatua de fierro de la Xeeesi- dad; sino sustituyendo al derecho facticio de los hechos consumados, que durante siglos ha errado tan lastimosamente la solución de nuestro problema social,—la rehabilitación de las tradiciones primitivas y generales de la humanidad,—la nueva Jerusalen de la patria, sa- liendo del fondo del desierto, brillante de elaridad-y el siglo futuro de la democracia mexi- cana,-que despejará esta única incógnita posible: la traslación de los Supremos Poderes federales á Aguascalieníes: Consagra respetuosamente: el siguiente voto particular VOTO PARTICULAR -DEL — eñotr garcía be ^^feCfott** EN LA COMISION DE DIVISION TERRITORIAL, sobre la traslación y residencia de los supremos poderes de la nación. (*) uTu régete imperio pópulos." Tito Livio. "Jam nova progenies ceeidit ab alio." Virü. kívvaA); Desde el dia que se me invitó para que firmara una proposición, pidiendo al soberano congreso nombrase de su seno una comisión especial, encargada de examinar la gran cuestión de división territorial, me escusé, no porque no comprendiese la imperfección de la actual, ni la importancia de otra nías adecuada a nuestro sistema polilico, ni menos por esta razón, queso ha repe- tido en el público y aun en esta augusta asamblea, "por parecer (pie dicha comisión no se propuso mas plan en su dictamen, que complacer ú los Sres. Alvarez y Vidaurri, y a los Estados poderosos, cuyas numerosas diputaciones mancomunada1!, han formado una Santa Alianza, como la del congreso de Ve- roña, contraía libertad, independencia, y hasta contra la existencia misma de los Estados pequeños y Territorios." No señor: me complazco en testificar públicamente la buena fé y patriotismo, con que la mencionada comisión ha creido apoyar todo lo que ha consultado, en grandes y manifiestas razones de interés público; y si me opuse en un principio al pensamiento, no fué porque (*) Leido por su autor en la Asamblea constituyente, en la sesión del 3 de Enero pvóxi- mo pasado.—38— sujetase al lecho de Procusto las entidades políticas, sino tan solo porque pe- saron en mi ánimo estas graves consideraciones. Yo me interrogué á mí mismo: ¿Está tan consolidada la actual administra- ción, que pueda dominar las poderosas resistencias, que tal medida no podia menos de provocar? ¿La violencia de esta división, y la de la dictadura y ei estatuto orgánico, no bastan por s! solas, para conmover la sociedad hasta en sus fundamentos? ¿Es político robustecer la reacción de los privilegiados, ya bastante fuerte, con otras mas fuertes aún, que burlan la reforma? ¿Y dado que la medida sea oportuna, posee el congreso, ó el gobierno, los datos cien- tíficos necesaiíos para una conveniente división? ¿Se consulta en ella el prin- cipio federativo, a»í en la creación y eslincion de Estados y Territorios, como en sus relaciones reciprocas y genrrales? ¿Domina un espíritu justificado de igualdad proporcional respecto de todos los Estados? ¿Obsequiando peticiones á mano armada, se cierra la puerta á invasiones mas alarmantes aún, nueva anarquía feudal, en la que cada futuro libertador, exigiiá por premio, aumento de vasallo»? ¿Se conservan siquiera á los Estados límites capaces de proveer á su propia seguridad y á la de la República? ¿Se- conoce, en fin, de una manera positiva y desinteresada, el espíritu de la nación sobre' una reforma tan trascendental? No podiendo en conciencia resolverme afirmativamente estas cuestiones, v distinguido ademas con la bonra de pertenecer á la prenotada comisión, he tenido el sentimiento de discrepar en muchos puntos del parecer de mis res- petables concolegas, en las discusiones habidas en el seno de aquella; y por esto, no estando conforme con la mayor parte de su dictámen, lo firmé res- trictivamente, formuló voto particular contra la anexacion del Estado de Coa- liuila al de Nuevo León, y suscribí otro contra la supresión del territorio de Tehuantepec, para que el gobierno supremo, como es de su deber, promoviese directa y eficazmente hasta realizarse, la grande empresa nacional, ó la co- municación inter-oceánica del istmo, que uniendo la América con la Europa y con el Asia, no solo "es el porvenir de México," sino que le dará el cetro del Mundo de Colon, constituyéndole el conductor de los continentes, el haz de la civilización oriental y occidental, el punto de cita de todos los pueblos, el foco de la libertad de todas la» razas, y el emporio del comercio del globo. Suscribí también oíros en favor de la continuación del ili>trito de Tuxpam en el Estado de Veracruz, y de la hacienda de Bonanza en el de Zacatecas. Hoy disiento, aunque no sustancialmente, sobre la residencia de los supremos po- deres de la nación. Mi voto por la integridad del Estado de México garan- tiza mi imparcialidad en esta cuestión; considerándola ademas, como la piedra angular de nuestro edificio social, y al mismo tiempo, para manifestar que no me lia dominado un espíritu ciego de oposición sistemática, creo de mi deber, esponer á la consideración del congreso las razones en que fondo mi disenti- miento, que me obliga, aun por esta vez, á separarme del dictámen modifi- cado de la mayoría de la comisión, que consulta:—"sea Aguascalientes con el radio de una legua el punto de residencia del Distrito federal, y que los pueblos que pertenecieron á' este Estado, queden en libertad de agregarse á los Estados limítrofes que les parezca."El mas profundo análisis de nuestra hisloria, tradición y política; la voz de la prensa ilustrada de todo el pais; el juicio imparcial de los sabios sobre nues- tto estado social; y el clamor público articulado por todos sus órganos, con un grito alto, incesante, uniforme, han revelado liare mucho tiempo una gran necesidad. Esta exigencia, que resuena desde un ángulo á otro de la Repú- blica, desde los valles hasta las sierras, y desde las fronteras hasta el centro; este desiderátum considerado, como una condición riñe qua non, para la exis- tencia v regeneración de México, la formula el voto nacional con este grito desesperado: ^J^T* ¡Abajo el absolutismo, la corte vireinal y la secta hí- brida! ^JS^J La comisión de constitución, abundando en el mismo sentir, no podia cerrar los ojos, los oidos, ni su corazón, á necesidad tan urgente é in- declinable; y he aquí, por qué se apresuró á consultar al congreso: tl una cons- titución, reformas radicales, y la traslación de los poderes federales á un punto céntrico del pais." La gran comisión do división territorial ha meditado esto último punto so- metido á su exámen; cree, que de él depende absolutamente el éxito de los dos anteriores, y sujetó ante V. S. su resolución, desconfiando del acierto. Cree también, que siendo ota cuestión por su naturaleza y trascendencia, aca- so la mas grave, mío se haya sometido á vuestra alta consideración, y que for- mará época en los fastos del país, no podría presentarla en toda su luz, mas que exponiendo imparcialrnente, así las razones, que dentro y fuera de la co- misión militaron en su contia, como las que formaron su convicción. Se abs- tuvo con estudio de fundarla, como suelen hacerlo los partidarios de este pen- samiento, con argumentos snstamialmentc resumidos en estas célebres senten- cias contra la Roma imperatoria y papal, aplicadas así á México. "México, tus "hijos nacidos para la servidumbre," y tus facciones parrici- das, no reconocen mas principio que éste, que eterniza tu dictadora: "Tu re- fiere imperio populas." En su teoría y aplicación son considerados: "la na- ción, como su patrimonio; esta metrópoli superior en fausto y apoteosis á la vireinal, como la nación; el pacto social, como la esplotacion del mayor nú- mero por el menor; |¡i polilicu, como el despotismo, el sable, el maquiavelis- mo, la conquista, el silencio; el gobierno, como la soberanía de la fuerza, anto la cual, no hay ni constitución, ni leyes, ni bien ni mal, ni premio ni castigo, ni pasado ni porvenir; y la federación de los Estallos, como un rebaño de tfo- to tributarios." Aquí, la razón de Estado es la fé púuico-jcsuitica. El Es- tado ha venido á tal condición, que no puede ser regido por varones de Plu- tarco (1). Aqui, hasta el cielo y la tierra, todo es falso..... ¡Oh México, tú. te venderías, si hubiera quien te comprase!" (2) Mal conoce, á México, quien pre- tenda curarle! Oh! este árbol, que no solo no lleva buen fruto, sino que romo el upas, ocasiona la muerte, no tiene mas remedio, que arrojar cuanto (1) Afleo r>t jnm liorrendum quorumdam prnvtrUium sitad hune statiim veni?se Ecelo- m-im, ut non sit digna regí nis!, per Ímprobos. "Pedro de Ailli."—Lenfant. Cone. Conrt. U VII. S.!, Salnatio pone esta reátesela en boca de Tiigurta a! salir este de Itoma.ti i —lo- antes su rama al fuego, y aplicar la segur á su raíz! (i) 0 de lo contrario," los Estados, que entran en la federación, no tienen otro recurso, que leer en las puertas de su infierno, como en las del Dante, esta fatídica inscripción: "LASC1ATE OGNI SPERANZA ¡O VOI CH'INTRATE!" (2) La comisión se abstuvo también de personificar en esta capital, como se pretende, (acaso con verdad en la dictadura de Santa-Anna) esta sublime des- cripción, que, en la musa,de Tácito, hace Mazzini del pueblo-rey en su agonía. —"Los tiempos eran oscuros. El cielo vacío. Los pueblos, estrañamentc agitados, ó estúpidamente inmóviles. Unos desaparecían. Otros levantaban la cabeza, como para verlos caer. Se oia por el mundo un ruido, como de disolución. Todo temblaba, cielo y tierra. El hombre era horrible de verse. Colocado entre dos infinitos, no tenia la conciencia del uno ni del otro: ni de su pasado, ni de su porvenir. No se creia en los Dioses. No se creia en la República. No se creia en nada. No habia sociedad: habia solo un poder absoluto, que lo anegaba todo en sangre ó disolución: un senado, que parodiaba miserablemente la majestad de lo pasado, y votaba millones y esta- tuas al tirano: pretorianos, que despreciaban al uno y mataban al otro: de- nunciadores, solistas y una turba de esclavos, que batia las manos. No había principios. Ilabia solo intereses materiales. La patria habia muerto. Bruto habia declarado sobre su tumba, que no cxi.-lia la virtud. Trascas espiraba, maldiciendo la perversidad de su siglo. Casio era ejecutado, por conseivar un retrato de su ascendiente, el conjurado, que recordaba la República Los buenos se aislaban, para no mancharse con el contacto del mundo. Otros se suicidaban, para no ver tan horrible situación. El alma habia huido. Los sentidos solí» reinaban. Las masas pedtSt) pan y circo. La filosofía era de escepticismo, de epicureismo, de palabras. La poesía era la sátira. En me- dio de tal desconricrlo, habia momentos en que el hombre tenia miedo de estar solo, y retrocedía ante el vacío. Entonces fe oian en las calles, por la noche, gritos de terror. Entonces se abrazaban las estatuas desnudas y frias. Se las pedia una centella de vida moral, una poca de fe, algunas ilusiones. Entonces se vivía con la desesperación en el alma, y la blasfemia en la boca.........." Y se lia abstenido, porque esta capital, por tantos títulos ilustre, es digna de toda consideración, y porque, dado que en el relox eterno de la Providen- cia, hubiese sonado ya su última hora, y que tales hechos y teorías sociales no (1) Ccsarini, aludiendo 6 este pasaje del evangelio, ''Todo árbol que no lleva buen fru- to, debe ser cortado y nrrojí do a! fuego," en bu I Ep. ú Eugenio IV dice: "Ya veo la se- gur aplicada ¡i la raíz. El árbol vacilante, no puede resistir mae. Sin embargo, aunque pudiese por sí conservarse, nosotros mismos deberiamos echarlo por tierra........ para obtener la reforma." (2) Perded toda esperanza, ¡dk vosotrot, que en él entráis!—liante, Divina Come- dia, Canto III, v. 9. Éfuesen mas que su acta de acusación, hecha pnr Iüs siglos, en el gran tribu- nal de la naturaleza, ante el Juez supremo de la nación, la comilón habria coitfd faltarse á si misma y al soberano congreso, si en momettlo tan solem- ne, cuando V. S. tiene en su mano la balanza eterna en que se pesan los destinos de la humanidad, en vez de obstarse á la altura de una cuestión de tanta magnitud, descendiese al estremo de verla con el lente de las pasio- nes, ó en el vértigo, que eclipsa la razón. Por esto, y por la esperiencia de que el espíritu de partido conduce á estreñios tales, que hizo decir á los cen- tralistas: "que de la federación, cual de la caja de Pandora, había salido has- ta el cóleru múrbus del 33;" se guardó diligentemente de cubicar á esta corte, en este clásico cuadro, con el que sus adversarios terminan tu espo>icion. En México do nuier la maldad triunfa: La fé, el pudor y la verdad huyeron, Y el fraude, y la violencia y la inju>li< ¡a Y la infame traición les sucedieron: Y la rapiña de oro no saciada, Se ve en ella también entronizada. Al mortal la piedad ya no es propicia, Y de. sangre al mirar teñido el suelo, Hasta el cielo, Astrca, alzó su vuelo (1). Empero, si patrióticamente la comisión se ha abstenido de evocar del se- pulcro del tiempo pasiones rencorosas; si se ha guardado de remover con la tea de la discordia calientes cenizas, para no dividir á los hermanos de la gran familia mexicana, "que son carne de nuestra carne ij huesos de nuestros huesos;" ysi menos ha pretendido convocar una cruzada de los Estados, para que mar- chando sobre esta capital, la arrase de manera, que en breve >e busque sobre la ribera dé sus lagos, "el liujar donde fué México;" ha creído al mismo tiem- po, que seria indigna de su elevada misión, si por humanos respetos traicio- nase la verdad, ó el interés nacional, siquiera callando. . . . l'or tan sagrado deber, porque se impuso, como una ley inviolable, la mesura y gravedad parla- mentaria, y porque la calma y meditación han precedido á sus deliberaciones. ¿Cómo, al pronunciar un alto juicio, en que cree lineada la salud de la Repú- blica, podía ocultarse á su penetración, que esta capital por medio de la 1110- (1) Mexici, "¡rrupit vente pejors ¡n revum Omne nefas: fugere pudor, verumuue (¡desque; ' In quorum Hubiere locutu íraudesque dolique, Inaidiaque, et vis, et autor sceleratus habtndi. Vieta jneet pietas, et virgo eujdo uiadentes Ultima cuilestum térras, Astrosa reliquit." [Otidio Meíam. Lib. /.] c—42— 3¡ narquíü, el imperio, las siete leyes, las liases orgánicas, la dictadura, ra f.üfe— ración desnaturalizada con la acia de reformas, y las estraordinarias, ha domi- nado absolutamente el país, desde la conquista hasla el dia de hoy? ¿Cómo oividar, que esta antigua metrópoli, depósito de capitales seculares, acumulados por el monopolio, corte de usanzas y tradiciones monárquicas, v heredera de las costumbres y hábitos coloniales, ha falseado lodo plan de reforma, centra- lizado todo progreso, y devorado toda la nación? ¿Cómo desconocer al alma que la anima, á los Maquiavclos de nuestros dias, reclutados en todos los em- pleómanos de la República, que sientan sus reales en esta capital; á esa fac- ción llamada, "lazareto de incurables," que ha infestado á los gobiernos; á esa facción sin corazón, sin f¿, sin mas credo político, que sacrificar la patria y su dignidad á su propio engrandecimiento, y que miembro primero, agente des- pués del partido conservador, burla los dolores molíales, que ha causado y cau- sa á la amputada nación, con esta panacea: "aun no es tiempo?" La comisión se penetró asimismo de que los ricos bornes, los agiotistas, los áulicos, los monopolistas, los emplómanos y demás personas é intereses he- ridos, levantaran contra ella el grito hasta el ¿icio; que la lamentaran, como los romanos la de su corle pontificia, llamándola "la cautividad de Babilonia" que en su despecho, la calificaran de envidiosa pretensión del espíritu 'de pro- vincialismo contra el esplendor de la magnifica metrópoli; y de que no solo apostrofaran irónicamente á sus autores, "Aríslides y Catones," sino que los constituirán el blanco de. sus iras. Pero no ha temido posponer bastardos intereses al bien público, diciendo con Tácito: "Offensionum pro utililate pu- blica non paviditm. . ." Y en su honor sea dicho, ademas, su convicción fué tan profunda, su consagración tan absoluta, que aunque por tal resolución de- biese sucumbir, esclamó en su corazón, como Robespier: "¡Posteridad, poste- ridad, ni nos vengarás!' En efecto, apenas se anunció, se dijo en el seno de la comisión y del con- greso: "que vuestra soberanía no tiene facultades para acordar la Ira.-lacion de los Supremos Poderes, porque es constituyente." Mas precisamente, porque lo es, ha debido fiaceHo Porque ¿cómo podria constituir radicalmente á I» nación, sin constituir primero á su capital, ó el centro del movimienlo polí- tico, tan necesario para la administración de los Estados, como H Sol en mo- flió del universo para la proveccion de los planetas? En lodos tiempos y países se lia juzgado la capital de una nación, de la m'as alta importancia. Y si ne- cesario loé, que la corte de los cesares se trasladase á llizaneio para el buen gobierno y refrenar la ambición de los papas; que la Sede rumana se trasla- dase á Auñun, para que después triunfase la libertad de conciencia; que los reyes católicos fijasen su corte frente á Granada, para leconquislar este último baluarte de los sucesores de Tarif; que el autócrata abandonase su antigua eipitai, Moscou, para vencer al conquistador de Europa, que la corle de Ma- diid se Ira-bulase á la Junta de Sevilla, para que España triunfase de Napoleón; y que Scolt lomase esta capilal para dictarnos el ¡ve vklis! de Rreno, ¿cuál no será, pues, la necesidad-/;»/-'/ auujurar la naciomüdad-dn cambia; una capilal. / rírdcu cerisl¡Uicinnal-í\ti cambiar una capital avezada al absolutismo que abolirá esta constitución, como abolió todas, basta la misma de 84* nacida bajo mas feli- ces auspicios? ¿Cuál no será la necesidad-pr/r't Asegurar rl ptogroó-dc cam- biar una capital dominada por las facciones retrógrada y del slalu t¡uo, que sofocando todo espíritu de progreso, lian hecho su agosto entre la sangre y la ruina de los pueblos? Ademas, si el soberano congreso ba arreglado sin disputa territorios que afectan mejoras administrativas, territorio rs el Distrito Federal, Dentro de toda la administración pública, que mas que ningún otro necesita reforma. Por otra parle, constituyente fué el congreso de 8"2-í, que lijó en esta capital la residencia de los Supremos Poderes de la unión, reconocida sin contradicción por un tercio de siglo. ¿Cómo puede decirse boy, seriamente y de buena i'é, que este congreso Constituyente no puede lijar la residencia de dichos Supre- mos Poderes, y que si interinamente la lija, solo puede ser á reserva de lo que acuerde el primer congreso constitucional? Prescindiendo de las facul- tades se insta: "No debiendo un congreso espedir un decreto, que caiga en ridículo por su inobsenancia, ó provocar en és'a, una infracción de constitu- ción, dtb'; reservarse su expedición al primar congreso constitucional." Pero los congresos, especialmente los constituyentes, legislan para los futuros con- tingentes, ó mas bien para las necesidades apremiantes de la situación? F.sta misma constituyente, en vez del ridículo, no se cubrió de gloria, acometiendo reformas mas difíciles aún, como la libertad de conciencia? Porque se difi- culta su realización, creyó acaso, deber traicionar su alta misión, abdicando sus privativos derechos en los congresos constitucionales? ¿0 francamente, boy. con tal aplazamiento, con este mágico ' por ahora;' con este fatidico "'para mañana, solo se quiere decir: "ÑCH&tS . . . ." Vuestra soberanía, palpando lo fútil de tales raciocinios, ha tenido á bien, acordar la traslación del Distrito Federal; mas como solo reprobó el lugar consultado, se dijo en el seno de la comisión: "Habiendo ésta dictaminado de un modo, no puede ya sin contrade- cirse, dictaminar de otro." "¿Pero se olvida, que las comisiones, según el re- glamento, no son mas que el órgano, por el que los congresos espedilan sus trabajos? Que el congreso puede decir á una comisión, que presente un dic- tamen contrario á su voluntad soberana: "No estoy salificedlo de tu trabajo, quiero que lo revises V presentes en determinado sentido? (t) Tnn tolo hablo Je cfs responsabilidad moral, que por una justicia providencial, pena nlidnriamtntt sobre ur.a ciudad, 6ubre una nación, como sobre los cuerpos colegiados. ¡Guárdeme el cielo de confundir jamas con los fautores de estos hechos, por no decir "'trai- cione*," ¡i tantos dignos ciudadanos, y sobre todo, ú este heroico pueblo, cuyo valor udmit*, combatiendo i'i su lado «1 invasor! Pero cuando se trataba, ó so trata de decidirse eutre la vida do la patria, ó la de ciertos hombres notoriamente funestos, ¡por que no se decidieron, 6 bu deciden por la patria?—U— Es inconctrso, que V. Soberanía lia estado en su derecho, al acordar la [rad- iación ele los Supremos Poileres: no como se lia dicho en esta misma tribuna: —"por las innumerables, difracciones que presenta esta corte:" por su lujo asiático, que gtdihasti las conciencias para satisfacerlo: "por sus sibaríticos placeres," ddiciai de Capua, "que corrompen y afeminan hasta los estajistas de provincia:"—tampoco poique sea la-Fragua ciclópea, que forja férreas v espirituales cadenas para aherrojar la personalidad de los Estallos; el E-.corial de Felipe 11;—"ó el Mont Rouge de los Jesuítas;"—ni mucho meiius, por- que sea "el Desahuciado, que solo podía sanar, miniando temperamento;" el Hombre-viejo, disfrazado de nuevo, chocheando palabras sin sentido; el Héroe famoso, franco dispensador de Insulas Baralar'uv; "ó el 'filan, que lucha con- tra el cielo, defendiendo su derecho cántico (divino) contra el derecho del pueblo;"—sino por estas razones de alta política y conveniencia pública Aprovechar la esporianeia del gobierno do los Eslados-UniJos de América, que trasladando su capital de la gran ciudad de Filadellia á la pequeña pobla- ción de Washington, moralizó las rentas, lo> funcionarios y los servicios públi- cos.—Atender con mas celo, eficacia y economía á tolos los ramos de la admi nistracion, situada esta en un punto mas equidistante de lodos los listados.— Conservar la hacienda y el gobierno nacional, vigilando desdo una distancia pro- porcionada lodos los puertos de. Mélico, é impartiendo con equidad las venta- jas y cargas sociales, á fin de que los Estados lejanos del centro, particularmente los- del Norte y del Sur, pequeños y arruinados por calamidades sin cuento, hasta por la de no poderse comunicar con su metrópoli, ni por cartas, (á cau- sa del franqueo previo, sino á un precio exorbitante) no tengan que aniqui- lar el tiempo y el espacio, que contar las revoluciones de la luna, ó que afron- tar las furias del océano, ó la hacha del salvaje, para conseguir el objeto ,del gobierno.—Difundir el progreso y la ilustración por toda la lU-públíca, con la emigración necesaria del espíritu de empresa, de población ilustrada, de las colonias de enpleómanos, aglomerados en esta y demás capitales,) sobre lo- do, con la acción inmediata y eficaz del Supremo Gobierno, en el centro dé- la minería, del comercio, de la agricultura, de la indusliia y de la coloniza- ción.—l'roveer á la mejor seguridad y defensa nacional, fijando el gobierno federal en el corazón del pais, para preservarle de otro golpe de titano, como el de Corles y Scoll; de los bloqueos con que diariamente le amenazan los mi- nistros estranjeros; do la república de la Sierra .Madre, y de la guerra social, ó de castas.—Equilibrar, en lo posible, el poder, riqueza, é influencia de los Estados, para dar el yolpe de gracia al CE.vntALis.uo. ó monopolio administra tivo de México; evitar que lo ejerza por rw:dio de las diputaciones numerosas de- los grandes Estados, coligados por su interés 6 influjo; y que con el Esta- tuto orgánico, ó cualquiera otra ordenanza, absorba á los Estados sus rentas, hasta el estrerdó de tener estos hoy, lujo un régimen llamado liberal, á sus representantes al congreso constituyente, casi como irnos mendigos.—Rodear al gobierno identificado con el progreso, de una población sana y morigera- da, de Estadal interesados en la pronta realización de la reforma, de gober- nantes, (pie sean la gemnna espresion de la voluntad del pueblo, y de repre- sentantes y funcionarios, que no prostituyan á un puesto, á un hombre, á unafacción, los grandes intereses ÚeA Estado.—Alijarlo de un putldo, devorado |>or el pauperismo, y desmoralizado, hasta hacerle quemar hoy, el ídolo que incensó ayer, de la prepotencia de las clases privilegiadas, que lodo lo avasa- llan; y del poder satánico do'los vampiros de Estados, los agiotistas, para que sin ocasión de combinar, como Basta aqni, sus intereses, no le tengan á pupilaje, ni den á la nación por ley su voluntad.—Estingnir, solire todo, con la política franca, patriótica y moral de la democracia, ese espirité inaquiavó- lico y jesuítico, que moviendo tan fatal combinación de parricidas intereses, conduce visiblemente la nación á la servidumbre, n la ruina y á su pérdida. --Dar un alto ejemplo de moralidad en la expiación de una metrópoli, que el estertor del pais acusa terriblemente, de no haber llenado, en mas de tres siglos, la grandeza y santidad de su misión.—Evitar con tal rehabilitación, que continuando arruinado, sangriento, y ataviado con toda ta pompa de la ignominia, lo anatematice el mundo, como al reprobe de ta Escritura. "¡Mé- xico, tienes ojos y no ves; orejas y no oyes, lo que conviene d tu salvación tem- poral!—Impedir, que la patria de Hidalgo, como la de Boabdil. acaba.la de "coger pieza por pieza" (1) por el coloso del Norte, al espirar, apostrofe á sus hijos, que giman, bajo el látigo sangriento de la esclavitud: "¡Si. hijos, llorad como mujeres, el puís que no habéis sabido defender como hombres!''—Y.... ¿Pero para qué cansar, esponiendo razones mas torales aún, que conoce me- jer el Soberano Congrio? ¿Para qué abogar mas en pro de una cuestión, re- suella ya por la conciencia pública, y el instinto 'popular? ¿rara qué mas de- mostraciones, cuando hablan tan alto los hechos? ¿l'ara qué, en fin, mas dis- cursos oratorios, cuando los latidos del corazón hacen hablar mas alto que lo* hechos al sentimiento?.,., ¿Quién no ensordece al rayo vengador de las generaciones, contra una me- trópoli, que ha reducido á un pigmeo, el pais gigante de la creación; á un mendigo, el que ha ministrado los nueve décimos del oro y plata que cir- cula en el mundo; á siete millones, una población de veinte y cuuln, eegun la progresión americana; y á una mansión de luto y llanto, el risueño Edén de la naturaleza? ¿Quién no oye el onatema do los manes sangrientos é irritados de los sabios é tnleyérrimos progresistas del 3!l, contra el receptáculo de aspirantes, que traicionando su administración de principios y de verdadero progreso, re- tiraron de la circulación dos mil millones (i), que en veintitrés años, e.-plotan- (l) Kn una carta de Jefíerson. dirigida á su amigo Alien, se leen esta? palabras. "Las colonias Vispano-amerionnas, educadas pnr el despotismo y la superstición, son incapaces, aunque se independan, de gobernarse con otro régimen, ijno el teocrático militar. Como la Luisiana y las Florida», están destinadas á ser nuestra presa natural, y á la verdad, <]uc no pueden caer en mejores manos. Guardémonos, sin embarco, de alarmarlas prematuramen- te: la Union no está todavír. cu estado de aburrarlas. Poro inspirémosle* confianza, y oiestrament' (lit¡idttnw>la%t para cajerías pieza por pieza."1—History of the Texas, by Truxton, val. 2. (-) l£n un Ensayo que publicaré, comparando, segiin los principios mas reconocidos en la ciencia, la balanzu do los valores oirculabjea en Europa y América, en estos últimos tiem-—4G— do el país privilegiado del globo, cuadruplicando su población, elevando su carácter, acrecentando su espíritu de empresa, y desarrollando al infinito la producción, le habria colocado delante de la República vecina, y cortsütuido- le la primera nación de la tierra? ¿Quién no se estasía con lo.s bosanas de nuestros Héroes, melodiosos, contó la raú.-iea del ciido, levantados des le su tumba liasla los Campos Elíseos, ce- lebrando la trasulcinn de una capital, cuya política los ¡condenó á los hierros, á las brasas, á las llamas, al cadalso, á pkalugadas, á "victimas expiatorias" a perecer de hambre, ó á esclamar bajo e>iranjero clima: ¡Ingrata patria, non habebis osa mea! "¡Ingrata patria, no tendréis mis cenizas] ¿Quién no advierte los entusiastas hurras, de lodos los patriotas, que esta tiránica ciudad ha hecho expiar en la calumnia, las prisiones, la miseria y el ostracismo, su genio, virtud y patriotismo, y IIUC desde lo íntimo de su cora- zón cebdir.in, así como Mozarl, el término de su patriótico martirio: "¡Oh Lord, my Lord, lite labor is ova l The term of probalion is run!" ¡Oh Señor, Señor, acabó mi trabajo! ¡Terminó nú prueba! ¿Quién no contempla arrobado esc inefable júbilo de nuestros desiertos, nuestros mares, nuestros rios y nuestras montañas, al solo anuncio de una nueva, por la que el Señor creará nuevos cielos y una tierra virgen, fecunda- da por el génio, con cuva infinita producción sus hijos perderán hasta la me- moria de sus miserias pasadas (I), y alcanzarán una longevidad desconocida? ¿Quién no siente hondamente conmovidas sus entrañas de hombre y de pos, con nuestra circulación y desarrollo material, demostraré, que es el cálculo mas Infi- mo por término medio. Entre tanto, para ilar una ligera ¡dea de su resultado, solo indica- ré estos datus.—"Ven/a» nacionales, calculadas á ínlirno prc'io: Venta de Querétaro, 400 milloucs: venta de la Mesilla y art. 11, 100 millones: producto de oro en California, 400 mi- llones: traspaso del privilegio Garay, ofrecido por la junta de la Lnisiana, 9 millones.—Deu- da estranjera, negativos: 100 millones pagados ó reconocidos á la Inglaterra, por 12 que prestó en efectivo: pagados á los franceses en Ulua: 600,000 pesos: 15 millones de conven- ciones diplomáticas: 20 de deuda muerta, ó española no causada por México, autorizada, como viva, en parte preferible, por el ex ministro Payno, Curia Romana, 500 mil pesos anuales.—Deuda interior, inclusa la de lista civil, negativos: 80 millones.—Contrabando, agio, peculado y despilfarro, negativos: IS milloues, anuales 10 del primero, 5 del segan- do y 3 de estos últimos.—Clases privilegiadas y desafeudadas: De 300 millones de la lista militar, ccoiiommutus 200: 80 del clero económicamente desamortizados: 40 de colo- nizarles de propietarios y baldíos á favor de los Estados.—Renta nacional: proporcional - mente aumentada por la población cuadruplicada, la paz, el orden y los capitales conserva- dos, que lia destruido la diaria guerra civil.—Rentas reproductivas: la confianza pública, la colonización, la circulación de la deuda y la reproducción de capitales habrían duplicado las rentas comunes.—Sur plus: La csplotacion de la empresa de Tehuantcpec, délas mina* del Arízona, de la l'eiitnsula de California, comunbada con la India, y otras, habria pro- ducido valores incalculables, muy superiores al de dos mil millones. ¡La imaginación mas bizarra se pierde al contemplar tan vasta perspectiva! ¡Pero estaba escrito, que la frus- trarían, las clases privilegiadas, y sobre todo, aventureros cstranjeros, y mexieauos sus agen- tes, que, hombres de nada ayer, hoy insultan con sus fortunas y millones improvisados la miseria pública y la reina nacional.....! (1) Isaías, cap 65., v. 17.cristiano, al ver reclamar osta medida, como la panacea de sus males, á esas fronteras siempre abandonadas á su suerte, siempre contrariadas en su natu- ral democrático, siempre vendidas como un rebaño, sierripre sacrificadas por el salvaje, siempre- ensangrentadas por el maquiavelismo, siempre oprimidas por el ejército, siempre arruinadas por el contrabando, y siempre devoradas por el nc]wtismo;—ñ esas fronteras privadas basta de la protección especial, que le dispensaran los mismos de déspotas España; disminuidas y desatendidas en.su representación, como lo fuera la de México en la antigua metrópoli; y gober- nadas, como Insulas Baratarías;—á esas fronteras, donde boy, los padres mal- dicen el dia, que vieran la primera luz, las madies su triste fecundidad, los jó- venes su existencia maldita, y las vírgenes y niños llevados en cautiverio, á sn Píos y á su patria;—á esas fronteras, en fin, que postradas y heridas de cien mil plagas y dolores, cual Job, su espíritu exbala su sufrimiento sin nombre con este clamor desesperado: ¿"Flectere, si nequeo Superos, Acheronta mo- veboT"! ¿Quién no escucha ese grito unánime de lodos los Estados, reducidos á es- queleto, reclamando esta reforma salvadora; como el único medio de afianzar la nacionalidad, el progreso y el lazo federal, mas que por la centralización administrativa, por el vínculo fraternal y poderoso del interés ilustrado? ¿Quién puede cerrar sus Oídos á esa invocación de los gratules patricios, no ■solo, como el único recurso que evitara á México el fatal destino de Centro América, dividido en un enjambre de republiquillas; sino como el porvenir, que acabará "el tormento de tener vivos ligados á un muerto;" como el pensamien- to regenerador, cantado asi por el poeta: "Jam nova progenies cerídit ab alto?" ¿Quién no atiende ese. voló universal de todos los mexicanos, que, desde la clase altj basta la inmensa casia desheredada, desde el magnate hasta el pro- letario, particularmente el indígena (aun el de o>ta capital y sus cercanías) mas embrutecido que cuando la conquista,—con esta inspirada, unisona aclama- ción de los cruzados: ¡Dios lo quiere! saludan esta idea, como la aurora de una era de ventura para la República? ¿Quién no se Irasporia-con la viva efusión del Anábnae, que Iras hórrido huracán, y el desbordamiento de las grandes aguas del Norte, que amenazfban raerlo ito la haz de la tierra, ve rayar rn medio de sn ciclo ul esplendoroso sol de vida, en la sustitución del raquítico, carcomido dique do las góticas instituciones; con e| do la democracia mexicana, que lija-a él ¡hasta aquí! al ' impetuoso torrente del Niágara? ¿Quién no se electriza, viendo á sus bellas hermanas Centro y Sud Améri- ca templar su lira y tejer coronas, para celebrar la providencia única, que corta la rápida vorágine, en que impelida, se precipite, la nacionalidad de México, la independencia de.. América y los deslinos de. la generosa raza del Mediodía; constituyéndole, ademas el querubin de la libertad, que con su espada de fue- ^o, hará retroceder al yankee, por haber doblado la rodilla ante el Moloc de la ambición, de la esclavitud y de la conquista? ¿Quién no se envanece, al ver á la Europa, palpitante de placer, dar cum- plidos parabienes al pueblo escogido del Nuevo Mundo, que con esta llave,abre de par en .par las puertas á sus nobles náufragos,—un snncla sanctorum i la libertad civil, á la libertad del pensamiento, á la libertad de conciencia, —un Coro al derecho eterno—un campo á la ciencia y á la industria—un de- recho de ciudad á la razón,—para obtener, por la mas grandiosa concepción de la divinidad, del hombre y de la naturaleza, la mas vasta manifestación moral hasta hoy conocida? ¿Quien no se exalta sobre si mismo con esa prestigiosa aclamación del mundo, felicitando á México por una rehabilitación, que renovándole con el alma primitiva y universal de la humanidad, con una conciencia para todos los resplandores de lo ideal, y con una voluntad, como la del deslino, para cumplir la grandeza de su misión, le hará llenar los inapeables designios de la Providencia, y la predicción de los sabios, siendo el regulador del inundo de Colon, el conductor de los continentes, el haz de la civilización oriental y occidental, y el emporio del comercio del universo? ¿Quién no so conmueve al contemplar ese estremecimiento prnfético de la humanidad doliente, que cual otro Prometeo, encadenada en Asia, Africa y Eu- ropa, por la fuerza y el maquiavelismo, y burlada su fé en América, por el individualismo yanken, que infiel á la filantrópica tradición de Wasbíngloo, aspira á dominar con su barbarie invasora, desde el Canadá hasta el Cabo de Hornos;—no agotada aun en su corazón la esperanza,. aplica á cada instante ta vista y el oido, esperando la venida de su Salvador? ¿Quién no ve, en fin, con un gozo, que ningún idioma puede esplicar, en esta medida del pueblo predestinado de la raza latino-americana, el Porve- nir, ese Salvador encarnado en el progreso, que pronunciando la "palabra" de la iniciativa del. mundo, levantando mjs alto que los Andes, la bandera de la libertad, y convocando á lus hombres de los cuatro vientos, á gozar de sus ina- gotables tesoros, obtendrá la emancipación de la raza humana, la csplotácion definitiva del globo, y la perfectibilidad social, en el apogeo di- su desarrullo?... Es, por último, inconcuso, que el soberano congreso debió ordenar á la co- misión, consultase un punto mas céntrico que Querétaro, tal como la ciudad de Aguascalientes, que consulta una proposición del señor diputado por Jalis- co, Moreno, que tuve el honor de suscribir, que Y. S. se dignó tomar en eon- siüWacion, y que en el fondo admitió la mayoría de la comi-ion. Si, como punto mas céntrico le prefiri á Querétaro, no convine con su autor, en que á la vez fuese. Aguascalientes Estado y Distrito Federal. Ilecbazo Estados re- fundidos tan grandes, como las antiguas intendencias españolas, que entrañan el feudalismo; pero no admito por eso las prefecturas del Sr. Alaman, ni los departamentos de la convención de 93, que por su insignificancia, no pueden resistir á que se entronice el despotismo. Por esto, siendo tan pequeño 896 Estado, el Distrito habría tenido, ó que absorber su soberanía, ó que cerce- narle parle de su territorio; que por corta que fuese, siempre seria bástanle para un Estado miniatura. De la misma manera, convengo con la comisión, en que la ciudad de Aguascalientes, con el rádio de una legua, s¡rW de Dis- trito Federa!; pero disiento en que, desechados los ocho meses, que consulta la proposición relacionada, no se fije ningún tiempo para verificar la tras- lación. Porque, si con tal silencio no se quiere ilusoriar la idea, si el acuerdo—49— del congreso no es nugatorio, y si debe ser una verdad la realización de esta exigencia nacional, ¿qué se pierde, fijando un tiempo proporcionado á la na- uraleza y premura de la reforma? Ademas, menos es de admitirse, "que los pueblos que pertenecen á Aguas- .•alientes se agreguen á los limítrofes que les parezca, luego que se consume esta resolución." Acéfalas estas poblaciones, incuestionablemente deben volver al Estado de Zacatecas. Disputárselas siquiera, es repetir el despojo, que de ellas le hizo Santa-Anna; es secundar el que se intenta hacerle de la hacienda de Bonanza; y la comisión, después de incurrir en un palmario conlraprinci- pio, obra, como los conservadores, desconociendo en favor de un Estado pa- triota, estas razones de nuestra lógica revolucionaria. Sabido es que el insig- ne Estado de Zacatecas, en 835, bajo el gobierno del ilustre D. Francisco García, fué el último baluarte del federalismo, y de las libelados patrias. Sa- bido es también, cpie Santa-Anna, "después de haberlo saqueado escandalosa- mente con sus mirmidones, en términos de haber provocado serias reclama- ciones en el congreso mismo de los privilegiados," le creó un enemigo en su seno, para consumar su ruina. Este fué Aguascalientes. No contando hom- bres ni elementos para figurar como Estado, los oligarcas le dieron una exis- tencia facticia, para que pudiese sostener el antagonismo con Zacatecas. Esta vida miserable y precaria, engendró, sin embargo, ambiciones y pretensiones en el nuevo Estado, particularmente en su capital. Ahora bien: todo puede concillarse. Aguascalientes tiene aspiraciones legitimes, naturales á todos los pueblos: Zacatecas merece una justa reparación: los Poderes Supremos nece-* sitan un punto céntrico para su residencia. ¿Por qué un congreso demócrata no ha de satisfacer tan legitimas exigencias, estableciendo en Aguascalientes la residencia de la ciudad federal? ¿Por qué no ha de hacer justicia á Zacatecas, devolviéndole los pueblos de que violentamente le despojó Santa-Anna, en odio á la federación? ¿Por qué con semejante medida, no ha de sustituir en esos Estados, como en toda la República, la verdadera santa alianza de la li- bertad, al divide el impera de la tiranía? Es verdad, Señor, que contra ella se dice: "que es indecoroso que la re- presentación nacional se instale bajo tiendas de campaña, donde faltarían Basta tinteros." Pero tal razón, si lo es, apenas merece el honor de refutarse. El soberano congreso comprende muy bien, que la majestad de una nación no está cifrada en artesonados palacios, preñados, por lo común, de crímenes, si- no en el patriotismo de sus ciudadanos. Así, sin elevarme hasta la Divinidad, que prefiere á todos los santuarios el corazón del justo, ni descender hasta los francos, polacos, y demás pueblos primitivos, que jamas celebraron sus con- sejos y dietas en palacios, como los do Osymandnas, solo bastará recordar: que el primer pueblo de la tierra, acaso, conserva aún hov, un respeto mas religioso por el Juego de pelota, que por el Lonvre y las Tullerías; y que no- sotros mismos, no recordamos sin emoción, el modesto recinto del congreso de Chílpancingo y de San Pedro y San Pablo, en que se instalaron lt»s Pode- res de la independencia y los legisladores de 1824. • Es verdad que se ha dicho en tono de triunfo, "siendo hijos legítimos denuestros padres, por mas que se haga, lo mismo seremos en esta capital que en cualquiera otra parte." Pero el clima, la raza, la educación, la necesidad,' el ejemplo, la influencia personal, y la esperiencia, que tanto diversifican el carácter del hombre, refutan victoriosamente esta apología de la rutina, que nos conduciría á la barbarie del Asia; solo añadiré, que es muy estañó en bo- ca de liberales este argumento chino; de él usaron los que vendieron dos ter- cios del país, y si se les ove aún, el re¡-to se perderá también. Es verdad que se asevera con igual magisterio: "solo utopistas y visiona- rios pueden pretender una traslación, que realiza esta paradoja de Rouseau: "la barbarie es preferible d la eirilizuáon " Pero ¡Santo Dios! ¡Civilización el derecho dirimí, perpetuado en el absolutismo, que sofocando el principio social, ha sacrificado así, la personalidad humana, como el Estado, al mas pronun- ciado y repugnante individualismo! ¡Barbarie el restablecimiento de ola? tra- diciones primitivas y generales de la humanidad: Libertad, Fraternidad, Ij¡ua¡~ dad, que solo pueden restituir sus titules perdidos de dignidad v grandeza, asi al hombre individual, como al colectivo! ¿De fuándo acá sufrió tal alteración la esencia de las cosas, ó el sentido común? Si lo primero, la impía explo- tación del hombre por el hombre (que levantó en esta capital grandiosos mo- numentos], es civilización, sin duda es la de los que denomina Lamartine "barbares de la civilización;" es-la de los Faraones, constructores de colosales pirámides, que según Bnsuet, "no son mas que monumentos del humano or- gullo, obras de esclavas manos, tumbas. . . ." Si lo segundo, el sel-gaver- *nement, ó el régimen del pueblo, es barbarie, sin duda es, la de los bárbaros del Norte de Europa, que providencialmente regeneraron la ciudad eterna de- gradada y corrompida; sin duda es, esa barbarie gloriosa, que fundando el go- bierno sobre este piincipio: "el mayor bien para el mayor número," y sustitu- yendo el PATRIOTISMO al individualismo, realizara la empresa de Tehuantepec, esplotara la nueva Cólqnide de la península de California, el Eldorado del Ari- zona, la porventuiosa colonización fronteriza, y abrirá nuestra Tierra de Pro- misión á todos los ensayos, á todas las utopías y atrevimientos del ingenio, elevando así á México desde el borde de la tumba en que yace, á los mas al- tos destinos humanitarios. Es verdad, "que aunque la traslación conviniese, su costo es tanto, que la hace físicamente imposible." Pero sobre parecer, si no sospechoso, inopor- tuno, tal celo por la hacienda pública, en un pais, que no es por escelencia, el de las economías; sobre requerir toda humana empresa un costo proporcio- nado á su importancia; y sobre poder cubrirse el de dicha traslación y estable- cimiento de los Supremos Poderes con la venta de los públicos edificios, que son propiedad nacional, ¿qué es cualquier sacrificio, comparado con la trasfor- macion social de México, obtenida por esta medida'!1 Es verdad,, que se presenta todavía como invulnerable Aquiles: "que aun allanados tales óbices insuperables, la traslación seria de todo punto ruinosa, porque, si Aguascalierttes es el centro matemático de la República, no lo es absolutamente de la Iglesia, del movimiento de su riqueza, del agio, y de los grandes edificios." ¿Pero se ignora, 6 se olvida, "que la Iglesia es la con-grctraeion de los líeles, regida por Cristo v sus ministros," y no por la política ile una capital? ¿Que cristiana mente deben preferirse la felicidad de ta na- ción á la vanidad, y los templas vivos á los de piedra? (1) ¿Que el pueblo solo sostiene y debo sostener á su gobierno, y que cuando el litado es absorbido por grandes, notorios esplotadores, no queda mas recurso, que bacerles ingresar en sus arcas las culpables riquezas, como lo practicaron L Hopital en Francia, Pombal en Portugal, Enrique Ifl en España, y los progresistas últimamente con Salamanca? ¿Que Aguascalientes, situado en medio de las minas, de los puer- tos, de las fronteras, de. los grandes territorios, de la administración y de los sabios que tu forman, (por esta medida) será el centro de todo progreso moral y material? ¿Que este progreso, desarrollado al infinito, elevará por manos inteligentes y libres esos monumentos colosales, esas creaciones del genio, de (pie se gloría y envanece la especie humana? Es verdad, por último, que las clases privilegiadas y su* pro-hombres, ra- (1) Para que nial intencionados uo califiquen de heterodoxo mi aserto, en un punto tan esencia] para la Iglesia mexicana, traduzco del latín los siguientes pasaje*, que lo justifican. -Antes de Jesucristo de coia el Señor, por trono y la ¿qnc lugar lado de es- el gran profeta Isaías: "El ciólo tierra la peana do mis piés: ¿mío casa es esa, quo á mi me edificareis voso es cao do mi reposo? ¡y cu quién pondré, mis ojos, sino en el pobrecit" y qui piritu, que tiembla de mis palabras?" [Cap. 66, v. J, 2.]—En los primer'« siglos de la Igle- sia, sin contar ti Tertuliano, Atcnágorns, Orígenes, Taeiano, y Teófilo, que decian: "que los cristianos so hallaban en todas partes menos en los templos,'' ó "que no se necesitaba de ello»" ["porque pertenecían á paganos''], solo citaré este pasaje de Mmucio Félix, es- critor del siglo Iít, que enérgicamente rajona así: '"Pensáis, que nosotros ocultamos el ob- jeto de nuestro culto por no tener ni altar, ni (ampio? ¿Qué imágen podríamos formarnos do I)ios, pues que, á los ojos de la razón, el.hombre es la imagen de Dios misino! ¡Qué templo le elevaré, cuando ti mundo quo formó, no puede contenerle? ¿Cómo encerraré la majestad do Dios en una casa, cuando yo. que no soy mas que un hombre, me encuentro en ella muy estrecho; jjfo valo mas dedicarle un templo en nuestro espíritu, y consagrárselo en el fondo de nuestro coraron?"—En el aiglo XII, en una Ap*l«giu dirigida ti Guiller- mo, abad de San Teodurico, cap. XI. dice San lieruardo: "Pregunto ú.cilst¡ano«, que un gentil ["Juvenat"j á gentiles: ''üicite, Pontífice», in mnrtn, i¡uid fncit AVRVM? ¡Olí vanidad do vanidades, y mas demencia quo vanidad! hi Iglesia brilla e» las pai■. »e eclipsa en los pobres. Ttevistedu oro sus piedras, y deja desnudos á sus hijos, A espensa» de los pobres, sirve a los ojos do los ricos. Kn ellas los curiosos encuentran con que delei- tarse, y los pobres no hallan con que snsUntnrse!" Y en el Sermón 77 eobre los Cántico»: —"¿Do dónde, pues, te parece, que saca el prelado tanta abundancia de cosas, e! esplen- dor de los trages, el lujo de la mesa, y tanta vajilla de plata y oro, sino do lus bienes do su Esposa, la Iglesia? Así es que, ella está pobre, miserable, desnuda, macilenta, sin aseo, sin ornato, sin sangre, porque en estos tiempos no se procqra adornar á la Esposa, siuo des- nudarla; no guardadla, sino perderla; no defenderla, sino esponerja á peligros; lio educarla, sino prostituirla; no apacentar el rebaño, sino degollarlo y devorarlo.'"—Y por último, en el siglo de la Reforma religiosa, Julián Cesaríni, cardenal Je Si. Angelo, presidente del Concilio de Basilea, y según Hosuet, "el genio inas grande de su siglo," en su célebre Ep. 1 * Engento IV, resume c-| verdadero espíritu del cristianismo en esta sola frase: "CARIOR EST CHRISTO V\A ANIMA, qua non tolum temporal» eccletia patrintonium, sed atiam calum el térra.? "¿"í mas cara á Cri»to una alma, no solo que el patrimonio tem- poral do la Iglesia, mas también quo el cielo y h tierra."dicados y concentrados cu esta capital, desde la cual han sacrificado todo á su ínteres personal, llamándose, como Luis XIV, "el Estado," osaran decir: que tal medida, vista bajo todas sus face?, es el colmo del absurdo y la anuncia de lodo buen sentiilo: mas, que es una quimera descabellada é irrealizable. Pero, si V. S., como ya comenzó á hacerlo, desoye la voz de espúreos inte- reses, y remueve con mano Inerte calculados obstáculos, á la vez que frustra- rá la terrible manifestación del derecho providencial, decretará la resurrección de México, dictando esta reforma eminentemente salvadora, bajo todos aspectos. Ella es conveniente. La Federación no estará, como se pretende, tan des- airadamente alojada en Aguascalientes. Esta capital, que en lo sucesivo de- berá denominarse: "Ciudad Hidalgo," en honor del padre de la independen- cia, sobre estar situada en uu punto matemáticamente céntrico, entre los Es- tados del Norte y del Sur, el mas á propósito para el gobierno político de la nación, y gozar de un cscelente clima, es una hermosa ciudad de mediana estension, que reúne cuantas ventajas pudieran apetecerse, para la residencia en su seno de los supremos poderes. Ademas, como debe suponerse, y estov informado, adopta esta disposición con entusiasmo.—Es justa. La comisión, por uu sistema de justificación, que tanto la honra, ha devuelto á todos los Estados los terrenos que les quitó Santa-Anua, ó titidó de conveniencia pú- blica. ¿Por qué, pues, consecuente con ese mismo espíritu de justificación, no ha devuelto al Estado de Zacatecas los pueblos que Santa-Auna le arreba- tó, para entronizar el despotismo?—Es política. En el dualismo de la liber- tad y el despotismo, que ha presidido á México, como al inundo, una vez ad- mitido este últiu o, naturalmente debió admitirse para su desarrollo, la capital que lo representaba. Pero esta política con su autor Alaman descendió á la tumba; y por mas que este cadáver se someta hoy á la compresiva máquina /del poder arbitrario, para que galvanizado, despida una sola centella de vida, no es dado al hombre resucitar á los muertos. Las ideas tienen una lógica do acero: imperando hoy el principio antípoda, la libertad, esa misma lógica exige, que sea el centro político de su desarrollo, una capital que la repre- sente. ¿Y quién puede representarla mejor, que una ciudad del Estado, víc- tima de la política colonial de México, heredero de las tradiciones de la clá- sica escuela progresista del 33, y custodio de la sana política inspirada por García, Gómez Parias, Sánchez, Prisciliano, González Cosío y otros ilustres va- rones, sacrificados por los moderado-conservadores?—Es, por último, nacional. La nación, que fuera el capitolio del universo, donde quiera que hoy tienda la vista en torno suyo, no ve mas que un vasto cementerio, y al espíritu cen- tral de México, sentado en medio, como el genio de las ruinas..... Y los que desde aquí estoicamente le contemplan, que acaso han contribuido á for- marlo, desarrollando el gran sistema de esplotacion de la dictadora ciudad; y que aun así quieren que el país, como el ebrio de la Biblia, "coma lo <¡ue vomitó:" ¿Deben sorprenderse de que Aguascalientes, como todos los pue- blos de la hepúbliea, abriguen el natural deseo de resucitar, para entrar en la carrera tlel siglo y del progreso? Es, pues, Señor, demostrado hasta la evidencia, que la traslación de "los supremos poderes de la Union á Aguascalientes, la reclaman imperiosamente,el tiempo, los sábios, los pueblos, México, la América, el mimilo, la liumani- ddd, el porvenir: que el soberano congreso constituyente está en su derecho al decretarla, debiendo hacerlo cuanto antes: y que solo ella, entronizando de una manera estable en la mencionada ciudad, el IMPERIO DE LA LEY, im- posible en esta capital, realizará la espectacion universal. Es asimismo de- mostrado, que una repulsa será la gola, que hará rebosar la copa del sufri- miento de los Estados, y de su indignación contra el "Ai-imanes," como lla- man á una capital, que creen maquiavélicamente los anarquiza y ensangrienta, para dominarlos: que en su desesperación, invocando el pacto social, con e¡.ta fórmula de Ocónell: "El hombre, reducido d la última estremidad, aprovecha la ocasión de Dios" acaso se reproducirá la escena de Guatemala, ó la de las provincias aztecas contra Moctezuma; y que de ahí, inevitablemente, se segui- rá la disolución social, y la pérdida de la independencia. Es demostrado, finalmente, que si esta capital, en mas de tres centurias y inedia, cuando tino á su disposición todos sus naturales recursos y los cuantiosos préstamos del estranjero; cuando repartió en ¡jolas de anua entre los moderados y conserva- dores los millones de las ventas de Qucrétaro y la Mesilla; y cuando por me- dio de ellos, prometió solemnemente "resarcir con usura, con grandes, radi- cales reformas los males de la paz," nada hizo, mas que frustrar esas santas promesas, hechas por el corazón en medio del infortunio,—hoy el pais, nada debe esperar de esta metrópoli, por lo visto, incorregible; ni de la fé púnica de sus estadistas, que constantemente lo han burlado,—hoy, sobre lodo, que liene que salvar el único tesoro que nos resta. La nación, como el que habla, tienen una le profunda, en que esta refor- ma cerrará para siempre el templo de Jano, y que desarrollando aquella, á la sombra de la paz, su gigantesca naturaleza física y moral, se elevará al apogeo de grandeza y prosperidad á que le llama la Providencia. Y si bien están penetrados, de que acaso habria convenido mas, imitar, al constituirse, el fe- liz ejemplo de las naciones-modelo Inglaterra y los Estados-Unidos de Amé- rica, estableciendo sobre nuestra Carta magna, ó carta primitiva de 1824, las reformas del siglo; ó que si se deseaba inventar un pacto fundamental, no hubiese sido bajo el dominio del sable, sino bajo la egida del pueblo;—creen, sin embargo, que cualquiera que sea el destino reservado á vuestra obra,— este solo PENSAMIENTO colosal, realizado, estrella polar, que guiará nues- tra combatida nave del Estado por la senda de la razón, de la moral y del derecho, y preservándole de los escollos y contravientos de los partidos, le hará tocar el suspirado puerto del progreso,—este punto de apoyo dado al Arquímides del pueblo; este Mesias de todos esperado, como la única salva- ción de la República; este fiat, ch fin, vital, fecundo, regenerador,—inicia- tiva de la reforma y personificación del porvenir,—os hará acreedor á la gra- titud de la patria y á las bendiciones de la posteridad. Por tanto, con el debido acatamiento, pido á V. S., se digne aprobar las- proposiciones siguientes: 1.a La ciudad de Aguascalientes, bajo la denominación de ciudad Hidal- go, con el radio de una legua, es el punto de residencia de los supremos po- deres de la federación.i —54— 2. ' La traslación de estos supremos |ioi!eres se verificará dentro de seis meses, celebrándose su instalación en la espesada ciudad, ei ide Julio del año próximo de I 8,">7. 3. a Los domas pueblos, que se quitaron al Estado de Zacatecas para for- mar el de A