mmuín riü COLECCION DE TODOS LOS DOCUMENTOS REFERENCIA. PUBLICACION OFICIAL.. FEBRERO DE 185G. BUENOS-AIRES- Imwuwia pe "El Orden," Piedad 76. DE SUDOCUMENTOS OFICIALES. Buenos-Aires, Octubre 22 de 1855. vlZ Ciudadano Representante D. Juan B. Peña. S. E. el Sr. Gobernador ha encargado espe- cialmente al infrascripto el dirijirse á V. para ma- nifestarle, que reputa llegada la opoi'tunidad de realizar el pensamiento que hace algún tiempo abriga, de despachar una Comisión Especial cerca del Gobierno de la Confederación. Los tratados de 20 de Diciembre y de 8 de Enero últimos, exijen urjentemente ser comple- mentados por medio de arreglos y estipulaciones especiales; y es, por otra parte, indispensable que Buenos Aires inicie noblemente la saludable apro- ximación de las dos fracciones en que hoy está di- vidida ia República, procurando entenderse al efecto con aquel Gobierno, acerca de puntos que afectan intensamente á intereses primordiales de la comunidad arj entina. Adoptada aquella resolución, S. E. no ha tre- pidado en confiar aquel delicado encargo al celo deV., y como le asisten fuertes motivos para no dudar de que está V. dispuesto á prestar á su país este nuevo servicio, ha ordenado al abajo firmado se an- ticipe á remitirle, como tiene el honor de hacerlo, las competentes instrucciones, juntamente con la nota respectiva, dirijida al Sr. Ministro de Rela- ciones Exteriores de la Confederación. Tiene igualmente órden el abajo firmado de manifestar francamente á V., que S. E. al fijar, co- mo lo verifica, en 900 $ metálicos el sueldo mensual de V,, y en 300 la cantidad destinada para tocia clase de gastos, lo hace teniendo presente que V. no estrañará lo reducido de esas asignaciones, espe- cialmente de la última ; pues V. conoce perfecta- mente las grandes y numerosas atenciones que so- bre el tesoro gravitan. Para viático se pondrá á disposición de V. la suma que fuese necesaria. Al cumplir las órdenes referidas, se permite el abajo firmado felicitar á V. por la alta confianza que ha sabido merecer, como felicita anticipada- mente al país, por los benéficos resultados que su patriotismo y su intelijencia le prometen. Dios guarde á V. muchos años. Valentín Alsina. Ministerio de Reía- } ciones Esteriores. \ Buenos Aires, Octubre 22 de 185 A S. E. el Sr. Ministro de Relaciones Esteriores de la Confederación. El Exmo. Sr. Gobernador de este Estado juz- ga ser ya tiempo de realizar el pensamiento de con- certar algunas estipulaciones, ya necesarias ó 37a convenientes, que complementen las contenidas en los tratados de Diciembre y Enero últimos, cele- brados entre este y ese Gobierno; al mismo tiem- po que de procurar el arreglo de puntos de alta importancia para el presente y el futuro de la Re- pública Argentina. El mejor arbitrio adoptable para la consecu- ción de esos útiles objetos, parece ser el constituir cerca del Gobierno de V. E. un Comisionado con aquel encargo especial; y ha recaído el nombra- miento en el ciudadano Diputado D. Juan Bautis- ta Peña, cuyas patrióticas y notorias calidades, no duda el infrascripto Ministro Secretario de Rela- ciones Esteriores, serán agradables al Gobierno de la Confederación, y el cual tendrá el honor de po- ner la presente credencial en manos de V. E. El infrascripto espera, pues, que V. E. se ser- virá escucharle con benevolencia, y darle entera fé en todo lo que de palabra ó por escrito le espu- siere á nombre del Gobierno del Estado de Buenos Aires; y particularmente cuando le asegure la sin- ceridad de los votos que aquel forma por la unión y grandeza de la Repiíblica Argentina. Dios guarde á V. E. muchos años. Valentín Alsina. Instrucciones que deberán servir al Comisiona- do del Gobierno del Estado de Buenos Aires cerca del *de la confederacion. Aunque el encargo que se confia á la inteli- jencia del Sr. Comisionado abraza varios objetos,importa que aparezca que el primero es arreglar algunas diposiciones que complementen las consig- nadas en el tratado de 8 de Enero último; y en este sentido será redactada la nota de este minis- terio al de R. E. de la Confederación. La razón de este proceder es, no solo que en casos tales, es siempre prudente empezar por lo mas sencillo, sino también, y principalmente, por que el tratar y conferenciar sobre aquel punto, antes que sobre los demás, dará naturalmente ocasión al Comisio- nado para poder transcender y conocer el grado de buena fé que haya en los miembros de aquel Gobierno, su mayor ó menor disposición hácia el arreglo de las cuestiones nacionales, y hácia la po- lítica de concesiones y deferencias mutuas : cuyos conocimientos le servirán mucho para saber mejor conducirse después, cuando llegne el caso de pa- sar á tratar dichas cuestiones. Esto supuesto, el Comisionado empezará en- tregando la indicada nota al Ministro de R. E. y no á otro. Se advierte esto, á causa de que exis- te allí el sistema de que las notas del Gobierno de Buenos Aires dirijidas á dicho Ministro, se pasan y se responden por el del Interior. Esta pueril parodia de Rosas, que estudiosamente solo en la parte Interior de sus Mensages hablaba de los ne- gocios del Paraguay, porque miraba á éste como á provincia argentina disidente, es injustificable en el dia, desde que por el tratado de 50 de Diciem- bre de 1854, se reconoció en Buenos Aires el ple- no ejercicio de su soberania externa. Sin embar- go : dificultades de este jónero, nacidas del orgu- llo ó de la malevolencia, no deben embarazar al Comisionado, ni desviarle del útil objeto de su en- cargo, encaminado al bien de Buenos Aires, á la par que al bien de la Confederación. Por consi- guiente : si se intentase observar para con él aque- lla práctica, él, sin perjuicio de procurar que sea modificada, debe—como lo hace el Gobierno de Buenos Aires—seguir impasible dirijiéndose y en- tendiéndose esclusivamente con el Ministro de R. E., aunque las notas ó respuestas que á él se le di- rijan, le vengan por conducto del del Interior. De este modo, y mientras no se arribe á un acuerdo sobre ese proceder irregular y productor de noci- vas demoras, no se paralizará la marcha de la Co- misión, ni ne contrariará la práctica de aquel Go- bierno, pues cada una de las dos partes, seguirá observando la suya. Por si acerca del reconocimiento del carácter del Comisionado se quisiera suscitar allí alguna di- ficultad, ya en la sustancia, ya en la forma, se le pasarán copias de lo relativo al reconocimiento que en 21 de Julio último se hizo aqui del Señor Gowland (y se advierte, por lo $ue pueda conve- nir, que la nota de este Gobierno avisando al de la Confederación aquel reconocimiento, no ha mere- cido la civilidad ni de un mero acuse de recibo). Observará el Sr. Comisionado que no es aplicable á él lo que este Gobierno dijo respecto del Sr. Gowland; porque el carácter y objeto de éste, son de protección mercantil esclusivamente, al paso que los del Sr. Comisionado son principalmente políticos. El Comisionado, una vez reconocido, entrará en el desempeño de sus funciones, procurando las respectivas conferencias verbales, antes de formu- lar nada por escrito, á fin de ponerse asi de acuer- do previamente, y de evitar por consiguiente pos- teriores discusiones y repulsas. Tres son los puntos principales comprendidos en su encargo, aunque, como se ha indicado, dos deellos no sean para tratarse en forma inmediata- mente. 1. ° Estipulaciones del tratado de 8 de Enero. El artículo 1. ° de este tratado comprende dos partes, que pueden ser de muchas consecuen- cias y aplicaciones. Una es la en que ambos Gobiernos se obligan á no consentir desmembración alguna del territorio nacional. Parece que esta estipulación dá á Bue- nos Aires algún derecho para conocer lo que haya respecto del tratado con el Paraguay, en el cual se desmembraba el dicho territorio. Se cree que por ello ese tratado es, ha sido, ó será repelido por la Confederación. El Comisionado procurará, pues, tomar conocimiento de este negocio, y que en su decisión se de á Buenos Aires alguna parte. Ha- rá valer al efecto, ademas de aquel derecho de Buenos Aires, la conveniencia que hay para la Confederacicn en que cualquier decisión, aparezca revestida con el mayor apoyo moral posible. Ha- rá valer también la importancia de que—como se dirá mas adelante—en todo lo concerniente á Re- laciones Esteriores, no se sienta sino una sola voz y acción por parte de las dos porciones en que hoy se halla dividida la República Argentina. La otra parte del dicho artículo 1. ° , impone á ambos Gobiernos la obligación de ponerse de acuerdo inmediatamente que un peligro esterior comprometa algún derecho de la soberanía nacio- nal. Este punto es delicado y demanda esplica- .ciones. A juicio de Buenos Aires, y según su doctri- na, derivada de su ley, fecha 18 de Octubre de 1852, se comprometería un derecho de la sobera- nía nacional, si una fuerza naval estraugera entra- se, ó pretendiese entrar al Paraná, sin permiso de los dueños de este rio: sin que esto sea decir que Buenos Aires se oponga, ni tenga interés-en opo- nerse, á que entren buques de guerra sueltos; pues aqui se habla solamente de buques de guerra reunidos, constituyendo armamentos navales, es- cuadras, flotillas, resuponen esa subsistencia. Podría aprovecharse a ocasión del primer acuerdo que por escrito se celebrase, por insignificaute que él fuese, para es- tampar eu su preámbulo el coucepto indicado. 2. ° Relaciones Exteriores. La irregularidad en que se hallan las de la República Arjeutina es palpable, ó mas bien, ella no está representada en el exterior. Este mal se ha agravado con el nombramiento que ha hecho la Confederación de varios Ministros diplomáticos. Buenos Aires ha podido hacer otro tanto : pero en obsequio del bien jeneral, ha tenido la cordura de abstenerse, y se ha limitado á nombrar en Europa meros ajentes confidenciales, y eso en número de dos solamente. El Comisionado deberá llamar la atención, y hacer valer esta conducta. Si Buenos Aires hubiese imitado á la Confederación, habría producido en Europa el descrédito y el ridículo de la nación Arjentina. ¿ Qué papel harían en una cor- te Europea dos representantes de las dos fraccio- nes, en que hoy se halla dividida la República, cuando ambas profesan el principio de que, de de- recho, siguen componiendo una sola nación ? En Europa, donde no saben ó no se entienden nues- tras cosas y sucesos, dos Ministros, hubieran apa- recido como representantes de dos intereses riva- les, ó distintos por lo ménos ; pues de lo contrario, no podrian concebir aquellos gobiernos porqué no era uno solo. Tan firme ha sido Buenos Aires en su sistema de no aumentar dificultades para cuando llegue el dia de obrarse la reconstrucción nacional, que hov misino se ha negado por dos veces su Gobierno á las iutancias del Encargado de Negocios de S. M. — 17 — F. para que se adhiera á un tratado de amistad, comercio y navegación que ha concluido con la Confederación. Se ha negado porque si adhiere á él, introduciendo en él,- como es probable, algunas modificaciones, resultaría obligada la nación de dos modos distintos para con un solo gobierno estran- jero; y cuando llegára el caso de que ambas frac- ciones compusieran, de hecho, un solo todo % cómo se entenderían esos dos tratados ? ¿ cuál de ellos seria el que obligase á toda la nación á la vez ? Entretanto: Buenos Aires no puede ni debe continuar de este modo indefinidamente : es pre- ciso que él también sea representado en Europa; que él se haga oir y sentir allí. En tal estado de cosas, y para conciliario to- do, crée el Gobierno de Buenos Aires—y esta es su doctrina—que, mientras no se reconstruya la nacionalidad, debe al ménos procurarse que, en el exterior, sean una sola la acción y los principios de la República. Pero en el caso—que no espera y que desea vivamente no llegue—de que esta sea- sata idea fuese repelida, se forzaría á Buenos Ai- res á aceptar la posición que esa repulsa le haria, y en consecuencia, obraria por sí solo. Así pues: el Comisionado, haciendo valer el todo de estas consideraciones, procurará se acepte como un principio necesario de la actual situación provisoria de la República, la conveniencia de la unidad de su representación y acción esternas. Ahora: en cuanto al modo de realizar esto, el Comisionado procurará primero inquirir el sen- tir de aquel Gobierno; y según fuese este, ó en caso de que ninguno fuese, podrá manifestar, no precisamente como proposición determinada de su Gobierno, sino como mera opinión, los dos tempe- ramentos siguientes: 3 é— 18 — O bien dar la dirección de las Relaciones Ex- teriores de toda la República á cualquiera de loa dos Gobiernos, el cual sin embargo no podría con- cluir nada que impusiera obligaciones, sin prévio conocimiento y acuerdo del otro, siendo por mitad los gastos y costos que trajesen la oficina de Rela- ciones Exteriores y las Legaciones: O bien continuar cada Gobierno costeando y dirijiendo las suyas, pero por medio de unos mis- mos, Enviados. En este caso, seria preciso : 1. ° Que antes de hacer Buenos Aires el nombramien- to en los mismos individuos que están hoy nom- brados por la Confederación, y antes de darles las respectivas instrucciones, se comunicasen á su Go- bierno las que se hayan dado á aquellos, y se mo- dificasen en lo que ellas puedan acaso tener de in- conveniente para Buenos Aires, á fin de uniformar unas y otras ; pues un Enviado con instrucciones opuestas ó diversas de dos Gobiernos, seria una monstruosidad: 2. ° Que acerca de todo nombra- ra iento ulterior, como acerca de las respectivas instrucciones, se pusieran previamente de acuerdo ambos Gobiernos : y 3. ° Que también se pusieran de acuerdo acerca de los principios jenerales ó sis- tema de política exterior que mas convenga á la República Arjentina. Observará el Sr. Comisionado que estas ideas no son definitivas: son^meramente proyectos, su- jetos á detenida meditación. 3. ° Reorganización jVacional. Con motivo de tratar los dos puntos que que- dan espresados, el Comisionado habrá tenido pro- bablemente ocasión de observar las tendencias, buena fó y disposiciones reales de aquel Gobierno ; — 19 — lo cual podrá ilustrar al de Buenos Aires acerca del número y carácter de los obstáculos que se presentarán después para arribar á la reorganiza- ción nacional. Sobre los mejores medios de operarla, cree el Gobierno que en niuguna de las do3 partes hay todavia pensamientos fijos. La materia es muy ár- dua, y la circunspección muy necesaria. Por lo mismo, el Comisionado se ceñirá por ahora á oir y trasmitir lo3 pensamientos ó arbitrios que pudiera manifestar aquel Gobierno : á escudriñar sus miras sobre los dos puntos primordiales de capitaliza- ción y de rentas nacionales, especialmente las de aduana: en fin, á cambiar ideas y consideraciones jenerales. A este respecto, cuidará de persuadir de la sin- ceridad de los deseos que animan á Buenos Aires de llegar á un acomodamiento racional. Cree su Gobierno que miras esclusivas ó egoistas, preten- siones tirantes de cualquiera de ambas partes, ha- rían totalmente imposible la obra. De consiguien- te : sostendrá el Comisionado la necesidad de adoptarse de buena fé el sistema de las concesiones y deferencias mútuas. Manifestará igualmente que las disposiciones contenidas en las Constituciones que ambas frac- ciones se han dado, no pueden presentar, á juicio del Gobierno de Buenos Aires, un obstáculo insu- perable, desde que esas Constituciones pueden y deben reformarse en el sentido que lo demande el interés nacional. A este respecto ha sido previso- ra la de Buenos Aires. Hay una dificultad ó punto especial hácia el cual llama el infrascripto la atención del Sr. Co- misionado. Tal es el del abono de toda deuda in- terior ó esterior que, en, este intermedio de se-— 20 — paracion, haya contraído ó contrajere la Confede- ración. Suponiendo que esta reaJice ahora un emprés- tito estrangero ¿cómo se entenderá su abono cuan- do se verifique la reconstrucción nacional? ¿Se- guirá de cuenta y cargo de solo aquella fracción de la nación que lo contrajo? ¿Mas como se reali- za esto? Obrada la reconstrucción nacional ¿cuál será la parte de rentas que podrá decirse corres- ponder, esto es, ser sufragada, por solo esa frac- ción? ¿Cómo podrá saberse cual sea, cuando el tesoro nacional, compuesto del producto de tier- ras, aduanas, teriores. ) Buenos Aires Octubre 31 de 1855. A S. S. el Sr. Ministro de Relaciones Esteriores de la Confederación Argentina. El abajo firmado, Ministro Secretario en el Departamento de Gobierno y Relaciones Esterio- res del Estado de Buenos Aires, ha tenido el ho- nor de recibir una nota de S. E. el Señor Minis- tro del Interior de la Confederación Arjentina, fecha 10 del actual, remisiva de uua copia do la — 88 — en que el Congreso Federal de dicha Confederación ha hecho manifestación de sus principios de Na- cionalidad, y de sus votos por la reincorporación de este Estado á la Comuuion Política de las Pro- vincias Argentinas; y en cuya nota, S. E. el Sr. Ministro se sirve espresar sentimientos que el Gobierno del Estado tiene en muy distinguido aprecio. El abajo firmado se complace de poder asegu- rarlo así á V. E., para que tenga á bien elevarlo al conocimiento de S. E. el Sr. Presidente; como de agregarle también que, los votos emitidos por el Congreso de la Confederación Argentina, relati- vamente á la Nacionalidad y á la reincorporación del Estado de Buenos Aires, son los mismos que siempre ha formado este. Mas, en cnanto al modo ó medios de arribar á este grande objeto, el Gobierno cree escusado entrar en esta nota, en las largas esplicaciones que serían necesarias, puesto que ya ha nombrado al Comisionado que debe acercarse al Gobierno de V. E.; y le ha dado las instrucciones que ha juz- gado competentes. Es en virtud de estas consideraciones, que el abajo firmado ha recibido encargo de S. E. el Sr. Gobernador del Estado, para remitirse en respues- ta á lo que el Sr. Comisionado tendrá el honor de esponer; y entre tanto, complácese el abajo firma- do en renovar á V. E. las distinguidas segurida- des de su mayor consideración y aprecio. Valentín Alsina. I— 32 — colmados ampliamente sus deseos. Entonces tam- bién la Provincia segregada alejaria de su glorio- so renombre todo reproche, salvando su antiguo esplendor sobre la fé de sus pactos nacionales, siempre y ahora mismo por ella con entusiasmo proclamados. El Congreso ha acordado diríjirse á V. E. re- comendándole que mande publicar oficialmente esta manifestación, pudiendo también hacer de ella el uso que la prudencia y su patriotismo le sujieran dentro de la esfera de sus atribuciones. Dios guarde á V. E. muchos años. Sala de Sesiones del Congreso, en el Paraná á 28 de Setiembre de 1855. Jóse Benito Gkaíía. Daniel Araoz, Diputado Secretario. Es copia— Eustbio Ocampo. Ministerio de Gobier- no y Relaciones Es- teriores. Buenos Aires Octubre 31 de 1855. A S. S. el Sr. Ministro de Relaciones Estertores de la Confederación Argentina. El abajo firmado, Ministro Secretario en el Departamento de Gobierno y Relaciones Esterio- res del Estado de Buenos Aires, ha tenido el ho- nor de recibir una nota de S. E. el Señor Minis- tro del Interior de la Confederación Arjentina, fecha 10 del actual, remisiva de ama copia de la — as- en que el Congreso Federal de dicha Confederación ha hecho manifestación de sus principios de Na- cionalidad, y de sus votos por la reincorporación de este Estado á la Comunión Política de las Pro- vincias Argentinas; y en cuya nota, S. E. el Sr. Ministro se sirve espresar sentimientos que el Gobierno del Estado tiene en muy distinguido aprecio. El abajo firmado se complace de poder asegu- rarlo así á V. E., para que tenga á bien elevarlo al conocimiento de S. E. el Sr. Presidente; como de agregarle también que, los votos emitidos por el Congreso de la Confederación Argentina, relati- vamente á la Nacionalidad y á la reincorporación del Estado de Buenos Aires, son los mismos qué siempre ha formado este. Mas, en cuanto al modo ó medios de arribar A este grande objeto, el Gobierno cree escusado entrar en esta nota, en las largas esplicaciones que señan necesarias, puesto que ya ha nombrado al Comisionado que debe acercarse al Gobierno de V. E.; y le ha dado las instrucciones que ha juz- gado competentes. Es en virtud de estas consideraciones, que el abajo firmado ha recibido encargo de S. E. el Sr. Gobernador del Estado, para remitirse en respues- ta á lo que el Sr. Comisionado tendrá el honor de esponer; y entre tanto, complácese el abajo firma- do en renovar á V. E. las distinguidas segurida- des de su mayor consideración y aprecio. Valentín Alsina. I— 94 — Ministerio de Gobier- no y Relaciones Es- tenores. Buenos Aires, Noviembre 6 de 1855. Al Ciudadano Representante D. Juan Bautista JPefla, nombrado en misión especial cerca del Gobierno de la Confederación Arjentina. El abajo firmado, Ministro Secretario de Go- bierno y Relaciones Exteriores, tiene encargo espe- cial de S. E. el Sr. Gobernador del Estado para dirijirse á S. S. acompañándole copia autorizada de la nota fecha 10 del próximo pasado Octubre, del Sr. Ministro del Interior de la Confederación Ar- jentina ; y de la nota relativa del Congreso de es- ta, haciendo manifestación de sus principios de na- cionalidad respecto al Estado de Buenos Aires. S. S. verá por esas copias las ideas que anti- cipa el Gobierno de aquella, en disconformidad tai vez con el espíritu y las miras de la declaración del Congreso á que el Dr. Derqui se refiere. Tam- bién observará en la breve respuesta del Gobierno del Estado, que es así mismo adjunta en copia, que este, esquivando, en obsequio del grande objeto que tiene en vista, el entrar desde el principio en ingratas discusiones, que siendo por escrito, po- drían prolongarse demasiado, sin conducir jamás á un resultado satisfactorio y pronto, se ha limitado á conceptos jenerales, remitiéndose en lo demás á lo que el Comisionado espondrá con arreglo á las instrucciones de que ha sido munido. El Gobierno ha visto con estrañeza ciertos conceptos del Dr. Derqui: los halla muy distan- tes de las ideas que, á su juicio, deben prevalecer en «te negocio, y las cuales, como ya lo ha niani- -r. 55 — festado en las Instrucciones estendidasr deben ser las de concesiones y deferencias recíprocas, consi- derándose ambas partes bajo el pié de entera igualdad, y sin que sea dado á ninguna de ellas empezar por establecer exijencias inflexibles ó in- declinables, que solo pueden conducir á hacer to- talmente imposible un acomodamiento. Aquí se trata de transar diferencias entre hermanos; y to- da transacion importa el mútuo sacrificio de pre> tensiones exajeradas y de derechos dudosos. Buenos Aires, se siente fuerte por sí solo, y de ningún modo en las condiciones del vencido. El ha iniciado la idea de la amigable aproximación de ambos Gobiernos, y lo ha hecho, no por su bien so- lamente, sino por el de toda la nación á que perte- nece. El ha querido conferenciar y hallar los mo- dos y medios de entenderse con sus hermanos, pero no capitular. Por lo mismo, y en vista de aquella estraña nota, habria estado en su derecho miran- do como inexistente en aquel Gobierno la efectiva voluntad de un arreglo amistoso ; repeliendo seca- mente semejante intimación ; contraordenando el envió de la Comisión ; y acudiendo con confianza al juicio imparcial de las Provincias hermanas. Pero por lo mismo que Buenos Aires no se halla, según es notorio, en estado de sufrir que se le quiera dictar la ley, y que su moderación no puede ser equivocada con la debilidad, por lo mis- mo, debe, firme en su propósito, llevar adelante su espontánea resolución, anunciada con tant.i antici- pación como publicidad : mucho mas cuando quie- re lisonjearse con la creencia de que los errores que en su concepto encierra la nota precitada, proven- gan únicamente de no haberse meditado bastante esta complicada materia, y de que puede esperarse, por.tanto, que ellos no serán sostenidos.— 56 - Buenos Airea quiere, además, hacer publica- mente práctica la sinceridad de su disposición,>á no omitir esfuerzo alguno, para arribar al objeto que es altamente reclamado por los grandes inte- reses nacionales; y que, para ello, debe hacerse superior á las contrariedades que asoman, á fin de que, si la desgracia quisiese que todo3 sus conatos sean infructuosos, quede al menos perfectamente conocido é innegable, que él llenó leal mente sus deberes, y que no le es imputable en modo alguno tan deplorable resultado. En virtud de todo lo espuesto, el Gobierno, tan lejos de desistir de su propósito, juzga, por el contrario, que hoy es mas urgente que nunca el llevarlo á ejecución ; y para ello invita á S. S. á allanar toda dificultad que se oponga á su mas pronta salida; encargándosele que mire como una ampliación de las idea3 contenidas en las instruc- ciones, las que quedan consignadas en la presente nota. El abajo firmado saluda atentamente á S. S. con tal motivo. Valentín Alsina. Paraná, Diciembre 2 de 1855. Al Señor Ministro de Gobierno y Relaci/mes Ex- teriores Dr. D. Valentín Alsina. La Comisión del Gobierno de Buenos Aires llegó á esta Ciudad el 25 del pasado sin novedad alguna. Ella ha sido muy bien recibida, tanto por el Presidente de la Confederación, como por lo3 demás miembros del Gobierno Confederado. — 37 — Después de su llegada, solo ha permanecido q1 Presidente en esta ciudad tres dias. En todos ellos he tenido con él largas conferencias y espli- caciones, con relación á los negocios que me han sido encargados por mi Gobierno. El Presidente marchó para su estancia el 29, desentendiéndose de tomar parte en la negociación iniciada por el Gobierno de Buenos Aires, y refi- riéndose solamente á lo que pudiere arreglarse con los Ministros del Interior y de Hacienda, nombra- dos por el Gobierno Confederado, para tratar sobre todos los negocios que abraza la Comisión de que he sido encargado. Apesar de la frialdad manifestada por el Pre- sidente, en un negocio tan grave, y sobre el cual habia antes mostrado los mas vivos deseos de que se llevase á efecto, no he considerado acertado suspender ni demorar las diligencias conducentes al desempeño de mi comisión, mucho menos des- pués que el de la Confederación, ha nombrado los Ministros que deben entenderse con el Comi- sionado de Buenos Aires. En consecuencia, ya se ha dado principio á las conferencias esplicativas y preparatorias, y co- mo al empezarse están, el Vice-Presidente y el Ministro de Relaciones Esteriores, mostrasen al- gún deseo de tomar parte en ellas, apesar de no tener ninguna posición oficial para este caso, ho acojido la ocasión de manifestarles que, por mi j^irte, no habia en ello la menor dificultad; que antes por el contrario me seria muy satisfactorio el tratar de este negocio con la mayor franqueza posible, esperando que la reunión de mayor núme- ro de inteligencias, podría contribuir al mejor éxi- to de la negociación que me habia sido encargada por el Gobierno de mi pais: añadí también que al— 86 — tratar de negocios de utilidad general para todos los pueblos Argentinos, el Comisionado no podia mirar en las personas del Ejecutivo confederado, sino ciudadanos tan interesados como él en el bien común de ambos Estados, en cuyo espíritu ha ini- ciado también esta negociación el Gobierno de Buenos Aires. Después de estas y otras esplicaciones análo- gas que seria largo detallar, se dió principio á cam- biar ideas «¡obre algunos de los puntos comprendi- dos en las instrucciones para la negociación, si- guiéndose el órden que llevaban mis apuntes pre- paratorios, y que se aceptó sin dificultad. No es aun llegado el caso de aventurar opi- nión alguna sobre el resultado probable del todo ó parte de la negociación, mucho menos de poner en conocimiento del Gobierno algunas circunstan- cias que por otra ocasión me propongo transmitir- Pienso que dentro de seis ú ocho dias hemos de empezar á tratar oficialmente sobre aquellos puntos en que sea posible arribar al arreglo de es- tipulaciones formales. Desde luego, lo mas difícil será cuanto hace referencia á relaciones exteriores y organización nacional. Es, en mi concepto, de toda necesidad guar- dar reserva en estos negocios, porque de las diver- sas conferencias que he tenido con el Vice-Presi- dente y sus ministros, deduzco que aquí se saben muchas particularidades que convendria se ignora- sen, siendo lo peor que las mas de ellas llegan al- teradas y desfiguradas con tendencia á irritar los ánimos y avivar discordias que seria conveniente apagar por todos los medios posibles. Hasta este momento no ha llegado á este Go- bierno ninguna comunicación del Obispo de Bue- nos Aires, y soy de parecer que si se dirige á las — 39 — autoridades eclesiásticas de su antigua Diócesis con cualquier motivo, especialmente en cosa que impli- que ejercicio de jurisdicción espiritual ó temporal, hará muy mal efecto si no se anticipa su conoci- miento á este Gobierno. Dios guarde al Sr. Ministro muchos años. Juan Bautista Peña. Paraná, Diciembre 12 de 1855. Al Sr. Ministro de Gobierno y Relaciones -Exte- riores, Dr. D. Valentín Alsina. Ayer hemos tenido la primera conferencia Oficial en la que se han protocolizado á grandes rasgos los diversos asuntos que se han discutido entre los Comisionados de ambos Gobiernos. Sucesivamente continuarán las Conferencias y se levantarán los protocolos respectivos como se ha hecho en la primera vez. Los dos puntos capitales de Organización Na- cional y Relaciones Exteriores, ván á presentar, á mi modo de comprender, dificultades que me pare- cen insoluoles. Algunas dudas han nacido ya que serán con- sultadas oportunamente, esto es cuando se conoz- can todas las que pueden surjir de las discusiones que se tengan á fin de que reunidas pueda dar su conjunto, los conocimientos que necesita el Gobier- no para formar su juicio. Cuando la negociación llegue á cierta altura daré cuenta por escrito de todo aquello que pueda transmitirse oficialmente, y para darla sobre los particulares que exijan reserva, mandaré, si es ne» i— 40 — cesario, al Secretario D. Mariano Acosta bien ins- truido de todo. El Visconde de Abaeté aun no ha llegado, y presumo que este Gobierno desea su venida. El tratado con el Paraguay no ha sido rati- ficado aquí por las Cámaras Lejislativas ; pero el Poder Ejecutivo se ha dirijido al del Paraguay proponiéndole continuar ó adelantar la negocia- ción sobre el mismo tratado no ratificado. Mas el Paraguay no se ha detenido ante tal proposición y ha ocupado la isla de Apipó y situado tropas en la Tranquera de Lo reto, según aquí se afirma como cosa cierta. Remito á V. S. el "Nacional Arjentino" de 8 del corriente, llamando su atención sobre el artícu- lo de fondo que él publica en contestación á otro de "La Tribuna." El artículo que recomiendo debe considerarse, en mi concepto, como Oficial y mues- tra bien elr.ro el espíritu que lo domina con rela- ción á la situación política en que se encuentran estos países. Hasta hoy no he terlído correspondencia al- guna del Gobierno; pero cuento, como es natural, con que se me transmitirá aquello que pueda ser conducente al buen éxito de la espinosa y muy di- fícil Comisión de que estoy encargado, y sobre cu- yos resultados cada dia mas se van aumentando en mí los recelos de poder arribar á satisfacer los no- bles deseos del Gobierno de nuestro país. Dios guarde al Sr. Ministro muchos años. Jüan Bautista Peí*a. ■ — 41 — Buenos Aires, Diciembre 20 de 1855. Al Sr. Camisionado Especial cerca del Gobierno de la Corfederacion Arjentina, D. Juan Bau- tista Perla. El abajo firmado, Ministro Secretario de Re- laciones Exteriores ha tenido la satisfacción de re- cibir casi al mismo tiempo las dos notas del Sr. Comisionado, fechas 2 y 12 del actual; las mismas que han sido puestas en noticia del Sr. Goberna- dor del Estado, quien le ha encargado diga á V, en respuesta que, reducidas sustancialmente aque- llas á solo comunicar los primeros pasos extra-ofi- ciales y oficiales dados por V. con referencia al de- sempeño de su Comisión, nada especial se presenta por ahora que pueda ser objeto de alguna resolu- ción ó prevención por parte del Gobierno. Bien percibe este, por ciertas indicaciones que en aquellos oficios se rejistran, que, como se habia previsto, no será fácil arribar á resultados de con- siderable valía. Esto no obstante, debe el Sr. Co- misionado perseverar en llevar adelante la obra de común utilidad que se ha confiado á su patriotis- mo, á no sobrevenir inconvenientes insuperables; acerca de todo lo cual no es dado al Gobierno for- mar un juicio acabado, hasta no estár en posesión de mayores esclarecimientos, que espera obtener, mediante el anunciado envío del Secretario de la Comisión. Por lo demás: el Sr. Comisionado no ha debi- do dudar de que el Gobierno conoce bien la con- veniencia de la reserva en estas materias ; aunque no esté en su mano evitar las conjeturas ni las in- venciones de nadie. 6— 42 — Ss adjunto un abultado pliego que el Ilustrísi» mo Obispo dirije á esas autoridades. Dios guarde al Sr. Comisionado muchos años. Valentín Alsina. Paraná, Diciembre 23 de 1855. Al Sr. Ministro de Gobierno y Relaciones Esterio- res Doctor D. Valentín Alsina. Con mi Secretario D. Mariano Acosta, remi- to á V. S. la presente comunicación, acompañada de los Protocolos inclusos, absteniéndome de ha- cer sobre ellos ningún comentario ni esplicacion, y dejando todo esto al desempeño de dicho Secreta- rio, para que in voce instruya á V. S. de todos los pormenores y antecedentes de la negociación, cuyo extracto muy limitado se rejistra en los Pro- tocolos. Instruirá también de algunas otras cir- cunstancias, sobre las cuáles nada he querido es- cribir por no esponerme á los serios inconvenien- tes que pudiera traer el extravio, ó la interpreta- ción de una correspondencia semejante. La idea principal que me domina sobre esta negociación es: que ya que no pueda obtenerse el resultado que se ha propuesto el Gobierno al esta- blecerla, al menos no se retroceda un punto con relación á la situación prcífica de que actualmente gozan ambas fracciones de la República. Por lo demás: me permitiré indicar que, mi opinión es que el Gobierno, después de oir al Sr. Acosta, se sirva responderme sobre la proposi- ción de prévio exámen de la Constitución de la Confederación, á fin de pasar dicha respuesta á este — 43 — Gobierno. Añadiré también que aunque el Go- bierno acojiese aquella proposición, no debería, en mi concepto, anticiparse al período constitucional de la apertura de las Cámaras. Mi permanencia aquí por mas tiempo del es- trictamente necesario para suspender ó dar punto á la negociación, la considero completamente inútl, al interés de ella misma, y en cierta manera hasta desdoroso para Buenos Aires; pues me parece imposible arribar á ningún arreglo de importancia, tendente á ampliar ó complementar ios tratados de Diciembre de 1853, y de Enero de 1854. La resistencia de los SS. Ministros á eate respecto, es en mi concepto sistemada, fundándose para soste- nerla, en que los arreglos parciales sobre los tra- tados, ponen á Buenos Aires en actitud de no sen- tir la situación provisoria en que se ha colocado, y lo alejan con tal motivo de la necesidad en que se encuentra de unirse á las Provincias Confede- radas. En consecuencia, soy de sentir que toda insinuación á este respecto será inútil, como se deja ver claramente por los periódicos que remito y que reputo oficiales. En consideración á todo esto, espero que V. S. se dignará despachar al Sr. Acosta sin mas demora que la necesaria, y ordenar al infrascripto lo que estime conveniente. Dios guarde al Sr. Ministro muchos años. Juan B. PeSTa.— 44 — Pbotocolos de las conferencias tenidas en la ciudad d¿l Paraná, entre el Sr. Comisionado del Es- tado de Buenos Aires y los del Gobierno de la Confederación Argentina. Primera Conferencia. 11 de Diciembre de 1855. Reunidos el Sr. Comisionado del Estado de Buenos Aires D. Juan Bautista Peña, y los Sres. Ministros del Interior y de hacienda de la Confe- deración Argentina, £>res. D. Santiago Derqui y D. Juan del Campillo con poderes del Gobierno de la Confederación ; se reconocieron los enunciados poderes, y encontrados en buena y debida forma, se cangearon, dando principio á la conferencia por manifestar el Sr. Comisionado del Estado de Bue- nos Aires que:— Por el artículo 1. ° del tratado de 8 de Ene- ro de 1855, ambos Gobiernos se obligan á ponerse de acuerdo inmediatamente que un peligro exte- rior comprometa algún derecho de la Soberanía Nacional; que á juicio de Buenos Aires y según su doctrina se comprometería un derecho de la Soberania Nacional, si una fuerza naval extranjera entrase al Paraná sin permiso de los dueños de es- te rio; sin que esto importe de parte de Buenos Aires el pretender se prohiba la entrada de bu- ques de guerra sueltos, sino únicamente á los ba- ques de guerra reunidos, formando armamentos navales, escuadras, flotillas, &., y que este caso tendría lagar muy probablemente, á consecuencia de la cuestión del Gobierno Brasilero con la Repú- blica del Paraguay—Expuso en seguida algunas razones en apoyo de esta doctrina. — 45 — Que por la doctrina que profesa la Confede» ración no habría en dicha entrada compromiso al- guno de un derecho de Soberania, al punto de de- cir uno de los Sres. Ministros de la Confederación, al Gefe de las fuerzas navales Brasileras que subie- ron el Paraná á principios de este año, que para su Gobierno el Paraná era un mar, y que en conse- cuencia podia seguir libremente su viaje: que á juicio de Buenos Aires convenia uniformar la doc- trina de Ambos Gobiernos á cerca de este punto, tratando de que ambos profesen una sola, la cual puedan oponer cualquiera de ellos ó los dos jun- tos á todo intento ó pretencion irregular de los poderes extranjeros.. Para conseguir este resulta- do propuso el Sr. Comisionado de Buenos Aires, que la Confederación declarase por medio de su Legislatura, que la libertad de cruzar el Paraná, que su ley acuerda á las banderas extranjeras, aun de guerra, no se estiende á los buques de guerra que constituyesen escuadras, flotillas ó armamentos navales, y que á su vez la Legislatura de Buenos Aires declarase que la prohibición de cruzar el Paraná que su ley impone á las banderas extran- jeras no mercantes, no se extiende á los buques de guerra sueltos que lo penetren con objetos especia- les de exploración, conducción de correspondencia, &; y finalmente que hacia notar á los Sres. Comi- sionados de la Confederación Argentina, lo venta- joso que seria para la República constituir la uni- formidad de doctrina en tan grave materia. Los Sres. Comisionados de la Confederación Argentina contestaron, que encontraban evidentes las razones en que el Comisionado de Buenos Ai- res apoyaba la doctrina de su Gobierno, que era también la de la Confederación: que esta nunca habia renunciado sus derechos á este respecto, y— 46 — que muy al contrario en los tratados que celebraba, espresaraente se reservaba el derecho de reglamen- tar la navegación de sus rios, lo que importaba no considerarlos como el mar: que lo que Hubiese po- dido decir alguno de los Sres. Ministros de la Con- federación, no tenia valor alguno ante el testo ex- preso de la ley: que ni de hecho habia renunciado la Confederación á sus derechos en este punto, pues nunca habian entrado por el rio flotas armadas sin su licencia, y que no entrarían, tampoco en lo suce- sivo: y finalmente que á su juicio todas estas apa- rentes dificultades se cortarían con la unión de Buenos Aires á la Confederación y que era por con- siguiente por ahí por donde debía empezarse; in- terpelando al Sr. Comisionado se esplicase sobre si el Gobierno de Buenos Aires pensaba seriamente en la unión Nacional. El Sr. Comisionado de Buenos Aires contestó afirmativamente y dijo que oiría con interés la ex- posición de las vistas del Gobierno de la Confede- ración á este respecto. Los SS. Comisionados de la Confederación Arjentina manifestaron que no tenían inconvenien- te ninguno en hacerlo, y dijeron que el Estado de Buenos Aires y la Confederación se hallaban en muy distinta situación por cuanto el primero po- día hacer innovaciones en su Constitución, mien- tras que la segunda no podia en manera alguna al- terar la Constitución de Mayo, sin que ello impor- te una revolución: que harían en sentido de la unión Nacional todo lo posible siempre que se sal- váran las prescripciones de la ya dicha Constitu- ción. El Sr. Comisionado de Buenos Aires hizo ver que era difícil arribar á un arreglo desde que se — 47 — ponían condiciones indeclinables, como era la no alteración de la Constitución de Mayo. Los SS. Comisionados de la Confederación Ar- jentina contestaron que Buenos Aires podría ha- cer sus reservas al incorporarse : que hasta ahora no habia examinado la Constitución de la Confe- deración : que examinada por Buenos Aires podría entonces esponer cuales sean las prescripciones de la Constitución que obstan á su incorporación y entonces hacer como se ha dicho las reservas que crea convenientes y que sin romper la unidad Na- cional, fueran aceptables por la Confederación; pues esta podría tal vez limitar el ejercicio de al- guna de sus atribuciones por cierto tiempo y has- ta cierto punto ; por que, repitieron lo que se ha de buscar, es como se incorporara Buenos Aires á la Confederación sin alterar la Constitución de Mayo. Preguntaron finalmente si el Sr. Comisio- nado del Estado de Buenos Aires creia posible yá la unión Nacional. El Sr. Comisionado de Buenos Aires contestó que él no podia entrar á tratar sobre este grave negocio por cuanto sus instrucciones se limitan á recomendarle ojga y trasmita las proposiciones que se le hagan á este respecto : que él, por su parte, no tiene inconveniente en aceptar el medio propuesto de examinarse la Constitución por el Estado de Buenos Aires para que este pueda hacer conocer las reservas con que se incorporaría á la Confede- ración, y que en esta virtud iba á trasmitir á su Gobierno en oportunidad el camino indicado por los SS. Comisionados de la Confederación Arjenti- na, con cuyo objeto pedia á los SS. Comisionados los apuntes que tuvieran por conveniente darle. Los SS. Comisionados dijeron que les basta- ba esta declaración del Sr. Comisionado y que po-dia pasar á ocuparse de las Relaciones Exteriores. El Sr. Comisionado de Buenos Aires espuso lo conveniente que seria uniformar la marcha de ambos Gobiernos en el exterior, lo que era eviden- te : que con este fin proponía á los SS. Comisiona- dos de la Confederación Arjentina uno de los me- dios siguientes: ó bien entregar las Relaciones Exteriores á uno de los dos Estados, el cual no po- dría obligarse sin consentimiento del otro, ó bien comprometerse ambos Estados á no celebrar trata- dos que importen obligaciones ó compromisos fu* turos para la República, ciñéndose sus Relaciones Exteriores á conservar las que actualmente tengan con los poderes extranjeros. Los SS. Comisionados de la Confederación Ar- jentina contestaron que no pudiendo alterarse la Constitución no podrían desprender al Presidente de la Confederación de una de sus atribuciones que era lo que importaba el segundo medio pro- puesto : que en cuanto al primero era tanjbien ina- ceptable á su juicio por cuanto la revisión de los tratados ú obligaciones por las Cámaras de ambos Estados no baria sino destruir ambas soberanías, no habiendo quien decida en las diferencias que se suciten entre las respectivas Lejislaturas; y que ademas de esto cualquiera de los dos Gobiernos que tuviera el encargo de las Relaciones Exteriores no podría nunca tomar sobre sí la responsabilidad de hacer cumplir las obligaciones que contrajesen, desde que no le estuviera sometida una parte del territorio, en que aquellas van á tener ejecución. El Sr. Comisionado de Buenos Aires hizo no- tar que sin embargo de que en el artículo 2. ° del Tratado de 8 de Enero del corriente año se estipu- la que en caso de invasión ó amago de invasión de indios, los Estados contratantes deben auxiliarse con sus fuerzas militares, nada se decia á cerca del Jefe que en los casos mencionados deba mandarla tropa que pase de un territorio á otro, y que pro- ponía para estos casos que todo jefe militar que en- tre con tropa armada del territorio del Estado de Buenos Aires al de la Confederación ó vice-versa, quede sujeto á las órdenes del Jefe militar que manda en el territorio que pisa. Los SS. Comisionados de la Confederación Ar- jentina convinieron en este arbitrio, porqua tanto ellos como el Sr. Comisionado del Estado de Bue- nos Aires han encontrado graves dificultades para hacer estipulaciones determinadas en esta materia, vista la inmensa distancia que ocupan las fronteras, la rapidez con que lo^s indios hacen sus invasiones y el diferente sistema que ambos Gobiernos han adoptado parala seguridad de sus fronteras. El Sr. Comisionado de Buenos Aires pasó á esponer que convendría espresar netamente que por los artículos 7 y 8 del ya mencionado Tratado de 8 Enero, son libres de derecho los metales y ani- males que vengan de países estranjeros á pasar por el territorio de la Confederación para el de Bue- nos Aires y vice-versa, en lo cual convinieron tam- bién los SS. Comisionados de la Confederación Ar- jentina. Se habló lijeramente sobre uniformar los Aranceles Consulares de ambos Gobiernos y sobre el artículo del Tratado de 8 Enero que trata de la estradicion de criminales, dejándose ambos puntos para tratarse en otra conferencia. El Sr. Comisionado de Buenos Aires espuso que las oficinas del Resguardo situadas en el Ar- royo del Medio convendría se redujesen á una sola costeada por ambos Gobiernos. 7— 50 — Los SS. Comisionados de la Confederación Ar- jentina contestaron que les parecía mas convenien- te para el mejor servicio de ambas Aduanas dejar las cosas como están; mucho mas desde que el mismo Tratado de 8 Enero lo dispone así, al esta- tuir se fije el lugar que debe ocupar la respectiva oficina del Resguardo. Convino en ello el Sr. Co- misionado del Estado de Buenos Aires. Habiéndose avanzado demasiado la conferen- cia se suspendió para continuarla al dia siguiente. • Juan Bautista PeSTa. Santiago Derqui. Juan del Campillo. Mariano Acosta, • Secretario. Eusébio Ocampo, Secretario. SEGUNDA CONFERENCIA. 15 de Diciembre de 1855. Abrió la conferencia el Sr. Comisionado de Buenos Aires esponiendo, que por el artículo 3. ° del tratado de 8 de Enero se otorgan ambos Esta- dos la extradición de procesados por delitos que no sean meramente políticos: que según el espíri- tu de este artículo parecían incluidos los deserto- res : que>como las Autoridades del Rosario se hu- biesen negado á la entrega de los que le han sido reclamados, por las de San Nicolás de los Arroyos, crehi oportuno celebrar un arreglo en la materia. Manifestó lo conveniente que seria el que ambos Estados estipularan la miítua entrega de sus de- eertorcs. Los Sres. Comisionados de la Confederación Argentina contestaron que como era tan difícil la clasificación del delito de deserción, por la facili- dad que habia de confundirlo con los delitos polí- ticos de sublevación, sedición riores. 3 Buenos Aires, Diciembre 30 de 1855. Al Sr. Comisionado Especial cerca del Ooh-ierno de la Confederación Arjentina, D. Juan Bau- tista Peña. En la mañana del 27 del corriente, recibió el infrascripto por el Secretario de esa Comisión, D. Mariano Acosta, la nota de V. S. fecha 23, y los pro- tocolos de su referencia, todo lo cual fué puesto en conocimiento de S. E. el Sr. Gobernador ; y reuni- do acto continuo todo el Gobierno, fueron dados esten3amente por el Secretario los informes y co- nocimientos de cuya trasmisión estaba encargado. Examinado todo maduramente, y reconocien- do el Gobierno la conveniencia de la brevedad, que V. S. recomienda, el- infrascripto recibió órdenes ó instrucciones para responder, en los términos que pasa á hacerlo, acerca de los diversos puntos que este negocio comprende. En las tres únicas conferencias oficiales, que de los protocolos resulta haberse celebrado, si no se ha arribado á un acuerdo acerca de todos los puntos que se refieren á la intelijencia y ejecución del tratado de 8 de Enero, se ha arribado por lo ménos á convenirse respecto de algunos. — 61 — Con relación al artículo 1. 0 de dicho tratado, el Gobierno prescinde totalmente de las anterio- res opiniones de ese Gobierno, relativamente al tránsito del Paraná por fuerzas navales estranjeras; 4 y le basta y solo se fija en la esplicacion que ahora se dá de esas opiniones. Limítase, pues, á decir que ve con satisfacción que ese Gobierno, no solo reco- noce y acepta la justicia de la doctrina que á este respecto profesa Buenos Aires, sino que ademas afirma que la ha observado cuando ha llegado la ocasión, y que la observará. Ha quedado pues per- fectamente convenido este punto, y existe unidad en la doctrina de ambos Gobiernos, que era lo único á que el de Buenos Aires aspiraba. Tocante al artículo 2.0 se ha ratificado la obligación que en él contrajeron ambas partes, de auxiliarse mutuamente con sus fuerzas, en casos de amago ó invasión de indios, reconociéndose por consecuencia forzosa el recíproco derecho de exijir la cooperación de dichas fuerzas, llegado aquel ca- so; y ha quedado convenido que el Jefe que las mande quedará sujeto al que mande en el territorio que la pida. Lo que acerca del artículo 3. 0 se ha observa- do en la 2. * conferencia relativamente á deserto- res, revela que no hay que esperar por ahora un arreglo acerca de esto, y el Sr. Comisionado debe por tanto no insistir en ello. Crée, sin embargo, el infrascripto deber rejistrar aquí algunas conside- raciones ; pues en la prosecución de las conferen- cias pudiera quizás llegar el caso de volverse á to- car esta materia. El Gobierno de Buenos Aires esperaba que, á virtud de las razones que apuntó lijeramente en las instrucciones de V. S., no ofrecería tropiezos un avenimiento acerca de la mritua entrega de deser-— 62 — tores; pues tratándose de dos fracciones que com- ' ponen una sola nación, la admisión de aquella re- gla debiaser mirada mas bien como medio de po- _ licía interna, que como asunto de convención po- lítica. El delito de deserción puede ser acompaña- do de otros que lo agraven, como la sublevación, sedición, violencia, homicidio, robo pero ni pierde por eso su carácter primitivo, ni es difícil distinguirlo, según sus circunstancias, de los hechos que tienen un carácter puramente político. Por lo demás, se hubiera pactado sin dificultad, y como es sabido que se practica jeneralmente, la minoración de la pena ordinaria, y aun la liberación de toda pe- na, salvo el caso de reincidencias. Así pues: no habria habido obstáculo sério para un arreglo de este negocio, si los Comisiona- dos de ese Gobierno no hubiesen exijido que, antes de celebrarlo, Buenos Aires derogando su Consti- tución, declarase á los hijos de las Provincias des- obligados del servicio militar. A.las justas obser- vaciones del Sr. Comisionado, añadirá el infrascrip- to, que el deber actual del Gobierno de Buenos Aires es respetar su ley: que no parece delicado ni de las circunstancias el empezar por objecionar- la: que V. S. se ha abstenido de entrar á objetar ni clasificar lo que haya de inconveniente para Buenos Aires en las disposiciones de la Constitu- ción de la Confederación, y ha hecho bien, pues todavía no ha llegado la oportunidad de revisar á ambas: que V. S. no reusaria hacer, en pró de la nacionalidad, concesiones y renuncias, para las que le habilita su previsora Constitución: que ni aun á trueque de arribar á un objeto de grande y recí- proca utilidad, cual lo es la Reorganización Nacio- nal, consiente ese Gobierno en que se haga la me- nor derogación en su Constitución; y que no obs- tante exije que para convenirse acerca de un pun- to secundario como el de los desertores, comiemze Buenos Aires por poner una piedra sobre la suya. Se encargó al Sr. Comisionado de inquirir si la Confederación, se prestaría á auxiliar en alguna manera á la espedicion contra los Indios que Bue- nos Aires proyecta. Esto no era una exijencia, ni siquiera una proposición, aunque parece que en las conferencias se ha creído que entraba en los ob- jetos principales de la Comisión, cuando era sola- mente uno de los muchos objetos accesorios, que se ligaban incidentalmente á los principales. Sea de ello lo que sea, no debe V. S. insistirá este respec- to ; pues ese Gobierno se niega á prestar todo au- xilio, por respetos á la paz en que dice estar con los Indios. El Gobierno de Buenos Aires recono- ce con franqueza que estaba grandemente equivo- cado. Habia creído que el redundar en bien posi- tivo y directo de todas las Provincias fronterizas el feliz éxito que aquella espedicion tuviese, im- ponía á ese Gobierno la obligación rigorosa de no mirarla con indiferencia. Habia creído tam- bién que toda la República Argentina debía adoptar como principio, el mirar al Indio como á un enemigo común, mientras él lo fuese de alguna de sus partes; y que cada parte debia por lo tan- to abstenerse de auxiliar indirectamente al Indio, celebrando con él pactos parciales, cuyo necesario efecto seria dejarle mas fuerte y desembarazado para poder precipitarse sobre otros puntos de la República. Mas ya que ese Gobierno ha creído deber adoptar otra política, enhorabuena sea, y el tiempo y la opinión fallarán sobre ella. Por consiguiente tampoco debe V. S. volver á hablar del enganchamiento. Este punto, tam- bién accesorio y casi subalterno, ha sido igualmen-— 64 — te mirado como principal, y lo que peor es, los Co- miiionados de ese Gobierno le han considerado de un modo absoluto y desligado de sus antecedentes. Quizás han creído que Buenos Aires hablaba de la facultad de enganchar en todas circunstancias, ó que miraba en ese enganche un medio permanen- te de completar su ejército aun en el estado de paz; pues de otro modo, sus reparos ó escrúpulos son incomprensibles ó inconducentes, como faltos de base. Mas aquellos no eran así, y las instruc- ciones no dejan lugar á la duda. En ellas se dijo que el Comisionado procurase inquirir si la Confe- deración auxiliaría la espedicion á los Indios, con una ó dos divisiones volantes; y no siendo esto po- sible, si al menos consentiría que Buenos Aires re- cluíase y enganchare en las Provincias. Se ve pues que el prestar ese consentimiento, era prestar algún auxilio á la espedicion, y nada mas: se ve que Buenos Aires no lo solicitaba como un arbitrio ó recurso constante para completar siempre su ejército permanente; sino que lo solicitaba para una sola vez, para un objeto determinado y extra- ordinario, cual lo es esa espedicion, cuyos resulta- dos interesan también á las Provincias hermanas. Por lo demás: no opina el Gobierno que pa- ra un arreglo total de la frontera de que habló el tratado de Enero, sea do necesidad el encargarlo esclusivamente al Presidente de la Confederación: podia ser obra de convenios entre ambos Gobier- nos, y de la acción simultánea y combinada de am- bos . Son muy grandes y vitales para Buenos Ai- res los intereses que ese arreglo envuelve, para que le fuera lícito renunciar á intervenir directa- mente en él. La advertencia que se hizo en las instruccio- nes acerca del modo en que jiraba la correspon- dencia entre ambos Gobiernos, era materia para tratarse después que se hubiera concluido con las de importancia. Mas ya que en las conferencias S" le ha dado un lugar algo preferente, debe decir el abajo firmado que no puede comprender como la práctica entablada por ese Gobierno, pueda fundarse en el tratado de 8 de Enero, cuando por el contrario, la que se funda en ese tratado es pre- cisamente la que sigue el Gobierno de Buenos Ai- res ; pues el tratado, al consagrar el statu quo, re- conoció en Buenos Aires el uso y ejercicio de su so- beranía esterna. Tampoco es comprensible como el jirarse la correspondencia por tal ó cual ministe- rio, pueda importar desmembración del territorio nacional. Por lo demás: como los Comisionados de ese Gobierno observan que todo podría reme- diarse contestando el Gobierno de Buenos Aires por conducto del Ministerio de Gobierno, pudiera V. S, á su vez observarles que, del mismo modo, todo podría remediarse contestando el Gobierno de la Confederación por conducto del Ministerio de Relaciones Exteriores.—Pero, en fin, este punto subalterno no merece ocupar mucho la atención. Según se previno en las instrucciones, cada Go- bierno seguirá observando aquella práctica que re- pute mas propia y mas conforme con el tratado de 8 de Enero. Acerca del artículo 5. ° de éste, es plausible s* haya convenido en que la tarifa de los derechos quo aquí cobra la ajencia comercial de la Confedera- ción, será reformada. Es de desear que sean exone- rados enteramente de tales derechos los buques que salen en lastre, y los de menos de cien toneladas. Es igualmente plausible que se haya arribado á fijar mas netamente el verdadero sentido de los artículos 1. ° y 8. ° 9Con relación al artículo 11. ° , no se opone es" te Gobierno á que no se innove por ahora el or- den actual, salvo el hacerlo en adelante, si se cre- yese conveniente. Esto, sin embargo, no ea conve- nir en la intelijencia que parece dar ese Gobierno á la espresion respectiva oficina, deduciendo de ello que el tratado ha querido que las oficinas fue- sen dos, esto es, una en el territorio de cada par- te- El infrascripto entiende todo lo contrario, pues el tratado habla de la oficina y del lugar, no de las oficinas, ni de los lugares. Sentado, pues, todo lo que antecede, y aunque parece que nada se ha dicho todavía sobre la es- plicacion de la primera parte del artículo 1. ° , ni sobre la que se ha dado al artícelo 10. °, en el ca- so del reclamo del Sr. Sari atea, con todo, podria ya procederse á reducir á una forma precisa, los pintos que han sido convenidos. En su virtud, p >dria decirse: Que á fin de evitar dudas que han ocurrido ó pueden ocurrir, acerca de la intelijen- cia y aplicaciones de algunas de las estipulaciones contenidas en los tratados de 20 de Diciembre de 1854, y 8 de Enero de 1855, vijentes entre este Estado y la Confederación, han convenido ambas partes en consignar, y hacer, con el objeto de disi- parlas ó prevenirlas, las esplicaciones y declara- ciones siguientes, que servirán de complemento á aquellos: 1. * Que compiometiendose un derecho de la soberanía de la República Argentina por el he- cho de que, sin previa licencia de los dueños del Paraná, se cruzara, ó se intentara cruzar este rio por escuadras, flotillas, ó buques de guerra extran- jeros, que constituyan un armamento naval; si tal sucediese, seria llegado el caso de procederse por ambas partes á la ejecución de lo dispuesto al final — 67 — del artículo 1. ° del tratado de 8 de Enero de 1855. 2.08 Que en el caso de realizarse el auxilio contra invasiones ó amagos de Indios, de que ha- bla el articulo 2. ° del mismo, el Jefe que mande la fuerza auxiliadora, estará á las órdenes del Jefe que mande en el territorio auxiliado. 3.03 Que el Gobierno de la Confederación procederá á revisar y reformar equitativamente, en beneficio del comercio, la tarifa de los derechos que su Ajente Comercial cobra hoy en Buenos Ai- res, á los buques que salen de puertos del Estado de Buenos Aires para puertos de aquella. 4.03 Que queda entendido que la libertad de tránsito é introducción de metales y de animales, de que hablan los artículos 7. ° y 8. °, se estien- de también al caso en que ellos vengan de pais extranjero á pasar por el territorio de la Confede- ración para el del Estado de Buenos Aires y vice- versa. 'Pasa ahora el abajo firmado, á ocuparse de los otros objetos qu°, juntamente con lo concer- niente á los tratados, constituyen la jestion del Sr. Comisionado; y comenzará por decir que es sensi- ble que, de resultas de las objeciones y demandas anticipadas de los Comisionados de ese Gobierno, la consideración de esos diversos asuntos, haya te- nido lugar promiscuamente yá la vez. Quizá de aquí han surjido obstáculos para el arreglo de al- gunos de ellos. Cree el infrascripto que ante todo debió fijarse el órden de proceder, y no reputa exacto lo do que debia empezarse por la reorgani- zación nacional; pues aunque nada absolutamente se arreglase después acerca de ella, es bien evi- dente que, de todos modos, habia obligación y conveniencia mútua en arreglar algo respecto de la complementacion de los tratados; punto total-mente independiente de aquel otro. Por él pues, debia empezarse y continuarse las conferencias, sin pasar á las demás hasta no haber concluido lo relativo á él, mucho mas cuando ese punto era el mas fácil; y este era el órden indicado en las ins- trucciones. Mas desde la primera conferencia, ya se mezcló, con lo relativo á los tratados, lo relati- vo á las Relaciones Exteriores y á la reorganiza- ción nacional: y fijándose el infrascripto en que fueron muy numerosos los puntos ventilados en ella, está autorizado para presumir que aquellos dos, que merecían sin duda un exáinen muy dete- nido, forzósamente han sido considerados superfi- cialmente, á la lijera, y cual si fuesen un accesorio ó mero incidente. Tocante al fondo de ellos, y contrayéndose el infrascripto á las Relaciones Exteriores, dirá que el mismo laconismo de los protocolos, haría conce- bir á cualquiera que ignorase los detalles suminis- trados por el Secretario, Señor Acosta, que V. S. se ciñó á proponer: ó encargarse las Relaciones Exteriores á uno de los dos gobiernos, el cual no podría obligarse sin asentimiento del otro; ó bien comprometerse ambos á no celebrar tratados, limitándose á la conservación de las relaciones existentes. Semejante inteligencia estaría en diso- nancia con el tenor de las instrucciones que, en esto, como en todo, son bien detalladas y esplícitas. Según ellas, el Comisionado debia previamen- te esponer, sostener y procurar que fuesen acep- tadas ciertas ideas fundamentales; aceptación que impondría forzosamente á ambas partes la iues- quivable obligación de acordar algo, fuese lo que fuese, en la materia, si es que se desea realmen- te consultar la conveniencia y el decoro exte- rior de la Repiíblica, aunque para ello haya que — 69 — acometer dificultades, y que resignarse á algu- nos sacrificios. Debia en seguida, y también pró- viamente, inquirir el parecer de aquel Gobier- no acerca de los medios de obtener ese objeto; y en el caso de que ninguno se le propusiese, po- dría el Comisionado emitir, no como idea defini- tiva del Gobierno de Buenos Aire3. no como propo- sición determinada y fija, sino como opinión, que debia considerarse detenidamente, y no precisa- mente acto continuo, la sguiente disyuntiva: ó en- cargarse la dirección de las Relaciones Exteriores á uno de los dos Gobiernos, el cual no podría obli- garse sin el asentimiento del otro ; ó bien dirijir y costear cada uno las suyas, pero por medio de unos mismos ajentes, y con ciertas condiciones. Sabe el Gobierno que así procedió el Sr. Co- misionado, aunque en el protocolo aparezca varia- do esencialmente el segundo miembro de aquella disyuntiva, y convertido en, "ó bien comprometer- se ambos Estados á no celebrar tratados que im- porten obligaciones ó compromisos futuros para la República": proposición que, asi consignada, im- portaría una inconveniencia nacional, y que, cierta- mente, no se rejistra en las instrucciones. Entretanto: los Comisionados de ese Gobier- no rechazan aun el primer miembro de la disyunti- va, fundados en los inconvenientes que espresan. I Pero se ha creido acaso, que en esta difícil mate- ria, era humanamente posible el adoptar algun ar- bitrio, que estuviese totalmente exento de incon- venientes y objeciones ? Era por otra parte, na- tural que, pues no se hallaba adecuado el que V. S. proponía, los Comisionados de ese Gobierno se to- masen tiempo para meditar y combinar algun otro. Mas ellos han creido no deber proceder así. Ellos no desconocen la imperiosa necesidad nacional,— TO- de uniformar los principios, representación y ac- ción de ln República en el exterior; repelen lo que al efecto se les propone, y se abstienen de in- dicar cualquier otro medio de llenarla. Este proceder, que hace inútil que V. S. vuel- va sobre este punto, viene á constituir para Bue- nos Aires, según iba prevenido en las instruccio- nes, una posición fija é inevitable, que él acepta, como puede V. S. declararlo. En su virtud, Bue- nos Aires procurará cultivar y desenvolver sus re- laciones esternas, del modo que mejor estime; y los inconvenientes que tal órden de cosas pudiera quizas traer para el futuro de la República, no le serán seguramente imputables. Pasando ahora á lo concerniente á la recons- trucción nacional, asunto que, en el órden de las instrucciones, era el último que debia considerarse, y que ha sido sin embargo de los primeros, el Sr. Gobernador recomienda especialmente al que sus- cribe que, antes de descender á lo principal de él, se detenga en ciertas observaciones que reputa de toda necesidad para desvanecer conceptos muy er- róneos, y fijar bien las ideas acerca del proceder de este Gobierno. Se ha creído allá, como aquí, que el primero ó principal objeto de la misión de V. S., era pro- poner inmediatamente los medios de arribar en el dia á reconstruir la nacionalidad Arjentina. In- sensatez hubiera sido en el Gobierno de Buenos Aires, el pretender tan indiscretamente un resulta- do imposible. Bien sabia él que solo podia ser obra del tiempo la consumación de una empresa erizada de tantas dificultades; y que por tanto, lo único posible hoy seria el prepararla, para lo cual era in- dispensable que ambos Gobiernos se aproxima- sen y estrechasen algo mas sus relaciones y eus — 71 — vínculos, empezando al efecto por afianzar y am- plificar las estipulaciones de los tratados existen- tes. La prudencia mas vulgar aconsejaba no em- peñarse en violentar el curso natural de las cosas, no precipitarse, no intentar improvisaciones, limi- tarse por ahora á conferenciar y entenderse amis- tosamente, á oir y cambiar ideas para conocer bien la estension y carácter de los obstáculos que á esa obra se opusiesen, y en fin, principiar por persua- dir, si era posible, que sería inútil el tratar de esta materia, seria una quimera el esperar la reorgani- zación nacional, si ambas partes, escluyendo pre- tensiones indeclinables, no adoptaban previamente y de buena fé, la ancha base de las concesiones y deferencias mútuas.—Así pensó siempre este Go- bierno, y en este preciso espíritu están concebidas las instrucciones de V. S., en las que además se hace la espresa advertencia de que esta materia no era para tratarse inmediatamente. Entretanto: la indicada creencia de que ella formaba el objeto preferente de la misión de V. S., creencia que ha producido muy falsas apreciaciones, ha nacido sin duda de que allá, como aquí, se ha dado á un c6mpleto é incomprensible olvido, el notorio oríjeu y antecedentes de esta misión. En Julio último, el infrascripto recibió espe- cial encargo de manifestar categóricamente, entre otras cosas las ideas y vistas del Gobierno de Buenos Aires,en lo respectivo á sus relaciones con la Confederación y á los demás puntos, ligados con ellas. Asi lo hizo el que suscribe ante las Cámaras reunidas. Entonces dijo: "El Estado de Buenos Aires, ha declarado que "por ahora ejercerá por sí su soberanía exterior, y "sin embargo, propiamente, no la ha ejercido. Su"dignidad y sus intereses mismos exijen que la "ejerza: pero, g en que forma y por cuales medios ? '•Este es el problema. Cree el Gobierno que la "dase, la iniciación, de sus procederes en esta mate- aría, debe ser la aproximación entre él y el Gobier- "no de la Confederación, con el cual, por otra par- óte, hay de todos modos, que entrar en algunos ar- reglos complementarios de las estipulaciones con- "tenidas en el tratado de 8 de Enero. Esta "aproximación, como es fácil preverlo, traerá con- siguientemente la ocaswn de empezar á examinar "otra gran cuestión que, mas tarde ó mas tempra- "no, n^s ha de ser preciso abordar; quiero decir, "la concerniente á la reconstrucción de hecho y de "derecho de la nacionalidad Argentina, dividida "hoy en dos fracciones....................... "Sin embargo: este grave punto de la reor- ganización nacional, es para tratarlo después y "con la detención debida. Por ahora, lo urjente es "lo relativo á la representación y acción exterior. "¿Sería totalmente imposible arribar á un acuer- "do tendente á que esa acción sea única, ó ocorde •lal menos, aunque sea separada ? La existencia "del Estado de Buenos Aires, es á este respecto "pasiva, al paso que la Confederación disemina "ajentes diplomáticos en las principales cortes de "Europa. ¿Y es esto lo que conviene á ese todo glo- rioso llamado República Argentina? ¿Se con- sultan de ese modo los intereses de su crédito en "el exterior ? El Gobierno cree que no, y que á "ambas fracciones importa modificar ese estado de "cosas anómalo, violento, peligroso. Tentémoslo, "pues Buenos Aires, tomando la iniciativa, se co- loca ála altura de su deber y su destino........ — Í3 — "Mas si una iniciativa por parte de Buenos "Aires en aquel sentido, fuese ineficaz, Buenos Ai- res al menos habría llenado su deber; y entonces, "pudiendo ya fijar sus ideas y su marcha, y pose- yendo como posee recursos suficientes, y la sufi- ciente importancia política y comercial en el "mundo, desarrollaría, separada y plenamente, "mientras durase el presente statu quo, el ejercicio "de esa soberanía que se ha reservado, haciendo "sentir en el exterior, no como hasta aquí, las mé- "ras pulsaciones de una vida espectante é inerte, "sino la desembarazada acción de una vida propia "y activa". Se ve pues que el Gobierno de Buenos Aires, manifestó de un modo interjiversable : Que lo pri- mero era aproximarse ambos gobiernos (pues no obstante el estado de paz se conservaban en aleja- miento político), tomando Buenos Aires la iniciati- va : Que esto era tanto mas necesario, cuanto que, de todos modos, habia que entrar en estipula- ciones referentes á los tratados : Que creia que esa aproximación con este objeto, traería por si misma la ocasión de trasmitirse mutuamente ideas para preparar la reorganizacion*nacional : pero que esta grave materia, no era para tratarse definitivamente en el dia, sino después, y con mucha detención: Que por tanto, se debia procurar hacer, para mientras durase ese intermedio, algún arreglo, que era sin duda urjente, á fin de que las relaciones esteriores de toda la Repiíblica, jirasen de un modo conve- niente y decoroso, por medio de una acción que fuese, ó bien única, ó bien uniforme, aunque fuera separada: mas que si ni aun esto fuese posible' Buenos Aires, abandonando entonces su prudente sistema de abstención, entraría á ejercer directa- mente la soberanía que se ha reservado. 10— 74 — Jamas, Sr. Comisionado, un Gobierno se ha es- presado mas publicamente, mas netamente, mas anticipadamente, acerca de las ideas y procederes que piensa seguir en el esterior, para promover 6 procurar el arreglo de dificultades pendientes. Aquella manifestación alejaba hasta la posibi- lidad de engaño ó falacia por parte del Gobierno de Buenos Aires ; y este, consecuente siempre con- sigo mismo, ajusto estrictamente á ella las instruc- ciones de V. S., las cuales no son sino la traducción y esplanacion de ella. Aquella manifestación fué conocida en toda la República, y reproducida en todas sus prensas; y tan lejos de que las miras y principios consig- nados en ella, suscitasen oposición ó antipatías en el buen sentido de las provincias hermanas, muchos datos de lo contrario asisten al Gobierno. Sabe V. S. por otra parte, que aun en Entre Rios mismo se deseó ó se aparentó desear que se realizase, y con apresuramiento, la misión de V. S., á pesar de que se sabia perfectamente, por aquella mauifestacion, que el principal objeto de ella, no era tratar inme- diatamente el árduo asunto de la reconstrucción nacional. * No ha podido, pues, ser un motivo de estrañeza racional, y menos de reproche, el que la misión de V. S., no fuese encargada de presentar en el dia pro- posiciones determinadas acerca de la reconstruc- ción nacional: reproche que se ha llevado hasta el absurdo de hacer sonar la palabra engaño. El Go- bierno de Buenos Aires jamás prometió, dijo, ni in- dicó siquiera que asi lo haría: dijo si, y bien clara- mente, que eso era para después. ¿Ni de donde pue- de sacarse que para un arreglo que interesa, no á Buenos Aires únicamente, sino en igual grado á la Confederación, sea Buenos Aires quien estuviese — 75 — obligado á presentar tales proposiciones ? \ Por qué no lo estaría también la Confederación? Algo determinado, sin embargo, hubiera po- dido proponer el Gobierno de Buenos Aires, por que está persuadido de que si la tan usual espresion de hacer sacrificios no era una espresion de mera fór- mula, sin sentido práctico, y empleada únicamente para ostentar sentimientos que no se abrigasen, no era imposible hallar un arbitrio autorizado y solemne de acercarse mas prontamente al grande objeto de la reorganización nacional. Pero debió abstenerse de ello, no solo por que sus sanas inten- ciones hubieran sido tal vez malignamente inter- pretadas, sino también por que, mientras se ocupa- ba el Gobierno déla redacción de las instrucciones, sobrevino un incidente notable, que parecía cerrar perentoriamente aquel camino. El Congreso de la Confederación, al cerrar sus sesiones, habia formulado, en términos dignos y fraternales, aunque no bastante precisos, un voto espresivo »le sus deseos por la reincorporación á aquella del Estado de Buenos Aires, autorizando al mismo tiempo á su Gobierno para hacer de esa manifestación el uso que la prudencia y patriotis- mo le aconsejasen. Ese voto importaba aceptar la franca política de aproximación, cuya iniciativa habia cabido á Buenos Aires; y es evidente que, atentos los tér- minos en que él estaba concebido, el Gobierno de Buenos Aires, debia creer que el de la Confedera- ción iba á tomar la iniciativa, en cuanto á la mani- festación de medios ó proposiciones prudentes y patrióticas para facilitar esa reincorporación de- seada por el Congreso. El Gobierno de Buenos Aires debia pues esperarlas, oirías por medio de su Ajente, considerarlas, esponer entonces su3 ideas,— 16 — conferenciar en fin, para poder adoptar la resolu- ción mas conveniente. Con estrañeza, pues, se instruyó de Ja nota de aquel Gobierno, recibida á fines de Octubre, en la enal, al enviarle la manifestación del Congreso, ya se anticipaba y se apresuraba á declarar que la Constitución de la Confederación, tenia señalada de antemano el modo en que Buenos Aires podia incorporarse á la nación. El Gobierno de Buenos Aires, apenas se lo permitieron las preferentes atenciones de aquellos dias, trajo á muy seria meditación aquella nota. A su juicio aquel gobierno equivocaba los medios de llenar el voto del Congreso. No se veia en este paso la prudencia recomendada. Ni siquiera se in- vitaba á Buenos Aires á manifestar sus ideas: no se abría una negociación, ni se daba para ella, una base sujeta á exámen y discusión; sino que se em- pezaba estableciendo perentoriamente una propo- sición al parecer invariable, y con todos los aires de una ley dictada. Esto era escitar indiscretamente fundados re- celos. Parecía en efecto que se quería atajar la realización de la anunciada misión de V. S., dan- do á entender así que ella sería inútil y estéril: misión que tal vez desagradaría, por que ella ira- portaba un altísimo desmentido, que ante la Re- pública daba Buenos Aires á la imputación tan repetida, de que no entraba en sus miras ni deseo3 el procurar la reconstrucción nacional. Pero el Gobierno no vaciló. Se penetró de que, por lo mismo, convenia á Buenos Aires que la misión se verificase. Consideró que el desistir de ella, seria vigorizar aquella imputación. Se hu- biera dicho entonces que todo había sido en Bue- nos Aires un mero aparato; que se asía con avi- dez del primer pretesto que se le presentaba; que no debió desistir, por que aunque el Gobierno de la Confederación pensase entonces de aquel modo, él podia haber variado después si se le hubiesen dado razones bastantes........................ En fin; ¡ que no se hubiera dicho entónces, Señor Comisionado! Fué por esto que se dirijió á V. S. la comu- nicación de 6 de Noviembre, acompañándole copia de aquellos documentos, haciendo observaciones á su respecto, ó invitándole á apresurar su salida, como V. S. lo verificó. Mas, si hubiera de juzgarse únicamente por el disgusto é irritación que, al arribo de V. S. á la Bajada, se pronunció en esa prensa, habría podido tal vez presumirse que la misión frustraba ó em- barazaba algún designio ó deseo. Parece que se hubiera querido hacer cesar una misión que no ha- bía podido evitarse, á fuerza de producciones in- convenientes é indiscretas, á las que la prudencia del Sr. Comisionado supo sobreponerse, y que se lanzaban enconosamente cual si la misión impor- tase un grave daño ó injuria á la Nación. Mien- tras la prensa de Buenos Aires observaba el mas completo y circunspecto silencio, la de la Confede- ración, segundada por malignas correspondencias particulares destinadas á la publicidad, tomaba á pechos el derramar conceptos ardientes, acusar á Buenos Aires y á su Gobierno, ó indisponer la opi- nión contra la misión, desnaturalizando sus obje- tos. Unas veces se ha asegurado que Buenos Ai- res, postrado y desfalleciente, ha ido á rogar que se le salve, y otras, contradiciéndose groseramen- te, se ha asegurado que trataba, por el contrario, de imponer, deduciendo exijencias exorbitantes, hasta el grado de pretender supremacías y predo-— 78 — nimios, á que ni remotamente aspira ni necesita, y qne, de cierto, reusaría con obstinación si se quisiera declarárselas. El testo de las instrucciones de V. S. y el de los protocolos, responderán siempre y triunfantemente, á tales absurdidades. Bajo estos auspicios, pues, se abrieron en la Ba- jada las conferencias oficiales ;y puede decirse que lo poco á que en ellas se ha arribado, es no obs- tante mucho si se tienen en cuenta los anteceden- tes y circustaucias mencionadas. El abajo firmado, llenando los deseos del Sr. Gobernador, se ha detenido en la esposicion de las consideraciones y antecedentes espuestos, para mos- trar, entre otras cosas, que ni la misión debió pre- cisamente llevar proposiciones parala reorganiza- ción nacional, ni el no llevarlas ha podido ser un motivo de justa estrañeza, ano olvidarse totalmen- te la serie de hechos desenvueltos desde Julio, los mas de ellos oficiales, y todos publicados y no- torios. Pasa ahora á decir lo poco que demanda la proposición hecha á este respecto por los comisio- nados de ese Gobierno. Ella, partiendo de la inflexible base de que la Confederación "no puede en manera alguna alterar la constitución de Muyo", se reduce, á que Bue- nos Aires la examine, esponga cuales son las pres- cripciones de ella que se oponen á su incorporación, y verifique esta, haciendo sus reservas sobre tales prescripciones; pues la Confederación (añade el pro- tocólo) "podrá tal vez limitar el ejercicio de algu- nas de sus atribuciones, por cierto tiempo y hasta cierto punto." Opina el Gobierno de Buenos Aires que la in- determinación y ambigüedad de este pensamiento, cnya difícil ejecución por otra parte, trabaría a ca- — Y9 — da instante la marcha del Gobierno Nacional, sus- citando dudas y quizá conflictos—no harían pru- dente su aceptación lisa y llana, y sin un acuerdo próvio y muy detallado. Pero se limitará por aho- ra á decir brevemente que, tal en «1 entiende el sen- tido de aquel concepto, él importaría dejar sin eje- cución en el Estado de Buenos Aires, durante algu- nos años, aquella parte ó artículos de la Constitu- ción de la Confederación que aquel objecionase. Siendo asi, como toda Constitución no observada, es Constitución de hecho derogada, no es fácil com- prender como al mismo tiempo se adopte la base de que la Confederación no puede alterar absolu- tamente en nada la Constitución que la rije. No obstante : este Gobierno no tiene incon- veniente en llevar la referida proposición al cono- cimiento de la lijislatura, como oportunamente lo hará. Debe V. S. manifestarlo asi á ese Gobierno en una nota especial, é igualmente que, en cuanto al cultivo de las Relaciones Esteriorcs de este Estado, él proveerá por si mismo y directamente : mas que no olvidará por eso, antes contribuirá en cuanto pueda, á todo lo que refluya en bien y crédito de la Confederación y cuidará de llenar por su parte an- te los poderes estranjeros el deber que á toda la República imponen enerjicamente las exijencias del decoro nacional, y los gloriosos recuerdos del nombre Argentino. En su virtud, y después de firmadas las indi- cadas declaraciones acerca de los puntos conveni- dos, puede V. S. dar por terminada su comisión, y retirarse, pero añadiendo en la mencionada nota: que al Estado de Buenos Aires le queda la com- placencia de haber Bido el primero en tentar la aproximación de ambos Gobiernos; y que si estos— 80 — no hallan hoy medios posibles de operar la recons- trucción de nuestra nacionalidad, no por eso aban- dona el Estado de Buenos Aires sus ardientes de- seos y esperanzas de que algún diaserán hallados ; perseverando entretanto en sus sentimientos de paz y fraternidad hácia todas las provincias her- manas, hasta que tomando un jiro mas alto las ideas, llegue la oportunidad de llenarse con satisfacción recíproca el voto común de la República Argen- tina. Dios guarde al Sr. Comisionado muchos años. Valentín Alsina. Ministerio de Gobier- no y Relaciones Ex- teriores. Buenos Aires Diciembre 31 de 1855- Al Señor Comisionado Especial cerca del Gobier- no de la Confederación, Don Juan Bautista Peña. Por especial encargo de S. E. el Sr. Gober- nador, el abajo firmado se dirije á V. S. para ma- nifestarle que acaba de leer en un número reciente del periódico Confederación, un artículo, en el cual bajo el epígrafe Correspondencia del Paraná, se inserta lo que ha querido llamarse las Instruccio- nes de V. S., juntamente con las respuestas que se dice dadas por los Comisionados de ese Gobierno, y ademas se atribuye á V. S. haber manifestado á estos las citadas Instrucciones. El Secretario Sr. Acosta ha informado á este respecto, que lo que V. S. ha hecho alguna vez en las conferencias, ya para ayudar su memoria, ya para que mejor se entiendan Jas ideas de ese Go- bierno, ha sido únicamente leer para sí mismo al- gunos párrafos de sus instrucciones; asi como otras veces ha pasado á los Comisionados de ese Gobier- no, apuntes, pero no literales, sobre dos ó tres pun- tos, á fin deque tuvieran tiempo de meditarlos; sin que aquellos hayan visto jamás un solo renglón de las instrucciones. No necesitaba el Gobierno de este atestado para estar segurísimo de la falsedad de aquella tor- pe imputación; pues ademas de conocer bien la circunspección de V. S., él sabe mejor que nadie que no eran aquellas las instrucciones qua dió. Es Eor otra parte palpable la prueba de que, quien aya fraguado aquel papel, no ha visto ni de cer- ca las instrucciones ; pues ni siquiera en la forma tiene ese papel la menor analojía con aquellas. Percibe claramente el Gobierno el sencillo modo con que ha podido realizarse aquella insigne superchería, tan impropia de hombres sérios. To- do ájente, encargado de proponer ó discutir for- zosamente ha de manifestar en las conferencias sus objetos, ideas y motivos con arreglo á sus ins- trucciones: en este sentido, no hay ájente alguno que no las manifieste. Lo que se ha hecho pues ha sido reducir á la forma de artículos algo de lo que V. S. haya espuesto, y presentarlo cual si fuese el texto preciso y literal de sus instrucionos. Felizmente" el inventor ó inventores de este manejo rastrero, no ha osado inventar también que V. S., ademas de manifestarlas, haya dado copia de ellas ó consentido en que se sacase : de manera que hasta el hombre de alcance mas limitado, compren- derá ser falso que aquel papel sea el texto de ellas; pues una simple manifestación ó lectura, no podría bastar para grabarlo en la memoria.— 82 — Tampoco ha osado inventar que V. S. ademas de manifestarlas, haya consentido en su publica- ción % Con qué derecho pues se dispone de una pro- piedad que se dice ser ajena, y se remite á la pren- sa un documento que no pertenece á aquellos que lo publican ? De igual modo : observará el Sr. Co- misionado que se ha huido de espresar cual sea la conveniencia pública, cual la urjencia, de antici- parse á dar á luz las supuestas instrucciones sabien- do como es natural, llegará la oportunidad en que ambos Gobiernos han de publicar todo sin incon- veniente alguno, y cuando se confiesa que todavía está pendiente la negociación, la cual debe conti- nuarse al regreso del Secretario. Siempre, Sr. Comisionado, en toda circunstan- cia, en todo Gobierno que se precie de honrado é ilustrado, la publicación estemporánea y clandes- tina de un documento aun verdadero, hecha sin no- ticia ni asentimiento de su dueño esclusivo que se halle presente, seria un acto severamente condena- do hasta por la moral; cuanto mas no lo será si se atribuye al dueño actos que no ha ejercido, y si ademas se redacta á placer el documento. Por que esto es lo mas notable en este incidente. Poco im- portaría á este Gobierno,—aunque siempre seria Tin acto vituperable—el que se hubiera dado á luz el verdadero texto de las instrucciones; pues el Sr. Comisionado sabe bien que nada hay en ellas de reprobable, nada de misterioso, nada de que el Gobierno de Buenos Aires tenga que ruborizarse, arrepentirse, ni retractarse. Mas no es eso lo que se ha hecho, sino que se ha compajinado arbitrariamente un papel en el cual, mezclándose lo cierto y lo falso, adulterando ó truncando ciertos pensamientos, callando unos, presentando á otros aislado?, inventando algunos, — 85 — suponiendo haber sido proposiciones y aun exijen- cias lo que ha sido solamente observaciones, se pre- tende desacreditar á Buenos Aires y á su Gobier- no, hacer aparecer á la misión bajo una luz falaz y siniestra, prevenir el juicio de las provincias herma- nas, estraviarlas ideas, despertar animosidades vul- gares y producir dificultades entre ambos Gobiernos. Completa seria la indiferencia con que el Go- bierno habría mirado aquella producción, si ella apareciese como emanada únicamente de individuos particularef. Mas los caracteres con que ella apa- rece revestida, no permiten dudar racionalmente de que se ha tenido ó el designio ó la inhabilidad de presentarla como de altooríjen. Efectivamente, alli se dice que V. S. manifestó las instrucciones, no á una tercera persona—que pudiera haber incurri- do en alguna indiscreción—sino precisamente á los Comisionados de ese Gobierno: de suerte que admitiendo la verdad del hecho, resultaría que solo los Comisionados de ese Gobierno han podido re- velar el contenido de ellas. De igual modo : alli se inserta lo que se dice ser las respuestas de aque- llos ; y si ésas respuestas son verdaderas y exactas, resultaría también que solo ellos han podido tras- mitirlas. Desde que apareciese que aquel hecho hubie- ra tenido su oríjen en rejiones oficiales, los comi- sionados de ese Gobierno quedarían fatalmente en alguno de los estremos de un dilema acusador. Por que en verdad: ó V. S. no hizo la manifestación que se le atribuye, y en tal caso, se ha cometido la mas villana calumnia: ó la hizo V. S. realmente, y en tal caso, se ha cometido el mas indigno abuso de confianza. Cabe sin embargo en lo posible el que, á des- pecho de apariencias tan fuertemente condenato-— 84 — rías, los Comisionados de ese Gobierno no hayan tenido parte alguna en la redacción de ese papel, ni en su publicación. Mas por lo mismo, es de es- perarse en tal caso de su buena fé que, lejos de te- ner inconveniente alguno para declararlo así, se apresurarán á hacerlo desde luego. Ellos verán jin duda que el dejar pasar en silencio aquel suceso, seria aceptarlo, comprometiendo así, ademas de su propio nombre como caballeros, el crédito esterior de su Gobierno: seria quizá autorizar á los que tengan que tratar con la Confederación para creer equivocadamente que, según reglas ó prácticas de su diplomacia, ella mira como indiferente ó lícito, el quebrantar—cuando ella juzgue que asi le con- viene—el secreto de una negociación pendiente, y lanzarlo á las calles estruendosamente, desfigura- damente, injuriosamente. En consecuencia de todo, dispone el Sr. Go- bernador, que no obstante lo prevenido en la nota de ayer, suspenda V. S. todo proceder y conferencia relativa á la continuación de la negociación pen- diente : que según fuesen las circunstancias y efec- tos que este incidente pueda haber allí producido, y cuya valoración, imposible desde aquí, se deja á la discreción de V. S., se acerque á los Comisiona- dos de ese Gobierno; procure obtener las necesa- rias esplicaciones acerca del oríjen de tal suceso, y acerca del modo en que ellos lo consideran; les manifieste la justicia y la conveniencia mutua de publicar un aviso oficial á este respecto; y si ne- cesario fuese, presente á ese Gobierno una nota es- crita en demanda de aquel paso, ó de cualquier otro análogo, tomando de la presente comunica- ción, para justificar esa demanda, aquellos concep- tos y observaciones que V. S. repute mas oportunos; eu el concepto de que si V. S. no obtuviese el justí- — 85 — simo objeto que queda indicado, esta nueva prueba, cuando no de la implicación de ese gobierno en di- cha publicación, al ménos de mala voluntad, auto- rizaría á V. S. para poner punto á su comisión y re- tirarse, por ser en tal caso inútil y aun imposi ble el continuar conferencias, en las que carecería la Co- misión de la libertad necesaria ; pues es harto evi- dente que ella deberá recelar con justicia la repe- tición de Ja misma indecorosa superchería, ó de otra análoga. . Dios guarde á V. S. muchos años. Valentín Alsina. Al >&\ Ministro de Gobierno y Relaciones Exte- riores, Dr. D. Valentín Alsina. Paraná, Enero 15 de 1856. El 7 del corriente tuve el honor de recibir dos comunicaciones del Sr. Ministro, fechas 30 y 31 de Diciembre del año próximo pasado. En la pri- mera se rejistran las estensas observaciones é ins- trucciones que, con motivo de los protocolos le- vantados, tiene á bien darme el Gobierno para la continuación y clausura de la negociación pendien- te. En la segunda se me previene suspenda dar cumplimiento á la anterior, con motivo de la "Cor- respondencia del Paraná" que apareció en el pe- riódico "La Confederación" de 27 de Diciembre pasado ; se hacen observaciones urj entes sobre es- te hecho irregular; se me indican los pasos amis- tosos y extraoficiales, y aun oficiales si lo creo ne- cesario, que debo dar, para recabar esplicaciones, y hasta la publicación de un aviso oficial, acerca de la no participación de este Gobierno en tal suceso;— 86 — y se me advierte por último que si encontrase re- sistencia á ello, podría retirarme. Enterado de todo, y de perfecto acuerdo con lo que se me previene, debo ante todo decir al Sr. Ministro que el contenido de la publicación refe- rida, puede con justicia ser señalado con las mas odiosas calificaciones. La falsedad y la malicia que ella contiene revela la criminal intención de per- vertir las ideas de los pueblos, y avivar los odios que por desgracia están demasiado arraigados en ellos. Sobre todo esto, no puede haber en mi con- cepto duda alguna: y bien penetrado de ello, pro- cedí en el sentido ordenado cerca de los Ministros déla Confederación á quienes me dirijí amistosa y personalmente como se me indica, con ánimo de esplorar el pensamiento de estos SS. y ponernos de acuerdo, si era posible, para formular entónces una representación escrita. De las conferencias verbales tenidas con estos SS. resultó : que ambos convinieron en que la pu- blicación á que me refiero, es indudablemente per- niciosa y también falsa en gran parte de su conte- nido. Saben que no ha habido tal manifestación de instrucciones como se estampa ; pues ellas no han salido jamás de mi mano, aunque es cierto que les he leido yo mismo, al tiempo de formarse los Pro- tocolos, algunos trozos de que me convenia hacer mérito en tales momentos, y también lo es que he dado á estos SS. apuntes tomados en gran parte de las mismas instrucciones, especialmente sobre el punto de las Relaciones Exteriores y navegación de los Ríos por flotas armadas. Ellos saben tam- bién que el pasarles estas apuntaciones, no tuvo otro objeto que el proporcionarles el medio de es- tudiar la materia con detención para ser tomadas en consideración aquellas ideas en las discusiones — SI — oficiales, y presentarles así la facilidad de que, con conocimiento detenido y perfecto del asunto, pu- diesen ofrecer en la discusión todos I03 caminos ó medios para arribar mas llanamente á un acuerdo. Tampoco han negado lo intempestivo y re- probable que ha sido el hacer una publicación an- ticipada sobre una negociación pendiente, mucho mas cuando en ella figura una proposición gravísi- ma, la que aun no se sabe si será aceptada, y pue- da servir de obertura á arreglos futuros sobre la Organización Nacional. En todos estos puntos, estos SS. no han des- conocido las razones apuntadas en la nota del Sr. Ministro, declarando del modo mas expreso y ter- minante que el Gobierno de la Confederación no ha tenido participación alguna oficial ni extra-ofí- cialmente en el hecho de que se trata, fundando esta aserción en la misma falsedad, incoherencia y contradicción en que está la "Correspondencia del Paraná" con el texto de los Protocolos oficiales, ó imputando toda la culpabilidad de este negocio solamente al Redactor de "La Confederación". El Comisionado se manifestó satisfecho con estas esplicaciones: pero esto solo no era lo bastante. Reflexionó que todo eso podia ser muy cierto; mas que entretanto no pasaba de palabras que no iban ma3 allá de las paredes del gabinete; mientras que la publicación escrita, preñada de inexactitudes, de mala fó y hasta de insultos, corría por todas partes, engañando con su contenido el espíritu de los pueblos, generalmente dispuestos á acoger con un asentimiento fácil todo cuanto sea contrario al Gobierno y al Pueblo de Buenos Aires. En su virtud, el Comisionado, adelantando las ideas, indicó á los Ministros la persuacion en que estaba de que tal publicación no solo era ofensiva— 88 — á su Gobierno, sino que debia producir en Buenos Aires una grande escitacion en los ánimos, porque siendo aquel un pueblo donde la opinión, en mu- chos casos, estendia su imperio hasta sobre las au- toridades, no seria estraño que, considerando este hecho como emanado ó sugerido, ó por lo menos tolerado impasiblemente por el Gobieeno de las Provincias Confederadas, se produjese un espíritu de repulsión contra todo lo que tendiese á la deseada Organización Nacional, cuando por parte de sus autoridades se manifestase frialdad ó indi- ferencia oficial, en momentos tan delicados, acer- ca de un proceder que las apariencias señalaban como derivado directa ó indirectamente de ellas. Añadió que su Gobierno quería evitar el dirigir alguna reclamación sobre esto al de la Confedera- ción, anticipándose este á dar por sí mismo, y co- .mo espontáneo, un aviso oficial, ó cualquier otro paso, que desmintiese ó desvirtuase el efecto de esas apariencias: y no omitió hacer notar con este motivo la moderación observada por la prensa de Buenos Aires, desde que se habia despachado por su Gobierno cerca del de la Confederación la misión que tenia el honor de desempeñar. En fin, abundó en cuantas reflexiones y consideraciones le parecie- ron oportunas, ya propias, ó ya tomadas de la nota del Sr. Ministro. Al llegar á este punto, ambos Ministros resis- tieron, del modo mas decisivo, toda idea de interve- nir en este asunto, y al paso que increpaban la con- ducta del Redactor de "La Confederación", soste- nían afirmativamente, que el uso de la prensa era libreen las Provincias Confederadas, que la de Buenos Aires insultaba frecuentemente hasta los últimos extremos á las autoridades públicas de la Confederación, sin que estas hubiesen hecho otra — 89 — cosa que despreciar tales agravios: que no podian creer que el Gobierno de Buenos Aires preten- diese establecer reclamación alguna oficial con motivo de las publicaciones de un periódico, por que tal conducta seria ridicula y hasta absur- da : que si se sentia agraviado por la prensa no habia otro medio de reparación que la prensa misma, de la que podría usar según le convi- niese. El comisionado observó á los Sres. Ministros la grande equivocación que padecían ; pues el Go- bierno de Buenos Aires no hablaba de lo que es- cribiesen los Diaristas sobre este asunto, lo cual le era totalmente indiferente: Que lo que deseaba nada tenia que ver con la libertad de la prensa: Que se trataba de una publicación, al parecer de oríjen gubernativo : pero, pues no era asi, y I03 Sres. Ministros la declaraban falsa é indebida, na- da de impropio ni nocivo habia en que dijesen esto mismo publicamente. Insistieron sin embargo en su modo de ver, haciendo varias argumentaciones, que no mencio- naré, por que desconfio de mi memoria ó de mi modo de vertirlas ; y concluyeron significándome que sentirían mucho que llegase el easo que les habia indicado de un reclamo formal y escrito al que no les seria dado atender ; lo cual podría traer disgustos de trascendencia hasta para el buen éxito de la negociación pendiente, &. Esto ha sido mas ó menos, Sr. Ministro, lo ocurrido en las conferencias particulares. Me pareció que lo que dejo espuesto sobraba para poder formar una perfecta conciencia en el asunto; pues el rehusarse obstinadamente un Go- 12— 00- bierno á responder de oficio lo que declara de pa- labra, es, de cierto, un hecho bien estraño y bien elocuente por si mismo. Comprendí por consecuencia que era super- fluo hacer un reclamo oficial, que solo produciría una polémica bulliciosa y escitante, sin resultado útil: pero comprendí al mismo tiempo, á vista de tal procedimiento, que, como lo insinúa el Sr. Mi- nistro, era también muy difícil, cuando no aventu- rado, el continuar por ahora las conferencias sobre lo principal: y en virtud de todo, habiéndolo me- ditado bien durante algunos dias, he creido mas prudente usar de la autorización discrecional que v. S. se sirve conferirme, suspendiendo el reanu- darlas por ahora, y retirándome para esa, como probablemente lo verificaré en el primer buque que salga después del que es conductor de la pre- sente nota, que ruego al Sr. Ministro quiera poner en el alto conocimiento de S. E. el Si*. Gober- nador. Dios guarde al Sr- Ministro muchos anos. Juan Bautista Peí?a. Fl Comisionado Especial del Estado, cerca de la Confe- deración Arjentina. Paraná, Enero 22 de 1856. Al Sr. Ministro de Relaciones Exteriores, Dr. D. Valentin Alsina. Tengo el honor de remitir á V. S., bajo los números 1 á 3, la copia de una nota que el 19 se — 91 — ha servido dirijirme el Sr. Ministro del Interior, con motivo de la invasión que el ex-Jeneral Flores ha repetido en la campaña de Buenos Aires ; de la dirijida por el mismo al Sr. Gobernador de Santa Fé, y de mi acuse de recibo fecha de ayer : á fin de que impuesto el Sr. Gobernador, tenga á bien V. S. darme las instrucciones que estime oportunas; pues en la carencia d« datos en que me hallo acer- ca de aquellos sucesos, y en la multitud y varie- dad de voces que aquí se hacen circular, compren- derá el Sr. Ministro que seria en mi harto aventu- rado el estenderme á apreciar aquella manifesta- ción de este Gobierno. Dios guarde al Sr. Ministro muchos años. Juan Bautista Pe5Ta. Numero 1. Ministerio del ) Interior. \ Paraná, 19 de Enero de 1856. Al Sr. Comisionado del Gobierno de Buenos Ai- res, Don Juan Bautista Peña. Tengo el honor de adjuntar á V. para su co- nocimiento, y en copia debidamente autorizada, la nota que con fecha de hoy, se ha pasado al Go- bierno de Santa Fé con motivo de la nueva inva- cion intentada sobre Buenos Aires por los hijos emigrados de ella. En dicha nota hallará V. consignada la polí- tica inapeable que el Gobierno Nacional está día-— 92 — puesto á observar en esta nueva emergencia, y las disposiciones que ha dictado según ella. Dios guarde á V. muchos años. Santiago Derqüi. Es Copia:— Pesa. Numero 2. Ministerio del ^ Interior. ^ Paraná, 19 de Enero de 1856. Al Exmo Sr. Gobernador de la Provincia de Santa Fé. Se han recibido en este Ministerio las nota» de V. E. fechas 11 y 12 del corriente, relativas á la segunda invasión intentada sobre la Provincia de Buenos Aires, por los hijos emigrados de ella. Al acusar recibo de dichas notas, el Gobierno Nacional se cree en el deber de aplaudir el celo que V. E. maniílesta por el cumplimiento de los deberes que lo incumben en esta desagradable emergencia, y la activa cooperación con que las au- toridades del Rosario han segundado sus medidas, y siente al mismo tiempo la necesidad de manifes- tar á V. E. la inapeable política que está dispues- to á observar, con relación á esta nueva lucha, si por desgracia se encendiere. Las estipulaciones vij entes que ligan al Go- bierno Nacional y al de Buenos Aires, fueron acor- dadas exclusivamente con el designio de establecer la Paz, y V. E. á quien cupo en esa vez, el honro- so encargo de iniciar esa negociación, conoce bien cual fué el pensamiento del Gobierno al inves- tirlo de sus poderes para este objeto. Tales antecedentes, pues, ya dejarán presumir á V. E. que el Gobierno Nacional se cree siempre en el deber de respetar esos tratados, y de hacer cumplir sus prescripciones, guardando en conse- cuencia la neutralidad mas severa; pues todo lo que no sea esto importaría una violación de esas es- tipulaciones en que el Gobierno Nacional está muy distante de incurrir. Al hacer á V. E. esta declaración, debo ma- nifestarle también la imperiosa necesidad que hay de que V. E. imparta las órdenes conducentes al objeto de impedir, que los interesados en esta nue- va lucha, cualquiera que sea la bandera á que sir- van, encuentren en las autoridades y vecindario de esa Provincia la mas mínima cooperación, ni la mas pequeña hostilidad. Si las alternativas de esa guerra, tan frecuentes en nuestras luchas civi- les, arrojasen sobre el territorio Santafesino algu- nos individuos de los que hubieran tenido parte en ella, dispondrá V. E. que inmediatamente sean desarmados: ademas en el propósito de evitar que los elementos propios de la Confederación, vayan á dar pábulo á esa guerra, en que ni quiere ni de- be tomar parte, dispondrá también V. E. que se estorbe toda extracción de caballos de ese territo- rio, siempre que su número ú otra cualquier cir- cunstancia, haga comprender que ellos van desti- nados á ese objeto. Fuera de estas prescripciones, puede" V. E. consultar todas aquellas medidas que crea necesa- rias para llenar los fines de la estricta neutralidad que debemos observar, en la seguridad de que es- ta constituye la única política que le cabe al Go- bierno Nacional en este asunto.. El acreditado celo de V. E. escusa al infras- cripto de la necesidad de recomendarle la debida— 94 — puntualidad en el cumplimiento de las medidas co- municadas en esta nota y por lo mismo debo limi- tarme solamente á ofrecer á V. E. mis considera- ciones y respetos, Dios guarde á V. E. Santiago Debqui. Es copia— Ensebio Ocampp, O. M. Es copia— Pena. Numero 3. El Comisionado del Gobierno de Bue- nos Aires. Paraná, Enero 21 de 1856. Al Sr. Ministro de ~R. E. del Gobierno Confedera- do, Dr. D. Juan María Gutiérrez. Cumplo con el deber de avisar recibo á la no- ta de 19 del corriente que se me ha pasado por el Ministerio del interior, con la copia autorizada que con la misma fecha, se ha dirigido por el Gobierno Nacional al Exmo. Sr. Gobernador de Santa-Fé, en la cual se le manifiestan las prescripciones que de- be observar en los diversos casos que se suponen en la comunicación referida, asi como en todas las de- mas emergencias que puedan sobrevenir en conse- cuencia de la invasión hecha con fuerza armada al territorio del Estado de Buenos Aires por algunos gefes y oficiales militares sublevados que han per- tenecido antes á su servicio, y con el fin de obser- var por parte del Gobierno de la Confederación la — 95 — mas estricta neutralidad, en cumplimiento de las estipulaciones acordadas en los tratados existentes entre ambos Estados. En consecuencia el infrascripto cuidará de dar conocimiento á su Gobierno de ambas notas en oportunidad, y entretanto tiene la satisfacción de presentar al Sr. Ministro de Relaciones Exteriores el justo homenaje de su consideración y respeto. Juan Bautista Pena. Es copia— Pena. Ministerio de Relacio- ) nes Exteriores. ) Buenos Aires, Enero 28 de 1856. Al Sr. Comisionado Especial cerca del Gobierno de la Confederación Arjmtina, El Sr. Gobernador se ha instruido de la nota delSr. Comisionado fecha 21,y délas tres inclusas en copia, referentes las dos primeras á la resolución tomada el 19 por ese Gobierno y transmitida al de Santa Fó, con motivo de las notas que el 11 y 12 le pasó éste, acerca de "la segunda invasión" de los anarquistas al territorio de este Estado. En su virtud, S. E. ha prevenido al que sus- cribe manifieste al Sr. Comisionado que no es es- traño que en las fechas citadas se creyese en Santa Fó que los anarquistas, después de su primera in- vasión en fines de Diciembre, habían realizado una segunda; pues aun aquí se creyó lo mismo, de re- sultas de informes que después se vió ser equivoca- dos. Lo real, sin embargo, de las cosas, no dejaba por eso de ser muy sério y muy grave.— 96 — Procediendo pues ese Gobierno en el equivo- cado concepto de que en el territorio de Santa Fé no existían ya tales anarquistas, y que estos habían penetrado en el nuestro, donde suponía encendida una lucha, espide el 19 esa resolución, declarando y mandando observar la neutralidad que reconoce ser de su deber observar, en cumplimiento de los tratados existentes. El Gobierno de Buenos Aires estima debida- mente la espresion de los sentimientos contenidos en la resolución precitada ; aunque esa resolución y las medidas que ella prescribe, sean totalmente inadecuadas, como adaptadas á un órden de cosas que no existia. Deplora por lo mismo que ese Gobierno haya ignorado cual era el verdadero ; pero se lisonjea con que, de lo contrario, hubiera dictado las provi- dencias respectivas para poner prontamente un término al público escándalo que se daba en el territorio vecino. Ese Gobierno no puede descono- cer que tanto se hubieran infrinjido los tratados existentes faltándose á la neutralidad después de verificada una invasión á este Estado, como de he- cho se ha infrinjido, tolerando pasivamente que se produjese en dicho territorio una situación hostil y amenazante para Buénos Aires : situación que no podia resolverse de otro modo que el ejecutado el 24 por las fuerzas de Buenos Aires. Ordena pues el Sr. Gobernador, que el Sr. Co- misionado responda en este sentido á la referida comunicación del 19. En cuanto á la operación del 24, este Gobier- no dirije á ese el adjunto pliego, cuya copia se in- cluye al Sr. Comisionado para su conocimiento. Dios guarde al Sr. Comisionado muchos años. Valentín Alsina. — 97 — El Comisionado Espe- * cial del Estado, cer- ca de la Confedera- ción Argentina. Buenos Aires Febrero 15 de 1856. Al Sr. Ministro de Relaciones Exteriores Doctor Don Valentín Alsina. El infrascripto tiene el honor de pasar á cono- cimiento de V. S., bajo los números 1 á 3., las no- tas orijinales, y documentos de su referencia, que, poco antes de su salida del Paraná, recibió de aquel Gobierno, con relación á los sucesos que ha- bían tenido lugar en la campaña de Santa Fé; y acompaña igualmente bajo los números 4 á 5, co- pias de la respuesta que juzgó deber dar á las dos f>rimeras, y del acuse' de recibo de la última: todo o cual espera el infrascripto se digne V. S. poner- lo en noticia de S. E. el Sr. Gobernador. Dios guarde al Sr. Ministro muchos años. Juan B. Peña. Numero 1. Ministerio del ) Interior. $ Paraná Enero 26 de 1856. Al /Sr. Comisionado del Gobierno de Buenos Ai- res Don Juan Bautteta Peña. El Gobierno Nacional tiene conocimiento de que el Gefe de las fuerzas que el Gobierno de Buenos Aires tenia en Campaña, con motivo de la invasión del General Flores, ha agredido el territo- rio de la Confederación. En este estado siente la necesidad de dirijirse á V. pidiéndole se sirva 13— 98 — manifestar si le consta y está satisfecho de la acti- vidad y celo con que el Gobierno de Santa Fó, ha procurado evitar la invasión que ha dado lugar á este incidente. Al ocurrir á V. con este objeto, el Gobierno Nacional recurre no solamente al carácter oficial que V. inviste, sino que apela además á la lealtad y honradez que le es característica. Al fiar en estas calidades que el Gobierno Na- cional cree, en justicia, deber reconocer en V., no teme equivocarse, confiando en la sinceridad del informe que se le pide, y mucho menos aun desde que el objeto de dicho informe no puede ser otro que el que la paz y la justicia pueden reclamar. Con este motivo tengo el honor de ofrecer á V. mi consideración y respeto.' Dios guarde á V. Santiago Derqui. Numero 2. Ministerio ilol ) Interior. 5 Paraná, Enero 26 de 1856. -Al Sr. Comisionado del Gobierno de Buenos Ai- res, D. Juan, Bautista Peña. Cumplo con el deber de adjuntar á V. en co- pia debidamente autorizada, la nota fecha 25 del corriente, en la que el Gobierno de Santa Fé dá cuenta de haberse internado en el territorio de la Confederación, las fuerzas que el Gobierno de Bue- nos Aires tenia en campaña, al mando de su Minis- tro de la Guerra Coronel D. Bartolomé Mitre, y los documentos que en dicha nota vienen adjuntos. Por ellos se instruirá V. de ese incidente que viola — 99 — de una manera escandalosa los tratados celebrados en 20 de Diciembre, que el Gobierno Nacional y todas las autoridades de su dependencia han sabi- do respetar con verdadera relijiosidad. Desde luego, es de notar el honroso contraste que forma para el Gobierno Nacional, la conducta observada por él en la última invasión encabezada por el General Flores y la agresión que so-pretesto de perseguir á este, ha cometido el Gobierno de Buenos Aires sobre el territorio de la Confede- ración. Este contraste honroso, repito, para el Go- bierno Nacional, viene á revelarnos una violación flagrante de los tratados que el Gobierno de Bue- nos Aires celebró con él, para establecer la paz que reclamaban los intereses bien entendidos de la * Confederación y Buenos Aires, y para evitar eu la * discusión de nuestras cuestiones políticas la inter- vención de las armas. Ese contraste también en la parte que le ha cabido en él al Gobierno de Bue- nos Aires, viene á inferir á la Confederación un agravio tan inesplicable como improvocado, y á obligar á su Gobierno á empuñar de nuevo las ar- mas para repararlo. En tan dolorosa situación, el Gobierno Nacio- nal no puede olvidar que el Gefe de las fuerzas agresoras es el mismo Ministro de la Guerra del Gobierno de Buenos Aires, y esta circunstancia * debe hacerle presumir que esa agresión estaba pre- venida en sus instrucciones. Sin embargo : consul- tando los intereses generales del país y en la nece- sidad de evitar una lucha, el Gobierno Nacional desearía sinceramente haberse equivocado en tan natural suposición. El aceptaría con placer las sa- tisfactorias esplicaciones que el Gobierno de Bue- nos Aires le diese con este motivo, antes de verse— 100 — en la necesidad de exijirlo por las armas. El Go- bierno Nacional contaria en ese caso coa la seguri- dad de su triunfo, pues todas las ventajas que pue- de dar el poder y la justicia de su defensa, estarían de su parte, y sin embargo preferiría una esplica- cion que restableciese lá paz, antes que una victo- ria adquirida á costa de sangre hermana. El Sr. Comisionado de Buenos Aires, testigo de la neutralidad que el Gobierno Nacional ha ob- servado con motivo de la invasión Flores, puede apreciar debidamente la magnitud del agravio que ha inferido esa agresión y la justa indignación que ella ha debido producir. Al emitir estas consideraciones, el Gobierno Nacional espera que el Sr. Comisionado de Buenos Aires se sirva dar las esplicaciones del hecho que las motivan, y para este caso cuenta de antemano con la lealtad de su carácter y la rectitud de sus intenciones. Con este motivo tengo el honor de ofrecer á V. todo mi respeto y consideración. Dios guarde á V. Santiago Derqui. CINCO DOCUMENTOS A QUE SE REFIERE LA NOTA ANTERIOR. A. Comandancia General ) de Frontera Sud y V Oeste. ' ) Cantón 1. • de Hayo, Enero 24 de 1856. Al Sr. Ge/e Político del Deparlamento, D. Nicasio Oroño. Es la una de la tarde cuando recibo parte positivo que los emigrados de Buenos Aires han sido deshechos completa- — 101 — mente por una fuerza perteneciente á aquel Estado, y que esta se ha concentrado en persecución de ellos hasta el terri- torio de esta Provincia, y por un parte recientemente han llegado hasta el Arroyo del Sauce. En este momento hago salir la escolta en observación de ellos, y espero las demás fuerzas de los cantones que se me reúnan esta noche á trote y galope según mis órdenes, y con el fin que sí estos permanecen, sacarlos á balazos de la Provincia. Todo lo que se pone en conocimiento de S. S. para los fines que convengan. Me dicen que el General Flores ha ti- rado para esa con otros mas gefes. Dios guarde á S. S. Santiago Oroño. Es copia— Benjamín Otero, Oficial 1. ° Está conforme— Severo González. Gefatnra Política ) del Rosario. ) Al Sor. Dr. D. Severo Gonzales Ministro Secretario Ge- neral de Gobierno. Con la precipitación que la honra de la Provincia y la inmunidad de la Confederación inicuamente violada por una columna como de mil hombres armados de la Provincia de Buenos Aires que perseguían á los emigrados que han sido destrozados, me apresuro á dar cuenta por el órgano de S. S. al Exmo. Sr. Gobernador de tan inaudito atentado para que si S. E. lo estima conveniente lo transmita al Exmo. Go- bierno Nacional. Entre tanto yo me ocupo de dictar las medidas que juz- go convenientes para salvar la responsabilidad del Departa- mento de mi Gobierno y el honor del Exmo. Gobierno Na- cional, y daré cuenta á S. E. de I03 resultados que obtu-' viere. Ií. Rosario. Enero 24 de 185C.— 102 — La cópia que legalizada envío á S. S. para que se sirva elevarla al conocimiento de S. E. el Sor. Gobernador ins- truirá con claridad del acontecimiento que debemos lamen- tar y el que forza las medidas de que me ocupo. Dios guarde á S. S. Nicasio O romo. Está conforme— Severo González. C. El Gobernador de la \ Provincia de- ) Santa-Fe, Enero 25 de 1356. Al Sr. Comandante de la Guardia Nacional de Caballe- ría de Sa)i Gerónimo, I). Silvestre Febre. En el acto de recibir la presente orden proceda V. á reunir todas las fuerzas de su mando con la mayor actividad y sin pérdida de momento para marchar al Departamento del Rosario á vengar el grave ultrage inferido al honor de la Confederación Arjentina y al de éste Gobierno por un gru- po de fuerzas del Estado de Buenos Aires, que violando todo respeto y principio de justicia se ha lanzado sobre el terri- torio de aquel Departamento. Este grave incidente basta para que V. comprenda la gran responsabilidad que le afecta en el mas leve descuido en cumplimiento de la presente orden. En este momento me pongo en marcha para ese destino donde creo llegaré en la madrugada, y entonces colocado al frente de las fuerzas que V. haya reunido, continuaré mi mareha hasta el Rosario, sin omitir sacrificio de ningún jénero al fin de desagraviar el honor de toda la Provincia. En su patriotismo y deberes confia éste Gobierno la mas puntual y pronta observancia de cuanto se le ordena. Dios guarde á V. JOSE MARIA CULLEN. Está conforme— Severo González. — 103 — D. Santa-Fe, Enero 25 At 1S5J. El Gobernador de la Provincia: En el sagrado deber de ponerse en campafia para re- vindicar el honor Nacional y el de esta Provincia, ultrajado por las fuerzas sobre el territorio del Rosario— DECRETA. Art. 1. ° Queda delegado el mando Gubernativo de la Provincia en la persona del Sr. Ministro General'Interi- no, Dr. D. Severo González. 2. ° El Oficial 1. ° del Ministerio de Gobierno au- torizará el presente decreto y las demás resoluciones del Go- bernador Delegado. 8. ° Comuniqúese á quienes corresponda, circúlese, publíquese y regístrese. Está conforme— CULLEN. Quintín Valle, Oficial 1. ° (¿intin VaUe. E. El Gobierno de ia I Provincia. f Santa Fé, 25 de Enero de 18SS. Al Exmo Sr. Ministro Secretario de Estado en el Depar- tamento del Interior, Dr. D. Santiago Dtrqui. A las de la tarde ha recibido este Gobierno la nota y copia que el Gefe Político del Departamento del Rosario, le ha remitido, y que acompaño á V. E. en copias lega- lizadas. Por ellas verá V. E. que un grupo de fuerzas del Es- tado de Buenos Aires, violando el derecho de la Confedera- ción Argentina y el honor de esta Provincia, se ha lanzado sobre el territorio de Santa Fé internándose en el Departa- mento del Rosario, como á distancia de tres leguas de esta parte del Arroyo del Medio. Un proceder de esta natura- leza, ha sido tanto mas incalificable y tan profundamente ir-— 104 — rifante para el infrascripto, cuanto que el mismo Exmo. Go- bierno Nacional sabe la perfecta neutralidad que en laa des- avenencias de los hijos de Buenos Aires ha observado el in- frascripto, y las medidas enérjicas que frecuentemente ha to- mado para evitar esas invasiones á aquel Estado que ha mi- rado con horror. En vista de una agresión como la que acaban de per- petrar las fuerzas invasoras de Buenos Aires, el infrascripto se pone dentro de dos horas en marcha con la esperanza de llegar al Departamento de San Jerónimo antes de aclarar el dia de mañana, y colocarse á la cabeza de las fuerzas de aquel Departamento que ya las he mandado reunir, como instruye la. copia que también adjunto, y seguir al Rosario conti- nuando sin omitir sacrificio, hasta lanzar de la Provincia á sus invasores, ó sucumbir con todos los elementos de ellos, y sus hijos en tan alta demanda. Por el Decreto que en copia igualmente acompaffo, ve- rá V. E. que he delegado el mando Gubernativo en la per- sona de mi Ministro Jeneral, esperando que así á él, como al infrascripto, se digne el Exmo. Gobierno Nacional co- municar las órdenes que estime convenientes. Elevando todo esto al conocimiento del Exmo. Sr. Vice Presidente de la Nación, acepte V. E. mis respetos y estima. Dios guarde á V. E. JOSE MARIA CULLEN. José Severo González. Numero 3: Ministerio del ) Interior. $ Paraná, 27 de Enero de 1856. Al Sr. Comisionado del Gobierno de Buenos Ai- res, D. Juan Bautista Peña. Adjunto á V. en copia autorizada la nota fe- cha de ayer, en que el Gobierno de Santa Fó par- ticipa que las fuerzas de Buenos Aires han evacua- — 105 — do ya el territorio de la Confederación á la apari- ción de los nuestros, y otros documentos que indi- can haber cometido algunos escesos en nuestras poblaciones al emprender su marcha. Desde luego, ya comprenderá el Sr. Comisio- nado que si la agresión cometida por las fuerzas de Buenos Aires no ha alcanzado á dar lugar á una batalla, ha inferido sin embargo un grande agra- vio á la Confederación, ha ocasionado algunos gas- tos en su ejército y causado algunos perjuicios á sus moradores. Todo esto, pues, exije una digna re- paración y el darla está en los intereses de Buenos xlires y en el honor de su Gobierno. En esta convicción, pues, el Exmo. Gobierno Nacional me ha ordenado dirijirme á V. entablan- do el competente reclamo, y pidiendo la destitu- ción y enjuiciamiento del Gefe de las fuerzas agre- soras, el abono de los gastos nacionales hechos con motivo de la agresión, y la indemnización de los perjuicios causados en las poblaciones de San- ta Fé. La injusticia alevosa de esa agresión, y cuanto pudiera desearse para justificar semejante reclamo, todo concurre en esta vez á apoyar el que hoy en- tablo, y la rectitud del Sr. Comisionado no le de- jará desconocer esta aserción. Por lo demás : el Exmo. Gobierno Nacional dará inmediatamente sus órdenes para que por la correspondiente información y demás medios del caso, se comprueben los perjuicios que indican los adjuntos documentos y forman una parte de esta reclamación. Esperando que el Sr. Comisionado de Buenos Aires represente ante su Gobierno este reclamo, solo me debo limitar á pedirle se sirva ilustrarlo 14— 106 — con loa informes, que su lealtad y honradez le aconsejen. Dios guarde á V. Santiago Derqui. DOCUMENTOS A QUE SE REFIERE LA ANTERIOR. F. 1. ° de Mayo, 25 de Enero de 185S. Mi querido Nicasio. Son las diez de la mañana de este dia, cuando acabo de recibir el Capitán Manzo, con la escolta después de haber retrocedido las fuerzas de Buenos Aires, y haber podido Manzo, conseguir hablar con un edecán de Mitre y haberles intimado de órden mia que desocupasen la Provincia inme- diatamente; en el acto contramarcharon precipitadamente tirando las reses y algunos caballos y una carretilla que lle- vaban, que no ha querido quitárselas Manzo. De manera que la Provincia está despejada por que ellos han repasado la línea como á media noche del dia de ayer. Yo por mi parte hubiera deseado no se hubieran ido para haberlos hecho salir por las fuerzas, pues ya están aqui las fuerzas de San Gerónimo y Constitución ; ahora solo res- ta que la autoridad del Departamento le pida una satisfacción al Sr. Mitre y los motivos que ha tenido para atropellar el territorio Santa Fesino. Tu padre afectísimo. Santiago Oroño. Es copia*— Oroño. Está conforme—' Quintín Valle. Está conforme— Ensebio Ocampo, Oficial Mayor. — 10Y — m. 1. ° de Mayo, Enero 24 de 185«. Mi estimado Nicasio— » Hoy te escribí oficialmente dando parte de lo que les ha sucedido á los invasores, y es indudable que las fuerzas de Buenos Aires se han reconcentrado á esta Provincia has- ta el Arroyo del Sauce, y que según el primer parte de Manzo, se regresaban hoy como á las cinco de la tarde, ha- biendo saqueado y robado algunas poblaciones. Las fuerzas de estos constan como de seiscientos hombres, entre ellos co- mo siento sesenta Indios Salvajes. Son las nueve de la no- che y no he recibido el segundo parte del Capitán Manzo, quien llevó órden de entretenerlos hasta que me llegasen las fuerzas de los demás Cantones, para irles á ensenar como so pisa un territorio estraflo, y se desprecia á la Confederación y á su Gobierno. No se quejarán las autoridades de Buenos Aires si nos- otros los Santafesinos hacemos otro tanto. Por lo demás sería una humillación tolerar un hecho tan escandaloso, y tan ofensivo ála dignidad y decoro del Gobierno Nacional— Tu padre afectísimo.— Santiago Oroño. Está conforme— Quintín Valle. Es copia— Eusebio Ocampo, Oficial Mayor. H. Rosario Enero 24 de 1856. Al Sr. Ministro General de Gobierno, Dr. D. Severo González. Tengo el honor de acompañar á S. S. dos copias autori- zadas de comunicaciones que he recibido del Comandante en Gefe de las fronteras del Departamento, por la que se ins- truirá S. S. y el Exmo. Gobierno de la Provincia á quien se— 108 — servirá comunicarlas, del resultado de la inusitada y temera- ria invasión que acaba, de hatfer el Coronel Mitre sobre esta Provincia, so-pretesto de perseguir á los emigrados que ha- bían invadido la Provincia de Buenos Aires. También se adjunta copia de la nota que he dirijido al Coronel D. Wenceslao Paunero Gefe del Departamento de San Nicolás, con motivo del hecho atentatorio que tan au- dazmente han consumado en las fronteras de la Provincia; por este documento conocerá S. S. que las autoridades del Departamento colocándose en el verdadero que le demarca- ban sus deberes, han obrado con la enerjia que reclamaban las circunstancias alarmantes con que se ha atropellado los de- rechos y la dignidad del suelo arjentino. Por lo demás, los invasores han retrocedido como lo demuestran las precitadas comunicaciones, que hoy se hallan, fuera de la línea de la frontera. Los emigrados dispersos se han dirijido unos para el interior y otros se han diseminado en el Departamento. Todo lo que participo á S. S. para que se sirva ponerlo en conocimiento de S. E. el Sr. Gobernador de la Provincia, para los fines que convengan. Dios guarde á S. S. Nicasio Oroxo. Está conforme— Quintín Valle. Es copia— Ensebio Ocampo. Oficial Mayor. I. Rosario, Enero 24de 1856. Al Coronel D. Wenceslao Paunero. Acabo de informarme con sorpresa del paso temerario que han dado fuerzas de esa Provincia con el pretesto injus- tificable de perseguir al General D. José Maria Flores que se habia internado en ella en hostilidad de su Gobierno. La autoridad que represento, Sr. Coronel, dignamente desempeñada por lo que respecta á los deberes de mi con- ciencia me haciáh dormir tranquilo en las protestas amistosas que hoy mismo acabo de recibir en carta confidencial de V- — 109 — S., en la fé de tratados existentes y en ]o3 respetos que se debe á sí mismo un Gobierno constituido. En estas razones me apoyaba para tener el Departamento en el mas completo pié de paz, pero el hecho atentatorio que acaba de consumarse me hace pensar que me he entregado demasiado á la lealtad de promesas avanzadas para adormecerme y á cuya sombra de- bía consumarse un hecho que no tiene nombre entre autori- dades que se respetan. Si el General Flores intentaba inferir hostilidades al Gobierno de Buenos Aires, no sé que lo hiciera con ningún carácter político, sino en la calidad de Gefe disidente de aque- lla Provincia. Pero las consecuencias que se han seguido emanan de un orden de cosas reconocido con carácter de au- toridad, y en este caso procediendo con decoro y lealtad de- bieran hacer reclamos en términos los mas sanos desde la Frontera cuya defensa me está encomendada. Mi deber entretanto es repeler la fuerza con la fuerza y atacar un hecho impudente hasta la última estremidad, ó hasta donde considere mis medidas de acuerdo con mis debe- res, puesto q&e la solución oficial de este negocio depende de mi Gobierno á quien trasmito inmediatamente conocimiento de este atentado para que eleve su conocimiento á la inteli- gencia del Gobierno Nacional. Al llenar el deber de dirigirme á V. S. no puedo ocul- tarle la profunda indignación que ha causado en los ánimos de esta población la inaudita tropelía, é interpelarlo seriamen- te sobre la amargura de un hecho cuyas consecuencias son bien contrarias á las protestas tan repetidas de paz, de buena fé y de concordia entre los argentinos. Dios Guarde á V. S. muchos años. Nicasio OroSo. Es copia— Oroño. Está conforme— Quintín Valle. Es copia— Eusebia Ocampo, Oficial Mayor. 1— 110 — J. £1 Gobernador Delegado * de la Provincia, j Santa Fé, Enero 26 de 1856. Al Exmo. Sr. Ministro Secretario de Estado en el Depar- tamento del Interior, Dr. D. Santiago Derqui. En es/os momentos que son las once y media del día, acabo de recibir la nota oficial y copias adjuntas que me remite el Gefe Político del Departamento del Rosario, todo lo que en cuatro copias legalizadas, tengo el honor de dirijir á V. E. con un ejemplar impreso, alcance al número 241 de la Con- federación. Por ellas se instruirá V. E., que las fuerzas de Buenos Aires que atrevidamente y con el mayor escándalo violaron el territorio de la Confederación, internándose con armas y en actitud hostil en el Departamento del Rosario, han eva- cuado ya la Provincia repasando el Arroyo del Medio, des- pués de consignar á la historia los desórdenes á que aludo uno de I03 documentos adjuntos. De esperarse era una co- bardía y escesos tales, en los mismos que despreciando todo principio de honor, y burlándose de los altos deberes que les imponía un tratado preexistente de paz, desconocieron la po- lítica digna y fraternal del Gobierno Nacional, y se lanza- ron ávidos de escándalos á profanar nuestra tierra. Si sensible es al Exmo. Gobierno Nacional que las fuer- zas de Buenos Aires hayan incidido en un atentado de esta naturaleza, desconociendo los buenos oficios y la noble neu- tralidad del Gobierno Nacional; placentero y muy satisfacto- rio, debe serle haber observado en esta vez, el ardiente pa- triotismo con que todas las autoridades y vecinos del Rosario, se han dispuesto vengar el ultraje inferido al honor Argentino. Al apresurarme en poner este resultado en conocimien- to del Exmo. Sr. Vice Presidente de la Nación, por el digno órgano de V. E., me es grato reiterar al Sr. Ministro mi dis- tinguida estimación, y respeto. Dios guarde á V E. Severo González. Quintín Valle, Oficial 1. • Es copia— IZusebio Ocampo. Oficial Mayor. — 111 — Numero 4. El Comisionado Espe- cial del Gobierno de Buenos Aires. Paraná, Enero 27 de 1856. Al Sr. Ministro de Relaciones Exteriores del Go- bierno Nacional, Dr. D. Juan María Gu- tiérrez. Con fecha de ayer he recibido dos notas del Sr. Ministro del Interior y cinco documentos en copia, que hacen relación á la invasión del ex-Ge- neral Flores y algunas de sus consecuencias. No teniendo el infrascripto sino una Comisión especial cerca del Gobierno Nacional para tratar sobre asuntos que le han sido terminantemente designados en sus instrucciones, no le es posible mezclarse en manera alguna en los acontecimientos extraordinarios que han sobrevenido posterior- mente á su llegada á esta ciudad y que deplora con dolor. Se deriva naturalmente de este antecedente la impropiedad que habría en que el infrascripto asintiese á la petición del Sr. Ministro del Inte- rior para que le manifieste—" Si le consta y está " satisfecho de la actividad y celo con que el Go- " bierno de Santa Fó ha procurado evitar la inva- " sion."—Desde luego el Comisionado se escusa de pronunciarse sobre un asunto tan grave y delicado, reservándose exponer á su Gobierno con la mas fria imparcialidad el juicio que haya formado sobre los procedimientos empleados por el Gobierno de Santa Fó—con relación á la invasión de Flores. El Comisionado Especial se abstiene de en- trar en mas esplicaciones sobre el contenido de las 112 — dos notas del Si\ Ministro del Interior, por ser to- do ello extraño á la Comisión que le na encomen- dado su Gobierno y no conocer los antecedentes ó motivos que haya tenido este para emplear contra la Provincia de Santa Fé los procederes de que se queja el Sr. Ministro. Al dejar terminada mi contestación, no pue- do ménos que ofrecer al Sr. Ministro del Interior mis mas sinceras congratulaciones por el patriótico y elevado pensamiento que se espresa al final del cuarto párrafo de su nota. En tal sentido, me haré siempre el mas alto honor en segundar sus ideas, pudiendo el Sr. Mi- nistro contar á tal respecto con mis débiles ó insignificantes esfuerzos. Dios guarde al Sr. Ministro de Relaciones Ex- teriores, muchos años. (Firmado.) Juan B. Peña. Es cópia— Mariano Aoosta. NüMBKO 5. El Comisionado Espe- cial del Gobierno de Buenos Aires. Varaná, Enero 27 de 1856. Al Sr. Ministro de Relaciones Exteriores del Go- bierno Nacional, Dr. D. Juan M. Gutiérrez. El infrascripto ha recibido una nota del Sr. Ministro del Interior de esta fecha, acompañando cinco documentos en copia, referente á entablar una reclamación ante el Gobierno de Buenos Ai- res sobre los últimos sucesos de Santa Fé. — US — En oportunidad el infrascripto cumplirá con el deber de dar cuenta á su Gobierno de este negocio. Dios guarde al Sr. Ministro de Relaciones Exteriores muchos años. Firmado— Juan B. Peña. Es copia— Mariano Acosta. El Comisionado Especial i del Estado, cerca de la > Confederación Arjentina. ) Buenos Aires, Febrero 15 de 1856. Al Sr. Miniñro de Relaciones Exteriores, Dr. D. Valentín Alsina. Con motivo de una comunicación que el 26 del pasado Enero dirigió el infrascripto, en el Para- ná, á los Sres. Ministros Comisionados, haciéndoles saber que habia pedido su pasaporte por conducto del respectivo Ministerio, por si tuviesen que tras- mitirle, con relación á su comisión, alguna propo- sición nueva, ya sobre la que creyesen posible rea- brirse la discusión, ó ya para comunicarla simple- mente al Gobierno de Buenos Aires, recibió al día siguiente la nota que el abajo firmado remite ori- ginal al Sr. Ministro, como también una cópia de su acuse de recibo. Dios guarde al Sr. Ministro muchos años. Juan B. Peña. 15 *— 114 — Loe Comisionados del r Gobierno Nacional. \ Paraná, Enero 27 de 1856. Al Sr. D. Juan B. Peña Comisionado por el Go- bierno de Sueños Aires cerca del Gobierno de la Confederación Argentina. Los infrascriptos hemos recibido la respetable nota de esta fecha del Sr. Comisionado por el Go- bierno de Buenos Aires, en que se sirve anunciar- nos haber solicitado su pasaporte para aquella Ciudad, ofreciéndose en tal oportunidad para si algo nos ocurre comunicarle con relación á los ob- jetos de su comisión, bien sea sobre cualquier pro- posición que mereciese discutirse nuevamente ó que debiese solo trasmitir á su Gobierno para su cono- cimiento y demás ulterioridades. Elev.'ida esta nota al conocimiento del Exmo. Sr. Vice-Presi dente, nos ha ordenado contestar á V. S., que si no estuviese en su posibilidad dar las satisfacciones pedidas por el Ministro del Interior en nota de esta fecha sobre la injustificable agre- sión perpetrada por las fuerzas de ese Gobierno sobre nuestro territorio en la Provincia de Santa Fé, pidamos encarecidamente á V. S. se sirva re- comendarlas á su Gobierno, apoyando la justicia de nuestra demanda con el conocimiento práctico que asiste á V. S. como personalmente instruido en los hechos y razones que la justifican. La integridad y buena fé que caracterizan al Sr. Peña alienta nuestra esperanza de que no será desatendido este deseo en el interés de la paz y buena armonía entre ambos Gobiernos que ya de- ben al Sr, Comisionado importantes servicios. — 115 — Al dejar asi acusado el recibo de la estimable nota á que contestamos, deseámos á V. S. un prós- pero viaje y agradecemos las finas espi'esiones de amistad y benevolencia que nos dirige, asegurán- dole que por nuestra parte serán siempre retri- buidas con la constante adhesión y simpatías que le profesamos. Dios guarde al Sr. Comisionado. Santiago Dkbqüi. Juan del, Campillo. El Comisionado Espe- cial del Gobierno de Buenos Aires. Paraná, Enero 27 de 1856. A los SS. Ministros Comisionados del Gobierno Nacional, Dr. D. Santiago Derqui y Z>. Juan del Campillo. El infrascripto ha tenido el honor de recibir la nota fecha de hoy de SS. SS., en que contestan á la de fecha de ayer y piden recomiende al Go- bierno de Buenos Aires la reclamación hecha por el Sr. Ministro del Interior sobre los sucesos de Santa-Fó. Dios guarde á los SS. Ministros Comisionados muchos años. # (Filmado) Juan Bautista Pena. Es copia— ' • Mariano Acosta. — 116 — Ministerio de Relacio- ^ nes Exteriores. S Buenos Aires, Febrero 17 de 1856. Al Ciudadano D. Juan Bautista Peña. Han sido puestas en conocimiento del Exmo. Sr. Gobernador las dos notas de V. fecha 15, en las que vienen inclusas otras del Gobierno de la Confederación dirigidas á V., y de autoridades de la Provincia de Santa-Fó dirijidas á aquel, concer- nientes todas á la internación que las fuerzas del Estado hicieron en el territorio yermo de dicha Provincia, con motivo de las que allí conservaban los anarquistas, y con el objeto de disiparlas y es- carmentarlas. Impuesto S. E. de todo, ha encargado al in- frascripto manifieste á V. que halla acertada la respuesta dada á la impropia pretensión de aquel Gobierno, fecha 26 de Enero, para que V. certifi- cára á cerca de procederes de las autoridades de Santa-Fe; procederes que, en todo caso, debían jus- tificarse de otra manera, que V. no habia presen- ciado ni intervenido, y sobre los cuales le era tan- to menos lícito el pronunciarse, cuanto que aque- llos sucesos y sus emerjencias, eran totalmente in- dependientes y ajenos de la Comisión, limitada y especial, que V. desempeñaba. Halla igualmente acertado que V. se circuns- cribiese á acusar recibo del reclamo hecho por el Gobierno de la Confederación, de resultas de la internación indicada, prescindiendo civilmente de . la inconveniencia' de ciertos conceptos contenidos en él. Intempestivo y sin objeto seria el ocuparse de aquel reclamo en la presente nota, tanto por haber — 117 — cesado ya la Comisión de V., cuanto porque, acer- ca de esto, el Gobierno vá á dirijirse al de la Con- federación. Se ceñirá pues el abajo firmado á de- plorar que la salida de V. de la Bajada, le impidie- se recibir un pliego, que có'htenia dos notas, des- pachado de aquí el 28 del próximo pasado, y que solo á la ciudad de Santa-Fó llegó; pues siendo una de ellas la respuesta á la de V. fecha 21, á que ad- juntó la de aquel Gobierno fecha 19, y siendo la otra la que á este se dirijia, con motivo de la dicha internación de nuestras fuerzas, debe lisonjearse el infrascripto con la creencia de que, si hubiese tenido lugar su recibo, se habrían prevenido, ó al menos modificado, juicios precipitados, y aserciones poco meditadas. Por lo demás, quiere también S. E. se esprese á V., que él conoce bien que, habiendo sobreveni- do de súbito, acaecimientos completamente estra- ños á los marcados objetos de su encargo, y care- ciendo V. de carácter, de instrucciones y aun de noticias respecto de ellos, su situación ha debido ser tan difícil como azarosa. Mas en cuanto al desempeño dé la Comisión que le fué confiada, el Gobierno ha visto con aprecio su celo y contrac- ción, á despecho de numerosos obstáculos de todo jénero. Si sus esfuerzos no han bastado al lleno de todos los objetos de sus instrucciones, induda- ble parece que por lo menos han obtenido un re- sultado valioso—el poner bien claro que las difi- cultades no han nacido ciertamente por parte del Estado de Buenou Aires. Cree el Gobierno que esta verdad resaltará vigorosamente, y aun llegará á ser conciencia nacional, cuando, teniéndose á la vista los documentos todos de esta negociación, pueda valorarse en su conjunto la lójica sórie de los hechos que ella encierra, y que hasta aquí ae— 113 — han hecho jugar desfigurados y dispersos. Es por ello que se ha acordado hacer la publicación res- pectiva. • Cumplidos ya los encargos que el abajo fir- mado recibió, réstale*tan solo el añadir al Sr. Pe- fia la espresion de sus particulares sentimientos. Valentín Alsina. Ministerio de Reía- ) ciones Exteriores. ) Buenos Aires, Febrero 22 de 1856. Al Sr. Ministro de Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina. El 15 del corriente han sido remitidas al Go- bierno por el Sr. D. Juan Bautista (Peña, tres no- tas del 26 y 27 del próximo pasado, que se le di- rigieron por el de V. S. en los dias de su salida de esa ciudad, siendo inclusos á las dos últimas va- rios documentos de autoridades de Santa-Fó, y re- lativas todas á la entrada que el 24 del mismo practicó en el territorio de aquella Provincia una columna de mil hombres de Buenos Aires, al mando inmediato del Ministro de la Guerra, con el objeto de disolver y castigar la alarmante y es- candalosa reunión armada de anarquistas que allí se habia realizado, con la proclamada resolución de invadir este Estado, y de derribar su Gobierno y sus leyes. El infrascripto Ministro Secretario de Rela- ciones Exteriores, se apresuró á poner todo en co- nocimiento de S. E. el Sr. Gobernador; y va á te- ner ahora el honor de responder á lo sustancial de aquellas notas, cumpliendo asi las órdenes que al — 119 — efecto se le han dado. Pero debe antes advertir que el 28 de Enero, se despachó de esta ciudad un chasque, conduciendo un pliego para el Sr, Peña, á quien se suponía todavía en esa, y el cual encer- raba, ademas de una nota para el Sr. Peña, relati- va á la que ese Gobierno se sirvió pasarle el 19, otra que él debia poner en manos de V. S., y que se versaba sobre la operación •ejecutada el 24 por las fuerzas de Buenos Aires. Ese pliego fué diri- jido al Sr. Gobernador de Santa-Fó, rogándole se dignase hacerlo pasar prontamente al Sr. Peña ; pero ha tenido que devolverlo en estos dias, por- que desgraciadamente llegó después que aquel se habia hecho ya á la vela para Buenos Aires. Aunque es muy presumible que si el Gobier- no del Sr, Ministro hubiera podido instruirse de aquella comunicación, otro rumbo y otro carácter habrían tomado ya sus ideas, no obstante, juzga el infrascripto que la presente nota—en la que refun- dirá á aquella—puede producir el mismo resulta- do, y aun mayor quizás; en razón de que, con pos- terioridad al 28 de Enero, han venido á poder de su Gobierno nuevos datos y conocimientos que fortifican mas y mas los conceptos que en aquella sustentaba. A este respecto, el abajo firmado halla forzo- so hacer observar á V. S. que las notas precitadas carecen propiamente de base; porque, al examinar y clasificar el suceso del 24, para fundar asi la precipitada reclamación ó exigencia que ellas con- tienen, se aisla enteramente ese suceso, y se pres- cinde de todos los que le precedieron y produje- ron. Sabe V. S. que hay hechos tan fuertemente encadenados entre sí, hechos de conjunto indisolu- ble, que es imposible fijar con acierto, y mucho menos condenar con justicia, el carácter del últi-mo, desde que se pongan en olvido los demás: eso sería estigmatizar la consecuencia de antecedentes que no pueden racionalmente desecharse, ó cuyo exámen se teme. Tal es, bajo un punto de vista general, el gran vacio que aquellas notas presentan, y esta verdad resaltará sin duda, si V. S. se sirve permi- tir al infrascripto que, descendiendo ahora á los detalles, oponga á las aserciones que ellas contie- nen, la relación serena de los hechos. El 21 de Diciembre se vio el escándalo de que el ex-general Flores, seguido de 60 hombres, pro- cedentes del Estado Oriental, desembarcase impu- nemente en un puertecillo de Santa-Fó, se prove- yera de caballos, y se encaminase á las Puntas de Pavón, donde se le reunieron refuerzos preparados* por Clavero, Luzuriaga y otros emigrados de Bue- nos Aires, á quienes se habia dejado permanecer en aquel Departamento, contra lo pactado en los tratados. Perseguidos después por el coronel D. Santiago Cardoso, invadieron este Estado, del que tuvieron que fugar en el acto, acojióndose otra vez al territorio santafecino, el dia 25. Grande fué entonces la esperanza de Buenos Aires de que aquellos aventureros no volverían á molestarle por aquel lado; pues el Gefe Político del Departamento del Rosario D. Nicasio Oroño, dirijiéndose al Comandante de nuestra Frontera del Norte, Coronel Paunero, le dió espontánea- mente la mas positiva seguridad de que en adelan- te ya no se les toleraría en Santa-Fó ni siquiera la simple residencia: " Errantes y dispersos como an- " dan, ya no les queda otro recurso que salir de la 41 Provincia, porque aquí ya no se les consentirá un ' "momento después de lo que han hecho." Esto prometía y aseguraba el 27. — 121 — ¡ Cuál no seria la sorpresa de este Gobierno al saber poco después que solamente á dos—á pre- testo de no hallarse á los demás—se habia orde- nado salir del Departamento, de lo que ellos se rie- ron, pues se les dejó en toda libertad sin garantía alguna; y que todos ellos preparaban activamente y sin disfraz una segunda invasión, mucho mas foiv mal que la anterior, y de acuerdo con otra que el resto de emigrados quedados en Montevideo, de- bía verificar en nuestras costas ! ¡ Cuál no seria la justa exasperación de este pueblo al saber, casi acto continuo, que en los Partidos del Pergamino y Hojas habían penetrado varias partidas—lo cual dió origen á la voz de haberse ya realizado la se- gunda invasión—las cuales arrebatando haciendas de las estancias de los Sres. Cano, Grijera y Botet, regresaron á colocar el fruto de sus rapiñas bajo la inmunidad del territorio santafecino! Sin embargo: el Gobierno, aunque seguía adoptando sus medidas preventivas, todavía espe- ro que esas autoridades, á vista de estos últimos escándalos, volverían empeñosamente por la fé de los tratados y de una palabra tan recientemente empeñada: pero infelizmente, hasta esta postrer esperanza se le obligó después á abandonar. Con efecto. El activo y vigilante coronel Paunero ha- bia comunicado al Gefe Político^ muy desde el principio, todos estos sucesos; y el infrascripto lla- ma la atención de V. S. hácia los siguientes pár- rafos de la respuesta que aquel le dió desde el Ro- sario, y que, aunque aparece con fecha 5 de Ene- ro, no se hizo llegar á poder del coronel Paunero hasta el 12: "El mismo dia que recibí su última carta, ha- "bia sido informado por un vecino de las inme- "diaeiones de esta ciudad, de los nuevos propósi- 1G— 122 "toa de los emigrados. Su carta, y otros datos que "posteriormente he recibido, me han confirmado "en la posibilidad de lo que se refiere; pero ya es- "tán las medidas tomadas, y creo fondadamente "que ellas serán tan felices como lo fueron la vez "primera..................Todos estos hombres "han permanecido ocultos en estos dias, cambian- "do de domicilio dia por dia: asi es que ha sido "muy difícil dar con ellos; pues solo Luzuriaga y "Clavero han recibido sus pasaportes, por cuya "razón se han hecho doble mas culpables al no sa- "lir del Departamento. Los otros, es decir, Flo- "res, Bustos, Lámela, etc., unos dicen que andan "aquí, que los han visto, y otros que se han ido : "mi creencia es que aquí están: pero es estraño "que los Comisarios de Campaña, que tienen órde- "nes terminantes para ordenarles que vengan á "presentarse á la autoridad, no hayan dado nin- "gun aviso hasta hoy, y no lo es menos que los "mismos vecinos, que deben interesarse en la paz, "guarden silencio..............Me tiene V. solo, "luchando con las impertinencias de esos hombres; "y los pocos amigos que, simpatizando con mi mo- "do de ver, me ayudaban á paralizar sus golpes, "ha venido á enfriarlos las bases del Sr. Peña" Esta respuesta, que no llegó á Buenos Aires hasta el 14, y los demás datos y noticias qne suce- sivamente se habian ido adquiriendo, aconsejaron al Gobierno del Estado de Buenos Aires el entrar en sérias reflexiones sobre la situación, y sobre los medios mas adecuados de hacerla desaparecer : si- tuación debida quizás ó á un altísimo concepto de su moderación y su paciencia, ó á Tina idea muy ínfima de su previsión y de su fuerza. ¿ Qué im- portaba que el Jefe Político afirmase haber ya to- mado medidas—sin espresar cuales—desde que, \ — 123 — en lo que añadía, ya anunciaba la inejecución de ellas, ya se preparaba escusas y disculpas para des- pués, ó bien, si hablaba verdad, ya revelaba el triste secreto de su total impotencia ? El no había podido ni siquiera averiguar dónde se hallasen los cabecillas : sus subalternos no cumplían sus órde- nes terminantes : no le trasmitían tampoco el me- nor aviso: los vecinos mismos, que debieran inte- resarse en la paz, hacian otro tanto: él, en fin, es- taba luchando sólo ; y hasta la insidiosa y pérfida publicación de las apócrifas bases Peña, aumenta- ba su aislamiento, por el abandono en que le de- jaban los amigos que antes le ayudaban contra los anarquistas, y los cuales eran, por otra parte, po- cos—i Podia aquel funcionario proclamar mas al- tamente su completa impotencia ? Vió pues, claramente, el Gobierno de Buenos Aires que nada debia esperar de la Provincia de Santa Fé, y que se le obligaba á esperarlo todo de su propia acción; pues hasta imbecilidad seria el seguir librando la quietud y la suerte del país á la burlada fó que habia depositado en el cumplimien- to de los tratados. Y permítase aquí al infrascripto una corta di- gresión—Por mas que en esas notas el Gobierno de la Confederación y el de Santa Fó se esfuercen en hacer valer y repetir lo de la relijiosidad con que dicen haber observado en este negocio los tratados, ahí están Sr. Ministro los hechos, que, en la altísi- ma elocuencia de su repetición y notoriedad, vienen á deponer severamente contra la exactitud de aquel aserto. Ni vacilaría el abajo firmado, en rogar á V. S. se sirva indicar una sola medida, un solo ac- to, que, desde el 1. ° hasta el 24 de Enero, haya sido ejercido en la Provincia vecina, con tendencia " á impedir ó desbaratar la reunión y públicos planes— 124, — de los anarquistas. Y quiera fijarse el Sr. Ministro en que aquí prescinde estudiosamente el infrascrip- to de ciertos hechos en contrario, constantes, mas no públicos; porqne solo quiere valerse de los no- torios é innegables : tal sería, por ejemplo, el de las sesenta lanzas, cuatro sables, cuatro tercerolas, diez y seis paquetes, y treinta caballos suministra- dos en la Guardia de la Horqueta, con destino di- recto al campamento de Flores. Obran en poder del Gobierno declaraciones de testigos presenciales, que así lo deponen. Vió también el Gobierno de Buenos Aires que los anarquistas, no teniendo nada que temer en Santa Fé, ni que perder con la demora, podían di- ferir su invasión cuanto quisieran, forzando así á Buenos Aires á prolongar indefinidamente el rui- noso estado armado de la frontera, que orijinaba, ademas de los perjuicios consiguientes á lst estación de las cosechas, un abrumante recargo de gastos al tesoro. Esta última circunstancia, se persuade el infrascripto, ha de pesar grandemente en el ánimo de ese Gobierno ; puesto que él no ha trepidado en invocar los gastos que, de resultas de la interna- ción de las fuerzas de Buenos Aires, se hayan he- cho en un corto armamento que se efectuó en San- ta Fé, y que apenas duraría dos ó tres días. Ese es un dato seguro para que el Gobierno de V. S. pue- da calcular el crecido monto de los hechos por Buenos Aires desde el 21 de Diciembre. Si ese Gobierno se reputa autorizado para deducir la exi- jencia—cuya justicia desconoce decididamente el de Buenos Aires—del abono de tales gastos, es únicamente porque, como ya queda observado, él no vé en todo este negocio sino el suceso del 24. Estendiera algo mas allá una mirada imparcial, y percibiría entónces que es precisamente el Estado — 125 — de Buenos Aires el que posée el indubitable dere- cho de exijir que sus cuantiosas erogaciones lesean reembolsadas por aquellos que le precisaron ha- cerlas, faltando á la religiosidad de los tratados, por no saber ó no querer llevar su vijilancia y su acción hasta los Puestos de Medina. Vió, en fin, el Gobierno de Buenos Aires que esos hombres, alentados con la inercia ó toleran- cia de "las autoridades, reunían publicamente sus elementos bélicos; derramaban en nuestra campa- ña proclamas impresas declarando altamente su resolución de derribar al Gobierno; introducían en ella partidas depredadoras; recibían del Rosario hombres, armas, vestuarios y correspondencias; trabajaban, aunque inútilmente, por seducir á nuestras fuerzas; promovían la deserción hasta en la tropa de Santa-Fé mismo; despachaban cons- tantemente al Rosario emisarios, oficiales y solda- dos; contaban ya con doscientos hombres, tenían avanzadas, campamento, y que entretanto, las autoridades de Santa-Fé aseguraban que nada sa- bían ó que nada podían. ¡ Qué levante el brazo, Sr. Ministro, aquel que osase negar la completa verdad de estos hechos, y que, á su vista, diga aun el mas prevenido de los hombres, no ya si á Buenos Aires asistía el perfec- to derecho de procurarse por sí mismo su seguri- dad y tranquilidad, sino si le incumbía el rigoroso deber de obrar como todo pueblo ofendido y ama- gado, y que tiene la conciencia de su dignidad y su poder! ¡ Que lo levante M que osase sostener que es Buenos Aires el responsable de los resultados— cualesquiera que ellos hubiesen sido—de la vio- lenta posición en que le colocaba la falta de ob- servancia de los tratados, ó que no es él á quien asiste, por el contrario, el incuestionable derechode exijir satisfacciones, indemnizaciones, y la des- titución y enjuiciamiento de los que hayan podido prevenir fácilmente los sucesos, y sin embargo los hayan dejado producirse impasiblemente! Fué, pues, en fuerza de todos estos hechos y consideraciones, pesadas con detención y sin ira, que el Gobierno de Buenos Aires, reunido en acuerdo general, resolvió saliera el Ministro de la Guerra á hacerse cargo de las fuerzas del Norte, y que, si á su arribo á él, no hubiese cambiado la si- tuación, emprendiese la solución de la dificultad buscando y escarmentando severamente á los anar- quistas en su campamento mismo. Y llegado allá, la situación, lejos de haber va- riado favorablemente, habia agravádose mediante el aumento de elementos acumulados por aquellos, y mediante la continuación de la deplorable inmo- vilidad ó impotencia de aquellas autoridades. En vano el coronel Paunero habia seguido participan- do todo al Gefe Político. En vano escribióle el 21 haciéndole urgentes reflexiones, avisándole de cier- tos hechos, dándole fuertes quejas por una inac- ción que se equivocaba ya con la connivencia, y terminando por decirle: "Cualesquiera que sean "sus ideas sobre el particular, y cualesquiera que "sean las medidas que adopte ese Gobierno, Bue- "nos Aires tiene los elementos suficientes para "preservarse de todo ataque, y aun para resolver "por sí solo esta situación, poniendo en juego sus "propios recursos; en lo cual, si nosotros afírma- "mos la situación, SanTB-Fó adquiere mas garan- tías de estabilidad." Notables son, Sr. Ministro, las confesiones de impotencia que contiene la larga respuesta que el Gefe Político escribió el 24, y que naturalmente no llegó hasta mucho después á poder del coronel — 127 — Paunero. Procurando escusar ó esplicar lo pasa- do, y suponiendo, bien estrañamente, que estába- mos invadidos segunda vez por Flores, dice entre otras cosas: "Qué estraño es que cincuenta ó cien "hombres, reunidos simultáneamente en un punto "dado, en un paraje desierto, y casi fuera del al- "cance de las pesquisas de la autoridad del De- partamento, hayan podido lanzarse impunemente, "y sin ser sentidos, al Estado vecino ?........... "Ustedes han debido suponer, antes que creernos "cómplices, que no habia sido absolutamente posi- ble impedir la desesperada intentona del Gene- "ral Flores............ Se desbarataron en este "Departamento la primera y la segunda intentona "de los emigrados........y se hubiera frustrado "la última, si la fatalidad de circunstancias, cuyo "curso no estaba en nuestra mano el contener, no "se hubiera interpuesto á nuestros esfuerzos...." Y no deja de sorprender que, insistiendo tan- to en la imposibilidad de obrar, añada sin embar- go á renglón seguido: "En los momentos en que "escribo á V. esta carta, se toman medidas enórji- "cas (¡ recien el 24, Sr. Ministro 1) para disipar un "grupo que, según tengo noticias, se halla en los "Puestos de Medina, ó ya sea en las Puntas del "Arroyo del Medio." Si el 24 podían tomarse medidas enérjicas para disipar á los anarquistas, esas mismas pudieron y debieron tomarse desde dias antes, y todo se hubiera evitado. Asi pues: no habiendo variado en el Norte, como queda dicho, el estaao de las cosas, el Minis- tro de la Guerra emprendió llenar su misión, y en la madrugada del 24, pasó en efecto el Arroyo del Medio. Logró deshacer á los anarquistas, cuya persecución, empezada en los puestos de Medina, en territorio despoblado, continuó por el mismo,— 128 — durante ocho leguas, hasta que los fujitivos, va- riando de rumbo, se encaminaron hácia el Rosario: seguidos en esa nueva dirección nuestras fuerzas pasaron el Arroyo del Sauce; pero la vanguardia se detuvo un poco mas allá, en la primera pobla- ción que encontró, salvándose en un maizal los úl- timos dispersos del enemigo: retrocedió inmedia- tamente la vanguardia, incorporándose á las doce al grueso de la columna, que descansaba sobre el Sauce, y la cual, horas después, y llenado ya ple- namente su único objeto, empezó su marcha de re- greso. Durante ella, se divisó una partida—rque después se supo era enviada por el coronel Oroño, al mando de un oficial Manso—la cual se acercó al principio con desconfianza, pidió hablar con un oficial, se le envió al efecto al Mayor Avella, se informó de lo que hacia por allí la División, supo y vió por sus ojos que ella regresaba, reconoció cuanta razón asistia á Buenos Aires, recomendó se evitase el causar daño, y terminó la confei'encia. La columna, entre tanto, siguió su marcha, pasó á inmediaciones de la estancia del Sr. Bett, llevan- do órden de no separarse nadie de la columna, pe- na de la vida: caminó durante toda la noche por el despoblado, y á las cuatro de la madrugada del 25, volvió á cruzar las aguas del Arroyo del Me- dio. Cotejando ahora con este relato ciertas aser- ciones que se rejistran dispersas en los documentos espedidos por autoridades de Santa Fé, y que V. S. se ha servido adjuntar, se percibe bien distinta- mente la pasión ó el error que las ha producido. Se llama hecho agresivo y traidor contra la Pro- vincia de Santa íó á un movimiento que sus mis- mas autoridades hacian inevitable y justísimo, y cuando ni en la intención, ni en el hecho, era, ni habia sido, ataque contra aquella Provincia herma- na y amiga. Las fuerzas de Buenos Aires, cuyo ór- den ha sido perfecto, que no se han hallado en po- blado, que no han pisado una casa, que no han to- cado un animal, y cuyo movimiento solo duró vein- ticuatro horas, son dibujadas como una banda de salvajes asoladores. Se dá como la cosa mas senci- lla el arrojarlas á balazos, llevándose la ridiculez hasta asegurar que, si regresaron, fué por temor; de modo que si persiguen á los anarquistas fujiti- vos, invaden y atacan á Santa Fó con traición; y si por el contrario, léjos de invadir y atacar, regre- san apénas logran su objeto, lo hacen por cobardía. Se llama pomposamente á las armas al Departa- mento para castigar á mil hombres de Buenos Ai- res, y se olvida que pocos dias- antes se mostraba al Departamento impotente para hallar y disper- sar á un grupo de anarquistas. Pronto sin embargo, muy pronto, la verdad luminosa de los hechos, vino á disipar las falsas creencias, las exajeraciones, y de consiguiente, las alarmas que se habían suscitado, y que ciertas pa-* siones y ciertos intereses, estraños al Departamen- to, se habian esforzado por agravar y esplotar. Pronto se conoció que lejos de haberse inferido á Santa Fó un perjuicio ó una ofensa, se le habia he- cho un bien inestimable, como lo habia anunciado el Coronel Paunero. Tan es así, que el Coronel Cardoso, contestando el 25 al Comandante D. Ven- tura Velez, después de decirle que el 24 (¡ recien el 24 !) habia recibido órden de marchar sobre los anarquistas, y después de noticiarle de caballos robados por estos á un vecino del Departamento, le agrega haber sabido que ellos habian sido der- rotados, y concluye: "Tengo el gusto de felicitar- 17— 130 — í*le por el triunfo obtenido en favor de la tranqui- lidad de una y otra Provincia." Pero entretanto, el Gobierno de la Confede- ración, distante de la escena de los acontecimien- tos, y no teniendo otras noticias que las contenidas en dichos documentos, no es estraño que se alar- mara en los primeros instantes, y que olvidando, por efecto de su exaltación misma, que era pru- dente tomarse algún tiempo para cerciorarse bien de los hechos, de sus causas, y de su carácter, se haya precipitado á formular inmediatamente pre- tensiones desaforadas, acompañadas de intempes- tivas conminaciones de guerra, en la que mira se- gura una victoria, que, en todo caso, probaria su fuerza ó su fortuna, pero jamás su razón ó su de- recho. Mas el infrascripto debe detenerse aquí, no solamente por creer bastante lo que deja dicho, sino también porque es muy positiva la prevención que le ha hecho el Sr. Gobernador de que, al re- dactar esta respuesta, mire siempre como no con- signado en las notas de ese Gobierno todo lo que sea ó parezca ser amenazas ó jactancias, que ni persuaden ni imponen, y que, tan luego en este ne- gocio, vienen á jugar por cierto un papel bien des- airado. Cerrará pues aquí esta nota, que espera, se dignará el Sr. Ministro poner en noticia de su Go- bierno ; y al hacerlo, se permitirá significar la ra- cional esperanza que el de Buenos Aires abriga de que aquel, mas ilustrado hoy sobre sucesos, en su orijen oscuros, habrá ya rectificado sus erróneas apreciaciones, y verá por consiguiente que la ope- ración del 24, producto necesario de actos ajenos, practicada sin agravio ni perjuicio de nadie, ha salvado la quietud y decoro del Estado de Buenos — 131 — Aires, ha redundado en bien directo de la Provin- cia de Santa Fé, ha librado á esta—sin gastos ni es- fuerzos por su parte—de intrusos nocivos de que no podia desprenderse, ha hecho desaparecer de ambos territorios, en solo doce horas, un malestar evidente, una situación delicada y harto prolonga- da ya, que amenazaba traer muy sérias complica- ciones, aun nacionales, y ha restablecido en ellos la quietud y buena intelijencia de que tienen hoy la ventura de gozar. No se estrañará, por consiguiente, la íntima y jeneral persuacion en que se está de que el Minis- tro de la Guerra, cumpliendo tan acei tada y rápi- damente las órdenes que le fueron dadas, ha mere- cido bien de su Gobierno, de este país, y quizá de la República toda. El abajo firmado, después de haber manifes- tado, aunque imperfectamente, las ideas y senti- mientos de su Gobierno, saluda atentamente al Sr. Ministro á quien tiene el honor de dirijirse. Valentín Albina. imanómePag. El Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores del Estado al Sr. Peña, nombrándole para desempe- ñar una Comisión especial cerca del Gobierno de la Confederación—Octubre 22 de 1855......... 8 El mismo, al Ministro de Relaciones Exteriores de la Confederación, acreditando al Sr. Peña cerca de ese Gobierno—Octubre 22................... 4 Instrucciones que deben servir al Comisionado del Go- bierno de Buenos Aires, cerca del de la Confede- ración.................................... 5 El Sr. Peña, al Ministro del Estado, admitiendo 1& Co- misión— Octubre 23........................ 24 El Ministro del Estado, al Sr. Peña, aprobando el nom- bramiento de Secretario— Octubre 31.......... 26 El Ministro del Interior de la Confederación, al Minis- tro del Estado, adjuntando cópia de una resolución del Congreso sobre la unión nacional— Octubre 10... 27 La cópia referida— Octubre 3.................... 29 Contestación á la anterior— Octttbre 81............ 32 El Ministro del Estado, al Sr. Pefla, adjuntando cópia de las tres notas precedentes, con las observacio- nes á que dan lugar—Noviembre 6............ 34 El Sr. Peña, al Ministro del Estado, dando cuenta de su arribo al Paraná—Diciembre 2............ 86 El mismo, al mismo, dando cuenta de su primera confe- rencia oficial—Diciembre 12............... 89 Contestación á las dos notas precedentes—Diciem- brei20................................••• 41 El Sr. Peña, remitiendo los Protocolos de la Negocia- ción—Diciembre 23........................ 42 Protocolos—1. * Conferencia—Diciembre 11........ 44 2. * *' Diciembre 15........ 50 3. * " Diciembre 17........ 54II Pao. El Secretario de la Misión, al Ministro del Estado, dan- do cuenta del estado de la negociación—Dicíem- bre21................................... 56 El Ministro del Estado, al Comisionado, examinando los protocolos, y dando nuevas instrucciones—Diciem- bre 30................................... 60 El mismo, al mismo, ordenándole pida esplicaciones so- bre una publicación hecha en la "Confederación" sobre las conferencias, estando aun pendiente' la ne- gociación—Diciembre SI..................... 80 Contestación á las dos notas precedentes—Enero 15 de 1856.................................... 85 El Comisionado, al Ministro del Estado, adjuntando tres notas relativas á la invasión hecha pyr el ex- general Flores al territorio de Buenos Aires...... 90 Número 1. El Sr. Derqui al Sr Peña—Enero 19---- 91 Número 2. El mismo, al Sr. Gobernador de Santa Fé. 92 Número 3. Contestación del Comisionado.......... 94 El Ministro del Estado, al Comisionado, con motivo de las anteriores—Enero 28.................... 95 El Comisionado, al Ministro del Estado, adjuntando cinco notas relativas á la entrada de las tropas de Buenos Aires al territorio de Santa Fe, en perse- cución de Flores—Febrero 15................ 97 Número 1. El Sr. Derqui, al Sr. Peña—Enero 26.. . 97 Número 2. El mismo, al mismo—........" "... 98 Anexo A................................. 100 « B................................. 101 « C................................. 102 « D................................. 103 " E................................. " Número 3. El Sr. Derqui, al Sr. Teña,—Enero 27. . . 104 Anexo F.............................---- 106 « G................................. 107 " H..............i...............,. " " 1................................. 108 j......................:.......... no Número 4. El Sr. Peña, al Sr. Gutiérrez—Enero 27. 111 Número 5. El mismo, al mismo............." " 112 ra Pag. El Comisionado, al Ministro del Estado, incluyendo una nota de los Comisionados de la Con&deracion, y su respuesta—Febrero 15...................... 113 Nota de los Comisionados—Enero 27........ 114 Contestación del Sr. Pefla— " "........ 115 El Ministro de Gobierno del Estado, al Sr. Peña, apro- bando su conducta en el desempeño de la Mi- sión—Febrero 17 ......................... 116 El Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores del Estado, al de Relaciones Exteriores de la Confede- ración, contestando á la reclamación sobre la en- trada de una División de Buenos Aires al territo- rio de Santa-Fé—Febrero 22................ 118