— 148 — delle ao ministro das relacóes exteriores da Repú- blica, podendo tambem dar-lhe urna copia. I'iexaleco-me da occasiao para reiterar a V. S. as expressóes de minha períeita estima e disliucta con- sideracao. Ao Sr. José Maria do Amaral, etc. Antonio Paulino Limpo de Abrm. TTP. AllEAICANA f DE J. JOS! DA llOCHA. Eli ffiBVE£JL& WMM { Y IOS ,t itouhi üA que lo Itan calumniado. ü 33 vt 3 ^ a íi> a enU\ a presentar junto con la mentira las pruebas ó la confesión bien oficial de la mentira ? Srgun esto, las negociaciones de paz precedieron cerca de meses ¿i la revolución de Abril, y fueron la causa y origen de funesto desquicio, enve7.de ser su resultado. Según esto, lariaga estaba tratando de paz con Urquiza, cuando el Jene- Pazy toda la provincia de Corrientes no trataba sino de la rra y de rechazar la invasión de Urquiza y de vencerlo por armas. Según esto, finalmente, era imposible qua el eral Pmx, dependiendo en mucha parte del Gobernador de ruvincia para sus operaciones militares, particularmente en amo de caballos, en el envió de chasques, y otras operaciones alógicas de la guerra á que conducen la popularidad de un jillo en su propio pais, era imposible que pudiera hacer nin- ,a operación acertada, ni que sus planes pudieran dar resul- o favorable. Üslo esplica lo que todo el mundo ha preguntado y estra- m hasta ahora, sin poderlo esplicar, ni encontrar quien se lo lique satisfactoriamente : ¿porqué el General Paz, teniendo, d'j se creía, un ejercito mas numeroso, no batió á Urquiza en retirada ? Esto esplica también el misterio y el sentido de aquellas ebres palabras del Jeneral Paz, al hablar de la retirada de uiza, y que nosotros lomamos literalmente de una carta ori- al de ese Jeneral, que tenemos á la vista, escrita á uno do sus i¡;osei 13 de Febrero desde Ibajay:— «Por los partes de este momento el enemigo va en plena irada—El es del lodo perdido si encuentro la debida coope- ton.— Sí, del todo perdido si queremos que lo sea.—Dios lo mita, « Las siniestras dudas que agitaban en ese momento al Jene- sobre si hallaría cooperación, nacian de un sinnúmero de eeedentesy secretos que él solo devoraba, porque asi lo exi- la prudencia: antecedentes que venían desde muy atrás, y e daban un valor inmenso á otros mas recientes de que habla «a misma carta. Sabido es de todos, que el Jeneral de vanguardia del ejér- aüado D. Juan Madariaga, cayó prisionero de Urquiza en encuentro el día 4 de Febrero. Este suceso (quiza mas in- cjonal que desgraciado por lo que hace al prisionero) fué do lisimo presagio para el resto de la campaña y de muy funes- resultados. Pronto empezó el Jeneral á ver quo tomaban '■dad sus tristes presentimientos, y que los sucesos del mo- nto actual parecían ligarse á una negociación de 1841, que ¿(16 suspendida pero no rota, y de que luego daremos á los 'ores una breve idea. Bajo la impresión de tan lúgubres pensamientos, y de otrosNOTE ■ This volume has a very tight binding and while every effort has been made to reproduce the centres, forcé would result ¡n damage.muchísimos antecedentes de que quizá llagamos también j adelante siquiera una rápida mención, se hallaba sin cludj Jenaral ei (lia 13 de Febrero antes de saber la retirada de Urqu áquien los esploradores del ejército (segura el boletín de campaña publicado en el n P 32 del Padflcador de 16 de \\¡f no alcanzaron sino el lia la tarde á 7 leguas de distancia campo en que había anochecido el 12. Bajo esa impresión y esas idéas escribía ei Jeneral en mlsmacarta lo siguiente: — a Reservado. No espera (según creo) mucho lirquiza ya de « armas, y quiere emplear la intriga. I). Juan Madariaga escribió « Sr. Gobernador, por medio de un correntino que mandó lirquiq « que h3bia sido muy bien tratado por José Virasoro, y pondera << la amabilidad y cortesanía de Crquiza. Decía que había conocido' « benéficas miras de Urquiza con respecto á las provincias do Corrien « y Entre-Rios, y que no deseaba sino el bion dula primera. (Jueec « taba dispuesto á entenderse con él (con I). Joaquín) pero do ningud « manera conmigo—Al Sr. Gobernador le lio oido discurrir con estewj <^ livo del modo mas patriótico, y caballeroso, y aunque ha conteslií « en un sentido obtemperador a los descosque so lo han manifestad! « ha sido únicamente con el fin de garantir en cierto modo los dias « su hermano y de su amigo : ha quedado en que no hará cosa alga dZ- con ,a mayor buena íé del mundo , hallaba friáticos y caballerosos los sentimientos de su falso amigo? jío dejaban sin embargo do agitarlo dudas sombrías, que coa poco fueron robusteciéndose, hasta el punto de no que- rduda ninguna en que se seguía una negociación formal con enemigo, sin saberse sobre que bases, aunque bien se traslucía, r el misterio que se guardaba, y ciertos hechos mas elocuen- te las palabras, que ella amenazaba un cambio funesto en política de los Madariaga?. Ahora se explica también cuan justas eran las alarmas é in- ¡eludes que agitaban a todos los Correadnos bales, y en espe- ai al Congreso de la Provincia, y con cuanta razón se dirigió le al Gobernador el 23 de Marzo pidiéndole informes sobre el l,i-ig de la Provincia en lo tocante á paz y guerra. Ahora se ve claro el motivo que tuvo 1). Joaquín Madariaga raconleslar á esa nota el dia siguiente, con esta lacónica é in- ¡ente respuesta : y P. E.—Ai. H. C. General l de la Provincia. \ Corrientes, Marzo ¿\ do 1846. k tuno el honor do acusar recibo al 11. C. G., déla resolución ancionada el dia do ayer ; cuya contestación reserva clP. E. para el próximo C. G. C—Dios guardo allí. C. G. muchos años. Joaquín Madariaga, ¡Pacificador do 9 de Abril n P 30) liso piso del Congreso puso al Gobernador Madariaga en '-aso de saltar las vallas y atropeliar todo respeto, declarándose revolución abierta contra la conslitucion y las leyes, y con- estís amigos y compañeros de causa y de fé política. El mismo dia 23 se dirigió al Jeneral Paz por una carta, qua propio ha publicado con la respuesta de este Jeneral en el Wicador de 12 de Abril n P 31, quejándose de que no mar auan J Comandantes de Escuadrón, Y. nodudeque los sucesos de boj se ligan en un todo con aquel pensamiento. Era preciso deshi- cersedel General Paz, á quien le dieron la dirección del Ejercí' por que la opinión publica, y la convicción de su ineptitud, que en la invacion a Entre-Ríos dieron pruevas, los obliga01 Después que le minaron al General Paz el Ejército, cosa? muy poco les ha costado, ora atribuyendo al General mif»1 siniestras, pintándole peor que a Rosas, ora exitando anlip'1'11 — lO- les contra loa arjenlinos; eo fin toda clase de calumnias ladas contra las personas que no eran de su devoción.» «Al Respetable Sr. Hotham quisieron persuadir que si al Je* al Urquiza.se le brindaba con el Directorio déla Guerra con- i su espada contra Rosas, y mucho mas si se le proponía la tion de las dos Provincias de Corrientes y Entre-Rios, de comunidad Arjentina, se entiende una separación garantida r la intervención, dejemos estas quimeras & un lado por ncluirconun hecho.» o En Marzo durante las Sesiones del C. G. un sujeto respeta- se apersonó á D. Joaquín con el objeto de reflexionarle sobre compromisos de la Provincia con la causa de la Libertad, su lusiasmo y la altura en que la revolución U había colocado y moera que el Ejecutivo pensaba por un momento en traicio- na confianza que sus conciudadanos depositaron en él y los ossolemnes del Pueblo Correntino : Contestó que la revolu- o y la causa de la Libertad eran palabras sin significación nél, y que por último sus males no le permitían pensar eo casas.« Extracto de la carta del coronel D. Faustino Velazco, á que refiere, y que acompaña bajo la letra A, la carta de la Asun- «•— <* Exmo. Sr. Director de la Guerra D. José María Paz— «Mi estimado Gral : después de las ligeras observaciones ele luce ayer, tengo que hacerle otras no de menos importan- Con dolor noto lodos los días en los ge/es y oficiales cor- minos una apatía, abandono, y una tolerancia criminal en las lias de gravedad que comete la tropa. Doy órdenes todos los »s sobre el órden y método que se debe observar en la marcha, ro estas órdenes se las comen los gefes y oficiales, sin trans- arlas ala tropa. Luego que esté mas desocupado tengo que arle un parte oficial circunstanciado á V. E. sobre la conduc- criminal del Mayor Méndez de mi regimiento. Esta misma nducla siguen todos mas ó menos, en órden á la disciplina, einclino á creer, que todos los gefes correnlinos tienen órde- i espresas para cruzar la marcha de V. E. — \Y V. E. creo 06 tiene muchos datos que corroboran esta ¡dóa. Tal vezUr- »iía se retira con la esperanza de que el prisionero y su herma- 0 darán un vuelco á la opinión de lá provincia de Corrientes r medio del Guarnni.....» «El coronel Ocampos quetocó la retaguardia del enemigoen Caaguazú, ve que el enemigo pisa todo su ejército en estepa so, y á tos dos días recien se mueve á pasar en el Carrito. £ para mi, Sr. , es muy notable 1 ¿Sera miedo ó maldad ¿ Lúe» después sigue su marcha sobre el flanco derecho del enero» pero á distancia de 7 a 8 leguas sin desprender ni una partjj sobre el enemigo.... No crea V. E. que mis observaciones-^ obra de una Innoble intención. Son hechos. El coronel Oca¿ pos és mi amigo, y en el único correntino que tal vez tenia ai. guna esperanza.....» «Soy de V. E. su affrao. amigo—Faustino Velazco. Villanueva, Marzo i. ° do 1846. Es tan grande el cúmulo de documentos que comprue la infame traición de los Madariagas y de sus secuaces, que dificultad consiste solamente en el elejirlos, y en poderlos redodr á un estrado breve y adecuadoá nuestro plan. Recorramos lip ramenle esa larguísima correspondencia oficial y particular, han publicado con el Manifiesto, en un desorden que parece culado para fascinar, pues que en la publicación se ha alte como de propósito el orden cronológico de sus fechas. Esade- mas una cosa muy notable, que en toda esa correspondencia no aparezca un soto documento de fecha anteriorá la revolucioné Abril; cuando siendo cierto que las negociaciones empezar en febrero, es raoralmente imposible, que desde el 8 de «te mes en que D. Joaquín hizo sus proposiciones de paz, no hubiese ocurrido ninguna otra comunicación oficial ó particulartn cerca de dos meses, hasta 11 de Abril, que es la fecha mas anti- gua que se encuentra en esa correspondencia. Esto revela bien claro la malicia, al mismo tiempo lorpey ridicula, de los traidores, que sin duda creyeron que la ausencii ó la falta de comunicaciones anteriores á la revolución, contri- buiría á hacer tragar el embuste del Manifiesto. Pero mise- rablemente se equivocan, si ha sido esa, como parece, su ¡men- ción ; porque á mas de su propia confesión en la nota oficial que transcribimos al principio, hay en esa misma correspon- dencia otros datos que patentizan su traición. En nota oficial de Arana de 11 de Abril de 1846, publicad" con el Manifiesto bajo la letra A, y reproducida en el Comerá» del Plata de6 de diciembre último n 9 6*1, contestando otra de Urquiza de 15 de Marzo (que no se publica) dice á éste, ent« otras cosas, que en vista de esa nota, y de los informes que I" dado el Mayor Castro, encargado de darlos, tiene órden del • Gobernador para contestarle, espresándole :—"Que este gobier- no ha prestado séria atención á las esplicaciones del mayor Caí- tro en la parte que se han referido á fas circunstancias po\iMtt — ai — I, provincia de Corrientes, al arreglo que Y. E. se proponía- eCluar con D. Joaquín Madariaga por conducto de su herma- IX Juan, a las proposiciones que V. E. habla indicado Ir este jeto, y d la carta original del precitado D. Joaquín fecha 8 eFebrero á su hermano D. Juan i—y que ha resuello que infrascripto presente á V. E. sus vistas en este delicado poto. « « La iniciativa de los hermanos Madariagas en esta oca- loo ha merecido la atención de este Gobierno ; porque las co- nstancias bajo las que se presentan, hacen mirar este asunto n un carácter distinto del que en otra vez se presentaron, iodo este mismo D. Juan Madariaga se dirigió al Exmo. Sr. bernador y capitán general de la Provincia de Santa-Fé gene- ID. Pascual Echaguea Continúa la nota refiriendo qua en 1844 esa mismo D. Juan dirigió á Echague proponiéndole entrar en negociaciones de u, y después de decir que esa proposición fué despreciada y esechada por insidiosa y porque no había entonces bastantes rendas para fiarse en las palabras de tales hombres, agrega;—- « Pero hoy, que en poder de V. E. existe la persona de D. uan Madariaga, que los salvajes unitarios son el desprecio y omioacion universal, así en esta República como fuera de lt......S. E. elSr. Gobernador encuentra motivos para con- idenrque pudieran ser sincéras las posiciones conciliatorias, gnificadas en la carta fecha 8 de Febrero de D. Joaquín a su ermano D. Juan.« No citemos mas: lo dicho basta y sobra para demostrar pie- amenté el embuste del Manifiesto en la primera proposición que endonamos al principio; y de consiguiente de lo dicho re- lia demostrado—1 P que los Madariagas abrieron negocia- iones de paz con Urquiza desde el día 8 de febrero de 1846: 2 9 ue estas negociaciones giraron sobre la base de separar al ge- eral Paz y demás gefes argentinos que le acompañaban, del oder y de toda influencia en la provincia de Corrientes; y aun eentregar sus personas á la venganza del tirano liosas: y 3-° ue con ese objeto prepararon y ejecutaron la revolución de brj|, y la prisión y destierro del Honorable Congreso General ela Provincia. Pasemos ahora á las dos últimas proposiciones que com- ande el párrafo de Manifiesto, que copiamos al principio. En i?"9 dice D. Joaquín, que el desquicio de los elementos que babian reunido para triunfar, dejaban al enemigo un campo «menso para sostener sus pretensiones en el suelo déla prpvin- ia< si sus propios recursos no se hubieran gastado en la rápida "npaña que emprendió sobre Corrientes. A primera vista no— « — parece que hubiera en estas frases otra cosa mas, que una tradiccion. Pero bay algo masque eso: hay un designio malici evidente de preparar el ánimo de los lectores del Manifiesto ra que crean lo que va á decir en la 3.a9 proposición y lu qD propone demostrar en lodo el Manifiesto: esto es, que Urqg fué quien inició el arreglo pacifico, y que él debió dar oid las proposiciones de paz que aquel le baria, no solamente que aparecían vestidas de las mas nobles ideas de fraterni sino también por que, hallándose Urquiza en estado de no der llevar la guerra por haberse gastado sus recursos, á pesar campo inmenso que le dejaba el desquicio de los elemenioi Corrientes, esas proposiciones pacificas debían reputarse ceras y nacidas de un deseo verdadero de paz. En una pala quiere insinuar la idea de que tanto por el estado en queh quedado Urquiza después de la campaña y por las ideas de ble fraternidad que respiraban sus proposiciones, como por estado de desquicio en que habia quedado Corrientes der de la revolución de abril, él debió oir esas proposiciones, y trar en negociaciones de paz con su enemigo. PeroeISr. D. Joaquín debia saber, que para ser malva en la escala que él ha querido ensayarse, la primera condic es saber mentir, ó tener habilidad para serlo. Pero no se cual detestar mas; si la infamia y vileza de su traición, ó la cedad y torpeza con que quiere encubrir por un lado lo que otro deja tan inhábilmente descubierto. ¡Qué habla de rec sos gastados, ni de desquicio en Corrientes, ni de nada, cu» por él mismo sabemos, que antes de retirarse Urquiza de Provincia, ya estaba entablada entre ambos una negociación f mal de paz, que le aseguraba sus pretenciones por una traici mejor que por las armas ! Nada prueba mas esa traición, que noháber invadido Urquiza después da la revolución; por por mas que se quiera suponer que se gastaron sus recursos, no es cierto, a no ser solamente en el ramo de caballos; pero lo demás él se retiró intacto, sin perder un hombre, ni nada su material de guerra. Por otra parle el general Urquiza no tendría otro objeto volver á invadir, que el de someter la provincia de Corrienta sistema á que él pertenece. Pero habiéndose encargado de los mismos Madariagas, y empezado á darle pruebas positivas la sinceridad de sus promesas derribando el Directorio, disol viendo el ejército y la alianza del Paraguay, y persiguiendod modo mas encarnizado y traidor al General Paz y demás g ' argentinos que le eran fíeles ¿ para qué invadir? ¿ para qué e» pfear las armas, cuando la traición se encargaba de darle un — 23 - ido mas complelo y seguro, y cuando ya se habia logrado el eio principal en desquiciare! poder que amagaba á Urquiza y der y causa á que él servia ? . Urquiza, ademas de esta prueba conspicua de la traición -«te de los Madariagas, tenia antecedentes positivos en la ociacion, de 18*1 para fiarse de ellas: y aqui es el caso de demos a los lectores una sucinta idéa de esa negociación, os documentos en copia sacada de los originales, acompañan arta de la Asunción, que arriba hemos extractado. Esos ginales cayeron ("y probablemente aun existen) en poder General Paz en el equipaje turnado al General Echague en alalia de Caaguazú. El Gobernador Ferré quiso se publica- para perder á los Madariagas; pero el noble General Paz se so a ello, fundándose en razones de alta conveniencia para ausa, y esperanzado en que los Madariagas aun podrían ser lesa esta y á su patria. Pero ni es este el primer ejemplo de clase de engaños que sufren los grandes hombres con res- to á ciertos individuos y sus calidades, ni tampoco de la ratitud y vileza con que suelen ser correspondidas las ac- oes mas nobles y generosas. Extracto de los 16 documentos relativos d las negociaciones de 1841; No. 1 P —Carla de D. Vicente Montero desde la Concordia, ha 20 de febrero 1841, á su cuñado D. Justo J. de Urquiza, lonces comandante Militar de los Departamentos de la Costa Uruguay, copiándole al pié de la letra una carta que con ha 21 habia dirijido á D. Gregorio Valdés, invitándolo á er una entrevista para tratar de los medios de hacer la paz, ndicándole la costa del Mocorelá como el punto mas á pro- ito para ella, como igualmente las precauciones que deben optarse, y las que ya ha adoptado por su parle, para la segu- ad de la correspondencia y de la venida de Valdés al punto ¡cado; lodo de acuerdo con Urquiza. No. 2.°—Carta de D. Juan Madariaga, (Comandante en- ees del Deparlamento de Curuzucuatiá) fecha 13 de Marzo de ese punto á Montero, díciéndole que instruido por Valdés I asunto que habia iniciado con él, y autorizado para dirigirle un para abrir cualquier comunicación que Montero le diri- ge por su conduelo, habia recibido con indecible placer la naque a él dirigía Montero con fecha 21 del pasado, y leido robien la correspondencia que con la misma fecha dirigía á su24 — coman «migo. Le «visa que la remite «I momento por grande importancia, y que do duda que Valdés se prestará el mayor gusto á su invitación, y que dentro de 6 ú 8 dias rá por allá, en cuyo caso le dará oportuno aviso. Esta carta, después de la Arma—Juan Madariaga— «Es copia exapta del original—Manuel A. Urdinarrain» (a) NP 3. o Carta de Montero á Urquiza, fecha 16 de Marzo de la cordia, cuyo tenor por ser corta, copiarémos aquí á la letra dice así: — « Mi querido Justo. Por la que en copia te acompaño Sr. Madariaga advertirás el buen suceso que puede esperarse nuestro proyecto. Sentirla se malograse tan buena oporto dad como la que sin duda se presenta para evitar la e/us sangre argentina, y que no dando valor a esta ocasión se grase.« « Mi contestación te mostrará el plazo que señalo pan entrevista, que no obstante indico se disminuirá si viene pro la contestación del Exmo. Sr. Gobernador, á quien supongo rijas las citadas comunicaciones, como me has avisado ha' dirijido la que con fecha 21 del ppdo febrero, escriví al Sr. T dés, cuya contestación forma el conténido de la del Sr. Mi riaga. Esta no la quise mandar origuinal por noesponerlsi estravío, á fio de poder duplicarla ai preciso fuese ; pero - dar la competente fé de su certeza la hizo autorizar con Mío Antonio.« «Desea el cumplido éxito de nuestro patriótico objeto amante hermano y fiel amigo—Vicente Montero. NP 4? Carta de Montero á D.Juan Madariaga de la Concordia fe 16 de marzo, acusándole recibo de la suya del 13, coogratol dose de las buenas disposiciones que le manifiesta acerca plan propúesto; y exortándoloá empleara! intento todos los cursos que le facilite su posición actual; y que en esa misma cha vá á pedir lassuperíores competentes Instrucciones pan (a) Según se verá en otro de los documentos, Montero enviabi nrUqiza copias Armadas por Urdinarrain en precaución deque se ejudie ó cstraviaran los originales. — 28 — cer las bases cobre que pueda formarse un arreglo pleno y ,ivo. En cuya virtud señala para la entrevista el dial. ° de i" próximo en el paso del Cerrito del Mocorelá; y le encarga enga á las partidas de su dependencia que puedan encon- desde el Mocorelá á Curuzucualiá, que sin causar el menor conduzcan á su presencia ai portador ó portadores de sus unicaciones. NP 6P Carta de Montero á Urquiza de la Concordia fecha 8 de i, dando cuenta del resultado de la entrevista , que tuvo lu- I dia 1 P en el lugar indicado, concurriendo a ella Montero, éjy D. Juan Madariaga. i • tei .no»' i ■ ic*j *k»uq s»wp vb noojp*3r°i ellos deben apresurar sus diligencias para efectuar un cam- otes que nuestro ejército pise el territorio de Corrientes.» N ? 10 1|2 Carta de Echagúe á Urquiza—Paraná Abril 22—acusando ecibo de la de éste del 10 en que le da cuenta de la entrevista el dial? entre Montero, Valdés y Madariaga, y agrega á la etra lo siguiente: «Estando acordes estos patriotas en la necesidad de colocar Urente de los negocios públicos en Corrientes á un ciudadano ue merezca la confianza de los gobiernos confederados, siento ecirque el sugetojindicado no se haya en ese caso. Seria mas rudente y mas seguro que trabajasen en hacer nombrar alguno e los tres individuos siguientes: D. Pedro Dionisio Cabral, n. Gregorio Araujo, y D.Teodoro Gaona, cuyos antecedentes olilicos parecen intachables.....Si prefiriesen alguno de estos ujetos, podrán desde luego contar con el ejército de mi mando ara vencer cualquier oposición de Ferré, Paz y sus allegados.» N. © 11. Carta de D. Juan Madariaga al General Paz [Curuzá-Cuatiá ayo 5) en que le avisa la llegada al campamento el dia 3 de los hasqaes de Montero [véase el documento ¿V. ° 8) con comuni- aciones de este « insistiendo en lo mismo que interesaba en la entrevista que tuvimos.—Remito á V. E. los impresos que me remitió, ellos describen algo del interior.» Pide le diga si debe esperarlo pronto por allá, pues tiene iicho que hablarle «obre este particular. Dice que ha contes- to á Montero dlcióndole qué tenia que dar antes muchos pa- spara satisfacerle sobre los puntos que inculca, y agrega lite- aimente:—« En nada he creído perjudicial, y al contrarío muy aveniente, tenur todavía abierto este camino, que el cerrarlo smuy fácil.» N. ° 12 Carta del mismo al mismo^-Curuzú-Caatiá Mayo 9—aou-— 30 — sándoie recibo de carta del 7 y del 5. Dice que aun noli, nido Valdés ni cu hermano Joaquín; pero que si dentro de par de dias no vienen, dará un galope, y agrega : «Yo conduciré la comunicación que recibí de Montero,¿ a mi defecto lo hará Yaldés ó Joaquín, por que comprende p « toa interpretados abanzadamente, por el que debo espli « bien á V. E., tales como la de suponer haber por nuestra ¡s a indicación de candidato en el caso de una reacción etc. ye» « yo no sé si instruyó á Y. E. minuciosamente Valdés s a cuanto se tocó en la entrevista, podía parecerle eslraño.» «Dige en mis anteriores á Y. E. que aun no perjudica el este camino estéabierto, y que el cerrarlo nada cuesta; pa para juzgar asi de qne medebe.creer V. E, incapaz de a vana me á nada.» Agrega que no dice mas por no fiarlo á la pluma, que á sur ta lesaliafará; le habla de su familia que el General espera!» esta banda Oriental; y otras particularidades de menor ini[» tanda. N. ° 13. Larga carta del Gobernador Ferré al General Paz.— i: rientesMayo 18.-Sobre diversos puntos relativos á relaciones el Paraguay y Estado Oriental, al ejército, y otros de políticas i terior; en ella se encuentra el párrafo siguiente relativo á esta gociacion. aEs muy estraño que Madariaga no haya entregado la can de Montero, quizá temiendo que su sentido nos inspire deses fianzas, ó por que revela algún misterio. La operación que Y. ra" dita para sacar ventaja de sus intrigas, y que caigan en sumí ina red, me parece muy bien, desde que tengo en V. lodacoi fianza, respecto ál modo y precauciones que deben tomarse. 1 la carta á Madariaga, para que mande la de Montero, V. remeli ra aquella si lo encuentra oportuno. Por lo demás nada atoo lulamente nada me ha comunicado Va'dés fuera de lo que V » be: deve creerlo asi y la menor sospecha al contrario es una ole» sa á mi obsecuencia, lealtad y delicadeza. Todo fué unapi" bonsera de Valdés en querer ocultar ¿as copias que vió despue Si hubo algomas que V. sepa y Valdés no nos ha dicho sin du ha obrado de mala fé.» N. c 14. Carta de Echague á Rosas — {Vitlaguay Agosto 31) sjbreva — 31 nonios. Hibla de un tratado de amistad, comercio, y na- ción queso decía celebrado entre el Paraguay y Corrientes; „n escuadrón que llegó de Buenos Ayres, de un capitán Es- ola que desembarcó en el Ibicuy, del General Nuñes, y de „s particulares, y con relación al asunto de la negociación, tiene el parraío siguiente, bastante notable: «Las conferencias de Madariaga y Valdés con Montero, de ese instruirá en las copias numeradas de 1 á 12 que van, se ertaron en pura conversación. Sin embargo se advierte que adores en ellas no sirven de buena fé á I09 caudillos Ferré y t)y que tenían en el asunto miras personales, que seles han ¡irado. N. c 15. Carta del mismo ai mismo — (Villaguay Setiembre í°.) — usa recibo de una multitud de carta?, periódicos, oficios, men- es, artículos manuscritos sobre sesiones en las Cámaras do anda, copias de cartas de Gamarra, eto. etc.—Nada sobre el nioá que se refieren los demás documentos. N? 16. Carta del mismo al mismo.—(Villaguay, Setiembre 7) Acu- recibo de carta de 5 de julio, sobre asuntos locales de ningún eré«, y nada contiene tampoco sobre la negociación mencio- na. He ahí lo que en sustancia re¿u¡la de los 16 documentos á ese refiere la carta de la Asunción. Por los estrados que he- os hecho juzgarán los lectores, íi el general Paz, conocedor de «negocio, y de otros muchos datos posteriores al año 41, po- atener motivos para recelarse de los Madariagas en 1846, á la de su comportacion, y marchar en sus operaciones milita- consuma precaución: mucho mas después de la prisión del rmano Juan, y de loque éste escribió a D. Joaquín después prisionero. El tiempo ha confirmado , que Montero y Echague no se uivocaban al decir, que Madariaga y Valdés tenían mas deseos buena fé que resolución, ó que no servían de buena fé á los udlüos Paz y Ferré. Es también muy notable la observación Echague á Rosas (documento núm, 14) deque los actores 'a negociación tenían miras personales en el asunto que se ¡han frustrado.86 — Esto, en.nuestro modo de entender , quiere decir qUe Madariagas y Valdés estuvieron dispuestos y decididos á eni en arregios con tos jefes de Rosas, mientra» se halagaron coi esperanza de que les cabria en tote el gobierno de Corrieni estas eran sin duda sus miras personales ea es • negociación; róseles fruslaron con la repulsa de su candidato A eos ta, y exigencia de Echague ( documento núm. 10 1/2) de que el ca didato había de ser precisamente uno de los tres que él prop —Cabral, Araujo, ó Gaona, como condición sine quá non p que contasen con el apoyo de sus armas. Es probable que este mismo ha sido el motivo de la rup ra de iá moderna negociación con Urquiza. Mientras conser ron la ilusión de que permanecerían en el gobierno de Corrí tes, la negociación siguió con entusiasmo, nada omitieron llevarla á cabo ; traicionaron alevosamente á su causa, á su tria, á sus amigos; se congratularon de darse el ósculo de paz el tirano a quien D. Joaquín decía, en su ñola de 15 deago de 1846 (Núm. 1 P de lasque acompañan el Manifiesto), a" felizmente vuélvela provincia de Corrientes 6 pertenecerá gran familia Argentina... Me complazco en asegurar á V. E. sucesivamente la provincia que tengo el honor de mandar i pruebas inequívocas de su decisión por el bien de la república que pertenece, y que serán tales , que llenarán de satisfacción todas las provincias hermanas , y á V. E. en particular nada quedará que desear. Estas espresiones dirigiJas á Rosas por el gobernador Corrientes ¿qué otra cosa pueden significar que la mas desea da traición á sus juramentos, á su causa, á sus amigos, y á su tria misma ? ¿ Por ventura había dejado Rosas de ser el tira de la república, el mismo contra quien sostenía Corrientes d rante 7 años la lucha mas heroica y mas gloriosa? Estos sesf mientos en Madariaga eran entonces sinceros, su adhesión al tema federal ó de Rosas era positiva ; Rosas no se ha engaña ni se han engañado tampoco los gobiernos de las provinciascui do lo ft-licitaron por la reincorporación de Corrientes á la C federación Argentina ; y si bien Rosas ha exigido algunas ce» diciones para que los Madariagas continuasen en el gobierno 4 Corrientes, eso no ha sido porque dudase de la sinceridadco que éstos se le consagraban, sino como garantías para lo futur" «y para neutralizar otros actos anteriores de D. Joaquín Mad» « riaga y su hermano D. Juan con que han desmerecido la ben « volencia y simpatías de los pueblos confederados», según se presa Arana en la nota a Urquiza ya citada de 11 de abril del& y como pruebas que era natural exigiese Rosas después de anteriores, para asegurarse de la verdad y sinceridad de dhesion. Ahora bien : basta Ver el punto en que se ha roto esa ne- iacion para comprender,que el verdadero raotivo.de esa rup- i no ha sido otro, que el ver que las condiciones que Rosas gia para consentir en la continuación dé D. Joaquín en el ierno de Corrientes, eran tales, que hacían ilusoria y pre- ¡a |a posesión en que quedaban del gobierno. Cinco artículos comprendía el proyecto de tratado que pre- ló Rosas. Por el 1.° se propone la reincorporación de Cor- tes á la Confederación Argentina, en la forma y términos tratado de 4 de Enero de 1831. Por el 2°. 9e estipularla Corrientes delegaba en Rosas ta dirección de las Relaciones eriores y de los asuntos de paz y guerra de la Confederación entina, acornó lo estaba ante» de haber ocurrido las desa- dables diferencias que han tenido lugar.» Por el 3°. se estipulaba que todos los hombres de la Admi- ración Cabral, y demás emigrados por causas políticas po- anvolver libremente á sus hogares; que se les devolverían propiedades que se les hubiesen confiscado, y se les admiti- losjustos y legítimos reclamos que dedujesen.—Por el.4® convenia que el gobierno de Corrientes admitiría igual- óle los justos y legales reclamos que ante él debidamente ujesen los individuos, que con motivo del apoderamiento de (Tes y cargamentos argentinos, que tuvo lugar en el puerto Corrientes en 18S-4, hubiesen sido perjudicados.—El 5 © y moes sobre las ratificaciones. s «ios primeros artículos importan una sumisión completa órnenles al sistema de Rosas, una adhesión plena á lo que ama su Confederación Argentina, su sistema americano, pues " «como lo estaba ante}. Por consiguiente no ya convenir Has; entrar no mas en negociaciones sobre semejantes bases una traición visible á la causa que había sostenido Corrientes, antes siete años. Sin embargo, el Sr. Valdés, en la nota de 27 de Enero que tamos al principio, no los estraña como nuevo.*, ni pide ex- aciones sobre ellos al comisionado Galán; sobre lo único se las pide muy particularmente, es sobre las exigencias fesadas en lo9 artículos 3.° y 4.° Y ¿porqué? No es difl- «plicarlo. El comboy apresado en Corrientes en 1844 urtó á los Madariagas cientos de miles de pesos, y estipular se admitirían las justas y legales reclamaciones que hiciesen individuos perjudicados, importaba mas para ios Madariagas, la patria, la libertad, y las glorias de Corrientes. La vuelta-de los hombres de la administración Cabral y de- o.— 31 — mas emigrados por su causa, ponía en peligro la perma de los Madarlagás en el gobierno y en la influencia esclutin Corrientes. Por que é la verdad, devolver propiedades con!», cadas, pagar las que hubiesen sido destruidas, resarcir perjui- cios, restituir ademas millares de pesos que importó el comboj, y tener que hacer todo esto bajo la influencia de Rosas y delg¿ neral Urquiza, todo el mundo comprende que era suicidarte: al mitir e'l gobierno con estas condiciones era admitir una picola de vergüenza y de ignominia, y constituirse ademas en verdugos de sus amigos y de sí mismos; y estipular compromisos cuy» consecuencias Inmediatas é infalibles serian el desprenderte* los medios de influencia, haciéndolos pasar á manos de m onemigo3personales, producir en susamigosel descontento, yi fin perder el fruto que se hablan propuesto sacar de su Iraiciot Su rompimiento, pues, con el general Urquiza, ó con Roa no prueba, (como algunos han afectado' creerlo hasta qued evidencia de la verdad los ha hecho enmudecer), que los Mi- dariagas hayan aceptado y seguido las negociaciones ene sentido, y el general Urquiza y Rosas en otro con relaciona causa en. general; pues queda demostrado que en cuantoá han estado de acuerdo desde el principio. Madariaga se pro so someter á Rosas su provincia, engañándola; pero en laespt» ranza de que el premio de esta traición seria la perpetuación suya y de su familia en el gobierno y en la influencia de Cor* rientes. Este era su sueño, y su ambición, como lo prueba, entre otras cosas, la carta que hemos transcrito de la Villa Pilar fecha 20 de Mayo de 1846. Y si aun puede caber sobre esto alguna duda, y necesitarle mas pruebas, estas sobreabundan, lo que cuesta es solamenteel escogerlas ¿Qué, si no lo que acabamos de decir, significan lo» conceptos que los lectores habrán leído en las notas publicada, y que vamos ¿extractar en seguida? En las instrucciones que dio el General Urquiza en 15de Noviembre de 184-6 al comisionado que mandó á Buenos A y reí, D. Josó Ruperto Pérez, para que explicase a Rosas su corapor- tacion en los tratados de Alcaraz, y obtuviese su aprobaci* demasiado retardada, se leen en la 5¿* de ellas estos concepim: «Que no teniendo el insfrascrito la menor duda de la bue- na fé con que procede en este negocio el Sr. Gobernador Mt- dariaga.......espera que S. E. el Sr. General Rosas W mérito de ello, para que si en alguno de los artículos estampe- dos en dicha convención se hubiese de hacer modificación al- guna, sea ésta equitativa; y caso de reformarse lo sustancial * ella, si cree S. E. que no desdiga de su alta posición, pueda m» bien consignarte en arreglo reservado asi como algún otro pao- — 35 — Se debe tener presente para esto la posición violenta del Madariaga al frente de un pueblo hondamente afectado loi intereses de los salvages unitarios que han descaminado buena índole......• Perro lo mas notable y curioso es lo siguiente. En el ensage que Madariaga pasó al Congreso correntino después elos tratados de Alcaraz, dijo ciertas cosas, que disonaban el sentido en que el general Urquiza y todos hablan entendido i paz que se había firmado, pues ese Mensage daba á entender oelapazera el resultado de una imposibilidad de seguir ba- teado la guerra. El general Urquiza luego que recibió ese en»aje pasó una nota á Madariaga fecha 31 de Octubre de 1845, conviniéndole severamente por los términos en que él se ex- licaba, pues al mismo tiempo que él se empeñaba en persuadir Botas que la paz no tenia mas móvil que el deseo sincero do oírse, evitar el derramamiento desangre argentina, y no per- itirqne los estrangeros mancillen nuestros derechos, él (Ma- ariaga) desmentía todo eso en un documento público, pues en Idecia, «que sí aun no se derrama la sangre argentina por mano argentina, si gozamos de paz interior......es por que quedaron como si hubieran sido derrotados, con el material del ejercito destruido, con las caballadas inutilizadas, con el parque y comisaria destrozados: por que el gobierno para- guayo......declaró fenecida la alianza: por que no podían fiaren la intervención estraogera, y por que hablan fallado todas las probabilidades favorables & los cálculos de la pruden- cia.....Tales son las razones que expresa ha tenido V. para poner término á lo que llama Justa y necesaria guerra... i Todo esto escribe Y. en un Mensage quo corre impreso, y que a cualquiera que no sea su amigo Urquiza, que no confie en la honradez y patriolismode Y. comoconflo yo, y que conoz- ca sus buenos sentimientos, clasificará ese documento como acto de hostilidad contra la Confederación, como una sa- tisfacción y una esperanza para los salvages unitarios (a) y ios agentes exlrangeros; por que Y. se afana en mostrar la de- - bilidad de Corrientes, pero no su anhelo para la paz. » Oigamos ahora la contestación que á esta notadió D. Joa- Qincon fecha 11 de iVoviembrc de 1846, cuya nota también (a) Este fué sin duda el objeto de D. Joaquin Madariaga al usar se lenguaje; el alucinar y hacer creer, que sus negociaciones de paz oo el Jcoeral Urquiza no importaban una deserción de sus banderas ¿ una traición á la causa de Corrientes, sino una unión con Urquiza "a llevar adelante planes ulteriores y secretos contra Kosas.— 36 — acompaña el ¡Manifiesto bajo la letra D, y ha sido reproduci en el Comercio del Piala de 9 de Diciembre último N? ^ Entre otras cosas y tomando lo mas expreso, dice así:— «Con el interés y detención que demandan, he considera, do las idéasque V. me manifiesta a cerca del referido Mensagf y las encuentro tan justas y razonables, que yo en igual casuq^ V. habría hecho lo mismo. Pero Y. amigo mío, no ha cons. derado el estado de Corrientes, ni traído á la memoria cuanto hemos hablado á este respecto......Es preciso, mi buen an¡. go, no olvidar que en los 8 años de continua guerra, los correa, tinos han adquirido hábitos ó idéas de que no es posible pro. cindir inmediatamente después que ha cesado; es necesita no hacer innovaciones tan prontas y mucho menos cuandj todos están en divergencia de opiniones á cerca de lo que con. tiene nuestro pacto. ... y en estas circunstancias ¿seria posible usar de otro lenguaje que los alarmase mas, y nos espusiesr, cuando menos, á perder todo loque se ha trabajado para con- ducirlos por la senda de los intereses generales de la nación j particular de esta provincia?.... Pese V., mi buen amigo, ti la batanea de.su prudencia nuestra actual situación, y vera si es de preferirse boy una desconfianza (precisamente infundada del General Rosas y otros gobiernos de la Confederación, á los ti- nestos resultados que pudiera tener una marclta violenta} contraria que se adoptare aqui: esto producirla la ruina total de esta: provincia en que no puedo considerar a ningún argen- tino interesado; y lo otro, con la succesiva fiel y consonanlt conducta, que naturalmente guardaría Corrientes con el go- bierno general de la República y los de todas las provincia que la componen, se desvanecerían, con entera satisfacción át todos, datando desde entonces la feliz época argentina pan Corrientes.» Muchos mas conceptos podríamos extractar de esa larga correspondencia oficial y particular queacompaña el Manifiesto, 9i no fuera que esto sacaría nuestro trabajo de los cortos limi- tes a que nos hemos propuesto reducirlo. Pero creemos que lo dicho basta y sobra, para demostrar el embuste del Manifies- to, y la mal disimulada traición de los Madariagas; y para qoe se comprendan las verdaderas causas y origen de ese desquicio, que con razón se ha llamado vergonzoso. Pero si bien es verdad que hay mucha razón en llamarle vergonzoso, creemos que con eso no se ha dicho lo bástanle; que no se ha dicho al menos lo que era rigorosamente justo, y altamente politico y moral haber dicho; por que a nuestro jui- cio debió decirse franca y lealmente para quienes vergonzoso; por que en ese desquicio hi habido inocentes y culpables, vícti- , • crimínales que las han sacrificado ¿Quienes pues son )S últimos, y quienes los primeros? ¿quienes han sido en fin autores, y quienes las victimas de ese vergonzoso desquicio? Esto interesa á la justicia, á la política, y aun á la moral ¿blica; pues no es recta la justicia, que por amor ó por odio husa condenar al culpable ó absolver al inocente: no es sana política que deja abatir ó mancillar por la vil calumnia y la ifamacion reputaciones que nos han pertenecido, que hemos enerado, y que pudieran todavía sernos útiles, bin airar una vez la nuestra voz, para salvar siquiera de ese naufragio desastroso ela causa, al piloto que aun puede servinos para sacarla á oerlo. No es en fin pura la moral, que por debilidad ó por ision, se muestra indiferente ácia el crimen ó la virtud; que nvuclve en una misma culpa al patriotismo que al egoísmo, a lealtad que a la traición, y hace pesar sobre ios primeros la isma responsabilidad que solo debe oprimir y abrumar á los gondos. Nosotros hemos creido, que la reputación de esos gefes 6 odillos que ios paitidos políticos colocan al frente de sus andes empresas, ó de quienes se dejan guiar y conducir por igun tiempo prestándoles el apoyo de su íé, de su influjo y de smedios, no puede su herida ó demigrada, sin que su des- onrase haga trascendental al partido mismo, y lo cubra de nominia y de ridiculo. La comunidad de ideas, de intereses deaccion establece de suyo esa participación común, y á veces lidaria en la suerte de esas empresas. ¿Porqué pues los ombres que habíamos de participar de la gloria del caudillo si ese feliz y vencedor, reusariamos tomar nuestra parte en su nominia cuando le viésemos decaído de su altura, y abatido or la desgracia? ¿porqué cuando la traición, y la ingratitud arrebatan de las manos el poder, y la calumnia se encarga e justificar la traición y consumar el atentado, volveríamos la spalda á nuestra responsabilidad común, y no levantaríamos ¡quiera nuestra voz, para execrar á los traidores, para desba- bar la calumnia, y defender nuestra propia reputación en la el hombre que nos pertenece? La conducta misma de nuestros enemigos condena nuestra "diferenciaen este punto. Echague ha perdido ignominiosam- ente dos batallas y dos campañas, y sinembargo ni Rosas, ni ombre alguno de su círculo ha pronunciado siquiera un repro- be contra la conduela y habilidad de ese hombre. Hoy es una pacidad arrinconada, que ya no puede servir para grandes co- * pero ésuna reputación abatida por su propia nulidad y por la «perioridad de sus adversarios, no por la traición, ni la calum-— 38 nía de sus correligionarios poli lieos, como se trata de hacer cm el General Paz. Pero el triunfo que ha obtenido el Jeneral sobre sus detrac- tores y sus émulos, no es menos glorioso para él, que todas |« batallas que ilustran, sin mancha alguna, su larga carrera mili, tar. Ha soportado en silencio la adversidad de la suerte como en 1831; y los mismos que se encargaron de la emprena de perderle, han venido á ser sin quererlo los instrumentos de tu mas completa justificación. Así son los triunfos que obstieneei patriotismo y la virtud: triunfos espontaneo*, no compra dos con el oro a la vil adulación, ni arrancados á la debilidad por la prt. potencia, ni simulados por el fraude ó la mentira ; sino alen, zados por la fuerza sola de la verdad, que al fin aparece, ó por la reacción invencible que al fin ejerce sobre las pasiones mo- mentáneamente sublevadas, una vida llena de mérito y una re- putación sentada enbasa sólida. No será menos honrosa y justificativa para ese Jenerai la comparación que hará todo el mundo entre el resultado que hubiera dado la alianza del Paraguay y Corrientes bajo su direc- ción, y laque ha venido á dar el vergonzoso desquicio "de los elementos que se hablan aglomerado para triunfar.« Esle so'o resultado bastarla para justificarle, aun cuando fuera permiiidu suponer en sus autores la mejor buena fé, el mas puro patrio- tismo, las mas sanas intenciones en el desquicio de esos elemen- tos : al menos, mostrando el Jeneral el resultado que ha venido á dar ese desquicio, haria uso para justificarse, del mismo argo- meoto que han empleado sus émulas para acusarlo. Ellos haciancargo al Jeneral de ese desquicio, y tomaban argumento de él para acusarle de inhabilidad militar y política, para censurar acremente cu conducta con ciertos gefes que se disgustaron y se separaron del ejército : para atribuir la revolu- ción de Abril á las susceptibilidades de los Madariagas. impolíti- camente heridas por conspiraciones del Jeneral contra la auto- ridad ó la permanencia de estos en el Gobierno de Corrientes. Acusaban en fin al Jeneral de haberse rodeado y hecho el cen- tro de un circulo estrecho y miserable en el ejército, cuyas adu- laciones y chismes, y cuya preferencia y valimiento cerca de su persona, le enagenaron la confianza del gobierno, y el apoyo de los gefes que se separaron. Pero el General Paz contesta ahora á todos esos cargos con la revelación oficial y auténtica de las causas y origen de ese des- quicio criminal, y con el resultado funesto que ha producido la traición. El General Paz no batió al General Urquiza; moy bien: pero al rúenos éste, ni aun ayudado por la traición, P"du romper y desbaratar la posición mucho menos fuerte de Jbaj»y rfjnda le ofreció batalla, como ha desbaratado y rolóla inexpug- nable y tonificada posic ión del Rincón de Vences; y luchando á n tiempo con el ejercito invasor y con la traición de sus pro- ¡Ljamlgos logró, con solo su habilidad y sus maniobras, frus- trar por entonces los designios de aquel y de éstos. Su triunfo fué negativo, y depoco brillo, por queso ignoraban entonces los misterios que sabemos ahora; pero no fué por eso menos glo- rioso para él. ¿Porqué esos famosos gefes de cuyo apoyo se dice que se enagenó por parcialidad y preferencia a un circulo estrecho y miserable, por qué, repetimos, no han rechazado en Vences el poder del General Urquiza, elfos que ocupaban una posición mas fuerte, y que no tenían contra si la traición y la funesta dis- cordia que los dividiese? El General Paz, sin su apoyo, (pues le prestaban entonces enteramente & D. Joaquín á cuyas inme- diatas órdenes servían) rechazó al General Urquiza, y le obligó ¿'evacuar de nuevo la provincia; ellos en mejor posición no han sido capaces de obtener igual resultado. Esto solo bastaría para li justificación del General Paz: por dos veces ha sido el salva- dor de Corrientes y de la Revolución Argentina en aquella he- roica provincia: traidores infames le quitaron ese apoyo, y Corneóles sucumbió. ¿Que respondéis á esto, viles detractores? ¿Donde están esos campeones, que lomaron a su cargo la obra encomendada al General Paz: qué cuenta, que resultado han ofrecido al pais, después de un desquicio vergonzoso, de una negoctacioo infa- me, y de una derrota ignominiosa, que ha coronado con un éxito completo los esfuerzos de 7 añbs del tirano de nuestra patria? Preguntadles la causa de ese funesto resultado; no sa- bemos lo que os responderán, pero sí sabemos que no tienen á quien echar la culpa sino á si mismos. Algunos de ellos han recibido ya del General Urquiza, sobre el mismo campo de ba- talla, el galardón que merecían: Dios les haya perdonado las Jemas ¡numerables victimas sacrificadas por su culpa. Pero en cuanto á los que han escapado á este justo castigo del cielo, ¿pretenderán todavía llamarse patriotas, y figurar como tales en las filas de los que han permanecido fieles á su bandera ó á su causa, y que hoy son victimas de sus locas pre- tensiones? ¿No se formará al fin un desengaño, una conciencia d*«u profunda maldad, que los anatematice para siempre, que 'os cubra de execración y de oprobio, y los destierro y proscriba del Irato y comunicación de los demás hombres como á enemi- gos del género humano, ya que no sea posible por ahora infli- girles otro castigo que sastifaga á la vindicta y á la moral pú- blica?— 40 — A eaoi hombres, después da Rosas, debe aplicarse 8qUei enérgica sentencia de Cicerón contra los promovedores ó (aut res de la discordia y de la guerra civil. «Ni el hogar dorrr tico, ni las leyes públicas, ni los derechos de la libertad pued ser objetos de estimación ó de amor para aquellos que se co placen con las discordias y las muertes de los ciudadanos, y los horrores de la guerra civil: y por tanto deben ser arroja del número de los hombres, y echados fuera de los limites de humana naturaleza. «Nec prívalos focos, nec publicas Uga nec libertatis jura cara habere potest, quem discordia!, que; cades civium, quem bellum civite deíectát; eumque ex numt; homínum ejiciendum, exfinibús humante nalurce extern' nandum pulo. (Cicero Philip XII) Sí ; es preciso que se forme al menos esa conciencia y de- sengaño, para que esos hombres sean conocidos como patriota frisos, como amigos funestos y mas peligrosos que nucstrosen migos declarados y los descartemos como carcoma que roe, taladra, y desbarata nuestras obras, é inutiliza nuestros esfuerza' La gloriosa lucha que ha tantos años sostenemos contra li tirania no ha perdido terreno ni se vé abatida sino por efecto de la funesta discordia que nos ha dividido. ¿Quien no sabe que en la unión está la fuerza? ¿qué tirano no ha profesado, por eso mismo, la máxima trivial de Maquiavelo—divide elimperá! ¿quien por último no está convencido, que si los enemigos de llosas hubieran marchado siempre unidos y compactos, esta miserable asurpador estaría ya olvidado? Pues bien: si la causa de nuestros quebrantos y derrotas,; de la prolongación de la guerra que nos devora y despeda», ha sido solamente la desunión y desacuerdo que ha reinada entre los defensores de la libertad ¿qué género de castigo habrá en la tierra, que sea condigno al crimen de los que han pro- movido y fomentado esa discordia? Ningún otro, por ahora, sino el que queden conocidos y marcados como los autores de los males que nos afligen, como los fautores solapados de esta guerra funesta, que destruye la riqueza y la población de estos países, que detiene sus progresos, corrompe sus costumbres.y hasta los relaja de concepto en la estimación de los demás pueblos. Si el Jeneral Paz no hubiera sido contrariado por la traición y los manejos de sus émulos, esta es la hora en que cuando me- nos el Enlre-Rios y el Estado Oriental estarían libres de enemi- gos ; y esta heroica capital contaría hoy cerca dedos años me- nos de sitio, y otros tantos de alivio y de descanso de sus peno- sas fatigan i Qué de risueñas esperanzas no sereanimarian por todas partes el espíritu de libertad, hoy amortiguado y abat¡d°: — 41 — iié de reacciones no se hubieran desenvuelto en el seno mis- j de los ejércitos del Urano, en el asiento de su poder fantás- 1 que al fin hubiera producido un incendio que le devorase, ¡entras que hoy hasta el Pueblo Libertador de donde debia rtir ese impulso salvador, está en cadenas! He ahí vuestra ra traidores, gózaos en ella, mientras las generaciones presen- y futuras os maldicen y maldecirán. Empero la esperanza no debe perderse. La revolución gentina está sofocada pero no extinguida: sus gérmenes exis- o,y los triunfos y excesos mismos de la tirania les han de dar pulso y desarrollo; por que como dice sábiamente un docu- ento célebre,......a/a guerra, estado necesario entre el bloy el tirano, se excita en razón directa del progreso de Urania ; causa que no puede estar sin producir su "teto* (a). El dia menos pensado pueden esos gérmenes desenvolverse un modo aterrador para la tirania, y se ha de sentir la nece- dad de un hombre que les dé impulso, organización, y direc- oo, y ese hombre no es difícil señalar. Es pues una base de peranzas, el que aun podamos contar con este elemento de der y de acción, únicos restos que se han salvado del desastro- naufragio. Ese hombre es boy el mismo ; y aun índepen- ientede esta esperanza consoladora, siempre será para noso- os, y para todos los hombres desapasionados y patriotas que «buena fé han trabajado por la Pátria, una satisfacción ei saber, oela fé que pusieron y pusimos en la habilidad, pureza, y pa- iotismo del Jeneral Paz, no ha sido frustrada por culpa suya, ni ha desmerecido en un solo punto. Unos amigos de la justicia. guerra.ERRATAS. iüJNA LINEA EN LUGAR PE- LÉASE 19 40 Guarnni Guaraní 20 14 en el elejirlos en elejirlos « 29 ausenci ausencia 21 24 posiciones disposiciones 23 6 negociación, de negociación de 1841 1841 24 37 nrUqiza ürquiza « 38 arudie diesen 37 21 no puede su herida no puede ser herida :o: