D_OCUMENTÜS RELATIVOS AL CESE i INTERVENCION INGLESA EN EL ACOMPAÑADOS DE DOS CARTAS AL MUY HONORABLE LORD HOWDEN, SOBRE EL MISMO ASUNTO. (2|* EDICION.) Montevideo— 1847.DOCUMENTOS IMPORTANTES. Monte Video, llth July, 1847. Sir : I have the honor to endose, for the informa- tion of the British Commercial Coinmunity in this City, copies of a letter and two enclosures, which have been forwarded to me by the Right Honora- ble Lord Howden, and have to request that you will make those documents known generally to all the Mercantile Body I have the honor to be, Sir, your obedient servant (Signed) martin t. hood. To R. C. MacLean Esq. Chairman of the Associa- tion of British Merchants. H. M. S. Ralcigh, off Monte video, I5th July 1847. Sir : I have the honor to endose to you the copy of a letter which I have written to commodore Sir Tho- mas Herbert, and I request you to bring it to the knowledge of the British Commercial Body of this Town. I also state, for your and their information, that my mission in the River Píate has terminated. Before leaving the River, I have made every recessary and adequate arrangements for the pro- tection of English life and property. which I con- ceive to be the only legitimate objects for britishtroops disembarked in foreign conntries in time» not of actual warfare. I have the honor to be, Sir. your obedient servant (Signed) howden. Martin T. Hood Esq. Majesty's Acting Cónsul Ge- neral-Monte video. Monte Fideo, \5th July, 1847. Sir : In my instroctions from Lord Palmerston, datco March 22, 1847. it is said: " You can, if needful, give tbe arrangements the ,, cbaracter of simple military conventions, involv- ,, ing no idea of a recognition of rights, but simply ., containing the admission of an existing fact, that ., certain persons are at the head of certain bodies ,, of troops." Acting according to the spirit of this permission, and anxious to avoid the dreadful expenditure of human life, cruelly and unprofitable consumed in a war such as this, when, though the daily conflicts be inconclusivc and inglorious, the sum total of death at the end of the month is very considerable, I proposed, in concert with my Colleague Count Walewski, a fair and honorable armistice to the Government of Monte-Video and to General Oribe. It was to last six months, during which time the town was to be provisioned by General Oribe, who was to furnish, at the lowest price of first cost, 1500 head of cattle per month. General Oribe accepted this armistice, not only with the condition imposed, but in a manner by which the title he assumés of Legal President should not he presented in signature, so as to incapacitate the Plenipotentiaries of England and France affixing their ñames to the document. The Government of Monte-Video has refused this armistice, which I do not hesitate to say was ad- vantageous to its interests, as it is wtthout money, vithout credit, and without native troops. As I consider, first, that the Orientáis of Monte Video are not at this moment free agents.but entirely controlled by a foreign garrison; and secondly, that the blockade, having entirely lost its original cha- racter of acoercive raeasure against General Rosas, has become exclusively a mode of supplying with money, partly the Government of Monte-Video, and partly certain foreign individuáis there, to the con- tinued detriment of the extensivo and valuable cora- merce of England in this waters; I hereby request you, Sir, to raise the blockade of both sides of the River Píate, and to take the mensures necessary for ceasing all further intervention in these waters. After acting together for so long á time, allow me to take this opportuniíy of thanking you sincerely for the uniformly kind and efiéctive assistance I have received from you on every occasion for the furtheranee of Her Majesty's service. during a pro- tracted and difficult negociation. I have the honor &c. &.. &c. (Signed) howden. To Commodorc Sir Thomas Herbert. K. C. B. (traducción.) Montevideo, Julio 17—1847. Señor- Tengo el honor de acompañar á V. para conocimiento del cuerpo de Comerciantes Británi- cos en esta ciudad, copias de una carta y dos inclu- sas, que me ha sido dirijida por el mui honorable Lord Howden; y pido á V. que haga llegar esos documentos al conocimiento del Cuerpo del Comer- cio en jeneral. Tengo el honor de ser &c. &c. 8tc. (firmado) Martín T. Hood. Al Sr. Roberto C. MacLean, Presidente de la Aso- ciación de los Comerciantes Británicos.--6— (traducción.) Fragata de S. M, "Raleigh," fvente á Montevideo, Julio 15—1847. Señor: Tengo el honor de incluirá V. cópia de una car- ta que he escrito al Comodoro Sir Tomas Herbert, la que pido á V. que ponga en noticia del Cuerpo do Comerciantes Británicos en esta ciudad. Digo también, para conocimiento de V. y de ellos, que'mi misión en el Rio de la Plata ha terminado. Antes de ausentarme de este Rio, he hecho lo» arreglos necesarios y adecuados para la protección de las vidas y propiedades inglesas, que concibo ser el único objeto lejitimo para que tropas británicas estén desembarcadas en paises extranjeros, en tiem- pos que no son de guerra efectiva. Tengo el honor de ser &a. 8ta. (Firmado) howden. Al Sr Martin Hood, Cónsul General interino de S. M. B.—Montevideo. Montevideo, Julio 16 de 1847. Señor: En las instrucciones que recibí de Lord Palmers- ton, con fecha 22 de Marzo de 1347. se dice: "Si es necesario, podéis dar á los arreglos el ca- ,, rácter de simples convenciones militares, que no ,, envuelvan ninguna idea de reconocimiento de de- ,, rechos, sino que contengan simplemente la admi- ,, sion del hecho existen*©, de que ciertas personas ,. están á la cabeza de ciertos cuerpos de tropa." Obrando de acuerdo con el espíritu de este per- miso, y deseoso de evitar la perdida espantosa de vidas humanas, consumidas cruelmente y sin prove- cho en una guerra como esta, en la cual, á pesar de que los conflictos diarios son indecisivos y si» gloria, la suma total de muertes al fin del mesus muí considerable, propuse, de acuerdo con mi cole- ga, el Conde Walewski, un armisticio honorable y equitativo al Gobierno de Montevideo y al Jencrai < Oribe: debía durar por seis meses, en cuyo tiem- po la ciudad debia ser abastecida por el Jeneral Oribe, que debia entregar, al ínfimo precio del pri- mer costo, 150O cabezas de ganado al mes. El jeneral Oribe aceptó este armisticio, no solo con la condición propuesta, sinó en tal forma que el título que él se arroga de Presidente Legal no apareciese firmado de modo que incapacitase á los Plenipotenciarios de Inglaterra y Francia para po- ner sus nombres en el documento. Kl Gobierno de Montevideo ha rehusado el armis- ticio, que yo no vacilo en decir que era venta- joso á sus intereses, porque se halla sin dinero, sin crédito y sin tropas del país. Considerando yo, primero, que los Orientales do Montevideo no obran en este momento libremente, sino enteramente coartados por una guarnición ex- tranjera; y segundo, que este bloqueo ha perdido enteramente su carácter primitivo de medida coer- citiva contra el Jeneral Rosas, y se ha convertido en un modo de dar dinero, en parte al Gobierno de Montevideo, y en parte á ciertos individuos extran- jeros residentes allí, con perjuicio continuado del extenso y valioso comercio de la Inglaterra en estafc aguas, os requiero por la presente, Señor, que al- zeis el bloqueo de ambas marjenes del Rio de la Plata, y que toméis las providencias necesarias para cesar en toda ulterior intervención en estas aguas. Después de haber obrado juntos por tanto tiempo, permitidme aprovechar esta oportunidad de agradeceros sinceramente la asistencia uniforme- mente benévola y eficaz que de vos he recibido en todas ocasiones en pro del servicio de S. M., du- rante una dilatada y difícil negociación. Tengo el honor &c. (Firmado) howden. Al Commodoro Sir Tomas Herbert &c. &.c.—8— Cuartel Jeneral del Cerrito de Montevideo, Ju- lio 15 de 1847. Excelentísimo SeBor :— He tenido el honor de recibir la nota de esta fe- cha de V. E. en que se expresa que habiendo rehu- sado el Gobierno provisional de Montevideo admitir el armisticio que V. E. considera razonable, justo y mu i de desear en el sentido de la humanidad, ha determinado en consecuencia levantar el bloqueo de ambas riberas del Rio de la Plata, en cuanto tiene-relación á los buques de S. M. B., y cesar toda intervención ulterior. V. E. espera que de mi parte le será dada la grande satisfacción de confir- mar el empeño de una amnistía acordada con el Sr. Hood y en los mismos términos, si yo entrase por la .-m i ie de las armas en la ciudad de Montevideo. Concluye-V. E. diciendo que no tiene duda que mis sentimientos personales me impulsarán a conceder estn nmnistia sin ninguna aplicación por parte de V. E., pero que será altamente agradable, no solo á su Gobierno, sino al pueblo ingles, que V. E. tenga la garantía de esta bajo mi firma. En tal concepto, me apresuro á contestar que re- ConoKco y confirmo en todas sus partes la promesa de amnistía otorgada por mí en los mismos términos propuestos y aceptados en el artículo 9. ° de la convención celebrada con el Caballero D. Tomas Samuel Hood, comisionado especial, que fué, por los Gobiernos de S. M. B. y de S. M. el Rey de los Franceses, á que se refiere V.E. en su citada nota do hoy. Con este motivo saludo á V. E. con mi mas dis- tinguido aprecio. Firmado—Manuel Oribe. Al Exmo. Sr. Par de Inglaterra, Ministro Pleni- ociarió y Enviado Extraordinario, muy Hono- Lord Howden, Caballero de varias órdenes. (De la publicación oficial lucha por Oribe.) El día 7 del corriente los SS. Ministros Plenipo- tenciarios dirijieron al Exmo. Sr. Presidente de la República, Brigadier General D. Manuel Oribe, por medio de un caballero oficial de la marina real de S. M. B., la siguiente nota, y la proposición á ella adjunta, de las basas de un armisticio. "Puerto de Montevideo, 7 de Julio de 1847. •'Los Plenipotenciarios de Inglaterra y Francia, en el interés de la humanidad, y con el deseo de evitar por algunos medios honorables que continué la efusión de sangre, proponen á S. E. el Señor General Oribe, el siguiente arreglo temporario,en el deseo de llegar á algún resultado definitivo, satisfac- torio á las partes respectivas. 11 En tal concepto los Plenipotenciarios irán al Cuartel General de S. E. el Sr. General Oribe, con el fin de arribar á la conclusión del armisticio pro- puesto, de cuyas bases incluyen una copia. " Ruegan á S- E., admita la seguridad de sh alta consideración ¿¡¿a." PROPOSICIONES DE ARMISTICIO. Art. I.° Se establecerá un armisticio por el término de cinco meses. 2. ° Los beligerantes mantendrán sus presentes posiciones. 3. ° Se facilitarán á la ciudad de Montevideo provisiones; y habrá libre comunicación entre esta y la campaña. 4. ° Inmediatamente será levantado el bloqueo en ambos lados del Rio de la Plata, por las fuerza» navales de Inglaterra y Francia. S E. el Sr. Presidente Oribe, animado por los sentimientos de humanidad que le caracterizan, y dispuesto siempre, por su parte, no solo á contener t— 10— la efusión de sangre, sino á adoptar los medios jun- tos y honorables que se les propongan, para lograr que ella no siga regando el suelo de nuestra desgra- ciada patria, contestó á los SS. Ministros Plenipo- tenciarios, dando su asentimiento en jeneral á la pro- posición del armisticio, sobre cuyas basas estaba dispuesto á oir á SS- EE. con el fin de artribar á la conclusión deseac'a. En consecuencia, los SS. Ministros señalaron el dia 9 del corriente para con- ferenciar sobre la materia, y se preparó su recibi- miento del modo que corresponde á la categoria y alta representación de tan nobles huespedes. Tres coches y varios caballos se destinaron partí su viaje desde el punto en que anunciaron desembarcar, hasta el cuartel jeneral de S. E. que dista dos y media leguas. En su tránsito fueron acompañados por el Sr. coronel, jefe del Estado Mayor, jeneral D. Fran- cisco Lasala, y por varios jefes y oficiales del ejér- cito, y á las doce del dia llegaron al alojamiento de S.E. el Sr. presidente de la República, los Exmos. SS. Ministros Plenipotenciarios, con los SS. almi-, rantes de las fuerzas navales de Inglaterra y Fran- cia, el Sr. conde Brossard, secretario de la Lega- ción Francesa, y otros SS. oficiales de la marina real de ambas naciones. En la conferencia que los SS. Ministros tuvieron con S. E. el Sr. presidente, quedó ajustada la con- vención para el armisticio en los términos que ex- presan los artículos siguientes:— "1.° Se establecerá un armisticio por el tér- mino de seis meses. "2. ° Los belijerantes mantendrán sus presen- tes posiciones. "3. ° Se facilitarán á la ciudad de Montevideo provisiones. "4. ° Inmediatamente será levantado el blo- — SI— queo en ambos lados del Rio de la Plata por las fuerzas navales de Inglaterra y Francia." La diferencia entre estas basas convenidas y las propuestas por los SS. Ministros Plenipotenciarios, consiste en el aumento de un mes en la duración del armisticio á solicitud de dichos señores: limitándose el articulo 3. ° á la provisión de víveres, por razo- nes que expuso S. E. el Sr. Presidente y que ha- llaron mui fundadas los Exmos. SS. Ministros Ple- nipotenciarios- Quedó igualmente acordado que esa provisión se- ria de 1,500 reses mensuales, al precio de tres y un tercio pesos fuertes ó patacones por cabeza, que corresponden á cuatro pesos meneda corriente del Estado, puestas en pié en un punto de la costa por cuenta de los proveedores. Arregladas y convenidas en la conferencia las precedentes basas del armisticio, los Exmos. Sres. ^Ministros Plenipotenciarios se retiraron á las 3J de la tarde con el mismo acompañamiento hasta el em- barcadero, quedando S- E. el Sr. Presidente en pa- sar de oficio su conformidad y expresa aceptación el dia siguiente ó el sucesivo. Pero en ese intervalo se suscitó por parte de los Sres. Ministros una difi- cultad inopinada respecto del carácter político con que el Exmo. Sr. Presidente habia de ser conside- rado en la convención por dichos Sres. Ministros Plenipotenciarios, y después de variar explicacio- nes,en las que por ambas partes se manifestó el de- seo mas sincero de salvar esa dificultad,para llegar á un fin tan importante en el interés de la humanidad, S. E. el Sr. Presidente de la República propuso los dos medios siguientes, dejando á la elección de los Sres. Ministros Plenipotenciarios el que conside- rasen mas adaptable. " Se admiten las proposiciones para el establecí-— 12— miento del armisticio &a,, bajo cualesquiera de las formas siguí entes: "1. a Los Señores Almirantes de las fuerzas na- vales de Inglaterra y Francia por una parte, y una persona de correspondiente clase por la de S. E- el Sr. Presidente, firmarán los artículos de la con- vención. 2. " Los Exmos. Señores Ministros Plenipo- tenciarios de las Potencias Aliadas, podrán cele- brar dicha convención de tregua con S. E., en su carácter de General, dándole ese titulo en la parte que les concierna, y S. E., se dará el de Presiden- te de la República en la que le corresponda. "En cualesquiera de los casos antedichos, la pu- blicación del armisticio se hará simplemente en los siguientes términos. "Artículos de la Convención celebrada para el establecimiento de un armisticio. "1. ° Tal &c. -2. o &c. &.C.—3. <= &c. &c — 4. c &c. &c." Los Exmos. SS. Ministros no aceptaron ninguno de los dos medios expresados, y propusieron la re- dacción siguiente:— "Armisticio concluido entre las partes conten- dentes de dentro y fuera de la ciudad de Montevi- deo, conteniendo los siguientes artículos, bajo la mediación de Inglaterra y Francia. "Artículo 1. ° —"2. ° "—"3. ° —"4. ° Copia Inglesa--Copia Francesa--Copia Españ. HOWDEN WALEWSKl ORIBE. WALEWSKI HOWDEN WALEWSKY ORIBE ORIBE HOWDEN. Admitida por el Exmo. Sr. Presidente la redac- ción que precede, quedó definitivamente arreglada la convención del armisticio entre S. E. y los SS. Plenipotenciarios de Inglaterra y de Francia, mos- — 13— trándose ámhas partes íntimamente satisfechas de haber logrado dar un paso tan avanzado en beneficio de la humanidad y lisonjeándose con la esperan;a de que él podría abrir un camino á mas importantes resultados. Pero esa esperanza quedó frustrada per los motivos que expresa la siguiente nota del muy honorable Lord Howden, y cuyas consecuencias verán nuestros lectores en el contenido de esa do- cumento mismo y el de las dos comunicaciones que le subsiguen. - Fragata de S. M. " Raleigh" frente ó Montevideo, Julio 15 de 1647. "Exmo. Sr. "Habiendo rehusado el gobierno provisional de Montevideo, asentir al armisticio que yo considero razonable,justo y mui de desearen el sentido de la humanidad, he determinado,en consecuencia, levan- tar el bloqueo de ambas riberas del Rio de la Plata, en la parte que corresponde á ¡os buques de S. M. y cesar toda ulterior intervención. "Espero que V. E. me dará la gran satisfacción de confirmar el empeño de amnistía en los mismos términos que ha sido acordada entre V. E. y el Sr. Hood, si V. E por la suerte de las armas entrase en l¡? ciudad de Montevideo. "No tengo duda que los sentimientos personales de V. E. le impulsarán á concederme esta amnistía sin aplicación alguna por mi paite; pero que será al- tamente agradable, no solo á mi Gobierno, sino al pueblo ingles, que yo tenga la garantía de ella bajo la firma de V. E. "Dios guarde á V. E. muchos años. HOWDEN. "A S.E. el Sr. jeneral D. Manuel Oribe. (Siguen en el Defensor las dos notas que se leen en las pá- ginas 6, 7 y 8.CARTA PRIMERA. Montevideo, Julio 19 de 1847. Jll Mui Honorable Lord Iloicden, Ministro Pleni- potenciario de S. J\l. B., Encargado del arreglo de la cuestión del Rio de la Plata. Milord: Supongo que, en vuestra calidad de Noble inglés, no podéis estrañar que yo, en la mia de escritor pú- blico, os dirija esta carta relativa á actos también públicos y oficiales de la misión que os condujo al Rio de la Plata. Pertenecéis á un pais, donde la imprenta ejerce el mas elevado ministerio que se conoce, donde el Comercio y la Aristocracia, los Principes y el Parlamento, la Iglesia y el Estado, se hallan igualmente sometidos á aquella jurisdicción omnipotente; sea que se ejerza en el grave y seve- ro tribunal de Jimius, ó en el banco popular del no menos implacable Pui^ch. No debe, por lo mismo, ser una novedad para vos, Milord, el que yo discuta con vos mismo, documen- tos que llevan al pié vuestra firma, y pertenecen ya al dominio del público. La nota oficial que habéis dirijido, el dia 15, al Comodoro Sir Tomas Herbert, y que publico al la- do^de esta carta, expresa los motivos inmediatos y ostensibles que habéis tenido para adoptar la grave resolución de separar totalmente la política y la ac- ción de vuestro gobierno de la acción y la política del gobierno francos, en la cuestión del Plata. Esos motivos, Milord, son insuficientes, son malos. Per- mitidme que os lo demuestre. Al veros transcribir literalmente un párrafo de vuestras instrucciones, se creería que le invocabais para fundar en él la grave medida que* adoptasteis. Sin embarago, no es asi: el párrafo que copiáis no tiene, ni le dais vos mismo, conexión alguna con el alzamiento del bloqueo, ni con la retirada de la in- tervención británica. Le habéis invocado única- mente para justificar el haberos dirijido á D. Ma- nuel Oribe, proponiéndole un armisticio. Pero un armisticio, Milord, es siempre, y en todas circuns- tancias, una convención de carácter simple mente militar; de modo que, aun cuando no se hallase aquel pár- rafo en vuestras instrucciones, siempre habríais po- dido proponer el armisticio á cualquiera quo manda- se en Jefe las fuerzas opuestas á las del gobierno de la República. Entre tanto, Milord, habéis hecho un verdadero servicio á la causa de la verdad,—y por consiguien- te á la de la paz—publicando ese párrafo de vues- tras instrucciones. El, y lo que decís en vuestra nota, á cerca del carácter que D. Manuel Oribe se arroga de Presidente Legal, ha venido á aclarar completamente ese punto. Por que es evidente, Mi- lord, lo que aquel párrafo significa. Lord Palmers- ton sabia la dificultad que habían ofrecido, cuando la misión Hood, las pretensiones de D. Manuel Ori- be á ese carácter que se arroga; él no quería—por que no podía—reconocerle semejante carácter; y— 16— entonces trató de evitar la dificultad, permitiéndoos, Milord, que trataseis con Oribe como un simple je- fe militar, sin envolver idea ninguna de que le recono- cíais ningún derecho. De ese modo quiso Lord Pal- merston evitar el que se sacrificase á la forma la esencia de la negociación. Asi, pues, ese párrafo remueve toda duda de que los gobiernos mediado- res jamas cometieron la inconsecuencia, que en Buenos-Aires y en el Miguelete se les atribuía, de reconocer el carácter que D. Manuel Oribe se ar- roga. Y, en ese sentido, os agradecemos, Milord, la publicación de esa parte de vuestras instrucciones. Decís, que propusisteis un armisticio razonable y honroso al gobierno de Montevideo y al jeneral Ori- be. Permitidme observar, que esta frase dá una idea totalmente inexacta de lo que ha ocurrido. El armisticio fué propuesto primero al jeneral Oribe; con él discutieron las proposiciones los dos plenipo- tenciarios; las negociaciones en el Cerrito, tanto sobre la substancia cuanto sobre la forma, duraron tres ó cuatro dias. Al gobierno se le presentaron ]as proposiciones después de discutidas y conveni- das con D. Manuel Oribe; no se discutieron con el gobierno, no se le propusieron personalmente pol- los plenipotenciarios, ni aun en forma oficial: y yo espero, Milord, que no tendréis dificultad en reco- nocer que,por la frase de vuestra nota,seria imposi- ble comprender que ese negocio se ha manejado del modo que dejo dicho. Permitidme agregar aqui: que, cuando no hallas- teis inconveniente en ir á proponer y discutir en per- sona las condiciones del armisticio con el Jeneral Oribe, á quien vuestras instrucciones os ordenaban reconocer solo en el carácter de un jefe militar; cra propio, era justo, era obligatorio, Milord Howden, haber mostrado deferencia igual para con un go- bierno á quien el vuestro reconoce en la capacidad política de tal, y ante quien vos mismo veniais even- tualmente acreditado. Eso habría sido en realidad fair and honourable, al menos en la forma. Clasificáis de razonable y honroso el armisticio; y '•no vaciláis en decir que era ventajoso para los in_ tereses del gobierno de Montevideo." Pero h) de. cir eso en una nota oficial, solo recordáis mía con- dición del armisticio, la única que creéis favorable al gobierno, y calláis todas las demás. Me pare- ce, Milord,—al menos según mis máximas de equi dad, de moral y de buen criterio—que para ju/.ar de la naturaleza de un pacto cualquiera, es necesa- rio conocer todas sus condiciones: si solo mostráis las que favorecen á una de las partes, y ocultáis las que le son contrarias, ¿quien podrá juzgar rec- tamente si el pacto es razonable y honroso, ó si es humillador y funesto? Pero, conociendo todas las condiciones, no habéis vacilado en decir que el armisticio era ventajoso á les intereses del gobierno.—Sois nuevo, Milord, en el Rio de la Plata; habéis pasado mes y medio en Buenos Aires.oyendo naturalmente los informes de la jente de aquella capital; mientras que habéis es_ tado en Montevideo apenas cuatro ú cinco horas, y en ellas, si es verdad lo que se dice publicamente, habéis creido'conveniente negaros á oir aun á vues- tros mismos compatriotas. No es estraño, por eso, que padezcáis equivocaciones do trascendencia, er- rores fundamentales, á cerca de las cosas, y de laspersonas de Montevideo. No es colpa vuestra Mi- lord; y por eso os pido que me permitáis deshacer algunos de esos errores. El armisticio que eréis razonable, honroso y ven-; tajoso para Montevideo, era esencialmente desigual y ruinoso. Citáis, como gran ventaja, la introducción men- sual de 1500 cabezas de ganado que debia proveer el jeneral Oribe. Pero, Milord: en el año pasado 1846, se introdujeron en Montevideo, por agua, J4.220 cabezas de ganado vacuno, 12,000 ovejas, y 1,131 cerdos. En los seis meses que van corri- dos de este año, llevamos introducidas 4,871 cabe- zas de ganado vacuno, 5,361 ovejas y 500 cerdos, todo en pié. Esa es la introducción manifestada, para el pago del derecho de importación: la verda- dera es naturalmente algo mayor. El número de aves de todas ciases, introducidas por agua, ascien- de á algunos cientos de miles. Ese hecho que consta en documentos periódicamente publicados, os mostrará, Milord, que la condición de introdu- cir 1,500 cabezas de ganado al mes, está mui lejos de tener la importancia que parecéis haberle dado Esa era, sinembargo, la única condición favora- ble del armisticio. ¿Pero á qué precio se ofrecia esa condición al gobierno? Al de alzar el bloqueo de Buenos Aires, del Buseo, y de los demás puer- tos que Oribe ocupa. ¿Os'han esplicado. Milord, las consecuencias de semejante condición? No pue- de ser: á haberlas comprendido, es imposible que las hubieseis propuesto. Me es mui grato poder tener el honor de explicároslas. La exportación de los productos de los ganado» — 19— que pueblan la campaña Oriental, es lo único que, en tiempos normales, alimenta el comercio de ex- portación de Montevideo; y los artículos que consu- me esa misma campaña, recibidos del estranjero en este puerto, y enviados de aqui al interior, mantie- nen el comercio de importación. El armisticio abria el puerto de Oribe en el Buseo; al paso que de- jaba subsistir la incomunicación absoluta entre Monte- video y la campaña. La consecuencia natural, ine- vitable, seria que toda la exportación de los frutos del pais, y toda la importación de los jéneros que la campaña consume, se harían por el Buseo. A Mon- tevideo no vendría un solo buque, porque no tendría frutos que exportar, ni consumidores bastantes para sus jéneros de importación. Oribe, entretanto, ga- naría por el simple hecho de un armisticio todo el comercio de la República. Eso es poco, Milord. Sabéis oficialmente que D. Manuel Oribe tiene confiscadas las estancias de todos sus enemigos políticos, por decretos solemne- mente publicados por él. Antes que se hubiese bloqueado el Buseo, estrajo por alli muchos miles de cueros y demás productos de esas estancias con- fiscadas: el bloqueo de aquel puerto, y las órdenes que el gobierno del Brasil dió en su frontera del Rio Grande, para que los ganados que Oribe intro- ducía en aquella provincia fuesen devueltos á los que probasen ser sus lejítimos dueños, atajaron, en mui gran parte, la destrucción vandálica de las pro- piedades de que aquel tan arbitrariamente dispone. Si se le abre de nuevo un canal, que ahora no tie- ne, para extraer los esquilmos de esas propiedades, ;no veis, Miloid, las inmediatas consecuencias?- 20— Desde luego, nos traería á la plaza el ganado de la=- tnismas estancias confiscadas, que sus propios due- ños tendrían que pagarle; y, después de feso, se apresuraría á matar en los seis meses del armisti- cio el mayor número posible de ganado, a ñn de ex- portar lo mas que pudiera, antes que de nuevo se le cerrase el puerto del Busco. Esto es, Milord, de una evidencia palpable. Si dudáis de que tal es la conducta habitual, la máxima política y comercial de Oribe, permitidme deciros; que entre los docu- mentos presentados por el Ministro de Relaciones Exteriores del Brasil á las Cámaras, en5 de Mayo de este año, hallareis una correspondencia oficial en la que el Plenipotenciario de Rosas sostiene que e) gobierno imperial tiene obligación de permitir á Oribe vender en Rio Grande los ganados de las es- tancias confiscadas, aunque los reclamen sus due- ños; y exije que aquel gobierno dé ordenes para que asi se le permita. Ese hecho oficíalos probará, Milord, lo que haría Oribe, abierto el Buseo, con las estancias que tiene confiscadas. Y,, sin embargo, ros no habéis" venido al Rio de la Plata—me atrevo á creerlo, y á afirmarlo tam- bién—para favorecer las depredaciones de la pro- piedad confiscada por Oribe; sino al contrario, para exijir de este que levante esas confiscaciones horribles; y respete la propiedad individual. No olvidéis, Milord, que la campaña encierra estancias pertenecientes a subditos británicos ; ni que los ciudadanos del pais, cuyos bienes confisca Oribe, son los compradores naturales de los jéneros que vuestros compatriotas introducen, a quienes son, por consiguiente, deudores de su importancia. Dejad —21 — que Oribe los arruine, y habréis arruinado en pro- porción 4 vuestros comerciantes. Ahí tenéis, Milord, las consecuencias del alza- miento de la interdicción del Buseo. Decid ahora vos mismo, si el Gobierno de la República, encar- gado, por una parte, de su defensa, y por otra de protejer las propiedades de sus conciudadanos, podia mirar como ventajoso, podia aceptar, un armisticio que secaría completamente la fuente de sus recur- sos, al paso que crearía una renta pingüe á su ene- migo: y que daría, ademas, á este la facilidad, que hoi no tiene, de destruir y exportar las propiedades que ha confiscado. Agregad á esto las ventajas que daba al dictador de Buenos-aires, enemigo de esta República, el alzamiento del bloqueo de aquel puerto,—ventajas por las que él nada daba en cam- bio;—y decid otra vez, Milord, si todo eso se com- pensa con 1,500 cabezas de ganado al raes, que seria preciso pagar á dinero; decid, si aun llama- ríais á semejante armisticio, pacto honroso, razona- ble y ventajoso. Es preciso tomar aquí algún aliento; yo, para continuar procurándome el honor de escribiros; vos, para hacerme el de leer lo que escribo.—Vuestra comunicación a Sir Tomas Herbert, contiene otros puntos, mas importantes aun que los ya examinados. Sobre ellos me permitiré dirijiros mañana otra car- ta, que espero tener la fortuna de que llegue á vuestras manos, antes de que hayáis dejado nuestro puerto. Entretanto, Milord, tengo el honor de ser Vuestro muy atento servidor- El Redactor Principal del ''Comercio del Plata 'jCARTA SEGUNDA. Monttvidto, Julio 28—1847. Milord: Contando con la atención benévola é imparciaí. que, por experiencia propia, conozco ser el distinti- vo jeneral de la clase á que pertenecéis en vuestro pais, voi á continuar la correspondencia que tuve ayer el honor de comenzar. "El Jeneral Oribe, dice vuestra nota del 15, "aceptó él armisticio, no solo con las condicione? "impuestas, sino de tal manera, que el título que "él se arroga de Presidente Legal no apareciese " en su firma, á fin de no incapacitar á los Pleni- potenciarios de Inglaterra y de Francia par» po- "ner sus nombres en el documento." Creo, Mi- lord, que en todas partes ba de mirarse con extráñe- la el que hayáis recordado, en un documento tan grave como vuestra nota, una circunstancia tan fú- til, para el caso, como la relativa ai título de D. Manuel Oribe. Nadie ha de considerarla como un.i concesión; mucho ménos cuando se trata de un sim- ple armisticio, que, corno tuve el honor de deciros ayer, no es mas que una convención puramente mi- litar; en la que basta, para poder ajustaría, el título de Jeneral en jefe del ejército. Por lo demás, es. —23— probable que D. Manuel Oribe no os agradezca la declaración, de que los Plenipotenciarios de Ingla- terra y de Francia no habrían podido poner sus firmas, con carácter de tales, en documento donde apareciese la de Oribe, en el que se arroga, de Presidente Legal. Pero ao es esa la parte séria del párrafo que he copiado de vuestra nota. Decis en él, que el Je-» neral Oribe "aceptó el armisticio con la condición impuesta.''''—Permitidme, Mdord, manifestar el pe- sar con que veo que vuestra memoria ha sido, en ocasión tan gra.ve, infiel á los deseos de que defeo suponeros animado, y á la imparcialidad que es obli- gatorio presumir en vuestra conducta oficial.—Ori- be, Milord Howden, no aceptó el armisticio con las condiciones que fué por vos propuesto. Los docu^ mentos que él acaba de publicar en su Defensor forman, en ese punto, un contraste con vuestra nota del 15, que espero será apreciado aquí como en vuestro pais, y donde quiera que se conozca. For- tuna grande es para mi poder presentar esos docu- mentos al lado de vuestra nota. Ellos muestran, Milord, que Oribe rechazó parte de vuestras propo- siciones; aquella precisamente que habria dado al armisticio algún viso de equidad. El articulo 3 ? de vuestras propuestas contenia la condición de que habria libre comunicación entre la Ciudad y la Campaña: Oribe rechazó esa parte esencial, peren- toriamente, y vos sabéis, Milord, con cuanta obsti- nación. Su papel oficial dice que la rechazó por razones que hallasteis mui fundadas. Es para mí—24— evidente que no comprendisteis entonces lo que e&as razones significaban. Lo que ayer tuve el honor de deciros, á cerca del comercio de Montevideo y de su campaña, os mostrará hoi con evidencia que esas razones que hallasteis mui fundadas, solo te- man por objeto asegurar exclusivamente para el Puerto del IJuseo todo aquel comercio; que, en caso de haber permitido la libre comunicación de la Campaña con la Ciudad, como lo propusisteis, ha- bría afluido en gran parte á Montevideo; colocando á los helijerantes en posición algo mas igual y equitativa, Entretanto,- Oribe rechazó esa condición impór- tame; y los hechos que él mismo publica me autori- zan, Milord, para decir, que ninguna amenaza Ití'hi- cisteis para forzarle á aceptarla; ninguna medida pensasteis'tomar para hacerle arrepentir de su re- pulsa. ; L'odeis decir, con tranquila conciencia, que obrasteis lo mismo con el gobierno de Monte- video? La imparcialidad mas estricta es la prime- ra condición de todo mediador;—mas , es la única (pie puede darle derecho á la confianza de las dos partes, á quienes trata de avenir.- Vuestro carác- ter, Milord, era el de mediador: el papel oficial de D. Manuel Oribe ha publicado—y tengo el placer de presentaros una cópia—todos los pasos que dis- teis con él para conseguir el armisticio: ¿podéis mos-trar, ministro mediador, que disteis alguno aná- logo con el Gobierno de la República? No, Mi- lord, no podéis. Al gobierno de la República pro- pusisteis confidencialmente un armisticio, no con las condiciones que habíais ofrecido á D. Manuel Oribe; sino con las que, de entre ellas, habia que- rido éste aceptar: el gobierno, rechazándolas, no rechazaba propuestas equitativas de los mediadores, sino el residuo de las ofrecidas á Oribe, despojadas por este de la mas favorable para la plaza de Mon- tevideo. En esto, usaba del mismo derecho que habia usado su enemigo. Sin embargo Milord; vos, que nada hicisteis para que Oribe se sometiese á vuestras condiciones, rompéis los pactos de vues- tro gobierno con el de la República, y alzáis el bloqueo á sus enemigos, porque este gobierno no se sometió á condiciones que ni siquiera eran las vues- tras, sino las de Oribe. ... ¿ Es eso, Milord, lo que el gobierno y el parlamento británico entienden por razonable y por honroso? ¿Es eso lo que el pue- blo ingles—en esa lengua tan áspera y tan enérjica que tan bien sirve á su carácter—entiende por fair and honourable? El sentimiento que advierto en vuestros compatriotas, el pesar con que les veo ba- jar al suelo rostros que siempie llevaron erguidos, me autorizan para decir (pie no. A tinque la repulsa del armisticio por el gobierno de la república es el único motivo que dais, en vuestra curta á D. Manuel Oribe, para la determi- nación que adoptasteis, vuestra nota al Comodoro Sir Tomas Herbert expresa otros dos, distintos' enteramente de aquel; yque, atenta la colocación que les habéis dado, figuran como los principales é inme- diatos. "Como considero, dccis: primero, que los Orientales deMontevideo no son en este momento ajentes librcs.sinó entera- mente coartados por una guarnición extranjera; y segundo, que el bloqueo ha perdido enteramente su carácter primitivo Je medida coercitiva contra el jeneral Rosas, y se ha conver- tido en un modo de dar dinero en parte al gobierno de Mon- tevideo, &a. &a........os requiero que alzeis el bloqueo." Lo primero que os suplico, Milord, que me per- mitáis preguntaros, es ¿como tenéis noticia de que "los Orientales de Montevideo no son en este mo- "mento ajentes Jíbres," y de todo lo demás que decís en vuestra nota contra el gobierno de la Re- pública ? Solo babeis estado en esta Capital cuatro ú cinco horas: en ese tiempo, ni pudríais ha- ber estudiado la situación, ni habéis querido tener contacto con persona ninguna que pudiera explicá- rosla. Fuerza es, por lo mismo, que los datos que os han conducido á formar aquel juicio os hayan sido subministrados fuera de Montevideo;—en Buenos—aires, en el Cerrito, y á bordo del buque de vuestra soberana, que habéis elejido por alojamiento, aunque en la sociedad de Montevideo habríais encontrado , Milord , la misma cultura, cuando menos, que en la actual sociedad de Bue- nos Aires, que tan familiarmente frecuentasteis. En aquellos tres puntos solamente podéis haber adqui- rido los datos para el juicio que expresáis en [vues- tra nota del 15- Pero vuestro criterio, Milord, vuestra penetración de hombre de negocios, debie- ron mostraros pronto, que en aquellos tres puntos, solo podíais oír los informes de una parte; que solo os rodeaban partidarios, ó amigos celosos,del dicta- dor de Buenos Aires; de quienes no podíais espe- rar informes desapasionados é imparciales. ,-27- S¡ lo que pudiera yo deciros, para convenceros de que engañaron vuestra buena fé, me diera espe- ranzas de conseguir algún resultado útil, porque aun estuvieseis á tiempo de volver atrás; creedme, Milord, que nada me seria mas fácil que mostraros la libre acción de los orientales que defienden á Montevideo, y del gobierno que los preside. Me bastaría, tal vez, referirme á un hecho que acaba de pasar á vuestra vista. Me bastaría mostraros, en l<«s papeles oficiales de Buenos—aires y del Migúele- te, afirmado con repetición, que el nombramiento, para mandar el ejército , del jeneral Garibal'li—á quien, de paso, he oído con gusto, que manifestasteis deseos de conocer y á quien recibisteis aten- tamente—era la prueba mas positiva de que el gobierno y los orientales estaban dominados por los extranjero*, Pues bien, Milord, el jeneral Garibal- di fué reemplazado, muy poco después, en aquel puesto por el coronel Villagran, jefe oriental; sin que los- extranjeros armados impidiesen esa libre aecion que negáis en el gobierno, sin que aparecie- se esa coacción que alegáis como motivo de vuestra conducta. Seamos lójicos, Milord: si el nombra- miento del jeneral Garibaldi era una prueba de que la libre acción del gobierno estaba coaitada, el reemplazo de aquel jefe por otro oriental, es una prueba perentoria de lo contrario. Otras os daría como esa. Pero, ¿que efecto producirían, Milord? Ya es tarde: vuestra suerte está echada. El bloqueo, decis "ha perdido su carácter primi- "tívo de medida coercitiva contra el jeneral Rosas."—28— Asi es la verdad, Müord. Pero, ¿quien podría es- perar la consecuencia que de ese hecho deducís? El gobierno de vuestra Soberana ordenó ese bloqueo con objetos claramente determinados, que mas ade- lante tendré el honor de recordaros: si los encarga- dos de ejecutarle consintieron en que se alterase su carácter, permitiendo su relajación, lo natural, lo lejico, era volverle aquel carácter, estrechándole de manera que se lograsen los fines para que fué establecido. Pero decir, como dice, en substan- cia, vuestra nota: yo, que tengo obligación de eje- cutar bien el bloqueo, le levantó porque le estoy ejecutando mal; as conñeso, Milord, que me parece mal i sima lójica. Permitidme, sin embargo, decir, que no es la peor. Dais por motivo para alzar el bloqueo y para retirar Ib intervención de vuestras fuerzas, I ? la coacción á que suponéis estar sometidos los Orientales; y 2 ? la alteración del carácter del mis- mo bloqueo. Pero suponed, Milord, que D. Ma- nuel Oribe, en lugar de haber aceptado, como de- cís, el armisticio, le hubiese rechazado tan comple- tamente como rechazó el dictador Rosa.s vuestras proposiciones de paz: aquella repulsa en nada ha- bría modificado los dos hechos que invocáis como motivo de vuestra conduela: tan coactos habrían es- tado los Orientales, y tan relajado el bloqueo, acep- tando Oribe el armisticio, como rechazándole; de modo que, según vuestra dialéctica, lo mismo ha- bríais tenido que alzar el bloqueo y retiraros en un caso, que en el otro. Abro las instrucciones que el conde de Aber- reen dió al Sr. Gore Ouseley en 20 de Febrero de 1845, y leo: que el gobierno de vuestra soberana tenia esperanzas de que la conducta del dictador Rosas no baria necesario recurrir al bloqueo del puerto de Buenos Aires. "Los objetos, añade, que el gobierno tiene inmediatamente en vista—el restablecimiento de la paz y de un gobierno tran- quilo en la República del Uruguay, la remoción de loa actuales apuros de su capital, y la apertura de sus puertos al comercio est-ranjero—talvez pueden conseguirse sin aquella medida. Pe- ro al gobierno de S. M. no se oculta que las circunstancias ÍHieden forzarle á dar ese paso; y, si fuesen ineficaces todos os otros esfuerzos para inducir al jeneral Rosas á abandonar la causa del jeneral Oribe, y á concluir la paz, estáis autori- zado para sujerir la adopción de esa medida á vuestro colega de Francia." Fallaron, Milord, los esfuerzos del Sr. Ouseley, couio han fallado ahora los vuestros; y se ocurrió entonces á la medida del bloqueo. Vuestro gobier- no la aprobó solemnemente; y por medio de la Ga- ceta de Londres, su órgano oficial, la notificó á todo el mundo. Ese bloqueo, Milord, es el mismo que hpbeís hallado existente: los objetos inmediatos con que se estableció son los que habéis visto en las instrucciones dadas por el Conde Aberdeen: se- gún ellas, no se debia levantar, sino cuando "3e ''consiguiera el restablecimiento de la paz," y vos le habéis alzado sin conseguirlo;—cuando Rosas "hubiese consentido en abandonar la causa de "Oribe;" y vos le alzáis cuando aquel os ha de- clarado que no quiere abandonarla;—cuando "estuviesen removidos los actuales apuros de Mon- "tuvídeo;" y vos le alzáis, Milord, no solo ántes de removerlo?, sino precisamente fundándoos en esosmismos apuros; en que el gobierno está sin dinero y sin crédito! Cosa, en realidad, asombrosa: los apuros de Montevideo fueron motivo para que vues- tro gobierno ordenase el bloqueo, hasta removerlos; y esos apuros mismos son ahora motivo para que vos le alzeis, aumentándolos! Abro en seguida la nota colectiva que los Sres. Deffaudis y Ouseley pasaron al gobierno de la Re- pública, en 4 de Agosto de 1846; y hallo que " el "objeto de su misión fué el que indican los tratados "de 1828 y 1840; es decir, la Independencia per- "jecta y absoluta del Uruguay. Pero, para que "esa independencia exista, es necesario que las "tropas, la escuadra, y con ellas toda especie "de influencia arjentina, desaparezcan del país." Sobre esas basas, y para esos fines, los dos pleni- potenciarios dijeron que "necesitaban del concurso "sincero y sin reserva del gobierno oriental;" y no vacilaron en pedirle la seguridad solemne de su sin- cera adhesión. Solemne y sincera la dió el gobier- no, por su respuesta oficial de*6 del mismo mes; y no puedo, Milord, haceros el agravio de creer que dudéis de que, desde entonces, que^ó establecido un pacto solemne para la común cooperación á los fines indicados. Ahora, sin embargo, retiráis esa cooperación, que, en nombre de vuestro gobier- no se pactó con el de la República , sin que éste haya violado sus promesas; la retiráis, dejando en el Estado Oriental las tropas arjentinas, y la in- fluencia suprema de Rosas; y en vez de propender á que esas fuerzas se retiren, alzáis el bloqueo de todos los puertos, por donde puedan proveerse de cuanto necesitan; y aumentar, si es preciso, su nú tuero. Siento, Milord, que los limites inflexibles á que tengo que sujetar mi carta no me permitan explica- ros, con la detención que deseaba, las garantías que habéis obtenido de D. Manuel Oribe. Puedo apé- uas deciros; que el articulo 9. ° de sus aceptacio- nes de las basas que trajo el Sor. Hood,á que en su carta alude, hace una referencia expresa al articu- lo 8. ° ; que este solo concede amnistía y garantías desde la fecha de la aceptación; y que el ppriódico oficial del Cerrito ha explicado categóricamente esa frase, diciendo que las confiscaciones anteriores á la aceptación quedaban subsistentes. No puedo ya, Milord, abusar mas de vuestra atención: permitidme cerrar esta carta, expresando algunas dudas, que probablemente existen en todos los espíritus.—Rosas ha rechazado vuestras propo- siciones de paz: en consecuencia, rompisteis la ne- gociación con él, y así lo anunciasteis á vuestros compatriotas, retirándoos luego de Buenos Aires: sin embargo, mandáis cesar la única hostilidad que vuestro pais hacia a Rosas, y retiráis toda ulterior intervención. ¿Que mas habríais hecho, si el dic- tador hubiese aceptado vuestras proposiciones, y concluido un arreglo definitivo? ¿La Gran Bretaña acostumbra ahora mandar misiones extraordinarias con encargo de hacer lo mismo en caso de buen éxito que de malo? Otra duda, milord: ¿En que situación política—32— quedan vuestros compatriotas en Buenos Aires? , En paz, ó en guerra? Lo primero no parece, habiendo anunciado vos mismo estar rota la nego- ciación de paz: lo segundo tampoco, visto que ha- béis ordenado el cese definitivo de toda hostilidad ulterior. íSin atreverme á pediros, milord, que resolváis esas dudas, he deseado solo presentarlas á vuestra consideración; y tengo el honor de repetirme Vuestro mui atento servidor El Redactor Principal del ''comercio del plata." LA REPÚBLICA ARJ ENTINA, TREINTA í 6JETT *ÜO* DESflcS SO KEVOLl'CK'N DE MAYO. POR on ciudadano «Je 4i|ucl pal*. jt