<5 fe SOBRE .\\AA.VO> .MV.\>\OS U\ V \»\ U\VA\,\.V .\\>OPTAW^V REMEDIAR SI IlElADEXUA. Por Francisco de gira . M.emtrc de vaf.as sociedades científica» de lvs:\». A':mino que fué de li cuitad de ciencias de Pans y de la Escuela Real de ingenieros de minas en Francia, ex-director del CcHí de ciencias y artes de Puno etc. ((omiio afLauxveuic al estudio Cíe f-a economía inciitMi¿ai\ k\m>etfú« ú t .ctií'it toé tiJvtuUtwutcutoi (wi ti Myai] ij «[tie líoij se íml*%4m*»i hot eaitAtit tVe (i!<|iiiio.> amiao. >Sv. ¿e cuc«U.u(t<(. en cffo4 »u 'pan n i <0a<) en la¿ ideo*, ni i»uiolí< man**, ititwmoB eovteaeion en d e*t*£é. m t^f^' (tunta t (a oc-u:>itVf tiit-K u de toa Pitaña* d nata cHimln va*» h . (|uc i ¿ai'a|a-rV, lutada <\n óliiwtP* j^ute». .ve. nnjfftrirt lleua*\ mía .. ... emm benoen ti i>ct ctmentavtaa nuu aí'ietlameute antea no el ve-*, al i,n ■ i¡ aC i'iti'tí'j |toY eC c.vuiiua i| ot**V 2b UM iitS. Sfedwno*!----^lf'iícuii.>Uuii'ia^ ni<\ hendi«ute.v ¿le rmrafitei ixjfnnU*!^ fucíeton <\>mut, otoaoa 6* j't'cíui. tuii^titi, eata nmmi uiiilti u fia>|mp6. fía- ttdo JiVccH* |itecu|utav mi JinMiea- ct. i| Jict e¿la caiiMi .ve íían- deaftanao alVjunxc* etiala,* lilioatdficn». Eueta. Oí? olta.v Mi.vtaneiaíe.v (uu .vab t a n. CtHwntttmftt uicc.>tt<>.V BeatOtA*, ri (jinene^ .Mijitíca-mo.v, Loiwjan. afw4 ihimiu» M POMOad Oe e< 9? m.\ti.h/ií;>/ //ir difftrent certHKM °f MrttotMti tcealth. alMtil lic. 11 BF.VIEW. ! « ;i4inultiira ocupa siempre . 1 primw lugar entre las diferentes WCcioaea M !■ riqu^/a nacional. i«k.v«-i. nmniMo< 0?, I SI las conmociones intestinas que lian desgarrado la patria y la han condu- cido tnn lejos en la esfera de la perdición, nos presentan ante las naciones que nos contemplan bajo el aspecto poco favorable de un pueblo aun no seguro d« la -onda que deba preferir para la cimentación de su orden social, no es'esteel único ni el mas pequeño de los males que nos agovian. Verdad es que harto nos ho- rnos desconceptuado en el sentir de los extraños, que vieran ese simulacro Indicio y sucesivo de cartas fundamentales que liemos forjado para no cumplirlas, ni aun en sus partos mas provechosas; pero si hemos adquirido al apodo de inconsecuen- tes y lijeros, también se nos puede aplicar con mayor justicia, la calificación de poóo cuerdos en la conservación de aquellas bases que cada pueblo posee y pre- • mi» siempre aumentar y conservar, para subir veloz por la escala de la prosperi- dad. Peco nos hemos üjado y nos fijamos boy en los adelantamientos materiales, v .11 <-se impulso que es necesario dará los diferentes ramos de la riqueza pública, ■ ireentrados como liemos querido estarlo en las utopias puramente políticas. Pa :t-ceque no perteneciéramos al siglo en que vivimos, y que una atmósfera impe- netrable nos impidiera el contacto que tan indispensable nos M para no perm.mecer i-stacionarios, ó mejor diremos, para no retrogradar. PRECISO se hace abandonar esa ruinosa travesía de abstracciones que nos ••onduce sin brújula y sin divisar el puerto a donde nos dirijimos. Los Estados modernos convencidos basta la evidencia de que sin riqueza son inmen- sos los obstáculos para la durable asociación, no tienen hoy mas objeto primor- dial, en cuanto a intereses ni.iteriaJes, que el aumento del capiLal nacional, para que este se distribuya con equidad y justicia, basada esa distribución en los santosderechos de propiedad, en las recompensas santas igualmente del trabajo intelec- tual y físico, y por último, en el mas santo todavía de procurarse los pueblos, veo- tajas positivas para hacer lo mas feliz que posible sea, el periodo de existencia que lii Providencia Divina tiene demarcado pura cada una de sus criaturas. SI el Autor del Universo quiere ya echar una piadosa mirada sobre el suelo precioso de Manco, esperar debemos una larga tregua que restablezca algún tan- to al Perú de los fuertes sacudimientos que lo han convertido en un moribundo. proato á naitr el último suspiro, si morir fuera ú lus naciones permitido. Pero Metido una máxima que no puede despreciarse, la de que impetrado el auxilio del cielo, es neoesaris la cooperación propia, claro es que nuestra situación reclama «■lica/mente las ideas y trabajos de todos los buenos ciudadanos, que ayuden a lo-, filan hitarlosWB la eran obra ques»; proponen emprender y llevara colmo. Guia- dos por esta idea noble, pura y patriótica, y sin atender á la importancia de la matarla, consignaremos en las pajinas siguientes, varios conceptos de cuya adop- ción empt'ramos algunos beneficios en pro de lu República. ES incuestionable que nuestro modo de ver las cosas, chocará u mas de un leorieta qoe, empapado en la lectura de exagerados principios, juagar á\fiaoordadu y aflojas, las doctrinas económicas vertidas al hablar «!•• nuestro país. Mas los hom- bres rclloxivos nos liaran justicia, pues todos confiesan que el actual estado de atra- so y miseriaJemessiOPS nos aflijo, no tan solo ha provenido de las inagotables os- cilaciones públicas, sino también de ese salto peligroso que dimos, pasando del co- loniaje al ejercicio de la soberanía. Para ser libres y marchar dichosos en toda ls «'steusiou delComstB decir, se requiere poseer costumbres y moralidad, Babel mandar y saber obedece*. Para ser pncMo fuerte, rico y respetado, también son precisos elementos que no so consiguen brusca y repentinamente. Ijis grandes familias dd globoSOSI como los individuos orga nizados de todas las especies: pa- san por todos los periodos, y el nido no adquiere en un momento ni la fuerza del atleta, ui el entendimiento maduro y la ciencia del hombre sabio y estudioso. .No se eres sin limsaiy que podamos cegarnos hasta el extremo de juzgar que lo que signe nu se baile quizá plagado de errores, pues para pensar en esta clase de negocios, sí- BOCCSiia tener datos y conocimientos de «pie nosotros carecemos. \l compilar la pn-seiite memoria, hemos sido arrastrados por el deseo qaetodos bagamos algo para ver levantarse a la patria del estado de postración a que la con- dujeran los comunes extravio*; Por dio es sjna añadan umfcwÉmloium débiles, u< vacilamos, pasando u emitir nuestras opiniones con la sencillez y buena fé que nos son características, dejando a lu sabiduría y detenida reflexión del t'.obieruo, adop- tarlas si las considera benelicns, rechazarlas si las juzga incondueeiiles a nuestra mejora moral y material, ó modificarlas en Un. componiendo un toda provccb'.-s,, v saludable. EN la seguridad de los asociados, en la prosperidad siempre creciente lie «u - I ajorca SI, y en el mayor número pos ibis de bienes que ellos puedan disfrutar, ana siste lo que podemos llamar ventura procomunal. I .a r i .pieza y la civilización en> ilan siempre á la paren los Estados: estrecha y mutuamente ligadas, es casi imposi- ble que la primera abandone a la segunda, puesto que lu liistociu del universo no nos presenta ejemplos de pueblos salvajes donde abundó la opulencia, ni de nacio- nes opulentas donde imperó la ignorancia. Pero las sociedades modernas saben por experiencia, qaelos bienes individuales, destinados á facilitar la dicha délas familias, no se adquieren sino á esfuerzos del trabajo humano, combinado con los poderosos recursos que ofrece la pródiga naturaleza; y ese axioma incuestionable, que ya por fortuna es una verdad inconcusa de la ciencia social, al paso que hace j-onfesar humildemente la omnipotente sabiduría en sus arcanosinsoudables, forma anisa en sus preciosas aplicaciones, el mas interesente descubrimiento moral y poli- tieo de nuestros tiempos. Mas aunque el principio anterior no hubiese tenido en otras épocas la jenera- lidad que hoy se le reconoce, preciso es advertir, que siempre ofreció grandiosas ventajas en aquellas comarcas, donde la industria del hombre ayudó a la naturale- za á producir, deduciéndose da ejemplos tan marcados y numerosos, esu importan- ia mae ba sabido adquirir y que no abandonará jamas la agricultura, en la pro- ducción ile las riquezas. Desde que la humanidad, convencida de lo» beneficios qae consigo arrastra H reunión pjc.iiica de lo^ seres, abandono los limites de la bar- barie, para internarse en H torntoriode la civiUSBClOB, v iose a los asociados ocupar se prelerenlemente del cultivo de la tierra. Creadores de productos destinados á la subsisteSMia diaria, y da materias primeras que en su estado primitivo no fueran propias i satisfacer las necesidades y los goces, fué necesario un adelantamiento Tilas, resultando de esos objetos, su trasporte f su reciproco cambio; ó dando ori- jen al trabajo manufacturero y mercantil, basados ambos sobre la elaboración agrí- cola. La agricultura pues, no solamente ocupa el primer rango, presidiendo a las demás industrias, sino que forma, por decirlo asi. el cimiento indestructible sobre '-[ que las naciones edilican su riqueza; y es tan solido ese cimiento, que ansí en me- dio e« litaciones de los banco-, dice un escritor de quien tomamos estos datos,r * ] la propiedad agrícola fu* menospreciada porque no se prestaba fácilmente á ellas-, vendióse para comprar papel, subdividiose en una grande escala y la circulación la arrojó en manos trabajadoras. La crisis hija de la raina del sistema de Law, afec- tando mortalmente la industria y el comercio, aniquiló toda fortuna pública y par- ticular, dejando en pié tan solo las (undadas en los sólidos cimientos de la propie- dad territorial". ECHANDO una rápida ojeada sobre todos los artículos indispensables para la existencia y bienestar del hombre, veremos que desde el grano que lo alimenta, el vestido que lo cubre, y los titiles de primera necesidad ó de ornato que posee en su habitación, basta los objetos de fasto ó puro capricho que adquiere para hacer mas agradable su pasaje en esta vida, tienen lodos una conecciou mas ó menos di recta con los productos de la agricultura. Verdad es que el adelantamiento de las ciencias y de las artes da a esos productos tus formas mas esquisitus y variada» desde la tosca espiga cereal, el Lino y la informe madera, hasta el mineral que sin lu ela- boración del manufacturero y del artífice carecería completamente de utilidad; y verdad es también, que sin los recursos del oamhio mutuo y ventajoso de las Nacio- nes, de nada servirían esas producciones espontaneas y elaboradas, ó al menos de muy poco, pues incap.icilados los pueblos de crear porsi solos todo lo indispensa- ble para su consumo necesario y para sus goces, permanecerían estanr.idas indeii- nidamenle las fuentes de la producción; destruida lu economía, esencial producto- ra ile los capitules, y paralizado para siempre- el aumento progresivo desús rique- zas. Pero si es evidente que las tres grandes industrias del universo, no pueden marchar engrandeciendo á la sociedad.sino apoyadas lu una en la otra.es igualmen- te incuestionable, queeu un estado imperfecto de la civilización, m na rio concebí lil- la existencia independiente de la industria agrícola, mientras que bajo de iguale* condiciones no puede suponerse por un momento la de las otras dos. Y en efecto ¿que harían el saber del hombre, su euerjia y su incansable actividad, sin el concur- so omnipulente do la naturaleza creadora? TODAS las asociaciones del mundo están fundadas principalmente en la rique- /;» territorial. Su fijeza admirable la hace preferir a las arles y al comercio, a pesar de no ser tan cuantiosos los beneficios que ella ofrece. El intrépido especulador, el 'aborioso mercader y el fabricante infatigable, procuran siempre /¡jaren la propie- dad territorial la mayor parte del lucro conseguido en sus jiros respectivos; el pro- pietario, á quien no es posible trasportar fácilmente sus haberes, se halla siempre animado de las mas puras y benéficas intenciones en pro de la Nados, donde ha fi jado su morada, donde vivirán sus descendientes, y donde está por consiguiente llamado a ejercer, si el país no es presa déla anarquía y de la deinngojia. una sa- ludable preponderancia; la producción agrícola constituye la base mas importante y esencial de los impuestos públicos, y los dueSos de propiedades, son perpetuamen- te considerados como hombres que teniendo que perder, desean ardientemente lu urganizuriou racional y duradera de las sociedades de que son miembros. s v desde el nivel del Oeeenno hasta la cumbre iscs llanos y de clima templado «eran m is aparentes al culti- vo de los granos y de la viña, del lino y del rjíiamo: el terreno tropical hará bro- tar con laciHdod la calía, elcaf.-, el Mil, <•! algodón y otros artículos precioso,-, naturales de esas rejiones. mii-ntrasque la comarca i non la ¡tosa. abundando en me- tales do todo ji'-nero. será también susceptible de la cria de selectos ganados que a pac eo tea provechosamente en sus colinas. ES mucho mas importante para una Nación tener una gran diversidad de pro- ductos naturales, que poseer ciertas c-pecies cuya abundancia sobrepuse ú su con- sumo. Por esta r.-;zon los países de constitución física variada y que comprendan llanuras, montaaat., valles y colmas, son los mas á propósito y preferibles a los países uniformes. Los gobiernos prudentes deben pues trabajar en consonancia con el interés privado, para que vista la situación topográfica del estado que admi- nistran, se dirijan los esfuerzos comunes al fin importante de obtener producto* de utilidad reconocida y de c.ousuino indispensable, tanto cu el interior, como en el extranjero.rao doctos agrícolas del perú. EL Perú bajo todos aspectos puede llamarse as país ventajosamente colocado.y si bien la escasez de manos laboriosas no puede dar a su agricultura, por uhora ni aun después del transcurso de algún tic. tipo, «1 gran desarrollo á que está llamada, es evidente que la paz, el órdea, el respeto a tu propiedad y una euíendida proleoci«>n al labrador, pueden sacarla de la ruina que hoy es su inseparableeoropañera. Si- tuado en la zona tórrida, pero cruzado de Norle a Sur por la hermosa y jigaiilesca cordillera que esliendo igualmente sus rainali** secundarios en otras direei ion» s, su topngralia lo hace gozar de todos los climas y lo presento aparente pe.rn eí logro d« muchas producciones naturales. Al t>ceidente de los \udes, riosmas ó menos cau- dalosos riegan vallesde considerable lonjtltid y variad» anchura,donde ti porfía cre- J,en la vid y la caña. elulcodou.el mai/, d arroz, las menestras,el olivo,tas frutas os- •(ínsitas, los pastos arlilieiules y las praderas naturales en ciertas épocas del aiio No lejos de las orillas del mar y en mesetas de alguna elevación, se cosechan abun- dantes cereales, v causa dolor -el pensar que la mayor parte de las vertientes pagan MI tributo al < Icro.mo, sin fertilizar infinitos eriazos queso hallan baje su nivel, ó dejas de reanimar llanos dilatados que fueran en tiempos nías sosegados, pintores- cas plantaciones.—Grande es ademas la facilidad que lu costa del Perú puede ofre- eer para el cultivo de otros productos que aun llamaremos exóticos. El aNil, el caté, la morera, el nopal y mil otros árboles y arbustos de vastas y preciosas aplica- ciones cu la industria, se obtendrían sin dificultad, y servirían de artículos de re- torno en nuestro comercio de ««portación. AL Oriento de la cordillera notaremos igualmente una asombrosa abundancia de granos; ricos valles donde se cultiva la ca*¡u. el cacao, el tabaco v lu coca, y rc- jiones por desgracia muy poco conni ¡das basta el presente-, de donde principia á sii'ursc ta cascarilla, de dondt podemos e-traer delicadas y solidas maderas para nueslras construcciones, y en donde aun permanecen estériles inuumerabtas renie- gas, que colocadas a eorla distancia ó a la* oriil «s de rios caudalosos y navegables, pudieran, atendidas, formar un ramo brillante de nuestra industria nacional. ¿Y olvidaremos las importantes secciones de las industrias pastoril y mineru. nuestros poderosísimos depositas de Imano y nuestras valiosas •jalilreras!' Todhu • II i= son depttudeiieius de la agricultura, y aunque algo producen, preciso es adver- tir que en las unas ha disminuido mucho su importancia anterior, y en las olí a no ha licuado a adquirir aquella a que racional incale esta llamada. 1STADO M LA AdRICl LTl fl V E> TIF.MI'O UEL COLONIAJE. CUA TRO luslros hace que acabamos de sacudir el yugo de la madre patria, y ■canos licito usegurar sin tcine.r de ser contradielios, que nuestra riqueza agrícola lia sufrido un imoenso menoscabo. Merced al eqnilihriosaludabh* que h»s estiló- les establecieron «-u sus colonias, lograban ci>ntínuamente entre ellas, un cambio iempre v. ntajoso de sus producciones. El azúcar, el tabaco, el arroz y otro--ar- tículos peruanos si-con-umiau en Cliile, que enviaba en retorno trigos, cebas, ■uaderas, carnes saladas y otra-, espacies: nosotros inundábamos a Holivia. al Ecua- dor y a Ont'-o-Américj. licores v muchos objetos de consumo, para recibir en res- compensa, el ramo, el añil, los pesos fuertes v denlas productos que abrazaban to- dos ellos un trafico no interrumpido y considerable. Abundaba la esclavatura en l * 1 unes Iros bereaosoB haciendas de lu costo, y en aquellas doadeescaseara la servidum- bre, era fácil conseguir hombres libree» que trabajasen gustosos y sin ser molesta- dos. Muy pocos veces quedaban cosechas rezagadas, y siempre el cultivador, due- ño ó inquilino, después de ponera parte la reuta del fundo, encontraba en sus ar- < as un sobrante que tía la retribución Je sus trabajos y ialigas. Los capitales no se mermaban,sino que recibían por el contrario un aumento progresivo, prometiendo al propietario vivir de su renta, al arren,i.,dor del neto producto de su induciría, \ al obrero,de lodo ó quiza de solo parle .le su -¡alario, economizando el resto. Sa- bia el hacendada del Norte del Perú queso* crias da ganado, sus azucares, sus ta- bacos, sus arroces, oueontn.bati BU uadlIS cómodos y «nublantes; el rico propie- tario de los vullcs del departan;, lito o«- I im.. ennv ertiii sus inmensos cauavcrulcs cu Irulos uiIjomís para el inlci ior y para rl extraupTo: lu provincia «le lea, por s« sola, era un vasto emporio de riqueza animal; bis valles del Sor rcmiliau iniiumc .••obles .«•• II,lias ui interior y a lioi.viu ana sus cuuiitiosos licores, y «-sa hermosa v ci¿a que forma la campiña Arcqiiq.ciiu. daba glanos para li uiiíencr a sus laborio- sos pobl aduane y para oca por a sus trancan Un ea al transporte para otras tonalidades. £1 barato y shwndsnlsjuras! dejaba mu> poco sin cultivo, y cientos de fauutias a cautieladas viv ían va lu opulencia, proporcionando el pan a sus inquilinos, y sin tr- ie.r ile ver desinculidus sus couhutisus, r<-tillando deesa aeliv idad jeneral el bien estar de las masas, tan absolulameulo preciso en la sociedad. .Las posesiones agrícolas tenían á consecuencia de la seguridad de sus rendí alientes., un valor real y eran tic fácil y pronta «iiajenacinu. Ninguna había que (tajase itc prodooan>osrto de ninguna especia, y con muy pocas rmapriinsais. el canon ora satisfecho con puntualulud, sin dar lugar á esas perjutlicialcs demoras o a esos pleitos, uias peí judiciales y ruinosos todavía. A consecuencia del laudable respeto a la propiedad, los terrenos y todas la- bestias y ó Liles «le labial) a eran cscrnpulosanieiile garantidos. No transitaba un rejiniii uto por una heredad, y comían ti váida OH caballadas, tres <> cuatro la nega- das de pasto; no posaba un batallón, y d«-spues de de\ astar ó inundar los viñedos, ios ciiiiavciales, los trigales y demás plantíos, saqueando los edificios vá sus paenj- « os luibitadtires, no arraslrabn. para colmo «le liorror, lodos Ipseatasatas exi.-ten- íes, la e<»secha rec«»jida y iiasLa los mismos labradores, dejando «•« pos de si como ■verdaderos tártaros, la «insoria y la desolación. A mérito del prudente equilibrio establecido eu la importación y esportacíon la nmdt « tos aplicólas, no s«do era realixsble y rencilla la venta f consumo de Bees- Irot frutos en el estertor, sino que en neestra misma casa, nos velamos libres «fe esa fatal roncurrencia que las ¡«leas exajerodaa y mal entendidas de la libertad ilimitada del comercio, han venido á establecer en el Pero,para herir mortatmente Laa g ■ - i c u 1 tura y la industria nacional. IJ limeño y el iqueño vendían bien sus azucares y sus piscos; el arci|u¡p« Ño sus harinas y sus licores; el ni'iqueguano sus aguardien- tes, y el cuzqtx'tio y el puneiio no dejaban por eso de «•sjx'tider sus c«icas, sus gra- nos, nn cebos, sus «.-arnés y los s«ibraut«>s de sus terreóos cidtivados. IVo había ,.1 tremendo exroente del falsificado vino de uliramar. ni el alcohol de treinta y seis ..-idos, ni la harina introducida casi libremente basta en Jos misinos lugares que[ • 1 pueden proporcionarla; ni las grasas y nceites, particularmente ot francés y geno- vi'-s «pie tan ventajosamente combaten en el consumo con el nuestro; ni la» carnes vivas y muertas que ya no dejan respirará la industria pastoril; ni se ofrecía por nltirao, en el mercado, esa prodijiosa multitud de artículos que h la par de las otras causales que han coadyubado al deterioro do nuestra agricultura. ocupa en- tre ollas un lugar do dosoladoru preferencia. ■amo presentí" ne n Ai.Rirr i.Trn4. V en electo; ¿cual es el cuadro melancólico que hoy ostenta á nuestra vista la exánime industria agrícola «le nuestra patria? Kehemos la vista de Norte a Sur y sobre las dos pendientes .indinas. ¿i\o os todo atraco y calamidad/ 1.a desaparición do la esclavatura ha dejado eriazos. v íth's «lilat idos que oa~i ■ •la producen, y ol capital nacional ha decaído no solo en «"I valor do saM tier- ras, sin.» también «mi el de la servidumbre. Fundos has que dieran en otra-- épocas uiiii renta annual de diez «> veinte mil |w*sos fuertes que boy no dan un iiiorav edi; y so nota con dolor que ademas de haberse «-¿montado un piiu- eipio de suyo inmoral, cual es la violación llniiranto de la propiedad. acreedo- ra á justas indemnizaciones, se han sumido en la pobreza absoluta, ilustres e inórenles familias. Causa compasión el recorrer las feraces campiñas de • •sle l>< parlamento % de li>s limítrofes, donde l.i m ino del hombre fue, y don da in no se percibe ni el rastro del irracional, y mas so comprimo toda- vía el corazón del patriota, al observar que esa desolación ha cundido hasta las puerta*, de la capital, viéndose en sus alrrededores, inmensos terrenos ba- jo tic renadío, que por falta de puz, respeto ¡i la propiedad capí tala* y bra- < >-. se encuentran hoy aaaáritasy completamente improductivos. (■) SEPARANDO la independencia i las colonias diversas que form aban un todo • ajo la sombra de la metrópoli, cad i un i con intereses, propios, hi yieeid > «lar •mza á -u riqiie/.i. pi-otejiendo sus elementos productores. Nuestros aguardlen- t«-s no pueden ya internarse en el F.i'iiador. y los que marchan para llolivia. so- brecargados de fuertes pechos, ■oatfcMen la desventajosa lucha de los calalaiios y franc. s,-s; nuestro- azucares caminan á Chile para p"lear con los dH Brasil, de laa Antillas v Manila; ya muestra? harinas y triaos sufren el ostracismo «le las pro- »incias qi'e anlos lus consumían, por «•onsrenonein do desaeorda las leves marcan - tiles; las carnes do nuestras serranías no pueden competir coa la baratura ale la» arjeutinas yon lin, abunda en nuestro suelo todn clase d • efectos de agricultura extranjera que permilimos importar, y que nuestras masas se van ac «stimibraii- [a] fiaren ahora cjrepcion algunos furulo*, [>arttcutnrmcnt< en mi Valle de Ca- ñete, que Aov se encuentran en muy regular estado de progreso, merced al trabajo in - cesante y dirección intelijente desus propietarios. Pero estas mismas haciendas, ron mas brazos disponibles y bajo circunstancias mas favorables ú menos atrersas, serian en el dia, poderosos emporios ée inagotable opulencia para las familias en particular y para la .Vario»» en jenrral. \Cuanto no es dable, que llegue d crecer bajo auspicios mas felices, la parte cultivable y productiva del rico Cañete, por un sistema mas en- sanchado de irrigaciones! Oiganlo los dueños de finca< en esa localidad. ( » ) do á coasumir. La escasez de brazos esclavos y el enrolamiento forzado que dia- miouye el trabajo libre, aumentan los costos del cultivo productor, y esta circuns- tancia baec desmerecer mas nuestros frutos por oo poderlos presentar al mercado con igual comodidad. LA renta rural ha decaído considerablemente, y si tuviéramos d:ito.s estadís- ticos exactos, ya venarnos cuan enorme ha sido el desfalco sufrido en veinte años. ' is propiedades que antes daban ol ocho ó el diez, apenas dan dos ó tres, pudién- dose aseverar, que la mayor parte de los iñudos no ofrecen la utilidad neta de uu d-.s encada ciento de valor justipreciado. En el dia no es posible enajenar una pertenencia sin la rebaja de un tercio ó mitad de su tazucion, y exeptunudo algu- nas fincas de ganado en el interior, las mas son invendibles ó solo se compran con plazos dilatados, vista la suma escasez «le numerario, el corto bcneGeio - dan loa hahf ri a agricolaay ei fuerte iatevua que proporciona el diuero. Ya los propietario» n<» viven de las rentas desús capitales, siuo del capital mismo y con- tinuando esa espauiosa progresión decadente, muy pronlo nos hallaremos con el haber nacional anonadad»). «i al menos reducidoá una insisnificante nulidad. ES inn«;gable que las conmociones civiles, dando origen á reñidas y estrepi- tosas «•ontiondas. han ofrecido cgemplos de viulueiou Ireciicnte de la persona y de la propiedad. Un ejército entero, campando ni una hacienda ¿qua podría dejar Iras si. sino huidlas de su morada dolorosa? ¡Cuautas voces no se iiuu arrojado mil caballos y acémilas en medio «le la yerva que crecía al pie de viiles cargadas de lucrativo cosecha! ¡Caíanlas vecos á la voz alurradoia «leí reclutamiento, n«> han huido veloces los labradores ó. -litarse en los cerros, dejando abandonado, v per- dido para siempre el frut«> «lo. su j. l(j-a> trabajo de tanto.; meses ó quiza do algunos ¿.ños! Yavase preguntando á los -icu llores desde «1 mas rico hasta ol mas mise- rable, y se les «lira á todos quejarse arga jf fundadamente del tremendo azote de la guerra. PululaQ los rsprdieutes do perjun ios espjruneniados v «le suministros prestados tle grado ó porfuem á los bel ¡jera n tes; y estas cantidades que debieron haberser v id «> para aumentar la riqueza productiva del laborioso particular, se hallan muertas eu el deposito insondable «1«; —i na toa deuda interna. ENTRE los pueblos «pie ofrecen < n sumo grado ios tintes mas marcados «le -t hoaqaejo vera/, y aflictivo, ocupan el arjaaer lugar los Departamentos de Lima v Arequipa. 1.a dai-adencia en el cultivo do los valles del in imuro ci tan notable, que por cierto no nos detendremos en enumerarla, contentándonos con imliear, .)ue la tallado esclavatura demanda un remedio pronto y etica: para salvar mi agri- cultura del total estenniiim. Kn cuanto ai 2 = ya sus antiguas provincias me- ridionales, que liov componen el «le Moquejiua, dirimios alzo, bien entendido que nuestros asertos pued ;n aplicarse al resto do la Itcpublica con irup« rc«>ptibles y cortas diferencias. LOS turulos de Bata «l«- aaa Hopailanvnui que so cullivun en los valles «le Tam- bo y Catuana, sin «lejnr de s< r tle alguna consideración, forman una p< quefta frae- c «>n de su riqueza agrícola. Abundan en esas «juebradus, terrenos hermosos, «pie no solo podrían ofrecer azúcares para el consumo y i»ora la «aportación, sino que poseen muchos otros sucepübles de aptieaeaaad prowrhoso laborío «leí café, del( «o ; algodón, del arroz ea mayor cantidad y de algunos mas frutos preciosos. Sin embargo, esos valles pernuiawn desiertos; no se encuentran en olios sino pocos esclavo* viejos, y labradores ú jornal, que con ruegos y dificultad se lucen venir da Arequipa ó de las demás provincias. Cuasi la mayor parte de los ingenios ha dejado de moler; y las tierras ó permanecen ociosas ó no son ya mas que de pan llevar. I.<*sduefios se enruentran tan atrasados y llenos de desaliento, que conoce- mos varios do ellos, q-ie voluntariamente han abandonado ras propiedades, poi encontrarse Inhábiles hasta para satisfacer los de vengados de capitales oenskttcos que sobre ellos gravan. Oíros se lian lanzado desesperados en la déstlfaefoa de ron, sin notar el perjuicio que se irrogan a si mismos y a los dornas, vendiendo su artefacto fraudulenta meato por lo que no es, y como alcohol de uva, al inesperto consumidor. Se ofrecen cu eso- valles posesiones cstciisas á vil precio y no se presentan compradores, por .pie no liav esperanza de convertirlas en bienes real- mente productivos. VIENE enseguida la inmensa yantes ríen sección de los vi (ledos. Losvallo de Magos. Siguas, Vítor, Moqiicsun y ÜoetnlM, presentan una crecida propiedad de mas de cuarenta millones de duros, y M rendimiento que en tiempo- antcrio i*:s fue cuantioso y que cada di a \ i sufriendo ruinosa (iimiuueion. Siendo el cul- tivo de la vitia. penoso y dilatad >. exije algunos altos para que la planta principie á fructificar; y el cuidado de las plantaciones, demanda gastos anuales de magnitud, tanto para las labores rice -¿arias, como para las ueflHlUdlnai !■■ de remover la tierra 4 impedir qM su dureza agenta las vides. EN la actualidad na hay (undoso muy pocos de BSfa linaje, que lleguen á dar un producto neto de un emeo por ciento, ofreciendo losjnns un trías y ii ista un dos de su valor capital. lamiNn desfalco que y a pes » bastantes años sobre el viñedo hace que el propi-tario que I . HMtnefr directamente, se vea imposibilitado notan solo paca procurar su adelantamiento, sino aun para impedir «pie no desmerezca, y que por su lado, el arrendador lo desatienda completamente, pues la baja venta délos cuidos no le ofrece m las utilidad» 5 e aquí la horrenda diferencia 'que BC nota MI lo* valorea de loe fnados: tos ha y que ahora poco 3 anos, piodw leudo dn t mil botijas do v ino de TSHbra* ó sea dtni nsH qaiataies do atéoeolde diez y ocho grados, vulian doscientos mil pesos; mientras que hoy no Meaaa á roasí herauuta eO mil devlaa de peor cal id id y no habría quien los compras-; por la mitad de su valor primitivo. V esto ¿cuando? cuando por el contrario, si el fundo hubiera sido atendido, habría presentado mas crecido rendimiento, y os tentad ose el vi- ñedo con mayor vigor y lozanía. NO exajoramos por cierto y apelamos al testimonio irrecusable de todos los entendidos en esta clase de labor. Ellos nos dirían unánimes que los motivos de esa lamentable diferencia son muy fáciles de esplicarso: anteriormen- te se vendían los caldos a ocho, dása y doce pesos quintal en el lugar de la produc- ción; eran fáciles y seguras las espedtcioui-s de los arrieros para el interior, v para Bolivia, transitando sin temor de ser ellos molestados y arrebatadas so muías violentamente para el servicio en los ejércitos y para 110 devolvérselas ja- más; encontraban cu el lugar del consumo íaeil-salida y no gravaban sobre el arti culo tuertes contribuciones de un 40 y de 1111 óO por ciento: habían sobra atoa ( M ) de no poca monta para atender á la mejora gradual de los fundos; las transnecio n<*s eran reHJIoeameaf© cumplidas; imperaban en fin, la paz y el repodo, para que cada uno trabajase libremente con lo suyo y sin tenerlo que entrenar al que no contándole una gota de sudor, lo consuma descalabra.la e improductivamente. Kn el dia ¿sucede por ventura lo mismo? Seria cansar demasiado, el detener- nos en aglomerar hechos p ira present o- el reverso de la medalla, deiri istran- do palmariamente la existencia de una situación harto distinta de la que acaba mos de apuntar. V si es tan considerable el atraso de nuestros hermosos viñedos, no lo aa uienos el de las tierras de pan llevar. En pocas parte-- ha sido tan lucrativa \ tan vetloea esta clase de a arico Ka ra como en los risoeltoa campos qu • círean- ralafl la ciudad de Arequipa. O.j.stando los terrenos a ra/011 «le mil peso* por cinco mil varas cuadradas, producían un cinco por ciento efrgUI'O al propicia - lio. y después de mantener al arrendador, le dejaban una economía pin cimen- ta! et moderado patrimonio de sus hijos. El trigo, el maiz, la p ipa, las alfal- fas, la engorda de Animales y varios otros ramos de labranza, formaban la oca- pación honrada y provechosa de esos rústicos Inhibidores. Iriniimerabl-s acé- milas trasportaban toa harina-- sobrantes á Puno, .Mo.pie-.iiia, Tacna y Tarapa~á en donde encontraban útil espendio; el común adajta era eoaaaid irar los gra- nos como oro en polvo vera igualmente proverbial la escrupulosa relijiosidad conqaC el labrador pagaba el canon de las heredades. Hoy todo ha mudado de faz: la destructora guerra civil ha pesado largos años sobre ese desveaiure» do país; ios granes se venden a precio vil y la eaaganacion desventajosa con dnyecoa el capital OJUe Be introdujo para el cultivo, protluciendo el consimien- le e Inevitable fraude del inquilino para con el patrón; los terrenos han dismi- nuido en la mitad de su valor y producen a pénala ea esa débil proporción; los pedirá no fallan y abundan las extorsiones; la concurrencia extranjera hace ca- si del todo imposible la exportación, y el único ramo que era I11 vida activa de una ciudad interesante, ya< e abatido y sin la mas pe picúa esperanza de reha- hilitarse. La - seas. / y la miseria eontribuyen a la merma y emigración de sus vecinos; mientras que el éxito desgraciado de grandes empresas hidratlücas, se opone por otra parte al aumento de la población, que sin tales contrastes crece ría con incalculable rapidez. NUNCA, se podría decir lo bastante al hablar de la decadencia agrícola en los departamentos meridionales del Peni, al occidente de los vndes. Estañaos persuadidos que lo mismo sucedí; en el rico y poblado del Cuzco y en el de A.ya- COCBO, que por machos ¿títulos merecen la preferente consideración de] Congre- so y del Gobierno. Loa valles de ambos, susceptibles de rendir opimos pro- ductos, apenas oficien cantidades mucho menores de loque era de uguurdarse ea azúcares, cocas, granos, etc..y en el primero, empiezan apenas á propagarse plan- - iones de cacao que pneden abastecer, estimulad. 1a que sean, á nuestro consumo interior, dando quizá un sobrante para ••! extranjero. No hablamos de los del Noria da la República, mas opulentos y feraces todavía, porque igual es su de- 1 - Inicia, \ por BM Coarriendo ea sn territorio caudalosos rios navegables, nos ocuparemos de étfoa al hablar de la inmigración que intentamos proponer, co- mo uno de los remedios BAM etleaees de salvaciou que quedan á nuestra mori- beada agricultura.( 1* ) Y á la par de esa diminución palpable de las rentas y de la desaparición de los capitales productores, es incuestionable que han aumentado nuestras nece- sidades. El lujo, introduciéndose con prolusión bosta en la dase media é Ínfi- ma, ocasiona gastos á los que parece casi imposible acudir, dando lugar a la ruptura completa del equilibrio entre nuestros productos y nuestros consumos. No hay economías y mas bien, gastos superabundantes, superiores en mu. ho los alcances naturales de que podemos disponer. De aquí la escasez de nume- rario circuíanle; tic aqtii la depreciación de los haberes privados y públicos; de aqui. en fin, y aunque cause la repetición, el consumo de. los capitales producto- res, y la MU lia rápida á la bancarrota inevitable y universal. CANSADOS da lijar nuestras miradas en cuadro tan doloroso, volvamos lo* ojosa la parte única cuque no aparece tan sombrío. A posar de la poca o ninguna solide/ «le nuestro rejiinen social, el interés de los individuos lia sa- bido iniciar la apertura de algunos canales de riqueza. Y" decimos iniciar, poi- que aun consideramos en su infancia, esos ramos de industria agrícola, creyen- do que son capaces de un maguitico desenvolvimiento. Queremos hablar de las planicies que presentan el salitre a la exportación; délas nocientes planta- ciones de algodón, de los trabajos preliminares para una abundante e traecioj de cascarillas; del comercio de retorno de las lanas de oveja, alpaca y vicuSa; de nuestro poderoso abono, c uya aceptación en el viajo mundo ya no es un pro blenM; de la introducción de la cochinilla, del añil y otra» plantas ex ó tic |fl en nuestra costa; y por último, de todos los ensayos que con tanto patriotismo ■ -•• emprenden á riesgo de hacer fracasar las fortunas, para ofrecer al importador, un cúmulo de materias primeras que unidas á nuestros metales, constituyan unn ventajosa balanza mercantil para nuestro pnis. Kslos ensayos explotado res de nuestra riqueza territorial, nos halagan por cierto y hacen juzgar cuerda mente, al pensar que reanimada la agricultura podremos presentarnos en la es cala de los pueblos :i combatir ventajosamente en la noble lucha del pro- greso, sino como los primeros, pues para ello se necesitan siglo, y «lemen- tos de que aun carecemos, ni menos no como los último*. Tiempo es pues .|iie pasemos á enunciar las medidas que en nuestro humilde concepto, pueden contribuir al objeto que anhelamos * cuyos deseos de ver brotar nigua princi- pio de su realización, nos han impulsado ¡i escribir este opúsculo imperfecto. MEDIRAS JK.NKUH.Ks ItK FOMENTO. MUCHOS ó importante* son h>s medios que el Gobierno pudiera poner en planta para reanimar nuestra agricultura, y en la sabiduría, prudencio, tino y profundo conocimiento del país en los que tienen el titnon administrativo, con- siste principalmente su feliz y oportuna aplicación. Nosotros no «eremos ca- paces de indicarlos todos por no permitirlo la concisión que demanda el presen- te trabajo, pan» nos esforzaremos en delinear los que a nuestro juicio ofrezcan mayor y mas positivo interés. r.tz interior v i.mtüiiis i.mw vi diales. CAMI'EV en primer lugar la tiel observancia de las garaattaSS individuales con respecto á todos los ciudadanos. Mientras los brazos ocupados enluta- • .~ • ' C« ) branca no na hallen animados de la seguridad mas perfecta y vivan pacíficos en las heredades que cultivan, de tener es que estas permanezcan muy poco po- bladas y muchos de ellas desiertas como en los últimos años. £1 Gobierno de- be en consecuencia, dictar las providencias mas enérjieas y terminantes para que ni las autoridades civiles ni militares, puedan molestar á los cultivadores ▼ ó to- dos los dependientes que aflos emplean. DE necesidad es, aun en tiempo de una par octoviana, renovar ci ejército por medio del reclutamiento, hasta que leyes adecuadas y propias á nuestro esta- do social, determinen el modo menos perjudicial de llenar los vacíos. Prohibir- se debe todo cnrolami. uto en la sonta donde los hombres escascon, reservándo- lo únicamente para las comarcas del interior, que por otra parle son las mus referentes ¡mm proporcionar excelentes soldados de infantería. RF.Sl'KTO 4 inOriEDAD. ENUMERASE después el respeto á ¡as propiedades como base indispensable .le toda asociación bien reglada y de lodo adelanto nacional. El Gobierno está en la -¿agrada obligación de respetar y hacer respetar ese derecho a todo trance. NO nos equivocamos en asegura r OJOS las continuas y no interrumpidas vio- laciones de la propiedad territorial son la causa mas poderoso que bu influido en el deterioro de nuestra riqueza agrícola. V M efecto, no puede ser de otra manera, pues la mismo naturaleza del hombre reunido en sociedad, asi lo exij.» y lo reclama. Necesario ha sido que lu tierra tenga poseedores para que produz- ca lucrativo y abundantcmciif >. Dilierase ensatóos quiera sobre el orijen bueno ó malo, sagrado ó usurpado que tuvo la adquisición déla tierra, en lo que un ob- servador ilustrado no podra menos de convenir, es en la benéfica influencia que « .-.ta revolución ejerció en la sociedad. Cuando se dice: "la tierra pertene- ce á todos los hombres» se diría mejor: "la tierra no pertenece á nadie.» i a imposibilidad de dividirla con igualdad, lu imposibilidad de mautencr tal di- visión, suponiendo que existiese un solo justante, prueban que la naturaleza de las cosas quiere ó que el sucio no tenga poseedor, ó que se divida entre uu cier- lO número de propietarios. De estos dos modos de existir, el uno es perjudicial i todos y el otro es conforme a los intereses de todos. Cuando lo tierra carece de poseedores ¿quien querría cultivarla con Ci mero, consagrarle sus fatigas y eeo- OOansaof Algunos trabajos pasajeros, los únicos queso atreve uno á aventurar, cuando no esül seguro de aprovecharlos, anuden pocos productos á ios frutos es- non tú neos y silvestres: la población es reducida y miserable. Desde que la pro- piedad territorial se organiza, empieza una era del todo nueva: los productos se multiplican y la población se acrecienta con ellos. Entonces se inocula en la so- ciedad la gran división del trabajo entre los hombres que obtienen del suelo la subsistencia y las materias brutas y los que se dedican á las arles que exije su ela- boración. Las dos clases igualmente laboriosas, consideran su reciproco bien- estar como el resultado de la actividad de sus trabajos y de sus cambios. Pres- to los productos materiales se multiplican lo bastante para que algunos hombres puedan consagrarse enteramente á crear producios inmateriales. Asi debemos i la propiedad territorial y á ese santo miramiento que le tributan las nc< iones cuilus, el acrecentamiento de la población, del bienestar y el ejercicio de lns mas elevadas facultades: le debemos el desarrollo de la fuerza, de las riquezas y de 4f *4 ) ta rutenjencia del jénero humano. Aun cuando se probase que esta otase do propiedad no es efecto necesario de la naturaleza de las eosas, seria menester considerar su invención, si podemos explicarnos asi, como el manantial mas fe- cundo en beneficios,que se hoya jamas descubierto por ios hombres. Y no se entiendo que al hablar de propiedades en materia da agricultura, nos referimos únicamente a los propietario» que poseen tierras. Los hay aun mas infelices como los inquilinos que hacen valer su actividad y su industria para pro- ducir; y existen todavía otros de mas preciosa conmiseración, como son los que solo emplean sus brazo*, los de sus mujeres é hijos. Cortarles la libertad de su trabajo, es privarles de los medios de subsistencia, siendo esto mas que robo, pues es un asesinato. Cadu hombre tiene oigo suyo y por consiguiente todos su oíos propietarios, reconociéndose que el universal interés reclama que cadu uno posea en paz cuanto hubiese adquirido á sonta de su trabajo ó por la liberalidad de otro, y que pueda gozarlo ó acrecentarlo en provecho propio ó en el de sus semejantes. ESTUDIOSAMENTE no haremos una resefta rápida de las innumerables oca- siones en que la situación anárquica de la República nos ha horrorizado con el frecuente espectáculo do las violaciones de propiedad. Seria fatigar en vano > hablar de lo que todos saben. Harto arrepentidos debemos hallarnos de los ma- les tremendos cansados por nuestra propia insania, y tiempo es ya de que no vuel- van á repetirse esos cscúndulos. Corramos un denso voló sobre io pasado, y es- peremos que para lo futuro, escenas tan melancólicas y desgorrantes no se repe- tirán jamás. Amorro de brazo*. AUNQUE nuestros terrenos y nuestra feliz'situación topográfica nos coloquen t il la posición ventajosa do ser copiosamente productores; aunque nuestras fér- tiles campiñas correspondan al común unhclo y asiduo trabajo con los mas opi- mos frutos, y aunque por último, los dueNos y los jornaleros reciban el poderoso premio de gozarlo adquirido con honradez, esto no es suficiente y nuestro na- ciente estado reclama estímulos mas positivos. Ocupamos un vasto territorio y los habitadores peruanos no se bastan a si mismos. Requiérese un aumento de población que si bien In dan la pa/. y el órden firmemente establecidos, este acrecentamiento es en pequeña escala. Necesario se hace que un Gobierno ilus- trado proteja abiertamente la inmigración extranjera y la remoción de habitado- res de los pantos donde se encuentran de mas, a los lugares donde siendo útiles en mayor grado, puedan igualmente lograr una existencia mas cómoda y feliz para ellos y sus familias. iManUOM EXTRANJERA. DOS son pues los medios que proponemos para el aumento de brazos. El primero es el de admitir n los extranjeros laboriosos, adjudicándoles un terreno suficiente, según una ley que lo determine convenientemente. La Europa nos ofrece localidades de donde podemos extraer hombres laboriosos, que no solo servirán para cultivarla tierra feraz de la patria, sino que llenos de moralidad y bue- nas costumbres, sean ciudadanos pacíficos, sumisos, obedientes v relijiosos obser- vadores de las instituciones. Iji Irlonda, la Francia, la España, la líéljiea. la Suiza, >3 Alemania católica y los estados Italianos, abrigan en su seno millares de desgra- ciados, presa de la miseria por que no encuentran trabajo, y que no pus n al ex- tranjero á buscar el sustento con el sudor propio, por carecer de los medios indis ( *»> pensables para costear su transporto y el de sos familias, asi como para atender á los primeros gastos de un establecimiento moderado que les ofrezca verse libres «le la desnudez absoluta en que yacen. ADEMAS de los habitadores industriosos que no seria difícil hacer venir de Europa, los podríamos conseguir de entre los mismos europeos que no encuen- tran suficiente cabida en las posiciones de Australnsia y Polinesia, ó de los mismos naturales de esas rejiones. Nada es dilicil cuando hoy voluntad firmo; y pululan los ejemplos poro probar con cuanta sencillez seria snceptible de llenarse el obje- ta deseado. Nadie ignora lo relutivameuto corta y reducida que fué la pohlacion de los Estados Unidos, cuando Washington « mancipó á su patria del coloniaje, y cual ha sido la extraordinaria y rápida progresión ascendente en que ese pais ha aumentado el número de sus habitadores, para llegar boy á ser una de las mas poderosas y opulentas naciones del Universo. Pero esc va¿to receptáculo se va cerrando parcialmente, ó al menos no admite tantos individuos, por que ya los nuevos cotonas M ven precisados ú buscar albergue en lo ma* interior de la Union, al pie ó al otro ludo de las montanas rocallosa-;. i.a floreciente Kcpúbtica de Venezuela posee una hermosa colonia á las puertas de Caracas, que sirvo de mode- lo a las que yu se fundan en algunus otras partes de su hermoso territorio; Chi- le seoeupu en protejer con decretos liberales É los infelices que llegan a su* playas pidiendo ocupar-ion y trabajo; Bolista J el llenador se empeiian en realizar trata- dos de inmigración con varias compañías en Inglaterra y 1-"rancia; y por ultimo hasta Montevideo debe á su admisión franca de hombres del mundo viejo, gran parte de su naciente industria, y de esa noble y portentosa resistencia contra un conquistador fiero, eruel v ■ ftllflllllaclo LA República del Uruguay, ofrece en efecto un ejemplo admirable, del au- mento prodijioso de la población por la inmigración europea. Desde 1854, prin- cipió aquel Gabicrooá llamar al extranjero , brindándole campos que cultivar, c- IemeBtoa de que disponer, oficios en que ocuparse, v todas las facultades para ad- quirir fortuna y bien estar Por ello decía el Poder Ejecutó o a la Rcprt?»cntu- cion Nacional: «Esá favor de tales medios que la sociedad hace progresos ad- mirables. I-a población aumenta a pasos dcjignnle por las emigraciones. Apro- vechamos, de nuestras relaciones con las naciones que han llegado a un alto grado de civilización, los conocimientos mas utib-s. Nuestras costumbres se suavizan v se mejoran cada dia. Ls ctvilizx'joo estieode sus conquistas. Todas estos ven- tajas son debidas a la moderación de nuestros impuestos, i la facilidad con que se realizan los negocios, y mas que todo, á la franqueza y buena fé que el Gobierno so empeiin en que los extranjeros encuentren en el movimiento jcueral del país, desde el instante que llegaron á él, hasta aquel en que ellos se decidii-n-a a dejarlo. " -ro que vengu v oluntariamente do la Europa a establecerse en el territorio de laRepública, dándose preferencia é las mujeres, artesanos y simples jornaleros se- gún su orden. Estos socorros solo comprenderán el pago del pasaje y los prime- ros gastos del emigrado, basta que se le proporcione medios de trabajar. Los e- migrados no tienen opción á este socorro, sino presentan un certificado de las autoridades de sn pais, en que atestigüen su profesión y su buena conducta. PARA que el decreto anterior surtiese los efectos convenientes, fu»'- circula- do á todos los Cónsules y Ajenles extranjeros,residentes en el pais; y al trasmitirlo á los encargados de promover en Europa la emigración, se espresaba asi el gabinete orientul: «Es en los campos, yendo tras <>| arado, en su bumilile cabana, que debéis encontrar al labrador; los talleres os darán un camino seguro para ainjir los artesanos. 1.a América está cansada ya de ver, como la Europa l«- envía solo los desbordes de su abultada población. Este es un < inponzoiiamíonto moral contra el cual se baila boy decidida a premunirse del modo mas cnerjien y eficaz." Hermosos son por cierto los resultados obtenidos en las IllSI'Jf tm orien- tales del Plata, y esa joven Kepúhlica es en oste sentido, un modelo que también deben seguirlas comarcas despobladas. DABLE no es «le consiguiente, que abriguemos el temor de entrar en una via ignorada: la ruta se baila muy conocida y apoyada en anillaros OS y útiles < s pcl'imciitns. líion lOCOS Sari—OS» Sino siguiésemos ejemplos tan laudables. Pa- l-a conseguir una fueil inmigración, oreemos convenientes los esfuerzo!, del C<>- bierno mancomunado con los do los propiciarlos particulares;. llagase un lla- mamiento a los capitalistas y á loa empresarios de industria asneóla que poseen Horras en el pais ó las elaboran, y se lograra el resoltado apetecido. Organizando una ansiedad por acciones sobre liases lijas y equitativas, rada cultivador podrá suscribirse por las que croa suficientes, y recibirá el numero de matrimonios y célibes (pie necesite. La administración por su parte, colocará á los demás en tierras vuldias del Estajo que aborason completamente improductivas. NO es nuestro animo insertar aquí Jos pormenores aritméticos sobre que de- ba basarse el método adoptable [tárala inmigración. Este Irabajo lo ai sedará prae ticar el Gobiei-no en los departamentos, eu reunión de accionistas y por el interme- dio de los Prefectos. Según las localidades, su carestía relativa, el valor dejos terrenos, lo que ellos sean capaces de rendir ote, se podí an tirar los fundamentos jonoralcs de la asociación. L< > preciso é indispensable será acreditar una ajeucia en Europa que pacte con alguna oompaSía que pueda adelantar los fondos necesarios para la empresa, ó que vaya inviniendo los que el Gobierno quiera destinar según las instrucciones que so le consignen. Esta ajeneia debe ser allí permanente, para bailarse siempre a la mira, en la mejoa elección de los emigrados y en su mas soenro, pronto y eco» uómico transporte. ESPEUAMOS que á renglón seguido fco nos objete que ai Perú no so llalla en el casojdc baeer desembolsos y quo de consiguiente, tal proyecta <*s imajtna.' |o o irrealizable. !So io juzgamos asi los ospeeuladores europios que liarla dificul- tad tienen ni presente, para emplear el oxoso «¡c sus capitales, no se negarán á en- trar en un negociado que les produzca un mediano ínteres y algunas esperan/.is d. Mere futuro, siempre que vean intenciones francas para s,u relijioso pago. Doli- r i? i vía no es en muebo. poseedora de los recursos que el Perú,y su encargado.ha pac- tado un convenio de colonización, que si bien no se halla operando sus buenos efec- tué, esto ha dependido de lijeros embarazos que es probable sean muy luego le- vantados. M VV otra circunstancia que nos presenta una dichosa coincidencia para el posible logro del propuesto plan. El Imano que se remite al extranjero y cuyo-» productos netos aa parte a» destinan á cubrir nuestros créditos estemos, ha moti- \.ido una reacción favorable en el mercado con relación á nuestras acreencias, pacato «pie los bonos peruanos se ,--,don hoy en la fii an Iti ata fin al SB por cíon- o. cnando beee poco no tenían mas que un pequeño valor nona mal. Este procc- dimiento que demuestra á nuestros-acreedores extranjeros,los vivos deseos ana nos animan por rehabilitar auestrocrédito perdida, haré renacería nontnnii. muer- ta tanto tiempo entre !<>s acaudaladosqae «lesean especular en el mundo de Colon; v vista por ellos nuestra buena fé para lo sucesivo, es indudable que nos ayu- darán con sus caudales para ensanchar mas la órbita «lo sus propias ganancias, y la t -leía mas importante todavía desús mercados, de sus elementos productores v de sus vastos lugares de consumo. HECOIVt >CID.V en Europa la utilidad incontestable del abono Imano, (daré es queasoobos buques, aun sin bailarse provistos «le la suficiente carga, vendrán ¡< baicar oslo articulo a las costas del Peni, por conseguir un ventajoso late de re- torno. El Gobierno, fijando mi consideración en esta circunstancie, y en la tan probable como pronta desaparición del Imano africano, conseguiría fácilmente un arreglo para que algunas nav es so Helasen de cuenta «le lacompaíiin actual o de la» venideras, conduciendo colonos > retornando «-¡ abono. Y este curso nuevo y di- recto que darse pueda a la navegación trasatlántica, aumentará «•! c«>ncurso de embarcaciones en nuestras radas, realizando do consiguiente*, un progresivo em- puje para nuestro comercio de importación, deposito y salida. líii-n sea que el i '«diurno satisfaga entinto por individuo. Moa que se bagando cuenta suya lo> Betamentns, parte de esos mismos retornos serviría a cubrirla del eonuujeutc de la inmigración, respondiendo el todo de sUÉcieate y segura garantía. LQUIesdel caso hablar de otro recurso los o aso«:iudos al Go- . rno? rmMmcni nr. <:«»l.o.MZA';io>. VAMOS ú establecer un raciocinio hipotético sobre bases muy acequióles. - apongamos la realización berta posible de un empréstito de tr«'s millones de pe- rmitido en acciones «le ISO pesos «^ada una. cuyo número f«»rá por consisuien- t ■ el «le veiut'.-m;l v-<*.oOv>i. Plenasacoionoipodríanegoelmie por un setenio apr«:xima«lo al * sino como fatedeaaento del cálenlo.—Podrá ulejiieu el mas venl ijoeo a la IVacioii AHORA bien, como Indo empréstito r. clama una sar.tntia, mientras no sentemos plan de pagadores cumplidos, pueden afectarse alguna.-; enlradas para l.i solvencia de los ciento cincuenta mil pesos (150,009) por [Marean* anuales, \ pa- ra ni reembolso de las acciones del empréstito, sino se verifica en los primero» tiempos con solo los r-s til ta dan de la negociación, \dcmus, la principal bipotoen existe en las narren ajan se adjudiquen ita compañía de accionistas, que denomi- nandose OOtnpniUa agrícola peruana, jira ra los nejo 'us de acuerdo con elliobior- nn, creando un consejo da directores respomablea. El Gobierno será ionio ¡. la mitad, comediendo los mencionados terreno* que pueden estenderse un gando jeojrálico cuadrado o ti <-s mi] 3,000) millas mas ó menos, y adelantando una si ina da quinientos á ■etsetentoB mil pesos al mismo consejo «te directores, para las labores del primer establecimiento y déla esploíaeion, y algunas mas sumas para facilitar y procurar la eiii'igraeíon <:n cnantoá la porción destinado á nuestras co- man as occidentales. Mina entendido, que eatot ndelnntoa p>?ivih&rÉn el aetemn interés del.*» por c i e n to durante los tres primeros o ños y el corriente de las pla- zas peruanas en lo sucesivo. (') rvo habría tacón veniinlt para que la compañía pudieseenajenar atestaos de la . tierríis adjudicaJas, pues da esto resultarían fondos provenientes da la venta por un lado, y por el otro de las cosechas de los establecimientos, cuyo monto !•> tal partióle, darte al Gobierno amplios recursos para cubrir los Ilatera»oa daJ em- préstito y la eliiiiin.e ion de las acciones anuales. Mas como por OSM parte, los socios no por dejar de percibir «■! tatema da Ina acciones eliminadas, pierden su dareebn i los productos líquidos de la colonia,después de satisfechas (odas las evi- dencias, claro es laminen que se esforsnránen cumplir y ayudar ni Gobierno ca la inmigración abundante á nuestro litoral, al paso que lo bagan con relación á las • •ejiones salvajes regadaa por nuestros ríos. S" obligará pues por el Gobierno a los accionistas representados en el consejo de ilirectorcs, á procurar y llevara de bidn efecto la emigración acgnn > conforme Ce pacte, en naves de la compaíiia o ed las ajenas, pudiendo ella estipular de acuerdo con el Gobierno, convenios di asociación y habilitación con lodos los Industriales poco acomodados que «leseen veoir á fijarse en d Perú. Q .S> podrá observar que el f/etVVma na wrcatila mi ¡Hitarse en un adeudo inu mecido, (liando voló se requiere asedie milicn pitra abrazar un anafe ¡>ro\eclo co- nloe! que prSJMlWaSIOI. jfa cierto, pero lamí 'cu lo cu, que ti nuestro juicio, el i'eru ca halla forzado (i cuidar de una reforma milita]', pronta y , fe- tira, de su impar- tan! ta tnaritima por medio lie. dos ó '/-<•»• buques de vapor mayores y otros taul- menores que sirvan de tórreos, de la consolidación tie su (fallde flotante y '.de algu- nos otros apuros. b'.l resta del empréstito, manejado ron rehjiostdad é invertido ei los objetos anteriores y otro* que no enumeramos por no (M de este, tugar, resto- Meeeredn en alto grado nuestro crédito y afiaozai ian ta paz. el ñi den y la unidad t'sto requiere drseurah-'m ¡entos a/er.os del presente opñsculu. ( 19 ] A fin de aglomerar mayor numero de braros para el cultivo de los terrenos concedidos n la compañía, se podría aprovechar de los indios, sacándolos «le su vida errante por la predicación evoujélica. al rmittio contacto y. la adopción de al- gna*M tdros medios [nasa eficaces. Número competente de soldados encargado- del servicio, fácilmente baria roduil de las vastas y solitarias localidades del Bate hacia el centro que quisiere poblara*, á muchos natureles que.ocupan esas solvus, pudiendo ser est«»s organizados en un ejercito de tea bajadores, poniendo una par- te ó disposición de la compañía para la cultura, y destinando otia secciona traba- jos del profiiniim bajóla dirección de hábiles injenieros. Muy pronto esos infeli- ces, recibiendo el ogaa del bantisnso c tatetendona gradualmente en ta vida drill- /adn, serian admitidos a posar de los «lereehos del ciudadano. HALLANDOSE situada la nueva colonia entre las orillas délos ríos Iluallaga y IVayali, potlrnin verificarse las comunicaciones de estos r.os con el iMaraüoli, el Amazonas y ed Atlántico, pr>r medio de buques do vapor da alta presión y per te- neeieules á la compaNía, lo-* que construidos al intento para nabar poca e.^ua, po- drían subir hasta el interior de la República flabwlailion Hite la bajada de estos .'luques seria de IS ¡i M dias y la subida de 5o a .">.*>; y como los viajes ordinarios desde Europa á las costas del Brasil, s»: verifican «m SS ó 2() dias, era fácil de con - - luirse en dos meses > Baedio una travesía «pie hoy exijo por el Cabo de Hornos, «•uatro y hasta cinco Ó seis meses. OBSERVEMOS además, que aun en el caso do que se facilite la comnriicu- : ion entre los dos océanos por medio de un canal, lo que parecí- remolo, ó por un camino macadauiisado de Panamá .i Chágres o I'ortohelo, lo que es mas reali- zable, la ruta de Kuropa por el Amazonas seria preferible y aun indispensable pa- ra la esportacion de frutos del interior, por subsistir siempre el dispendioso i i>a- je déla cordillera para embarcarlos en las costas del Pacífico; obstáculo que hov misino impídela salida de muchos retornos que podríamos ofrecerá los trafican- tes eetrafioa en cambio de sus artefactos. EL gasto délos paquetes do vapor para la navegación de los rio?, serta de poca monta, pues que rsla fílase de naves no evije sino tripulación reducida, y ade- mas se encontraría abuudaucia de Combustibles in los tupidos bosques vecinas, para alimentar las máquinas motrices de esos bajeles. Y en cuanto á la na\ega- eion atlántica, boquea de rasa de la propiedad de la compaSía, la salvarían IgúaJ- nsaute con economía y por lo tanto con lucro suficiente y positivo. BB casi imposible valori/ar de antemano a cnanto podría subir la renta li- quida del establecimiento agrícola proindicado. Mas sí tomamos en nota la ri- queza y feracidad del pais, lo precioso y laeílmeiile consumible de sus pVOdnCttjo- Dea los pocos gastos de explotaeiOU que se ocasionarían nlglijfaidO nn sistemn económico bajo las bases emitidas, ampliada-, f mejoradas que fuesen por la ex- perteaMda y la necesidad, no es e\ujeradO el avanzar que al menos darían al bene- ficio de cien pesos por jornalero al año. Y suponiendo solo diez mil individuos empleados en estas colonias, resultaría la utilidad nota de un millón I I .000,090). d-\ isible entre el Gobierno y la compañía. MAS esta cantidad do provecho, reclama uu movimiento comercial qu«; no( 90 ) v_ podría bajar: Kn exportación............................................................ 3,000.00o Kn retornos de Europa................................................... 5,OOO.C(m» Jiro total por aduanas.................................................... ti,OOO,0(>n que suponiendo los derechos en un IO por 100 sóbrela totalidad, porque la com- pañía no tendría ningún privilcjio á este respecto, entrarían al tesoro nacional 000,000 pesos masque hoy, para atender a los gustos de la Ib-publica, fuera de : lis utilidad.-s como socio de la empresa. DIFICIL es valorizar el empuje que establccimiciilos tales darían a la nación ron SÍ •NCadltodo brazos industriosos, moral, riqueza y civilización en solo transcurso «le medio siglo. .No es aventurar demasiado, el aventar que duranti ese periodo, que es un átomo de existencia en ia villa de los pueblos, duplican.) • > triplicaría nuestra población actual, pues que estados modernos, bijos tierno* «le la edad contemporánea, nos ofrecen modelos que imitar, y ejemplos para dedi cir las causales justas en que apoyamos nuestras deducciones. Véase la l 'nion Ame- ricana, éebase la \-¡«la sobre las colonias inglesasen el Asia y ei Mundu Noevo examínese toda localidad donde no se lia puesto diqucs_funeslos al espíritu d. empresa y de inmigración: por todas parles brotan resultados inmensos y qui/.i increíbles si no fueran palpados por nuestros sentidos. INUTIL es ailvertir que los nuevos establecimientos sujetos en lodo al réjimen administrativo de la República, formarían parte integrante del territorio de que somos din-Nos y en el que admitimos á los nuevos babitadores, observándolas le- yes y eontrifcaJwdo á las cargas públicas, e.veptuados únicamente en lo sulicicn ti- para no encontrar tropiezo aa su fundación y progreso. Bate poedu arreglar- se sin muchos obstáculos al iniciar el proyecte de colonización v al posarlo en planta. IVo abrigamos, por consiguiente, <■! temor de que las nuevas colonias, que no lo lian de ser en cuanto á su forma orgánica, se ■aparen de la familia cuando hayan adquirido alguna consideración. Ks interés de sus pobladores, maneomu- nana con nosotros para adquirir la importancia necesaria, y para prosperar en lo- dos ios ranina déla civilización, go/ando de los ataréanos de un pueblo libre \ aa- touces poderoso. VL'LLYASE al presente la vista á los depuctaun utos déla Libertad, A m;;/> ñas y Jimia.- líjese la consideración en lo que ellos pueden ganar, facilitado que 1»•> sea ese contacto del Viejo Mundo, con ej aumento de activos brazos v ia apertu- ra de un cómodo canal para la exportación de sus abundantes, y valiosos Irutos, v no dudamos que so arrojará una mirada de reflexión detenida á este provecí.> quwno es un desvario de la imnjinacion, y que tan solo requiere tenacidad y irane proposito para llevarse á colmo completo, pronto > feliz. ANTES de pasar mas !. jos, advertimos que si bien el --esterna do misiones ¡ ra civilizar las rejiones salvajes y entrar á sus moradores en la vida reglada, ofre- ce bastante fruto, no es el medio mas eficaz, cuando se le deja aislado y a sus pro píos recursos. Kn ti oscicnlos años, poco lian logrado los Kspailoles en nuestra- montaSas, y lo ganado se ha v uelto cuasi á perder por no haber puesto los aaedb • conducentes é su conservación. Los salvajes se atn ornarán mejoráis rada culta, cuando (engaña la vi-ia. poblaciones que se fundan en su presencia, crecen, ade- f 21 ] laotan y gozan de los bienes déla sociedad. Has vale este espectáculo que babla tnn elocuentemente al alma y á los sentidos, que las mas persuasivas predicaciones. Paro colonizar, es necesario no separar la zona culta de la zona selvática. Tal es el método seguido en los Estados-Unidos, la nación, modelo de lu ¿poca mo- dfrna. Oesde las orillas del Atlántico, han ido viajando hacia el Oeste poblacio- nes y plantadores, adquiriendo terrenos v conquistando indios para la relijion v . i id listado. KNTRE nosotros, observamos apóstoles que no desdicen délos primeros tiem- pos de Jesús, empleando toda su «Me en ocupaciones hermosas, que en último resultado han dado por fruto la esterilidad. El muy venerable v digno de respe- t,>. Padre Plaza, logró imperaren dilatadas rejiones y amansar muchos pueblos. f.;i civilización y la vida del hombre social no estaban cerca para alentar á esos satvaies, y para que hacienda comparaciones, se olvidaran del invencible atracti- vo que el hombre errantetiene ú la existencia vagabunda del baavae. Se han per- en cincuenta anos que lleva de ejercicio incansable á las orillas de nuestros rios cau- dalosos, habría presentado á la nación en copiosa ofrenda, poblaciones numerosa-;, campos bien cultivados y miles de ciudadanos, ganando en paz. dicha y holganza. «■>! producto de sus labores. (1) KMIGRJlClov OKI. I INTERIOR 4L. LITORAL. APARTK del aumento de brazos por la emigración de ajenas rejiones, no -debemos echar en olvido la remoción de indijenas délos lugares donde abundan, á otros puntos donde siendo mas útiles á la sociedad en general, lo sean igual- zneaU a si mismos yá sus familias. Sabido es ene en los valles donde nunca lia existido la esclavatura sino efl limitada cifra, ó donde so halla agolada por la Corrida del tiempo y los males de la guerra, elaboran lea heredades jornaleros que bajan del interior, permanecen un periodo de un mes á lo mas trabajando, regresan á sus hogares. Una parle de las ganancias de estos infelices, sirve pa- racubrir la contribución directa que grava sobre sus personas, y muy poco Ies queda OOSBO premio de su penalidad y privaciones. El cambio rápido, brusco > repetido de opuestas temperaturas; la respiración de un aire puro en las monta- va'», sostitUÍdo á la atmósfera menos rarefacta en las quebradas, la variación en los hábitos de la vida y mil otras circunstancias, les ocasionan enfermedades pe- ligrosas y mortíferas que se repiten y agravan, cada vez que el natural del interior greSS á la costa en busca de trabajo. N() se experimentan estos inconvenientes sino en corta escala, por los oritúna- ■ is que son ya vecinos de los paises costaneros. Mas el desgraciado siempre bus- ca la cabéis de sus padres, donde no son tan crecidos sus bario menguado? gas- (i) Después de escrito lo anterior, el Congreso ha decretado á petición del II. P Paisa, la suma de tres mil pesos para abrir el ,camino de Pasco al Mdiro y Po- züzn. Aplaudimos ardientemente ésta idea, y hubiéramos querido que se diese ma- vnr amplitud, aM como mas detenida considei ación > repugnancia vamos á tocar lijcranicntc esta cuestión, por que nos] duele y siempre nos ha dolido el tráfico que del hombre se hace. Pero hay det •< I , ea la sociedad que os preciso respetar y que jamas debieron ser hollados. Pan dar libertad, exijia la justicia indemnizar, y cu caso de no proceder asi, las re- forni— eran de suyo vejatorias. Ampliemos nuestro pensar. EL esclavo constituía antead» proc lamarse la Independencia, un monto creci- do de propiedades. Ll te nedor de esos capitales no podía ser culpable del ata > cometido por los gobernantes, qae permitieron Un Infame comercio desús seme- jantes. I ne humano y filantrópico proclamar la libertad de los vientres, pero fué inicuo y atentatorio el sacara los esclavos de las haciendas, enrolarlos en filas, destronará maoboa agrien!torea y esponer fríamente á la miseria, a sin uúmero ramillas. I'ara aniquilar la servidumbre, se procede como el Gobierno de la Gran Bretafta procedió al emancipar los negros cu Jamaica y otras posesiones de las Antillas. Si el dueño no recibe el valor de la cosa de que se desprende. ni> hay raspa plausible para intentar el despojo, v se comete una violación tremen<¡ i ile derechos sacrosantos. Esto sucedió en los afios que precedieron, y talcoiulu ta constituye saqueo de las propiedades adquiridas do buena Té. SI la producción de capitales invertidos en la agricultura, no podía tenerlu^ar desde el instante que se la hiriese men talmente, quitando los instrumentos de! tra- baja», claro es que fué mayoría trascendencia en las violaciones. Sin esclavos ó sin equivalentes en manos libres, era iuveriticable el cultivo, «lañándose de consi^uien- ( 23 ) te la riqueza nacional. ¿Adonde habría ido á parar ia industria rural de las í*Iori- dis, de la Virjinia v, de los otros estados meridionales de la L'nion Americana, con In brusca desaparición de la esclavatura que hay todavía, trabaja sus plantaciones;? Las reformas no deben ser jamás violentas, y cuando asi sea, que ello acontezca sin perjuicio de tercer»». La asociación di- Estados-Luidos es, como na.lie ignora, I a mas democrática que se conoce, y sin embargo, aunque faé de las primeras que accedió á la abolición del tráfico africano, esclavos tiene en su territorio ven no i.irta porción. HOY, gracia» á la Providencia, se ha echado por loe euefoe la barbara costum- ¡ii e de mercar la Iiimuanidad. Nosotros aplaudimos aiB dejar de conocer y haber demostrado, que no se guardo consideración a los hacendad OS, al despojarlos (fe sus esclavos ant«-s de concederla competente indemnización. PLUOcviste otro punto de v ista para dilucid ir esta materia bajo al aspecto da aumentar braana en la agrieafltera de la costa. Ll Brasil y la costa del cho- co poseen esclavos, puya condición es deplorable, es horrible. lin BUCStms '.ral- pone-, la villa del nagiu. si anea feliz, al menos puede llamarse pasadera y prefe- rible á la de sus eompaÑeros en aquella'-' r« jiones mortíferas. /,>"<> es alijerar y JUS11l(aI' el sufrimiento de esos tic-graciados, procurar que vengan Bpoblar bis va- lles Uto ratea? Lo creemos así, porquetas eJronnsfaaciaason muy distintas, porque el hombre libre no se hace esclavo, porque el siervo adquiere aquí mas probahili- iladoa áVl bascar y ganar lo suficiente para darse a si mismo la libertad, y porque ea lin. tal permuta no merece el nombr e de trúfteo dé esclavos, teniendo ademas Ii- mftaa muy estrechos. Ftoa parecedificil que sea dable importar al Paral, esclavos del BrUeit; y aa cuanto a los de Colombia, no panaráa de algaaoa dantos, número r. dueidO, pero «pie. mará Útil para la labranza. CON estudio no nos esteudémos mas en este particular, divididos como nos hallamos, entre nuestros sentimiento- inórale-:, y nuestra convicción por lo que < onvienc á los intereses materiales de que ahora ana ocupamos. ■uronración na raeros m i. ií.»n*m a la lajucoun »». > acu>mi.. PftOPONDRÉMOS á continuación y como medula altamente protectora de la gríaattara, la prohibición sejaa de las naciones mas avanzadas en industria, luces r comercio, no pre- tendemos por cierto, combatir los principios, tal res cvijorados, de muchos eco- nomistas que, perteneciendo á la escuela de brillantes ilusiones, han proclamado la iamediataJbru sea, total é ilimitada libertad del tráfico. Moaotroa naoyaráraoa nues- trp modo llover las cosas, en la marcha seguida por las naciones adelantadas v ([lie hoy son tan opulentas y productoras. Esos pueblos encabezados por I » ln- glaterra, no dieron jamas peligrosos saltos para marchar al precipicio en bagar do subir paso a paso, para colocarse en la planicie del progreso: esos pueblos sa- bea que las cosas no se cambian como la brisa tijera que recorre los puntos ear- diaatas en corto espacio de tiempo: esos pueblos no se han dejado alucinar poi rurnaainionlos especiosos, desmentidos coaataalnmaata por la experiencia, y bao modificado, mejorándola muy paalatinamante, su lajisiacina mercantil( ) LEJOS de nosotros, sin embargo, la horrible ¡dea de levantar el funesto pen- dón «le la esclavitud en materias de esta naturaleza. La imitación de los grand. - pueblos es lo que apetecemos: con ella llegaremos ú la adquisición de faena, r¡- <¡iu-x.it \ poderío que aquellos disfrutan en tan alto grado. DICE?! los economistas-, los pobladores de una nación se bailan en el caso ,!( iXIMOmír los objetos que les sean precisos ó aquellos que anhelen para suti-la - eer sii< «ores, atendiendo únicamente ii comprarlos en e| precio mas bajo que po- sible sea > sin traer á cuenta el lagar de la producción, Mea aea extranjero o perteneciente al territorio. ¿Qae le importa al eo—onaidor ajae el artefacto sea fabricado *»n el pais o venga de fuera? lo que necesita es, mercarlo lia ra lo, y con igual capital, conseguir mayor número de objetos útiles ó agradables. Ved a.j: no nos engafiamos, el eje sobre el «pie se baila lijado todo el sistema de la mentación, sólida á nuestro juicio, pero DO de aplicación universal y suceptihte por H contrario de amplias y frecuentes exepciones. OBSERVEMOS de pronto que no se necesita hallarse muy versado en la her- niosa ciencia délas riquezas, para deducir que una unción no puede ser ropsnnii dora sin ser en Ignel grada productora. El capital de un pueblo aumenta anead*! hay reservas para la reproducción, y disminuye cuando el consumo es igual ó si; perior n la product ion. Siempre pues que un pueblo consuma mucho aunqu ■ sea barato, sin atender, á la preponderancia que debe procurarse de la producen" sobre el consumo, que es lo (pie constituyo la nueva recopilación de productos o cambiables ó destinados á crear otros nuevos, es indefectible el atraso, asi como inevitables la ulterior ruina y empobrecimiento. Ahora bien: la admisión ilimi- tada de objetos elaborados en el esterior, puede venir á echar por tierra o a mi- nar sordamente los elemento» creadores de la riqueza productora, y por eonsi galeote dallar á la nación, aunque la nación misma sea favorecida en el consumí de artículos adquiridos ventajosamente. Esto perecerá á primera vista una para- doja, pero no lo es, desde el momento que se entre a reflexionar maduradamen- te la unióle de las cosas. El ejemplo de otros pueblos nos lo enseña ademas, mus .1 bis claras, y nótese que son pueblos eminentemente productores, que por esa misma causa. no se hallan en el caso de temer un catástrofe, Semejante Ú la •;■ que quizá somos victimas, por poseer aquellos una vasta escala de productos ras mifaclui ados permutables, mientras que la nuestra es tan diminuta, que casi lodos Itnestroe articulo* van á colocarse en el catálogo du las injtcrias primeras. M5QOR RAMOS aunque rápidamente y por encima, algunas partes del ais tema británico en el ramo de importaciones. Pais rico y exesivamente poblado, la j, gsataaes masa de sus manufacturas es monstruosa é inconmensurable: sus nave- surcan todos los mares, Iteran sus artefactos para cd consumo extranjero y vucl- reyi cargadas ele productos bratoa ó elaborados para el consumo interno. Al 11, pues, en ese emporio de la riqueza y de la reproducción infatigable, no se admiten francamente los trabajo» y resultados de la estraña industria. Son mas baratas tas sederías chinas y no se permita su libre introducción al mercado, sino sobre- cargándolas d- enormes pechos, su territorio carece de Tllhsdos. el vino constituye na ramo de vasto espundio en el K-miio Unido y los derechos de entrada eenlss lea casi á una prohibición, porque de otra niaucra, los vinos franceses, los españo- les, los porta gansea y 'na sliimsnm, ofrecidos al nnasnmn ilq todas las clases, echa- rían por tierra las valiosas cervecerías y las innumerables fábricas de licores fuer- . t *n tes, nacidos déla fermentación sacarina de los granos. Una botella de Oporto, .le Jerez ó de Champaña, se vende a las puertas de la producción, ni duplo ó al triple de lo que nosotros la pagamos, estando el Perú á cinco mil leguas y posc- rendo viñedos que constituyen una de las mas gruesas secciones de nuestra ri- queza agrícola. Fuertes derechos han gravado y gravan aun el té. que es por si solo un inmenso ramo del tráfico inglés, y que tan necesario se ha hecho para ••...os isleños como el agua para los adeptos mas ardientes de una sociedad de templanza. El cele, el azúcar, las maderas, to las las especerías y mnchosolmtl artículos coloniales, indispensables al consumo británico, stifrvn los pechos qu<' los equilibran para no dañar la industria nacional, que' es sin embargo la prime- ra industria del globo. Muy poco a poco se rebajan los derechos sobre meterlas deconsumo; y sobre artículos que .puedan siquiera hacer sombran los snxos. es I m de tarde en tarde, que las musas sufren de ese sistema restrictivo. El ilustrado lluskinson (2) fué el primero que quizá intentó algunas reformas de importan- cia; \ aun eueldia, ha sido preciso que Sir Kobert Perl, demuestre el exeso de eatrndas sobre gastos en el presupuesto sometido a discusión en ta cámara de Có- manse, para que se atreva a proponer un i baja de derechos en el azúcar de sus ;.copias colonias, y siempre diferenciales en las ojéese importan de otro pais, ela- borado que sea por manos libres. Asi procede la r.-ílexiva é ilustrada lagiaIer- ra en cuanto a la admisión de objetos ajas jamás podra producir por que no lo permite el clima que posee. Asi proceden esos hombres de BQtsdo, envejecido '¡i "1 estudio práctico v profundo de su país \ su- necesidades. (COSDO pues ,s. ha querido por desgracia nuestra, y se quiere nsM, que comarcas pobre.- relati- vamente á aquellas, sigan una marcha completamente opuesta y !e fabricas y muí ufa duras SSSM jigante. d pesar de ío ■imperfectas y reducidas que se ansirleréd las peninsulares.( 2C ) « stensidn pesiblc al cultivo do este grano; se hé sembrado en terrenos pobres que solo pueden producirlo á fuerza de improbas labores y gastos oceivot. Creciendo diariamente la población, y con olla el consumo, las tierras bucea* v las medianas no bastan yá á satisfacerlo. lis preciso acudir a las estériles \ pobres, y á medios artificiales y costosos para fecundarlas. Mus estas lien en que el trino nace ti duras penas y á cosía de tanto sacrificio, producíau antes, en un clima constantemente húmedo, los mejores pastos dol inundo, y de ellos vivían copiosas manadas de aanado, euya carne no es menos célebre por su abundancia que por su sabor esq u isi lo. La sementera ha destruido los pra- dos; el ganado luí disminuido; la carne bu subido de precio y un puis eminen- temente favorecido por la naturaleza para el pastoreo, se convierte, gracias « una legislación usurpadora é imprudente, en granero artificial e imperfecto, i ii frutos se imponen, como carga pública, a los consumidores, quieran que no quieran, obligándolos a pagar por una libra de pan la misma suma < qce podrían adquirir rjualro 6 cinco libras, si no existiera el monopolio." ESTO es sin duda inbumaao, impolítico y antisocial, confesando noso- tros abiertamente que DOS batíannos muy lejos de defender semejantes doctrinas, tanto mas culpantes, cuanto que su tendencia maléfica re fia ye sobre la Suertel de hombres menesterosos; cuando poco importa la admisión de lis cerca I» s de Mar Negro. de la Polonia, <> de la Penisuola con modeiados derechos, en cam- Lio de artículos que retoman las naSnilfei lineal inglesas; > cuando la abundan- cia no puede da fiar á la Industria del país, sino darle nueva y mayor holgan- za eon el bienestar y cómodo alimento de las numerosísimas ciases lahorio- ?n- so impone crecidos derechos a la internación de artículos que combaten la industria nacional. I D fabricante de sederías ele I.eon no ig- sen que del Asia I*1 lloverían de otra manwra aventajados competidores; y un viñador ilc la Borgofia, del Lenguedoc ó de las orillas del Gerona, temblaría a la sota id< i da la i nlroduocioii ¡ranea de vi SOS espu.Soli's y p< >rtuguose- y a ¡a fustrauion del cuasi vedado per-miso de admitir muchos licoree fermentados de loe laboratorios \ocinos. 1.a protección de las manufacturas septentrionales de Sedan, Ruah, ftfulbauaen y l onviers, demanda una ralla pura artículos aná- logos de las fábricas belgas. Existe ana completa prohibición de Introducir ga- nado »ru ano ile los pequeftOS estados limítrofes de la \l -inania, por DO he- rir de muerto la industria pastoril de rít> departamentos, y esto aun sometién- dose a la probabilidad de represalias en la eaclusion de los tejidos, quincalla, perfumería \ setlas de la industria francesa. Hasta el roe desús colonias*s pre mittda en él mercado, eon el i ni i espóndil uli recarga para no perjudicar los agaai dientes de la ri oiemii y de la BretaBa, las cidras ^ dervexas de Píormandia. 1GI' Vi. cosa acontece en otros palma que son produalUI'es en escala mas o meaos grande. La Duden (■ermumcu se enousnrtra en la necesidad & aumentar l"-. derechos sobre los halos na shjmuen. loaaguafdjuntes, la quincalla. lis alhajas de oro \ plata, el coral y otros muchos artículos. Lus Estados (.'nido-. iun con -¡-t\f perjuJoio dn la rica y extensa eeunion agrícola del mediodía, se rea precisados ú levantar su tarifa; l'or.iigal dicta medidas para ayudar el acrecenta- miento de su ua< it ule industria; y la EspaÑu ha sufrido una horrenda oournociou política \ la uaieja ile un Gobierno, por la franquicia imprudente, concedida a los artefactos británicos que principiaron á den otar andesineute la industria di laluÑa > de olías provincias peninsulares. ! [ 27 1 NO acabaríamos jamás si quisiéramos aglomerar citas para deducir, co- mo lo pretendemos, que en materias mercantiles, se ha seguido en el Perú u n sistema quiza muy exajerado y que bueno seria reformar, a lo menos en lo que dice relación á las materias brutas ó á los artículos de no muy intrincada elabo- racion, que por ahora son casi los únicos que somos capaces de ofrecer para el consumo. NO pretendemos sin embargo que se vuelva en este pais naciente b un sistema de descabellada restricción. Se nos tildaría de necios y sobre manera re- Irógrndnu, si predicáramos no solo la prohibí» ion pero ni la aira de impuestos .-lesivos sobra los tejidos linos, paños y quincalla de Europa, sedas y otros arti- . ulos de Asia, y sobre todos aquellos productos, en fin, que nun no sabemos fa- bricar, ya por la aseases de medios y de capitales, ya' por que nuestro limitado numero de brazos se encuentra perfectamente amptoedo en la minería, en el cul- o de la tierra y en otras elaboraciones menos costosas y complicada-. >"uos- tro conato debe aplicarse á que se funde y esparza la eslraSa iuduslria en el pro- pio suelo, y si franceses, ingleses o alemanes, quieren venir a fabricar, muebles. estidos tejidos, sombreros, joyas y todo lina ge de artefactos, démosle ancho permiso y amplia protección por que esa ciencia y esa industria quedan en el país > son enseftadeS á sus habitadores. LO que apetecemos y pedimos con eficacia es la prohibición de asan objetos íjiic tan de Arente daJtUU a la neciente agricultura, y si la prohibición absoluta no es admisible, al menos el recargo de pechos que presenten al mercado las produc- ciones de afuera de tal manera que no antea á las del territorio. Esto ultimo a \> verdad, no ps fácil de realizar-e entre nosotros sin los gravísimos obstáculos del •nti abaudo indispensable en semejantes jiros. Uspliquemos el fondo de nuestro séntir con mayores detalles. POSEYENDO cantidad considerable de lanas de carnero, alpaca y vicuña, podríamos protejer algunas fabricas de pa sos toscos, que el consumidor quiza pa- gana á precio igual que el que hoy satisface por ese ramo de la industria europea, ines se eompensaría el mayor costo del tejido con el menor precio de la materia primera. Ved aquí un emolumento para el ramo de ganadería y parala mejora progresiva de las lanas. Si los algodones producen abundantemente en nuestros Vívenos, ¿no podría el Gobierno impulsar este ramo incitando á los capitalistas v contribuyendo de su lado pura que plantificasen nlgUUSM maquinas de tejidos toscos úc ese vejetal? NO tememos aquívocalUOS al avan/ar que nuestros aguardientes se elabo- ran en muchas partes con sabor y aroma lun agradable- que pueden competir con los mejores del mundo. Una botella de verdadero italia recibe merecidos aplau- os en la mesa del mas aficionado sectario de Baco, y no hay razón para que en nuestro mercado, en el mismo suelo de la producción abundante de este articulo, - admita el cognac (ranees, el aguardiente catalán y el ron de las Antillas. El. (píese halle un poco al corriente de las grandes aplicaciones de lus aten- ías exactas en la actualidad, á las artes y manufacturas, sabe muy bien cuanta es !a economía con que se estraen los licores. Los alambiques de destilación los espe- len al circulo, en le alta graduación de 96 a 4-0 quilates para ser fácilmente franspor-I 28 1 Lados y puestos en los mercados de consumo, duplicado ó triplicado su rolúaien. Son naciones viejas las que asi trabajan, y trabajan con conocida ventaja sobre pue blos en embrión. Nosotros, hijos aún «le la rutina, apenas fabricamos el aguar «líente de 20 ó 22 grados arreo métricos, y creemos haber conseguido un prodij..> Tiempo llegará sin duda en que reemplazadas las oficinas de destilación pero ion alambiques» doble efecto doDclorme y otros físicos mecanices de nomhi sean nuestras las ventajas. Pero eso no s«í conseguirá jamás si continúa la liber l*dad con que hi>y admitimos a) consumo los alcoholes extranjeros. Sucederá !••> rp.,. heSta eajaf;—atraso, paralización, y después ruina completa. LOS viñedo* del Perú para dar siquiera un i por ciento de su valor rapit ■ requieres que el cultivador venda sus caldos al menos por seis ú ocho-pesos qi n (al en el lugar déla producción. l.os alcoholes extranjeros se ofrecen al men • abundantes x en menor precio, después «le satisfechos los impuestos de aduao por consiguiente los consumidores, qu«* de cierto no son eu mayor número liov que lo fueron en tiempo del coloniaje peninsular, acuden a comprar el articule tranjero con preferencia al nacional. De aquí han provenido y provienen las di- fíciles y bajas ventas de los aguardientesperuanos que en el día •peona se espend al precio ile cinco pesos quintal en el lugar donde se elaboran, que presentan üu i ezago animal en las cosechas, qoe no ofrecen ni el dos por ciento de los capil ilet > qne imposibilitan al cul(iva hereda- des. A la parque el mercado interior DO aumenta por la pobreza jeueral. porque no lmy mas compradores que a ules, \ por la presencia de competidores temible* se cierran los vecinos mercados, donde vendíamos nuestros licores. La reclama. El tiempo corre > llegará «'-poca en que la dolencia no dé campo a una provechosa curación. ADEMAS de abundar en el Perú el alcohol extranjero, también admitimos con igual liberalidad los licores artificiales. ¿0ne diáeollad hay para «pie prohibid.! la internación, se establezcan en nnestro suelo, licórerias conducidas por labo liosos artistas, nacionales ó extranjeros, que confeccionen el anisado bórdeles, < i rosoli italiano, y esa multitud de mistelas que bujo innumerables nailllw< s. DOS «irroja el especulador que lus couduce de ultramar? Ninguna, porque siendo -cncilla v iacil su elaboración. Únicamente requieren los empresarios, algún lau- to de eso protección que por todas partea se dispensa, y que solo nuestros trjis- |adores se han negado siempre á conceder. AL hablar de i ones extranjeros nos hallamos naturulmenlc eonilucui. ocuparnos de dilucidar aunque con el laconismo y ropsdés que demanda la na- turaleza de este escrito, una cuestión que ha ocupado en sumo grado a los huc u «lados y á diversas admiuistra< iones de la República; latea la elaboración libo pechada «le ¡os aeu.ird¡«Milcs <1<: cuíia, frutas } granos. hoxes v Émiaainannn se i«<. P.\BA estudiar eslu cuestión interesante, observemos de pronto la cías* y • I rator dr los terrenos «pie dan inárjcu u la producción de los alcoholes de uva > . • cin*. Ko el Norte de la República, existen cañaverales y viñedos lo misino qm- no interrumpidos desembolsos. Pro«lucimos en el Peni maj or canlidad «le cal- dos de uva que el pie podemos consumir ó mandar al extranjero, y Jo concurren- cia d«> los roñes no puede dejar It CUAS razones aduciríamos para probarSJSM SO ■setaria de destilación, es indispensable prestar una protoosioa eficáa a los Sgnardieotes que resultan del cultivo >!<• la viña. Pos hacendados de cniia no necesitun da sus ronce pora henar progresar sus fundos, al paso que los vitt adores, desde el Inotante qu<; no puedan tusmdfir oomodsmantesais fmtoa, keadreaqwe destruir millones de propiedad e- aricdla. varios Gobiernos han conocido la exíjante necesidad de contener la ruina inevitable de los vittedoa, maaeonaola Indnatria ea libre según lo dispone con de- masiada Jennralidad lu carta rtmdemeutál, aun eeretoredos del mal, nos«> han atre- vido i plantificar el remedio temporal qne tan fatal atraso demanda. Otros han idoptado el sistema de imponer patentas ú la destUnaton da slcoholca «le miel, fro- tas j araños, midiéndola capacidadde los alambiques, aunque asta medida pru- dente y racional bu producida la grita de algunos pocos laterosadOS en lu libre ía- bricadoo. Los decretos sobre patentes hon desaparecido pues, ántes que se notá- • 1 efecto «pie resultaba de su aplicación á la riqueza agr|colo, y ni los dueSos de haciendas de caña progresan notablemente ea los ramos de loa roñes, ni los pro- pietarioa de viñedos dejan de nadores de ron con el nombre de alcohol lejitimo «Je \¡úa. ganan vendiendo á cinco pesos SO artefacto mezclado con cal ú otros ingredientes, cuando el aguardiente «le uva no puede espenderse puro y sin pérdida a menos e adra lado, los xiíiedos de la costa, sin conseguir Inpjsii -. e-péndio, desaparecerán, destruyéndose una riqueza inmensa de mucho* millón, perdiéndose esos capitales, y aniquilándose el trauco recíproco, puesto que no e\i - - tirian valores con que permutar. Una lejislacion prudente no debe forzar los tá - renos a dar desventajosamente aquello de que no son susceptibles, dejando á eada localidad aquel jénero de industria que se halle en mas armonía con su clima, ante- cedentes agrícolas, situación topográfica y relaciones con los demás pueblos de su misma Nación o de las vecinas. CREIAMOS en virtud de lo espuesto, que el Gobierno se halla en el caso de proponer á la Jej.slaturu, [lo décimo* con Mar], una prohibición que pese sedan ln («urn a de roñes. Tampoco apetecemos que dicha prohibición sea interminut! sin«> temporal, para dar unza a que los viSadorosso rehagan, puedan cenvertir sus lili Mam en especulación distinta, ó establezcan la valiosa industria de mejorar str- vinos y presentarlos en buen estado al mercado interno y á los estraiios. Se po- dria señalar veinte o treinta años, ó mas. si ;,c tuviese por conveniente, para t]l cesara el veto, y durante esa época, los viñadores respirarían y se darían lugar pa- ra adoptar las medidas conducentes al alivio de su actual situación que es —Ida menos que desesperada. SI la pohibicioii absoluta no es posible,al menos es indispensable un establo- oimiento de moderadas patentes sobro los alambiques que destilan roñes de miel, granos, frotas J demás sustancias sacarinas. Tal medida, sino protejo abierta - mentó la propiedad territorial de mas valor eu el Perú, ni menos establece uncon- trapeso para las reatas y para que los sitiadores no se vean obligados á malbara- lear su.-- caldos. Pero aun en este caso, los especuladores que saben disfrazar la especie, dándola por lo que no es, deben ser multado» como se practica en Ingla- terra, doude por una acta del Parlamento que prohibe el fraude aun en el caso de mezclas, paga el contraventor una suma crecida desde decientas á quinientas libras esterlinas. QUIZA todavía s« juzgará que predicamos el monopolio en agricultura, «-•uando es monopolio en manos «le tantas y tan numerosas familias, y cuan- do os tan fácil ser admitido á su goce y lucro, si los puado haber en un ramo que ya no presenta sino atraso y desaliento. Para que no se crea que omitimos medios, indicaremos también el de la lejislacion local. Muchas Naciones y casi todas las europeas lo tienen adoptado. F.n ciertas pro\iurias meridionales de lu Francia no se permite introducir al consumo, roñes ó alcoholes de granos y frutas sin dere- chos municipales fuertes, y entro de las poblaciones valen los vinos mas caros que en los campos por el pteho de portada (or/roi) que grava sobre ellos. Bien pu- diera establecerse por analojui, una cosa semejante mitre nosotros, respecto al asunto de que habíamos. « ( *« ) EN Lima y el Norte «e fabrica el ron para emplearlo como combustible en los anafes y para «aportarlo en mas «i ménos cantidad. Su espendio aunque dafie algún tanto al aguardiente, no es en sumo grado, porque no se bebe, y los con- sumidores lo repugnan y solo lo toman en el último cuso ó cuando ya se hallan ituiv viciados. En el Sur, es muy diverso lo que pasa: allí se hace el ron en algu- ios huidos deeaMa para venderlo, no como combustible, pues jamas recibe ese destino, sino cc'nno bebida y con el nombre de aguardiente de uva. Nótese ade- mas para vergüenza nuestra y para toar palpable la incuria de los Gobiernos, que esioespéiulio es altamente dañoso a la «.alud publica y vamos ú manifestarlo lijero- nieilte. LOS que poseen conocimientos químico* y su aplicación ú las artes, saben M aa la destilación aV roñes,pueden pasar con el alcohol ciertos aceites esenciales i[ii«- s trabajos de las artes. Nuestros al- coholes de melasa (hablamos del Sur), se obtienen pues,félidos y de sabor agrio y m-a^radable, diafrai ando los fabricantes este defecto con laadicion de exhorbitan- tm eanstdad da cal y olios ingredientes ponzoñosos, ó con la ugregacion de aguar- diente tiojo «le uva en mas ó menos dosis. Bato es lo que varios estafadores im- pudentes que con justicia podríamos llamar envenenadores públicos, dan al ines- ■ rio consumidor por caldo de las mejoras bodegas ya bajo precio. Si no es posible, de consigincutc, prohibir enel Noria la elaboración de ro- aas, es de absoluta y perentoria necesidad practicarlo ato <■! Sur, so pena deruiua. de descontento y de graves \ funestas consecuencias, quo ni somos capaces de seña- lar ni queremos atrevernos á predecir. VAI.OU Ht'LATIVO I)L LOS HOM'S I il,l tKIIII MES. K\ I RJÉMOS abura en la evaluación aproximada de los alcoholes deuva y me- lasa con arreglo á nuestras circunstancias productoras. Nos coutraemos mas par- ! alármente a los vi>edos y cañaverales de lu costa meridional del Perú, es decir, a los departamentos de Moqucguu y Arequipa. Supongamos un fundo de viüa cu- ya \al«>r seu de diez mil pesos, el cual ofrezca el o por ciento de reula, es decir, (pimientos pesos, y de consiguiente quinientas botijas devino, medida de U á tío librea. El producto de las espresudas botijus es el de cien quintales: los gastos del cultivo desde la limpia de las malezas en el terreno, las podas, vendimias, dest.lu- pina), etc., se evalúan,término medio, en doscientos y cincuenta pesos, es decir que ei tenedor «leí tundo, si es propietario, necesita vender un quintal de aguardiente á -i .le pesos cuati o reales para sucai el .'i por ciento de producto neto de la heredad, ) »i es simple locador, lograr un precio mas subido, para que deducidos los costos anteriores, le quede algo en remuneración del tiempo y de la industria que ha em- pleado. FIJAXiO ya el hecho irrevocable y harto acreditado porta esperiencia que un '.atada no puede dar et i» por ciento de renta neta, siuu en el caso de es pen« terse el( M ) aguardiente á siete pesos cuatro reales, resulta, que enajenándose á cinco pesos co- mo en el día acontece, no producirá el Tundo mas que un tres y tercio (3 i¡3) por ciento, y que vendiéndose á cuatro pesos, como muchas veces sucede, apenas ren- dirá dos y dos tercios [2 2/5J por ciento, cuota indudablemente mus baja que 1.; reata délas tierras menos productivas del universo. Si ahora quitamos del inte- rés obtenido, la parte por muy pequeüa que sea, de la industria personal, ora peí tenezea al propietario que piulo entrega i-se ú otra empresa lucrativa, ora sea patri- monio de un industrioso labrador que .i esta oca pación se dedica para ■tiosaotareoo ella á su familia, se vera fácilmente cuan débil es el actual rendimiento de los viñedos. Por conclusión, no puede enajenarse en las haciendas del Sur, un quin- tal de aguardiente de diez y siete á diez y ocho grados aereométricos en nacaos de siete posos para lograr el ttpor ciento de reata rural, y cuando como hoy, se ba- con las ventas u placo pesos en el lugar do ia producción, el fundo anta ofrece ■>., u mas de un tres. Kijómonos en esta desfavorable hipótesis de cinco pesos ] pasé mos a ocupamos de ln lubrica de rafJW, ASEGURAR los elaboradores de ron que necesitan diez y seis arrobas «!• miel para obtener un quintal de aguardiente da veintiocho grados. .Nosotros va- mos mas lejos y coucedemos que sean indispensables veinte, que compradas da los iñudos de caria o capitalizadas, valdrán al precio de un real y medio, la cantidad de treinta reules. Agregúense diez reales en quintal por gastos de destilación, in- terés del capital de los alambiques etc. la que nos parece exesivo. % se tendrá ipje un «puntal de ron do n ~>',> grados cuesta cinco pesos y puede espenderse á seis Q sirte, dejando una gannneia de uno ó dos pesos en quintal, y por consecuencia un interés muy regularmente proporcionado al capital productor <• industria personal que s,e emplean en «'i artelacto. MAS en el Sur del Perú, no se arroja ol consumo el ron en la graduación de 28 á ~() grados, sino en la de I 7 á 18, y al nivel del aguardiente de uva. L'n quin- tal de ron de 50 grados, da cuantío monos dos quintales y medio de ron de di«v ocho grados, como cualquiera puedo verificarlo por una regla proporcional, ó'mas palmariamente en una balanza y un pesa licor. Hesulta pues, que dos quíntalas \ medio da ron de 47 á 18 grados valen cinco pesos, es decir, sjao cSMta qtiiatai cues- ta dos pesos, y con este vulor entra a combatir al alcohol do los viñedos en el mar cada, SACAMOS en claro que lodo lo que sea vender en el caso y lacaBdadeS que no» ocupan, ron «le 17 grados á mas de dos á tres pesos, es ganar y conseguir para el capital empleado, un interés que no bajará del diez por ciento y i¡uo Irá so- hieiulo en proporción, mientras que todo lo que scu vender aguardiente de uva á menos deoinoo pesos, es perder y lograr únicamente para el capital, que aquí < la propiedad territorial unida a los capitales «le cultivo y elaboruoi«>n, un lateros que solo sube al tres por ciento, que ¡lega al cinco vendú-ildo á siete pesos, y que ya en ailelante, lleva una progresión lenta, en comparación de la que afectaría á los roñes. ,-.Y qu«; remedio entre el principio j--neral de la libertad industrial y el inte- rés «|c ln ri.pieza agrícola? Los vifiedos del Sur valí n cuarenta millones y los lablecimientos para destilar roñes quiz.i no cuestan veinto rnil pesos. A mejor di- i atoe la mitad. ¿«Quemar las viñas y sembrar maíz \ papas? ti fund«> que vnh- mil no valdría diez. /.Vender aguardiente á dos y tres pesos quintal? No se cu- brirían ni los gastos del cultivo. Bata es un mal que dejaron los Españoles, pero quo no se puede destruir como el nudo que cortó Alejandro. La paz y el desaho- go progresivo de los agricultores lo remediarán, y de pronto, no encontramos na is alivio que una legislación local. No es pues es trafagante que los cultivadores de vifiedos en el Sur, reclameu para esas rejiones nna patente que pese sobre las destilaciones de alcohol de melasa y demás frutas, porque ella no hará mas que equilibrar el valor intrínseco de los diversos artefactos cebados al consumo. ¡NO es pequeña la consideración d>: que destruidas las vistea, se merme en .i'idad no despreciable la renta fiscal en el ramo de contribuciones. Algunos ;iiles desaparecerían del catastro rural en aquellos lugares, sin que los reempla- la miserable suma que rindiesen las manufacturas de ron. Esta considera- ción debe por lo tanto fijarlas miradas del lejislador y del Gobierni>. d'ALQIMEftA *luo sea la medida que se adopte para pOBOT uno valla pro- t i tara en 'sta importaute sección de nuestra agricultura, no creemos que redunde cu perjuici«> de los propietarios de natalverales. Lo caüa necesita cuando mas año y medio para producir, y el azúcar tiene sus mercados muy seguros y su espéiulio conocida. El ron solo es secundario. El caSaveral, aun cuando abundara en su- mo grado, puede ser fácilmente reemplazado por plantíos de. algodón, café, enana, BÜU, etc. pero destruir un viñedo que ha costado valiosas sumas el establecer, que lia priacipindo u fructificar á los och«> ó diez a.ios y que llega á su mejor rendi- miento despu-'s de veinte y cinco ó treinta, no es c«»sa por cierto muy sencilla. No abrigamos temores de quitina hacienda, cuya producción es el azúcar, desoparez- > i. peí o es seguro que no habrán viñas si nó se venden á precio cómodo los aguar- dientes. Pésense tan poderosas razones por los Congresos y los C¡obierui>s «Je la Nación; examínese la estadística fiuancial «le nuestras propiedades rurales; échese iioa mirada en el porvenir del pois que tiene que ser el gran depósito de vinos y . . hotos para muchos estados del Pacifico que no pueden producirlos,y se verá que es asunto vital el protejer lus vinas y no exponernos á que desaparezcan del catálo- go da nuestra agricultura. .NO es avanzado asegurar ademas, que la permitida destilación de roñes ea Ufl ataque no pequeüo á la propiedad. En materias de fábrica ▼ de consorcio, sirru- pre se dan moratorias á los que se hallan en posesión de esta ó aquella industria. Aun eu los reglamentos mercantiles, para hacer efectiva la alza de derechos, se li- jaa plazos convenientes para que las naves conductoras de los efectos pechados, tengan el tiempo suficiente para variar de rumbo, cambiar la naturaleza de los or ticuloe con que trafican, o especular mejor si los internan para no esperi mentar lu- >s quebrantos. Y lo que se hace en asunto «le tan lacil remedio ¿no se practicara por lo .pie dice referencia á la propiedad territorial? Los viñadores han creado con iiaciencia admirable sus heredades, han plantailo las vides en epoeas t tiempos «pie no ofrecían ton peligrosa concurrencia. La transformación <> es iin- iato <> no pandes** momentánea. Tiempo se requiere y con justicia se reclama. Si no se concede y desaparece el haber del ciudadano, la lejislneion y el lejislador »e convierten en violadores del mas santo de los derechos de la sociedad.( 34 VINOS. HEMOS ilicho que la prohibición protectora de los viñedos únicamente de- bia tütr temporal para no combatirlas Ideas del siglo en materia* de libertad in- dustrial. V en efecto, los hacendados que ya conocen por una esperiencia doloro- so, que sus productos se ven amenazados niortalmunte, tienen que empeñarse en convertir sus esfuerzos hacia otro lado. Qrie nuestros vinos son buenos coa - se pone cuidado en su elaboración, lo saben demasiado bien los intelijeules. vi presaste imprimimos tosca y costosamente los racimos, y depositamos el caldo que « . sulla en vasíjaaporosas de barro, sujetas por consiguiente ó la iaflaeocia admos- lérica.sio advertir que el aire que respiramos cselnjente maspoderoso de la acldi licaeioa (vinagrera,), Xo volvemos á cuidar mas del vi no hasta que lo échame alambique, y coa proceder tea imperfecto, Imposible es por cierto, cónseguii mas insignificante resultado favorable. ¡Cuan diferente es el método mareado por la práctica bien entendida, y cuantos los multiplicados cuidados que demanda la ela- boración de un buen vino de Burdeos, Jerez, Bforgosa, TChin, Oporto ó Champaña. La barrilería es la primera condición, y nuestros viñadores Carecen boy de ele- mentos para fabricarla en el país y de capitales para mercarla en el estertor ó en nuestro? puertos. La clarificación y remoción de un depósito á otro en ciertas épo- cas y estaciones, demanda mas duración que el de cosecha ú cosecha, y los atrasa- dos v¡fiadores no pueden rezagar por tanto tiempo el producto de las heredades, por la falta de Capiteles sobrantes para el cultivo ó para pagar la renta de las tier- ras. Carecen, en fin, de estos elementos y de loa conocimientos peculiares quede manda la fabricac ión artística de los vinos. ¿Y como lanzarse en ensayos costosos y en dispendiosas cspei ulaeioni ■. cuando el comercio estrauo conduce á nuestras playas vino barato y bastante re- gular, á la par de! artificial y venenoso que. vende á medio real la botella? Im- posible, lo repetiremos un millón de veces, que se abran nuevas fuentes ú la in- dustria agrícola, con esta desacordada liberalidad de permitir la introducción iT loa productos que la dallan. SI los viñadores tuviesen la certidumbre fie espondersus caldos con usnrii rado lucro durante algún tiempo, iniciarían la fabricación de vinos para el eonsu- m > nacional y para 'a esportacion. haciendo venir artistas tntelijentes que toñera- liüáren el arle, ó estudiando ellos mismos, guiados por la esperiencia y bueuas doctrinas. >'o es nuestro ánimo presentar aquí lecciones de química aplicada, y :-olo decir, que la cosa es tan realizable, que ya tenemos eu el pais, ciudadanos que protejen » practican ese rumo importante *; que basta los mismos extran El Sr. D. Domingo Eiias ha dado á conocer en mayor escala, que la con- f-> < ion de buenos finos de mesa, no es un problema imajinar to, pidiendo todos tos afiles al estertor para sus fábricas y peinando inlelijcntcs <¡ue se ocupen de este objeto. Esperamos que este Sr. n<> tlcsma) ará en ¿u empresa y deseamos '•que tenga, por e¡ liten de (os viñedos, muchos y felices itnitaiiorcs. i.os t inos conocidos con «t nom- l.re dst empresario, son ya bastante buenas, su consumo se vd propagando SSSfM* botamente,y estos licores son susceptibles de mucha mcjora,q' la darán la esperiencia y ¡■i práctica de algunos años. \osotrns hemns rtariftcadn i-inosdcl t itile de Signas gut ño de*maraes* en calidad ú los del Ithin, Macón y Chablis; y gustado otros de JMsfttS- gua. Maga y i'iloi que van muy de cerca a! Jares, Málaga y Pedro Júnese*. jeros beben nuestros vinos con placer después de clarificarlos, conservarlos, ha- cerlos navegar ele. y que por ultimo, nuestros terrenos dan jugo de uva en abun- dancia para vinos muy esquisitos. TOCA, pues al Gobierno alentar esta industria con todas sus fuerzas, la- cilitendo los medios conducentes para que los viñadores adquiernu algún sobraute de capitules que poder emplear en ella, levantando trubus que atajea esta elabora- ron v ofreciendo premios adecuados, de lo que nMS particularmente hablaremos ■ i o. uparnos de las recompensas como medio protector de la riqueza aerícola. ES tanto mas doloroso que no sepamos cuidar y beneficiar los vinos nacio- nales, cuanto que cousumimos por. vinos extranjeros, producciones artificiales que toé) poco provechosas para la salud. La mayor parte de los vinos de ««porto y Madera so espendeu ou Inglaterra y otras Naciones déla Europa septentrional, v«o- Boaee aquí licores de ese nombre, hechos eu fabricas de la Crau-Urotalia; y pol- io tocante al vino que comunmente se Huma Iturdeos, bien sabe Oíos cuan iiupor- taste es la parle que en ese mosto artificial, reclaman los palos de Campeche, Bra- * otras sustancias asi vejetales como minerales. axúcaas*. YA hemos enunciado que en igual paralelo de importancia que los viñedos, hallan los cañaverales.siendo evidente que destruida su esclavatura por la guerra de la Independencia y por una lejislacion imprudente y puco reüexivu, el atraso «ai pie yacen, reeluma la protección mas eficaz.. No abrigamos el temor emitido por alguuos.de que lleguen á faltar mercados en el mundo para la vasta «le los azucares peruanos. Aparte de Chile y Boliiiu, senos ofrece boy el de lu Grun-fiivtoiia \ al consumo iut«jriur. Pero escaseamlo los basaos esclavos, se. hace mus cosl«>so el trabajo cou manos libres y por ello se debe propenderá que el cultivo sea mas económico en ios campos, aplicando los arados de vapor, las carretas pora la conducción de la caña hasta el injenio ó lugar déla molienda, las buenas ruedas hidráulicas quo remplacen a los bueyes y caballos donde la natefSSSM ó <•! arto •ién lugar al establecimiento de cómodos heridos; los máquinas de vapor, y por ultimo, adoptando todos aquellos procedimientos que en el «lia se emplean para eonseguir el fruto cu mayor cautidad y al menor costo que posible sea. E.N la elaboración del a/ucar, nos parece oportuno indicar quo se podrían introducir algunas moilitieaeiones en ¡os métodos que hoy se usan. Con clarili- El establecimiento de laboratorios para la clarificación, cuidado y con- fección de vinos capw es de venderse á buen précio en el interior y para fuera, ar- rastraría consigo otras fábricas que le son ane.vas é indispensables. Se necesitan UtNdsnsS competentes de t'arr'lcs y de botellas, dos iiut.tsirias que antes tic mucho pt.eden aclimatarse, ya por no carecer nosotros de tas materias primeras que se ne- oatffss, como porque también las podemos importar libres de derechos. Las duelas de 'os Estados-Luidos y los circuios de fierro de, Inglaterra ayudarían batíante. /.a fábrica de. botellería gruesa para los vinos es sencilla y de fácil fundación «ti cual- quiera parte, pues abundan las sustancias que loe constituyen.( 56 ) cañones mejor entendidas, con hornos mejor construidos para ahorrar ei com- bustible, y con una división mas arreglada del trabajo en el campo y en la oficina, a lograrían cuantiosas ventajas en la fabricación de nuestros azúcares. NO siendo nuestro objeto, en el presente escrito, entrar en Jos detalles que )< n ¿i conocer las reglas mas adecuadas para cada clase de agricultura, solo indi- camos muy por encima aquello que serla realizable, sin detenernos en oopiot pormenores que nos desviarían completamente del propósito á que nos hemos le gado. IUüM r n IMBIt CONTINUANDO la enumeración de artículos que deben prohibirse como dallos OS á la agricultura nacional, entendemos que en el Sur > aun parte del Nor- te d>. la República, no oí cuerdo el permiso que se ha «lado para el espundio, aun- que gravado, de toe trigos y harinas extranjeros. I\i el Departamento de Are- quipa se producen granos para el eOMUH de esos moradores, y para llevarlos á los lado, las ceméntelas del Departamento del Cuzco SUCeptibtee "de bastan- te acrecentamiento, abastecen muchas localidades del Colino y quedan BOta- bietnente perjudicadas por el diverso rumbo que'so ven obligadas á tomar la^ harinas de la costa, que DO piuliendo venderse por la competencia en Hoque gua, Tacna y Taiapacá. son llevadas á Puno por los especuladores. AL hablar de los granos que brotan y se rceojen en la eampifia de Arequi- pa, no será fuera del caso obser\ar, que para su IrsasforatacJoU en harina, pagan un impuesto local y cxepcional que se denomina contribución de molinos, y ei. JTO monto asciende i atoa mil pesos animales. Solo ha podido tolerarse este im- puesto municipal, con la esperanza hasta la techa burlada, de que esa renta se invertirla en objetos de beneficencia pública SÍU ingresar al tesoro, edfirtiendu que igual abuso íen otros ramos!, se practica en casi todos los Depártame u. lo que ya ha dado lugar á que se emitan iniciativas de ley por varios represen- tantes. Nosotros DO opinamos en verdad, por la supresión de tal derecho y mas bien por una i egulacíon diversa gravando en mayor escala el ntais > alij rendo la carga sobra el trigo; pero deseamos que los establecimientos de benefi- cencia, las obras públicas, los colejios y las escuelas sean acudidas con esa renta que es eselusivamente pagada por el pueblo ArcquipeftOÍ y que pues pertenecí si pueblo no es justo se-le defraude como hasta aquí. QUIZA fuera del lugar en que nos proponcm»m decir sigo sobre loa impues- tos agrícolas, hemos tocado esta materia, para apuntar que á nuestro juicio, deberían las harinas que se envían de Arequipa ú los Departamentos de Moque- gua y Puno, recibir una prima de esportacioa, igual a la ¡ana satisfacen ul UBI tador del ramo de molinos. De este modo se alentaría á loa especuladores pa- ra que no abandonasen este tráfico útil y recibirían el beneficio los consumi- dores, mercando la harina mas barata de todo el valor de la prima recibida por el introductor. SI algún día, como es nuestro mas ardiente anhele», se establecen buques in> - ñores de vapor para el eibotaje o para correos, la ruta de las harinas para Tacna y Ta ra paca, se marcara por el puerto de Islay con prontitud y economía. A. pe- sar de lo dilatado que son las subidas en buques de vela, los huaneros condu- cen alfalfa seca y otros artículos de lslay á Iquiquc y Pabellón. Actualmente se ha fabricado en Tnlcahuano una embarcación cuadrilonga bajo la dirección de Mr. Peaeock, la que por medio de ruedas laterales movidas por caballos, navega :icrfeet-«nicnte sin velas y puede atravesar las distancias á la manera de un vapor. El acuario fabricado con un capital, resultado de acciones de \arios socios, trans- portará senianalmente, setecientos ó mas barriles de agua en cada travesía de A- ricu a lquique, para las necesidades de este último puerto. L'n camino carril formado á poca costa, y algunas embarcaciones análogas al acuario, son cosas de no muy difícil ejecución para llevar de lslay y otros puertos á lquique. azucares, .¡imardientcs, alfalfas, harinas, aceites, frutas, maiz y muchas otras especies para el consumo de esa provincia. FRUTOS CLTOCCLini) OEUE FOME.NTARSE. Mb'RECEN el especial fomento del Gobierno, aquellos agricultores que se lan- jau atrevidos en sendas poco trilladas para lograr el aumento de frutos aun poco llna—llnS entre nosotros ó que se intentan establecer. Ocupa el primer lugar el algodón. iLGCliO.\. ESTA planta es sumamente aparente para nuestra costa y será siempre cor- la la cautidad que de ella se recoja, puesto que, ó podemos vender en mercados cómodos el algodón despepitado, ó emplearlo en fabricas nacionales. El clima es sumamente benigno, y poco propenso a bruscas variaciones de temperatura y a hi ladas que inutilizan la cosecha; no se esperimentan los fuertes huracanes y las crecidas Hutías que. en las Antillas, en lo ¿Sueva Orl.ans, cu Méjico y en o tras localidades, ofrecen graves riesgos al cultivador do este arbusto precioso. Nuestro algodón es de superior calillad y SOk>inferiora!de las Islas; las cosechas son dos y hasta tres en el alio; no exije mucha ugua y se pueden aprovechar ter- renos no adecuados para otra clase do plantacioues. EL pais mas productes1 de algodón es sin duda el de bis Estados Unidos, y allí se esperimentan crueles vicisitudes en la producción. Solo la Luisiana pol- lina avenida del Missisipi, perdió ciento cuarenta mil pacas ó mas de un millón Je pesos en un anafe fuera de triple cantidad, importante de los capitales agrícolas .¡estillados á esas empresas. Varias otras repones delnl/nion, sufrieron descalabros málogos, que por muy jiganlesco que sea el rendimiento en algodones, ¡no de- jan de influir en la alza n. Santa Ana y Echáratc. Obstáculos y tropiezos gravan se presentan al espíritu de empresa COSqneme, que solo el Gobierno es capaz de remediar. El Cuzco re- clama y con justicia, la apertura tic caminos cómodos a sus valles, los que aho- ra n<> son mas que peligrosos despeñaderos. El Cuzco pide que se proteja al PaciÉOO hacendado con la fácil adquisición de brazos y que se le liberte de |riesgos mullientes que á cada instante lo rodean, resultantes de la brusca irrupción de los salvajes. Equitativo y altamente provechoso á la industria agrícola de la Kepiibliea, r-, atenderá los fundados reclamos tic esos honrados habitantes, facilitándoles todos los medios para llevar a colmo lo que- ahora no es mas que conjunto de lau- «labics ensayos. A la vuelta de muy pocos años seriamos consumidores de uno de los mas agradables cacaos americanos, y mejorados los caminos, tendríamos sobrantes para ofrecer carena los boqpSSe peninsulares que bajan basta Guayaquil en busca de este artículo y que Ucvun.in entonces el exesó del nuestro, como parte de su cargamento de retorno. COCA. DECIMOS igual cosa de la coca, del algodón—seda y varías otras sustancias preciosas que brotan en esos vastos y hermosos valles; la coca como articulo ali- menticio para los indijenas, las demás especies como caudal parn aumentar nues- tras estracciones. 1 .n coca peruana es harto cupáz de ser mejorada por el cultivo v necesita alentarse, libertándola de pechos y gravámenes como cuerdamente se !i;¡ propuesto en el seso de la dejislntura. AQUI es del caso ampliar algún tanto lo que dijimos acerca de la colonización ' "avilas y de las orillas de los rios Huallaga y Hcayuli, indicando que un sis- tema análogo, plantificado en el Departamento del Cuzco y en el de Vyacucho, uni- ría todos estos puntos diversos de nuestras montosas' El espíritu de empresa y i. ardar eranjélico de los apostólicos misioneros, pueden obrar prodijios, pues la b cristiuna cuando es pura, sincera y exaltada, lo mismo que el interés iudivi • 'nal, forman dos palancas las mas poderosas, para la civilización, progreso y ri- queza de las' naciones. TOSCO), FS entre nosotros muy jeneral el uso del tabaco, consumiéndolo en abun-(*° ) dante dosis, del que nos viene de la Habana ó de los Estados Unidos meridionales. Se produce igualmente en el pais; y en el Norte, hay provincias que con él, acos- tumbran pagar la contribución. El Bracamom y el Saña forman dos especies do tabaco, cayo aumento podría acrecentar suficientemente, si los agricultores so o- ouparou de los medios a propósito para ampliar las plantaciones y modificar la es- pecie. No pretendemos por cierto que los terrenos peruanos arrojen planta t >n esquisita y aromática como el tabaco, harto conocido por los intelijeatcs, de la Vuelta de abajo-, pero juzgamos prudentemente que almacigos de selectas semillas que no seria difícil conseguir mejorarían notablemente el fruto entre nosotros. LA República de Chile tiene estancados varios artículos que le han producid» en *l último añojeconómico, un ingreso nnnual de cerca de seiscientos mil ps.. pu- diéndose aplicar euatrocii'ntosmil al /abaco. La mayor parte del quesü gasta en ese pala es peruano, y sabemos que una respetable casa de la Libertad es la empresario SO) este negociado. Rebájense las utilidades del tesoro chileno y siempre quedará un crecido valoren favor del trauco nacional. LA cuestión del estanco ocasiona en el seno de la lejislatura de Chile sérios de bates, y j la verdad que ya habría sido suprimido, si pudiera reemplazarse el dé- ficit en la renta, con €>tro impuesto indirecto monos impopular. En el Perú se lia propalado que seria útil el restablecimiento del Estanco. No admitimos este modo de pensar, por que manejadas las rentas con relijiosidad y delicadeza, nos sobra- rán ingresos, sin ocurrir al medio odioso de los estancos Je este linaje, y por que este monopolio M favor del Estado, obligando á los labradores á venderle « I fruto, no los alentaría para avanzar en el cultivo, que es n lo que debe lad<;irsela consideración paternal del Gobierno, en todas aquellas empresas que aun se enu- meran en la infancia de la imperfecta industria nacional. Libre el plantío del tabü co indijena. y libre su venta, se formará con el tiempo nna hermosa sección de riqueza agrícola. <:\sc amluí. EL< Perú % Bolivia pueden decirse los cscltisivos productores de In cascarilla, especie valiosa y de tan útiles aplicaciones en la medicina, en las oioiicius y cnlas artes. Su esportacion de nuestras montaNas de Cara baya y Pclechueo en el Sur, es difícil y escasa ai present**. por que la fragosidaJ de los caminos hasta el labio de los valles donde crece, es penosa en parles, y en el resto no existe. No abátanla y á pesar de los crecidos impedimentos topográficos, el espíritu nacional do em p res», se ha lanzado á esas rejiones solitarias y silvestres en busca de la preciosa corte- za, saeaodooe algunos cientos de (púntales. El. aSo pasado se formó una sociedad por acciones para abrir un camino i las montañas de GaroMya con el especial objeto de obtener quinas para esportacion. Los intefOOOl indiv iduales, parece que aun no hiiu logrado aunarse, porque las di- siJencias políticas hnu venido ú echar en medio su maléfico inliujo. De npei> C6I es,que el'Gobíerno examine éste negocio con detención, imparcialidad y madurez, que convide n los empresarios de los dos bandos para que sacrifiquen su mutua animosidad; qué encabece con su apoyo y protección una vasta sociedad de casca- rillas; que facilite j la compañía que se forme, cuantos medios estén á su alean- para «pie so trabaje activamente el caminoy por linque su realización se verifique cuanto mas autos. ( "M ) TENEMOS entendido que algunos empresarios se figuran no ser posible el fe- liz resultado de la especulación sin el conveniente recargo de las quinas bolivianas por derecho de tránsito. Consideramos éste temor algo infundado, y creemos que ■lesde que el Gobierno preste una cooperación activa ú las labores de la compañía para la apertura del camino y para couseguir trabajadores á jornal moderado en el acopio de las cascarillas, no habrá urjente necesidad de recargar sobremanera las cskOariikM limítrofes, cuya extracción debemos protejor a todo trance por nuestros (.líci tos, para realizar y mantener tratados constantes y mutuamente ventajosos ib' tráfico entre el Peni y Bolivia. l uido por otra parte el camino de Puno á Cara- baya y Pelechueo con una linea de comunicación mas cómoda de esa ciudad á las «ir Arequipa y Tacna para el transporte de nuestras materias esportahles del interior bástala costa, disminuiría much<> el precio del carguío que es lo que hace subir el valor d«' las quinas peruanas y las impide presenlarse á competir ventajosamente < n el mercado. SE abriga igualmente el recelo de que nuestras quinas no sean tan de buena aii'lad como la calisaya boliviana. No lo pensamos asi, pues ademas que las re- no han sido todavía muy numerosas para establecer una constante y des- ventajosa diferencia, el ensayo bocho no ha tlejado de ser satisfactorio. De otro lado, la montaña que produce ambas cortezas se halla bajo las mismas circunstan- cias y córrelas mismas latitudes, no existiendo razón alguna que indique doome •ora cu la del Peni, y mas bien extracción de exelento quina, tan pronto como sea posible fundar establecimientos permanentes, internándose algo mas en la fragosa -olva. DECIMOS otro tanto con respecto á las cascarillus que sea dable extraer de Chachapoyas y Mayuas. Es verdad que la quina colombiana no merece el mejor a- preeio en los laboratorios europeos, siendo su calidad muy inferior á la nuestru, y tiendo ésto quiaá, también un motivo parasopotii' que Jas montañas ■rlfintrionolrs del Perú no ofrecerán quina aparente paro la industria. Pero aparte de que espe- ri mantos variudos asignan un lugar pretor ente á las Últimas, sobre las del centro de Colombia, que no deja de ser importante, es de concebirse quw marchando al E. y S. E., mejore la familia, y ofrezca cascarilla que presente mas cuenta al especula- dor. Igual razonamiento puede aplicarse a los domas bosques que lindan con otros depártanlas toa del interior. Sll.l-VVTK IIF. QIIMV4. SABIDO es que entre las diversas aplicaciones tic la cascarilla, se encuentre omo la principal y mus importante, la estraecion di. la y omina, base ú oxido ve- t.tl xinio se denomina en la nomenclatura química. I nido ésto estrado con el .icido sulfúrico ó aceito de vitriolo, constituye la sal llamada suifote <1> quinina, que es el monodia HBágno pora todo linage de liebres intermiten tes y otras varias enfer- medades. Por supuesto que la quinina ocupa un volúincn infinitamente reducido, si so compara con el do la corteza que la ha proporcionado por medio de algunas presaraciones. HEMOS entrado en ésta lijera esplicacion para indicar cuan útil seria que se fomentase en H Peni, la fabricación de sulfate de quinina. Todos los elementos pa- ra ello, pueden conseguirse en el pais, ó hacerse venir fácilmente del extranjero() los que taifa. ^MMfflo* la sustancia madre para al artefacto, «val ea ta cascari- lla; y para la confección del ácido sulfúrico, nada mn ae requipe que el azufro \ el nitro que abundan en nuesti-o suelo, las plancha» de plomo y las vasijas de con- ceBtracion de vidrio ó mejor de platina que podemos hacer venir de Europa. LLAMAMOS la atención del Gobierno y do los particulares industriosos, sobro éste ramo de fabricación que es susceptible de proporcionar grandes utilidades á los empresarios. No es lo mismo llenar las bodegas de los buques con centenar» s r|. toneladas de una corteza pesada que tanto ba costado transportar basta el pu<-rio, y que no costara menos llevar ú lejanas rejionos, para que allí se le extraiga la ■ sima parte d«i sustancia útil, que colocar ou un rincou de las embarcaciones alannoi pocos cajones de sal d<^ quina que equivalgan al mas copioso y abultado de los cu- ga raen tos. Fíjele bien la consideración en »-slo, y se vera que si alguna cosa me- rece en el pais estímulos, recompensas y privilejios esdusivos, es sin duda la elabo- racion de las sales de quina. 1>ESGRACL\D\MENTL se biao ja en Bolivia un ensuvo une no produjo Uaná joros resultado-,. Un activo f zeloso empresario iudustriul, el Sr. Villamil de la I'az, alucinado por un medico extranjero, le eonlio capitales creyéndolo suficiente- mente amaestrado un este ramo de fábrica. No era asi por cierto, \ el i>oclor gus- tó muchos miles sin llegar á obtener el sulfate, sacando únicamente una sustancia informe que lo contenía y que en ese estado siempre tuvo valor, pues se vendió < n i -1 i i - Kl Doctor no poseía muchos conocimientos en la química vejetál, y en el tiempo que hablamos, no era aun muy difundida la elaboración de la quina, por - secreto privilejiado del Dr. Peí tetan que había obtenido patente del Gobierno fran- cés. Hoy las cosas han cambiado; la materia es harto conocida, ya poea OOata - haría venir de Francia ó Alemania, fabricantes expertos é iaÉetitonaaa que dirijie- sen con mucho provecho los establecimientos que se fundaran. < V\",VJ>J.HÍA. LA industrio pastoril se halla tau estrechamente ligada con la agricultura, que es conveniente que entremos aquí en algunas investigaciones relativamente a la primera. focas naciones son tan favorecidas como el Perú paro la cria de gana- dos, pues la constitución montaiiosa de sus terrenos es muy aparente, por la uLuir- dancia de sus praderas naturales, pura conseguir este objeto. lluy aleo mas: po- seamos animales que no se ven en otra porte del Continente Americano y por su- ¡•u«»sto en ninguna otra cordillera de igual o diversa latitud como los montos del Thibct, los Noruegos ó los ürnlos. La vicutia y sobro todo las alpacas son pecu- liares de nuestras serrmias. oontribuycnd'; sus lanas a formar en las raanuf.ieti.r trasatlánticas tejidos hermosos y de costo, á ir par (pie finos y do abrigo. hanav aa < vr.m so. EN el Collado, en las Punas de Junin, Libertad, Ayaciicho, Arequipa. Au- cach y Cuzco, apaeeaten crecidos reba>os de comeros, espueslos constuntenienl á la intenupérie, á las lluvias yá todos los contrastes iuiajinahles, nacidos del esta- do de cuasi naturaleza. No conocemos un sistema no solo racional, pero ni aun •n embrión, de rediles tachados, que eviten la mortalidad de los animales, dismi- nuyan el deterioro en las pariciones y mantengan la lana limpia en el cuerpo dol ( 45 ) animal. Tampoco cuidamos de «ruñar las tanas, bien ana entra las diversas rasas peruanas que poseemos, bien sea coa las da merino qne no nos apresuramos en iun—flall i aclimatar y conservar. LA guerra de la Independencia y la civil, contribuyendo no poco á disminuir el capital délas estancias, ha ahuyentado á los propietarios saqueados por la uesen- ¡ reliada soldadesca y los ha desalentado para introducir mejoras saludables en »-í pastoreo. Se contentan los hacendados con marchar con el día, ó entregan sus fundos á locadores, cuyo objeto no es adelantar las posesiones, sino sacar el cr- renriamicnlo y la mayor utilidad que posible sea en cuenta de su industrio perso- nal. A pesar de tan aflictivo atraso, no deja do sor ya tanto on el Norte romo en el Sur. (!«■ considerable magnitud el comercio de lanas para la esportacion. C*ui- /.i no baja ó tal vez su he de quinientos mil pesos el monto de valores en lana de carnero pie se . -trae por los diversos puertos de la Itepublicu. Pero muestra lana no c* de la mejor calidad, y siempre aparece vendida á bajo precio on los gruudcs mercados de Londres y Liverpool. [ESTA fuera de toda duda que con ulgun fomento de paric del Gobierno, y con un poco de anidado por el lado de los hacendados, se lograrían productos que irían muy da carea en ventaja con las lunas sajonas y españolas. Nosotros hemos visto ,.\ejas madres déla provincia de Curabaya y do otras del Departamento de Puno, cara lana no coda en finura ;"É«sildlhlad i la de un buen merino. Y sin eanhorno1, ene animal rio se cuida 6 so maneja con la rusticidad mus indecible siendo unieu- ■ .■ nt. e-la buena lana, producto espontáneo de la naturaleza. Siesta lana y otras análogas «pie existen por lodo el ámbito de la República se beneficiasen como cor- responde, si se cruzasen las castas y se introdujesen algunos millares de comeros merinos paro la procreación, nada tendríamos que desear (1). If ftJMK ingnora que la Lspaíiu es una de las mas antiguas naciones en la produc- ción de lanas tle merino. La Sajorna y lu lugiuterra le igualan ó mas bien le sobre- •'.:jan, ad\irtiendoso que la primera solo cuenta pocos uño» de extraordinaria pros- peridad pastoril, habiendo aumentado prodijiosatnenh sus internaciones en las is- las británicas. Según algunos datos estadísticos que tenemos ala vista, extracta- dos de una revista industrial iuglesa, aparece que |a tanu-sajona llevada en 1812a InslaU-rra en cantidad de dos docenas y media de libras, se aproximaba en 184-0 á lauy cerca de treinta millones. PERO eu el Reino Unido, en Sajonia y otros países, donde la industria esconsi- .1' i-oda on lo que vale, se fomenta altamente- la cria de gauudoj, asignándose a bis propietarios de rábanos, recompensas adecuadas y repetidas, soguu los felices nsul- (I) Se ha yríwf jjñfídnr d introducir >/ particularmente en el Sur de ta fítpúhlir.a, nltjuna futilidad de tnerinoi, consiy,miudose unu irej'/ra conocida de lanas en varias ' acietuLuscomo tai de los SS. Humana, Campos, San Román, yuñez'j otros del departa- •¡■u de Puno. Desgraciadamente ésos animales fueron imj.artadorcs de una platja '!t piojos que eontrtfmyc u la mortandad. Los ganaderos tratan fie combatirla con • 'O tos antídotos, qne de anhelar es, surtan un faeorable resultado.todos que llegan á conseguir. Igual procedimiento y nada mas, reclamamos del jejislador peruano, para que nuestro mercado de lanas sea con el tiempo tan im- portante y productivo como los mejore» del Mundo, asi como también para que las lanas, mejoradas en mucho por los dueños de fincas en el interior, sean sueepti- bles de adquirir un precio lucrativo en los mercados. LA> AS I»E ALPACi V DE VICUÑA. PERO en lo que podemos ser productores cuasi esclusaos y sin competencia ea el universo, es en las Jnnas de alpaca. No data de diez aSos el onjen de la eapor- tacion que principió por 60quintales mas ó menos, embarcados en Islay, hasta muy cerca de veinte mil que es hoy el cálculo aproximado, según noticias que han tenido a bien comunicarnos los especuladores de este articulo. Fue el orijen nada masque un ensavo, que no dejó de encontrar graves dificultades, pues los fabricantes inglesa si podían tejerla con iácilidad, no descubrían adecuados ntordentes para lijar los di- versos tintos, que dieran el vistoso lustre que naturalmente toma esta lana, y lav variadas labores que reclaman el capricho y la moda. Hoy ya no es un probln.i tan útil ensayo, y la alpaca figura en las manufacturas inglesas para tejidos de lujo, de abrigo y demás, habiéndose mejorado su precio desda diez, doce y ea toree pe- an* que tuvo al principio, hasta el de veinte y ocho, treinta ó mas que mantiene en la actualidad. SUCEDE ea cuanto á la lana de alpaca, cosa semejante a laque acontece con r especto n lo de carnero, pero en nayas? proporción, asi por la ignorancia y poco a p tal tic los ganaderos que son los indijenas, cuanto por lo muy moderno de la indua- tria. Habitante de colinas frías y elevadas de nuestros Andes, la alpaca en esas re- jiooes -solitarias se entrega pacifica á la perfecta domestieid id, y aunque hija lejíUma de la independencia v libertad que dicen tan bien con el aire puro y lijero que res- pira, seria aoeeptibie de paalmi ea rabaAos mas m etodizados sin que padeciese su constitución física, y mejorando en sumo grado ia especie. >*osotros, reflexio- nando por analogía, juzgamos que se podría conseguir producto de mas esquisiia ca- lidad; pero aun en el estado de dejación en que hoy se mantienen éítos cuadrúpe- dos, bien podran Jograi s<-adelantamientos positivos en la calidad de las 'lanas, cru- zándolas para obtener los colores mas preferibles, proporcionándoles refugio* par;» cuando pretieran guarecerse de las crueles tempestades de la cordillera, y adoptan- do, en fin, todas aquellas medidas sagaces y prudentes, que dicte laespcrieneiu y i I arte precioso, y hasta ahora muy poco estudiado entre nosotros, de la ganadería. ASI cernióla madre patria fué en época mrts dichosa, la tenedora encinal va de jas lanas de merino, asi nosotros hemos sido hasta la fecha los únicos poseedor; - de la alpaca. Pero las guerras y continuas oseiliaciones políticas de ¡a Península, cansando ladecadeneia de esa industria, la trasplantaron al fondode la Alemania don- de tan felizmente se halla en el dia aclimatada. Suerte parecida nos amanaría, poei entregarlos al desenfreno de nuestras discordias, muy poco hemos atendido a !.' bienandanza déla industria nacional. Especuladores extranjeros, conocedores del mérito positivo de las alpacas, las han conducido hasta las montosas déla Escocia, y han existido algunos peruanos que. guiados por el mezquino interés de una corla ■anuncia, las vendieran vivas para la eeportacioo, hollándose igualmente emplead - (pagados por la República , que vieran embarcar con sangre fría, esos animales que llevaban consigo el jermen de una cómpétencia desventajosa. Por Islay y Arica se ( *B ) han embareado desde 1840 "y particulannenttenlaj*, muchas alpacas, que según noticias recientes, han procreado ya en los montea de la antigua Celedonia, merced al infatigable zelo y actividad de los ganaderos británicos. No sabemos que nin- _iiu Gobierno haya preguntado la causa de estos manejos tan sumamente daÑosos á la riqueza nocional. ' El mal está hecho y no queda otro remedio que evitar el pje para lo futuro se repitan esos que prudentemente llamaremos desacuerdos, poí- no bautizarlos con el feo nombre de atentados. Quizá b>s mismos vendedores ig- noraban el destino que debían recibir loa animales enajenados, y solo tan crasa ig- nornneia, atenuará de alguna manera el notable perjuicio que han irrogado al país y asi mismos. Dictar debe el Gobierno medidas muy sevéras para que no se repitan encanan análogas, pues todavía ce» es cosa positiva y bien demostrada, que la especie un subió i creta para que no se mataran estos cuadrúpedos, tomándolos vivos y volviendo- loa á soltar después de trasquilados. ¡Sabe Dios que no hemos wielto ú recordar disposición tan benéfica, y que m aun tettetUroaaiquiera'presentes}las penas que deben ¡nilijíree á los contraventores de esa ley! Todo lo miramos con desprecio, sin pen- sar que somos responsables a nuestros hijos y descendientes por la incúria que for- ma nuestro patrimonio predilecto 1 SIENDO la naturaleza de las vicuñas cuasi salvaje, no es fácil domesticarlas é imposible apacentarlas en rebajos, así es que desde época inmemorial, existia en ■■: (i lis lo que ios indios llaman ci e/fio» y Mgpi delae vicuña* vivan para la traaejoMa- dura. Formado un gran parapeto ó corralón, aniní cimillo de considerable esten- ■»ion, los caradores desplegaban una cuerda en figura angular y euya abertura i nal» prendiese el espacio dilatado déla enseria. Colgaban del jiganteseo cordón, inul- titnd de retazos de tejidos de color diverso, que movidos por la brisa ó la continua oscilación, ahuyentaban al tímido animal, haciéndolo refluir hacia el centro. Acor- tadn gradualmente el espacio. las vienSaa ingresaban por fin al lugar apetecido en el centro del parapeto, y eran allí tomaina, Cllraida «n lana y devuelta su liber- tad. DE \einte Bltoa á esta parto se mata sin reporo las vicuñas, por quitarles el cue- ro f Venderlo, lo que ha hecho disminuir esta preciosa raza. Creemos muy opor- tuno indicar, que el Gobierno debería ordenar a los Prefectos y Sub-prefectos, 'rajo penas muy severas, el que no se. destruyesen éstos cuadrúpedos, facilitando úni- camente todo lo preciso pora la caza de vicuñas vivan. NO tan solo es elaborada la "laua de alpaca, haciéndose una entendida separa- ción de calidades y colores por los fabricantes europeos, sino que la misma llama ofrece ya uu producto par* telares. Tejidos burdos se manufacturan de esta ma- Vria que principia a extraerse, y que naturalmente aumentará en lo sucesivo. Nos parece que siendo la llama y la alpaca pertenecientes ú la misma familie, sucep- 12Ufete m|b primen de gtt^ffiSgrrito e« la mejor» de «W tana: el tiempo ayudad, por premios qae se concedan á 1o* pastores, ta dará de calidad muy superior á l. que ahora poseemos. FN la época del coloniaje, prosperaban en el país algunos telares que hoy han desaparecido del todo. Aunque en corla escala y con procedimientos mecánicos bás- tanle imperfectos, el bayetón del Cu/.eo constituía un ramo de no pequeso tráfico llevándose á otras provincias y muy especialmente á las del Alto Perú. Wo ca i SCI nal desear en la aetualidnd. que rcnuiran esos talleres organizados en tal salado de atraso, y si mas bien anhelar, que fundemos algunas fábricas de paNCfi entrefinos, haciendo venir de Furopa ó de los Fstndos Unidos, telares OOfl finidos según los principios mas recientes y económicos que suminis(ra la nae- canica aplicada ¡i las manufacturas. Tenemos muy eerca mi ejemplo laudabt'- i■:, Botivia, donde no ha mucho qoe se ha cimentado en la ciudad de la l*a¿, una her- mosa fabrica para panos y otroejtejldos de lana, sombreros, etc. [M MBpiCSurioa v el injeniero director son ingleses y bolivianos, pero los mas 4b los efe re ros i :, del pais, existiendo en la fabrica, mullid,i i de jóvenes aprendices, que á radia di pocos a nos se convertirán en artesanos intelijentes. IS'o exijimos grandes empre- sas ni esfuerzos impracticables, mas por algo se ha de principiar y rio siempre he- mos de permanecer condenados al mas tatrecho pupilaje en lodos los ramos. JUBON, Puno, Lib. rtad. Cuzco; Avacucho y Aneach. son lugares para planti- licar en cualquiera de eltOS una fabrica. V si aten los procedimientos de la nwim- factiiu en grande escala y la estremada división del trabajo, nos aventajan ¡ la fabricación. el Menorearta á que adquirir pmlstlW las materias primeras, es bastante compensativo para que no sea perjudicado el consumidor. Una ve/ ini- ciada la empresa y sistemado el trabajo, se irá logrando economías progresivas, nuestros artesanos principiaran á conocer- estas hermosas ocup■leioiies, y so habrá echado la primera piedra !!'.< >S creemos que si basta lab-cha no se han introducido algunas refor- mas útiles en la elaboración del ni trate di' sosa por ignorancia ó incuria, no debe desatenderse ceta ramo en lo sucesivo. Si b>s fabricaates principiaran sus dJnutu* eiones pomo se practica en las vastas salitreras europeas, empleando vasijas de niu- i ra de diversas capacidades, en las que fuéran traspasándose las aguas mas ó me- nos imprimadas de sustancia salina, operando ala temperatura natural de la al- ni netora y sin emplear en vano el fuego; siso construyeran hornos donde se npro- \cehase todo el calórico del combustible por medio do conducios y registros ade- cuadamente ordenados para que la llama sirviese también para calentar otras calderas que no descansasen directamente aniña el bogar; ó mas claro, si eñ un mismo hor- no se colocaran varias calderas para la evaporación, calentadas pea ai mismo hogar, echando en ellas el liquido, libre vu de te arena que acompaña el salitre natural; y si por último, se adoplárau todos los medio-, para economizarlos ingredientes emplea- dos en esla clase ate manufactura, que lodos «-líos son anco abundantes en la pro- vitaste, introduciendo en la elaboración las acertadas reglas que boy se usan « n otros paleas, estamos convencidos que ganarían macan en calidad y cantidad del salitre ob- ■'"•nido, en la conservación prolongada de los dispendiosas vasijas empleadas, y en tcatefj los domas costos de la fabricación. Les resultaría mayor utilidad: quizá lu- ■ ro crecido en lugar de la ruina que actualmente los abruma. IMilOAttU tenemos que los'habilitadores establecidos en Iquique, hacen pesar su tiranía luouopoli/adora sóbrelos desgraciados y laboriosos fabricantes de salitre. 'Careciendo éstos do capitules, se ven en la necesidad dolorosa de recibir aucilios pe-( *« ) euniarios, para "entregar «I importe en salitres, á precio mucho'mas bajo que el de placa y ;en tiempo rápido y determinado. Asi es que ésta industria nada deja de provecho, á los que en realidad se ocupan de ella, produciendo utilidad cuantiosa - los contratistas ó cargadores de las embarcaciones. Creemos que el Gobierno po- dría establecer algunas medidas protectoras para alentar a los productores nocio- nales, abriendo por consiguiente una competencia ventajosa en provecho de la in- dustria tarapaqueñn. VARIOS son los remedios suceptibles de adoptarse en la consecución .de in- sultado tan benéfico, pero «I principa] nos parece ser el de un 'banco publico de ha- bilitación y rescate de salitres. Colocada esta oficina en Iqtiiqnc con UO capital que no so requiere ser muy exeaivo, se podrían emitir empréstitos de un ínteres modera- do para devolver et importe en salitre al precio deplaaa. Las cantidades enastadas .1 los industriosos se «rogarían en proporción de la importancia «le sus tabricaa r< peí-Uvas. El banco compraría igualmente los salitres elaborados que so laven diesen, pagándolos al cuitado, y recibiría la misma sustancia por enante de la OOUtf bucion jcnernl. Lee silitres colectados por el bauco serian después vendidos de su cuenta al extranjero. UH director y un oficial interventor, serian empleados suficientes para manejar esta oficina, ile cuyo establecimiento resultarían grandes ventajas para Tarapai . pnaa ademas del ramo de salitres, el banco, aun sin aumentar el capital, so 01 u vertiría también en banco de habilitación para los mineros, cea adelantándoles bu mera rio, iea comprándoles sus pastas, que hoy se extraen todas por contrabando sin que resultóla menor utilidad para el Gobierno en osla exportación clandestina, eonio justa y racionalmente debía acontecer. ISO hemos hecho mas que indicar someramente el establecimiento del banco do salitres, pues si el Gobierno tiene á bien adoptar la idea, podrá tomar todo-, lú- dalos convenientes para llevarla a cumplido oléelo, pidiendo los Antecedentes no- eesarios sobre la producción actual del nitrato de sosa, sobro el dcsenvolvimientu de que OS Cepas, el capital quesería preciso colocar pan las operaciones indicadas, el modo «lo obtenerlo, lt> económico «le la oficina, etc. EL precio «'o los salitres ha decaído tomporalmenle un tanto, pues empinad i CfMnoabono, algo lia desmerecido destle qnecomineasá usarse el imano de nuestra* islas y «lo Aliiea. en los mismos campos que antes consumían el nitrale. Perne- ta baja no pande sor constante, por que se ha notado que la mezcla do ambos surto buenos «doctos; asi es «pac generalizado el imano para trabaj«>s agronómicos en el ( ni verso, ala propagación j mpendlo del eacrmiimilu animal, «lobo aunursecl em- pleo de la sal de sosa. ádemes. el salitr<; tu no por si, vastas y preciosas aplicacio- nes en las qne esclusjvamonto campea. Leaman u tac tu ras do ■gna^fiufie, vidrios, jabón, tintos y otras muchas, lo reclaman non eficacia, y por lo mismo, minea «leñe- mos temer qus cese el consumo por falta de objetos Útil*! á quo sea «labio emplear- lo en las artos. Sin embargo, sea b> «pie fuere del futuro destino del salitre al fren lo del Imano ó de otras materias primeras que ofrezcan una peligrosa c<-mpetencia, nm'stro conato debe dirijirse a obtenerlo eon abundancia y economía. Los depó- sitos son magnos y como aun no esla bien estutliado el secreto de su formación, es también admisible el pensar, quo l<-»s elementos atmosféricos ban infinido no poco v ( ontinuarait »nfluyend<:> en lo venúlero. ( 49) APARTE de la protección que los laboriosos tarapaquetios redaman del Gobier- no para sus salitres de esportacino, seria igualmente bueno iniciar algunas fabri- cas en la misma provincia, cuya base fundamental fuera esta sustancia. La trans- formación en salitre para pólvora nitrato de potasa), la extracción «leí ácido nítrico de uso tan'jenorol en las ciencias y en las artes, las manufacturas dejaban, de vidrio tosco, y algunas «>tras, merecen la «letenñla atención de esos habitadores y de l«>s mandatarios, que quieran atender á esa rica provincia, que forma el b<»rde meridio- nal de nuestra patria. I MPT ESTOS-. EN los países nuevos que reciéu se encueuuaii cimentando las bases do su rique- za, conviene moderar las «-ontribuci«mcs que pesan sobre la producción; v enano la agricultura es el orijeu primitivo «le aquella, noes jamás inoportuno í-eclamar medi- da bastante on la lejislaeion á este respecto. Semejante doctrina, r«'«- aparecer desobetlecicndo a lo prescrito p«>r disposiciones establecidas. Pero esos favor<;s privados producen las quejas do los que no participan de la gracia concedida, y quisiéramos qne se reemplazasen con arreglos que, ejerciendo su benéfico influjo sóbrela comunidad de los labradores, Moran un alivio mas positivo y esteuso al ahogo duceiou, antes «le pasar u las manos del especulador y del Consumidor. Citaremos uti ejemplo que se aplica á los viftedoa. cuya impor- tancia y valor ya leñemos suíicient«-'in<'nte demostrado. POR el reglamento do comercio aparecen grasados los aguardientes de uva eon el impuesto «le d«>s reales en arroba, «pie debe cobrarse on el lugar de lu pro- ducción, según lo determina ol supremo decreto de -i de lúciembre de 18-40, y no en el de consumo, corno parece determinarlo el reglamento de comercio, Verdad es, que el PrefectodH Departamento de Moquegua, reclamo do aq«iolla providencia, luciendo ver con razonamientos muy atinados, cuan impopular é invcriticable era la plantificación de esa medida; y es igualmente cierto, que en virtud de sus laudables esfuerzos, se suspendieron los efectos del decreto para aquellas ctiraarcas. Pero uo hay derogación espresn de lo dispuesto, que á nuestro juicio es oportuno y necesa- rio declarar terminantemente. SO es fuera del caso indicar ea esta parte, que si los frutos del viaedo sobre- devaa esa nueva eontr/hnciou adicionada á las otras, bieu «Icanca á un veinte y ciu- ea por ciento ei impuesto que bajo tal hipótesis, gravitaría sobre los viáedos. lm- 13/ <«0) puesto monstruoso que en ninguna Naeton erógala industria agrícola y que Viene a ser el ingrato patrimonio de la que. en nuestro país, es ya víctima de temibles enemigos, como son la competencia, la dificultad de su cultivo, la falta de consumí Joros y muchos otros qne tenemos apuntados. APARECE que el espíritu del lejislador hubiera sido acrecer los derechos fisco les. siu gravar perjudiciaimente la producción nacional. Ambos linos están ruur lejos de llenarse, pues la industria recibe daños reales y el tesoro poco aumenta sin entradas. ■SIENDO los impuestos pagados porlos particulares ó contribuyentes del Balada se hoce preciso equilibrarlas exacciones de modo que no sean muy pesadas para his misas, y ■ qne su exhibición se haga, por decirlo asi, insensible. No desea ría tu . da consiguiente, ver entronizado un sistema de contribuciones directas que nos pa- rece tan evhorbitante y destinado u lijarse sobre la agricultura; respetada en todas partes, y protejida no solo en los países cuya posición geográfica les priva de tei muy comerciantes, pero aun en aquellos, que sacando la mayor parte desús venta- jas del trafico mercantil, no olvidan que las industrias humanas se apoyan mutua- mente, tinqueando la una siempre que la otra se debilita. I^us naciones civilizada- conocen cuan preferible y menos daBoeo es el establecimiento de impuestos indirec- to* sobre objetos de lujo ó de consumo innecesario, y han llegado á convencerse por una triste espericnci.i, que aquellos deben serlo moderados y proporcionados al valor de las cosas. EL recordado impuesto sobre la producción no hace crecer, en gran manera, las entradas Oséales, sea poique aquella y el consumo disminuyen considerablemente, sea porque los fabricantes viendo que se recargan sus artefactos consuma despro- porción, prefieren presentarles en el mercado clandestinamente. EA lejislacion industrial de Inglaterra nos ofrece numerosos casos que prueban hasta la evidencia, que los derechos fuertes sobre los licores, no dieron los felices resultados que se prometían sus autores. En los reruados de Jorjc I y su sucesor, ac tomaba tan crecida cantidad de ginebra, qne este exeso fué. denuucíado en los pulpitos y en los tribunales como perjudicial ¡i la salud y Osara] del pueblo. Se decretó para los licores un impticstojtan fuerte que equivalía a una'prohibicion (vein- te chelines por galón . ¿Cuáles fueron los resultados? El aumento de los contra- bandos en estejénero. un crecido número de desórdenes cometidos por los popula- chos de varias ciudades y la pesqui/.a de mas de doce mil personas convencidas de contravención á las leyes prohibitivas, pues sólo en Londres se consumían por alto siete millones de¡/alones. Ea i 742 se abandonó este sistema á pesar de la fuerte oposición que ofrecieron algunos Lores y las consecuencias, segun un -oi.-bre Eco- nomisia Inglés de quien tornamos estos dalos, fuéi on tan eu sumo grado benéficas iue ünjun momento se puso coto al contrabando, so acrecentaron las reutas de ost- ramo y sino se disminuyó materialmente el vicio de la embriaguez, no se observo que hubiese aumentado. LA historia de los derechos pnestoa en Irlanda ¿ los licores, os prueba aun nía* convincente. Segun informes de algunos visitadores ala hacienda, aa vé que en el liio i 811 cuando cada galón pagaba dos chelines y seis peniques, el numero de galones rejistrados ern de Ü,K00,3G1, raiéntrus que en ol afio de ( »i ) \S33 cuando ascendió el impuesto á cinco chelines y seis peniques, salo lo satisfacía - ron 2.950.647,. no pudiendo bajar el consumo, segun el cálculo de los visitadores . do diez millones de galones. Se vé pues que la duplicación del gravamen, produ- jo un contrabando de sieto millones y una pérdida real pura ol erario. Tan mal re- sultado ocasionó un cambio on la tarifa do imposiciones sobre licores; asi es que hibiendo vuelto á la «euolacion de dos chelines á dos chelines y medio, se rejistra- ron mas de nueve millones de galones en los años subsecuentes hasta el n^o de R50. produciendo una entrada al fisco de millón y medio de libras esterlinas en lugar de solo medio millón que se había obtenido cuando so bailaba en planta el derecho exesivo de cinco chelines y medio. SE ha obtenido resultados semejantes en la imposición sobre licores ingleses v escoceses, lo que ha hecho muy palpable la exactitud con que algunos economis- tas hau opinado por la tasa moderada en esta clase de impuestos, pues se ha visto que tal medida ademas de aumentar con exeso las entradas de tesorería, no alimen- taba el vicio de la embriagué/ y destruía completamente el fraude, evitando los ter- ribles é innumerables desórdenes que se habían notado en el reyno unido de la Gran Bretaña. (*) IGUALES razonamientos a los ya enunciados aplicaríamos á las demás produc- ciones agrícolas, '.exajerada y fuertemente sobrecargadas de impuestos fiscales, bien seguros que una lejislacion roas prudeute daru resultados mas prósperos en bien del contribuyente y dei tesoro nacional. NO ha Bagado aún, aJ caso deque el Congreso se ocupe del importante ramo de diezmos y dicte algunas leyes que hagaa menos pesado el deber del tributario sin perjudicar el bienestar y comodidad del pastor relijioso. Nosotros evitaremos ocu parnOa de esta cuestión Él tilia, adv irtiendo tan solo, que si el Perú adoptasu la mar- cha seguida por otras naciones, en mucho se aliviana la agricultura con un réjimen mas sistemado, pues en el dia ios ramos subb istados solo propenden al enriqueci- miento de unos pocos; sin que»c siga provecho del recomendable clero y de los fieles. SI es indispensable que la agricultura sistemada de autaüo. contribuya mode- radamente á las neersidides sociales, nunca es conforme á bm.uos principios eco- nómicos, someter á ese sacrificio las especulaciones rurales que recien comienzan. Se dan aguas a un terreno eriazo que de ellas carecía, se vuelve á cultivar el que vacia ocioso de muchos tiempos a iras, se introducen nuevas laboríos en el pais, se ¡ahilan, por decirle» de uun vez, fuentes saludables de riqueza productora, y eatón- ce* es imperiosa obligación del lejislador, conceder exepcíones al industrioso, y ruin premiarlo dignamente, segun lo acrediten sus esfuerzos. Apeteceríamos que se fijase por punto jencrnl, épocas de diez, quince y hasta veinte afios. para que los terrenos comprendidos en las categorías enunciadas o en otras análogas, quedasen libres del pago de esas contribuciones que afectan á las heredades, cosa tanto mas justa, cuanto quo además de que tales empresas invierten capitales para crear y au- (') En el año de \ 840 emitimos ideas análogas, hablando del impuesto sobre tico- reí, en un impreso publicado rumo alcance al periódico 'Comercio.' y que escribimos ■ ociadas á D. Mariano Eduardo de Hivero.)«2) mentar los haber* s del procomún, establecen bases indestructibles para la ejfanaere- .o»on de pobladores, y exijen periodo mas ó muios Largo, antes de ofrecer un ren- dimiento proporemnado á los es fu «?rz na patrióticos dol empresurio, al dinero que destina ▼ al riesgo que corre. Cualquiei-a latitud en esta materia es corla, si se atienden las l«?lioes consecuencias que la nación lia de reportar en lo sucesivo de los hombres bienhechores, i;ue se lanzen atrevidos en sendas aún des«:oiio<-ida- y enea- ininus ton espuesto* y jm»co trillados. PREMIOS. KS habito muy laudable y d¡£jn«> de imitación,el delosptiebioscultos queconcc'i o recompensas ¡i los industriosos, cuando estos presentan alguna mejora (aportante —.1 cualquiera ramo. Se esmeran con especialidad en premiar la sección rural, p< "que en ella son roas lentos «i inseguros los resultados obtenidos, por la haeertidm que regularmente acompasa los primeros ensayos y por los contratiempos qneá da paso i>fr/-cen el terreno, el elinia, la producción abundante de ajenos territo h j mil otrus y daüosas circunstancias. KJF.MPI.OS muy numerosos pneden presentarse «le la parte no pequeña tienen las gratificaciones, de antemano pregonadas, para qwo el espirita llaman • trabaje y so desvele por ennsi'^uir mi objeto deseado, sea inventando lo que se bu>- ca, sea trasplantando r hacinado laifíjrma rt producto. ¡Cuúnti- iliciones poseen boy cereales, viíicdos, selectos ganados, buenas maderas, frutas esquisilas, á n eed j del esfuerzo infatigable de sus habitadores, alentados por la mano protectora del i.obicrno! Esto se ha conseguido venciendo diticulladcs de bullo: y tal reí sin ser llamada la atención á ese punto, habría perpetuados* la creencia di - imposible el verilearlo. YA dijimos en otro lugar, eom» en el fondo de la Alemania y en las Islas Br¡- tánicas, se reeojia de pocos años a osla parte la ésetenfa lana de merino. En eaoi mismos países y en otras comarcas mus setonfrionalcs de la Europa, creí • 11 (ru ios que antes eran esclusivosde las rejiones del trópico; la seda se cultiva en mu- chos parajes del mundo, combatiendo con la destructora rijidez do la atmófcfer;.. el lino y el cáiiamo se trasplantan por do quiera, y en fin, infinitas variedades «le producto* agrícolas bau sentado yo sus reales, formando parte en el vasto y same- radu cultivo délas rejiones que prosperan. DtHAnifi la guerra de IVnpoieoncon otras potcni ias y particularmente con la In gl aterra, carecía la Francia de azúcar, cafa y otros artículos rol o nía les, que le eran de suma y urjente iieccsida»! pura el consumo de sus pobladores. Se ofrecieran premios á los que pudieran buscar las sustancias sacal iñas en plantas del suelo fran- cés, y presentar azúcar fabricado en el país pura su espeudio. La ciencia busco y eiieontro varias, fijándose en la beterava. l-o industria se apoder<> de las inves ai n del f ábio, y se levantaron esas hermosas y gigantescas manufacturas de »¿H( ar de beterava qite dieron la suficiente. Vino en seguida y después «le Ja i -- truccion del imperio, la competencia del azúcar colonial, para qu« rivalizando im- bas se esforzasen en proporcionar productos mas perfeccionados. Ealu. es qm*a el principal orijen délos prodijiosos adelantamientosqu* en nuestros días be • BS ) hido la fabricación del azúcar, particularmente en el precioso arte de reSnur, intro- duciendo el carbón animal y otras aplicaciones de la química. Y no podía ser de otra manera . pues que dando el jugo de la beterava menor cantidad azucarda que el caldo de la caíia. era preciso, era urjente a los fabricantes de la primera, so pena de ruina inevitable, buscar los mé-todos mas económicos y también los roas adecua- >iipo el lajiriador, «le su lado, equilibrar los intereses «le ambas industrias, ofreciendo premios de esportacion á los retina- dores, y mi>liend«i las « osas de tal modo, s ricos y de los con- Mimidores en jeneral. Ix>s Gobiernos no desconocen tamaños beneficios, y las P iedades «le agricultura siempre tijuu programas Jeaeroeoa, en los que aparecen tratificaciones mas ó menos cuantiosas, para que sirvan tic aliciente y de compen- «auvo a los sacrificios «Icl laborioso. S!>¡ ir muy lejos, teucraos á la vista un hermoso programa de premios que nos es grato citar, p'irque pertenece a una colonia española, á la Isla «Je Cuba. I.aJun- la Real de fomento de agricultura y comercio de la Habana, ofrece, (véase el acretli- ! ido periodici» «Oniercim de esta Capital) quince premios, que componea la suma total de ciento once mil fuertes, para distribuirse en cuotas tío d«ice mil y seis mil para los primeixis agricultores que introduzcan cincuenta familias blancas ó me- aos en proporción, man el objeto «loque se conviertan en propietarias de una -aba Ileras de li<-rras que deben cultivar; en una de veinte mil pesos para el primero que 'ablezcu un iojenio de fabricar azúcar, cultivado con familias blancas; en las de - is mil para c«»ucenirar y purgar el azúcar, adoptando trenes por el vacio; en va- rias de a mil para introducir el uso del arado americano manejado por muías y el 14( M ) cultiva de algunas semilla*; en otra de'cuatro mil ¿para el que plante un bosque ar tificial de ostensión determinada, con pinos, cedros, caoba, nogales africanos ó cas- taños del Malabar; en la de seis mil para el que introduzca doscientas cepaslozanas «le caña de la India Oriental; y por último, en la de doce mil para el que mejore la raza de caballos, introduciendo al [país un ejemplar de cada una de las pecios, andaluza, árabe, inglesa y normanda. Semejantes adjudicaciones hablan mocho por si solas y sin necesidad de comentarios, pasando nosotros por la dolo- rosa necesidad de adelantar una sola reflexión comparativa. fcsto que so hace .•: una colonia, pruebo el estado de adelanto en que se encuentra la agricultura cubana, mientras que la del Perú, estado independiente, se baila dando gritos de lamen . ble atraso, y en algunas partes, de desgarrante agonía'? A las puertas da la patria tenemos un elocuente ejemplo. \Igunos anos i! | y las medidas protectora» del Gobierno y de la sociedad «le agricultura, colee.],, . á esa porción de lii industria chilena en una escala progresiva de la M n«' - fácil verla retrogradar. Pregúntese á loa Ir icen lados da esa República, caantn % ¡ lieron y producían sus heredades, caanfo* valen y producen boy. Kilos coalas ta rán que han duplicado cuando ásanos loa valores rurales, merced al reposo de que gozan, y al profundo ¡espeto que se guarda á la propiedad y al fomento que se le presta. «¿rucias a esa prosperidad, los loríenos de Chile ofrecen lo suficiente para al rnnanmn interno y para esporlar en abundancia, granos, cueros, «carnes, ina.it ras y tantos otros odíenlos. Valparayso es el vasto almacén del Picifieo, donde los buques van ú pertrecharse del alimento «pie las tripulaciones han menester <>n *ns largas travesías. VOLVAMOS iliorn la vista al Peni y digamos que si bien el interés individual hi importado algunas mejoras para la industria agrícola, estas huu sido miradas con indiferencia por los Gobiernos, que, ó no han tenido tiempo, ó no han querido ocuparse de estas materias. ¡Cuantos ciudadanos no han merecido, en nueslu. OOacepto, ser atendidos en proporción á sus esfuerzas! Premios merecían en efec- to, los que fundaron un trapiche de vapor (el primero) ó un buen injenio hidráu- lico para este'ó'aquel destino; el que mejoró el cultivo aplicando buenos instru- mentos oratorios, el'que se propuso impostar una planta exótica, etc. Pero lo qer no se ha hecho, es preciso hacerlo, y esto os lo ijuc nos proponemos indicar. CfiLLMOS útil que se establezca en la Capital de la República una sociedad central do agricultura, que se ponga en activa correspondencia con Otras da igual ualuralezu que se funden en las cabezas de Departamento. Será de la incumben- n los fi nios.y formar, entin. la estadística agrícola de los distritos. I-as sociedades i.'ebeu proponer al «Gobierno por medio de la central ó del Ministerio respectivo, lodos los planes, reformas y medidas que juzguou convenientes al fomento de la agricultura. Este por su parte, espedirá cuantas órdenes puedan conducir al ohje- to deseado, y puesto que si logramos de paz y regularidad, no ¡tasará mucho tieni po sin que se establezca un sistemado presupuesto de gastos públicos, no tallaran me «lios para señalar algunas sumas, destinadas á las mejoras que realmente se consigna en los cultivos que hoy existen, en el abono de los terrenos, en las máquinas i instrumentos de labranza que se pueden internar del extranjero, en los métodos f na j perfeccionados de fabricación de productos rurales, y en resumen, de lodo lo que diga referencia al progreso de la agricultura peruana. SI en la esposicion actual de productos agrícolas de varios países europeos, ftt regalan premios, si las sociedades agrónomas están siempre ofreciendo recom- peusas, si la Isla de Cuba puede dar cien mil pesos para fomentar su labranza, ¿por qué el Perú, no ha de ser capaz de adoptar ejemplos tan benéficos, destinando algu- nas sumas que coadyuven á producir iguales < i mayores fjsultados? No encontra- mos razoo algún» en contrario, y aunque al principio no se adopte el plan bajo es rala muy grande, es preciso y útil comenzar aunque sea por poco, que tiempo tendrá en que no sean necesarios seoiejantes alicientes, hoy del torio indispensa- bles y mas provechosos de lo «pue comunmente, pudiera aon cebé rae. NO es inoportuno eonsigaar en este logar una observación. I".l deseo de ad- quirí] fama y reputación, recibiendo un premio, condueu a es pe rimen lea costosos v á que en úliímo resultado, se gaste mas d«^ lo que vale el premio oh toldo y por ' Hitos deseado. Pero después de logrado lo que se investiga, queda hecho el bieu. y el premiado suficientemente gustoso con ese recuerdo hojorifieo y con esa gra- tificación, que si no le compensa del lodo, !<■ «la un placer inefable, por la gratitud nue le ostenta su patria. KKCORRA.MOS ahora velozmente varios ramos de nuestra agricultura, en los que muv poco hay hecho y tanto queda por hacer. !Cn las haciendas de cana, no tre- pidaríamos en aptiutar que se adjudicasen por eJ Gobierno y por el 'intermedio «le las sociedades de fomento, premios para los primeros introductores de ar ados de vapor ó simples; perfeccionados J de fácil manojo, así como también para toda • lase de instrumentos d«> labranza destinados á remover, limpiar y agostar la (ierra de la maleza que en ella siempre abunda. I .a confección tic buenos injenios pura moler la caíia, bien sea por vaporó por agua, merece una preferente considera- ción, siendo aquí del caso citar con elojio, los esfuerzos practicados por algunos hacendados de la costa que se han apresurado É introducir en sus heredades, trenes mecánicos de los que actualmente usau los pr« >pietarios délas Antillas para reom- oiazar el moroso y dispendioso sistema de la molienda con bueyes. F.M cuanto á la transformación del caldo de la "caña en azúcar, es indispensable confesar que nos hallamos aun muy atrasados. Nuestros hornos son mulos; se ■nata en ellos mucho combustible; la evaporación no os uniforme, progresiva y continuada romo debería serlo; son imper' ■ -c tos nuestros métodos do relinar, per- diéndose gran cautidad de malcría cristalízame. ¿No pudliao ofrecerse recompen- sas á los primeros que iutr<»dujeson en el país las brillantes modificaciones planti- ficadas en Kuropa. tulas casas donde se elabora ó s«_. relina el azúcar? Si el inte- rés privado ha hecho aleo en henelicio de manufactura tan importante, mas baria alentado que fuese por compensaciones provechosas. SI después nos contraemos á los viñedos, podrían las sociedades ofrecer pre- mios a los que introdujesen instrumentos cómodos, fácilmente manuables y que ahor- rasen brazos, para agostar la muía yerba que perjudica y llega á malar la vid; poda- t-ras perfeccionadas tan preferibles á los machetes y cuchillos que actualmente so üsan; prensas para estraer el jugo de la uva, semejantes á las francesas y que reem- plazaran el lagar de hoy, que laido cuesta manejar y en el que tanto se desperdiciai so ) . mosto; bodegas-modelos para la buena conservación de los vinos, su clarifica cion. botellaje y todo lo demás que dign á esio relación» alambiques perfeeeionu- dos á doble efectoy colocados en hornos científicamente, construidos pm evitai «»I ciiiisunio de combustible y lograr la saca de alcohol subido de treinta grados par arriba: la fabricación de vasija de madera y botellas eu escala magna etc. Repetimos nuestra pregunta ¿no merece todo estoque el Gobierno premie* á loe primero* que importen al país esa? mejoras, se entiende real y positivamente, de manera que surtan sus efectos intluycntcs ¡inr el vasto territorio de nuestros viüedos? Al. cultivar los granos se nota la falta de una porción «le instrumentos y ma- quinas sencillas que pudieran adoptar-re para desgrasar, recojer, sembrar, ar regar, limpiar los terrenos, etc. ¿No convendría que tas sociedades agrícola» i ttu niossn los mejores procedimientos para propagar su aplicación en nuestros eetn po«, mejorando el laborío de loque existe y aumentando especies útiles? IGl'ALKS observaciones que no hemos querido hacer mas estensus porque saltan á la vista, pueden adoptarse al arroz, tabaco, algodón, cacao, coca y dem.i-, frutos agí icolas que produce « I territorio. Mas por lo que respecta al cafe, eo- chiniiia y morera tres industrias que auiineiau ya su próxima é importante aclima- tación definitiva y durable en el país, ju/gamos que el Gobierno debe andar solicito en pee délos empresarios que se ocupan de estos ramos. Y ahora es del cuso aplau- dirlos patrióticos esfuerzos de los respe tablee SS. Sai-ratea y Xavarrele para popu- larizar <-l cultivo de le morera y la cria del galeno de seda; los conatos aunque en parte-infructuosos del Sr. Aráinburu pare la propagación déla cochinilla y los mea felices de algunos propietarios del Norte en los valles de Guadalupe y Sania. To- dos estos recomendables ciudadanos hahrian sido sulicieiitemente recompensados en otros paises, y sus nombres inscritos en el gran libro de los hombres amantes de la prosperidad nacional: merced el caos en «pievivimos.de natía se hace caso en- tre nosotros, y mucho menos de los progresos materiales y positivos que constitu- yen la única y verdadera riqueza de los pueblos, (t) VARI A en sumo grado el precio a qno se venden en el mercado eu roneo las la- nus de ra/a escojida que se entregan limpias, y el ofrecido por las de inferior cali dad y que se presentan en estado de atrasada natui ale/u. I,as lanas de la Repúbli- ca ArJentinS tienen boy un valor duplo del q ti. . no hace largo tiempo, merecieron, parque los propietarios de ese país, se han esmerado en cruzar las especies, intro- ducir nuevas, limpiar el producto y proceder, en fui, aproximándose a las reglas de¡ (1) El Sr. O. Juan José Sarmira propone facilitar isemedios para ta propaq-t- i ,'<>>( de la asevere muticilis y del ssssBSM de seda, para que este valioso nsisMwas< i ¡>arza en lodo el territorio. Ofrece ademas im/ioi tai competente número de maquino* adecitutlas 8)J hilado de lu seda. El tiabierna acepta estos propuestas, y nosotros aplau- dimos la iniciación de este bene/i o plan, deseando que no desapareara como sombra va- na, Sean las sannyes y todo, por el intermedio de las sociedadas de agricultura, cuya anidación pío ¡lonemos, compuestas de propietarios i agricultores respetables, ilustrados v escoci- dos por ei GobiemoJ Será un honor, el p erleneeer ¡i esta clase de corporaciones, euy o instituto es tan patriótico y que está destinado a llenar grandes Unes naciona- Etlas no pneden presente rae ante él Gobierno déla Nación, proponiendo des- piltarros, ni la administración acceder, sino en vista de hechos palpables, á la con- cesión délas re-compensas. SI se adoptase la ideóle fundar las sociedades de que hablamos, podremos emitir oportuna mente algunos conceptos sobre su organización y trabajos, limitán- donos por ahora u lo qne lleveBOOS apuntado, y pnsando u ocuparnos de otro asun- to que no es menos importante, pnes toca al cultivo de nuestros terrenos eriazos. F.MI'KFSAS MtMlAl l.lt.AS. DIJIMOS al principio de esta memoria que era doloroso observar, el que la mayor parte de nuestros nos, corriendo de Oriente a Occidente, pagasen el tributo de sus aguas al Pacifico, antes de regar multitud de ton enos colocados en sus niár- jenes. CI.'ALQl:lKI\ \ que haya viajado por la costa del Perú, notar i fácilmente su com- posición y topografía. Formaciones jeolójicas, pertenecientes a las escalas, primitiva, de transición y secundaria, pero mas jenemlmente al sistema volcánico tic la .sección trsqaitics. cubiertas tic formaciones areniscas mas modernas, producto de las mismas roeae inmediatamente inferiores, constituyen nuestros vastos desiertos, que separan los valles regados por los torrentes de la cordillera y cuyo lecho lo ocupan masas ante ó post-diltivíunas. Siendo en muchas de estas quebradas no muy ¿runde la desigual- dad de nivel entre el lecho de los ríos y tas planicies o pampas inmediatamente supe- i lores, claro es que el trabajo del hombre puede lanzarlas aguas, aprovechándose de la favorable velocidad ton que disminuye la diferencia de aivei. NO es por cierto nueva la ¡dea ii lian dejado ya do tentarse aplicaciones en va- rios puntos de la República, aunque las mas d«< ellas hayan tenido un éxito desgra- • iadt>, por la mala dirección que se les dió, por lo poco esparcido que se halla entre DCMMÉsaeel verdadero espíritu de empresa, por el desaliento producido en los ac- 'onistas de las diferentes obras hidráulicas, al ver que el principal de ellos, cual 1:»( *« > es el GobieMo, se bs desentendíate» «le eaaaaUr «os tea olnianeioan* «atenidas , y por mucha* otras causa» que<«na largo r fastidioso Mamerar «n «a tot atiabad, pero de las qu« npuntar*-mus las principales, «4 ocuparnos de vario* trabajo* de esta es- pecie. EN todas las naciónos donde se han emprendido y llevado á colmo obras de ir- rigación para los terreno* eriazo*, losempresaríos d« tan benéiiea industria, obtuw - ron resaltados brillantes y lucrativo». Im Gran Bretaña esta sombrada de fanales dénnosos que. a la par de presentar medios fáciles y económicos para la nart^ interna, uo han dejado un ápice de tierra sin cultive». Se notan en l-'raut ia gásten- le* rios arti lleudes, y entre dios, el magnifico canal de I nngW*doe, que ubrió la «. municacion del Atlántico con el Mediterráneo, que hizo aprovechar millares de fau.- §•4** de Ierren»»* antes incultos ó por mejor decir 'eriazos y completamente impro dnciivos, y que fundarou la crecida fortuna de familias innumerables. Sucede i cosa M las demás regiones europeus; y aunen España,lus fértiles vegas de Gran-ida. Nalencia y otras muchas, son debidas á un regadío artificial y bien entendido. M.VS no tenemos necesidad de ocurrir al Viejo Mundo para demostrar las ven- tajas inenleulables que resultan de una empresa hidráulica , puesto que en Chil aun entre nosotros, se proporcionan ejemplos plausibles que citar. El hermoso lla- no del Maypu, cuya anchura es de diez leguas, fué no hace mucho tiempo una lla- nura inculta, que merced al canal que la atraviesa y que une el rio de aquel nom con el Mapocho, es en el dia una de las partes mejor cultivadas y valiosas «¡u«- po • nuestros vecinos. Di» Mariano Miguel de Ugarte, rico propietario en los departamento* de Ha quegua y Arequipa, es un modelo vivo de lo que pueden la onerjia y lu constaie-ii, cuando se proponen conseguir un resultado. Entregado á sus propias y únicas fuerzas, sin mas ingeniero hidráulico que algunas nivelaciones practicadas á la lije ra por el ST. Scotl, director de la obra de Cchnsuma, de la que después hablaremos, ha (toado É caboabrir una ncc«piia que tiene mas d«; ocho leguas de longitud,que atra- viesa parle considerable dealguuos ramales de cordilleru, v que hasta la fecha 8**ln duda la primera y eselusiva de es»; género entre nosotros. Su costo que no hoja de cien mil pesos le ha procurado agua bastante para aumentar de un modo seguro, invariable y c<*, laque escaseaba en sus valiosos viñedos, sobrándole mucha para crear nuevas plantaciones de igual naturaleza y para fertilizar eriales que d* :'i temano compro.con la siembra de granos y pastos attMüteU». bastando en lo aaet ti vo los primeros para el OMMWM del Departamento de Moquegua, y quiza tu m bi en pata enviar parte de ellos i eatal Capital. Merced á la bella obra de Tacalaya, se han establecido molinos en el valle de Eocumba, al ¡runas familias «leí interior vienen ja a ocuparse de la labranza de c»os terrosos, y es de esperar que para lo futuro, au- mente considerablemente la población de aquellas coma reas. Puf O lo que bu becno un solo hombre, en medio de las revueltas intestinas y combatiendo con mil tropie- zos y dtlieultadcs, no ha podido ser realizado por compañías enteras de accionista^ encabezadas por el Gobierno, porque tal ha sido nuestra *V agracia,que pensando uni- e.iiiiente las administraciones publicasen sostenerse, han descuidado las obliga» i massugrndas qHO tácitamente seles había encomendado. 1..V ciudad de Tacna, llamada por su posiciou geográfica y por su situar ¡mi J • ! ser una de las principales poblaciones de la República, no posee mas ajal *H oorto riechnaio. So* bobataaoeaa eonoeieron desde luego la narrnwtert* Maperioaa de aumentar aquel con e» espendio «b aíeuitos capitales. Soüeilo* y gnaloso», for- maron nao rómpanla en la que ei Gobierno representa cierto numero de acciones, confiando lu dirección de los trabajo* ntflr. Seott. de quien ya aneamos reíereneia V;in gastados largos de ciento cincuenta mil pesos, y las conmociones interiores han producido la suspensión de la obra , por que estando los accionistas prontos a contfiwn* lu erogación de lo que a cuda uno corresponde, no lo verifica el principal. Ansiamos ver realizada esta obra que colocara á Tacna en la situación que oaere<-« como pueblo mercantil y agricultor. I.i.ive de una gran parle del comercio bolrrte n<>, con un puerto v entajosainente colocado como el de Vricn, y proporcionándose fácilmente un camino carretero de Arica i Tacna paira lu importación de las mei c.i- derias extranjeras y para la cómoda salida de cascarillas, lanas, cobres y otros an- choa articulos que producen ambas naciones, no vacilarnos en predecirle un por- venir opulento deadael instante qoe se réalieea y se le otorguen bienes tan apeteci- dos. EN ia provineia de Moque nía.existen también algunas empiosis hidrauli, a», d< no muy difícil logro y enumerar«''iu«>s entre ellas ia de la quebrada «le iiuaneros, que stá mandada iniciar con el aucilio «le eontinjentes prefijados por disposiciones le- •i-l.ilivas. CI 'A.Ntx» el lamaral Eiiuentc desempeñó la Prefectura del Departamento de Are«piipo, s«- priiu ipiaron bajo su autoridad, varios trabajos de importancia, y entre ellos la obra magna de Yineocayn, destinada á vánate* en el rio Gliili. otr«» que corre á lu pendiente oriental di- la cordillera entre las portas de Huallata y Coica, camino del Canco. Crecido número de capitalistas arequipeóos, y entre ellos el mismo l'gar- te de quien ya nos ocupamos, acudió ou entusiasmo y decisión, al llumam'»nto del Jefe polite o, formando una compañía por ací-ioie-s, en la «pie el Gobierno se inscri- bió por cantidad considerable. Desafortunadamente se entregó á inauos inespei las la dirección ata !«>s trabajos, principiándolos por donde quizá debitaron haber finali- zado. >«'o se practicaron nivelaciones preliminares tan necesarias en esta cías arias obras hidráulicas que paulatina v gradanInte : pueden irse veriüeaudo en otros puntos, domo son Ta ra paca que necesita dar ma< ampliación á su limitada agricultura, los ríos de Tambo y Siguas, qii" pueden oto - eer contingentes di; irrigación a las llanuras inmediatamente superiores; los de Ca- maaá y Ocoña que se hallan en igual caso; los de lea v Pisco , existes preciosas obra que podrían llevarse á cabo, lo misino que en los demás va- llesdel departamento de Lima y hasta en las puertas de la Capital, en cuya OMapina abunda - i asna,y en la que continuamente vemos peleará los labradores por el de - . nido y la inobservancia que se nota en esta parte interesante de nuestra lejisla"! ta rural. AUNQÜE conocemos alstunos puntos del Departamento de la Libertad, ignora OHM cuales s< on los traba jos hidráulicos, susceptibles de realizarse mu vasta é im- portante sección de nuestro territorio. Pero juzgando por analogía, pensamos que el hermoso y opulento vall« de Trujillo, necesita y es capaz de aumento en sus Sgaas, bien sen por agregación, bien sea introduciendo una arreglada ■vonomiu al acopiarse y distribuirse. Los productos agrícolas de Cuail dupe, los de las ricas pro- vineias de Lainbaye»¡ue y Chiclayo \ los de la litoral d<; Piura . demuestrun que M harto admisible de prodigioso acrecentamiento,la produeciuii délos campos, adoptán- dose un buen sistema de regadío. Sabemos que en esta última sobre todo, una eaca- •-é/. de lluvias la espone á ruina fatal, y creemos de consiguiente, que las praderus ar- tificíeles n u ¡neniadas Mi lo posible, recnipla.*.arian en mucho, el pasto que producen las SflM de temporal para la cria del cuantioso ganado que constituye su riqueza principal. POU no estendernos mas en la materia de que tratamos, diremos muy de lijcra. que en el Departamento deJunin exilien varias obras hidráulicas interesantes,con:;i la de Jauja que ha merecido en otros tiempos la atención del GaMarau. En el de Xyaeueho. el mímenlo de las que riegan <-u Capital, y en el del Cuzco, lucrativas rni- presa-», tanto en sus hermosas quebradas de Otiispieanchi, Calca, l'rubamba, líate, Sicuani y otras, coraii también en los fértiles valles de ese populoso Dep.M-tamente. Agregaremos por ultimo, que MI el de Puno ea faeil abrir algunos canales muy ben« lieos que sirvan de saludable* y titiles aguadas á los numerosos rebaños que en sus co- lladfM se aparentan. DESPfl \EM de haber iveorrido, aunque con Ja rapidez <,ue demanda la indolt- I ( 6i ) de este escrito, los diversos trabajos de irrigación, paralizados, inconclusos, ó por iniciarse, no será inoportuna que indiquemos algunas ideas relativas al mismo ■no asunto. En cuanto á las obras de Uchusuma y Vincocaya, el Gobierno no pue- de ni debe olvidar, que siendo socio y principal accionista en aquellas empresas, se halla en la estricta obligación de contribuir con lo que le corresponda hasta ver su completo logro. Pero como la esperiencia de lo pasado nos da lecciones ter- minantes para no sufrir lámala versación de los caudales, es urjente, que la in- versión de los nuevos, se entregue a manos puras, y que la dirección científica de los trabajos, no se encomiende á la ignorancia mas supina. Apeteceríamos de consiguiente, que va que se ha dispuesto remitir una legación a Europa, eoMlMe entra las instrucciones del Ministro, el contrato que ha de hacer de algunos injeaie- ros hidráulicos, perfectamente idóneos y conocedores prácticos de su ramo, evi- tando el ser alucinado por ese crecido catalogo de charlatanes, que allí, mas que en ninguna parte, se presenten a menudo. ><> hace muchos axos que se ha discutido entre loa economistas europeos, seria conveniente en tiempo de paz, emplear en obras publicas v sucesivamente por parles, la tropa veterana. 1 .os discípulos del Conde de San Simón. sonadores en moral y mí sociabilidad, pero profundos y estudiosos en economía industrial, pro- pusieron quince uíios ha. en su acreditado periódico el "Clouo" un vasto plan.de trabajos que comprendía fuentes, calzadas, camino'. Canales, acueductos, etc., \ en ios que el ejercít«r francés debía aparecer t on labores de Magnitud. El pensamien- to latamente desenvuelto por .Miguel Caavallor, hoy una de las lumbreras de la ciencia económica, fin- desechado y aun menospreciado en virtud de anejas y muv .11 raimada? preocupaciones. Pero es incuestionable que admitida la existencia rn el fteino ile lTaneia, de un ejército de linea cuya laiWMlHUUMI cifra pasa da tras cientos mil soldados para mantener ei equilibrio v Ja preponderancia que reclama ~ti posición política, liubrianse conseguido inmensos r,teaMadua en el ramo da atoras, públicas, empleando tan solo la tercera parte desde aquella época. Verdad es que I toldado no se pierde ni se dumiuialisa allí, como tan sencillamente y por des- gracia sucede entre nosotros, puesto que sujeto a una disciplina muy sevéru y procurándose darles siempre alguna ocupación, no se relaja la moral como en el Perú acontece, donde cu tiempo 'le paz el militar no esta muv ocupado. POR este motivo nos atrevemos á emitir la idea de que colocados nuestros batallones en guarnición, muy bien pudiérma emplearse en las obras públicas, al- teraaadn horas de instmociou doctrinal con las del trabajo. Asi se supliría la ca- rencia de brazos que no es peq-uciia, y coiisecutivamenté se irían destinando los cuerpos, según variasen de cantón. PARA las obras que pueden inmediatamente iniciarse con ventaja, como son las de la Caldera entre Islay y Arequipa, algunos valles del Norte v oirás en el in- terior, muy bien puede acudir a ellas el Gobierno, abriendo igualmente sociedad por acciones, y haciendo que las tesorerías eroguen religiosamente los fondos ne- cesarios. Creemos udemas que es beaéd/CO interesar u las localidades, independí- 'ando en toda su estensiou los fondos municipales, para que de ellos se saque el contingente que cultra el número de acciones que cada pueblo quiera tomar. Are quipa por ejemplo, posee un impuesto municipal de molinos que vale mas de ochen- ta mil pesos annuales, y cuya tesorería de propios es acreedora del tisco por mu-( «3 ) Chos rartr». Justo Stf |wes, *fue si b*ea graveo a ese pueblo impuestos sobre wn*- f. rías de imperioso noceskfc»i-es. v i ts DÉ < OMI MCiCIOM. DESPEES que el perú huya pasado por la serie de oscilaciones que son I ■ herencia forzosa de to las las sociedad— que intentan constituirse, está NlMBadu aumento natural de pnuluetos y de pobladores. Pero para que los primeros I U dan pe muiia rae en el tráfico interno ó cambiarse para balancear la Importación estrada, se requiere que á mas de? la economía en la elaboración, la baya Igualmen te en el transporte basta los lagares litorales da trato, sin caminos fáciles, segu- ros, rápidos y que lleven por distintivo Ja baratura, es casi imposible alcai,. progreso material de alguna importancia. Verdad es esta que no redama para ad- mitirse Jeneialiñante, dilatados y profnudos comentarios, puesto que la demuestran matemáticamente al observador mas laespcrto, etócoentes ejemplos en el presente siglo. ELHESK la vista por los estados mas ricos y se notara que lo son nqin lio-, ciñas vías de comunicación se hallan mas adelantadas. La Inglaterra y los i stedea Uñados, dónala la industria se encuentra monopolizada por <-l vapor, son por lo mismo, jefes «pie marchan á la cabeza de las mejoras materiales. Siguen con mucha inmediación la Francia, la Bélgica, la Prusia y oirás naciones «leí Vie jo Mundo. Brotan por todas partea canales y caminos de fierro, se mejoran las antiguas c imperfectas vías de transito; la potencia industrial se pasca por ¡os osa* res con tanta seDCiiMs como el transeúnte en la callo mejor enlosada, v unn BOU- listecho el jénio de! hombre, aplica <-l fluido eléctrico para conseguir mas veloci- dad en las comunicaciones. EN este ramo tenemos que batallar con obstéeoloa harto insuperables, naci- dos de nuestra tapografui. Siendo un pais montuoso y sobre manera quilínBill I aa muy dsÉOil que el Perú llegue á poseer buenos v numerosos caminos de carrea ge, sino después de transcurridos muchísimos años. Mas no por eso debemos desalentarnos, y tal situación reqoiere al contrario, que desde temprano convirta- mos nuestras miradas bada ese lado. Algunos POiSOS, cuya desigualdad de ter- reno se parece a la nuestra, gozan ya de caminos bastante regalares, qpe si I>i< D no son ferrocarriles, al menos suplen en lo posible para llenar grandes necesida- des. La Suiza es una perfecta serranía, y á pesar de eso. ruedan carros en casi todas sus direcciones: sucede igual cosa en varias provincias de I» Alemania, Bala- dos Italiaoos, España, Escocia, etc., y sio embargo, la industria y el trabajo hu- mano, van reemplazan Jo las acémilas con carros mas ó menos perfeccionau ■ Ya que nos hemos propuesto hablar de Chile como pais que conocen ó del que licúen noticia los mas de nuestros compatriotas, Íes citaremos < l camino de \ alpa- rav «o> á Seetiugo, oju* al sentir «fe aquellos habitadores, pudo ser mejor y mas eeo- iiómiccimente construido. Sirva lambió» de altéalo para tos peroanos, observar que fft un pais mediterráneo como BoJiviti, so viaja ya en carruaje por algunos puntos, y se transportarán muy luego mereoderias en espacie» de varias leguas. EL obstáculo invencible que á primera vista se ofrece en el Perú, es la Cordi- llera, y por consiguiente nos ocuparemos antes del litoral. >'uestrus vias de co- municación entre Uve ti i versos puntos que él abraza, son suceptibles de hacerse en sumo grado frecuentes, ampliando la navegación por vapor, la que no duda- mos recibirá aumento, Isa pronto como cesando los privilcjios de la actual com- pañía, rengan a estos mares embarcaciones menos costosas. Nos importa prin- cipiar por la mejora positiva y solida del camino del Callao a estrt Capital. Ifae es el imieo que hasta el presente poseemos de su especie. (i) Si oo nos cquiv ora- mos, según el conocimiento practico que tenemos de los terrenos, no son dilieiles ' de abrirse caminos para OBI maje il c -de Lima á Huacho ó mas lejos al .Norte; des- de Lima a lea, atravesando los ricos valles de Luriil, Chincha, Cagete, etc.; desde I-toy hasta Arequipa; desde Arica a Tacna; desde Iquiquc bástala salitreras da Ta- rapará; dea de Hnanebnon á Trujillo, que se puede decir abierto, y desde Paita a Piura según tenemos entendido. Tal es la primera clase que en este ramo, n<> va rilamos en recomeodar al Gobierno, l>t MtLAMM > la cadena de los Andes, so encuentran mesetas llanas de considera- ble ostensión. en lasqOS tampoco seií.i sumamente dispendioso BstaMeeer caminos de rueda. Las hay en todos los «lepai lainentos y particularmente en los de Aya- cucho. Puno y Libertad. V aunque no sea sino de provincia a provincia, es in- dispensable que el Ejecutivo ponga manos en iniciar su apertura, procurando siempre que las fracciones de camino que se abran, puedan servir en lo futuro a la linea deconanaieeciones departamentales. Pensamos «pie sata es lu segunda «'la- se que el Gobierno se halla en'el caso de atender con prefermein. SE enumera por último la construcción de vias de tránsito qsie sea conveniente emprender de Orlenteé Occidente, vista la importancia valorizada de los frutos «pie por ellas han de transportarse. El Jencral Bolívar juzgo harto realizable y con razón, un camino de carro de Arequipa a Puno, y nosotros de- cimos, qii" lo <-s igualmente, otro desde Tacna a la frontera Boliviana. Por esas rulas salen parala esportacion grandes valores en lanas, cascarilla, cobres y en lo reñidero, cacao, cale y otros artículos; así «>s que desda el momento que poda- mos propordOOar á eaosprodndOS el transporte, barato de los carros, habremos ganado inofensamente, y mayor será nnestro lucro, pnesto qsnpor los mismos conductos: BS mueven las nicreaus eona- tns en la formación de itinerarios militares, organiaadoa con arreglo a una tas trueetoo bienentendida y su fie i en icm en te detallada, que se ha publicado ea el pe- riódico oficial. Si los encargados de practicar dichos Itinerarios, realizan siquiera la cuarta parte de las prevenciones ministeriales, delineando planos aproximados o siquiera croi/uis «le las localidades, esa labor servirá de base provechosa para lo que después se haga. TAN 'iicgo ana imlaWrciidl la hacienda publica y sistemado el presupuesto de ¡¿asios de la Nación, tengamos un sobrante, incrnioda como debe st rio la enor- midad de algunas listas, es racional suponer que las lejivlaluras venideras designen ana raerás suma para la mejora gradual de los caminos existentes y para la cons- trucción de loa da carruaje. Caíanla sea ella, lo irán iudicondo las necesidades y el i»stado de la República. Mas no es lucra de propósito advertir, que habiéndose gas- '< «5.) iodo en los Estados—Unidos largos de doscientos millones de pesos en su vasta es- csla de canales y ferrocarriles; en Inglnterra muchos millones de libras esterlinas, bien sea por el gobierno o por compañías con idéntico objeto; en Francia y otras Ilaciones europeas, ingenie numerario para el mismo fin, no se han quedado atrás y en cuota proporcionada á sus recursos, nuestras dos Repúblicas hermanas de Ve- nezuela y Chile, haciendo figuraren sil presupuesto, caudales para lu apertura y me- joramiento de sus caminos.Por las ultimas memorias de los secretarios del despacho en aquellos países, vemos que sube de cien mil peeos la cantidad aiiuval destinada a tan interesante hn. I'reveen los mismos ministros que esas asignaciones han de recibir inmediato y prodiftoso aumento, pues asi lo demandan con exijenciü ln^ ne- cesidades de las naciones que administran. AHORA bien: las entradas ¡den regladas del Perú no están muy lejos de ascen- der al duplo de las chilenas ó venezolanas, y siendo para n i >s»> t ros de v ida ó de muer te el poseer vías fáciles y poco dispendiosas da comunicación, do iremos equivoca •' dos en predecir desde boy, que principiaremos n ver figurar en el presupuesto na- cional cien mil (>esos, y que será saludable y efainen temen te provechoso a anéstra industria, que suba esa cuota con rapidez ira dual hasta la cantidad de medio mi- llón. Por otra parte, plantificada la inmigración de extranjeros laboriosos, di be va- ciarse en nuestro territorio, alguna porción de esa inmensidad monstruosa da ca- pitales europeos, que no hallando cabilla en el Viejo Mundo, principia ya a viajar para el Nuevo eou el objeto de buscar empleo y ganancia. Se formarán pues socieda- des por acciones, para construir caminos de carruaje en las direcciones de trafico valioso, permitiéndoseles por el gobierno un privilajto por cierto numero deaflos j el cobro de moderados derechos de peaue. EN lu mejora y construcción de nuestros caminos, adelantaremos la idea que ya propusimos al hablar de empresas hidráulicas. Podían emplearse fraccione? del ejército en este trabajo, ó al menos, nuda se pierde en hacer el ensoyo, que es fácil abandonarla, sino súrtelos efectos apetecidos. AGREGAREMOS, por último, que el vapor, agente poderoso de la industria de nuestros días, no ofrece aplicaciones felices sino en loa países donde es l'acii conse- guir el combustible que coa tanta profusión prca finían, por do quiera. !as entrañas de te tierra. Sin él, ni podamos tener marina de .Vapor independiente, ni tundir muchos saetaleada plata, cobre, p!omo, zink, mercurio, estaño, etc. de que abundan nuestros veneros, ni proporcionarnos combustible aparante para medias y grandes operaciones de nuestra industria agrícola. Vetarrones Inmensos de esc íóci I pr» cioso yacen muertos y sin eeptotarée a la distancia de diez, veinte ó in.:s leguas de mien- tra costa. Abranse caminos (|<» , 'irruajc, y aprovecharemos con fruto de los opu- Jentes depósitos de carbón mineral que nos ha regalado Ja naturaleza. M í i! i • DE CONSUMO. • >L nada nos servirun el rápido progreso de nuestra agricultura v la consiguien- te abundancia de producto* consumibles, sino tuviéramos mercados es pedí tos paru • •«pender el fruto del trabajo uacionai. Verdad c.-> harto incuestionable, que el au- .•: >iito de pobladores es consecuencia casi precisa de la prosperidad rural, y qwe i se samupto proporciona siempre mayor estension a los cambios de materias es- portablespor objétos del uso interior Pero ademas, nos conviene como pueblo na- 17 J( 6G ) cíente, establecer amplias > liberales relacione»; con las otras familias «leí gloan investigando cuerda y anticipadamente, cuales son las localidades mas aparente* ]>ara establecer mercados que compren lo que nosotros producimos, dándonos en recompenso lo que liabcmos menester. ACOSTUMBR AOOS ya á vivir gozando de las comodidades que derrama la in- dustria europea, y necesitando hallarnos siempre en contacto intimo con IS cívi h/acioii del Mundo Viejo, exijo nuestra posición, proporcionar al comercio de ni tramar, una masa cuantiosa de materias primeras que permutarse puedan con . | :»bultaílo y proveclioso catalogo de sus artefacto*. La mincrii peruana surte en lo podóle, cantidad de metales preciosos ó de minerales en bruto para cargar la },* lanza «le nuestra ¿aportación; porossto solo no as suficiente, y seria melancólica ■ '"educida la esfera del tráfico nacional, si tan solo nos halláramos sujetos a equili brer la introducción 'extranjera pon la salid.» de lo ofrecido por nuestras minas. Pu- dieran estas minorarse considerablemente en su quinero y valor, ó agotarse del te- do. Y entonces ¿no aparecería nuestra BitaacfOII, calamitosa y de funesto porvenir ' La industria fabril, por otra parte, no es sueeptible de tomar, por ahora, en n>;e- Iro suelo, ose violento empuje, adecuado á lus vastas aplicaciones que la ciencia del siglo hace brotar eu los pórtenlos Asombrosos de que somos testigos. Pugnar no nos es posible con ¿¡gantes industriosos, y lo mas que ambiciona!- debemos, es .ir echando pausadamente los cimienl is, tabreloe¡euateaaelevanten en lo sucesivo nuestras fábricas \ manufacturas. .NO nos queda pues otro recurso que !a feraz producción de los terrenos, im- portando oscucialmente aumentar la e*treocion «le azúcar, l;¡nns, cascarilla, sali- tres, Café, seda y cochinilla. algodón y algunas oirás especies. Artículos son < «pie siempre aceptará gustoso el europeo pnra llevarlos al foco de la* elaboraciones • ndusli iales, en cambio de los objetos manufacturados que aquel nos envia. Ku cuan- to ú los azúcares, si conseguimos mayor este fisión en su cultivo y mas economía en su fabricneion, perfeccionada por el empleo de poderosos ajenies mecánicos y «le los felices invento-! de la química aplicada, asi com >. igualmente acre- cida su cantidad por los medios de la inmigración laboriosa, es fácil de pre- veer «pie este ramo importante do nuestra agricultura, constituya una sección rio pequeña de consumo ultramarino. Hallándonos en el caso de aprovechar «le iu liberalidad con que los ¡Icjisladorcs ingleses distinguen ya la «lahor.i- i.' i da ! ¡ caña, vnriticadn por manos libres, ansiamos ver realizado nuestro proyecto «i» establecer familias de colonos teas-atlánticos, en los diiVreiites va- lles de nuestra dilatada costa, para que podamos de este modo dar lleno á las condi- cioaes que exije el fisco déla Gran Brotafia- V no es inoportuno l SOS! ihlpt misten av. lanloriort s se han tentado esportacionesde azúcar bruto para el meneado defLivsrpool, las que no creemos hayan tenido un éxito desgraciado. POSEEMOS medios de producir lanas de ovejo, mejorando su calidud » acrecentando enormemente la cuntid.id ««sportnble. Somos dueños casi absolutos de las deslpaea \ vicniía q'tambien msc« fácil muí ti pl ¡ea r i ude ¡i u ¡da men lo. Los algodo- ■ee de) Pe: ii son apreciados en las ciudades inclesas > francesas que fabrican elfjse d«- tejidos. Nos resta pues aclimatar J dar ensañen»' á las otras malcrías ya mencionadas, para que nuÉStl'tt comercio do retornóse efectúe de una manera que ofrezca competente utilidad. ( 67 ; El. mercado de Chile nos estará siempre abierto para el consumo de azúca- res, arroz, tabaco y otros varios frutos tropicales, puesto que en retribución merca- mos sus trigos, maderas, enriHís saladas, frutas secas y demás artículos. Un bueu tratado de comercio que ofrezca reciprocidad absoluta, es interesante a las «los Repú- blicas, y por ello anhelamos ver llegado el momento enqnc se discuta, celebre y san- cione ♦ PAR\ el Ecuador remitimos aguardiente y vinos, arroz, azocar, algodón. >al, y una que otra eapccm mas, en corla cantidad. Recibimos en cambio, sombro- ros, cacao, café, sucias y maderas. Pordosgracia, desacordad.is lo* os fiscales en el Keuador, han sobrecargado de inertes pechos los artículos peruanos «pie aquel su. - ¡o no puede producir, y tanto nuestros Intereses como los de esa República limítro- fe, reclaman con eficacia una tarifa mas moderada en los reglamentos linalcs de eiita ultima. La modicidad de! provecho ofrecí lo por Isa aduanas (erretres, quees me- M de docientos pesos annnales. proporciona una prueba ineonivoeedelausessided .'conveniencia en que nos hallamos de suprimir esa barrera, obstáculo perjudicial al desenvolvimiento progresivo del trafico entre ambos poeMos. Uu convenio sobre bsSM acceqnibles y mutuamente benéfica*, allanara todas las dificultades que al pre- sente entorpecen la marcha prospera del Ecuador y del Perú, «•») lo «pie dice relación Bl aumento de su riqjueaa agrícola. LA costa Centro-Americana, constituye una ssooiaeiOU de pueblos «leslina- dos a establecer con los nuestros, comercio útil y ventajoso. Allí es donde nos s« - rá pestbftS enviar crecidos valores de los qué «pie pertenecen ,j los viiiedos del Pero, desde el momento una hayamos conseguido «lar ala fabricación «le los vinos, la magnitud que ella requiere y merece. Iparte de esto, los licores espirituosos y otras artículos, son igualmente Vendible* en ese mercado, que nos retribuye su café, *ñ¡¡, sebo* y demás unja lo* de abundante cosecha en aquellas comarcas. Mas para frecuentar este y los anteriores mercado*, necesitamos, dirijirnnsStreS esfuerzos i protejrr obstinadamente nuestra marina merc.iiUe, que boy yací- muerta S en su- mo atraso á la par de muchos otros vehículos «le la rí nueza nacional. Mientras la bandera del pais no cuente competente immerodc bajeles, es inverificablc dar a SUOS- tro trafico de esportacion, la amplitud de *quc eSSSpSS. LOS valiosos productos del Sur de la República, han tenido hasta la focha un merendé abierto y segure su si territorio boliviano. Pasado millón y medio de pesSS lo «pie importamos en aquel país, constando principalmente estos valores, de agusnrdsente,vinos, azúcares, arroz, tejidos,s***nc*-a*ladua, ají,etc., y recibiendo en ietorso, atgunet harina-, coca, jabón, maderas, y sobre todo',numerario. Por cau- sa de desagradables acontecimientos políticos, el lisco boliviano ha recargado con monstruosos derechos lo*fruto* peruanos, resultando que un quintal tl<; aguardientes Vendida en la Paz en diez y ocho pesos, apenas da cuatro por precio del artículos deducidos sicti' por derecho de importación y otros siele por gastos «le transporte, ■ omisión y «lemas. JVi el hacendado de Moifasgon, ni «1 especulador de aquel depar- tamento, ni menoSCl consumidor boliviano, pueden bsHaréS bien, con tan violentó estado de « osas: asi es que el interés firjsuéa y el reciproco alivio de ambas Naciones, sou reclamados a grit. S por sus pobladores. ' DE BUMfcrO lado, no hemos podido ocupamos aun con la detención debida. Reasunto tan vital, limitándonos á permanecer inertes,dejando bajo «truismo pie aii-( 68 ; terior las franquicias preexistentes.con respecto a la esportaeion de productos í> >i víanos para el consumo nuestro ó en tránsito para el extranjero. Ifn ido mus lejo nuestra incuria, porque abandonando un derecho perfecto, hemos tolerado la intr . 'lucoioii por el puerto de Arica, de alcoholes catalanes y franceses, con el insignifican- te derecho detransit >. proporcionando de este modo el asesinato de la agrieultur i propia y facilitando un funesto competidor en los mercados de Bolivin. Felizment para el país, el Gobierno, y con especialidad su actual Ministro de Hacienda, banco l>OOÍ<Ío la gr¿m dad de las cosas, dictando provideucia conducente» atalajo de oiaI.>=. nacidos de tan chocante dejadez. Quedan en adelante gravados los licores de tránsito eoa derecho igual al que satisfacen para el consumo. VI U.VS' ) y ruina del todo parecidos,esporim sal ra los demás objetos peruau ■ • ■sportablcs para Uoli\01,sin q'laa prohibiciones den anza á los agricultores de aqi <■■ regina, araofrecer cómodamente idéaticoatratosal uoaauoao de ese paeblo. i>. ploramos ilar»iiMiiMBlé*^iMlc alejamiento cil qim se osee vivirá dea estados, que > . su posición geogrejlca« su indeatidad de costnaabraa \ sus añejas relaciones, están Maulados,por mas que se este-che la política de los Gobiernos, á eoattnaar bajo La i anchas, el comercio benéfico j saludable, que es uno de sus elementos de reciproca prosperidad. SI el gabinete boliviano pudiera desterrai del seno de sus consejos, un rae quizamny exagerado,creemos q'nailaconvendría masa los intereses grandiosos y biei entendidos del Perú y de líolivía, como el eeta Placimiento de una aduana eomui en (.'1 puerto de Arica, destruyendo, el mezquino y perjudicial baluarte liseal del li- s.iguadero. Tal medida de incuestionable utilidad para el prodijioso aeresentamien- lo de la riqueza industrial en laidos Repúblicas, carecería tanto menina daincon- venientes, cuanto que son muy análogos los productos europeos que eonsumim -s ■aa materias primeras que eeportamoa. Daríamos ailemsa una lección práctica ini- i ando la fianéjatela y la comunidad de intereses en las naciones, punto de vial i que hoy sedirijan sin ccaár las tendencias de una buena y sana doctrina económica CS cierto que el temor de uní dependencia nbsotuti para el caso de ñau guerra, hará tal vez trepidaren la adopción de una medida que ambos pueblos ap cea ardorosamente; pero no venios motivo plausible para abrigar esas kttquietnd< De partí- del Peni no pueden existir deseos de conquista territorial, porque no ne- CeatBMBOa e«paeio^s¡no pobladores,y en lodo trance.I.i República Boliviana posee otr i puerto, que abasteciendo siempre los departamentos meridionales, la proporciona el medio de romper el convenio, desde que te notasen inlidenci as del otro podei eont ra tan le. inüdcurius, á que no nos conviene dar nacimiento, por manera algnaa* IMLtN s ibomos que esta idea patriótica y d-'sinleresadn en nosotros, y que I" ios desi-r nueva, ha recibido > i Felicesaplicaeionea, pertenece a las rejiones «leí be* lio idáal, habiéndola aeatado como uaa mera indicación. Peo loque es de incum- bencia del inundo positivo, yjquedsede lin go apuntamos, consiste en la eeeeei imperiosa de olvidar antiguas disencion ■«■.estrechando los lazos que jamás debed s.-parar al Perú y á Bol i vía en el arreglo prudente y satisfactorio de sus interese» económicos. Líjense pues, bases generosas y sinceras por parte de ambos gabi:;c- .modérense las tarifas, y ciérrese de una vez, esc foco perpetuo de inacnhal-'- - "scilacíoues en quo permanece siempre la industria, jr es-pc-ialmente la agricultura, I' por el miedo de ver á cada instante interrumpidas las comunicaciones, paraliza- do el tráfico y cegada para el Perú y para Bolivin, la única y verdadera fuente de su riqueza. oo>ei.i;sio>. TIEMPO es ya de finalizar estos apuntamientos escritos á la lijera y en Iba q'heraos procurado consignar, aunque ■aeiataa>ente,algaa tanto de la muy poco q'su- bemos sobre la agricultura de nuestra patria,asi como también la mejora y progre- ta de que alta es suceptible. DIFICIL es raciocinar con aciertoea materia tan delicada, pues «pie para no i i ar,emitiendo equivocados conceptos, habría sido preciso practicar reeonocitnien- (0». prolijos,acopiar datos rurab s see. Kn la esténse costa del Perú,desde Pica hasta Tumbes, loe cañaverales y n- ■soilus, enea besa II la serie no pequeSn dei.auestroe fra toa r u ralea. Atondamos ¿ ello-. ilc preferencia, do ol viuda do que los granos,los algodones y el pasto tanto natural co- mo artificial, i leñen inmediata úñente daapuaa de aquellos. Sin descuidar esos urti calo*, no desatendamos tampoco los demás que produce el terreno y los que ú DMi poca cosía podemos aclimatar. NOS bañaos medido en lo posible al discutir rápidamente la intricada y ai - lina cuestión déla-- restricciones, cediendo.! nneetro convencimiento, a las tieco da)dea y á la situación de! país. Levantamos una bandera,que es un término medio én- trelos pr/ocipios. de parte \ otra, absolutos y exujerados de los combatientes, no queremos que el consumidor sufra, tampoco apetecemos que el productor s.- •■mué; y es fin limitado el número de producios sobre los que proponemos alguno medito restrictiva, que a la verdad, no es dable propalar que en lo mas mínimo BOi l.-ideo mo - i lo qneae llamaría escuelaivtró grada. Lsta limitación es pequeña, por |;i naturaleza misma de las cosas, pues di lugar u ella, una que otra product-ion % :i i.> que forana el ancho cimiento di? nuestra raanaana nacioiud. ES la ato mas tolerable esa corta di ver_eiicia de nuestro pensar.si se eouif.ii NI con el de los ardientes partidarios de la liberalidad despótica en materias de in- dustria, Cuanto que ella abre siempre camino llano pura la admisión franca del sa- be?, , dnl trabajo y de la industria de los estraños. !Vadie negara que la República d Venezuela, sigue una hermosa senda en asuntos económicos. Casi á las puertas d> 1.» Encope* rica en bahías que admiten gcnerosamcnlt bis naves extranjeras.ablución lo en tierra.- lOMIinidai yo,por colonias Iros-otl.uiticas. cruzada por rios navegable. \ poseedora, en lin,de todos b>s eleinenlos conducentes ú una uiaeciia rápida y íeli no se atreve a soca bar con medidas bruscas e inlcmpcsti vas. la fuente de su pro<ÍH> ■ •Mii < .1 >n piae rcitamos un trozo del Mensajedel Ljoeulivo de aquella RnpnbUee, fechado en Caracas á 20 de Setiembre delaffo próximo pasudo de 1844-, y dicn asi ■ MAS veréis también. La agricultura, primordial fuentede nuestra con-cr ■ «ración y riañosa, descuella es ia época de Venannela como un objeto cuya perCerea • i.t domina < n la Icjislacioli. Vlmismo tiempo t;n< »<■ le ha libertado do oneroso.. gravámenes, ba sidoprotejida con franquicias y eesoesonea, i^as alcabalas, los «diezmos, la c.*qiortu< ion. que la agoviabon, han sido suprimidos: en su luvor se han les tinado á loa nemíans.á las comunicaciones lluviales j ala inmigración, eenside- • rablei «urnas del tesoro público, con al lin de aumentar la circulación útil ú ello, s< • creo un Bañen Nacioonlparasalearla de las rivalidades de la rompeleticia,»•« ha pro «/libido la importación de lodof loa productos e.ct ranjeras iguales ti tos tuyos, á penar • da Cea aryam, litaciones de los aenansiMeras: para no gravarla ni con indirectos iiu «penates, ee he libertado de todo derecho la laluodsecina) de loa instrumentos, ma- «qiuii.i>\ artículos necesarios a sus labores: para dar movimiento a sus grandesvu- ■ lores lijos, se han expedido leyes capaces de levantar sobre ellos un crédito afleas' • S~ se opone a esta pr»»lección decid ida el que en los quebrantos a que causas in- • dependientes de las leyes han conducido a muchos de sus laboriosos propietarios, no • luya podido llllaa IIHPll en su niteilio el Lrario de la .Naciou pea*erogaciones ó coai- «promisos de otro género, porque vosotros sabéis que tal intervención ha eucontu «do basta ahora con tan graves diliruitades, que no ha sido posible superarlas á los « anta vivos deseos de vuestros lejisludores.• ¡I I i 71 ) ¿(¿LE mas podríamos agregar á loque con tanta claridad, tino y circunspec- ción, espresa el órgano de un país naciente, como igualmente lo es el nuestro, pero que marcha á la vanguardia en progreso social y material, porque supo cortar en tiempo la decoradora hidra de la anarquía? Eae régimen saludable que aplaudimos, lo proponemos también para el Peni. Caminemos con pausa y juicio sin esponer- nie á caer en el precipicio de la bancarota, saltando atolondrados la valla que los demás nueblos de ambos mundos atraviesan lentamente pero eoa seguridad. Tiem- po vendrá en que rota la barrera del egoísmo fiscal por todo el ámbito del globo, ^parezcamos laminen nosotros con wnn población cuantiosa, OOfl terrenos mejer » mas extensamente cultivados, con enpitalessobrantcs, sin los a zares que ahora cir- cunvalan lo q' relalivamcntc apellida rén ios nuestra exanime y mezquina producción, con régimen político y civil de imperturbable estabilidad; y entonces,—entonces se- ra oportuno lailiaimia con nios audacia en el campo por el que viajando hoy, nos cu- briríamos sin remedio de abrojos y de espinas. MlL.NTltAS eecribíamoe eatoa apuntamientos, llegó á nuestras manos la elo- cuente obra económica, publicada por un elegante escritor español que todos cono- cemos, pues que en una época habitó con nosotros. Y como para acabar estu me- moria, nunca seria de mas, inculcar sobre el omnipotente indujo que la agricultura ejerce en las sociedadeshumouas. compilando en un estrecho cuadro toda su impor- tancia y alcances.creemos llenar perfectamente nuestro Objeto, citando aquí lo «pieul hablar de este asunto, dice el brillante escritor á anden nos referimos. «LA idea de la riqueza material .bajo cualquier forma que se presente a nuw- «tros sentidos, nos llevo, por una asociación muy natural y lójica, a fijar nuestra ■ atonnilia en la tierra: manantinl inagotable