IIEIIIAIs ¡je A LOS 50?RE ELLA. Publicntlas en el SA«:IOS,ll.; n. ISOí. MOi\TEVlDUO D££ NACIONAL.IRClfljJiR de D. Manuel Oribe á los Cón- sules extrangeros, y observaciones sobre ella. Circular. ¡Presidente le gal de la República.— «Cuartel General, Abril 1 P de 1843. »EI que firma ha sido informado con sgusto, que varios esfrangeros délos sidentes en Montevideo EMPLEAN OS SU INFLUENCIA PAPA A- IAER PARTIDARIOS A LOS REBEL- ES SALVAGES unitarios, y otros to- an las armas en favor de los mismos beldes. »Notorio es el respeto que el que fir- a lia dispensado a las propiedades y ■rsonas de los subditos de las otras iciones, porque asi se lo lian aconse- do la civilización, la justicia y sus opios sentimientos, mientras aque- is se conservasen en la esfera que I corresponde; pero esto y aquellas aconsejan obrar en un sentido en- emente contrario y vigoroso contra ¡que olvidando su posición, la pier- n tomando parte en negocios que les pertenecen, ya sea llevados del teres, ó por cualquiera otro estimu- «Por consiguiente, el que firma se obligado á declarar que no respe- á la calidad de estrangeros ni en los ;nes, ni en las personas de los silb- os de otras naciones que tomasen partido con los infames rebeldes sal- vajes unitarios, contra la causa de las leyes que el infrascripto y las fuerzas que le obedecen sostienen sino que serán considerados también en tal ca- so, como rebeldes salvajes unitarios, y tratados sin ninguna consideración. » Con este motivo el que firma se complace en saludar al señor cónsul de. ... con estima v consideración. MANUEL ORIBE. Por orden de S. E.— Carlos G. Villademoros. OBSERVACIONES. I. Que D. Juan Manuel Rosas , para encender las pasiones, y satisfacer los apetitos de la multitud sin moral, sin costumbres y sin freno en que apoya su poder, emplee en sus documentos esas clasificaciones insensatas, esos mueras, ese lenguaje de frenesí y de exterminio, que constituyen el for- mulario de todos sus actos oficiales, puede concevirse fácilmente. Pero nadie concebirá que D. Manuel Oribe, dirigiéndose norninalmente, y de ofi- cio, á representantes caracterizados de Naciones civilizadas y cristianas, repi- ta la fórmula indecente que emplea( * ) Rosas para hablar al populacho; y clasifique de infame, rebelde y sal- vaje al Gobierno cerca del cual están acreditados los Agentes á quienes es- cribe. Sobraban pruebas de la inca- pacidad, del demente desvario deOri- be: pero ponemos esta en manos de los hombres cultos y honestos de todo el mundo para que acaben de juzgar al hombre, y á su sistema.—Está ya consagrado como espresion de farsa, en las dos orillas del Rio de la Pinta, el titulo, que Oribe invoca de Presi- dente Legal de la República: pero, en el caso presente, hay que hacer una reflexión sería sobre aquel titulo de sainete. Rosas puso por condición para aceptar la mediación de la Gran _ Bretaña el restablecimiento de Oribe " en la Presidencia del Estado Oriental. Los ministros de Inglaterra y de Fran- cia, en notas oficiales de 30 de agosto de 1842, declararon á Rosas que se- mejante pretensión era inadmisible: » que era evidentemente imposible » que el gobierno británico, ó el fran- » ees, sancionasen por su mediación » el deseo del general Rosas, de cons- » tituir en la Presidencia de Montevi- » deo á un individuo particular, que » por digno que fuese en otros res- » pecios, no luese aceptable á la ma- » yoria de los habitantes del Estado » Oriental.» (1) La Francia y la Inglaterra son las dos naciones mas fuertes, las que mas ciudadanos tienen, y mas riqueza, en la Capital de Montevideo : y después que los Gobiernos de estas dos nacio- nes hicieron aquella declaración á Ro- sas. Oribe, que depende de Rosas, que viene mandando un ejército de Rosas, se atreve á dirigirse á los re- presentantes de esas mismas naciones, invocando el carácter de Presidente (1) Gaceta Mercantil de 15 de_ ciembre. n- Legal, que ellos declararon ser im¡ sible reconocerle; y en este carácl rechazado les intima nada menos qi su resolución antisocial é insólita, no respetar la nacionalidad de los si ditos de de e-as naciones ! ! ! Oril un simple individuo particular, clasificado en la nota de los ministi ingles y francés, pretende someterl á su regla, y quiere que esos ageni consideren infame, rebelde y saín al Gobierno Oriental, á quien ellos conocen y cerca del cual están acre tadosü!—Estos son hechos que no creen en el exterior: ahi está el doi mentó en que Oribe los ha eslami do. Oribe que en la escuela de Ros aprendió como derecho de guerra muerte de los vencidos y la confisi cion de sus bienes, que larga y ni riblemente ejerció ese principio atn antisocial y proscripto , contra pueblos sometidos á Rosas, cree q puede también ejercerlo sobre exti geros ; y tiene el inconcevible impi dor de anunciar oficialmente á ajentes públicos , que tratará á subditos de otras naciones como tratado á los argentinos ; en sús pe\ sonas y en sus bienes 11 ¡Y esto gase bien—esto dice Oribe que lo h¡ porque se lo aconsejan asi la civil! cion y la justicia III En la Europa ci ta, en el Rio de Janeiro, que está nuestras puertas, se dice y se publi que no es verdad lo que contra Ri escriben sus enemigos: hay quien llama grande americano. Ahi e¡ pues, un hecho, que reasume toda política de Rosas, todo el espíritu su campaña actual. Pero Oribe qi anticipa asi el esterminio rielóse) trangeros que trabajen ó influyan, favor de sus enemigos, ¿ no se sirviendo él mismo de extrange En la escuadra conque pretende b'