I CARTAS / DIRIGIDAS / POR EL DOCTOR BASILIO ARRILLAGA AL DOCTOR D. JOSE M. LUIS MORA, CITANDOLO ANTE EL TRIBUNAL DE LA SANA CRITICA, DE LA. RELIGION CATOLICA Y DE LA VERDADERA POLITICA. A RESPONDER POR LOS FUNDAMENTOS Y RESULTADOS DE SUS OPINIONES SOBRE BIE- NES ECLESIASTICOS, PRODUCIDAS EN EL TOMO PRIMERO DE SUS OBRAS SUELTAS. Potuit (Deus) illos pati íntua sempcr; sed nos de illis non proficcremus. Cura separati sunt, et per qusestiones malignas inquietant nos, prepositura est nobis ex illis, et inquisitionis stndium, et timoris exemplum. Unusquis- que tremit cum alterum viclet exisse:::: Prosunt ergo quia exeunt. Nam si intus essent et tara malí essent, nihil de illis prodcsset. \CARTA PRIMERA. INTRODUCCION A LA OBRA. Fortasse utile habet ipsum adversum nos sw ingenio usum fuisse. S. Greg. Nyss. orat. 4. México y junio 7 de 1839. „PARA evitar disputas de palabras indefinidas debo advertir desde Juego, que por marcha política de progreso, entiendo aquella que tien- de á efectuar de una manera mas ó ménos rápida, la ocupación de „Ios bienes del clero; la abolición de los privilegios de esta clase; la di- fusión de la educación absolutamente independiente del clero; la su- presión de los monacales; la absoluta libertad de las opiniones; la „igualdad de los extrangeros en los derechos civiles....."—(Dr. Mo- ra, tomo 1 de sus obras sueltas pág. IV.) „A mediados de 1820 se empezó á percibir en esta república (de „México), entonces colonia, un sentimiento vago de cambios sociales, el „cual no tardó en Hacer prosélitos, mas por moda y espíritu de nove- „dad, que por una convicción íntima de sus ventajas que no sepodian co- nocer, ni de sus resultados, que tampoco eraposible apreciar"—(El mis- mo pág. VIL) „Mora ha adoptado el partido del progreso tal como va expuesto en „esta Revista desde que pudo pensar, y la elección de sus conciudada- nos lo puso en el caso de obrar. La adopción de este partido ha sido „obra de pura convicción; los hombres del partido contrario, especial-4 CARTA r. „mente los de su clase, lo exaltaban y aun mimaban, ruando se separo „de ellos de hecho, pues por convicción lo estaba mucho ántes, de donde ..debe inferirse naturalmente, que no fué el disgusto, sino una causa mas „pura la que lo obligó á obrar así en 1820."—(Id. pág. CCXCIV.) Sr. Dr. D. José María Luis Mora. Muy Sr. mió: ¿Con que el sistema de progreso consiste sustancial- mente, y se encamina, como á fin último, á la ocupación de los bienes eclesiásticos, sostenida y promovida por diversos adminículos y medi- das subalternas: la cesación de privilegios para envilecer una clase so- cial á quien se trata de robar y acaso extinguir por la pobreza y el vi- lipendio: la educación de las clases populares independiente del clero, para que aprendan á no respetar á los ministros de la religión, ni los bienes consagrados á Dios, ni los objetos religiosos en que se emplean: la supresión de los monacales para que muriendo previamente sea mas fácil heredarlos: la absoluta libertad de las opiniones para promover diariamente todos los importantes ramos del progreso: la igualdad de derechos de los extrangeros por si se ofreciere buscar marchantes pa- ra tantos bienes? ¿Y iodo este vasto, complicado y tenebroso sistema se le presentó á V. entre los primeros destellos de la razón, desde que á la alborada de ésta pudo pensar, quoad longisimé potest mens púa re- peleré^ et pueriticE memoriam recordare ultimam? ¿Tuvo V. la dicha de que se le infundiera como una especie de idea innata cartesiana, y de abrazarla como en profecía ántes de que naciera en la república? Cuando los demás niños apenas aciertan á cumplir con la obligación de volverse á Dios en el principio del uso de su razón, ¿V. ya se volvió hacia los bienes eclesiásticos? No hay duda que este afecto habrá crecido con V. como la misericordia con Job. Y quien de cachorrillo comia pan, ¿qué será de Can? ¡Tantillus puer, tantuspeccaior! Tampoco la hay en que los demás Sres. progresistas deberán ensal- zar á V. por el conocimiento claro é intuitivo que desde que pudo pen- sar tuvo del sistema, con la misma justicia y las mismas palabras con que el célebre Manuel Marti, deán de Alicante, celebró á Catulo, en su afamada oración Pro Crepitu ventris, por la dicha singular de haber co- nocido de vista al héroe que fué asunto de aquel elogio. O veronensium (digamos, mexicanorUm) beatissimum qui tamban heroa defame noscere meruk! Haúdnobis vili popello el inglorio i ta contigit. Quid? NobislCARTA I. ¿j immo nec mortalium ulli post hominum memoriam tantas liónos á Düs tributus perhibetur. Ni disminuye esta singular gloria el que V. profesara el sistema progresista desde que pudo pensar y sus conciudadanos ¿o pusieron en el caso de obrar, porque esto solo quiere decir, ó que lo pusieron en los cargos públicos desde que pudo pensar, ó que no pudo hacer esto has- ta que estuvo colocado en los empleos; de modo, que como otros in- fieren la existencia del pensamiento ego cogito, ergo sum, V. inferiría el pensamiento de la existencia política ego sum homo publicus, ergo cogito. Si no quiere decir esto, la simultaneidad de épocas tan diver- sas será uno de tantos misterios como presenta la cronología para ejercicio y tormento del ingenio, sin perjuicio de la verdad histórica. Si quiere V. otro claro ejemplo de estos misterios, en su misma obra lo hallaremos. En las primeras páginas de su Revista nos refiere la formación lenta y gradual de los partidos de progreso y receso desde la independencia en adelante. „E1 año de 1820 solo habia deseos va- „gos de cambios sociales, y eso no por convicción. (Pág. VIL) Con el «nacimiento de la república federal se adelantaron algo, y fueron, di- gámoslo así, empollándose. (Pág. VIII.) Después del año de S26 „los partidos del cambio y de la inmovilidad se iban regularizando. ,,(Pág. IX.) Pero ni uno ni otro tenia un programa, es decir, unas ten- „dencias fijas y cardinales, y no sabían fijamente á qué atenerse y se rn- ,,contraban frecuentemente discordes en el momento de obrar." (Pág. XI.) Y así, V. que tenia convicción muclio antes de 1820, cuando los de- más solo tenian deseos vagos, merecía aquel elogio ipse viget solus eceteri velut umbra vagantur. Era V. en aquellos obscuros tiempos, si no la luz del mundo en el sentido en que lo dijo Jesucristo de los sa- cerdotes, pero á lo ménos con respecto á las luces filosóficas del siglo. sicut lucerna in caliginoso loco. Era V, en el orden político un mi- lagro mayor, que el que tanto encarece Plinio en el natural de la ciudad de Tacape, que lograba en su suelo abundante riego estando rodeada por todas partes de ardientes arenales. In mediis arenis felici, svpc-T omne miraculum, riguo solo. Pero á pesar de esto, y desprendiéndose V. de tan singular privile- gio nos instruye posteriormente (pág. LXXXVII) de que desde cuites de la independencia se hallaba dividida la nación en dos grandes par- tidos, que por razón de sus convicciones, deseos y tetidencias políticas.6 CARTA I. se denominan de progreso y retroceso. Con la circunstancia agravante de que asegura que ya nos lo habla explicado. ¿Cómo pudo ser esto, si á mediados de 1820 solo se empezaron á percibir deseos vagos que no estribaban en convicción? (Pág. VIL) ¿Si hecha ya la inde- pendencia, la tendencia á los cambios aun no salia de la esfera de de- seo? (pág. VIII) ¿cómo pudo haber partido de retroceso si este es el que tiende a abolir lo poquísimo que se ha hecho por los Sres. del pro- greso, y en aquel tiempo nada habia hecho de lo que forma su pro- grama, que V. desarrolla y funda en su Revista? Para cuando se sirva explicarme esto, en justa vindicación de la exactitud de sus ideas, le añadiré otras preguntas, sobre las que tam- bién le suplico tenga la bondad de hacerme aclaraciones. ¿No me dirá V. por qué queria la supresión de los monacales cuan- do no estando tan disminuidos como hoy no habia la necesidad política, moral y económica que nos dice existe al presente? Y las rentas eclesiásticas ¿para qué queria V. ocuparlas in dlebus illis cuan- do no habia deuda exterior, y cuando la interior ni era tan grande, ni estaba á nuestro cargo, ya que el pago de ambas es el objeto á que ahora las dedica? ¿Si entraría eso sin advertirlo V. en los deseos va- gos que originaba el espíritu de novedad? ¿Y por qué queria ocupar- las, pues el clero aun no habia desobedecido á los estados, aun no ha- bia negado á la nación el patronato, aun no habia defendido los fue- ros, ni se habian unido los soldados de sacristía y cuartel, ni sistemá- dose la oligarquía militar y sacerdotal, que son las recientes é imper- donables culpas por que lo quiere castigar? Tampoco en su persona lo habia ofendido todavía en 1820. Aun no existia el encono y ani- mosidad, que V. supone recíprocos, y que por su parte, y metiendo la mano en su pecho, declara que no es posible ni racional esperar que cese y se deponga. (Pág. CCXCIV.) No habia el clero entonces proclamado el plan de Cuernavaca, no habia derribado la administra- ción Farias, y por consiguiente no le habia quitado á V. la plaza que ocupó en la dirección general de estúdios, ni la particular direc- ción de un establecimiento, ni la cátedra, ni la redacción del Diario, ni los muchos miles de pesos que por estos varios títulos reunia. ¿Por qué, pues, se separó de sus compañeros al tiempo mismo en que lo exaltaban y mimaban, y que no teniendo en su mano la libre colación de los beneficios pingües, que estaban sujetos al Real Patronato, po-CARTA I. 7 dian decirle lo de San Pedro, argentum et aurum non est mihi, quod autem habeo hoc tibí do, honra y cariño? ¿Por qué califica de partido al estado eclesiástico? ¿Por qué de partido contrario, pues no era el del retroceso, que aun no estaba formado? Y así, en orden á princi- pios, V. era el contrario, no de un partido, sino de su clase y profesión: y en orden á las obras, léjos de serle ellos contrarios lo atraian, mi- maban y exaltaban. ¿Por qué rompió V. tantos, tan sagrados y dul- ces vínculos, y dejó de hecho su profesión y estado, haciendo una excisión pública y escandalosa, que en buen castellano llamamos apostacía? (a) Yo no sé cómo pudo hacer esto; porque siendo ene- migo jurado del retroceso en las cosas humanas y políticas, de- bió serlo mas en las espirituales y divinas, donde sabia que esta- ba tan severamente prohibido que al que una vez ha echado ma- no al arado no le permite Jesucristo ni ver para atrás, no sea que (a) A las páginas XCIV y XCV se afirma en ella nuestro autor, y tie- ne además las felices ocurrencias de calificar de civiles los vínculos que lo unen con los de su clase, y lo sujetan á su estado y al cumplimiento de sus deberes: de suponerlos destruidos de hecho y de derecho por haber corrido diez y siete años de enconos y animosidades entre él y sus compañeros; supone que la ley natural resiste la aceptación de privilegios, y que ninguna ley positiva los manda aceptar, ¿Podrán, pues, los menores renunciar los de la tutela &c, y los clérigos, militares y todos los legos sus respectivos fueros? ¡Y este escritor es abogado y doctor teólogo! ¡Ah Sr. teo-jurista! con cuánta razón un filósofo á quien presentaron á un jóven para que lo ca- lificara, le dijo: Habla para que te conozca. En orden á las animosidades y enconos recíprocos, el mismo Sr. Mora confiesa que nunca los clérigos lo han atacado de frente, y él no solólo ha- ce, sino que procura sea con golpes mortales y heridas al corazón. A la pág. LXXX acusa al mdgo soldado-clerical de tener xm carácter solapado, pérfido y embustero. Este vulgo por lo que allí declara son los doctores Olaguibel, Valentín, Oteiza, Vizcarra, Arechederreta, P. Lope, Alfaro, Vi- Hanueva, Portugal y demás individuos que figuraban en los empleos públi- cos el año de 832. ¿Qué eclesiástico no será del vulgo? Si alguno de estos no lo es ni tiene tan maligno carácter, ¿por qué no lo especi- fica? ¡O male! decia San Agustín á uno en caso semejante (in Ps. 99) ¿Cur bonos taces? quos tolerare non potuisti, jactas. Hombre malo, ¿por- qué hablas de los que te parecen serlo, y no mencionas á los buenos?$ CARTA I. comenzando por retroceder con la vista, pare en hacerlo con las obras. Qui respexit retro non est aptus regno Dei. Acaso estas últimas palabras nos aclararán el misterio. Hay en el mundo, como V« sabe, dos órdenes diversos, el natural y el sobrenatural, el de los intereses terrenos, caducos y temporales, y el de los espirituales, eter- nos y divinos. Ambos describe San Aguslin bajo el emblema de dos ciudades enteramente contrarias en su naturaleza y condiciones. La una se edifica sobre el amor propio, la otra sobre el desprecio de sí mismo; la una sube y crece hasta el amor de Dios, la otra hasta su desprecio; pues así también por consecuencia el partido del progreso en la una, es de retroceso en la otra. Su espíritu de V. ha sido el tea- tro en que se ha representado y ensayado esto último de una manera tan visible como dolorosa, y observándose con atención en un momen- to de calma podría repetir en sentido mas alto las palabras de su lema. Misserrhna vidi ¡ pars magna fui! Mas desgraciadas y lamentables cosas veria si se planteara todo su progreso favorito, cuyos resultados ni en 1820, ni aun ahora al pre- sente sin duda ha sabido apreciar. ¡Cuánto daño recibiría la humanidad doliente de que se cerraran los hospitales en que hoy es socorrida con las rentas del clero! ¡Cuántos peligros correrían las vírgenes consagradas á Jesucristo, lanzadas por la necesidad de esos asilos sagrados! Aquellas vírgenes tan venera- das, consideradas y mantenidas de las rentas publicas (a) en los pri- meros siglos de la iglesia á que V. alude frecuentemente! (a) „Constantino escribía a los gobernadores de la provincias que cada ,,año proveyesen de bastimentos en cada ciudad á las vírgenes:::: y á las per- „sona3 consagradas al culto divino, midiendo la cantidad mas por su liberali- „dad, que por el uso ó la necesidad. La tercera parte de esto aun se da en „nuestro tiempo á las iglesias, porque habiendo el impío Juliano (el Apósta- la. Note V, quien quita los bienes eclesiásticos) quitado estas prestaciones, „su succesor mandó dar las que hoy se hacen, porque el hambre habia dis- í:minuido las entradas de tributos en granos," Liííeras quoque Rectoribus provincianm dedit quibus mandabat, nt per singulas civitates virginibus:::: et his qui divino ministerio erant consecrati annona qtiotannis prabereiur, ex sua potius líber alitate, quam ex usu, ac necessitate modum annonarum de- finíais. Harum pars tertia riostra quoque cetate ecclesiis praebeiur. NamCARTA I. 9 {Cuánto se disminuiría el culto divino y cuán cegada quedaría esa fuente de las misericordias del cielo! ¡Cuánto se estorbaría, y cómo acaso se acabaría la predicación de la buena doctrina, y la correc- ción de costumbres, sumergiendo al clero en la miseria y abyección, y lo que es mas en la dependencia á que en términos muy positivos ase- gura V. quererlo reducir! (Pág. CXXV.) ¡Cuánto se atrasaría la mo- ral pública y con ella todos los beneficios del orden social! ¡Cuánto se disminuiría la administración de los sacramentos aun en el artículo de la muerte, supuesto el escaso número de eclesiásticos que V. piensa de- jar; y que de hecho quedarían, substraídas las rentas, aunque no lo pensara! Reducidos estos á dos por cada parroquia uno cura y otro vicario, y sécate, y alimentados con solo los derechos de estola, hártate comelon, de que también debian sacar los gastos del culto, ¿cuántos piensa V. que emprenderían oportunamente la carrera eclesiástica con ía remota esperanza de que vacara un curato ó una vicaría tan des- cansada como pingüe? ¿Cuáles serían los curas y vicarios pasando in- mediatamente del estado secular á un cargo tan delicado? ¿Cómo po- drían dos solos individuos llenar las graves y variadas funciones de la administración de sacramentos, predicación moral y catequística, cele- bración de misas, rezo del oficio divino, aucsilio y consuelo de moribun- dos, ecsortaciones privadas, &c? Sin duda alguna que el pueblo meji- cano con el tiempo, ó por la total falta de ministros, ó por la insuficien- cia de su corto número vendría á perder las habitudes y caería en la indeferencia religiosa, llegando á decir con el antiguo pueblo judío: Cesset áfacie nostra sanctus Israel. Acaso estos daños por ser espirituales interesan menos el celo pa- triótico de V., supuesto que paladinamente nos ha enseñado, que lo mis- mo ó mejor, que con los ministerios espirituales, se sirve al público con el comercio, las artes industriales y el amor á la familia, á la muger y á cum impius Julianus omnes illas annonas ademisset, succesor cjiis eos, quse nunc erogantur prseberi jussit. Etenim fames eo tempore illationis tributa- rise modum inminuerat. (Theodor. lib. 1.° cap. 11 apud Saccar. tom. 5 pag. 93.) Note V. al paso, que en sola la ciudad de Antioquia se mantenían por cuenta de la Iglesia tres mil vírgenes, de que habia lista, como refiere San Juan Crisóstomo, hom. 33 ad Pop. Anth. 210 • CARTA I. los hijos (pag. 218 lín. 8. * y 9. rf) (a) Sepa V., pues, que con sus pro- yectos se los acarrearía muy graves á la nación aun en el orden temporal Prescindo de los beneficios que en él se derivan de la religión. Pres- cindo de los castigos ejecutados-en todo tiempo en el pueblo de Israel por sus pecados contra la religión y leyes divinas, y solo voy ademos- trárselo.á V. con un caso mas práctico, y es el sabido del rey Acab. Deseaba este adquirir cierta viña de un vasallo suyo llamado Na- bot, porque estaba vecina á su palacio, y trató de comprársela, ofre- ciéndole por ella dinero, ü otra mejor. Nabot se resistió a venderla por ser un bien abolengo. Dios no permita, dijo, que yo te entregue la herencia de mis padres. Ardió en ira Acab con semejante respuesta, y tomó tanta pena que cayó en cama y rehusaba todo alimento. Infor- mada de esto su esposa la reina Jesabel se fué al rey y con amarga sonrisa y picante ironía le dijo: Que bien desempeñas la autoridad real y el gobierno del reino. Granáis auctoritatis es, et beiie regís rerpinm Israel! Ea, levántate, come, tranquilízate, y de mi cuenta corre darte la viña de Nabot. Aequo animo esto, ego dabo tibí vineam Nabot. ¿Qué haria esta muger impía y astuta para conseguirlo? No acudió al título del alto dominio de los príncipes sobre todos los bienes de sus súbditos9 por que aun no lo habían inventado los modernos políticos. Calumnió al pobre dueño de blasfemo contra Dios y maldiciente del rey, y (a) Según este modo de discurrir, lo mismo ó mejor sirvieron los comer- ciantes portugueses y'holandeses ,á los habitantes de la India Oriental, que San Francisco Javier: mas útil era á su patria San Pedro de pescador de peces, que cuando lo fué de hombres, y nuestro mismo divino Salvador ser- via lo mismo ó mas al público ayudando, a su padre existimativo en los. tra- bajos industriales de su taller, que predicando la penitencia para la remisión de los pecados, y el reino de Dios. Por esto los hombres del progreso de- sean la supresión de los privilegios del clero, y no los de los labradores, co- merciantes, artesanos, &c. ¿Qué diré de estas opiniones y del libro, que las contiene? Librum evohimus in qao legimus esse conscripta mulla blasphema^ nihil quod placeret, nihil qnod non peniius displiccret, á quovis damncmdvfin.... cuya* simüia nisi qui ida scripsit, nemo altér in menlem reciperel alque seniirct. (S. Innocent. I Epist. 31 de libro Pelagii.) Si esto opina nuestro autor de los ministerios eclesiásticos y de los trabajos de la vida activa, ¿qué dirá del sosiego de la contemplativa y cenobítica? Pero véase su defensa en los Desengaños filosóficos de Valcarce tom. 3 cap. Vi.CARTA J. i 1 habiéndolo hecho castigar de muerte, juntamente con sus herederos, p esíosmotivos, la viña pasó al fisco.y el intento quedó por entonces conseguido; pero no se logró por mucho tiempo, porque envió Dios al profeta Elias á denunciar á los reyes en castigo del robo y de los me- dios de efectuarlo, occidisti et possedisti, una muerte infame y desastro- sa con la que perdieron el reino para sí y para sus hijos. Acab fué muerto de una herida y los perros lamieron su sangre donde mismo ha. bian lamido la de Nabot. Otro le succedió en el reino, y por su orden fué Jesabel precipitada desde mi balcón y devoradas sus carnes de los perros: los setenta hijos de Acab fueron degollados y sus cabezas pues- tas en canastas á la espectacion pública. Aquí, Sr. Dr., aunque parezca digresión quiero preguntar á V., ¿qué opina sobre este hecho que como bien sabe es indudable? ¿Consultó Jesabel á los verdaderos intereses del rey su marido enriqueciendo el fisco por vias injustas, por la calumnia y la rapiña? ¿ó por el contrario los perjudicó grandemente? Pues ahora bien: si codiciando alguna vez la república mexicana los bienes del clero, este hallare en su concien- cia que no puede desprenderse de la herencia, que por títulos legales y sagrados ha recibido de sus mayores, propitius sit mihi Deus m dem hcereditatem Patrum meorum tibí: si por esto se contristara el poder so- berano, (pág. XCÍ y sigmentes.principaliiicntelaCXI) y entonces apa- reciera en el teatro políiico una nueva Jesabel, que lo increpara poí- no saber desarrollar y poner en acción todo su poder marpice auciorita- lis esi sé ofreciera á abrirle el camino y ponerle en la mano tos bienes codiciados ozqno animo esto, eyo-dabo tibivineam: si al efecto calumnia- se al poseedor atrozmente, (en toda la Revista), predicando que losobis. ■pos y el clero tienen ta voluntad y. el poder-de destruir la constitución^ enervar ías leym y rebelar contra la nación las masas (pág. CXIII); que el clero tiene un espíritu rebelde (pág. CXXIJ; que proclama elab-> solutismo puro (ibid.); que es clase hostil (CXLVIII) y enemiga (pág. CXXIV); que se opone á la educación de las masas por no perder su dominio sacerdotal (pág. CVIII); que obstruye y paraliza los medio* de saber (pág. CIX); que compromete lapas y armonía con las nacio- nes extranjeras (ibid.): que es un obstáculo al aumento de la población (pág. CVIí); que hace consistir los intereses del cielo en los suyos pro- pios (pág. CV); que está en oposición abierta con la consfifucion de la república (páginas CVI y CVII); en fin que la nackm no puede sos-12 CARTA I. tenerse contra él sino aniquilando su poder, y que solo por este me- dio único y eficaz puede conservar el país sus instituciones (pág. CXIII). Si además le representara otras mil ventajas económicas en favor del fisco, y por estos medios lograra que se apoderara de dichos bie- nes, y que disminuyera el número de eclesiásticos hasta venir acaso á acabar con todos: si se llegase á dar al clero el golpe mortal (pág. CXXV): si se llegase á ejecutar el designio de hacerlo desaparecer del Orden social (pág. CXXIV): occidisti insuper et possedisti, ¿dejaría el cielo esto sin castigo? ¿Se promoverían así los intereses de la nación? ¿No tendría esta una suerte semejante á la de Acab? Y el consejero y principal móvil, ¿no reportaría la responsabilidad y castigo de Jesabel? ¿Y V., Sr. Dr., querría representar en esta tragedia el infamante y des- graciado papel de aquella reina? Querría V. á lo ménos hacer el de Amán. Este no atrajo castigo sobre todo el reino, pero sí, y muy grave, sobre su persona. Confiden- te del rey Asuero, comenzó á tener ciertas animosidades y enconos con un judío llamado Mardoqueo, y fomentándolas mas y mas, llegó á concebir el designio de acabar con él y con todos los de su clase. (Jomo para ejecutarlo necesitaba interesar al poder soberano, acudió á tocar los resortes mas poderosos del corazón de su monarca, ecsi. tándole temores en el orden político, y avivando su codicia. „Hay „unas gentes, le decía, esparcidas por todo tu reino, que tienen leyes «peculiares y desprecian las tuyas. Ya ves que no conviene que to. „me cuerpo y ánimo con la tolerancia y las franquicias. Si te parece ..bien, decreta su exterminio, y yo te aseguro que llegará lo que „de sus bienes pase á tus arcas hasta áMiez mil talentos." El celo por el bien público de quien esto aconsejaba, y el resultado financiero de la operación, que era el único, pero el mejor argumento para conven- cer los delitos de los acusados, convencieron al rey y lo resolvieron ^ dar el golpe mortal y á ejecutar el designio de hacer desaparecer á un pueblo entero del orden social. Confió la redacción y ejecución del decreto al mismo Amán, quien hizo y publicó una ley á medida de su deseo. Este sin embargo no tuvo écsito, porque hay una providencia superior en el cielo, que vela siempre sobre los consejos humanos, y cuando conviene los burla. Así sucedió entonces: los judíos se salvaron, y Amán paró en la horca que habia dispuesto para el mas aborrecido de ellos.CARTA I. 13 Pues dígame V. si no haria este papel el hombre que en el con- sejo privado del vice-presidente en ejercicio de la república, inven- tara y ponderara tantos riesgos políticos de la ecsistencia del clero con privilegios y riquezas, como V. confiesa y se gloría de haber hecho; (pág. CXXIV) el que acusara su constitución, es decir, su organiza- ción y sus leyes propias, de dianietralmente opuestas á la paz pública, „Est populus novis utens legibus." (Pág. CXC.) El que afirmara que cuerpos est ranos y enemigos (el clero y la milicia) le habían robado al poder público su autoridad y la ejercían en su daño: que causa suble- vaciones periódicas, que se reproducen sin cesar, manteniendo la lucha entre la civilización y las antiguas preocupaciones: (pág. CXXIV) que ha manifestado un espíritu abiertamente hostil contra los prinoipios y leyes de la administración: que su poder es formidable: (pág. CXXVÍ) que la necesidad de conservar el orden público:::: y de payar la deuda pública, causaba la necesidad real, ejecutiva, urgente de hacer desapa- recer el sacerdocio como clase civil, (pág. CXXXIII) &c. &c: el que dijera lo que va referido y lo mucho que he omitido por no copiar toda la Revista: (a) el que sin probar nada de esto, ninguna de tantas calumnias, insistiera en que se acabe con la clase, y para convencerlo apelara por último á que se aprovecharán 149.131.860 pesos (pág. CLX) con que se pagará la deuda interior y exterior, y en fin redac- tara por sí mismo el fatal decreto. Decerne ut pereat et decem millia talenta appendam arcariis gazce tuce. Y si cree V. en un Dios justo y providente ¿supone que se quedará sin el castigo de su consejo, porque no muera tan pronta y estrepitosamente ni en la forma misma que Amán? ¿Qué se quedaría sin él la nación mexicana si diera tal decreto? ¿O qué se hubiera quedado sin él Asuero y disfrutando sus (a) Hasta las cuestiones del menudeo y prestámos forsozos se atribu- yen al clero (pág. CCLXI) cuando así ha tenido parte en ellas, como yo soy del progreso. Con razón se nos dice, pág. CCXCÍI, que desde que el sol calienta la tierra, los dicterios son el idioma de las pasiones. Sin embargo no tiene (el Dr. Mora) que acusarse en orden á personas de haber hablado mal, sino de D. Felipe N. del Barrio,] aunque sin nombrarlo (pág. CCXCVII) de manera que de otras no lo ha hecho ni de un modo genérico, disimulado y anónimo. Lectores vestram fidem! Bien que sus verdaderos agravios son ciertos elogios que tributa.14 CARTA í. violentas é injustas adquisiciones logradas por el suyo, si no lo hubiera prontamente revocado? Decerne ut pereat sacerdoiium. Si lograra V". con sus proyectos seducir á la Nación, y precipitarla en el abismo á que la conduce, acaso le acarrearía la pérdida de su independencia, pues los reinos pasan de unas en otras gentes por los ac- tos de injusticias, arjravios, ultrajes y diversos engaños, Eccli X. 8. ¿y euálés mas públicos, escandalosos, solemnes y trascendentales que los que V. aconseja? Pero á todo esto, acaso repondrá V. lo que dice en lapág. CXXV1: que ¿a autoridad pública quitando al clero los bienes, en nada ofendía, los principios de la justicia, [a] y que lo ha demostrado así en una disertación de la materia, la misma que reimprime ahora desde la pág. 109, para que unida á sus nuevas producciones presente completa y bien montada y asestada su máquina infernal. Este aserto me obliga á entrar al exámen de dicha pieza para evitar que suceda con ella, lo que S. Gerónimo recelaba de las obras de Rufino cuando le escribía. „Contabas con que el descaro ayudaría á la convicción, y que el lector ..juzgaría escrito con verdad lo que solo lo estaba con desvergüenza." Sperasti frontis durilia fdem te lectori facturum, ut quod impudenter scriberes, rere scribere judicareris. Este análisis ceñido ála esfera li- teraria, solo tendrá por objeto acreditar el ningún fundamento de lo que V. califica de demostración. En él me atendré á la defensiva, contento con solo destruir sus máquinas ó maquinaciones, y oponer un escudo á sus dardos. Esta será la primera parte de mi obra, y lo que entiendo por citación ante el tribunal de la crítica. Pero ella sola no bastaría: una causa no se acredita de mala porque no haya sabido de- (a) La injusticia precisamente hace mal y origina al prójimo algunos su- frimientos; y nuestro Doctor, ni como funcionario, ni como particular ha pe- dido ni aconsejado que se haga mal, ó se haga sufrir á nadie pág. CCXCV. ¿Qué prueba mas clara de que el reducir al clero secular y regular de am- bos sexos á ía indigencia, no es injusticia pues nada se le hace sufrir con esa medida? Por otra parte, la justicia como ensena S. Ambrosio, Oífic 1. ° , da á cada uno lo que es siiyo: no se apropia lo a geno: desprecia, la utilidad propia por conservar la equidad común, y está bien claro que todo esto cumple el poder temporal con la absoluta y omnímoda ocupación de los bienes del clero.CARTA I. 10 fenderse, ni se postra al contrario con solo resguardarse de sus úr-:<. Por eso añadiré la segunda, citando á V. ante el tribunal de la reli- gión cuyos principios son los únicos firmes é indestructibles, y pro- bándole con ellos y con otros filosóficos y jurídicos, la ilicitud del sa- crilego y violento despojo, que intenta hacer á la Iglesia. Aun no es ésto todo: hay muchos hombres, principalmente los politicos maquia- vélicos, que no atienden en sus acciones á lo lícito, sino ú lo prove- choso, y que arrastrados del interés violan los mas sagrados deberes. A estos se dirige la tercera, en que citando á V. para el tribunal de una política ilustrada, examinaré lo que hay de positivo en los bienes con que nos brinda, y qué males los contrabalancean. El resguardar pues, á los incautos, ó á los maliciosos de los lazos de la seducción, que V. por diversos medios astutamente ]es tiende, alegan- do razones, y despertando esperanzas que pudieran deslumhrarlos, es el único impulso que dirige mi pluma. No lo es c/ temor de perdet mis conveniencias enlazadas con aquellos Meties, único móvil que V. supone en los individuos del clero para los escritos de este género! (pág. 222). Si lo pudiera ser en otras circunstancias, no lo es en ta presente, en que según el plan que V. presenta para la distribución de la presa, me alcanzarla como parte de ella la casa en que habito y un mediano capital que administro (a). No me mueve odio al par- tido yorquino, que en lo personal no me ha ofendido, y si bien nunca (a) Esto digo, contrayéndome al plan que impugno tal cual hoy se pre- senta, y es dar la propiedad de las casas de manos muertas á los que las habi- tan. Pero no era difícil que á ia hora precisa se presentara un artículo adi- cional que escluyera de este beneficio á los clérigos. Y de otro modo no se lograba el designio de hacerlos desaparecer del orden social,7ii lo que se quería _ que era acabar con esta clase (pág. CXXIII.) Aun sin esto es incierto bajo qué plan se verificara la catástrofe. Son muchas y varían por momentos las circunstancias que determinan las convicciones puras, los 'programas Jijos, y- las tendencias y las medidas fijas y cardinales. Solo Dios sabe si en aquel tiempo vivirán, como vivían en 833 y 834 las notabilidades del partido de progreso en casas de manos muertas, ó no. Si reconocerán ó no capitales, si serán agiotistas y acreedores personales del gobierno. Omnia in futurum servanhir incerta. La debilidad del entendimiento humano solo puede en- tre ve er en el obscuro porvenir, dos cosas. Primera, que el árbol caerá ácia16 CARTA íi me ha mimodo y ecsaltado, porque mis méritos no han sido para ella, pero me tuvo mas consideración de Ja que era de esperar, dándome la administración Farías en 834 la plaza de segundo bibliotecario de la nueva biblioteca nacional, que por justos motivos no admití. Tam- poco me impelen las graves, multiplicadas y no merecidas injurias con que V. abate, deprime, denigra á todo el clero. Ninguna hay directa contra mí, y el espíritu del cuerpo de que naturalmente participo, no es otro, que el de olvidarlas y perdonarlas llbenti animo, et cor de per- fecto. En ellas solo sentimos los eclesiásticos, que se usen como me- dios para llegar al logro de fines detestables sperastis in calumnia et in tumultu et innixi estis super eo (Isai. 30 12). Reputamos por ma- yor el daño que V. se hace, que el que nos causa, porque como dice S. Cipriano epist. 55. „No es desgraciado el que sufre injurias, sino „el que las profiere, y la ley divina no estima reo de pecado al que su- fre agravios, sino al que los hace." Nec enim qui audit, sed quiJacit convicium miser est, nec qui aJratre vapulat, sed qui frairem cozdit in lege peccator est: sabemos cual es su raiz (a), y lejos de ser para no- la parte á que esté mas inclinarlo en el momento de aplicar la segur á su raiz. Segunda, que si el partido del retroceso es el que quiere abolir, lo que se ha hecho en este género, se han de agregar á él muchos hombres del progreso, aun de los ardientes y radicales. La cosa es muy natural. La consumación del sacrificio excitara la compasión de la víctima en los que no logren parte de ella y vean desvanecidas sus esperanzas, ó según la fraseología del Dr. Mora, sus puras convicciones. Los cívicos de Guadalajara no se pusieron á estos riesgos. Ellos se hicieron pagar con estos bienes sus alcances devengados y por devengar. Si estos bienes, dijeron, son para pago de la deuda interior, ¿para qué dar- los á un tercero, y aplicar solo el rédito á los acreedores? Vengan por los alcances pasados. Si no ha de volver a adquirir el clero nunca, y no ha de haber por segunda ni tercera vez este monte parnaso, vengan desde ahora los futuros. A fe mia que estos cívicos fueron hombres tan positivos, co- mo los demás de la administración Farías, que por este título aplaude nues- tro autor. (a) Es propio de los que abandonan una profesión vituperarla después. San Gerónimo, hablando de los apóstatas, dice: „Esparcen por todo el mun- „do obras llenas de mentiras y fraudulencia y tratan de infamar en todo él á ^los que una vez llegaron á aborrecer." Epístolas plenas mendaciorum etCAE TA I. 1? sotros un motivo de indignación, lo es de la mas viva compasión, co- mo lo seria para una tierna madre el frenesí de un hijo en cuyo acce- so vomita contra ella mil injurias y aun le da de golpes. Ya por aquí entenderá V. que no es mi ánimo aprovecharme de a- quella indiferencia ó insensibilidad estoica, tanquam asjñdis surdae et obturantis aures suas, en que se nos pinta para sufrirlo todo (pág. CXCII) y que aconseja á los hombres del progreso para que verifi- quen el robo sacrilego dejando á los robados hablar y gritar. (Pág. CXLVTI.) En el orden literario acaso me permitiré alguna libertad; en el moral seré mas circunspecto. Nada diré contra sola la perso- na, sino cuando tenga conecsion íntima con la causa en que se versa, y sirva para ella, y si aun se me escapare alguna espresion fuerte, principalníente en algún fragmento largo, no quiero que se la aplique, sino hasta donde pudieron hacerlo con sus contrarios los respetables autores que me presten sus palabras, y hasta donde lleguen según lo alegado y probado los méritos de la causa, y las analogías encontra- das entre las personas ó los casos á que los santos doctores las apli- caron, y el nuestro; siguiendo en todo el consejo y ejemplo de San Agustín, que dice: Cuando le contesto á alguno, consultando á la uti- lidad del lector, y enfrenando los movimientos de indignación, no tra- to de hacerme superior á él en las injurias; sino de volverme mas frauduleniiaer:: in orbcm dirigunt:::: qaos semel oderunl per universwn or- bem infamare eonaníur. In Jerem. cap. 23. San Cipriano. Esto nace de los rumores que fingen los que se separan de nosotros, porque no pueden alabarnos los que nos abandonan, ni podemos esperar serles gratos. Hoc de Apostatarum Jictis rumoribus nascitur, nec enim possunt laudare 7ios qui re- cedunt, auí expectare debemus ut placeamus Mis. Epist. 25. Véase tam- bién la 55 donde está mas estenso. S. Agustín in Ps. 99. Cuando ha salido se vuelve vituperador y maldiciente:::: respira enojos. Cuín exierit Jit vüuperator et malcdicus:::: ruclat indignaíiones. Varios arríanos acon- sejándole al emperador Constancio que enviara á Alejandría para la sub- versión de aquella iglesia al prefecto Filagrio, le decian: Siendo grandemen- te apóstata, es un perseguidor infatigable y encarnizado, como lo acredita la esperiencia. Philagrium mittito, qui strenuissimxis est in persequevido, vi experientia comperium est, cum máxime sit apostata. Saccarello Hist. eccl. tom. 5 pág. 223. 318 CARTA I. provechoso:::: en la refutación del error. Lectori consulens, fraenatis atque caercitis vanae indignationis aculéis, non id ago, ut fiam homini conviciando superior, sed errorem convincendo salubrior. Ad Petil. Por lo espuesto verá V. también que no trato de verificar su profecía de que ha de producir toda especie de calumnias y dicterios el furor sacerdotal, (Pág. CXLVII.) Sobre este último epíteto que con igual impropiedad aplica V. á la oligarquía, al despotismo, á la reacción, y á la dominación, permítame que le haga observar la poca filosofía que envuelve esta locución, poniendo como calidad peculiar y caracte- rística, la que es puramente modal, y describiendo como íntimamen- te conecsas las cosas que solo están unidas por una circunstancia muy accidental. Si yo al sombrero corto, frac y pantalón que V. usa, le llamara trago sacerdotal, por solo que lo viste un sacerdote, ¿no se rei- ria de mí? Aun no es perfecto el ejemplo, porque no es cosa intrín- secamente contraria á lo que se aplica. Vuélvame, pues, á decir, ¿si yo al progreso que ha adoptado, ó al odio que tiene al clero les llama- ra sacerdotales, qué cosa mas estrafalaria, cuando aunque se hallen casual y desgraciadamente en un sacerdote, son tan ágenos y contra- rios como el furor y el despotismo al espíritu del venerando y sublime sacerdocio? ¿Respetara V., pues, á lo ménos este en las personas, ya que tan frecuentemente se le presentan bajo ese honroso aspecto, aun cuando no las respete por sí mismas? V. nos recuerda que Je- sucristo mandó dar al César lo que es suyo: enhorabuena, aceptamos la sentencia y agradecemos su recuerdo, pero no se olvide de que S. Pablo con generalidad manda dar á cada uno lo que se le debe; honra y respeto, á quien se deba honor, y tributo á quien tributo: reditte ergo ómnibus debita cid vectigal, vectigal; cui honorem, honorem. Ahora, si V. quiere saber si á los Illmos. Sres. obispos y á los demás sacerdotes, aunque se presuman oligarcas, déspotas, &c, se debe honor, oiga á S. Cipriano discurrir sobre el fundamento de las escrituras. Epist. 55 ad Cornel. „E1 Señor en el Evangelio, cuando se le dijo: ¿Así respondes al „Pontífice? guardando y enseñando á guardar el honor sacerdotal, na- „da profirió contra aquel, sino que solo, vindicando su inocencia, res- pondió: Si he obrado mal, muéstrame en qué, y si no, ¿por qué me ..hieres?" Igualmente el bienaventurado apóstol S. Pablo, habiéndosele preguntado: ¿Maldices al sumo sacerdote? nada injurioso habló contra él,y pudiéndose sostener constantemente contra los que habían crucifi-CARTA I. 19 cado a! Señor, y habían perdido á Dios, á su Cristo, el templo y el sa- cerdocio, sin embargo respetó, en unos sacerdotes falsos y ya despoja- dos, una vana sombra de la dignidad sacerdotal. Así es que se escusó, diciendo: Ignoraba, hermanos, que era el sumo sacerdote, porque es- crito está: No maldecirás al príncipe de tu pueblo. Y porque no piense V. que el cumplimiento de estos deberes morales nada tiene que ver con el orden político que tanto le afecta, y de que se ocupa en su obra, le añadiré lo que añade el mismo santo: „Que en casti- go de haber despreciado los israelitas al sacerdote Samuel, Ies „dió Dios por rey á Saúl, que afligiera con graves injurias, que con- culcara y oprimiera con todo género de vejaciones y penas á aquel „pueblo soberbio, para tomar por sí misma la divina justicia venganza „del desprecio hecho al sacerdote." Epist. 65 ad Rogat. Ahora yo conjuro á V. por el odio que justamente tiene al despotismo, que no lo acarree sobre nuestra patria con esos libelos infamatorios contra el clero y sacerdocio. Espero que así lo hará, como también, que dando por bastante lo dicho para introducción á nuestra correspondencia, recibirá las protestas de la consideración y aprecio con que soy su afectísimo S. Q. B. S. M.