DEL, PODER EJECUTIVO A LAS xiorjOR ATtT.ng cámaras. IMPRENTA DEL. UNIVERSAL», 1637.o / i t u y a l íi h a ti o q A LAS HE CAMARAS. SS. SENADORES y REPRESENTANTES— Vuestra reunión llena hoy los mas sinceros votos del Poder Ejecuti- vo, y con un verdadero placer os felicita por un acontecimionfo que reani- ma las esperanzas de los amigos del país, satisface sus ardientes deseos, y aparece c;mo un monumento de glori » para la República, que en medio do las resistencias quo las pasiones oponen á su estabilidad se presenta aun marchando majestuoso mente por la sonda constitucional. Habéis obtenido el voto de vuestros conciudadanos para ocupar en su nombre los asientos de este augusto recinto, ilcspues do una revolución pre- meditada y llevada á efecto para derrocar la autoridad dol Ejecutivo. El J8 de Julio destinado a celebrar el aniversario do nuo-tros juramentos ñor el sosten do la Constitución del Estado, estaba elejido parra borrar «le nu- estra memoria los gratos recuerdos de este día, y substituirle una era nue- va por el trastorno jeneral de nuestras instituciones. En él empezó á cor- rer la sanijre de nuestros hermanos; desaparecióla poz interior de los pue- blos, y los habitantes entregados al trabajo, al sosiego y al goce de huí comodidades que uno y otro les proporcionan, fueron obligado* a abando- nar su* hoyares y lamillas para correr á las armas, Soportar h.s fatigas do una campaña, y restituirnos coa su esfuetzo los únicos bienes quo hacen aprcciable la sociedad. El G jbierno lamentó alguna vez el penoso deber do sostener la auto- ridad que le habíais confiado, cuando para olio i.ecesitó rapeta* con la fu- erza, la fuerza con que so intentaba usurpársela, pero no siéndole permiti- do hechar do sus hombros ol peso y responsabilidad de tan sagrado depó- sito, nu estuco tampoco en su arbitrio evitar las desgracias do >m con- ciudadanos ni las víctimas que en loa campos do Carpiutcrí i so Mtonfioa-Af^:ss^JI£IT, - JATTwTET'"T^**'T1ni**T'r r*> a .» wt— w - TERCERA zanmitJLTWSLA. ooitstítttoxoxtai». IPDX>32Í 3C STEF TXT © A LAS HH. CAMARAS. SS. SENADORES y REPRESENTANTES— Vuestra reunión llcnu hoy los mas sinceros votos de! Poder Ejecuti- vo, y con un verdadero placer os felicita por un acontecimiento que reani- ma lis esperanzas de los amigos del pní-i, satisface sus ardientes deseo?, y aparece como un monumento de glori » para la República, que en medio do las resistencias que las pasiones oponen á su estabilidad se presenta aun marchando majestuoso mente por la sonda constitucional. Habéis obtenido el voto de vuostros conciudadanos para ocupar en su nombre los asientos de este augusto recinto, después do una revolución pre- meditada y llevada á efecto para derrocar la autoridad dol Ejecutivo. El 18 de Julio destinado á celcbrnr el aniversario do nuestro* juramento.-» por el sosten do la Constitución dol Estado, estaba elejiilo para borrar de nu- estra memoria los gratos recuerdos de esto día, y substituirle una era nue- va por el trastorno jeneral de nuestras instituciones. En él empezó a cor- rer la sanare de nuestros hermanos; desaparecióla pnz interior de los pue- blos, y los iiabitantes entregados al trabajo, al sosiego y al goce de las comodidades que uno y otro les proporcionan, fueron obligado* f» abando- nar sui hoyares y familias para correr á las armas, soportar li s fatigas do una campana, y restituirnos coa su esfuerzo los únicos bienes qt¡o hacen aprcciablo la sociedad. El G jbiorno lamentó alguna voz el penoso deber do sostener la auto- ridad que le habíais couíiado, cuando para cilo necesitó rejiclor con ia fu- •rza, la fierza con que se intentaba usurpársela, pero no siéndole permiti- do hechar de sus hombros el poso y responsabilidad de tan sagrado depó- sito, no estuco tampoco en su arbitrio evitar las desgracias do m con- ciudadanos ni las víctimas que en Ioj campos do Carpiuterí i so sacrifica-( 2 ) m ú la Patria el 19 do Septiembre. El triunfo sin embargo do las leyes •obtenido á costa de ellas en esto dia se convirtió en beneficio de todos dedi' candóle á llamar de nuevo a la senda de sus deberes á los hijos de la Repúbli- ca, que se habian estraviado; á conciliarios con sus hermanes, á quienes ha- cían la guerra, y á restablecer los vínculos de amistad que habia consegui- do relajar la rebelión. El Gobierno tuvo la suerte de encontrar ciudadanos honrados que condolidos igualmento de los males que prepara la guerra civi! correspon- dieron á estos sentimientos, y contribuyendo á tan noble objeto evitaron nuevas víctimas y nuevas desgracias, y consiguieron que en un solo dia se abrazaran unos y otros y concluyeran los estragos do la guerra. Esto feliz desenláceos la recompensa mas nprcciable que el Ejecutivo pudo recibir do sus sacrificios en bien de la Patria, y el mas digno servicio que los hijos de «día pueden hoy presentaros. No obstante: la rebelión produjo su maléfico influjo, dejó en pos de sí ineertidumbres y desconfianzas, ocasionó crecidos v cxtraordiarios gastos, renovó en fin las heridas que un año de paz empeza- ba 6 acostumbrarnos á mirarlas con la esperanza de que su conservación llegaría á cicatrizarlas. Muy pronto os instruirá el Gobierno de los por- menores do olla, de las providencias que tomó durante >u curso, y on esa ocasión os manifestará los sucesos que la precedieron y causaron. Elem sin embargo en este momento c) justo deber de declararos.- que la conserva- ción del órden y las instituciones en los primeros instantes do la rebelión fué debida al patriotismo del jeneral D. Manuel Britos, al celo y activi- dad de los Jefes Polílicos, y su defensa y In victoria que lafl afianzó al es- fuerzo de beneméritos jéfes militares que en todas ocasiones han sosteni- do la libertad é independencia déla República, y al concurso cnsi jeneral «le numerosos ciudadanos honrados que abandonando sus hogares y fami- lias corrieron espontáneamente á las filas del ejército. Combinada para el 1 Í3 do Julio una sorpresa jeneral de las autoridaties establecidas en los Departamentos, se vieron aislados y perseguidos los ajont.es «Je ella en todas partes donde hubo un jéfe «pie tlirijiera los pueblos, iüste sentimiento nacional por el órden que hornos visto desplegarse con enerjía, con valor y «lecision en casi todos los puntos de la República es la mejor garantía do su estabilidad. Debo esperarse que no se conseguirá trostoi narln, pero antes que pueda intentarse segunda vez, fichemos preve- nirnos contra las aspiraciones «lo una ambición descubierta y refrenada. Eos peligros á (pie estuvo espuesto el país, y las desgracias por que pasó, son demasiado graves para «pje nos entreguemos á una ciega confianza, y le expongamos nuevamente- Para alcanzar este objeto «pie llama toda la atención del Kjecutivo espera de vosotros una cooperación activa. Hasta el momento de aparecer públicamente la rebelión no opuso el Gobierno á los planes de los conjuradlos, sino la moderación, la firmeza y la confianza en el buc.ii juicio do sus compatriotas, y en la lealtad «le las autoridades encnrga«las do conservar el órden público; pero entre tanto «puo asi respetti las garantios individuales sirvieron ellas ile escudo para de- sarrollar impunemente elementos de contradicción, estimular las pasiones, excitar la discordia, y promover ul fin una lucha «juc rompiendo las barre- ras de la ley nos dej<> por resultado una lección práctica de que los precep-- tos de ella son insuficientes para contener las aspiraciones del corazón hu- mano cuantío empieza á extraviarse, y su extraño no es vigorosamente contenido en su orijen. Después que ella se manifestó se tomaron todas Ins medidas que exijia la gravedad del caso para sofocarla. Puso fuera de la ley á los caudillos principales, prohibió toda comunicación con ello?; mandó reu- nir la fuerza que pudo; compró armamento y caballadas ; llamó al servicio á los antiguos oficiales j separó del territorio algunas personas que con su comportacion, con sus opiniones políticas, con las noticias quo esparcían, con su modo de producirse, seducían los incautos, infundí.tn recelos y te- mores á los débiles, y extraviaban la opinión pública que muy luego se pro- nuncKj contra ellos, clasificándolos de enemigos, y reclamando pública- mente providencias coercitivas para contenerlos; pero los males estaban ya hecho» y si algunos hu causado, el Gobierno, porquo en las revoluciones son inevitables, fueron necesarios en una época en que los amigos no so conocen, en «pie haciéndose tan frecuento lu infidencia y el engaño, seria rxijir demasiado pretender que templára los sentimientos de todos los hom- bres y conservara la impasibilidad ordinaria, pero puedo aseguraros «pie hizo cuanto pudo para prevenir muchos otros, ostentando una tolerancia que no debia esperarse después de conocida una combinación organizaila para promover la rebelión, y cuando sofocada esta en varios punios no podia tludar de la existencia do sus ajentes ni «lesconocerlos por los rastros que deja tras tí un crimen semejante Esto no puedo jamas suponerse ais- lado, porque nadie pretendería ni podría por sí solo proyectar y ejecutar el trastorno jeneral do la Nación ; poro combinado en el secreto, y con las precauciones que demanda el propio objeto á que se dírije, seria también una necedad pretender p:»ra piovcnir y contener sus progresos, conocer su extensión y cómplices do un modo tan claro y tan cierto como no lo permite la misma naturaleza de! bacilo. En nuestro caso, sin embargo, los acontecimientos «pie le han precedido y acompañado, descubren demasiado, y no permiten dud ir do su ostensión ni de los graves peligros que amena- z ib.in. Ovando seáis instruidos «lo ellos conoceréis cuantos motivos do desconfianzas rodeaban á la autoridad. Ea situueion política de los pueblos vecinos, la influencia que sobro ellos tendrían nuestros sucesos, las pretensiones do numerosos emigrados, cuya fortuna y cuya posición social dependían d«? la temlencia viudedad, porque no pudiendo optar ni goce de ella, parece injusto se les privase de una parle de sueldo que les corresponde para aplicarle á objetos que no les tocan; pero no estando previsto el caso ni determinada ect»i»cien alguna, se veri- fico así hasta tanto recaiga una resolución de V. JI sobre el paiticular. Igual duda se ha suscitado sobre los heridos é inutilizados en esta campaña, y sobro las viudas y huérfanos de los que murieron en defensa do las leyes á quienes no ha concedido cd Ejecutivo viudedad ni goco de inválidos por no hablarse de estos en la ley del casa y sobre lo cual os pedirá vuestra re- solución en tiempo oportuno. Siendo la recompensa do los buenos servicio3 uno de los medios de estimular ai liombio que espoue t-u vida en dejeaaa de la t'dtria y de la ley, no trepidó el Gobierno en conceder ascensos militares á los que se han dis- tinguido en esta ocasión ; y contribuido á defender y sostenerla, recavan- do el acecido do la O. Porininoutu por aquello* q 10 fuoron elevados á la clase do jcueralcs y coroneles, y .-alisface un justo deber recomendándoos la ( 11 ) honrosa compor.ar.ion del cjeírc'to, de los Guardias Nacionales, del cuerpo de matrículas, de los Tefes Políticos y domas empicados do este ramo, quo con muy pocas acepciones han llenado sua deberes y las esperanzas que en su lealtad depositó el Poder Ejocutivo. A pesar de la jenerosidnd con que ha usado de la victoria, repetidos avisos confirman el intento que alimentan algunos de reproducir la rebe- lión. Nuevas tentativas, y nuovas inquietudes se han sentido, y loa restos rc-fujiados al territorio vecino amenas 10 desde plli volver á invadir el nuestro, ó sus parciales al memos se comp'acen cu divulgarlo y abultar los auxilios extranjeros de que suponen dispondrá para undir segunda vez á la liepú- büca en un abismo de males y desgracia»». Después de las lecciones que hemos recibido del tiempo y do los su- cosos, no nos sorprchende que la ambición del mando, la sed de las rique- zas y el de-seo do figurar y engrandeccreso, deslumhren al cornzon hu- mano y le precipiten en la carrera de los crímenes; no seria una so- la vez que los pueblos sufrieron el yugo do la tiranía, pero quo resistien- do débilmente las aspiraciones de un caudillo, le permitieron apoderarse do la autoridad por la fuerza, sobreponerse á las leyes, y no reconocer nira que su voluntad; pero debe, sí sor(>rehendernos quo en nuestra patria dón- ele tanta sangre se derramó y donde tantos sacrificios so hicieron para des- terrar toda dominación extranjera, existan algunos qae se complazcan en que por medios semejantes sea alia oprimida y vejada; sin embargo cutre nosotros so encuentran los q'ie difunden estas noticias y se lisonjean con la esperanza de reproducir los males de un órden semejante. Las repetidas noticias do la frontera y la uniformo declaración tío tes- tigos presenciales no permiten dudar al Gobierno que una gran parte do los oficiales y soldados emigrados á la Provincia del Rio Grande so halla incor- porada á las filas do lo . defensores de la autoridad legal de aquella. Si las noticias que circulan llegan á realizarse, no podremos dudar ni dclorijeu ni de* la tendencia de los acontecimientos que sobrevengan. El Gobierno llena el deber de hacerlo conocer para que apercdiiendoos dn los peligros que nos rodean aun, prestéis la cooperación que necesita el Ejecutivo para llevar al cabo la obra de salvar á la Faina que cuesta ya tantos sacrificios. ■MlnMlt, Febrero 15 de 1837. MANUEL ORIUR. Erais-cisco Llaaibi. Pkduo Lknguah. Eka.ncisco J. \li;ñez-