REVOLUCION, MEXICANOS, f ©1 ¡zotualnoazab poI ab ondibin la J>*;hi«im» jil ;é)9fib -í)<; : ab o)»\do la uJT ia ,aldín yi;tl o'/ .hflbatn ab ntnaimiiiiaa obol gaulmorf ííJi.'.'-.'oqi; f*fMioÍ6K«j ¿si slL-ohfKiuní la v (noiafiriibiodugni Subvertcrunt potius jura, n0 quaiú custodcs eonim amo- verunt. (C. Taciu amial.) -• i. I una ros ab D^iaooídfiigai uiaihuq jci;q hay tiempo alguno en que pueda aparecer tan de-i testable una revolución que aleje de ella aun á los mas ¡«sensatos, es sin duda en el que estamos, porque todos tos mexicanos y aun estrangeros resilientes en el pais^ se ven obligados á confesar de corazón, que todas nues- tras desgracias, nuestras calamidades y penurias, solo reconocen por causa á esa mania de subvertir ince- santemente todo gobierno establecido. La fuerza brutal, sobreponiéndose al distinguido mérito, que solo brilla en la calina de las pasiones, ó vegeta á la sombra déla paz, ha transtornado los órdenes de,la sociedad, y dos» tmido todo principio conservador de ella m sma. Pof tlri lado, gimen familias inocentes.ají la horfindad y mi- seria, cuando las .virtudes domésticas del padre habrian *ido el mejor garante del bien estar futuro, sj una ma- lo homicida no le hubiese sacrificado á venganzas per- sonales, á pretesto. de disenciones políticas. Por otro, se niira entronizado el vicio con tan asquerosa desenvol- tura, qne el robo, el peculado, los contratos usurarios y 1;» bancarrota, ocupan con desvergüenza el lugar des- tinado á la sobriedad, al trabajo decoroso, á las tareas benéficas, á los inventos que dan honor al ingenio huma- Qok La miseria, consecuencia precisa de las frecuentes turbaciones de la paz, hermanada con la licencia que producen las rebeliones, ha creado una inmoralidad t<(n puntosa, que parece extinguida ana la mas débil idea .de la'revelación, tas leyes son el escarnio de ^au- daces; la autoridad, el ludibrio de los descontentos; lo mas santo y venerable, si nó el objeto de los mas pu- nibles desacatos, por lo menos el escudo coji que se ocultan'designios corrompidos, á fin de borrar en los. hombres todo sentimiento de piedad. No hay á donde volver la vista, que no se distingan Tos rastros de 1» insubordinación, y el imperio de las pasiones,, apoyadas en el olvido de todo deber. Cuando tantos y tan tristes-males lian agovíadaá esta nación desventurada: cuando solo á l>eneficio de la paz pudiera restablecerse de sus cruelísimas heridas; en* tonces es, cuando hombres destituidos de todo genero de conocimientos, de obligaciones y conciencia, háuagita- do las teas de las furias, y ostentádosé promovedores de una nueva revolución, que acabe por la ruina- del estado ¿Quienes son los principales enemigos de la in-' dependencia, de la libertad y prosperidad nacionales,-si- no es03 bárbaros caníbales, que asi pretenden el■ aniquila- miento, de lo poco que pudo salvarse en el naufragio ge- neral de once años de guerra encarnizada, y otros nías de un estado incierto, en que la sangre bá corrido, aca- so con mas profusión- proporcionatmente, que la quo se vertió en los choques contra los sostenedores de I» usurpación castellana? Si semejantes hombres han de gloriarse de una empresa tan infame: si con ella pue- den acreditar ese patriotismo de que hacen tan vano alarde: si pudieran disfrutar de séquito y acepta- ción ¡cuan tristes y melancólicos no serian los vatici- nios sobre la suerte de un pais, tan rebelde á la ra- zón, y dominado absolutamente por los acérrimos ene- migos de la justicia! El vandalismo y la relajación que forman la divi- sa de esos corifeos del desorden llegaria u presentar el cuadro de unas tribus incultas, sujetas a distintos re- yezuelos, semejantes todos, poco mas ó menos, á aquel Farías de execrable memoria. Restablecer los dias de su impecio; dias de amargura y llanto para la gene*calidad délos mexicanos; pero de goces inicuos para una turba inmoral é ignorante: volver al terror y al pilla- ge: consumar la obra de exterminio que se habia co- menzado; be aquí nada mas, el objeto ardiente de sus votos .Qué constitución pueden defender, los que en ra infracción y ultraje de sus principales bases tenian vin- bulado su peder, y sistemada su administración? Aca- bamos de ver comprometida la independencia y envile- cidos á los mexicanos, suponiendo en nuestra patria un pariido colosal en favor del difunto tirano de las Cas- |iiias. No hace mucho que cayó el trono de los jaco- binos ¿y qué vimos durante su omiuosa influencia? Las Parceles henchidas de prisioneros, y el rigor llevado al ''Xtremo, con las personas mas notables por sus servi- dos, por sus fortunas, por su saber y virtudes; mien- tras hombres, de todo punto indecentes, gozaban de con- fianzas desmedidas con el visir inhumano, que se com- l'¡ ¡cía en la desgracia, y á cuyos oidos adulaban los 'amentos de las víctimas. La fé de nuestros padres, no ®°lo lia sido vilipendiada poi celebros doctrinados con ">s principios de Uiderot y Voltaire; sino de hecho vul- nt>i*ada en sus dogmas, y atacada en sus pastores se- parándolos de su grey. La libertad individual estaba a JUerced de andrajosos esbirros, que subsistían de la de- ««oii, del engaño y la perfidia. La propiedad era uua quimera, a presencia de unos rapaces descarados, que Sl11 mas títulos que su audacia, sin otras recomendacio- n°s que la violencia, despojaban á los particulares y ? 'as comunidades, atentaban a los depósitos, y todo lo •Hvei tiau en los objetos do sus caprichos y devaneos. En *ni ta divisiou de poderes tan decantada, esa alma de todo sistema representativo ¿qué era bajo la férula de los jacobimos, sino ilusión y mentira? ¿Y esta es la cons- titución mexicana con que se nos brinda? ¿los que aplau- dieron y tuvieron pane en tan nefarios crímenes, son *°s que h0y invocau las leyes, el urden y la libertad? ¿los irreligiosos é impios son los que afectan concien- Cl;t y moralidad? ¿los que se complacían en las perste-«liciones blasonan de patriotas y filósofos? ¿lo» que se alimentaban con lágrimas arrancadas á la inocencia; ó con los bienes extraídos violentamente del legitimo pro- pietario, sola los hombres de h.mor, de lenidad y mo- deración? En suma: los que procuraban descatolizar al pueblo ¿podrán educarlo y hacerlo feliz? ¡Oh! ¡Mil ve- ces perezcamos antes, que dejar en legado á nuestros hijos una esclavitud tan oprobiosa!—-Pindaro. MEXICO: 1835, i. .1 ■ impreso por J. Uribe y Alcalde, calle de Vergara núm. 10