A LOS ESCOCESES EL VINAGRILLO ■ ■ ■ fcOS HA PEGADO BUEN TABARDILLO. O SEA Vlúhg», entre Cfíepito '.', v -""'l .J ' ••' li- ' ^ E¿ T'■ J«tf#;'■'H'iva' !*¡vá¡ Pero, {caramba! que fuerte está al de tais, ya ra ce c¡vu)o no l'j rwfcrajad uu poca.Ohefh ¡Oh, si! tan inerte como el vinagra contra todo el mundo: ya n* * , lo )■ b:i|o porque me agrada -quü cuantos torneii de él ¡hagan,gestos..¿En ' cual ¡uier gañólo cnu.su el mismo efecto que en el tuyo, y es una rita ver tomar á un Escoces, un Moderado, ¿c. Guarda tu licor y dime, ¿como te fuó do alarma.' Ckt'p Como Tiuedea- suponerlo.' fui á mi cuartel, tomé mi fusil y aguardé resultas" al ludo de los mismos quo pocos días antes, me pouiau una cara igual á la (¡\ie mi abuela cuando no me sabía la doctrina. Jt's'o. C'tida cual se comportó del mismo modo que tú, y con esto arre- drudos los escoceses, conocieron su engaño. La temeridad de la idea que n-.i formaron, suponiéndonos tan bajoa, que pospusiéramos nuestra opinión á nuestras dispuías, ha sido la mas1 imperdonable que pudiera darse. Se-' pan si lo igeo'air, qi'e cunen sentimientos nobles en los patriólas que ha vejado el esc ito.cilio de las pestilentes cartas de D. Prudencio; sepan que fí bien ésie divide cu lu paz para ocultaise en la guerra, los <¡nc él llama Chimhoros y Vinagres, escriben con energía contra los suyos sacando á plaza cuantas verdades conocen; pero no por esto cuando las instituciones lo piden olvidan su patria: sepan en fin, que abundando en de icos de ver esci'rmeutadas sus maniobras, y no pudiéndola conseguir de los que manden, porque nunca se llalla nervio, habrá un dia en que vengan abajo sus criminales cabezas á mano nuestra .... ¡Tiemblen, ..lo* peí versos, pues deseamos la hora én que mediten trastornar la tranquilidad! C'/iey. Luego luego le exulias, lompadre, y ya pareec que te veo con fus hzos aúetezaudo de gachupines y escoceses los halcones y Turóles del alumbrado. ' .... iu.a' ri¡fes¡nr;>:i su p;.t iolism'o. Esparcido el terror, dispuestos los patíbulos y ablí ríos" f<* calabozos, e.L>n)eu/.ai'on las penurias de aquellos pocos quo taríeron bástanlo carador para ser los mismos cu la adversidad que io fueron e.i ros triunfo*. Esta clase de hombres sufrió todo el peso de la perse- •ueirm del despotismo, y hiM.'a el dia sienten las resultas do sus padoei- n¿iiíiilu*. Hacerte u;¡a descripción del horroroso cuadro de tan inf«li* época,¿cria gastar el tiempo, en vano; rna^ es preciso recordártela, para quo •íeprtsseutándoteía en tu'imaginación, retrocedas á ese tiempo y veas coiii i entonces eran infinitos sugetos: procura retratártelos como fueron, míralos hoy lo que son, y te indignará el conocerlos. Al lado del Úraao AuUrade, míos, y bajo su gobierno, giros, sacando ventajas, todos vivían tranquilos, trinen, sacrilicaba la ecsisteucia de un héroe, senTenciáúdoly á muerte por halagar la rabia del déjsnoLa: quien, subscribía la 'represen- tación de nulid'td del Congreso por conservar su empleo: quien, acechaba Wt operaciones de los pocua patriotas para denunciarlas; y quien, por una c.obardia reprensible, tomaba opuesto rumbo ai que traía cualquieiu sugé!ó .marcado por liberal, porque no le vieran hablar con él . ... Todos' estos despreciauies entes, nada perdieron.- igual para ellos la administración do Pie..di; :a, eran iodiferente» * laa desgracias do la patria, y reian de gana de bis penalidades nuestras. Pues estos cabalmente son en el dia patriotas, porque las circunstancias así Se los Ordena; y estos pues, los que logran ei favor y pro¡eeci-rñ7 mientras otros que todo lo han perdido, no solo Bn t( ven premiados; sino que sienten un injusto desprecio tpte pudiera "bügaiios á variar de ideas, si su desprendimiento no fuera. Hasta aq.ii ll > manifestado el origen de la dívisíont voy ahora á demostrarte los tnotivos que la fomentan, Kl primero se deduce de lo qüe te llevo ditfhoi du! iV.vorilis'm» hacia esos hombres, too injustamente dispensado. Si vic- i'u. ií s uosoiros que era real su enmienda; que por amor al sistema se presentaban á los peligréis y no los evitaban como lo hacen siempre; que con pruebas evidentes demoslrabun su honradez indemnizándose di) su pasada conducta; y que por último, sin la bajeza, hija de sus almas, obraban y obtenían favores; nada diríamos; pero cuando todo lo contra- rio estamos presenciando; Cuando conocemos que tales l'rolcos han do Variar figuras como varíen gobiernos; y tanto han de medraren el pre- sento, como en el del Solían de Conslantinopla; cuando preevemns la iniiueneia que podrán tener contra tap verdaderos liberales, si alguna vez calculan la ocasión de traiéioiiarnos, no podemos menos qno mante¿ tiernos desunidos, porque do otro modo seriamos tan criminales como ellos. Los demás motivos son infinitos; queremos que haya energía para ton los enemigos, y no la encontramos; queremos que las leyes se cum- plan, y notamos con dolor que no sucede asi; queremos que no He vean Arbitrariedades ni despiltarros, y por el contrario esperimonialhos nuestro deseo; queremos iibertad como siis defensores que somos y hemos sido, v nos hallamos sin seguridad individual; dígalo el escandaloso asalto que dieron á 1% impreiúa de Martínez, y admírese todo el mundo de como á la perspicacia de. un Gobierno se hrin podido ocultar /os agresores; queremos adminis- tración recta de justicia: sabias leyes que Formen la felicidad del listado, y no leyes de personas qüe traigan envueltas en sí, la* miras de algún individuo: todo esto y mucho mas querémos arre- glándonos á la justicia; pero nada logramos, porque negros corazones*- trastornan la Co