YA ESTAN MUY DESESPERADOS LAS V'UDAS Y RETIRADOS. Oiendo evidente que el sueldo que gozan loa retira- dos no es otra cosa que el reintegro del descuento de inválidos que se les hizo de su» pagas todo el tiempo que sirvieron en ta milicia; así como lo es también que la pensión que gozan las viudas y huérfanos &c, no es otra cosa que el reintegro del descuento de montc-pio que sufrieron de 6us pagas sus esposos, padres ó hijos &c, cuyas cantidades depositaron en ©1 tiempo dicho en las arcas nacionales, es claro, clarísimo que cuando el gobierno deja de pagar á los retirados y viudas, pa- ra atender á lo que se quiera, por muy santo santísimo que sea el gasto, ataca la propiedad de estos indivi- duos, lo mismo que si dispusiese de todas las propie- dades de los demás ciudadanos contra la voluntad de sus dueños; y que to lo lo que gasta en guerras, tropas, empleados, periódicos} espias denunciantes y demás sin haber cubierto estos créditos, es gastar lo que no es de la nación, sino de sus legítimos acreedores ya di- chos, á quienes priva de una cantidad privilegiada por ser alimenticia, que no admite la espera de ocho meses que van corridosvsin que se haya atendido "-iquiera á es- te objeto prudencial y humanamente, ya que uo en jus- ticia y con religiosidad. ¿Y quién es el ciudadano que se deja sin chistar siquiera, arrebatar todo el capital que constituye su preciosa subsistencia y la de su fami- lia? ¿Quién? el militar retirado y la viuda. Gaste el gobierno en la cosa pública bien, lo que sea de la nación y no ageno, sin la voluntad de su due- ño, y nadie le reclamará juntamente por ello; pero en el hecho de echar mano de lo que no es de ella ni su- yo, dá^nrecho á los despojado" para reclamarle su'- gas- tos como deben hacerlo los retirados y viudas militare?2 con la energía del que cobra lo que le pertenece, y no con el abatimiento de un mendigo que pordiosea lo que pide. Si el hombre mas juicioso del orbe gasta en el pleito mas justo del mundo, ó en lo que se quiera, lo que tiene sin satisfacer lo que debe á sus acreedores indigentes, ¿tendrán estos el derecho de reclamarle es- ta conducta y gastos, diciéndole: no pelees ni gastes lo nuestro, páganos, y gasta y pelea con lo i|ue te que- de después de satisfacernos, porque esto es únicamen- te lo tuyo y de lo que puedes disponer? ¿Y no es esto mismo lo que pueden y deben decirlos retirados y viu- das á la nación ó á su mayordomo el gobierno? Aña- diendo: si estás quebrado, distribuye entre to¡los tus acreedores proporciona Imente los bienes pocos, ó mu- chos que tengas porque no podemos convenir conque á unos de ellos posteriores, estés pagando toda su deu- da, como son los empleados actúalos que lo están; y á otros de fecha anterior á estos, casi nada, como está sucediendo con nosotros, siendo tan injusta esta desi- gualdad de pago?. En tal concepto, ¿S quien no lastimará hasta lo in- finito que se esté gastando por la nación en colonos, cuando á los hijos mas ilustres de la patria se les e?tá matando de hambre? Hágase de cuenta el gobierno que los retirados y viudas junto con sus hijos y fami- lia debian estar ya en la otra vida, porque nadie vive OChi meses sin comer, y que de allí trae estos colonos m"xicanos de nacimiento, y dele á los primeros de jus- ticia lo que á los segundos les dá por profusien ó sin necesidad urgente: ¿a quién no chocaría la conducta de un padre, ó madre que por mantener á hijos estraños con el objeto de aumentar su familia, matase de hambre á sus propios hijos? ¿Por qué el retirado y la viuda militar han de con- tribuir á las necesidades públicas con todo su capital que es su paga ó pensión, y los demás mexicanos no? ¿Por qué eu dichas necesidades no se ha de ecsigir para atender á todas ellas, á todo mexicano unífecauti- dad proporcionalmeute igual a la que debía dejar de3 darse á todo empleado retirado, viuda pensionista &c, para que todo9 los ciudadanos contribuyesen coi» igual- dad proporcional á la« escaseces del erario, sin quedar ninguno despojado del total de sus intereses, como lo están huy los retirados y viudas, á la misma vez que otros no contribuyen con nada, ó no con tanto como éstos, ó con menos de lo que se necesita para llenar el total de los gastos federales, que no pueden salir de otra parte que de los mismos pueblos de toda la repú- blica, que tienen obligación de cubrirlos todos forzosa- mente? ¿P< r qué en las repetidas escaseces no se ha de repartir entre todo-» y en p.oporcion lo poco ó mu- cho que entre en la tesorería general? ¿Por qqé unos han de estar pagados con el mes y otros cutí tanto atra- zo? ¿Por qué las cámaras, el presidente, vice-ptesidente y demás empleados de todas clases y fueros no han de estar pagados hasta una misma fecha que los retirados y viudas y con igual proporción, no siendo los primeros de mejor condición en nada absolutamente que los úl- timos? ¿Por qué? Por la mala y parcial distribución que se ha dado á los caudales públicos, dígalo si no, loe pagos hechos con tanta desigualdad, no solo en gene- ral, sino por favoristiaroo, y agiotismoy se verá que habia con su importe para haber cubierto á todos los acreedo- res á sueldos y pensiones, tres meses mas, á lo menos, de los que tienen recibidos, si hubiera habido imparcia- lidad é igualdad en los pagos, cuyo proceder sería tan justo y equitativo, cual no lo es, ni puede serlo, el que se ha tenido hasta aquí. ¿Qué se dina de un padre ó de una madre que lo poco que adquiriese Jo gastara solo en la conservación de algunos de sus hijos, dejando perecer los otros de hambre,cuandotodos podiausnhsistir repar- tiendo proporcionalmente entre lodos los que tuviese? Si el militar vivo y el empleado que sirven porque quieren, sin ser pagados, tienen el derecho de estar ga- nando lo que se les da,el retirado y la viuda tienen el derecho de haber ganado ya, ellos ó sus parientes, lo que debe dárseles, y rio quieran perder ni perdonar; y si los primeros no pueden subsistir sin ser pagados, tampoco los segundos pueden hacerlo, por no ser ca-4 maleones; por consiguiente, á lo equitativo y justo serta que so distribuyese rutrp ambas partes lo que la na- ci -n tuviese, para que repartida el hambre entre mas, le tóense á todos á menos, y pudiesen conservar su ec'sistcncia siquiera, cuya conducta sería mas compa- tible ron los afectos paternales de que debe estar po- seído todo gobierno, que quiera eontar con el amor de todos y cada uno de bus conciudadanos. Se dirá que los retirados y viudas pueden propor- cionarse su subsistencia porotra parte, loque no puede» hacer el militar vivo y actual empleado por tener ocu- pación; pero yo respondo: que el que no tiene con que p^gar quien le sirva sino burlando á sus acreedores,de- be servirse á sí mismo y pagar sus deudas, si no quiere ser tramposo, ó lo que es lo mismo en el caso, que si la nación no treno con que pagar sus empleados, sino dejando en lamas absoluta insolvencia á sus acreedo- res, so sirva así misma, lo que es tan posible, cuanto lo e?, que todos los destinos públicos se sirvan por carga consegil entre todos los ciudadanos, según y como lo determinasen |a« leyes que se dieran para el efecto,- al im'nos mientras cubría sus créditos la fe- deración y tenh lo necesario para no volverse a en- drogar, cuya coi ducta seria mas repub'icana y deco- rosa á ta roción que la que hoy observa, adeudada basta lo sumo, y 6¡n tener con que pagar a nadie, contra}crido nuevas deudas, y que el «taque que se va á dar 6 los bienes eclesiásticos que tanta sangre y lágrimas ha de costar á Ja república, y tanto ha de alejar la paz de ella. Digo mas, aunque repita lo dicho ya; que si la nación no tiene para sus gas- tos generales, así romo so ha echado de hecho so- bre el total de los bienes del retirado, y la viuda, que es bii retiro ó viudedad, y del mismo modo que va á hacerlo con los bienes monacales, se ec he so» bre to los y cada uno de los bienes de todos, y ca- da uno de los ciudadanos constituyéndose en gobier- no patriarcal para que la ley injusta, ó derecho tuer- to sea igual. Se me dirá que esto es monstruoso, impracticableh y cuanto pp quiera, y yo responderé qnp esto no pí» mas que presentar en grande lo que se está haeu-n l<> en pe- queño con I09 retirados y viudas, y se quipre hacer con lo ile manos muertas. Diré mas: que al retirado y la viuda le es casi imposible encontrar ocupación particu- lar, aun cuando bu edad, achaques y condición se lo permitiesen; porque nadie quiere criados de tanta cate- goría y librea, nadie quiere por sirvientes á personas aforadas, sino que buscan individuos de condición mas humilde y llana, á quien poder mandar y tratar con menos embarazo; y buscan también sujetos que tengan la versación en los ramos que han de manejar, deque carecen los retirados y viudas: que estos, ni estas, no tienen oficios de que echar mano, ni bienes propios que girar ó enagenar para poder adquirir su subsistencia, cuando como ahora, tan inconsideradamente no se les paga en tanto tiempo. Que limosna no la pueden pedir, porque siendo tantos los méndigos que habría entonces, si ellos se ocupasen de esto, no les alcanzarla a ningu- no para su preciso gasto lo que pudiese colectar cada uno. Si el retirado estaba muy inutilizado, no podria Bufrir la fatiga de la mendicidad, y si muy breno nadie le socorrería por esto mismo. Al pobre común naitie se avergüenza de darle una cuartilla, pero al que cono- cieran general, coronel, capitán &c, nadie se atrei eüa á dársela, y no pudiendo socorrer con una canlniad mas noble ai indigente, se le negaría absolutamente el socor ro. Todo esto se entiende en el caso que el rttira- do, prescindiendo de una preocupación semejante á la del desafio, no prefiriera pudiendo, ganar con la espa- da, lo que no podia darle el báculo de la mendicidad. El juego, necesita puntero y tiene sus quiebras mu» -e- guidas, y por lo tanto tampoco es recurso para el ntiia- do sin blanca y con familia, que necesita el pan de cada clia para ella. A los destinos públicos no pueden cbtar, porque quieren las leyes espaldas, los sirvan por -olo el f-uel- do de 6us retiros, es decir de valde, ó por iuciios de lo que por su dotación lo serviría cualquiera otro riuda- no, perdiendo este dereeho común, porque sirvieron an-6 les y ganaron por ello lo qup se les dá, y no porque la sirvieran en adelante; á que se agrega que se lesecsi- jen fianzas, como si sus retiros no fueran unos capita- les que afianzáran su manejo. ¿Qué odioso espectáculo es ver el empeño y dedi- cación con que se persigue y aflige por sus paisanos, di- recta é indirectamente á un puñado de mexicanos an- cianos, inútiles y llenos de dolencias, que libertaron á costa úc 6U sangro y miembros, a eu patria, contrarian- do sus intereses particulares y facilitando el acceso á los puestos q íe hoy ocupan sus perseguidores, á los cua- les no pudieron, ni aun soñar llegar jamas; cuya ofensiva y ridicula desconfianza ha llegado hasta el grado de hacerles pasar la revista en el convento de S. Agustín, y no en palacio como es costumbre, y mas de una vez al mes? ¿será acaso porque han tenido la previsión de no incorporarse á las filas de las falsas revoluciones con que desde Zavaleta acá se han tendido lazos y redes á les incautos mexicanos, para aniquilarlos por su desa- fección al actual desorden de cosas, no queriendo tam- poco contribuir á tal maldad, ni routriarla, por no des- mentir sus principios políticos y militares ni salir de st. es- fera, no por la potencia del gobierno general ni la de los estados, pues que la de todos ellos sería «'significante en todos sentidos; si no fuera por su ángel tutelar el presidente Santa-Auna, porque las circunstancias que lo favorecen le han puesto en la actitud de hacer de la república mexicana cuanto quiera y le dé su recalada gan», y á la hora que se le antoje, como lo ha hecho siempre, porque los desaciertos y palos de ciego de la actual administración, y no los enemigos de esta, que también son insignificantes en todos sentidos, le han creado tantos y tan á propósitos elementos para ello, que es necesario ser un topo para no conocerlo, ó un picaro muy grande para no confesarlo; así como que di- cha actual administración está colocada sobre el ciatrl de un bolean que ella misma ha llenado de combus- tibles, que mas tarde ó mas temprano se han de infla- mar y acabar con ella estrepitosamente y sin remedio ni duda alguna, sino convierte en dulzura, la dureza1 con que trata á los mexicanos, que si no tienen aun las luces necesarias para ser federales, no tienen tampoco la estupidez necesaria para dejarse oprimir y vejar por mucho tiempo, como se verá si Santa-4nna ho lo reme- dia antes? Si se reñVcsiona en la suerte del retirado, se verá que es muy desgraciada ciertamente, porquelicne mu- chos año?, muchas enfermedades, muchos Lijos, no tiene cosa suya que girar ni que vender para acu- dir á su subsistencia y la de su familia, no puedo ni oun pedir limosna, i o hay quien lo ocupe tu nada con que poder suplir la falla de sus | ígas, estas no se les dan a los que fueron sus instrumen- tos de que hoy sean Excelencias fcW que los tienen sin ellas, como lo sabe y dirá la historia. Si se man- tienen unidos al gobierno perecen de hambre y se les quiere dispersar como á lo9 judíos en toda la repú- blica, para que con este temor no pidan lo sti^o, que no se les habría de pagar en los parages á que fueran destinados, como ho se les paga n los que hace mucho tiempo están en ellos, y para que sién- doles imposible por su edad, enfermedad y numerosa familia; transpórtense á lugares sin las conexiones que aquí tienen, y donde llevan la certeza de no ser pa- gados, prescindan de sus retiros y termine por este medio esta restitución nacional, ó para que exaspera- dos de esta injusticia y miseria, engrosando las filas de las falsas revoluciones mueran, sean espatriados, ó se le quite la acción al cobro de sus retiros; como si á los demás ciudadanos sediciosos se lea quitaran sus propiedades, para que la ley ó su justicia fue- ra igual. Haya en norabuena ó mala, pronunciamientos falsos que inspirando una desconfianza suma de la buena fé de ellos, acabe con el espíritu revolucio- nario que tanto ha agitado a los mexicanos desde ¡mi independencia -ncf.; y que por este medio mino- re los pago» vitálicos que erogaban los pronuncia- dos, de verdad, verdad, como dicen lo» muchahos; pero no graviten los gastos de estas operaciones mu-8 qn¡;ibélíra<¡ ó inmorales y contrarias ni espíritu pú- blico sobre el total de los bienes del retirado y la viuda; sino sobre los de todos los ciudadanos, ó a lo menos, sobre los de todos los que viven del era- rio federal y á prorrata de sus sueldos ó pensiones, y no, que torio el mal de las revoluciones ciertas ó fingidas, alcanza luego, luego, y mas que á nadie, al retirado y la viuda, porque la potencia metálica de la nación, es muy nula, y eus distribuidores muy mal prevenidos contra estos infelices viejos y viejas, cojos y mancos, muchachos y muchachas, vonitas y feas Por último, concluyo escitando al supremo go- bierno á que dócil a la razón dirija una sola mirada benéfica a los retirados y viudas y á sus hijos, que no pueden educar por falta de medios para ello, y se digne disponer se les pague en partidas parciales, lo que se les deba, hasta ponerlos en igual caso con las cámaras, el presidente, vice-presidente y demás empleados de la federación, continuando así, ó desde la fecha que lo tuviese á biea S. E., teniendo presente que los retirados y viudas cobran vencido por ser de toda justicia y equidad, que todo, todo el que vive de la hacienda federal, esté pagado hasta una misma fecha y con igual proporción, pudieudo solo quizá ser excepción de esta regla general p'-ud'-ncialmente los que se hallan en campaña, en marcha, ó si se quie- re sobre las armas, en guarnición y nadie mas de los que cobran por vencer y no vencidos, In cual espera de S. E., que ha de responder de sus operaciones, á pesar de la.ley, cuando en el peligro lo abandonen sus pérfidos instigadores, el paisano aforado Carpanta Canguelo. bl ab emú*- iíxuí n ipi-ib ri\u pbjitniq?tii nuu eo¡¡ ) : , oílP'íb fc' i/m'íll til p riliRlínn i . I MÉXICO: 1834. ■ impreso po r Tolmos Uribe y Mcnlíe, Puente del, Correó Ma- yor juntq al número tí.