£1 DE IiA§ MONJAS ■ I bí?.ix9 arftP1'' soít.b lor-^i penM consiguieron I03 llamados federalistas^ triunfar de loo defensores de la religión y fueros que se habían /fortificado en Goanajuato, cúnn'do des- pojándose de la máscara con que aun se disfrazaban, y descoyando su ester- . ^Inadorá cerviz, á cara descubierta se han -declarado contra esa'misma re- ''RibA contra los diezmos, contra los frailes, contra'tas* monjas, y también eon- ,r'i el ejército permanente para sustituirle» la impiedad, la licencia, el crimen V toda clase de desórdenes.—¡Qué".depravación!-¡Qnéinfamin! ¡'Qué iniquidad! di eso$ mismos pretendidos cufólievs, que viéndole' defraudador en sus locas, ^Uierárias y criminales esperanzas, se expresan », para que, les sirvan de instrumentos ciegos, á sus perfidias y atrocidades? *^Nqs atrevemos á asegurar que no, porque una prolongada y tristísima espe- r,encia nos ha enseñado á todos, que debemos ser cautos, y que nada nos con- tiene ma9, que .unimos intimamente al derredor de los Supremos poderes geno 'tdes.y de los Estados, respetarla ley, acostumbrarnos á adquirir nuestra subs- istencia con el sudor de nuestro rostro»; sostener á toda costa el código federa! 'I'ie tenemos jurado libre y espontáneamente, y procurar que la paz, ese míanantral ^cundo de todos los bienes, fije 6u asiento entre nosotros, fiara que podamos ^cir sin equivocarnos, que somos verdaderamente libres y felices, Mas si por una fatalidad existen aon algunos mexicanos, que por ignoran- insiden en errores involuntarios, el ligerísimo compendio que ponemos á ^ntinuacion les señalará eí sendero de la verdad pura, que uo dudamos segu*- ^ sin vacilar. RELIGION. Todos los mexicanos profesamos la adorable del Crucificado, y no habrá P°der alguno que nos obligue á separarnos de «lia. Pero no por esto debemos tolerar los abusos, lo* robos, las maldades y socaliñas con que bace tanto tiern-* P° se nos abruma, ibusándose de nuestro sufrimiento —Religión pedimos, retí-- g'oo. tenemos, religión adoramos y adoraremos; mas na de-aer la par», santa y j'^dadera de Jesucristo, y no la que se quiere cifrar en loa intereses de sus ma- '°s ministros, CJJYOJrjGOS. .¿Son de institución divino? No, sino invención de la aristocracia, para jlue también el clero tenga quien lo oprima, en nombre de la religioq—¿Qué '''enea resultan á la Iglesia con la permanencia de e»os Señores? Nmguno. ¿Gua-\ "í8 ventajas disfrutan loa cristianos de que haya canónigos? [Viales» incalculables Ijotque sobre todos y cada uno gravita semejante establecimientol-r-Por «bra caridad debiera reputarse que se suprimieran, Uo menos, los^que; con notoria "ululad fueron promovidos, ta tiempo de la administración picalugana, DIEZMOS, _ f Dios no ha mandado» que b» cobren, y solo 1» avaricia de los matos cole- < • ' . L.' I Mil - -J _1___l^í.^I_____1_ ______l- i? Esticos a pobreza pudo jayen^ar eaa esajecion fowosaíélla -es dramétrahaente -opuesta á :'a recomendada á l»s ministro» del Señor; y adtroás injusta, arbitrariay onerosa á todas lasjjlases del fts*j\fK ^nfljfe-iiifl. i¿tlai^eso.-gftPOfa^ ?" jásp> mano fuerte In^UjyXio ceafir la obligación civil de pa^ar el diézrao ccje5J°jft co, dejaw» a cada ciuladato') en entera libertad de obrar en este respecto ni auei a que le diclr otros errores en que ' sumergida la especie humana, é i la'eVVoea dé la irn.-fl ;cc¡on!!! \ pesar de tpí ► es falso, falsísimo que se pretenda quitarlas: eu'üéVnm-ie para siempre muy oton rabuena las que teog«> verdadera vocación; pero rtp se niegue U puerta a ' q''ie, arrepent da, quiera usar de la liberta I q'io el Eterno 1c concedió.-^» n seria muy útil, par otra p ule qu-í los fca-H des q-ie hoy yacen en lás*TO*nO!» FJEnciTOPERMAKEKTE +■ Uebe existir, aunque bpjo un estado diverso al do hov, para lo? objeté ríe su ít^titucK n, \ mucho mas cuando aun no acabamos de consolidar nuestras huerta le<:-^Prroen mis filas no deben admitirse á los diegos instrumentos d» despotismo, á los aspirantes desmesurados, y tos versátiles de prolusión, á W$ vC' rales ruines, ji¡ á esos prostituidos, inmorales, viciosos y , riminale* qué mafia"» ■Asesinan crueles, ni que'hov victorearon envilecidos,--Patriotas probados, canos de lloarada eoud teta-, federalistas sinceros, hombres rlesintc resado'«: *fiU'fe son los en quienes re deben depositar las armas dé la patria, para que' las em- pleen en sostenerla, y no en asesinarla—Los permanentes que en la revolnnon :i< tual han sido fietc- 5 sus juramentos, merecen toda consideración y á^W» empero los traidores, los pérfidos, los asesinos cruzados, sufran todo el rigor*p las leyes, a que por i ai. tos títulos se han hecho acreedores. NO nos dejemos'eripañar. compatriotas: atoramos los ojos: no nos al