&m 1LJL ®SÍgLfSB&S? ffi>IE 2Lfc ¡BL fidLILAk CON X*A FUERZA I>E AFUERA, Y RESOLUCION D E MuJL MISMA JHL- SALA. IMF RENTA. PE I>A X,IM5RTjVI>, CALLE DE CÁIICIALLO NtTMB*o 58. 1.833.Sala de sesiones en ltue.txos-A.ires á 17 de tJctxihre de 1833 Año 24 de la libertad y 10 de la Independencia. */H Poder jEJccutico de la I*ro?incia. DESPUES que los Representantes de la Provincia, fieles á Job solemnes compromisos en que les constituye «su misión, manifestaron en nota del Í."Z «leí con u nto la medida que habían adoptado para satisfacer el llamamiento que les hizo el gobierno, en oficio de la misma fecha, no han cesado de consagrar á este asunto las mas serias y profundas meditacio- nes. A.SÍ lo exigía el deber de los RR., la naturaleza de los sucesos, cuyo conoc miento les había sido transmitido, y sobre todo la ¡salud de la Patria. En medio sin embargo, de acontecimientos tan extraordinarios, de circuns- tancias tan inesperadas, los Representantes de la Provinciano han olvidado su carácter, y firmes en los principios que han jurado sostener, el objeto cons- tante de sus votos ha sido la pass pública, porque sin ella la independencia del país, su seguridad interior, y la. libertad de los ciudadanos, bajo el imperio augusto de la ley, correrían riesgos azarosos, cuando no hubiesen perdido su prestigio y realidad. Animados de tales sentimientos, y en la confianza que inspira á losRR. su patriotismo y la independencia de sus opiniones, han meditado sobre el óxito déla Comisión, que con noticia del Gobierno fué enviada cer- ca de los ciudadanos disidente*, teniendo presente su correspondencia oficial, los protóculos de sus conferencias y los informes uerbales de los comisiona- dos de su seno. El examen de aquellas piezas, ilustradas con estos informes, produjo luego en los Representantes un sentimiento uniforme respecto á la conducta de los encargados de dar el debido cumplimiento a las resolucio- nes de la Sala, á saber, que ellos han llenadn su misión con el decoro, efi- cacia y fidelidad correspondiente á la importancia del asunto que les había Kido confiado. Pero ni la plausible diligencia de los comisionados, ni el obsecuen- / te reconocimiento que han hallado en los ciudadanos disidentes, respecto der- la autoridad de la Sala, ni por último las exigencias de esta que l«s fueron', debidamente transmitidas, han obtenido un resultado completamente favora- ble, porque fijos en la senda que emprendieron, no han declinado de ella. Esta insistencia deplorable á la verdad, ha frustrudo por ahora las esperanza* de la Sului ha multiplicado sus conflictos, y producido en el ánimo de los Re- presentantes ese sentimiento que deja á los bien interesados en la felicidad de su Patria. la inefic acia de los medios empleados para promoverla. En tales circunstancias Jos Representantes de la Provincia habían tocado dificultades poderosas para resolverse, si una Comisión de su seno que se había acercado á la persona del Exmo. Sr. Gobernador, no les hubiese instruido de la seguridad con que S. E. cuenta en la esfera de sus atribucio- nes ordinarias los medios suficientes de hacer que se respete la autoridad «pie inviste, y que restablecido el orden y la tranquilidad pública desapa- rezca todo motivo de temer su perturbación. IVIus desde que han adquirido este conocimiento oficial, Ja6 dificultades se remueven, y distante de trabar al Gobierno el egercicio libre y expedito de sus atribuciones naturales, deja á su responsabilidad la elección de los medios ordinarios para cortar los ma-Ies, que por desgracia amenazan al país en los momentos críticos de estar vacilante su sosiego. Sin embargo, los Representantes de In Provincia, al dejar al Go- bierno el ejercicio de los medios represivos, que ha asegurado tener, no pue- dan desentenderse de recomendarle que en la elección de aquellos medios ocupen siempre el ultimo lugar los que tiendan a verter una sola gota de san- gro argentina, porque por mayor que sea el respeto que se merecen- las au- toridades constituíalas, la inviolavilidad de las leyes, la seguridad pública 6 m livid j il. que el Oobiedia á todo trance debe hacer que'se salven, como ios guarde á V. I£. muchos años. MANUEL G-UI LI^EItMO PJ1M0. 7J're.9 i fie nle. IG ¡YA CIO M A KTÍNEZ. IJiputadtt Secretario l*rovisional /iuen -x Aires, Octubre fS> ¿te 1833 á las 3 y inedia Je la tarde. Ano 24 de la /libertad y 18 de la independencia. IIII. -Ilepresentantes. Consiguiente á la soberana resolución de la noc'ie del 12 del cor- riente, por la cual V. H. so sirvió nombrar ú Jos infrascriptos, para que pa- sando al lugar en que se hallasen los ciudadanos armados, Ies persua- diese V les exigiese que, deponiéndolas armas se restituyeran á sus tarea- pucihcas. bajo la salvaguardia de las leyes, v domas seguridades espía mima en la credencial de la misma fecha, se pusieron en marcha en Ja mañana del LO con dirección al puente de Barracas, donde se asegu- raba existir la reunión mas próxima de dichos chnhidunos. Kl ri^or «le un fuerte temporal y el estado impracticable del camino iriterriimp¡ó°el via- ge por algunas horas, y no piulo llegar al punto designado, hasta muy entrada la tarde de ese mismo día. Desde que se pusieron en contacto con el géfe de una partida avanzada acia Santa Lmcia, fueron informados los infrascriptos de que el Sr. General D.Agustín Pincelo, aclamado por gefe de la reunion.se ha- llaba á su cabeza con la autoridad competente, para que la Comisión pudiera en tenderse con él. Se le pasó en consecuencia la nota IVúni 1 llamándole a una entrevista, por la imposibilidad de seguir adelante, y previniéndole al mismo tiempo ordenara alas partidas "de sumándose abstuviesen de toda hostilidad contra los dependientes del Gobierno, quien por mu parte tampoco tomaría la ofensiva, según lo habia dispuesto V comunicado á S. K. la II. Sala de Representantes. héM conte stación Núm. 2 manifiesta la obsecuencia del Sr. Gene- ral Pincelo; pero indicándose en ella la conveniencia pública de transmitir al conociimento del Sr. General I>. Gervasio Espinosa el acuerdo del cuer- po legislativo. pe>r las razones que adujo, y sin embargo de considerar que. \ u aquel habria sido oficialmente anunciado, creyeron los infras- criptos no debían negarse á esta indicación y pasaron la nota Núm. 3. Vías IQ de la noche se apersonó* el Sr. General Pinedo en el irte bajo ( & ) alojamiento de la Comisión, y desde luego los infrascriptos, interesados c-janto es de esperarse del mas prommeiado ' sentimiento en favor de la religiosa observancia de los principios constitucionales, y sobre todo, de bu Tele por el cumplimiente> del deber á que los ligaba la honrosa con- fianza que habían merecido ele los Representante s del pueblo, se em- peñaron en persuadir al Sr. General de la irregularidael, inconvenientes V peligros que envolvía el paso duelo por los ciudadanos armados, exi- '•ndíjle por lo tanto el cumplimiento de le>s justos deseos déla II S. la garantía «le poder deducir libremente, y sin el menor reato por |us ocurrencias piee<:«Icntes. sus derechos y peticiones ante los Repre- sentantes de tu Patria; pcre> habien«l«»se mnniféstude» por e-I S. General dificultades explicadas en las observncmnes ingertas e n la acta de la úl- tima conferencia, sin embargo de protestar «leí módo mas peisitivo su reconocimiento, y el de los cíudathmos «pie estaban á sus órdenes, de la autoridad soberana de la Sala; los infrascriptos después «le conclui- da la conferencia, resolvieron insistir, é insistieron por medio dé la nota Núm. 4 en el objeto de su misie>n, valiéndose a este- fin «le razones, que en su sentir parecie;ron elementales, y persuasivas. L»a contestación JVúm. 5 demuestra la resolución, en «pie* se- mantuvo «-I Sr. GencruI Pin«do; re- solución «le que no pu«lt> apartarlo la Comisión, á pe sur «Je nuevos es- fuerzos en la conferencia que sucedió al recibe» ele- la nota, y cuya acta concluida ñ las 3 y nietlia «le esta mañana, se incluyt- bajo el NÚBP 6. I,os infrascriptos valorando justamente el tiem[»<> y la «rraveelad de los intereses pendientes «leí éxito de la ('omisión, pueden asegurar que no han ahornulo momentos para terminarla del mejor modo posible, y que si se han detenido < n consignar por escrito los principales actos «n «pie se han ocupado, os e«m el importuntt: fin de precisar, y fijar l«n hechos y conceptos «le una mane ra tal, que pu«-«la la II. Sala encontrar una bastí positiva, v auténtica para sus augustas resedue-iones. (Jomo l«»s «l«>s RJepresentaptes «pn integran la ( -omisiem pedirá u dar las esplicaciónes qué aun les sean exiiruhis, solo resta a los infras- critos protestar á V. II. que- ellos han procuratlo ajustarse cuanto ! a estado á su ule ane e, ni espíritu y letrn dé la Comisión «pie se h-s « onfie». y «pie les será consolante merecer déla 11. Sala en tan difíciles «ireains- tancias la apre>bae-ion tic su conducta. Dios guárele á V. II rnm-hos anos. IVicolos A n' lif>rena--Ju.ati Jt/sé Cernadas— Tomas G'nido- Manuel Jos*' García. XTC72MC 1. ° (Juinta de f?tnrnes. Oelubre 18 de 1833, Año 24 de la Libertad y 18 de la Independencia mil Sr. General IJ. + l£>tfslin I*inc. Los infrascriptos miembros de la Comisión nombrnela por la Honorable Sala de Representantes para entenderse con el gefe princi- pal de la fuerza reunida a la margen derecha del Rio de Barracas, acaban de ser informados que el Sr. General I>. Agustín Pinedo se halla reconocido en este carácter, y en consecuencia resolvieron pasara «u campo ma perder momwtos; pero no habiendo podido vencer Ug dificultades, que opone el mal estado del cetnino, apesar fiel mayor es- fuerzo para q.ue prosiguiese el carruaje, han hecho alto en este lugar, después de haberlo noticiado al Sr. General por conducto del Coman- dante J> José Montcsdeoca, para que se acercase al alojamiento n que es el primero y mas ardiente voto da los .Representantes del puebla Ks copia— Ancliorena— Cemadas—(Juido— (Jarcia NTJTrT. 2. ° RESTAURACION ©K LAS LEYES. QwiMHHJtlIMÍn genera/ del Sur/, 1Jet'ubre 13 de 1833. yí/tv Ai 1 de la Libertad, y IX de la Independencia. A los Src<*. de la Comisión nombrada por la Honorable Sala El infrascripto general lia recibido la nota que con esta mis- ma fecba, le lian dirijido los Sres. comisionados a quienes se dirije, en la que le anuncian que, a virtud de la resolución honorable, se había dis- puesto no se iniciasen las hostilidades. Estas, Sres. «le la (.omisión, se hnbian promovido desdo la tarde antes por las partidas «pie invadieron a las de mi mando: sin em- bargo en consecuencia de esta comunicación el que suscribe lia reno- vado las órdenes que al mismo objeto bahía impartido, desde que supo el nombramiento de los Sres. comisionados y su objeto; porque él, y los ciudadanos de su matulo, conocen también la importancia de evitar desgracias irreparables, y la de que por actos imprudentes, se alejen mas los ánimos de la concordia que conviene á la patria restableccr OUatlto antes, y que es el mas ardiente voto «le los Síes. Represen i antes, como significa la Comisión. Para el logro «le est«>s objetos ser a conveniente que los Sres de la Comisión dispusiesen se comunicaste al General l> Gervasio Espinosa, el acuerdo honorable, á fin de que su encuentro con las par- tulas de las tropas tle mi mando que jiran á su proximidad, no frustra- se aquttlios fines. Oíos guarde a los Sres. de la Comisión muchos uüor- AGUSTÍN PIIVE©0 arase 3 .° Quinta de JOotones, Octubre 13 efe 1833 A.ño ü-i de la Libertad, y 18 de la Indepettrlencti, Al Sr. General D. Gervasio Espinosa. Los infrascriptos miembros de la Comisión de la honorable 8ala de Representantes, nombrada con el importante y suluduble obje- to que expresa la soberana resolución que se acompaña en copia, han puesto en ejercicio su misión cerca del Sr. General ©. Agustín PinetLo, ¡rei'c de los ciudadanos armados, y situa«los en la margen derecha «leí Kio de Barracas, y en consecuencia ha impartido este gefe sus ór«le- nes para «pie las fuerzas de su dependencia se abstengan «le toda hos- tilidad contra las que obedecen al Gobierno «le la Provincia; pero ha- biendo sido instruidos los infrascriptos por el mismo general, «le que algunas partidas de su matulo, ú otras que se; armen en el sentido de la causa que promueve, pueden hallarse ya en <:1 distrito del regimien- to del mando del Sr General D. Gervasio Espinosa, bis infrascriptos, consecuentes con los votos de la Honorable Sala «le evitar por todos los m«?dios posibles lo menor efusión de sangro entre los hijos «le uuu misma patria, y advertidos tle «pie lus órdenes superiores cspeditlas en virtud «le «licha resolución puedan haber sufrido alguna demora, por accidentes muy comunes en circunstancias como las pres«;ntes, han creí- do conveniente comunicar al Sr. General ©. Gervasio Espinoso, el ucuer- i!o de la Honorable Sala pura su conocimiento. Es copia— i nchorena—Ccrnadan— (Juida— (Jarcia Quintil de Donnes, (Jetitbre 14 de 1833. si no Ü4 de la Libertad y 18 de la Independencia. AI Sr. General ©. Agustín Pinedo. La Comisión nombrada por la II. Sala de Representantes de la Provincia espuso al Sr. General, en la conferencio «pie terminó a las pectiva horrenda tle una guerra civil. El Sr. GeneruI contestando, de acuerdo con el objeto sagratl«> de asegurar la paz pública, hizt> valer, que cuando él se habia decidi- do al sacrificio de condescender a la aclamación «le los ciudadanos, que áe habian puesto a sus órdenes para «juo los presidiese, era en conse- cuencia de que la reunión armada de dichos ciudadanos, tenia por único propósito asegurar por este medio el uso del derecho de petición, que estaban resueltos á hacer valer ante la II. S para que remediase de un modo constitucional los males gravísimos que se sentían, y los mo.- yeres que aun amenazan a la Patria. La Comisión no pudo menos que hacer presente que el dere-WHW............*w.....1..... . . 1..... eho de petición, apoyado con las armas, y después de substraídos los peticionarios ú la obediencia de la autoridad, era inconstitucional, y des- tructivo de los misinos principios en que se funda, por cuanto dejaba ¿ los Representantes legítimos del pueblo sin la independencia y libertad necesarias para juzgar y resolver: aun cuando las tuviesen en verdad, podrían desvirtuar lu fuerza legal de tales, actos: Ciuc umi cuando quisiera convenir en que motivos precedentes justificasen constitucional- mente la oportunidad de una petición, al arbitrio peligroso y funesto con que se pretende corroborar este derecho, no podia justificarse, sin haber antes ensac ado los medios comunes y naturales, pues la sola con- sideración de la facilidad con que tul modo de proceder, por noble que fuese el sentimiento de sus autores, podria degenerar en pretensiones exageradas, V' en golpes anárquicos, bastaría para que 64 patriotismo lo repeiio.se, y la razón tranquila lo reprobase: Que habiendo reconocido el Sr. General, y no pudiendo negarse, que la reunión de los Ciuda- danos; aetnalinente á sus órdenes, lejos de ser un movimiento combina- do, ó la consecuencia de una opinión generalmente consultada, se pre- scnlfib.i como un suceso aislado, y nacido de acontecimientos imprevis- tos, nndio podría garantir Ja uniformidad de las demás secciones de la Provincia con la conducta adoptadu por los ciudadanos armados; y mu- c io menos, el »pio fraccionada «en diferentes bandos y pretensiones, n<< prevaleciese la anarquía, envolviéndola en una Confusión espantosa. Cfette urtn manera tal de proceder, aun si fuese coronada de un éxito pacifico y tranouilo. dejaría minada la autoridad constitucional, y dependiente de la voluntad de los que pudieran armarse paru pedir ¡o que ellos juzgasen conv eniente á ■•- Ir» salud' común, en las varias cir- cunstancias que ofrece ci curso de los negocios en una república; v que este principio una vez ui/torizado tsacría infaliblemente una completa disoluc on y vendrian á considerarse autores de estos gran- des males, lo.s mismos que se glorian de haber restaurado bis leyes, que lo.s lllf. Representantes dando cuanto la prudencia permite dar, ba- ldan habierto el camino mejor que estaba en su mano abrir, sin men- gua de los derechos que reclaman los ciudadanos armados, puesto que garantiendo sus personas por lo hasta aquí sobrevenido, y restituyen- do las cosa» al órden regular, los ponía en actitud de ejercer ese de- recho de petición, no bajo la garantía irregular de la fuerza, sino ba- jo la benéfica salvaguardia de las leyes, única que puede tranquilizar á los Ciudadanos y consolidar la libertad y el órden. Cine esta doctrina, que rio podia ponerse en duda, habia recibido una sanción muy señalada por la reciente es pe ri ene i a de nuestra propia provincia, esperien- ois que no puede me nos de invocarse en este momento, comoel argumento mas victorioso de cualquiera estravíode la senda legal. Que entre los males consi- guien tes étestas agitacionesintestinas, tampoco puede ocultar s'e al Sr. Genera! el de que entorpecida la acción de la autoridad, llegará casi á frustrars» el importante fin de la espédtcion contra los salvagcs, cuando mas se apro- xima el termino de la gloriosa campaña dirigida por el ¡Sr. General D Juan Manuel de Rosas, quien fiel a sus deberes y á los principios que clási- camente ha proclamado y sostenido, no trepida la Comisión de la II. Sala en asegurar, con conocimiento de «latos intergiversables, que no solamen- te se unirá ni voto que ha espresado la Comisión sino que reprobaría con decisión todo paso de parte de sus conciudadanos, que no llevase un cu- - 1iW^»V y *•» Oamisiduvai aas presididas, loa ciudadano* armados «Ht ditin^pido Caifa .das la. naafiwa ración da las leyes, seguido dt^ vaxif>& cvjpi- pañaroa de gjocia da aquel ilustre ciudadano» santiría profundamente lle- gase el. «aso. 4e que el honroso título de restauradores pasase problcmá.- tieo en la hiatoxia, como, sucederá, si no se obtempera de contado el pro- i:!jiiciamiauto de los legítimo** Representante del pueblo. La Comisión, después de haber esforzado las razones que vau detalladas su la conferencia de hoy, las consigna en esta comunicación escrita, esperando que el Sr. General recoasideráudolo nuevamente quie- ra contestarla, con la posible brevedad, seguro como debe estar de los sentimientos patentóle* que distinguen a los IIII. Representantes de la provincia y de lo» que animan particularmente a los que subscriben. Dios guarde á V. S. muchos níios. Es copia—A nchorena— Ccrnatlmt- — García— Guido RESTAURACION DE JL»AS LEYES. Campamento, Octubre 14 de iao,} Año 24 de ta Libertad y 18 de la Independencia. 1833 J§ los SS. Comisionados de la- H. Sala, El General que firma ha recibido la nota que con esta fecha le dirijen los Sres. de la Comisión, y que contiene una reproducion de lo que al infrascripto fe habían espresado en la primera conferencia. En contestación el mismo nada mas tiene que añadir, que significar la con- lianza que le asiste de que los señores Comisionados espresarán á la H. S. los convencimientos con que contestó los conceptos de la referida nota Espresando de un modo bien sensible que reunidos los ciudada- nos que lo llamaron á dirigirlos, al objeto de poner en egercicio en com- pleta libertad el derecho de petición, elfos oirán con respeto toda reso- lución de la H. S. que Heve los caracteres patrióticos que distinguen á la que tomó el 12 del presente, y á que han prestado la mas religiosa servancia; eiñéndose á una estricta defensiva. A los Sres. Representantes es dado, mas que á. nadie, poner término á los males que ya siente, y con grande aumente» amena- zan á la provincia; un pequeño esfuerzo de patriotismo bastaría para conjurarlos todos, y hacer que la dicha y la prosperidad sucediesen á ellos v para venir a este término, resoluciones espontaneas serían preferentes á las que debiesen su origen al úso del derecho de petición, que se pro- ponen ejercitar. Dios guarde á los Sres. Comisionados muchos anos. AWüOTfN PINEDO. ol un NUM. 6. Después de haber recibido la Comisión ch- ía contestación oficial del señor general D Agustín la H, Sala de RR. Pinedo, fecha a las11 de'la. nociré de ayer, se apersonó este gefe en el alojamiento de la Co- misión 'acompañado de su secretario F>. Agustín "Wrigth; y habiendo en. Irndo en una nueva, y detenida conferencia sobre todas y cada una de las observariónos comprendidas en la notn de la Comisión, datada en la ma- ñana «leí mismo dia, principió por reiterar la protesta, de que al acep- tar la elección espontánea, que los ciudadanos armados hicieron de vi, persona para rpie los presidiese, había tenido en vista únicamente regu- larizar una reunión numerosa, que entregada a un sentimiento vehemen- te, y sin un centro de acción podría degenerar en ser peligroso, a la tran- quilidíid pública, que a todo trance deseíiba se conservase, mientras Irts ciu- dadanos usaban «leí derecho . Kujenio Hernández, se nos ha contestado por el miliciíino coiuluctor del recado, que este gefe habia marchado al campo de! general D Agustín Pinedo- y que el soldado había seguido hacia el mismo punto la Comisión espera que el Sr. General instruido de éste exceso dis- pondrá que el soldado vuelva libremente á la ciudad, sin pérdida de tiempo. Dios guarde á V. S. muchos años. Es copia— Anchor-eirá— Cernadas—Gruido— Garda. \ URL. ■ ' 5 A 'QUB DA'N 'lAJOÁft. LOS DOCUMENTOS PRECEDENTES. X»b inalterable conservación del orden constitucional ha sido y seguirá aiendo ol objeto mas constante de la marcha del Gobierno. I¿a publicidad de sus actos administrativos, y de 6uh sentimientos niiímos. uno de lo» medios 1J0 aso- (ucioii de aquel objeto; asi como la cooperación de la parte del pueblo, fiel u su» deberes, na «ido y sera siempre el principal gaje del triunfo de Iob princi- pios y de la libertnti civil. ¡ái la fatalidad hubiese decretado, que ellos* sucumban en esta tierra clasica del heroísmo, agobiados del ponderoso volumen del torren- te anárquico, el Gobernador «le la Provincia salvará por lo menos de eso naufrag- io su responsabilidad ente la l'atria, su honor y reputación ante sus conciuda- nuos justos, y el mundo ilustrado é imparcial. Su lallo no lo es temible. Por «I contrario lo invoca desdv ahora, sin presagiar por esto un término desfavo- rable 6. la. contienda del ón/e/i conservador contra la unur^ma espoüadora, ni gozar- de tampoco en lu anticipada perspectiva del triunfo. El sabe, por una dilatada esperiencia, que, si algunas veces la fortuna corona los esfuerzos de la justicia, no son pocas aquellas en que los burla, dejando á esta á merced del crimen, enfurecido, ó bien condonándola á ser objeto risible de su compasión burlesca. Suceda do esto lo que' suceda en la crisis espantosa del día, ni la probabilidad del buen éxito haría exigente al Gobierno, m la certezn de una adversidad, no merecida, le haría capitular con exigencias tumultuarias, en mengua (le su hobor, y de la dignidad de la Patria. Desde que él reconoce que así por carácter co- mo por reflexión está elevado basta esa altura, su vitalidad moral se fortifica con la conciencia de su impasibilidad. - Muchas y muy ihiportnntes observaciones sugiere al hombre reflexivo la mera lectura de las piezas que anteceden. El Gobierno se contraherá ú las mas decisivas, y á las «pie deben egercer un influjo mas directo sobre los espíri- tus, conquistando ol convencimiento en el ánimo de todos aquellos, que no se hayan parapetado tras de la doble trinchera de la malevolencia y de la obstina- ción.. La medida do enviar la H. Sala de RR. por sola su deliberación, é in- consulto el Ministerio, fci¡> a opinión no se. trató de indagar} una Comisión con- ciliadora, que- persuadiese á los ciudadano* disiden/es "el que depusieran las armas, y se retirasen- tranquilamente ¡k sus tareas pacíficas bajo la salvaguardia do las loyea," fué desde un principio desventajosa á la causa pública. Ese paso, aun circundado do todo el prestigio favorable, con que debía acogerse en la BcepcioQ cooiuu, .por la disposición que dejaba entrever en los electos del pueblo para ter- miuar sin horrores sangrientos la catástrofe, ituciada ya por los que habrán al- iado el estandarte de Ta sedición, debi!¡'<> la moral de las autoridades constitui- «ias, á las que naturalmente ptesenms■■sino, en impotencia abto'uta, al menos en aptitud poco aparento pra sostener el orden público y las garantías generales. S| ni fin et arbitr o de- la 'admonición se ¡-ubieso adoptado, j se hubrera dejnfio esp+jdito al GobiTruo, para «piei simultáneamente hubiese hecho alarde de la tiier- zai„j/úl»Ji«n>, y un llamamientoi al pa-triotemo del .pueblo, entonces a la retaguar- dia «le los conciliadores, y preventivamente para el caso de obstinaeióñ de-los su- Movidos, .se habrían tlejadfe» ver Jos- elementos, con «júe los poderes constitucio- «•d«is sostenían ta causa do la libertad y del orden legal. Entonces la rtdmoni- «ioh podría haber sido un arbitrio excelente, que sin dejar «le ser tligrioí-. como, *° es, en su origen, habría sido pJantrúpicoy Xruetuoso en sus consecuencias. En- tonces no habría sido clasificado por los dcsidentes, como «?s regular lo haya si-do por un signo .le nvril^ad^K'l^ ]9pd^s^aMico^ para hacer respetar las le. yes violadas, y repararte imrajaatt OTgtridad del- pueblo. Entonces no habrían to- mado incremento y desarrollo los planea de los perturbadores del sosiego público- La espada de la ley loa habría seguido de cerca; y el desorden anárquico no hu- hiera hw;h<> nueva recluta, engrosando sus filas con muchos de esos hombres ó tímidos & circunspectos, que solo se aventuran A correr un compromiso, cuando se cercioran por hechos notorios que el riesgo no es inminente, y que los medios de represión son Inciertos ó dilatorios. Pero por desgracia la H. Representación de la Provincia se condujo de otro modo. Rila, en contestación ála nota del Gobierno,le manifestó que "su voluntad firme y dicididu era que no hiciese uso de le fuerza armada, iniciando la ofensiva con- tra los ciudadanos disidentes, Ínterin la Comisión persuadía y exigia de ellos, que de- " 'poniendo las anuas, se restituyesen A sus tareas pacíficas bajo la salvaguardia de las -leyes, y de la autoridad que interponía la misma H. Representación-de la Provincia(] )< Desde este momento la propia interposición del 11. cuerpo fué un auxiliar indirecto, pero poderoso de la empresa de los sublevados. El Gobierno debia apresurara <-.,, cortar el progreso de la í-ebeliott; pero aquella disposición lo circunscribió por algunos -días A la mera espectativa, emitido en casos tales una ofensiva instantánea y dec" ■ -es el mejor elemento de triunfo. Entre tanto todas las ventajas de la medida concilia- -dora refluían sobre los perturbadores de la tranquilidad común. Sin tener quien los contuviese m aun obst,-rvase en sus operaciones, sin-hallarse por otra parte enfrenados •por estímulos ó consideraciones de honor, que es lo primero que echa á las espalda* -el que se revela, han debido sacar de este solo incidente ventajas positivas, no solo para, aumentar, sino también para moralizar basta cierto punto sus medios revolucionarios, y el fin mismo de su aspiración desenfrenada. ■ El Gobierno tiene derecho á lamentarse, de la medida de conciliación, por los accesorio» que la han acompañado. Por mas puro que fuese el origen que reco- noció en su nacimiento, no es bastante á escusar las funestas consecuen«ins que ha dr¡ arado á la causa pública por-1os términos en que fué concebida. Hay otras cali- dades concomitantes que reagmban la naturaleza de esta medida, y que la hacen mas espectable, sin hacerla mas proficua, tina de ella.- es no haberse ordenado la compa- recencia del ministerio, para obtSuAf de él explicaciones oportunas.Esta deficiencia 81 mas remarcable, siso pone en contraste la frcem^ncia, con que en días anteriores se le llamaba á cada paso, para que diese explicaciones sobre asuntos do órden muy subalterno al que sfi tiene en vista. Otra calidad no menos digna de denunciarse al criterio y sensorio público es Ja ■de haber el cuerpo representativo llamado ;i esta Comisión A individuos do fuera de su --•«-no. Esto era ya administras en todo el rigor de la espresion, y. de consiguiente, algo mas que deliberar. No es esto hacer una sindicación desfavorable á los benemérito» ciudadanos, qiie fueron llamados de a/'uera para integrar la Comisión conciliador;-. Ellos han acreditado que fueron dignos de esta confianza. Sobre lo que el Gobierno quiere hacer fijar la expectación pública, al observar este procedimiento, es sobre la idea que mandaría a los ciudadanos disidentes el ver administrando A la Sala, y engolfa- da en operaciones, que salían fuera del recinto del capitolio augusto. Probablemente esta ingerencia en atribuciones del Gobierno ha debido persuadir á los revolucionarios, que entre la autoridad Eegislatii'a y el Ejecutivo había desacuerdo de principios, ó di- ferencia de intereses. No puede haber quien desconozca lo perjudicial que debe hubcv sido este concepto. La 3. p y última calidad que ha impreso á esta medida conciliatriz un ca- rácter singular, es la declaración esplicita que hace la H. Representación, ruando en la citada nota se espresa en los precisos términos siguientes: "Ellos (los RR. del Pue- blo) se han abstenido de investigar el origen de la calamidad que el'Gobiorno les anun- cia, porque menos han estimado valorar su importancia, que reprimir la ulterioridad de unos males &a." La misteriosa ambigüedad de este fragmento de la nota, ha sido sin duda, y probablemente contra la intencionde la H. Sala, un combustible de mas arrojado (. 1) Nota de la H. Sala de 12 del corriente, en contestación 4 la d»I Gobierno de la misma data. «obre la hoguera de las pasiones desenfrenadas, de que han hecho alarde los ciudadanos difidentes. Abstenerse de investigar el origen de la calamidaddel día, cuando * entre los ciudadanos que han acudido á las rías de hecho, y el gran. círculo ó mavoría pacífica y subordinada, que se ha mostrado obsecuente a los principios de la legalidad y del órden constitucional, á cuya cabeza ha estado natural- mente, como ha debido estar el Gobierno, ha habido disputáis tan acaloradas sobre materias gubernativas, equivale á declarar, que la H. Sala esta en hesita- ción sobre la marcha política que este ha seguido, ó mas bien, k corroborar el ostraviado concepto de los tumultuarios, que acusan al Gobierno haber salí- do de la órbita legal. Desde que la idéa de esta perple.xidad se haya fijado en el espíritu de los revolucionarios, ellos han debido creer, que la ni faina If. Sala simpatiza con la iosurrecion. ¡ (¿ué manantial fecundo de desgracias prepara a4 país este incidente deplorable! El Gobierno no puode dejar de lamentarlo, por grande que sea su respeto A los augustos RR. del ilustre pueblo Ponaerense, y por mas que les haga la justicia de creerlos á cubierto do tan lea nota. Lina sorpresa tan grande, sino mayor, que la que acaba de observar- ha debido afectar y conmover el espíritu del Gobierno, al fijarse en algunas» indicaciones de la misma H. Sala, contenidas en su nota del día 17, que es la que encabeza las piezas que preceden á esta esposicion. Una de aquellas es l»i formal y esplicita declaratoria que hace el honorable cuerpo deliberante, do que sos comisionados hallaron un obsecuente reconocimiento en los ciudadanos disidentes? pecio de la autoridad de la Sala. ¡ Qué mas habría podido decirse er» justificación do estos, y en elogio de su deferencia respetuosa á las deliberaciones de ta lí. Representación, si hubiesen depuesto las armas y retiradosc á sus tareas pacíficas, que era el precepto soberano, y el único punto de aquiescencia, que hubiera en algún modo lavado la enorme mancha que algunos de esos ciudad» nos han echa- do en la foja de sus servicios, prestados anteriormente ú la causa púolica l -El reconocimiento hecho de la autoridad soberana de la Junta Representa ti va ha, estado en la boca do los disidentes; pero su resistencia á los prácOjptoS de cs.i misma autoridad ha sido abrigada en sus corazones y demostrada en sus hecho-.. Reconocimiento, A la verdad, de ceremonia ó de farsa, que ha puesto en contra- dicción las palabras con las obras. El Gobierno teme de nuevo, y no din ra¿o.i« que en esta candorosa clasificación de la H Junta han de encontrar loa amoti- nados un pretesto plausible, para crocr ó afectar que creen, que los elegidos'dcl pueblo han simpatizado con su movimiento anárquico, ó al mono.--, que rebajan a sus quilates dos tercios de su enormidad. Eos revolucionarios probablemente s« engañarán en esto cálculo; pero no por eso dcjarAn do sacar do su error mis- mo una ventaja en benefieio de su causa. Ea clasificación de la II. Sala, so- bre que ha recaído esta observación, será un nuevo elemento, quo los ciudada- nos disidentes recogerán con avidez, para fortificar bajo sus auspicios la obra, m$ que se hallan empeñados. No es menos esirañable el estado de hesitación, en que confiesan los UH. RR. de la Provincia se hallaban para resolver lo conveniente, aun después ju ^ gcprb8-nl4tiVa, según se acabo dp ver, estaba trep.dando sebee resol.icon riue debía adoptar, aún después de baberso convencido de la tenaz Rocia r o- amotinadas! .Vi habría safido de esc catado de ansiedad, «i tampoco ilínríallcSdo al Gobierno J£¿r> .V <¿ «" no/iWe*, sino h». 2l^aÍq¿iridoel «moÍm,V«/¿%JÜ¿nl que indica, de .a segundad ron que el Gobierne ^xL^Thnllr rcn>^r la auW& pOí los medios ordinarios que estaban a su a cu- . e,no«, pues, que no ha sido Vi iñe — ablc y sagrado deber de abanar e ar- fen constitucional a todo trance, bajo cualquier compromiso, e independientementeAt &S^ resaltado., lo que dec idió a la H- -Sala á desligar pl Gobernó de ía traba que le h Su puelt" Rila tSbria leguido seguramente, sin saberse Wa cuando, en tener —„----, — como - («ti i a neutralizad > al Gobierno, si no hubiese adquirido por medio de su comisión lo* lat os oficíales, mié solamente pudieron hacerla v ariar de runibo. F.n la necesidud (¡a. • tiene el Gobierno de iki.-trar ha opinión pública, que reputará siempre como su mejor apoyo, y en el conflicto de deber apart ar do sí una responsabilidad que; no ea suya, deSfio que causa* independientes de su arbitrio han producido patos contrasten, no pUede menos qoe lamentar la fwneeta lección que ee ha dado al pueblo en la doctrina, a qtie se buco este reproche. tClló. será, tanto nías desastrosa en conseqiejicjas, cuan- to es mas elevado.el carácter que Ja ha emitido, y en proporción también á. la dura- ción qiie debe tciier,su..rccncnlo. puen su existencia estará cousignacla á perpetual mi entre losfástos^aarlanivniarios de nuestra U. Representación....... ' ." Pero, ¿es cjerto, como esta |o dice, que el Gobierno anunció esa segu- ridad, y que los v^clareoiuyvntos que a este respecto obtuvo la Comisión ¿Iotuora- nfft qüe*e'le acercó, tuvieron -ua carácter oficial? El Gobierno juzga que-alguna éqím cu-acion -'.natural, ó.Uiy'ii de. parteé do la misma comisión, ó de ta Honorable Salá"¿ se bu interpuesto eu t>te- 'incidente, y lo hn desnaturalizado. FA. Gobierno solo se -produjo á este .respectó"en lá conferencia con la oiiiiskiu ie hi ;pp¡snÍoj& con- Li obediencia de los SS. genera !< a -y -gefus • de la fuerza piíblicn. y < ori.-la coop< ración decidida del pueblo, cuya causa - era. la que sostenía. Más el Gobierno no ln/< > iiianiíesíacion, porque no debió hacerla, «h» sus tiernas recur- sos y elementos. El sabe por oíra parte, que, aunque,estos pueden Constituir una gúridad moral .del triiinjó del orileu legaJ contraía usurpación, aquella, nunca podría. hCi absoluta, sino cuando mas relativa. Mucho menos debería serlo la seguridad qué fundase en lc>s solos recursos, de que hizo indicación M la .-Comisión del §rL Cuerpo. STns 'euálqüiera que hubiesen sido los conocimientos que en aquella conferencia adqm- riti la Comisión sobre e¡ particular que se está analizando, ellos no pudieron revestir de modo alguno un carácter oíicíal. Ea razón es tan sencilla como con.vi^erntó. No debiendo el Gobierno subministrarlos con .esa calidad, porque no podian-exigirsele bajo de olln.'cuálepiicru esclarecimiento que hubiese subministrado ■ á. la- Cpna^sion, Iba f'xtra-oficinl y met amenté urbano, aunque el acto en que.se prestaba fuese* reolmeata oficial. Ea Comisión mism.i lo conoció así, cuando se abroqueló córela-indicación, de que no podio esplorar del Gobierno sus medios de acción legales-y ordinarios pa*a con- tener la r» beüon. Así consta del ncuortlo del Gobierno eti consejo -do MinisJLn>s, <\'¡o ac realizó con' motivo de la enunciada conferencia. l'or consiguiente fn manifostacion lata v 'po^bo detenninada que hizo el Gofoei nr>«m aquel acto, no fu^oficiahSino- única" monto urbana, civil y-espontánea, para satisfacer el deseo qué- la Comisión? babie. út do''entrever lo asist'ia en ;u[in'l; particular. ' ' * » * vacilación y coíigoj.i. de la. H. Junta, al terminar ka nota-qne. el Go* bieroó se ha permití.k> i v>e.orr. r. han llegado hasta un punten que; ¡st.-hace honor \ los sentimiento-! fila «trópicos de aquel la morable buerpoy> ' xecaniicada .«Ita* meíite sus deseos por la conservación de la paz y quietud domestica^joo.rdoja--^«,t* embargo de añadir á los conflictos dol Gobiern6 fcsa auaiednd y cot?túrbacit>n, que son tan malos consejeros en crisis como la presente. V a" ¡ Difícil posición la del Gobierno, al verse amonestado, para e estreñios tan opuestos F ¿ Pero qu»? otrosí medios represivos ;r disponibles, que I* fuerza páblica, para enfrenar á hombres Al dejar los 11 ií. KK. al Gobierno el ejercicio do ios medios repi-esivos «no pudieron desentenderse de recomendarle que en la elección de aquellos medios ocupen siempre el último lugar los que tiendan á verter una s0|a <-,,, de aangre argentina.' que se divida entre hay, ni puede habei que soban sobrepuesto á las leyes, que las han clavado en la puntado las zas, que haa acaudillado gente armada, que han puesto en combustión la tierra y que atajando las entradas y salidas de la ciudad lian dado principio á hostili- dades abiertas, deleitándose en las zozobras de un pueblo inocente? Mas &i ge , inplea. la fuerza, como único medio para repeler la fuerza, ¿ como podrá evi- tarse, .no ya el derramamiento de unas cuantas gotas de san^Te argentina sino el que se vierta A torrentes, no solo- la de los hombres nnárquíco* que han pro- vocado ostJi crisis espantosa, sino lo quo es toas sensible, la de ciudadanos pa- cíficos, y sumisos al imperio de las leyes ? Parece efecto de un éxtasis ó ar- robo poótico la oscitación do la H. S., cuando deja por una parte al Gobierno el egercicio de los medios represivos contra los disidentes, v, estando todos esos medios reducidos ni empleo de la fuerza, recomienda sin embargo, 'quo esta sea la que entro nqueltos ocupe el lugar postrero. . > • . ' 1 Acaso habrá «ido el ánimo de los HH. RK. que el Gobierno hubiese los amotinados alguna fuerte intimación de tratarlos con todo ol ri«or insistían en su temeridad, y ai llegaban á ser escarmentados con el empleo de la fuerza publica, que iba á ponerse en acción contra ellos ¡ Qué medio represivo sería este para con unos hombres turbuUmtos qué hay pasos tan avanzados eu la carrera del deseulreuo anárquico ! • Ni útil podría el producir, cuando la admonición de la H. Junta, 'con hecho de la á ley, triste dado jeto dice intimase que obt- todo ol respetuoso re conocí i»i»:ulu quo los disidentes bau hecho de su autoridad, ha sido tan estéril ! Aquí naturalmente ocurre la reflexión, de que la H. Junta, que tomó la iniciativa sobre la medida conciliatoria, debió liabcr concluido su obra, dando otro paso, que habría recomendado mucho la sev cridad de sus principios. Des- pués que el desengaño de lo infructuosa de la medida de conciliación penetró <"i los estrados del capitolio, babria sido un grande ejemplo de austeridad repu- blicana, quo la H. Sala hubiese mandado salir (sin esperarlas seguridades, que haber obtenido del Gobierno) la misma Comisión ú otra distinta, para que. á los sediciosos, que los abandonaba ^ á su destino, y á las tristos con- secuencias de su crimen enorme, poniéndolos lucra do la ley por su reveliou > contumacia. Aunque este medio represivo fuese tan inútil como la amones^lCíi>íi- habria acreditado por lo inenoa, que tan grande como había sido en un princi- pio la lenidad de la tf. Representación con los amotinados, era también sú en- tereza para anatematizarlos politicamente,después qne se había desengañado que eran: indignos de su indulgencia- Aun podría haber sucedido que esta enérgica re- solución de la Salo bubiese bocho volver sobre sus patos á los disidentes. Pe todos modos, cuando esto no ne¡ hubiera conseguido, siempre se babria repor, íadu la veiitsja, de que loa perturbadores no creyesen tener de su parte a hi 1 f. Junta, como ahora deben creerlo, «i solo atienden á la lenidad y consjideraciejii, los trató en su primera medida. El Gobierno siente un gran pesar, eri pie. la- H, corporación no haya dado este paso, capaz por si sólo de acallar ltj. ñas- refinada irjalediccncia. El crédito de aquel respetable cuerpo babria ganar eou mVI. de este Gobierno por la tibieza con que se ha espedido la H. J. de la Provincia, en unos momentos y en un negocio, cu que se necesitaba mas que nunca de su decidida é ins- tantánea coadyubacion. Es preciso decirlo con firmeza, porque se dice con verdad, i á presencia de todo un pueblo, á quien tiene escandalizado esa apatía. El Gobierno no ha encontrado esta vez en la H. S. esa pronunciada y enérgica cooperación, que debia esperar de su invariable adhesión al orden constitucional. Nada importarla el examen de la funesta causa que haya producido esta singular retracción. Al Gobñ no le basta haber hecho sensibles sus efectos. Tan visibles son estos, que ni aun in- quiera ha salvado Ja M. Representación esas consuetas, que de tiempo inmetnonai adornan en casos semejantes las piezas oficiales del Poder Legislativo de un país, que se rige bajo el sistema representativo, aunque sea nionár^üico.Obsérvese sino,-u en al- guna parte délas notas que se han analizado, se encuentra, no ya explícitamente. pero Di siquiera de un modo implícito, ni aun presuntivo, el ofrecimiento, que es ya valor en- tendido en estas crisis, de la cooperación de la Sala á todo lo que tienda al rostabU-, i- miento de las leyes, y consolidación del órdeu constitucional. Por el contrario todo el contesto de la última nota, de C5.i misma nota, en que se dejó al Gobierno el egerci cío, que le estaba suspenso, de sus atribuciones naturales, está concebido en térmi- nos mas propios para inspirarle desaliento y hacerle entrar en fluctuación, que para fortalecerle en el noble y sagrado deber de sofocar á todo trance la rebelión, y hacer reivindicar al pueblo su libertad y derechos, horrorosamente arrebatados por una turba de insolentes demagogos. listas no son meras inducciones. 131 pueblo tiene á la vista las piezas justifica «¡vas. Kl peede entrar en otros comentarios, que la dignidad y .-levado carácter del II. cuerpo impiden al Go- tnt rno que Jiapa p«_>r sí mismo. A mérito do todo esto, rio debe entrañarse, que Ja II. Sida, después del regreso de lu Comisión conciliadora, que fué el 15, mantuviese al Gobierno liñudas las manos por • t'isdias nías, hasta que el din 1 7 se espidió del modo que so ha patentizado. ¡l>os días, después de otros varios, perdidos en un negocio en que lodo debe ser instantáneo y rápido! Tumpood debe pa- recer cstrafto, que no Jiayu votado fondos al gobierno para sufragar á Jos gasto* que (Innianda el ser- vicio público en las circunstancias, verdaderamente extraordinarias, en que se «-ncucuira la provin- cia. Aun mucho antes de esía crisis, el Ministerio de Hacienda había introducido un proyecto, para que en los restantes meses del año, fe permitiese al Gobierno invertir en cada uno'la nina dé 1,300,000 ps., atendidas las poderosas razones que se dedujeron entonces. Cuanto deben haber nciecido en el dia lo» conflictos-pecuniarios dej Ejecutivo, está idelcance de todos. Solo la II. Sala pawce no con- moverse al influjo de esta observación,ni a la fuerza de esta exigencia. Sabido es .i.- todos, que en el sistema rejjresentauVo la denegación de fondos al Gobierno es sinónimo de cruzarle ó impedirle Jos proyectos en qtio.se JvaJJe empeñado; y pues Ja H. Sala, no solo no le ha votado por un procedi- miento espontáneo, (como en la crisis presente debia hacerlo) los que las exigencias actuales deben hacer indispensables, pero ni tampoco ha deferido al prov ecto del Gobierno presentado en momentos de menor apuro, claro está que le deja abandonado á merced de eventos fortuitos, y qv e Je impi- de de un modo ol>lícuo, pero muy eficaz, el que haga esfuerzos, para que la provincia entre nueva- mente al goce pacífico de su libertad y derechos'............ El Gobierno no deJ->e dar un paso mas adelante en la senda, á que le han conducido esta» observaciones. Bastante dolorosa le ha sido la necesidad de emitirlas; pero le ha competido á ello Ja necesidad de apartar de sí su responsabilidad ante Ja patria que 1c observa atenta; el deber no me- nos indispensable de establecer sólidamente, su reputación y crédito ante el mundo culto, que ha de fallar un dia sobre estas grandes cuestiones; y Jo que es tan principal, como todo esto, el consultar por todos los medios posibles el honor, seguridad y libertad del pueblo de Buenos Aires, en cuya de- fensa no habrá compromiso ni peligro que no arrostre con serenidad y decisión. Por lo demás el Gobierno cree de su deber excitar a u*tc JUsrqico pueblo, á que so preste siempre deferente y sumiso * las deliberaciones de sus Representantes, íJue sfí dejarán oir, y que sin duda sabrán vindicarse de los cargosque Ies dirige una qj: ituqii hm ro prrwnoriHny ¡Ojalá que logrón inclinarla á su favoi i t ,i incidente ireiy desía\ orable al sgl^a de la causa pública y del orden legal ha s.i- rmniitrado también Ja Comisión eoncüiadorn, fuii *s deficiencia de un acto, qu~ dejo de practi car, y de -piie Jos disidentes habrán sacádcnKpdo el partido posible en favor de la inicua- caura, en que se hallan empeñados. *• La Comisión dió á su encargo una latitud, que podría sostenerse ha excedido los límites de él, como que estaba reducido únicamente á exigir de lo» < iudadanog en disiti. uoia, que depusiesen Jas armas y se retirasen tranquilamente á sus tareas pacificas. Como una comfcacrK-ia-*lc esa lalitud se permitió, entre otras cosas, oficiar al gene- ral .Espinosa que defiende bgnff>ít del órdén, poniendo en su noticia el acuerdo de la íí- Sa- la para !a suspensión de Idk Wostthdades. El espíritu eon que.se le Ji¡:-.i> esta comunicación no puede ser dudoso, des par-s de 'Jo que habia exigido á la Comisión el i,^fe que se halla a la caboza de la fuerza subleyjfcdq. I„a suspensión, por otra parte, de las'hostilidades solo de- bia durar el tiempo oue pa-siíWi «ijcntras- se obtenía el dato cierto de que Jos sublevados no se atemperaban ¿la resolución Jg» 1i H. Sala, para que depusiesen Jas anuas. Arte dosenga- vn. po se obtuvo: la Comisión regresó; y entre las piezas oficiales, con que dió cuenta del éxito de - que s.- «ae¡ ificnrá, si fw«í preciso, en la lucha gloriosa del órden contra la anarquía. Buenos Aires, Octubre 21 d< 1833. JUAN RAMON BALCARCE.