EL C. GENERAL VICENTE G VERBERO, l A LA SOBERANA, LIBRE É INDEPENDIENTE NACION MEXICNA. fl néjs ía ^Conciudadanos: cuando merced al valor de sus hijos, la agililá del Anáhuac remontara su vuelo hasta constituirse en nación inde- pediente y soberana: cuando por ellos se viera libre de un ti» 'ano doméstico que cimentó un imperio igual á I03 de la Europa (1) destruyendo la obra de sus manos y privado la de la libertad que apenas habia adquirido el mexicano; y cuando en fin, se señoreaba en las victorias de la playa arenosa de Cabo-Rojo, (2) donde para "lenipre abatiera el orgullo Ibero, parecía que una paz eterna, He- j*a de gozo y delicias, era destinada á esta venturosa parte del glo- bo. Yo que en esas memorables épocas he tenido la gloria de ser- ^'r, ya como un soldado, ya como supremo magistrado, me llena- ba de honor; (3) y satisfecho con el amor de mis conciudadanos, (4) juzgaba el mortal mas dichoso. Pero llesrada la época violenta del año en que la carta sagrada fdebia sufrir las modificaciones mas Análogas á nuestros conocimientos políticos y á nuestros intereses so- cales ¿no era de temer que procurara alejar nuestra consolidación? ¿Y no era de esperar que se nos dividiera? (5) Tal ha sido el fru* to de un pronunciamiento, que, alhagüeño á la vista y seductivo en 8u principio, hoy desarrollado causa miles de desgracias á la pátria, entorpece la marcha magestuosa de las instihiciones federales, (6) ataca á sus legislaturas, destruye muchas de ellas, (7) amontona desgraciados en mazmorras horribles, (8) separa de su suelo horn- ees ilustres, (9) hace correr la sangre de centenares de víctimas, (10) }persigue con furor á los que buscan un asilo en los bosques por 'brarse de su rencor y zana: (11) en cadahalsos públicos perecen hombres que han dado dias de gloria á la nación; (13) y por úl- timo, estaba reservado á los perjuros de la constitución y leyes des- truir la representación nacional, y destruir con violencia á sus dig- nos miembros, olvidándose de su inviolabilidad y del modo de sus- tanciar sus causas. ¿Hubieran hecho atrocidades peores los tirano* ^as desapiadados del universo? (13) Tan fatales consecuencias en el orden político fueron conoci- das; roas era necesario que el pueblo poco cauto, y amigo de la Novedad, tuviera el desengaño por la experiencia de sus males. (14) Cuando á los verdaderos federalistas se les trata de este modo acerbo ¿cuál es la política que se guarda con los que han fijado el centralismo en un estado? Dejarlos impunes en sus crímenes, lla- marlos hermanos, y no quitar él veneno mortífero, sino antes dejar-2 le tiempo á que progrese, porque tal es la opinión y tales los prin- cipios de los enemigos de las libertades patrias. (15) En tan desgraciadas circunstancias, es de mi deber ausiliar á los estados para que recobren su soberanía altamente ofendida, sin dar cumplimiento á las leyes retroactivas, dictadas en medio del te- mor y las amenazas de las bayonetas. (16) „No aspiro al mando". (17) He pulsado cuanto pesa un destino rodeado de infortunios: solo quiero que las legislaturas sean repuestas y respetadas, y que ellas enteramente libres, y cual si por primera vez se constituyeran, elijan el digno ciudadano que deba rejir los destinos de un mun- do, (18) y que sus dignos diputados indiquen en cumplimiento de su deber, las modificaciones que á nuestro código convengan: qoe el ejército, esa parte integrante del pueblo, sea un mediador en sus desgracias, sin determinar cosa alguna perteneciente á sus repre- sentantes: que la paz vuelva su habitación entre nosotros: que se concilien los mutuos intereses de una misma familia; mas claro, que el centralismo y la aristocracia no arranquen la dulce libertad de unos pueblos, que zelosos de ella y asociados á una parte sana del ejército, suspiran por afianzarla, y á este fin me llaman á que una mi suerte con la suya. (19) Pueblos todos: juzgad vuestra causa, y nada os intimide. Sien), pre me he congratulado de perteneceros. Dignos militares: acordaos que también sois hijos de esta clase privilegiada de la sociedad. Si ha podido servir de pretesto para desuniros, suponer que se empo- breció al ejército, creed mi buena fé; jamás dispuse de lo de la nación, y los actuales ministros pueden acusarme ante las augustas cámaras, comprobando legalmente el crimen de que me con- sideren autor: ellas no me han hecho cargo alguno, aun habiéndoselos suplicado, y esto manifiesta que no encuen- tran mérito para deferir á mi solicitud. Solo á mis gratuitos ene- migos está reservado acriminarme con hechos; que si ecsisten, es seguramente en su acalorada fantasía. El culpar á los hombres cuan- do las faltas son por las circunstancias, es un proceder injusto, así como innoble y remarcable. (20) Si dejo mi pacífico hogar y mi cara familia, repito, no es por- que aspire al mando, sino porque veo correr impunemente la san- gre de los mexicanos en el Sur, (21) Zamora, Valladolid y otros muchos puntos. El intruso gobierno castiga cruel aun los pensa- mientos, (22) y busca crímenes por su intolerancia aun en las bellas producciones de la imprenta, (23) „en otro tiempo libre". (24) Al ceñir la espada y ponerme á vuestro lado, recuerdo con placer que me habéis dado ejemplos de valor y entusiasmo por la sagrada liber- tad, y esta conducta laudable me hace esperar que firmes en vues- tros juramentos, defenderéis al gobierno representativo popular fe- deral. De ambos serán las fatigas de la campaña, mas de voso- tros los laureles de la victoria. (25) Haced co n vuestra unión que cese una guerra fratricida mereciendo con esto el aprecio de nuestros conciudadanos, y el amor y confianza de'vuestro antiguo amigo y compañero de armas. Cuartel general en Acapulco, octubre 13 de 1830.—Vicente Guet' rero.-~imprenta ambulante del ejército federal mexicano.NOTAS. [I] Habla de Iturbide, á quien Guerrero jamás podrá compara?* se. Guerrero estaba tan bien hallado con él gobierno ó tirano do- méstico, que fué el primero en felicitarlo desde Tixtla, diciéndole es- tas memorables palabras, que corren impresas: Solo me falta tener ja dicha de poder ir á besar la real planta de vuestra magestad imperial. Guerrero convino, en la junta que hizo Iturbide, en que se quitara al primer congreso constituyente; y si Guerrero salió con Bravo á secundar el grito de libertad, no fué por odio á Iturbide n* á su gobierno imperial, sino por librarse de la multitud de acree- dores que tenia; pues se prostituyó tanto, que los jugadores no que- rían asistir al juego que él iba. Este era el prestigio de Guerrero antes de incorporarse á los yorkinos. [2] Entonces era Guerrero presidente, y Zavala ministro de ha- cienda. ¿Y qué hicieron estos patriotas para impedir la invacion es- pañola? Abandonar las tropas que allí llevó Santa-Anna por su propio dielámen: no mandarles dinero, ni víveres, ni municiones: man- dar de México al general mas inesperto y desconceptuado con un Puñado de cívicos; y holgarse en banquetes, absorbiéndose los cauda- fes que entraban en las cajas nacionales: en fin, parecía que Guerre- ro quería que los españoles entraran á México, ó que estaba de Acuerdo con ellos. • . [3] Y de dinero que sacó revuelto *>1. parque. [4] De los yorkinos, y de los ladrones. [5] Señor Guerrero: vd. nos tenia divididos ya, haciéndose gefe del partido yorkino; y nos acabó de dividir con el malditísimo grU to de la Acordada, para asaltar vd. la silla presidencial, y sus con— ciudadanos los yorkinos y ladrones el parían, y las suertes de los bue- nos ciudadanos. [6] Hasta aquí habla muy bien, si se refiere á su pronunciamien- to en el Sur. [7] Ya esto es otra cosa: los pueblos, después del salvador plan Jalapa, conociendo los males que los yorkinos habían hecho, y que las legislaturas estaban compuestas de yorkinos que se opondrían al bien nacional, quisieron entregar sus poderes en manos mas limpias, V hoy han palpado las ventajas de esta medida, que solo Guerrero V sus afectos pueden negar. [8] Desgraciados, en efecto, por sostener la causa de un hombre tan prostituido, é incapaz de obrar el bien; pero criminales por que- rer contrariar la voluntad general, y trastornar él orden establecido. [9] Como el prostituido Alpuche y sus compañeros, que eran mal vistos hasta entre los mismos yorkinos. [10] Si halla de los fusilados, y multiplica tres por veinte mu\ ciertamente que no son centenares sino millaradas. [II] Como á Loreto Caiaño, Colin, Larios, y demás facinerosos, que por librarse del castigo que merecían por sus robos y asesinatos, se refugiaban en los montes. [lsí] No sabemos de uno, podía ^señalarlos, y descubría una maldad^4 [13] Es verdad iodo esta, si se refiere á los y orlemos, que son los destruidos por él plan de Jalapa. [14] Estos conocimientos y esta esperiencia, dispusieron al pueblo á quitar á Guerrero y sus cómplices, del gobierno. [■15] Si Guerrero no llamara la atención en el Sur, ya el gobierno habría atendido á los centralistas de Yucatán, que no son tan cri- mínales, porque los atentados de Guerrero en su presidencia, les hizo tornar esa medida, [lí>] No sé moleste vd., sr. Guerrero: los estados no piden á vd. favor, ni es vd. el que los podría sacar del ahogo: ellos están con- tentos, y desean la ruina de vd., como prueban sus hechos. [17] Ya lo veremos mas adelante. [13] Ya está descubierto el hilo. Guerrero quiere que vuelvan las legislaturas que los pueblos aborrecen: que éstas elijan nuevamente al presidente, que es decir, que lo elijan a él; porque siendo todas las legislaturas quitadas compuestas de yorkinos, ¿á quién habían de nom- brar sino al Padre de los pueblos? ¡Y no aspira al mando! Vean los que andan corriendo la voz de que Guerrero no quiere ser pre- sidente, sino que las actuales legislaturas nombren uno legítimo ¡cuan dis- tinta es su solicitud! y conozcan que lo que quiere es volver las co- sas al estado que tenían en 829: estado destructor, y el mas depresivo. [19] Mentira, sr. Guerrero: no hay quien llame á vd. sino los yorkinos prostituidos: todo lo que vd. dice que desea, está puesto en práctica:, el ejercita soló se mtte en perseguir á los revolucionarios sin meterse con los legisladores: la paz ha vuelto, y solo vd. la altera por ai** f¿nes particulares: fo*\ irUprttses mutuas están coneiliados, y so-, lo se teme su alteración, si- vd. triunfara por desgracia, y se traba- ja por consolidar la federación; conque no tenga vd. cuidado por no- SOÍTOS. C:...i,V:>>\v SVt V* Iwj *t-~:> .-i [20] En este párrafo habla Guerrero de su buena fe, cuando á todos consta que ta tiene malísima: que no dispuso de los caudales de la nación, cuando lodos vieron lo que robaron sus amigos que co- locó, y lo que él se cogió hasta cargar sobre los militares una deu- da, que estéin satisfaciendo con el nombre de: La casa de Guerrero: qm ha pedido le comprueben legalmente sus crímenes; ¿pero de qué, modo? ¿lo irán á buscar á los montes? [21] El tiene la culpa: si no hubiera sido ambicioso, no habría salido ahora ni una gota del cuerpo de un mexicano; pero él se acostumbró á derramarla desde la Acordada, y ha seguido en el Sur. [22] Dígalo el teniente Cerecero que fué arrebatado del suplicio por el gobierno que llama intruso y sanguinario. [23] Como las del Atleta. [24] No seria en el tiempo Ule su gobierno, pues todos vieron las leyes que se dieron para acabar con ella, y lo que costó á unos escri- tores, y las prisiones de un lazarino, y de otros. [25] Al revés seria: los riesgos para los soldados, los laureles pa- ra los aduladores; y de Guerrero el dinero y el mando, sin volverse á acordar de los del Sur, como en otras ocasiones lo ha hecho, ¿tóvafasva \t &o4ot ^wl to<£ nv¿ m¿m '¿>-..\ c ' ► > MÉXICO, NOVIEMBRE 17 DE 1830. Imprenta del ciudadano Alejandro Valdés.