Mr el ho*o* y ¡a generosidad. El Sr. Pacheco me insulta directamente ; pero & esto no ea la pluma lo que debe contestar : es nías justo decir que U torpeza y la perfidia es la de quien procedió con tanta decisión , y en un sentido, que en otras circunstancias se habí ia manejado de otro modo Sépase que el Sr Pacheco, al ver el movimiento de todo el regimiento de Húsares, v denotado el Sr. TJorrego, me dijo, que demasiadas indicaciones había hecho para que se tubitse contado con él : lo mismo se espresó con un ayudante del regimiento, lo que quiere decir, que el Sr. Pacheco hubiese estado por la tor- peza y la perfidia si se hubiera tenido en el, desde el principio, la confiaos* que no inspiraba su adhesión al ex-Cí obernador Donego. Dicho esto, >:.. vale el fanatismo con que se produce el Sr. Coronel ; porque nada ha habido de torpe ni de pérfido en aquel acto, ni un militar es sin honor y poco generoso porque se asegure la persona da un caudillo que ya no revestía autoridad, y cuva libertad podía trat-r grindr» males á la patria : la salud de ésta es primero que toda consideración personal, y un ofi< lal de honor debe mirar antes por el bi« n geneial que por compromisos de partido. El Sr. Oorrego ni era mi amigo ni fue á. implorar la protección do los gefes y oficiales que lo prendieron. Nada hai de perfidia desde que esto falta, y el Sr. Pacheco debió imponerse del valor de las voces siquiera antes de valerse de la prensa. BU honor re- clama no traicionar sus deberes, y el Sr. Pacheco cuando e« ha menos aquel debió fijar estos, todo lo demás es charlar La generosidad ea la primera vir- tud de un militar, pero no es ciertamente la prisión del Sr Dorrego el acto que i uede clasificarse de poco generoso, y si el Sr Pacheco quería estrellarse Contra lo que se ha obrado, debía, tener fibra para r out i arestar de frente n Jo que ataca en mi persoua. lil Público, á quien hago el homenage de esta contestación, glosara en todos los demás respectos el procedimiento del Sr. co- ronel Pacheco : bien seguro de que el que firma ha probado con una con- ducta franca y constante, que pertenece á la» cosas y no a las personas; que ama mas á la Patria que á los partidos; que conoce el honor bien entendido, y que es generoso como debe serlo el que empuña la espada paia defender la independencia del país: la libertad del ciudadano. Ilutaos Aires, diciembre 10 de 1SÍ2S. IJertioTílino Escriban o. IMPRENTA ARGENTINA, CALLE DE POTOSI, N. 135. EL GOBIERNO DELE&iDo ' A LOS Habitantes de la Provincia. ¡üCIUD^DANOS!!— Y"* parece indudable que el gobierno de Santa Té te decide á inferirte por In fuerza en los ne- gocios de nuestra provincia, empezando sus hostilidades por la violación de In correspondencia y ocu- pación de lo» correos del interior. Ea£a conducta solo puede guardarla un enemigo, y cita dá I* señal de qun nuc-trn provincia debe prepararse á l.t defensa, f> 0. la venganzi. El gobierno de Santa Pe, menos que ningún otro, tiene derecho á provocarnos, por que solo €1 entre todos, después que ¿iro!6 cin sus ar- mas nuestra campaña el año JO, tuvo el privilegio da que se le comprara la paz con millares le t >