L» MENSAGE. DEL GOBIERNO Señores Representantes ; U v a i~i» ha corrido desde que un mo> ¡miento militar vino á suspender el curso de las leyes de la provincia, y á cerrar la ca«a de sus representantes. Grandes desastres se han sucedido en este periodo fatal. Las pasiones mas furiosas, cuanta mas ensangrentadas, amenazaban hundir para siempre la l'l.ertad. el honor y la fortuna de la patria. Hasta las úlLimas esperanzas pare- cían ya al)3nJonnnios cnandu la razón y el patriotismo »e hicieron escuchar. La convención pacífica del 2 1 de Junio suspendió los estrago» de la guerra, y la del 2-1 de Agosto afianzó las bases de la paz interior. Bl gobierno provisorio, creado por esta cometicioit y reconocido uná- nimemente por toda la provincia, se encargó de imponer silencio á resentimientos profundos, de subordinar partidos armados, y de restablecer cuanto antes el imperio de las leyes : ardua, en verdad, y difícil tarta ; pero sin la virtuosa moderación de los unos, sin la noble confianza de los otros, y sin la obsecuencia en los hombres de todas las opiniones, el Gobierno Provisorio no habría llega«'o a! término de su carrera, ni tendría hoy la satisfacción de ver restablecida pací- ficamente la Legislatura de la Provincia. Nuestras relaciones con algunas de las naciones amigas, desgraciadamente comprometida» por incidentes graves, han recobrado su vigor, y todas se conservan inalterables, y es grato aseguraros que han simpatizado en general con nuestras desgracias. Sentimientos do paz y de concordia empiezan á prevalecer por todas partes en las provincias hermanas. Nuestra unión con la do Santa-1'¿ se ha fortificado por medio «le un tratado firmado el dia 18 de Octubre en esta capital. El Gobierno espera que las provincias de Kntre- M. i os y Corrientes confirmen con igual solemnidad el pacto qur formó en otro tiempo la base de una política bienhechora. Nuestras relaciones con el gobierno de Córdoba se han reglado por un tratado celebrado igualmente en Buenas Aires, el que se publicara, luego qu«- sea ratificado. Las provincias de Salta, 'l'ucuman, Santiago y Catamarca, hasta donde ha podido llegar la voz, han respondido de acuerdo á las invitaciones amistosas y fraternales del gobierno provisorio, que ha ofrecido su mediación para cortar la guerra que agita aun algunos pueblos. Este paso, que ha merecido el aplauso general de las provincias, será ciertamente segundado por ellas, y una comisión encar- gada de este importante objeto, partirá dentro de pocas horas. Si, como és de esperarse, los resultados corresponden ahora al voto universal de los pueblos, el gobierno habrá completado felizmente la obra inestimable de la paz Al principio, tanta- veces funesto, de iotorveair •'». mano armada en el régimen interior de cada provincia, sucederá entonces una política benévola, franca- leal y esencial mente pacífica, que estrechará de día en dia los vínculos preciosos que la naturaleza ha formado entre los pueblos de la unión. Volviendo los ojos al interior de nuestra provincia ; todos los ramos de su administración se habían resentido grandemente de la coufnsion general ; el gobierno ha aplicado remedio á lo nías urgente, se fia esforzado a hacer las mejoras posibles en lo- d< |iarlamentos de justicia, policía, enseñanza v beneficencias y es lisongero observar, que á las convulsione, mortales de una guerra fratricida, ha sucedido ya el movimiento saludable de la industria productora. I.a ciudad y la campaña prctratM la consolante perspectiva de la paz El seci eto de este prodigio está en los principios consagrados en las convenciones de Junio y Agosto, que el gobierno provisorio ha procurado cumplir con la, exactitud posible. El ciudadano que supo consignarlos en aquellos actos importantes, y que les ha dado fuerza con su ejemplo de obediencia a las leyes, de modera- ción y de patriotismo, merece sin duda la gratitud de sus compatriotas. I-a moral pública y la gratitud demandaban un acto de solemne reparación á las cenizas del primer magistrado de la república, victima lamentable de las discordias civiles. El gobierno se ha apresurado á prepararlo, y espera que ningún sentimiento innoble turbará la augusta ceremonii. No pu'»de recordarse sin un dolor vehemente la suerte del ejercito. Después de brillar con tanta gloria en la última guerra exterior, parecía destinado á consolidar la prosperidad, y á asegurar la opulencia de la provincia. Mas otro fue su destino. El gobierno provisorio ha tenido que ocuparse en f - de nuevo las tropas que deben guardar las fronteras. Los primeros cuerpos que ha sido posible organizar, están ya apostados convenientemente en la línea. Las milicias se arreglan, y ningún sacrificio se escusa para poner en seguridad la campaña. Las fuerzas de mar y tierra han sido reducidas al pie de paz, y nada se ha omitido por restablecer un orden severo en la contabilidad militar. La hacienda pública había llegado á un estado deplorable durante la guerra del Brasil :enuncio <"(:iUó la gi¡«rra civil, hubo pocos que no j uzeasen inevitable su completa ruina. El goiiiiTBo (irovisoriu, sin estraviar la opinión con perspectivas lisongeras y engaitólas, se liu limitado .1 mostrar el camino portionde es posible salvar d» I peligro. I. ■ publicidad en las operaciones, la sconoroia en los ga.~tu«, la creación «Je fondos extraordinarios, coiisa^r:i lo¡ enteramente á iii<-jorar el medio circulante, y a cumplir con las obligaciones de la deuda extrangera. lié nqui, Seáorts H epresentantes, lo que se ha hecho ya. Todo impuesto es un mal, pero ninguno mas funesto i|iic el de un papel moneda desacreditado. El buen sentido d«B loa ci id ad anos lo conoce bien, y por esto ha recibido con satisfacción el establecí m i .• u lo de la caj i