ftamon de Basavilbason=:En Buenos=Ayres á diez y seis de Septiembre de mil setecientos noventa y nueve años: Yo el Escribano mayor salí de esta Fortaleza acompa- ñado de la Tropa de estilo y á son de Caxa de Guerra, hice publicar por voz del Pregonero Ramón ,Gadea en los parages público» y acostumbrados , el Bando ante- cedente, fixándose las copias de estilo : lo que pongo por diligencia y doy férrD. Jofepb Ramón de Basavilbasor Concuerda esta copia con ti original de su contexto A que me remito : y de mandato del iltmo. Señor Virey , la autorizo en 'Buenos-Ayres i veinte y tres de Septiembre de mil setecientos v*pitca y aven-- Joieph Ramón de Basavilbas», ^3] LA u^.o-or Ir. CALUMNIA CONFUNDIDA. BREVE RELACION DE LOS SUCESOS MAS NOTABLES ACAECIDOS EN LA PROVINCIA DE CATAMARCA DURANTE EL GOBIERNO BUENOS AYRES; IMPRENTA DE JONEJSY C.v. 1827.1 r AMBIEN iu moderación, y el sufrimiento tienen sus límites, porque de otro modo, alguna vez se confun dirían con el mismo crimen. La acción del tiempo es ciertamente lu mas consoladora esperanza del virtuoso, y el «zote mas fatal del calumniador; pero ella es lenta, y podría suceder fácilmente, que el triunfo de la inocencia sé consiga, cuando la víctima haya sido sacrificada. Nin- guna consideración puede en este caso legitimar el si- lencio. Yo he llegado á él por mi desgracia, y en guar- dia de un por venir fatal al pais donde nací, y al honor de que soy tan apreciador, aparezco hoy en el público para instruirle de verdades que le son desconocidas, y de liechos que ojalá me fuera dado olvidar. Una reso- lución tal, está en abierta contradicción con mis particu- lares intereses, con la limitación de mis talentos, y aun con los consejos que he debido á la amistad ; pero en mi razón ha pesado mas el deseo de conservar una repu- tación, que no he adquirido con engaños, y que he po- seído sin jactancia. Ella ha sido alevosamente ataca- da ; la calumnia ha hecho algunos abances ; estos, mas atrevidos á sus autores, y á mi ver ha llegado el tiempo de confundirlos. Si al llenar este deber sagrado, hicie- se uso de algunos pasages ó documentos habidos en las confianzas de la amistad ; adviértase, que esta circuns- tancia no debilita su fuerza, y que para publicarlos, he prevenido antes, pública y privadamente. Adviértase también, que los que me provocan, son sus autores mis- mos; lo que legaliza mas mi resolución y manifiesta su ferocidad y perfidia. Pero en los momentos en que el pueblo de Buenos Ayres se ocupa de negocios tan importantes, intentar distraerlo á otros de un iutcreg tan subalterno, parece un( 4 ) pensamiento abalizado, y ridiculo, lis también bochor- noso, (se dirá, y con justicia) que ciudadanos honrados con un mismo carácter público, se ocupen mutuamente en desconceptuarse. Nacidos en un mismo suelo, por tercas que hubieran sido sus rivalidades, debieron olvi- darlas desde que se vieron en un pueblo civilizado, que los observaba, y antes de escandalizarle con su conduc- ta, honrarse si era posible unos á otros. En circunstan- cian de constituirse el pais, nada mas digno, que el sacri- licarle los odios y resentimientos personales, sj ellos es- pecialmente pudieron tener una trascendencia fatal. Mas á lo primero, satisfaré diciendo ; que yo escribo muy particularmente para aquellos, que han tenido la facili- dad de escuchar con deferencia las groseras invectivas con que mis enemigos han podido sorprenderlos. Si de este número fuesen algunas personas públicas, tengo un derecho para exigirles que me oigan, porque no lo tengo para suponerlos tan personales, como lo serian sino lo hiciesen Y á lo segundo : que ni es dado á todos un tan noble modo de proceder, ni yo había meditado des- viarme de él, hasta que mi sufrimiento pudo entenderse en un sentido poco favorable. Desde que la provincia de la Rioja me nombró su representante, pusieron aquellos en juego todo lo que la malicia puede sugerir, y un corazón prostituido apetecer. Haciendo al gobernador de Catamarca instrumento de sus deseos, lograron persuadirle, que mi incorporación al congreso les seria funesta, y el embarazarla necesario. Al favor de una revolución que dicen hubo de estallar allá, mientras existí en la Rioja, informaron al gobierno nacional, que yo había sido el autor de ella, que babia tugado por no sujetarme á la residencia que ordenaba la ley; que se me había hecho un alcance en las cuentas, y finalmente que había dispuesto al gobierno de la Rioja contra las autoridades de aquel pais S¿c. &cc. Recuerdo también que se me acusaba de haber sorprendido una correspondencia, que el gobernador de Catamarón man- ( 5 ) daba á Tinogasta, y de haber causado la prisión de un enviado suyo. Todo esto me comunicó el Sr. ministro do gobierno en una conferencia á que tuve el honor de ser llamado. Y» satisfice los cargos, pero no ciertamen- te al señor ministro según vi después. El, se persuadió, quizá por los sucesos posteriores, y los informes de mis paisanos, que no le había hablado de buena fe, pero esto) muy seguro ile haberle tratado con el idioma de la ver- dad, y la sinceridad del corazón ; por mas que se diga y pienso otra cosa, y se haya obrado conmigo en este sentido. Después de los desgraciados sucesos del interior, siem- pre firmes mis enemigos en su propósito de desconcep- tuarme, aprovecharon sus apariencias para darme en Hlos la mas principal parle. Prevenido de esto, logré la oportunidad que me presentó la moción hecha en el Congreso por el señor Campana con el objeto de cortar la guerra civil, para detallar francamente los de Rioja \ Catamarón. Ahora se verá cuanto en aquel momento presindí de mí mismo. Los diputados de Catamarca guardaron el mas profundo silencio por mas que les pro- voqué á que corrigieran mi juicio, si alguna vez dejaba de sor exacto. (*) El discurso se imprimió y circuló ; y cuando creí que enmudecieran sus pasiones, fué cuando llegaron al colmo dh su exaltación. O!" adidos de mi in- tegridad, y mas aun, de no poder herirme con impuni- dad, dieron al público un libelo el mas infamante. (**) Siempre las maniobras de los criminales se hacen por caminos extraviados. Yo entonces aparecí con un remi tido, indicándolos de un modo bien claro., y pidién- (*) Solo en un hecho de la menor importancia arguvoron c!e inexac- I ItlM. (**) Noticia circunstanciad;! de lo acaecido en la provincia de Cata marca y del actual estado de guerra contra la de Tucuman por el eiér- < ito aliado. 1 * («,*#) Oaeota Mercantil mím.( 6 ) doles diesen sus nombres. Uno de ellos contestó priva- damente excusándose del compromiso, y los otros dos, libráronse al ¡silencio. Esto Alé bastante para que yo también Jo observara, basta que el alevoso documento que transcribo, ba puesto en claro sus procedimiento*, y en peligro mi moderación. Carta de D. Miguel Diaz de la PeTia al gobernador Gutiérrez. Sr. D. Manuel Antonio Gutiérrez. Duchos Aires, 10 de Enero dt. 1S27. "Estimado amigo :—Después de su última cai ta desde Tueuman antes de entrar Quiroga en aquel pueblo n<> he tenido de V. sino aquellas noticias que corren pública- mente, sin embargo ellas han llenado nuestros deseos pues nos dicen esta V. repuesto en su gobierne &c. &c L'n contexto á bu citada le be dirigido varias cartas, bajo el nombre de la señora que me indica. Temo hayan sido interceptadas en la inquisición de Córdoba, pero si lle- garon á tiempo, espero buya bocho V. uso de ellas para los fines que fueron dirigidas* Ahora mas que nunca conviene desplegar una actividad inmensa pero que abrazo solas dos partes : la primera reconocer y jurar la consti- tución ; la segunda aun mas esencial y principalísima cargar sobre Quiroga antes que cobre nuevas fuerzas. En esta parte es preciso no parar en medios. Use V. de cuantos recursos encuentro que lodo paga á letra vista el gobierno nacional. Dije en mis anteriores que mis ha- ciendas estaban prontas para esos usos, pero si acaso se han perdido aquellas lo repito ahora. Yo debia ponerme en marcha para re unirme con Y. esto no me es dado por el obstáculo de los caminos, ó mas bien, del transi- to por Córdoba. Sin embargo, no estoy aquí ocioso aunque creo mí presencia allá mn« importante en esto ( 7 ) caso. El bribón Porongo (•) ha publicado aquí algunos papeles impresos propios de su cabeza, por supuesto na- die los ha leido sino con el mas alto desprecio. Sin em- bargo los hemos contestado, y convendría que V. los con- testase ile allá como corresponde, quiero decir ponién- dolo en claro, esto es que es ladrón, pobre, (que será lo que mas le incomodo porque la tira de rico) jugador Se. Pero algo mas ba de nacer Vd. a este respecto, diriuii al congreso una representación pidiendo que la persona de Porongo sea separada de su seno por el crimen de promotor de la guerra civil, acompañando los hechos que acrediten, aquellos mas remarcables, y terminando por- que lo ponga á disposición del gobierno de Catamarca..... de cuya ciudad es prófugo por no prestarse al juicio de residencia á que las leyes lo obligaban de ese gobierno que él aquí alaba tanto. Esto amigo debe venir antes que yo me vaya para esos destinos para girar el negocio por mi mano como corresponde. Con igual prontitud debe V. pedir la caja subalterna del banco que se ha de establecer en esa ciudad. Con ella habrá para reparar los quebrantos de la guerra en general, y el particular de sus intereses personales. Si es preciso un comandante en el partido del Fuerte, espero tenga vd. presente la persona de 1). Lorenzo Magarzo ; aunque yo creo que un alcalde es bastante, pero debe ser el mismo. Si cae en manos de vd. el gallego (iarri no lo indulte vd, ese godo es infame, y no merece piedad cuando él se com- place en ver correr la sangre americana, tal vez la del misino que le levantó del polvo miserable en que yacia. Póngame vd. á los pies de Panchita. y mándeme como á su mejor amigo Q. S. M. B.— Miguel D. de la Peña.— P. D. Los auxilios que tome vd. de casa gire V. letra (*) Voz q\w ha usado olías veces aun por la prensa para darme ú ronocer. '( 3 ) contra esto gobierno ú nú favor, expresando la cantidad de dinero que ellos valgan, y asi los demás que vd. tumo para la guerra, lie dicho que vd. será pagado de loque le lian robado, sino se lo saca con usura á Quirogn de lo mucho que ha robado ese picaro, y tiene escondido en los Llanos, adonde debe dar el golpe moviendo primero la llioja."(*) Después de un hecho tal, por el que se viene en conocimiento de los autores del diario ; (pues otro papel no ha salido contra mí;) ni á mis enemigos es honroso negarlo, ni ¡i mí, me es el callar. En este supuesto, y de haber prometido probar con documentos la falsedad de cuanto se me imputa; entro á realizarlo en los térmi- nos que me sea mas propio, y haciéndome cargo primero del diario que empieza asi:— " Don Gregorio Huzo que por mil títulos no era il acreedor á la primera magtttratmra de la provincia de " Catamarca en el amo de 1822, se colocó en ella, á favor •• de una revolución ejecutada con infidencia...." En este año era gobernador de la provincia el Sr. D. Nicolás Avellaneda y Tula contra quien debe suponer- se cometida la infidencia. D. José Manuel Figueroa Cácercs, gefe de la fuerza, y el Sr. Gutiérrez actual go- bernador, su teniente. Yo habia sido mandado por el gobierno en comisión á Tucuman, cuando sucedió que el Sr. Avellaneda por medio del Sr. Gutiérrez consiguió sorprender, desarmar y deportar al Sr. Figueroa, quien desde este tiempo permaneció en Córdoba hasta el año pasado que regresó y fue fusilado por el Sr. Gutiérrez.(**) (*) Cuando me lie decidido á publicar esta carta ha sido después que ella ha circulado por todas partes. (*•) Ocho hijos menores, es el único patrimonio que ha quedado á su desventurada viuda. El mayor de ellos en quien _ya podian obrar los estí- mulos de la sangre, deseoso quizá de vengar la de su padre, ha tomado el lesesperado partido de ceñirse la espada , A cuantos niales conduce un cto solo de ferocidad ! ( & ) Este quedó con el mando de la fuerza, sin embargo que el gobernador lo confirió al oficial Aguirre. No habian corrido ocho dias, y el Gobernador Avellaneda fue de puesto igualmente por los señores, Motas y Olmos, y á los diez siguientes, repuesto. El documento núin. 1. dará una idea á este respecto. El pais quedó dividido en tantas facciones cuantas familias tenia. Un orden semejante era violento, y pre- eiso el meditar sobre su tranquilidad. Considerable nú- mero de ciudadanos estaban separados de sus hogares,, vera necesario restituirlos al seno de ellos, ó esperar nuevos sacudimientos. (*) Yo regresé en estas circuns- tancias y me formé el deber de transar sus diferencias de un modo honorable al mismo gobierno Es de advertir. fue torio, y muy breve vi establecida una junta provincial compuesta de ciudadanos respetables, sin ditincion algu^ na de partidos. Buenos Ayres habia dado el mejor ejem- plo de su ilustración estableciendo el sistéma representa- tivo, y á Catamarca ninguno podrá disputarle el mérito de haber sido la primera en imitarle. Los RR. dieron principio á la obra de la constitución en el pleno goce de su libertad (*). ^¿Siendo esta la verdadera historia de mi paisj^resul- ta de algún modo que entré al gobierno por una revolu- ción y una infidencia? ¿Podrán asegurarlo los SS. Diaz, Neirot y Avellaneda, sin caer en el mas alto desprecio 1 i Ni como se compone aquello con felicitarme de un mo- do tan expresivo, hasta llegar á decir que se habia encon- trado en mi elección la piedra filosofal ? (Doc. N. 6) ¿Con recomendar mi mérito al periodista Lavaysse, y también en el Argos como lo hizo e! Sr. Diaz*y el Sr. Neirot! El Sr. Neirot que hasta el término último de mi gobierno fue el mas decidido lisongero que tuve, y el mayor rival de mis rivales ? (Doc. N. 7) ¡Ah! yo lo abandono á sí mismo. SEGUNDO CARGO. " Ruzo habia dado ya una extensión casi respetable " á las intrigas que lo elevaron haciendo á sus paniagua " dos Soria y Figueroa gefes de la compaña hombres cu- " ya historia se ha hecho conocida en la provincia de Ca- " tamarca y aun en Tucuman por sus escandalosos ro " bos y asesinatos......" A V. paisano Avellaneda debe ser esta formidable descarga. De V. bajo mi nombre habla su propia fábu- la. Yo he dicho ya, que á mi entrada en el gobierno no (*) Lo fueron los SS. D. Manuel Antonio Azevedo, D. Pedro Ig- nacio Acuña, D. Francisco Mota, D. Juan Antonio Neirot, D. Pedro Alejandrino Zenteno, D. Pedro Segura, D. Ramón Gil Navarro, D Martin Molina, D. Juan Fermín Rivas y D. José Maria Burgo.( 12 5 se depuso un solo empleado. El Sr. Soria y Figueroa lo fueron en tiempo de V, y algo mas. El Sr. Figueroa era por V. comandante general del poniente y yo lo re- duje á simple comandante de Tinogasta. El Sr. Soria, coronel, y lo .bajé á la misma clase. Pero me dirá V. que el nombramiento de esos géfes fue obra mia y una mera condescendencia de V. si: no solo lo dirá, sino que ya está cansado de decirlo en todas partes, y yo también de oiruna impostura semejante. El literal sentido de su carta escrita al mismo Figueroa (Doc. N. 8.) no solo re- suelve terminantemente esta dificultad sino que me ahorra el consagrar una página en honor del Sr. Figueroa. Yo recomiendo su lectura especialmente al S. Gutiérrez; y por lo que respecta al Sr. Soria me remito á lo que el Sr. Neirot ha referido en cuyo por menor no me es da- do entrar por no perder la circunspección que me he propuesto observar. TERCER CARGO. " Al mismo tiempo que las promesas de estos coman- dantes le lisongeaban con la continuación en el mando, " veia bajo de sus pies el volcan en que iba á undirse y " convencido dt l principio cierto, de que todo poder es " inútil en el momento que contra él se alarma la volun- tad del pueblo : salvó su persona y se constituyó á la '* aldea de Belén como noventa leguas Desde allí daba •' dirección á los negocios cual debia ser, y cual debía es- •• perarse de sus pocas ó ningunas aptitudes..." ¡Que impropiedad! ¡Que grosero modo de mentir ! ¡Y cuantos documentos tengo á la vista para confundir á los necios autores de calumnias tan infames, é inventa- dlas con tan poco tino! Seguiré la relación de los su- cesos. Ocupada la sala de RR. de la constitución, dispuse de acuerdo con todos, incluso los SS. Diaz y Mota, ha- ( 13 ) cer una visita á ta campaña y organizar las milicias y receptorías. El Sr. Mota quedo en el gobierno, y el pueblo en la mas perfecta tranquilidad. El gobernador delegado desplegó sus venganzas contra algunos vecinos, en especial contra la casa de Avellaneda. Un resultado de esto fue el destierro del Sr. Colombres, la deposición del tesorero Boter, y una intimación hecha al Sr. Recal- de. Debo presindir de la justicia ó injusticia con que procedió; pero no de asegurar de que todo se hizo sin mi consentimiento (*). El pueblo manifestó su disgusto, y todos los resentidos solicitaron mi regreso lisongeán- dome con las mas expresivas demostraciones. El mismo Sr. delegado se vió en la presicion dé llamarme. (Doc. N. 9.) Tardó la tranquilidad en restablecerse lo que yo en regresar. Un año habia corrido de mi gobierno sin que me hubiera sido necesario decretar un simple arresto por conservar el orden establecido. ¿Cual fue pues el vol- can que me amenazaba \ \ Cual el disgusto ú odio del pueblo ! Mas, se hablará quizá de otra época que tam- poco olvidaré. Los RR. concluyeron al fin xon«4a obra de sus afa- nes, y la constitución que habian sancionado fue solem- nemente reconocida con general aplauso. Este solo ac- to á falta de otros comprobantes, habria sido suficiente para formar una idea favorable del gobierno que lo pre- sidió, y dar al desprecio la calumnia que me roba el mo- mento actual. La elección de gobernador en propiedad debia realizarse, y yo me abandono al testimonio de los SS. diputados para que fráncamente digan, si hice alguna indicación directa ni indirectamente con el objeto de me- recer sus sufragios. Ella recayó en mí; ¿pero quien po- drá decir que los RR. ni obraron con su conciencia, ni en el uso de su libertad! (**) Después de haberlo renun- f*¡Vv9*DSery° ,as cartas or,"g'nales que lo acreditan. I ) El Sr. Neirot, uno de ellos, puede dar una idea exacta.( 14 ) ciado, acepté el destino, y de consiguiente el odio irre- conciliable de los aspirantes. (*) Por desgracia la guerra civil en que ardia Tucuman (**) se habia hecho interminable; y Catamarca con muy justa razón temió que le contagiase. Las convulsiones de un pais, abre un campo de esperanzas á las preten- siones de los dsícolos que tiene el vecino. Los de Ca- tamarca aprovecharon el momento en que Don Xavier López y sus partidarios llegaron desde Tucuman en der- rota, solicitando auxilios, para dar principio á las suyas. El gobierno solo les concedió hospitalidad, y aunque por orden de la Sala se d« estacó á la frontera una división al mando del coronel Gutiérrez, fue con solo el objeto de ponerla en seguridad. Los emigrados sin embargo pu- dieron hacer que tomase partido con ellos en la guerra, y se internasen á Tucuman desobedeciendo á las autori- dades de que dependía, por el interés de una suma de dinero y armas. Tal fue también el plan que los dísco- los se propusieron por que de él, al menos resultaba la pérdida de un oficial encargado de la mejor fuerza. Has- ta entonces no habia dado este la menor prueba de su insubordinación. Herido en el primer ensayo militar quedó inútil y su tropa dispersa. Una empresa tan re- probable, no pudo tener otro resultado. La opinión se preparó contra el Sr. Gutiérrez y es muy notable que fuese por los mismos que le condujeron al crimen. Pero el gobierno conocia sus intenciones, y le restituyó á su empleo. Los documentos (núrn. 10) darán una idea de las consideraciones que se le dispensaron, y que tanto ha sabido agradecer. Dicipado este peligro, el pais difrutó un año des- (*) Corre impresa en Tucuman la renuncia. (**) ¿Quien la promovió, Sr. Don Miguel? ¿Quien trajo tropas, entró con ellas á Catamarca, depuso sus autoridades, impuso contribu- ciones que nunca se pagaron, hizo levas, y marchó contra Tucuman en clase de Auditor de guerra ? ( 15 ) pues, de la tranquilidad mas envidiable, (mal que le pese al Sr. Diaz). La moral del gobierno se robustecía cuan- to mas distaba su línea de conducta de la de los anterio- res. ¡ Oh ! yo apelo en este particular al testimonio de todos aquellos que conocieron antes mi patria, le cono- cieron entonces, y le conocen ahora! Pero los díscolos se ofendieron de esto mismo, y llevaron su rabia hasta el temerario caso de ocurrir á las vias de hecho. Varias ocasiones fueron tomados los sangrientos planes que for- maban^ otras tantas me satisfice con reconvenirlos. Un efecto tal de mis principios se creyó el resultado de mi debilidad, y por lo mismo tan lejos de desistir de la em- presa,'activaban su ejecución. I). Francisco Mota, el joven mW distinguido del gobierno encargado de la in- tendencia de policía, era el agente de dichas maniobras. En estos momentos me fué conveniente salir á la cam- paña. Mientras estuve en ella, se hizo pública su trai- ción, y mi sufrimiento no podía continuar sin acarrearme el disgusto de los honrados. Entonces ordené se le ci- tase de comparendo en el departamento donde recidia. Su orgullo llegó al grado de resistirlo, y de obligarme á expedir una orden de prisión. Ella se realizó del modo mas digno y el Sr. Mota quedó arrestado en la Concep- ción. Convocada la sala de RR. y reunida, puse en su conocimiento la causa de aquel diputado con los docu- mentos que obraban en ella. La sala los tomó en con- sideración, y después de detenidas discusiones, ordenó la separación del Sr. Mota en l«»s términos del (docum. núm. 11). Ocupado de este suceso, se me presentó el Sr. Gutiérrez acusando al Sr. Diaz y al Sr. González de una conspiración á que fué provocado, y cuya dirección quedó encargada por el Sr. Mota. Yo mandé seguir los pasos á los revolucionarios, y al Sr. Mota desterrado á Cór- doba. Ellos llevaron hasta su consumación la obra de su perfidia. La revolución estalló y estará demás dar una idea de ella, cuando los comprobantes (docum. núm. 12) lle- nan este y otros objetos. La conducta que se guardé erm los reos, no fué á la verdad la que se ha tenido pos»teriorraente en casos de igual naturaleza, aunque no de la misma notoriedad, (doc. N. 13) sin embargo que en las causas que han impulsado los hechos hay una dife- rencia la mas notable. (*) Vuelto el pais á su orden primitivo lo primero que hice fué dirigir á la Sala una renuncia decidida, la que solo fué admitida en los términos del (documento 14.) Aprovechándome de la licencia que se me concedía, debí salir á la campaña de donde no hubiera regresado cier- tamente; pero los señores Gutiérrez, Neirot, y demás que se pusieron al cabo de mis intenciones, me suplicaron que continuase porque el pais aun estaba en peligro. Ignoraba una nueva conspiración q»e ellos habían des- cubierto, promovida por los señores Diaz, Mota, Ave- llanada, y Figueroa Cáceres. Sí; ese mismo, que su- poniéndolo agente mío era en su concepto foragido pérfido y desnaturalizado, y con ellos hombre de bien á toda prueba. Su plan de operaciones era el mas sano, el mas humano, el menos violento (Doc. N. 16) pero á pesar de ello fué cruzado sin causar el menor gravamen á los particulares. Tal era la opinión que arrastraban. Reunidos en Tucuman hicieron los mas vivos esfuerzos porque el señor López les franqueara fuerza armada, pero la administración de Catamarca tenia bien puesto su cré- (*) La causa original se manifestará á todos los que quieran verla. Allí están convictos y confesos los reos, sin que uno de ellos hubiese sido antes afligido con calabozos, cadenas, grillos, ni amenazados con suplicios. Allí está la sentencia de los comisionados, la aprobación de la Sala, y los oficios que hice para que no tubiera efecto como lo conseguí. Por ella se verá si hubo un espatriado, robado, ni perseguido, para que pudiese servir esto de motivo para una revolución de tanta transcendencia. Cada uno de los reos disfrutaba de quietud ; mientras los que han obrado contra la ad- ministración actual padecían persecuciones de todo género. Ya son mas de siete las víctimas sacrificadas en aquel pais, donde jamas se vio un acto .semejante. Entre ellas la recomendada por el Sr. Diaz, de quien me decía en otro tiempo,—" ¿ Por qné aborrecéis á mi mayordomo, Garre 1 jPor qué es honrado ?" (17") Uito en todas las provincias. Aquí si que podía decirse con propiedad que cuales judíos errantes en idas y veni- das, en todas partes eran despreciados. Desengañados del Sr. López, se convirtieron contra él, mas el suceso no les correspondió pues el Sr. Avellaneda tuvo que fu- gar á Santiago (*). CARGO CUARTO. " Cuando se aproximaba el día de su muerte políti- ca, dió un nuevo impulso ti sus agencias para lograr su " reelección. A este respecto completó el número de la u representandon provincial con hombres de su devo- *' don, pero por desgracia Ruzo había sido tan crimi- " nal en el desempeño de sus deberes que en el acto de " la elección de gobierno no tuvo un solo devoto 8ec " La constitución disponía que la Sala se renovase á cierto y determinado tiempo, y el gobierno lo realizó ajustado al tenor de la ley. De esta operación resultó, que los SS. Azevedo, Navarro, Agote y Segura, saliesen del cuerpo á la suerte, y entrasen los SS. Molina, Sosa, Fernandez, Rodríguez, Aumada, Chavarria, Olmos, y Cubas. Solo el ánimo depravado de mis enemigos, y la falta de motivos en que ejercitarlo contra mí, pu- do clasificar á estos respetables ciudadanos por mis devotos. Cada uno de ellos pertenece á sí mismo, y mal se les puede suponer de mi devoción sin creerme digno de ello. Por otra parte si fueron mis devotos \ co- mo no lo fueron en el acto de la elección \ \ Por qué (*) Una yoz vaga que salió de casa del mismo Diaz, anunció la pri- sión de este, y del Sr. Avellaneda en Tucuman. Entonces dispuse que pon Tomas Correa, partiese en comisión á reclamar sus personas, y en caso de resistirlas, hacer una solemne protesta al gobierno de aquella pro ■ vincia. El Sr. Correa se prestó con los mejores deseos. Pero el Sr. Dtaz sabe agradecer, aunque sea con insultos, sjcrvicios da ¿sfa natunrfezx. 3( 1« ) «o obraron de acuerdo conmigo 1— Por que procedieron según el testimonio de su conciencia. Luego no se le pudo clasificar de devotos mios. Un parto tan sublime, es en verdad muy propio de almas tan bien intencionadas. El término de mi gobierno espiró, y en mí antes que él, el deseo de continuar. Lecciones mil me babia dado el tiempo, y otros tantos concejos la buena amis- tad, para que pensase en tan loco empeño. Mis padres derramaban lágrimas de placer, viéndome resuelto á de- jar un empleo que solo ofrecía, perjuicios, y disgustos, y no era yo tan mal hijo para que se me creyese capaz de enlutarlos. Jóvenes quizá de mejores aptitudes habian tenido igual desgracia de mandar en tiempos de ancr- quia, y por el simple deseo de continuar, tubieron tam- bién que derramar la sangre y fortuna de sus conciuda- danos. Otros menos ambiciosos y mas discretos pres- tándose al imperio de la ley, formaron la moral de sus Íiueblos. Yo aspiraba á la gloria de imitar a estos, con a misma veemencia que detestaba la terca ambición de aquellos. Ninguna familia hasta entonces cargaba luto por mí; y esta satisfacción que no es dado á todos el tenerla, (*) y que llenaba mis aspiraciones, me hacia mirar con horror el acto aquel por el cual quedaba expu- esto á perderla. He ahí lo que preparó la elección del Sr.Gutierrez. Proponerme indicar á los SS. RR. que hu- bieran sufragado por mi continuación, supuesto mi con- sentimiento, seria la mayor de las necedades. Arto sa- bido es, que bajo el dominio de ios déspotas suele clasi- ficarse por crimen la intención sol» de no complacerlos. Básteme decir, que ocho (**) de aquellos, fueron poco después arbitrariamente separados del cuerpo, y hoy el blanco de las persecuciones, y que á pesar de estas y otras circunstancias que sobrevinieron en aquellos xuo- (*) Digalo timo «I mu Gwisrrex. NtimQto <]«B componte I» rm»y»rfr. ( 1» > tuertos de que ya he dado una noticia en el discurso quV. tuve el honor de publicar, mi conducta fué siempre ajus- tada á los principios que envuelve el fdoc. N. \&.) Como los demás cargos que contiene la célebre no- ticia de quien me he ocupado hasta aquí, son los mis- mos que el Sr. Diaz me hace en su carta citada, en- tiendo que para absolverlos, solo me resta dedicarme á ella. Yo voy á hacerlo pero antes creo oportuno dar una idea de los grandes motivos que este Sr. ha tenido para proceder conmigo de un modo tan vil y degradante. El Dr. D. Manuel Antonio Azevedo solicitó ser sa- tisfecho de una suma que la provincia le debia, por los anos que había servido de diputado en el congreso. La* sala de RR. ordenó que se le diese en pago la finca de- nominada el Colegio perteneciente al estado, debiendo entregar dicho Sr. el exceso de su valor. Esta propie- dad la poseía en arriendo D. Marcelo Diaz hasta satis- facerse de 5000 pesos que habia prestado al gobierno. Aunque los documentos del contrato no existían en Ca- tamarca, se sabia que la deuda quedaba satisfecha en aquel año de 22, por confesión del mismo D. Marcelo, que murió poco después. D. Miguel que de hecho le sucedió en el mayorazgo, retuvo la pocesion y formó un nuevo cargo que la junta provincial no pudo aprobar. El resultada de él era, que una»finca cuyo valor pasaba «le 20,000 pesos, y sus réditos anuales de 700, no pudo pagar ni 2,000 al cabo de diez y seis años. La Sala sostuvo su primera resolución, y el Sr. D. Miguel su- poniéndome favorecedor del Sr. Azevedo reveló contra mí sus innobles pasiones, y opuso á la órden de la legis1- latura, una resistencia casi armada. Para juzgar con tan- ta ligereza el Sr. Diaz nó tuvo otro antecedente que ha- berme negado á una solicitud reservada que anterior- mente habia entablado conmigo sobre la citada finca, v que á la verdad sino honraba al Sr. D. Miguel el hacer- ln, menos honraba al gobernador aceptarla. A pesar de •Tato, si alguna vez dejé de ser estricTafmenté fmpareral.( 20 ) fué por que mas bien decliné en favor del Sr. Diaz espe- cialmente en las formas del juicio; pues de su justicia, ni á mí me era debido tratar, ni negado el conocer quien la tenia. Todos, todos clamaban en protección del Sr. Azevedo, y aun el Sr. Gutiérrez me hablaba siempre en el particular de un modo tan enérgico como el que apa- »7rece en su carta (doc. N. t#). Ahora bien : si la asam- blea habia mandado, y todos generalmente pedido, que se le despojase ya del Colegio. \ Quien sino yo mismo pudo embarazarlo í ¡ Injusto ! Este es el único princi- pio de sus venganzas: veamos á que extremo las ha lle- vado. Me contraheré primero al crimen que me imputa de haber fugado por eludir el juicio de residencia. La ley mandaba que el gobernador saliente fuera residenciado por el término de tres meses, y una comi- sión del seno de la asamblea. En Mayo de 25 yo lo so- licité de oficio, y fueron nombrados al efecto los SS. Olmos y Aumada (*). Es de advertir que el gobierno ni recibia, ni administraba por sí solo la menor suma. Allí no habia ni gastos secretos, ni personales; todo en- traba y salia por mano del tesorero, y los libramientos que se giraban, contenían la cantidad y el objeto en que se invertía. En un orden semejante, es claro que habia llenado mi deber pasando al conocimiento de los comi- sionados, el estado gene.'al; pero hize mas, pues que re* ■mití también los libros originales y sus comprobantes, j, Y que resultó de ello 1 Que el pueblo de Catamarón vio, que la administración que concluía habiéndole eximi- do de pechos que las anteriores habían hecho gravitar sobre él, habiendo pagado religiosamente sus deudas y muchas de las otras, ni pudo tener mejor arreglo ni mas economía. Que la junta provincial, esa misma donde no tuve un devoto,, convencida de la pureza del gobier- no reconoció y recompenzó mis servicios del modo mas - i / i>Llji«i >'jtL.'íiÚll'íl"¡ v'i!'» tl>-IHII¡ láli'll ¡su II (») jHermano del Sr. Avellaneda» , , ,, ' ( 21 ) digno, dirigiéndome la nota oficial que hace el (doc. N, <í> y hará si mipre el oprobio de mis enemigos, des- pués de haberme felicitado por una comisión, y de ha- berme ofrecido un grado militar sobre todos, que reusé aceptar. Pero esto mismo los irritaba, y hacia mas solícitos en procurar mi descrédito. - Ellos creyeron que tornan-^* do la cosa por su cuenta seria otro el resultado, y pu- dieron inducir al gobernador Gutiérrez á que los autori- zase para residenciarme en el ramo He guerra decian(*). El gobernador no pudo, ó no quiso resistirse- y me su- jetó al juicio de una comisión compuesta de los Señores Avellaneda, Boter, y Silva. Yo le hice presente que la ley no lo autorizaba para ello, pero el Sr. .Meirot es tes- tigo del contesto que me dio. " Ruzo, me dijo, quiero que vean estos picaros que no te han de sacar cosa algu- na y se desengañen." Era forzoso ceder á una insinua- ción semejante. Escusado me será referir cuanto estos SS. comisio- nados pusieran en ejercicio para desairarme. Los que conocen el genio inventor del Sr. Avellaneda, y su de- cisión por mí, estarán ya, al cabo de ello. Mas no por eso dejaré de decir, y es un hecho, que me formaron un calvario por dos cananas que faltaron según la cuenta de gastos, que el tesorero habia presentado, y quien sa- be lo que seria de mí, si no hubiesen parecido. El re- sultado fué, que entregué un número considerable de ar- mas sobre las que debian existir, las que compré al Sr. Lastra, y no se me han pagado aun; y que se me negó un tanto del expediente (**) (*) Como si estos gastos fuesen distintos de los contenidos en los libros. (**) El Sr. Gutiérrez, menos injusto que todos ellos, á presencia de Ihs SS. Gallo, Costa, Suso, Rivero, Neirot, y Olmot, dijo á este respec- to :—" Ruzo se ha puesto una corona pues habiéndole nombrado tres de ¡us enemigos para que lo juzguen, por mas que han apurado sus deseos, tp> han podido sacarle nada, y hasta de mi kan ocultado el expediente t Sabia Yd. esto sepor D. Miguel? Sí, y también lo den??.Ej ministra tesorero pertenecía á la oposición, y procuraba como los otros aunque no con tanta perfidia, hostilizarme. Si hubiera habido paño en que cortar. ¡ que bella era esta proporción ! Pero lo único que apa- reció fué una partida de 200 pesos que me había cobra- do de los sueldos del secretario, y sobre este hallazgo .se levantó un talle tolle, que ocacionó un ruidoso juicio. Este es el grande alcance que se le hizo al gobernador de Catamarca, y que ha llegado hasta la primera autori- dad del pais. Yo conservaba mi serenidad hasta que -se me corrió la causa en traslado. | Y cual seria la sor- presa de todos, cuando presenté una nota original que conservo, de la Sala de RR. en que haciendo de pre«i- dente el mismo tesorero ordenaba me cubriese de aque- lla cantidad 1 Yo no lo sé, pero sí, que se guardó un silencio profundo hasta que estuve en la Rioja. De acuerdo y con la licencia del mismo gobernador salí á la campaña por ponerme mas distante de mis ene- migos. Allí disfrutaba de ese reposo que se siente al prescindir de los negocios públicos, cuando el Sr. Cor- rea se presentó á perturbarlo. Venia de Catarnarca á decirme reservadamente de parte del Sr. Avellaneda, y de otro sujeto respetable del pais, que tan luego como me fuese posible saliese para la Rioja, por que los SS. Diaz, Mota &c. habian podido resolver al Sr. Gutiérrez á que cometiera el bárbaro atentado de disolver la Sala de RR, establecer otra compuesta de ellos mismos, llamarme nuevamente á juicio, y cometer conmigo toda clase de violencias. (*) Al principio temí que este comedimien- to del Sr. Avellaneda, fuese una nueva red que se me tendiese para ocasionarme algún mal sobre el principio de haber salido de la provincia, pero la respetabilidad del otro Sr. me decidió. Confieso que me equivoqué. (*) El Sr. Avellaneda en una confidencial al I>r. D. Padre Ign»r cío Castro se explica le piorno. ( 23 > Yo agradezco al Sr. Avellaneda aquel servicio, y él debtf disculpar mi temor, considerando, que suele ■'tener algu- nas de estas travesuras. Convencido de que me conve- nia partir, y habiendo espirado el término total de mi residencia, salí á fines de Octubre avisando al goberna- dor mi resolución, mi destino y los motivos que la oca- cionabnn. Y á la verdad : si este Sr. se habia prestado á disolver la Sala de RR. y de facto la disolvió ¡á cuan- to no quedaba expuesto! Y bien Sr. D. Miguel: sino hube un voto en esa Sala, y toda se pronunció por el Sr. Gutiérrez ¿por qué con ella un golpe tal de ingratitud/ Si el término de la residencia espiró i cómo suponerse que fugué de ella ? Si la sanción primera de la Sale entrante fué declarar nulo cuanto habia obrado la sa- liente (*) i Que ley eludí al partir, aunque no se me hu- biera residenciado, ni él término hubiese fenecido 1 La que habian infringido mis anteriores, que ninguno de ellos habia dado la mas simple noticia de su manejo. Dije, y repito que yo, ni los emigrados que estaban en la Rioja, ni sus autoridades, habian meditado hasta que vine, conspirar contra Catamarca. Una operación de esta naturaleza debia manifestarse, y ya que á tos SS. Diaz, y Gutiérrez les ha faltado en el transcurso de un año un documento que me ac,use, aunque no ocasio- nes de mandarlos; al menos una declaración de tantos hi- jos del pais que debian saberlo, pmlia citarse. Ese proceso seguido con tanta legalidad en Cata-* marca, y remitido al gobierno, donde se me supone au- tor de la revolución que lo motivó; estoy seguro, sin ha- berlo visto, que no contiene el menor comprobante que me condene ; pues que lo estoy también de no haber te- nido la menor noticia de su existencia. Si algo se dice,, debe ser tan fundado como aquello de las armas que fue- .J*> . Tn"«? or tanto creerle han hecho tanto bien al pais. Yo mis- mo les ahorriré este trabajo dejando de ser diputado por que con serlo, ni seré mas inocente, ni menos ofendido. Separado ya dos años de mi casa, sin saber de ella sino su abandono y los ultrajes, y exacciones que quizá por sus ra•omondaciones ha sufrido; quiero olvidarme aun de V. mismo, por consagrarme á su asistencia, y á la de mis buenos padres á quienes les ha sido negado hasta la pe- q icña satisfacción de despedirse de mí (*). Quiero con- traerme á cañar para que V. no me vuelva á decir pobre. Mas esto y lo de jugador exigen cuatro palabras, y nada mas, pues seria acreditarme de necio, por que lo de la- drón y t queda contestado. Ótra ocacion Sr. D. Miguel me acusaba V. de ha- ber enriquecido á fuerza de robar en el gobierno (**) y ahora me sacude por pobre. ¿ Qué contradicción es es- ta ? Mi contesto único será remitirlo á lo que entonces se le dijo por un ciudadano, á saber, que aunque yo notu- biese mas fortuna que aquella qne mis padres hablan ad- quirido con su trabajo, tendría siempre de que vivir decen- temente. A no ser que quiera V. desheredarme......Pero Sr. D. Miguel, si soy hijo legítimo de ellos::::legítimo Sr. J >. Miguel i como podrá desheredarme ! \ Aun esto ha- r'¡n por V. sus relaciones! Cuidado Sr. D. Miguel que 1o conozcan. Mire que alguno de esos SS. si han obra- do bmtfa aquí en ese sentido, ha sido tal vez equivacados en 8ii juicio, no extraviados en su conciencia. ¿O lo di- M V. por qiH? sabe que me hayan robado hasta las fin- cas de mi propiedad? Si esto es así: soy pobre y {*} Debiendo «alir de l« Rioja para esta capital f|ui«o mi Sra. madro .. «ir á despedirse, y el Sr. Gutiérrez no le couce :ió licencia. Mi ma- ¡?. ojj i......wjp Y ,Io«ai|/[ XI aa ¿fía í.f» ¡ftftiié'v olí i < i>K>-r \;. .18 .L>7 j I i; / Bíríé •te* .; fidiüiti i; iii bi io A. | ! íé ob jíj-i í."j¡"t v orí i'v.'.-A Boníiiiít V. ' •lo v tn r\rr> bli vnni. ««RATAS. En la pág. 11 lia. 9, donde dice ¿ Siendo esta la verdadera historia iie mi pais ; resulta de algún modo «fcc. léase, Siendo esta la verdadera • historia de mi pais ¿resulta de algún modo ótc. En Ja pág. 14 lin. 6, dice, abre un campo, léase, abren un campo. Solaipág. 24 lio. 17, dice, en el particular, léase, en él pasaba. • >if nal ;.!> ao'á&bqhuig i^. ►í: . ií (rn.-t bjofnóv fllaa o; > i .Mi- t 1 i . Oottios bu 9üp oqtnoiJ pitos i DOCUMENTOS. __, Se advierte que de las confidenciales solo se ponen aquellos capítulos que tienen relación con el objeto propuesto, y que aún en este particular se han suprimido algunos pasages que puestos á la letra ofenderían la decencia. Numero 1.° Varía del Sr. D. Nicolás Avellaneda y Tula, de 19 de octubre á las 7 de la noche. Mi Ruzo, mi querido compañero. El 16 á la madrugada me amoló Omil y Carlos con 24 hombrea de sus peones que sacaron de sus labranzas, con los cuales sorprendieron el cuartel. En el acto que se apoderaron de él cargaron sobre mi casa, me agarraron 4 raí y me han tenido 12 días incomunicado con guardia doble y centi- nela de vista, sin dejarme hablar ni con los pájaros. El 27 por la mañana .con 27 votos fue efecto Motita gobernador, en la hora vino á mi prisión y amenazándome con asesinatos y fusilaciones me obligó á que escribiese á muchos sugetos de la campaña para que se le reconociese. Me vi en la precisión de hacerlo y con las cartas correspondientes á los oficiales Serranos marchó en la hora en per- sona para Aneaste que se había estado moviendo contra los revo- lucionarios y yo lo ignoraba. Llegó á Aneaste, y en el acto las fuerzas de Aneaste lo pusieron preso y oficiaron á Omil y Olmos que quedaron con el mando, que en el término de dos horas se me pusiese en libertad bajo la pena de que serian sacrificados si así no lo ejecutaban, y particularmente Mota que quedaba en rehenes hasta que yo me personase ante las fuerzas aliadas de Santiago y Catamarca que venían en marcha sobre, el pueblo. Omil y Olmos que tenian orden de fusilarme en el acto que se moviese el pueblo á la campaña en mi favor, con la intimación quedaron frios. Omil2 fugó en el acto, y i mí se me puso en libertad per ólmos, re- tiraron las pocas milicias que tenían abandonaron el pueblo y cada uno se metió en un cuerna. Asi ea que el 28 á las 3 de la ma- ñana dejando al pueblo en este estado sujeto á mis órdenes, mar- ché á encontrar la tropa al pié de Ta cuesta, y á las 12 estube de vwefta con «41a con «plauso del pueblo. Esto es lo qué ba pasado t»n mi tragedia, y omitiendo para nuestras vistas lo demas^ le digo que regrese cuanto ántes que lo necesito mucho y que quiero hacer recaer en V. el gobierno para que lo sirva y me ayude á llevar la cruz—Avellaneda. P. D.—Isaac y BuTgo se han portado divina- mente y como escetentes amigos. Vente volando con el mayor plr. cer, y tanto mas si alcanzas á esas tropas santiagueñas y ancas- teñas á quienes vino capitaneando nuestro celebérrimo Neirot—Mar- cos—Noviembre t-—Mi Ruzo, mi eompaBere, mi «tro yo:—Ea esta tarde he puesto preso á Carlos y al viej*»} ¡wcomunieadas con cen- tinela de vista, porque he olido inteligencia» cob San te lian—Gu- tiérrez carga sobre el Alto según parte de hoy que acabo de recibir, y concluyendo con el Alto ira sobre el tuerto Mota viejo, á Ti- nogasta, ú C... á él y á los Riveros facciosos. C... no retina ese partido mientras yo tenga v'rda, Voy a pogar palos sin ver para atrás. Viva el gobernador Ibarra y Abran. 'Union y constancia eterna con estos verdaderos americanos. Moriré par ellos y por la, alianza que mi Ruzo les ha Jurado—-Avellaneda. Capitule de aartu de D. Francisco Mota desde la Concepción. Marzo 1 de 822. Querido Gregorio. Me hallo en este punto felizmente en casa del amigo D. Juan Manuel Soria, de quien he recibido las mejores pruebas de amistad. Pienso demorarme todavía mañana y espero me llagas un exproftso enterándome de todo. La orden que aquí lia venido es que me detengan dos dias hasta que venga otro para que juntos nos lleven escoltados hasta ponernos 25 leguas mas adelante 3 de la Rioja. Yo me presumo que este compañero debe serWídt ó algún otro amigo—Conviene que te apures en tomar medidas por- que los Olmos pueden hacer una trastada según lo tengo entendido por lo que les he podido sacar.... Pero yo ya veo que eres muy cobarde, cuando puedes decir esto quiero y hágase. Tu honor creo que está vindicado con soto lavarte de la mancha de ser amigo do ese picaro; este es el ctamor general y bastante te lo han dado á entender rodos. En fin, si piensas solo en él bien y unten del país rrrarcha 'sin temor y con intrepidez seguro del agradecimiento y aprobación de tos paisanos en especial da quien deveras es tuyo— (Rúbrica.) Nú*. S. Carta del Sr. Gutiérrez de 9 de Marzo de 1822. Mi Ruzó : Yo ya he descubierto enteramente los pía fres d el artigo Avellaneda, á nuestras vistas te diré todo lo que hay contra mí. El Domingo á la noche espérame ú y o' te esperaré, si salgo primero ál repechar la cuesta de Santa Cruz, en el primer mogote, allí ha- blaremos 4 calzón quitao y ésto que no lo tr Oxídente Avellaneda que te Vas á ver cbn migo.—(Firma.) hW-fii . '■ > uU ■:!.-.- iká ili ti tu^íisva a ■ :T. .toáis •; Ó . '/' NüM. 4. Carta del Sr. Avellaneda al Sr. Ahumada, su hermano desde la Rioja. Marzo 18 de 1822. . Compadre amado: acaba de llegar G. y me he ratificado en la idea que tenia formada de la «mistad de nuestro querido Ruso. V. vaya con él, pues no se olvidará jamas de la buena fé con que me le entregué con todo el cuerpo. El es decente, humano, agrade- cido, y no creo que nunca nos corresponda mal. Digan lo que di- gan, crea lo que yo le digo. Mi retirada á sido un paso político que de su importancia lo convenserá el tiempo. Por la pluma no puedo convencer á V. sin embargo de que era preciso satisfacer á sus recon- venciones. Yo tengo mas gusto ea que mande Ruzo, V. lo sabe4 bien, pues lo liemos conferenciado bastantes veces. Esto mismo haga entender á los nuestros; hablo con ingenuidad y hablo con quien no debo engañarlo. Este gobernador queda prevenido e"n favor de Ruzo y puede contar con el para todo caso.... (Firma.)- OTRA. Rioja marzo 13 de 1822.. Mi Ruzo y mi amado compañero: no me juzgue V. sin oírme- Ye busqué á V. la noche anterior á mi ruare ha para hablar con Y. instruirlo y dejarla en el mando y convencerlo de la necesidad de mi marcha: no lo encontré : se me aseguró que mis émulos le habían convencido á V. que lo quería prender y que haciéndome la injus- ticia de creer semejante sacrilegio político se había fugado para la. Sierra. Lo busqué' por la mañana sin quererme persuadir de seme- jante conducta y no se le encontró. En este estado no tuve otro temperamento que tomar para convencer á V. y Gutiérrez, que sos- tituír el mando y marchar fuera de la provincia.... Repito que se desimpresione de que lo haya creído de mala fé. Su ¡da con caute- la me obligó á creer que le había hecho impresión el chisme de que yo lo prendía. Me confirma mas en esto la carta que me acompaña V. de Cancinos. Dígnese averiguar de donde salió la \oz...( Firma.) Num. 5. Carta de D. Feliciano Mota, desde Chilecito. Abril 11.de 1822- Mí amigó y señor : H»s comunicaciones dé V., de 11 del cornéa- te que condujo mi hijo José Francisco me deja satisfecho dé sus ge- nerosos sentimientos acia mi casa y persona; pero ú pesar de todo ello y de las privaciones que sufro no me ha sido posible abreviar mi marcha esperando reunir el desparramo de mis intereses para repa- rar los perjuicios que mi buen amigo Avellaneda me ocacionó.... Yo rindo á V. las mas debidas gracias por las consideraciones con que me distingue, y con el mayor reconocimiento me ofrezco &c. (Firma.) 5 • Num. 6. Carta del Sr. Diaz, desde Córdoba, de 31 de marzo y 6 de abril {té 822. Mi caro amigo: doy á V. parabienes por su ascenso al mando supremo de su pais natal, y le suplico por los manes de la patria di- funta que tenga buena elección de amigos, quiero decir tomar los que hablen la verdad, y escluir aquellos, que según Plutarco tienen todo su empeño en engañar á los que mandan.—Mando en esta oca- cion tres buenos oficíales para que te-sirvan, non guapos y de con- fianza.—Después de escrita esta, me habla Wid de tu parte. Muy agradecido vivo á tus recuerdos y la confianza que haces de mi para manejar los negocios de nuestro país. Te prometo en breves dias estar por allá á darte un abrazo y trabajar lo posible. Muy bien me parece la creación de la asamblea para acallar los partidos y la diver- gencia de Catamarca.-—Con la pronta marcha de nuestro amigo Wid, no tengo tiempo de alargar mi comunicación como deseaba, me re- mito pues, á las conferencias que hemos tenido. Concluyan con los enemigos domésticos que tengan, y nada teman tfe fuera, mocho menos de este gobierno y de Figueroa Cáseres, que es nuestro. Sí hallas por conveniente, mándame poderes para hacer alianza ofen- siva y defensiva con Córdoba ó ajustar cualesquiera otro tratado que veas convenga á Catamarca, cierto que este gobierno anhela á las relaciones amigables de nuestro pueblo.—-Los asuntos que quieras puedes cometerlos á mi. Al fin acertaron con el punto de la dificul- tad gubernativa de Catamarca uniendo tus intereses á la casa dé Mo- ta y escluyerido de los negocios á los fanáticos viejas que quieren eternizarnos en las antiguallas. Decir pues, que la ventaja de esta unión, vale por el hallazgo dé la piedra filosofal y sus resoltados se- rán dé uu valor inestimable. Ya no hay tiempo para mas &c.—( Firma-) Num. 7. Capítulos de carta del Sr. Keirot, de 25 de Marzo, y 20 de noviembres Mi amado- Ruzo: te incluyo la adjunta de Ibarra dirigida á Gu- tiérrez y me la devolverás: otra igual me escribe á mi. Yo me lie..i no de satisfacción al ver el buen pie con que (e sientas en ei go- bierno : resta si que trabajes con energía y política. Aqui ha difun- dido la familia de Figueroa que con vos tienen segura la venida de él.... Sus cartas son un fijo comprobante de esto, y sino liubiera visto tu carta á Busto?, sin duda hubiese creído que te aliabas á él, si, y sino estubiera satisfecho de tu honradísimo carácter en esta oca» cion hubiera prevaricado. A pesar de esto, permíteme te reprenda. ¿ A que escribirle esa carta dispensándole tanta consideración ? Será sin* duda en pago de lo que te tuvo preso; será por los ultrages á tu familia—. Pero todo tiene su término, permítele que venga y en- tonces no dirás que los Serranos, ni los que no lo son, te son insu- bordinados. Ni vos, ni nadie, dejará de ser testigos de la sangre que ha de correr, habla con tu corazón y como juez imparcial falla contra quien te dicte un pensamiento recto.... Finalmente Ruzo, por Dios no aflojes: tú sabes que todos estamos comprometidos con- tra ese picaro. Mi trabajo ¡con que dolor! casi lo veo infructuoso y todos los dias tengo que arar de nuevo. ¿ Hasta cuando, pues, mi Rucito ? He rumpe moras—He dispuesto que el comandante Robín, ponga espías en la atravesia, avísame si es de tu aprobación—A Dios.—C Firma.) Carta escrita por 'él'mismo Sr. Neirót. •* ' • . b Mftfi .... bsl v Setiembre 28 de 823. Amadísimo Ruzo—Él insulto que me increpas lo he pagado con otro mayor. El á capite en la carta de Gutiérrez, cuyo exodio ¿qué me dices de Neirot? es una injuria mayor que si me hubieras vituperado en las prensas argentinas. Después de tantos compromisos tan abiertos; después de haber descubierto millares de veces la» miras, planes &c. de los díscolos, y habértelas comunicado, aún ha podido tener lugar en tu corazón la perplejidad, duda, ó descon- fianza ? este solo motivo debía transformar mi honradez y carácter. Tú eres capaz de concebir, (sin ser un p. ingrato) la menor felo- nía ni desvío en Neirot ? Sábete que Neirot en el acto de saber la conspiración llamó á los mejores oficiales, Ies dijo lo que había, 7 jos entusiasmó, y los puso en acto de marchar sobre el demonio para sostener al gobernador Ruzo y á los suyos. Dígalo el mismo Gutiérrez: en el momento le hice impartir órdenes recogiendo hom- bres entre hombre», para ir á morir en la. plaza de Catamarca en defensa del gobierno, y si hubiera llegado el caso hubierasme visto capellaneando la división, y hubieras sabido que me quedaba sin medio: sí lo digo, porque soy capaz de cumplirlo.... Si yo pu- diera ser infidente con Ruzo, (que me es hipótesi imposible) hu- biera sido en circunstancias ventajosas y mas interesantes. Nojy fui porque el ge fe era Ruzo, y yo su mas fiel amigo: esto basta:— He visto el proceso que has seguido .ú esos picaros y estoy lleno de furor al ver que no seas- capaz de castigar á tales indignos.* el palo debió caer sobre los que con mas claridad resultan reos: viendo colgados á es.os dos ó tres hubieran temblado los caporales, y la plebe se hubiera escarmentado ; y entonces el gobierno recien que- daba cimentado: nolo has hecho, yo no sé que decir de vos—(Firma.) Nu.m. 8. Carta del Sr. Avellaneda, mi Sr. Figueroa .de Tuwman. Octubre 24 de 1824. Mi Figueroa, ,mi amado amigo: á cuantos veo pregunto por V. < in haberle querido escribir, poique Ruzo np crea que me dirijo á al- gún otro fin.. Este ha sido el pago del particular aipor con que me propuse elevar á mi amigo Ruzo. V. lo sabe amigo mió. .... y basta. Cuento temo que no solo yo sea el -vendido. No quiero tocar mas esta materia porque son cortos los e6trecbf's límites de upa carta pa- ra espresarle todo lo que V. aun.ignora. Solo diré que me ha sido muí estruno que haya cometido la injuatiqia de rentará Gutiérrez con una cantidad tan considerable sin acordarse de V. que es mas meritorio; que ha padecido tanto, y tan tus veces por él ; y que por este principio y otras mil razones que omito, si á Gutiérrez le da mil quinientos, á Y. debja darle dos, ó tres mil. Diremos pues u e unos nacen de pies otros de cabeza.- Mi l'igncioa, aun man-8 tengo el sentimiento de no haber premiado su amistad (por no dis- gustar á Ruzo que se oponia) y deseo con la mayor ansia qne la suerte me proporcione una coyuntura en que pueda enmendar aquel grandísimo defecto, deque estoy tan arrepentido. Ruego á V. &c. ( Firma.) Num. 9. Carta del Sr. Mota, desde Catamarca, Septiembre 3 de 822. * Querido Gregorio: esta vá sin mas objeto que llamarte, que te vengas cuanto antes con toda esa gran fuerza que dices que tienes, porque de lo contrario nos.... sin remedio: mis temores ya se van realizando, y veo muy eerca nuestra ruina á causa de tu confianza—Neirot nos puso en estado de quiebra con Gutiérrez, y hemos tenido que mandar á Isaac para que lo trastorne, aun no sé el resultado. La casa Otomana trabaja incesantemente, Oro, el Dr. García, Marcos, Millan, Gregorio y Boter forman el cónclave secreto—Algo hay encerrado entre Garcia, Colombrei, Oros, y Gon- zález; ellos andan muy alegres, principalmente desde la llegada de Sesario y el arribo da Avellaneda á Chilecito—El plan que ellos tiran debe ser darle el golpe á Gutiérrez entre González y los del Alto. El del Alto ya se ha pillado, pero no lo de mas, porque como Neirot está con ellos saben cuenta medida toma Gutiérrez, y lo que yo digo á este; de suerte que con el maldito ascendiente que tiene Neirot, y como él le alcanza todo á Gutiérrez, nos es- tan trabajando sin peligro. C.. somos muy sonsos cuando no supo- nemos que Neirot amenazado por nosotros no ha de buscar apoyo en el Diablo—Tu crees poder sofocar este plan con tus gauchos, y cuando nos den el golpe te iras á quejar á los Infiernos—En esta virtud vente cuanto antes para que nos aseguremos de acuerdo, ó sino mándame 50 hombres armados que yo te daré la oya hecha. Deja eso prevenido en la inteligencia que D. Bernabé trabaja. También debes suponer que á Gutiérrez le enviden dinero, y no sé como no» vaya según la cantidad. En fin vente á la mayor bre- vedad. Tuyo—( Firma.) 9 Num, 10 Carta del Sr. Neirot, Noviembre 27. Ruzo: la cosa *e ha ríWIorado completamente, pocas s.->n !ae armas que se han reunido. F. está pr»t< giilo con 200 hombres, lo sé positivamente romo lo verás por el adjunto, á mas de que en cierta casa ln habido una ron versación sobre el particular.— Lo gura te aseguro es que. mi última camisa be de vender en tu'ob* aetjaio, he de morir por tu Gobierno y todos Ion míos han de sa- crificarse. Ta no te descuides en esra, pues puede ser ocasión para que se aprovechen: los que tu sabes según se han es presad o loa de la familia—Hoy mismo hago chasque á 1 barra no solo para hacerlo venir á Gutiérrez sino solicitando protección en los casos que nos ocurran: avísame si es de tu aprobación. corre que toman providencias contra Gutiernz; no lo hagas; mira que aun a,ue ha cometido este error, es oficial que te importa conservarlo,' y asi te suplico le consideres y mantengas en el mando.— Otra—^ Yo no sé quien hizo presente á Gutiérrez tu sentimiento por su desburro y lo bien que te iiabiaa comportado con él, qne me ase- gura Pió Arias que esto fué en presencia de 1 barra, Bazque7, Gallo y otros,, y que be le cayeron las lagrimas y dijo: lOM un indigno ¡f 9to merezco hablar á Ruzo. Ksta es confesión de üu mozo hon- rado de quien- d' be esperarse mas de lo qne se piensa. ... Es cuanto acurre á tu—( Firma.)—Y en caria del Sr. Gutiérrez á este respecto te ice el capitulo siguiente.—A- ese sujeto invitale qn*- salga á la* tiestas, puede cueile la lotería si tiene el atrevimiento de iusul* (arme. Mi amistad y unión comí ;<>, esa ya tu la sabes: te dirá tnas clavo, nunca me figuro que tu sois estrañ-o, pero ni tampoco que s affcaionea públicas; en la de hoy por la tarde ha acordado con unani- midad de sufragios, qu° se oficie á V. S. comunicándole que la cor» poracion ha Reparado de su gremio al diputado Dr. D. Fraticiaco Mota, y que á consecuencia de esto puede deliberar sobre fu per- tona oyéndole primero con la brevedad que exige la salud del país considerada en peligro. I,a asamblea que por la naturaleza de la «osa se ha apresurado sin perdonar fatigas á ponerse en la amarga aptitud de dictar esta providencia, espera del celo de? V. S. por e| bien público que se desvele m cortar este cáncer, antes que, ó su- «umba el orden, é precise á (a autoridad á sacrificar mas víctima*, que por todos respectos, y á todo pesar le deben ser caras, no omi- tiendo comunicar á la nala cuanto resuelva y cuanto ocurra en el particular.—Dios guarde á V. S. muchos años sala de sesione* febre- ro 21 da 1824. —José María Hurgón t presidente.—Dr. Manuel Ak- tvnio Acevedoy vocal ■wiiratlrtlT iflniiBf (Joüernadur iuu;utleut« J> CapiUu geuviaJ» 11 NüM. 12. Ojíelo del Coronel Gutiérrez, á la II. S. de Representantes. Catamarea, 6 de febrero de 1824- H. S. de Representantes: Siempre ha sido un deber sagrado de ton gefes sostener los derechos de la justicia, hacer conocer t Jos hombres sus legítimos deberes y sus verdaderos intereses ; y es- toy persuadido que es mas urgentísimo cuando ee trata de estingnir la discordia civil, y contiibuir al restablecimiento del orden y tran- quilidad pública. El carácter oficial con que V. H. se lia servido condecorarme asi me lo persuadió y por lo tanto consiguiente ú la investidura de coronel del orden, que me honra, debo dirigir este ■ noticiando á vuestra honorabilidad de un crimen que directamente ha tratado de atacar con vejamen niio, el órdeu á que fui obligado guardar. D. Marcos Cotízales á quien por comprobadas causas ha- bía tenido en arresto el gobierno, despreciando la lenidad con que lo había tratado en igual delito que el que espondré contra él, se va- lió del oficial D. Manuel Arias para que me invitase valido de la amistad, que este tenia conmigo, ofreciéndole quinientos pesos á una revolución en que hab'u varios comprendidos, bajo la inteligencia que tne darían dos mil pesos eu plata fuerte, todas las armas que había en la provincia, dejando solo veinte pata guarnición de esta plaza con la prerrogativa de caracterizarme de general en gefe y árb'tro de los gobiernos para quitar y poner sin responsabilidad al que quisiere estando siempre el gobernante obligado a proceder en todo de acuer- do conmigo. Mas tomé el temperamento al oír estas seductoras pro- puestas en boca de un amigo que sin duda creerían tan vil como yo cuando se las hicieron, el que guardase el mas inviolable sigilo hasta que yo le avisase, con el ánimo de denunciarla al gobierno, «orno lo hice, proponiéndole que era tiempo de escarmentar malva- dos, y por lo tanto viese si quería que siguiésemos los pasos de estos étuKiüeOBj ha»ta aseguramos de credenciales, y hechos con que pu-I* diosemo^ Utíafaccr ni r>ublico de las encu bíertns maquinaciones «¡o» tanto tit-mpo lo tenían en conflicto y en continua inquietud á él, y ul gobierno sin poder atender por este f-olo motivo á otros ob- jetos de conveniencia y prosperidad romun ; y de he» ho adaptan- do mi propósito me di* orden» c instrucciones privadas pan que me acotase seducido de- sus ofertas y siguiese su* tevoliosos pea» Sarniento* basta el mismo término que hubiesen proyectado. En estas circunstancias e! que mandó seducirme ya no existia en el pueblo porque «alió espatrbdo como dejo dicho, pero su hermano D. Grogorio González quedó con el encargo de seguir la obra c,u« él habrá comenzado, y este fue el que trató conmigo en una entre- vista todo lo que se me hacia ofrecer por medio de Arias, entre-» gándome en diferentes panidas la cantidad de 96'2 pesos que de ór- den del Gobierno he mantenido basta ahora en depósito, y desde luego pongo á disposición de V. honorabilidad para que determine de esta cantidad lo que le parezca conveniente, como de un ins- trumento alevoso que pufieron en mi? manos los enemigo» d» 1 orden» creyendo destruirlo con él—Varias han sido las conferencia» que he tenido con este encargado de los sediciosos, pero en órden á lo que se propusieron por planes de !a revolución sol» especificaré ios que pueden poner á V. honorabilidad en conocimiento de sus as- piraciones criminales—Kl Gobernador depuesto y su persona espa- triada perpetuamente á la de Córdoba—La Sala de Representantes absolutamente estin^uida y sus dignos vocales Dr. D. Pedro Acuña, Dr. D. ?tlanuel Antonio Acevedo expulsados para siempre de la provincia. Consiguiente á este modo de proceder con todos los de la administración, también los que participaban de estos destinos eran el coronel D. Juan Manatí Soria por un año, d comandante D. Marceé Figneroa, licenciad» D. Pió Isaac Acuña y secretario del Gobierno con el Di. Don Joaquín Acuña, para siempre fuera de la Provincia—Los motores de este plan son los dos ya nombra- dos D. Feliciano Mota y D. Feliz Pía, y otros muchos sabedores y complacientes ; ellos han seguido sus miras desastradas creyéndola •K-gttros de mí sedareion hasta el término de creerse con el proyecto realizado la madrugada del lunes de carnabal en que marchó cor» conocimiento de todos ellos D. Feliz. Fia á sorprender el cuartel, rjue á su modo de pensar estaba también seducido, y fue cuando desplegando el Gobierno sus inteligencias conmigo que los denun- cié, sorprendió á todo-i quedando D. Feliz. Pía, que hacia cabeza en la partida, preso en el mismo cuartel que iba á sorprender—Debo advertir que no habiendo recibido sino I» cantidad espresada, man- tengo á disposición de V. H. un pagaré relativo al complemento de los dos mil pesos firmado por D. Feliciano Mota, y D. Gregorio Gonzales. Otros muchos incidentes podría espresar y la urgencia del tiempo no me permite, m is creo que si V. honorabilidad creé con- venientes mas eapresiones sobre este particular puede en audiencia pública ó privada escucharme lo que guste—Manuel Antonia Gu- tiérrez. Pagare otorgado al Sr. Gutiérrez, por los señores Mota y González. Decimos nos los coroneles D. Feliciano déla Mota, y D. Gre- gorio José González, que somos deudores de mancomún et in solidan de la cantidad de un mil treinta y ocho pesos, moneda de cordón al eeñor coronel D. Manuel Antonio Gutiérrez, y pagaderos á la ma- yor posible brevedad, y porque así lo cumpliremos obligamos nues- tros bienes y personas conforme á derecho. E'i Catamaroa, y febre- ro 28 de 1824__Feliciano de tu Mota.—Gregorio J. González. Son 1038 pesos. Num. 13, Carta de D. Gregorio González, desde su casa donde estaba arrestado. Marzo 14 de 1824. Señor gobernador intendente—Mi ilustre gefe y amiga: mi con- fesion sincera en la causu que cora-, y esa ley eterna con que &•■ % amarlo, me hablan hecha cosentír que muí pronto daría ensanch* í mi libertad : corren ya diez días de arresto en mi rincón, y con- fundido entro rnil afectos, mi naturaleza padece de un modo que me con-ideru espuesto a una enfermedad fatal : en ia estension de «u facunda imaginación, y en las mil virtudes c|ue dignifican su per- sona, caben mil razgos d> beneficencia, otro» de generosidad cotí un culpado: mi imaginación exaltada había desmentid» mis propios sen- timientos, v 110 solo las lágrima» sino el pesar mas profundo han cas- tigado ya mi débil confianza.—Constituido de mi apoderado y de- fensor (a) me hallo engreído, y me atrevo á suplicarle que por via» reservada» me ponga espedito para marchar á Córdoba al seno do mi familia de donde volveré cuando sea llamado por V. S..* Con- sume la obra que ha iniciado, y acabe de marcar los último» compro- misos de su bondad con qnien siempre le fué y será afectísimo apa- sionado, subui'.o y amigo Q. B. L. I. M. de V. S.—Gregorio JS. González. Otra del mismo desde Córdoba. Abril 4 de 1824. Sr. Gobernador intendente coronel, D. E. Gregorio Ruzo.—Mi ilustre gefe yamisío: la dulce idea de saludarlo, como asi espritidr- le mis afectos me hacen tomar la pluma en los momentos de mi llega- da á esta: mi última resolución en partir fue consiguiente a la de- ferencia y consideraciones que en mis circunstancias le merecí, como asi á los demns amigos que se acercan á sti influjo.—-Le soy por todo muy agradecido y le suplico no omita medios de consumar sus ser- vicios: sea como siempre generoso, y crea que estas atenciones serán miradas con la gratitud de que es capaz su siempre apasionado amigo atento servidor fcc.— Gregorio J G. (a) Sí, y no me pesa nún, sin embargo que también ha sabido desconocer mis serv aos distinguidos ¡ porque de todos, ¿i a silk cuestión el mas digno de merece/ los. 15 Capitulo de carta ettrita por el Sr. Avellaneda al Sr. Nehot en Marzo 12 del 25. S'. T). Jmn Antonio Neirot—Neirot, mi amado amigo, y *>í todo: con in udiisimo placer be recibido su apreciable á que con- testo. Ya estiba con cuidado por su tirda.izn, y ya creí que al- guna indisposición le hubiese privado el viage— Ruzo me ha tratado fcli-n—pueblo me ha dado prtu bas á qae estoy muy reí onocido— De Unzo ni de su familia no tengo queja desde que llegué sino de sus desconfianzas, de que lo disculpo porque es propio di 1 tiempo en que vivimos, sobre que siempre lo he querido p¡)r simpatía y Banca lo podré aborrecer ni hacerle perjuicio, con lo que lo he ha- blado me ha desarmado completamente este di blo de Porongo, porque es rapaz de engañar al mi.-mo demonio ; si fuese posible el que lévese mi corazón, veria y se convencería cuanto le intere- saría el serme correspondido, y obrar de un modo que fomentare siempre en mi corazón esa buena disposición, é iuclin.icion natu- ral que desde muy joven le he tenido.—B. L. ¡VI. &c.— (Firma.} Num. 14. Ojíelo de la II. S. de R.R. al Gobernador de la Provincia Abril 12 de 821. La II. S. de R.R. ha considerado en le sesión de hoy por fa a»na;:na la nota de V. S. en que solicita se fe admita ta renuncia del gobierno que desempeña, por varias razones, pero pri.icip I nente por el quebranto de su salud, y desde luego ha d^c retado lo que sigue—Contéstese al señor gobernador q>>e solo para reparar su «a- ' lud se le concede una licencia temporal, entregando el mando de la provincia al efecto al coronel D. Juan F rmin ICbas de Lara, ▼ ocal de esta Sala—y se comunica á V. S. para los fine s consiguientes, Manuel del Carmen Agote, Fitsidtute—Dr. Manuel Antonio Ase" rtúvy Vu .1 secretario.16 XJvm. 15 PROCLAMA. I>. Eüsebto Greoow»o Rezo CoBERyAno* v Capitatc Oeverai^ DB LA PROVINCIA 1)1 CATA.MA.aCA A SUS IIABITANTES &C. Compatriotas.—Llego el morn'-nto ya en qu<» debo despedirme de vosotros—llamado por la ley al honroso destino de mandarla concluyo igualmente en fuerza de su imperio poderoso. Bata sa- tisfacción ¿ariosa seria bastante ú indemnizarme de mis tareas, pino ««pirara tambi< n á merecer vuestra opinión, pues de vuesiio voto aoberaoo recibí el poder. Vosotros sois testigo* de los males que pesaban sobre el país en la época triste üA»é me encargué del man- do. El disgusto entre las familias, los remordimiento*, las diferen- tes aspiraciones, habían introducido la anarquía, y el genio dej mal se complacía en fomentar su* funestas consecuencias. Teme- roso de la debilidad de mis luces, para corresponder al alto honor que us dignabais di «pensarme, no menos que de seoso de hacer rea- lizable el «jereicio constante de vuestra soberanía; propendí, y o» convoqué á que establecieseis el sistema .Representativo que por la unanimidad de vuestros rotos vinieron á ejercerlo los digos dí^ potados que hoy componen la Honorable Sala. La mas libre de nuestras Provincias había dado este ejemplo de ilustración, y Ca- turnan a tubo el honor de ser (a primera en emitarle. Yo me con-- tempié feliz al ver establecido en el!a ese freno poderoso de la arbitrariedad, y t-sta base fir vuestra libertad. A ella ciu- dadanos y ai acierto de sus deliberaciones, fui» debida la tranqui- lidad que disfrutasteis, y á ella se deberá seguramente, como al respeto constante que prest**! á sus principios, el pleno goze. de Vuestros derechos, y la acción continua de esa libertad preciosa por. «aya adquisición se han derramado torrentes de sangre. 'l'u auosdt: mande, cuando no hubiese sido la honra de per* ir fttnetcros antes', bastábanme í conocer vuestras virtudes. Yo ha sido,, ciudadanos, el primer testigo d* vuestm adhesión, de vuestra obediencia 4 las leyes, de vuestros sacrificios á la paz, tranquili- dad y prosperidad de la provincia, coa la constancia misma con que fuisteis bravos para defender la causa nacional. Sin esto, nada habría podido concillarse, y á mi me es dado aun tener la fortuna de decir q-ue la patria un día os será grata y que la nación no desconocerá en vosotros esta conducta distinguida. Compatriotas: que el alto concepto á que habéis llegado, na pueda una ve¿ perderse por los pequeños resentimientos que haya» podido excitarse entre vosotros. Desterrad para siempre de vuestra memoria todo lo que se oponga á la unión general y la perfecta su- misión á las leyes. Nunca- confundáis la causa particular con la. comnn, ni desconoscais que la penosa carrera de mandar, presenta •ocasiones en que no puede prescindirse de alguna corrección. La obligación de sostener el orden, el imperio de las circunstancias, Ja ley suprema de la necesidad, impone deberes dolorosos pero de- heres que es preciso llenar. El peso de la justicia recae alguna ve?, contra -el voto del corazón, pero la censura es libre y yo me sujeto á (a vuestra con toda la confianza que merecéis. £1 soberaao Congreso nacional á cuya folia instalación contri- buyó vuestro sufragio, se halia ejerciendo toúo el lleno de .sus fun- ciones. El se.rá el justo observador de vuestro mérito, y vuestra sumisión á las leyes, que emanan de vosotros mismos, es el mejor garante de la aprobación que obtendrá de aquel augusto cuerpo una conducta tau análoga á los principios que l|a proclamado. Convencido de las \entajas que traería á la ptoviilcia la esplo- tacion de los ricos minerales con que (a providencia la habia favorecido y no encodtrando en si misma los recursos precisos, he contratada con una fuerte compañía de Capitalistas del pais su espiotacion y trabajo; y la Honorable Sala acaba ile sancionar unos tratados pol- los que el Oro desentrañado de nuestros inmensos Cerros, fomen- tará la iadastria, dará valor á los frutos, ocupación á los brazos.13 y vigor al estado. Antea d" mucho la provincia verá simcnf.tdoa Id>' principios, y demarcado el camino por donde ha de marchar al alto rango que le prepara el destino. Mi digno sucesor elevado por la ley, y testigo también de vuestras virtudes, saba apreciarlas justamente y contribuir ¿vuestra í'.IiVi'dLid. Estos son sus deseos. Seguidlos ciudadanos, y recibid por último el único homenage que pudo tribqtarov. Aceptad lo* votos que hago por vuestra, prosperidad. Gactamarcd Junio í¿2j> (le. Ensebio Gregorio Rus-*. Ni. V Mi- Caria del Sr. Gutierre- desde Anjuli. .Junio 1J . Gregorio no habia t-ido , había sido el tueitito Mota, Los pla- nes de estos son los mas sanguinarios que tú puede» imaginar. Cór- doba que los llevaba de baqueano seles hiao el enfermo en la Ba- jada y se les quedó. Se ha venido aquí en derechura á darme pirte de los pifies, y el armamento que no dudo se tomará. Este dic*- que las cuatro cargas que- vienen don son de armas, y las otras sot». de efectot, para de tse modo pasarlas por de efectos. Las cargas quedaron en casa de ¥rgueroa en Tulumba con cargo de salir á-los dos ó tres dias de haber marchado- Avellaneda. Bste armamento «,s para armar gente en Guazan. (1) De Tucuman dice, que aseguran les dan gente. Figueroa de estas mismas armas ha hecho quedar 20 tercerolas-, 20 sables. También me dicen que á Quiroga lo lian mandado solicitar. No tengas la menor duda do la liga de estos indecentes, les llamo así porque son sin carácter, poique se unen. (1) JJcjHirtumento ó cqs# del Sr. Díaz. 19 con sus propios enemigos ántes de vengarse. ,Ellos dicen que en el acto que caiga si gaucho á sus manos no le dan término pi de una hoia ; por ese plan no n»e di cuidado, tal digo j.q s,\ cw.a ello* á mis manos, no consulto con nadie para «sarde pit deber. Juso al Dio* dé los .cielos que ellos han de ser víctima en mis upas, ó yo en las de ellos. Ah, ya llegar» e*e lance-La carga de Avella- neda ya debe pasar sino lrn pasado. Era muy bueno la embargase* hasta ver los resultados; no tengas duda que en breve tenemos fandango. Se me olvidó decirte, tú vas á ser fusilado y tus tios los clérigos. Tra.bt.jos no* prometen estos libertinos—Cuida de las cosa* del Fuerte porque Díaz es el de la maniobra y las armas deben ser para él. Nada te costará en poner algunos espías por los pun- tos que puedan pasar Avellaneda y Mota, y echarle garra—Estoy precipitado renegando con nuestra lenidad, es la que nos ha 'de acarrear males, ya íio puedo continuar por mi desesperación—Tu-— (Fuma.) Num 17. Caria del Sr. Gutiérrez desde Santiago. Jtfurzfi 21 de £2£. Mi amado Jluac*—-JJtemos concluido Ii comisión con el mejor ftuceso, pues eate gobierno se ha mostrado tan generoso que en el momento condescendió á todos lo* .cabidos propuestos exigiendo solamente la ratifteion en el término preciso de 15 días* Cuando HegaiDoá á esta, ya Neírot tuvo andado todoj dó"suerte- que en el momento fuimos despachados i pero los ser vivios de nuestro Dr. Aae- vedo ya son recomendables en estremo, y es llegado el caso de cor- responderle con lo que tan justamente sfe le debe : me intereso hasta lo sumo para que tu primera providencia sea la entrega del Colegio que se le dió en cuenta de lo que se le debt; dar la orden y20 pe»arle un pato á ose picaro Luterano (1) ca lo que debes hacer; j orque pensar que se te ha de servir con tanta fidelidad y tá no has de corresponder con lo que tan justamente se iMmii, es. un de- lirio: finalmente, hay fuer/as para hacer Tíspetar la autoridad. Si. tú creí, indulgente con esos fariseos que tienes presos (J) olvídate de todos tus amigos y del acierto en tu gobierno—Soy &c.—( Firma.) Num. 13. Oficio de la Sala de Representantes al Gobernador saliente. Sala de Sesiones de Calamarca Julio 16 de l&Zó.—La Sala de ílepresentantes do la provincia se ha formado el deber de felícitai y rendir las mas espiesivas gracias al señor gobernador y capitán general que concluye, por la discreción, juicio y prudencia, con que á satisfacción de sus compatriotas, ha sabido desempeñar el alto destino á que fue elevado por el miuuterio de la ley, conservando la paz, integridad y seguridad del pais, en la mejor armonía, y con la mas ejemplar sumisión al cuerpo legislativo que supo esta- blecer, lilla se complace de que la nación un dia sabrá premiar mérito tan distingüelo, y ei Presidente al ponerlo en noticia d« V. S. tiene el honor de decirle, que acaba de ordenar se ponga en este dia al que le sucede, en posesión de su empleo, y de ofre- cerle ?us consideraciones mas distinguidas.—Pedro Zenteno, Pre- sidente—José Antonio Barros, Secretario—Sr. Gobernador Intenden- te y capitán general de la provincia D. Euse-bio Gregorio Ruzo. (4) (~) g Quien será este Sr. D. Miguel? (3) Sres.Moíu, JPiq, González #c. t4) Si esto dice iinu Sala donde no ¿#v* un solo devoto ¿qué hubria dicho otra ?