VERDADERA DEFENSA tmuos mjscwes. POR EL PENSADOR MEXICANO. n estos días se ha vuelto a suscitar la rid/cnla especie Je la masonería, y se ha tratado fie la persecución de los berm «nos, llegando el escriipulo del fanatismo i exhumar el cadáver de un gefe militar, solo para la sauta é indispensable diligencia de es- traer de sn cajón los guantes que le habian ei liado sos amigos como última *cñal de su cariño. Siempre el error y la malicia han perseguido es'as nobl s reuniones, y Ttau tratado de desacreditar á so* alumnos por cuan* tos medios han estado á sn alcance; va soiprendiendo la senci- llez de algunos papas, obligándolos á disparar los rayos del Vaticano sobre los masones, suponiéndolos enemigos de la reli- gión católica, y ya concitándoles el ódio de los reyes como ene- migos del estado. Pero cerno hasta los cargadores saben que estos inJivi- duosy no solo no atacan la religión católica, sino que son tole- rantes, y siempre respetan la religión dominante del país en que viven, ya no imploran sus enemigos las armas de la iglesia con* tra ellos, sea por el convencimiento de esta verdad, ó sea por qne conocen que los anatemas son armas inútiles en los pueblos ilustrados, donde pierden toda su eficacia, (i ) Y ¿qué hacen abo* ra? Procurar hacerlos sospechosos á los gobiernos civiles, sopo- niendo que sus reuniones son con el objeto de conspirar contra ellos, y aun se han aventurado á presentar un provecto de ley a* las cámaras para castigarlos y extinguirlos; ñero el señor Cabe- do hizo y publicó contra la preposición un discurso tan brillan- te como suyo. No ha bastado esto para acallar á los enemigos del mato- nismo. Fn la semana pasada se publicó un anónimo titulado: Se denuncian al buen juicio las sociedades secretas y caballeros ma~ (i) Hablo de las censuras injustas.sones, en el que ra autor dice que ra á reimprimir un discur- so, aunque no nos dice cual es el autor de eMe, ni en duude ni cuanJo se imprimió. Lo be leiJo y no veo sino el mismo fraile en la mi.mi mala: las mismas calumnia*, suposiciones y falsas consecuencias que en todos tiempos lian balbutido ios ene* migo* de estos hombres benéficos y recomendables. Para los sensatos fuera ocioso impugnar el impreso refe- rido; pero como también los insensatos ¿aben leer, aunque no entender, me parece muy conveniente el refutar sus principales, argumentos para desengaño de los profanos, honor de los mi- sones y contusión de. sus enemigos. Pero para- esto es necesario dar una ligera iJ -a de lo que son estos caballeros y cual su ins- tila lo, para que aun los fanáticos se enamoren de la virtud yes- clamen como las bo.-ubres de bien.- ¡Ojalá y todo el nuiu'Jo sea masón! que equivale á decir: -Ojala y todo el mundo s a vii tucsol ,,Los veriTidero* fracmasoues, (a) (dice el autor del eaá- men critico de tas causas de la persecución de los J'racnaso- nes) son unos hombres reunidos en sociedad, con el objeto de elevar un templo a la virtud, y de fabricar calabozos para el ▼icio. Claro es que este templo y estos calabozos no poed< n ser mas trie onas meras alegorías que representan la multiplicación dé actos virtuosos, y los esfuerzos continuos que el hombre de- be hacer para domar sus inclinaciones viciosas. £1 fin pnne pal de esta asociación, es el mutuo socorro que deben prestar e unos hermanos á otros en todos los trancas y sucesos desven'nrados de la vida. Este articulo, qne es el mas esencial de todos, no admite dispensa ni relajación alguna, porque siendo ya por sí mismo ana obligación moral, común á lodos los hombres, débe serlo mucho mas para aquellos qne se han ligado con vín- culos mas estrechos, y prometidose una fe y una amistad mas viva. Los sitios donde *>e reúnen se llaman logias, y durarte lo* do el tiempo que permanecen en ellas desaparece toda distin* cion mundana. Allí no sirve de nada la elevación de clase, ni los distintivos heredados ó adquiridos, sino el giado en que ca- da cual se halle en re sus hermanos, ó dignidad que estos le hayan conferido. Hay on venerable que preside á los trabajes, y enya voz es el órgano del orden, sin ser jamas la ¿{presión del despotismo, asi corno también la logia entera le presta una. obediencia voluntaria que no toca nunca en esclavitud." (i) Digo verdadero-, parque aunque el instituto sea el mas. santo, no pueden faltar algunos disivlcs, como no faltan en nirím gima religión ni corporación, lates inaividuos no ton vetdaderos masona*.,,LIámanse libres porque lo son en efecto; pero esta II* bertad está so je ta á las leyes que se han dado ellos mismos, j como estas leyes son la expresión de Ja voluntad y de la con* yeniencia general, ningún individuo masón tiene facultad ni po« der para íntringoírlas impunemente, ni mucho menos para sobre* ponerle á ellas. Los estatutos masónicos no tienen, fuerza ni vi- gor fuera de los sitios donde ellos se reúnen, y por consecuen- cia no ejercen el menor influjo en la conducta pública de loe hermanos en el estado civil. Esto es tan cierto y tan general i todas las togias maMSnicas, que si cualquiera individuo osase pro* poner una especie relativa al estado político de la nación, «5 meramente á sns ocupaciones profanas, seria reprimido al me- mento, y penado como contraventor del orden. Todo lo que no sea ocuparse de la moral O del régimen inierior y económico de Jas lógias, es mirado como una falta, ó por lo menos co- mo una impertinencia." „Esto parece qoe naturalmente debe dar un aire do severidad y de tedio a* semejantes reuniones; pero no es asi por cierto. Cuando Jos hombres comienzan i acostumbrare á hacer hi»n, y cuando se convencen de que en efecto lo consignen, basta este solo estímulo para agradarles y para observar todas sus facultades. Como no hay alli ninguno que este* rn un es- tiulo pasivo, sino que cada cual se ocupa, discute y resuelve con la misma Libertad que todos los demás, su entendimiento está tan en acción como su voluntad. Fuera de esto, tienen tam- bién sus momentos de descanso y de alegría, pero alegría que nunca degenera en indecencia ni en crápula, como se ha in- tentado persuadir á los incautos. Celébranse dos banquetes al aín, de obligación, en los dias de San Juan Bautista y de ban Juan Evangelista, y algunos otros en caso de haber motivo que le ocasione y que merezca el acuerdo de la logia. Duran» te estos banquetes, no se suspende la instrucción moral, antes bien se aprovechan aquellos ratos para tantear y corregir el carácter de algunos hermanos en quienes se nota algún esceso de orgullo ó de defecto de educación.'* ,,AII¡ la paz y la armonía brillan en el seno de la igual- dad y de la seguridad, sos perpetuas é inseparables compañeras. jSí las comparaciones no fueran tan odiosas ¡cuantas y cuantas se podriañ hacer que resultarían en favor de los masones, respecto de tantas corporaciones qne pasan en el n>nndo por respetables, y que no son sino mnv iniitiles y aun perniciosas! Pero ya las Inces van haciendo justicia y pronto se fijará el concepto que uada una se merece." ,,Los írac masones son todos naos, todos iguales; pe* *ro m distinguen dentro de sos togas* tpec «a diferentes gra- dos, 4 los cíales oslan anees as ciertas .pret rogativo* y curto» en- oargo» que solo elloi panden y deben desetupefnr. En uim p-t- iabia, es ooa república bien ordenada, la cu »i aunque no tiene otros limites que los del universo, no entiende nunca sus tu iras iüei» de sus respectivas logias. Es indispensable repetirlo; j«- mas -y en oiugooa parte se kan ocupado los masones de cosa de política ni de religión. Esta es una calumnia repetida v co- piaOa de unos en otros, sin mas fundamento que el espíritu de ..persecución y de intolerancia, propio y peculiar de todos los /tiranos espirituales y temporales. Tenebr «sos y sombríos en su marcha, miran siempre con ceno al que no se apre-ura a be- sar las cadenas conque quieren tener aprisionado el entendimitn- •to. Ellos son los que han conspirado y conspiran contra* el genero humano iodo entero, ¿ fin- de perpetuar su ignorancia y conser- var su teros despotismo.'' tySiendo^ como he dicho, la mu'aa beneficencia el fin «esencial de toda -sociedad masómca, claro es que no habrá un •vicio mas detestado en ella que el de la avaricia. Nunca se veri- fica ninguna reunión ordinaria, sin que resulte de ella algún alU vio .j la humanidad. Todos los hermanos pobres ó ricos, piin- cipes o menestrales depositan alguna cantidad en rl tionco de -4a beneficencia, y si bien es verdad que no se ponen á repar- tir los ochavos y coartos en las puertas de las iglesias ó en otros -sitios públicos, á lo menos están seguros de que las cantida- des de que voluntariamente se desprenden, vsn sin de tención en busca del infeliz enfermo, de la angustiada viuda ó del inocen- te huertano. Ya se deja discurrir que estas limosnas se destina- rán con preferencia á los mismos hermanos que han caído en desgracia ó en pobreza, ó bien á sus hijos y parientes; pero no por eso se crea que su caridad es esclisiva, como también re ha intentado hacer creer, y aun se ha formado un cargo con tra ellos, sin considerar que e?ta preferencia no soio está en- la naturalesa humana, sino que es una ley estrecha de justicia; mas como el que se propone perseguir no desecha medio Al- guno, por esf ra vacante y absurdo que sea, también han queri- do hacer valer este para dar á entender qne los masones eran amigos y se favorecían cutre si; pero miraban con odio á lo- dos los profanos. Inútil seria y prolijo hacer una reseña de los socorros y limosnas que se distribuyen anualmente en favor de lautas familias, las cuales no solo no tienen en su seno ningnn fracmason, sino qoe ignoran hasta el que los hay en el mundo, y no conocen la mano qne les socorre. Resérvese esta gloria pa- ta oüas corporaciones y hermandades que cuidan de vociferarjai beneficios, tin dada con el fin Ae dar bnen ejemplo." „Los masones admiten en ta seno á todos los hombres de cualquiera religión ó creencia que sean, con til que reconozcan la tcsi-tencia de Dios y la inmortalidad del alma Un at»o do profesión no hallaría jamas entrada en ninguna logia masónica, no solo por enteramente opuesto á los prncipiov que dirigen aquella sociedad, sino también por la necesidad del juramento. Este sena el caso de reruUr perentoriamente i .os calumnia- do! 3s de este coerpo; con solo indicar la estúpida contradicción en que se envuelven llamando ateístas i los fracmasones, ec>a- grraudo por otra parte lo terrible de los juramentos cenqne se ligan. ¿For qn¡« n ha de jurar un ateo ni un materialista? El ju- raim nlp es un vinculo puramente religioso, y que tupone en el que lo presta una intima convicción de ia ecsistencia y peder del ¿ios á quien «o invoca. Solo de este modo puede ofrecer garan- tía de su p.irte, é* ¡n«pirar confianza al que se 1e recibe ó le escucha; pero el que no reconoce la ecsistencia de aquel topre- mo Ser, ó vive persuadido de que con ha muerte perece el hom- bre todo entero, ni puede jurar, ni ofrecer seguridad alguna del cumplimiento de sus proinesis, como no sea interponiendo su simple palabra de lioso?. ¡Válgame Dios á que absurdos é in- consecuencias arrastra la vil pasión de injuriar y el ciego e. pí- r fu de p ir! i Jo! Digo pues, qne los fracma«ones reciben en su hermandad a* todos ios hombre» que profesan una religión co- nocida; pero miran enn escrupuloso rigor la fiel observancia do li que cada adepto reconoce serla suya. Si alguno de ellos en mu disenrsos ó planchas profanase la propia creencia, seria irien.i- srblemente espelido sin que lo poniesen a salvo coantas vii ludes p^seve-e aunque fueran en eminente grado. Todas las religio- nes son toleradas allí; pero goza de un particulari;imo respeto y preferencia la religión del país donde está situada la logia. Los adornos interiores, las invocaciones, los libios y demás ins- trumentos de que fe hace n*n, son los que mas se veneran en el reino ó comarca donde se reside. Finalmente, se reconoce la tolerancia como un piincipio; pero se manda el respeto co- mo un dogma." ,,Üe>pues de' respeto por la religión, no hay cosa mas rigurosamente observada, que la sumisión y obediencia al go- bierno establecido cualquiera que sea. Jamas on masón se atieve- fia en la log;a i introducir dudas sobre la lealtad que se debe al gobierno cosíatente: mi palabra sería reprimida en el momento, y «ofriria las penas establecidas contra esta lalta. Ni fe crea que esto solo se entiende respecto de los gobiernos temporales y agra- dables á la nación, «¡no que sucede lo misino con los liiáni*6 ooa y arbitrarios. Como al masón no lo incnmbe ¡negar de Ia« autoridades profanas, «o limita á obedecerlas y tributarlas en mis fiestas ayuel obsequio que previene el estatuto, y con recomen, dar siempre i los bermaoos el amor al orden y á la tranqui. lidad publica. Se lleva esto con tanto rigor, que basta en aque- llos pai .es en donde e*tá organizada una persecución tieroa con- tra ellos, como en España, en Italia y eu tortuga , todavía eran y son en práctica las mismas sumisiones y ceremonias. De. masiado conocen que nada de esto h s era recibido en cuenta, ni mocbo menos les valia una ligera sombra < silio de aquellos que no consisten en una triste limosna^ Esa clase de esl aeraos no se puede verificar sino respecto á una porción determinada de hombres, \ para qne sean permanentes es indispensable- que sean recíprocos, ftada de esto se hace sin se- «crt-to, y ti mismo s»ct ño de guardar urm* cielo de poquísima importancia p-ra los de fuer», y de ningn- ni absolutamente para los de dentio. La persecución ha produ- cido siempre un el'< cto coutrítio á lo qne se dirige, y es el de consolidar y aumentar el número de los perseguidos. Desde que en r.sp.üa dejaron de qnemar á los Inter..nos, la secta de Lulero ha sido enteramente olvidada de todos, mientras qne ta los siglos quince v dírr v seis renacían millares de herrg** de c»da auto de fe que ¡.e celebraba contra ellos. Pa*ó, giacias á l)ios, la moda de los autos de fe; pero están os n ni dísti pies de qne Ima pasado la dc perseguir v difamar por med'o de dreretos p-nales, lo qne no solo no es digno de fina, sirte que acaso n e- rece alab.inza, ó por lo muios, ser mirado con indiferencia." He aquí en poc«s pdabras descuhíeito el carácter é ins- tituto iin-ónicn, que se puede definir ron mas pocas. Lo* masa. •« son unos hombres de Lien, toterantts, sumisos d los gofo'er»8 nos y autoridades y y Unifico*, a sus semejante». >Y á esta cía* 6e de hombres tan Utiles en toda» sociedad», se tratará de perse- guir en la. nu.slra? i% por, qué tan furiosa persecución? po:qne son «u« junta» secretas, ¡ttiditola rason! roas no tienen otra mejor su» enero i « gjw. ,,EI que se oculta, obra, mal (djcen estos) los masones 6e ,,ocult-n, luego obran mal,'* i>te es el Aquiles de lo* arrumen, to* de ios anti- masones; pero no ea sino un sofisma desprecia* ble. Negada la mayor, como se debe negar, todo el argumento Ta, i, tierra, porque el ocultase no ea prueba de obrar mal; ni hay una ley divina ni humana que nos obligue á Lacer en pa- lmeo cuanto no sea pecaminoso. , Quedáramos bi«n, si segur: I» doctrina de los ant -masones, no> ayuntáramos con nuestras mu- genes propias en las plaeas, solo por no dar en que maliciar á estos señores! No, jamás el ocultar alguna acción, probará que por este hecho la tal acción es mala. El ocultarse puede ser indiferente ó conveniente sin inmutar la esencia de la acción. 1 l ladren se oculta para cometer una rapiña, y el devoto se oculta para orar, siguiendo el ejemplo div no dictado por Je «cristo ♦ n ti evange- lio; ora á tu padre en lo, escondido. Ora patrem tuum in abt* conditc, Si el ocultarse probara malicia en las acciones y delito en sus autores, delincuentes serán Ips hermanos de una santa es- cuela potqne se ocultan para sus ejercicios: delincuentes serian las monjas recoletas porque se cubren los rostros ).... pira no cansarnos, delincuente sería, el mismo Jesucristo poique se fué á ayunar al desieito, porque á estepcion del acto que sostuvo en el templo á la edad de doce anos, su ni o. z y juvei.tud nos la oeulf tó, porque sobie esto rada nos dicen, los evangelistas-, y delin- cuente será porque según estos, dos ó tres veces se escandió de jus enom;gos. Esto no, pueden concederlo Jos anti-masones, lue- go su negada corrobora mi afirmativa, esto e»; que el ocultarse- no prueba obrar mal; de consiguiente, de que Jos masones ten* gao sus juntas secretas, no se puede inferir qne en ellas tr ten de obrar mal. Repito, que mil veces se ocultan Jos hombres para obrar bien. ¿Y qnd dirán cuando sepan qne el mismo Jesucristo man* da que ciertas buenas obras se hagan ocultamente, como otar, y dar limosna? Tan en secreto quiere que i«e ejercite la hen» li- cencia con nuestros semejantes, que mandó que se dieri limos- na; pero tan ocultamente que lo que dirá la mano dereiha, no lo supiera la izquierda; poique dice c*ste inmejorable moralista: H das limosna porque te afaben de caí ilativo, nada te dek9 ¡Sos; ym en fa eatin demostraciones geométricas. Aun rn este ca«o digo qne es una gran desgracia que los fracmaso- •>es 110 sean tales como los pintan sus perseguidores. 2t 10 Toda la vida nos están alarmando con la re tnmbsníe pa- labra de conspiración, la cual nanea se pronuncia «¡o maaile*- tar con el gesto y ademanes el horror que se quiere in pitar con su sonido. L js ministros de los déspotas, los predicadores pagados por estos, los periodistas «salariados, y sobre todo, los palaciegos ansio os tienen siempre colgada de los labios es- ta palabra, con la coal alucinan á los que los escachan, y dic- tan ó arrancan providencias contra todo el que no conspre á mantenerles á ellos en sus destinos. Murmura alguno de que por las intrigas de un privado se ha quitado á un bo nbre de bient el empleo para dárselo al esposo ó al deudo de una mngerzne- la: ese es on picaro conspirsdor contra el trono, dice el priva- do. Se ciitica en ana tertulia la mala £e del gobierno, por* que no cumple sus palabras,, porque un paga á sus acreedores, porque se conduce con bus subditos como pudiera báculo un ene- migo dedaradui pues no se necesita mas que eso para que la tal tertulia pase por un club de conspiración. Refiere un hom- bre honrado lo que le han hecho pagar, ó díganoslo mas claro, lo que le lian robado para obtener la dispensa de parentesco entre sa hija y un primo sujo en segundo ó tercer grado; pues coa» esto solo stie califica de conspirador contra ti altar. Estas, poco mas o menos, son las ascepciones qne gene» raímente se dan á la voz conspiración, con la cnal se atemori- za á los incautos y se saca el dinero á ios necios: y esta* son las conspiraciones que se supone haber en la fracmasoneria. Pe- ro ni aun esto es aplicable en ningún sentido á semejante reu- nión, como se probará mas adelante. Ojala, repito, que hubie- sen conspirado mochos arlos hace costra tantos abusos y tantas iniquidades como se han estado sufriendo en el gobierno civil, y contra tantas otras que su ti irnos y suíi iremos per mucho tiem- po en el gobierno eclesiástico. ¡Ojalá sepeliré* mil veces, que el instituto de los frac na a- sones hubiese podido acelerar la ¿poca y la e»t< nsion de esta clase de conspiraciones, ya qne tanto se ha preconizado la ca- lumnia de que lo intentaban! Pero ec lo cierto que semejante instituto, ni ahora ni non-a ha tenido por objeto el trastorno de los gobiernos buenos ó malos, sino una perfecta obediencia á las leyes del p*is, y nna urna veneración y respeto á las au- toridades locales. La conducta de los masones ha sido igual- mente moderada en los paises libres que en los esclavos, la mis* ma cuando h m gozado de la protección del gobierno, que cuando han sido perseguidos y atormentados por ¿I, la misma en Inglater- ra que en España, *n Fr ncia que en Portugal, en Alemania qne en Holanda. ¿Ni como podía ser diferente cuando sus leyes, sus usos, sos ceremonias son absolutamente las mismas tn todas las logiasIt « cuando el primero y principal precepto qoe se imponen ei el de no mesclar»e jamas eo cosas d política oi de religión?" El paladión de los ant ¡masones también es el articulo ter- cero de nuestra constitución que prohiba todo culto público que do sea el prescrito ptr la Ru menos asi lo di i enteoder el señor senador presbítero D. Ai mi.-i (jehallos en so comunicado inserto en el Sol núua. io5j ¿ ., 4 del presente mes. ti tai son sus p «labras: ,,Desde los tiem* ,,p>s del principa da los íiancos masones nombrado José Balsa - ,,n), alia^ el conde del C lio-;tro, cuto sistema todo está inu- ndado en la religión natural ó tolerantismo práctico con todas „Uw secta» que presentan en las ara* de la ley natural la igual- dad de libertad de cultos espresamente prohibida aunque sean secretos sus ritos por el artículo citado de nuestra consti- tución.4* He aqní á mi entender fres crasas equivocaciones del se* ñor senador en tan pocas palabras. Primera: que el articulo 5. ° prohibe lis juntas masónicas. Segtmda: que prohibe el conta to ó comunicación con los de otras sectas, que eso ent ende por toleran ismo prdctico; y tercera: que prohibe esto mismo aunque los ¿ectariis celebren en sen rio sus r tos. Digo á lo primero: que el articulo 3. ° citado solo prohi- be el ejercicio público de cultos, por lo que no se les concedió á los ingleses las capillas que solicitaban para tributar en ella» a su modo el homenage público de su adoración al mismo Dio* trino qne nosotros adoramos. ¡Quiera este Ser Eterno y toleran- te que algún dia no le pese á la nación este de-den! Sin ein* Largo, les concedió nn lugar para enterrar sus muertos con sus pública* ritualidades. Digo á lo segundo: qne tampoco prohibe el articulo la sociedad y coutacto con los individuos de otras creencia*, puc» en ese caso el gobierno seria el primer infractor de Ja ley. Digo i lo tercero: que im nos prohibe el articulo los rilo» secretos, ó caito secreto qne esos hombres quieran ti ¡bular al Ser Supremo; ni pudiera prohibirlo porque de lo oculto di la igle- sia juzga. Yo qnisiera que el sr. sena 'or y otros que piensan come» su señoría no tornaran tan mal juicio de los masones antes de conocerlos, de tratarlos, y de ten^r aseguradas las pruebas de los delitos de que ln< acusan. Ll tolle tclle ó fuera fuera sin a"ñ ilar causal, &e queda para los jud>os que crucificaron á la ino- cencia misma. ¡No dudo que entre Tos masones hay algunos malvados, que en liase del Dr. Ce viril os tengan tanta moral como tuca»batió; también entre los cristianos bay macho» que tienen tan. ta religión cerno mi perro; pero de hay nadase arguye ni con. tra el matonismo ni contra el cristianismo. La calidad y la po« litica nos persuaden á inclinar nuestros ju'cios á la parte faro- rabie, y según erle principio, debemos creer que los mamonee en so mayoría son los mas sabios, los mas ¡lastres personaje*, los patricias mas decididos por nuestra independencia, y anos hombres de bien en la estension de la palabra. Lo mejor es que este elogio se los hace sa mas acérrimo enemigo el sr. s narfor Cevallok, quien tratando de desmentir «I sr. Cañedo, que había dicho que eran unos pobres diablos^ dice: „so es asi „pnes los mas grandes sabios, los mas ilustres personages, y en una i,palabra Ion patriotas mas decididos por nuestra independencia ,,y libertad.son los principales agentes de las logias de esta capital." ¡Ay qne no es cosa el tropecon que ha dado el sr. Dr! Si los hombres mas sabios, ilustres y patriotas soa los princi. pales agentes de esas logias ¿quien se persuadirá que se tratan en ellas asuntos contra la religión, contra el gobierno y con- tra la patria? A lo menos yo n« lo puedo creer. Basta por ahora. México ao de mayo de i8a6. El Pensador, Ai u¿ MEXICO: 1816. Ofieina de la testamentaria de Ontivereg.