MANIFIESTO QUE EL HIZO A LOS PUEBLOS, En los momentos de publicarse el Acta Constitutiva de la Federación. MEJICO: 1824. Imprenta del Supremo Gobierno, en Palacio./EL CONGRESO CONSTI- TUYENTE A LOS í^-ejicanos: El Congreso de vuestros representantes tiene la satisfacción de dirigiros la palabra; en el momento memo- rable de presentaros el Acta Constitutiva, que contiene la forma de gobierno pronunciada por la opinión, y que ha dé elevaros al rango de nación, independiente, libre, y soberana. He aquí el complemento de la revolución, de esa re- volución gloriosa marcada con rasgos y contrastes originales, que llaman la atención del orbe político sobre el carácter singular del pueblo mejicano. He aquí el pavellon nacional bajo el cual han de reunirse todos los patriotas, que si bien pudieron tener opiniones diversas en órden á forma de go- bierno, hoy deben someterlas á la de una mayoría inmensa, espresada por los diputados elegidos con tal objeto. He aquí las condiciones del gran pacto, que vá á iniciar el sublime sistema de legislación, que desplegandose en perfecta corres- pondencia con las necesidades de los asociados, ha de elevar- los al alto grado de prosperidad, á que los llama la posición y riqueza de su suelo, y el genio que los distingue, aun por entre ¡las sombrías faces conque los ha desfigurado el despotis- mo. He aquí el gran libro en qiie se han escrito nuestros des- tinos, el iris que debe serenar la tempestad, que amenaza reundirnos en el golfo proceloso de las revoluciones, y en una palabra el principio regulador de nuestro sistema político. El Congreso no puede reunir las ideas, que separan ca-u. torce años de revolución, sin asombrarse de babor llegado á tin térmimo, á qup apenas podía aspirar el deseo ma* atrevi- do, j Que, aquella colonia envilecida de la nación mas escla- vizada del globo ha podiSo recorrer en espacio tan breve, el inmenso que media, éntrela esclavitud mas degradante, y la Jibefiíad mas completa! -Será ilusión? '.¿será uorasgp eñme- mero producido por la imaginación de un pueblo ecsaltado? .¿ será un destello fugaz, que ha brillado por un momento, pa. -ra tornarse á las densas tinieblas de la nada ? ] Francia, la ilustrada Francia, no pudo sostenerse en una ^altura, que se registra bajo aquella á que nosotros nos hemos elevado, y España, esa nación desventurada, vaga al arbi- trio de reacciones horrorosas, provocadas por una constitu- ción muy m'feTior á la que hemos adoptado! Y sí aquellos -pueblos no han podido seguir el vuelo de sus instituciones ¿podrá verificarlo el nuestro .que do entre los hierros y cade- nas se ha lanzado al zenit de la libertad? Podrá, vuestro Congreso ¡ os lo asegura sin vacilar un punto, y sí en ol ©ppiritu - servador mas atento no podia encontrarle la mas ligera se- fial de vida: los elementos del despotismo amalgamados con ios de eu "existencia constituían su naturaleza de madera, que parecía imposible separarlos-sin destruirla: la opaca nube de .óoiMoq «rnsiaia oiíawn oh lobafargsi oiqianhq Í9 jnd«ftsq bou ■t,? neifiqoa oup -asabi tal ilavyi ybouqon oeorgnoD 13III. la supsrticion cubría-Urda ia superficie- del estado: & las Ja-- \ coligaciones vaas interesantes se habia fijado un término, q.ue tío podía traspasarse, sin cometer un horrendo sacrilegio: las instituciones encadenaban aun el pensamiento mas escondido: la acumulación inmensa de la propríedad territorial, si por una parte prescribía un circulo demasiado estrecho á los progre- sos de la agricultura, y de consiguiente á la población, por otra reducía á la nación mejicana á una nación de jorna- leros y mendigos: las artes estaban proscritas: el comercio sis- temado bajo el modelo de un vasto estanco, al paso que em- pobrecía á la nación, la privaba de toda comunicación con los estrangerós: el sistema de educación era el de las máxi- mas mas proprias, para sostener la opresión, la superticion, y el fanatismo: el de legislación el mas adécuado, para apartar al hombre del conocimiento de sus derechos, intrincándolo» en un obscuro laberinto en que era forzoso perderlos: el de rentas era el mejor conbinado, para empobrecer y corromper a los pueblos, y aumentar los resortes de la delación y el espiona- ge: las que se decian ciencias eran las que engendran la fri- volidad, y estravian el raciocinio; regidos por la férrea vara de un tribunal homicida, que solo vina de sangre humana, y proscribía con tesón, digno de su sacrilego instituto, todos los conocimientos, que en cualquiera linea pudieran ser útiles á la humanidad desolada: intervenidos constantemente por una aris- tocracia poderosa, ramificada por todas las fracciones, y em- pleos del estado, y cuyo vigor y carácter solo pueden ser co- nocidos en los países coloniales, párecia imposible que bajo la inmensurable mole de tantos obstáculos físicos y morales, pudiesen germinar algunos principios de libertad; sin embargo, el memorable día 16. de Septiembre de 1810. descubrió al mundo, que no solo germinaban, sino que crecían, y se ro- bustecían. En un pueblo antes desconocido, y ahora celebre en los fastos del Anahuac ge lanza un grito sonoro de liber- tad, que propagándose rápidamente por los ángulos del con* no abíbnij av se noíoan si ^ fBialiriofn Biormrñni ua ncidoí nr.iija 9iip ,*¡oiiií eys oh s/ratia? bí ioq obsceno! ifim noIV. tínente, es correspondido con fidelidad por todos los co- razones sensibles y generososr un entusiasmo desconocido circula con celeridad por las venas de todo mejicano: ideas nuevas, recibidas de un golpe, rechazan con vigor a las an- tiguas: la nación arrojando por primera vez una ojeada sobre si misma, se avergüenza de la situación á que se le ha reducido, y cruge llena de indignación y de furor: el pueblo fiel á la voz de la patria presenta sus brazos descarnados, para oponerlos á las armas destructoras de sus opresores: las cadenas caen reducidas á íratmentos; y... pero ¡ha! un velo denso debía ocultar á nuestra vista sucesos desgraciados. Una revolución que se generaliza por un gran pueblo, ne- cesáreamente se dirige contra un orden de cosas, que no puede bastar ya á las necesidades de la sociedad; n ai como esta no pueda subsistir sin bases, es necesario sustituirle otras nuevas, al paso que se destruyen las antiguas; sin esta operación el edificio social se desploma: he aquí en pocas pa- labras el secreto de las revoluciones, y esplicada la falta decisiva en que incurrieron los primeros gefes de la indepen- dencia: el estado arrancado de sus quicios no podía sostener- ge en el espacio: su proprio peso lo volvió á sus antiguos ejes. La confusión que debía resultar de este yerro capital, pro- dujo aberraciones de todo genero, y el despotismo, apenas vuelto del mortal sobresalto, que la revolución le había causa- do, se encontró con recursos inmensos, que le proporcionó un defecto de aquella magnitud. La guerra civil se enciende: la nación repelida de las lisongeras esperanzas, que en su natural imprevisión había concebido, queda inmóvil espec- tadora del furor y encarnizamiento de los partidos: se ponen en acción todo6 los resortes de la intriga, de la superticion, .del fanatismo, del terror, y del poder: las pasiones se desen- cadenan: los intereses parciales chocan, y se sobreponen, al publico; los. habitoB adquiridos en tres siglos de. opresión re- Cobran su influencia mortífera, y la nación se vé undida en un mar formado por la sangre de sus hijos, que caíanv.. hacinados al golpe irresistible del hierro destructor. Pero no podian representarse- tan • trágicas, escenas en la nación mejicana, sin- que preparasen algún fruto; ellas ministraban otras tantas lecciones sensibles» de que la nación-un dia debía aprovecharse: algunos principios sobre los derechos de los pueblos, ,qne en nuestros puertos y fronteras logran burlar la vigilancia de centinelas opresoras, iluminan nuestras provincias, que por un pri\ iiegio de . la naturaleza están en posesión de deducir de ellos las mas. eesáctas consecuencias: los principios con quo en la Pcninr sula se sostenían los derechos de la libertad contra el tirano que la oprimiera, debían ser aplicados en circunstancias aná- logas: y los que se sancionaban en la constitución españo- [a, no podian ser esclusivos de aquel pueblo, Estas causas obrando ya separada, ya simultáneamente, al paso que des, cubrían las equivocaciones con que muchos se hallaban se- ducidos, trabajan por concentrar, la opinión dividida; asi es, que apenas en Iguala resonó un nuevo .clamor, pronuncia, do sobre bases calculadas en el ínteres de Jos dhers>o¡> partidos, se vió con admiración la unjpn y la conform ¡dad donde antes reynara la división y, el encono, y • abrazan* dose con ternura los hermanos ¿pie. habían jurado uñí ve- ces su destrucción, marchan juntos y unidos contra , el co- mún enemigo de su libertad. El enorme coloso que por trecientos años se mantuviera; inmoble sobre la cenjz de, este pueblo encorvado bajo su irresistible peso, bambonea,, y al fin se desploma con estrepito, dejando en sus ruinas esparcidas por la vasta estencion del territorio mejicano, otros tantos recuerdos, que debieran mantener la acción del patriotismo contra las tentativas de la opresión. El contraste que esta segunda revolución presenta con la primera, es el barómetro mas seguro, para apreciar con ecsactitud los grados de ilustración que la nación ha-VI. bía adquirido, y la mudanza que se había hecho en sus hábitos y costumbres. La revolución mas rápida y feliz de cuantas la historia conserva la memoria, es el ñuto de once años de desolación: los patriotas ocupan la capital donde antes se forjaban las cadenas de la esclavitud, y un gobierno nacional sustituye al que la razón había destruido- Todo parecía terminado felizmente: la nación se ha- bía reunido bajo la base principal de un sistema repre- sentativo, el único capaz de hacer feliz á los pueblos, y de poner al nuestro en la dirección que requería la opinión. A la cabeza de esta y de la fuerza pública se hallaba un hombre con todo el prestigio y recursos necesarios, para asegurar la calma y la tranquilidad en los momentos siempre peligrosos de constituirse el estado; pero ¡ah! los pueblos casi siempre son victimas de las maquinaciones de los mal- vados é hipócritas! Si la sociedad se ha formado para la felicidad de los bombres ¿por que todas ellas están plagadas de instrumentos de destrucción y de muerte? si el interés público no esta en oposición con el privado ¿por qué se intenta dividirlos y obtener el uno á espensas del otro? Las pasiones habían hecho su cálculo, y en diferentes sentidos y por varias direcciones se encaminaban á su objeto: la anión se había destruido: el entusiasmo patriótico se había debilitado, desde el momento en que desapareció la resis- tencia del enemigo común: á la nación aun le faltaban lec- ciones importantes, y si la opinión no hubiera tenido la ener- gía necesaria, para exigir que se le diera wn Congreso, el término de la revolución habría sido una nueva esclavitud. Bien se hubiera querido evitar la reunión del Congre- so; pero como su promesa habia sido uno de los elementos de la revolución, no podia resistirse su convocación sin des- truir la misma revolución, que aun no estaba concluida; fue pues indispensable convocarlo; pero se tomaron todas las medida?.Vil. que se creyeron conducentes para ligar la elección, para ligarlo al mismo en sus resoluciones fundamentales, y para hacer que la elección recayese en sugetos dispuestos á su- getar la cerviz al yugo, que se intentaba poner á toda la nación; mas esta burlando las arterias é intrigas de la ambición, supo elegir ciudadanos Íntegros y capaces de dar un dia de gloria a la patria, que depositó en ellos su confianza: asi es que aun antes de la instalación del Congreso, el que juga- ba todos los resortes del poder, para convertir en su pro- vecho el resultado de la revolución, se mostró desagradado á la futura representación, y tomó en consecuencia medi- das hostiles y bastantes, para realizar los bastos planes de oprecion que habia concebido. El Congreso por fin se instala entre los amagos de la fuerza, el fermento de las pasiones, y la eepejaiza de los buenos: llega el dia en que debieran fijarse para siempre los destinos de la patria: en que el héroe de Iguala habia de cumplir las promesas solemnes, á que estaba ligada, su palabra, en que habia de dar mmn ile sus operaciones desprenderse del mando, y someterse al cuerpo que repre- sentaba la soberanía nacional; mas su corazón Labia variado de dirección: el acto orgulloso con que intenta presidir a los representantes del pueblo, descubre sus intenciones, y da la contraseña de la guerra que estaba decretada al Congreso. En tales circunstancias el estado marchaba con suma dificultad: el embarazo preside á todos sus movimientos: la dislocación ocupa el lugar del orden, y en fin una sene de ataques bruscos contra la representación nacional, y que jamas se borraran de la historia mejicana, engendran un imperio, producto neto de la intriga y de la ambición, com- puesto de fracmentos del gótico edificio desenterrados con cuidado, entre mezclados de piezas conservadas con em. peño desde el siglo trece, y adornados con vistas y per¡?. Pectivas modeladas sobre otro imperio reciente y efímero. SeVil!. interpelaron para sostenerlo los hábitos que la revolución, habia destruido: se invocaban los dogmas sagrados de la le- gitimidad: se movían los enmohecidos. resortes de la supers- tición, y se declaraba una guerra á, muerte á la represen- tación nacional. .Se jugaron todos los ardides que ha inventado la mali- cia, para corromper á los diputados, para intimidarlos, para dividirlos: no se perdonaron ni promezas, ni amenazas, ni cúr- reles, ni persecuciones; pero la representación nacional, aban- donad a al parecer aun de la opinión, supo sostener su deco- ro, y el de la nación que representaba: inmoble en medio de la .borrasca mas deshecha, se estrellan contra ella los emba- tes furiosos de un poder, á quien nadie podia resistir: hecha, el blanco de los tiros de un Emperador armado de todos los recursos y de todos los terrores, presenta siempre su pecho des- nudo á las, agresiones viplentas de la rabia y del encono. ¡Esos pueblos que se dicen virtuosos, que tienen toda la ilustración que ecsijen las instituciones liberales, esos pueblos, con cuya comparación' se nos degrada á cada paso! que . presenten s¡ pueden un solo rasgo, que iguale al bosquejado por el primer;, Congreso .Mejicano. /; - Lección tan importante no se dio inútilmente á los pue- blos: el Congreso fue proscrito, por que su ecsistencia era in- compatible con la del despotismo; mas apenas habia pasado el tiempo necesario para que la noticia llegara á los confines de nuestro territorio, cuando un nuevo grito de libertad lanza- do contra la nueva Urania hiere los oidos de los patriotas a- dormercidos:. el pueblo corresponde unísono, reuniéndose en der- redor de las autoridades y gefes, que supieron ponerse á su ca- beza, y el. imperio qiie prometía siglos de duración á sus artífices, viene abajo con mas rapidez que el español. La re- volución fué feliz, la nación manifestó que su juicio habia madurado, y que su razón estaba formada. En vano procuran los facciosos hacer cambiar la di- - receion de la revolución : un trono nacional no podia serIX. rompí us ado por otro .estrangero: ,1a-opinión y la e3periencia lo resisten: entre dos poderosas repúblicas no puede haber mas legitimidad que la del pueblo: las ideas debian desar- rollarse, según los modelos que herian con mas viveza la imaginación, y estos eran sistemas republicanos; mas como habia entre ellos diferencias esenciales, la opinión debia dividirse, en consecuencia: esta división produjo el análisis, y de este resultó que el centralismo no pudiera sostenerse al aspecto del federalismo: cuanto mas se ha discutido, tin- to mas evidente se ha hecho, qne está resuello el proble- ma, de que una república central no puede establecerse en un pueblo numeroso, esparcido ?obre una grande ostensión de terreno: la nación pues debia pronunciarse por la federa- ción, y lo ha verificado do una manera tan decisiva, que aun qui 'o designar expresamente los artífices,.á-quienes habia de encargar esta obra interesante. +H"2 UUp taatdíno/J Los ha designado, se han reunido, y desde luego o* presentan una Acta federal, que si es por una parte la primi- cia de sus trabajo-, y la prenda de su fidelidad, es por otra el término de la revolución. Si, la revolución está termmada. La nación mejicana no puede ser libre, si esta aserción es falsa. Mas allá de la federación solo se descubre anarquía; el retroceso conduce al despotismo: contemplad vuestra sitúa, cion, si ella asombra cuando se examina el punto de que se ha partido, el término á que se ha llegado, los obstáculos que se han superado, y los riesgos que se han corrido, también llena de terror, cuando se fija la atención sobre los peligros que aun quedan por evitar. Las ideas estaban en una pro- gresión, cuyo limite conocido es la federación: la esnectativa de mejorar de suerte reunía y sostenía el espirita público; pero como este fenómeno debe desaparecer, por que falta aquella mejoría, de hay es que si la revolución continúa, so- lo puede ser precipitándonos en la disolución, que causa la ruma y la muerte del estado, y prepara á los' inís'érot restos1que puedan escapar de su acción destructora, la suerte infame de víctimas sempiternas del despotismo. Con este objeto los enemigo* de nuestra libertad a- punirán ahora todos sus recursos, para destruir las bases sobré que se va á levantar el grandioso ediíicio ¡desgraciaj dos de nosotros si nos dejamos sorprender de sus arterias' Los mas astutos se encubrirán con Ta capa del federalis- tv?;ji..M'4'.Mimq. c;í uaMUniao'j - h. sup 'uilu -n ateo-o£> v mo, os dirán que el acta está muy imperfecta, reclamarán los derechos de los estados, os analizarán de varias mane- ras la federación; pero todos sus argumentos pueden des- vanecerse con una sola indicación: mostradles, á los Esta- dos-Unidos del Norte: decidles que habéis quedado satis- fechos, de vero* elevados al nivel de esa floreciente repú- blica: que la perfección no es dada á las obras de los hombres; que el sistema federal no está atado á an punto fijo, del cual no pueda pasarse: que la mayor de sus ven- tajas consiste, en la facilidad de desplegarse en proporción de los progreso», que el espíritu humano hiciere en la o- bra de la legislación: que las imperfecciones desaparecerán de hecho, luego que por la instalación de las legislaturas de los estados, se establezca el equilibrio necesario é indispensa- ble, entre los poderes centrales, y particulares; que si por tal atribución podian los primeros intervenir en lo interior de los estados, la resistencia que hará la opinión obligará á no usar de ella: y si por el contrario es otra atri- bución concedida á los segundos debia depositarse en el co- mún de la federácion, la misma opinión hará que se dé este paso. Sobre todo que ya no se os agite con rivalidades, que deben sepultarse en un olvido eterno. Méjico os ha da- do una grande prueba de su justificación: sus diputados han Buscrito, y jurado la federación: este es un hecho que dáXI, .. lugar á o Inervaciones interesantes: aquella capital ya uo ecsíste: en m lugar se ha eh"■■vado itq estado soberano; la naturaleza de las cosas lo vá á hacer entrar en los inte- reses de la federación, y lejos de escitar vuestros recelos en lo de adelante, vá á añadir un peso respetable en la balanza, al lado de los gobiernos particulares: una vez es- tablecidas las legislaturas, la hidra del centralismo no pu«r de aparecer, por que no hay interés que lo sostenga, por que los poderes centrales son de los misinos estados, y por con* siguiente ni querrán, ni podrán conservar mas atribuciones, que las necesarias para mantener y garantir la ecsistencía de aquellos. Otros tratarán de desabriros, atribuyendo , al sist-'ma iedei iil, males que aun no ha podido producir, y que son el re* Multado de toda revolución. Otros procurarán desconceptuar las autorida/ies establecidas, ecsagerar los riesgos á que es* ta espuesta nuestra independencia, recitaros a tomar med¡« das, que deben estar reservadas á los poderes que presiden al estado, y que vosotros mismos habéis elegido, con el fin de que introducido el desorden, y perdido el resorte de la obediencia, se dé principio á la guerra y á la anarquía, como el único medio que les resta para impedir la federación, Una vasta nación, que por tantos años ha estado concentrada, bajo la acción del mas absoluto despotismo, no puede dividirse en el sentido de la federación, sin roze y colisión de las partes que se separan; mas estos son .males inevitables, para los cuales debemos estar preparados, des-, de el momento en que nos decidimos por aquella forma de gobierno. Ello solo significa, que los efectos de Ja tiranía se* sienten mucho tiempo después, de que ha sido destruida, El espíritu público, el amor á Ja patria, y el conocimiento eesácto de nuestros verdadero» intereses nos harán llevar conXíí. paciencia une* males, que solo pueden ser momentáneos, y nos presentaran bajo su verdadero aspecto el despreciar- ble interés de pequeñas localidades, que tal vez habrá que sacrificar ál bien público. El Congreso no se cansará de inculcaros, que si se desconoce Ja importancia de los momentos presentes, qjie van á decidir de nuestra suerte, no podemos "ser libres..Ya tenemos una forma de gobierno, que la nación ha pedido en una actitud decisiva, y por tanto no puede atacarse sin co- meter un crimen: todos los hombres que aman la patria y la libertad, deben reunirse bajo este estandarte nacional, y formar una masa compacta y homogénea, capaz de resistirlos embates de la corrupción, puesta en acción de distintas ma- neras, para destrnir un sistema, cuya ecsistencia es incompati- ble con la suya. La América, la Europa, el mundo todo tie- nen vueltos los ojos aeia nosotros, y solo esperan la noticia de nuestra actual conducta, para pronunciar un fallo de honor,; ó de- ignominia etofnat loe pueblo» se propasan a ««tonar. en: nuestro loor himnos sagrados en derredor del árbol de la li- bertad, ó ü. cargarnos de. ecsccracipn, y maldiciones, como á una horda miserable de esclavos degradados, destinados á habitar por siempre las oscuras cabernas de la esclavitud.. Mexicanos, la suerte esta tirada, fi nuestra sensatez correspon- de fijarla. Si en todos nuestros pasos nos hemos propuesto por modelo la república feliz de los Estados-Unidos del Norte, imitémoslos en la prudencia, con que se han conducido en posición muy parecida á la nuestra; pero es necesario enten- der, que nosotros necesitamos de mayor esfuerzo para conse- guir el mismo objeto: nuestros hábitos, la corrupción que nos dejaron por herencia nuestros anteriores gobiernos, la natura- leza de nuestra organización política, de nuestra legislación,mu. y la gran masa de hombres que hoy no encuentran la preci- sa subsistencia, por causas que están á la vista do todos, cons- tituyen otras tantas diferencias esenciales, que hacen mas pe- ligrosa nuestra situación; pero lá nación que ha superado tan- tos obstáculos, de nada debe arredrarse, y solo necesita de* con- tinuar la prudencia, con que se ha conducido en estos últimos años, marcados con tantos sucesos asombrosos, para llegar por fin al templo de la felicidad, de la gloria, y del reppsp. Los hombres se unen en sociedad, para proporcionarse las garantías de sus derechos, si estos estubieran garantizados de manera, que nada hubiera que temer, ni de las agresiones de los particulares, ni de las de la fuerza pública, no ha- bría revoluciones, pues que ; estas no tienen otro objeto, que cambiar instituciones ineficaces, para dar aquellas garantías} mas; eg necesario tener presente, que mientras la revolución dura, no solo no .pueden proporcionarse las garantías indi* cadas; sino que los derechos á que se refieren, son con mas frecuencia violados, por que las pasiones é intereses se chocan con fuerza, y por que ha disminuido en razón de la misma revolución la acción que las reprimia. De esta lililí'"' ¡i" <■-'-' ''J« 'JX'L'"' '¡c') oh '-COÜCLÜII BTflfTílí' "t £l '¿trillo verdad incontestable resulta otra, que jamas debería perderse de vista, y es, que si el estado de revolución se prolonga por tiempo indefinido, la misma falta de garantias, que dio motivo á ella, obra eficazmente para hacerla terminar de cualquiera manera: los pueblos se cansan de agitaciones, que ningún bien les han producido, y viendo burladas las, espe- ranzas, que se les hicieron concebir en el establecimiento de un -rOtí-ie oteí) , y :9KU¡f¡oq '.'¡n'irr'Hf r.h chm?. oí;:; •■v.tíí le c*r gobierno, que garantizase sus derechos, y abriese los cana- les de la prosperidad, se abandonan al primero que les o- frece el reposo, que han perdido. Esta lección está sacada de la historia de todos los siglos, y seguramente no es ne- 9iy.lHiJuv ob i aovuemaü q£ cMvoü acta cbm>¿ lú obLiXIV. ■cesario remontarse á tiempos pistantes, para encontrar ejem- plares que la comprueben. Impelida nuestra nación por las causas, que se han referido, emprendió la mus justa revolución, por que gama» los derechos de la sociedad fueron mas indignamente vio- 4ados: ella ha sido impulsada gradualmente á las diverjas formas de gobierno, que los Sucesos di- la revolución le han precentado cerno mas proprias, paró! garantir ■aquellos" derechos: liemos llegado de esta manera á la t'dtima de Jas 'Conocidas: mas allá nada se divisa, que pueda fijar la opinión publica, es pues inevitable que se divida, si ahora ■no- se fija, y si para fijarla no se trabaja con empeño pa- triótico, en asegurar las garandas .individuales, que íl cada momento se atrepellan en todos sentidos, no solo por la re- lajación general introducida por la revolución, sino tam- bién por ln confusión estraordinaria de^ nuestras leyes, por la.niultüud de criminales, y la arbitrariedad de los jueces. He aqui la grande obra, que desde luego se pre- senta á la actividad y patriotismo de los congresos de los ■estados: en ella se encuentran los medios radicales, de ase- r,Teo 311 .i.ifjinqo'i tal aup fioioajsxTTiu>i5iJloYin ?ji-a í\T-,h gurar la confianza pública, de consolidar el sistema federal de un modo indestructible, y de elevar á esta nación en virtud del desarrollo de su riqueza, embarazado hasta aho- ra por falta de garantías, al grado de prosperidad, ú que la naturaleza la ha destinado. Sería un error peligroso persuadirse, que en el sis- * -'■•i. • ' ■•í'L¡jd i.ii "¡f ~i . ¿íííid ru9flja tema de federación deben las instituciones elevarse de un gol- pe al mas alto grado de perfección posible: no, este siste- ma en razón de federado es adaptable con mas ó menos propriedád, desde una colección de monarcas absolutos, co- mo el de Alemania, hasta una de repúblicas, que hayan lle- gado al grado mas elevado de ilustración y de virtud, déXV: que sea capaz la humana naturaleza. Ai Congreso general y á los particulares toca, elegir el mas adaptable á núes, tro actual estado de patriotismo, de virtudes, y de civiliza- c*^0?- -p X fOoiiifotj ubimm I>f> nuioaaia i>l r.inrAl oup rnoi) De todas maneras, lo que mas urge es sin duda, el hacer efectivas .las garandas tantas veces prometidas ciir vano; mas si se yerran los medios, si el tiempo se gasta inútilmente en objetos secundarios, si se impele la opinión á otras direcciones, si obtenida la federación se entablan nuevas prctenciones, janeas se formará el espíritu .publico, no podrán consolidarse las-instituciones por ccselentes que se- an; seremos el despresio de las naciones estrangeras, y bus- cándose de revolución en revolución , las garantías, que ellas no pueden proporcionar, y sin las cuales la sociedad no puede ecsistir por mas tiempo, se abandonará por fin la nación á los males inseparables de la anarquía, conclu- yendo esta larga serie de escenas desastrosas, por ser pre- sa del despotismo interior, ó esterior, y seremos la prue- ba mas segura, de que una nación puede llegar á un grado de corrupción, que la haga incapaz de ser regida por instituciones liberales. He aqui mejicanos la crisis en que os halláis, los males que pueden caer sobre vuestras cabezas, y el estre- mo á que podéis ser conducidos. Cred que un pueblo no se pone dos veces en la situación á que habéis llegado: en vuestras manos está la vida ó la muerte, la gloria ó la ignominia, la prosperidad ó la desolación, la esclavitud ó la libertad. Estos son los momentos críticos en que ha de de- cidirse, si habéis de ser una nación grande y respetable, ó una colonia despreciable de siervos inmorales y corrom- pidos. Vuestro Congreso os hace presente vuestra situación,XVI. y cumpliendo con los deberes que le habéis impuesto, os entrega los principios de que debéis partir: si deseáis el primer estremo, á vosotros toca resolver esta importante cues^ tion, que llama la atención del mundo político, y que debe fijar para siempre vuestra suerte, la de vuestros hijos, y de inumerables generaciones. Méjico1 31 de Enero de 1824.-4. °--3. ° José Miguel Gordoa, Presidente. José Mariano Marín, Jasé Basilio Querrá, Diputado Secretario. :" Diputado Secretario. Sanios Velez, Juan Rodríguez, Diputado Secretario.' Diputado Secretario. tík toq ÉTfinóbh;;íÍK «>* ,. rirtñii anta v, litul&y* o'uoutt "9i*i tm? iba*tJMsatrrsSfeSfr^i,.....•> :.>T> ohoí «^"«tí cr:a9T -í>iJ'.'í ;I • ;k'j . shojrii i . - ■ ' ' r, ra