Noticias de guadalajáha/ y manifiesto del General Bustatnante a la Nacton. t " * s Tengo el placér de manifestar al público, que pro- bablemente cuanto se dijo de Jalisco la semana pasa- da, es falso. Por carta de un diputado de aquel estado y amigo mió, fecha de 11 del corriente, sé que no ha habido1 el mas m'iimo tr.ovimitnto, pues dice: Jalis- co disfruta ja mucho bien con este sistema de federa- ción, y seria ut a temeridad é imprudencia oponerse á él. Mi amigo el sr Bustamante se vindica de lo que contra su honrada conducta pronunció un cocdi- putado suyo. Tal vindicación me es lisongera por la amistad que le profeso, la que me obliga i estender- la en honor suyo. Dice as/: ,l Amados conciudadanos; cuando solo era mi objeto lamentar las desgracias de nuestra cara* pátria, y coO' perar á su bien por entre los escollos que le presen- ta la adversidad de los tiempos: cuando he marchado constame por la senda de la independencia, contribu- yendo al establecimiento de la forma de gobierno fe- lizmente proclamado: cuando solo era mi ánimo ver á la ración dichosa, reportando les frutos de sus tra« bajos y amarguras, paso por el dolor de ver atacada negramente mi opinión, sin roas fundamento y apoyo que ligeras suposiciones ó conjeturas gratuitas. Cuando el hombre público consagra su eesistencia al servicio de su pálria, dedicándole sus talentos, ú ofreciéndole su sangre en el campo del honor, espera naturalmen- te la gratitud de sus compatriotas, y su sentimiento es profundo cuando en lugar de bienes se le retribu- yen afrentas inesperadas. En este caso adverso se ha- llan precisamente mi honor y sensibilidad cuando tomo la pluma para esculparme de faltas que no cometí. Mi reputación se encuentra horriblemente ofendida en un discurso que aparece en el núm. 309 del periódico titulado el So!, cuyo autor me supone capaz de coad-yuvar á las miras de los enemigos de la federación, 9 que me glorío de haber propendido con todos mis es- fuerzos. Sus fundamentos son voces vagas y correcuen- chs mal deducidas eomedio de un tejido de notorias contradicciones, que por sí mismas se desvanecen y P°* nen de manifiesto la injusticia de mi detractor. Ají mos que después de asegurar que hay hechos ciertos é indicios vthementts contra mi conducta pública, le | vemos también declarar que n©' hay datos s guros P3* ra acreditarlos. ¿Y es posible que un hombre en qtii*-'0 supongo la circunspección y buena fé, que quiere I3 integridad de su oficio derrame sobre un colega, que ha podido hacer algo en servicio de la pátria, teda la odiosidad de una negra acusación que pone en pro* blema su fama y honradez? Confieso que jamés daría* un paso tan avanzado sin comprobantes ¡'recusable* que me dejasen á cubierto de la neta de indiscreto; especialmente cuando una difamación de isa natura- leza refluye sebre el congreso de quien soy un indivi- duo, y también sobre el estado, cuyas armas eslín á mis órdenes con acuerdo del mismo congreso» Pero seguiíé analizando- los puntos principales del discurso en cuestión. J No sé por qué principio de lógica ó de geo- gráfica» pueda impedirse la consecuencia siguiente: sr. Iturbide está en Londres; lufgo se ha : de hallar ar- bitrando el modo de volver á su pátria, desembaf' cando por S. Blas. Yo infi- ro que ti sr. Iturbide esti eo Londres con el fin de evadirse de una sorpresa del gabinete español;, y también infiero qie en caso de vol- ver á su pátria, seria p:r la navegación mas directa. Tampoco creo buena consecuencia»- la de que por har ber sido yo adicto á es:e monarca destronado, tenga correspondencia con él; mucho mas cuando el mismo autor me hace la justicia de decir qu¿ obré como hom- bre de bien en las ocurrencias pasadas; y ciertamente no se ha equivocado, pues el bien de mi cara pátria ha sido, es y será siempre el objeto predilecto de mis operaciones, con cuyos intereses me glorío de hf*ber concillado los deberes de la amistad y de la gratitud. Contrayéndome á los luchos que dice hacen des-Crecer un algo mi opinión con el pueblo, espero que Se hará honor á la justicia viendo en la gaceta de es- te gobierno tos justos motivos que obligaron á la re- posición del C Garcia en sus empleos; no habiendo "^acfo á ninguna de las autoridades de esie estado, clamores que.se mponen del vecindario de Te pie, a°tes bien está desmentido este aserto con las cornuni» Aciones oficiales y cartas-panícula res de personas fi- dedignas que se haji insertado en t.l his, y que dicen ';¡s demostraciones d'e jubilo con que Gvcia fue re- cibido por aquellos habitantes. Yo jamás he atendido a' parentesco ni al origen de los hombres, cuando se 'rata de distribuir la justicia.. De»tiné á los trabajos d* la secretaria en clase de ausiliar, al C. Castellano, porque me pareció con- siente dar colocación á un amigo de nuestra inde- pendencia qne disfrutaba sueldo sin trabajar* y porque JO juzgué con disposición para dichas labores. Ignora • ka que se hubiese ofrecido para berdugo de los dipu» tados del congreso, y dudo mucho de la certeza de se* Alejante aserto. £n euanto al C. I'ruela, es notorio al público *}ue este individuo es coronel nato del re};imier¡to in- fantería tiúm. i r, que fyrno á tsie estado con órdenes del supremo Poder Ejecutivo para qxfá se le diese po« **sion, y qu» dicha orden rto se cumplió porque las circunstancias políticas concurrieron á que continuase *n el mando el comandante accidental C. Peña: todo 'o cual .q corrobora la sanidad de mis intenciones, y la sinrazón con que se pretende in juriarme. Consiguientemente se advierte que es fjKa la pretendida orden que.se supone, pira que á marchas dobles fuese el coronel^ Jrucla á ponerse á la cabeza-det r.iim. ti: como lo es igualmente el disimulo de la de* sercion que se me imputa con tanta voluntariedad co« tno lo demás. Es muy público que he dado las órdenes convenientes para la aprehensión de desertores, y que »e hallan actualmente presos, no solo los aprehendidos, sino aun los presentados voluntariamente. Por lo que respecta á que las tropas de mi man- do esiéa dispuestas á proclamar á Agusün i. °, nocreo que halla un hecho que pueda comprobarlo: 1° cierto es que estos valientes y dignos militares se ha manejado con la mayor moderación, y que han cu^' plido por su parte cuantas prevenciones se han dicta*1 para la conservación del orden póblico; lo qus Pue' den acreditar los gefes de los cuerpos, ti gobernad0 del estado y el congreso mismo que saben nuest^ comportamiento y todas las disposiciones que he t"1^" do de resultas de las voces qué se han solido oír o9 algunos individuos del pueblo, respecto de las pretefl< didas proclamaciones. Fundado en la verdad de cuanto llevo espuest° quisiera que el benemérito gobernador y los dignos fe' presentantes del Estado hiciesen las mas exactas ave' riguaciones, y aun se me juzgase sobre mi conducta* siéndome por otra parte muy sensible que un iodiv¡Ju0 de la misma augusta asamblea, á que tengo el honor d* pertenecer, haya concebido y divulgado sospechas inj*; riosas que denigran mi reputación, mancillan mi hon^ ofenden mi delicadeza y dan pábulo á la raaledicenc1" de los enemigos sangrientos de nuestra independencia* En tste proceder inconsecuente se ha violado el secreto, que es el alma de la buena fe, decoro y acie1" to de uo cuerpo deliberante, y se le ha irrogado ^ oprobio que deslustra sy circunspección, cordura y reC titud en el obrar: aunque por otra parte aplaudo el ce' lo que el orador manifiesta por el sostén de nuestf0 sistema, y la conservación del orden público Pero se. pa mi respetable colega y la república toda que r*1, opitiion y voluntad estará siempre en consonancia cof- ia general de Ja nación; y que constante defensor de stl independencia y libertad» seré eternamente ace