Núra, 10. Pág. 39. EL HOMBRE LIBRE ff - PERIODICO POLITICO. -Esí atdem primum, quod cernitur, in universi generis humará socleiaie vincu- hm, ratio et oratio, quae docendo, dicendo, eommumcando, disceptando, ju- dicando, ccnciliat inter se homines, conjungitque naturaü quadam sccieta- te. Cic. 1. de oí fie Martes 1 de abril de 1823. Vale un real. Al Ser Supremo. SONETO, ^' férreo cetro del dominio hispano, Que tres sígi0, ]¡i Aaae'rica oprimid a, quebrantó Jehová, para que fuera labre de su* caleñas el indiano; "* levanta doméstico tirano; Mas del trono que torpe le erijiera Una facción servil, pleve grosera, lio derrívó también su fuerte mano. Q ¡e Heve el Septentrión de gente en gente, ^or los climas do el sol su luz despide Debidos loores al Omnipotente: Su gran beneficencia así lo pide, Porque lo hizo de España independiente, ^ lo libró del yugo de Iturbide, A mis conciudadanos. La Amérioa es libre. El genio de la tirania está atado: falto de re- c«rsos, de prepotencia, de opinión, sas atterias serán inútiles, aunque sus de- ^os sean insaciables. Yo felicito á mi Patria por el doble bien que ha con- seguido, derribando á su opresor en- tronizado. Ella conoce todo el bene- ficio d¿ la libertad; ella ha pulsado todo el peso de la esclavitud: ¡que aPrecrihle es aquella, cuando se oS- tiene al mismo punto que se sale de e$tal El recosí es mas grato cuanto es mayor ta latida que lo ha prece- dido. No sienten i?nal sensación so- kre el lecho, el cansado caminante y el perezoso cortesano. El pueblo que siempre ha sido libre no estima tan- to este precioso don, como el que lo arrebata de las garras de la tirania. El mejor apoyo de la libertad es el conocimiento practico de la esclavitud. ¿Qué pueblo no querrá ser libre des- pués de haber sido esclavo? ¿Habrá alguuo que no emplee todas sus fuer- zas para conservar su libertad, y re- chazar la esclavitud, una vez que haya experimentado uno y otro 7 La América pudo ser libre desde el año de 809; ¿pero amaría tanto la libertad adquirida en el de 823? Parece que la Providencia la ha conducido de pre- cipicio en precipicio, de grillos en gri- llos, de opresor en opresor, para ha- cerla sentir y enseñarla á librarse de toda suerte de servidumbre, para ha- cerla mas apreciable la libertad, y pa- ra fortificarla cuanto es posible en con- tra de la esclavitud. Adórnese esta coa el brillante y pomposo título de de- recho de conqui-ta; ocúltese bajo el especioso de monarquía moderada cons- titucional; ejérzala una nación extran- jera; practiquela un hijo del país, ya los americanos sabrán distinguirla en- tre aquel ruido y este silencio, sabrán oponerse al propio y al extraño, verán como tirano a aquel y á este, y no cederán á la fuerza de las armas, ni se alucinarán con mentidas teorías. ¿No es asi, americanos? ¿Que experimentas-40 Uis bajo el dominio español, y qué bajo el yogo de iturbide? ¿Encontras- teis por ventura alguna diferencia en vuestro estado? Si la encontrasteis, fue únicamente en ser peor vuestra condi- ción en este imperio, que lo fuera en aquel reinado,.Sin embargo el español era nn rey absoluto, Iturbide un em- perador moderado constitucional; pero una misma la tiranía, una misma la opresión, una misma la esclavitud, y ana misma vuestra suerte. ¡Cuan di- versa hubiera sido esta, si hubieseis aprovechado las lecciones que os daba la Europa, y los modelos que os pre- sentaban el Norte y el Sur de vuestro continente! Allá teníais á un monarca Constitucional, destruyendo ai Congre- so de su nación, oprimiendo á los pio- pios que lo habían sentado en el trono, y protegiendo á una caterva de serviies, que perseguían de muerte como á los mayores enemigos de la patria á aque- llos beneméritos liberales que se sacri- ficaban por ella. Acá tanto en los an- gk)»ameT)canos. como en vuestros her- manos de Colombia, no veíais mas qua hombres libres, protejidos por la ejida de la ley; ella «s el único poder que re- conocen: ios hombres todos M>n iguales, y solamente la ley es sobre todos. Mas f qué imperio tan benéfico es el de la ley! Comparar á sus esclavos, coa los esclavos de los hombres. Los anglo- americanos, lts colombianos viven tran- quilos cuando los españoles en un des- velo continuo: entre aquellos el despo- tismo y la ambición, están tan aletar- gados que nunca despiertan, <5 por me- jor decir, no existen; entre estos velan con cien ojos aun hoy dia para lograr cualquiera oportunidad: aquellos dis- frutan de su libertad en paz; estos pa- ra conservarla deben estar intimamen- te dispuestos al combate. ¿Por qué no es aprovechasteis de estos ejemplos, americanos? j Ah! La providencia qui- so, sin duda, haceros sufrir todo el ri- gor de la esclavitud, para haceros mas apreciable la libertad; quiso que al tiempo de haceros independientes os constituyerais nal, para que hoy so* preséis constituiros bien. Habíais pro- bado el duro yugo de un rey absoluto, permitió que probaseis el de uu mode- rado, para que palpaseis que uno y otro son reyes, uno y otro déspotas, uno y otro tiranos. La diferencia consiste en que aquel obra inmediatamente con 1* violencia, este con la intriga, con «1 engaño, con la meutira, armas mucho mas temibles que aquélia. La volun* tad del rey es la única causa que ale- ga un absoluto para seT obedecido sift réplica; la voz de la nación alega un moderado para conseguir lo mismo. ¡ Ah! si Iturbide no hubiera sirio preciptado por su ambición, si hobiera usado con mas economía de su prepotencia, y de su autoridad, quizá algún día llorara el Se ^tentrion intiuarrente los males que hoy está en estado de remediar.- Desengañaos, 'compatriotas, sustituí* un monarca moderado á un absoluto, no es roas que variar el nombre al ti- rano. Las pretendidas traban que 1'" guen su autoridad dentro, de cierto* limites, son puramente ideales. Elias n° sirven sino de estimular mas y mas 1* ambición y el despotismo, vicios inse- parables de los reyes, fomentados siem- pre por sus aduladores, que nunca leS faltan, para que hagan mayer esfuer- zo pT romperlas, y tarde 6 temprano lo llegan á conseguir. Estad-por tanto en vela á todas horas, mientras no o* veáis asegurados con vuestra Consti- tución establecida. Acaso no faltaran genios que por capricho, contra los gritos de la sabia maestra experiencia* os quieran constituir bajo la férula de otro tirano, disfrazado en esta ó eu la otra forma. Prevenios en su contra* no os dejéis sorprender. Preguntadle* sieamre que os traten de trabas, de jo* ramentos, de Constitución, y ¿cuando1 á este monarca moderado se le an- toje como a Iturbide aburar del pod<* ejecutivo, de la tropa que manda, de las viles hechura* que haya tenido coi dado de prevenirse de antemano, de su prestijio, de su dinero, de la digo*'41 «a*de « mismo puesto, serán aqoeilas feliz ^be ¿ - ?n- J'abas suficientes para con tenerlo? ¿Si que por ver derrivado a so> «ranean Wbide no pndo sufrir ni aun el nom- dependiente, libre, y ?»raB ~ * y la apariencia de ellas, cuando su riencia, ^ZT^vluad *e! Propia conveniencia y aseguración, asi su mayor utilidad y a la voluntad ge- lo elijan política y prudentemente, otro neral de los pueblos. Venga un nue- das moderada ambición y con el cjccaplo de aquel, no sabrá gobernar- le de distinto modo, con mas prudente Cautela: ¿No dejará atárselas poraho- ía>para romperlas poco á poco, aunque c°n mayor provecho y seguti iad? Ame- patios, juzgad por resultados y no por te°n'as. Ambicionar el mando absoluto J despótico es la enfermedad habitual ^ los reyes. Si uno ú otro presenta la "storia que hayan sabido respetar el Pacto social, y contenerse dentro de los ^Ucs que les ha prescrito, observad e'infinito número de los que lo hin Apellado. ¿A qué constituiros bajo e' poder de un hombre, que puede C°& vertirle en vuestro tirano? ¿A qué ^prometer la virtud de vue-fos con- ^da-latios colocados en los enipleosde »»> «.y1-11" »"»—? Unción? ¿A qué tener en alarma in- Septentrión Mexicano. Cesante vuestra vijilancia para que el vo Congreso purificado de seres detes- tables; traigan poderes amplios de sos provincias sin ligarse á estas ó á aquellas bases; escriban los sabios: consúltese la opinión publica; y constituyámonos debida y felizmente. Yo el menos ap- to de todos mis conciudadanos serviré á mi pátria en lo que den de sí mis cortísimos talentos: no soy capaz de fi- jar la opinión; pero si haré todos los esfuerzos posibles por hablar la ver- dad, y proponer mis ideas de buena fé. Gontiuuare por tanto mi periódico ba- jo el mismo plan que comenzé. ¡Ojalá que mis tareas puedan contribuir en. algo á la feiiciiad át mi pátriarja- mas tendré un premio mis grande que la satisfacción de ver algún dia, como lo espero, verdaderamente feli«5 al guatea no rompa las ataduras que le 'yais puesto? ¿No será mejor librá- is de tantos peligros, desechando se- cante forma de gobierno? ¿Sería por fe'Hura mas prudente un padre de filias que tuviese en su casa enme- ,'° de sus tiernos hijns una fiera enca- lcada, ú otro que la arrojara muy pj°s de su recinto? Acordaos de que at0n os grita: este animal que llaman *V es carnicero. Guardaos, pues, de *í*a dañosísima fiera: ninguna precau- ,0n es bastante. Aprovechad la opor- j^a ocasión á donde os ha conducido * Evidencia, por unos caminos que Ocurrencias del soberano Congreso. El sábado 29 de febrero de 1823 será marcado en los anales de nuestra historia con caracteres indelebles. Su memoria siempre será fausta en las sensibles almas de los hijos del Ana- huac. Jamás la recordarán sin bende- cir al Ser eterno por el inexplicable beneficio que en él les concedió su bienhechora mano, sin renovar el odio justo é implacable á la titania, y sin hacer las mas sinceras protestas de per- seguirla hasta perder la vida si fue- re necesario: los padres contarán en 4t*»as hubierais podido prepararos. Ya. este dia á sus hijos la historia de su 1°existe el plan de Iguala: fenecieron regeneración. Ellos les dirán derraman. °s tratados de Córdova: la nulidad de do lágrimas de ternura cuando la Amé- 4 Proclamación de íturbide es eviden- rica goce en paz de los frutos que aunque algún momento hubiera si- produzca su fer4x terreno, cuando los ?° legitima, sus torpez procedimientos \ americanos saciados brinden con ellos T'brian roto muchas veces el pacto so- á las mas remotas naciones del globo, Clal. Estáis en un estado natural. Yo- protejidos por un gobierno liberal: ^« .congratulo wn mi pátria por esta „queridos bijos mios ¿veis esta abun-42 «Jan. cía en que vivimos? Pues hace tan- tos años que ocupaba su lugar lamas Jamentable miseria. Esos fertibles cam- pos cubiertos de colonos que ahora producen opimos frutos, apenas pro- ducían entonces los que ministraba su natural feracidad: esas ricas minas de donde ahora se derraman como torren- tes los mas preciosos metales, no es- taban descubiertas en la mayor par- te, y las que lo estaban, rendían á sus dueños un escaso producto respec- te de su riquzea: esas naves que atra- viesan nuestros canales, nuestros rios, líuevfos lagos, no eran conocidas: no se encontraban mas bajeles en el cen- tro de la América, que unas misera- bles canoas en que los infelices indios conducían su hortaliza, cultivada ccn inmenso trabajo. Elnumerario que pro- ducían estos escasos recursos pasaba por nuestras manos como un relámpa- go para ir á servir de tributo á una nación que á dos mil leguas de dis- tancia nos oprimía. Llegó el ven- turoso tiempo en que aparecieron dos jyenirs sublimes: ellos conocieron nues- tros1 derechos é intentaron romper ti pesado yugo que nos agoviaha: reso- nó por la primera vez el grito de la libelad en el pueblo de Dolores.- su eco excitó en los pechos de iDume- rables americanos el amor á sn patria, y coadyuvaran á la empresa. Pero jah! loseneroigos eran fuertes, las preo- cupaciones en los hijos del pais muy arraigadas, y los recursos de los pa- triota» bien escasos. Los primeros hé- roes fueron inmolados en las aras de la pn'tria, é igual suerte tuvitron otros niuch^s por el espacio de once añes, sin haber logrado el fin apetecido. En este tiempo el pueblo adquirió ilustra- ción* la onim'on se generalizó, el er.e- r i /o ta- to por sostener aquí la guer— ir». zn i>o en Encona, se debilitó de- masía ~K Un 1 rn breemrrendedor y am- b'd-so pi'evt'i o de e*as buenas dis- pon i- n«.s, engañó al gobierno cnemi- IvffcxiCO 1823. Imprenta de D. cuya injusta usurpación na^* defendido en contra de sus hermano*' y dio un segundo grito en Igual*' Los americanos olvidan penerosaoicfl' te sus resentimientos y corren a an» tarse en sus banderas. La indepefl* delicia se hizo con la rapidez que e*9 consiguiente i una guerra sostenio** mas bien por la opinión de los puebl^; que por las armas. No lo conoció a5' el libertador, creyendo que todo era obra de sus manos y de sus talent°s' Euvanecido con sus triunfes, soltó ^ riendas á su ambición, é intentó rerr"*' char de nuevo á la América los gril*0$ que el misno la habia roto. Valieud0* se de intrigas groseras y de la fue*** se hizo proclamar Emperador; no cW t en t o cr n se rio modera do, pret e n dió *#f 10 absoluto: el Soberano Congreso era .ai" obstáculo á sus miras, y por lo m* lo destruyó con la mayor audacia e & justicia. No tardó el patriotismo afl^' ricano en vengar semejante atenta^j El héroe Santana pronunció ]ib<-rt9, en Veracruz, al momento se le uP' Victoria y consecutivamente otrosí^' chos gefes valientes y patriota*, tj£ y patru fue el esfuerzo vano, pues en Pr eos en meses se vio derrivado el tirauo, y tal di a como hoy llevado en trip*? fo el Soberano Congreso á su rtSp6*9 ble santurío. " Si, padres de la pátri8' asi hablaran los caducos anciauos ¿ 5° hijos. Asi Jes recordarán este dia nosotros hemos tenido la gloria de pre' senciar. Nosotros os compadeció0' aherrojados por el tirano en inmoD^ y estrechas prisiones: nosotros o* i"'1' citamos en vuestra triunfo. Corresp0" ded rcr tanto i la generalidad de ^ pueblos que han sabido sacrifica1* por vuestra causa. ^Aviio. S« recitan suscriciones £ este P£f1> díñenla imprenta de U J. M. Berta*"11" ^ Socios, calle délas "EscaleuHas, a' seis tea'es P para la carital y un peso para lueia, ira''¡í/ de porte. Se suplica i 'as personas que no* P1', ran tavorncer cotí su» e«C'ito?, los lerritan ¿ T. AlTa, á »st» misma imprenta, traucos de p0'''' J»oé María Benavente y Socios»