SOBRE EL SISTEMA / EMPRESTITOS FONDO . F A ' OH f'I'ZACION l \ T ¡LA' 'i kL FRA.N PROLOGO ppft TRADUCTOR FRANCES. ha escrito mucho sobre el sistema de hacienda de la Inglaterra: presente se reconoce hasta que punto se han extraviado de la verdad ios ¿tures. <[iie al tratar de esta materia, han exagerado los riesgos ó las Hataja* de la deuda consolidada. El conjunto de este sistema e s en el oía i»de los monumentos mas extraordinarios de la administración moderna; cada año presenta él al observador algún nuevo motivo de sorpresa, ó de Un magistrado conocido en Inglaterra por muchos escritos relativos klénwHstnCMa , ha publicado el año anterior una obra sobre las nque- u v ti podar thl rcyno unido , en la que ha demostrado la situación actual »•adeuda consolidada, y la influencia que ésta tiene sobre la prosperidad fl aumento de la riqueza nacional. Parece, que esta cuestión no ha si- I basta ahora examinada con el profundo juicio, que él la ha analizado. Y ■fie se ha discutido mucho sobre los efectos de una deuda pública, he reído que la publicación de estos extractos podría ofrecer algún interés. Ra las dificultades en que se hallan las rentas de la Francia ; cuando se «¡un en recoger los restos esparcidos, que deben servir para volver á cons- toirel edificio, no puede ser indiferente el estudiar las teorías que existen lia de hacienda. Mas ptMÉe ser importante sobre todo el fijar la ■Mu publica respecto a aquellas operaciones , de las que sería peligroso iiormar nociones erróneas. Cuando el gobierno se halla forzado á aumentar utuda perpetua existente, consolidando una porción considerable de la S(l» contraída en los dos últimos años -, puede ser de alguna eficacia, paraaquietar las aprensiones que podrían tenerse de los efectos del aumento L la deuda, el dar fi conocer las opiniones de un hombre ilustrado, y profunj mente versado en estas materias; y el hacer ver que este aumento putd, tener una influencia funesta en la prosperidad de la nación. Esto es km parece haber demostrado, relativamente ¿ Inglaterra, el autor cuyos, tractos presento. Por diferente que sea el oslado de la Francia del de la Inglaterra,r0 respecto á su respectiva deuda consolidada, los efectos de una y oim ,j debe n tener en ambns naciones resultados análogos y proporcionada ¿ extensión; y las consecuencias, que se pueden deducir con respecto á |& glaterra, pueden aplicarse hasta cierto punto á la Francia : aunque p otra parte las cansas que concurran al aumento de la deuda sean muy rentes en un pais de lo que son en el otro. Lo mismo puede decirse do los empréstitos, que han tenido lu. cada año en Inglaterra, para hacer frente á gastos imperiosos é impi del gobierno; así que del m'lodo adoptado y seguido para la amortizaoii de la deuda. El medio de empréstitos ha sido excluido de nuestros plan de hacienda. Nuestro fondo de amortización, compuesto de. elem.r.i enteramente diferentes de los q:ie entran en el fondo de amortización d<\ Gran Bretaña, está casi enteramente disipado. Pero cuando nos cnco; mos en un momento,en que es preciso crearlo todo ¿no podr'tn halla:» todo el sistema de hacienda de Inglaterra métodos ó convinacione? I que pudiesen con alguna modificación ser aplicados entre nosotros: so- todo cuando por la forma constitucional de nuestro gobierno, análogo al de aquel estado ; y que en su virtud podíamos esperar el » restablecido sobre uñábase sólida y durable el crédito público, que' punto de apoyo sobre el cual reposa todo el sistema de hacienda del rc> unido? ¿Si ex?3te pues entre nuestros vecinos alguna institución o uoct na, cuyos efecto- han sid> felices, y que puede acomodarse á nuestrasiui cion, no sería un error el repelerla , por el principio de aer tomad» extrangero ? Toda3 las prevenciones deben cesar, cuando se trata Je j>« ñu & un mal, ó de producir un bien. PROLOGO DEL EDITOR. c< (Jnnn ^icido cierto, que ni la explanación que presentan Lgxtfttct*** ■ "i el método y estilo de. elfos darán la claridad «taria af pública de liuenos-Ayres, en matetia tan nueva ¡fi'i/qiie es en tan complicada : ella exige explicaciones fOjadas á la inteligeuciei é idioma de/ pueblo que se. quiere ¡a adopte: éste tiene sin duda dt recito d considerar bajo i mi piados de vista unas ideas, á que no puede hacer rim renunciar á las que son aiamett almente opuestas , y ha respetado como principios hasta el día. Jilas por mucJio iiii i que se escribiese, era imposible suplir el tiempo, que ■urxéfo una doctrina cualquiera pura vencer las preocu- tbnes, q*e se le op ynen , y adquirir alguna aceptación. En ktcrisos la prudencia ha aconsejado recurrir á la autoridad: a suple d la inteligencia , releed del trabajo que cuesta el . y combatiendo un poder de su propio género, cual es ilo la hábilud y del tiempo , cieñe a ser mas eficaz. í\lprólogo que precede manifiesta r/ue en una nación corno la meia, <¡'te. marcha á la vanguardia de la civilización, tuvie- ,1 fie valerse, di istoi mismos extractos al. propio fin , y en itucias extraordinariamente análogas á las en que se h tste pais. Hubo sin embargo una gran diferencia : alli ttertbió , como siempre, cuanto había que explanar, y casi todos los modos de que era posible hacerlo. Jifas esto no ■ h t t'tnte ¡>ara allanar el convencimiento. Escritores, cuyas H nrven hoy de texto en economía política , combatieron iistmia de crédito, y de. la deuda consolidada ron una ve- enrirt que llegaba a la energía de una pasión. Ao obstante gobierno y cámaras de París, siguieron el ejemplo de la mliilr.rra : establecieron su sistema de crédito ; y en 9 años ob- nnon por este medio 60O millones de pesos. En verdad fondo de amortización fué abundantemente provisto, y en ivirtud produjo un e fecto , que crecía aceleradamente. Pero o no basta á explicar el que á poco mas de cuatro años uno m primeros banqueros de aquel rey ni ¡ntblicase una memoria * el objeto de demostrar, que. no convenía ét la nacían el que nuda \e amortizare, tan rápidamente. Fin efecto la razón "i que se habla creado un capital, el que había aumentado circulación . y por consiguiente la producción.Es muy natural, que al hacer un ensayo de tanta tm tendencia por la primera vez en este pais se tenga que arrnstr duna gratule oposición. Pero es lisongero preveer qutlnuk euttades resultantes de los defectos de la administrac oa los recursos del estado, y aun de la falta de inteligencia los habitantes, serán mucho menores, que las que apon contradicción. Mas satisfactorio es todavía el tener rato»: para asegurar, que el establecimiento del sistema de cridH en Buenos Ayres producirá una prosperidad, respecticametii mayor y mas pronta, que en la Francia , y que en la ariai Inglaterra. Los motivos son : porque este pais carece prop» cionalmente mas de capital que las dos naciones indicaún citando adaptaron el sistema de crédito : porque un empleo cu quiera del capitalen estas provincias producirá por mucho tie» mas beneficio que el que reporta en toda Europa ; y tobretoí porque la situación y actitud de todo este pais es la de uum tar su población y producción acelerada y constunfemeiit En estos extractos no hay un punto que exija mas que oír 6 una explanación especial, ó el fijar particularmente tu utr cion. Todo lo que ellos enseñan es igualmente esenciul: los hrá de que abundan , aclaran los principios, y dan á estos la fue ra de la experiencia. Pero en la aplicación á este ¡j>¡ que ellos o frecen de mas útil es la explicación de las causa á que la Inglaterra debe su singular riqueza. Es muy ¡>np<* tante saber, que no es á un genio ni á una moral peculiar, quien se debe una .prosperidad'sin ejemplo, sino que esta m- ma fortuna, genio,y moral son el resultado de implan ileh cienda, que por el hábil empleo, que dá al capital, nudti]¡tt piedad en una rápida circulación. El mejor medio de llenar entender esta materia será acaso el reeler estos extractos: r dan una instrucción mas sólida y mas clara, que la qufi se cuentro en los tratados clásicos de economía política. Los getos\ que se contraigan á estudiarlos, podrán hacer coñac por medio de los papeles públicos las dificultades, qtie se i ocurren, ya con respecto á la verdad misma de un hecho ópr cipio , ya con referencia tí su aplicación Se contestara cua» aparezca oportuno ; y por este modo reforzado por los ejet' que irá produciendo el sistema establecido, se llegara con yf titud y seguridad á lo que. mas puede valer á este pais : W teligencia del crédito , y sus grandes bienes. /SOBRE LA DEUDA P UBLICA \ DE Entre los negocias de una nación, como entre los de los particulares, m gran numero de circunstancias, que haciendo presagiar rebultados -tos, al fin los producen ventajosos. El progreso de la civilización, f perfección de las artes ha dado nuevas luces ¡ y h experiencia ha hecho er la« ventajas, que el tiempo ha realizado, y confirmado mas alia toda esperanza : y » despecho de las prevenciones de la razón v de iff?. víon, las mas bellas teorías ideadas por hombres los mas hábiles é lado» se han encontrado erróneas, cuando se ha querido ponerlas en xa; mientras que las tentativas, consideradas por temerarias y como tos atrevidos, reprobados por los filósofos , y por los mas grandes hem- dc estado, han venido á producir grandes bienes. E«tas esperanzas atrevidas se deben á los embarazos en que se haft las naciones. Ellas no son el efecto de un cálculo ilustrado, sino de esidad—tal ha ñdo el origen dtl sistema de fondos públicos en Ingla- L» guerra de la revolución, que succedió á h elevación de Guiiler-< 3. al trono habia sido extremamente dispendiosa : los recursos de la na- lójos de haber crecido , no habían hecho mas que disminuir: ellos eran mente desproporcionados á las necesidades del estado, á Jas que ia imposible subvenir con la creación de nuevos impuestos. Por otra la Inglaterra estaba interesada, y aun forzada á sostener vigorosamente perra que debia decidir de su existencia, y se hallaba en la impotencia cerlo, sin proporcionarse el dinero que tal guerra oxTgia. En semejante Crisis, y en la necesidad c> elegir entre tantas dificulta- se recurrió 5» empréstito. Sf ocurrió á ia= grandes corporaciones. y particulares reputados por grandes capitalistas: se ofrecen condiciones préstitos bajo diferentes formas. Los subsidios votados por el par- lo habían sido absorvidos de antemano, sin que se hubie :e hucha ¡guno, que pudiese garantir el interés de las sumas que los p resta- habían suministrado. En seguida se recurrió á anhualidades tempo* En 16^2 se negoeió Un empréstito de 8Sl,i'J3 libras esterlina:; en8 animalidades de a 99 años, á razón del diez por ciento hasta el 24 ()e ;u de 1700: y después al siete por ciento con el beneficio de sobre\i\:r vida de los que habían contribuido á este empréstito. En 1693 mtdn6 nuevo empréstito de un millón esterlino por armualidades cortas. (. bubscriptor debia recibir catorce por ciento de interés durante 1G üoj participar adiinas del beneficio de una lotería. Esto era en el reynado de Guillermo y de María. En esta épocs establecido el banco de Inglaterra; y se dio una nueva carta á L . mu de la India. Estas compañías públicas prestaron al gobierno 3,2 jO,0Mf¡; esterlinas al interés de ocho por ciento. En este tiempo los pariicu! no eran bastante ricos para proveer sumas iguales á lis necsidack" estado. Se impusieron contribuciones para pagar el interés de los emp titos. Estos impuestos debían continuar hasta el reintegro de los capiu y de los intereses atrasados, que les correspondían. I^a duración de !»¿ <• tríbuciones eia ilimitada, lo que condujo á las annualitlades pe/; fueron después establecidas. También tuvo principio en el reynado de este monarca la forrar empréstitos en obligaciones del Excqmer, é igualmente las loterías. El Bubide interés de los empréstitos en esta época fue una circunsUi desgraciada para el establecimiento de este sistema de fondón pí ( En vano ensayó el rebajare! rédito al seis por ciento; fue preciso M á dar el siete por ciento: y aun después de 1G90, hasta el fin de la ■¿¿■■-. se continuó pagando ocho por ciento. Sin embargo en i 699 se coníif reducir el interés al cinco por ciento, hasta que una nueva guerra, ou nando nuevas y las mas grandes necesidades, obligó á recurrir á ios anteriores. La repetición de los empréstitos que tubieron lugar en el KjraM Guillermo y de María, aumentó la deuda nacional, mas con los altos pra acordados á los prestamistas, que con los exorbitantes in.ereses. S Daveuant el crédito público entuba en tal estado en este tkmpo.q» cinco millones que el parlamento acordó para los gastos de guerra ) objetos, no entraron en el Etfquitr, sino dos millones y medio. La suma de los empréstitos negociados en este reynado, desd- noviembre de 1683 hasta 25 de marzo de 1702, se eleva a la cantil 44,100,795, (de lihras esterlinas.) El producto real de esta caiitiJ* solo á la de .34,034,610 libras esterlinas. JSo olwtante como una gran parte fue reembolsada : la deuda n3 \ó reducida, 4 1a entrada del reynado de la reyn* Ana, a" 16.394,702 esterlinas de principal, y á 1,310,942 libras esterlinas de intereses La reyna Ana. Las guerra* que Inglaterra tuvo que sostener en este reynado exígian grificios pecuniarios, que excedian infinito las rentas del estado. Fue «cesa rio desde luego volver á recurrir a los préstamos. El método ruinoso de procurarse fondos por medio de annuabdajes de (,r>o plazo fue el que emplearon los ministros de esta reyna. Se dieron unulidadcs de 99 años por el valor de 15 años comprados. Se tomaron bDibíen sumas considerables, que se establecieron en rentas vitalicias, á ;on de nueve años de capital por persona, de once por dos, y de doce r tres, operaciones ruinosas para el tesoro público. En 1" 10 el crédito público se halló casi enteramente anonadado por (ma«a de la deuda flotante , ó no consolidada ; cuyas inscripciones se ven- dan al cuarenta por ciento de pérdida. Esta deuda, unida á la suma de ÍOO.000 libras esterlinas, exigida para el servicio corriente del año, llegó 19,471,325 libras esterlinas ; cantidad que á seis por ciento de interés em- palia en una suma de 508,279 libras esterlinas. A mas de e.^te interés los leninistas obtuvieron el monopolio del comercio de la mar del Sur. Eilos formaron entre sí una sociedad bajo el nombre de compañ'a de la mar I ><;•. Establecimiento que en el reynado siguiente fue el origen de mu- ís males. Las necesidades del estado crecían cada día. Para obten ?r del banco suma de 400.000 libras esterlinas sin interés, se le permitió aumentar capital, y se prolongó la duración de su carta. Los directores del banco lip'ilsron, que esta suma les sería reembolsada ; aunque p ido considerarse roo una compensat ion de la prolongación de la carta. Succesivamente adoptaron otras medidas de hacienda mas fatales aun. Por no irritar los ánimos con la imposición de nuevas c< n'ribucione?, habia asignado una hipoteca por cuatro ó cinco años á los billetes de wfmer, que el banco se habia obligado á poner en circulación. Se ordenó, f" los intereses y premios, que fuesen muy usurarios, se pagasen por PnM partes en nue\os billetes del Eaffuier hasta su entero reembolso. este medio la deuda nacional se encontraba aumentada por intereses Apuestos al vencimiento de cada cuarto. Casi en esta misma época si "°uii contrato con la compañía de la India por 1,200,000 libras esterhnar 2 i10 que prestí sin ínteres. F.1 capital debia ser reembolsado á la expiración de la carta. Ensayos de tal naturaleza, tan perjudiciales á la nación como ventajo, sos á. los prestamistas, comenzaron á despertar la atención de. los miiu>:i ■y les indujeron 5 tener mas zelo por la administración de hacienda. Ellos vieron la necesidad de sostener el crédito público: para esto no rra preciso mis , q'ie asegurar de un modo positivo las oblig i. iones d-.l gobierno para con los acreedores del estad > ; y ue aquí provino el ú de annualidades perpetuas, que se adoptó engaces, L03 impuestos stf hicieron perpetuos, y se afectaron á los premios del banco y de la com- pañia de la mar del Sur. Los primeros empréstitos negociados en este reynado lo fueron á ri- zón de cinco por ciento de interés annual; pero en seguida el rédito se v.\c vÓ á seis por ciento y subió aun mas, á cau-a de las operaciones di la com- pañía de la mar del Sud, las que le dieron un beneficio de mas del quines por ciento sobre el dinero que avanzó por los cupos de sus acreencias. Al fin de este reinado se imaginó negociar empréstitos por medio de lote- rías como el arbitrio mas fácil entonces para conseguir e] dinero, que se necesitaba. Pero los resultados fueron muy desventajosos; pues de 1, 876, 400 libras esterlinas, que fueron decretadas, no entró en el tes«r^ tuf que 1, 400,000- libras esterlinas, lo que hicia un premio de treinta y cuatro por ciento sobre el total. La deuda nacional quedó en 52,145,363, libras esterlinas de principal: y, en 3,351,355, libras esterlinas de intereses. Jorge 1. La deuda de Inglaterra parece haber sido casi estacionaria en est reynado. Sin embargo ella pudo haber sido considerablemente disminuida, á no haber ocasionado gastos extraordinarios una guerra continental. La deuda nacional quedó en 62,032,235 de principal, y en 2,217.551 de intereses. Jorge 2. El prospero estado deque gozó la nación inglesa, durante los Joc años primeros de este reynado , y que se debió á la continuación de paz profunda. hubiera reducido considerablemente el importe de la d*Nl Pero el caballero Roberto Walpole, ministro de hacienda , reduciendo 1 contribución sobre las tierras á un chelin por libra esterlina do renta, c 11 j designio de captivarse la opinión de los propietarios ; y haciendo al mis- ■0 tiempo gastos extraordinario* por sus intereses particulares, impidió toda bMfla important" en el sistema de la deuda. Los gastos secretos pdr los ,¡0.1 desde 1731 á 1741 subieron a 1,453.400 ¿ mientras que los de los diez, ¿e,de 1707 a 1717 , fueron solo de .577,960 libras esterlinas. La guerra con España en 1739 ; la que sobrevino poco después con la fraucia ; los gastos enormes que costó el empeño de colocar en el trono je Carlos 6. á su hija María Teresa : y últimamente el levantamiento délos s,,;itañese& de Escocia en 1745: todas estas circunstancias reunidas concur- • ,ou I aumentar la deuda á la suma de 72,293,313 libras esterlinas dt LaCtpal 1 y 3,061,004 de intereses. Después del tratado de Aix-la-Chapelle en 1748 la Inglaterra gozó de una Ñp interrupción por espacio de siete años. Esta época fué remarcable Lhs sabias medidas, que en malcría de hacienda , adoptó Mr. Pelham. E-te ministro tan hábil como buen patriota, guiado por los consejos del ca- lero Juan Bernard llegó gradualmente á redircir al tres por ciento los in- tereses que estaban fijados á cuatro. Pero las guerras sucesivas de este Miado hasta el año 1762 elevaron la deuda á 146,082.844 libras esterlinas capital: y 4,840,321 de intereses. Jorge 3. . Tal era el importe de la deuda, cuando subió al trono Jorge 3., 6 ta* bien á la época de la paz de París en 1 703. Desde este año hasta 1775 lihgbfom permaneció en paz; pero la frecuente mutación di ministros, Ha divergencia de los partidos , no permitieron introducir mejora conside- rable en la administración de hacienda. La guerra de América reuuida á la de Ja Francia, desde 1776 hasta 1734 «fregó á la deuda una suma de 12I,2o0.992 libras esterlinas, y un interés •Jicional de 5,192,614 libras esterlinas. 1 -11 guerra, cuyos resultados fueron tan desgraciados para la Gran Bre- fria, causó tal desorden en la administración de hacienda , que por los dos ■É que siguieron parecía oprimir a todo el reyno una especie de languidez, tue habia paralizado todos los efectos de la industria. En agosto de 1 784 »fondos del tres por ciento consolidado cayeron á 54 por ciento, aun es- tado en plena paz. Los extrangeros creían, que la pérdida de las colonias "¡a arruinado la Inglaterra, y retiraban el dinero que habían puesto en fondos públicos. Sin embargo dos años después una nueva prosperidad r*roci6 reanimar todas las partes del reino. --El ministro de hacienda, en esta época, Mr. Pitt, por medio de ope-12 \ racionas muy hábiles, restableció «] crédito nacional. El creó un fom|0 ,\e amortización óVstirp'lo á reducir la deuda pública; y este establecimiento tuvo los resultado* tan felices, que en diciembre de 1 78G los fondos fe tr« pór ciento consolidado habian subido á 66 : y que en el año que pr»iUifi6 )<( guerra de la revolución franela, en marzo de 1792 los del tres por ciento consolidado estaban á 86, es decir á 42 por ciento mas altos que lo estaban ocho años antes. En 1786, el parlamento, conforme á las medidas propuestas por Mr. Rtt, expidió resoluciones dirigidas á disminuir gradualmente la deuda nació, aplicando á este objeto un millón esterlino por áño. Se nombraroii cornil- rios, especialmente encargados de esta operación. En seguida fueron hechas varias adiciones á )a primera medida : y el fondo de amortización produjo desde 1. de agosto de 1796 hasta 5 de enero de 1813, una reducción de I» deuda nacional de Inglaterra é Irlanda imporíante la suma de SS.ljíWJST. De ello resultó , que en el curso de 27 años, la casi totalidad de la deuda contraída desde la revolución de 1688 hasla el tin de la guerra de América en 1784 puede considerarse pequeña ; y si se agrega la suma de 15,000,OC que han sido pagados desde el 5 de enero de 1814 por los comisarios, se verá que ha sido extinguida , ademas de las cantidades preindicadas, la de cerca de 12 millones esferlinos de la deuda contraída después que comenz' la guerra con Francia. (1). Desde 1.° de febrero de 1813 los empréstitos para el servicio del aúo comprendiendo los billetes de Echcquier, que se ha,n creado, hacen uua su- ma total de 42,755,700. En el mes de noviembre del mismo año el parla mente autorizó otro empréstito de 22 millones esterlínos para el M"■¡'-. del año de 131 4 : lo que en el todo hace la suma enorme de 64,755,700 li bras esterlinas ; [capital prodigioso, y que excede todos los empréstitos, qu se han hecho en el curso de un mismo año. Sin embargo ellos se consi guieron en entero con la mavor facilidad, lo que es una nueva prueba (i la opulencia y prosperidad dé la Inglaterra. Por las cuentas presentadas ai parlamento aparece, que la suma emplea da para In reducion de la deuda nacional en el año de 1813 no fue mena de 15,521,352 libras 13 sueldos y 2 dineros esterlinos, con lo cual se com pró 26,161,361 de capital de la deuda, que dá un interés de 784,840 libr 16 sueldos y 7 dineros (2) No hay fenómeno político mas difícil de explicar que la naturaleza del recursos de la Gran Bretaña, cuando se le vé en el curso de una guerra lar ga y dispendiosa proveer de medios tan abundantes , y ocurrir á los ern!* 13 j y < las necesidades del estado podrían efectuarse, si ellos mismos no la causa de un aumento de riqueza en el reino. Va se presentará casion de demostrar que los recursos exlrangeros han contribuido muy 0 á los medios que el estado se ha proporcionado en los últimos veinte s. durante los cuales las medidas del tesoro han id > siempre creciendo 1 |ias<> mas alto y acelerado que en ninguna otra época. Memas de una gran masa de propiedades productivas, debe haber en la ion una infinidad de objetos de tráüco y de comercio, que forman la suma |ü C inln'os diarios, les dan actividud, y corren por los diversos canales ¡a riicuiacion ; ya materialmente , y;i por medio de los valores repiescn- m. |tda importa que esta circulación se obtenga por uno ú otro medio: sea el intermedio de billetes de banco, de letras de cánibio. ó de dinero; lo conviene es que ella se promueva, que se establezca la conlianza, y que sirva de base al crédito. Es evidente, que sería imposible poner en cir- kion, la masa de propiedades, que existen hoy en Inglaterra, y en el es- -ctual de operaciones, y de cambios, sin un intermedio como el de los ¿us públicos, y el de papel moneda. Inte papel de crédito debe la Inglaterra los objetos prodigiosos de una elación que ha hecho prosperar e> estado por una larga serie de años, "temedio, considerado como medio de economía y no Je gasto, es preciso liuiruna gran parte de esta riqueza adquirida por la nación inglesa en el >del último siglo, y que excede en iriucho á la de todas las otras nació» d continente de Europa, donde el oro y la plata son los solos, ó al me- to principales medios de los cambios. Pila «.iioulacion de las propiedades en Inglaterra es tan activa, que la Jfnede haber en cualquier estatjo del continente, por poblado y opuleu- píií le suponga, no puede comparármele : de esto prov iene que la rique- 'if resulta de tal circulación es propoi oionalineiite tan grande. propiedades, creadas anualmente por el trabajo en el reyno unido, de- «M marcha progresiva, y pasando de mano en mano, adquirir mayor r y dejar ácada uno de los individuos, por cuyas manos pasan, un bene- ^»mas délos gastos personales, ó de los costos de comercio. La mayor •s de este berericio es prestado al gobie rno, ó puesto en los fondos públi-14 con, que es lo mismo. Los dividendos, que se pagan por cuartos cada t meses, ya en el banco de Inglaterra, ya en la compañía de la India, en 1 compañías de seguros, y en otras , no bajan de la cantidad de 3C milloi esterlinos por año , los que vienen á hacerse un capital activo, pasando» cesivamente por las manos de un numero infinito de individuos, viduos. siendo por otra parte ricos, ó gozando de otras rentas particular que proveen águs gastos en el todo ó en gran parte, resulta que una pora considerable de los dividmdos vuelve á colocarse en los fondos público* en billetes del Echcipiier; y asi estos fondos adquieren un valor reproducti Desde que el publico está convencido, que. hay una entera wgomU el empleo de los fondos, y que una larga experiencia lin demostrado, m» ' capitalistas pueden contar con el pago exacto de sus dividendo;, en el ini vencimiento del plazo : que ademas ellos puedon en toda hora convertir dinero su capital , ellos prefieren este medio de emplear sus fondos í cu qnier otro. Debe también observarse, que en todas las clases de la ra dad la mavor parte de los particulares, dotados de alguna previsión, cebido tina loable ambición, que ha prevalecido por largo tiempo, y a*e o siste en poder gloriarse de tener sus capitales puestos en el banco; y cuan se ha llegado a este punto el deseo de aumentar los capitales crece i Las corporaciones , los establecimientos de beneficencia } carid cuyo número reunido al de diferentes sociedades, congregadas bajo tales tales denominaciones , no baja de 9672 cu toda Inglaterra , y principado Gales: estos cuerpos pues coloran regularmente en los fondo* poMkoi exceso de sus rentas sobre sus gastos . y vsto hace cada año una suma i considerable, Las suiita* que se depositan en poder del receptor general de lachan lleria , y en el del escribano de la alta corte del almirantazgo provecí', p» cipálmente en tiempo de guerra, grandes recursos á los empréstito- ■ bienio. Si á esto se agregan las economías de todos los capitalistas, y la» dejan los productos de la agricultura y de otros ramos de industria, o figurarse que todas estas partes reunidas pueden subir cada año á una si muy importante. Las posesiones de Ib iridia y las colonias han concurrido igualnnsat« i sumas considerables á los empréstitos hechos cada año para el tetf&M blico : y la experiencia ha h» cho ver que los medios no han cesado dV mentarse continuamente, correspondiendo siempre á las necesidades oxn diñarías del estado. J 1.5 las contribuciones mismas ocasionadas por la guerra, han venido fiser r,,,.-.i de acumulación decapítales: riunido los gastos de la guerra no «alijo del reyno y han contribuido á facilitar mas los empréstitos : ul- ,nr:.ie « (odas estas ventajas se agrega la compra de fondos públicos extra ngeros. [¡interés de los fondo- destinados á ln extinción de la deuda de la na- cu'o aumento es siempre progresivo, ejerce á este respecto una li influencia. Pero hay ademas un gran número de fuentes ocultas de oridad, que escapan á la observación mas penetrante , y concurren 6 gjrretukadoa felices, aunque inesperados, ontempiando atentamente este estado de cosas, y el efecto de las cir- máu, que desde el principio del sistema de la deuda consolidada, ■lúdo en la economía general de la nación, en las habitudes que el lo hi contraído, y á las que en el dia está fuertemente adicto: es im- V dejarse de alarmar, al suponer que llegue el momento en que la ion total de la deuda de !a Inglaterra haga cesar este sistema, y sus i* desaparezcan. puede, en tal caso, proveer los males que resultarían de quedar sin r > esta masa inmensa de propiedades. pertenecientes á corporaciones ridad, á sociedades de toda especie, ó menores, y á |a clase numerosa |hcapitalistas, que no encontrarían la misma seguridad en el destino r: fondos: y que por la baja necesaria del interés . perderían una parte • rentas, y per consiguiente de sus recursos y de los medios de con- ntemente á los gastó», que exigen las necesidades del estado. deuda nacional de Inglaterra . que muchos escritores del último siglo, ■■ presentado como un gran inai, considerándola teóricamente, ha pro- ido sin embargo los efectos mas benéficos para la nación. Se ha demos- qac la deuda no ha « mpobrecido al pais; y muy lejos de ello, al mismo po que los empréstitos proporcionaban los medios de activar la guerra mas vigor que las otras naciones , la agricultura, las artes, las mami- ta*, y el comercio no estaban, ni menos florecientes, ni menos acti- i J todos los ramos de industria han llegado á un aumento y perfec ■ ..... « s debida enteramente al sistema te sistema. Pero si la riqueza del reyno continúa aumentándose, "lo ha hecho, durante los diez y seis años últimos ¿cual será el punto,16 cual el termino , en que se deberá parar, y del que no convendrá «ar ? (3) Por enornvs que hayan sido los empréstitos hechos en lo? últimos »ñ por muy considerables que sean las sumas, que será preciso au» obre para terminar las cuentas de la guerra ; y aunque esto produzca una a mulncion de cargas sobre la nación inglesa , y pueda influir desvent - en el valor de los fondos públicos, el inconveniente que hay os sucesos de los veinte aüos U¿ mos ponen en evidencia esta observación. Las ventajas que resultan del crédito público en tiempo de guerra son ii,cal. enlabies. Los empréstitos dán á las fuerzas del gobierno en los momentos trí ticos una poderosa energía, y todo pudiera ser perdido si faitee este impartan te recurso. Los empréstitos nacen del crédito, y a este respecto l¡, I:>glate-Tr posee ventajas reales sobre las otras naciones. El célebre obispo Bcrklev i ce, que el Crédito es xma mina de oro en el pais donde existe : de é! proi gran facilidad confque se pueden obtener simias lasmas «ionsiderabiea. p( este medióla Inglaterra puede dar á los medios de defensa y ataque toda bi i gia y extensión necesaria. La mágiadel crédito público es la que dá el poder á la Inglaterra pan? le yantar ejércitos y equipar flotas con una prontitud increíble. Mas losempp titos destinados á los gastos' de ta guerra dejan hasta cierto punto libre la i posición de las rentas de cada individuo, y le permiten emplearla! ititm en la agricultura, comercio, y manufacturas, porque en general ias per* que proveen a" los empréstitos no están interesadas directamente en ramo a guno de este genero de industria. Las cargas se hacen tanto mas on. ivM cuanto que. bajo el sistema de fondo» públicos, los gastos del gobierno se d\\ den entre t i tiempo de guerra, y los dius de paz. Si fuera posiMe i circunstancias obtener por medio de las contribuciones cadauñn eltoialdefo dos necesarios a los gastos del gobierno, resultaría que la mayor parte del particulares no podrían aumentar con sus economías un capital capaz dr>pr veerles para un empleo productivo, pne '.-.ndrian que destinar al paijs demasiado sensibles en el valor do inmensa porción de producto". cu do se pasa del osrado de guerra al de paz. ó al contrario. También este medio se mantiene generalmente el valor intrínseco de las cosas diferentes suertes de propiedades: el cnvnto de la industria nacional, f circulación de la riqueza bajo un pie bastante uniforme. Estas ventajas se podrían obtener , si se quisiera conseguir c.ida aeo por medio de la* f 19 tfibucione* las sumas necesarias para sostener tina guerra imprevista , que demandare grandes gastos. ; Cuantos inconvenientes de gravedad no re« «litarían de emplear tales medios directes f Se puede demostrar hasta la evidencia, que todas las veces que no se mg0 de los recursos , que ofrece el crédito publico , es fácil soportar Jos «stos de una guerra por medio de los empréstitos nacionales, y que en tal (3-o la* contribuciones mismas que los empréstitos exigen, vienen 6 ser un Ugm fecundo de bienes para el estado : los salarios se aumentan en pro- porción de la mayor demanda de traba jo. El valor del dinero crece, porque (linteres sube, y los productos son mayores. Pues la experiencia ha enseñado, b ]o- empréstitos dan al comercio, y á las manufacturas un movimiento tus activo que el que >e obtiene en los tiempos de |>az. Los empréstitos itraen igiialmenf e el dinero de los extrangeros : el cual si es tomado a cuatro t medio por ciento y produce al menos diez por ciento en el empleo que k le destina, sea en fabricas , agricultura , 6 comercio ; resta una ganancia k cinco y medio por ciento, cuando sería peligrososo desprenderse de sus propios capitales , y de ver disminuir el trabajo. El resoltado del todo de este sistema es el producir un superlluo de ca- pitales, que no pudiendo emplearse enteramente en el comercio, la» ma- nufacturas ó la agricultura, queda en el reyno, y provee fi las necesidades fa gobierno, cuando se hace necesario; en lugar de ir á servir en el co- rerrio de otros países. La existencia de este super/luo de capitales está ¡¡¿raniente demostrada , por la facilidad con que se han conseguido los em- frístitos. sin necesidad de recurrirá! extrangero en los quince años últimos. Los rect;r«os de la nación inglesa han crecido en la proporción que han mentado los gastos de la guerra; ÉO obstante las sumas considerables que lehan gastado con este objeto er. países extrangeros , y los numerosos subsi- dios dados á diferentes príncipes: de lo« que ninguna parte ha vuelto 5 la circulación interior del reyno. Puede aun decirse, que ia deuda pública es particularmente favorable í» t rircui icion de la riqueza; poique los impuestos sobre las clases opulentas t la saciedad, y el aliciente que ellas presentan á la codicia, por las ven- que ellas ocasionan de toda especie de propiedad , sirven de estímulo al tnbajo productivo : que es la causa del aumento de las propiedades en todo r*v- Se puede demostrar tembicn que cada nuevo empréstito cria un nuc- capital facticio. Este capital artificial tiene todas las propiedades de un bpiUl real El produce un* renta al estado, y utilidades á los partí-culares, como si fuera un tesoro efectivo empleado en ol aúnfentó dc h industria. Sobre la deuda nacional. El sistema de crédito puede recibir mayor luz, examinando la relación, que el tiene con la deuda nacional : y considerando al pueblo euc*. ro de la Gran Bretaña compuesto de una M¡IM familia, unida por un i,., tere* común. Bajo este punto de vista cualquiera que sea la suma pe | .. la familia fi uno de sus miembros: esta cantidad nada añade á |a masa di riqueza que posee la comunidad , ni la reduce á lo mas mínimo. Cualquier*, que sea la deuda de toda la sociedad á una porciou de ella misma no au- menta ni disminuye el capital nacional. Sí se contrae cierta deuda por una familia 6 por una nación ron lus miembros de otra familia ó de otra nación, tal deuda produciría necesariamente diferon cia entre la riqueza respectiva de cada una de estas naciones, en propino al importe de la deuda. Conforme á esta hipótesis las sumas que el g ingles debe filos subditos del reyno unido no pueden ser reputaos fiuukd* mente como una deuda nacional. Esta deuda, por con-.idera'ble que e no ocasiona rebaja alguna en la masa de la riqueza nacional. La lili) r.il contraidapor cJ pueblo de la Gran Bretaña es laquese debe filos extra r^n , y cuyo importe es de 17,721,629 libnis esterlinas. Lo que está por o!ra par- te demostrado por las sumas que salen anualmente fuera d^;l rcyi'.o para pagar los intereses, Conforme á esta consideración puede hacerse una distinción entre laile.'.li contraida por el gobierno con les extrangv.os, y la relativa á los búbdilos in- gleses domiciliados en el reyno, y dar á la una el nombre de deuda extraerá, y á la otra el de deuda donimtict. Esta distinción es importante, y no debe perderse de vista en la discusión siguiente. Se ha hecho ver, que la deuda domestica en 1813, no comprendiendo 1» deuda dotante, sube fi 041,409,958 libras esterlinas, á que puede IgpqpP* 8 1,755,700que han sido tomadas por empréstito en el mismo año¡, La deuda extrangora varía de mes en m.-s, y en su virtud no se puede fijar la propwrcio;,, y solo dar una estimación aproximada en la cantidad de 20 millones de libia'- La desproporción, que se encuentra entre ra deuda domestica y la extrang'- ra, debe conducir á formar ideas precisas sobre la proporción en que la nqWU nacional ha crecido fi beneficio de la influencia, que esta misma deuda ha »JM eido. Esto demuestra que lo que se ha considerado como una carjj | mi resa 21 i»,ha tenido el efecto rkmMm promoví^ ndo la prosperidad del reyno unido. ..„!•!;;!■• w'go, parn facilitar la i-itelnjencia de estas observaciones, será necesa- ^hac^ri»^1"114 exposición del estado en que se hallábala Inglaterra antes de ^..erdeuda alguna domestica 6 > xtranura. Esta exposición pondrá fuera de k,to iluda el que Jn nación inglesa es m icho mis opulenta,y que sus recursos son -Hitamente mayores, que lo que eran antes del sistema de la deuda consoli- ,. Aparecerá también endeat«, que la r¡ pieza de ¡n nación ha marchad »» paso igaal con el aumento progresivo de los empréstitos, aunque hayan sido ■5 can considerables en medio de las guerras en que la Gran Bretaña hoha ,i t 'upromefida desde el ano de 1 775, , l - iéke sha embargo admitir que los progresos rápidos y extraordinarios i ' -pi riiemo eran satisfechos po r la corona y por el clero : que los bienes raices bañen un pequeño número de manos : que la cultura de los campos estaba * .¡id: Ja : que los capitales y edificios situado.-en los terrenos arrenda» eran de muy poco valor ; y que en general habia muy pocos recursos para ¡entnr la industria productiva. De esto resultaba, «pie la mayor parte déla fon yacía en la mas degradante dependencia. Una sumisión sin límites era parte que tocaba fila clase indigente, y el pueblo estaba expuesto fi toda áa* it de opresión en elpaisde la libertad. Confil curso del tiempo, llegando ás<:r insuficientes los arbitrios ordinarios, tentió á los impuestos. Las sumas que se obtenían por este medio, pasa- dlas manos de los que proveian el armamento, vestuarios, y otrosetecto- UÍob. Los gastos eran progresivamente mas considerables, y haciendo '«lar el dineropor nuevos canales, formaban nuevos propietarios; y como Acéndralos y las demandas del gobierno crecían siempre, la circulación ve- tur insensiblemente mas activa y mas general: la industria de ¡a nación M ama en proporción de la demanda de trabajo, ú ocupación de la obra do ma- I par este medio so obtubo un aumento de industi i;\ cayo resultado fue nra ade riqueza circulante. Al mismo tiempo au ]>ropiedades, no solo se sub- ieron, sino de esta subdivisión un gran número de | articulares se hicieron M'aun 0pu cntos.22 De esto debe deducirse que las contribuciones influyen en el aumento-* la riqueza de cada nación , dividiendo la propiedad, y repartiendolK oto p0r Clones nruy pequeñas entre todos los particulares: por cuyo medio era y extiende la circulación mas igual de las comodidades y placeres d la vida. Siguiendo este raciocinio, parece que todos los empréstito? hecb el gobierno ingles desde la revolución han sido la causa del aum -nto i ¡a riqueza nacional. Se puede pues deducir la consecuencia, que la <'i„- domestica act.itl por enorme que ella parezca e6 sin embargo un mana) de riqueza en proporción de su extensión. Cada libra esterlina qJk ■ del tesoro del biereo ingles, por los diferentes canales que corre en I circulación paga un trabajo, y por consiguiente da existencia a un Mei pioducto. El acreedor d<;l estado con el dinero que r*-cib«' del robitmj puede proporcionar ocupación á Ins cla«es que viven de las artes niecánjt: Los individuos que componen estas clases emplean á su vez el dinero u han ganado , comprando las cosas que satisfacen sus necesidades ; y de est modo cada uno contribuye á aumentar el fondo genera! de la sociedad. EN '•s fácil observar en el estado de prosperidad á que ha llegado el pueblo e la época actual. La experiencia que destruye ó consagra todas las teorias ha comprobé en el curso de veinte años que la «leuda doméstica no solo ha pe nado grandes recursos parala subdivisión del trabajo, mas que ella ha v nido también á ser la ocasión de una relación mas estrecha entre el rico t pobre ; un motivo de protección por una parte, y un origen de felicidad j> la otra; ventajas reciprocas por todo* lados. Los efectos han sido ritibl en medio de guerras larcas y dispendiosas , durante las cuales el ¡mperj británico no ha cesado do prosperar en todas sus partes. Estos resalta!' han confundido todas las combinaciones del mundo político, presentando«r excepción remarcable del axioma generalmente recibido: que todai Ins r. ciones sucersivarnente pasan por las tréi edades, de la infancia, d¿ la WHÍ y de la declinación ó vejez. Porque con una deuda, que ha crecido siemp hasta el presente , y que es casi enteramente doméstica, el poder 6 ¡ofinOK de la Gran Bretaña no solo no ha declinado, sino que ha crecido. Puede decirse que toda nación, cii la que la propiedad pertenece i pequeño número, está expnesta á grandes calamidades. La subdivisión< la propiedad en Inglaterra hace mas considerable el número de person acomodadas, y ci tribuye o! mismo tiempo í que los rio s sean inén poderos. Proveyendo de medios de comprar y gastar los poductos de 23 itriái 'a nación re-luce el número de ociosos. Cuándo la riqueza del o estaba en posesión de un pequeño número de personas, el capital ■Joad* en !a exportación de los pro Inctos de la industria er.i de pequeña portancia. La subdivisión de 1* propiedad no solo ha dado una grande ,,.; > ( á las manufacturas, sino que. ha multiplicado las exportaciones, L«reado boa pohlari'in en cierta manera nueva, que se ha habituado coiwiinir los artículos extranjeros, que se reciben en retorno de las uier- ■¿:y\hs exportadas. Vi lo hay aforismo mas verdadero que este : " la extensión del coiner- exportación, que la Inglaterra ha hecho anteriormente y que! querrá r en adelante , depende del número de individuos dispuestos á consu- r Kl- productos extrangeros." Se da dicho, que e¡ consumo de los productos del trabajo y de la industria ca- lece relaciones directas- entre el pobre v el rico. Estas relaciones se ex- ,. y estrechan mas por nfedi© de la exportación de una parte de dichos j..-'iic!<>-.. que son ca>i enteramente pagados por las personas que compran y mm a ios efecto, extranjeros. Es pues evidente, que el comercio extran- rodene su existencia a la extensión de la circulación de la propiedad. La nurriencia confirma esta observación, poique el comercio de exportación hx. . alado en proporción de lo que ha crecida la deuda nacional. ¡ ¿térra lé América, y la perdida de. trece provincias, que élla ocasionó á la re'JÚpoh, habían contribuido, junto con la deuda enorme contraída en esta lu- cha, á que se crevese, no solo por !a nación inglesa, sino por todas las de 1,mo- fe gn el estado té hallaba extremamente pobre. Bfi • onse.cuencia, muchos ■Mageros retiraban los.capitales Q C habian puesto en los fondos públicos, y íunnte algún tiempo, después de la paz firmada con ln francia en 178.$, los fon- «o>continuaron bajando hasta un punto alarmante. Sin embargo, cuando se MRfet* detenidamente la situación del reyno en una y otra época, se recono- eeevidcntcmentc, que la nación estaba mucho mas rica al lin de esta guerra, G»e se graduaba de tan desgraciada, que al principio de ella. En efecto, la ■vror pn. tede la deuda contraída durante esta guerra.se convirtió en propic- i»ddel pueblo ingles. El dividendo, que se paga-al vencimiento de cada tér- nir.o, pone en circulación sumas ma* considerables, que antes de la guerra. Uct'cct'is favorables, que ha producido la mayor circulación del capital acti- K».son bien patentizados por la mejora «le los campos, el aumento de los capi- as empleados en la agricultura, Ja multiplicación de establecimientos natura- ! -óinodos, y por lo cue ha crecido eu las ciudades el número y riqueza *»mace.nes f. tiendas. También se deja* ver en el gran vuelo que ha tomadoÜ la iviveiracion ; en las reparaciones importantes heobas en camino? pfibl:cu« t particulares ; en canales, y. otraus obras de utilidad general que se han crnprcr dido; ¡f en los progresos que han adquirido diferentes géneros de industria t% manufacturas. Debe observarse, que todas estas mejoras han sitio mii,,,,, mente mas rápidas y considerables desde que comenzó la guerra de b revo¡.; cion de Francia hasta el presente. Las personas que sostienen la opinión de que es la industria y el "orno laho riosodel pueblo infles I quien se debe la salud de la nación, en medio de lo peligros en q te se. ha visto comprometida, pueden extrañar Ja aserción deqJt •la .leuda pública y su aumento tiene el gran mérito de haber producido lo,^; puede considerarse como un fenómeno político" Es á saber : un* multiplica cion rápida de habitaciones. uoa prosperidad asombrosa del trafico y c<> n r , asi como de la navegación y de las fabricas, aumentándose siempre á la parj una deuda inmensa : á la manera de la semilla que se deposita en la tierra.:., sumas que entran en la circulación, en % irtud del sistema de la deuda. pm<; ; cen un aumento de Industria y ele trabajo, cujos diversos ramos vienen fi su re á ser una cansa de reproducción. Esceptuando solo el dinero que el esíado ha empicado en subsidios, 601 í.oy se destina á .'a compra en juaisef extramuros de objetos para las tropas, > de materiales para la marina, todo lo que se ha putado ha sido pagado 11» emprendedores, á les propietarios de buques para transportes, a los fehrieia tes. agricultores, y oíros individuos que han provisto los artículos n. m para la guerra. El dinero dado a) ejercito y ú la marina, repartido en M en todo el reino, no debilita los recursos de la nación. Lo fínico que pe.juli ca es la porción de hombres laboriosds, q c se destinan a! servicio de las armr porque lo que ellos dejan de producir disminuye el aumento de la pr >; Se ha demostrado ya. que los intereses ele la deuda, lejos de agotar la l son al contrario uno de los resorte- principales; dan mayor actividad á la indus tr'a, con respecto £ los interese» de la deuda extrangera : el pago de .:!<>- opera por medio del Comercio de exportación. No se puede pues dcj.ir de convenir en que las contribuciones sirven avivar la circulación. Las dos objeciones principales que se pueden opo ner son: que los impuestos gravitan demasiado sobre el pobre , y q<¿e al/a" el precio del trobaio. y pAraliz&a el comercio. Estos temores deben sin embargo disu.inuir mucho, cuando se considor que los pobres esUm respectivamente mas bien mantenidos, alojados y ves tidos en Inglaterra que en los otros estados de Luropa , y mucho mejor q* 1 o estaban «tanda las contribuciones no se elevaban áJa veintésima parte v 25 "j¡, q«e importan en el día. No puede negarse, que los impuestos» hacen mas la obra de manos, asi como todos los objetos de consumo; pero debe dimitirse al mismo tiempo que este resultado ha de tener lu^ar á impulso ¿ecualquier otra causa , que aumente igualmente la circulación del dinero. fo es el peso de la deuda lo que encarece las provisiones , sino el aumento ¿fia riqueza, producido por la existencia de la deuda. Esto lo comprueba f|que en todos los paises pobres, los alimentos y el trabajo son mucho mas Jyjtos. que en los pueblos donde es general la fortuna. Con respecto al comercio concurren los mismos motivos: él se ha exten- p|e en la misma proporción que ha crecido la deuda, y puede agregarse, f;e,íun cuando los salarios suban á la par del aumento de la deuda , los pro- ntos de la industria se multiplicarán igualmente en fuerza de la mavor tjculacion de la propiedad, que la extensión de la deuda debe producir. E*n: raciocinio funda un principio que será diticil refutar : esto es : " que el irado de industria en todo el estado será siempre proporcionado « la masa ü propiedad que esté en circulación." No es el suelo , ni el clima , ni las habitudes particulares del pueblo ingles lo que le ha dado una superioridad libre las otras naciones; en las (pie se puede encontrar el mismo poder físico i moral. Esta superioridad es debida á su excelente constitución, á la ex- tensión y estímulos , que ha dado á la industria una circulación promovida por la creación progresiva de un capital, que produce todos los efectos del tuero; cuando no es otra cosa que el uso bien calculado del crédito. No se trata de negar , que las contribuciones son para algunos individuos piosa*. Mas esta objeción puede aplicarse á toda disposición gubernativa, ■; como á los sucesos que son obr; de i- providencia, cuyos decretos en- elven en sus efectos millones de individuos. En tales casos aunque no se tda probar la necesidad , se nota sin embargo que cada uno de estos acon- imientos ejerce cierta influencia en la prosperidad general. La provi- ncia lia sabiamente creado los individuos de la especie humana fuertemente dos á todo lo que toca á su propio interés. Pero si se compara el grava- n, que algunos individuos pueden sufrir por los efectos del aumento de la u!. al mas alto grado de capacidad. Los acontecimientos que se han sucedido en los treinta años últimos han subministrado muchas luces sobre este im- portante asunto. Mas existen aun personas, de las que algunas son mu* reí petables por sus talentos y conocimientos, que mantienen la opinión de qu latirán Bretaña no puede disfrutar de una prosperidad segura, mientras | emplee un medio eficaz de. amortización para chancelar prontamente la deuda: ó entretanto esta no sea enteramente reembolsada por el estado. Por c>f modo de pensar se sacrificarían los recursos infinitos del crédito público, que está fundado en la confianza de los acreedores. Tales ideas destruvon todo los fundamentos del sistema consolidado , y paralizan la circulación vivificar; te, que ha elevado á la nación ii „. esa .v bre todas las otras. La imprevisión, falsas suposiciones, é incovenientes de una opinión seme jante son demasiado claros para detenerse á discutirlos : en lugar de la pro» periilad deque se lisonjean chancclando la deuda, no resultaría mas que mi seria y ruina. Exceptuando la deuda extranjera, que es de poca consiuV ~i cion, y que asi como se practica , debe ser gradualmente reembolsada : no l podría de modo alguno contar sobre, el mas loínimo aumento de propiedad< la masa de la nación , bajo la hipótesi en que todos los propietario- do fondo públicos se reuniesen para hacer un abandono voluntario de sus are iones favor del estado ; no solamente la suma de la riqueza de la nación no SHOKS taria , sino que disminuiría enormemente dejando de existir aquella potenri productora, que es en gran parte la causa déla circulación, y <|iie COBíW hoy en 33 millones esterlinos pagados cada año á mas de novecientos mi acreedores. Estos 33 millones esterlinos, que entran periódicamente en I 27 ¿rdarion, dan origen á un aumento de renta y propiedad nacional, que ^jo el calculo mas moderado , puede avaluarse en 165 millones esterlinos «ir aiio. S¡«e pretende que mayor ventaja podría obtener la circulación, rebajando Je las contribuciones anuales una suma de 33 millones : para destruir tal ob- ifrion basta considerar, que la pérdida de cinco millones de compradores, ¡M consumo, bajo muchos respectos , es muy considerable, reduciría los productos de laa tierras y de toda industria mucho mas de lo que vale la sima que se paga á los acreedores del estado. Es de notar, que muchos ¡Hitos distinguidos por un juicio ilustrado han opinado que, reembolsando mniialniente una porción del capital déla deuda, resultaria un aumento de ppiedad circulante , que sería igual al importe de la cantidad amortizad». ,\ala hay mas erróneo que ee*c raciocinio, mayormente si se trata de la deuda sostenida por contribuciones permanentes ú ordinarias. Si el reyno unido encerrase una mina de oro , que produgese cada año una rima destinada á la extinción de la deuda, aunque fuese distribuida en muy pe- ceñas porciones, y de una manera casi insensible, á la larga el resultado sería ti»funesto para el cuerpo político, como si el total de la deuda fuera pagado netamente. Si se encontrara tal tesoro, el mayor mal que se podría hacer ilpueblo ingles sería el ponerlo en sus manos. La Inglaterra puede reem- |bsf SU deuda : la experiencia ha comprobado de una manera incontestable lo« buenos efectos de un sistema de amortización ¿ pero conforme á lo que ■Üit demostrado no pueden elevarse dudas muy fundadas sobre las ventajas ¿e este sistema ? ¿ No es de temer que la amortización venga un dia á pro- ducirla misma languidez, que dominaba cuando no habia deuda alguna f Las sumas resultantes de las operaciones del fondo de amortización po- fcn reservarse para proveerá los gastos extraordinarios de una guerra, P pra emplearse en trabajos útiles en el interior del reyno; exceptuando la cantidad, que se -izgase conveniente para aliviar las contribuciones , que en frte, ó accidentalmente, en todo se hiciesen gravosas. Las necesidades •fgentes de una guerra extraordinaria , como la de la revolución , y las que k originado una serie prolongada de guerras, han provocado á ensayos aire- aos en materias de hacienda , que han valido descubrimientos importantes. Estos expedientes están comprobados por una experiencia, que ha desmentido ^cálculos y discursos al parecer los mas convincentes, y que ha puesto 'frcadfjl ridículo á hombres eminentes. Ello es que se ha provisto I las ne- toidades de una guerra imprevista , sin violentar las habitudes del pueblo,)' obligar á privaciones, imponiendo nuevas contribuciones.23 Mas la principal ventaja, que la nación inglesa reporta de tener urw i t,. doméstica, es el que ella contribuye a la estabilidad del gobierno. Eato * mucho mas cierto ¿importante en un estado como el reyno unido : doudc u libertad establecida por la constitución puede en muchas circunsf aiicias . atacada * levantarse demagogos, que, reforzados por el favor popular, turban la tranquilidad del estado, y traven la marcha del gobierno. Esta barrera levan- tada contra la efervecencia y torrente de las pasiones, es en el dia mucho mas fuerte en Inglaterra que ahora veinte anos. Tres tantos mas de individuo*, por lo m ;nos hay hoy interesados personalmente en preservar laconstitu- cion de todo ataque , y prontas á oponerse con todos sus medios á cualquier tentativa que pudiera comprometer la estabilidad del gobierno , ó la opinión y tranquilidad del estado. Una deuda nacional considerable produc; sin dnda el efecto de interesar á todos los que poseen/ondos públicos en la exístenca del gobierno, y de decidirlos á sostener un órden, al que se halla ligada la con- servación de sus propios bienes. Pero por grandes que sean las ventajas que la nación inglesa reporta «le ten< r una deuda pública, están distantes de ser las que podrían conseguirse. El sis- tema de fondos consolidados es susceptible de mejoras, que harían un gran bim a la nación. La costumbre establecida de abrir empréstitos , recibiendo i ¡ estado solamente 60 libras esterlinas ó menos, y obligándose á reembolsa- ciento , es muy onerosa, y perjudicial á los intereses de la nación: porquesa resultado es agregar un capital puramente nominal, al que realmente se ha. recibido. Si continúa creciendo la prosperidad de la Inglaterra , es probable que después de algunos años de paz, los comisarios encargados de la »m»ti cion de la deuda se hallen obligados » dar 90 á 9.> por una acción de lOOen lugar de5fió60, que dan en el nía según lo corriente en la plaza. Este resultado, efecto evidente del sistema actual, ofrecería un medio de reme diar al mal, aunque no debería ponerse en practica , sino en cuanto no per judicase á los acreedores del estado. Mas si esta negociación no pudiese ve- rificarse . seria practicable durante la paz, obtener por préstamo á la pa sobre los fondos del cinco por ciento, sumas bastantes para comprar todo l capital de la deuda, existente: el cual es á un tiempo real y facticio por 1<> elementos de que se compone. Podrá suceder, que al cabo de cierto número de años de paz, puedan nego ciarse empréstitos á un interés bastante bajo para reembolsar con ellos» ¡¿ acreedores del estado. Los prestamistas preferirán siempre los fondos púbu eos, aunque á un interés mas bajo, á las seguridades de particulares, mas qu sean hipotecas sobre bienes raices. Y suponiendo que todos los fondospuei 23 vertirse en el de 5 por ciento con la facultad de comprarlos á la par, resul- „nsin duda de semejante operación lo? efectos mas felices para la nación; prque el sistema de hacienda obtendría la mayor simplicidad, y el gobierno go- pnade la misma facultad, que poseen los deudores respecto á sus acreedores; f,„ei, el chancelar sus deutlas con una cantidad igual á la recibida. Sin embargo no está en los intereses de la nación el que la deuda pub'ica se •nortee demasiado pronto;v aun menos quecesede existir en unacantidadpro- rcional A los medios que tiene el pueblo infles do pagar contribuciones igua- álo« intereses de la deuda, sin sufrir por esto la privación de una parte de las modidades de la vida. Una deuda de cien millones ahora un siglo habría "ucido un efecto mucho mas grande que el que puede tener en el dia una de millar. Cuando se consideran los recursos de la Gran Bretaña ; lo que se obrado ya con respecto á la deuda anterior á la guerra de la revolución íran- . r; y la porción amortizad.', de la que ha sido contraída después ; cuando se i'*iona sobre las medidas ventajosas de hacienda que se pueden adoptar, no lluramente un motivo de alarma por la extensión de la deuda actual, aun- .>ella puede estimarse en 700 millones esterlinos T-tda» las m< joras que el verdadero interés de Inglaterra puede hacer de- ar. «e conseguirán por medio del fondo de amortización existente: su innuen- ídobe serbastante poderosa para remover la necesidad de nuevos emprésti- j por pequeño que sea el aumento progresivo de riqueza nacional, lejos de mi desda una carga para el estado, será al contrario la causa de un esfuerzo Mintió de industria en todas las clases; y sobre esta base sólida solamente po- ca adelante adquirirse y sostenerse la prosperidad de una nación civilizada. *80 NOTA S. (1) Mr. Pitt propuso en 178G, para la formación de un fondo de nm^., cion bajo un plan regular, la asignación de un millón esterlina cada año deliro ducto total de los impuestos permanentes. En 1792 se agregó un segundo fondo al primero, destinando al mismo obj¡ \, mitad del exceso de la totalidad d» las rerúas anuales sobre la totalidaddtk gastos. Este fondo subía á 200,')!J0 libras esterlinas cada año. En el mismo año se éneo un tercer fond >, resultante de una cláusula u te ¿ten t6, que cada empréstito ulterior tendría un fondo especial de 1 por oientt dilcapi taltdestinado á amortizarlo. Por último, en abril de 1798fue adoptado un BU, relativo á la MfmiWN di. | contribución de tierras, cuyo producto fue destinado <í formar un nuevo/ amortización. Estos diversos fondos, reunidos y con fiados á los comisarios cncar^adn* é compra de ¿a deuda, forman hoy, pjr medio de la acumulación de ínteresutsm puestos, unasuma de 238,231,218 de libras esterlinas de capital, ñus dan ínteres de 8,523,403 libras esterlinas. (2) En 1313 Mr. ^ansitart, chanciller del Echcqiucr, propuso alparía algunas modificaciones al plan Je amortización establecido por Mr. Pitt. & inútil traducir el texto de estas proposiciones, porque tilas están UCtita i n di- to y antiguas formas del parlamento ingles, que demandan demasiadas eipLa dones: se dard, pues, de ellas la explanación que ha parecido mas fácil de ¡. tfnderse. El plan de Mr. Vnnsitart tiene por objeto el proporcionar d la nación m libre sobre la totalidad de los imput.si is existentes en 1814, los que foruunm cantidad de 41,827,304 de libra* esto l,ñas. que corresponde ni importt de los i' teretes de la deuda, cuyo capital es en el dia de 943,195,951 libras esterlinas. Para esto propuso, que se d, clarase, que la deuda que existia en 1 780, v j hirt & 238,231,248 libras esterlinas, estando amortizada, quedaba chanctl'ai Consiguientemente el importe de los intereses de esta deuda, debiendo j> • por los comisarios del fondo de amortización, da A la nación un fondo libre (HM de siete millones esterlinos, qae pueden servir, según la necesidad,para asegura un empréstito de mas de un millón esterlíno. En (o que se fundaba Mr. VWHUá para pensa r que aun cuando la guerra continuase cuatro años, la ruicion no tru- que temer la carga de nuevos impu:st>s,puesto tjue kabia una suma libre d¿ nw de siete millones, que podía asig.uirse al pago de intereses de un empréstito A I de cien millones. En virtud de ello, el establecía en sistema, y propuso, que á medida que lote 31 ■cirios del fondo de amortización ndquiriesen una suma igual á la totalidad de empréstito subsiguiente al que, ó ,? los que tubieron lugar casi cada año desde 06, este empréstito se declarará al público chancelado , y consiguientemente uitercses se reservaran para que sirvan á la extinción de la primera parte de la la,ó d subvenir á las necesidades ordinarias del año, ó mas bien para tomar nos empréstitos, si se juzgan necesarios )lis.pnra continuar aumentando el fondo dr amortización, y liquidar 6 exlin- r la deuda pública hasta la cantidad que el parlamento juzgare conveniente ; ra favorecer el empleo de las economías de los particulares , y para mantener la ->. como igualmente para no motivar a/gin trastorno en el movimiento de tlgscios y de la prosperidad pública} con esta mira se declaró, que se pusiese tfpotidon de los comisarios encargados de la amortización de la deuda, un fon- je 1 por ciento del capital de la deuda actual, tomando de los intereses de ¡a teion comprada por los comisarios del valor de 867,903 libras esterlinas : todo itmformt $ lo que se había establecido por los estatutos del 38°,39", 40° y 42% a del reynado de Jorge 3." 1 como no se halla revocada medida alguna de las que dichos estatutos fijaron, respecto al reembolso de los empréstitos que ellos autorizaron, parece que este mo anual de 067,96 3 libras esterlinas, encontrándose reunido á otras partidas h* fondos públicos, ó del sobrante de lo percibido, el importe, de la deuda ex's- pn 5 dr febrero de 1815 debe satisfacerse definitivamente en1837, y no en, U eenno lo había anunciado Mr. Pitt. (!) Píircce que el chanciller del Echeqnkr habia creído, en virtud ála impo- ■í.dad en que se riJ de encontrar un objeto susceptible de un. nuevo impuesto, ó w/wnto de alguno de los establecidos , que .'nglaterra había llegado al pimío wpoder dar mas extensión d su sistema de crédito. Así los límites de las con- '■ueiones posibles serian el termino en que debia parar la marcha de esta opera- 1! pero la necesidad es la que resuelve este problema. De esto resulta, que los ios empréstitos no pueden apoyarse mas que en los productos de las contri-bu- •s existentes, que ha cubierto hasta el presente los intereses de la deuda. ¿Pe- ios impui stos existentes hoy, podrán continuar el año próximo de 1 810 ? ¿ Lm ■fra. ú excepción de la contribución sobre tierras, no tiene un termino fijo? Vcontribuciones extraordinarias de guerra se sostendrán, sobre todo ¿a llama- lm de la propiedad, contra la cual se. han elevado tanfuertes recl,im'rri,>ics ? >tis objeciones no son-fundadas, y no hacen temer, que el fondo de amortiza- 'Muga á carecer de los recursos, sobre que está fundada la chancelación déla anunciada para 1835 en lugar de 1840, como lo había calculado Mr. Pitt/ l urá demostrado por les presupuestos de los años siguientes.