I ( I* OBSERVACIONES POLITICO-LEGALES, Que en abono di sus impresos HACE BL PENSADOR MEJICANO. S >lut populé suprema k* tito. Todo et bien de U patria comiste ca 1» puotual ob- arrancia de la ley. ■ s ' 11 1 ■ Por dos aspectos puedo aparecer d.tincuente en el concepto de los que no quieran pensat con rectitud, respectivamente é mis dos impresos calificados de sedi- entos por la Junta de censura: por mi opinión, ó por haberla publicado. Si pruebo hasta la eviiencia que por ninguno de los dos aspectos merecen tal nota* creo que habré desempeñado el título de defensor de mi mismo. I.° No soy delincuente por mi opinión. Si se han de calificar a los hombres como delin- cuente* por sus opiniones políticas, aunque sean extravia* das, pocos ó ningunos hay que no sean dignos de la cárcel ia luto general y * le hacían sus txéqúias con la mayor magnificencia. No 'Contentos con esto, adoraron los ajos, ct bollas y ititf Oitl yerbas y legumbres, por lo que decia Ju venal que - eran un ts gentes dichosas y bienaventuradas , puesl'* \ áácran to« dioses eo su» huertas. ' ' , f ^ Las muge»es en Babüohiá estaban autorizada»*. «MrW ¿Affliim+J «otehlr".! tc^to de Venus en ii¡rTasquercso r lupanar. , ¿¡ ¡ EnlrVloj-fe^' W CP1»00 ,a polUait)ií,fy. 4 roa* de tener cuantas muge res querían y cometer'en £pte punto', cuantas infamias $é puedVn concebir coia ultra ge 'lie !a naturaleza, no; bactan eí menor escrúpulo de mez- clarse con - los Incestos mas abominables Fia común et de los heimanos y hermanas 9 y nada escandaloso el de padres con hijas. "*~ Los espartanos mataban 4 tedos los muchachos $ue nacían enfermizos, y para aco>tumbrar á los sa- cos al trabajo y i la fortaleza los despedazaban á azo- tes en el altar de Diana, sin permitirles txhalar una que* ja Machas- veces mouan en e>ta rigorosa prueba, y sus padres y madres eran testigos alegres de una escena Uü inhumana. Entre los lacedemonios se desterraron todas las Citada* y artes por ley 4e Licurgo. Los griegos y los romanos generalmente obscu* rederon la belleza de sus leyes, mezclando en estas la crueldad y la disolución. Sus mismos espectáculos de diversión, eran unos sangrientos asesinatos. Tuvieron como lidiculo hacer escrúpulo del adulterio, y estable- cieron una ley en que reputada la muger como alhaja mas del-gusto que dei honor, se constituyó digna del mutuo. Los lapones dinamarqueses tienen un gato negro á quien consultan .incisioq dolorosa* . , Eu otras par^s pasan solamente uq anillo en d mismo lugar, coala diferencia que el de la» doncella* es;^e; una pie*** y el de lat, mfífgeues tienen un cao* gado, cuya llave goardft ej..«WHatW» . v t^ovn ei:jn#* ^r, ^otre los ^qpww.-ftoHffifitóifo cj tr obo, te mismo que eot»e loa egipcios, espartanos , celtas y germanos. Uncirte»* Ua Entre los franceses hubo tiempo en que era coa* tumbre enterrar loa cadáveres con sus al bajas lo mismo que entre los etiopes, egipcios, babilonios y romanos. Estos y otros muchos errores han abrazado y de* fen4ido las naciones enteras, sin reconocer otros prio* cipius que el extravio de la opinión , y ¿quién podrá culparlas política ni filosóficamente, si advierte cuanta es ja debilidad del entendimiento humano, y que come dice un autor español: (*) » El hombre 00 es dueño de su enteodimk'íno; no puede elegir otra inteligencia de las cosas distinta de la que su razón le presenta: somete y cautiva la debilidad de su talento á la verdad re- velada, poroue se la dice un Dios que no le puede encañar, pero en las decisiones puramente humanas, cu que no habla ningún oráculo infalible, ¿quién l).iy autoi izado para esclavizar sus opiniones, cuan- d<>. t<-djs esuu igualmente expuestos ak etroi i La so* Ctédad 't»ene un derecho pata que obedezcan , todos au^.Jeytt.,. para que qinguno estorbe sus determinaciones oías paid que citan hrmememe que no se equivoca, pa« <« . • '?l •,. (*) £1 autor d¿l Exumn M bs dtlim 4**wfrdeiidad i Jé) fátri*, imputados á los española ■. sometiAu hsj* Imiétmn*. cien de U^¡ran{tiU\ Í!»j>re»* e» a^deo* «W «fcUffi*» ***ra despojar de strolpúrifcín pHvada i cad» individuo ( dé quice ha» recibido esé derecho los hombres ? " . ^ Biure- la culpa teológica y el delito crimina! no bay mas diferencia* * Esta es una verdad tan ciara que está demos- trada con los hechos, y si no, respóndaseme este lema: ó esta piohibido habar de independencia ó no -Si-le- pyimcroj- claro es que* los fiscales de las Jun» de censara son los primeros delincuente*, polque «-biwide» ó «VbwMhjr-s.iHer prohibición, no denuncia* ron «fe Ooncwdém ■ éf ^kMmrre>y^ Mautjietto éc Canr^d^la}. Representación becha al Rey por D>> Atoar* Pfo rfiz Estrada* la Obra de Mr\ ¿e.¡Prafr lá¡. Solaeitrt dei gobierna sobre la emancipación de las America* por D. Joaquín Infante y otros que han trata Jo de* indepen. deuc:a muy por menor, con mucha claridad, y sin los . miramientos que yo. ;id v¿ Si lo segundo, esto es: si do está prohibido por la ley hablar de independencia, éAaro es que carece de fundamento la calificación de la Jui ta y que es in. justa mi prisión. De manera que entre que los Fisca- les de las Juntas de censura de Méjico sean delincuentes ó yo inocente, no- se da medio. Entre las obras que yo cito, y mi Chamorro hay ,iina diferencia tan grande como la suerte que han cor- sido. Las primeras declaman en favor de la indepen- dencia sin restricción; yo quiero que no se ruga si las Cóttes no la decretan. ¿No es tsto reconocer la sobe* ranía en la nación ? No es esto desear que permanez* can unidos los dos continentes? ¿Pues como es que las aquellas corren sin nota, y mi papel se caliHca de se- dicioso ? £1 Sr. Florez Entrada dice que desea que ¡as Ame* ricas formen una na. ion con España si quieren y nt de airo modo. Yo digo que conviene que las Amertcat tw s¿ separen de España basta que lo determinen las Cortes. Pregunto: ¿Cual deístas dos proposiciones me- .rece mas la nota de sediciosa? Estas iefíexioues hice á la Junta de censura en mi defenfat mas con el designio de conservar mi bue* na opinión, que con la esperanza de que variaría de concepto y reformara su primera calificación. Yo sabia que los vocales eran hombres que te- nían amor propio, y que este les había de embarazar para confesarse convencidos a mis razones y refractar su calificación primera: por mas que conocieran que era el único paso que debían dar en justicia para ase* gurar de uaa vez m¡ libertad individual tan recomen»dada por .ella, y la. tranquilidad de fus conciencias y tu buena reputación. Para sucumbir á la razón y re- tractar un parecer nial dado, con humillación del amor propio, se neCesi'a mucha firmeza de carácter, mucha sabiduría, conocimiento propio, integridad, imparciali- dad, justificación y buena fe; prendas, á la verdad muy -recomendables; pero no muy comunes á tjdos los hom- bres Solo el Sr. Marques de Rayas manifestó reunir- las en el ca?o presente. (*) L. ' Yo desde que escribí mi defensa advertí el gravísi- mo inconveniente que se puede seguir de que un mismo tri- bunal que falló en la primera, instancia, conozca de la misma causa en la segunda; inconveniente muy'abul- tado para escaparse de la consideración de los sabios. En efecto, el Sr Martínez de la Rosa »» en se- n sion extraordinaria de 3 de Octubre del año pasado » de 8 ío demostró la preferencia de los jurados que » se proponian, sobre los que existían con el nombre » de Junta de censura, y enunciando los inconveoieo» n tts y defectos de estas, colocó entre ellos el haber» » se de nombrar iodividics.de clase privilegiada, cua- » les eian los eclesiásticos: el nombramiento de las Jun- » tas de censura, hecho á la verdad, por las Cortes; » pero sin saber estas en quien recaía, su voto, tenien- n do que fiarse para e lo de la propuesta que hiciese " la Junta suprema ; su duración de dos años, y el "gravísimo inconveniente de serlos mismos individuos » ios que daban U primera y la segunda censura sin » recusación." ^ *"/;•'- * , ' . £..,. ... tó - ... ■ • . I- * t\ \- \ ( * ) Aquí erét buen lugar para darle las graxias al Sr. Marquésf pero esto seria confesatme yo culpada, y sacarlo Protector de malvados. Ni uno ni otro; ni me hizo favorf W tuvo porqué r '% sobre- qué^ No tengo el honor de conocer 6 jS. -.ni por que darle gracias; pero et fuerza reconocer 4? integridad dé su carácter.Todas estas reflexiones tenis yo hechas ante* di escribir mi dtfensa, y no salió vana mi desconfianza. La Junta de censure» persuadida de mi inocencia tro fue za de mis razones por una parte, y por otra un, la firmeza necesaiia para sostenerla, tomó el medio 'e declararme 3 un mismo tiempo inocente v culpado He •qui la Segunda calificación de la Junta de censura, n La Junta Provincial de censura habiendo visto tos impresos titulados; Chamorro y Dominiqu n y Con* testación a la caita del Coronel Iturbide etc. acordó: que en vktud lie lo que ha alegado su autor y de sus muchos impresos, inclusos los censurados, po. loa que consta su adhesión al sistema Constitucional, no hay la menor duda en que no tuvo intención de contravenir Si él, aunque use de las espresiones que por si se le oponen, y tomó sin reflexión de tos autores Prat y otros que cita, lo que ejecutó tomando un medio calmante para sosegar la ir.quietud que veia en los ánimos y fue el que se esperara I* icsolpcion de las Coi fes en la ma- teria. Pero por cuanto dichas espresiones pueden produ- cir mal efecto en los incautos, lo que movió a esta Jun- ta á su cemura, no puede revocarse, declarando loque 1a estimuló y de consiguiente que la estima de terce* ra dase. Y el S». Marqués de Hayas, por los tunda* memos que constan ec el libro de censuras, fue de opi- nión que ni aun de tercera clase son sediciosos los re* sendos impresos «Méjico 31 de Marzo de ijfcj.—¿fr guen las firmas. Esta calificación no es otra cosa que un docu- mento autentico de Mí buen modo de pensar y jgD,s intenciones. Se confiesa mi constante adhesión al siste- ma constitucional: se dice (y con verdad) que esta cons- ta por mis muchos impresos, inclusos los censurados! ae asegura que no hay la menor duda en que no tu- ve intención de contravenir a ¿1 ¿ aunque use de las espresiones que por sí se le oponen, y tomé sio leflc*c xión áéVHál? Oftos autores, y^p«r tírtímoser coutie» que lo'Mce tomartdo* utf medió calmante pora so*e«" ptt la foqofctüd qué? ve4a eti fo* ánimos y fue tí cjutf * $j esperara hi resolución de l»s Cortes en la materia. Ahora bien: después de un* conf «ion tan pá» ladina jseré digno de premio ó de castigo por mi con» ducta, por mis intenciones y pjr mis impresos? Dtjo la respuesta al juicio de ros que piensen sin la pateta- . lidad que yo en el caso, mientras sigo leyendo con ad- miración la reproducción de la Junta que sostiene por segunda vez que mis citados impresos son sediciosos en el ínfimo grado. No puedo comprender porqué merecen la nota de sediciosos unos impresos que por todas sus lineas no respiran sino amor al orden y al sistema constitu- cional. Ménos entiendo como puedan serlo, cuando es- tá demostrado y confesado por la misma junta que con ellos traté de calmar la efervescencia que noté en ios ánimos. La sedición no es otra cosa que la provoca» cioa al desorden y á los alborotos populares, este es el sentido legal, y las Córtes no pensaron variar el ge- nuino sentido de esta voz, y en mis impresos no se leen á cada paso sino proposiciones pacificas, esperan* zas lisonjeras á los americanos, excitaciones á la paz, pinturas tristes de la anarquía temida. propuestas de ar- misticios, y deseos de que dejen las armas, d; que no truene el canon homicida, y de que no se derrame una * sola gota de sangre española ni americana por causa de la independencia. Si semejantes intenciones se califican de sediciosas, ya et menester persuadirnos i que la paz es guerra, el amor odio, y la luz tinieblas horrorosas. Pero asi ha sucedido, después de todo, y lo dudara, i no haberlo visto por mis ojos. La causal que señala ta "Junta es, i mi entender, muy estra* n¿- Dice que que por cuanto dichas esprestoties (las ' tomadas dü Pfaídt fco») pueden producir maUfecto en tú 2io incautos..... esthua mis impresos de sediciosos en ter* cera cUse. Este argumento prueba mucho, y ya se sabe que estos argumentos nada prueban; perqué á va!tr el presente, se debia seguir que no hay libro ninguno incluso ei mismo evangelio, que no pueda producir ruat erlcto en les incautos ó en los necios Si alguno tu aborrece á su padre y su madre, no es digno demi^áu jo Jesucristo He aquí un escándalo para ios incautes, pues pueden creer que esta conminación deroga ei cmr» to precepto, bor.rarás á tu padre y madre. De esta manera se puede argüir sobre iodo. No haya vinatería ni pulquería alguna, porque pueden em» briagaese les viciosos: no se fabriquen naipes, poique pueden perder los caudales los pródigos: ni armas, por que pueden matarse con ellas ios violentos &c. &c. &c. Con que es claro que no se debe prohibir uca co«a por el abuso que pueden hacer de ella ¡os vicio- sos, los necios ó los. incautos. Pero permitido el que sea lícito prohibir un ci- ento por el daño que pueda causar en los incautos, psegunto: ¿será igualmente lícito el privar de su liber- tad al que lo cita con buena intención ? La justicia di* ce que no: el hecho visto en mí desmiente la justicit La Junta dice que califica dt sedicioso mi pa- pel por las espresiones que cité ( sin reflexión ) dei Pradt y otros, ¡as que pueden producir mal efecto en ¡os in> cautos. Ahora arguyo asi: ¿ con que yo estoy preso oo por mis espresiones, sino por las de otros que cité sin reflexión? Luego se me ha privado de mi libertad, se me ha confinado á una cárcel pública, y se me o:igi- nado en veinte dias los .«trazos que yo me sé, no sico* do el menos el equilibrio de miopimon entre los que no saben juzgar rectaratrite, por lo que ct.os dijero* A la verdad que esta es una cosa bieu graciosa. Yo es* toy pagmdo io que bicie o • Pr di, K*trada, Infante y otros. Pero siempre insistiré en que si escos autores dbc II jfroo mal, porqué no los caíifi.-sron de sediciosos con tiempo, pues entonces es bien claro que yo no hubie- ra tscrito una palabra de independencia Insto mas: puede ser que ctres escriban con- siderándose segures con las autoridades que yo; |por qué, pues, el Sr. Fiscal Rvtana no los denuncia como sediciosos, sino que corren y se esta vendiendo el de Pradt con mucha estimación en ti dial Esto no se le esconde al Sr. Fiscal que denun* ció mi Chamorro* Si este que, apenas tuca la materia se denuncia y se califica de sedicioso^ con cuanta mas IntfOfl no se deberá denunciar y calificar de 10 mismo si de Pradt que la trata pro fomotiori, y en su compa- ñía la representación del Sr.b'iorez b.itrada^ el Con» cordato de Vidaurre% la resolución del probLma sobre \ independí ncia de Infante y otros. Yo espero que dentro de dos dias estará hecha esta diligencia, poique ya se le advierte al Sr. Fiscal ror segunda vez y de ¡etra de molde. -Si lo hace y la Junra califica de sediciosas estas obias, la fecha de 'a calificación es un documento que siempre obraiá en mi favor, y si no lo hace, su siU nc io será otro documento Ique me defenderá con mas fuerza. Y tanta mas prisa jse deben dar á la denunciai calificación y recogimi nto |de estis obras, cuanto que la Junta cree que puedan Iproducir mal efecto en los incautos unas cuantas es» Ipresiones tomidas de est »s autores sin reflexión^ ¿cuan* |to no podrán hacer las mismas obras, escritas con mu» ría reflexión! Es menester desengañarnos. No se ds.be ni se Ipuede calificar un escino por sus proposiciones ai>la* Idas, sino detenerse en examinar el espirito del auror, potejando unas propesKiones con utr.is, un sentí lo con jotro, y hacerse siempre cargo del txotdto, narraoion y [epilogo de una obra. En cazando en un impreso esta ó aquella pfh p*bra, esta ó aquella pioj osiáun, yo apuesto cuaato ten* 3*4 I"'4 ?3T Qtíe csto c°nsta por ni* mucros impresos y autf por mis obras. (*) oo/itfotnf* tet» 6. Que escribí tratando de «pci^uar los ánimos, y fijar la opinión en fav;;r de! sistcm-i, riH>ng?:tM<ái> a* ¡y* americanos con Ja justicia rife su causa, y ex<-«ta miólos a que aguardaran que esta ia d-jctararan la* Coit.s. 7. Que esta diligencia me la dictó el noble espíri- tu Je evitar el primer rompimiento de guerra, y «jué se economizara la sangre de mi» semejantes. »*• • 8. Qae yo estoy preso no por lo que dije; sino por (*) Apiñas se publicó la constitución, cuan ¡o' inventé y abrí una lamina alegórica, que repésenla á España y Am rica (/tndose fas manos y sosteniendo el código fundameutal, y ar- riba se lee este mote: la sibil Constitución asegura nues- tra turón. Deseando consolidar esta, inventé una cima hicoln blanca-y verde con este len-.a: Viva la Constitución O s é mas ce cien pesos en cintas para hombres y algunas bar.dis para Siñoras, que rega'é y se pusieron muchos en el p°cbo. UlHMjnnnte: fui el primero y el único que abrió una subscrición para socorro de las familias de las victimas de Cádiz. Me subscribí con diez pesos, se colectaron cuatrocien- tos y pico, cantidad mey ratera para ana capital como Mé- jico'y pero yo hice cuan o pude. La ¡amina se puede ver en el prologo de mi periódico titulado-. El Conductor Eléctrico. Lo de las cintas fué pú- blico: el convite á la subscrición consta en mi impreso que ti» tulé: La Catástrofe de Cádiz, y el dinero lo recogió y remitió á Cádiz el Señor Coronel D. Josef Ignacio Aguirrevmgoa, siendo alcalde de primer voto el año pasado. ¿E/ que hace todo esto, no tiene ejecutoriada su ad- hesión el sistemo^ ti deseo de la unión de los dos conti' nenies y el emor á sus semejantes de ultramar^ ¿pues cono p'.drá ser sedicioso un papel suyo, no ya en tercer grado; pero ni en ninguno! ; ><_«5 el daño que pueden hacer en los incautos las espre» siones del Arzobispo de Malinas y otros. y. Que ningún autor debe reputarse criminal por ia ignorancia ó mala fe de los lectores. 10. y último: Qje los artículos anteriores califican nú inocencia, mi amor al sistema constitucional, acre ditan mis impresos de filantrópicos, y en todas las eda-" des, en el concepto de los sabios políticos y amantes de la humanidad, me recomendarán digno de premio, y DO de la injusta prisión que sufro. Concluyo reproduciendo mi opinión de que á España le es y le ser3 gravosa la dominación sobre la *J uiifli* nado en veinte días los ^trazos que yo me sé, no siefl* do el menos el equiübiio de mi opinión entre los que no saben juzgar rectamente, por lo que otros dijera* A la verdad que esta es una cosa 'bien graciosa. Yo es* t>y pagindo lo que hicie o Pr di K trada, Infante y otros, teio siempre insistiré cu que si estos autores di»II jeron mal, perqué no los calificaron de sediciosas con tiempo, pues entonces es bien claro que yo no hubie- ra escrito una palabra de independencia Insto mas: puede ser que otros escriban con- siderándose segures con la* autoiidades que yo; ¿por qué, pues, el Se. Fiscal Rut ana no los denuncia como sediciosos, sino que corren } se esta vendiendo el de Pradt con mucha estimación en ti du? Esto no se le esconde al Sr. Fiscal que denum ció mi Chamorro, Si este que, apenas toca la materia se denuncia y se califica de sedicioso, con cuanta mas razón no se deberá denunciar y calificar de io mismo ti de Pradt que la trata pro fomoricri.y en su cumpa* du la representacicn del Sr» Floren Estrada, el Con* nrdato de Vidaurrey la resolución del probUma sobre independaneta de Infante y otros. Yo espero qoe dentro de dos dias estará hecha esta diligencia, porque ya se le advierte ai Sr. Fiscal por segunda vez y de letra de molde. Si lo hace y la Junra califica de sediciosas estas obras, la focha de la calificación es un documento que siempre cbraiá en mi favor, y si no lo hace, su .silencio será otro documento I que me defenderá con mas fuer ii. Y tanta mas prisa «deben dará la denuncia, calificación y recogimiento de estas obras, cuanto que la Junta cree que pueden producir mal efecto en loa incautos unas cuantas es- presiones tomadas de est¿>s autores sin reflexión, ¿cuan* to no podrán hacer las mismas obras, escritas con mu* \(h reflexioné Es menester desengañarnos. No se dtbe ni se |puede calificar un escrito por sus pioposiciones aisla* s, sino detenerse en txanmar el esputo del autor, |cwejando unas propon iones cun etr »s un seuti lo con otro, y hacerse siempre cargo del exoidio, n.trraoion y j*fi' ^o de una ob¡ t. En cazando en un impreso esta ó aquella pa% •bra, esta ó aqiulla p»otosuiun, yo apuesto cuaato íen* 1 -I 'i11 go (oíie-c* n i da ) 4 que faca Sedicioso ti Credo mismo. Por eso sabiamente dijo el Sr. Benedicto XIV. estas notablts palabras (que no deben ignorarlas d¡ olvidarlas los jueces ó censores de obras) en su bula que comieoza Sollhita ac próvida^ y son estas. » Amo *> nestaiftos que se advierta cuida ¿osa mente no pod¿r »>>fot de una preposición, si no se lee enteramente todo » su escrito: si no se comparan entre si las escresio- » nes colocadas en diversos lugares: ¡i no se examina » atentan&nte todo el plán y el cbjeto del auívr. No " se pronuncie i-mas de un escrito por una ú otra pro» » posición arrancada de su contesto, ó considerada se- » paradamente de las otras que se contienen en él. IV;. » que muchas veces sucede que lo que el autor dice »» en un lugar de paso ó con cierta oscuridad, en otro » lo espüca tan clara, distinta y copiosamente, que se 9> desvanecen de todo punto las tim ólas esparcidas ¿I i> parecer en la primera sentencia, á la siniestra inte- » ligencta que presentaba á primera vista: de suetteque aparezcj aquella proposición libre de toda nota...La » misma equidad parece pedir que sus espnsiones es ♦> pilcadas benignamente, se entiendan en buen sentido." Asi pensaba un sabio Pontífice Romano, y si hubieran censurado mis impresos cinco Benedictos, los hubieran absuelto, y yo no escribiera estas reflexiones en la cárcel. ¿No es ciertamente, una cosa chocautís ma re* * probar una obra y castigar á su autor por el daño que pueden kixeer en los incautos algunas de sus propulsio- nes? De que los necios no entiendan ó los maliciosos interpreten mal, no se puede argüir mala fe eo losau» totes. Non est facultas ipsa culpabilis^ sed ea malé ute tium perversttaS) decia S. Agustín hablando de ia te trica Y en efecto, si hemos de juzgar de la* ' braspo la mala inteligencia con que puedan leerse p^r los o; cios, ninguna hay que no inereaca reprobarse, puíSmo decía Ovidio: nada hay provechoso que no pueda dañar igualmente. ihhhnñw tranco on sbp) ntntiúij} • «,f5 >Í3W NU prodest qvod\twn ¡adere posit ídem. La culpa, pues, estará en la ignorancia ó malí» cía de los lectores. Lean estos cen juicio y buen i fé y no harán veneno do la triaca, y si lo hicieren, allá se lo hayan; pero no se impute su culpa á >03 autores. ¿De quec hrase valieron los gentiles para forjar sus febulas y estender mj idolatría? déla rna> sagrad:* cual es U liiblu. ¿Con qué arguyen los iudios contra la vea! Ja del Mesus? con las divinas escrituras. Los he- itges, ¿de donde han sacado sus argumeatos pira sos- tener sus etrorcsl Del antiguo y nuevo testamento: ¿y podremos decir que estos divinos libros son indiciosos poique de ellos se han valido para estender doctrinas tironeas tn todos tiempos? de uingana manera Ni Moi- sés ni ios profetas:«i Samuel ni los jueces: ni Jesucris- to ni los Evangelistas pueden aparecer culpados por- que unos genios fascinados ó díscolos torcieran el sen- tido de sus palabras per ignorancia ó pot malicia. Debemos, pues, leer en up escrito todo lo en él contenido, y aprovecharnos de lo bueno, siguiendo el dictamen de la razón y el consejo, del Apóstol: Omnia fíchate, quod bonum est tenetc. En virtud de todo lo dicho, me parece que es- tá evidentemente demostrado: i. Que ni iacuni ni pu- de haber incurrido en delito por mis opioioues poHticas. 2. Que tamjxjco contravine a la Ly en publicar* las, poique ia misma ley me lo permite. 3. Que, caso de haber inciuíido, el Sí ñor Fiscal Retinta es el primer delincuente, pues sabiendo que lo que trata de independencia es sedicioso, no ha denun- ciado haita boy el Pradt9 Estrada, Infante y otros que hablaron de elia auus que yo y detenidamente. 4. Que soy adicto a la Constitución.f4 • ■ ^ - Que esto consta por m's mué"-os impresos y autf por mis obra*/(*) ^ esoiUM efe on/rrfü«i/v ¿!¿t¿ isnoü 6. Que escribí tratando de aprci^inr los ánimos, y fijar la opinión en fav;;r dvl S'stjp.u, rhcngeauá;, á americanos con la justicia de -su e*u.vi, y éxortmdolüj a que aguardaran que esta la djc'araran la*» C'óir .s. 7. Que esta diligencia me la dictó el noble espni. tu de evitar el primer rompimiento de guerra, y y¡é se economizara la sangre de mis semejantes. 8. Que yo estoy preso no por lo que dije; sino* por (*) Apiñas se publicó la constitución, cuan h inventé y abrí una lamina alegórica, que repésenla á España y Am nca dtndose fas manos y sosteniendo el código fundamenta/, y ar- Tira se lee este mote: la sabia Constitución aseg.ua djcs- ira ua'on. ■ Deseando consolidar esta, inventé una cinta bierhr blanca-y verde con este tema: Viva la Conwiiucíon G s é mas de cien pesos en cintas para hombres y algwias Ihir.dit para si ñoras, que rega'é y se pusieron muchos en el pecbo. Ultimamente: fui el primero y el único que abrió tmñ subscrición para socorro de las familias de las victimas de Cádiz. Me subscribí con diez pesos, se colectaron cuatrocien- tos y picot cantidad muy ratera para ana capital como Mé- jico; pero yo hice cuan'.o pude. La ¡amina se puede ver en el prologo de mi periódico titulado: El Conductor Eléctrico, Lo de las cintas fué pú- ilico: el convite á la subscrición const» en mi impreso que ti- tulé'. La Catástrofe de Cádiz, y el dinero lo recogió y remitió á Cádiz el Señor Coronel D. Josef Ignacio Aguirrevzngoa, siendo alcalde de primer voto el año pasado. ¿El que hace todo esto, no tiene egecutoriada su ad- hesión el sistemo, el deseo de la unión de los dos conti- nentes y el amor á sus semejante de ultramar} ¿oues como podrá ser sedicioso un papel suyo, no ya en tercer grado; pero ni en ninguno!1 '5 el daña que pueden hacer en los incautos las espre» siones del Arzobispo de Malinas y otros. (j. Que ningún autor debe reputarse criminal por la ignorancia ó mala fe de los lectores. 10. y úUimo: Qje los artículos anteriores califican mi inocencia, mi amor al sÍ3temi constitucional, acre ditan mis impresos de filantrópicos, y en todas las eda-" des, en el concepto de los sabios políticos y amantes de la humanidad, me recomendarán digno de premio, y qo de la injusta prisión que sufro. Concluyo reproduciendo mi opinión de que á España le es y le será gravosa 1¿ dominación sobre la 'America, y llegará ti caso de que ella misma la emancipe. S^-u * Que es mejor esperar este decreto de las Cor * tes (que pueden darlo facultadas por ia iey) que no precipitarnos i una funesta anarquía. Quífsdebe preferirse un armisticio honroso á una guerra cruel y esterminadora de americanos y europeos, que entregará el reyno indefenso al ingles ó angloameticano. • 1 Y que entre tanto hacen lo que quieran, apelo dd juicio de mi causa ¿ las Cortes y á la ley para ob« tcne« mi libertad. • Méjico, Cárcel, Mario 26 de 1821. ■ jfosef Joaquín Fernandez de Lizardi. NOTA. Como este superior gobierno tiene prohibido que se vendan los impresos á los revendedores, por- que estos incomodan al público con sus gritos, esrx • 14 necesario advettir que «te papel y cuantos diere á luz se hallarán en el portal en tcdcs los puestos públicos; asi perqué me interesa que se vendan, cerno por- que la ley me permite publicar mis ideas políticas, (Const. art. 371.) y para el caso tanto me impor- ta que los griten los muchachos, como que sepa el público donde se espenden mis impresos. i Imprenta de D. Mariano CntiverQty ano de 1821. * 22 AP 69