LA CIUDADANA mríla .'•ttif i»: ' ,lL t> , "' í .7, rr r' / AL PENSADOR MEJICANO. Señor Pensador: Me parece que también k nosotras las mugeres nos debe comprehender la libertad da la prensa; pues aunque pese á cierto Sr. Lavater, de quien en otra ocasión ine ha hablado mi marido, gozamos de la facul- tad de discurrir. Y así, urjida del vivo deseo de ver remediadas cier- tas cosas que me tienen en pecado, me determiné ¿ es* cribir á escusas de mi marido; porque aunque me dá gus- to en muchas cosas, en esta temí el que fallace: pues al buen señorito no sé que diablos, desde que juró nuestra Constitución, se le han metido en el cuerpo. Pero ño, no vaya V. á pensar que es por ser anti- constitucional: «o Señor, Dios nos libre: es porque des- de aquel día le persigue la arranquera, pues era el po- breciro del cuño pasado: ya V. me entiende. Pero vamos al caso: determinada ya á escribir, no dudé uq punto en la elección del sujeto á quien me ha* bia de dirijir, pues decia á mi sayo: éste ha de ser de quien el público tenga un buen concepto, de quien se reciban bien sus reflexiones, quien esté impuesto de las costumbres de nuestra corte, quien esté instruido de sus bandos y reglamentos. Y ¿en quien mejor que V. le han de encontrar unidas estas bellas cualidades? En cuan- to reflexionaba tantíto en cada una de ellas, brincaba enmi imaginación la ¡dea de V.: parece que al oído me de- cían: al Pensador, al Pensador. Pues ya está hecho, Sr. roto. A V. y a V. solo se bao de dirijir mis cortas reflexiones; y si no le acomoda ¿para qué descubrió su habilidad? Espero en su política que no despreciará las voces de una su conciudadano y que, como amante de su patria, se dedicará no solo al destierro de los errores, como hasta aquí lo ha hecho, si* no que también al de muchos males físicos, pecuniarios, y morales, que de la infracción de muchas sabias pro» videncias vemos con dolor originarse cada instante. Está patente mi fin: objeto que quiero ocupe la «tención de V para que, no cesando de dar cuartazos á los fernandinos que se aparezcan, ni pescozones á los her- manitos del entremetido de Puebla, que tal vez resue* lien, proponga V. en público dichos males con la gracia que le es caractetlstica» demuestre sus cansas, y al mis- mo tiempo indique Tos remedios que hallé por mas opor- tunos. De esta manera llegarán á los oídos de los sabios que nos gobiernan, (que no pueden saberlo ni verlo to- do) y se conseguirá su absoluto estermfnio, tendrá efec- to uno de los principales objetos de la libertad de im- prenta, V. llegará al colmo de la gtoría que se ha me- recido, y yo lograre la satisfacción de haber contribuido en algo á estos tan interesantes fines. Pues manos á la obra: le apuntaré á V. por ahora algunos en geccial; y si tubiere esta buena acojida, se- guiré especificando otros muchos. Ya comienzo, yaya por artículos;. i, ¿Qué le parece á V. de la venta de todos licores en las vinaterías las ñañaras de los dias festivos? Ellas efectivamente (aunque no siempre, ni todas) se están cer- radas hasta la una; pero ¿que importa, si por la trastien-da, casa, ó accesoria contigua, ó valiéndose de osa ca- silla de panadería, ó cafecfto, se, espenden, que es un pri- mor, desde las cinco de la mañana á todos, y ea todas cantidades. Y esto es que decia un viejecito, tío mió, - que había muchos, y buenos bandos para cortar estos abuses, y los siguientes que notaré. *; a. ¿Qué le parece á V. de estarse los borrachos ea semejantes casas, todos los días por mañana, tarde y no- che, como en la suya? Se unen los dos sexos, obra ei chinguirito, y ahí tiene V. mil pleito?, mil insolencias, y una multitud de cosas que la modestia no permite que se digan; pero esto principalmente en varias tabernitas, por no decir en todas, en las que por lo bajo viven de asiento veinte ó veinte y cinco borrachos, edificando á los vecinos, y calificando la ajustada conductade los ta» berneros. 3. ¿Qué dirá V. de los tenderos que prestan so* bre prendas? Hablo en lo común; prestan á puro ruego la cuarta parte, ó tal vez ménos, de lo que la prenda va- le: hacen llevar la mitad de esta cuarta parte en recaudo que es et peor, y 1a otra mitad le dan en tlacos: llevan un real en cada peso; y lo peor de todo, que como no en todas dan boleto, por lo regular se pierden muchas. Daños que ya V. notó en su benéfico papel titulado: Avisa á los tenderos, y también d los marchantes; del que en las mas casas de este trato no hicieron caso, como ni del consejo que V. les dió, aunque les mostró V. coa el bando de 4 de mayo del año de 90. que era lo mis* rao que estaba mandado por nuestro £zmo. Reviltagige- do, virey entónces de este reino. 4. ¿Y que me dirá V. de los regatones, que los hay en tanto numero, causándonos tantos daños? 5. ¿Qué de tantos animales respetables por su fero- cidad y cuernos, de que por las mañanas temprano, y* u i •1 pardear la tarde, se ven llenas nuestras plazuelas y ca- 6. ¿Qué de tantas macetas, que desde los balcones y ventanas nos amagan un golpe, ó á lo menos, pos ensucian con el agua H¿e >^foí|^V;ituie' ¿ñ\ i\J7* ?Qué;del agua inmunda, que por las ventanas y accesorias arrojan sin cesar? ; 8. ¿Qué del riego de las calles, con agua de los caños, y del baño de los coches y caballos en las calles y pilas públicas? '9*.„ . ¿Que de U poca paciencia de los carretoneros ma- tutinos y nocturnos, que si no salen á regalarlos miéntras tocan la campanilla, nos dejan con aquello en casa? -. 19" ¿Que del dejarnos los aguadores muchas ocasio- nes sin agua, por estarse escondidos de miedo de algu • pos soldabas, que i golpes y sin pagarles nada, los lie- ... ir« ¿Y qué de tantos perros, que de día nos inco- modan, y ele noche no nos dejan dormir? ia. ¿Y qué*,- pero basten, Sr* Pensador, basten por ahow estas puntos en general* ya le habré cansado la atención; sirvase V, perdonarme, que no ha de ser la úl- tima, si á esta aprecia V.: yo le prometo qne no he de dejar huesito que roer, porque tengo cuatro viejas que me cuentan v me ponderan .todo lo que pasa. En el inte* fin mamdei su afectísima servidora que s, m. b. •*Íti oí *ir> f>r;p .oq ••:» oña I*>b on'n «i. ; I ;y. .i ,f r;:r \ o:: :: iui La Ciudadana, . ir¿! - rp % >: ■ ?z\ eb .V i. :j --ri r *n /-, ,« v ,o MEJICO: i8sa. Impreso en ta oficina de D. Alejandro Vatdes,