EL IGNORANTE h i AL ENTREMETIDO. «Á-unque este mi pensamiento lo tenia escrito desde el di a que salió el papelucho de V., no babia querido darlo á luz; lo primero» porque el dicho debía ser despreciado, y lo segundo, porque como ignorante me parece «o debo sacar la cabeza, exponiéndome á críticas} pero habiendo visto seis dirigidos contra V. ^cuyos autores venero) ya no. tengo que temer, pues la pru- dencia del lector me disculpará como á ignorante, y que tengo en mi abono en ser amante de mi patria. Yo también oía decir i un sabio: que los hombres y la loza se conocen por el sonido; y ahora me parece decir á V. que suena i cascado en todas sus partes; pues se introduce de un modo conque nos avisa ó que es extrange- ro, ó^que no quiere go:iar de los derechos de ciudadano, introduciéndose con el cascajo de: Poblanos por racionali- dad y religión. ¿ que, no es V. Español? ó no quiere V. que en Puebla-España disfrutemos de este honroso nom- Jbre, que por tantos años nos han privilegiado nues- tros católicos reyes::: pero sigamos nuestro papel. El señor Ciudadano, no pretende canonizar la Consti- tución (como insinúa en íu segundo periódico) sino des- terrar vulgaridades necias; como de no hay rey, se acabó la religión y otros sarcasmos que la gente idio- ta anda publicando: bien, que esta se produce las mas veces por las instruciones pésimas que los enemigosde la paz y. de la patria les inspiran; pero como es- tos enemigos, son almas cobardes por lo común, y te- nemos mucho, sáb'os que lo i r.U¡ren, les dura muy poco sus entusiasmos, por que jqudia gente llega i -conocer sus ideas falsas y ri.bal '3. - Y si V. advierte que nuestro señor Jesucristo dice: el limpio no necesita Lrv.z¡-se; también nos amonesta, dar buen consejo al tjue lo h.i menester, y como V. lo necesita, le aviso: que no se entremeta en orra; pues ' descubriéndose el señor Ciudadano, ha hecho ver: que sin ser fedaio de rey y haciendo de secretario, ej -r- cip la soberanía, y dío a mostrar )io se enojó S. E. , aíit s bien, I¿ manifestó mucho afectó; siendo V. en este ac- to bien desairado. Esté V. entendido, en que el segundo Señor tío tíos fone en el mayor cotijiieto, y que aunque entresaca lo mejor de las historias profana y sagrdda, á V. le farece que nos hace un champurradito muy bonito; siendo lo contrario, pues V. i,i nos hace un buen champurradito, mezclándonos palabras divinas con cho- carreras, y el viernes santo con Id carne. D jése V. dé suponer que no hay un competente número, de sabios; porque si por su ciencia vana y fatua no los conocía; el tiempo, como tan sabio, le ha de- mostrado y demostrará; que no solo en los cole- gios y monasterios, y en tal cual casa los hay; sino en las mas, y qu; tambi h hay algunos (aunque ocultos) en los barrios de Sañtiago, el Alto y demás. Espero en los señares regidores venideros, que con- tentaran á V. (si hallan por conviniente) el propor- cionarle mas pan y carne por medio; pues es el único contentamiento que los niños apetecen. Pero que que- men los canastos ¿le tamales el viernes santo, no se puede contentar al niño chiquito porque en ese días no puede haber luminarias; que bien se conoce su poca caridad: piles qué < no consideró que esas pobres se adeudan en esosdias para ganar medio ó un real, y era hacerles perjuicio, no so!o í ellas sino á sus prestamistas; pues quedaban imposibilitadas para pagar- les? ¡Si V. dijera que se publicase un bando prohibien- do estas vendimias, ó ya que se les permita sea con el mayor silencio que d. bemos observar en dias tan sagra- dos ! valla, aunque ya conozco el espíritu del susurro de V. porque no entre en tentación. < Es verdad ' pues amigo, Dios permite las tentaciones para nuestro ejer- cicio y mayor corona. Bien dice V. toda la baraja se ávuelto ases, pues, pero de bastos somos V. y yo, que como ignoran- tes, hemos sacado al público la cabeza', y podremos de- cir á las ases de oros: ya todos ¿unios subios y virtuo- sos, \-qiie gusto! Gye tu que presumes neciamente ser elocuentes todas tus razones, esas que te parecen digresiones fuéranlo í no ser tu tan maldiciente: No ensangnentes en todo el mordaz, diente, mira que tus palabras son acciones ' que en vez de conciliar veneraciones provocan la atención del mas prudente: No asi, aquel á quien miro arrebatado del blando z lo que le trae vencido disculpando lo malo en su cuidado: Apoyando lo bueno en lo entendido, esto es lograr de todos ser amado, no como tu mirarte aborrecido. Puebla y Junio 17 de 1820. Imprenta de San Felipe Netl.