SEGUNDA PREGUNTA ( DEL HÜO DE LA CONSTITUCION AL PENSADOR MEJICANO- Sobre el impuesto del peaje o pillaje, como lo llama el Pueblo. MEJICO: 182a. IMPRENTA DE ONTIVEROS»A todos y i ninguno mis advertencias tocan» quien las siente se culpa; el que no, que las oiga. Y pues no vituperan señaladas personas, quien haga aplicaciones, con su pan se lo coma. Triarte(O ¡V^Ia, con que vd. es mi hermanito, hijo de la Cons- titución y nacido del mismo viente que yo! Vaya, vaya yo me alegro tener un hermanito en este reino pues hasta aquí he carecido de él y también roe alegro que profese el mismo amor que yo á nuestra Madre 2 Que se espanta vd. de que le baga unas pregun- tas tan interesantes? Me dice vd. que para responder- las es necesario comprometerse: no, yo no trato de eso, lo amo muy deveras para no tratar de hacerlo res- ponsable: hermano mío, todos estamos obligados i ma- nifestar nuestras ideas políticas, y mucho mas cuando conduce á la felicidad del pueblo que debe ser nues- tro primer objeto; por lo demás al que le pique que te rasque, y no den justos motivos para excitar á los escritores á que manifiesten clara y palpablemente los grandes defectos en que continuamente incurren. He leido con indecible gusto su respuesta á mi primera pregusta: enteramente quedo satisfecho de su ingenuidad y muy cooteoto en que confrontemos en un mismo modo de pensar; pero, hermano, me ha to- cado vd. uo punto que se me estaba haciendo la boca agua por hablar algo á cerca del particular: tal es el hipótesis del carbón que me sita ¿ Quiere vd. creer que no es el obise de los pasaportes el único que hace carecer de este necesario efecto á ra Capiral? Lo e. también tanta gabela como paga el infeliz carbonero antes de vender su efecto. Pero, hermano mío, que punto rae ha tocado vd.; sepa que por no separarme de la idea que me pro-puse en mi anterior pregunta no le hablé acerca del carbón y del peaje que se baila establecido en Gua* dalupe, y de la inversión de este, pero ahora, herma- no mió, va vd. á escuchar primores que se tapará las orejas, para que sepan el agradecimiento que deben tener á nuestra Madre la Constitución y le den gra- cias por la felicidad que nos ha traído, pues por ella ya que ro podemos poner pronto remedio á los abu- sos, por lo menos nos queda el gran gustaso de decir con libertad y sin miedo cuanto nos parezca que no está en el orden, como ahora lo del peaje que he dicho en un piincipio: ya sabe vd. que hace tiempo hay ^establecido en Tacuba un peaje para los carbo- neros en que le arrancan á cada pobrete una cuarti- lla, por cada muía, y tlaco por cada burro (ó burra que es lo mismo) este fondo entra en las cajas de Guadalupe (según las llaman las de allí) y tie- nen razón por lo Cajeado que están ellos con estas, ' estos ingresos en el día tk de los muchos pantanos que tiene. El de Tlaloepantlaá Guadalupe se pone en es- te tiempo tan malo y atascoso que no es posible an- dar por el, ademas de ser una legua mas largo. ¿Leparece, i vd. bien la inversión del peaje? \ Las obras Hechas en utilidad del público y acostá de tantos ir.- Mice*1 Crío que \é oigo' decir: á vd. en voz queditá «w; y en voz roas atrita le voy á decir á Vd. ni á mi tampoco* porque hermano mió, cuando á los pobres se les arrancan los medios con utilidad general están muy bien arrancados; mas cuando es en utilidad de un so- lo egoísta, debemos llamar con voz en cuello i nues- tra madre la Constitución para que nos auxilie con sus benéficas leyes. Vd. dirá que cansado estás, her mani- lo, y yo le responderé (con aquel refrancillo) allá va este carnero haber si topa» Dígame vd., amado hermano, hijo también de la Constitución y nacido del mismo vientre que yo, que le parece mi papelucho, el no esta elocuente, pero ha- bla la verdad con claridades, y juntos los dos defen- deremos á nuestra madre la Constitución, pues ya ben- dito Dios no habrá quien nos lleve á cenar al mesón de la pita: su hermano y S. S. El hijo de la Constitución. Z?. AP «fc-