QUE EL »CENCiADO £>. JUAN ANTOJSLIO DE CASTEJON, PRESIDENTE DE LA REAL ACADEMIA DE AMBAS JURISPRUDENCIAS DE LA VILLA V CORTE DE MADRID, LEYÓ EN JUNTA GENERAL CELEBRADA EN LA TARDE de 17 de Marzo de i8»o. PUBLICALO LA MISMA CORPORACION. Reimpreso en Cádiz: En Ja Imprenta de Carreña, calle Ancha. Año de 1820»SEÑORES: iNJada mas justo y oportuno en las presente» circuns- tancias que manifestar nuestra común alegría por el su- ceso mas feliz de que hay egemplar eh la historia de todas las naciones. Somos libres , y lo somos del modo mas glorioso y mas digno del pueblo español. Se ha mudado en pocos dias todo el sistema de gobierno , apo- yado en instituciones de muchos siglos ; y aunque ha sido indippensable pronunciarse por la libertad, y valer- se de la fuerza para sostenerla, no ha dejado por eso de ser profundamente respetada Ja sagrada persona del Rey, su augusta dinastía, y aun todos los funcionarios públi- cos. Ni se atribuya á cordura de estos lo maravilloso del suceso ; todo lo contrario : hicieron por su parte cuanto pudo contribuir á irritar los ánimos, y á que fuese vio- lenta y terrible la esplosion de la libertad oprimida. Dí- ganlo sino aquellas locas y crueles alegrías por las ven- tajas mas efímeras 4 aquellos feroces insultos, y proyec- tos sanguinarios : díganlo las calles plazas y calabozos de la desventurada Cádiz, humeantes aun con la sangre inocente de su* víctimas; y díganlo en fin loS campos de Marbella y de Morón , en donde ¡os hijos de la patria, los valientes de Riego: :: : : ¿Pero adónde voy á parar? j Intento por ventura en este dia renovar sentimientos estinguidos ? ¿ F's mi^proyecto acaso denunciar en época tan feliz á la pública execración los agentes principales del poder absoluto; los verdaderos enemigos de la Na» cion y del Rey ? No, amados compañeros mios; léjos de mí semejante pensamiento. Su conciencia misma losha juzgado ya : ella es-*u-ver/:i3o. Los persigue * lea atormenta noche y dia , M? -^a de amargura y con- fusión, los priva de quieta hasta el sepulcro, y aun allí mismo oirán los gritos aguaos de sus crueles remor- dimientos; ¿y queréis mayor venganza? Intento solo coa este desagradable recuerdo manifestar ha¿¡,ta donde ha lle- gado el heroísmo español en -Jas presente* circunstancias. Todo lo sabían los patriotas ; hacíales todo la impresión dolorosa que es de presumir en pechos nobles y sen- sibles ; se hallaban con medios suficientes para hacer sentir el peso de su justa indignación ; y sin embargo, mudos á su Rey, y constantes, en el proyecto grandio- so de la pública felicidad, han querido y han logrado coc«.st;guirl3 sin derramar por su parte Ja sangre pre- ciosa siempre de los .españoles. ¡ Gloria y honor eter- no á este pueblo virtuoso , capaz solo de semejante prodigio.' Nuestra portentosa revolución en nada se parece á Jas innumerables que nos refieren las historias : es 13 primera en su clase , y puede asegurarse sia arrogan- cia que tal vez no habrá segunda. Casi todas las de que tenemos segura noticia terminaron en mutaciones vkientas del gele del estado, acompañadas por Jo común de su esterminio , y seguidas de la proscripción de aquellos que habian obtenido su confianza. El pue- blo , en vez de ganar perdía siempre en estas sangrien- tas convulsiones , y gozaba cuando mas el placer es- téril de haberse vengado de sus opresores. Mudaba de períor. no de sistema : sacrificaba á otro ídolo , pv.ro siempre en las aras del despotismo. p\ algunas almas privilegiadas emprendieron alguna vez la grande obra de mejorar las instituciones sociales , no pudieron con- seguir que se arraigasen y fructificasen, sino regándo- las contJa sangre de sus conciudadanos , plantando so- bre cadáveres el árbol precioso de la libertad. El pue- blo español se distingue de todos por la graudtza.de ahí.a y generosidad de sus hijos ; y ha ere-ido un de- ber suyo desviarse de esta senda cubierta de horror y crueldad. La esperfencla' N fttfcfW rét íjue'para él solo es"muy fácil lo que par?» ~»t*os imposible. Gloríense en buen no i 'os habitantes del Sena de sa ponderada ilustración' , exageren-los opulentos del Támesis los resortes de sQ política * y los efectos com- binados de su industria y su comercio : couñen aquellos en los rápidos progresos de sus conocimientos científicos, y persuádanse estos de que todo es débil comparado con sus riquezas y poder. Los españoles , la virtuosa Espa- ña , esta heroica Nación , á quien tenernos la gloria de pertenecer , les acaba de manifestar de un modo posi- tivo que sus recursos son loa mayores , que son incal- culables , y que no hay otro mas sólido que sus virtu- des , ni apoyo mas firme para todas Jas circunstancias que su prudencia , su generosidad , su amor á la Patria, sus nobles y elevidos pensamientos, su adhesión cons- tante á la sagrada persona de sus Reyes , y á la reli- gión de sus mayores. Con estas armas es Invencible ; sal- vó la Europa, y acaba de obtener un triunfo mucho mas glorioso ; a saber, su amada y bien nierecida libertad. ¿Y cuándo la hemos obtenido? Al tiempo mismo que nuestros males parecían sin remedio, cuando to- dos nos consideraban al borde del precipicio , cuan- do ya se oía el espantoso estruendo dtl antiguo edificio de ios Pelayos, Alfonsos y Ramiros, y se veían envuel- tos en sus ruinas los que infieles á la Patria y á su Rey habian abusado de la bondad del augusto sucesor de San Fernando. Entonces mismo, estremecida la ma- dre Españ.1 de los terribles niales que la amenazaban, alzó su magestuosa frente , y revestida de ;oberana dignidad , mezclada de ternura y de firmeza, todos wsois mis hijos (esclamó) , á ninguno desconozco , á ystodos os vi nacer , y os acogí en mi seno maternal; 9íSOÍs mi gloria y mi esperanza ; quiero que seáis fe- sílices , y que unidos con vínculos iudisolubles deis al wmundo un egemplo memorable de todas las virtudes «sociales: queseáis firmes sin obstinación , moderados picón denuedo, resueltos sin altivez, subditos coa dig-wiiJjd , religirt^os íH» prftppnpación , y que respetando r>\a sagrada persona del prime o de vosotros, del Mo- wnarca de ambos mundos , seáis virtuosos , constan- tes y siempre libres." Dijo i_ paña , y somos libres. A tan gloriosa voz se disiparon como el humo en los bue- nos españoles los fieros resentimientos, el cruel espíritu de -venganza , y las odiosas parcialidades. Callaron las pasiones todas, y se oyó solo el grito penetrante y con- solador de viva la Constitución, viva el Rey , viva la Patria. Resonó primero en los campos afurtunados de la Bética: las columnas de Hércules se coamovieron; r y repitiéndo magestuosamente , Constitución y Rey*: lo hicieron oiren todos los ángulos de la Península. Cons- titución y Rey"., contestaron luego los muros briganti- nos , y el eco retumbó por los montes asturianos : el Moncayo se conmovió, y el Monserrat y el Fuenfria repitieron altivos el mismo grito saludable de la Patria- Oyólo entonces nuestro augusto-firnanoo , y cual di- sipa el sol naciente las densas tinieblas de la noche, no de otra suerse disipó sus recelos , ilustró su enten- dimiento , ahuyentó los malignos influjos de sus inmun- dos Consejeros , rasgóse el velo con que le tenían ocul- ta la verdad , y vie'ndola y abrazándola cordialmente,*. la siguió gustoso , y nos hizo felices. Juró la Constitu- ción, y jamas Rey alguno en la tierra hizo ni pudo ha- cer mayor bien á sus pueblos. Por él merece el gran- dioso título.de Padrs.de la Patria ; por él le bendecirán Jas fjturás generaciones; por él ha olvidado la presen- te las continuadas desgracias de seis años ; y por él finalmente ha hecho ver que su corazón es todo es- pifíol., y que la dilación en este solemne pacto, tan glorioso para todos , no ha sido culpa suya. Así lo ha manifestado francamente con tales muestras de sencillez y dignidad , que .no habrá español alguno capaz de pe- netrar el mérito y sentido de sus reales espresiones, que pueda leerlas sin especial conmoción. No podia ser otra cosa : su dicha es la nuestra; su gloria y nues- tra prosperidad son inseparables. Jamas los brazos des- w 'fwyeron Toluntarlament<* elcbqrptftfnfsftc á-quien de- fiende. ■"^"'W Tenemos , pues, Constitución»\ Y qué es la Cons-* tltucion ? A qué viene á .educirse .este Código tan sus- pirado ? ¿Bien lo sabéis vosotros, amados compañeros. Es la Constitución un pacto-solemnísimo entre todos los españoles y su Príncipe, por el cual se fijan irrevoca- blemente los derechos respectivos, y se describen con exactitud los límites del porder , y se pone fin á log abusos de la arbitrariedad. Es un yínculo indisoluble Que nos une para siempre , y nos hace en lo político felices y dichosos, y nos engrandece y eleva á la cla- se de hombres libres, y nos constituye ciudadanos. E* un muro de bronce impenetrable á los ataques del fie- ro despotismo , y á las convulsiones horrorosas de la anarquía. J£s la egida victoriosa de nuestra suspirada Irbeftad . á cuya benéfica sombra descansaremos segu- ros, y gozaremos dichosos las dulzuras de la sociedad. Es la restitución de nuestros primitivos derechos , inse- parables de la especie humana, emanados de la divi- nidad , y hollados impíamente por la tiranía. Es , en una palabra , la destrucción de este monstruo que , (se- gún el célebre ciudadano Marina) no ha tenido eri- gen natural, y es parto revesado de la injusticia , de la violencia , de la fuerza armada , del engaño de la seducción, de la perfidia, de la ambición dé los que mandan , y de !a ignorancia y estupidez, y abatimien- to y superticion de los que obedecen. Es plantel de grandes hombres, fuente de riquezas , estímulo de in- dustria y de aplicación, principio de la.glorh, pros- peridad y eterna duración del castellano imperio. Es apoyo solidísimo de la Religión y del Trono: de aque* Ira, porque se difunde, robustece y hermosea con la libertad y las luces; y de éste , porque se afirma y corrobora con el amor y la confianza. El español consti- tucional no podrá menos de adorar Ja santa Religión de sus mayores, «manada del cielo, y no solo com- patible, &ino eficaz protectora de la prosperidad de las. i>üi: n-s. N"o TtWíwlí^pffra "si. tíonservjcion de ese tri- bunal obscuro y desmurado, t? < opuesto á las luces del siglo corto á la moral pura y mansedumbre del ^Evan- gelio. Jamas la Iglesia en sus Jias felices imagino tan monstruoso establecimiento. A egemplo de su divino fun- dador, no quiere la sangre ni Ja muerte del pecador, sino que se convierta y viva. Sus armas son todas de suavidad, de dulzura y persuasión , y la mas eticaces, continuas y fervorosas súplicas al Dios de ¡insericoruia, para que la tenga con los infelices pecadores. Nunca se creyó que la santidad consistiese en perseguir loa pensamientos, abatir á los hombres , confunüirlus , ano- nadarlos y embrutecerlos, introducir la descomíanla y U guerra en el seno mismo de Jas familias ; tafean al pa- dre contra el hijo , y al esposo contra la esposa, sofocar todos los sentimientos naturales , autorizar las viles de- laciones , y proscribir la piedad y compasión , adoptan- do en nombre del Dios de paz la desolación, el nier- ro y el fuego. ¡ O pura y santa moral del Evangelio, cuán poco te cañoneen los que en tí fundan tales erro- res , y te suponen contraria á las máximas benéticas de M Constitución ! Por ella el español no puede menos de amar á su Rey, de quien solo espera bienes. Ternera á la ley , pe- ro con un temor saludable , conociendo que ante su au- gusta presencia todos somos iguales. Sí, todos somos- iguales , todos obedecemos á la ley; á su voz impe- riosa nadie es capaz de resistir ; y ved aquí una de las preciosísimas ventajas que nos proporciona la Consti- tución. Son otras infinitas , que no es posible numerar, ni menos ponderar en este breve discurso. Los Padres de la Patrü , aquellos ilustres varones que la sanciona- ron , y cuyos profundos conocimientos los harán para siempre memorables, pudieran solo manisfestar digna- mente las grandiosas miras que los condujeron, y que vieron realizadas en el plan y feliz egecucion de esta obra. Hay sin embargo un medio fácil y sencillo pa- ra conocer con exactitud muchas de sus utilidades, y es-el cotejó con él ruínn ^ sfsierna "de que felizmente acabemos de salir. Y si do decidme, amados compañe^ ros mios , ¿ no os estreme-lan , no os llenaban de es- panto y de terror las frecuentes prisiones arbitrarias por primera providencia, sin previa formalizacion de cau- sa, y muchas veces sin decreto Judicial ? ¿ No os afli- gían las comisiones especiales, -la impunidad de los jue- ces , la eternidad de los juicios , las ocultas delaciones, las pesquisas , las alarmas, el desorden „ el desconcier- to y la funesta complicación en eí ramo importantísi- mo de la administración de justicia ? ¿ No éramos to- dos los dias testigos oculares en el foro de los male* infinitos que de esto se originaban ? Pues todos se re- median coa la observancia de la Constitución. ¿ No so condolía vuestra sensibilidad al ver gemir los presos en lóbregos y mal sanos calabozos, abandonados de sus jueces , maltratados de sos .fieros- carceleros, sin saber en mucho tiempo el motivo de su prisión , y á veces sin presumir-Jo? ¿ No contemplabais en su suerte la tris- te y desgraciada que pudiera caberos algún día? Pues ya no hay que temerla después de haberse restablci- do el precioso Código de la Constitución. £1 desprecio del pueblo mas noble de la fierra , la ignorancia y abati- miento ervquese le h3 procurado sepultar, ¿no era una ofensa á todo buen español, que veía tristemente ma- logradas las mejores dispocisiones de sus conciudadanos, y cortado en su raiz el germen de virtudes y de glo- ria? ¿No era un deber santo restituirle su dignidad, restablecerle en su decoro . promover su educación con leyes s:.bi;s y justas , y dejar abierto para todos el ca- mino de la gloria , y la noble carrera de la virtud ? Pues todo esto encuentran realizado los españoles en el precioso . Código de la Constitución. Cotéjense con sus principios luminosos los abusos intolerables d» || lla- mada real ¡¿atienda , la escandalosa arbitrariedad en Jos impuestos , el ruidoso sistema de exigirlos, el des- crédito Público, el desdiento general, el estado de apa- tía y de miseria en que yacían todas las clases de Jaro ... i . v otros rtiaTe? sin cu'ito qrje ha sofrido la pa-' tria. Cotéjense, vuelvo á repetir, con Jas máximas salu- dables y justas de la Constit jcion ; y dígase entonces «i produce 6 no ventajas á la nación española. ¿ Mas quién dudará de esta verdad ? ¡Oh I sí, algunos hay , y no pocos por desgracia, que dudan de ella , ó mas bien afectan dudas con in- fernal malicia. ¿Y quiénes son estos? Quiénes han de ser; los viles egoistas, Jos que reconcentrados en sí mis- mos nada ven , nada oyen, nada entienden como no sea su peculiar y mezquino interés : los que no conocen, ni son capaces de sentir las celestiales emociones de las dulces palabras , patria , virtud, gloria y honor na- cional. Para estos todo es nada , si se esceptuan sus privadas comodidades fundadas en el vilipendio, en la miseria y en la opresión de los pueblos. Viven de abu- íes , se alimentan con sangre , no quieren libertad ni reformas: sí el mundo se hundiera les importaba poco, siempre que ellos se conservasen. Estos son los únicos enemigos de la Constitución española, y lo son y se- rán siempre de todo lo bueno. No así ciertamente jcon cuanto placer lo digo! la ilustre academia de ambas ju- risprudkncias de la Purísima Concepción , á quien ts derechos nacionales, y comportaos en todo con Ja ge» nerosidad, moderación y prudencia de que el pueblo- mismo nos ha dado el mas asombroso egemplo. De- mostrad á todo* el mundo lo que somos todavía , des- pués de tres siglos de opresión., para que lleguen á entender lo que seremos bien pronto á la sombra de las nuevas instituciones. Estos son los sagrados debe- res de cuantos españoles tienen disposición y talen- to para desempeñarlos: esto exige la Patria en las presentes circunstancias; y esto es imposible ne.- garla sin nota de impiedad é ingratitud. Porque, mirad : el pueblo .español , sin embargo de su natu- ral despejo, se halla atrasado en el conocimiento da sus preciosos derechos , y por lo mismo no es posible que-por ahora los "aprecie debidamente. Sus implaca- bles enemigos , aquellos digo , que abusaudo eternamen- te de su generosidad, viven y nan vivido en holgan- za á sus espensas, han procurado tenerle siempre en esta humillante situación, bien persuadidos que su imperio es el de las tinieblas, derrocado infaliblemen- te al primer rayo de luz. Es per lo mismo ante to- das cosas necesario que esta luz penetre al pueblo, y entonces la* victoria es infalible. Serán forzados en sus mismas trincheras , y venan su debilidad , y se avergonzarán y correrán despavoridos ^ y el pueblo es- clamará ugloria y honor eterno á los que sacándome con sus luces de la estupidez en que yacía , me fuuhe-.hñ conocer mt dí$aWld;*,me fian ffífafcíecfdo'efTmtf derechos.- No f*nuacié'fs', ir-stre» académicos, á estas- futuras bendiciones: ellas sot inestimables para toda aima sensible , ia patria os lo premiará í prestadla es- te beneftcio. Y entonces unidos'con la¿os mdtFOlubles á.sus hijos predilectos.,-, á ios' hóroes de nuestra revo- lución, i los gloriosos para siempre Riegos , Agüeros, ibños.,■ Qiíiirogas , y otros campeones mil que -han He- rrado d¿ asombro ai mundo con 'su firmeza, modera- ción y patriotismo , entonaremos Cánticos de alegría, y haremos que sea eterna. la grandiosa obra de nues- tra libertad'* y que jamas deje de resonar por todos los •ángulos del imperio español'.: Viva la Constitución, vi- . *a el Rey, viva la. Patria,. Madrid y Marzo 17 de 1820. 1á6. D. Juan Antonio dcCastejón, Presidente, r V " <-^ l « C ......- ^ \¡ REAL. PROWOÍ^ sf DEJL CONSEJO, EN QUE SE MANDA GUARDAR y cumplir el Reglamenta del Tribunal extraor- dinario y temporal de vigilancia y protección, creado por la Junta Suprema Gubernativa del Reyno. ANO 1808. REIMPRESA EN BUENOS-AYRES DE ORDEN SUPERIOR. REAL IMPRENTA DE NIñOS EXPOSITOS. AñO DE 1800.