%l MOLEDOR CONSTITUCIONAL AL PENSADOR MEGICANO. rT1 enor Pensador: no es posible que pueda explicar á V. el Pacer que recibí al ver restablecido el sistema constitucional, ^onsiderando todas las ventajas que debia proporcionarnos, ' el cumulo de males que debe alejar de nosotros, al paso JjUe se le vaya dando toda la extensión que requiere y la acion desea ardientemente. No es posible, repito, pintar la 5atisfaccion con que recibí la noticias que me trajo uno de dependientes á la sazón que me hallaba en el campo, mi» *ando una hermosa tabla de trigo que me prometía una abun- de cosecha. « Constitución, exclamé saltando de "Pues entonces, di- ge yo, voy con mi papel á otra parte. »» Vaya V'. y llévelo, me replicó; pero desde ahora le pronostico que sera' mal des- pachado si no tiene amistad ó un buen empeño para con los administradores de las imprentas; y aun asi no me atrevo a asegurarle un buen éxito, por que estas oficinas eritan en anar- quía y no se conoce allí el orden. Lo que m'andá el admi- nistrador lo deshace un oficial por el vil interés de "cuatro reales ó un peso: y si después llega otro autor que sabe gra- tificarlo con mas liberalidad, este es el preferido, y el papel dé otro infeliz dnerme ocho ó quince dias mas. Np obstan- te, haga V. su diligencia por si tubiere mas fortuna que otros.* yo me desudo, por que tengo que evacuar un negocio ur- gente^ Me dejó, pues, mi amigo y yo me dirigí a otra impren- ta. No fué poco conseguir el poder hablar al administrador, ü que inmediatamente me preguntó si el p¿pcj que llevaba decía algo de los Señores Eclesiásticas y Religiosos, por que alü no se imprimia nada que tocase este punto, cspecialmcn- :e después que el Sr. Arzobispo lo prohibía expresamente ensu edicto. Yo que había leído ya el tal edicto y que sabi muy bien que no tenían semejante prohibición me vi ter tado de sacar al buen hombre,de su herror: pero estab de prisa y así me contenté con protestarle que mi obrill en nada ofendía á aquellas personas, y que si alguna ve: las tomaba en boca era sin exceder k>s límites del respet que se les debe(> Tranquilizado al parecer con mi respues ta, y después de haber estado pensativo un gran rato, mi dio el plazo de una semana para resolverme sobre el partí cular. No pude menos de, manifestarle mi estrañeza, po que me asignaba tan largo término para una obra tan cort; que no debía pasar de un pliego de letra chica; pero él st -mantuvo inflexible,-y me añadió: que los .escritores podiat irse.-despidiendo de su oficina, por que dentro de dos me- ses ya no debian contar con el'av pues sus dependiente; iban á dedicarse exclusivamente á i'á máxima obra del calen- dario. Vamos, dige entre mí, a' otra, parte. Ya V. me supondrá muy sosegado, porque he dejado al compositor formando la pla-nta, ó creerá tal vez que es- toy inuy entretenido corrigiendo la- proba, y. ai metalando los innumerables defectos-- y erratas crasísimas en que incurren- nuestros impresores.. Nada de eso. El citiideniH'o de Tos Pa tires Femand'mos^ l<% Biblioteca Mhpano-iimeritanü: he aquí los-grandes escollos que me ínpicfen la currada al puerto, des- pués de ran penosa derrota. »N¡ dentro de quince dias es- tarán expeditas las prensas."" Yo creí entonces qué se me trataba de buena fe/ ^ero'me he desengañado después, vien- do que .sin-embargo de aqiidl s graves ocupaciones sale*h de esta oíkina bastantes impresas, y he il 'g-.idusí sospechar que para ciertas personas no hay embarazos ni d-ilicultades: ha- biendo confirmado mi juicio con un suceso original que voy a coniar á V. - Ci íto amigo mío llevó á la imprenta para que sé le reim-prkniese el testamejit-o de la.Señora de la vela verde: qucd° muy formal el administrador en que asi se haría; y aquel se despidió; aunque desconfiando dg.la palabra que se le ba- bia dador porque dejó al otro .contestando con un R. Padre ¡ y un ex-inquisidor. Sus temores no fueron vanos; por^e al medio dia recibió su papel con un recado de' parte del administrador en que lo desáuciva enteramente. Hemos de ' suponer que esto sucedió cuando aun no se ponía el espan- tajo del cuadernillo de los Fernandinos, ni el de la Biblio- ' teca hispano-amcricano. Pues ¿qué diremos si después de ro' ! niado este prctesto vemos salir impresos de la misma ofici' 'na que se'negó á la reimpresión del testamento? Yo no hablo de memoria, y podría .citar muchos hechos; pero bas- ! te uno solo. El miércoles £ del corriente salió á luz el Dudo ' de la Inquisición vindicado^ y .sajiú en ocasión en que nada Uo aguardaría seguramente, por ser contestación, al gracic ] sísimo y moderadísimo aviso amistoso que había salido muy 1 pocos días antes» y nadie ignora la increíble morosidad cQn ' que se despacha á los autores. Y ¿no es esta una prueba de ; que se t'féne cierta predilección á cierta clase de personas? * ' si cotejamos el fondo y ér asiento del testamento con el del 1 drtelo ¿no diremos también que se da la preferencia a cier- 'ras materias y á cic-íta clase de papebs* Le'asc si no el testa' 'tnenrí*; y no'Se verá alii orja cosa que tina ingeniosa sátira 'que en nada choca con los principios constitucionales; y léase 1 el duelo, y 'se veía que en él se liama á la Inquisición santo y 'rectísimo tiibúnaí (que difieran esa pildora los liberales):se di* •ce que ella ha zelado como nadie noUrc los,libelos infamatorios» las juntas de Censura, (que digieran esa otra).;-.y se concluye diciendo:'que ya caida>.ya'hvantada.> la lkya el Señor por el camino de sus'justos. ¿Puede haber decisión y parcialidad mas clara ? ¡¡ ' En víino^e tratard .de salvar este hecho con mostrar eldiario constitucional, y tal cual otro papel de este genero. Ha- rria sus empeños, sus amistades y por eso se imprimieron. Y Sl "ó, expliqúese en que consiste el arcano de desechar tan abiertamente el testamento, y d^rse tanta prisa para publicar el duelo? <*Que significa aquella negativa para el primero y Cí>ta festinación para el segundo? Yo no hago mas que dar el testo V. hará los comentarios. Pero «basta de digresiones, (me dirá V.) vamos al caso, no se imprimió; pues aunque cierto sugeto que dice que tenia amistad, en la imprenta, me ofreció que de su cuenta Corria, al fin se aburrió con tantos plazos como le dieron, alargándolos cada vez que se apersonaba á la oficina y por úl- tlI^o me lo devolvió. Yo me lo eché en el bolsillo, volví á l°rnar mi caballo y me regresé á esta finca, donde permanez- c° á la disposición, de V. aun que firmemente resuelto á no Volver á escribir un renglón mientras no haya libertad de im- prenta, ó yo no tengra dinero para comprar una, ó poder gra- dear pródigamente á los impresores; y si esto no pudiere ser, aguardaré á hacerme de partido con ellos, bien sea adqui- riendo una fama que me sirva de pasaporte, para estampar figuro del aplauso cuantos disparates se me antojen, bien 5t'a profesando en alguna religión y vistiendo el habito ve- nerable de Capuchino ó Jesuíta; aunque por desgracia ya se puede á mi entender apelar á este último recurso. Ma- l'no constitucional y Agosto 6. de 1820. E. M. C. Puebla: 1820. Oficina del Gobierno, Calle de Herreros»___ w\ ^-----------------------------------