. (*/*■) RESPUESTA DEL PENSADOR ¿ CONSTITUCIONAL. s eñorita, (que ya estará vd. cansada de ser señora) ¿ Con que vd. también se ha propuesto el consultarme co- mo i un oráculo i Vaya, agradezco el buen concepto que le debo, aunque sea de chanza; pero así como yo teo- go el honor de que vd. se fie de mí y me dirija la pa- labra; así vd. tenga la satisfacción de que merece mi respuesta» porque son tantos los preguntones, públicos y secretos, impresos y manuscritos, que necesitaría tantas cabezas como las de la Hidr^ Lernea, y tantas manos como las del gigante Briareo para responder i todos. ¿ Qué le parece á vd. chatita ? ¿ No estoy mitológico y erudito? Pues asi comienzo para que vea que no soy rana. Se queja vd. de que i los cómicos se les quite el tratamiento del Don. Tiene y no tiene razón en esto, señora mía* La tiene en cuanto ni yo encuentro en toda la Constitución un artículo que excluya á vds. de la clase de ciudadanos, ni en toda buena política hay una razón para semejante excepción. A vds. se les ha considerado como infames contra toda regla de justicia, y entran en la clase de infames ipro jure9 como entienden los juristas, que es lo mismo que decir porque se quiere ó se ka querido-, pero la infamia legítima y merecida recae sobre deli- to grave que la trae anexa, ó después de sentencia de jne¿. Estas se llaman infamias de hecho y de derecho. De manera que la infamia legítima es la que el hom-bre se acarrea por un grave delito, como hurto, ale* vosía, ascesínato, traición, sacrilegio, &c. Según esto, los cómicos no cometiendo ningún de* lito, no son infames. Esto lo defenderé a espada des- nuda. Es ¡a infamia, dice el señor Lardizabal en su discurso sobre las penas cap. 5 § 4, una pérdida del buen nombre y reputación que un hombre tiene entre los demás hombres con quienes vive: es una especie de ex» comunicación civil, que priva al que ha incurrido en ella de toda consideración, y rompe todos ¡os vínculos civiles que le unían á sus conciudadanos, 'dejándole co* tno aislado enmedio de la misma sociedad..,.; Estape* na% usada con discreción, puede evitar muchos delitos, particularmente en un gobierno monárquico, cuyo, prin* cipio es el honor Pero advierte oportunamente, que para que la pena de infamia cause los efectos correspondientes, es necesario que la infamia impuesta pcy i«y á algún de- lito (Nótese esto) sea conforme á las relaciones y na- turaleza de las cosas; porque si se declaran infames algunas acciones, que de suyo son indiferentes (Note* se esto también) se disminuye la infamia de las que son verdaderamente tales, y que las leyes no deben for- cejar contra el sentir común de las gentes; (Noten esto las presentes Córtes) aunque sea este una preo- cupación. La pena de infamia no debe imponerse con de • maciada frecuencia; porque los efectos reales de las co- sas que consisten en opinión, siendo demasiado conti- nuos debilitan la fuerza de la opinión: por la propia ra- zón, dice Lardizabal, tampoco debe recaer la infamia sobre muchas personas á un mismo tiempo. (¿ Qué se- rá si son inocentes ó no acreedores á tal pena, co- mo sucede á las comediantes?) La infamia de mu* chos, dice este sábio autor, se resuelve en no ser in- .Atne ninguno. Esto sucede en nuestro casa Ningún particular trata ni juzga como infames, á D. Luciano Cortés» á D. Josef Amador, á D. Juan López Ext re- mera, á D. Antonio del Aguila, á D. Antonio Rosa i, á D. Josef María Aragón, á Doña Cecilia Ortiz, á Doña Agustina Montenegro, a Doña Antonia Rodríguez, á D. Andrés Castillo, á D. Bartolomé Arias, á Doña Marga, rita Olivares &c. &c. Tampoco habrá quien les diga: ¿cómo está vd. Señor Luciano? ¿Cómo le va á vd. señora Agustina? Ni quien, si les escribe, les rotule ai señor fulano. Todo esto prueba que la opinión pública está á su favor y les concede el Don que les ha negad* la ley; pero como ahora la Nación es la que ha de hacer sus leyes, y leyes justas y liberales, es de espe* rar que cuanto antes entren en goce de ciudadanos, sin que pierdan esta prerogativa por ser cómicos., asi como no la pierden en la culta Londres. » £1 oficio de comediante no es vil en Ingla- » térra, dice Don Manuel García en su Origen del Tea» » tro Español: al contrario, goza de todas las prero* » gativas de Ciudadano: los que se distinguen por sus » talentos tienen acceso á todos los personages mas dis* v tioguidos que hacen vanidad de proteger y honrar 4 n los hombres de genio. Garrik era admitido en la so- tt ciedad de los mayores personages de la corte, y su » cadáver fué sepultado en Westminster entre los hom» » bres grandes* Se le hicieron las exequias mas suntuo» » sas, y los señores mas distinguidos fueron á compe* » tencia asiendo de los extremos de su féretro." ¿Por qué no merecerán iguales honores los có* micos célebres de España ? Algún dia llegará en que todos tengan Don, y á su muerte los sepultaráo en ei caballete, en San Lázaro, ó en el panteón de San Pa- blo, tirando de los cabos del cajón cuatro viejecttos, colorados como unos gitomates.{Ve vd. chat3," como subscribo á su dictarte;:, porque tiene mucha razón para exigir un tratamiento que el público no le quita ? En esto tiene razón ; pe* ro no la tiene en asegurar que se le quita absolutamen- te, porque Don, quiere decir señor, y asi cuando en el cartel se escribe: cantará ana aria la Señora Antonia Rodríguez, equivale a decir, Darla Antonia. Rodríguez, si bien se advierte. Menos razón tiene vd. para decir que se me ha olvidado tratar esta materia. Lea vd. el tercer tomo de mi Pensador Mejicano y hallará impresos mil pri- mores á favor de su opinión Por ultimo, do tuvo vd. el mejor tino cuando para corroborar una verdad que por si sola se recomien- da , pone de modelo dt virtud entre (as actrices á Do* ña Cecilia Ortfz. Ello está muy bueno que se merezca todos los elogios que vd. le hace y mas; pero está muy malo el que vd. se singularizara coo esta señera. ¿No ve vd. que no está eo buena política hacer unos elo- gios semejantes á persona determinada en ninguna cor* poracion que se halle, pues una es la agradecida y las demás las celosas ? Vaya, mi chula, que puedo apos- tar la tunicela de color de felicidad, á que ya quisie- ra vd. que..... pero no quiero incomodar á vd., basta decirle que todos loa actores y actrices que son. buenos Jo son, y los que lo son, siempre se merecerán ta con* sideración del Publico con Don ó sin él, como vd.,sf merece todo el afecto de su amigo y admirador 7. £ l> MEJICO: 1820, Imprenta de Ontfoeror. 1 1.