la ao •i- r- rá n- se jue iao EDUCACION PÜBLICA, A 3 UNICO Y SEGURO MEDIQ LA PROSPERIDAD DEL ESTADO. Dedicado al exmo. ayuntamiento constitucional de esta n. c. de MÉJICO. POR {." Andrés González Millan^ Profesor de primer* educan para todos ios dominios de S. M. C. y Director de la Escuela Lancasteriana ó enseñanza mutua. mejico: 1820. imprest en ta oficina de D. Mariano Ontiverts.4 ~ la uiayor parte de los estados, y los principios in- ^ta^-«s en que descansa la ciencia del gobierno? Y (s caudal de conocimientos, éste raudal de luces ¿no |,r el único que puede mejorar la suerte de los hom- (s y conducir el gobierno de todos los pueblos al Hj. "0 de perfección de que son capaces los estableci- dos humanos? i¡lt. La razón vá recobrando sus derechos en estos ^ ^os tiempos, y con ellos se van desterrando de la írr parte de los hombres las preocupaciones y los Y\\ \es cTue Por larg° tiempo los han tiranizado y en- p3fec'do, y el pueblo se encuentra bastante dispuesto |5sa recibir y sostener esta nueva luz segundo ser de ^ humanos. Nuestro amado Fernando, el mejor de to- \ }0& Reyes, escucha con gusto la voz libre de la ad y desea vivamente el feliz momento en que dis- ^ando la primera educación del letargo tan prolon- ü0 0 en que yace, auyente lejos de nosotros la omi- tid ignorancia enemiga perpetua de la verdadera feli- y Si, nuestro virtuoso Monarca guiado de su benéfico pernal cariño pone en nuestras propias manos nues- felicidad, y nuestra fortuna confiandonos el nombra- J'4- . miento de personas que deben, gobernarnos, prom° nuestra utilidad, y dictar las leyes sabias que deben" cer la felicidad de la nación. Tratemos pues, de ^ cer nuestros verdaderos intereses; oigamos las leccio5 de la experiencia y saquemos de ellas el partido ' tajoso con que nos convida. El mas eficaz de todos los medios, dice un Pr fundo político de la antigüedad, para conservar las c tituciones de los gobiernos firmes y estables, es e á la juventud, conforme ' á la constitución. Este P ¿¿ objeto ¿se podrá lograr por ventura sin una educ^ , pública, ordenada, metódica, y uniformemente estable' " Nadie ignora la influencia de la educación sobre prosperidad de los pueblos, su libertad y costuro^ Las benéficas luces que ella esparce convencen la del hombre y hacen que se gobierne según sus Fr'n\ pios y que obre con valor apartándole de los del'^S de la ferocidad, de la bajeza, de las intrigas y impostura: monstruos que nacen en tiempo de la rancia, pues cubriendo esta todas las cosas con un ve altera las mas saludables máximas y forma otras j bitrarias; perpetua los errores, autoriza las procup2cl j nes y se burla de las reformas causando los mas gr^; ves males al estado. Interesa pues éste en que se üuS la razón, y en que esta haga los mayores progfe apartando los obstáculos que para conseguirlo se preStL ten hasta ver establecida una educación cual se sita, capaz de suministrar (tanto en la capital cuanto la mas remota y pequeña aldea) hasta á el mas artista, las luces suficientes para que sepa lo que ^ j á Dios, á sí mismo, á su familia y al estado. El hombre nace en la ignorancia; pero no ,| los errores. Estos son todos adquiridos: siendo natU*l mente curiosos los niños y su razón imperfecta, es rf lo ordinario la infancia, la época de la fatal adq""' cion de aquellos. Si procuráramos que los oídos de ni? lh ed ¡'o ¡le k «i. de K üü ÜK k N h. í« ti s?.| «t la! "»i cr k m Di s doIílOV con*" ;cionfs n f . cotí *c»& .re t:M ieliW de < | 0s estuviesen cerrados para el error, la verdad ha- Jjr'a el.campo libre y se introduciría sin trabajo. Una Cac¡on arreglada por el gobierno será la sola que ra lograr tan noble fin. ^ Si por causa de la ignorancia de los padres, y ^ « superstición de las madres, las preocupaciones, . eri'ores, 1 :s falsas máximas de la moral y de la Re- i ideas erradas del bien y del mal se comu- y pasan á los hijos. Si el imperio del error y v'cio se extiende y se sostiene con la ayuda de ^ lecciones perniciosas que se reciben en la infancia & (jue por cualquiera otro medio ¿porqué no podre- ^ * fundar y estender el imperio de la verdad y de v>rtud con el socorro de lecciones é instrucciones Puestas á aquellos errores y preocupaciones? ¿Porqué á .f.s errores, á estas preocupaciones, y á estos falsos i l!1CÍpios de moral de que está cargada la memoria de ^ ;&i5os, no substituiremos los mas simples principios , justicia, de beneficencia y de virtud social? ¿Porqué *ugar de las falsas máximas que con orror se oyen aS '# d'lf ^e *a ^oca ^e estos prosélitos del error, que cada ip2Clji ¡a'jj. nacen, no podremos oir que repiten sus inocentes s fS^ ^'0s los principios luminosos de la moral de aquella c stia Religión que quiere la misericordia, no el sa- «cio? ¿Porqué á las ideas de bajeza y vileza que I3s nac^an y degradan su corazón, no podremos substituir d 4ue le ennoblecen y engrandecen? ¿Porqué en lugar K |6 decirle al niño que es un gusano de la tierra, no h h>.^emos decir: » Tú serás el Rey de la naturaleza 3g pre nto ioí is que respetes las leyes; y serás el monstruo Á$ Mientra no ^ odioso luego que llegues á ser malvado y vil; a °.rcíué en lugar de aquellos discursos, de aquellas ,atü j| 5QC,0nes') de aquellos ejemplos, de aquellos dichos y de es P. |9" eHosh echos que abren el coraron de los niños para dq1'1!^ ^ Pasiones perniciosas y viles, no podremos servirnos de ^ Mí lis cursos, acciones, ejemplos, dichos y hechos que losdisponga para las pasiones generosas y útiles'? Lo repito; el hombre nace en la ignorancia» ^ en el error: Cuando se halla en estado de aprender I error también se halla en estado de aprtnder la verOjl y del mismo modo que todos los errores no se h'''3l! á la entrada en este mundo de los muchachos, tamp°c se hallan todas las verdades. Es pues, necesario empezi' por las mas sencillas, y pasar por grados á las F''p complicadas: de lo contrarío en lugar de verdades * les subministrarán nombres, y la boca proferirá una *m dad mientras que el entendimiento concite tal vez error: esto, mas que ninguna otra cosa, es lo que ¿¿JÍ evitarse en la primera educación, porque dirigiendo»* esta á formar la razón del hombre previniendo y d&tím rando el error, enseñándole la verdad, no desembolv¡elJ dose su entendimiento si no poco á poco, ni mani$| tandose sus facultades sino por grados, es preciso cu educación acomodarnos al orden que señala la natural^3' Según él, la facultad de percibir que consiste et la impresión que al presentarse hace en el ánimo ^ objeto por medio de los sentidos, es la primera que 55 manifiesta en el niño. La ignorancia y curiosidad ■ clinan á éste á que pregunte. Es preciso entonces r£5' ponderle con claridad y pureza valiéndose de las vo¿e> \ mas propias y naturales para que adquiera una i^¿3 clara de lo que ha preguntado. De que es visto <]üí en estos primeros años se pondrá el mayor cuidado ^ que los niños vayan adquiriendo ideas claras de '3Í cosas. Pero, ¿quien no se compadecerá de esta aiva® porción de la Sociedad, al ver cuan al contrario suced*' pues viniendo al mundo ignorantes y por consiguieflí sujetos al magisterio de todos, se hallan en los prim^ ros años de su vida, rodeados de gentes necias que 4e Par k , H ka so- lamente les dan ideas erradas y viciosas de Las cosaS" Nace el hombre y su alma está desnuda co so cuerpo. No tiene ideas ni deseos. El primer instan Pr0 ciir; % S0cj s % S s s ssu vida le halla embnelto en cierta indlreriencta ana ¡^ra_ sus mismas necesidades. Un sentimiento ciego, múj tfi eri°r al de los brutos, es el que regula priíaerameri- Sus movimientos: las facultades de sentir, pensar y ^•rer están en él; pero están fuera de él. las causas t a que estas facultades se desetfivuelB.an. Estas facul- ^ es5 estas patencias no son iguales en todos los hom- feS pero se hallan en todos ellos. . la educación debe dirigirse principalmente :i °POrcionar á todo individuo de la sociedad u:i con- so de circunstancias el mas apto para desembolvcr 5^as facultades conforme á el destino é intereses de la (^'edad de que es miembro. Estos son los de encon • ,t.r en eilos otros fantos ciudadanos laboriosos é indus- t¡e°SOs en tiempo de paz, y otros tantos defensores en ijllf" • poc" pe'¿at tUf s * veP z ¡* d¿¡* ivi«* niffc* el1 3, t,;t!(*0s en sus obligaciones y en sus derechos, que es- * *~ eO *Ím ^0m'nados de; aquellas pasiones qne conducen á la " ui> 4el penetrados del respeto debido á las Leyes, y 0 J{ c°nocimiento de su propia dignidad. ]S ir \ k ^ estudio de la moral es el estudio propio del es' ta$ *íue *° debe empezar con la vida. La moral de m tb -Cristo es la mas sana y la mas excelente de todas IQ^as se han escrito; pero permítaseme exclamar: H^antos cristianos se acercan siquiera á mirarla cuant» lj a procurarla! Jamás se prodrá difundir la moral has- punto que es necesario sin que la instrucción se f^gue á tal punto que se pueda calificar de común y S 'Ca' y jamas prosperará una nación en donde no sea Patrimonio común la santa moral. L Por grande que sea el interés de un padre e» ^6 SU Un sa^° consumado, es mayor el que , t{ , en hacer de él un hombre virtuoso; mas esta par- ,S 0¡])(i íj^6 *a educación no consiste tanto en máximas estu- c° tj) ,asi y afectadas esterioridades, como en el ejemplo l!,ta tocicio de la verdadera, y sólida virtud, en evitar id¿» qii* io «" , l*s icede' uie$ rimr ue &; i* las ocasiones de que nazcan y se desetnbuelvan fos clinaciones viciosas, no en hacerlas nacer para repr^H las después en su irritación, en una prudente discreffl y no en prolijos discursos, ni en declamaciones aC*j radas. ¡Cuantas veces una mano estúpidamente indlsCíH ha dado al vicio una precocidad funesta, rasgan^0 velo de la candida inocencia ccn que la virtud se \ 1 fiende en los primeros años! Esta parte de la educac % pide pocos libros; no es objeto de una ocupación det? minada, de un estudio, y en este sentido se presenta mo la mas sencilla; pero es al mismo tiempo la 111 delicada. No permite distracciones, es la acción conti" y vigilante del encargado de la niñiz, que debe al niño sin perderle un momento de vista en . el e5tl1 dio, en la mesa, en sus juegos y aun si es posible *j su sueño. Pero es necesario saber dulcificar con arte ingrata idea de un testigo eterno de sus acciones»' para esto es preciso que la presencia del director no * para el niño un tormento. Desde el momento que I en él un centinela que le tiene en continuo arresto, ! tirano que le oprime ó un personage que le ar>ruma c0 todo el peso de su tediosa magestad, nacerá en él el d seo de burlar su vigilancia, y el argos de los inst¡< res será el juguete del niño mas estúpido, que ¿ef este dia ha recibido la primera lección de disimula'-'1?' é hipocresía, es decir el vicio por excelencia. Para satis** cer á todas estas miras no hay mas que un solom^' que es el de ganar su confianza por la afabilidad, r. »- ------ ---.«------____ e^-.:\:„r\¿iv' la dulzura, por el cariño, y por una dulce familiari Los verdaderos filósofos han mirado en todos ti¿|ff pos á la buena educación como uno de los principa apoyos del estado, pues destierra los errores y las pr^ cupaciones del pueblo, substituye en su lugar útiles ' sólidas verdades, y dá vigor y fuerza al cuerpo, crea"' ^ do de este modo almas grandes en cuerpos robustos: Sin .s educación, si por casualidad se aumenta, la. República? * «orp !>¡dc m "Cu % á jar ft¡s ¿Donde camináis insensatos? Todo vuestro Jaldado lo ponéis en amontonar riquezas para vuestros £ 'J0s, y no os acordáis de darles una sana educación??* 011 efecto: Si los padres y madres conocieran á fondo |e el patrimonio de mas valor (y el menos espuesto ^ ks vicisitudes humanas) que pueden y deben de- §. * sus hijos en herencia es una buena educación (|jlst'ana y racional, que será su compañera inseparable t¡, todos los estados de la vida, y la sola que los ba- . felices en las mayores adversidades y en las mas al- lj fortunas, no se descuidarían tanto, ni omitirían di- 8elcia alguna para proporcionársela aunque fuese á .sta de los mayores sacrificios; perojo [doloroso es que amos viendo, como dice Locke, que los padres no .ÍIlsan sino en adular las pasiones de sus hijos, y v u alabarles el mal que dicen y hacen. Cosa verdade- j^ente vergonzsoa; pero ellos tendrán el premio y será lrigratitud de sus mismos hijos. ^ Bien persuadidos de esta verdad los políticos y k Mismos filósofos, han levantado en todos tiempos la Para despertar á los gobiernos de su letargo y * no* ■oA oa c«» el* tituw des*' ilac latis^ tritio s< V* iles ' < Sio" lica/P«na Jad, faj s V ta hacerles mirar con la debida atencioo tan impoft3 o'-jjto, procurando con excelentes máximas y aVIi enseñarles el camino que debían seguir. Pero sin ^ bargo de un clamor, en el dia universal, se ve ¿eS atendida la enseñanza pública, y gobernadas, la parte de las escuelas, por hombres en quienes no c011 curren ninguna de las circunstancias necesarias para s buenos maestros: Todo su saber se reduce á mal *° mar un carácter de letra, á leer tal vez á saltos» ' á enseñar de memoria el catecismo de Ripalda a niños: ignoran enteramente lo que es filosofía moral} ^ saben distinguir ni examinar los ingenios, ni tienen debido conocimiento de la augusta y sagrada Rel¡Bl ] que profesamos; por lo que no pueden gobernar las P siones de los jóvenes, ni infundir en ellos aque'*( nobles sentimientos que las saludables máximas de PueS. tra Religión imprime en los tiernos corazones: En una/|*jPo labra, lo que es formar una alma grande y cristi3" no se halla en las escuelas. Lo que si encuentran niños^llas es el terror, pedantería, el mal tramiefl10,' el castigo especialmente el vergonzoso azote (0 sa^( mente prohivido por nuestra Constitución Politica, P que con el pierden parte de su rubor, miran £^1<: odio el estudio que se les debe presentar agradable, y e , gendran un animo servil, pues la esperiencia ha eflS, nado, que los niños que se acostumbran á probar í tener el azote y la vara pierden regularmente la lud del cuerpo, y aquella sensibilidad natural, ori#{«p fecundo de tantas virtudes sociales, llegando ademas L ser viles, feroces, hipócritas, simulados, malévolos, gativos y crueles; y experimentando desde la infa^JL aquel placer secreto de hacer probar á los otros los males que ellos mismos han sufrido. La habilidad de prevenir y. evitar los del"" supera á la de castigarlos, y siempre que se constf l fue la niñez y joventud salga bien educada y coí¡ V ¡1 úaViso¡ des' con' » * os, i á 1" pa de sus malas inclinaciones, se logrará mejorar las t,SfUmbres y minorar los vicios, y por consiguiente se- n menos las cadsas para castigar los hombres coa fnas públicas y privadas. Aquella especie de honesti- j. s negativa, que nace del temor de la pena, se re- ¡ente siempre de su origen. Es cobarde, vil, débil, é tCaPaz de aquellos esfuerzos que piden una virtud vigor v°Sa y libre inspirada por las grandes pasiones. El te- y> es verdad, podrá disminuir el número de los de-; fuentes; pero jamas podrá producir los héroes. Pero ^ luien se confiará el importantísimo encargo de edu- ¡0 ja juventud, según las máximas que quedan sentadas? ^e . hombres adornados de los requisitos y conoci- dos que exige tan penoso é improVo exercicio se Rutarán á solicitarlo, cuando ademas de no rendir- v Para subsistir con la decencia que requiere, son el . nco de los dicterios y menosprecio del pueblo? Re- manse estos grandes obstáculos, redúzcase el número ís¡vo de los que actualmente enseñan, organizese un d, en s G V istia" ,ñ l< e0t°„ i,j baf 'L Queda demostrado, aunque muy sucintamente, que a ^L^dadera instrucción, es la sola que conduce á la or$ k5adera felicidad: que in ella no hay prosperidad na? fuente, y que por su falta se malogran ó estan- las mas brillantes proporciones para disfrutarla: ífai^'l con ella forma el individuo su felicidad y to- is Ia del Estado; pues la instrucción pública ha si- kSleiiipre el termómetro de la prosperidad; como que del'' _L ndo es imposible educación nacional, siendo su fa- onwj ^ casi precisa consecuencia la inmoralidad de una J*vanse estos grandes obstáculos, redúzcase el número ^es'vo de los que actualmente enseñan, organizese un ■ de enseñanza á el que deberásv arreglarse todos los t¡ ar8ados de instruir la juventud: dótense y condeco- ' Se competentemente á los que hayan de obtener tan r°so cargo; y entonces se encontrarán sugeros cien- es y virtuosos en quienes los padres y el gobierno ¡H^nsen sobre punto tan interesante como el de la "Cacion pública. :or12. . nación, suma de los males que pueden agoviarla. ^ me las leyes de un estado, decía el célebre Mon(eS' quieu, dadme sus leyes, adivinaroshe sus costunibíej De la misma manera se puede decir, que sabido grado de la instrucción de un pueblo, lo que la *®. y propaguen sus principes y retores, se puede rnafc el punto parcial de su prosperidad. ^ Para que V. E. pueda proporcionar la 4 desea á un vecindario tan benemérito como el de e* Capital y desempeñar el encardo que por el art'c 321 de nuestra Constitución Política, se hace á V. ^ creo de necesidad que V. E. adopte y establezca enseñanza mutua prestándole los auxilios y protecCj: que necesita, y sin lo cual probablemente no se P° ^ realizar su propagación, ni hacer los rápidos progref que en toda la europa ha hecho y hace bajo los nerosos auspicios de personas ilustres, sabias, poder<^¡ y benéficas, que convencidas del inapreciable ^en> la educación que hacían á sus semejantes, sé han clarado protectores de tan Importante establecin^11, impidiendo con él el paso á la ignorancia rutlíf al orgullo pedantesco y á la mordaz envidia en*^ perpetuas de todo lo bueno. La enseñanza mútua, tan ventajosa para la ^ truccion de los niños, es aun mucho mas necesaria f. las ninas pobres, (de las que y de la clase de centes hay un crecidísimo número en esta N. C.)' pender todo su patrimonio de Jos conocimientos ^ adquieran, y de los servicios que puedan prestar j las casas en que se coloquen. Ynstruidos ambos sf, bajo el plan económico y ventajoso de la enseba jnútua se irá extinguiendo la miseria, la oclosidawj malas costumbres y los delitos. Todos los fi^¡ del estado tomarán un movimiento activo, y en br' ( años se verá cambiado felizmente el aspecto del no Mejicano, corno sucedió en Francia por laa., /3* v «ida protección que el gran Luis 14 concedió á las )nteS artes y ciencias; y como succede actualmente á la sabia n {| j ^dustriosa Inglaterra, que de todos los pueblos mo- i° . erios es la única que mas se acerca á gozar i a* «el beneficio de aquella instrucción, que guiando á naf£ 'odos y siendo de todos en proporción igual, completa *n el hombre su valer, le consuela y sostiene en to- 1 4 tíos los pasos del intrincado viage de su vida: ins- e ,eS|i fr,lcc'on que atinada y correspondiente forma y crea, rt,c- £ rectifica y perfecciona lo que en su rectitud y per- U jj eccion es la inestimable prenda de la sociedad huma- za.. Da» es decir, la opinión pública. teC°M ^' ^" destina£*o por la Divina Providencia para po ser el ministro de la felicidad de los mejicanos, no 3gre Podrá menos de acojer bajo su amparo y protección los 0, |como desde ahora me lisongeo lo hará) el medio tan de1^ dudable como sencillo de la enseñanza mutua, pre- >ien fiando y distinguiendo á los que manifiesten mas pe- an r'cia en su desempeño, y también á los que por cual- miel1, Suier medio contribuyan á realizar dicho estableci- iti^r, ^'ento en fabor de la brillante juventud de uno y jefl))¿ Otro sexo de esta N. C. , Pueda V. E. dando buelo á los ardientes deseos la Vq *e nuestrc amado Rey el Señor Don Femando Sep- a f.( ^o, renovar la gloria de que nuestra amada Patria de j üe capaz en aquella época venturosa que miró coa C)\ Pfedileccion la sabiduría; y la instrucion pública cuen- os 4 *e con toda su protección como cuenta con su alma, ¡taf ,ea la particular divisa de V. E. Instrucción pública, $ sí, instrucción pública el objeto primario de sus pro- lSef>r v¡denriaS, Sin ella, como queda dicho, se malogran mas acendrados proyectos, efímero su beneficio, ti ^ cUando no inútil y aun perjudicial, será de seguro n bff estér¡l y sin succesion: Con ella todo se allana, y hasta ?1 L¡ j! Vu'g!> se presta dócil y contribuye agradecido ben- 3 & "iciendo al que le labra su felicidad. Pueda enfia.*4- V, E. con la instrucción pública elevar un invend' ble muro que jamas aportille el destructor de t0^ dos los estados, el mas formidable de todos los vi' cios; el mas doble y rebelde de todos los males 1* ignorancia para que proscripta por siempre sea sólí^* y eterna la prosperidad Mejicana. (i) El autor presentó al soberano congreso una f"1' moría sobre reforma de la primera educación de anibol sexos en la que tratando del castigo dice » Destierro'!1 »> para siempre el cruel y vergonzoso azote y la barbad a palmeta', pues no debe permitirse que los medios destf n nados para dispertar la idea de la propia dignidad ¡l » mezclen y convinen con los que la degradan; que lo' é que se dirigen á fortificar el cuerpo y el espíritu se cofi* » vinen con los que perjudican á entrambos y que los medio1 »> para formar al ciudadano, se mezclen con los que formi* n al criado y al esclavo* Diario de las Cortes de n & Marzo ¿¿1813.