TRIUNFO ^EL AMANTE DE LA CONSTITUCION. Lubo en cierta provincia un Comandante que luego le dieron la noticia de que se acercaban los ene- jaos, poseído de un terror pánico y sin saber que ,acerse, daba vueltas en su casa de un estremo á otro Sln tomar la menor providencia para la defensa del Pueblo, que no sabia á que atribuir omisión tan cul- pable, y tan estraíía. Vuelto en sí el gefe, y querien- do aparentar el valor que no tenia, dio algunas ór- I enes precipitadas, y mandó salir su tropa dirigida por °s subalternos á encontrar los enemigos, mientras él 'adiendo al templo, (y no para hacer oración por a victoria) se encerró en la sacristía. Así que se cre- v° bastante seguro, comenzó á gritar furiosamente, y 3 Pedjr en voz alta caballo, sable, y pistólas para ani- Suilar á los infames que osaban invadir el pueblo de Sl1 cargo, y sin abrir por eso la sacristía, cuya llave 'enia por dentro, como si los tuviese presentes llenaba 116 improperios, desafiandolos de uno en uno, ó de tontón, pues su valor no conocía limites, ni freno. £1 impugnador del amante de la Constitución Rendóse lejos de él, y como parapetado con el ar- "tente zelo por la gloria del sacrosanto nombre de Dios, *jlle no ha ultrajado el autor que impugna, se atreve ^caradamente á llamarlo impío, blasfemo, loco, atur» 't'do, insolente, desatinado, til y procaz, comparándolo Cori el furioso Robespierre, por ser R la inicial de su 'Pellido; sin advertir que la misma es la inicicial del s°yo: ¿y estos horribles apodos son hijos por ventu- 'a de la mansedumbre, y humildad que tanto rtcamien- 4 Jesucristo? Pero al caso. Si cuando Fernando recobró la libertad, debidaúnicamente d nuestros bríos, y no á las mentidas 'es de los Frailes, krc. Esta es la proposición: vamos á examinarla su mi ma letra consta claramente que solo escluye 1&S mentidas preces de ios Frailes en la recuperación c¡e la libertad de Fernando; ¿pues de que infiere el i"1' pugnador que en el concepto del amante de la Con5' titucion, Dios nuestro Señor fué un frió espectador & la lucha} Se dice, y se dice muy bien, que á un ñau* frago después de haber luchado largo tiempo con Ia5 olas, solo una tabla le salvó la vida: que á un enft*' mo á quien postraron las dolencias, solo tal profeso^ solo tal medicamento le restableció la salud, ¿y en e' concepto del que profiera estas proposiciones, será Di°! un frió espectador del. naufragio, y de la enfermedad? No: por que como todo racional conoce que Dios ei la primera causa de todas las cosas, por que con»9 todo cató'ico confiesa que la Divina Providencia e< quien gobierna, ordena y dispone todos los acontecí' mientos, en aquel modo de proferirse no se escluj'8 la causa primera, solo se habla de las segunda?. Aun mas deduce el impugnador: de no con' tar con las mentidas preces de los Frailes en la libsf tad del Rey, saca que en opinión del autor, fuero" infructuosas las oraciones de todas las comunidades ti* 11 lidiosas de España, y ruegos inútiles los de todos sU¡ Qjf piadosos moradores'. ¿Que lógica es ésta Sr. impugna' ' p dor? ¿-Todos los moradores de España son Frailes? ¡I o" 'c das las oraciones de todas las comunidades religiosa' son preces mentidas? Sería necesario suponer tan tt dículos absurdos para inferir tan estrañas consecuefl' Ve cias. El amante de la Constitución dice que no cofl' concurrieron, las preces mentidas de los Frailes en 1* llv libertad de Fernando; pero no que todas oraciones 'al los frailes son mentidas preces. Mas claro: no contri' Cfu huyen á la salud de un enfermo los medicamentos coi' trahechos, ó corrompidos de los boticarios: ¿luego to*A los medicamentos de los boticarios son contrahe- chos ó corrompidos? No se infiere: pues coteje V. es- *a consecuencia con la suya, y confiese que no se di- ferencian. Creyendo F. R. haber ya conseguido una vic- t0r¡a completa contra el amante de la Constitución in- terpreta con mas libertad la palabra Frailes compre- ndiendo en ella al clero, y los virtuosos, en el úl- ^rrio párrafo de su papel, y de esta manera se po- drían argüir de error las obras mas selectas de los dantos Padres dando á sus palabras el significado con- grio al que verdaderamente tienen; pero el que se Propone impugnar per fas, et nefas no se detiene en nimiedades. Conque no escluyendo la proposion espuesta !as oraciones de todos los Frailes, las del Clero, las de °s virtuosos, las de los piadosos moradores de Espa- ^ finalmente, las de todos fieles, sino solo las men- udas de algunos Frailes hipócritas, que se jactan de Sue á «stas se debe la restauración de España, y la 'bertad de nuestro amado Fernando, se sigue incon» jámente que todo cuanto habla el impugnador no Viene al caso, porque dicha proposición no destruye los Poderosos efectos de la oración que el bueno y el malo ^rijen ¿ £)jos para que nos libre de los males que nos afligen, como asienta al principio de su papel: y así pue- * buenamente guardar para mejor ocasión tanta era- ron que desperdicia. Bien veo que la proposición de que se trata es °°sciira, que puede equivocarse su sentido, y que tal Ve? su autor le daria una esplicacion mas exacta, Ínter- in' Petándola mas obiamente que yo; pero ¿será esto mo- j \i llvo suficiente para que el impugnador, como un rio cau- i ¿i Caloso, que rompió sus diques, prorrumpa en dicterios ntrí' Crue¡es, é infames apodos contra el autor de una pro- cO0' "Posición que no entiende? ti> Ni es creíble que habiendo corrido viento en po- rfi el amante de la Constitución desde Madrid á Ve- racruz donde se reimprimió, y de Veracruz á Méjico donde logró igual suerte, no es creíble repito, que nin* gun zeloso eclesiástico hubiera impugnado una propo* sion impía, blasfema, é insolente, ó que las Juntas de Cesura no hubiesen recogido un papel tan irreligioso, cas- tigando al autor, si en efecto fuese cual lo pinta el im- pugnador. Señor mió: los escritos impios y blasfemos no corren tan libremente en España ni en América, aun cuando hay imprenta libre, porque tanto allá como acá tenemos zelosos ministros del Santuario que no calla- rán aunque espusiesen su vida, cuando vean ultrajada la Religión santa de Jesucristo, y dignos Prelados á quie* oes pertenece guardar ileso el depósito santo de la fa pues ellos son los encargados: depositum custodi; y V. y yo, que no pasamos de unos simples legos, debemos callar en estas materias, no sea que nos numeren en- tre aquellos de quienes dice San Pablo: velentes esst Legis doctores, non 'inteligentes ea qua dicuntur, nequt de quibus ajf'irmant. Para concluir digo: que las Juntas de Censura no deben embarazar la libertad de imprimir tanta m«l* titud de los que V. llama desatinos, porque sería na' da menos que quebrantar uno de los principales arti* culos de nuestra sabia Constitución, y V. por esM pretensión es delincuente contra ella. Las Juntas ¿e Censura recogerán los escritos que la Constitución man' da se recojan, castigando á sus autores cuando lo ate* rezcan; pero protegerán, aunque á V. le pese, la »' bertad civil de la imprenta. /, M. R. H. Nota. Ya- estando casi en la prensa este papel sal'0 «tro con el mismo título que se le habia puesto, por 1° que se varió en el de Triunfo, solamente por esta razo*' Méjico: oficina de D, Alejandro Valdes, año de 18 i o.