INVITACION AL EJERCITO AMERICANO. C* ompañeros: Cuando veo á* los invictos Qui- roga, Riego y otros que con intrepidez y de- nuedo toman á su cargo la arriesgada empresa de libertar á su Patria, á pesar de la resisten- cia que les opouia el egoísmo y la opresión, no puedo m^ nos que admirar la grandeza de sus almas y elogiar sus heroicas virtudes. Cuando registro los acontecimientos pasados, y veo que con inimitable constancia se ofrecieron víctimas del amor patricio, sin que les arredrara la vis- ta del suplicio los Porlieres y Lacys, me lleno de ternura 7 me siento agitar de una santa emulación tributándoles mi veneración y respeto; y cuando por último, veo el sufrimiento y pa- ciencia de los Arguelles, García Herreros y de- más salvadores de la Nación en medio de las mas crueles persecuciones, unos fugitivos, otros en destierros, muchos aguardando la muerte, y todos convidándonos para que les ayudemos á finar la grande obra que comenzaron, no puedo permanecer mas tiempo en la apatía que solo es prOpia. de las almas bajas y cobardes. Compa- ñeros y hermanos, rómpass nuestro silencio, y t■ 2. vea el mundo entero, que lejos de querer imi- tar á los asesinos de Cádiz, detestamos su co- bardía y aborrecemos sus inicuas y escandalosas operaciones, como opuestas á la Religión, á la no- bleza de nuestro instituto y á la confianza de nuestros compatriotas. Conozco la limitación de mis luces, y por esta razón os convido para que, haciendo uso de las vuestras, manifestéis á la Nación que sois, dig- iiqs del- distinguido lugar que os da en ella,. Ha- cadle ver que no os es disconocida la, división de los poderes, y que instruidos de la reciprocidad de sus operaciones, estáis dispuestos á derramar la última gota de vuestra sangre para que el ejecutivo, que exclusivamente perteuece al magná- nimo FERNANDO, se mantenga en todo su brillo y esplendor¿ El nos llama para que le ayudemos á llevar el inmenso peso que tiene sobre sus hom- bros, y que sin duda le abrumaría si nosotros, olvidando nuestros deberes y honor, resistiésemos á la imperiosa voz de la Nación, y la libertad.. Somos ciudadanos y estamos obligados á contribuir en la parte que nos toca, a la feli- cidad de nuestros hermanos, que, es también la nuestra, El principal distintivo que ha hecho nues- tro carácter, ha sido el de la subordinación á nuestros gefes, y nunca msjor que ahora d.bei- mos dar muestras de esta verdad, sosteniendo con el acero el juramento que el gran FERNANDO ha hecho obligándose á hacer ejecutar cuanto ti sabio Código encierra. Levantad vuestra vista3- á los Quirogas y Riegos: imitad su valor y sus virtudes, no solo porque sou nuestros compañeros en la profesión-, sino porque han sabido unirlos á los deseos y votos d; la Na«ion. Militares del Nuevo Mundo : cuando ha- gáis memoria de la separación en que estáis de vuestros padres: cuando sintáis las distancias que os al -jan de vuestras esposas é hijos ; y cuan- do por último, veáis el menoscabo ds vuestros in- tereses, descubrid las heridas de vuestros cuer- pos, y se os hará ligera vuestra pena, porque ellas os dirán ,,que el placer mas grande del hom- bre es sacrificarse por la Religión, el Rey y la Pátria." Vosotros habéis dado pruebas inequí- vocas de esta verdad, de que soy testigo, y si de alguna cosa puedo gloriarme es solamente de estár señalado mi cuerpo con las marcas del ho- nor, No escuchéis las voces de los ignorantes, descontentos, egoístas é ingratos: abrid el inmor- tal Código, y hallareis en él el premio que se ofre- ce á nuestras fatigas. No recibáis mal que os hable un capitán compañero vuestro; escuchadle con benignidad, y no atendáis á su demérito, si- no al digno é importante objeto qne lo mue- ve ; y puesto que por nuestro ejercicio no po- demos cooperar á la formación de las leyes, de- jemos á los sabios ciudadanos que trabajen en ellas, pero asegurándoles- que su trabajo no será infructuoso, porque las armas serán el apoyo de sus tareas. Congratulémonos con ellos por la común4- fslicida3, y celebrando con la mas tierna emo- ción d¿ g.atitud los paternales sentimientos que S. M. nos indica en su proclama a los habitan- tes de Ultramar, y seamos los primeros en sos* tener los derechos de la Nación y los del Tro- Y vosotros, (*) ciudadanos beneméritos, que por tanto tiempo nos habéis ayudado con las armas á mantener la paz y buen orden eii es- te continente, no desmayéis: continuad vuestras fatigas seguros de la gratitud de la Nación, y uniéndoos á nosotros gritad con entusiasmo y valor: Viva el REY que nos ama, viva la NA- CION que nos protege: viva la CONSTITU- CION que nos da leyes sabias, y viva princi- palmente la RELIGION que es la fuente de las felicidades. México Julio 24 de 1820. M. D. B. [*] Se da este nombre á los militares que son cono- cidos con el de Realistas ó Patriarías. MEXICO: 1820. En la imprenta de D. Juan Bautista de Arizpe.