r DECLAMACION : v ©E SAN JULIAN C^ tHlT. tf / ARZOBISPO DE TOLEDO. * — M" TRADUCIDA DEL LATIN EN CASTELLANO. f > ¡CONTRA LA REBELION DE FRANCIA en la Galla Gótica, baxo del Reynado de Tf^amba* Aho de 673. En et articulo V de la historia de Wamba, escuta por San Julián , dice: en tiempo de este gloriosa \Rey la tierra de Francia, madre de infidelidad, se mere- ció los elogios de la infamia , porque cegada con el ardor ! de una fiebre vehementísima % devoró los miembros de sus mismos hijas infieles. Todas sus acciones eran de crueldad y deshonestidad i conjuración en las juntas, perfidia en el tra- to, obscenidad en las obras, engaño en los negocios , comer- cio en los tribunales, y lo que es peor de todo, judaismo y blasfemia en la religión de Jesu Christo. En su misma seno ha engendrado la Francia su ruina > y ha criado los lazos de su perdición (a)é DECLAMACION. n podemos , ó Francia , los vencedores bur- larnos de tus desaciertos, que te han acarreado tan lastimosa calda. ¿Dónde estS ta libertad de que te gloriabas con tanta arrogancia aun antes de conse- guirla ? ¿ Dónde aquellas voces de desprecio , con que tratabas á los Españoles por mas cobardes que uiS mugeres ? ¿Dónde aquellos gestos y ademanes, y aquella cerviz levantada , con que rehusabas nuestro lado? ¿Dónde aquella j.'cr,«ncia con que exagerabas tus fuerzas y riquezas ? ¿ Dónde están los vanos coa* cejos que re daban tus Campeones y Generales? II ¿Qué esperabas de ti quando por tí misma te estabas hiriendo con tu* obras, despedazando con tm manos, pervirtiendo con tus consejos, y destruyendo con tus engaños? Por tí misma te dabas la muerte con los delitos que añadías sobre delitos , viciando el comercio con la mala fe; la honestidad con prosti- tuciones , la palabra de honor con perjurios , y la Religión de jesu Christo con el trato de los Ju* dios. Todos tus antojos tenias por lícitos sin cono- cer mas ley que la del adulterio : retozabas como el ganado luxurioso, con tropas de meretrices; matabas a los amigos en los convites; degollabas á los ino- centes; te fingías humana y afable, para que acepta- sen los forasteros tu hospedage , y luego mezclabas la sangre con el vino , degollando a los hombres y á sus hijos, y deshonrando á las hijas y madres con tu hixuria. III Entre tantos horrores, tú sin embargo no tiemblas , antes bien parece que te animas con el ?poyo de los Judíos , cuya infidelidad , si lo consi- deras, ya se ha comunicado á tus hijos; pues muchos de ellos que ce preciaban del titulo de Chrútianos, han abrazado las máximas de esta pérfida Nación, de tuyos consejos has querido siempre fiarte , sa- biendo que rus corozones son reprobos de Dios. ¿Cómo puede *cr que no veneres la dañosa sus- persticion de los Hebreos , después áe haberles fia' o con tanto empeño el cuidado de tu misma id?? IV Reconoce, desdichada, reconoce lo que has echo. Ya que perdiste el entendimiento en el ardor de tus fiebres ; ahora que se* te han pasado , vuelve á lo írtenos en tí, y reconócete por alimentadora de^escan- dalos y de maldades, madre de blasfemos, madrastra 'e infieles, hija del engaño, cebo de los prostribulos, cueva de traiciones, fuente de perfidia , homicida de as almas* V No est.bas contenta todavía con haber criado) a tus pechos tai tos hijos de maldición, sino añadías á us iniquidades 'a de repudiar á tu Rey , colocando á tro en el treno sin las formas legitimas , con solos íanejos y engaños. ; Qjc rnuger hubo hasta ahora, ue teniendo matido, se entregase á otro, sin prever os peligros del honor y de la vida? Tú sola , sin con* iierar los riesgos de ta rebelión, compraste el cetro ara un rebelde. ; Quién ha hecho jamas hasta i n.-.s- ro sig'o tan enorme locura? ¿Dónde se ha viito na monstruosidad tan horrorosa, sino en medio de us pechos? ¿Qu én no se pasma de que sin icbentaf udieses concebir y parir un monstruo tan formida- le que ha sido en nuestros dias fecundísimo de do* ore* ? VI No puedes excusarte con decir que te ha ve- ido de allende, porque ó por tu capricho, ó por onstjo de otros ¡ en tu seno lo has concebido. Si di- es que te vino de fuera: ¿por qué lo acogiste? ; por ué no le echaste como miembro podrido Y si con- cias que tú lo engendraste ; ; por qué no lo hís cor- ido antes de dexarlo crecer? ¿ No son acaso loab'es s mugeres fuertes que matan á los monstruos que ngendraron? Coma es delito el dar muerte a los ímtos bien formados: asi también es desvarío no darla á los deformes ( ñado de tus hombres no bastaba toda la Nación Es- pañola? No te excusa , no, el decir que no tenias fuerza , porque aun sin finchas ni espadas , podia ser* virte de arma la fidelidad , peleando hasta la muerte costra los esfuerzos de los rebe'des, pues habias ju- ra do voluntariamente á tu religioso Principe, que se- rias enemiga de sus enemigos , y le defenderías hasta la u'tima qota de tu sangre. VIII Hasta ahora ninguno de tus hijos ha mante« nido su palabra; ninguno ha expuesto la vida por su Rsy ; nadie deseó morir en su defensa; no ha habido persona que estimase mas que su vida, la del ungi- do del Señor: antes bien has dado pruebas de ser infiel en las promesas , y fácil en los perjurios , fomen- tando con palabras y obras el fuego de la infidelidad ea lu^ar de apagarlo. Parece que te lleva la-inclinación á pelear con los de casa, mas bien que con los de fuera , y á perseguir de muerte á tus compañeros, m3$ bien que á los enemigos. Y lo peor es que no peleas con armas, sino con engaños; y asi es mas te* (¿?) E