sobre la educación POPULAR Í IOS ARTESANOS, Y S U Imprenta de D. Antonio de Sancha* Aüode M. DCCLXXV.o i b¡e. -ni soy¡ iet, % «o V kZjETO DE ESTE DISCURSO. L ■4 educación es la norma de vivir las i. í|fí> constituidas en qualquier sociedad* bten ordenada. la ¿'fiante, y respectiva á las clases de 'sma sociedad; y para que se arraygue. r f( los hombres, se ba de dar desde la mas "'Vedad. kd ^tene i* educación principios comunes á '«»/ ^S individuos de> la república: tales , *°s que respectan á la religión , y al ór- "n Público. q ^n buen cristiano consultará su concien- J' P*ra vivir arreglado á los preceptos di" !n°s > y día moral deJesu-Cristo. íq &s tan perfecta esta ley divina, que solo modera las pasiones destempladasi ¿° q»e enseña á respetar al Soberano , y ijos Magistrados, que en el Real nom- ¡ e gobiernan al público. También dicta c4r'zdad con sus semejantes, para no ha- ¥ *'es ofensas, y aliviarles en sus verdade- "x necesidades. El órden público consiste en el respeta #z parpaterno', en la fidelidad de los matrimdf\ en la educación y buen exemplo á los bij ' y en que cada uno cumpla con sus ov>% dones particulares. ,. Estas reglas son comunes d todos ■ subditos, y el respeto á las leyes, que ben las relaciones, respectivas de cada " de los individuos de la sociedad en cor/J^' Los artesanos en esta parte, deben ^ subordinados á las leyes generales de 1* ^ ciedad: de manera que no formen una lSf cié de pueblo apartado. Qualquiera excepción de las reglan 1 ^ deben ser comunes á todos, per judie* estado, y perturba notablemente el gobierno: inconveniente que se tocará, s,e>' ' pre que los arpesanos obtengan fueros P, ticulares, ó se substraigan de la p°'lC general, y ordinaria. tf Estos principios en la practicado se»11 conocido muy bien en las ordenanzas &f míales, al tiempo de aprobarlas: de eí confusión han resultado notables incoflV nkntes al orden público , y al fotnettí0 h progreso sólido de las artes. Tienen necesidad los cuerpos de tpf , 6 gremios de artesanos, de una educa*!0*1? enseñanza particular: respectiva 4 cada11' y d porte correspondiente al oficio, que *ef,cen. t E¡ta educación technica, y moral suele a defertuosa, y descuidada entre nuestros Ut¡esanos: persuadiéndose no pocos, deque menestral no necesita educación popular. fj E>e aqui procede el abandono fíe mu~ j ^ y los resabios, que continuamente se r°ducen en las gentes de oficio: los quales hhl crecien^° con ^a e^a^' ' influyen no- ernente en la decadencia de las mismas n^s> y en ¡a tosquedad que conservan algu- ^ en España, por ignorancia de lo que atl adelantado otras naciones. jj, Este conocimiento solo habría costado el j¡ajo de imitarlas; é instruir á los apren- dices *i^- j J * 11 al tiempo de su enseñanza. l'd ^AmP0C0 ista» su duración, la forma- ^ a¿ de los exámenes, y las clases de apren- U'*' °ficlc^es i maestros, y veedores de o^artes j se hallan bien distinguidas en las Sít*nanzas gremiales'-, y es otra de las cau- > para que los oficios no se adelanten. jUt,/TnPorta mucho mejorar en esta parte la aprudencia municipal de los oficios, y Uojtr f ^ vista di los Magistrados aque- ^ vicios, que el descuido, ó el interés de S»nos gremiales, haya podido introducir *3 «»en perjuicio del verdadero progreso de ^ artes. ^ Este conocimiento iluminará á los tésanos, para, no proponer en sus oral» zas cosas perjudiciales ; y los Magi^ ^ tendrán en resumen las máximas, qlie c,.(íi viene adoptar, para que se concillen el general de la nación, y el particular a( artistas españoles. , f. Necesitan también fomento, y ¿l5Cff¡, tiimiento de los medios , que pueden cow huir á este fin -, y la relación que el c0tfi,^ ció tiene alas artes, conforme al ^e (¡ constitucional de nuestras leyes, é i»tirt públicos. : To he creído, que haría un esencia'lj vicio á la patria, en proponer mis refl^0' sobre la educación, conveniente á los artt'(S nos; entrelazando las máximas condut^^ á su policía, y fomento: ¡levando por el bien general del Estado, y lo estable en las leyes. r Algunos creerán tal vez, que entre * tros no han estado jamás las artes & jor estado, y que la nación no es á pr°P0 ^ pira los oficios; y se fundarán, en qu( ha pasado de largos tiempos. ¡¡ Es menester confesar, que lasin Mejorando en España, al presente , y J% w les facilitan muchos auxilios : res- ido discernir por principios constantes> °^fí w» / l'b, s de la novis. Recop. en. que s: dispon: lo Ii4?'er"e> * mantener en honor las artes , / dar ss- * * lat manufacturas en el conjtttno nacional.personas, que fabricaban la lana, f stu que le faltó á Toledo, Mancha, y - por la introducción de texidos estrió * en aquel Reynado, era de 127^823 r sonas. n Pues júntense (prosigue su cálculo) \ » estas personas las otras quatro tantas, i »» á su calor viven; y deseles á cada » doce maravedís de contribución, (0 r> dice (Gerónimo Cevallos en so f > « Rea!, ) que pagan los vasallos cada di* it la Real haciindd. Sumando el valor• j> las mercaderías, que fabricaban las diw apersonas, que son según la cuenta ¿ »Pamian Olivares 5 millones m ducadosy y quatro reales; se verá, c0 »» montan los tributos de los doce maraveít » ses mas de seis millones. Con que q^-¡ »»probado, que el valor de las mercadeé , apropias, ó estrangeras, debieron toca* »la Real hacienda. Otros muchos individualizan fo desfr blacion, que ocasionó la ruina de nuesir* manufacturas en aquella ¿poca, que fue ^. pues continuando ton mas rapidez,, por el siglo pasado hasta la succesion de * Upe V, que detubo el impulso á la década tía. de las artes i y las procuró restabW*aWando á sus vasallos se vistiesen de ma- facturas españolas : exemplo, que han se- lct,° religiosamente sus augustos sucesores Síis decretos, tn pUe£° Ia6 faltaron las manufactura-i |i E'pana, el Erario se agotó, y el fue- 0 disminuyó de gente notablemente. t Diego Mexía de las Higueras en el dis- Wto de sus proposiciones, (i) deduce de arn'uma caúsala despoblación de Castii!at y c°n particularidad las de Burgos, y Medi- a ¿ti Campo. » Con todo lo que crian estos Reynos, 'Kdice el mismo Mexía ) y el comercio de '? ettos entre los naturales , ha venido á tan *grande diminución, que en las ciudades, ** y villas mas principales de Castilla , don- ** ¿e tenían los asientos, ha faltado. Por- á la ciudad de Burgos, cabeza de " pastilla, no le ha quedado , sino el nom- * °y 5 ni aun vestigios de sus ruinas ¡ redu- " tida la grandeza de sus tratos, Prior, y Jl Cónsules , y ordenanzas , para la conser- ** ^*i7*ob , i 600 vecinos , que con-'- " *m>an el nombre, y lustre de aquella fs antigua y noble ciudad 5 que encerró en » si (0 Mexía 76, 77 / 78»» sí mas de seis mil; sin la gente stteÜ ' >» natural, y forastera. Medina del CaffiP0' »» que eran mas de cinco mil vecinos y ' n quales competían con los mas prósperos , ■>■> España, no le ban quedado quinie^°h, «y estos pobres, reducidos sus caudales ■>■) la cultura de viñas, y tierras. Francisco de Cisneros, y Gerónfa de Porras, (2) Alcaldes del arte-mayor11 la seda de la ciudad de Sevilla, se exf^ can sobre el propio asunto, con detertnW' cion bien clara , de que la extinción de I" manufacturas, ha sido causa inmediata de despoblación, y pobreza de España. » »»teniendo esta ciudad {de Se por no tener que hacer 5 porque rio se 0 » tan los texidos de Sevilla, sino los »i traen de fuera de estos Reynos. Con 1 v> qual no hay quien compre seda, niq^1* y, la (í) En el memorial presentado k Carloi II, *Jj que se halla con d primer discurso de Francisco M<» t'metc. de la Mata.n h beneficie i y absolutamente se perdtsá " e[te trato. Resulta de lo dicho la despobla- ■ cfon de esta ciudad ; porque por falta de ' 'w dichos telares, y fábricas de la seda, ''Por no tener en que trabajar, se ha ido ™ucba gente: con que ha quedado despo- " °lada U tercera parte de ella, como se "'Podrá reconocer por las muchas casas , que " bay cerradas, destruidas, y asoladas de »todo punto. Francisco Martínez de la Mata (3) coin- con esta misma deducción de las causas 0r/ginales de la despoblación, acaecida en el siglo pasado, de los pueblos de fábricas, Por la inobservancia de lo estipulado en las cfHes á este fin, en las condiciones de mi- rones. y>Quando elReyno concedió {asi dice) 1 el servicio de millones, puso por capítu- *h,y sacó por condición: que no habían " de entrar ningún género de texidos de " seda de los estrangeros; conociendo, que »con eso podrían cumplir con la obligación, *S en que se hallaba, de servir con étlos á S. *> M. ¥ como esta condición no tubo oh- H servancia, por la omisión de los intere- n sa~ »»^_^^_ _ _ (3) hn su e¡i:om. pag. 4.nsados, que habían de hacerla exectti*' n como se prueba en este discurso', r 11 tó el comercio y consumo de las cosas t* 31 que habían de proceder los millones > / nías alcabalas; y ha sido necesario e[.f¿ 91 cargar mas, con nuevos arbitrios y 9i tos los pocos vasallos , que van quedan^ 91 y la prorrogación continua de los ^ 91 llones i faltando cada día mas las fi^ 91 zas, y vigor al Reyno , para poder tfr ii dar á S. M. con ellas. El Canónigo Pedro Fernandez de Na] varrete estima la ociosidad, como causa pf'^ cipat de la despoblación; y después Prr pone, éntrelos medios de recobrarla?0' blacion , el fomento de la agricultura. Por segundo medio considera el fotnenW de las artes y oficios , doliéndose de que Pf la extracción de primeras materias, viv 'íl' sen ociosos los españoles. (4) 11 Las artes y oficios mecánicos auwe1i' 99 tan asimismo las provincias > porq^1 91 ademas de que la experiencia enseré 91 que todos los que las profesan, se acó- ii modan bien al estado del matrimonié' iicotf^ (4) NaYarrece cw&v.k, de tmmrq,. disc. rf> J>4g. 9i.tQn que se propaga, y estiende la gene- ^hn-, combídan también, á que de las Pr°vmcias comarcanas , y aun de las re- m°tas, se vengan al exerticio de las artes y\°ficios , los que inclinados á ellos , no tlenen en sus ciudades y Reynps, tantos ma- níales , tanta comodidad, ó tanto útil. ' ríos hijos de estos á segunda generación '""jan españoles, con que se poblaría Es- ' Pa»a, que es el fin á que mira este discur- so. Tiene España los frutos naturales, 1Ventajados á los de otros Reynos 5 y *P°r no cuidarse, de que haya suficiente ' número de laborantes, salen de ella estos ^frutos naturales ; sin que queden los in- 'Rustríales de la labor, que son los que chacen ricas las provincias. Las lanas y **edas son aventajadas: y si saliesen be- Oficiadas entelas y tapicerías, como ha ' ^señado la experiencia, que se puede ha- *fw'j no solo seria de grande utilidad, por ' Acusarse con eso la saca de tanto dine- Sy,o,en la compra de estos frutos indus- * tríales; sino que se traería mucho de otros \ Reynos , que carecen de los naturales, que *España tiene. histingue Navarrete' oportunamente la ^ayor ventaja , que sacan-las naciones in- dw-dustriosas con la manufactura; comparación coñ la nuestra, que vendió sl labrar sus crudos ,y primeras materias di5" de el Reynado de Felipe III, en que dec¿>f ron, como se ha visto, nuestras fábrica- . 11 La razón es, {reflexiona Navarrí1' »i porque de los frutos naturales, en qM t* naturaleza pone sus formas, en la f/', y> mera materia no se saca mas, que el $\ n de la primera venta. Pero la indusW n humana, que de ellos fabrica infinité' n y diferentes formas, viene á sacar otf°s ntantos útiles, como se ve en la varied^ 11 de cosas, que se labran de seda, de I*"*' n de madera, de hierro, y de otros fflW n ríales. Tasi vemos, que de ordinario) » tan mas ricas las tierras estériles, 4U n las fértiles: porque éstas se contentan ^ ii ta limitada ganancia de los frutos naW' ii rales; y aquellas con lo industrial de *° ii oficios suplen, y aventajan lo defecMf^ ii de la naturaleza, en no haberlas fcrwr ii zado. T asi en España, donde son ii eos, los que se apVcan á las artes y °P ii cios mecánicos, pierde el útil, quep^* ji ra tener, en beneficiar tantos, y tan n tajados frutos naturales, como tiene* Hace consistir la pérdida anual de fifi'n*i°n £>• Miguel Alvarez Osorio, (5) por Causa de la introducción de géneros estrange- r°s> en 50 millones de pesos h y duplica la Slfn*por lo respectivo á las Indias, desde el Z^dóno de las fábricas propias. Da ra- jn individual de los supuestos, en que wnda sus cálculos; recorriendo todas las cla- SJS de texidos y y ramos de industria. Quan- 0 H' crean excesivos, y se rebaxe mucho, '/ fácil deducir las inmensas sumas, que «brion podido circular en nuestros arte- ian°s j repuestas las antiguas fábricas. los testimnnfnt h/itta aquí alegados, y otros muchos, que sería fácil traer, si la yto),iedad no ¡o hiciese supérfluo, se prue- ,a '• que la nación tubo basta el Reynado Felipe IIIflorecientes las manufacturas, IJ* población: que decayó notablemente, lúe- |° 9«f éstas cesaron, y las primeras ma- '"'as se sacaron del Reyno; introduciendo- ie casi generalmente los géneros, fabricados *w foj países estrangeros, en lugar de labrar" es ¡os españoles con sus crudos propios, j Por consiguiente el restablecimiento de icls artes y oficios , ú su perfección, no es un Osorio en ¡a extensión política , y económicaun pensamiento nuevos ni industria, 4 ignorasen, ó de que careciesen nuestros yores en sus mejores tiempos. Es uno <*e medios de resarcirse la nación, de aq^ desventajas, como reflexiona un tsft político de mucho juicio. (6) Aunque el presente siglo haya W*'^ muchos de los yerros políticos , que caus^ aquellos males, son necesarios todavía otr0^ medios, para poner en estimación ,-y en ^ lidad común, los oficios, de que me ha recido convenia tratar con alguna indi^1' dualidad. . De todos estos medios, ninguno *gu al impulso y favor, que el comercio p^. dar á nuestras manufacturas; escusa1* introducciones perjudiciales, y facilité0 e consumo de los géneros, fabricados en el Ref^ no, con preferencia , como Felipe V lo dó expresamente á todos sus vasallos. ,1 Son el ministerio forzoso de los M ii hor antes, dice un escritor político, (f) " . (pa:\ y de ¡u ep¡¡oim, m' e »»Bien se dexa de conocer el miserable estado j 1 ^ •» tiene España ( habla del tiempo ce Carlos i • » por haberse continuado hasta estos tiempo* . »»daños, que representó la universidad de -! (7) Mata ¡ag. ó. de su ep'ttom. n. 5y, 4leaderes , que por sus intereses recogen yVtantofabrica la parte principal. .... aponiéndola distribución para su con- ^Urn°,como si fuesen sus fatores: encamé » nfn^° e^ dinero de su monta con todo cuh Jj a¿o á las partes, donde se fabrican, aún- 1Ue el consumo sea en partes muy remotas.- j & difunde con mucho acierto sobre j Milidad y que rinden los oficios > y atri- £ye por causa parcial de su decadencia en l SP«ña, no haber quien .represente contra ^Perjuicios ,é infracciones de las leyes, que y en los artesanos, por las introducciones- Abadas en ellas. (8) '»La cabeza es el miembro principal, . ?«í sustenta los demás ; y el gremio de U leticia es el principal de todos 'los gre- ^ m'os, de que se compone el cuerpo misti- c° de Ia república;y es necesario , que U conservación de todos dependa de él, cor %0 de miembro principal. * De haberse destruido los gremios de las . ®fes, qUe son el nutrimento de la repií- J*!**'* & ha originado la destrucción de *las dudades , villas , y lugares ; y la po- ' byeza común de los pobres vasallos , que ^ n pon « '«'Sino , /).r:;9 , ¿¿ H >»clnsht,ttel if itvmt. ¡dt ti n. 4? } íWí» e/» por esta causa van quedando j ¿*s f, « don del patrimonio Real > público y P t»ticular; y demás conflictos , en qt*e 51 (ft >» lian estos Reynos: como queda prob*" (f »»el contexto de mis breves discursos' indubitable, que todo ba consistido >' . 11 haber acudido á su tiempo cada ¿fet^ v, quando conocía la causa , porque se _ tí truia, pidiendo en el de la justicia e'c L¿ i» plimiento de las leyes y ordenan^ * »» afow á j» favor. , u ■iEsta omisión común se opone a^(¡{ j» execucion de justicia, y es causa de quí. » su influencia ; porque el alma, de ^aS^r y> tas ley es, y ministros, consiste en qtiC ^ »ya , quien pida observancia de lepsii ^ que si falta , son una cosa muerta- ^ t» quexa que tienen, es sin razón i pof1.1 £¡* a> daño ba resultado de dicha omislof- »t tos pequeños descuidos en los pri*ct? ^ » han causado los grandes daños , l^'úfy »> están experimentando ; no siendo f° ,¡ r» el conservarse las monarquías > •»*' »guardando las leyes , que sirven ^f.,-(úl »t todia al comercio, y al. beneficio ptí t\ » El medio , que se me ofrece > P .(r t» reparo y restauración de tanto bu* t» dido , es que S. M. mande : que tod j> artes , tratos, oficios, y modos de Qf ^)>¿8í St m estos Reyms padecíew- sy. 0 > y se van acabando de perder en los Vajallos ; que cada uno de por sí , uná- ¡}LlTKes>y conformes se agreguen 5 y nom- ^ ?en una persona , que por todos venga )> / ^ %lr en d C°nsej° e¡ cumplimiento de as leyes , que están ordenadas á la con-' ^ SerVacion de ellos. T que si asi lo bicie- ) ^ viniendo á pedirlo, que no se dé tras- «do ó. las partes interesadas, que se mos- iilartn contrarla^ porque andando enpro- jj *nZas > desampararían sus pretensiones. ^ ^e*»as de que pedir los gremios obser- \ j. Va»eia de leyes , no es pleyto entre par- )(tis > 9«f se ha de averiguar con trasla- », 5 porque fuera hacerlo civil y ordi- ^n*rio, siendo de suyo criminal y execu- 1y 05 y fuera dar ocasión á que los con- barios, con probanzas siniesras destruye- « ,f>» el bien común; y a que los gremios Asados , dexasen la demanda, \L " En los pleytos civiles y criminales, ■ ?*f son entre partes , aunque hay leyes, f «f alegan en su favor, hay lances, tér- ^ "linos,y ocasiones, que deshacen suspre- cisiones : que aquella epíqueya no st )(h"tla en las leyes de comercio, que están Ajenadas ala conservación de Id repá- b'tca. Porque no ha de haber causa , oca- x v> sion,» sion, Jugar, y tiempo, en que algU* »>ticular, por sus intereses ¡as ai tere- »» mas de que en caso de duda , es r » que pierda la justicia , que p^ 'iera!S^¡jf n por no arriesgar el bien universal- »lo qual se debe 'pedir á S. M. ji que no se dé traslado á la parte, co1í ^ »> las leyes de comercio. Porque con so]1 »ca,y simulada retórica, del que lo ^ u de, aboga la verdad, y quiere que ^ »> entendido juez se le escape el Püíli0\i\j, i» que estriba la intención del que ff1 ty ley. T demás de esto suplicar ^ » mande, que todos los gremios trate"1> »> conservarse á sí mismos , teniendo y 5 ^ ti tentando espías; y que cada uno <*' n maestros, oficiales , y aprendices lo ¡e i» zelandoy espiando, si algún género ^8.^ »t tes obran algo en contrario, venga a * cuenta de ello i .y que si lo pidiere111> » les dé ministro con comisión que . nda con los términos, que se obra ene*} u vicio de- ¿as visitas secretas. Testo ba 5» ser con. calidad, que si los grerní°5 y, «i lo hicieren, hayan de ser multados efi1 W cantidad, que S. M. y Real Consejo n denare, para la cámara; y que para ^ H sean .f.scaks los unos gremios de los o ^ »>porque si falta\ quien deponga, no si^* nada ¡as santas leyes, y ministros de S. M. ^ ^para que se conozca, que el daño Universal ha consistido, en no pedir obser- Va»cia de estas leyes; y también se co- n°zca, que para el remedio universal de uodos, solo falta un medio, que las haga ' Ooservar ^ el qual ha de proceder de los ""sinos interesados. *i las ordenanzas gremiales se hubiesen ^glado á estas leyes, (#) en lugar de los J^ros y estancos que han promovido ; ten- ri<* cada gremio presentes las preferencias, ^Ue lis leyes dan á las manufacturas pro- Se hubieran hecho con sistema , y 5. > 'guales prevenciones en las ordenan- ?s de ¡os mercaderes, para que el comer- C,'° fuese á una , y no se desviase de tan sa- nables reglas , que deben ser trascenden- tes al consumo de Indias: por la unidad de freses de aquellas provincias, que campo- en con estas, un mismo estado y monarquía. Es preciso confesar, que se han refor- ***do muchos de estos males políticos: mi Jeto se dirige á presentar los caminos, de lib^ ^as 'eyes j que se citan , son la ley 10, ta. 1 ?, o^6» la ley. 61, y la ley 3 del mismo t'it. y libro : á % 'e deben agregar los Autos-acordados del tit. n, * * de la Recopilación, que quedan citados arriba.de facilitar el remedio á los que todavía sub tisterí: en quanto fuere posible, y yo ^fff!^ Livio se quexaba, de que la repW Romana en su tiempo, ya no podía sop° tar ¡os males, ni sufrir los remedios- •> , tnt jante debilidad política es el extremo i que puede llegar un estado. • En España basta descubrir las vfrJ* deras causas, del atraso de nuestra ***** tria. Porque no falta el zeio, y la proteo cion á quanto pueda ser ventajoso á la n* cion; ni los medios é ingenio, para protnoV^ sólidamente , la industria común de las ge*" tes. Bastaría recorrer por mayor las eXceW tes providencias, dictadas en el Reynado ¿* Carlos III, y en los de su augusto padre * 7 hermano para certificarse de esta verdad- Convendrá imprimir en todos los án!,rt0 la necesidad, de que cada uno trabaje* 7 que sea con la posible perfección y esn*11"0' diga lo que quisiere el embidioso Crherf>eS* en qualquiera ocupación honesta, y ' Numquam tam mane egredior, ñeque tlía vesperi . fr Domum revortor, quin te in fundo cor&P1 Fodere, aut arare, aut aliquid ferré déniquf' {> Tertnt. m htautontimorutntn. d1, ,ctn. uvtn^y 1* 1TABLA de los párrafos de esta obra. S??dn?'ow- Pa*inar S n AVrm*i*A%t. pag. 8y Í ' ^Muxo. pag. ?7 >' ue los conocimientos cristianes, morales y útiles, e*l que conviene instruir la juventud, dedicada á lo$ ¿ 1' p,}n** el mismo asunto. pag. 147 S* fi n Amen ^e lo' aPre^ce>- Pa8* 160 ' - De l0, oficiales, que aspiran á r/cibirse d maestros, y Calidades que deben adquirir , y tener ¡ antes de 5. 7 'n a*m,tl¿os examen dé la maestría, pag. itfS ' De los oficiales sueltos, que habiendo cumplido su \ 1 ""»/>« ,„<, quieren pasar á ser maestros , y per- Y g fenecen de oficiales. pag. 181 ' B* °e las cofradías gremiales , y del establecimiento. tn su lu«ar de montes-pios para ancianos, enfer- $• s'rf",v!u^as puf '!0* M ar,e> * "fi0'0' PaS* l8í S'i' n 'xímenes de maestros. pag. i99 ' 0» De las preeminencias de los maestros, y libertad df poner tiendas y obradores 3 sin guardar distan- f/e> ¡a formación gremios , y aprobación de *W ordenanzas i a sea de la legtslackn grt- 5 '"¿al. pag. i?7 *'l4> Continúa el mismo asunto , y je trata también de ^as ordenanzas de comercie. pag. iy8§,i¡.De los tocias amigo i del país, que tub'¡est»' jt car^o de Protectores de los oficios, y arto"», la república. M*¡, $.16. Del jomentv inmediato de las artes y "fi1'0' ¡¡c/t, ducido í axiomas generales , con afana M? j} cipn , por vía de claridad al discurso.; p3S: l¡j¡, §.ij.De las ocupaciones rnugeriks, á beneficio di artes. PffrJij S.iS.-EWd y socorros, fzfe W comercio *#¡¡g, puede y y debe dar á las producciones , í .m*%. facturas sobrantes de las artei y ¿fictos, con <*■ . slon ¿el tráfico exterior, y ¿Indias : se Mt&L los modos, de qué uno y otro pueda florece* o'1 cíproca uülidai de la matriz. > y de sus &-%}*\,' dominios v.ltram trinos. fá'Ui §. 19. Bel comercio exterior, y del que de España * á Indias , en particular. *^ Nota. Habiendo crecido este volu'11^ '¿ mayor tamaño , ha parecido del ca^ reservar el apéndice, que saldrá separa" ' ■ ■ [ ! .h-/;u-;„ >■■-.■ . ... J- -- -.j. vi »t t. < «'.wttt. WWW U *■INTRODUCCION P RE Ll MINAR. EL Autor de la naturaleza dotó á los irracionales de un natural Vestido y ornato. Dio á los ani- j^es quadrúpedos, peces, y aves t0clos los socorros necesarios, v Solo al hombre, como guiado ^e su raciocinio reflexiona Plinio, L^crió desnudo , desabrigado, y brando. a En jfr,1^. ^undus et in eo térra:, gentes, maria in- liarr ' ÜT^es a<* nunc mo setas , pilos,plumam, pennas,squa_ >velJera. Tiuncos etiam arboresque cor- t¡-a Introducción / En recompensa le atribuyo ?n especie de dominio y disposici0. sobre los otros vivientes, áunlJ?a^ y provecho suyo, y un conocimie'T to general de los usos, que püe ^ sacar de las demás cosas, que Pr0' duce la tierra. La necesidad excitó en los racio- nales la invención de Artes, P3^ acudir á el abrigo, al sustento, 1 la comodidad de los de su especlJ Estos según sus caprichos,y ir lentos variaron en todos tiernp05 e. las inclinaciones , en los gustos'^ en las modas, (i) Nati/ra sequitur semina quisqtu SU De aqui ha resultado tanta tice interdum gemino , á frigoribus et.c^d> tutata esc. Hominem tantum nudum , et f. ei humo, nataü die abjicit ad vagitus stñt¡¿ ¡i pioratum, nullumque tot animalium a.'íU'pjp» lacrimas , & has protinús vita: priflcl" Plin. b'ut. natuv, lib. 7. in princip. (1) Properc. cleg. lib. 3.V «j preliminar. 5' crsidad en los trages y en los ador- ,s. de las naciones, reducidas á Piedad. Las influencias del clima, y las Producciones naturales han sido aüsa en mucha parte de la diversi- 1ac*, que advertimos-, y cada dia se ^ace mayor, á medida que los hom- Ies se alejan de sus orígenes. Los aceites y pinturas son el or-< at0 de muchos pueblos, en quie- Des el clima disuelve la robustez y y* demasiada transpiración. Pró- Jü* naturaleza produce en las mis- *Jas regiones estos bálsamos y un^ lentos, cj Ln los polos frios es necesario 1 abrigo de las pieles,que cubren s gímales que alii se crian; de las JjNes les despoja el hombre, para P correr con ellas su desnudez y ^ldad. j Las artes sufren la inconstante Uíacion de los caprichos humanos. a a Unas4 Introducción rt Unas se pierden, otras se restaura de nuevo , otras se combinan todas ellas tienen por objeto at> gar, sustentar, y deleytar á los m° * tales- «<% Muchas se introduxeron, Pa ser instrumentos de la ambici°0' ó de la seguridad humana: escp e' para ofender,ó defenderse recipr camente. _ > Otras invenciones se destina0 conducirnos por mar y por tif^L todas las distancias posibles \ a P' sar,detener, ó aprovechar los rl0. Se aprecian las artes por su uc lidad, por su buen gusto, y pür curiosidad, y primor. Varía este aprecio en ios hoí j bres puestos en sociedad, segu11 sexo , la profesión, la clase, y edades. La harmonía y deleyte é instruc- ción. r > . Las cosas de luxo>queno traen * Aa propia sociedad utilidad algu- na > deben desterrarse: tal es el uso ?e Jos diamantes, que empobrece ?s familias ricas, y tienen un valor Qe rnera opinión. , El arte de reducirlos á su estar de brillantez, y á joyas es útil, c°mo el consumo se haga en otro P.ais» Asi como es provechoso al bo- jearlo cultivar y preparar las me- ^inas, aunque le sería muy per- judicial su uso en el estado de sa- nic»ad: cabiendo dudar de la efica- cialo Introducción . cia de muchos mixtos, aun en el & enfermo. Una nación puede muybieIJ sacar ganancia del luxó de las de- más; adoptando ciertas manufactlIr ras dedicadasá él,para venderlas3 otras. Y si permanece en su co^" mo, eso menos pierde en la bala"* za mercantil con el país,de dondc trae la pedrería, y cosas que llania*1 de callé mayor: superfluas y ridic11" las en gran parte, y perjudicial^ quando entran de fuera. . El agente y móvil universal de la industria humana se excita* veces por la curiosidad de saber cij quanto á la invención ; pero en & artesano, después de inventada & cosa, por lo común es el dinero-u-' Ergo sollkita tu causa ,pecunia>vitti eS' Per te immaturum mortis adlmtis Her' (3) Propcrt. eleg. 7. hb. 3. in pnne.preliminar. II Es la moneda el signo común J. general de todas las cosas, sugetas , tráfico de las gentes \ y la medi- a de las recompensas del trabajo Personal. El cotejo de la moneda, que ní* nación paga, ó saca de la otra P°r virtud de la contratación, ó por rasdeudas, sirve á deducir la ven- Iajó la pérdida que experimen- ' y su inferioridad ó superioridad ta industria ó agricultura. . Las ciencias tienen sus artes filiares, como la escritura , la ^prenta ,el gravado, el arte de ha- er punzones y matrices* la fundi- 0,1 de las letras, las fábricas de pa- 5 y los materiales de la encua- ernacion. Estas artes prosperan ó 5QeJJguan con respecto á el progre- í de la instrucción nacional, que ■ as ocupa. ¡i Donde se ignorase la música, tl*n inútiles las notas musicales X12 Introducción * y los profesores, que táñenlos cw^ rentes instrumentos i y los que l°s construyen ó templan. Las impr?1*' tas de música tampoco tendrá que hacer alli. La perfección en las artes C0¡*" tribuye á propagar y facilitar l°s conocimientos humanos ; porque todos ellos tienen cierta relaci01^ universal entre sí-, y dan mayor o<& pación á los hombres, y mas m0' dos de vivir á costa de los ricos/ acaudalados, ó de los que necesl" tan valerse de las artes, para satis" facer sus: gustos, ó sus necesidad' . El adorno de las habitador^5 ¿c los hombres sus diversión^; vestidos y muebles, de que usan* pie, á caballo , ó en sus carrozas» subministran á las artes diferen£e ocupaciones. cQuántas dependen de la quitectura y pintura ? de estas do profesiones, que compiten con & cien'preliminar. 13 Clepcías en la invención ; y sobre- dan á las demás arces en la gra- Cla y delicadeza de la execucion; y en « variedad, a que se estienden. 1 La guerra ofensiva ó defensiva, re§o que el puño y el palo (4) no Tetaron, dio principio á las armas; p k táctica , ála pólvora , á la forti- í1 c que son tan provechosos y Osarios en el Reyno. La material situación de las ar- es no es indiferente,para que flo^ e*can, como se advierte en el dis- cUrso sobre la industria popular. En las ciudades populosas son ¡*lr lo común caros los manteni- 7lentos, á causa del gran número ?e consumidores y los jornales su- en á proporción. Y asi en tales pa* Ja§es no convienen la fábricas bas- as.> que no admiten por su Ínfimo 1. Pero las finas estarán alli muy lenj y todas las de ornato y osten- ta-r 16 Introducción . tacion. Donde escasca el agua y ^ leñamo convienen ciertas fábricas» ó es menester reponer los montes* y conducir las aguas. Las que requieren máqujoaS hidráulicas, deben estar á las oriU*5 de los rios, ó caudales de agua. Las que necesitan simples vo^ luminosos, han de colocarse cetf* de donde nacen , ó en la may°c cercanía posible. Las que dependen del cho y de la moda, deben varia*? á proporción, y estar en lugares tP eos, ó cerca de ellos. Si algunas se pierden por gastos de administración, se han & reducir á establecimientos popí»3' . res j y si salen máquinas ó secretj5 nuevos, se deben buscar á £0<:la costa. Es también de grande imp°r* tancia otra máxima general, t°jjj viene a sabende desterrar las vuig3'res 'A - PreU™'tíar- r7 lc*eas}que han mantenido en . enps aprecio del que les corres- r°nde> á 1™ a „ a i Nfean, y á los que los La mengua é infamia debe re- J|er Unicamente en los ociosos, y ^ndigos ,(#). ó en aquellos artesa- Os,qUe pDr desaplica(ios y vicio- .jjno se hacen dignos de la con- Mcleracion general. Obligado es el gobierno publi- b co ^ \ En nuestras comedias se han infundido X'mas bien perjudiciales, é indiscretas, que "^«cen áalhagarla ociosidad. Co a Pobreza voluntaria es deshonra y aun delito: c¡o LoPe de Vega, sin hacer esta distin- ^ n» intitula á una de sus comedias; La pobre- Cr « vileza. De donde el pueblo indocto WlM?^Ue 0 P°^re es honrado » y este mismo desh » 4ue las artes mecamcas causa Vtil 0r ejercitarlas. Vea el cuerdo, si el .^ 8° obra consiguiente á los principios co- ^ "mente recibidos ;quando prefiere el ocio v s,c*.nsado á la fatiga de un oficio penoso, «tía ^c aprender , que cree le deshonra: p. teniéndose en ja descansada pobreza ,que c,lsa no le causa nota.co á proporcionarles todos los a^' lantamientos,que se lian consegu1' do en otras partes-,y los que nuesff* constitución les pueda facilitar»511 distinción de naturales y estrange' ros. Porque la casualidad de nace fuera de España, no les ha de priv3s de los privilegios, que las leyes !e conceden y merecen. Ellos tf*c su habilidad é industria á nuest1 patria; aumentan su población 5■" á muchos de estos se deben arC.e útilísimas y precisas : de que sl ellos careceríamos todavía.; Los Ro m a n os i n trod u xeron e Italia las artes de los Griegos, y & hicieron propias de esta manera? fuerza de emplearlos artífices y? tésanos de toda especie. No tuvi^ ron la vigilancia de que los n9íw| les las aprendiesen , ni las dief0^ aquel honor, que las conserva en e^ timacíon;y de aj resultó la década cia de que se hablara en otra p^e'preliminar. 19 * . Los nombres de las artes > de los frumentos,y de las mismas obras °n derivadas de las lenguas ó idio- mas del País , por donde las recibi- os. Todos los hombres nos nece- fainos, y tememos rcciprocamcn- c- Asi el despreciarlos, es falta de Cocimiento político de las na- boríes. Solo la ignorancia del progreso vpnsmigracion de las artes, ha po- lc>Q infundir, en algunos ideas tan ?0i">trarias al bien público , y á los intereses verdaderos de la Patria, j Si otras naciones en cambio de as personas ociosas é ignorantes, tengamos,nos diesen otros tan-r ,°s diesttos obreros \ no parece du- damos un punto , en acetar un Cailge,tan ventajoso. Luego-dando- b i nos-i o Introducción tí. iiosles^dé valde, ¿para que nos r&4 cemos tanto de rogar ? El verdadero estrangero en jpátria es el ocioso , y una pesad* cargattánto mas insoportable,átn^' dida que es mayor el numero & los inútiles. La diversidad del idioma, es t°" do lo que se les puede objetar á 1°* • cstrangerbs,pero como no se les flj* cibe para oradores, parece ridículo semejante tacha. Todas las naciones cultas debe1* tratar con hospitalidad y carino al estrangero,que observando sus l^j yes; contribuye con su trabajo á aumentar la riqueza nacional. Asi se hace en España , y lo t,c" ne reiteradamente mandado Ctf' los IIÍ, conforme á las leyes an£ guas del Reyno, y asi se debe ov* servar: Tros, Rutuhim fuat>. La policía de los artesanos, y\ *l Mejoramiento de su legislación mHnicipai 3 es el objeto de> este dis*i ^Qjsin olvidar los-demás prin- cipios de educación- qiie les con* ferien; y aun el aseo y limpieza, ^ tatito descuidan en los niños ls Padres y maestrosíi ■ . in^T ° es este Por cierta un asunto nditcrente> coniponiendoesce cuer> ¡7 de ciudadanos mas de un ter- 10 de la nación española. La brevedad del ; tratado no |JCrniite entrar, en los•ahysos de cada o^mio de oficios en particular •, ni Cíl k corrección de sus ordeúanzas. . Esto último pertenece d los de- ntarios, de la autoridad' pública', •J'k reforma de abusos se logrará ¡jQr sí misma i reduciendo rj méco~ j0 la enseñanza, y la;profesión de jas artes y oficios •, protegiéndolos y ■j°nrandolos,como á los demás ciu- dadanos ; por ser todos miembros ba de2 2 Introducción de una misma sociedad, y necesa- ria esca. consideración , para qü abracen con gusto los oficios. Si alguna diferencia debe cerse,estála ventaja á favor de ^ artesanos-, porque sus tareas son Pe' nosas, y.' requieren aplicación E genio, para habilitarse en el 50 de sus;respectivos' oficios, y lC". ner saHda kfe-sus aburas. . Algunas de el las son tan déli^ das y difíciles , que > i no neces^ menos tiempo, para adquirirlas^ perfección ^ iiue las ciencias mas W Dlimesj y especulativas. ¿Cómo puede -esperarse la pr(í* pagacion y arraygo de semejan^5 artes en la nación , si no concun"^ á un tiempo en favor áe¡sus profe- sores una constante protección 3 * un interés/que recompense carie* fatigas? El autor de una* obra de inge' nio / luego que la . concluye , j1'1 Éíi. preliminar. 2 5 1 ?nado todo su deber. A un ce- ebre artífice no le basta hacer ,a modelo i quédale la precisión * reproducir su obra continuada^ jj^nte í sin cesar en su fatiga cor- f0ral, para ir sacando provecho de as ^lue imita y vende. £ hay sociedades econórt}icas, Hue iuzgueny cófr servar qualquier hallazgo. Los M*' gistrados nunca tendrán bastan^ tiempo , para tomar este cuidad0 continuo del progreso, que adela11" ta diariamente las artes. La perfección de éstas sólo # puede lograr, acumulando en forrrt* de instituciones y por clases taleS descubrimientos •, yá sea mejoi'air do los instrumentos, y m'áquin^ de que necesitan los artífices » r preparación de los metales y ^ teriales^que emplean en sus ope- raciones \ y finalmente por lo ac3- bado y vistoso de las piezas, quC salen de la mano y obrador del stf resano. Hay oficios auxiliares , cuy? adelantamiento influye considera- blemente en los demás. - Unos dán facilidades, como d la composición del accro. que cos du-j % prel'itñmár. 3"f 1 ,Uce a mejorar los instrumentos Qe muchos oficios. (#) Otros subministran materiales jüevos,como la hoja de lata,y el at°ii; cuyos materiales se debie- 0l\ á la meditación, y á las inda- gaciones chímicas. El temple de los metalesque ^tan en las piezas de un relox, me- ^gió en Ing|arerra i Harrisan un a*?)0 considerable, con el fin de .filiar la navegación por este me» ^ Las artes admiten también otra JVision: ó imitan la naturaleza* y J^onceses menester seguirla exác- ^njente, como hace d estatuar io, r pintor, guiado del dibuxo, y lo msmo sucede al que coordina to- as las producciones que cbnstitu- ^.20ÍI y en- JH¡¿ ),débese á tí. Jiun Dulling el descubn- XU mcÍor acero » 1"* se t^a^*Ía eí* u Aldefjonso, y que convertiría propagar.i6 Introducción jen el todo, ó parce de la h'istf3, natural ■ para representarlas al vivo- Otras artes y oficios debiei'0lJ su cnigen á una nueva combiné cion de los objetos ; y es lo Qpt se 11? ma invención, y son las m3* sugecas á alteraciones y modas. La&primeras se emplean en °y servar las propiedades de los WlS' mos objetos, de que se valen m arrisnás-, para usarlos en sus cotf' posiciones; como sucede con tod° los materiales de las artes y o60 destinados á prepararlos. v ,i . Lás pieles deben curtirse ói barse .según los destinos, á ,qVc.* apliquen. Tienen tiempo para estas operaciones ;y si se d*'3' •ta, se pudrirán estos materiales, pD^ •descuidar ó ignorar el modo de W. pararlos. Si se omite alguna de & ;demaroperacrones , que la ;. e*P^ ricncla/y el arre tienen §Wfí$¡¡¡ satias.j el material sale de pocav . . preliminar; i 7 J cl público es engañado, porque, ^ríl menos. , Lo mismo sucede con todos 0s materiales flexibles e hilables, ,c que se forman los texidos,para ar'« las varias y sucesivas opera- jj°nc$, que neceskan y les son pro- Pías. r /W. metales requieren para su cÜSl°n' y. preparáciou operaciones retantes ?á fin,-de¡ique ho pier- ^ su ductibilidad y aplicación ^Narcos rcspectivasijó para trans- itarlos ó mezclarlos con otros Acales,ó aligaciones. .Las materias duras, como las Podras y maderas, no carecen ele Impiedades que'les son especiales, Para-saber dárselas antes de..ápli- Carlas á los oficios, que las iabían¿ ^ Meterlas en obra •, y muchos de tst°s géneros conducen á los tintes. . Los colores vienen de la extrae- Cl°u"ó mezcla de muchas próduc- ció-í$ IfltróduccioH ciones de los eres reynos vegeté mineral,y animal. Su combinad011 no es menos varia. Merece la c'c" bida atención,, para que florezca11 las manufacturas; y abunden tpdaS las primeras materias, aprovecha^ do las del propio país con prev rencia. El texo , por exemplo, es un *P bol j que dá excelente madera , / sirve á los tintes. Pocos ie usaj1 aquí para- esto -último;y depen^ del atraso de_ la historia nat*^ ral (*) en España. Todos Ios-medios colores ^ por lo común.ficticios, y 'deb^ su variedad á una multitud de ov* servaciones, arregladas por el í¿*¡ Los-cuerpos diáfanos ó-trans' parentes no son de menos uso J & ffl v; jvkJü : si is (*) E-l Rey ha establecido im gabinete ó go dc-Ron Pedro Franco de Avila ? gue será< exactitud-, ó que las han perfecc}0^ nado á costa de experiencias rad0' cinadas > porque estos últimos tienen prontas , y expeditas pai"a e uso común de los hombres- ¿Qmén podrá dar, ni negar P1^' ferencia á ninguno de estos orid0/ que se emplean en preparar las P1!' meras materias de las artes, ni Hj51' rar con desprecio á unos ciudad*1' nos, que incesantemente se ocup'^ en tan útiles trabajos-, sin losqu^ les carecerían de energía las tfíC1 faltando la materia sobre °i.u.c, ¿ debe obrar con acierto, y utilí"3 del público? ; .} El objeto á míe estos materia'^ se aplican , ni la calidad de pW? mismos no disminuyen la estiré, preliminar. 19^ de los operarios. Qualquier* ^rerencia entre ellos sería ¿ana pa- ,aclOxa política, ó una sofistería pro- ,Ucida por genios superficiales y batanes. > Si el oro es cíe mas .valor, mas •C ,es aí género humano el traba- J° de las terrerías, que sacan de la llena por virtud de la fusión bien Jrreglada, un metal necesario, par ,a subministrar instrumentos á to- 'JJ°s los usos de la guerra % de la ?8jjcultura, de los oficios, de las litaciones, y de los particulares. . £s un error político entrar eri ?es comparaciones de preferen- ^ > que en España han influido jj^cho á retraher las gentes de al- onas artes, como sucede en las te- a^>que son muy pocas, a pro- P°rcion -de los muchos cueros al j v?>y °tros pellejos de España é l^ias, que salen sin adobar por a Preocupación, de que este arte no^2 Introducción no es tan honroso como otros* j Las leyes prohiben sacar & Reyno semejantes pieles, sin a"0* bar ó curtir: con el saludable » de dar esta ocupación á nuestf0 •curtidores. La vulgaridad viene á el cuentro del progreso de los cuf£^ dos h desacreditando este oficio bre su palabra, y á un gran núfl1^ ro de familias , que exercita[ia utilmente esta honrada profesión y ahora viven en el ocio, faltas d ocupación, con que mantenerse- Este mismo daño se experin1^ ta en perjuicio de otras artes y p , cios> no menos útiles y necesario^ solo porque algunos escritores su fantasía han desacreditado »¿ especies de trabajo , que les 11 ^ parecido, con razones verdade^ mente despreciables : opuestas espíritu de las leyes, y del todo coü trarias al bien común.preliminar. 35 . J-as ordenanzas de muchos gre- j^jos y cuerpos han adoptado e ^smo modo de pensar, con daño Seneralde la nación,y han exclui- °de ciertas congregaciones, co- munidades , ó «íprccio á los de cier- °s oficios, y a veces á los de todos. ^ Si se hallasen razones fundadas e Utilidad y conveniencia pública, Jpa sostener semejante modo de ls5Urrin mereceria disculpa su em- reno. ^as como en nacja ¿c esto .aWo origen á tales exclusiones | b,en público-, está clamando todo °mbre honrado y cuerdo, á fin de lüíf S-C trate desterrar tan per- J Riciales paralogismos. ^ La distinción de nobles , y ple- nos es de constitución i las demás et>ert templarse á beneficio de las ^|s, honrándolas quanto sea po- ^ £n otros países prevalece mas el ^0r á la ganancia y á la comodi- c dad 1 É34 Introducción dad, y nadie se deja seducir de yerros políticos: en España no paS' tan tales estímulos, si la estimad0 y debido aprecio de los oficios í 11 j acompaña á sus operaciones. - Los oficios,que reducen á & \ nufactura las primeras materias quedan referidas, y otras qua Á1 3uier descubiertas, ó que se vaj^ i escubriendo i están sugetos i ^ mismas opiniones vulgares; 1 cy todos debe acudir la legislación l el concepto común de las genC^0 estimular indiferentemente cj^ género de aplicación honesta dolé la estimación debida. Lo contrario es pedir imp0^ bles á una nación, tan honra* como la nuestra. ,% Las artes , y oficios en Esp^jV dice muy al caso Don Juan de quemas necesitan de p1'0' i^i^'i ..Butrón Viicurso ioiie la pintura Jg] i.. , preliminar. ff 0 Cc.10n j y fomento j sobrando in- dios muy felices , para exerci- 1 Serán mas brillantes, fáciles, y prosas otras especulaciones deli- ncas, y abstractas á sus autores, j toí me parece mas útil en el or- en civil al género humano la in- encion de las agujas de coser : ins- Jünlento je tanto uso } qUe debe Preterirse á la lógica de Aristóteles, jjungran número de sus comen- acípres, los quales han sido en Es- sana mas comunes, que las fábricas ve agujas: olvidadas casi en Cordo- *.a j donde florecieron por algunos J§los ? y ahora son menos estima- as las que alli se hacen todavía. > Ha sido grande error en polí- lca excitar qüestibnes sobre la pre- c 2 fe- jJjT~ •--■■ finalmente nuestra España necesiui de „ ¡mParos, de premios, de protección vno de^6 ^ Introducción c ferencía de las artes, y de los on-j cios: distinguiendo á unos con e[ dictado de liberales, y á otros con & de mecánicos.(*)De ahí se pasó á hactf ocra distinción de oficios baxos , Ü (*) Véase el Diccionario de la Academia E , pañola en la palabra mecánica , tom. 4. pig- 1*'' en que explica el modo común de pensar sof los oficios en el Reyno. . . s „ Mecínht ; se aplica regularmente a 1 „ oficios baxos de la república , como zapa „ ro , herrero , y otros •• y asi se diferencia»1 oficios en mecánicos, y artes liberales. Esta distinción, aunque arbitraria, y °?u^4 ta á los verdaderos principios, ha sido recio''' y propagada con generalidad» y debió el * cjre Feijoó colocarla entre los triares cornnnt' que reprehende en su thtatra. Y asi es necesar'°| que todo amante de la nación la disipe en «scritos , y conversaciones. Acaso la legislación debería interesar su a".y toridad.para hacer alguna declaración hon°rl, fita á favor de la industria gremial de losa*1^ sanos :explicando algunas leyes , y decretos^' mados del derecho Romano , que apoya" opinión vulgar : como se hizo á favor del mertio cjojjxajjca rázon, para animarlas gente5 «jue le hiciesen por mayor; que es el verdadc'. ■ tíifico. La aumisíon á los oficios de WkyU° ca es una justicia ¿ que no se les debe rsliu5a 'r. . preliminar. 3t Vu^ildes'; titulando á algunos de jiobles. Estas denominaciones vo- ltarias y mal digeridas, han ex-* utado repetidas emulaciones,y han ido parte 3 para qUe mUchos aban- donasen las artes jó apartasen á sus ^Jos de continuar en ellas, contra ,Fra máxima general de hacer in- doctamente hereditarios los ofi- *l0s en las familias, para que los ^en y perfeccionen, i Los Jurisconsultos españoles ^publicado tratados enteros bá- J° del systema odioso,que queda Y^crido\ y ahora se hablará solo Qc dos obras, que son las mas co^ Spcidas. La primera ts la citada de 9ri Juan cíe Butrón, intitulada:¿#x- Clirsos d favor déla pintura , impresa *n 4-° en Madrid año de iéx¿,en J¡empo de Felipe IV, cuyo Sobera- ^° estimó, y conocia por sí mismo Csta útilísima profesión y el dibuxo, c°n que se divertía algunas veces. cy No^8 Introducción No censuro las buenas y c*j cclcntes razones , con que a^c escritor recomienda el dibux0.* el arte de la pintura i por que 3 verdad defiende una causa tan W ta , que apenas puede nadie c0l£ tradecirle, sin riesgo de hacerse 1 í dículo. . Era bastante extensa su lec^T ra, y dá muy buenas noticias.al& * de su obra de varios célebres fesores de las artes : asi antiguí\ como modernos \ y entre ellos flij**' chos españoles desde el rey^j de Don Fernando, y Doña Isa*^ hasta el de Felipe IV» en que bió su obra» apologética ae la plD> tura. . * Lo que reparo en ella es la masiáda extensión en sus elogi°.s costa de las otras artes , y, ofic10 * presentándolos en un aspecto 5^ elusivo de poca estimación y "e" cencia respecto á sus profesores. ^ Épreliminar. %9 i Los que escriben en modo apo- ,°gérico y declamatorio, se poseen aetoasiado de su materia, y suelen Caer en exageraciones. La pintura, ?rquitectura , y escultura son tan jngenuas, nobles, y útiles artes para j* comodidad de los hombres, 7ernoria de ellos , y celebración ^ sus cultos , que solo se pueden fritar por hombres sabios de §rande ingenio , que conozcan la pntlgüedad y los primores del arte* °r lo qual tengo por ocioso formar j? panegyrico de profesiones tan 7§nas y raras, que solo carecerán e aprecio , quando no sean sobre- dientes quienes las profesen. Habia escrito antes de Butror\ 5^ore el mismo asunto el Licenciado Gaspar Gutiérrez de los Ríos t profe-r s°r también de derecho , que im- Pfitnió en Madrid año de 1610 ^a obra en 4~°que intituló: Noti- Ctcl genera! para Li estimación de las C4 ar-ij.0 Introducción artes \ y de la manera en que se conocí» las liberales délas que son mecánicasi / serviles: con una exort ación ala honra dfi la virtud y del trábalo, contra los oO^ sos •, y otras particulares para las p*f' sonas de todos estados. La doctrina y erudición ^ esta obra es mucha \ y casi de c} han tomado en esta parte los escri* tores del arte las mejores noticia5. En la primera parte reduce tres libros á persuadir la utilidad de las tres artes i y en el quarto \^üe" ba igualmente el honor y estimé cion de la agricultura, con el desc y la hace Ríos en lo que eS compatible con la verdadera a& tinción de ellas, y su decoro. Si se reflexiona bien el contexto dej preliminar. 4T Qe esta obra, se hallará estar escrita z?n fines rectísimos ; mas en la fleccion de medios se advierte una °ntradiccion en siís mismas razo- es y principios. Pues en el fin (6) tribuye Ríos con fundamento el traso de las artes y oficiosála.po- li estimacion, que se hacía yá de *los á principios del siglo pasado n nuestra España; y cae en el propio ^r°t indirectamente , apoyando la JSion de la opinión vulgar. j> Finalmente los que traba- Sj gft ( asi lo confiesa Gaspar de lo* »>-&ar) dejan sus artes y oficios; por J> Verse tenidos en poco de los ocio- >J sos, y no can virtuosos, como ívCllos. íf Esta falta de estimacion es una ^°n,secfiiencia del systema de reducir nberales^y ¿ nobles un corto nár me- ^ios tn la txhert- al tri6ajo i §. io. fas» 142 Infrdduceion J¡ mero de artes; apellidando á lasotr^ inferiores , o toí,como las 11 j braba el mismo -R/o/; dándolas;. dictado de mecánicas, en un scflt^ que no tiene la voz : á laqual c° responde el de prácticas. Pero sJ cosa se mira con atención , aun p Jos mismos principios del autor»5 halla, que el dibuxo (7)es el dá la ingenuidad y aprecio a W artes y oficios: ora sean práctico t ó especulativos. rt Vanas serian las teóricas & este género de artes , las quales flj fuesen reducibles á uso y práctic3j Está pues tan lexos, de dictado de prácticas cause descreen1- á las artes , que tal opinión, si adoptase por las naciones industr^ sas , sería lo mismo , que destef> rarlas del mundo. Y (7) Véase á el citado Rios en el ¡ib. 3. cet'^ preliminar.- 43 . * cómo el diseño sea absoluta- mente necesario casi en todas ellas, Para imitar ó inventar ; se sigue, ^üe siendo en parte prácticas las ar- esi inclusa la pintura , escultura, y estatuaria > y estando todas las ?|tesy oficios baxode la indispensa- le dirección del dibuxo \ todos los Pr°resores y artistas deben estimar- e i i medida que cada uno aventaje JJ¡su profesión i y en el conoci- ^ento general del dibuxo ,aplica- Vo á su oficio: como que exer- Ceri científicamente las operaciones, Reñidas en la extensión de él, si SaDen por reglas, y con verdadera er»señanza su arte: en lo quai ahora Padecen gran atraso nuestros artis- ¡?s j por no haber tenido quien ios d!rija desde sus primeros princi- pios , Todos los argumentos á favor del systema de Gaspar de los Rios, 5°n equívocos y poco sólidos ,si se ex-44* introducción exceptúa el del dibuxo; y tienen tre sí mismos pugnancia y "lS" cordia. En el libro 4. trata el mismo & critor de defender la nobleza de 13 agricultura; y usa de razones b^1* diferentes de las alegadas en los t#s primeros; no pudiendo negarse, que la cultura de los campos sea obf* corporal y manual 3 que requiefC aun menor estudio y reglas, la mayor parte de los oficios meca" nicos ó prácticos, los quales las ha*1 menester absolutamente. De donde se colige, quán i^- portuna sea la distinción de artes W berales y mecánicas i como si fue1? posible escribir, ó estampar un j*j bro sin el mecanismo de la cscfi" tura, ó de la imprenta. Yo no quiero detener á los lee* tores en referir por menor las razo- nes, de que se vale Rios; aunque C& nozco su buen zelo. y que se dejo n lie-ij preliminar.' 45 leVar del modo de discurrir del si- »*Q>ert que vivió. Mejores son los fundamentos, r^.que apoya su exhortación al tra- ,al°, sin exceptuar alguna de las jases: hablando con caballeros, hi- Jakos, pecheros, y mugeres de las j^eridas gerarquías \ haciendo la ?ayor invectiva contra la ociosi- dad (8). ^^^^ ^ Sean tf;L8) ^ios e» ¿4 exárf. §. 4. ¿?0 > trae un 'icift^j cntre k aplicación al trabajo , y la Visr j d> 1ue es muy digno de ponerse á la tiof dc los lectores á la larga ; es sacado de Xe- S«c°ntC en el trlt1atl° At los Mcbo* ) y hechos di ^tts> Hb ij y dice asi: Ctntienda entre el trabajo y la ociosidad. • 3> í>icen que Hércules siendo yá mancebo, ^H^ando los de su edad con el arbitrio de ra-¡ ■A v?n.1ue tienen , dán muestras del camino del j'j1Cl° > ó virtud que han de seguir •• se salió 1 e la Ciudad, y que se asentó en un lugar 'Parrado y solo , muy imaginativo sobre > s'j1' de 'os dos caminos eligiría de la ocio- ' i ó del trabajo. Al qual le pareció,', que Y ''egaban á él dos grandes, y dispuestas mu- jeres :la una de ellas hpnesta, y de nobleefi Introducción á Sean en hora buena tenidos cP mo mecánicos y serviles aque11 menestrales,que obran á ciegas c parecer ; el cuerpo adornado de una k-^jjLg 4| natural-. los ojos vergonzosos, y toda su j5 ra llena de-castidad , y vestida de un veS y >s blanco i y la otra llena de muchas carne >^ jj blandura i el color blanco y bermejo » f^ )} su figura parecía ser mas artificiosa , 1u#e e'5« }, turáis los ojos bulliciosos y abiertos: j5 tida de tal vestido , que parecía tan herm P a) que muchas veces se miraba á si mismn>)'c \, >5 sideraba si había alguno que la viese ¡ gunas se remiraba en su propria sombra- je U gando yá cerca de Hércules , la primer*y(, iba siempre de una misma manera , c0tt'íSt *, mismo paso ; y la otra queriendo áckj*"!^ ,5 y ganarle por la mano , corrió para Heí^W - 3, y le dixorConsiderote, Hércules,queestas <¡¡ J? dando , qual de las dos vías has de segu'r'^ , tú me amas y sigues, yo te llevaré á un m^ deleytoso , y fácil camino , en que guStavj, s,de todo lo que deleyta ¡ y dá contento > viendo sin ningún trabajo. No tendrás n '¡y gun cuidado de las guerras, ni de ocra*°a^ _ paciones < sino antes considerarás en eW9, ^ s, jar , y bebida que te agrade: en recibí ^ „ gustar todo lo que es deleytoso á la vista > M olor, y ai tacto. Y habiendo cumplido t? ' y tendrás todo esto sin ningún trabajo. Si ''"gflna vez temes, que te faltará el caudal con "lie se alcanzan estos gustos , no tendrás ne- ™ cfsidad de trabajar , ni de fatigar el ánima, »fii el cuerpo para hallarlo •. antes te aprove- '* ^«larás de lo que los otros trabajan , y no te " lras¿ la mano en ninguna cosa, en quepudie- " *ts sacár provecho y ganancia: porque á to- mis anvgos que me siguen , les es lícito J> aprovecharse de todo lo que pudieren. Ha- biendo oído esto Hércules, le dixo : mujer, £ Sué nombre es el tuyo? Respondió, mis amigos 31 "«ríanme felicidad ; y los que me aborrecen, s,^e nombran : maldad , y bellaquería. Estan- s> «o diciendo esto , sa llegó á él la otra muger, '>yie dixo : Yo también, Hércules, me vengo s> Para tí ; porque conociendo á tus padres , y ''Considerando tu natural ingenio en los estn- l'os, espero que siguiendo mi camino y doc- *' 'Vna j serás amigo de la virtud , y exerciu- '»ras todas las obras buenas y virtuosas , y & "11,1 me harás mas honrada e ilustre. No te 5» engañaré comenzando por deleytes, mas con- "tartehé con verdad , quai sea la naturaleza, 21Ue dieron los Dioses á todas las cosas. Nin- guna de las que son buenas y virtuosas, die- *.?n. los Dioses á los hombres sin trabajo , y ^""igencia. Si quieres, que los Dioses te favo- rez-Introducción jna pintura, no deben gozar concepto y estimación de Pintore* como lo reflexionaron Francia rezcan, has los de servir : si quieres *lueffl¡, „ amigos te amen, has de hacer bien á tus a „ gos: si deseas que alguna Ciudad tey°?. ¡\ J} has de dar algún provecho á esa Ciudad • 3, quieres ser admirado en toda la Grecia I' ,, tu virtud , has de procurar hacer bien a 1 la Grecia : si quieres que la tierra te de ttü has de cultivar la tierra : si quieres ser r tratando en jumentos, has de tener cul aljá „ de ellos: si deseas ser acrecentado p°r y guerra, y librar de esclavitud á tus amig05' ^ „ hacer esclavos á tus enemigos , has de apre . der las artes militares de quien las sabe > / y, exercitarte en tilas de la manera que las . . y, de usar: si quieres ser fuerte en el cuerpo» \g y, de sujetar el cuerpo al ánima , y exercicar J3 en trabajos, y sudor. Sonriendose enconc la maldad (como dice Prodico) le dixo: * tiendes quan largo y áspero camino te cu6. 3, ta esta muger para los dekytes ? yo ¿, y} fácil, y breve camino te llevo á la felic1'W ' „ A lo qual respondiendo la virtud , y trtbM ^ ti le dice; ó desventurada qué b¡en nenes cu'» „ qué cósate puede parecer suave ? Pues no ej caminas ninguna de tus cosas á este hu > , esperas tener deseo de Jo que es suave 51 . ,antes que lo desees, estás llena : anees <3^ , tengas hambre, comesi y antes que tenga5 sC^' Ip preliminar. a& wheco Don Antonio Palomino • y ^intento en este discurso es d ex- > es^5' ^ Para comer con deleyte , buscas > nía 'S't0S coc'neros > 5f Para beber de la mis- »Kn tVane]ra s tienes varios y preciosos vinos. ¡ „• el estío de acá y de acullá andas buscando , Co Ve ! para dormir suavemente, no solo te ,nes^ntas con cama blanda, s'n0 también po- )So. a'mohadas sobre almohadas , y un regalo ><)u fK °tro* No deseas c'suen0 Por razón de >njc trabajado , sino porque no tienes que )VasCr: excrcitas las cosas venéreas, y lasci- >cue ,Coa todo genero de saynetes , sin que el ' br — ? 'as quiera: haces con los mismos hom- icnc - 0 5lle con 'as mugeres. En esta forma ltorenas a tus amigos , ocupando la noche en > do^Czas' >' 1° mejor del dia gastándolo en íjjwíyF' Siendo inmortal, te han echado de sí >vir ses j y te han afrentado los hombres ,qu tu°sos. Nunca jamás oíste tus alabanzas, >vis °Smas dulce > (íue se puede oír» ni has j mat0 n'ngrma buena obra tuya , que es lo 'ile'SUave Sue se puede ver.} Quién te creerá >(W>n^° tu alguna cosa , ó teniendo necesi- ,e, • , mil5 o Introducción , excitar á quantos profesan las arj y oficios en España , á que se o diquen áeldibuxo, y exercitefll mil congojas, achaques, y enfermedades jj avergonzados de lo que hicieron , no ' g „ menos pena qualquier cosa que hacen. ^^ ^ it personas,que han gozado en la juventu. 3, todos los gustos, reservaron para su veje , do quanto hay de pesadumbre. Pero y° ^ „ con los Dioses , favorezco á los homb>'eS p¡ 5,tuosos : ninguna obra buena , ni divio2 > t J5 humana se puede hacer sin mi. Yo soy ^ \g¡ }, mas honra tengo cerca de los Dioses y "c$fly }5 hombres virtuosos : ayudo á los artífices.' ao s, fiel guarda de las casas ; hago que q.1" ^ bien á los criados : soy patrona y dcW"' j SJ de todas tas obras, que son menester Pa je „ gobierno de la paz \ firmísima compane"! \i Jas guerras s participante del amor , y . (i „ amistjd : y junto con esto á mis amigo*1 (< suave , y dá mas gusto el comer , y ras- „ gustan de unas cosas, mientras esperan o . Ei sueno les dá mas deleyte que á los oO° ^ estando despiertos no tienen pesadumi>re ' y , el sueño es parte,para qut dexen de na |o* que es menester. Los mozos se gozan co -0j loores y alabanzas de los viejos, y lo'1 se alegran con la honra de los mozos. j,T-----------r----,T--------- - , ozan cori „ loores y alabanzas de los viejos, y ^0SvVa{f3' , se alegran con la honra de los mozos. * 8 ,¡{ .yendo a la memoria ios hechos nazañosos»^ „ con gran contento hicieron los antiguo* „ con menos gusto los ponen por obra> y .m tfp , preliminar. $i "jteiós respectivos báxo de sus ie- ^asisimetría, y proporciones. Tales artistas dibuxantes están erdaderamente comprehendidos d 2 en- s,t3l los que hoy viven ; por las quales cosas se *' peen amar, y querer dé los Dioses , desear de !' RS am'Sos * y honrar de sus mismas patrias, y >> ^públicas; y viniendo el fin de su vida, y T ín ^C *a muerte > no 'os ecnan en °lvido > ni "fueren sin honra* antes quedando escritos en memoria de los hombres, florecen eterna- ^^e.Exercitando estas cosas, Hércules, con » idor y £0|) traj3aj0 s tendrás una muy bien* ^^ncurada felicidad. Hasta aqui son palabras I' ^e Prodico , de que se aprovecharon Socra.- |' f1i y Xcnofonte \ y yo asimismo en estaoca- *' 10n* ¿Quién hay que con ellas, no se ena- * j 0re > y haga fiestas á la virtud y al traba- s'* i quién hay que con ellas no tome oje- 1 "*a con esta poltrona > puerca , y sucia \' Qe ser traída siempre delante de nues- 1 Jr°s ojos ? Vergüenza es , de que no tenga >> buen conocimiento de esto , siendo chris- ' tlano , como estos gentiles. De esta pintura, Pues , he querido que comencemos nuestras 5> Particulares exorttciones , para confirmar »> nuestro intento , de que todos sin exccp- cion5 2 Introducción i entre las-profesiones honradas ,°. decentes ; aplicando con utilio las reglas á toda especie de mam0' bras. Yá preveo una réplica, que foj' rán los defensores de la floxe^3 ' aunque por fortuna no espero sC atrevan; censurando, como ttíci importunadla que tanto se rcc°" mienda en este discurso, de que artistas españoles generalmente *1?' yan de aprender el dibuxo, y fy1' garse en un estudio tan difícil- A»^ garán,que hasta aquí las han ti&' cido con acierto, sin necesidad ^ aprenderle precisamente. CiO/idiguna tenemos obligación de trabaj3^ ,,y con mucho mayor cuidado los que * „ mayores, y mas poderosos. e Asi concluye el dialogo , ó contienda í introduce Kios entre la ociosidad , y el tra^¿\¿ Sería su asunto objeto digno,de que la AcS" ,¡ mía de las aires le propusiese en sus premié' j fin de representarla en un quadro á la vista a público, con la misma energía que conti1'1 éste dialogo._ prelimmar. 53 , Ojalá probaran la verdad de to- ,°s los extremos de la réplica Se- la un privilegio especial de nues- ra nación, poder exercicar perfec- ^niente las arres, sin tener el (ta* ial0 , que otras en aprender todas ^s Partes, de que constan sus pritt- Clpios. Se encañan sin duda tales pro- atores de la ociosidad. Nuestros Pavores eran aventajados en el di- Ux° ,como se vé en lo correcto de SUs obras , y en la invención de duchas máquinas importantes al Pl'°?reso de las artes, y aun de la 3§ticulcura , minería , y beneficio ^e .metales-, y de otras primeras ma- Fjas de las mismas arres. En los H1 timos tiempos, luego que se aban- tó su enseñanza , decayeron ios Ohcios en España á un punto lasti- moso. Esta decadencia llegó á el ex- orno de ponerse en el mayor aba- d 3 tí- í54 Introducción timiento, miseria, y desprecio csto^ oficios y por la rudeza de los arce sanos. Si se hubiesen de dexar las fíff abandonadas en el estado que tlC.j nen, sería ciertamente fatiga inul1 aprender el dibuxo. Semejan^ exórtaciones á la desidia no son & centes á un español 3 ,ni ventajosa al común. Para ser derrotado del enerru^ no necesita un exércico de la tica. Los que piensan seriamente & vencer, han de acostumbrar en1 paz sus tropas á las ásperas fae*1^ de la guerra i y ensayarlas con exef' cirios , escuelas > y campamento» en quantas maniobras conducen ? defenderse , y atacar victoriosa • c. intrépidamente á los enemigos de Estaño; de suerte que la exacta dij" ciplina del Exército en tiempo & paz anhele tener delante los ene' migos.para hacerles conocer la ve#' ta-j. preliminar. 5? de su instrucción , y honrado *od0 de pensar. V •Los desidiosos buscan modos p aprehender la enseñanza i y no ^eParan en el riesgo, que corre el Astado, Lo mismo tiene lugar en Casias demás profesiones ; por er contra el decoro de una nación Pedir reloxes fuera ; por no apli- ca trabajarlos. , Las mismas ciencias no se apren- con sofisterías y estudios for- mularios ni se permite, que los frofesores se dén ai juego , á el J?Cl° j á la mormuracion , y á otras ^las propiedades j muy contrarias V carácter nacional, que es honra- Q° y serio. .Qyien declamase contra la apli- Cacion , y recogimiento de la ju- j^tud estudiosa , dirigida por un I ü^n método de estudiar, y exce- ptes catedráticos \ mas debería Set considerado, como enemigo de d4 la$<5 Introducción la patria , que como ciudadan** Es necesario un estudio tenáz, & lido, y filosófico sobre las fuentá» como clamaba Luis Vives mas ^ de dos siglos , aunque sin todo e fruto que deseaba. El dibuxo es el padre de los ofl' cios prácticos, y sin él nunca drán florecer. Todo lo que actual" mente se adelanta en España & estos ramos de industria, es debij^ á la Academia de las artes i y á la» que se ván estableciendo á su i^" tacion en Sevilla s Zaragoza , lencia \ en que la juventud apreI1' de metódicamente el diseño. Como es mas fácil censurarq^6 trabajar , hay un axioma comu? éntrelos desidiosos, para apartar* la juventud de los estudios var°" niles y serios \ y aun de qualquij1- otra aplicación, que esté olvidad* ó descuidada en España, Motejan de novedad aquellos tu-preliminar. . 57 helios, que no son triviales y co- jines , ó ellos ignoran. Unos ca- k11 por prudencia , quando oyen ales conversaciones ] por no entrar ^n disputas apasionadas 5 y otros seducidos al peor, partido por .alta de conocimiento propio en a materia. Muchas veces atrasa. Hna nación sus progresos , no á ¡^Pulsosde sus enemigos, sino por Preocupacion de los propios natu- faIes del país. D> El que ignora el dibuxo, nada j. lerde, porque otro le aprenda \ an-^ le hallará mas hábil, y diestro e§° que sea oficial , ó maestro Wra las obras "que le encargare. Que^se quexe un aprendiz tier- Me las dificultades, que al princi- pio encuentra en los rudimentos ? su arte ú oficio] no es estraño? ^ue un niño llore, quando le 0t* el maestro , porque no lee. Lo que sí no debe sufrirse es, que58 Introducción que hombres preciados de crítfc0? ó por mejor decir de -aristarcos,^ tuperen la instrucción sólida de 1^ que se dedican á las artes , y &eíl ciasj erigiéndose en defensores de I» desidia, y falta de instrucción nece saria. Mucho mas reparable es ,ql1 no conozcan ellos mismos quant: crédito pierden voluntarianiet11- por su maledicencia. Para que nadie se dexe feaWJ nar en tan importante asunto,11 j querido tomarme el trabajo en c contexto del discurso, (9) de pr0^ la necesidad del dibuxo con escrj tores españoles, que le poseían c°. perfección •, y que tampoco riefPí para los censores la tacha de estra11' geros, ó de modernos. Aunque 0 puedo alcanzar, en que se flin , s hombres cuerdos,para creer que W5 estrangeros no puedan adelantar tajj (y) Véase el discurso §. j. del dibuxo. ¡aup 'j. preliminar. $9 ,° como nosotros; y aun mas cu furtos países, donde la educación ^. 61 conocimiento de las artes, y lencias está mas adelantado. Tampoco veo , que los moder- i ' > aprovechándose de los descu- .^mientos de los antiguos, y aña- . lendo su propia experiencia, estén .^posibilitados de adelantar el mo,- 0 de pensar de los antiguos. Pues yexcePcion de los dogmas sagrados, c decisiones de la religión , no lerpn infalibles-, según la sabia ob- ]rvacion , que al intento hace 1 Político Don Diego de Saavedra, era español, conocía otras na* iones i y yá en su tiempo oía sin tales réplicas: á la verdad pue- es > y faltas de meditación, j . Quanto mas se adelanta la edad el mundo, se multiplican las ex- tiendas y conocimientos huma- °s>de donde derivan siempre sus Yertos y sus progresos las artes es-éo Introducción especulativas, y prácticas. k Ninguna de ellas puede lo»r. su perfección sin reglas , que ticipen de la teórica, aplicada a combinaciones de cada oficio. . Puede ser mayor ó menor necesidad de las teóricas:mas nu'1 ca saldrían de la infancia las arte > que se enseñasen por un mecafli mo tradicionario. O se derivan las artes de la P3rj te espiritual discursiva y racio113 del hombre,y estas son las que¿j llaman propiamente ciencias, *g estas gobierna la crítica y iia lógica 3 que es una especie » dibuxo intelectual, que reg úla « ideas, las compara, y de su resü \ tanda-y paralelo deduce las secuencias para no confundir 1° objetos que examina. • En el presente discurso no se &^ ta de la educación relativa á las ci£l* cías.Este es objeto,que reservo I^ preliminar. 61 ¿otro tiempo i si me hallare con ►,erz3sy caudal de ingenio para Cam y cuidar de su policía, coí" reda muy bien la réplica. Si se intentase obligar álos^ tuales maestros, que ignoran el buxo, á que tratasen de aprendí' le; también tendrían disculpa,10* maestros, pero no ellos, para que' xarse. ' .. Lo que se intenta en el prese*1' te plan , es aclarar los medio8» de que la enseñanza, los exán^* nes,y los auxilios conduzgan & dos los oficios por su propio pulso á un estado de perfección que ahora les falta ; sin perjuicio & los artesanos que sobresalen pors!1 extraordinario ingenio, y feliz ap»' cacion al dibuxo. No basta, que las cosas seaí1 necesarias y útiles: es preciso nocedas, y saberlas aplicar por re' glas y sistema ordenado á ca<# oficio. Sí„. preliminar. 6$ tl ^ se hubieran dedicado nues- js Políticos, que se hallan libres tai0c^ Raciones gravosas, y en es- ^Í¿0. 1 ^0mentar ^aS arteS i * m~ c ar ¿os caminos verdaderos de ^eguirlo > y prestado los auxilios teCesarios, que tubiesen de su par- cj»,Acusarían esta réplica. Porque Leif1Co ^es habría desengañado,y 9u ,,Ver ^a posibilidad i siempre Ca^* s tomasen verdaderos Po^ví?S : en ^u&ar ^e aDultar im" i)a • ^ades,que han vencido otras Vjj!!°ncs> y algunas de nuestras pro- ra^55 están actualmente supe- PorVS °^c'os ya estan conocidos £ fa mayor parte en el Reyno. Ve este papel no se trata de in- ^ desde luego cosas nuevas» i^¡Q de promover con systema lo pc p^que ya tenemos , aunque im- Ha ecto por falta de un impulso ' tlonal y constante. q Aun66 Introducción ^ Aun quando no se remedí*1 do de una vez , que no es ¿c eJf perar en cosa alguna humana, dan las proporciones de irlo ' grando paulatina y sucesivamen,. Al mismo fin se descubren 1 preocupaciones vulgares, mas & ritas •• á que principalmente ¿CK\ atribuirse las primordiales causas" atraso, que padecen estos if11^ tan tes ramos de la industria P pular de los artesanos. (¡ Y como es mas fácil critica1 añadir, podrán aquellos quearr>^{ la patria, tomar este asunto ?.Q partes, c irle adelantando: cofl qual voy á proponer un exeinp1' aplicable á los demás oficios. ¿ El que buscase el tratado dtl DJ( cío del jastre en los idiomas, en se haya escrito de él,le traduzí* y reúna toda la materia en cU^. po de obra i examine todas las*1, íerencias de vestidos conocióÜc„ i , preliminar. f>J J^ates de la nación , y los he- e yc.°s ó forasteros , que se usan la tea.tro '•> las voces propias de gaS?Lrer*a en nuestro idioma: ha- * dibujar sus instrumentos, y las as esenciales operaciones : recoja q exettiplar de las ordenanzas, coa |. e cn cada país se gobierna este portante gremio de artesanos, ení coteje CQn ^as clue observan Madrid i hará una limosna al ^ lüun de estos artesanos i reunien- .Para su uso todos estos diseños e instru ccion. De ese modo á poca costa les i. ndiá delante la luz y los me- c 08 de perfeccionarse. Tratando e n. ios maestros de mejor gusto |*a sastrería i entenderá los defec-' s políticos ó propios del arte, Wra escribir con acierto lo que r ea conducente á mejorar los pro-. Ieso¿es de este oficio. .En Francia Mr.de Garsault pu- e a bli-68 Introducción 11 blicó I'art du Tailleur, ó el arte ^ sastre ,y le imprimió en París^.al1^ ele 1768 en folio 5 baxo la dirc¡j cion de la Academia de las ci^n cias ; cuyo sabio é ilustre cuerp,^ no se desdeña de corregir , ^ mar , y concurrir á los tratado» que se publican de los oficios z aquella corte. Este tratado de Garsault comp1 hende el oficio del sastre, que vis1 á hombres, en once capítulos. El sastre que viste á mugere5* niños: el arte de la costurera y la dista están a continuación , y c capítulos particulares 3 con sus e " plicaciones. ' Se dan noticias al principio P0^ Garsault de las ordenanzas , ajo- badas por los Reyes de Francia í Jg gremios de sastresy en fin fot' aquella, instrucción histórica 3 "o puede conducir al orden y á lac' ridad de la materia. Guia-preliminar. "9 Gu^do ¿c este tratado , y de 7r°s un hombre de zelo , podrá jSr * la nación una obra impor- te sobre aquel oficio, y sus ra- ?¡?s subalternos i informándose, al «fiisrno tiempo de los maestros y ^ersonas , que le profesan entre Potros. i Oirá al mismo tiempo de su ^0ca los abusos,que reynan en el glemio i adverrirá las ropas hechas, Jue contra las leyes entran de fue- ,a Por no promover su's intereses í°s profesores de sastrería •, y por a escasez de los oficios subalter- ;ys de hateras y modistas , que Aflora, se van estableciendo en co- cida ventaja de nuestra indus- H* nacional, frirá alguno tal vez : «luego el astfe y e[ Zapatcro necesitan de qibuxo? y creerá ser idea nueva Segará estos artesanos con reglas. Uci*os lo han pensado ya, y asi lo e 3 ha-70 introducción hacen cti várias partes de Eur°' pa. (ii)^ . Haciéndose lo mismo en c& pficio por algún hombre diligeIlt y amigo del país , se ha de He&j mas en breve á la perfección d las artes •, que con esparcir crítica arbitrarias, y abultar imposiblesen lo que desde luego se conoce asequible aqui, como en otro q . qu¡ ■ ---~¿x< (u) Ríos Noticia de las artes , lib. i- cgnje fng. %%. alli. En el arte mecánica hay sU.ef, a, genio j razón poca ó mucha , sus reglas clj0j ras y comunes , por donde se rigen todos que las usan. Como digamos ef sastre ve „ su cuenta y raron , tanteo y reglas cíert . „ para cortar todo género y variedad de dos i y va inventando cada dia nuevas **|L a, para los nuevos trages. Multiplica sus f0^ '„ ees del paño 6 seda ,y hace sobre ellas ^ y tal foima •. guardando en todo su ra* ¿tf ,, Sabe pedir lo que ha menester cada ün?\c; „ paño, ó seda para vestirse, solo en vien" ^ haciendo tanteo de! ancho de los p?n°s ,¡o de las stdas : lo qual todo tiene su i"8£ y reglas ciertas. # . ¿t\ Desde que los Españoles á pr'nclP , jia, • siglo corriente dexaron de vestirse de 8 :¡jí no bastan estos tanteos, para hacer las vaf ropas de vestir. Ipreliminar. 71 país del mundo. La España tubo en lo antiguo jachas mas fábricas y oficios. Si ^s antiguos pudieron exceder á itras naciones, 5 por qué ahora nos yetnos de tener por negados, para balarlas i y por fin si no aciertan los decla- madores á promover el bien de sus j ^ciudadanos: á lo menos dexen Rentarlo á otros, que abran el ca- lino y no inspiren á la gente in- ^auta el abandono ó la pereza\ ni Poiquen la ignorancia : bastando P°cos , para introducir semejante c°ittagio entre los hombresj (i*) vr Sicut grex totus in agris ^''u scabie cadit ,et porrigineporci'^ ^vique conspecta livorem ducit ab una. , .Los Moros no nos hacen mas ^ño con sus hostilidades, que las _____e4__es- V**) Juvenil v. Ti. sacyv. i. é72 Introducción especies que se propaguen, fiara .di»* culpar la ignorancia, y alhagar la in' acción. Todos los que no promHc" van la ocupación de las gentes^0 conocen el interés verdadero ¿c público, ni el de su patria. Ha»0 Ja justicia á los que discurran & otro modo, que su objeto no sC encamina á dañar, aunque í«*J opiniones perjudiquen rcalmeD^ en el publico contra su intencioj1' Qiiando la desidia ha echad0 raices hondas, cuesta trabajo hací\ 30Í •••••• ;'•) •'• ' Cum ventnm ad verum tst 5 lemui mere/jue repiti***1* Atc¡ue ifla Ut'ü'ttas , justi prop; matfr W aquí. Horat. Serm. lib. 1. sacyr- i' cUn flO'jf d 80ÍJ &fi ad bifp; sotwjfcili rabí E>IS-discurso *ÜJ3RE LA EDUCACION popular , y fomento de los artesanos. íL presente. tratado se dirige i ^nifestar el modo de enseñar , perftc- C!°nar, animar, y poner en la estima- C!°n que merecen> las artes y oficios en e* Heyno, y i los artesanos que las profe- ^n desterrando las vulgaridades, y abl>sos que lo impiden. En el anterior sobre la industria apiñar , se indicaron los medies, que c°óducen á auxiliar la ocupación disper- en las aldeas, sin retraher las gente* e ja labor del campo; aprovechando *j tiempo sobrante en preparar las pfW Cras materias de las artes. En esté se indiga el estado de los pésanos, que únicamente se dedican á Xercer los oficios, y í poner en obra las pú-74 Educación primeras materias, que preparó la tria dispersa de las aldeas. ¡ Asi como en el primero se ProCjf del atraso que sufren, quando el j et°do de aprenderlas no es acertado, y .0S maestros se dexan llevar de la fácil lriclinacion de los hombres á disputar, y Pjnar contradictoriamente: arrastrados ** amor propio de singularizarse., £s digno de mucha alabanza el co- n.ato t y afán que se ponga en mejorar . metodo.de la enseñanza,encaminando ^estudiosos á lo sólido y útil, depues- tQdo espíritu de partido, k Asi como las ciencias teológicas de- ,fn guiar nuestras reflexiones por el estu- de la sagrada escritura y de aque- °s libros, en que está depositada la cons- te tradición de la Iglesia; proporcio- ^almente las ciencias humanas deben aP°yarse en las demostraciones, que sub- ministran un buen raciocinio, y el orden §e°métrico de comparar las ideas; apar- ando los paralogismos, sofismas, pre- miaciones , sueños, y systemas volun- l5rios; por no ser justo adoptar, como pro-78 Educación propios, los errores ó caprichos ag^Pf' Los países, que cultivan las cienCj en este modo despejado, las van ad ^ lantando al punto de claridad y Purf za , de que es susceptible y capa2 limitación del entendimiento , y se° tido del hombre; y entonces se re*-^ noce, que la ciencia humana es menos 0^ la que han ostentado con jactancia alg11' nos filósofos de todas edades. , De las ciencias especulativas es matemática la que inmediatamente fluye en las artes prácticas, ú oficios » que se vá á tratar en este discurso. Sin el socorro de las matemáttf35' jamás podrán adquirir las artes práctica5 el grado de perfección necesaria. Por esta razón en el discurso an*e' rior sobre la industria popular, se pusieron en cada capital dos cátedras. Una de aridímética , geometría \ 1 álgebra, en que se enseñasen los féí^ pios, que necesite saber cada artista ; 7 otra de machinaría, en que se ap!iql,;!l es-est . popular, J9 k os Husmos principios al progreso de s artes; á perfeccionar los instrumen- C°S Sue necesita cada una, y á facilitar 0n ^0s sus respectivas operaciones. una casualidad, que hombres sin 8 ornetría y mecánica inventen , ó per- donen los instrumentos de las artes, ya energía ignoran, ti's académia de las ciencias de Pa- cVi \ ^ ^US dignísimos individuos, han he- 0 vér en los tratados de los oficios, H anto debe esperar una nación del de las matemáticas. La sociedad Real de Londres, ha i ntfíbuido sobre manera á perfeccionar cismas artes en Inglaterra. Estas dos naciones por medio de sus ^auemias de ciencias , se han apropiado imperio de las artes ; y los demás r°peos son unos meros copiantes de < SUs invenciones. . España con una academia de cieiv s i se pondría al nivel; en pocos años c°braria el atraso y tiempo , que ha per-8o Educación . perdido; y tendría jueces competfj1, i del mérito de los nuevos hallazgos,e ^ venciones útiles á las artes, de que ali°^ se carece; por cuya falta las máquina5 adoptan , ó reprueban sin el socorro í& cesario de la ciencia. ! . » Ut enim de pictore, ( decía Plí°|°. w el menor) (i) scitlptore ,jictore s ^ *> artijex judicare ; ita nisi sapiens f »>potest perspicere sapientem. ^ Los oficios requieren una continua , ayudada de un systema poh0 co,y de reglas constantes: dedicadas ifrce santemente á su diaria perfección , ql,c no puede ser duradera, sin las especulé ciones científicas de- una academia ciencias. Aunque ios Romanos traxeron tf" das las artes de greda, donde algull3S florecían con mucha ventaja a las a^ nuestro tiempo , confiesa Plinio (2) e (:) Piin. W. 1. Bpbto!.i 10. (i) Plúl. i¿;/. ».!.'«r. lib. %j.^ popular. 8r *"ay°r» que fueron decayendo, y aun Pidiéndose en Roma. atribuye á la floxedad y pereza esta decadencia de las artes en su país ¡¡0r esta sucinta clausula : artes desidia Yo creo, que la pereza fue efecto, j n° causa de perder&e las artes entre ^ Romanos; fundándome aun en los ^iüos hechos, que trae ert su excelcn- e «istorta natural este diligente escri- tor. A' i j i • Qigno de que se leyese por todas j §entes , que pretenden dar voto en 'no art-es' costumDres^e°gra^a> >'co" ciQiientos de los antiguos. c. Los Romanos miraban con despre- a los artesanos 5 y solo eran los Grie- ^ s ^ personas despreciables (los escla- cu i ^ue *as exercian' N° tenían es- as» ni aprendizage como los Grie- ' fti mucho menos daban iguales pre- 0^0sy estimación á los profesores ó a sus ren*' ^Ue en ^a declinación de los Césa- cliQlaClan mudar y desfigurar porcapri- f SiSi Educación Si las artesestubiesen entre losí> , manos en honor , pasarían de Pa<*re!l liíjos. Aquellos cuidarían de confia sus secretos; y serian hereditarios ó fectos los maestros y oficiales : mal 4 por las mismas causas se toca en ESP' ña, y debe excitar la legislación á c0Í tar de raiz el origen del atraso, que r decen las artes : siempre errantes y5 hogar propio, donde no tienen apreCl permanente. Esta desestimación fue la verd*a ra causa de la decadencia de las án i entre los Romanos antiguos, y d<-'3 vino la pereza y floxedad de Ios 3 tésanos; viendo, que de su traba)0 p les resultaba la correspondiente rec0^ ■pensa ó provecho , ni honra á los f° resores, que se •procuraban esmera1" dar perfección á sus manufacturas y a tefacros. Tales premios son por lo coi" . aéreos ; mas contribuyen mucho a ¿ ¡ mular la aplicación délos artíiices,/ <0Pj . j popular. 85 j Ufanía¿ á la qual siempre sigue la i ^ fis verdad, qué Una obra bien aca- ^a 1 pide unos retoques y golpes ma- 0s> que ocupan mas tiempo al pro- s°t* Este nunca espera aplauso y re- 0r^pensa de un trabajo delicado, su- *jri°r al ordinario, á menos que el gus- no sea general en los que pueden ^garlas. 5 ^ Si los dueños de obra ígrtorari el . lbux0, y no saben discernir las que ^tan acabadas ó imperFectas ¿ mal pue- j»en animar con sus premios á los artí- Ce$ sobresalientes. Los que gustan de las artes, tienen ^Oílocomurí mejor educación , ysa- ei? el modo de adornar sus palacios, ^jUlruas, y jardines; cómo hacía en sus erripos florecientes la nobleza Romana, e alternadamente vivia en la ciu- ^ y en la campaña;disfrUtando lo que ay »nas de agradable en la naturaleza. Los Godos rio hicieron tanto daña ía á84 Educación i Roma , como la relaxacion de sus au j teras costumbres; la indiferencia p°r e bien de la patria , y el desprecio de ciencias y dé las artes. Augusto , que era político, las ic/ fueron arreglando los instrumentos» / apropiando los materiales mas cPnV^ nientes á las maniobras, Todo este progreso de combina^ nes formo cada arte, el qual resulta teorías constantes, que ignora ente'3' mente el aprendiz á los principios,y ^ be adquirir de su maestro, mediante f estudio y la aplicación práctica á W Esta, enseñanza;pide algún tiernp el qual es mas p menos , i proporci^ 4j , popular. 87 V ciento del aprendiz;© según la catan Pllcacion i dificultad y variedad de las maoiobras del oficio ,á que se dedica. El período, que tarda por lo regular n aprendiz de mediano ingenio y apli- co, en aprender por principios, y exe- ntar con reglas y destreza las operacio- nes varias del arte, se llama el tiempo de fPrcndizage, En él principalmente tra- lla para su propia instrucción el discí- pulo, y sus maniobras no pueden in- ^ouñzar i su maestro el trabajo de la eíls¡eñanza , y del mantenimiento del Ninguno puede salir perrec- ío» ni correcto en su oficio, sin pasar es- Ia Primera época de aplicación y ense- n*nza , qUe es la mas ingrata y dura de a v¡da del artesano ; y la mas impertí- nente y fastidiosa á los maestros, Hay oficios fáciles, y otros desu- da dificultad, Q demayor penalidad en *a¡> operaciones. Estas diferencias no se Pueden determinar en este discurso; Slu lucer un análisis de los oficios, y do f4 te-88 Educación tenerse en una comparación respecté3 de ellos; cuya distinción aunque nec6* saria , pide un tratado particular ;cofl' sultando á los artistas mas sobresaliente5. Como todo aprendiz se destina a'ul1 arte solo, es inútil á los principios trar en semejante cotejo; bastándole quirir un exacto conocimiento de la *a* rea y calidad del oficio , que elige para mantenerse durante su vida. El aprendizage de cada oficio ha & tener tiempo señalado, dentro del quaj pueden enterarse los muchachos ¿e conocimiento de los instrumentos de & arte, y en el manejo de ellos con igual< dad y orden. Deberán sucesivamente ser instru1' dos en las operaciones mas sencillas &s su oficio, y pasar por grados i las coO1" puestas. Los aprendices no deben ser trata" dos, como sirvientes d criados de sus maestros; ni distraerse en ocupación?5 algunas, estrañas de su arte. Eso sen* iii-iti 'A' popular. %9 Cl(hr en la mala política de los Roma- °s> y ar/íé El primero se en- ^de del nudo ministerio, como el del l,doTdel jornalero,del arriero,del peón •fc*yjKi0 iu s ad aráficimn transient i>r9rio 'U"> art'lJKia mu,atw......** á9 8 Educación de albañil \ y generalmente todos a trina , para aprender sus reglas y Pr¿ »>ceptos ; y quanto mas dificultosas» / »» mas tiempo han menester, tanto O*4 » nos tienen de mecánicas. Asi se explica aquel escritor , s°Dy la distinción de los oficios y las artes, aunque no me conformo con sus deduC ciones, convengo en que los oficios n° cesitan de reglas , y les basta; la pu imitación,disposición natural y ^üCí2^' ■-■-1-.—-,_-_____.___ yj> (4) i no es nwwsceij porque naturaWncc se d&ü'a ^ popular. 99 ^ Es verdad, que en el modo común Jhablar, se suele denominar í las artes » porque en realidad todo arte es Cl° 5 pero no al contrario, ior artes solo entiendo á las que Ces>tan de reglas y aprendizage; y en j *s voy á proponer la utilidad , y ne- esidad del dibtnto. *ambien me tomo la confianza de ritlar, que únicamente florecen las ar- .s en los paises, donde se ha hecho co- - Un su uso : que lo era antes en Espa- s*»y ahora parecerá novedad á los que j 0 miran lo presente , para decidir de (lUe ha tenido tracto sucesivo. Pablo de Céspedes ha casi doscien- s años, que explicó la excelencia y ne- ^dad del diseño , con mucha energía; principio conviene a la noble arle*, n dibuxo , que él solq representa ~n vivas lineas, que redobla, llc*nto ayre, la tierra y mar sustenta. francisco de Olanda , Pintor Portu-ioo Educación y. - gués, (5) de mucha práctica y te°fl j sobre estas materias, dice asi; ** El ^ »»dibuxo es la cabeza , y llave de 10 » estas cosas , y artes de este mundo* En otras partes (6) de la misma o manuscrita, repite Olanda con mu ^ precisión , la necesidad absoluta é importa"1" del dibuxo en las artes prácticas. » (7) Arfe de varia comne. miración , iinptt" eñ Hila año 1 ipopular. Tol los dor primeros puso las reglas "^Bes del diseño, que entonces no an tan conocidas, y las tocantes i la at°rnía externa del cuerpo humano, de e^ temrosi atendió ai dibuxo *°s animales y aves; contrayéndose ^ ^ quarto i la enseñanza de la pla- gia. Habla en su prologo del dibuxo n ^ nombre de grafuíia, como co- ,}pSencial á los artesanos , diciendo: ^pafidia, que es dibuxo, para diseñar s ^historias, y cosas que hubiere fa- lcado el artífice en la imaginación. . Como si dixera: que no solo seexer- a en representar al vivo las cosas na- ifes; sino también todas las inven- 0t]es humanas de las artes; no siendo P°sible darlas i entender suficientemert- tjC°n qualquier explicación que sea, sin aüxíliq del diseño i ni de fixar un 0(io constante , y arreglado de exe- ntas. El método de Arfe ? aplicado á ca~ g3 dalot Educación , j, da oficio, y á los instrumentos y ñas respectivas, dará á los aprefld' oficiales, y maestros un curso cot"^rt to del diseñó, que necesitan ; y ail^ solo se exercita por lo común en lasP tes del cuerpo humano. Luis Fernandez gravo con agua ru te unos principios de dibnxo , sacados las obras del célebre pintor Josef " bera, llamado en Italia elespanoletoA fue uno de los mejores profesores de das las naciones. Estos principios se estamparon bien en París el año de 1650 en ^ de Podro Mariette. (8) Don Josef García. Hidalgo .(*) (8) jfi titulo es: libre de fSSSSm > recui,lt^f eeuvretde Jójef de Ribera , dU /' Eipagnoktt e'i> a i' etiü forte par Louis Ptri'mand, , . f (*) Este Pintoí aun alcanzó el presente sifi10Jj> lo hié de Felipe V* Estudio en Murcia con D<>n, \v colas de VWacb, y en Roma cotí Pedro Cerro»" ^ cinto Btand's Carlos Mor.ti ,• Salvador Hf>¿ y V 0 Después se estableció en Valencia , como i°,*¿¡> ma en su prólogo , y asistió á una academia o ^ buxo y pintura » que establecieron varios aficipn en el siglo pasado.toan popular. 103 R P° sus principios de dibnxo con un °go instructivo, y unas octavasen, al 1resüme 'os preceptos, que merecen an23»y la tendrá síempie grande por 2elo á la nación, y por el esfuerzo ^ 9Ue sacó su obra : destituido de to- aPrccÍoJ y por puro amor á la patria, tre 1111 ^"^P0 en tlue 'ia^'a decaído en- ^° altan hombres de bien ,< superiores vulgares> pu¿ cabalLro de la or- n de San Miguel , y pintor de cá- mar» en su última edad de Felipe V. g 4 ha" 1,^' k'i esta Ciudad vivían al prcsme. un Gerr'n;- •> m ^?ntf»#4 (asi se explica) Pal lo Y, J31" > y Miguel Marco su hijo , sin otros i) ^ °£ Que omito , y había alminos que empe- '•fto va'>entc espíritu Val. reíanos , v Castelia- »/s: ^V entre estos honrándome can la antoapnia- * de mi nación , me llamaron él Qtstelláhrr. W^mumi° v4 en Murcia , Roma>v Va- l0s Ja- i Pasando de alli á Madrid erj tknrpo de Car- tn s • cbmo-él lo afirma , coMc executó varías' obras y ^ Felipe el Real, San S-lvador, Santa Mana, Su ~^ Partes •. se cn.e que me Asturia 'o de patria. ^ «rato se hala en su traudo de vancplos, y en 7* cuadro del claustro baxo de San Felipe el Real.T04 Educación < habiendo escrito su obra en el Re)"13 de Carlos II, Francisco Pac/teco, (9) uno de 10 mas célebres pintores de la isctitU si> villana, se explica muy al intento p£Í suadido déla importancia y necesid* del dibuxo para las artes i pues auiiquS parece contraerse al suyo de la p'lltl1 ra , se verá que la sentencia es aplicó á las art^sy oficios en general. »» De la segunda cama {son sus f^', "labras} de introducir Jas pintiira|i * »> Imágenes , que se atribuye-a la útil'" »> dad , claramente-puede ser ju?Z ca *> uno, discurriendo consigo.T0>nsid^ w randa el alivio y el reparo, que esta a'' *> te trae hoy á los hombres : ya con # « novar las cosas antiguasjcubrir U» d,s' »> formes; hacer parecer ricas las pobr^' »ié ¡lustrar las despreciadas; y enriqi'^' u cer cort poca costa por medio de l°s »PÍIV ——--__—,-„—¡—, • , —**" . (9) Pacheco U Rotura >!b, r. a%¿ lCl ¿gt íH< biiprep «fj Sevilla.--ato i6j[9.|} . popular. 105 Noeles, lo que no se podría con mu» or0, ^ ^ue se íunta toda la mi^1' *dad . que se halla en la guerra y en la paz del representar los sitios ¿ las regio- •. nes «las provincias, los rey nos , y todo l'^niundo $ y poner en dibuxo entre 'los ojos todas las cosas, que deseamos 'Ver 5 y lo que mas importa, hallar ad- >> niirable enseñanza por medio de este A arte en el conocimiento de las cosas na- atúrales 5 que figuradas y coloridas dan » Verdadera noticia de árboles , plantas, " aves, peces, animales, piedras, y otras ,J ^ildiferencias de cosas varias, y pe- " Jgrinas 1 sin lo qual habría mucha di- J' "Quitad y obscuridad en el conoci- miento de ellas, como seexperímen- Ma-Por donde podríamos con razón ^cir, no solo que es mas útil , que las J,°tras profesiones ; pero que no hay ar- '»te 6 ciencia .que^no reciba de la pin- " tu'a grandísimo provecho. Y como '^°sa tan conocida de los antiguos, los ^ ^citaba i abracarla, y exefciiaila con „tan-io¿ Educación . t, tanta diligencia, por ser de maray»10, SO fl l}tO. Al mismo propósito habla con concisión , y no menos propiedad §jp gran hombre : suegro, y maestro d^ír* signe pintor Vdazqiuz (i o) , „ Porque todo lo imita eldibuxo ¿el „ pintor, 'que él es de donde se enfiq^' „ cen casi todas las artes y exercicí0,5 „ convenientes á el uso de los hombr^' „ Y principalmente la escultura , ¡tf#$ „ tectura , platería, bordadura, arte 4^ „ texer , y otros inumerables, tocaitt^ „ trazas y perfiles. Y para significar & „ qualquier cosa la hermosura , y bu^ gracia en su forma x vemos que se w> ,r ce que tiene dibuxo. ] V icen te Carducho, Pin tor de cám3' ra de Felipe IV, habia manifestado tes el mismo dictamen , para recorrió' dar la importancia del dibuxo (i 0 $ OR'C t 1 ! .• tr,:-. ... ' ^J, (10) Pacheco c« e/ www ¿'t. 2. ?! (11) Carducho'faí>í b. tdiu, de Madrid de x6}j. é. . popular. 107 2? arte P°r muy breves palabras: '•^'empre que oigas decir dibuxo, ea- * J^nde por antonomasia, que es la per* ',tec*ion del arte. , ,La jurisdicción del dibuxo se estien- e j» todo lo visible, .y á lo ideal , para ?resentar los objetos reales, y las ideas ^entadas fielmente á la vista. Este ad- ,rable hallazgo de los hombres se llar a Por algunos escritura viva; y así lo .eckra muy bien el célebre poeta, y Pmt°r Don Juan de Jattregui. (12) >»Porsertan eruditos los Griegos» *> Rieron ala pintura mas atento nom- *' re , que otras lenguas: pues como »'°bra mas viva , y de mas alma y efi- *' Cacia , qUe la historia y escritos, la i1,*) Ja Ca¡.ji/I JaureRtii en su parecer al fin de los diato*. dt PC'J0 > P»&. 191. íer r PisaAe dejaurígni le copia, s:n citarle, Don Pin*! ° * E pinosa t en su discurso : hv'rulvh el tiriH 5 0 alabanzas de la pintura , impreso en Ma- y1? afto de k58i , pj?. M > cuya obra es una repe- ¿ 0n» Poco ordenada , d; lo que otros habían trata- w antes acerca del dibuxo, y de la pintura.io& Educación ,i llamaron zografia ; lo mismo que ¡#! „ fritura viva. De manera que los e»cf1'' „ tos mas advertidos son obras muerta*». „ respecto de la primera, que denea!^ „y es viva escritura. Yesta alma y v'"3 „ no consiste en hermosos colores, ni „ otros materiales externos; sino en 1(>; „ íntimo del arte y su inteligencia, par3 „ ajotar preciso el dibuxo con segu'0 „ contorno, y delineamentos. Cerrará el número de las prueba* Don Antonio Palomino, (i3) que eS" cribió a' principios de este siglo, y buen juez en la materia, „ Qualquiera artefacto y obra „ los oficios mas humildes , consta & una cierta symetría, organización» r ,, buen perfil, cuyo acierto subministra el dibuxo: como se califica en los °tue cada dia se ofrecen i los pintores fl| algunas cosas, que contienen especia1 (i?) Palomino Thtoric de la Tintura Úb. *• 4. impreso en Madrid ano de 1711» •poptrfar. 109 **jficultacon medida y proporción. Y como se ' c°nfirma en las mismas trazas, que los ,arquitectos executan para sus obras; »alUmbrandol as de claro, y oscuro, las 'guales son pinturas monocromadas, ,con\o ya diximosy en tanto serán 'Mejores, en quanto el artífice tubiere * mas noticia de la pintura , y del di- todo deduce Don Antonio Pa- °^,íWo ♦ que generalmente las artes, y °«c¡os están baxo de la dirección archi- lectónica del.dibuxo* l Don "Félix Lucio de Espinosa en su ftncel > afirma poéticamente que la pin- .Ura »en que compreheftde el dibuxo» en los mismos elementos la jurts- /.Cl0n . é imperio que se les ha negado as demás artes. Quando todos estos escritores ha- blanT i'o Educación * a blan de pintura., entienden Ja correcCl . exacta del dibuxo, y prescinden casi colorido. En este sentido, y no en el ^ terial de aplicar los colores, recotn"-11 dan la pintura , tomándola por el ox° ^ xo, ya sea con solo el claro y obscuro» animado de la prop ¡edad de las tintad- La experiencia de nuestros d'3*' desde la erección de la academia de ^a Fernando , hace evidencia de la ut' j dad y necesidad del dibuxo: avista o progreso , que todas las artes v 0 ja adquieren en el Reyno por virtud de enseñanza del diseño, que con ut''^3o( ya se va propagando á otros pueblos p la enseñanza de-los grandes maestr°s' individuos de este ilustre cuerpo(i<4)>' (14) Don Rafael Mcny , Pintor.de í^n^jl S. M. cuyas obrasen la pintura competirán cori mas estimadas de Rafael de Urbino ; el B^Pl-Jé Don Francisco Sabatmi, y Don Ventura Roar't jj por la arquitectura , Don Felipe de ckstn s„0 escultura , v otros cuvo catalogo sería difuso > f individuos de esta útilísima academia, y no cu mas, por evitar molestia.popula?. *** P°r la imitación de sus excelentes obras. Las artes y oficios, que inmediata- ^ote no necesiten el dibuxo , se ven Asadas á valerse de él, para dar í c°riocer sus instrumentos, máquinas, y °Peraciones: por cuyo medio se hacen P^eptibles á los que no las saben , ni •Mesan. Creo haber demostrado con la amo- lad de nuestros mayores, y por las ra- *j°riesen que lo fundan , la importancia e* dibuxo para las artes. El que no se petiza con ellas , ni fie de la opi- 5l allanado box la academia de las Con estos fundamentos voy á pro-* pieria enseñanza del dibuxo en este §ar, como precisa; pudiendo prome- dia nación , que mediante este auxi- lio,n 2 Educación lio, recobrarán los oficios su espknd, ' y el público tendrá dentro de E$Paní' quien trabaje en todos ellos las c°s^ que necesitare, i su gusto por xe$*\$ que ahora carecen no pocos j sin p0^ dar razón de sus operaciones, ni aun piar ó imitar con acierto las piezas propio arte, que se les presentan j 0 T que proponen los dueños de obra , sl ^ tos tampoco saben demostrárselo co° lápiz. Queda ya dicho, que losaprend'c de tierna edad , y aun los de mayor bustez, han de tener menos horas de x& bajo. Pero no debe ser con el obje*0 que huelguen y vaguen : este tienip0 ^ han de ocupar precisamente en asistlf la escuela de dibuxo* . . En Madrid / Sevilla , Valencia ,7 otras partes facilita esta enseñan*8 Academia de las artes. (*) pon- (*) El Rey ha estehdido notablcm nte jjí cuela? de las artes 5 concurriendo á proin<^« (¡¡ Heales intenciones el Excelentísimo señ<* > *w popular. II3 en° *a nuk'iere> conviene es* ^ una escuela patriótica de dibu- ^ Cu>dado de tas sociedades econó- ^as de los amigos del país por la for- ^ y método , que se propone en el p0P">ar, '"'so sobre el fomento d¿ la industria . L«s horas de esta escuela , a imita- r.°n de U academia de las artes, debe- ennser acomodadas, y distintas de las jj^e trabajan los artífices,para no ira- Ull f * '°S aPr¿nd'ces ^a asistencia á los eres de sus maestros, ^tos no solo no han de poder im> j^11, i que sus aprendices vayan á la es- c el? de dibuxo ; sino zelar el que ne- Píamente concurran sin escusa, ñí *'ta ^guna. rj ^ara saber si se observa asi , debí- n alternar por dias los maestros d¿ h ca- ' i^o"!"'■ 5 Consejero , y primer Secretario de ks im- buye v?T,su decidido gusto en todo lo ^ue con sí- diseño , é instrucc.on puolLa.114 Educación cada gremio , í fin de pasar la matfl,, la de todos los aprendices de su °^cl < saber los que hacen faltas; y avisan0 su respectivo maestro, para que & rija las ausencias voluntarias, V cíl c „ de reincidir se de parte á la justicia í ra el castigo y apremio necesario forma de proceso, ni exacción de c°st pues debe mirarse esta enseñanza, c0^ una parte esencial de la policía grefl1'3' y del aprendizage. La matrícula es fácil de P3sar,¿^ ñalando la hora determinada , á qllC ^ ben entrar en la escuela de dibu*0 discípulos, atendidas las diferentes e ciones del año. Concluida esta lista» P de el maestro volver á sus operaó01^,, sin notable dispendio de las tarea* guiares. ¿- Luego que estén dentro de cuela de dibuxo los aprendices det0. fl( los oficios , será del cargo del pr°. ^ velar, en que permanezcan todo el11 ^ po destinado á ia enseñanza } cerra^| popular. ii? as Puertas, para que no salgan ; y te- llle,ndoleS dentro las comodidades nece- as, á fin de cortarles el pretesto de ^sentarse clandestinamente á título de r8enc¡as naturales,, que se suelen pre- star, ó de que abusan los desaplicados. , En estas escuelas no solo se necesita j ar las reglas generales de dibuxo , y aspartes del cuerpo humano; conviene n , ¡en descender á los diseños de las juinas, instrumentos,y operaciones jjr°pias del arte respectiva del aprendiz, ' '?§°t que se halla adelantado en los £['ncjpios de dibuxo, comunes á todos; | ) dividiendo á los discípulos ya ade- mados , por clases del gremio ó arte, S^e pertenecen , y no antes j porque eria Perjudicial. __ h z _Es- Cc^2 ^ Excelentísimo señor Don Jame Maso ti, riuiv ,1 , Mon'alho ha reflexionado con razón , que es tícqi aT Cf° exercitar la juventud en el dibuxo par- da qÜP as cos;ls > tocantes á su arte 5 y es sin du- l¡dif» P°r,este mtdio se perfeccionarán mas sólida- Coij ^ e,n ¿1, y sacarán mejores piezas , y artefactos &ay proporción.1Í6 Bducañon i Estos diseños se bailan en los W 'de las artes, y en otros, que debería ber en tales escuelas, con los demás q s2 vayan inventando : de modo ql,e hagan familiares j y comunes í tot^a nación. No es solo útil el diseño á los apre - dices de oficios y artes ; conviene ta01 bien , que los mancebos de mercacit se dediquen á él, para distinguir . géneros en que comercian; y que scy proponer á nuestros fabricantes / a|1^ sanos los de mejor gusro y désp&vL ocupando utilmente unas horas, qlie sobran en sus tiendas. ¿ Aun es de suma ventaja , que ^ nobleza posea el dibuxo, para discer los.muebles , coches , pinturas, cios, telas, tapicerías, alfombras, J"^, tofas de mejor susto ; á efecto de no engañados en lo que compran, y c picar con utilidad propia á los artesaP cu las cosas de lüo, ó de gusto. Ahora ni muchos de los que pi<^popular. 117 y encargan estas manufacturas ó mue- ,'es > ni los que las han de hacer, se en- l'onden. De aqui resulta quedar todo ell° fiado al capricho de los artistas, que *Uelen obrar destituidos de reglas, y go- mados de ordinario por una imita- Cl°n ciega y arbitraria. De donde debe inferirse,que mien- tras no sea general la inclinación, y la f^ñanza d el diseño en todos los pue- los considerables, no llegarán las artes, ^. °ficios al punto deseado de perfec- Cl°n y esmero. Los maestros de prime- ías Ostras deberían saberle , y enseñarle ?tl ta escuela por obligación. §. III. l°s conocimientos christianos, mora- ts j y titiles , en que conviene instruir la Vwentud, dedicada d los oficios , y d las artes, I, Es también de considerar, que estos '°venes aprendices de las artes , necesi- h 3 »n118 Educación tan instruirse en aquellos conocimicntoS cristianos, morales y útiles, que son pre' cisos en el resto de la viday para poCj¿f portarse con una honradez y decenc'3' que les haga apreciables y bien quist°s' I. De estas tres clases de rudirflen' tos son los primeros, los que pertefle' cen á la religión. Debe cuidar to¿° maestro, de que sus hijos y aprend'^ sepan muy bien la doctrina Cristian3' vayan á misa los dias festivos, y cl11?' plan con el precepto anual de la ig'eS,a á lo menos j y que unos y otros vi^3p con honestidad , desempeñando todaS las demás obligaciones de cristÍ3n°5' Puesto que los maestros están obligó0* á poner en esta parte el mismo cuidaf con los aprendices, que con los prop'°s hijos; respecto á constituir todos una misma familia;á menosqueelap^11 diz viva con sus padres ó tutores: e° cü yo caso son estos los que han de too13 sobre sí aquel cuidado. Los maestros de primeras letras»7losn- popular. 119 párrocos están obligados á dar esta g Matiza , y i zclar en que nadie sea y .6a tomarla ; haciendo examenes, , 'g'endo para todo continuas, y pru- Clltes medidas. ^ **- Los conocimientos civiles no son Rendibles en esta numerosa porción Cludadanos, que componen mas de ^ ^itad de la población de las ciuda- t J vülas del Rey no , ó la tercera del tdu° ' ^ ^orrnan Ia segunda clase de la e0£¡on moral de los artesanos. ^ &1 aseo (*) y decencia en su porte jq Vestlr, se halla muy descuidada por j c°mun entre estas gentes, no solo en CjajaPrendices ;sino también en los ofi- fs y maestros, saliendo á la calle des- nados, sin peynarse, ni labarse las h 4 ilu- ■Hj ÍPi ^CIK)r ÍW» Akxnnlro Pico ¡le la M'>w¡~ ípte Pe» fWfc rfc Hacienda , qúc conoce ) v tat, arres, suele ncon cnoar este aseo, que Cnnt ^ctJiJado se vé en nuestros artistas 5 cuya falta, •hiíiv, Uye ^ envilecerlos; estantío en mano de ellos120 Educación manos y cara ; y aun con roturas en5 vestidos por el desaliño de no cose^ á tiempo. Emplearían ciertamente el mismos, d sus madres y hermanas ratos libres, en repasar su ropa ; cosiefl dola ó remendándola del mismo col°r' y con curiosidad: además de que repa radas con diligencias estas roturas,$e conservan los vestidos á menos costa, 1 con mayor propiedad. El desaliño actual de muchos o esta clase honrada de vecinos, tiene & origen en la mala crianza, que se les o por los padres y madres ; descuidan" de todo punto su aseo ; rasgando eH°s sus vestidos con las luchas, y otros jn^ gos violentos en que se entretienen» / son poco convenientes i los racional^' Los maestros de primeras letra5» los párrocos, y las Justicias son en P31^ responsables del descuido, que se a para aprender el fa'eil y descansado ?,rte de la tuna. y todo género de be- Si los maestros.y los padres cuidaran as de su asco , y modales decentes; los , es hijos y aprendices se avergonzarían e Acompañarse con los vagos; libran- do-; É112 Educación Joles de este modo de un contagio, quC se les pega demasiado. El uso de la capa, á que se acosturfl' bran desde niños, es otra causa de ^ abandono , y de entregarse no pocos3 la ociosidad : cubiertos con esta espec'e de disfraz. La capa en sustancia es un alqwcí^ tomado de los Arabes , y aun masC11" barazosa según el estado , á que se ha reducido en España , comparado con^ que usan los moros berberiscos. Los sayos, ungarinas , y gamDe' tos, deque us3n los habitantes de I35 provincias mas industriosas del Reyn°» abrigan mas , y son mucho mas deseo1' barazados. Sería muy conveniente, ql'e las gentes preííriesen este género de ves' tidos nacionales. Harían pues muy bien los, padres, / maestros en no dar ajos muchachosca pa ; virtiéndolos de las ropas cortas > 1 ajustadas , que son mas baratas; porqu5 llevan menos tela y forro, y son &clica' Entonces los maestros, y los con mayor facilidad contendrán í '3 r ventud de su cargo en casa , libre deci te género de disipación. Lo que se dice de las tabernas »tlá ne lugar en las aguardenterías ,y oi[ oficinas expuestas á los mismos vic'°S que las tabernas. Las costumbres tienen tanto Tp°^el\ como las leyes, en todos los pueblos-& modo de que las eentes sean honrad35' 1 5 co"'popular. 127 c°nsiste en infundirles costumbres vir- j^sas, y persuadirles de la ventaja, que ,es producirán. Esta persuasión se ha de i^undir desde la niñez en las casas, en la escuela , y por los maestros de las ar- tes. El exemplo de los mayores ha de infirmar á los niños, en que sus supe- rares tienen por bueno lo misma , que ,Jes recomiendan. , Las Leyes obran, prohibiendo y cas- cando •. requieren prueba de los deli- l0s ó faltas ; y son necesarias varias for- malidades , para imponer conforme á Qerecho los escarmientos. La compasión suele debilitar el rí- S0r de la ley , y el que peca sin testigos Sue le delaten, se cree libre. Porque el lUez , sin ofender las leyes, solo puede castigar, guardando el orden judicial. No sucede asi entre las gentes bien Criadas: aborrecen de corazón ios deli- l°s ó las acciones indecentes. Por no Caet en mengua , se abstienen de come- arlas j siguiendo el exemplo y la cos- tum-12 8 Educación tumbre de obrar, que la educación f0' pular encarga , y recomienda gcn^3'' mente. Puede sobre esta dktincion dar$eí las costumbres un lugar precminenu cú la dirección de los artesanos, y de ^s demás ciases. Todo el deshonor , <\lte hasta ahora tan injustamente se ha f0' digado sobre los oficios ; convendr,a aplicarle á los vicios de los artesanos. De donde se sigue , que los adu'^5 ya no pueden mejorar sus costumbre sin el rigor de las leyes ; y que solo 1°' niños tienen la dicha de poder ser büC' nos con la educación y exemplo , sin ^ cesidad deque los castigos los aflij^f1* ¿infamen. No debe la juventud, que se ded>c3 á las artes y oficios , carecer de dív¿) il° ■fíes;porque los recreos inocentes son 111,3 parte esencial de la policía , y buen £° ' bierno. Es necesario absolutamente, qll¿ la gente moza se divierta, y renga d¡aS destinados al descanso de sus rau¿a> ot ai-jj. . popular. 129 j barias, y penosas de todo el resto de , Semana. Lo contrario sería exponerla • ^igarse con el trabajo , yá aborre- gue. Los toros, quando las corridas se ha- en dias de trabajo, no es diversión 1 e se debe permitir á los jornaleros, me- cj ?trales, y artesanos ; porque pierden )°rnal del dia , y gastan el de tres ó ' at^o con ruina de la familia. , Si se repiten estas corridas por imi- tas «f.». 1 j ua «CRianas t se atrasan el maestro y s oficiales en concluir las obras empe- ,as > faltando á lo que prometen á «as'eneS Se ^as ^lan encarSa^°» *V*e acaso °ecesitan con mucha brevedad. . ^or esto conviene, que los maestros 0{j ,n » de que sus aprendices, hijos, y tr u es'no vayan a l°s toros en d¡as de n. , ni á la Comedia ; á los bolatines, jft °tra (lUalc]tnera diversión pública, p 0l^patible con él. Porque es cosa im- ^ Pla , y aun escandalosa , que artesa- s> labradores, y jornaleros desampa- i ren130 Educachn , ren sus tareas en dias de trabajo, 0 que la Iglesia le permite ;y mucho o1 ^ que los pasen en diversión , acostu^ brandóse á mas tiempo de huelga, <1 conviene ásu estado, y permite la eSire# chez de su caudal. . En Cádiz y en Lisboa se corren'^ toros las tardes de dias festivos j y 2 menos no se pierde el trabajo ; ni °CLl pa todo un dia el jornalero, com° sU cede donde no hay este discernirme0^ En los dias de fiesta por la *ar apenas van las gentes á la Iglesia. que esta práctica en nada puede otf^ der el culto religioso ; y antes aparta la gente oficiala de quimeras, y de ot lances arriesgados. Lo mismo se debe evitar con 3<3 líos individuos de oficios , que con ^ preheusible abuso sueltn holgar, ó co& ellos dicen, guardar el ¡una ; p°r Sy igualmente corruptela reprehensible^ pet judicial, que la indiscreta tolera11 de los maestros á sus hijos, aprendió? EP3 i É. popular. i,r C1ales, ha ido autorizando, como cos- mbre y derecho de holgar, que el co- Uri convenio ha creído disculpable. Las imprentas he visto yo muchas . Cesisin que lo puedan remediar los tes^reS°reS,n'aUn a?asaÍand°ásus gen- sí desamparadas los lunes de oficiales, ^ttio de jos aprendices. Cortado este la de la semana , con los de fiesta , ha- ^ un menoscabo considerable á la in- ^tria popular; y lo mismo sucede, si t 'icito trabajar, se dispensan de sus 5as l°s artesanos, y se entregan al 0 y á las diversiones. , Estas pueden muy bien tenerse en °s días festivos, en que oyendo mi- 6 ( as tardes de los dias festivos con el jue- L ^pelota , de bolos, de bochas, de c°s, tiro de barra, ó esgrima. Estos juegos exercitan las fuerzas j^P°fales , y son útiles á la salud , é j. gentes en sí mismos; cuidando la po-* ^ la de su buen arreglo. Lo propio se a de decir de otras diversiones de igual i 3 na- I132 Educación naturaleza, como el baylc-público en «c' mejames dias, que con mucha decen^ se estila de tiempo inmemorial en algi'fla< provincias septentrionales de España- Las diversiones comunes de esta se son de gran utilidad , quandono5e tienen en dias de trabajo; y se observ* en ellas orden y compostura. Recr^ honestamente el ánimo ; acrecientan Ia5 fuerzas corporales de la juventud i / acostumbran el pueblo á un trato ^ proco , y decente en sus concursos. Los que faltan á ellos, deben ser n0* tados: porque no es en estas concurrí cias generales, donde se estragan las£°5 tumbres; y sí en los parages oculto* 1 apartados del trato común ;cuya separa ciondeben estorbar cuidadosamente10 padres y maestros, porque alli, y en. * tabernas es el parage, donde se emp'c zan á corromper y estragar los jóvefl^ No hay otros baluartes en lo ^, «nano, para librar al pueblo de tan pe, gtosos escollos, que ocuparle en ios ¡p* popular. 15? jjetrabajo , á fin deque apetezca í sus j °fas el sueño y descanso; acostumbrar* j£ a cumplir en los dias de precepto con ?s Aligaciones, que prescribe la Igle- *j? ' y disponer en los tiempos libres las Versiones populares, que agiliten las ^rzas del cuerpo, las quales por la pu- ridad misma , y el orden que debe ^tablecer el Magistrado , no pueden . egenerar en abuso ó corruptela. Estos |Ueg°s-públicospiden reglas y horas, es- ando cerrados en el dia de trabajo. Al sunos ratos ociosos del dia de fies- j. ' SUe son los que únicamente tienen I res, en vez de diversión , los aplican °s artesanos en Alemania/, á perfeccio- si él desde la misma niñez no se cree «Habí t . Dleddo en una profesión útil y hon- Qa» En15 ^ Educación En los talleres, en las escuela' > e, el teatro , en las conversaciones fa®1 liares , en el foro , y aun en el pu'p1':0 se debe reprehender el error político « excitar preferencia , que cause odio51 dad entre los oficios; respecto que tod°^ son igualmente apreciables en sí mos; porque unidamente concurren 3 fomentarla prosperidad pública. Y asi como no conviene permitir 3 los artesanos de distintos oficios, ql,eS5 denuesten según queda advertido; tai*1 poco se debe dar motivo a tales disp11 tas por los que mandan , ó tienen al,t° lidad entre las gentes;estableciendo o( denanzassobre ello. Ni tampoco se ha° de tolerar, ó inventar sin legítima y llí gente causa gravámenes,que ocasione la necesidad de estas disputas. Los padres y maestros las deben r6* prender á los que les están subordu13 dos; haciendo inspirarles este concep*0 de igualdad, como máxima común d todos. pe épopular. 159 j De aquí resultará otro principio de a educación popular de los artesanos, Para desarraigar del común la idea de cza, y ¿e mecánicos, con que en mu- Cps partes de España se desacredita i algünos de ellos. En una nación llena de pundonor Co que exercteron sus padres. La transmisión de los oficios en las "'¡as es de suma importancia, é im- posible su logro , durando tales errores- c°munes. Los padres enseñan con mu- mas cariño , y afición á sus propios ')°s ó deudos: heredan estos los talle- íes»y aun los parroquianos de sus ma- jaes. Y como desde chicos ven estas aenas;las imitan, y aprenden masra- Clloiente, si la desestimación del oficio n° ios arredra. Su- fami14° Educación ( Supuesta la necesidad de estable,, la máxima de educación popular refcf1 da, acerca de la estimación recíproca <* los artesanos entre sí } es reprehensib Crianza de los maestros ó de los padr£Sf apoyarles ó tolerarles las pullas y bur'f5' con que se maltratan los de unos ofid°5 á otros; añadiendo otros baxos apod°s' y chanzas de escarnio y mofa. Los padres y maestros deberían cut' dar de instruir á la juventud en la co'1 veniencia,y obligación de honrarse rr)Uí tuamente ; sin disimular , ni dexar "c castigar faltas de esta naturaleza ♦ quales conforme crece la edad, estragó el pundonor, si no se atajan contiemp0' Quando no alcance la educaci^' y corrección doméstica , no puede di*1' mular el Magistrado semejantes Q$T sas j y vulgaridades j supliendo en necerario la negligencia , que hubiere * costa de los padresdmaestros^cuya offl1' iion jamas ha de quedar impune. El creer, que un pastor de cerdo5'^ popular, 141 Utl cabrero es menos honrado, que un ^yoral de ovejas ó de bacas, siendo l°d°s pastores, es un error clásico. Con todo esta ridiculez toma cuer- P°»7 otras vulgaridades semejantes; fiando la diversidad de la especie de §aQados que guardan , no dá, ni quita °P'nion entre los que discurran con, Pudenda. Lo que importa es, que unos y otros Pastores sean fieles, y diligentes para fardar el ganado, que les es encomen- : de cuya exactitud debe pender Su Crédito y asi de las demás. tampoco, porque deshonrar , °s °Aie cuidan de los caballos padres, j Qe los garañones , ni ú los que hacen as Matanzas en las carnicerías, y ras- jr°s 5 ó i los- que pesan , destrozan, sa- 3n > y esquilan las reses ;ó desuellan, Jioban , y curten sus pellejos y cueros. 0 que interesa al público , se cifra en cumplan exactamente todos sus ^rciciosjy no hagan cuellos fraude, o nía-142 Educación |a mala versación. Esta ciertamente es que en realidad deshonra , y no la ^ los nesta ocupación en qualquiera de esf05 excrcicios , y otros semejantes > sin quales no puede pasar la república. , El vilipendio sin duda , con q«e q vulgo moteja tales oficios, aparta a pocos de tomarlos, ó de perseverar ellos. La ociosidad es la que con pre ^ rencirf debe tener impresa la nota deshonra ; cuya máxima conviene ni cho , que los padres de familias repita á sus hijos, ó á sus pupilos , aunque sean artesanos; y que los párrocos QS0 presionen á sus feligreses de unas op'111^ .nes, contrarias á la felicidad pública > / que sin un esfuerzo común dificulto5*' jnente podrán disiparse ya. Después de los padres y parroc son las justicias en sus casos, y con s exhortaciones , los únicos que po"r superar unos resabios, que no se fuño en la naturaleza , ni en la razón; ni 3 J en la posibilidad de escusar tales oü&f j popular. 143 ,c *Qs quales no puede prescindir la so- ldad, sin necesitar mendigar sus obras el estransero. y darle esta ganancia Con i • i n Perjuicio de la población nacional, , Excite enhorabuena contra los sa- jadores , saltinbanquis, y directores ek marmota sus pullas, y chistes la .nte plebeya: pues cree ser un patrimo- 1110 suyo semejante lenguage, hasta que 511 educacion se mejore , y ellos se cor- fan de tales discursos, contrarios á la ^r'dad chrbtiana. Entre tanto dexen •r*nquilos en sus ocupaciones á los que ,üSualquier modo son útiles, y necesa- íl°s por su aplicación á la república. Hs otro error de educacion poner la e os j 'listón en ciertos gremios y artes d J^s hayan profesado , ó sus deudo at>rt°S °^c'os* i>or<]ue en esto mismo se ^ afen unos demasiado , para preferir Otros por mero capricho Fué gran inadvertencia tolerar en ordenanzas gremiales semejantes clau- as 5 y no trae menores dañes obligar I 15'144 Educación J á pruebas, y ruinosos gastos deentrad3' á los individuos de algunos gremio- Tales odiosidades y dispendios d berian borrarse de sus ordenanzas p°r autoridad legitima, y establecerse p°f jnáxíma general de la asociación f°?ü, lar de los artesanos ; zelando los Mag|S' irados , ayuntamientos, y sociedad econo'micas de los amigos del país, el ^ no se incurriese de aqui adelante efleS' tos yerros. La tolerancia, y aun la aprobaci00 de medios tan erróneos en la teór"*' como ruinosos á toda la nación , y 3 s industria en la práctica ; es segúrame0 f lo que también ha contribuido á des3. lentar los oficios, y á debilitar el Pr0£fffi so de las artes, en una nación lien3 , juicio ■ y orgullo en todas sus clases. & mayor enemigo de la patria, no poC*ff haber inventado systema mas aprop0'1 to , para traerla á su ruina política. 1 lempo es ya de procurar de entre nosotros tan erróneos pt"' piosí, . popular. 14* P'°s;é imitar los que han puesto en prác* iCa las naciones mas industriosas de Eu- r°Pa > quando no alcancen i conven- ios nuestras observaciones propias, y estrago , que causa á los menestrales. La educación , ó por mejor decir el bandono , con que se cria á los artesa- ft°s j ha firmado este systema común, c°ntrario á las artes. Ahora no hasta, la misma educación deshaga tales yerros j si no concurre al mismo objeto cl {odo de la nación : imbuyendo á las SerUes en ideas mas favorables á los °ficios , y i su bien merecida estima- ron. 1 Todo el systema nacional de núes- ra jurisprudencia , si entendemos nues- *r°s intereses , corresponde encaminarle dirigir, animar , y honrar el trabajo, í a las gentes hábiles. . Los hidalgos pobres no deben per- de su estimación, por ser aplicados. e otro modo en algunas provincias, q°nde los nobles abundan , no podrían k es-'146 Educación « establecerse, ni arraigar la industria»0 las artes. Tan lexos está , de que estas d(b& empecer á las familias, que sería sat»1 política conceder anualmente un cor'0 número de privilegios de ciudadanos rados i los artífices, que sobresalganelJ manufacturas, ó en los oficios que ^ sen mas raros , y necesitasen mayor eS tímulo del regular. Cesen pues de aqui adelántelas^ sacertadas disputas de preferencia 1 1 quédele á cada oficio la estimación bida. Si no debe derogar á la nobfcz3 hereditaria de los que le profesen, qué título puede autorizarse la desest»' macion de los artesanos plebeyos ? Quando toda la nación , dividí en cortos estados, necesitaba ir á la gu<^' ra , podia ser tolerable semejante de pensar. Los Marroquines\ con cui"a su caballo, y sembrar en las rozas, alternan de unos años á otros , según mudanza de sus aduares, desprecianj popular. I47 5o°tra aplicación. Estas costumbres ya lib C0Tlv'enen á naciones grandes,queno ran su poder en la muchedumbre in- ^Petta ; sino en la riqueza general, pa- ^ ^ntener exércitos bien disciplina- ^s > y asistidos; aumentándoles, ó dis- ^nuyeridoles á medida de lo que exí- °en las circunstancias; y la disposición l°s Estados, sus confinantes. v.7. ■ , $. iv. ■■• Continúa el mismo asunto, . Además de propagar todas estas no- nes» que van expresadas, en los áni- °s de la juventud dedicada á las artes ^ ncios, es muy del caso se apliquen á ^ Primeros rudimentos de leer, escri- lr * y contar. p oten veo, que algunos creerán, que CS Pec^r demasiado. Pero si se refle- ^ na, en que apenas hay pueblo, don- ^ no esté bien establecida esta ense- ba, gratuita para los pobres ¡ se halla ka tí'I48 Educación ^ ti la facilidad de conseguirla , con s° quererlo asi los padres, o' los maest^5'. Por otro lado , quando pueden 1 niños dedicarse á leer , carecen todayl* de fuerza , para emplearse en ning , oficio ; y lo mismo sucede en quanto los rudimentos de escribir. / De no aplicar los niños entonces leer y escribir, resulta , que estén sos en aquella tierna edad , y que se ^ presionan de especies, é idaas que , perjudican demasiado, quando llegaI1 ser adultos. j La arismética se puede aprender tiempo que el dibuxo : reducida a cinco reglas de sumar, restar, car, medio-partir, y partir; aunque* tas dos reglas últimas propiamente n son mas, que una. No faltará tampoco, quien crea w . til tarea en el artesano semejante instrüC cion de los primeros rudimentos: en pocas de sus maniobras , según ^ que opinen de este modo, necesit3', popular. J49 ^lerse de los auxilios de la arisme'tica. , Hstas objeciones se toman del esta- 0 actual de abatimiento y rudeza, que jaecen los oficios en España. El inten- 1° de este discurso se encamina á sacar- as de su decadencia. Eso no es fácil de °§rar, sin esfuerzos de su parte : ayu- nos de la sabiduría del Gobierno. , Como este es un punto esencial, y mUchos harán fuerza tales objeciones, ^s forzoso responder á ellas en beneficio e la instrucción de un tan gran número e pueblo. Al presente no merece, res- Pecto á los artesanos , la enseñanza de Pacieras letras un gran concepto á las Bentes mas despiertas de la nación : per- adidas de la dificultad de mejorar su *ctl»al situación. Confieso me holgaría poderles dis- Perisar de esta tarea. Si la creyese in- Corftpatible con la industria popular, ó Sl,Perflua, sería el primero á prohibirla, j Por no saber estos: rudimentos de ^ Primeras letras los-artcsanos se llenan k j núes-i jo Educación nuestras manufacturas de phimi^ que les suplan en esta parte, pafa . cuenta y razón. De esta forma los plumistas pleados, ignorando el arte, cónsul^ en salarios el principal rendimiento » las fabricas. Ellos son otros tantos sos, que viven á costa de la industrié agena: llenos no pocas veces de presu11, don, con ruina inminente de las artes!a cuyos profesores desprecian áltame^ por lo común, y los miran en una cía5 muy inferior á la suya j y aun quererles dar reglas en su oficio, que# noran. Llamo ocio í toda ocupación » puede escusarse, con dar mejor cria0^ á la juventud artesana; y que no rind provecho inmediato , antes agrava c° salarios las fábricas. En una hora de un artesano de mediana instruí0 hacer los asientos, liquidaciones, y tas que ocupan un número de plM^1* tas, destituidos de la pericia de lash p popular. l|f fracturas; dedicando el resto sobrante e Sl* tiempo á la fábrica. . Carece inqüestionable la preferen- Cla de emplear personas del oficio en la J-Uenta y razón , y aun en la dirección cQ. ks fábricas. Increíble se hace , que ten en todo un gremio de artesanos, 7entos capaces de abrazar la parte echnica, y la económica de semejan- es establecimÍentos. La experiencia diaria demuestra* ^e un hombre hábil en la arquitectura PUede ser sobre-estante de un edificio, y e|ftplear en la obra misma todo el espa- lé de tiempo, que le sobra; después de a°er hecho la inspección de las gen- *es» que trabajan en él. , Veamos ahora por menor la utili- ad »que en cada una de estas tres en- 8et*anzas pueden lograr los artesanos; pa- *a d«a 56 ave°"• popular. 153 ,VenUje con la esperiencia , ayudada e su teórica y del dibuxo; ó que á lo jí^os imite con propiedad , y sin áe- ectos en el arte, lo que ve. Es de creer tajnbien , que los artistas de mas sobré- dente ingenio , educados sobre este P 9,1» encuentren nuevas combinacio- 1155» facilidades, y descubrimientos en su ~c • v *l) °nVio; y que le sepan enseñar mas jen : pues que le han aprendido por re- * as»y con mejor educación. Debe confesarse en obsequio de la V^rdad , que los maestros de las artes y ?"ci°s , examinados en España , no sa- 2n por lectura lo que , establecida esta C(^eacion popular de artesanos, será y común de aquí adelante á los ^'srnos aprendices y oficiales. No deberán leerse en las escuelas ro- mances de ajusticiados; porque produ- Cer* en los rudos semilla de delinquir, y de hacerse baladrones, pintando co- 1110 actos gloriosos las muertes, robos, y Qtros delitos, que los guiaron al supli- cio.15 4 Educación ció. El mismo daño traen los totñ&F* de los doce-pares , y otras leyendasva ñas o'caprichosas, que corren en nu#' tro idioma, aunque el Consejo nopeí' mite su reimpresión. Por exercicio de la misma enseña11' za de leer, después de la doctrina tiana,deben tener precisamente los rn*^ tros 3 o sus hijos, aprendices, y ofic'ale un exemplar de los tratados , que Va"1 referidos, y de otros semejantes; reP3' sandolos en los ratos y horas desocup3' das; leyéndose á la mesa en dias übfSf al modo que se hace en los refector,oS' Los padres y maestros deben cu¡da mucho, de que no se distraigan de eSti especie de lectura. Pues como es brev6' está en lengua vulgar, y habla de opefa' ciones, que diariamente traen entre &r nos desde niños; es forzoso que a ^ cierto progreso de tiempo adquieran aprendices y ofi cíales un fondo de racl° cinio y de observaciones prácticas, s°' bre el modo de ir perfeccionando ,a popular. 155 rte» *• que sea sólido, libre de preocu- paciones , y qual conviene al bien gene-? íal del Reyno. . El arte de escribir tiene bastante afi- jad con el dibuxo. Aunque el uno P^eda aprenderse ignorando el otro; se- Ila á la verdad defectuosa tal enseñan- ' y echaría de menos esta falta ínu- las veces el artesano. Queda sentada y probada sobrada- nte la absoluta necesidad, que todos j¡* menestrales tienen de aprender el •buxo , como se ha dicho en su lugar. Asi se puede afirmar , que no es j^nos conveniente la escritura i todos ^ profesores de las artes y oficios, que el dibuxo. t Aquellos , que consisten en puras Piones corporales, como serrar made- ^a > moler colores, labrar chocolate, ca- ar la tierra , y exercicios sencillos de ^a naturaleza, no necesitan ciertamen- e tenta aplicación, y deberían emplear- 86 los mas rudos en tales tareas. No son es- 1^6 Educación estos los oficios, de que se habla , nt eí necesario apurar en este particular m3' yores distinciones, que qualquiera puC- de hacer por sí mismo. En España los mas de los artesano5 comunmente saben leer y escribir ic0 executada por su propia persona, se a de valer de oficiales: ha de enseñar aPrendices: necesita materiales y herra- mienta , é instrumentos de su oficio ; y ■Ja de comprar y vender para dar sali- Qa á los géneros que fabrica. Ha de 11» Var cuenta y razón de lo que pierde ó 8ar>a ; del gasto que hace en su casa , ó ^n los salarios que paga ; y finalmente bloque recibe, ó adelanta á buena Cuenta de jornales, y de materiales. Si se ve en la precisión de seguir al- §Un pleyto de oficial ó de maestro , ne> Cesita hacer sus memoriales y si supiese Escribirlos y notarlos', mediante la bue- na educación, escusa gastar con procu- Adores en muchas cosas, para poner su íazon en claro , quando no hay juicio c°ntradictorio. Su instrucción le producirá los mis- mos efectos, si es veedor, repartidor, có- ndor, ó apoderado de su gremio ó ar- te> para no mezclarse en otros negocios, que15 8 Educación qu e los convenientes á ser un artífice hc-A' rado, digno de la común aceptación. Toda esta idoneidad se necesita & un maestro de arte ó de oficio, para vaya bien su casa ; llevando por sí A1'5 mo apuntamientoSjlibros de caxa, cue11' tas, minutas de cartas de correspondí cia, 6 recursos, ya de gracia, ya conten ciosos: á proporción de su caudal, obras» industrias, y aplicación. De manera que si este maestro»1 de regir , como conviene, su casa ytr, 11er, con la debida cuenta y razón > 0 ha de hacer por sí mismo, ó por nW»0 de sus aprendices y oficiales estos los y escritos, en los ratos Ubres desü oficio; o ha de pagar un escribiente ^ salario , que los escriba a su costa, to sería abandonar á un estraño los $e' cretos, y virtual dirección de su casa/ familia ; sin poder asegurarse por sí mlS mo , no sabiendo leer y escribir , si eS* tos asientos van puntuales; ni hacer p°r su persona unbilance puntual, y c°°f' di-! éj, popular. 159 ltlado de su caudal y negocios. . Carece ocioso detenerse mas, en sa» s^cer i la anterior réplica y obgecion Vl%ar: á menos que se intentase gra- V*r á cada artesano de taller, y casa ¡r ,rta» Para exónerarle del trabajo, en * * U escuela durante su niñez ; cargan- ole en equivalente de una descuidada pación con el salario de algún escrí- j len*e, que llevase la cuenta. Esto sería ^ ^ismo , que arrimar una yedra á ca- a edificio de la industria. , Los artesanos, que sobresalgan en ^ es"lo, se hallarán en estado de ano- I y escribir las observaciones y ade- udamientos respectivos á su oficio ; ó l°s ^Ue con el tiempo se publiquen en |.s Países estrangeros. Podrán los que sa- ren fuera de España á perfeccionarse, ¡j. ^cir en nuestra lengua , quanto tu-? |jlere relación con el mismo objeto ; va- ^ «ose de personas científicas , para *r á sus escritos la claridad, y orden , e ^s corresponda.l6o Educación /. Es inútil estenderse en quantoa 1 úrismétíca, que es una especie de &ctl tura numeral, y no menos precisa pafí el uso común , y trato de las gentes. Establecida la educación cristiaI,í' civil, y directiva en la juventud, <¡uef dedica á los oficios, no serán necesaf'35 á las fábricas con el tiempo las oficinaí' en que ahora se ocupa inútilmente uj gran número de personas, que en l* caso podrán ser ellas mismas fabrica" tes; y de miembros onerosos al comufl»s hacen ciudadanos útiles y provechos05' , . s. v. ; >; Examen de los aprendices. Como es muy vária la dificultad ^ enseñar> y aprender cada oficio, no p de constar del mi.smo número de t*1^, ni de años la permanencia de losmiJc|'| chos en la clase de aprendiz, ó de °^cli( Solo se debei ia prohibir, que n3 ' pueda pasar de esta clase de a^feo"*^i papular. MIS 7 oficial, sin haber cumplido todo el tlernpo¿ prevenido sobre ello en la or- denanza del arte. No basta haber concluido entera- mente el tiempo de ordenanza, estable- ro para el aprendizage ;es forzoso que ,§a constar el aprendiz por certifica- *:l0n de su maestro, que en nada ha falta- rlo convenido en la escritura de corí- r*ta: ajustada cort sus padres ó tutores. • Por este medio se le constriñe al 4Pfendiz , á que viva obediente á su "^estro en el taller, ú obrador. Sin esta Calidad no podrá alcanzar semejan- e certificac¡on ¿e su maestro, para pre¿ e^tarla ála justicia,y entrar en el primer Arrien. Toda condescendencia en dar ertifieaciones á los qüe no las merecen^ ^s injusticia indisculpable ^ y de da- 0 transcendental al atraso de las artes. . maestro, que diere tales certifica- res desarregladas, debe sufrir alguna jj na de suspensión de oficio; determi- nóse en la ordenanza el tiempo, que J hai6z Educación ' . i ha de durar, y executandose irrernisib mente. Tampoco debería permitirse1' que en adelante fuese examinador, ^ diante la resultancia de su ilegal»^ oin este rigor no prospera la aplicaci011' Debe pues todo aprendiz sufrir primer examen , en razón de loque,^, adelantado, durante el aprendizage- si saliere reprobado, no podrá aseen11 á la clase de oficial, hasta que á *' de aplicación resarza el tiempo , que malgastado. La clase de oficial en las artes, " pues de haber sido examinados, y aP^ bados delante de la Justicia equivale í lo que en las Universidad^ de BachillJren qualquiera facultad. * ¿ lo mismo es justo que se haga el men con la mayor diligencia (presid1^ do y asistiendo la Justicia) por los vec res ó examinadores, que ha de ha , destinados á este objeto, como se <*■ mas adelante. Lo qual es en todo c° forme á las leyes del Reyno , que b*5í , popular. \6% "decadencia de las artes, tenían la mas Jalante observancia. Es de esperar del «ohor de nuestros artistas, que imiten ?n e^a á sus mayores, para restablecer as artes, y no tolerar en su oficio per- 50nas ineptas. Conviene también señalar en la or- denanza de cada gremio la forma * tiem- po »y regularidad de hacer los exáme- *)es > para evitar en ellos toda colusión 0 fraude , leyéndose á irnos y otros el c°ntenido de las ordenanzas que dispon- en sobre este particular. Prestarán ju- mento los examinadores ó veedores de ^cerlos bien y fielmente , sin llevarse ae amor, odio, rtl pasión. Los maestros ó parientes del eximi- endo , nunca han de poder ser exami- Adores de los aprendices # á fin de ata- todo espíritu de parcialidad. Es necesario también fixar los de- rtchos justos del examen, porque en esto CQrriunmente se excede; sin que puedan ^mentarse , ni disminuirse por la jusii- 12 cía,164 Educación cia , veedores, ni examinadores: á tfl^J nos que sea pobre de solemnidad R aprendiz, que en tal caso debe ser &r minado de valde, y despacharle $r ciosaraente en todo. En algunas partes del Reyno ha; la corruptela • de que los veedores / examinadores se llevan para su prov'e' cho las piezas de examen, que presenta]1 i su juicio los examinados. Esta p<"aCtA1' ca abusiva de parte de veedores y c%r minadores, no conviene se tolere; aíJ tes excitaría la aplicación , que el &y minado se quede con ellas , como^05* suya : á fin de conservarlas por r¡a , y estímalo de su aplicación. j La aprobación d reprobación ^ examinado, se debe escribir en el libro » exámenes de aquel arte; y hacerse sab^ formalmente al interesado el tiempo^ debe continuar , como aprendiz vía , si cumplió mal. En este caso de salir reprobado» SJ le cobrarán los mismos derechos, quei popular. 165 Uniera'sido aprobado; mediante que la Pr°pina de arancel es una justa recom- pensa del trabajo, que se pone en asistir *l examen. Si se le volviese la propina, ^darían sin remuneración los exami- nadores ; y con el tiempo aprobarán í ^dos, pQr no perder estos gages; ha- Clendo formulario un acto tan serio. Los que fueren una vez reprobados, 110 Por eso han de dexar de volver á pa- &ar los derechos en el nuevo examen, deben sufrir, pasado el tiempo,que *e fes haya señalado para volver á entrar. Si todavía entonces se le encuentra ^habil j vale desengañar á sus pa- ,res y tutores; si se advirtiere depender e rudeza del muchacho. Pero si proviene de desidia ó falta e enseñanza , sería justo ponerle con Otro maestro diligente, i costa del pri- mero ; y qUe as¡ 59 fuese estableciendo e.n 'as ordenanzas gremiales, con legi- tlma autoridad. Porque en mano del Maestro estubo amonestar al aprendiz» H cot~-166 Educación r corregirle con modo; d dar noticia a5 padres y tutores de lo que pasaba. Sobre esta responsabilidad de maestros, nada hay arreglado; y si qu remos mejorar los oficios, se ha de pr0> ceder con la mayor seriedad en este i» portante asunto ; y siempre de P^3°f/ en caso de necisirarse providencias ju" ciales: averiguada sumariamente la veí dad , y oídas en juicio verbal las paft ante la Justicia ordinaria. Para que el maestro antiguo ^ pueda quexarse de agravio, debe dec rar paladinamente por regla generali aj* tes de procederse al examen, delante la justicia; si él privadamente tiene p ^ idóneo al aprendiz; y si éste se ha aP^C^ do, ó no, En este ultimo caso dirá: si ^ ha corregido , y avisado con tiernp0^ sus parientes ó tutores; y lo que est°s hayan prevenido en conseqüencia de5 avisos. Todo esto lo debería declarar baxo de juramento , como acto p^e. popular. 1Ó7 al examén , y firmarlo el maestro, para 1Ue en adelante no pueda haber tergl- versacion en los hechos. Es muy del caso, que se halle pre- ste también al examen , para que re- cozca la legalidad y exactitud, con que 8ehace. Pero no ha de poder hablar, in- ni votar durante el acto; aUnque después de concluido , debería Emitírsele representar con modestia Siquier reparo, que halle en él, por is razones que quedan insinuadas. . Acabada toda la formalidad del exarnen, saldrá de la sala donde se hicíe- íe' para que los veedores y examinado- íes i a* presencia del juez voten la apro- aci0n ¿ reprobac¡on ; escribiéndose y pandóse sin intermisión, haciéndose Sa°er incontinenti al interesado y á su j^estro la resulta, para que procedan á ^ °,Ue les corresponda en su conseqüen- Cla» sin otra apelación ni recurso, j En todo esto se debería caminar con I mayor escrupulosidad, sin empeño ni 14 acep-168 Educación acepción de personas; haciendo lo ¿l1' sea justo, á fin de que se respeten los e**" menes, y el maestro no descuide en enseñanza, ni el aprendiz : fiados^ recomendaciones o' condescendencia5' Estas exactitudes parecen menudenc13*' mas es bien cierto} que donde no se 0"' servan rigorosamente, decaen las 0&- 5- vi. •:.; De los Oficiales que aspiran d recibir maestros ,y calidades que deben adq^ftt y tener, antes de ser admitidos di examen de la maestría. Al aprendiz, que saliere aprobad se le debería dar certificación por el c*" cribano de ayuntamiento: pagando s0'0 el papel sellado y amanuense con cor*0* derechos, para que en virtud de ella p*sS í la clase c que executen estos repasos los oficia^5' les habilita y prepara en pequeño, pafí dirigir juiciosamente sus talleres jíleg3^ do á la clase alta de maestros. Estos oficiales no han de faltará luntariamente al taller ; ni hacer lune?' o pasar ociosos otros dias de trabajo 'f á toros ■, í comedias, ni a paseo, efí d'aS ni horas destinadas á sus tareas orde- nas : asi por cumplir con su propia fím pación, como por dar mayor exetnf á los aprendices j y por no imposibilítaí a los maestros de entregar i los p31"^ •quianos las obras, en el término ¿0® .nido. El maestro los podrá reprender 1 corregir, y tomar las debidas precau^ nes, para estorbarles sus desordenes 5 vf liendose de los medios, que emplc3^. un diligente padre de familias con süs jos. Si no bastare, está obligado sop"j popular. 17'i ^responsabilidad á avisar álbs padres, y JJtores,óála justicia de lo que por símis- 7o no pueda contener : atendida la re« Videncia, ó gravedad de los casos, que 110 es fácil ahora enunciar por menor. . No se deben tolerar á aprendices, diales, y demás concurrentes juramen- Ps>maldiciones, palabras indecentes, kscivas, pullas, ó tachas de defectos Pr°pios; gestos, ni acciones groseras, ó eas en el taller, ú obrador ;ni en las de- spartes, donde concurrieren. De esta jU.erte saldrán bien morigerados apren- des y oficiales; y serán mas aprecia- j °s necesariamente de todo el pueblo °8 artesanos, por sus costumbres deco- ras y honestas. fiiexemplo del maestro ó del padre, J^que mas comunmente decide de las ,.°dales arregladas de los hijos y apren- lCes»que permanecen lo mas del tiem- jj° en casa, y ven continuamente su mo- 0 de conducirse. Esta experiencia dia- la es la que los dirige á las buenas eos- tumr1J6 Educación i lumbres, 6 í las viciosas de su padi"e ? maestro.¡Qué desgracia para un mofta' ser causa voluntaria de la mala educ*' cion y ruina agena , o' por mejor d£Cír de su propio hijo, ó discípulo, p°r sU mal exemplo. Los oficiales han de tener sus manió' bras peculiares y conocidas, é irsep£r'e' cionando gradualmente, hasta hallad plenamente enseñados ,y capaces de$l,j frir el examen para maestros : que cs e ultimo. En las ordenanzas gremiales de '°.9 diferentes artes, será muy del caso d\&v buir estas operaciones con toda dist,fl" cion: de modo que por ellas distinga11 iodos sus obligaciones respectivas. El maestro debe estar muy aten*0' si quiere adquirir rama, á que sus oficli" les se perfeccionen progresiva mente, p*v ra salir con lucimiento del examen u^tIJ mo, en que se va i decidir de su ta jen^ y aplicación : aventurando su créditoe maestro y el discípulo, si éste no da *■ ' zoot popular. 177 . eri el examen de su aprovecha- lento i y de la suficiencia necesaria. , jornal de los oficiales necesita re- económicá < sin dexar á su arbitrio la , str'bucion v gastOjSÍn noticia de quien ^convenga • pues podría ser en juego, bachera, b malos entretenimientos. ^ Su manutención y vestido son cosas . Pfimera necesidad , y deben estar I stadasconelmaestro;y guardarse una ^.Pecie de igualdad ehtre todos los ofi- ü > para que sean mas regulares $ y lr°i*mes sus costumbres. ^ Deben por convenienciá propria és- ^s °ficiales i hacer algún descuento , y °rro para recibirse de maestros*, y cós- var los derechos del examen, que como ^icho , se han de arreglar por una rigorosa tarifa* * Hstas económicas disposiciones se , "en entender baxo de la autoridad 61 Maestro, si el oficial vive en su casa; j/^Sue entonces le puede y debe redu- jo razonable. m Pe-178 Educación Pero si mora fuera , en casa éfisU padres ó tutores; i estos propi pertenece semejante inspección ecofl0' mica: a menos que no haya otra conv^1' cion , hecha con el mismo maestro. De qualquiera manera que sea >e de suma importancia contener y tno¿e' rar á estos jóvenes, mientras concluyó el tiempo de oficiales, para entrare)1 examen de la maestría. Pues si les de*30 el jornal, que ganan según el ajuste,3*11 arbitrio y discreción, lo común es ^ plearlo en cosas viciosas ó pasageras. Ni es contra el derecho de la pr°' piedad , que cada uno tiene en sus g3' nanciasy hacienda; limitar i los ofk^'f la posibilidad del abuso en estas prí^1" cías de su industria ; dirigiéndoles en ñores, pródigos, y dementes: suplid ? útil aplicacion,como se hace con los rr>e la provieneia de la ley , lo que no 3 carizan las fuerzas s talento , d condiKj* del propietario. En nada pues tales regla alteran lo sustancial del dominio.fe popular. 179 Esta rigidez no basta executarla con al§unos, sino es general con todos los Tóales y oficios; porque ía relaxacion ,e pocos bastaría, para dar mal exemplo at°dos los demás; i' La disciplina y régimen económi- Co»sehan de distinguir muy claramente eri ^s ordenanzas de cada gremio , y impeler á los maestros y veedores la au*oridad judicial, para que asi lo obser- Ven 1Y guarden puntualmente , sin es- Cüsa ajguna. Si la oportuna distribución del tíem- P° sobrante, en que entra el destinado * cumpl¡r las obligaciones del cristiano; y el que se concede á las diversiones ho- ^stás i quedaran etl pitra especulación *e°Vica ; todas estas prevenciones serían Eficaces, y vivirían abandonados á m Propio capricho los menestrales: en la °rrna que ahora se estaexperimentando Con los oficiales de estas artes ,en grave ^noscabo de las costumbres naciona- s * y daño de las repúblicas, ¿11 2 En180 Educación En semejante edad, quando losA10' zos están en la clase de oficiales, ya j10 bastan los padres á corregirles y m° ' ra ríes: es forzoso, que el impulso g?^ ral del gobierno público los tenga co11' tenidos en sus verdaderos límites > &coSr tumbrandoles á ser útiles y aplicad05' é impidiéndoles sin extremidades el &c' sarreglo , y los resabios viciosos, que aC tualmente los suelen pervertir. La austeridad de las costumbres > 1 la exacta distribución del tiempo en esl3 juventud, acompañada del respeto a '°s padres y maestros , debe auxiliarse ir>cC' santemente por los Magistrados pú bl¡c°sí á quienes pertenece, é incumbe supl'r 0 corregir las omisiones de unos y otro5' La sevicia y aspereza de padres / maestros coléricos é indiscretos , n° f menos perjudicial al progreso de la api cacion; porque aburriría áestajuventU"' haciéndola aborrecer el trabajo. Es necesario corregir al hijo b dlS' cípulo , después que se pase la colera»1 ÉIas «, • popular. iSl Peones estén aplacadas, la a tamk*en digna de contenerse c. ^niasiada , y muy excesiva aplica- n» fuera de las horas regulares 5 y P0co se ha de alargar mas de lo r sible al trabajo por codicia de los £ «res 6 maestros. De donde resulta la ^ esidad, deque los Magistrados se ¡n- ^ rnien, oygan , y cuiden tanto de rao- ^emas'as' como ^as omisiones siis maestros>en quanto al manejo con ^ aPrendices y oficiales; para que to- vaya con prudencia , y sin tocar en tremos violentos, §.m ^ los Oficiales sueltos , que habiendo plido su tiempo , no quieren pasar a se? maestros , y permanecen de oficiales. jj Ningún oficial ¡ pasado ya el tiempo Osario, y establecido en las ordenan- m 5 zas,18 2 Educación zas, para perfeccionarse en su oficio, y recibirse de maestro, ha de ser obüga' do á examinarse ni su maestro, si l*a cumplido bien , le debe negar la .certi- ficación de su desempeño. , Es un acto voluntario sugetarse al examen , y í pagar los derechos señala* dos á los examinadores por esta razo11 en la ordenanza de los gremios: co&° sucede en las Universidades , en que nadie se obliga á graduarse de L¡^' ciado d Doctor, aunque haya curnp11" do el tiempo ,y cursos de su bachilíer3' miento, que son necesarios según loseS^ tatutos,para recibir el grado mayor*3 menos que obtenga cátedra ó emp^0' que requiera esta calidad. Un oficial , que carece de fondoh para poner obrador, taller, tienda o sa en que exercer su oficio, como maeS' tro, inútilmente recibiría este título i ^ terin no proporciona modo de estab'e cerse , ó auxilios caritativos, con <íl)C pueda hacerse un artesano útil.popular. 183 . Ni el público en ello recibe agra- Vl° i porque puede trabajar utilmente, eQ ^ clase de oficial entretanto. ; t>esde entonces le ha de ser facul- , llVoel trabajo en casa de su maestro, en otro qualquiera , mediante ajuste Convencional y iib re ; pero no podrá P°r sí solo trabajar como maestro, sin Cstar examinado. qualquier tiempo , que compa- r^ckse á pedir la maestría , se le debe Emitir al examen, como si lo hubiese pendido desde luego ; ni se le han de e)ar de conceder todos los favores y Protecc¡on,correspondientes ásu estado. orqUe ¡os 0fjCjales diestros son necesa- íl°sen mayor número, que los maestros. A estos oficiales sueltos, y á los que estan cumpliendo el término necesario, Para ascender a' la maestría no convie- 115 » que el gobierno público les permi- tí1 formar gremio ; y mucho menos co- radia , n¡ cuerpo separado de los maes- 08»como sucedía en algunos gremios* m 4 ofi-184 Educación oficios, y artes de Madrid. L,as asociaciones de oficiales no s0' lo son contrarias á las leyes ; sino que producen falta de subordinación de $ parte á los maestros: ocasionan no p0' cas veces pleytos entre ambos cuerpo excitan desunión necesariamente,sin p^ yecho alguno ; y traen otros muchos t& convenientes, contrarios al orden poli'11' co , y al verdadero adelantamieno & las artes. Hacen furtivamente de ma* estros tales oficiales en desvanes, y bitaciones ocultas , sin la suficiencia / arraigo necesario y no pueden los vec dores informarse de la bondad de laí obras, ni las justicias de como cumplí' Sin embargo de qualesquier orde* lianzas, que hubiere en contrario, cof' respondía disolver tales asociaciones, y que jamas se tolere , que los aprendí' ees ni oficiales aspirantes ó sueltos sS reúnan en cuerpo distinto; debiendo de' pender todos de los respectivos maes' tros 3 que los emplearen en su obrador» Es-popular. Estas observaciones son muy dig- fas de tenerse presentes, al tiempo de 0rma~ , examinar, b aprobar las orde- nas de los gremios de artesanos; y £°nducen a formar sistema j y doctrina 0llsíanteen esta parte esencial de la P°J¡cía ; sobre la qual hasta ahora no '•«tüian escrito principios ciertos. $. vin. ^e }*s cofradías gremiales ,y del esta- tc"niento en su lugar de montes pios, J?^Ta ancianos, enfermos ¡ "viudas ,y pupilos del arte, ú oficio. -Las cofradías de toda especie de ar- tti^°$y grem'os> están reprobadas por ció''1"13 ^undamental de nuestra legislá- is n> en la/ey 4, tit. 14, lib. 8 de la .LCopiIacion, y en otras varias disposi- legales. que hablan deesta materia, tengan ^tivay cumplida execucion. ^ La omisión , que muchos Magistra- puedan haber tenido en ella , no ^lsrmnuy¿ la obligación, que les impar n > de hacer observar semejantes leyes °nstitucionalesy fundamentales, aun- j"U^ eri algunoscasos se hayan disimulado 'nfracciones. Porque esto nació sin du- f* ignorarlas, y de erigirse tales co- fias sin licencia Real y del Consejojo' P.0r(lUe una piedad mal-entendida, haya 1<,io parte en la tolerancia de otras. 188 Educación La obligación de los Jueces es3 nerse á lo que disponen las leyes, y % bernar por su tenor las prov idencia8' Solo el legislador las puede variar, e^ plicar , 6 ampliar por su autoridad^ tima; estando en los Tribunales dep0' sitada la fuerza executriz de las mk1*^ leyes , como ministros executores, y " ' les depositarios de ellas. En estas cofradías se solían a^s|3 los artesanos desde niños, sin tener eU°. aun discernimiento , ni saber quienes» \ con que obligaciones y cargas los alis*3 ban; como sucede con los gremios d Valladolid, que por esta causa padeCel1 una infeliz decadencia. En ellas se imponen contribución á los artesanos, y gremiales por la entra da j y otras derramas anuales, b extra0*" diñarías: en loqualse falta a otras & yes también constitucionales, que pr°^ hiben la imposición de toda derrama » contribución á los Vasallos, sin licenc,a Real. Esta se concede con mucho con0" &áj-, popularé 189 s. lento, y examen de causa en el Con- ^ >° » y se consulta su establecimiento fr°rrogacion al Rey, para obtener su J2na a probación. -Tales impuestos arruinan á nuestros in esantos> y no seconvierten en utilidad ^^lediata de los adelantamientos de los Cl°s s antes los empobrecen y atrasan, ^ ^°lv¡endoles en muchos pleyros , y li ^ces en emulaciones y discordias de Emilias. ^ Los mayordomos y otros oficiales {as cofradías gremiales, hacen por fes*1'^ * comPetenc'a gastos > superio- Dg a sUs caudales; y en el año de su ten'0SCemPenan Por este m°tivo cen- ires de familias en el Rey no: por cu~ ^s abusos muchos se reducen í la clase Pobres de solemnidad * 6 mendigos. c . ^ aquí se sigue desamparar estas ezas de familia sus talleres, en los °s que exercen cargos de la cofradía; , "üerse los cándeles de esta ; acostum- rse a abandonar su trabajo y el cui- da-Ipo Educación /. dado de los obradores j y distraerse mímente en comilonas jó en c*r*M sipaciones: muy opuestas i ios princip1^ de la moral cristiana , ala utilidad f blica ó de sus familias, y á la sobried3 > que es tan necesaria en los artesanos. Una diaria experiencia , de cuy lastimosos efectos todos somos testig°5f asi en la Corte como en las provine'35' hace ver la sabiduría , con que están p' hibidas y mandadas disolver las cofí3 dias gremiales;y la necesidad de haC observar exactamente las leyes del Re/ no, sin arbitrio de tergiversarlas, ni pensarlas en manera alguna. > Los Magistrados son los tutores o estas familias, y con este justo tituio pueden y deben apartar de los prete* tos, aunque en el fin piadosos , con pleytos, y discordias que se experi- ^entan en estas hermandades. Los huérfanos 3 hijos de los maestros i Aciales, tienen el mismo derecho pre- ^ente , á que les enseñen el oficio t y '"'guen con recíproca caridad los indí- _ ^os del gremio : de suerte que tam- ^0C° se hagan vagos y mendigos. Sí no quieren aplicarse al oficio de su jj'dre, sería injusto obligarles á tomarle fuerza. En tal caso deben los que luen el monte-pio gremial, ponerles á ^el, que fuere mas de sü inclinación: ^qualsia dudaaprovecharán,y acaso n se194 Educación se harán mas útiles al público. Las viudas pobres entran en t&cCÍ lugar á desfrutar los socorros del rnofl^' Las que hayan quedado mozas)'- cort a edad, deben ser auxiliadas cofla gun socorro, para que si quieren, elij3'' nuevo estado: cesandoles desde entoIj ees el anual contingente deviudeda1-' por una especie de transacción /que e* útil á la viuda, y alivia también las ci( gas del foado común. . Ademásdeí caudal,que resultare" las cofradías gremiales, serían justas alg11 ñas contribuciones semana pio;el destinar á el mes dos dias del trab*1 jo de todo oficial y maestro con Ja aplicación : práctica que se observac(í - Alemania. A esto se pueden añadir mandas y otros beneficios; que losl{i. üividuos pudientes, y celosos de la¿afl dad cristiana , dexaren con el tiemp0^ En las sociedades económicas amigos del país, debería el Protectff los respectivos oficios . cuidar much°,. popular Igf Fornover ía sólida erección, y dotación e estos montes-píos; el establecimiento e buenas.ordenanzas, y el que estas se Pinten al Consejo para su examen y aP""obacion.Sin este requisito nada puede Optarse en esta materia , á menos de (lUe se continúe el abuso, que en algu- Qas partes se ha experimentado. Erigidos los montes-pios, conviene ■ e'ar en la pureza de la administración, •jjeri la mas equitativa y justa inversión e sus productos en estos fines i como iUe es caudal de pobres honrados. t)e esta suerte cesarán muchos var §°s y mendigos en el Reyno ¿ y no se ^erá el lastismero exemplo , de reducirse pedir limosna un artesano achacoso , á 5Ulen la vejez, ola enfermedad habitual ^Posibilitaron d e continuaren su oficio!. Los Hospicios (15) harán gran bc- , . n 2 ne- Áj Véase á Luis Antonio Murarori dflla earítf V''"'«"a cap. n , en que trata n uy bien de h urili- ^ «c los Hoiph joi U« pvbres, desde !a pa£t196 Educación neficio, en recoger toda esta clasede per- sonas huérfanas, viudas, é impedid35 con preferencia á otras, en falta de mofl' tes-pios; ó en el caso que sus fondo* no alcancen i todos los menesteroso5 del gremio. Esto sucederá í los prl0' cipios del establecimiento , ó si se eO' tibia el zelo de los que deben exórtalV promover, y aun ayudarle con todo ahínco. La seguridad, de que ni la enferrrtf' dad, la vegez, la horfandad> ni otro contratiempo, son capaces de dexar & abandono las familias artesanas, es uflO de los alicientes mas eficaces y ciertos» para que se dediquen las gentes al t& i»ajo con fervor; mieim as se mantenga0 sanos y robustos; animándose todos *c' cíprocamente: pues en algún modo poí virtud del monte-pio, forman una esp^' cié de familia general de cada oficio, i Es cosa clara, que todos estos aux1' lios y socorros, sólidamente arreglados» y observándose coa la mayor relig'°f daddad popular. *97 d 7 pureza las ordenanzas de los mon- ces"PÍos,qUese fundaren, facilitan los jasamientos de los artesanos. En ade- jatlte no veránexemplosde miseria , que °s retraygan del oficio , antes se man- arán en él. gustosos: en la firme per- uasion de que si le abandonan; ni ellos ^suvegez^nisu viudaé hijos encon- j aran un socorro constante , el qual so- Pueden asegurar,siendo unos buenos, individuos del arte. El interés común del monte pío da na especie de derecho á cada artesano, |jara estimular al desaplicado; como que *la feunion del trabajo de todos, de- ™de el bien de cada particular ;lo que ll0rano sucede. b- ligúese de lo dicho, que los montes* de°S' ^est'nandoles las rentas aplicables ^. Cofradías gremiales, y los demás ar- _ltri°s, que se juzgaren convenientes y ^modados, según los diferentes pye* v°s y estado de los cuerpos gremiales; 11 ^ formar el apoyo de los oficios198 Educación . y artes; sin tropezar en algunos de '° inconvenientes, que padecen las cofa' dias referidas de gremios. Son muy conformes á la relíg>°nt les montes-pios, y el mas discreto mo do de exercer entre sí una caridad, p át cuidar las familias aplicadas, y menesterosas' Italia no hay tantos recursos , como.cn España •popular. 199 , A excepción de un cobrad or, nadie eberia tener salario en el monte; por- 1üs si se hacen oficinas, consu miran en Ue'dos y gastos de escritorio la renta. . Tienen los hospicios ínti ma rela- ^ c°n la enseñanza, y con el socorro e los artesanos pobres, . Por esto es absplutam ente necesa- ' que las artes en el ho spicio se en- ^ttert 14ej m¡smo modo que en los gre- ?11.0s ? que haya los propr ios examenes. 'goales obligaciones en los maestros ^feriados, que estén dent ro del mismo Ospicio trabajando, ó en señando ios examenes de maestros. , £l examen de los oficiales , que se ecihen de maestros, debe hacerse en Jático dentro de las casas deayunta- c lent0» para que conste la legalidad, °u que se executa este ac to, y la caliíi- 04 ca-200 Educación caciondela suficiencia del aprobado- Conviene estén arreglados los chos de este ultimo examen; escusan^ del todo propinas.refrescos, ni otros g3*' tos ruinosos; castigando severamente v contravención, y privando de oficio 3 los que incurran en ella. Aun quando alguno quiera volm1' tartamente dar tales propinas ó refreí eos, no conviene por manera algufl3 admitirlos; por quanto el exemplo tras' ciende á los demás ; especialmente & una nación honrada y pundonorosa, 0,ue estiende su generosidad mas allá de 1°/ posibles de cada uno. Si se tolera el prl', mer egemplar, todos le-seguirán; se har3 estilo j y quedará inutilizada la regla,qütf se desea poner. Por esta causa tienen obligado1* muy estréchalos jueces,de ata jar tales e*' cesos, d qualesquier otros pretextos, 0 galanterías privadas de regalos, o' ag3' sajos. Porque la condescendencia v° renueve los abusos , que tanto per" jui'• . popular. |0t Juicio causan i los cuerpos de oficios, tanto trabajo cuesta ahora desarraí- gaos, una vez que se hayan vuelto á Producir. " - . En ios gremios mas ricos puede se- c?larse alguna cantidad por, la recep- ,°n de maestro, para convertir su pro- meto e n fomentar los adelantamientos ,eUrte respetivo. Masesta suma debe estar determi- na invariablemente en las ordenan- v3s» S}Ú poder aumentarla, aunquando 0lUntariamente se ofrezca.-á fin de cor- ar Jas competencias y excesos, que la an¡dad suele inspirar. Si alguno no pudiere pagar á la en- rada, se le debería dar toda la espera, (JUe racionalmente pidiere, y necesite, f fil que quiera después concurrir al Ornento , y mayor progeso de su ofi- '° °' arte tendrá ocasión de hacerlo J as adelante con utilidad común , y sin *Usar exemplares, perjudiciales a7 la rigo- sa observancia de las ordenanzas. En202 Educación t « En ellas conviene esté prevenid2 forma, con que se ha de invertir el caU' ¿al, que rinda este arbitrio y la cuenta }- razón, que debe tomar la Justicia al »n Áú año y como también la seguridad # su custodia, é inversión. $. x* • É Delaspreeminencias délos Maestro8»/ libertad de poner tiendas, y obradores s,lf guardar distancia, ni demarcación er¡tfj ¿i¡corrigiéndose la jurisprudencia mUffw pal de sus ordenanzas, que estubiere jectnosa, por los Magistrados, a quft' nes pertenece, si hallasen funda- das estas reflexiones. Todo maestro examinado puede p0' ner taller ú obrador libremente, y exer" cer desde que tenga la carta de e0 men, su arte, oficio 6 profesión coIi oficiales b sin ellos. El número de oficiales no aument3 lasj popular. 20} . Preminencias del maestro ;ni hay ^veniente, en que él mismo sien- 0,0>trabaje como oficial, hasta que en* )entre caudal, ó dote para establecer ,u<*rador. í ^n teniéndole, es necesario que enr e» y para ello que á lo menos ad- la Un aprendiz: en lo qual recibe el c estro auxilio, y se perpetúa la ense- - las artes, y habilidades esta- ec'das en el Reyno. Estas se han ,?n*a de las artes', y habilidades estar lecidas en el Rey no, Estas se han olv¡dado ó perdido, por el descuido de n° obligar los maestros á la enseñanza, 111 dar á esta reglas, De no haber sobre ella método cons- ante-. ha resultado , que algunos maes- r°sse resisten á tener aprendices: cosa ^Ue no se debe permitir á ninguno, que lenga taller, ú obrador de maestro. Todo maestro puede pedir la justa ^ecOmpei>sa de la enseñanza del apren- lz»d los medios de que este le recóm- ase el trabajo deeducarle. -Pero no ha de ser arbitraria esta re- com-204 Educación « compensa, la qual debe estar arreg'3^ en las ordenanzas del arte ó gremio'• manera que sobre ella no haya altfr' cationes, abusos d malas inteligencia5' El alistar en gremios los de un proprio oficio, no tiene tamp°c° inconveniente; antes es una regla de p0' Ücía, digna de seguirse. Pues de estf modo se saben en cada pueblo los mae*' tros de todo oficio , y los oficiales / aprendices, que mantiene en partícula cada maestro. . Es fácil por este medio advertir ^ decadencia ¿aumento, que lleva aquel arte, y el porte de cada maestro fo1* susoficialesy aprendices: cosa muy csen' cial en sí misma. Porque si estos vfe* tros no tratan con afición , é interésd, instruir, i sus aprendices y oficia lest nl hay quien zele sobre ello; faltará á ^ mismas artes aquella instrucción sólida» que las hace florecer. Los veedores y examinadores ^ cesariamente han de ser maestros red'popular. 205 j. q°s > de conocida probidad, y sobresa- ltes en su arte; para que concurra en 0s la pericia necesaria. , una qüestion freqüente en Ma- lcl>y en algunos otros pueblos grandes c.reg)ar y hacer observar la demarca- °* distancia, en que cada maestro ** ede poner su tienda ú obrador. Algunos han creído ser de suma im> v Rancia reducir á ordenanza uno y ^ 0 > buscando razones especiosas, yá Parecer sólidas, y de pública utilidad, Cn que fundarlo. Si la utilidad de encerrar endemar- t&o 0n ^oscuerPos de artesanos, se ha de- strado,debe probarse:d por la conve- Qu^* ^ P"^'lco» H Por c* estimulo \ e »a demarcación, ó arreglo dedistan- » s de tiendas y obradores traygan al ^ento de las artes y oficios. y. * odas las razones, que se alegan, <}e^en * reducirse ádos. La una se toma tro lnter^sPart'cu^ar<^e los mismos maes- • esto es para que el mas moderno no206 Educación no perjudique al mas antiguo , sitúa»0 su tienda ú obrador , inmediato al áe otro: ó por mejor decir, solo tiene el (ie que no le quite sus parroquianos. Esta causal es miserable, y solocoij" tribuye á estancar en pocos maestros lj ganancia, y el monopolio; dividien^°e pueblo, y el caserío del vecindario asü mero arbitrio. Al público le es indiferente, que && pache menos el maestro mas antig1'0' que el moderno; ó al contrario. El verdadero interés del común coV siste, en que la emulación no nazca & estanco, ni predilección ; ó de cereal"'" sino de aplicación á perfeccionar los^ fieros de la industria , con gusto y c con desasosiego de otros vecinos °nrados; y i confundir los buenos arte- n°s con los malos del mismo arte. i fi^08 P^ateros en Madrid gozan des- des del siglo pasado, por sus Grác- il Aseste derecho de demarcación en c*Ue ¿ qUe Harrian de la platería , y ^mediaciones. c La experiencia ha hecho ver la po- sibilidad de conservar esta demar- tJCl0n> sin notable incomodidad del res- 0 del vecindario. Y asi müchos plate- s s« han establecido fuera de la de- dación ; j algunos han hecho lucro ,e e^a , vendiéndola á los mercaderes p seda, que por iguales principios as- Plranáestenderóesobre la platería: de £Ue resultan píeytos continuos en el °nsejo, y Junta de comercio. razón. ó de otras partes del Rey no. La Rancia arregíadá limita el número las tiendas , talleres ú obradores in- fectamente: da perferencía la material !lt^cion tal vez al maestro de menos {,¡¡i!| a"ilidad,y al fin el público , sin cuy a Jí j Noticia se executa , lo padece. ^a demarcación en cierto recinto parece notablemente el alquilerde las ,/ tleadas: ocasiona pleytos de despojos,11 a Educación , ó preferencia en el arriendo; y lo Pc de todo es causa del monopolio. Lo que seguramente importa al blico, para animar la industriales que ^ gentes vendan , trabajen, y compré ^------ .-------7------, / , su satisfacción, libremente en todas p* tes; escusandoles pleytos, tasas inde das, y opresiones. Este libre exercicio de la indwstf y contratación, no conviene, que se traiga por tales medios, ni otros; allt se deben corregir y abolir entérame11^ las ordenanzas gremiales , que coart el justo arbitrio de cada maestro > ótr^ fkantejdexando ilesa la naturalfacu'13 de situarse,donde bien visto le fuere»0 sea en ciudades,.villas , d aldeas, se$* le acomodaren á su gusto , ó á sus reses: asi como un letrado d medi^ puede poner su estudio donde quiefí' procurando unos y otros distinguid' para ser buscados, por su saber y bue^ conducta ; pero nunca por la arreg'3" j distancia de susviviendas.popular. 215 *mi quanto á la demarcación de tra- jQs ,tes y mercaderes, son aun mayores jj . Inc°nvenientes : vendrá ocasión de jjq 'arcoqseparación en otro lugar, por . 5exar ahora péndulo el discurso prin- gado. r los ^° ^Ue s* 'mPorta respecto í todos artesanos, es que los talleres de ios parCstr°s sean manifiestos y conocidos, v ev'tar laudes ó abusos, y poderlos «er'T ^ Correg'r á tiempo. Este debe 1 r eI cuidado del veedor, y alcalde de ^ rri°, para ir anotando las nuevas tien- jQsS °'talleres, que se establecieren , en .s lloroS, que deben tener estos alcaldes QeI vecindario. Tampoco se pueden permitir las danzas exclusivas de los oficiales, ó jiaestrosforasteros, ni de losestraqgeros, 0rque tales ordenanzas serían noto- ^oiente contrarias i las L,eyes del Rey- »Cédulas, y Autos-acordados: ade- , as de oponerse á la propagación de S *rtes j i su mejoramiento. 5 y al au- n mea*212}. Educación mentó del número de los artesanos,sU talleres, y obradores. Simón Gará necesito seguir P^'f reñido con el gremio de maestros coches, mas que por ser estrangero*efl razón del examen , para poner su ta' 11er , á causa de no quererle admití1"' La protección de S. M. á consu" del Consejo , allanó estas d¡rKu^3 des; y desde que se estableció este ce'¿' bre artista , se ha propa gado el bue' gusto en el corte , medidas, pintura rf ornato de los coches. Todos se k3 cen ya en Madrid , sin necesidad de tfa erlos de fuera del Reyno ; y sm I02 ¿ el camino pierdan la mitad de su sistencia. El transporte por sí solo aU mentaría úneoste muy considerable Estos maestros de fuera , que s°a muy sobresalientes, enseñan á aqVe , oficiales españoles^ que necesitan vakf' se en sus talleres; y nuestros maest^ trabajan á su exemplo en la perfecc¡olJ "délas obras, y en el conocimiento de l°5. . popular. -15 frumentos ó secretos, que Ies faltan. De esta suerte se propagan, y se PWen las artes en todos los países cultos; ^moviendo aquellas trabas, y gastos es- tados , con que se gravaba á los maes- tr°s»que intenten establecer de nuevo ^ obradores , y talleres. Pues Inútil *eriael examen de los maestros; si hu- yesen de pasar por tales vexaciones,solo P°r alistarse en un gremio ; cuya cir- CUjistancia no les añade pericia, si no la ^aen ya. Un maestro con su taller, se reputa •j-°mo cabeza de familia , y está esento **el sorteo y servicio militar, conforme ak Real ordenanza de reemplazos. Si fuere idóneo para los oficios con - Cegiles , ó de república ; cosa puesta en razon es,quc componiendo los artesanos jjna porción tan considerable del pue- :l)lo,tengan parte en estos oficios de con- ejo. Luego que llegan a ser maestros ^e su arte , y han cumplido la edad re- ferida por las lpyes,seies 4«be. conside- o 4 rar,2i¿> Educación rar,como arraigados y vecinos.Este ap^ ció de la aplicación y de la pericia, eS el medio , que va propuesto , de poneí en estimación las artes. Por mas aprobaciones, que tengat¡ las ordenanzas gremiales, no pueden,1,1 deben subsistir en lo que induzgan eí' tancos, coligaciones perjudiciales de 1°J artesanos, imposiciones, y exacción^ indebidas ; ó formalidades dañosas * los maestros, y á sus prerrogativas. Pue5 en lo que ofendan estos, y semejan^' principios públicos, ó derechos de tef' cero, no tienen fuerza, ni vigor algún0, Puestoque todas las a probaciones se dsi' pachán por el Consejo con reserva > 1 sin perjuicio del Real patrimonio , &c público, ó de tercero. Siesta legislacio*1 municipal tiene indubitablemente p°f objeto el bien público , mal puede est»' marse, como irrevocable nada , que ^ perjudique. Las nociones políticas no han sid0 familiares en partedel siglo pasado,hast* es-t0sUltimos tiempos, en punto á los «cios é industria del pueblo. Cada na- borí (*) na jd0 reflexíonandosobre eles* tado de sus artes y oficios, para corregir ^ kgislacion municipal, en lo queestu- lese defectuosa; y prestar los auxilios pr°porcionad osá su fomento. Todo esto 5e ^tiende á medida , que su cálculo Pático se va perfeccionando en la na- ^l°n ♦ y haciéndose común este modo e discurrir, qtiees el único que puede W*r al acierto. . Es puesnecesarioreveercondiligen- c»a las ordenanzas gremiales, para apar-» 4r de ellas todos los abusos, contribu- ^'pnes indebidas, y disposiciones perju- . Ic'ales al cpmun, en esta porción de la ' Aprudencia municipal. (*) ¿ Los ^ > En Inglaterra se cometieron por muchos siglos ó oí* ^rin^eK yerros en la constitución de gre míos, )e Pidona, como ellos llaman. En Francia ca- y ^ en ellos desde el Duque de Sully , vendiendo fthr¡ean,do muchos empleos gremiales, con grave per- $M público ■y Sobre las precauciones, con que se debe»218 Educación Los gremios de un mismo ofcl0t aunque tengan relación entre sí , ca uno aspira á constituir uncuerpo iftp pendiente ó privativo, y con separacj011 deben ser protegidos relativamente ásl1 situación en todo el Reyno. Los <\ü tienen des pacho á la lengua del agl,í por via de la navegación, nodeb en fm i_!_____J^ examinar, y aprobar las ordenanzas de los gremio5;^ trata en el párrafo trece de este discurso ; y es mJ- ría muy digna de tenerse á la vista en los casos o° e rentes. La acerada fornucion de ordenanzas ?'^¡^i genero , es la clave, para cimentar una constit^ ^ feliz de ías artes en el Reyno ; y en que hasta an°5{ no se han apurado los principios permanentes, 4'-"ír0; deben abrazar, para seguir systcma. Losjuriscons11^,, regnícolas no han atendido suficientemente esXCJef pártante ramo de la jurisprudencia pública del*~j:¡, no. García toledana en su interpretación á las ^°\¡} cas del v'umm, ayuda en algo á concordar las 1^ Romanas con las Españolas. Es un autor, 9U ^ debe leer , mientras la nación no produce' otra ni3S circunstanc ada , y conveniente á la práctica- jurisconsultos alemanes han trabajado mucho en materia 5 y acomodando su doctrina á lo que c ü¡' h españa , pueden ser útiles. Los iranceses han vado el asunto i mayor perfección en su idiorrtf ^ tivo; cuyo conocimiento es del todo necesario, V el inglés,,á los que traten de la legislación^ cipal de los oficios. El ingenio no basta , sin un* p:osalectura de las obras economías, y politicé-¿jj. • popular. 219 » aicar i los que están tierra adentro, ■f Rue solo pueden vender para el con- llt*o interior. Tai es la qüestion , que se ventila ,tre el gremio de zapateros de Ma- , » y los tratantes en zapatos de Bar- Celona. ^ Esta observación y diferencia no e«ado por lo común suficientemen- advertida; y es uno de los casos, en •I e las manufacturas de un mismo es- <3o> se pueden perjudicar mutuamente. : s, xi . los Veedores, y Examinadores délos gremios,y délos oficios. Todos los cuerpos de artes y oficios, requieren maniobras y enseñanza, ^ansugetos á examen ,• y para hacerle ^letl y fielmente fson menester dos vee- 0res o' examinadores, escogidos de los Astros hábiles, y de mas capacidad de ca-220 Edueathrt . cada oficio en el pueblo, que las itf llaman personas expertas. Las leyes del Rey no con sideral muy despacio í petición de las cortes,etI un tiempo, en que España tenia número de manufacturas, queel resto o Europa, quan necesario era elegir est? veedores o examinadores con integ1}' dad y acierto; y lo fiaron a la Justi<# y ayuntamiento de los pueblos resrtfc' tivos, donde deben jurar sus encargo5' Estas leyes no se guardan en algu' ñas partes con el rigor y exactitud, °^ convendría , para evitar parcialidad elJ la elección de tales veedores j asegU^ toda rectitud en los examines j y ^ mover la perfeccioa de su oficio. Ahora se cree, que el oficio de ves' dor de gremio está reducido á coged^' ó cobrador de los tributos, que paga* según su quota, los iadividos de él. ¡Tanto llegan í teclinar las co$& y olvidarse , quando las Justicias $° cuidan, de que los artesanos y de^3* 1 el*', popular. 221 c,í!*s del Estado, cumplan con sus res- petivas ordenanzas civiles! El veedor es un inspector, de co* ^ lo hacen los maestros : á él toca honestarles , y dar cuenta á la justi- ^la« El debe poner el sello í las merca- rías, que labran los de su arte; y en n á él pertenece hacer los exámenes, ^Ue es la mayor confianza, que se puede h»cer de un hábil artesano. Las ordenanzas ó costumbres con- tarías de un gremio s no pueden tam- poco dar título, ni causar legítima pres- Cr,pcion, para sostenerlas en lo quesean c°rntrarias al bien particular ,ó contra el ^blico. Antes se deben corregir * y res- ^olecer i las Justicias y Ayuntamientos libre, gratuita, y justificada elec- ción de tales veedores ó examinadores ?e cada oficio; buscando para servirles, *?s personas mas beneméritas, hábiles, y Qesi*weresadas entre los maestros. (*) Wc ci^ea3?, *° $vc con mas extcns'on se trata so- íL¿[ nombramiento , y régimen & los gremios en 1222 Educación En los examenes y visitas, tales ve* dores han de proceder con zelo, y á la justicia y á su arte, sin acepción " personas. Esta contemplación suele e*' perimentarse,respectoa' los hijos deotr^ maestros, á quienes por predilección0 parcialidad , suelen disimular el tkftf del aprendizageyy aun la suficiencia £011 perjuicio del bien público. El atender en igualdad de apl'ca' cion y talento á el hijo de un maeS' tro , no es mal alguno ; antes de ef suerte se arraigan los oficios en las & millas. Pero admitir á el hijo de un m3^ tro, que no está capaz de exercerle h'i^ en la clase de maestro, exigiéndole dc , popular. 222, s> Para ciar parte á la justicia de lo hallasen fácil de remedio ; ni tam- j|0co meditan los modos , de que no aya ociosos , ni desaplicados en el pernio. , A- los veedores y cuerpos gremia- ' por ninguna manera se les ha de ? erar , mezclarse en los negocios polí- !^°s 5 cuya inspección pertenece á ios ag'strados y ayuntamientos, pero ja- ^ á los gremios: á menos que algu- 1108 de sus individuos tengan olícío con- gU-en el mismo ayuntamiento. En- ,0nces es su representación meramente Cn calidad de vecino, sin que pucd.i c°nfund*ula con los intereses gremiales. Esta discreción y diferencia de re- Presentac¡ones en una misma persona, ,?s ^uy conveniente, para mantener el Uen orden de los gremios j cuidando duchos los Jueces por su parte, de que Se observe toda puntualidad en la en- Sl,üanza . v en las maniobras mas ne Cesarias del arte ; como asimismo en la edu 1224 Educación educación y buenas costumbres de »f artesanos; y sobre todo en la subord'' nación ásus inmediatos directores, <\üC son los padres y maestros, según qued* advertido. Hasta aquí se han enumerado & obligaciones de todas las clases, desdeeI aprendiz hasta el veedor : sería f°c° eficaz el cumplimiento de los buenos» si no.contribuye tambjen á fomentará la autoridad de los jueces. S. XIL Del cuidado, que dehen tener las f1,s' ticiasy Ayuntamientos en lo tocante ¿la policía gremial, obrando según las leyes\ La condición humanare ordín3^ propensa á contravenir las proh óe las leyes mas saludables, no siempr<; obedece las disposiciones y ayisos de ^ padrt'6 y maestros.popular. '225 Las leyes entrañen semejante caso bsidiariamente ,ya imponiendo casti- |0s> ya tomando providencias preven- „Vas>para que los subditos vivan con tegla. 4 , Los artesanoscomponen,comoque- a Manifestado y una parte considerable Pueblo, y en el concepto de vecinos 3ri sugetos á las leyes comunes. ^. .^Q quanto profesores de arte , é in- . lVlduos de gremio , las leyes someten finiente los artesanos a las Justicias ainarias} y í los Ayuntamientos, r Y aunque dexan á los gremios la l,*tad de proponer ordenanzas, esta- ^sTn ^ P c*3í * ^ue deben estar ac^c" l°s menestrales , con sugecion en Iq! Casos a ^cs Jueces y a^ Regimien- 'Prohibiéndoles toda unión ilícita. Vcj La Justicia y Ayuntamiento deben . ar privativa, y atentamente en la bue- irf ^ P°u'cía de los gremios; sin que les val- u^fo ,ni esencion alguna. ** los Jueces toca la ejecución di P, U- . --^ (*) Las palabras de la ley dicen asi en á la potestad executriz : La Justicia extcnte >*' en días (las ordenanzas ) contenidas. 22<5 Educación las penas, y por consiguiente toda te ciplina , y corrección de los men£Str3' les, como asi lo ordena la ley 4, tit- lib. 8 déla Recopilación.(*) Es de notable perjuicio todo ruc^' d esencion que ios artesanos intenten fl la jurisdicion ordinaria ; y solo pu£ de contribuir semejante libertad a ra^ recer pandillas , y coligaciones de cuerpos gremiales. Las leyes del Reyno con muy s3' dables fines, quisieron de largo tieflT prevenir tales inconvenientes; p°r ^ ser razonable , que los artesanos ten» un fuero particular, que ni los labra" res, nilosdemás vecinos desfrutan. El fuero en los artesanos es de P,,; res conseqüencias, por su mayor dad de agabillarse ; hacer resisten^35, las Justicias j constituir monopoli0 y bp • , , popular. il-j rnil que la Justicia y el Regimiento de- j lan tener , conforme á su instituto, de hartes y oficios. Carecerá increíble á los lectores, jlll^unas disposiciones muy sabias, y úti- eí a la causa pública, estén tan olvida- Jjsjy tan perjudicada la autoridad délos . agistrados Reales y municipales. De 1 se debe inferir el antiguo origen, que a® la decadencia de las artes ; y la ne- . Sldaddequela superioridad del Conse- £ °bliguc alas Justicias y Regimientos, an con lo que deben, donde P 3 Pcr~250 Educación < permanezcan inobservadas la lev£S J pragmáticas, que prescriben la suborC* nación de los artesanos á los Jueces of narios ,y á los Ayuntamientos. . A la verdad < qué asunto pue interesar mas al bien común del lM no , ni merecer mayor vigilancia a1 Jueces ordinarios y á los Regidores? Estas providencias no tienen la ú ■ culpa de ser modernas , para compa, cet su falta de cumplimiento. Están f sertas en el cuerpo del derecho y fueron deducidas de la mas ilustr política. Sean leyes antiguas , ó m°^ef jias, merecen el mayor respeto, y Ia s misa execucion de los subditos. Es pues máxima general de las \tf del Rey no « que la Justicia y Regid°J » decada ciudad , villa ,ólugar vea11 «'ordenanzas, que para el uso y e* »>cicio de los tales oficios tubiereni / »> platiquen con personas expertas W »hagan las que fueren necesarias pa w el uso de los dichos oficios; y ^popular. 231 >tr°de sesenta dias las embien al nues- ■ tr° Consejo, para que en él se vean, *y provea lo que convenga, y entre- tanto usen de ellas. Las ordenanzas, que forman la juris- prudencia municipal de los gremios, no Pueden correr sin examen , revisión, y 'Probación le pítima. El examen ha de ser por personas **pertas, de cuyo dictamen se valgan Justicia y Ayuntamiento,paraenterar- ^e de las reglas, y policía conveniente j ' arte , que solo pueden desentrañar 0s profesores facultativos. , A estos-pertenece advertir y cortcr £lr ♦ al tiempo de hacerse en el Ayunta- miento su revisión , no solo aquellos Afectos, que resultaren de su informe, corno peritos» ó personas expertas ; sino latnbien instruir, y enterar de viva voz * los vocales del Ayuntamiento, para °iUe todos se actúen bien de lo que con- dene estatuir. E>ebc sucesivamente examinarse por P4 laEducación j j la Justicia y Regimiento todo lo ^ ofenda la jurisdicion ordinaria ;los ^' rechos públicos, ó el respeto debid° d los artesanos á los padres , tutores»/ maestros; y finalmente quanto pued impedir los justos progresos de las ma' nufacturas respectivas, y su despacb0' La aprobación de las ordena^5 gremiales debe hacerse por el Consej0' tomando todos ios informes oportuno»» y oyendo áqualesquier legítimos contf*' dictores; para que con sistema y reU' nion de principios no se permitan ef semejantes ordenanzas fueros, ó peíjü" cios del común ; antes en todo se pr°cC' da con aquella previsión , que es ^ propia y constante en el Consejo. Las ordenanzas antiguas se per*111' ten observar} intevinse forman las flue' vas: pues aunque estén aprobadas»0" prescriben contra qualquier alteración que el tiempo aconseje hacer á may°f beneficio , y fomento legítimo de l°s artesanos; ni sería justo, que entretanto vi-V| . popular. 233 IVlesen los oficios sin regla alguna. Aunque á la primera vista parezca , uy fácil asunto la revisión de las or- erianzas gremiales* yo entiendo, que es na délas materias mas complicadas,gra- ve* ' • t • ^ e importantes, que pueden ocurrir. j asi me ha parecido tocar este particu- ar con separación, y de intento en es- ,e discurso : sometiendo mis reflexiones ' la sabiduría del Consejo , á quien per- jenece, conforme á lo dispuesto en las ^es del Reyno , prescribir , adop- Clertamentc , darnentai ele la relación de los gr~ jl0s al cuerpo político del Estado y de 0 ^Ue sin perjuicio de este , conviene rdv.nar respecto á cada Gremio. Estas aciones se hallan obscurecidas, ó mal servadas en las muchas ordenanzas Jreniiales, que he reconocido ; y que en ? ^cil reí*ormar » sin convenir antes c *°s principios fundamentales , que Aducen al justo establecimiento de las »y fixar las reglas oportunas. Estas . -lamente requieren un conocimiento ndarnental de la relación de los gre-234 Educación las comunidades de artesanos. . Si se trata en las ordenanzas "¿j3 vorecer el arte y el trabajo, todo sed be ampliar a su favor, porque en & interesa el bien común. Es del caso también, que las Justr cias tengan mucho cuidado en las dfref siones públicas de los artesanos, de cu) necesidad se ha hablado en otro lugaf' Los Griegos, entre quienes florecie^ las artes., con ventaja en muchas á1 •tiempos presentes, tenían Magistral particulares, que presidian, y arregla"53 sus juegos, y diversiones licitas .• UarIia dos Gymnasi'archas. (18) (18) Onosandrolo refiere en su arateg¡ca c*?- Eran estos Intendentes de los specticuloSj P^, ñas elegidas entre los Romanos por el público > f y puestas para contener los luchadores en las i®, establecidas; y comunmente se escocían de las \& $ ñas acomodadas , que costeaban todos los gastos >*» ocurrían en estas diversiones. . $ Xos Atenienses tenían estos mismos Mafíis^^ elegidos por la república , de los quales habí* 1 l, crates en una de sus oracionss 5 y lo mismo se je servaba en el resto de la Grecia , y en el As¡3 o0' tanto florecieron las artes, y la milicia.popular. 235 ta alguno disonará á la primera vis- Semejante cuidado, y no me admira, ^ e tropiecen , en lo que es clarísimo Jlra los que hayan reflexionado las cos- tures de las naciones, que han sido as respetables y temidas en lo antiguo. ¿¿^V No ~——___ na$¡ar Maestros públicos, llamdos también Gym- tas' Caj»que instruían en estas diversiones hones- la ;¿ P'iWicas á la juventud ; y en todo intervenía Jeye toridad del Magistrado , v la previsión de las 1 para evitar desordenes, ó inconvenientes, 'as • ^os tiempos mas guerreros de nuestra nación fest^^ y torneos eran presididas de los nobles de ja st".u.uidos, y se podían mirar como la escuela diere n - !¡c'a ^c a1ue^os tiempos, pues tanta gloria CsPañoia 'aS arn'as > Y a l°s progresos de la nación itan^ualquiera que lea los úcveos Griegos y Ro- ban 2\ • vera que estas públicas di versiones agilita- Veloc« ^,Ue^° » y mn sus excrcicios robustos, y si|S j-es ja$ palestras, en que los jóvenes aumentaban dijp "e.rías » y sí les tocaba ir á la guerra tenían una Por 5lClon ventajosa , para tomar Jas armas; sin que estragasen la inocencia de las costumbres. Una e £ °*tos certámenes, v juegos públicos, venía Diyn sF'ecie de contento general, y un amor al co- tí)^ ' ^ siempre debe cultivarse por aquellos ca- pera/' han probado bien en Jas naciones prós- y entre nuestros mayores. rel!pi a.es m' an'mo aprobar cosas, que ofenda la Cept'0,1 >.ni las costumbr es inocentes: en este con- querido , que es conforme , y aun conveniente pa_l^d Educación . No todos han leído los hechos»10 ritos, y la policía de aquellas gentes»/ no es de admirar,que midiendo al fl^11 do actual por el orizonte , que se & presenta, tarden en entender lo que sS trata. Pero si advierten , que en las cort' das de toros, y representaciones de te3' tro preside la Justicia , ¿por qué no O* beria hacerse lo mismo en las diversio- nes de los populares } arreglándolas / para evitar el abandono actual de los artesanos, poner las diversiones en aquel punto, y orden H conviene á una sabia , y vigilante policía. ^ La embriaguez, que trae la actual práctica de ^ artesanos en los dias f.stivos, con la detención en tabernas, y las comilonas que al 1 i ha: en, no las ap¡, vaban ni aun los Gentiles. Agesilao , según el monio de Xenophonte , decia que era menester gü . darse tanto de la borrachera , como de la locura > de la demasía en el comer , como de la ptreza- ~, Supuesto que los hombres necesitan de alguna Creación en los dias de vagar , á el Magistrado t°£fl proporcionárselas , sin el riesgo de que degeneren vicios : poniendo en ellas discreción y orden- Jg suerte qu: el descuido no decline en corrupción una ridicula nimiedad en opresión , como la que ct\ caba Juvenal á el vano Othou, por la afectada <*w tincan de la cUjcs en los ¿istsutos del centro»£ popular. 2%7 dentándolas, para que tengan unos j?*°s de recreo ¡nocente en los dias de e$ta , á fin de volver al trabajo con este alivio? La naturaleza del hombre siempre fs ^ misma , y pide las diversiones con ^Ual causa , que la aplicación honesta: Pl,es ambas conducen á procurarse cada n° los medios de subsistir sano , robus- lo > y contento en su estado. $.xni. ^ la formación de gremios , y apro- bación de sus ordenanzas, o sea de la, legislación gremial» Todos ios cuerpos políticos del Es- *ado quieren regla y orden , para ser "leu regidos í beneficio, del público y Cot* utilidad de los particulares, que los Aponen. Sus leyes en nada han de contra- erse á las generales del Reyno. Y asi238 'Educación asi los gremios deben circunscribir ^ ordenanzas, que presenten i la apro^3' cion, dentro de estos precisos límites* No pueden de propia autoría3'1 asociarse tales gremios > formar esta^' tos, ni establecer convenciones, sin 0°' ticia y aprobación de la autoridad ^ gislativa. Toda transgresión en ambos pul1' tos tiene rigorosas penas en las leyeS' que jamas consienten ayuntamientos^ gentes, sin conocimiento del Rey ó & su Consejo. Los gremios legítimamente erig1' dos, necesitan reglas políticas ; y el*0* solo tienen la libertad de proponerla El legislador las puede reprobar e11 lo que no las estime convenientes >fC' vocar las dadas , d prefinir nuevos & tatutos , según la variedad de los ú&ar pos; abusos que se hayan experimant*' do , ó adelantamientos que convenga dar alas artes. Esta legislación gremial tiene $u5 re-f . popular. 259 8'as, que jam^s conviene pierdan de *fta los Magistrados, á cuyo conoci- ^'ento t y examen vinieren tales orde- nas. 1 Horacio fixa la época , en que enl- azaron las leyes y la fortificación de s P'azas, en un mismo tiempo, j A. la verdad cauta debe de ser la egislacion , para mantener en su debi- g° Qrden á toda clase de ciudadanos , á jn de asegurar la paz y concordia de ?s subditos ; y librar á unos de la opre- *0l> de otros. Esto asegura el buen régimen ¡n- ter¡or, mientras las plazas de la fronte- ra k' I *>Dien guardadas,arredran al enemigo, intenta invadirnos. ^ Los que desprecian los oficios, no an creido, que las ordenanzas de grér ^'°s merezcan gran estudio , y de ahí ^ana en parte su decadencia. Es muy propio del presente discur- *° proponer las principales observacio- 65 > que se me ofrecen acerca de la for-140 Educación A formación , revisión, y aprobación" semejantes estatutos; cuya inspecci^' como acaba de decirse en el párr^ precedente, encomendaron nuestras*'! yes a la sabia.y vigilante penetración & Consejo. Deben en primer lugar los grem'05 y sus ordenanzas estar abiertas , pafS admitir á todos los profesores hábÜcS' sin formar número fixo , y exclusivo, j Las ordenanzas, que propongan3 Consejo para su examen y aprobacio15' deben tener por objeto la subordiné'0" á los padres, á los maestros, y í la r?' ticia ; y la aplicación de todos á cunip'1 con el oficio, que abrazan. No ¡>e debe impedir á cada orern^' que en su ordenanza se encamine á & cilitar todo el justo arbitrio de pro^' rarse el bien ;sin perjudicaren un aPp ce ala felicidad de la nación , ni a Ja otros pueblos , ó cuerpos partícula^3 de ella. Los gremios forman una asocia^0ie popular. Personas de una propia profesión, bienes concurren iguales intereses; °s mismos conocimientos, y una edu- l°n por lo común casi uniforme:ora a de artesanes, ó de comerciantes. «oí S artesanos en sus ordenanzas c 0 deben incluir las leyes políticas, to- j. tes á sus diferentes clases de apren- .Ces» oficiales . maestros, y examina- res. 7 &n el contexto de este discurso se P llHan las reglas generales de su res- ¡j'ya conducta, que es fácil acomo- ar á cada arte. 0 , Cambien deben comprehender sus panzas los auxilios, que les son coa- c nientts, y los modos de distribuirlos n justicia, é igualdad á todos. La subordinación respectiva , y el ^ tQdo de hacerla observar por un mo- ^ paterno y económico , es otra parte ^ fsta jurisprudencia particular ; sien- •° justo , que la legislación municipal el gremio, ó arte autorice á los padrea q a l?42 Educación y- maestros, para contener en su debe á los hijos, y í los discípulos según c°r' responde. Como puede haber negligencia, 1 omisión , o tenacidad en algunos )Oy" nes, ensordeciendo á la voz de sus p3' dres y maestros, pertenece á las ticias excitarles , y aun apremiarles3 cumplir con sus obligaciones. Si hay reincidencias, ó gravedad eíl las faltas , es forzoso recurrirá los ca5' tigos proporcionados á los excesos i clarándose en las ordenanzas de c¿d3 arte con la claridad posible, baxosub°f' dinacion precisa á los Jueces ordinan03. Los delitos comunes no deben efl' trar en esta legislación, y mucho m^a<>s los atroces; porque unos y otros co^' viene, y están en efecto sometidos,3 disposición general del derecho: pof ^ qual nada deben establecer las ordena11' zas dé artesanos en este punto. Los veedoies, prohombres , d c0" «ules no pueden tomar 3 ni tener alltírpopular. 243 d , ^«ni representación alguna pública , gremio ; ni la tienen , para celebrar convocar Juntas de sus oficiales , y ^cho menos de todos los individuos 611 comun. Jamas gremio alguno puede juntar- Para negocios públicos, ni permitir- e en sus ordenanzas; porque sin duda aeria visibles inconvenientes, mezdan- °Se los artesanos en lo que no les toca, ,1 ^tienden. Esto no les excluye de °s derechos, que les corresponden co- 1110 vecinos , según queda distinguido. . Aun en sus pleytos, é instancias par- bulares del respectivo arte , si necesita* retl otorgar poderes , para seguir pley- °s> deben pedir licencia con expresión e causa á la justicia ; y esta la deberá eor»ceder,si hallare justo motivo de per- dido: con la circunstancia indispensa- ble presidir la tal junta el juez or- lriario precisamente , y no de otro rao- a°Koncediendose la licencia por escrito. Es error político conceder fuero i qz los244 Educación t . los artesanos en sus ordenanzas, ni "{ otro modo:debiendo estar sugetos dos á la Justicia ordinaria conforme 3 las leyes, por gravísimas y urgentes cau' sas. En su lugar importa al buenordel1 común , abolir qualesquier concesión^5» que pueda haber en contrario. Los tésanos no han de ser mas privilegiad05' que la nobleza y los labradores ; esta11' do unos y otros sugetos a los jueces oí" dinarios. Los estancos y monopolios se hall** prohibidos por las leyes , y condición* de millones, y no deben tolerarse í vor de gremio alguno ; y mucho meo0* concederse de nuevo semejantes ruer0Í y esenciones; aunque terminen solo i Ia' maniobras, á poner armas Reales, y otras cosas, í la primera vista sencilla5. La experiencia diaria hace ver, que í ve tiempo dividen estas concesiones a» pueblo,en facciones perjudiciales: esta* can la industria; y alimentan la desidia* ca desprecio de los jueces ordinarios,*!11*g popular. .q-i iue ^^so»pag. i6i, donde poede verse.246 Educación t 1 conviene sea excluido . tanto naci°n como estrangero, de la entrada eneJ v mió; previniéndolo asi en las orde*1311 zas expresamente, para cortar P^e)'£^ No es justo permitir gravamen^5 refrescos , y propinas en las ordena^ antiguas, ni sería disculpable contifli12' los en las que se establezcan de nu^ Generalmente todas las odiosi^ des, que inducen abatimiento de los0 cios, se deberían borrar de las oxá^ zas; poniéndose un particular cuida" ' en no permitir en adelante, que teflg lugar en rilas semejantes manchas. Los fundamentos, que autoriza^ máximas generales , que han de cof^ ner las ordenanzas , y el orden de exámenes, van especialmente detrK>st, dos en sus lugares , y asi escuso repet losen éste. , Todos estos principios reunid^, colocados por clases, constituyen feneciente i la parte política de lflS denanzasde artesanos. 1po 'Hilar. 2 4"7 parte teehnica, óJaculMiva de as artes, no está sugota á ordenanzas, P0,'que admite continuas variaciones , á pedida que los oficios se adelantan ,ó ^caen. Y como depende del entendi- ^nto, sus combinaciones son ptoduc- j° del discurso , y no de la acción de la ley. Si los oficios se enseñan mal, y es- *ar> en decadencia, serian erróneas d de- ectUosas las reglas , que se diesen; y Poco decente íT la autoridad pública aProbar enseñanzas imperfectas. t Aunque florezcan las artes en qual- 3Uler país, jamás puede decirse., que j!an llegado á su ultimo estado de per- dón ; porque siempre hay , que ade- mar en ej¡as> Este adelantamiento quedaría in- terrUmpido , si la ordenanza fixáse los P^cipios 4el arte. Cada innovación °bugaria á los gremios á una perpetua al- eación de las ordenanzas, haciéndolas entasiado inconstantes, y variables. q4 Se248 Educación , Sería sobre cada cosa necesario ^ más un recurso, lleno de forma incompatibles con el progreso ¿6 artes. De suerte que por este modo darían los oficios en la imposibilidad'1 recibir nuevos progresos , y adelaflta miemos: atenidos á la rigorosa ob#r' vancia de los principios téchnicos, °lxXÍ las ordenanzas, bien ó mal digerid3'' hubiesen establecido en ellas. La parte téchnica se ha de anii°a con instrucción, deducida de los li^0* de cada arte , y de la aplicación de'° artistas i mejorarle ; publicando tod lo que pareciere de nuevo, y que la e* periencia de los peritos acredite ser & cesario , ó provechoso ai oficio. En las leyes del Reyno hay reg^j' tocantes á la bondad de los paños y ^ las sedas. .. ¿Quinto se ha adelantad en estas manufacturas , después que ^ promulgaron? Los Jueces únicos de la partec popular. 149 s°n los maestros del arte. El Magis- mo en tales controversias , se defiere ^ntefarnente al juicio de los mas peri- s 5 y asi lo previenen las leyes. ^ Estos peritos, d maestros acredita- Os>son los que con sus talentos, y larga *Periencia , forman discípulos sdlida- *?e[*te instruidos; sacan manufacturas pilcadas, y las llevan á la debida per- dón. Su crédito y estimación dura, asta qUe ingenios mas sobresalientes no j0l° les compiten, sino que muchas veces ^ aventajan ; ó tal vez varían sustan- cíente la misma manufactura , ó re- íanlas que estabanyá olvidadas, se- °Un las necesidades, los gustos, ó la di- ers,dad de las costumbres nacionales. Si los artífices españoles quedasen ^cidosá un método perpetuo,é inva- able Je enseñar ■ y aprender las artes J °ficios; y las manufacturas estrange- as libres de semejante coartación ; esta lición inutilizaría nuestras fábricas, ga- n&™'3é ¡ tuaimente estos perjudiciales atrasos , porque fwjj los maestros del arte fabrican de cuanta , y t;"!iJJ> ley. El cstran?ero disminuye el anchó, v la HfjeS' guardando solamente el gusto. Como el esp^y t«í iioádo á Ja observancia ce la lev > ésta s¿ ¡j viene, contra su institución , en daño común nación.i, popular. 2$i lan estar unidas , d al contrario. El tornero obliga á el carpintero , á ^Ue necesariamente se valga de él, para ejrnear > pudiendo hacer por sí mismo carpinte?0 esta operación en la ma- era ¡ sin necesitar de otro, por ser cosa tan fácil. V No se aplica el tornero á trabajar ^ Garfil, ni en los metales, como de- lera- Carece lomas del tiempo de ocu- pcion ; y hallándose reducido á una maniobra ( y esta únicamente en la adera ) solo sirve su ocupación á per- judicar al carpintero , y á encarecer la la '• por que las ordenanzas actuales Prec¡san á valerse de ambos oficios, y y re>ultaes, que viven unos y otros por 0 comun en la miseria, y en la rudeza. , El carpintero en Madrid solo pue- e tr»bajar en el pino : las demás es- líes de maderas están reservadas al tbcin¡sta. La madera no debia diversifi- C*r los oficios, sino la variedad de las ^'aciones en el ensamblage,embuti- das25 2 Eduetcion dos, ó delicadeza de las manío^ El carretero no debe tener lilDlta don á las ruedas de los carros y car^ tas: debe trabajar indiferentemente , ruedas de calesas, de coches y de todo f ñero de carruages. El maestro de ctí^ ámenos costa debía valerse para e» operaciones de los carreteros, en cali"3 j de arte auxiliar; como lo executa con herrero, guarnicionero, y pintor. U° ^ quttecto no dexa de ser excelente, at,í> que el edificio corra por su aparej^f'. La unión de los gremios, ó su d¡^1 sion , es punto digno de las especula'0' nes de las sociedades económicas; y se ha tratado hasta ahora en el Reyn°' con la debida atención. Entiendo, ^ es una de las providencias, que n\3 pueden influir al bien délas artes en # paña , y que requieren ciertamente & flexiones, muy detenidas; si se ha dere' glar con acierto este ramo de policía- Pudo acaso ser conveniente el tema introducido de estas divisionesi So dP 1 P°P"J- a • 3'3 ^ H° de la primitiva formación de ^Slr°S §rem,os;quando las artes esta- y j rudas en Europa : los trages d¡pe CosUimbres tenían un tono bien 5e üfefte del nuestro. Lo que entonces c0sa at)a »ahora es desconocido ; y las tnCr ,.cíUe hacen las delicias del día , no i j Clan aprecio , ni daban ocupación y^'fices. Pétu S> PUos' arr'esga(io fixar reglas per- M 1S'en '° que depende del uso , ó W¡ °aPr'cho de los humanos. La legís- Ctib,ri] ^ mas se ha de emplear en pres- y j leyes, á lo que recibe variaciones, d5n regula por casualidades, y acci- £s interminables. lo8 ^° ocupación á muchos artistas. k (r ^.^ntes ya no podrían vivir dees- %*> a)° > y se reirían del que se dedi- co 1,113 tarea' cIue Por ^alta ^e Cm~ ^° podría rendir utilidad efectiva. <\hié sabemos , si las pelucas dura- ran 254 . Educación tfán por muchos siglos, y si los pe/J dos de las mugeres harán la ocupacl de jóvenes robustos, que estarían 111 j bien empleados en la labranza, o e° t exército ? Asi sucederá, quando caig en cuenta las gentes, de que es deStl propio de las criadas. Su ociosidad ^ vemente perjudicial, no debe soSte°e5, se con tanta pérdida de hombres ' tos serian mas útiles, viviendo dedica dos á otros oficios, y apartados de u indecente afeminación. / . s Los barberos deberían unirse 3 peluqueros, y separarse de la honr3 ! y útil profesión de la cirugía ; sin co)J fundir cosas , en sí tan diversas. El mancebo se dedica á afeitar' estudia los elementos de cirugía: apr* de á ser sangrador, y con este solo t' lo exerce de cirujano en todo el &-cJ La sangría es una de tantas opei'a' nes chirúrgicas, y que no debe có» tuir examen , ni oficio separado. ^ El herrador nada tiene , que v¿r ^laa], popular, 255 \i . ytcr,'a' Esta última profesión es- Cíj escuidada, pasando plaza de marís- ^ ' cl que solo sabe adobar las herra- ftUras > y herrar los caballos. La -vetert- artel es un ramo de la medicina , y los Pañoles la" cultivaron en los siglos pa- ;s europeas. c'on Con suPcrlorl"a" a *as otras na~ Sería fácil producir otros exemplos, v ríl demostrar la urgente necesidad, de e el Consejo haga examinar funda- ^ talmente esta separación,6 reunión oe °ficios, para mejorar sus respectivas Qenanzas y policía ; oyendo á perso- Sexpertas, yde acreditada instrucción, ^ío es España el único país, donde j j 'Aprudencia gremial se halla atra- c^> aunque con muy notable diferen- Todas las naciones han caído pri- l° en los yerros; y es mas instruida i Suc sa^e i'krarse de ellos, y de s eaprichos mas prontamente. . £n la estimación y enseñanza de las es » nos llevan las mas grandísima ven-i^<7 Educación ventaja. Estos males dependen de 0 sotros mismos para su remedio; ol dando preocupaciones, y favorecien0 . á las gentes de oficio. . En Francia , y en otros Estados gremios han solido tener número de' minado de maestros, con exclusión admitir otros ; y asi formaban un 100 nopolio, ó estanco. Con motivo de los artistas y caderes, que seguían la corte, conced1 ron los Reyes de Francia á estas " j clases privilegios, y esenciones p^1^. lares. El abuso , que hicieron de ta concesiones, obligó á revocarlas y s j meterlos á la jurisdicion ordinaria &\ Teniente de policía , y al tribunal Chatekt en sus respectivos conocin]1011. tos, con derogación de los anterio^ fueros; cuyos abusos eran perjudic'3. á la prosperidad de los demás merca*3 res y artesanos de París. (19) r Vc-sta De'ainare en tu tratado de f0'" Vlb. I y tit. 1Q, C.lj>. (.,popular. 157 nuestros gremios es poco común ^ ejante restricción. Conviene sin em* ^rE°j estar muy atentos, para no incidic 11 e"a* como queda advertido* ^Ueron hereditarias la9 maestrías, y jj^prado este derecho de la corona de ohf-nC'a• en t'emP° ^e turgencias que '§aron á valerse dee^te arbitrio} sin og . °'sar * ^os propietarios de estos Cl°s, era irremediable el daño. N No habiendo estasenagenaciortesda , aestrías en el Rey no , ni motivo que P'da todo el arreglo , conveniente y Osario : se infiere de esta situación la tea)'or facilidad , que la España tiene de P^ner los artes, y oficios en la activé t¡ • é ilustración que tubieron en lo an* 8l,o j añadiéndoles las nuevas luces, co- pleadas de las restante» partes del e UJ^o , adonde navegan y trafican los ^r°péos > con unta gloria y ventaja. 5-2;8 Educación $. XIV. Continúa el mismo asunto, y se también de las ordenanzas di comercio. Concluiré esta primera parte, hac'f^ do una explicación de la diferencia»4 , advierto entre los gremios de artesa'1^ y los de tratantes, ó mercaderes de t0 especie: con el deseo de aclarar el v^ dadero systema, que conviene segt"f, el establecimiento de nuevos grelí1' , y en un sólido examen de las or^en.au, zas , por que se gobiernan los ya esta15 cidos. t Esta explicación es absolutarfle ^ necesaria ; por no dar causa de corflet , nuevos yerros políticos,en cosa ^¿ta^ji momento ; y por que no está toda suficientemente reflexionada la ma'¿ á mi entender, ^ La asociación de los artesan°s. popula*. W ^ es conveniente , en quanto contn- ,uye í dedicarse á perfeccionar los ofi- j'0s»y á socorrerse recíprocamente. Da ello saca utilidad el común 3 y no cibe perjuicio alguno el Estado. Los tratantes, que venden por me- nino deberían tener gremio ni aso- C'ac'°n porque es autorizar con ella el ^ftopolio, y unir á los que venden en ^juicio del pueblo, que es el compra- ,°r-Porotro lado tales tramantes no pro- jKerinnevas materias, ni manufactura* "^eficio del Estado. Son unos alma- ^'stas. que ahorran al particular elcui- ado de hacer prevenciones} y repuesto? e 1° que le hace falta ; teniendo prontos n SU lonja, almacenó tienda los ge- ner°s, en el tiempo y cantidad, que cada Utl° necesita. i. Esta útil contratación, que debe ser ,re» no requiere formación de gremio; ^ Cs iácil asignar la menor necesidad, ^¡lidad en reunir á los tratantes de ua especie, en cuerpo gremial. El fa> ra vor26o Educación . j vor debe estar en la justa libertad comercio interior. Este auxilio es sU, | cíente, para mantener floreciente la cf dilación de frutos y mercaderías nad0^ nales. Su protección no necesita piteadas, é inconstantes providencias'-^ las quales únicamente sacan proveí los executores: alternadamenteá costa a los vendedores, y compradores. Los comerciantes de por ma/ solo deben tener ordenanza , paral11* sus negocios de comercio, correduría J gyro del cambio, se despachen br¿ve mente y á la verdad sabida ; ó coi*0 decían las leyes Romanas levato ve¡o> Esta ordenanza se contiene en Us*J yes antiguas del Consulado del mar ú Barcelona; en las ordenanzas de Oler011' en las de Wisbuy, y en las de la Ha*1^ Teutónica, convenidas en la Junta " Lubek de 1597. (*) í _tas. ( *) La coleCcíoii de estas ordenanzas inert^l se halla en la obra ¡iivituiada : U/ , iST couitumn rner , publicada por ¿ipcuafl Cur*c cfi bitfdtps > d« iííx, en 4. Sale< K. /i popular. &6Í, Las leyes Rhodias entre los Grie- y Romanos, dirigieron el comercio d/ltlm° con general observancia ; y se la • ei!Iíl'rar > como una parte esencial de )Urisprudencia antigua. Son muy recomendables las loyes ^cantiles, que Felipe II. dio á los Fla- ncos. ^ Los Reyes católicos las habian da- antes al Consulado de Burgos, en edina del campo en el año de 15 94. 1 a ^c''Pe V- ^as prescribió al Consu- ^° de Bilbao , después de un maduro ^rnen ; y deberían extenderse sus or- ^enanzas i todos ios Consulados y Tri- bales ordinarios del Reyno , para su la Ser,Vanc'a-^>orclue estan acomodadas á ' Practica , moderna de las plazas mer- l^ilesde Europa , (*)y tienen una ge- ____H ne- v* wT~7--'-' %frk. r-n t spaña se traduxo el Tar#a de los contratos ""«'¡í''"0'' "ev¡* Be laños en su comercio terrestre, y 1^ .'mo > es autor apreciable en estas materias de co~ liL.1-0- Beytia : Norte de la contratación. El señor '"fíucz en las adiciones á Hevia , y en las Utr*t2 6z Educación ff neral aceptación de los verdaderos nocedores del comercio. / ,. Esto no quita, que si en la PraCt £, de Bilbao padecen algún defecto, se medie ; y aun mejore según las nu^ exigencias del tráfico general. Pre cisa providencia,para evitarla . certidumbre de las leyes mercantiles» tomar resolución en el establecim1¿1 ^ de una ordenanza general ,que escu5^, arbitrariedad, que se padece en los j| -.--rj^ cambio, Casarreg!S hizo un cornen'ano * f leyes del Cónsul ido del mar. Clcirac en sus rtcM1 mucho , que puede conducir á concordar estas 0 * lianzas > y su uso. Leunclavio en su derec-'0 co-romam incorporó las leves Rhodías , ?e ' hay fragmentos en las pandectas de Justín'*1 ¿ Pero no basta esta especie de Jirros, son ^ sarios, los que ensenan la práctica del comercio- ¡¡ es ci "Trata «entra! da coaurtt de Samuel Ri&'J ferfai- ne;ociant Je Sabarv. Fn estas, y sen" el V obras se explica el curso ordinario del com&^.Jt las diferentes plazas ; curo conocimiento es * f tímente necesario , para entender los puntos J canr.'les de derecho ; y la caiidad de sus con" ynccociis. ..-, — . ¡8 , . La teórica y práctica del comercio por Dot _p nymo Uxtaríz , es obra di, ija dj; tenerse siemp1'' vista, y sus excelentes principios.t» popular. 16% °* de comercio aun en la plaza de Ca- |M*)Es de suma importancia íixar re- % ^ invariable de juzgar al tribunal, que l***8ia Consulado, ó Juzgado de los leaderes, con leyes particulares, que ec,dan las causas ocurrentes en hecho de Nadería. Y siendo adaptables las de B'lbao Para el curso regular de los negocios; Aporta al público no dilatar esta urgen» tls¡ma providencia,cuya falta atrasa,/ Un desacredita notablemente nuestro Co'nercio español. Asi en las leyes del Reyno no se otros cuerpos de mercaderes, _____T4__que t}*) Cadi/. es una piazu , que tiene su Consulado , y nivljrsidad de creadoras á ínctí» . £1 Consulado es un Jujeado de comercio i cjuc n,»l!í Cstar desti¡ aúo á decidir todos los nececios ^cantiles , propios de su instituto , y de toda especie coiriercio y comercial tes. i\\ Universidad de cargadores á Indias es cosa tto*15* 'v aten da á su institución, podría también re- lé,.* ,Un svstema breve y conveniente. Los tr búna- ,a quienes pertenece su arre; lo respectivo, harán ^ flran bien en dar forma constante , que estableciese 0,35 expe Jico curso de los pleytosde ccrrcrcio.2^4 Edueac 'ov . . que los consulados, ó juzgados Q*e , negocios de la contratación mercantiU^ con el saludable objeto de favorecer buena fe del comercio y terminar c° brevedad sus quiebras, contratos, y ferencias; pero no se habla en ellas " r fot - - _. _—— (*) Véase el rh, u , l'é. 3 té la Ricop. que tóW| Ja juriidicion del Prior y Cónsules de ias cjiw3- jC ¿e Burgos, y Bilbao. En la lev i. de este tículc*-0[t encarga muy particularmente al Consejo la excñe<¡- ¿e Consulados en Madrid , y demás partes del no. Fue pormulpada esta ley por Felipe IV en Pr3?6 mática de 9 de Febrero de _ ts\i, y es muy dí.^t13 ¡ leerse 5 y de renovar los juiciosqs deseos de &v> Monarca. Entonces estaba el comercio á Indias en i>- lia , y se suponii, que aquel consulado debía las propias regla?, que los demás del Reyno. . . Mientras el consuhdo_ de Cádiz , y todos > demás no observen un uniforme método, el í hacer mas familiares las leyes mercantiles. a Un consulado general no sería conveniente * Revno , ni al comercio ; porque induciría virtnalntf11 le un monopolio , ó estanco general de comercio-. Propusoje Jor¡>e Hcnin en tiempo de Felipe V** y Felipe IV con muy buen zelo > pero con se desechó semejante propuesta. Otras h'zo mas r» ciocinadas y útiles , que hubiera convenido adopt»1' yjrpducir á práctica. £ popular. 2t>y 0ímar gremios de mercadereres. , * rescindo de los gremios, establecidos asta aqui en el Reyno: pero en adelante beberíaelConsejo,niTribunal alguno *Utorizar nuevos cuerpos demercaderes; ' ^Ucho menos las demarcaciones y mo- flios j en perjuicio de la libre contra. aci°n, qUe ejios estancan; haciendo pri- at'vo del gremio el vendage de ciertas r*ercaderías. Tal monopolio está repro- a que mayor tiento y pulso requieren para abjo arreglo , y en que hay mayor riesgo de errar, ts] ~e todas las ntes y ciencias, la rras difcultosa de¿ctc ^ccr leyes; y asi los filósofos ñ as celebres ]j¡ r^.ntigüedad fueron consulados para establecer ^{edades mas activas. ^abl • ?s°f° Lo'< fuc; puesto á la cabeza de los ^cimientos Ingleses, con otros comisarios. 51Uel! hubiese asegurado tan bien la relación de kosl1. colonias respecto á la matriz , como su piáríer»dad interna , habría completado un sistema *ctlco de poblar.266 Educación . Por esta razón omito tratar de 12 ordenanzas de gremios de mercadeé con la debida extensión, en este discutí Porque estoy persuadido» de que repuí> nan semejantes cuerpos gremiales al ^ dadero espíritu de nuestras leyes, y a utilidad común. Y aun impiden la extf11 ston del mismo comercio, que JasforflW si la cosa se reflexiona atentamente. Los comerciantes, para asociarse & compañías temporales, no necesita» sujertarseagremio alguno;dependió la formación enteramente de sus p3 tos j convenciones particulares *• c° tal que sean arregladas í derecho J estilo de comercio, que también N ley,en loque no ofenden las leyes corn11 nes, ó el bien general de la nación. Lo establecido hasta aqui, habrá ^ nido otros altos fines, que se esconde1^ mis reflexiones: además de que note11:? á la vista las causas,quc habrán sin ¿ü intervenido en los casos particulares. No dudo , que sean proveth0^j popular. 2 ^7 j Compañías voluntarias , y tempora- es de mercaderes entre sí, para promo- jer fabricas ; estender el comercio de nd|as; establecer cámaras de seguros; ?u*iliar las pescas de nuestras costas, é Introducir primeras materias: asi de ln- ,'as>como de otras partes. Pero estas aso- aciones han de ser libres,con reglasco- cidas en el derecho patrio, y en el ge- nial del comercio ; sin que puedan sus invenciones privadas disminuir la liber- ad > ni los derechos del común. También puede ser muy del caso, .Reformen los comerciantes bancos pií- dos , para poner en actividad el caudal ^ioso de los particulares, los quales no Safbrian donde emplearle con seguridad; 111 ^enen modo de hacerle redituar para alimentos. Está en el derecho conoci- a y aprobada la sociedad, entre el que P°ne la industria y el dueño del capital. Mas la industria del comerciante ^kería dedicarse,á los diferentes ramos **! tráfico. Est¿>8 Educación . Es conveniente tener lista de »° comerciantes, domiciliados en el resp^' turo pueblo. Esta matrícula puede ducir á avecindar los buhoneros y tel1 deros, que andan dispersos por el Re/' lio,contra lo dispuesto en las leyes ♦ <\üt les prohiben vagar ; y quieren que ñ*c1 sugetosála Real jurisdicion ordinaf'3' como verdaderos vecinos. Porque d otra suerte no pueden ser tolerados eí manera alguna. Pero no es necesaria la formac'1011, de gremios , para arreglar y sostefleí esta justa policía , con aquellos y seifle' jantes traficantes. Las Justicias ordinarias, donde hay alcaldes de barrio , pueden y debe*1 hacer una matrícula , por clases, de 1°5 vecinos. La facilidad en la cobranza del05 tributos Reales , respecto á los mercad^ res, en lo que deben contribuir por*3' zon de su tráfico é industria , no se 1°'gra popular. 269 tampoco por la asociación gre- |0sa 1 ^u°s las justicias pueden nombrar repartidores y cogedores : sean 6 Mercaderes, para formar el reparti- c^ii U0' ^ei^acer ^os agravios, que se ^ Sen a los particulares}y poner cobro °Sue cada uno debe pagar, yor Obradores constituyen la ma- Hn ^art£ ^ pueblo t son gobernados cié ^.rem'°' y contribuyen á la Real ha- uda con lo que les toca, ch Cai"gas, que hoy oprimen á mu- 0s cuerpos de mercaderes, que en al- fj^w ciudades, como Valladolid.seha- est re^uc^os * gremio , dimanan de ¿ Ur»ion ; habiendo constituido mu- 0s de ellos censos á mero arbitrio su- de 1^ acaso s*n invertirse en utilidad Ca .°s c°nst¡tuyentes, ni de su arte lo* Peales toma dos. fo« ^n Una Pd^a^ra kyes quieren ^ alados , no gremios de mercaderes, '¡st*11 me Parece' cIue cs tan saD'° csle enu de nuestra legislación española, que270 Educac'on que solo resta observarle; restablecí11 dolé con actividad en el debido vig°r' De todo deduzgo, que la erecc¡| de cuerpos gremiales,que no sean &ü tativos de verdadera enseñanza, O1 • conforme alas leyes, ni conveniente Reyno. Antes bien da ocasión á polios , y á gravámenes del conierC • según se está experimentando diariaffletI' te. No son verdaderamente tales diosá proposito, para hacer florete*1115 el tráfico español. Un gremio d¿ molineros , y otr°5 sentantes oficios de pura tradición»155 un cuerpo perjudicial. Reunir los ^ sanos, dispersosen varios lugares,a' 2,íS míos, es otro daño insoportable. A los principios, que llevo propllt tos, es consignante , que en adelanté téngala mano ,eu no permitir igU'1'1, erecciones, de gremios, que no sean d artífices i corrigiendo los abusos, que r¿' sin ten de la condescendencia, que pü* de haber habido en los demás. Es flc . popular, 271 at'a reflexión,para tocar en lo pasado, ^atender las circunstancias particulares, 'ntervengan, en quanto á los gre- , l,0siya erigidos de mercaderes. Pues en (je C°sas h^has, se necesita mucha pru- ^ nc,a» antes de reponerlas; gobernan- °Se en todo por la utilidad pública, es la suprema ley en el orden ci- »y la que dicta lo que debe soste- ^'rse»ó reducirse á lo justo y convenien- Vpuesta la distinción tan esencial, ^ versa entre los gremios de mer- Cí(leres y de artesanos, continuaréel dis- CUrso» pendiente en las ordenanzas de ^tos últimos, en la parte penal y execu- l*j que resta aun por tratar. , Inútil por cierto sería todo el afán ^mejorar la instrucción, y la policía e 'as artes j si se omitiesen en las orde- ^nzas todas lasprevenciones,conducrn- j^á desterrar la holgazanería; preitu- 1 ndo las reglas, y aun las peras r.e barias, si no bastan las amonestaciones pri-372 Educación privadas, á excitar el trabajo y las b^4 ñas costumbres. • La policía germial, la educación^ artesano, y la corrección doméstica, ^ los remedios suaves y ordinarios ♦ ^ conviene emplear, para impedir el o$° ó Ja desaplicación. Pero quando estos no alcanzarefl' nunca es lícito dexar disimulada, é imp11' ne la insubordinación d el desorden. Estas leyes municipales de los o*K cios, se parecen a' Jas generales Rey no. Unas son civiles , y compreJ hendcn las disputas ó ios intereses de arte : f áciles de terminar por conven10' compromiso , dsentencia. Otras han de ser penales , pafa constreñir i los díscolos y desaplicad^ con la severidad conveniente ; quaQnj ya es inútil Ja corrección doméstica. Sería de desear s que la común tacion dexáse sin necesidad de exercí' ció el uso ele las leyes peíales, lasqu^ les en suposicioa del cielito afligen,s É^ n a los castigados; como repara ^ y bien el padre de la eloqüencia ro- . a 5(20) distinguiendo la impresión, ¿I. Causan las sentencias civiles y las ^ales, comparadas entre -sí. 1 Cr° como sea c'erto»s_____„„:«. e§a i hacerse grave , ó de una rein- óla notable. ..Conviene, pues, en primer lugar es- ^ ecer.: que en los dias de trabajo ma- nguen los aprendices , oficiales, y ^tros, empleándose en las tareas de su Hj j ^ Cicer. Orat. II pro Caecina, a!li : Ómnia juít- ^»u£Ut ^"tra^endarum controvenijrum , /iut punien- *'% 1 rr'!*'tfic''orum causó., reperta sunt ; quorum aite- b'ntp?'!." est > propterea quod (ST m'.nus Udit , (T ,'-ie?Ptaet»'e domestico d'ijudkatur : a'.terum est S b*""''num, 1m¿ & <*d graviorcs rts pen'ment, V * v'i,Trariam opertm omíci t f«d smrltatem juMch é574 Educación t ¿ su oficio ; y velando , en las estacfoj' correspondientes del año, por la no^¡ Las horas de trabajo t y no el ^ mero de días, es lo que adelanta. S'e artesano ocupa cinco, o seis horas efl gar de doce ó catorce, que le cotí® pondan; debe computarse por medi^ da uno de semejantes dias. ^ Esta diminución de trabajo, duP ca el costo de los jornales, y de una mitad la manufactura de ca s dia. Si á esto se agregan las hue'r del lunes , los muchos dias de fiest3'' las diversiones voluntarias, que se t°^. la gente oficiala : viene i perderse mosamente, mucho mas de la mit^ su tiempo útil. ^ Si una manufactura requiere °c jornales, y por la floxedad de los & sanos , se ocupan diez y seis, la maP factura dobla en el coste. Si se le3 menta otro tanto por los dias volu^ rios de huelga, quadruplica el preci0 j los géneros españoles; y aun quando ^ ig, popular. 27? ° n perfectos , es imposible su concur- Qci* con los de aquellos países, donde f l[abaja mas horas; hay menos dias ,estlvos ; y ningunos voluntarios de ll%»s indebidas. ^ El labrador trabaja de sol í sol en la eredad á la inclemencia del calor , del S^a , dei fr^0 ^ y ¿e \os temporales ¡n' , ^°dos, que alternan en el discurso el año. artesanose mantiene en su taller, 0 r'gado de todas las estaciones, y vive .^Pado en faenas mas descansadas. * Ue« cómo la legislación de los gre- t °s 1 les ha de permitir un desorden, c°ntinuado de huir el trabajo ? j £>e aqui se deduce la gran necesi- ^ a 1 de arreglar en las ordenanzas, con- ^s016 * ^° Apuesto en k*s ^eyes (*) e Precisas de trabajo á los oficios, y tarj Perseveras providencias, para cor- *as licencias , que los artesanos se to- Ss»—S2 rnan, ^ VeasQ la ley % , (¡1. u, iik 7 di la Recop.Educación << man , con tanto descrédito de la Pf ( cía, y atraso de sus propias convelí11 cias. ik Sin reducir á reglas precisas el & todo de mejorar las costumbres, y c°j? tener esta vida licenciosa de la gente o cíala ; es trabajo perdido quanto se & ponga por las ordenanzas. g En el dia el hijo, estando ya de 0^ cial, se casa antes de tiempo y *l0 ^ consentimiento paterno: no reconoce autoridad de padre, ni de maestro. Se llena de hijos , antes de te0 tienda, ni estar recibido de maestro > / forma una familia miserable. sined, cacion , d costumbres regulares, °»ue él le faltan también. De aqui proviene el riesgo , de 4 la muger por miseria estrague su \ioQoti y el marido se dé á delitos; como s° homicidios, robos, raterías, juegos otros vicios, que le hacen parar eO cárcel, y en un presidio. Bien se dexa conocer la ^ituaci00' en C(1 popular. f 277 c ."Ue quedará su muger é hijos, y la faj a ^e m'serias > a % sentirlo, y que no diesen antes cuefltíl la Justicia. , ¿ La mera aprensión del aprendí oficial, y aun del maestro, ocioso dias de trabajo y ocupación , bastar , para hacer prueba contra & y castigarles según el orden gradúa' ^ tablecido, supuesta la verdad del hec ^ La declaración del aprendizC¡aJ , popular. 279 ^ »0 maestro, ó de qualquiera del pue« r0»debe ser suficiente prueba, para iri- sarse del hecho, y corregirle. La certificación del maestro debe a°ibien hacer prueba, y en todo con- fería, y sc debería proceder por jui- 0 verbal. Pues si se reduce á procesos 5rit°s, importarían las costas cantida- es enormes , cuyas sumas por sí solas binarían los oficios. La cantidad de la multa debe estar Ponida en la ordenanza , sin facultad ^ juez para aumentarla, remitirla en l°do , ni moderarla en parte alguna. . La aplicación debería ser por ter- teas Partes : denunciador, juez, y mon- ~pio del gremio. La segunda reincidencia debería ser asugada con doble pena. Si el padre , ó maestro ha condes- .Cíldido en los abusos y desidia del hi- '°»°" aprendiz, deberían ser mancomu- naos en las penas. Pues ni uno ni otro ft dueños de abandonar el cuidado de s4 sus 280 Educación . oficio ¡ si no se hace constar la peí-103 nencia , y aplicación continua en é\> ' La ropa de los dias festivos no beria permitirse á los artesanos efl } de trabajo; y la contravención de » liarles en otro trage., se deberia estíU13 como prueba de estar ociosos. . '■ Ya quedan indicados los medios»0 poner algún reparo á la ociosidad > ^ sinuando á los padres y maestros perjuicios, que ocasiona el uso de *j pas y y redecillas en la gente oficia'3' Los oficiales, y maesuos sueltos Aferian popular. 281 km Conven'rse reciprocamente por UI1 ^°r?^as > Para l°s maestros de sen er abierto contasen , durante esta P°rada s con su asistencia ; y pudie- cUmplir puntualmente con las obras, ¡|u? ^s hubiesen encargado sus parro- il"3nos, Jos comerciantes, asentistas, °tra cjualquier clase de personas. „ maestro , que recibiese á estos , c'ales, antes de concluir la témpora- Leonel - maestro anterior , y stn traer . rtlficacion de haber cumplido bien; cUrriría en la multa , que se estable- a s.e en la ordenanza, con la misma V lcac¡on y agravación respectiva, en *s° <*e reincidir. te 'l^ contra e^ interes de los maestros Joír estos oficiales volanderos y ad- jj ílcios, porque al mejor tiempo les 5^Cea la misma burla. Y asi viven sin ^.S^ion ; y los maestros, por no estar k'en establecida la subordinación , reci- en U lf>y,que estos oficiales sueltos, ^Untanosos, les quicreiv dar. La28 i Educación La íixacion gradual de las petl3 contra tales oficiales y sus rec¡bid°reS' no estaría jamas en el arbitrio del juf1' que debería atenerse precisamente a dispuesto en la ordenanza. Del cumplimiento de estas oroe' nanzas , no debería la Justicia ordio3' ria admitir apelación suspensiva. De la dispensación de tales peIia5 debería tener lugar el recurso pof aC* cion popular: bien se interpusiese paff ante todo el ayuntamiento , o' í los Ifl' bu nales superiores del territorio i pr que se „ r'can dentro de la provincia: formar J° con el consumo de ella , y dedu. t cir29o Educación cir la pérdida, ó ganancia, de t°d°c\0 ramo en aquel distrito, observando^ mismo en los demás ramos. Como en las otras sociedades ^ nomicas habrá igualmente un socio? tector del ramo de curtidos, po^ra^. su medio adquirir igual noticia de la5 más provincias del Reyno, de los $ sos y ventajas de este ramo, para Pu < tualizar un cálculo completo, y rir las mas individuales noticias y °° ^ raciones, conducentes á adelanta^ todo lo posible. u El socio protector de este ramo »e, llevar toda la correspondencia, y í¿ su conducto adquirirá la sociedad ec° mica una constante, y exacta instruí1 de él, y de todas sus particularidad^ Puede tal vez acontecer, que ^ socio por ocupaciones, enfermedad muerte , llegue á inutilizarse, ó í Q° „ canzar por sí solo al desempeño d^ ^ cargo. Para no carecer de persona >^ supla su falta,conviene que tengaCió A' popular.' 291 ,Adjunto, ademas de los amigos del p^dispersos > con quienes se corres* e kas kyes del Reyno, que traten de ^ Materia se deben reconocer, para erarse de su disposición y objeto, la I a ev'tar monopolios , prohibe c¡ ,ey» '(*) que ningún zapatero, ni ofi- de obras de cuero, sea curtidor. ka pellegería tiene un título entero % ' ^Ue es e^19 ^ ^kfo sep- Co °* ^eria cosa inc*v^ »s,n observar el c:j.texto y espíritu de estas leyes, de- v. 12 fa- (*vr—---.—- 1, tit. 11, ¡ib. 7 di la Recof.£ps Educación fácil reunidos baxo de principios >) glas constantes» §. XVL Del fomento inmediato de las oficios: reducido ¿axiomas generé' con alguna explicación , por via de claridad al discurso. Todos los fomentos, que necesíf^ las artes y oficios, se pueden reduClC pocas máximas, que se deducen sust ^ cialmente de los principios, que se » ido adoptando en este discurso; y a'l0.jJ se van á resumir , con ias adverte0 convenientes, á fin de quese reteng3 claridad el sistema , que me he pr°Pu ¿ to; y puedan los lectores corregir^ ampliarle ásu satisfacción enhene0^ del público : que es lo único en ^^ pensado, quando en las presentes v3(¡j) ciones de navidad emprendí este tr3^ por via de ampliación del anterior diíc so sobre la industria popular, 6disf¿^populan i. | Todo arte, 11 oficio ha de tener por aSít el arreglo del tiempo determinado, jPr&ho de enseñanza , á los que se de- 5^ d él i ya en calidad de aprendicest dt oficiales. t. Este arreglo, según queda adver- t¡ °> es muy diferente, mediante la va- de oficios i por la facilidad , ó Multad en aprenderlos; ó por las ma* j/es 16 menores fuerzas del que se de- *c* á él. ■ En el primer caso de ser el oficio 11 > se encuentran en todas partes los j^tros, y celebran los ajustes por me- fúernpo, y con unos partidos ase- \ 'Mesa ambas las partes : por quanto Aprendiz puede hacerse oficial mas lamente , y ganar su jornal. Este género de oficios fáciles son ^venientes, para destinar huérfanos., y ^°°res de solemnidad, quienes de esta 13 roa-Í94 Educación manera podran mas prontamente & de la miseria. fl Algunas faenas , aunque ViteC 0 oficios , y en la sustancia lo son > necesitan tantas formalidades , c0 ^ el molinero , tahonero , molendero chocolate , confitero , pastelero i c0 chonero , y otros trabajos , que en & chas provincias exercen las mugefeS P,¿ pura imitación , y sin aprendiz3^ examen formal. Sería muy convelí te, que asi lo hiciesen en todas p3f como se dirá, mas adelante, (a *) . * Tan lexos está, de que la forrnacl de gremios de semejantes oficios c formalidades, sea útil y conven'e al público, que antes bien solo c°n ^ á causar estanco , y exacciones en 3<1^ líos, que quieren dentro de sus aplicarse á tales industrias, fáciles y muñes. 131 En los oficios dificultosos, y , (n\ .Véase e/§. 17 de au diteuno $org popular. 29 ? °s de aprender, tarda proporcional- ente el discípulo en ganar jornal, y le mayor espacio de tiempo, hay que | ^tenerle. Por lo qual es preciso in- ¡¡^nizar al maestro de tanto aumento §3stocon el aprendiz : bien sea por £ de paga mensual, ó por recompen- , Pactada con los parientes o tutores; , x^ndo á su maestro , quando llegue ej °|ícial, algo de sus jornales por todo llempo, que convinieren las partes: ofi ^ supuesto de que hallándose ya de j}Clal> es preciso acudirlecon el resto. e sUerte que tenga algún alivio y es- culo á el trabajo; guardadas en este So las precauciones, que van propues- cjS > en lo que se ha tratado respecto á* j ^ j que de sus jornales deben hacer °s oficiales , baxo la dirección de sus «^dres, ó maestros. ^ Este arbitrio es el único , que pue- iei* emplearlos padres, ó tutores de i;etfanos, para que sus hijos y pupi- 08 aprendan oficio: lo qual no podrían t4 ha-296 Educación hacer, sí estubiesen precisados a apf°B tar dinero de contado, o' por meses. Los maestros no deben escusa1" á admitir aprendices; por ser razona^ ' que ellos favorezcan á la juventud > J concurran á retribuirle la enseña112* que ellos mismos debieron á sus prop'0* maestros. Quando indebidamente 1°re sistan, pueden y deben ser compe^0 por la Justicia ordinaria ; ó quando pf^ tendan una remuneración excesiva, P el trabajo de la enseñanza : arregla»" se á lo justo con parecer de dos m3^ tros hábiles , é imparciales del artei,0 lo menos de uno* Lo que se deterrflin3,' re, debería tener execucion, sin periü'f ció del legítimo recurso, para cont& las voluntariedades, y que no se d¡'3 la enseñanza: entendiéndose este fltf^v ínterin las ordenanzas del arte pres¿f 1 ben lo que deba contribuirse pteC'iSÍ, mente , y no mas por razón de lacíi señanza. Los hospicios están obligados a ^. t popula?. 197 ^r á los pobres de solemnidad. Estas ^sas deben ser escuelas caritativas de °s desvalidos , y de aquellos que de °tr° modo no podrían aprender con Jjerfeccion las artes.Guardarse ha en to- °s los hospicios el mismo rigor, regla, J §<*adual enseñanza , que se prescriba á 0s talleres de maestros particulares; y est°s maestros deben estar sugetos á las *eglas comunes del arte, y contribución e* monte-pio, erigido legalmente. Los discípulos del hospicio deben °bservar las graduaciones, de aprendi- Ces y oficiales. Luego que hayan cumplido su tiem- » hun de salir áexercer su oficio, y tecÍbirse de maestros, para propagar las a.rtes en el Reyno , sin perpetuarse en hospicio contra el derecho } que les Responde de tomar estado, y traba- ja de por sí; dexando hueco á otros ^res y huérfanos. Hsta policía de los hospicios, si no e nivela con la educación de los demás ar-298 Educación artesanos, estancaría en ellos la inó"* tria , con daño conocido de los artes3' nos, teniendo mayores auxilios de vei* der mas barato,si se gobiernan biefl* En el tercer caso los oficios, ^ requieran mucha robustez, senecesif aprender de mayor edad. Porque Io5 niños tiernos se hallan incapaces deí°a' nejarlos , aun en la clase de aprendí**5 por falta de fuerza ;y son por lo cO0f\ tales exercicios fáciles de enseñar. & aunque los tomen de mas edad, no inconveniente. Son á proposito por común, para emplear en ellos á los ^ rudos. Quando este destino dep^11 . délos Magistrados con muchachos^1 ciosos, o díscolos , tendrán un tn0** constante de aplicar utilmente los v3' gos: pues en quanto i padres y tutofCS' la elección enteramente debe queda* su arbitrio. No es justo , entre tanto que quieren fuerza para los oficios rud°5' que estén ociosos los niños. Fuede apreo', papular. 199 'Pender muy bien la doctrina christia- J*.» y las primeras-letras: con lo quai V^nla ociosidad, y los resabios que e°rdinario la acompañan. s. r Este arreglo de tiempo y método pa- a enseñanza de aprendices y oficiales, dibe añadir alas ordenanzas de cada t Se ha de distribuir en ellas cada ma- ó parte de la misma enseñanza ypor 0s Menudamente , con prohibición de ¡ e s,n grave causa no puedan alterarla ^ ^estros , ni enseñar con variedad,y '"i'nucion. Estonodée impedir,que au- tfnten la instrucion, porque serta contra Pr°greso de las arles, ponerles estorbos. •j La distinción gradual de la ense- nza sirve, para que los parientes y toi"es , ó ios que dirijan los hospicios, *fl lo que adelantan los aprendices ;y J£edan por sf m¡Smos hacerse cargo, si cumplen con lo que deben los macs-$00 Educación f tnaestros, á fin de representarlo, ° c0 regirlo con tiempo y sin confusión- La restricción, que va puesta al del axioma; hace ver, que en la iovert cion, ni en el modo de enseñar, no viene poner trabas á los maestros haD les. 3- La distribución antecedente se h& ^ Jiacer con miramiento , d que sea ^ ■pleta la enseñanza. Se ha de atender ^ bien , d que no impida las insfrticc'0"^ contemporáneas, é indispensables a t0 | aprendiz : conviene d saber , de la d°c{ na christiana , de las primeras leir^'j del diseño > por la Jorma ya expf^a m sus lugares. No hay para que detenerse ah° , en estos tres objetos da la educaci^ porque van en quanto á ellos suriciei^ mente dadas las razones, que prue 3 ¿ su n -cesidad, y el modo de aprovec»1^ el tiempo los aprendices y oficiales ^popular. 301 5.Q estudio , sin descuidar el importante *lsknia de perfeccionarles las costum- res, el conocimiento de la religión , y l ^odo de llevar cuenta y razón en Manejo de sus oficios. Zas mugeres deberían ocuparse en bichos oficios , que emplean hombres. *J« mayor ventaja sacaría el Estado * un sexo , cuyos individuos viven en $rm parte t s¡n moíj0 ganar recogida- "'ente el sustento. Tal es el bordado ; muchos gene- r°s de tejidos; algunos ramos de la sas- *fer'a 1 y otras varias cosas, para que !leilen mayor disposición que los hom> res * y mas facilidad de aprenderlas: á ^e debe agregarse la preparación de ^Uchas primeras materias. En una palabra las artes sedenta- ?r,as, en que no es necesario gran es- ^etzo corporal, y piden aseo ; tal vez son302 Educación .. son mas á propósito las mugeres.Solo* ¿eneros de calle mayor pueden darUj1 considerable ventaja al Reyno ; si el1| se dedican con aplicación y gusto atí3 bajarlos, y á hacer este bien á su nacíoJ1' La erección de los gremios de rf® sanos ha sido causa de excluir a las v* geres de esta clase de trabajos y °kf3* De donde ha resultado encarecer, P j ser incomparablemente mayor el j°r°a de un oficial ó maestro, que el de ulíí muger.Esta con sus hijas, ó criadas p^ de tener un obrador ventajoso, ó tra& jar para sí misma ; sin arruinar á su rido comprando frioleras, que ella s$(i hacer fácilmente con muy poca tare3* Es asunto muy importante, ir 3P, cando las mugeres á toda esta clase * ocupación , y apartando de ella a 1 hombres, que se deben dedicar á af* mas activas y complicadas ; o i tfa" jar en el campo , y a la guerra. En las tiendas de mercería y °tr t en que se vende por menor, sería• . popular. 303 b'e método el de emplear las mugeres feralmente, como se hace en algunas Pr°vincias de España, y casi en toda rancia. Este pensamiento en todas sus Partes merece gran atención, y conviene ^e se reforme en las ordenanzas gre* ^lales, quanto se oponga á su estable- c,Qliento. Asi trataré de él mas de in- muto en el párrafo siguiente, porque no 16 c°nfundan las razones, que le apoyan» fe ■ 5r . • • . ■Eoj- premios, que se destinaren dios ^índices y oficiales , que mas se distin- &n en un asunto dado, han de ser d eos- * ülfondo de los gremios; de los cau- ces públicos , ó por diligencia de las s^dades económicas. Estimularán no- teniente la aplicación ; distribuyéndose una especie de exposición publica de obras. Las mugeres deben ser com- prendidas igualmente en estos premios, L l?s "frecen i y es el modo de animar lamente su aplicación. Del304 Educación Del fondo de las cofradías grefl*1*' les, y aun de las otras, que se suprin1, legalmente , se pueden dotar prein'05 ciertos y anuales. Mientras no los haya , es de lar, que el progreso de los oficios 0? tome todo aquel impulso, que coflVi ne al bien general de España ; y al tenimiento de tantas familias, abatid de la miseria. 6' i La perfección de los instrumentos 1 máquinas, para poner en el método.1^ •ventajoso los oficios, es de una suma cesidad, é importancia. Los gremios " una provincia deben concurrir del saW, de un maquinista , verdaderamente 'l bil y diestro. Este auxilio resultará del prog1^ de las demás artes, cuyo objeto en p", te es labrar estos instrumentos y tni car obras , acabadas y perfectas. Quando el diseño sea general cíi todos los artistas, con facilidad se etf1' piarán copias á todas partes, de los ins' trunientos ó máquinas, con escala, c°r' tes y perfiles. Entonces se reunirá 13 fuerza del dibuxo ; se conocerá quaOta importa y vale á la nación su enséP'f za. La consecuencia segura de tales uie' dios es , que harán rápidos progres04i t , popular. 307 *az¡a su perfección las oficios en España * ¿ Asi los inventores t como los que Producen tales utensilios, deben tener ^ premio ; depositando diseños, y aun templares, en la academia ó sociedad ec» sin preferirlas nunca í la agricultura,^" yo ramo jamas ha de decaer, para p0' fclar los oficios. De csie equilibrio se trataráásu po popular. 311 P° con particularidad , en el discurso de la agricultura, al qual pertenece su ple- ía explicación. Las artes en España han carecido *k la conveniente estimación. Los labra- ^ores,aunque conservan este buen nom- bre , les falta la protección necesaria. Estos son los dos puntos de vista, tllie nunca han de olvidar los que ra- Clocinen, sobre nuestra labranza é in- dustria. Las artes suelen ser contrastadas por l°s comerciantes, asi naturales, como es- trangeros, (22) Los labradores no pocas veces re- ciben agravio de los ganaderos; y ya es Querella , casi coetánea al género huma- no. Volvamos ahora í proseguir el hi- . lo de este párrafo , en las muchas par- tes , que comprehende , y piden gran atención, v 4 Los (n) Véase lo que se advierte desde el axitma i?, '"adtlanít de este §.313 Educación 10. T,os socios , para poder conferir > / discurrir fundadamente de las artes, / promoverlas , conviene se apliquen , sit^ do jóvenes, al diseño; y que traten d¿ sitar los talleres, y obradores de los A?' tésanos, Especialmente debtrian insirió' se en el conocimiento de aquellos oficios sobre que estén respectivamente encargó dos j ó de que desearen encargarse : PA' ra poder hablar de ellos, con propiedad & la academia }yen sus conversaciones , 0 tscritos que produxeren. Es cosa ala verdad incivil, tratar & las cosas, que materialmente no se co- nocen , ni disciernen todavía Jos sentí' dos de aquel, que las intenta explica1"» ó proponer} d de que se ignoran acas^ Jiasta los nombres téchnkos, de que usa nuestro idioma español. Este conocimiento individual, debe ser el estudio de los socios amigos del país>> popular % 13 Pfls , para poder llegar un dia í discer- *lr el mérito , ó inutilidad total, ó par- Cl*l de lo que se proyecte de nuevo, respecto á las artes y oficios. Contribuirá también semejante ins- trucción parcial, y distributiva entre los s°c¡os, i comprehender bien todas las artes y oficios; haciendo el socio encar- ado listas de las palabras, tocantes i ca- da uno, según la expresión usada en la Provincia 5 imprimiéndose tales nomen- claturas con las actas de la sociedad. La ignorancia del valor de estas vo- Ce» , impide poder escribir con ideas bastantemente claras, en cosas de los oficios, y el darse suficientemente á en- tender á los Magistrados, y demás per- sonas de letras, que han de estender los rcglamentos y ordenanzas, ó decidir los Ocursos délos artesanos. Estas listas impresas, facilitarán la formación de un diccionario de artes y ojícios ; y se aseguraría su utilidad , di- ñando en cada palabra el instrumen- to,514 Educaron to , operación , ó cosa que determina '* voz. De suerte que la vista juzgase al mismo tiempo, de la material config11' ración de la cosa significada. Un diccionario de esta especie 1 se" ría un curso completo de las artes / oficios, que aprovecharía á tedas las el*' ees del Estado. Ignoransc en el o'3 por los mas instruidos, dos terciaspa*' tes de la lengua propia. Pues á este nu- mero ascenderán las palabras de arte5' y las de historia natural de los tres re/' nos; contentándonos ahora con lasvoc¿s familiares, ó forenses de continuo , é \$ dispensable uso, para existir. Si no se emprende por partes , 1 personas expertas, no se llegará á log^ el fin. En el apéndice pondré una lista de voces de reloxería , para que sirva efl parte de modelo en las sociedades ¿r formación de lista s de las palabras factfl' tativas.popular. 3TJ j i. £a aplicación de obras-pías, fundacio- ¡y limosnas de prelados d dotes para ™s muchachas , que casaren con artesa- *°s> es otro fomento sustancial , y tina dgna inversión de muchas fundaciones. &e ellas se debe tomar noticia por las jus- ticias y ayuntamientos concurriendo en '° que les parezca, atan saludable obje- to los Ordinarios diocesanos. Serán ciertamente tales dotaciones Unas limosnas.muy ventajosas; y en que ^ podrán conmutar otras obras-pias, se- gún la calidad de su fundación. En las sociedades económicas de los *migos del país, es muy del caso, para lograr las conmutaciones, y aplicaciones °,ue van indicadas, que haya individuos Quienes tomen noticia., y razón de todas tas que puedan descubriránun//¿ro,que [labra en la sociedad , destinado á este Atento, y al cargo de los socios, que pro-31& Educación promuevan este ramo. Convendría aü' torizarles el Consejo, para que pueda11 pedir , y se Ies den las noticias d copiaS* que necesitaren. Sin esto nada puede11 promover con el debido conocimiefl' to; antes experimentarán continuas t&' sistencias de administradores y pati"0' nos; cuyo exerciciono perderían estos* por la conmutación ; arreglándose áe^a en las presentaciones,© nombramientos» que les correspondan.(23) 12. Es necesario propagar, y sacar lonias de artesanos de la capital ó ílo , en que estén bien instruidos , y p^s' tos en la debida manera de educad^ que se intenta entablar, d los demás pa*'*' ges de "la provincia} que sean d propós'^ to. A tales artífices > debe ayudarles ¡' t (__ (z 0 Vcase lo que sobre rales conmutaciones «i1?6' lia tocado al §. 8 desde lapag., popular. 317 Publico , para establecerse en los lugares? a Ve fueren destinados ; y protegerles c°ntra ¡as envidias , que suelen excitarse ^ ordinario a todo lo nuevo. , De los hospicios, y de los talleres ti obradores particulares, se pueden sa- Cíír los maestros recien-examinados, que n° hallen ocupación en la capital, para pender los oficios. Porque si todos sub- ven en los pueblos principales, o de lllayor vecindario , no se podrán man- ler>er tantos á cierto tiempo ; y se harán ■"fcíprocamente mala-obra. Elconsumo- hmíta el número de los artesanos,quan- no haya extracción para fuera de la provincia , é ilimitada. Los hospicios Principalmente son las escuelas carua- tas , que pueden subministrar las co- lonias de artistas. ¿j ■ "«A ' Es otro auxilio y nnj necesario a¡ m- **Mo , el de facilitar ales artesanos la sa-318 Educación salida, despacho , ó expendio de sus M*' mifacturas. Se han de examinar los es- torbos actuales y que padecen t para f*' mediarlos. Ademas se les puede preferí en los embarques d Indias con rebai'* de derechos. A veces necesitan s que si les adelanten materiales , ó caudalptf& pagar jornales, y seguir sus obras. En quanto á suplir materiales i fondos, ya se toca en el discurso de Ia industria popular, que los pueblos 1° podran hacer j á costa de los Caudal** públicos. Es un puntodigno de Ja sa' biduria del consejo arreglar el métod0» con que vayan los artesanos pagando* á proporción que fabrican , y despa" chan sus manufacturas. Este método se ha adoptado par* las fábricas de Avila ;y esfa'cil deio11" tar,leyendo la Real provisión expedid3' De esta suerte viene á ser el pi"eS" tamo, que hace el publico, una entrad3 por salida ; mediante que no se debe*1 cobrar réditos de tales préstamos, ó & puespofiular. 319 Pastos comunes. Porque eso sería dar ^nero con réditos á los menestrales. Quando estos principios sean fami- lai'cs en España á las personas ricas , y Cantes del bien público , formara'n de Sl1 cuenta pósitos de lana , lino , cána- lTl° , seda , algodón, esparto, y de otras primeras materias de los oficios. Podrán tomar en pago manufacturas,para co- merciar dentro del Reyno , ó sacarlas á Indias :con que se recompensarán de las antic¡paciones, y será común el interés. Aun de muchos pósitos de trigo, s°brecargados con las creces, y que el Vecindario desearía reducirles á fondo ^*o, y menor; se puede conmutar, é ¡n- Vertir parte de su capital y caudal, en es- tos repuestos públicos de las primeras Materias. La agricultura necesita también de montes-pios : no solo del pósito para sembrar, sino decaudal, para socüi- rer entre año al labrador ; como ío hace c°n gran zelo el monte-pio de Granada. En320 Educación En Málaga se estableció otro para los herederos de viñas.á efecto deque n° malvendiesen sus excelentes vinos. Son exemplos muy dignos de imitarse, pa ra fomentar tanto la labranza , con*0 la industria. Los comerciantes, sin perder en ell° nada pueden facilitar el despacho déla* manufacturas del artesano, y adela0' tarle fondos i cuenta déla obra. Asi5* hacía en tiempo de Carlos I, quando e' comercio de Indias observaba reglaS» unidas con el tráfico y manufacturas^5 España. Como esta unión de ambos c°* mercioses absolutamente necesaria, para promover nuestros artífices ; trataré & el párrafo úJtimo del discurso sobre este punto; aunque con mayor brevedad d& lo que necesita. Los artesanos , y fabricantes deben tener libertad, de poner almacén, o' tielf da de sus propias manufacturas, iibr¿' mente. Lo¿ comerciantes de por maya* o por menor, no pueden, ni deben iWi. , popular: 3*1 reírselo: porque sería usar de un estan- Co*perjudicial al público, y al artesano. En Madrid se experimenta, respec- to a nuestras fábricas, este impedimen- to > y debe removerse quanto antes, i **Vor dé la, industria española. í o >.J rr 14. . ■> - Za admisión y favor constante d los fricantes estrangeros, es otro medio, que * producido en España los saludables tfectoS, que en los demás países indus- f*iosos de Europa: a beneficio de la per- Wcion ¡ y propagación de las artes. A la verdad en ningún país tienen Privilegios, tan reales y útiles, como en- tl>e nosotros; si estubieran todos bien iterados de los que son. En España los artesanos, y labradores ^angerosjque vienen á establecerse,go- ^ de esencion de alcabalas por seis J*»s : conforme á nuestras leyes del ^«yno. x Las322 Educación Las leyes mandan se les ayude c°ft tierras, que labrar , ó forma de 'estah¡\& cer obradores ; librándoles de vexac,°' nes, y tratándolos, como á los natural6* desde luego. Ellos, y sus hijos de primer-gra que prohiben la entrada de mue- bles f y ropas hechas , es de la mayor %triportancia ; para que los artífices espa- ^les tengan ocupación , y los estr alí- geros vengan d emplearse aqui en la ^srna. Los gremios de artesanos deben s*r oídos contra semejante introducción, Jotamente prohibida'la qual deben hacer CUtnplir los Jueces, mediante lo que se ha* "0 expresamente dispuesto en las leyes Las leyes recopiladas, con mucha sa-324 Educación « biduría 3 tienen prohibida la entrada 06 cosas, fabricadas en perjuicio de los aí' tésanos. Estos cuerpos se arruinan, con W mucho que entran de esta clase los &eí' caderes: á los quales se les debe repr1' mir este abuso, y castigarles con gru#aS multas, por lo que daña á los menestra^ semejante introducción. Es un quebré tamiento de las disposiciones, mas néficas á la nación, y al progreso de ^ oficios. Para ponerlas en el pleno exercíc1"' convenia declarar los géneros, que 1,0 pueden vender los mercaderes ; debi^ do acudir por ellos á los artesanos t° encargárselos los mismos mercaderes. Este reglamento,executado con pfl1' dencia y orden, es uno de los mejoré' y mas efectivos auxilios , que pod*-'3*! darse á las artes ; y el mas conforifle * las leyes delReyno. (*) (*) Véasela ley j, cap. th. 1%, ¡ib. 7 At l*populan 32? Si entran botas y zapatos hechos ,ert *jUe se empleará el zapatero; si vesti- y batas, qué han de hacer las mu- cres y sastres? Si vienen los muebles v^__^_ x 3_de {¡jf'j Ley Si , tu. 18 , lib. 6 , pormuigada por Feli- ^ f" > en el año de , que dice asi: »* Por que »»h untT¿I ^e *uera ^e estos ^y"05 muchas cosas »> mu' Como son colgaduras, camas, sillas, al- mohadas , colchas > sobremesas, y obras de algo- i» w ^ ^cnzo > cuero , alquimia , latón , plomo, ■ piedra , pelo, y otras especies, que siendo alha- . )as y trages inútiles, consumen las haciendas , y (j ^arazan la labor y fábrica de las que se la- t)braran utilmente , resulta grande inconveniente t| al gobierno : pues con esto se quita á los oficiales ■ Ja ocupación , y disposición de ganar la vida , y »> clls.tentarse > quedando desacomdada y ociosa in- ,, ?nua gente ; y en los peligros, á que obliga la , merza de la necesidad : ordenamos y mandamos, ■} lúe desde el dia de la promulgación de esta prag- , Pática en adelante no se pueda meter de fuera "el Reyno ninguna cosa, Hecha de lana, ó seda, »i Pi^e entram':,as cosas; como no sean tapicerías de t' fundes , ni de algodón , lienzo , cuero , alquimia, P-onio , piedra, concha , cuerno , marfil, pelo; • sino que solamente puedan entrar las mismas te- * .as > especies y materias, siendo de las permití- ^ ; Para que de ellas se labren ; sopeña de perdi- (' diento de la tal cosa , que asi se entrare , ven- ";ere , ó comprare , hecha fuera del Reyno ; y ^ treinta mil maravedis al que las metiere , vendie- 're» ó comprare: aplicadas por tercias partes, ca- •» ma-326 Educación de fuera, en que han de parar nu«tf°5 artesanos? Si los mercaderes introducá libremente tales muebles,y ropas becbaS' contra leyes tan expresas : ya no tefl' dran los que aman al público, duda e-n las causas inmediatas, que arruinan l°s oficios entre nosotros. Alegarán ordenanzas, que han obte' nido , y serán ciertas. Pero no valen» eíl perjuicio de tercero; en daño conocí0 »» man , juez , y denunciador. Y para vender > ? »> deshacerse de las cosas de esta calidad , que W n biere dentro del , al tiempo de la promulgó10, de esta pragmática , les señalamos dos años > P3' »> sados los quales, no se han de poder vender. La ley 64 del mismo título , prohibe entrar J1 fuera del Reyno tri go , ni cebada á instancia ¿e Cortes, por favorecer la agricultura. Los granos de Marruecos , y de las colonias *?' glesas amenazaban la subsistencia de nuestra agrJ' cultura , como se advierte en el prólogo de la agr1' cultura de Patulo. La ley ty , cap. 7, tit. ii, lib. f prohibe entr** cobre de fuera del Reyno > por favorecer el bene' ficio de nuestras minas. El usó de esta autoridad, quando se mane}* acertadamente , es el que emplean las naciones vte1' lantés , para preservar su labranza , é industria c" el debido tono > y aumento.popular. 327 pl Rey no; y en contradicción á las ,eyes mas ventajosas de la nación. Verasequanta diligencia es necesaria, Para reveer, y aprobar unas ordénan- os , qUe p0r varios rodeos de palabras, Slempre tienen puesta la mira á introdu- cir el estanco ; si una reflexiva crítica no *as modera, y templa antes de aprobar- as> Esta es la mayor obligación y cargo ^ un Fiscal del Consejo. ; • .Z. :lii6.y'. 'i"' ' La extracción del Rey no de los ma- teriales ¡ necesarios alas artes ¡puede atra- *ar»y aun destruir sus progresos. Seria Aprudencia 3 estorbar la. salida de aque~ ^4* primeras materias sobrantes. Turn- an es descuido , dexar de introducir de Indias, ó del estrangtro aquellas , q ue hacen Jaita para ocupar los artesanos generalmente ( aliviándolas de impues- Este favor debe estendtrst tanto 9 las fabricas antiguas , como a las X4 nue-/"■ 1 1— "3 28 Educación nuevas; por mediar iguales sy ttutt i*fl periores razones, ¿favor délas ya est^f bhcidas. Los Ingleses prohiben extraher su* lanas, y la greda , con que desengrasad sus texidos de la misma especie, ba#> la pena de muerte ; á fin de impedir' que nadie les compita en sus paños f bayetas. Otras naciones siguen el rol** mo exemplo , según el estado de su p0* blacion, industria , y producciones. tas permisiones, y prohibiciones temp0' rales ó perpetuas , son unas económica disposiciones, de que usa á su arbitré toda nación independiente. En España se prohibieron los alg0- dones estrangeros, desde el año de 162 3' Y aunque la tolerancia los habilitó p0^ algunas temporadas, la observación O1' zo ver el gravísimo perjuicio, que p^ dria causar, tolerarlos solemnemente* Carlos III ha prescripto reglas oportu- nísimas , para que vengan solo en raro* |os algodones i favoreciendo los que fi»* reopopular. 529 re» producto de Indias, y se traigan para nuestras fábricas. La extracción de cueros al pelo , es- ta prohibida por las leyes. ( 24) Este ra- ?*0 con los cueros de nuestra penínsu- la1 » y de las Indias, puede hacer un ot> leto considerable de industria, en las te- dias de España: dedicándose á promo- Verle, las sociedades económicas. Los Reyes católicos publicaron una Pjagmática en Alcalá de Nares, á 20 de ^arzode 1503 :enel supuesto dees- ta prohibición de extraer del Reyno fueros al pelo > á consulta del Consejo. ella arreglan la policía, aprendí" *?ge , y examen de los pellejeros del **¿yno, ó sean curtidores: de la qual se f°rmó todo el título 19* libro 7. Recop. Las ordenanzas, contenidasen aque- ja pragmática, erangenerales: regla ob- servada en este y otros oficios , después *lue el asunto se examinaba por el Con- v_____ie- 1*4) Uj 47,(11. ii , ¡ib, 6 déla Recopilación.Educación sejo ; precediendo oír este á presonas flf pertas , y prácticas en el oficio, y en te, dos sus ramos. ¡ . Asi lo acredita el acierto, con qüC se hallan establecidas las leyes de 1°J curtidos , y de otras artes en la parte p0' lírica: pues la téchnica no debe ser, se' gun mi dictamen, objeto de la legisfe" cion. Su systema no fue jamas el de eri- gir gremios exclusivos, como se ha he' cho posteriormente en muchos; sino e* arreglo uniforme delaprendizage, y & su policía en todo el Reyno; y es 1° que admite legislación mas constante» ó menos sugeta á variaciones. De siglo y medio á esta parte , ha habido abuso en la erección de gre' mios, y cofradías gremiales; y se ha cal' do, sin querer, en erigir estancos, y poneí en opresión á los artesanos; faltando Ia licencia Real conveniente , para exigir' les derramas é impuestos perjudciales* .Asi se han olvidado las máximas gene' rales de retener en el Reyno, y traer a/.• popular, 331 y* Us primerasmaterias, en abundancia. Las leyes favorecen tanto esta abun^ pncia de las primeras materias , que as Unas, cuya estraccion es permitida, Para surtir i nuestras fábricas, previe- nei las mismas leyes ( 25) la preferencia Cn la mitad de las lanas, que se com- paren , para extraher: con que sea para labrarlas en el Rey no. De manera que n° queden, sin el debido surtimiento, las Manufacturas españolas. El tanteo de estas lanas no se di- flge á perjudicar, ni ofender la propie- dad del cosechero ; ni impide al fabri- cante la compra de primera mano. Uni- camente se conceded retracto, á las ven- didas de segunda mano, yá destinadas i extraher: que es en sustancia dar la jus- ta preferencia á las manufacturas pro- bas, en comparación de las estrañas. Esta providencia parece muy salu- dable , para nivelar las extracciones de se-. ) Ley 47 , /;/. 18 , lib. 6.332 Educación , seda, á utilidad de nuestras fábricas ;sií* detrimento de la clase de cosecheros, efl la correspondiente salida del sobrante» Nuestras fábricas de lana necesita* rían la mezcla de las largas de carne- ro , que se crian en buenos-ayres, Chi- le, y otras partes de Indias; como & insinuó' en la industria popular. Podrí* tal vez su introducción conducir, á hacef las bayetas de la mejor consistencia, y & escusar el daño, que súfrela agricultura» por el abuso de los pastos. El precio en Buenos-ayres es de £ á 6 reales de plata la arroba de á 2^ libras de lana lavada, que casi equiva- le á dos arrobas en sucio. Si no se la exonera de los crecidos derechos, qUe alguna vez se le intentaron exigir, no podrá tener uso en nuestras fábricas. La lana de alpaca, como la de co- nejo, se mezcla con la de vicuña, p3' ra fabricar sombreros finos. No se tras tampoco en la cantidad conveniente» por causa de los derechos. Reducidos a, popular; 3? 3 7 equidad posible, daría un impulso *esta manufactura, con general bene- «ciodel comercio, por el gran consu- 1110 de sombreros , que se hace en los dominios del Rey; y por otro lado es Para nosotros un ramo privativo la al- paca El sebo del ganado bacuno de Bue- nos ayres , rendiría grande utilidad en fobricar velas , y también para la care- na de navios j trayéndose actualmente de fuera del Reyno este ingrediente, tan necesario á nuestra marina , y á otros Anchos usos. Cuesta allí cada barril de doce arrobas de sebo , de 6 á 7 reales de plata. Tampoco se puede traer , para concurrir con el de Europa , sin aliviar los derechos y toneladas por un mo- do útil al erario , que ahora nada per- cibe por falta de su introducción; y al Reyno se le perjudica por la escasez de estos crudos, y abastos. El conocimiento de las primeras materias, y la vigilancia en dar prefe- ren-3?4 Educación rencia á las fabricas propias ¡ es un °V geto , que exige la mayor atención uniéndose á este fin las ideas, de todo3 los que pueden contribuir á la felicidad nacional r incesantemente. Las esenciones sueltas, que se coO' ceden á algunas fábricas comunes, debeJJ -estenderse á las antiguas del mismo ge' ñero ; porque estas ya se hallan arraigó das.Sise privilegia la nueva, con ventaj3 ala antigua.de la misma calidad, esdarl3 una especie de preferencia, que arrui- nará lasestablecidas. Conviene, pues,ts' ner la sonda política en la mano, paí3 no perjudicarlas inesperadamente. Un gremio de mercaderes, tenderos t ' ó tratantes, aunque tenga arreglados •géneros , que puede vender, carece de dert' cho ,para impedir, que se establezca j*' ■ bricade qualquiera de estos géneros i? tampoco k tiene, para impedir la ventad ib, popular. $0 *a°ricante. Si cada uno de estos últimos; guarido vienen á avencindarse, ha de seguir llnpleyto sobre establecerse, se retra/teriarj "nidios de jixar en el Reyno sus indas.- trias , d menos que la legislación corrija te*ks abusos, y estancos indirectos. Aunque esta doctrina sea tan natu- ^ y justa, el uso hace ver la gran nece- dad , de que se declaren las ordenanzas Cerníales; y los Magistrados remuevan c°n zelo tanto número de impedimen- t0s» que diariamente se tocan, y mo- ntan i los que ofrecen una industria *Ueva. La expresión de géneros en las oi> ^nanzas de mercaderes, ó tenderos, es ^na pura distribución económica entre eHos. Pero no puede, rii debe perjudicar *lcomún, ni autorizarlos, para que im- plan su fábrica en España, áquienquie- r* introducirla. Tampoco tienen derechoá impedir, ^l«e el fabricante pueda poner almacén -•.';*«"- ■> f-»™»~« •»» /«puwpflr J5éft; -dedica.,^ •>'W^r cn a cuir ta;nbien estos ^J*?s j'cpn'coftroiUdad en el precio. De esta síierte ¿"^•«uruiU, Uíiidálnvnte se .emplea, en concluir ¿«•^lamifactutra , qje hacen los aldeanas en Ale- mÍL> con entero ahorró de jornales. °Po •StC útil Fauricauteha experimentado todas las ^ vsiciones, que quedan referidas en este axio- tps Sasu qye i s.fc veti¡5an radicalmente tales prctex- l^? Y codicias .particulares , dexanJo en plena S- ^har-'os Que l}u,eran establecerse", para exercer j¿^*iúiíd , ú olicio ¡ no puede lograrse el sólido , y , "^enre arrai;>,o de'U industria. c¡a m't0 o r<»s casos, que han Hc. suce(Je con las armas blancas cortas,qua' 'es son puñales y almaradas , es justísi" nia la total prohibición de su fábrica. En esta prohibición no se ofende al ipúblico , ni al artífice ; porque éste pu^ de trabajar en armas lícitas, sin deca£f del despacho ordinario ; y el consurfl1' dor en lugar de puñal, comprará espad3'. Tampoco quiero decir ¡ que no & prohiba la fábrica de géneros adulteré dos, y de mala ley. Porque estas pr0/ hibiciones tiran á impedir , que el públ1' co sea engañado ; y no destruyen ^ industria, antes la avivan y dirigen, pa' ra que no se malee. Pero también en esto puede habef abuso y daño, si los rigores se limité ú las fábricas españolas; y quedan Io5 géneros estrangeros en una plena licefl' cia , de alterar su bondad y calidad. V6 este inconveniente se ha hecho mefl' cion en otra parte. La materia del presente artículo no & en-ta» 4.», W'** . 343 tlcendio bien en Francia , hasta Mon- *,eiIr J\4don y otros , que la han aclara- »vindicado de las críticas su sistema. 7'as leyes suntuarias dé los Romanos, e quienes hemos copiado nosotros, y 0tras naciones algunas providencias,fue- 0r* dictadas en un estado y tiempo de wCadencia , que no merecen imitación. ■as leyes del Código no tienen fuerza en España. Quien las medite despacio, advertirá la gran diferencia de aquella débil constitución, ala vigorosa de nues- tra nación ;con solo despejarla de algu- nas preocupaciones. , La Monarquía española cuenta su ePoca, desde 409 de la era cristiana ; y c°mo Estado independiente , no reco- cía las leyes romanas. Las leyes godas Aponen pena capital, á los que quisie* ^ft darles fuerza, coactiva en el Rey no. y4 La344 Educación 19. La perfección de las artes tañéis se conseguirá; saliendo algunos artesdfl05 españoles, a adquirir en los países estrdfr geros, en que florezcan, aquellos corioc1' mientos , que ignoren i ó á otros puebla del Reyno 3 donde estén en mayor lantamiento. t Estos viages solo los emprenderá11 los pensionados de la Corte, tilos de artífices acaudalados y zelosos. ("") Las ciudades í costa de sus propi°s' pueden dar pensión á algunos maestro5 á.c .('+) Don Antonio de Sancha, célebre encmi&' nadpry librero, emprendió un viage á París ,'í»31* |>erieccionarse 5 envió á sus hijos sucesivamente, d& pues de haberles, hedió instruir en el dibum K esta forma ha sacado unos útiles profesores de f imprenta, y de la encuademación. Son dignos de }* consideración pública unos sugetos, que á vvofK expensas bu;can fuera del Reyno, la perfección 4e arte , que no pueden alcanzar dentro de su potri* Por evitarles este gasto , debe el común proveer * maestro*, y auxilios á todos.popular. 345^ "e aquellos oficios, que sea muy nece- sario perfeccionar sólidamente. Ijos Prelados, cabildos, y comuni- dades eclesiásticas, harán en concurrir á eH°» un gran bien á la nación,y á la ocu- pación honesta de las familias pobres. ■ Acaso los Hospicios necesitarán ha- bitar algunos maestros sobresalientes, penóse pueden perfecionar sin estos via- > los quales no deben emprenderse, S1n ir adelantados, para radicarse mas Presto, y bien en su oficio. 20. Zas artes compuestas , como la re- toxeria , necesitan el fomento dtl Sobera- n° i ó de algún pueblo , donde haya nn 5°brante, considerable de sus caudales pil- óteos , que destinar d su establecimiento. Tales artes ocupan diferentes olí- vales, maestros, y operaciones; en quie- nes se subdivide la fabricación de las diferentes piezas. Uno, nidos maestros reloxeros,que ios34^ Educación los sepan montar, no bastan para pre' parar, ni. consumir tales piezas. Esne' cesario , que empleen a un númer° considerable de reloxeros ,queconsti-lJ> yan reloxes de nuevo, ó que estén m$ pleados en componerlos* También hay ocupaciones en est3 profesión, que exercitan las mugeres»1 tres clases de maniobras para los m15" mos reloxeros; con otras artes auxíl1*' res, que conviene fomentar al .prop'0 tiempo, que la reloxeria misma. El consumo del ramo de la reí0' xeria , por sí sola causa una considera' ble extracción de dinero del Rey no i / es un renglón , que m erece la mas etf' caz protección del gobierno, para fixaf le sólidamente entre nosotros. (*) Los (*) En Madrid se ha establecido una escuela reloxeros de orden de S. M. á costa del Real era- rio , con un número de jóvenes pensionistas. E5tí enseñanza está puesta al cargo a¿ los hcrmao0? Cbarrot, en la calle del Barquillo. Nada se esconde } la augusta protección de Carlos III.popular. 347 Los reloxeros, que conocen la bon- ?ad»ó imperfección de los reloxes, son j?S(lue verdaderamente los deberían ven- Esta venta les daria por ahora al- 8un mayor auxilio ; y el público estaría herios expuesto, á recibir engaños. Por- ^elos mercaderes no pueden juzgar e la calidad , é intrínseco valor de los '^oxes, que compran fuera , y vcnd.n * su arbitrio absoluto , dentro del ^eyno. . El mismo abuso se experimenta en a venta de alhajas de oro y plata , en Perjuicio de los plateros , que ni recla- mo , ni cuidan de adelantar su oficio. Aunque sea tan común el uso de lc)s reloxes en España , el discernimiento ^e sus partes no lo es tanto ; ni la di- *ereacia de fabricar reloxes á la france- Sa» inglesa , y ginebrina, para calcular 511 duración , y seguridad. Parecióme del caso tomar noticias ^ct)on Manuel CW/¿r,célebre reloxero español , y que como pensionista de Fer- nán-348 Educación nan do VI, aprendió en Ginebra esta uti' lísima y delicada profesión,lasqualesvafl colocadas en el apéndice. Servirán á l°s deseosos del bien público, para tentf' las á la vista , y promover la reloxefl3 con mayor inteligencia. Este arte su perfección , conduce mucho á l°s profesores de la astronomía , y á los de la náutica. Las caxas de oro, y otros género* frabicados á los varios usos,tienen igu^ necesidad de fomentos en las máquinas» para facilitar su execucion en el Reyno»/ ahorrar las crecidas cantidades, quesale0 por razón de hechura: además déla ba*a de la ley en el oro y plata, que traen lflS de fuera,con engaño visible de los cofly pradores, que pagan de hechura la fm tad del precio, en que compran. Tod° este mal es un efecto necesario , de Ia corta inteligencia de los mercaderes, y compradores. En España se conocen ya las máqui' ñas dé labrar las caxas,&c.d sean tornos dtpopular. 349 ^¿Ifor, (*) y es increíble la baxa en el P^cio , qUe resultará de adoptarse por lo« plateros del Rey no. Don Diego Ros- tagalas construye con perfección , y menor costa. En Alemania son muy comunes Para labrar, y tornear los metales, y ma* dera del ayre. Esta era la ocupación , en ^Ue deberían emplearse los que se 11a- torneros con mas utilidad suya , y Ventaja del público. Antonio Jtfartinezjptoksot de píate* r°>ha inventado unos troqueles,con que *Cli5ar,por virtud de su gravado en fon- varias piezas de oro, y plata } como son S ) Los Franceses los llaman le tw ¿ aigiiUloier; £ nun(;j0 se reduc; á una dirección fixa del buril c ^ labores varias, que se desean dar á las super- as de los ñútales, y otras materias. , c¡ ti arte de plateros debería dedicar á su introduc- °n > alqunos de los fondos, que invierte en gastos Mieio>, provechosos. ^. Si» esu y otras máquinas, que faciliten el tra- ¿ '° > permanecerá la piatcria decadente , y ceñida clj^-^s obras j entrando las mas costosas y prove- jg^is de fuera. Sin aplicación no se sale de la nú-'350 v Educación son, hebillas, botones, broche* para &l maltar, alfileteros, veneras de todasla* ordenes militares, y otras cosas. El ha recibido baxo de su proteccióná&lf joven industrioso. Perfeccionado este ge' ñero de obras, pueden aprovecharse \°s plateros, mejorando sus actuales ma* niobras. De éste modo sería fácil con semejan- tes tornos de entallar, y gravado en foti? do, adelantar en la quincallería, que eS ramo de mucha extracción de caudal^5' 21. Un maquinista capaz de diseñé» imitar ,y executar los principales ,y trtf* - complicados instrumentos, auxiliares & las artes, debería asalariarse por ahora & coda Provincia d costa de toda ella ,y & los artesanos , hasta que se hagan cot0* ríes. Esta debe ser una profesión muy ft' vorecida, y aun condecorada con la di5' tinción ck ciudadanos honrados: que es 1$ escalón para la nobleza. Sin estímulos di esta naturaleza, no se asegura tener hoifi bres- popular. 351 'by sobresalientes. El maestro degeomt- ir'4 es acreedor á ¡guales preferencias. El maquinista sabría revistar los talleres de los maestros , para advertir fr defectos, que padecen en sus maniobras, e instrumentos. Al presente no hay quien ts*e destinado, d hacer este reconocimien- to>tan necesario al progreto de las artes. . Denuncian nuestros.' veedores de °s gremios todas las obras, aunque sean ^jores, quando no están fabricadas se- Sun el antiguo, é imperfecto métodode sUs ordenanzas gremiales. Estas, leyes municipales contribu- » contra el fin de su institución, í Mantener en rudeza las artes. Quedan suficientemente demostrá- is los perjuicios, de hacer ordenanzas Aclínicas; y la necesidad de derogarlas, Para que las artes puedan hacer progre- s°s en España. Solo los premios á las nuevas inven- irles y descubrimientos , con los de- ^auxilios propuestos, pueden ade- lan-35 2 Educación lantarlas eficazmente ; sin caeíeflt30 graves, y continuos daños. El Magistrado cumple con su obh' gacion i haciendo observar las orden*0" zas gremiales; y contra su deseo cofl' viértela autoridad en menoscabo de l°s oficios j^ue quieta promover.DebecoO" fesarse de buena fe,qúe la policía delaS artesa ha reducido á un círculo. vici0' so, deque conviene salir quanto ant#> y á toda costa ;si queremos tener indus- tria ventajosa. Yo noculpó á bs veedores,porq^ no saben mas. Qúando haya maquinis' tas j capaces dedirigir las arres ¿ corregí rán los defectos tébhnicos,que se expefI' mentan al presentej Tales horhbrcs sol* el apoyo de las-artes útiles, y los qüs pueden sacaríais de la oscuridad, y atra- só , que por lo genera] padecen. Los ta*' estros regulares obran , y; enseñan p°c puro rnecanismOjé imitacion,y no seraU á propósito jamás por sí solos , para adelantarlas, aunque sin culpa suya.popular. 3JÍ 22. Fomento muy esencial es , el que f justicia obligue a los dueños de obra, a We paguen puntualmente lo que encar- #'f» d los diferentes artífices. Y si fuere a plazos , que se les cumplan sin dilar c'°n i mereciendo mas protección los ar~ tesanosy que muchas personas varíaselas ^uaks quieren lucir y ostentar, encargan- * °bras , que no quieren , ó no pueden Pagar. JJn artífice , que tiene su caudal, tsParcido en tan malos pagadores, nece- sariamente se ha de arruinar; ó malear obras , para engañar d los que pa* $uen de contado. La experiencia diaria de las nau- tas moratorias, que estas pobres gen- íes piden en el Consejo s por falta de ligamento de sus obras , hace ver al igualdad, con que son tratadas; y la Pr°nta administración de justicia , que 8e les debe hacer, contra sus deudores. z ' Sus3^4. Educación Sus proprios acreedores los execra" por el rigor de las leyes; mientras que laS personas ricas, que les encomiendan 13Í obras, no les pagan ; antes les pon^ con sus deudas en el estrecho de seí atropellados en sus talleres, y repues' tos diariamente; si no cuidara tanto & protegerlos el Consejo. Las deudas porque los molestan ^ por lo común del alquiler de casa • 0 de los géneros y materiales» que torna11 fiados 3 para hacer la obra, en lugar el dueño debería pagar de contado ty importe» . Esta materia requería á la verdad alguna providencia : ahora por vendcí sus obras nuestros artesanos, las fian:fl0 se establecen plazos, ó reglas precisé para el pago, porque no está en costu^' bre. Esta confianza es causa de prev3' lerse muchos dueños de obra , de la ^' toridad , que impone su carácter; o& Ja timidez del artesano en propon^" lo, por no perder aquel parroquia^' Serpopular. # 355 , Semejante abandono es íncorregi- "'e* mientras no se dé regla, para el ca- de no haber intervenido ajuste. Es Jerto , que las leyes no tienen preveni- os todos los casos de esta especie ; por- ^Ue los abusos son mas recientes. El que n° conviene en plazo , debe pagar de c°ntado y requerido por el artesano. Las leyes únicamente son capaces, ^ socorrer, contra la retardación de la Paga de obras, áesta útilísima porción ^e ciudadanos, los quales merecen mas ^sideración y atención 3 que sus deu- ^0res. Estos últimos con trampas suelen Amentar el luxo , á que no alcanzan Slls rentas: en la confianza de que los ar- canos no les executarán , por no per- Qer sus casas. Otros como poseen rentas de ma- y°razgo , sí mueren sin bienes libres, Pueden dexar perdido al artesano, sin tener esteá quien volverse. Este mal, ^'e es común, carece tanto de remedio, c°nio si fuera rarísimo. Manténgase el z 2 nía-wm 5 5 f> popular. mayorazgo, pero los frutos deberían seí responsables; y con eso los poseedor^ caerian en menos atrasos y vicios. ™ fundador del mayorazgo pudo d¡sp°| ner de su hacienda ; pero no del cau^1 de los artesanos , impidiendo con ^ vinculación, que no cobren lo que el poseedor, moroso y gastador, dexo' & pagar en vida. , Toda ley opuesta al beneficio pu" blico, debe reducirse á la equidad. poseedores serán mas cuerdos, ó los mediatos; sabiendo, que las deudas & artesanos deben necesariamente pagaí' se 4 de las rentas del mayorazgo. • : ■■ - - - • T| Otro importante auxilio .para lantar las artes, se podría lograr, pH$ cando en nuestro idioma todos los trf' fados de los oficios , que salen Juera & España , y los que se hayan publicó ó escrito entre nosotros j reuniendo l!ipopular. 357 "* «tór/70 de obra los tratados, relaté *0j d cada oficio en particular. , De estos tratados hay poco cono- ciento en el Rey no , aunque se han Rezado á traducir algunos, en forma ^enor, y con láminas ordinarias. Al fin de este discurso se pondrá noticia por mayor de los que se han Publicado ya. Las sociedades economí- as deberían distribuirlos entre sí, em- prender su traducción , y adicionarlos Qori todo lo perteneciente á cada oficio, 3l,e pueda conducir í perfeccionarle en aparta : manifestando los abusos, ó ig- norancias , que piden remedio con toda ^tinción. $. XVII. ^e fos ocupaciones mugeriks, d benefi- cio de las artes. Aunque son necesarios los oficios, ^ mas provechosa la agricultura. Sería una gran ventaja al Estado, que to- z\ das.358 Educación das las artes- posibles se exerciesen pot las mugeres. De esta suerte las familia' vivirían abundantes con la universa1 aplicación de ambos sexos. Si la educación no les es común, las mugeres é hijas de los artesanos perse' verarian ociosas ; y no podrían insp¡raí á sus hijos y maridos una conducta lab0' riosa , de que ellas mismas vivirian dtf" tantes y tediosas. Es cosa también cierta, que las mu' geres deben concurrir á fomentar la dustria, en todo lo que es compatible con el decoro de su sexo, y con «uS fuerzas. Quantas mas se empleen en el tra' bajo , ese mayor número de hombre* quedan, para las faenas mas penosas: *sl del campo, como de los oficios pesado^ de la navegación y milicia. No tienen menor obligación laS mugeres, de procurarse el sustento i eos* ta de sus tareas ; y es error político n° pensar en dedicarlas á las artes, y á l°s de-, popular. 559 ^mas destinos , conformes á su estado. La preocupación de ver casi ocio- *as las mugeres en algunas provincias elReyno, no es una razón sólida, que í^toxice su inacción. Es una perniciosa, ^sidia, que conviene desarraigar. , Provincias hay, en que las mugeres 8lri salir de España, van en los barcos a pescar en el mar» llevan á vender el Pecado fresco, desde los puertos de mar tlerra adentro, ó á los mercados 5 culti- v,ri las tierras por sí mismas: son ten- cas , panaderas 3 que amasan y vea- den el pan. Todas éstas tareas exercitan en las provincias marítimas de Galicia, Astu- ílas, Montaña, Vizcaya, y Guipúzcoa. I^as mugeres de aquellos países, no 8e creen inferiores en el recato , ni en el Acimiento, á las de otras provincias in- Priores d meridionales, donde viven por 1q común , en un profundo descan- 80 > y con miseria : compañera insepa- rable de la ociosidad. z 4 Las3#o Educación Las Pasiegas llevan acuestas la ittat1' teca, y el queso en sus cuébanos, des& las montañas de Pas, inmediatas al y3' lie de Cankdo , í los pueblos de veifl" te leguas al rededor, y traen de retof no los géneros , que necesitan para el propio consumo de sus casas. Sus costumbres , robustez, y recato son estimables, y les dan una su per10' ridad decidida , respecto á las mugefeS entregadas á la floxedad. Yo creo, que las Pasiegas son aquella clase de muge' res, que recomienda Juvenal , de l°s primeros siglos. (26) En los mismos países las mugereS guardan el ganado por vecería, si es fl^ cesario: guian los carros: sallan, escaf dan» Credo pudicitiam Saturno rege morDtam In terris, visamque diu ; cum frígida parvas, Praebcrer spelunca domus, ignemque, laremque» Kt pecus & dominus communi decumberent umbrá: Jilvestrem montana tomm cum sterneretiixor Frondibus , & culmo , vicinarumque íerarum PeJlibus. Juven. Sat/r. í. m prhic-j pópular. . $6i .an3 siegan, y crivan las fineses, y aun °ran , i falta de hombres, las tierras. Se crian seguramente, á pesar de tan- ^ fatiga, mas sanas, y conservan costum- res naturales, y no menos decentes. Los pueblos de montaña y disper> S°s» contribuyen á mantener inocentes ^s°s5 mas sencillez , menos luxo, y ma- y°T aplicación al trabajo. Los muchos Pablos grandes de España , son noci- V°5 i este respecto. j Portean y venden las mugeres de * costa septentrional las frutas , y son *"as casi las que regentan todas las tien- as de mercería. Hacen encages, medias, cordones, y ^tros géneros ordinarios, según las luces e' país. En fin no se desdeñan de apli- Carse,á quantas faenas permiten sus fuer- Zas> y convienen al sustento de su familia. Estas costumbres son antiquísimas tn aquellos pueblos, y eran trascenden- tes á toda España, antes de la entrada los árabes. Las362 Educación ( Las de Foncarral dan un mode'0 de esta actividad: en Madrid mismo»1 en otros muchos pueblos no son rar^ estos exemplos. Ahora se ve á muchas mugeres" los barrios pedir lana que hilar en el h°5' picio. De suerte que mas escasez hay ^ obra , que de aplicación en las mug^ de Madrid. Quanto mas se camina en Esp311* al medio-dia , se aumenta la ociosidad en las mugeres; y esta á la verdad $° tnejora las costumbres. Los Moros, y orientales las teni3ít encerradas en el ocio. Estas costumbre no convienen a los Europeos; y ya Jü' venal se quexaba, de que las costumbre de los Griegos habian contribuido ' pervertir las matronas Romanas (27) con- -~ (*7) . v Qnxdam parva quídem; sed non toleranda m.irlC' Nam quid rancidius, quam quod se ron pwat j Formosam j nisi qua: de Tusca Gracula fácra cst? Juvenal. Sarjr.á. v. 1.84, wpopular. %6% C°!! usos» muy distantes de su antigua ■P'icacion, y decoro. Ahora no están encerradas Iasmu- ^eres, ni deben estarlo sin injuria, y de- §radacion de la justa libertad, que les Pertenece , quando no renuncian á ella. Los Mahometanos por principios err°'neos de religión, acomodan sus cos- tumbres respecto á las mugeres ; y de ahí viene su encierro , ociosidad, y su- perstición. (*) Bien me hago cargo , de que á mu- jj^os disonarán estas comparaciones: podados en lo que ven , para abonar e* método actual; y mantener á ínu- las mugeres en el ocio , á costa de ser Arables, . Debiendo decidirse este punto por arazon,se hallará, que en las provincias mas gjí*) En Berbería viven las museres rodeadas de tj. k , manteniéndose con una especie de polien- q„ * V .sachas, para engordar: que es la felicidad á iut aspiran. I364 Educación , mas antiguas de España, viven general- mente aplicadas al trabajo lasmugeres» y que solo en las recobradas posterior- mente de los árabes, se ha introducid0 por contagio de los vencidos, su ocio- sidad. Las antiguas españolas, hasta el sl' glo octavo de la era christiana , toda* vivían ocupadas, y es resabio deriva- do de los árabes la indiferencia actual* La práctica de algunas provincias, 00 debe prevalecer á la general laboriosa dad de nuestros mayores. Ni puede tacharse de novedad ufl* aplicación , que es tan útil , y viene & antiguo : examinados bien nuestros orí- genes , y la costumbre general de las demás naciones europeas, donde no bar* penetrado las heces asiáticas, y africana*- Dos objeciones se opondrán al sis- tema , de aplicar al trabajo las mugeresí la dificultad de variar la costumbre ac tual,yel riesgo de que pierdan su recaté vulgarizándose en las tareas laboriosas* yopopular. 3 6% Yo creo, que estas dos objeciones Aprehenden, quanto se puede alegar jn defensa de la ociosidad, mugeril de °s países meridionales. Las malas costumbres no se defien~ j*en bien , por ser antiguas antes prue- ,an descuido en aquellos, que las han Producido, ó tolerado. Esto se entiende, aun omitiendo la s°':dísima solución , de que nuestra an- "guedaci española tenia costumbres ac- tlVas, y del todo opuestas al abandono, se intenta reformar. Su época em- pezó desde el siglo octavo , en que los arabes invadieron , y ocuparon gran parre de la España , en que permane- Cleron hasta el año 1492 deChristo. Esta larsia mansión de 700 años "a podido influir algunas costumbres. Reyna Católica reprehendió en las ^ügeres de Córdova la ociosidad ; y nadie que ame el estado, y la felicidad ^e las mugeres, podrá aprobar, que vi- van descuidadas,y llenas de una pobre- za,%66 Educación za , y desnudez voluntarias. No creo, que se asegure con el oü° la honestidad del mugeriego; antes e5 la ocasión próxima, de corromperse lflS costumbres en gentes de ambos sexos. Escuso detenerme mas, en satis^' cer á las objeciones i porque siendo ^ débiles, las que pueden oponerse, & ría darles valor , el malgastar tierflp0 con una mayor digresión. La dificultad verdadera, que mefe' ce reflexión, consiste en hallar el modo» de remediar esta continua pérdida & industria, por la tolerancia decostuO1' bres, contrarias al sistema político , que conviene í la nación ; si desea de verflS perfeccionar las artes , con menos erfl' pleo de hombres en los oficios, y ma' yor aprovechamiento de las mugeres- Conozco la imposibilidad de lleg3* al logro de esta empresa , por medio8 de coacción , los quales no serían dig' nos, ni convenientes i el fin. La crianza, que se de á las mugeres» fa-f ... popular. 367- Rutará los medios, de hacerlas con, tiempo generalmente laboriosas. EL ^do mas seguro , de prepararies ocu- Pac¡on útil, es abolir las ordenanzas de j^chos gremios supérfluos,y perjudicia- es» que han dedicado hombres á las jQsas, para que no eran necesarios, y as han prohibido á las mugeres , que Q° pueden ser gremiales. Hablaré de ambos puntos con la decisión , que me fuere posible. La muger tiene el mismo uso de ^zon , que el hombre : solo el descui- » que padece en su enseñanza, la herencia, sin culpa suya. Nuestra religión no le permite exer-. Cer los ministerios eclesiásticos, ni el car-» jj° de la predicación. Las leyes tampoco j^n ere ido , que convenga fiarle el go- |erno político. Ninguna de estas prohi* Piones, contradice lo que se propone. Tampoco sus fuerzas la hacen ap-; *a á la guerra , ni á otros trabajos pesa- °s > que deben soportar los hombres, que3^8 Educación que nacieron con mayor caudal de va' lor, y robustez. Con todo, ha habido sus heroínas en el sexo", sabias, y políticas- Si la educación de los hombres f mugeres s fuera igual, podría resolved se el vano problema, de si lo es taífl' bien su entendimiento. Mientras sub- sista su instrucción en el pie actual, & una qüestion inútil, y meramente es peculativa. Como no es el asunto de la aplí' cacion, á que intento dedicar las muge' res, relativo á las ciencias y combina' ciones abstractas , de que son capaces» á mi entender sin distinción de sex&» sería impertinente discusión, internarse en una disputaren que tomó segura' mente el mejor partido el Padre Fei' joo j ( 28 ) mirando como error del vul* go la diferencia , que en perjuicio del mismo sexó , hacía la opinión común» i favor de los hombres. Co- (18) Teatro crítico, tomo 1, diicuno 16.popular1. 169 Como estos han excitado, y resuel- to el problema , no han elegido la opi- nión menos ventajosa. Si se ha de consultar la experien- Cla»puede afirmarse, que el ingenio no distingue de sexos; y que la muger bien Cucada, no <:ede en luces, ni en las dis- posiciones á los hombres; pero en las °peraciones manijajes, es mucho mas '§'1 que ellos.-Con que en la materia ^eque se trata, debe concluirse, que ^ tan idóneas á lo menos, para exer- ^tar las artes, compatibles con su ro- bustez. Del pueblo-se ha de hacer el uso ^as ventajoso , para que todo esté ocu- pado ; y quantas personas le compon* §an, ganen honestamente, de que vivir. Supuesto este principio , se ha de a viendo holgar á sus madres, tias ,y "imanas mayores. El exemplo puede ^ , que la educación misma. El es el Jiue forma las costumbres de los pue- rtas , el que las mejora ó destruye, guando declina el vigor , y virtud de tas mayores. Las madres de familias deben faci- ^tar este exemplo , con su propia apli- Cac¡on. La nobleza ha de influir mu- cho, con la laboriosidad de las criadas, lúe vuelven á casarse , y á vivir en las ^deas , ó con artesanos. El establecimiento dé maestras de cUenta del público , para enseñar á leer, y las labores á las niñas, es un recurso °*Uy oportuno;pero absolutamente ne- fario , si la educación se ha de fixar, corno es razonable, sobre cimientos só- idos . Donde haya fondo de propios, es c°sa prudente asignar un salario, com- petente á estas maestras; y que las ma- ltes y los párrocos cuiden , de que las aa 3 ni-3 74 Educación niñas no falten á esta enseñanza. Los hospicios enseñarán las nina* desvalidas; y los padres cuidarán neralmente , de que no vivan ociosa* sus hijas, * La autoridad pública debe au*1' liar á los padres , y aun dirigir á ello* las prevenciones convenientes, si m hallan omisos , ó abandonados en I3 educación > y aplicación ventajosa ¿e sus hijas. Pues en las personas de esta* niñas, serían inútiles las leyes coactivas» si los padres de familias no quedan r^S' ponsables al cumplimiento. Los conventos de monjas pueden &' timular con su exemplo, la misma api1' cacion al trabajo, como se expuso eff la industria popular. Pues componiefl' dose por lo común de gentes principa' les r trascendería su imitación á las pef' sonas seculares. Además se deberían dedicar gene raímente, i la educación de las niña? nobles, ó ricas, sin perjuicio de la laborJ ocu-popular. 3 ~j% 0cupacíon útü al Estado , y muy con- forme al monacato, que profesan. La ?bra de manos es una obligación en sus reglas. Encargadas de la enseñanza de Tas ^iñas acomodadas, y reglándose la e< o- Jornia en el gasto, de manera que no hubiese abuso, exceso, ni grangería con- tra los padres de familias, harán gran provecho los conventos de monjas al ■R-eyno; y contribuirán eficazmente á la educación del sexo, de que ahora hay üna falta, casi general. Este es el impor- tante exercicio de caridad, que podrian facilitar ;escusando por este método bus- Car en los conventos de fuera del Kcy- no , la buena crianza de las niñas, á cos- ta de graves dispendios;y la penalidad de alexarlas por algunos años en país es- caño; ó sufrir la dura alternativa , de verlas carecer de la instrucción nece- saria. Los párrocos, y todo el clero , de- berían concurrir á estos fines; procuran- aa4 doX]6 Educación do hacer las convenientes exhortado* nes á todas las clases del pueblo , pa*3 introducir, y persuadir la utilidad ¿el* aplicación de las mugeres i L labor, se- gun sus diferentes estados : unas pa*a emplear útilmente su tiempo , y otras para mantenerse con recato y honestf dad , á costa de sus tareas caseras. Los señores Obispos en los con- ventos de su filiación, podrían estable* cer un número competente de colegios» para las niñas nobles,y acomodadasd¿ su Diócesis ; arreglándose la pensión por tarifa, con aprobación del Consejo. Ante todas cosas debian instruirse las monjas mismas, para desempeña' cumplidamente esta gran confianza; es- cogiendo los conventos de mayor ex- tensión , situados en parages sanos, con huerta y paseos, en que esparcirse lo* ratos libres, sin aventurar la salud. Los superiores regulares deberían facilitar los mismos medios en aquellos monasterios, que les esta'n subordina- dos:■ popular. 377 *fos: cuidando de promoverlo , y exci- tar su execucion las Justicias, Ayunta- mientos , y Sociedades económicas por tedios atentos, y de conformidad recí- proca : con igual aprobación del Conse- jo, á fin de apartar de tales convenció- os , y establecimientos toda inadver- tencia , ó perjuicio al systema político del Reyno: pues nada debe correr, que fe ofenda aun en lo mas mínimo. Es cosa cierta, que la educación de fes niñas nobles y ricas,que un dia han de ser madres de familias es lo que ha de echar los cimientos sólidos á la labo- riosidad de las mugeres plebeyas, á su litación y exemféo- Aquellas que carecen de rentas, ó caudal quantioso, no pueden recibir educacion en los monasterios; y es pre- ciso , que busque medios de suplirla el Magistrado público en las ciudades y vi- llas grandes: no se trata de las aldeas, fes qnales tienen muy diferentes reglas. Unas irán á la maestra, y otras vi- ví-??8 Educación viran en el .colegio. Pero serán comtí' ncs en ambas clases , las ideas de la ne- cesidad de la enseñanza, y de la aplica' cion , respectiva de las mugeres. Bien conozco la grande dificultad» que se hallará al principio, en reducá tanto número de personas ociosas á Ia actividad. Creo también, que en pocos dias no se pueden mejorar las costurfl' bres de un pueblo; subrogando una «f da activa y atareada , en lugar de 1* floxedad voluptuosa. Si fuese cosa fácil, hacer semejante mudanza , no necesitaría representarse de intento á toda la nación española eO este tratado. Mas como todo ha de ce der á la verdad, y al ínteres público; tal puede ser el común, y general impulse á este objeto, que se logre efectivamefl' te un fin de tanta importancia,para aU' mentar la riqueza nacional. Quando respecto á las muger es adúl' tas, no se adelante mu^ho por ahora, se' lá infalible el buen éxito con las niñas1 es-popular. 3 79 ^tableada la forma de educación ge- neral , y los premios convenientes. Ninguno de los cuidados de fas so- ledades económicas es mas urgente, °,Ue el de examinar los medios de arre- glar sólidamente la educación mugeril, en nuestras provincias de España. Quandoeste pensamiento se haya logrado,las costumbres han de mejorar Notablemente,en ambos sexós. Las ma- dres son quienes influyen las primeras máximas á los hijos é hijas, durante la infancia, y mucha parte de la niñez: epoca en que se empiezan í combinar las ideas;y de donde se deriva la mayor parte del régimen, y método de vida. Las ocupaciones de las artes, á que conviene se dediquen las mugeres, son duchas, y pueden escusar varios artis- tas , y aun gremios enteros de hom- bres. (#) X_En_ (*) Véase lo que queda advertido, cerca de la ocupación de las mujeres , en el phrrajo precedente, 'obre d medio 4 ; cuyo asunto por su importancia ha3 So . Educación En ello habria un general beneficio del Estado , como lo advertirá por sí mismo qualquiera. Todo lo que pertenece a' coser qual'- quier género de ropas, vestidos ó adof- nos, puede muy bien hacerse por mU' geres. Los Zulados de todas las materias* que entran en los texidos. Los ^___^> ha parecido necesario ampliar; porque no se crea» intento gravar voluntariamente a las mureres, coi* «na fatiga impropia. Oualquiera se hará careo , & oue hay provincias en España , donde están en práC' tica trabajos mas rudos ; eméndeme yo á los do- mésticos , guardada la distinción de clases, y lo*' alivios posibles á la delicadeza del sexo. He visto en lá corte, que señoras de muy a'-t* clase , después de publicada la industria popular» no se han desdeñado de buscar tornos dé hilar; ni de aprender personalmente su uso. Esta demos- tracion práctica debe desengaf ar , á los que atri- buten á las mugeres de calidad , una repugnancia á la labor , que no es cierta- Depende únicamente la ociosidad del olvido de sus ayas, y gobernantas. La salud y la robustez» se conserva ventajosamente , por virtud de esta apli- cación , que las liberta de la molestia de una vid* tediosa y fioxa. Tal es la que pasan por lo común» quando ignoran las labores, propias de su estado. No hay cosa rr.as agradable f que la aplicación , f modestia en ur.a señora. Asi la educackn contri- buiría á atrahtrles sociedad decente, en todo tiempo-popular. 381 Los texidos mismos. Los bordados. Los adornos mugentes de todo fuello, en que no entran piedras pre- nsas, ni metales; cuyos géneros se lla- gan de calle mayor. Botonaduras , ojales , cordones , y redecillas. Pinturas de abanicos. Encares y blondas ,y puntas. ¿Medias, y calcetas. Listonen a y cintas. Pueden ayudar á preparar otras Materias de las artes, que constan de partes flexibles , y cosas semejantes. Los gremios, que impidieren tales ocupaciones de las mu geres., deben mo- derarse en esto , á utilidad común del Astado , sin embargo de qualesquier °tde¿ianzas contrarias. Dejnuchos oficios, tocantes á pre- parar comestibles y bebidas; como pi- caderos, confiteros , pasteleros, y boii ^eros,son también dañosos los gremios, que382 Educación que han formado; pudíendo las muge' res con mayor aseo, sazonar estas es" pedes comestibles y potables. No me dilataré mas en una matf' ría j que por sí misma se recomienda, f solo podrá arreglarse por virtud de laS luces,que inspírenlas sociedades eco- nómicas , á cuyo buen juicio con ¿' tiempo me remito. No hablo aqui de algunas opera' dones sueltas, tocantes á la industria f agricultura , en que promiscuamente pueden emplearse mugeres; por no pef' tenecer á los oficios, ni á las poblacio- nes de mucho vecindario , donde hay el mayor número de mugeres ociosas. El cuidado de las personas públi' cas debe encaminarse incesantemente» á desterrar del sexo en lo posible toda ociosidad. Esta aplicación alternaba la lectura, y diversiones honestas, pre- servará á muchas mugeres de la corrup* cion de costumbres. Y si á vista de un clamor tan universal de los buenos, no vi-popular. 383 Vlniere el remedio, (29) doleo deh'inc ex "■timo midieres. La corrupción del sexo ha influido enU general de las costumbres. El ocio y la falta dé educación, han sido el ori- en todas las sociedades, ricas y opu- *erUas, de su decadencia y virtud. Juvenal pinta muy al vivo en la Scttira sexta, el estado de las costum- bres de aquellas matronas romanas. Sus c°tisejos, y su aplicación á los cuidados domésticos, antes excitaban á los pro- Píos hijos al heroísmo. Lo mismo ha- Clan las republicanas griegas. Todo esto desapareció entre Ro- canos y Espatarnos, luego que Jas cos- tumbres de las matronas se pervirtie- ra ; y se entregaron al lux6, y al de- v*neo de los Griegos, que lo tomaron ^e los Asiáticos sus vecinos. Si las mugeres de calidad, quieren Superar la robustez de sus antepasadas ilus- Terent. m Lmucht act. t , icen. 3.'384 Educación ilustres, estén persuadidas, de qué '3 buena educación, el decoro de sus pef' sonas, y la distribución constante d^ tiempo, dando algunas estaciones apa- cibles á la vida del campo, y i los agí3' dos de jardines, huertos y sembrados» las han de hacer mas sanas, mas reco- mendables , y mas respetadas de las personas de ambos sexos, que las tra- ten. Y ademas podrán contribuir e11 parte al bien general de la nación , de que su actual situación las tiene priva- das , aunque sin culpa suya , por de pender de otros su crianza civil. Depopular. 38 j 5. XVIII. ^¿ la salida y socorros, que el comercio Nacional puede, y debe dar días produc» c'Qnes 3 y mamijacturas sobrantes de las nrtis y oficios, con extensión d el trdfi* Co exterior ,y d Indias; se expresan los ^dos^de que uno y otro pueda fiorecer, con recíproca utilidad de la matrizy y de sus dilatados dominios ultramarinos. El comercio tiene ciertamente una dación inmediata con las artes; y si no e^tan de acuerdo,pueden embarazarse re- Clprocamente. Con todo eso, no es lu- Bar oportuno el presente tratado , para ^atarse mucho sobre él. La agricultura, y las artes son los Manantiales, de donde deriva toda su ft^rza el comercio, (30) el qual no es otra bb co- ito»._.. _. _4 (30) Álvaru Üíoiío en ei d'ucúrio univena! de las can-Educación cosa, que la comunicación de ios ho$" bres ; llevando á unos parages lo todos los can-pos fertilicen , poroue ellos son ™ •♦ que han de papar tributos á V. M. La tercera esaumenrar las fábricas, con la t. yor perfección en'sus, obras , para con ellas t*^ •» raurar los tesores, que se han perdido con »»fraudes del comercio. \ « La coluna, que está en el medio (la agricul'^. w es el centro, donde se hallará la mayor iv& •• para mantener el mejor edifjc'o. Del centro se "\, »' de tirar las líneas, para fortificar teda Ja ci^ •• ferenc'a de ¡a apática corona de V. M. u Si añadiese V/kti á estos tres medios, el edufaclf» % ncrai de ¡a nanvn , con distinción de que conviene á cada clase , habría encontrado sistema completo de la utilidad ¿enera!. -■popular. 387 tfaer; aunque depende del clima, y va- cación de los temporales. Muchos se persuaden , que la agri- cultura no debe tener otro objeto , que bastecer el interior á precios baratos. Por consiguiente miran con ojeri- 2a la extracción de los frutos, y creen, 1lle toda la felicidad de un Estado con- iste , en esta baratez, y vil precio de los frutos ó cosechas. Este modo de pensar , es el mas c°ntrario al progreso de la agricultura; P°i"qiie hace al labrador tributario del Cünsumidor j y donde no se permite la ^tracción en años abundantes, jamás el Obrador puede aumentar sus labores, c°n esperanza de tener buena salida. La razón es, porque todas las cose* chas 3 é industrias humanas, se limitan ^ despacho. Sin grave necesidad es da- 110 cierto, admitir los frutos estrangrros; frique sean mas baratos , que los del País. La introducción continuada del tri- bb 2 go388 Educación go de Marruecos, podría haber disipa do la labranza de nuestras provincia* meridionales. El gobierno público ha de ser rígido en permitir la entrada, que la sr iida de frutos: máxima,que nunca & debe olvidar. Lo mismo tiene lugar en las tí1*' nufacturas propias. La salida pronta ya sea para el consumo interior , o pa' ra fuera del Reyno,es la que asegufá ta impulso. (31) Conviene aplicar, por ahora, esto5 principios á los productos de las art#* Estas á la verdad prosperan con fl13' yor rapidez,sí se guarda un ordenad - • _y. (jx) Francisco Martínez de la Mará en el e?>'°"!Í fsg. s allí: •* Ninguna monarquía ha sido due"* »»de tañías riquezas, como España ha tenido. V r n fiarse de ellas mas que de las artes, con que las ** diera haber coaservado , ha perdido sus fuer#* »»Porque son mas poderosas las artes, para conser^l *» potencia, que las gandes riquezas y minas ; P<>L *> que tóá» tiene fin sin ellas, y la virtud de las aro? »> no. Demás tme son las artes para con las ríque^ »> io que la piedra imán para el hierro } por4ue #> tira para a, de las partes mas remocas.popular. v 'vigilante sistema, y aseguran géneros Comerciables; siguiendo el camino, que ^tí indicado en las leyes, y en la prác- ^ uniforme de las naciones aplicadas. El comercio español está obligado, ^formándose á un espírku patriótico, y instante en los principios,á valerse ^0t* preferencia de las manufacturas na- ei°nales; (*) y á promoverlas eficazmente. ^^^^ bt>3 Con (*) Francisco Martínez, de la Matad principio de y.'Pítame de los discursos políticos > impreso en M*- r'd en i<¡99,y reimpreso en Sevilla en 1704, sienta , es ¡"'Principal 1,11 á las artes. 'ti »»Todos los Reynos y familias ( dice este cscri- 'tor) necesitan, de que les consuman las obras,qt!C ■ Proceden de su industria ; y el mayor cuidado de 1 los Reynos consiste , en buscar los medios, para ■ lúe fuera de sí les consuman sus obras industriales; ' Porque no le tienen dentro en sí. "El mayor barbarismo, que se ha podido notar *j ( asi continúa ) por todas las naciones contra la nuestra , es la facilidad, con que los españoles se * "Un destituido del consumo de sus obras indus- *' diales en las Indias, que es como dentro en sí; y ' mayor barba: ismo ha sido, consumir las agenas, *» que perder el consumo de las propias. . Mas'39o Educación Con mayor razón debe observar las le' yes, promulgadas á beneficio de las artes y oficios, que se hallan establecidos e° el Reyno, ó que se vayan perfeccionan* do , ó plantificando de nuevo. Si quebranta la execucion de esta* leyes el comerciante, con introdúcelo' nes contrarias í este systema patriótico» debe sufrir la confiscación , y demás ñas, que contienen nuestras leyes. Toda nación tiene obligación de cui- dar su propia prosperidad, y contener de- bidamente á los que la impiden. Haf' tos objetos de comercio se presentan,s'f adoptar los que sean esencialmente ruf nosos a los oficios. Siempre es necesaria la importancia de géneros forasteros en todo país; por* que Mat abaxo conti iia , diciendo : »> Por la golf t» sina de los españoles, de comprar tras baraco^ •» mc-caderías a-^enas , desestimaron las propí** »• Como á niños con cerezos , les han quitado & " phu , o te poseveron sin estimación: de que »> ha seguido h grande rr-Leiia.popular, 391 lúe la providencia quiso, establecer en- ta ellos una relación , y dependencia ^ütua. La nación, que tiene frutos y pri- meras materias , que vender á las otras» estí segura, de que conservará, siempre ^e no descuide su agricultura, é indus- tri* interior , un ramo permanente de ^mercio activo. La España debe llevar sus vinos, aguardientes , aceytes, sobrantes de la- , &c. i las naciones, de donde nece- retornar otros frutos, ó primerasma- kriasjquelasean absolutamente preci- ^, para ocupar los artesanos, y adelan- tar sus fábricas. Entre los frutos, y primeras mate- ras de la España, se cuentan también *&6 de Indias, que no solo contribuyen * su propio consumo 9 sino al de otras ^Uchas naciones. Por este medio recíproco puede, y debe estender su navegación en Europa, y dar salida á tales géneros, con venta' bb 4 ja;39 . Educación ja; surtiéndose de primera mano dé 1<# que necesite introducir de las naciones estrangeras; establ tiendo en las plazas principales mercantiles factores, ó casas españolas de comercio propio. Jorge Henin propuso á Felipe 1^ dos compañías generales de la naciofl» para hacer su tráfico : una que llama del norte,ó por mejor decir, la de Eu* ropa. La otra compañía era la de Ifl" dias, á fin de poner en relación recíproC* ambos comercios, con utilidad nuesjra» y aun de las nacionescoa quienes tu- biesemos amistad,y buena inteligencia pacífica. Yo no apruebo estas dosi .■.'compa- ñías exclusivas , que. entonces erarí de moda; y las habían puesto en I credttf* los Olandeses , á quienes siguieron los Franceses é Ingleses: quando k&a ino- raban aquellas naciones, los caminos de adelantar su comercio y navegación. El acta de Cramwl iluminó las gentes. Nosotros, sin embargo de ella,. he-popular. W "Crnos imitado en el presente siglo el método de comerciar por compañías. Sólo el comercio de Filipinas podría ^mentarse por una compañía particu- ; como reflexiona el autor de la historia de los intereses del comercio ds Europa, que se halla traducida en nues- tra lengua, por D. Domingo Marcoleta. Con generalidad se ha experimen- tado , por todas las naciones comercian- tes , que son tan nocivas al comercio in- ferior las compañías, como alas artes el Atanco gremial. Por distinto camino intentaba Don Miguel Alvarez Osorio y Redin estan- car el derecho,de tener almacenes en Aquellos comerciantes,que mantubiesen fábricas y telares en España de su cuen- ta propia: con el objeto de preferir en el consumo nuestras manufacturas á las estrangeras,y asegurará las primeras el despacho prelativo. (3 2) re- to *) Osorio y Rcdin en la ettewionpolukay (ca- no-394 Educación Pero aunque el sistema de jorge Henin , fuese inadmisible, en quanto al método exclusivo de la formación de dos compañías generales de comercio» hace ver, que la España solo puede te- ner ventajas en su tráfico, peculiar de Indias; fomentando su interior sistema» y no descuidando el comercio general» desde los puertos de la península , á e* resto de Europa. De- - nomica tf la mejor piedra de toque , y irisol de vtf daiei, para descubrir los tesoros , que necesita monarquía , punto i, en que trata de las fábricas» fag. 31, se explica de este modo : »i Dentro de dos anos , se podrán texer en caoi »» Revnos todos los géneros y ropas , que se ne* «> cesitan, para España, y todo el comercio de mieí* t> tras Indias. >' Si V. M. es servido de mandar , ( habla con »' Carlos II en ié8 ° r> por su cuenta , pueda tener cada uno almacene* i» públicos en los lugares, que les sea de mas con- »* veniencia. »>Y este es el mejor remedio , para aumenté »> las_ fábricas, y enriquecer estos Rey nos con '/!,raO »> facilidad. Porque todos los mercaderes se balla- ♦» rán precisados, á mantener telares por su cuenta» »> porque no podrán vender en tiendas públicas, los »mo él solicitaba con instancia ; por ignorar el furso, que se daba á sus propuestas. Es menester facerle la justicia , de que su zelo, y cálculo político 'Sualan á lo mejor , que se puede haber escrito en *nRlaterra sobre esta materia> y convendría su reim- presión con alp.unas notas, acomodadas á las varia- ciones posteriores. El conocía perfectamente el siste- ma corriente del comercio üe Indias en aquella cPoca.39¿" Educación Este comercio exterior se lia "d^" cuidado demasiado entre nosotros,y hay en ei común de las gentes, en sU razón, la inteligencia necesaria de los parages, á donde con preferencia se deba transportar,ó traer el género,de cuy0 despacho se trata. Este conocimiento es de suma importancia,aun para las naciones, que sufren comercio pasivo. J Un cuerpo, como los gremios ds Madrid, y otros comerciantes gruesos áe España, que hay en gran número: res* petables por su caudal ,y por la hon- radez y buena fe, que tanto reluce en los españoles, y recomienda , en su pro* yecto del nuevo código Rusiatio, la gran emperatriz Catalina H ; pueden abrir estos caminos con mucha venta- ja de los comerciantes, y de la nación» la qual por esta vía tendría sus cauda- les en giro, y en actividad continua. No es nuevo, que nuestros comer- ciantes mantubiesen factores propios, aun en Marruecos, para despachar las manii-popular.^ 397 facturas, y géneros españoles en los paí- ses estrangerosjcomo lo reflexiona Fran- cisco Martínez de la Mata.{$<$) Quando esta relación del comercio Exterior con el resto de Europa, se halle kim establecida entre nosotros, no se perjudicará á los artesanos en aquellos géneros ó manufacturas, que les son pro- pías. Las primeras materias, que nos faí- • ten, _——._— (?3) En su epítome vag. ?, n. 20, allí: » Tubo fiel patrimonio Real librados sus aumentos y cou- " servacion, en el rico comercio , cjue siempre ni- ''bieron entablado los vasallos c-n todas hs re- ** giones del mundo , por medio de h fabrica de *' Sus preciosas mercaderías. Con lo qual disipaban ** á todas las naciones sus riquezas, donde asistían "sus fatores, compañeros , y hacedores de Jos " mercaderes de Burgos v Medina del Campo; Gra- **nada , Toledo , Coidova , Sevilla, y otras de estos Reynos: con lo qual tenían dineros , y cor- " respondencía en todo el mundo; v ninguna nación " la tenia en España. Con que la Real hacienda no ' tenía la costa, que hoy tiene, de conducción en la " parte , que los ha menester ; siendo necesario el *f traerlos áEspaña de aquellas partes. . Esto último alude á los cambios, que los hombres ~e nogocíos exigian de la corona, por poner los cau- dales , necesarios para las armadas y exércicos, en Partes y países, donde estaba el teatro de la guerra, •-.legó á ser un duplo este premio: á tanto había ve- •Udo Ja decadencia de nuestro contercio, y práfice.3 ©8 Educación ten, vendrán á mejor precio, y de le/' Habrá salida de nuestros sobrantes, y l°s retornos facilitarán nuestro comercio in- terior, y el de Indias. Por manera que poniéndose de acuer- do el interés de nuestras manufacturas, con el tráfico y giro español; es consi- guíente, que la nación adquiera aquella consistencia fabril y mercantil, que ne- cesita el Estado. No bastarían aun estas providen- cias ; si no se reúnen también, las que ss van á proponer, con el tráfico de las Indias ; cuyo consumo es inmenso , J que deben considerar nuestros artesa- nos , como un recurso perenne é ina- gotable , para asegurar su despacho» mientras ellos correspondan con la bon* dad , y comodidad en el precio de los géneros, que fabriquen. Pues la baretez es un bien, que fa- cilita el consumo , y la preferencia en el despacho, á aquellos fidelísimos vasallos de la corona, que constituyen una par- re,popular. 499 *e, muy considerable de la nación. (34) De lo hasta aquí expuesto deduz- co en resumen , los siguientes axiomas Mercantiles. 1. El comtrcio español puede favorecer fábricas nacionales ; introduciendo las ^aterías primeras , que se necesiten de Snera ; extra/uendo las que sobren en Es- Paña, asi de sus crudos t corno de Indias. 2. En Jas anticipaciones d los fabri- cantes y artesanos, d cuenta de las ma- nifacturas j que tomaren los comercian- tes, para vender dentro ó fuera delRey- 910 * puede darle igual favor é impulso^ £on ventaja suya: arreglándose de acuer- ¡os fabricantes y mercaderes. _Con (34) El autor del eipxitu de lai leyes ¡ib. zi, cap. > lo reflexiona asi, hablando de las mercaderías ^rangeras, que se llevan á Indias.Educación 3- Con la preferencia de las mamifacW ras españolas} como están obligados, clisaran aquellas introducciones, que tm piden la concurrencia de las nuestras; 1 no por eso será corto todavía el núnUf"0 de los géneros fabricados 3 que necesité traer del estrangero. 4- Debe establecerse directo comercio, sin valerse de manos-terceras, d los pa¿M estrangeros; para que el trafico españ^ saque toda la posible utilidad de a±S\s) Efiitmne paz. ?: desde el h. 21 ni 24 se ex- p lca asi el mismo Mata, con referencia á otros: ( *> En la relación , que hace Diego de Torres del ^fiqen de los Xarifes en el c. 6; ,fo¡. 208 dice: >iue tn e' ^e J x huyó de la c;udad de ¡ *^anuccos un christiano, cautivo de rescata; y que > f. p*0 prendió la justicia á dos factores, que alli t lidian con mercaderías de dos mercaderes de Bur- j j llamados los Pardos; ú !os quaies hicieron ,"Ue pagasen por el cautivo huido , qiutro mil (onzas de piara. De este modo cenia» los mer- i fueres de Castilla , dineros en todas las recid- "•^j y ninguna nación los tubo en España , has. ,*? <íuc se dexó de observar las leyss de Ca>_ ^ Entiendo , que habla de las leyes mercan. i> ti-40i Educación Qual qnier género de comercio actho rece toda la protección pública\porqut & aumento está íntimamente unido > con (i __É »i tiles, que tratar) de las prohibiciones de manuf*£ i> turas estrangeras, en daño de las nuestras: y c°n »> tinúa: >, Hugó de Clso al fol. 244, vers. 1% dice3',' »> Los factores de los mercaderes, que residen & •> ra de estos Rey nos 5 y los cónsules de WüC 1. t»tierras, no pueden repartir cantidad de niarav' i» dises algunos, sobre las mercaderías, que van & »> estos Rey nos para aquellas tierras , mas de o" »> to por libra} según que antiguamente se acost% t» braba repartir; y ló que repartieren no se »» gastar , salvo en cosas necesarias para el bien c° t> mun de los mercaderes. „ f > Dice el P. Fr. Tomas de Mercado en su vk, »» de tratos y contratoi en el cap. 8 de ¡os cambios > S ' »> ioijen el renglón 1? , que el consulado de Bur£^ »»y mercaderes de Medina, vinieron á las veces a t« mas largos de moneda, que los de Sevilla ; y 1 »> otras veces andaban al igual, y corrian y^)^ ,1 Quando la ciudad^ de Burgos y Medina »»petian en dineros , riquezas, y comercio con~¿¡¡) f > villa, que siempre tubo el mayor, que se c01?^., »> en el orbe i que pobladis^mas estarían las c,u ^ »> des, villas , y lugares de estos Rcynos , con E »> fábricas, de que procedía este tan rico ConaCWg t» i Que ricos los oficios, tratos, y modos de vjS »»que estaban concernientes, y dependientes de eí^ m i Con quánto gusto pagarían los tributos ? ¿. popular. "4.0^ fomento de la industria , y acrecenta- miento de la navegación española. Los Navios de la carrera de Indias no se Asumirán, ociosos en el Trocadero, ^entras no tienen viages á la Améri- ta i como ahora sucede s por el abandó- ^° de este trqfico exterior. Los navios de la carrera de Indias, c°mo exceden de quinientas toneladas, ce a se- Jl?^cuentos de reales montarían las alcabalas, mi- rones s y demás impuestos en el consumo defru- h C9S y de ropa , que consumían semejantes póbla- '»w°n?s ? í Quinto valdrían los diezmos, que ha (i Perdido la Iglesia > i quántas. rentas de particula- i,{?s>V propios de ciudades, villas y lucares se han t Perdido , que los tenia en ser este comercio > que Sl no vuelve , es imposible restaurarse ? tía. Querido producir estos documentos de la an- j8ua sabiduría de nuestros comerciantes, para que lo h íos actua*es s á una decadencia tan enorme, que borró has- c¡ ls memorias de nuescra anti>ua pujanza en pobla- 'b agricultura , artes y comercio. 6 j£ "o es, que nuestro tráfico exterior igualaba, tj^"^pujaba en valor al de Indias, que se hacía {^5 Sevilla en tiempo de Carlos I, sin que enton- * conociese aun el contrabando, ó interkp.404 Educación según el proyecto actual de aquel coffltf" ció, son menos aproposito, para hactf el exterior de Europa. La minoración de su buque, abraz3* ría la mayor facilidad de ambos corneé cios : lo qual sin duda exige una partid lar atención, consultando hombres pr*c' ticos en la navegación , de que abund3 España; y se podrán multiplicar las expf diciones, con mayor facilidad y venta)3 de nuestro tráfico. 6. El comercio de por menor en losg? ñeros estrangeros^no merece especial di5' tinción; y macho menos, si las ordena^' zas de los mercaderes ofenden la inda*' tria nacional, y la libre circulación: fof las razones que "Van expresadas a$1' riormente. : ;,. 7/^ ' Zas leyes mercantiles deben aclaré en una Jornia expedita y constante,^papular, 40? y* que la contratación no sufra perjui- tlQs , en la retardación de sus negocios i y Se atajen en lo posible las quiebras , y t(fdas las malas-versaciones : contrarias * pública, y d la estimación del Cotnercio : no careciendo los españoles ac- álmente de crédito, talento, honradez, y Jondos ^ para establecer rdpidamentg sistema mercantil. flUy -.r • 8 ■ , ■ )' ^ El comercio de Indias crecerá pro- P°rcionalmente,con ventaja general; adop- Endose un sistema 3 que enlace los inte~ *tses de la península > y los de sus domi- ^s ultramarinos. Este último axioma me abliga , á ^atar del actual comercio de Indias en Particular»Para hacer mas perceptibles W exposiciones y cortejos.qo6 Educación §. XDC, Del comercio exterior,y del quede Esp& ña se hace 4 Indias 3 en particular. En tiempo de Carlos I, nuestro* comerciantes de la carrera de Indias $e valían de las manufacturas de España;/ llegaron á comprar anticipada la obra de seis años, á los fabricantes del Reyn°* Asi lo representaron las cortes de VaÜa' dolid á aquel gran Monarca, por el an° de 1545, quexandosedelos precios, que tomaban los géneros con unas ventas, tafl prematuras. Estas prueban el inmenso consum0 de las Indias occidentales aun desde lo* principios ; la gran afición del comeí'* ció á surtirse de las fábricas regnícolas; Ia confianza y buena correspondencia,^ había entre comerciantes y fabricantes! no bastando estos á surtirlas, siendo tfiU' chos, aun entonces , de todo lo nece- sario. Enpnpular, 407 En lugar de las quexas de las Cor- tes, debían reflexionarse por los Procu- radores de ellas, las circunstancias, que Ataban mudando todo el sistema eco- nómico nacional; y aun el de la Europa Antera , desde el descubrimiento de las indias. El dinero, que venia entonces de México y del Perú, aumentaba la espe- jé y masa: de modo que se iba envi- leciendo este signo general del comer- Cl0;ycediaá toda priesa de aquella gran- de estimación, que conservaba antes de k conquista de Indias. En aquella épo- c* valía tanto un marco de plata, como después tres. (*) ce 4 De (*) El autor del espíritu de las leyes en el l¡b. zr, taP' 18 trata muy bien esta materia. _ Ea España descuidó ej retorno de frutos de las indias á excepción de los mas preciosos, y cargó ! sin gran diligencia suya por en- tonces , el consumo de las nuestras. Este es el escollo común, en que lropieza una nación opulenta , y llena ^e industria; si no alcanza el secreto, de s°stener. la salida , y ventajosa concur- r^ncia,con las manufacturas de sus ve- tinos. En aquellos tiempos , no eran bien £°nocidos los principios económicos: la Europa vivia sumergida en guerras rui- nas, con el fin de hacer en Alemania, y en el norte, hereditarios muchos esta- dos electivos. Para conseguirlo , se aprovecharon duchos Principes protestantes del pre- texto de las disputas de religión , que ^citaron un general trastorno del sis- terna político. Las guerras, que ocasio- naron , excedieron en furor y en efu- Slon de sangre, al estrago que suelen Alisar las civiles. España tomó demasiada parte en las norte,y con sitó vecinos. Estos empe- ños4io Educación ños agotaron los tesoros, que venían & Indias; y que debía emplear en fomen- tar sus fábricas y población. Venia á ser por aquellos tiempos la España un ca- nal , que derramaba en toda la Europa el producto de sus minas, y riquezas & las Indias, por el espíritu de conquista» Este caudal animo y despertó la 1$ dustria agena , i proporción que la nues- tra decaía con el peso de la guerra , qu6 sostenía sola, casi contra toda la Europa* La dispersión de los Estados , ad- quiridos con el enlace de la casa de A"5' tria y de Borgoña, ofrecía una frontera inmensa á la España; y en ninguna par- te podia igualar á la resistencia dé tantos enemigos. . La excelente disciplina de nuestra infantería,y el agotamiento de una pro- digiosa cantidad de millones, fueron ca- paces de dar á nuestras armas accione* gloriosas. Cada victoria era un nuevo esti- mulo, que empeñaba la nación; y á fuer*popular. 411 *a de ser victoriosa sobre el Elba, la ^losa, y el Pó, perdió los medios, de poderse defender, La España tenia á la verdad unos Wites tan estendidos, que ninguna de ks antiguas monarquías podia gloriarse, de haber ensanchado sus conquistas y adquisiciones, á tan prodigiosa distancia. Tienen todos los Estados sus lími- tes, naturales ; y por no haberse cono- cido en España este certísimo principio; e* afán desmedido de ampliarles , ofus- caba las imaginaciones; para no advertir, ^üe era semejante extensión, la verda- dera causa de debilitarse incesantemente. Felipe II , que en fuerzas navales y de tierra, llegó á ser superior á toda la Europa; después de grandes victorias, danzadas contra sus enemigos en todas. partes del mundo, al fin de su rey- üado habia apurado su erario, Y esta nacion victoriosa, carecia ya de recur- sos, para acudir á su propia conservación. Si hubiese abandonado aquel go- bierno4-T 2 Educación bienio el espíritu de conquista, habría útilmente convertido el producto de las Indias ,en aumentar y consolidarla po- blación de España; en sostener sus fuer- zas con la navegación y el comercio: animando y dando salida ásus manufac- turas , y sobrantes de la agricultura. Parece, que la nación no conocía efl aquella crisis política de Europa, sus. ver" daderos intereses; y que adoptó lo con- trario, de quanto ellos nos debían dictar: miradas las cosas con diligencia y exa- men ; sin llevarse del oropel de dictados, y trofeos vanos. No han faltado escritores políticos, que advirtieron ya desde el Reynado de Felipe III, el orig:n de la decaden- cia de la población, del comercio, é ífl" dustria nacional, por la ruina de las fa- bricas y artes en el Rey no. Lo repre- sentó la Universidad de Toledo ( 36) al mis- 0<0 La Representación de la Viwtiida i de Toledo i Fd'p'III) en la forma que la trae copiada , Fran- cisco Martina de la Mata en didio Epitome, p.*g- *popular. 4H ftiísmo Felipe III. , para la instrucción de la Junta, que parece se formó, con el fin de reparar la causa pública; aunque sin efecto: tal era la indolencia de aque- llos tiempos. A-1* — -, > í , aluna t , n. ?o , se dirigió á proponer : m no *» saliesen de España materiales laborables, ni en- " trisen mercaderías, labradas fuera de ella, ó por " lo menos las que se puedan escusars por es:ar asi " mandado por leyes de Castilla. Y porque de tres " partes de gentes , que hay en ella, Jas dos no »»tienen , que trabajar por esta causa; y porque no !»usándose , van olvidando los oficios, y artes que "solian ser un primorosos en España ; y que no •* Pueden tornar en sí, sino es dexando de gastar í» las mercaderías , labradas fuera de estos Revnos. »»Y porque no solo sienten este daño los oficia- Mes , sino el comercio, y con él las alcabalas. " Porque solia ser el mayor de todo el orle, por- " que no solo labraba, las que había menester para " sí, sino que daba mercadería á toda Europa, y á *' las Indias ; y llevándolas en sus bajeles,' tenian "corresponsales, y factores en teda ella, con acu- *• dir de todo el mundo con el dinero , por merca- *» derías á España. Y es llano , no hay ya rastro de "comercio, ni castellano que tenga un real de cor- " respondencia fuera de España ; ni les ha quedado otro vivir,sino comprar á los estrangeros sus mer- *'cadenas fiadas, que revenden como corredoies: " quedando España , como mesón y testigo del co- *> mercio de los estrangeros, los quales hacen una •» venta llana de sus mercaderías por dinero puro-, lo *• que vale dos por seis; y si llevan frutos, es de los " cosecheros y labradores pobres } aprovechándose414 Educación La Isla de Cuba rinde á España a£' tualmente, desde la nueva forma estable* cida en su comercio s mas que todos 1<>S » del tiempo de sus„necesicL.des. Llevando á menos* »> precio materiales que labran , y frutos que gasta"' »» no puede ser mayor daño para los naturales > y »> rentas de alcabalas, que venderles los materiales» »» y comprarles las telas. Porque todas las alcabalas" »• que se causan en las ventas, y reventas de ingrC' »»di-ntes, necesarios á sus fábricas; y los millones» »» y alcabalas que causan , de los frutos y ropa * qne " consumen los laborantes, los está perdiendo ** • 'Real hacienda: de que ha resultado la pobre23 m de V. M. y de la Real hacienda, »» La razón evidente es , la de la experiencia» »» porque vemos, que de diez años acá , que es desde »»guando entran estas mercaderías mas rotamente» »> tiene V. ívL el tercio menos de renta ; aunque se •» cuente , lo que valen los puertos marítimos j »> donde entran estas mercaderías. _ " Ahora hace diez años, valían las alcabalas ¿i » Toledo sesenta cuentos, yhabia finca para ellos" «> pues se situaba en ellos , y hov no caben á qua" »»renta. Y asi es evidente, que áe traher estas me*' »»cadenas, viene daño á la Real hacienda > porqué »» valiendo en los puertos diez, se pierden veinte de »> las Rentas Reales de dentro de España. »> La entrada de estas mercaderías rompe W* •» conductos, que enriquecen las Rentas Reales; qu¡' »»tán los oficios, que causan el consumo, de qü* t> preceden alcabalas v millones; extinguen el ce »> mercio , origen único de Jas alcabalas ; llevándose »»la plata , que se había de entretener y engrosar ". V •» finalmente üespueblan , y extinguen el consumo. popular. At que trahen , si se hicieran en estos Revnós, como solía , habían de haber " cau mucho iras Ue- *' ^an los estrangeros de intereses de asientos ¡ y " han obligado á V. M. habiéndole desangrado los "vasallos,para que no le puedan socorrer, como lo " solían , eí hacer estrangeros dueños tan de todo, " 9ue no puede V. M. comer sin ellos, ni susten- " tar l«s Exércitos, y Armadas 5 llevándole la ter- " cera parte de intereses. »»Hoy se ve, que no habiendo la mirad de gente " Vie solía, hay doblados Religiosos, Clérigos, y " Estudiantes; pues ya no hallan otro modo de vi- " vir, ni de poder sustentarse. La razón fundamen- ** tal es, porque hasta pocos años há , el cuerpo y " nervio era oficiales, como se fabricaba tanto para H España , y toda Europa , y las Indias. Un oficial, *!.ó labrador casaba tu hija con un pobre mozo, •» co-416 Educación ban continuamente fuera del ReyrKN consumían en aquellos países su suel' do : allí se vestían y armaban. Tod° 1 el m como tubiese oficio , con que ganaba tan de ordj' •tnario su comida, que parecía renta. De dono »»emanó el proverbio del siglo dorado nuestr0' »»Quien ha oficio,' bx b.nefi/w. Porque había tanto, »> queganar de comer, que era renta perpetua, cofí*> ««beneficio eclesiástico;y viendo que ya no hay?,c »> que par.ar un real, no quieren enlodar sus h>ÍJ' » ni hijos ; sino que estudien , y que sean Mon)#> »> Clérigos, y Religiosos ; porque el oficio va "* »» venido á ser maleficio , y deoprobrio para el 1u »»lo tiene : pues que no le sustenta. Con que y3 ^ >» hay el diezmo de casamientos, y bautismos ^ »> solia; y de este principio resulta, no conservarse r »> gente. Porque con la miseria desamparan los ni' »»ños; ó los hacen expósitos, por no poderlos su*j » tentar ; ó de mal pasar perecen , y los grandes de » mismo modo; ó dexan el Reyno despechados. Hasta aqui la Universidad de Toledo , hablando con Feiipe III, cuyas literales palabras son tan viosas y sustanciales, que no dexán la menor dúo* en la época , ni en las causas, que arruinaron lasaf" tes, y comercio de España á un tiempo. Y como » Universidad es un testigo . tan autorizado, de qUJ" reciente era entonces este daño , no podia iqnorat 1" mismo , que estaba tocando á su propia vista. Luego los antiguos españoles , fueron cuerdos» industriosos, y ricos; estando reducido el ori.pen de nuestra decadencia , á las corras luces del siglo pasa' do; y al espíritu de conquista del anterior : esp'' ritu, que duró mas tiempo, que nuestro verdadero poder. Upopular. 417 *\ gasto de la guerra animaba la indus- ^ de aquellas naciones, donde estaba fijado su teatro. AHi pues circulaba el ^nero de España, que tanto iba exte- nuando las fuerzas de la matriz. Nuestros aliados desfrutaban la mis- ^ ventaja , y solos los españoles no ^caban de tan remotas expediciones otro ^Ko, que agotar de hombres y de di- ^ro i su patria. La interpolación de tantos ene- migos , que separaban nuestros dómi- nos , aumentaba la dificultad de trans- itar la especie, por los riesgos de - hi ^erra. Con esto subían los intereses, que 56 pagaban á los hombres de negocios, 1üe todos eran estrangeros:(*) origen, en ¡4_____ dd par- ^ X-a catástrofe del comercio, e i tiempo de Fe!i- ccr • 5 ^e an rápida, qirc los mas no supieron dís- fr '}i.T sus causas, ni acinar con el verdadero re- jC*) la Universidad de Toledo afirma, que por ra- 1,«e intereses, en tiempo de Felipe 111, cobra- (J| 'os asentistas un tercio del capital, que presta- jjT > sacándolo antes de los naturales , en fuería ^5lis asiento», a menor rédito.'418 Educación . parte de los juros, ó deuda nacional aí Felipe II. ¿Quién podría persuadirse, que al & del Reynado de Felipe II, faltaba ya & especie de oro y plata en España; y <\üi fuese necesario disminuir la ley: maL^j yo remedio costo tesoros inmensos, y e esfuerzo de todo el siglo pasado , paf3 'consumir y recoger semejante moned3' y la que clandestinamente se introdu*0 á bueltas de ella , llamada di molto^ "por los estrangeros? Esta falta de la especie produ*0 otros arbitrios ruinosos,de que cada v¿ se fue abusando mas , y causaron ^ crios inconvenientes; especialmente ^ de creación de oficios nuevos, y enaí^ nación de los antiguos. Mas no es del caso , detenerme en su referen^13' - A pesar de ser tan gravosos, no bastab3^ para pagar los exércitos ,que manteni2 España, fuera de la península. A me¿{ . que decaía la renta del Erario, creCl^ el gasto y los intereses del dinero, 1popular: 419 prestábanlos hombres de negocios, poc virtud de sus contratas , y asientos de kctoría. La guerra es un mal necesario en- te los hombres, para reprimir la ambi- Cl°n,ó la opresión: y también para ven- dar las injurias graves, y perjuicios con- 51derables, que se intentan causar á una ^cion independiente , ó á sus aliados. A veces es necesario llevar para e stos ^nes las tropas fuera del Reyno; pero esta precisión, común i todas las nació- os en ciertos lances ,¿ se habia hecho eritre nosotros sistema? Si se hace la guerra fuera del pro- wO país, lleva la substancia de la nación, S^e la sostiene: aparta de su circulación lirias inmensas, y enriquece á la nación ^e la sufre ; porque abastece ésta con 5üs frutos y sus manufacturas,de quanto hesita el exército asesor. El exército defensor utiliza del pro- Plo modo al país atacado , que suele ser el propio; y de una mansión continua dd 2. de420 Educación de tropas, resulta animarse la industria nacional, y la agricultura. Las guerras civiles de sucesión, atra* geron á España el teatro de la guerra- Para sostener sus empeños, introdugerofl sumas inmensas nuestros enemigos, coi* que pagar sus tropas. Todas estas can*1' dades repusieron un fondo efectivo, dc que carecía casi enteramente la España i y adquirió la península una circulación» superior á quantas haya tenido,desde e* descubrimiento de las Indias. Pocos creerían en el año de 17°3' que aquellas injustas invasiones, se W bian de convertir en verdadera utilidad de la España. Desde entonces se ha dc tomar la época de su restablecimiento. Esta fue la primer ventaja, que 1°* gró la España en el glorioso Reynad0 de Felipe V. Entonces se formaron sas españolas de hombres de negocio*» y aprendieron nuestros españoles el mf nejo de los asientos, que quedaron pfl' vativamente dentro de la nación. Laspopular. 451 Las trópas españolas se empezaron ^ vestir, y armar de manufacturas de España, por la primera vez: lo qual antes 8e hacía en Flandes, é Italia; faltando ei* la península toda disposición de ha- cerse en ella el vestuario y armamen- |¡ al fin de Carlos II. La elevación de Felipe V al trono reunió,quanto podía ser útil í la nación, y la fue libertando de pagar una balanza, tan grande, al es- tfangero. Las escuadras ¡ y armadas navales, hacían en los reynados anteriores su Mansión , y repuestos comunmente en l°s Estados, é Islas distantes. La verdad es, que ninguna utilidad, ftt ocupación, daban á la nación estos c°ntínuos, y considerables armamentos: *1 paso que extinguían la masa nacional dej dinero. Véase la diferencia de aquel siste- ma al beneficio actual, y como una na- ción grande , con menos estados, es real- mente mas poderosa. dd 3 NoEducación No había tampoco oficios , para I* mayor parte de estos aprestos militad en España, durante los dos siglos ante riores. Porque las artes no se establecen ni mantienen , quando no hay salida de sus manufacturas, ni obras, en que del* parte í los que las profesan. I. El comercio de las Indias, aunq^ por executoria y Real Cédula de Cü' los I de i ^ de Enero de 15 2 9 , (37) de' bia distribuirse entre varios puertos de* océano y mediterráneo, para que alcafl' záse á todas las provincias de la corofl* Atiles, Laredo, W bao , San Sebastian, Cartagena , y Malar a. Púsose la coartación, de que los retornos volví*' sen precisamente d la - car- a de i a contratación de Se' villa<, y guardasen las crdenanzan de ella, pena d la vida, y perdimiento de sus bienes. , Esta res r'ccion , tan gravosa de retornar a villa , ¡mposil-i'it.ó el efecto de esta concesión " participación de comercio , y vino á estancarle W directamente por el no uso.. popular. ¡42 i §? 1720, en que se promulgó el pro» yecto, que llaman del palmeo. (*) Las otras provincias del Reyno no podían tener parte en este comercio, ni Cnviar sus frutos, y manufacturas á In- dias directamente, sin retornar precisa- mente á la casa de la contratación ; y esto aumentaba unos gastos, superiores a las ganancias. Los comerciantes , no residiendo, ni Atando matriculados en Sevilla , tam- poco podian cargarles, ni traficar í las indias, desde sus puertos respectivos, de °tro modo. De aquí ha resultado, que nuestras provincias no recibieron , en los dos si- glos anteriores, utilidad alguna en el des- Pacho de sus frutos y manufacturas, con m posesión de las Indias; si se exceptúa alguna porción de hierro : habiendo es- dd 4 ta- (*) Este provecto se halla colocado en e! auto vm.m. iz, m ?dela novísima Recopilación, tom 5.414 Educacron fado con daño conocido apartadas ofi este comercio, igualmente las provincia* de la Corona de Aragón: por lo qua* tampoco crecía su industria. Las casas estrangeras establecieron sus almacenes en Sevilla á la sombra de esta aduana exclusiva , y por medio de comisionados españoles , disimulada- mente hacían el comercio directo de las Indias ; y en algún modo sacaban la uti- lidad principal. La reducción del comercio, con tan extensos dominios , á un solo puerto, induxo virtualmente por sí misma un estanco inconcebible. La decadencia de este comercio facilitó el contrabando. A estas casas habria sido muy con- veniente al Reyno , facilitarles la incor- poración en las prerrogativas de natu- rales. Porque ellas fueron las que han conocido, y enseñado en aquella plaza mercantil de Sevilla, las verdaderas rej glasdel comercio general de Europa, en los últimos tiempos. Maspopular. ^ 42? Muchas han dado origen í familias lustres, que han hecho importantes ser- bios á la corona: se han arraigado, 7 fomentado el cultivo, por tener pro- porciones mayores, que Cádiz en esta Parte. Aunque i otros respetos, en caso ^e durar el estanco, sea preferente esta ultima plaza,por su facilidad de nave- Sar, directamente á los varios pue rtos de Wias. La utilidad del Reyno aconsejaba ^cilitar á ambas ciudades el comercio a la América , sin vincularle en ninguna ^e las dos, ni en otro puerto alguno de la Península. Quiso impedirse á las casas estran- geras el comercio directo , con el justo fin de no perjudicar el de los naciona- > aumentando precauciones y forma- lidades , para que asi se observase. Estas "an contribuido á poner trabas al comer- Cl°, y hacerle mas tardo, contra lo que exige su fomento, y desearon los legis- ladores, que establecieron tales reglas. El426 Educación El contrabando , o' comercio ílíd* to, vino de lo sobrecargados, que iban los géneros desde Sevilla. Quanto mas se les imponía en nuestras aduanas, tafl* to se disminuía su despacho; y se difi* cuitaba el surtimiento directo de aque- llos dominios ultramarinos. Estas fueron en parte las causas $k ginales del comercio ilícito en los d°s anteriores siglos; porque ni Sevilla p0" dia abarcar á todas las Indias , ni l°s recargos de derechos y formalidades, pef' mitian vender allí á precios acomoda* dos: pues se cobraban á razón de veto' te por ciento. (38) Unas costas marítimas, tan dilatadas» no podían ser resguardadas , sin un gas* to (?8) Üsorio extcm'on política , parí. pag. }<ó n3* blando de los dei eches, que se pagaban , dice era» en tiempo de Caries II , veinte por ciento de mercaderías que ;e llevaban á Indias ; y veinte per ciento de todos los frutos ,que vienen"' los Reynos de las Indias. A/;ade , que la nobleza de Flandes, y los O , < deses, ofrecieren á veinte y cinco per ciento de*0 géneros ,que se ks permitiese navegará Indias.'popular. 427 JG superior á la utilidad del comercio. Ni la mayor vigilancia era capaz, de impedir el comercio ilícito en América, siendo tan reducida "nuestra navegación a aquellas partes, que apenas se conocía en un gran número de provincias, co- se demuestra en el estado, que te- üia nuestro comercio en el año de 1686, ^Ue va inserto en este capítulo. Los derechos, que se cobran según el proyecto, son mas moderados, especial- mente en los géneros finos: comparados con los que se pagaban hasta el año de J72o, los quales antes se regulaban á razon de veinte por ciento. Los derechos desde dicho proyecto se exigen , sin distinción de finos ni bastos, por la regla del palmeo, con de- sigualdad. La extracción por el comercio li- bre á las Islas, Yucatán , y demás pro- vencias, en que se halla ya establecido, es á razon de seis por ciento: de ma- ttera que por lo regular valen incom- pa-'42 8 Educación parablemente mas al Erario, según la gla del seis por ciento , que por la oe* palmeo. Con todo, este comerciolibre prosp^* aun en Cádiz : de donde se infiere, que el remedio solo está en ampliar el come*' cío, y el número de los buques , para surtir completamente aquellas dilatada* regiones. II. Del corto número de buques, 1 método antiguo del tráfico de Indias» provino la consecuencia precisa, de qu6 á todo trance aquellos naturales (300* praban, al que les traia lo necesario; 1 les tomaba en cambio sus ñutos , t-0}1 mayores ventajas. Esta es la reciproca dad , que sostiene los comercios. Las provincias de España, si hubie* sen estado habilitadas á este tráfico,co- mo lo exigía el bien general de la na' cion, y los gastos, que las de Castilla lu- cieron para su descubrimiento, conque ta , población , y establecimiento de sU actual gobierno, habrían podido supl¡rpopular. 429 los géneros comerciables, que no fuesen desde Sevilla. A lo menos no hubieran dexado de enriquecerse, con la salida de frutos , y el despacho de sus manufactu- ras: no pudiendo negárseles igual dere- °ho i este trárico, que el que pueden alegar Cádiz, ó Sevilla. Teniendo ambos ramos salida cierta; * hubieran conservado,quando no to- basen mayor aumento, en el estado de Pujanza, en que se hallaban las artes y la agncultura, al tiempo que los Reyes Ca- cheos , impulsados del zeloso Alonso de Quintanilla, animaron el descubri- miento de las Indias; y costearon la Apresa de Cristóbal Colon. En aquella época , España se surtía ■ sí misma, y por casi un siglo daba todo lo necesario á las Indias. Pero este surtimiento total ya no era posible, des- de que su población se aumentó consi- derablemente. Asi se conoció en el año de 1520» Simando se determinaron puertos, para uti-4^0 Educación utilizar en este comercio á todas las pf0- vincias, marítimas de la corona de .Cas- tilla ; mediante la executoria obtenida en el Consejo de Indias, y de que se dado anteriormente cabal noticia. El abundante comercio , á buenos precios en las Indias, circulando por ta* das las manos posibles de la nación , / de todos los puertos, que se juzgase!* proporcionados en cada proyincia » & hacer este tráfico directo de toda la pe- nínsula ; habria extinguido de raíz el contrabando: como ahora se experimen- ta en las islas de Barlovento , por vir- tud de las sabias providencias de Car- los III , precursoras del plan, que se de- sea para todas aquellas regiones, Aun estando en sus principios, ya notable el incremento , que ha toma- do aquel comercio libre de las Islas; co- mo se puede ver en el plan de su cotejo. De donde se colige, que nuestra» manufacturas y agricultura , sin el fo- mento de su general salida á los do- mi-popular. 43 r finios ultramarinos de las Indias; des- pués de abastecido el consumo nacio- Dal, no pueden subministrar á los labra- dores y artesanos un impulso, suficien- te á sacarlos de su lastimosa decaden- cia. Concurriendo á este beneficioso pro- yecto, el comercio nacional de las res- pectivas provincias, con factorías parti- culares en los puertos principales de las ^dias, podrá pedir y remitir los gene- tos , que se necesiten. Por faltarles aque- jas , se hacen la mala-obra , que actual- mente suele causar la demasiada escasez, ó una intempestiva concurrencia de gé- neros , que ocasiona otros estancos, y mo* ttopolios en aquellas partes. Yo no pretendo, como queda dicho, que de fábricas propias pensemos, em- prender de repente ambos objetos. Siem- pre tendrán despacho muchos géneros cstrangeros en la carrera de Indias, Lle- vándolos el comercio español, dexan el flete, y producto de su reventa; contribu- yendo unos y otros efectos ,á disipar el co-^.3 a Educación comercio ilícito, y á traer nosotros lo* frutos, que alli se producen. Sin grandes ganancias no puede sostenerse el contrabando; y habria ce- sado muy en breve , si el comercio se hubiese arreglado, en lugar de estar es-, tancado en Sevilla por dos siglos en- teros, hasta el año de 1720,en que se traslado á Cádiz baxo del mismo pie, /> con mas perjuicio en la salida de géneros españoles: á causa de no tener ningunos aquella plaza, y la menor facilidad, de in- troducirlos de las provincias interiores de Andalucía, ni de las septentrionales de España, que con notable facilidad pue- den navegar á la América de sus costas. III. Sufrió'nuestro comercio de Indias con los corsarios y forbantes, llamados también filibust'teres,(*)grandes pirate- rías y robos, hasta que ellos se situaron en algunas islas. Hicieron también cor- j ? . ■ I \.. ■ ■ 1, ■•■ >- : re-, (*) En los viajes de Ü&npkr, historia de ¿o? Filibuirneri, y otros escritos , se leen sus execrables piraterías, é insiütos. D. Miguel Alvare? Osori? hace también mención de esos piratas.popular. 43 3 rerias y desembarcos, siendo mayor, que Su utiüdad,el daño,que causaban á núes* lías costas ultramarinas. Para reprimirles, se creyó convenien- te> que fuesen las naves de comercio en estado de defensa , y de mayor buque: P°r la frecuencia de la guerra , en que c°ntinuamente ha estado implicada la Monarquía española, durante el reyna- ^° de la casa de Austria. Se introduxe- r°n las flotas, y asociaciones de navios lindes baxo de comboy , con igual Motivo. Este método,aunque forzado por cau* ?* de la guerra y piraterías, que turbaban 1qs mares, fue necesario, y bien premedi- *fdo. Ahora no debe mirarse, como un Eterna , adoptado por utilidad esencial *fel tráfico;sino como un resguardo, que dictó la necesidad del tiempo, para de- tenderse de tales incursiones. Después que cesáronlas causas, pa- rece debia restablecerse la entera liber- tad de la navegación mercantil en naves, ee mas434 Educación mas acomodadas. El mal efecto de Ia práctica de galeones ya se experimefl' tó , y está toda la nación convenció3 de ello. Asi fue necesario aboliría ¿e todo punto ; entablando la útil nr vegacion, por el cabo de Hornos desdfl 1748, de orden de Fernando VI. Solo permanece la asociación de ves,en forma de flota para Nueva-Esp2' ña. Yo entiendo, que retarda las expedí' ciones mercantiles á Indias, y las hacC menos lucrosas, por la dificultad de caf gar buques tan grandes, de mas de qui" nientas toneladas; y por lo que necesitan esperarse unos á otros, antes que estefl todos cargados, zafos, y marineros. Si el golfo de México estubiese pof la naturaleza reducido, á navegarse & una sola estación del año, como la U*1 dia oriental, podría alegarse alguna ra' zon, para sostener las flotas. Y aun e& tonces deberían ser anuales , como Ia* que embia la compañía Olandesa J Batávia. Espopular. 455 Estando las manufacturas en Espa- ntan poco adelantadas;no podían sub- ministrar cargazones competentes, para cargar una flota ; ni esperar los carga- dores , á que se fabricasen aquellos gé- ncros, que en el Reyno se saben ma- niobrar ; mientras no hubiese repuestos 'nticjpados. Otra cosa sería , saliendo °uques menores, que podrían irse en Parte surtiendo poco á poco , de las fá- sicas nacionales en el todo, o' parte de ^ carga. De aquí provino la preferencia á jos géneros estrangeros,quesoudemas *acil acopio , y que se han solido tomar a plazos y fiados: que es otra facilidad, dá preferente salida á las fábricas ^e fuera , aunque á costa de intereses, T&e sofocan la principal ganancia. " En el siglo pasado se calculaba el "uque de los galeones , y naves de su Co,npañia,en quince mil toneladas. Las naves de flota se computaban a°ce mil y quinientas toneladas; y am- cc 3 bas43 6 Educación bas en 27500toneladas, que no con- venía cargar de una vez , para sacar buen partido de aquel tráfico. Reducido á un solo puerto de Cá- diz , y antes á Sevilla , el comercio , / lo mismo sucedería en otro qualquiera baxo del pie actual;cada dia se hacía rnaí invencible esta serie de obstáculos,resul- tantes del estanco, á las manufactura* españolas. En efecto por el año de 1740, d buque de galeones se hallaba reducid0 á dos mil toneladas: de manera que d comercio ilícito extinguía trece mil tone- ladas en el Perú, y Tierra firme. Cotéjese ahora el incremento, qu¿ estas dos navegaciones han tomado con los registros sueltos; y será fácil deducir1 qual de los dos métodos es preferible. ^ 0 creo, que nadie daría su voto en el esta- do presente por los galeones. IV Nuestros escritores políticos se que- xaban en el siglo pasado, de los fraude* en perjuicio del erario , que habia en laspopular. 4; 7 «s aduanas i Indias de Sevilla, (39) y se proponia por medio , que arribasen a la Coruña , Santander, y á otros puer- tos las naos de aquel comercio. Una aduana general está sugeta á graves inconvenientes, y es otra causa por sí sola, que favorece la distribución del comercio en varios puertos de la península. Habiendo en todas las provincias Marítimas del Reyno , puertos habilita- dos al tráfico y contratación de las Indias ) es fácil sacar sus respectivos efectos, en varios navios sueltos de me- nor buque, como va expuesto; y perci- bir exactamente los derechos, que cor- íespondan á la Real hacienda, sin que se experimente menoscabo, ó confusión. Desde aquellos mismos puertos se pueden traer del estrangero los géneros, que faltasenjllevándoles en cambiólas ee 3 pro- *- __ _ ( ]9 ) Osorio y Rijdin ohmí, pvütk. punt. j, ,U friac, ¡>ig. i}.'43$ Educado» producciones, que vengan de Indias.Estc sistema de orden , daria al tráfico una mas perfecta circulación con el resto de Europa; sin hacer depender de las faC' torias de Cádiz, unas regiones tan pobla- das y considerables, como son los do- minios del Rey en las Indias. Las factorías particulares de Cadiü en tiempo de flota, siendo muchos los que piden ropas,y otros géneros,se ha- llan en estado de dar la ley á los carga- dores de la misma plaza ; y de alzar repentinamente, y de común acuerdo, su precio. Este exemplo trasciende á las demás plazas mercantiles de Europa, que surten la de Cádiz,en la qual no hay fabricas propias, ni frutos: pues se halla reducida á una mera escala de comercio. En el siglo pasado advirtieron ya nuestros mayores , que de segunda mano costaban tanto en Sevilla los gé- neros , que se embarcaban en flota y galeones , como valían desembarcados en Indias. Es de admirar, que un per- jui-popular. 43 y juicio tan envcgecido esté aun por re- mediar , en tanto daño de la nación. . Luego que se distribuyese éste en los principales puertos de la península de Es- paña, é islas adyacentes, sobre la mayor proporción de dar salida á los géneros y frutos propios; no corre riesgo la nación, de caer, ni sufrir semejante mo- nopolio. Los géneros de fuera podrán venir por el método referido, quando se necesiten sobre sus precios naturales;para ir saliendo i Indias en navios sueltos, con Utilidad recíproca de naturales y de es- traños, en su pronto y buen despacho; porque el consumo crecerá notable- mente. Parece resultar de lo dicho , que la contratación en registros y navios suel- tos , es preferente, y mas ventajosa al comercio en general. En particular pro- ducirá favorables efectos á las fábricas, frutos , y producciones del Reyno en aquellas porciones, que podamos sub- ministrar. Este beneticio será perma- ee 4 nen-440 ^Educación nente, luego que dexe de residir en ufl solo puerto , toda la contratación de Indias. El exemplo de los buenos efectos, que según queda manifestado, han pro- ducido los registros sueltos, que hacen el comercio del Perú , al punto que ce- saron los galeones , que era una especie de flota,remueven toda duda, ó des- confianza } si se compara con el tráfico actual en navios particulares y sueltos, por el cabo de Hornos. Su salida todavía está limitada á Cádiz; y es lo que resta remediar en aquel método, para esten- der el comercio de la mar del Sur á un mayor número de buques; y por con- «iguiente facilitar un consumo , supe- rior de frutos y mercaderías de ida, y vuelta. I uenos-ayres por este medióse ha he- cho una plaza floreciente por su tráfico, la qual en el siglo pasado casi carecía de comercio, como otras muchas, de que hace memoria el juicioso calculador Donpopular. 441 Miguel Alvarez Osorio. (40) La provincia de Venezuela, con los fcavios sueltos de la compañía, ha toma- _do . (40) Es muv digno de trasladarse á la común noti- *>a el estado de nuestro comercio á Indias, en tú mp© «e Carlos TL > según le refiere menudamente , con buen cálculo político , Don Miguel Qmr'w en esta, forma: . » Parasaber las ganancias , que tienen los estran- n geros con los frutos de las Indias, referiré con la •* mavor brevedad los precios, que valen en ellas 5 y '* los que valen en España ¡ y en los Reynos de los " estran peros. »»Fn Indias vale una fanega de cacao de Cara- ** cas, diez pesos : pesa ciento v diez libras , en m* paña vale en primera venta treinta pesos: sale lz " libra por dos reales y quartillo de piara. El cacaa *' comercian muy poco las naciones á sus Reynosj *' por ahorrarse de gastos. » Una arroba de tabaco de Varinas, vale en In- *' días cinco pesos , en España qu'nce , en las naric" " nes quarenta ; ganan á mas de seiscientos por •» ciento. ' »» Los manojos de tabaco de á mas de dos libras, " valen en Indias cada uno real v medio , en España " á cinco, en las naciones por doce. »> La Habana comercia muchos géneros, y palo? " preciosos de granadillos, ébanos , caoba*, care- •* yes: (*) ganan en ellos á mas de ochocientos por " ciento. Este puerto tiene muy poco comercio de •» ropas, y frutos que necesita ; porque aunque arri- * ban á el flota, y galeones, no le dan comercio, sino w_ "les ' O (artjf es lo «limo que cinch*.442 "Educación do un gran incremento; y fomenta des' de los puertos de San Sebastian, y de Cádiz el despacho de manufacturas J -* •» les sobran algunas ropas , y frutos. »»Pertobelo es comercio de galeones: tiene riqut' »> simas minas. ¡ "Cartagena es comercio de galeones: comercia »» muchas esmeraldas, y perlas beneficiadas. " En el Rio de ¡a Hacha , está la pesquería de la' »»perlas; y los piratas esrrangeros les rcbr.n l"5 •» naos, y cautivan los buzos. Todos estos daños # i» evitarán , si se ponen doscientos naos de comercio1 »»todos de españoles. t'Campeche es la prov'ncia mas rica de géneros* •»y tintas, que hay en las Indí/.s: tiene poco comer* »»ció de ropas , y frutos de Españr., y necesita d* »»muchos. Comercia mas de quarenta mil quinta^5 ?> de palo, y mas de mil arrobas de grana de la pro^ viuda : vale la grana por veinte pesos la arroba» ti y en E spaña cinqüenta , en las naciones por cien' «> to. Comercia dos mil arrobas de grana silvestre* «vale por ocho pesos, en España por veinte y qul* »»tro, en las naciones por cinqüenu y seis. ,- » La Vera-Cru?. es comercio de flota: comercié »> mas de cinco mil arrobas de grana fina blanca , V »»jaspeada: vale en Indias ochenta pesos cada anró' »> ba, en España ciento y quarenta: las naciones pof « mas de doscientos. »» Las tintas que vienen de Indias mas de las t** *» fétidas, so» añil fino para sedas, y menos fino p* m ra paños, y azúl, y carmín; el carmín vale a Pv i» so de oro. »• En faltándoles á los estranperos las lanas o* t> España , y las tintas de nuestras Indias, quedan i> des-popular. 443 frutos de España. Y acaso en esto no ha concluido enteramente las obligaciones de su concesión; pero no se le pueden dis- 2 ¡fetruidás sus fábricas de paños, y sedas. Lama- " l'or merced , que nos podían hacer era negarnos el "comercio de sus ropas; y este fuera el total re- 5 medio de esta monarquía ; porque con facilidad " se podían t.'xcr en estos Rey nos todas las ropas, " necesarias para ellos, y para el comercio de las "Indias. "En los Reynos de las Indias se pierden mas " de las tres partes de la corambre ; los cueros " que vienen en flota y galeones curtidos y al pe- " lo, pesa cala cuero, unos con otros, setenta libras: " válén en Indias á dos pesos, en España á siete , eu V las naciones á veinte y uno : la mavor parte de la " corambre la conducen las naciones a sus Reynos; " porque hallan ea ellos grandes ganancias, y en la " misma conformidad ganan en toóos los géneros " medicinales, y en otros, que no refiero. » Los puertos , que no tienen comercio de flo- " tas v galeones. »*> El puerto de Buenoi-arra tiene poco comerá " cío i y en la misma conioimidad las provincias de "Tucuman y Paraguay son muy .dilatadas, poblar " das, y amenas de todos frutos, y de apacible tem-r " peramentó ; necesitan de muchas ropas, y frutos. *i dé España. " La Lia de la Margarita, y Cwnaná no tienen '*, Comercio. «» La Lia de la Trinidad no tiene comercio. »> La Laguna de Maracayho tiene muv poco co- 1 mercio , y necesita de mucho j porqi.e es una "de las mejores, y mas amenas provine ¡as de las Indias. »¿ Qeay-444 Educaron disputar grandes servicios, hechos í Ia nación. Las Islas de Barlovento, y pinínsula de, »»Guayra es puerto de Carteas, provincia de V* •» únatela ; es muy poblada de lugares y rrueba gó^ »> te : tiene peco comercio , v necesita de mucho* •» frutos de España, y de mucho mas comercio, pof* »• que se pierden sus frutos. i> Coro no tiene comercio: comercia el palo ¿t •> brasilete , v otros géneros : necesita de ropas, y »»frutos de España. »» Santa María no tiene comerc'o, f»Cuba no tiene comercio , y neceara de mucho. >' La Isla de Santa Dom'ngo no tiene comercio , i" •> fábricas de ropas: necesita de much..s-, y de todo* •» los frutos de España : es muy amena y abundante t»de frutos. >» Todos los puertos y provincias referidas, pa- lidecen muchas velaciones de los piratas estran' »» geros } porque les roban las minas de oro v pía" »»ta, y les dan comercio , como tenso referido, »»sin venir á España 5 llevándoles las ropas desde « sus Reynos, v á sus aventuras. Esta es ¡a causa* »»por la qual las naciones racan de los Reynos »»de Indias tres veces dobladas cantidades, de las •» que vienen todos los años en flora y raleones »» Y si nos descuidamos en poner doscientos nao5 t» de comercios se acabarán de perder aquellos •> Reynos. Este es el estadado, que tenia en 11 de Octubre de i6%6 , y Revnado de Carlos II, nuestro co* mercio general de Indias. Entonces estaban en su fuerza las piraterías, é invasiones de los corsarios, llamados Filibwti «/• La»popular. 44f de Yucatán, van prosperando en su co- mercio libre con la metrópoli. Las em- barcaciones, que se emplean en aquel trá- fico , salen directamente, no solo de Ca- 11 diz:. - • t las provincias, tomadas en el presente siglo , han Prpveido al comercio de muchas de estas costas, c islas con gran ventaja de ellas y de la matriz. De •Dañera que todo este beneficio se debe á los augus- tos Reyes de la Caía de Eorbon : estando reservada á 'a benigna protección de Carlos III, dar la última Perfección al comercio español con las Indias. En todas estas provincias, que el siglo pasado ca- recían de comercio, la razón dictaba franquearlas á los puertos de las demás provincias de España ; para que Caiabdia hacía las compras de primera mano en las fábricas, al- macenes, ó ferias de los países estrangeros; y los otros compraban de segunda, tercera, ó quarta ma- no, á las casas % establecidas allí.papular. '4^7 pudren en Cádiz,si fueran de menor buque, en transportarles de sus suelos originarios. Ya que necesitamos comprar fuera, sea de primera mano , y en los tiempos oportunos. Sin establecer esta práctica, y fomentarla,aun en la clase de comercio pasivo, será el actual método , muy rui- noso á los intereses nacionales. La ■i Con esta experiencia, y animado del zelo de buen español j formó el proyecto de establecer cinco ca- sas , con otros tantos sugetos de nuestra nación, en tas plazas de comercio de Londres , San-Maló, Amsrerdam , Hamburgo, y Cádiz, con el objeto, de Sue aprovechando las ferias, y los demás medios y observaciones, que practican los diestros nego- ciantes , comprasen de primera mano las memorias V surtimientos de géneros, que pidiesen las casas españolas mediante una moderada comisión ; ase- gurando con fondo de seiscientos mil pesos suyos V de su hermano Don Diego , y otros socios tam- ben españoles, el fiel y exacto cumplimiento de *°s encargos : con la circunstancia de recibir de su perita , y de volver el capital, é intereses de todos jos efectos, que por no ser de la calidad pedida, "CJagi ajasen á los dueños. El ühb de 1701 salió personalmente á enta- blar esta idea , que no tubo efecto 5 por haberle prevenido la muerte en Copenhague en el mes Diciembre del mismo año.4<;8 Educación VII. La seguridad del despacho estimu- lará sin duda, á los comerciantes españo- les de cada provincia, para acopiar en ella los frutos y géneros sobrantes, que tengan consumo en Indias. Y mucho mas se completará el fin , si se facilita ha- gan escala en los diferentes puertos de nuestros dominios ultramarinos ,donde encontraren mayor facilidad de venta. Esto no quita , que se tomen las precau- ciones debidas, para escusar abusos; pero tales, que no impidan el comercio legíti- mo, y atajen todo recelo de contrabando. De este impedimento de transpor- tar , por exemplo, de Campeche á Hon- duras, los géneros sobrantes aun registro, que salió en derechura á Campeche, re- sulta , que Honduras dexa de surtirse por nuestra mano;y necesitando ropas, y frutos para su consumo, los reciba de contrabando , si por ventura hacen allí falta, d son notablemente mas baratas. VIII. El contrabando nace de la esca- sez , y mal arreglo del comercio. Un tra-popular, 459 fico fundado en buenas reglas, le disipará niuy en breve, con utilidad general del giro de toda Europa. En el catálogo de D. Miguel Al- Varez Osorio;, se ven .'sin comercio algu- no , en el tiempo de Carlos II, un gran número de provincias marítimas de In- dias. Estás costaron á la corona para su población.y defensa.: no pagan otros tributos: con que descuidando su comer- cio, serian una carga pesada al Reyno. En tales provincias hubiera sido ne- cesario, aliviarlas de toneladas, para ani- mar la navegación directa á ellas. Rece- lábase tal vez , que este beneficio produ- jese contrabando en otras;y en esta per- plexidad , que no tenia sólido motivo, la nación ha quedado privada de sus productos. De aquí se deduce, que el remedio Unico hubiera sido arreglar la navega- ción española á Indias desde España, sobre aquel pie que han adoptado las naciones mas sabias en el comercio: de'4^0 Educación manera que fuese indiferente ir a unas, ó á otras costas; fixando los derechos equi- valentes sobre las mercaderías , y abo- liendo las toneladas, y el método desi- gual del palmeo, introducido desde el año de 1720. En efecto Carlos III , atento á la felicidad de la nación, ha moderado las toneladas en algunas partes,y las ha abolido en otras enteramente. (*) i____La_ (#) Una tonelada por cada parte de su quairado, tiene quatro tercias, y quatro dedos. El p¿so de cada tonelada es relativo á la clase respectiva de mercaderías , que comprehaide el buque. Regulándola por peso, cada tonelada es de vein- te quintales. D. Miguel Alvarez Osorio en su extensión poli- tica , / econ'oiñca , punto ten.ro , des le !a Pag. 14 hasta la ?s inclusive , calcula con distinción dé re- gidos de lienzos, tejidos de lana , tegidos de se- das, telas de oro y plata, especería , pertrechos, y abastos para la nao, y estado de una nao cargada, que presupone de f 17 toneladas, la cabida de la tonelada , según la diferente especie de mercaderías» deque hace una nunuda expresión ,y los derechos» que por cada clase de géneros, se pagaban en el rey- nado de Carlos II , al tiempo de embarcarse estas mercaderías para Indias. La contribución, que pagaban las naves de co- mer-popular» 461 IX. La sola moderación ha bastado, para abaratar los fletes á Indias, y es en lo que debe ponerse la consideración, _____ •hercio , que salian á Indias, era de dos especies: Una á proporción del número de toneladas , que tienen sus tarifas, segur» los varios puertos á que se dirijan. Estas cUses de toneladas se subdividen en tres; toneladas de ropas: toneladas de enjunques,y abar- ates : toneladas de frutos. Estas últimas tienen menor tarifa , y las de ro- pas son las mas altas. La otra clase de derechos, estaba impuesta, sobre «s mercaderías : á razón de veinte por ciento de «1 valor, que á la verdad era exorbitante. El derecho de toneladas subsiste , aunque se ha- lla en parte moderado por la benignidad de Car- los III, en declaración particular. El veinte por ciento, á excepción de algunos gé- neros , que se expresan en el cap. r. del provecto de ¡ de Abril de 1720, se reduxo por Felipe V al derecho, que llaman de palmío , por estas palabras. " En cuya forma pagarán por los derechos de cada *» palmo cúbico; a razón de cinco reales y medio " ( de plata antigua,) respective al importe de los w que tubiere de medida cada fardo , frangote , ca- *' xon , tercio , paquete , ó barril de mercaderías: "con cuya satisfacción , regulada su rr.edüL para »»el importe del pago , no se les tan de abrir , ni *» reconocer lo que incluye su interior. El motivo, que se expresa, para establecer la re- fila del palmeo en h cobranza de derechos ; se fun- da , en que de este modo se pueden exigir los dere- chos con facilidad, sin detención, ni retardo del co- mer-4.62 Educación para que las conducciones y retornos de América, salgan por fletes cómodos, J no encarezcan estimadamente algu- nos géneros. Las Indias solo pueden utilizar sóli- damente nuestras manufacturas, por me- dio de un comercio abierto, y general con ellas. Este únicamente nos podrá ser lu- croso , haciéndole directo, desde los va- rios puertos de España, y en navios suel- tos. Y á mi entender es el único modo, de aspirar á navegación , y comercio ac- tivo. Sujeto mis reflexiones á los que tie- nen mayores conocimientos en la mate- ria , y la práctica , de que carezco. (*) Por mercio. La existencia de una aduana unica , para las Indias en Cádiz , obligó á tomar este expediente; aunque gravoso a la Real hacienda , y perjudicial al comercio interior de Fspaña , scr-uii mi concepto, sometido siempre al rr.ejos dictamen , y demostra- ción arismética. (*) He visto un manuscrito , que sostiene el método actual como preferente : he le'do todos sus fundamentos; y habiéndolos comb'nado seria- mente , me he confirmado , en qne el comercio libre de los varios puertos, poniendo en los de- rechos la posible equidad, puede fomentar nuestra industria nacional.■ ■ -—- popula*. '46$ X. Por las noticias del modo, con que España hace su comercio actual á Indias desde Cádiz , es seguro que no se bene- ficiarán los gremios de nuestros artesa- nos ; ni las provincias interiores, ó ma- rítimas, recibirán gran despacho de sus frutos, é industria. Carlos IJI ha presentado á la nación una senda, que debe seguir en el tráfi- co de las Islas. Yo no veo, qual sea el motivo de no adoptarla generalmente, en el resto de las Indias. Las quexas continuas de nuestros es- critores políticos de todos tiempos,demu- estran la imperfección de la práctica con- traria. El método nuevo rinde utilidad conocida aun en las provincias mas po- bres, en que se ha plantificado. Parece pues, que la preferencia es debida á estq último. Todos los establecimientos nuevos se van mejorando con la experiencia , y el presente requiere además,unir nuestra industria con el tráfico de las Indias. A Ja4¿4 Educación la verdad ya es tiempo , después del transcurso de tres siglos, para pensar de una vez, en arreglar de ultima mano , y seriamente , un negocio tan importantes cuyos principios son conocidos , y cons- tantes á los que meditan el curso ge- neral , del comercio de toda Europa. Es de admirar, que un hombre tan observador, como Montesquiu no se hu- biese impuesto en este método, por falta sin duda de los hechos, y datos nece- sarios j (*) aunque conoció, que la Espa- ña, (*] Este Jurisconsulto presupone, que la abun- dancia del signo , que es el oro y la plata , ha disminuido su valor y aprecio : á proporción que las minas de México y del Perú, han rendido ma- yores cantidades de estos preciosos metales. Todas las naciones comerciantes de Europa han substituido en sus bancos pul lieos otro si^no , en los billetes de banco: lo qual ha contribuido * envilecer el valor intrínseco de estos metales, co- mo signos. Que la aduana de Cádiz es un canal, por don- de estos metales circulan á las naciones estran- ^tras, en cambio de los productos de su industria} siendo los españoles solo espectadores de esta cir- culación externa. En el supuesto de que las mcrcaderias y fru- tos atrah.cn el oro y plata de las minas, infiere: quepopular ¿ %6$ fia, si no removía las trabas de su co- mercio á Indias , no, podrían prosperar en él sus naturales. Y asi propuso un problema , de si la era conveniente, ó no, este tráfico. i, , . . gg • > Pe- de los ro millones de pesos, en que estima eicomúr- . cío anual de ludias , solo «cala España dos millones V medio , v esto accidentalmente por razón de de- rechos ; -porque no se funda en la agricultura :, ni . en la industria.: pues el trafico, que se hace por Ca- d:z , es independiente del biieno > ó mal estado del • Reyno. , '■, Por no conocer los verdaderos hechos inrerio- ' ^s, propone un problema; en el libro i i , cap. 19, *k si es ó no conveniente á la España, retener este comercio. Y en el supuesto áé rio poder , ni deber renun- ciar ájjl, reconoce : qúq la política dicta , que á este ti afico se le pongan los menos obstáculos po- sibles *para hacerle ütil á la matrií. I »>Ce j) ' est po:nt! a, moi á prononcer sur la •» question ( asi se explica Montesquiu ) si 11 Es- »• pagne, ríe pouvant flirt; le commercedes Indes »»par elle*méme , il ne vaudroit pas mieux, qu' elle »»le rendir libre aux etrangers. Je dirai seulement *' qu' il lui convient, cíe metre á ce commerce le »' iv.oins d 1 obstacles» que sa politique pourra lui »' permertre. Fl objeto de este escritor era exánúnar : qua- ks medios convienen á la España , para tener una farte principal en la utilidad del comercio á las ndias ; y esto, es lo que se procura indicar en Cite párrafo , por viá de reflexiones particulares./¿66 Educación Pero si los españoles mismos hemos estado indolentes, en la resolución de este problema, por no acercarnos al co- nocimiento práctico del curso de este comercio; < cómo podrá discurrir con acierto el hombre mas sabio, á quien falten los hechos? Lo cierto es, que el consumo pro- pio , y el de los dominios ultramarinos, puede dar seguridad á los artesanos espa- ñoles de un pronto despacho , y salid3 de sus manufacturas ; siempre que la bondad de ellas, y el precio sean capa- ces de concurrir con otras. Todo esto re- quiere una vigilancia incesante del go- bierno, sobre la policía de los gremios, f oficios: arreglo en las aduanas , y una circulación libre, y uniforme de los puef tos principales de España á la América,/ á los principales de Europa, para vendef y comprar de primera mano, con mayor conocimiento y ventaja ; estableciendo factores nuestros, que estén enterados de* comercio en aquellas plazas.popula*» 467 XI. El arreglo uniforme-de las adua- nas es un medio, que puede contribuir i fomentar, nuestro tráfico con utilidad en el resto de Europa. ( ;) Todo lo que es estanco de comer- cio , privilegio exclusivo % ú opresión, desanima la.industria;arruina los arte- sanos ; y obliga los comerciantes, á bus- car sus géneros, donde encuentran fa- cilidad ; y aun trasmigran í tales países .las mismas artes, para gozar la dulce protección, que forma el bien, y la se- guridad de los estados. Tiene nuestra nación la fortuna, que desde el ingreso al trono dé la augusta casa de Bqrbon, lian mejorado notable- mente las fábricas, y la felicidad pública. En nosotros pues está no omitir especulación, cálculo, ni reflexión, has- o_ .8%? ¡ ta (*) Véase sobre las tarifas de ruesrras aduanas *} título 3: del libro 9 de U Rei 'tnü.r 'ón, y h remisión *nka, que está al fin de el > y promete estos arañ- iles ; refiriéndose á los de iíí8 > y de 170? en los autos acordados.4¿8 , Educncion ta unir perfectamente nuestra Industria y comercio,con el tráfico de Indias. Parecen dificultosas y aun imposi- bles estas calculaciones, á los que no & han parado á hacerlas. Yo no me ad- • miro, de que les causen dificultad, mien- tras ignoran los principios , que rigen" en la materia. Es necesario estudiar- los , conferirlos, y deponer preocupacio- nes , ó fines particulares; quando se tra- ta del bien del estado. Estoy cierto, Y hago la justicia al común de los españo- les , de que si no han adelantado tanto, " como debieran en el comercio , dima- na, de que no son comunes las noticiás del tráfico de Indias: estando aislado en ■ un puerto,que apenas se comunica con la península , y que según el método del palmeo, esconde sus consumos á la na- ción, y quita los datos, sobre, .que cocí- parar, y calcular lo que va de dentro, ó de fuera del Reyno. ; De intento omito quanto pertene- ce al comercio interior de Indias,y á¡'¿U res-popular. á¿9. respectiva circulación. Porque esto per- tenece , í los que rigen aquellos países, y se hallan bien enterados de su esta- do actual, y de las causas , que lo im- pidan ; estando yo bien seguro, de que no faltan entre ellos muchos patriotas «elosos , que trabajan con solidez , y deseo del acierto , para perfeccionar de ultima mano este arreglo. Como todos tenemos una igual obli- gación í la patria , harán lo que deben aquellos, que leido este discurso, corri- jan sus yerros, y ayuden á adelantar con. sus luces un objeto, que es muy digno de la meditación de los ciudadanos ze- losos i Siqutfort) ineptiarum íectores erit'ts, manusqui vsstras Non honebitis, ad^npvm nobis. Catulj. epigr. 15. ' gg3 Con- '47o Educación Conclusión. He terminado el discurso, con el mejor deseo, de ser útil á una clase tan numerosa, é importante como los arte- sanos. Ea pues , honrados artistas , pro- curad por medio de costumbres templa- das , y modales decentes, evitar los cas- tigos , y las penas, que atrahe una vida licenciosa, ó desarreglada: dedicándoos á procurar á vuestras familias la como- didad , y las ventajas, que quepan en vuestro estado; para acrecentar vuestras conveniencias y haberes; llevando por norte la sobriedad, y la aplicación á el trabajo: fecundo manantial de las con- veniencias. El juez, que determine los pleytos civiles, da la hacienda á quien le per- tenece , en virtud de sus títulos y dere- chos; y solo su verdadero dueño tiene acción, para reclamarla.papular. 471 Si delínquís contra las leyes, ó fal- táis á vuestras obligaciones, en el oficio que profesáis, qualquiera os puede acu- sar delante del juez, y exercitar este el rigor de las leyes , y ordenanzas con- tra vuestros desarreglos y ociosidad. Solo una vida ocupada, é irreprehen- sible , es la que os podrá mantener en sosiego , y en el aprecio común de las gentes. Yo os he procurado poner delante los medios, que en lo humano pueden contribuir á vuestro bien. Leedlos ; y siguiendo los principios honrados de la nación, cuidad de no mancillar vuestra opinión, ni la del arte,con acciones im- propias, ó agenas de un hombre de bien. Cuidad de vuestros hijos y mugeres, y délos discípulos, qué tubiereis, con aquella discreción y ternura, que dicta la obligación de cada uno» y la natura- leza misma. Por estos caminos llegareis , ama- dos compatriotas, á reponeros en la boa- gS4 »>'4"^ Educación ra , que merecen vuestros oficios: elloí darán ocupaciones , lucrosas á vuestros intereses; luego que les hubiereis apren- dido con toda la extensión, que requie- ren \ y tendréis en la nación aquel buen nombre,que merece un artífice diestro; un marido honrado; un padre de fami- lias diligente y laborioso ; y un vecino sosegado , que respeta las leyes : es fiel á sus amigos: ama al próximo; y vive de su trabajo; sin gravar á los demás por desidia propia. . Poco importará, que el público ten- ga consideración á los oficios, si voso-* tros por embidia, ó fines particulares, no respetáis á aquellos sobresalientes artífi- ces, que por sil habilidad y aplicación, lian adquirido fama} ó silos mas acredi- tados despreciáis las obras dignas, de los que aun no lian logrado tanto renombre. Producid con modestia, si sois exce- lentes , vuestras obras; y considerad con atención y cuidado las agenas, dándolas e\ aprecio que merecen } siguiendo el con-popular.' 47* consejo cié Quinto Scevola.- Pues so- lo deben mirarse, como síbios en cada profesión , los que sin llevarse del amor propio , aplauden el mérito , donde le encuentran , y aprenden lo que ignora- ban , con diligencia y sin rubor. Las ciencias-, la milicia j Jas artes, la navegación, son necesarias por su utilidad á la república. En qualquiera de estas pro- fesiones , se puede adquirir gloria y fama; pero en todas ellas, como dice un sabio antiguo , (41) se ha de respetar al que se aventaja mas; aprovechando sin emu- lación , su doctrina y talentos. (42) En esto soléis cometer muchas fal- tas, (41) Vf.I. Max. W>. 8 j cap. 11, in J§¡ Scctvola : »> Sapientissimi ¡gicur aréis sux professores sunr, »; á quibus & propria studia verecundé, & aliena " czlnúh arscimanrur. (42) Id. ¡ib, 8 , cap. 7 , de ¡Utdin (S" industria , !tf prm.>< Quid cesso vires industria? 'conmemorare > <»cujus alacri spiritu milicia? stiperjfiia roborantur; «•forensis gloria accendirur; fido si mi cuneta studia »»recepta nurriunrur: quidqir'd ánimo , qit'dquid »> manu, quidquid linj>ua admiiabile cst., ad cumu- •> liiin _ Ludís rycducitur. Quarcutr.que perfectissima »«í>it virtus j eam ramón duramcijto -sui confirmar.474 Fdaeaeton tas, y es una de las graves causas de vuestra decadencia. Prestáis sin vale, y sin llevar intereses, vuestro dinero, y no os atrevéis á alabar á otro artista so- bresaliente : en lo qual no haríais mas que lo que debéis. Es necesario depongáis esta embi- dia ruin, que ocultamente os posee,por falta en la educación primera: conviene que á vuestros hijos ó discípulos desar- raygueis un resabio, que tanto se opone á la moral cristiana, y al progreso de las artes en España. Ojalá fueseis vosotros los únicos, á quienes comprehende esta censura. Emendáosla vosotros, y los demás se avergonzarán de caer en iguales fal- tas. La cosa es necesaria. Yo os ruego ha- gáis justicia al mérito ageno: de ello saca- reis provecho grande, y cumpliréis con lo que dicta la caridad con el próximo; y vosotros recibiréis la recompensa, de que no se desprecien vuestros descubri- micn-fapular. '47 y mientes por aquellos , a quienes hayáis dado la justa alabanza. Nadie debe llevarse del amor pro- pio tanto , que crea haber sacado una obra acabada, y sin descuido alguno. Es un error muy perjudicial, defender los defectos de las propias obras, igualmente que las perfecciones; solo por no escu- char atentamente las críticas, que pro- ponen los prácticos, para escusarlas, si es posible; corrigiendo la misma obra5 ó evitándolas en las sucesivas.