A LOS HABITANTES DEL ESTIBO DE MEXICO SU CONGRESO CONSTITUYENTE. --=====3<^6\ÍEIV9^6\ÍEI^<^6Níe^ HABITANTES DEL ESTADO: por tercera y última vez os dirige la voz vues- tro congreso al poner en vuestras manos el depósito sagrado de la constitución y las bases fundamentales de las libertades públicas. Tres años han tenido sus miem- bros el honor de dictar leyes al primer estado de la república, y otros tantos han consagrado al servicio de la patria y al desempeño de las altas funciones que les han sido cometidas. Ni los largos, penosos y difíciles trabajos que trae consigo la naturaleza de semejante ocupación, ni las criticas y apuradas circunstancias en que lo ha constituido la desgracia, ni finalmente las persecuciones que ha sufrido, han «ido bastantes á detener su marcha magestuosa, ó paralizar el curso de las impor- tantes operaciones, emprendidas en beneficio del estado. Al abrir sus sesiones, no se le entregó sino una ostensión considerable de ter- ritorio poblada de hombres sin otros vínculos de unión que los de su coesistencia accidental. Los gérmenes de la discordia se hallaban esparcidos por todas partes: las pocas autoridades que estaban al frente de la administración, eran del todo nu- las por la falta de medios para hacerse obedecer y de manos subalternas que auc- siliando sus operaciones, hiciesen al gobierno presente en todas partes y uniesen al último habitante del territorio con el centro de la autoridad y del poder. El go- bierno municipal que debia ocuparse en el fomento de la prosperidad interior, po- niéndose de acuerdo con las autoridades políticas, secundando sus providencias, y procurando la unión íntima de los habitantes de cada lugar, tenia abandonados es- tos sagrados deberes, y se hallaba tan lejos de ocuparse de ellos, que las disen- eiones entre los vecinos, las ruidosas compentencias con las demás autoridades y la insubordinación al gobierno, traian su origen de los cuerpos municipales, y re- conocían por principio su absoluta independencia y viciosa organización. La admi- nistración de justicia no ecsistia; no habia jueces ni medios para pagarlos; los que hacian sus veces eran desatendidos, y aun pública é impunemente insultados: los sal- teadores y bandidos, cuyas cuadrillas tomaban un carácter político, atacaban al ciu- dadano pacifico, asi en lo abierto de los caminos, como en el centro de las pobla ciones: el honor de la casada, el pudor de la doncella no estaban libres de los ataques del disoluto, ni de las arterías del seductor, que triunfaban ú merced de la impunidad. El desorden y desarreglo de Ja hacienda eran tales, que no se conocía la unidad, úni- co principio para sistemar la administración: las turbas de contrabandistas, y la fal- ta total de resguardo, hacian tan nulas las rentas, y tan escasos sus productos que no alcazaban á cubrir ni aun las atenciones mas precisas del gobierno, tales como la satisfacción de los sueldos á los funcionarios públicos, que con absoluta insegu- ridad de su subsistencia se veian en la dura necesidad para prover á ella, de aban- donar sus obligaciones y desentenderse de dar el lleno á sus deberes, enervando con esto la acción del gobierno, paralizando á cada paso las providencias mas eje- cutivas y reduciéndolo de este modo á una total nulidad. La división del territo- rio era tan heterogénea, y tan fuera de todo arreglo y sistema, que para cada ra- mo habia una particular, cuyo resultado necesario era la confusión y el desorden, llabii partidos de territorio y población tan escasa, que podian ser iguales á un barrio del mas pequeño lugar, y no faltaban otros de eatension tan considerable queno era bastante la vigilancia mas activa y constancia mas infatigable en el traba- jo de la autoridad subalterna para atenderlos, dirigirlos' y sujetarles. La educación pública se hallaba, en el mayor abandono: las escuelas de primeras "letras eran muy escasas, mal dotadas y peor dirigidas, sin estímulo para los preceptores, ni foinen- to para los niños: un celo indiscreto que reconocía por principio la buena fé, pero que no por esto era menos perjudicial, impedia la circulación de los libros, secando con esto las fuentes de la ilustración pública. Los derechos del santuario mal esplicados y peor entendidos daban motivo á ruidosas competencias y desagra- dables contestaciones entre las autoridades política y eclesiástica, que chocaban á cada paso en sus puntos de contacto por no estar bien deslindados los términos de su respectiva jurisdicción. Nuestro ramo principal de industria, la mineria', se ha- llaba por falta de capitales obstruido paralas clases menos acomodadas, cujas es- peranzas descansaban en los fondos de rescate casi arruinados, ó del todo estingui- dos. Los caminos públicos no merecían el nombre de tales: mas propios para ues- truir el tráfico y la comunicación que para fomentarla, desalentaban al hombre mas industrioso y emprendedor cortando el curso de mil empresas benéficas á que da- ba lugar el resorte del interés individual. Finalmente la memoria de Jos hérces de la pátria que sacrificaron su vida en obsequio de las libertades públicas, y sella- ron con su sangre las glorias de la nación, después del efímero triunfo fúnebre con- sagrado á sus cenizas, estaba para ser de todo punto olvidada por falta de mo- numentos que recordasen sus hazañas y virtudes, é inmortalizasen su nombre. El cuadro que se os ha puesto á la vista es suficiente para dar una idea en grande, aunque confusa del estado infeliz y lastimoso en que vuestro congreso re- cibió todos los ramos de la administración pública. Las sombras que oscurecían sil hermosura solo han podido disiparse á merced de la actividad y celo infatigable de los miembros que componen esta asamblea. El estado se ha formado, crecido y levantado á la sombra de sus benéficas leyes. Este cadáver eesánime se halla no solo restituido á la vida, sino también lleno de vigor, de salud y lozanía. Todo ha sido sistemado y puesto en arreglo. La ley orgánica dividió y clasificó los poderes políticos, fijó las atribuciones de cada uno de ellos y los límites dentro de los cuales debian contenerse: creó un gobierno que no ecsistia: concentró el poder y la redujo á la unidad por la insti- tución de los prefectos y subprefectos: su sanción puso término á la arbitrariedad á que están tan espuestos los congresos constituyentes, y enfrenó el poder del go- bierno, siempre propenso al despotismo y mando absoluto, cuando no hay leyes que lo encierren en el círculo de sus atribuciones, impidiéndole obrar el mal. El go- bierno municipal recibió impulso y actividad por la ley publicada para el arreglo de los avimtamientos. Estos cuerpos que á c¡»usa de la profusión con que se habían,.' multiplicado, se hallaban ecsaustos de fondos y destituidos de personas capaces de funcionar en ellos por su nueva organización, quedaron en estado de promover la prosperidad interior en todos sus ramos: las calidades que se ecsijen de las perso- nas que deben componerlos, los fondos con que se les ha dotado, aplicándoles los cuantiosos productos de las tierras de comunidad, y mas que todo la acción que se ha concedido sobre ellos á los agentes del gobierno para obligarlos á dar el lle- no á sus deberes, y la vigilancia y cuidado que deben tener para que la inversión de sus fondos sea legitima, son una garantía segura de que no quedarán frustradas las lisonjeras esperanzas que se han concebido de tan benéfica y saludable insti- tución. Las rentas del estado han adquirido un aumento considerable y progresivo: pin haber recibido un peso la asamblea constituyente deja enarcas, á pesar de los cuantiosos gistos erogados en la traslación de sus poderes, mas de doscientos mil; Las leyes dictadas para el arreglo de la hacienda han producido estos saludables y benéficos efectos. Quedan caucionadas la legitimidad del cobro y seguridad de la recaudación, por el resorte del ínteres individual que se ha puesto en acción, ha- ciendo tomar una parte activa á los administradores en tan importantes operaciones. La intervención de las autoridades políticas en los enteros, sobre evitar los fraudes consiguientes al sistema de contribuciones indirectas», pone á cubierto la propiedad de los particulares délos ataques y atentados que en este ramo se cometen con fre- cuencia por los agentes del poder. El ingreso real ó virtual de los caudales del es- tado en una sola caja depositada en una oficina que deba distribuirlos y rendir una sola cuenta que pueda dar idea al cuerpo legislativo de su monto 6 inversión, seha conseguido por el establecimiento ele la tesorería general. La glosa de cuenta*, tan necesaria como la recaudación, pero enteramente paralizada, y á cargo tle una oficina sin órdeh mí concierto, ecsausta ademas de funcionarios capaces de desem- peñar sus labores, queda restablecida por la creación de la contaduría general. Fi- nalmente la hacienda del estado quedará sistemada y tendrá su total arreglo luego que se plantee jen todas sus partes la ley que se dictó" para organizaría. La admi- nistración de justicia ha renacido con el establecimiento y dotación electiva de los jueces letrados en cada partido y de los magistrados que componen los tribunales superiores. Vuestro congreso bien penetrado de la necesidad de arreglar este ramo importantísimo de que depende la libertad civil del ciudadano, su seguridad indivi- dual y la ecsistencia del verdadero derecho de propiedad, se ha ocupado desde los momentos de su instalación de los medios que conducen naturalmente á la conse- cución de este fin. Nadie duda que los derechos -mas preciosos del hombre en so- ciedad dependen de la breve, fácil y pronta es edición de los asuntos judiciales, y que á estos importantes objetos no se puede ciar el lleno sino por la precisión y cosactitud en las fórmulas judiciales, y el arreglo en el modo de proceder' en ¡os juicios. Un año escaso ha empleado este congreso en la discusión de los códigos dé procedimientos civil y criminal. Se han combinado en ellos en cuanto ha sido po- sible nuestras costumbres y leyes con las de la sabia nación inglesa, que es él mo- delo de que no deben separarse los que quieran obtener un resultado feliz en la» instituciones libres de los pueblos. Las actas de las sesiones en que se han dise'u- tido estas materias son lo único que puede dar idea del pulso y circunspección cotí que han procedido vuestros representantes para dictarlas. Ellos se lisonjean te que concluido por sus succesores lo muy poco que falta para p-u-feccionar este difícil é interesante proyecto, el estado empezará á sentir las ventajas de su ejecución, gozara de la verdadera libertad que no puede ecsistir mientras la vid », el honor y (a pro- piedad desús habitantes se hallen á merced de los agentes del poder. Casi todas las leyes dictadas por esta asamblea han conspirado á la. Unidad! de la división del territorio; asi que ya no se advierte aquella mditruosa hete- rogenidad que hacia tan difícil y complicada la administración de los diversos ta- inos puestos á cargo del gobierno. La división política ha si.¡o ta base de todas las demás. Las autoridades,' tribuir'es y oficinas superiores tienen su asiento en el lugar de la residencia de los supremos poderes del estado: en cada cabecera de distrito ecstiste un gefe político con la denominación de prefecto, un administrador de rentas y un tribunal de apelación que ejercen sus funciones precisamente' en él mismo territorio: otro tanto sucede en los partidos con tos subprefectos, jueces de primera instancia y administradores subalternos, y en las municipalidades coi* los ayuntamientos y receptorías. Por la ley orgánica se formaron los distritos, evi- tándose á los pueblos y particulares con tan saludable medida la imponderable mo- lestia de ocurrir á la capital con pérdida de sus intereses y abandono de sus fa- milias en solicitud de la autoridad que debe aprocsimarse á ellos. La ley sobre reunión y división de partidos ha regularizado en lo posible estas secciones: nada se ha omitido para obtener la igualdad, procurándose que fuese el resultado de una razón compuesta del aspecto físico del terreno, su estension, industria, población, recursos y producciones naturales. Los caminos han recibido algunas mejoras y ade- lantos. El de Acapulco tan importante para el comercio marítimo se está actual- mente construyendo, al mismo tiempo que se han solicitado empresarios para -abrir uno que conduzca á los estados de la Tierra-dentro. La industria de los particula- res en el ramo de minería ha recibido un fomento considerable por el establecimien- to de fondos de rescate en los mas importantes minerales del estado. Decretada la convocación de empresarios para el establecimiento de una casa de moneda, 6e ha presentado uno que ofrece condiciones muy ventajosas, tales como el entero en plata acuñada al verificarse la introducción de las pastas, la acuñación del oro al mismo precio que la de la plata y otras. Los premios para los niños, las gratifica- ciones para Iqs preceptores de primeras letras, y la libertad de leer y tener libros, único medio para difundir con rapidez la ilustración tan necesaria aí estado infan- til da nuestros pueblos, son debidos á los decretos de esta asamblea. En el ataque que recibió la república por la encíclica que contra la independencia de la nación se sacó subrepticiamente de su santidad, sorprendiendo su buena fé, vuestro con- greso no se olvidó de sus deberes: no solo fué el primero que tomó en considera- * scien negocio tan importante, dictando providencias enérgicas y medidas vigoresas que evitasen el mal que podía causar un documento de esta clase, ó cortasen sus progresos; sino que publicó un manifiesto que se tradujo al inglés é insertó con elo- gio en los periódicos de Londres, y espidió un decreto concediendo un premio con- siderable al que ilustrase esta materia en la mejor disertación. Se está concluyendo en S. Cristoval Ecatepec un monumento suntuoso erigido para perpetuar la memoria del invicto general Morelos, recordar á la posteridad sus hazañas, y ecsitar en los habitantes del estado las virtudes cívicas y prendas heroicas que hi- cieron tan recomendable á este virtuoso ciudadano. El estado queda constituido, arreglados todos sus ramos y en marcha sus au* toridades. La constitución ha venido á ser la clave del edificio. No es una reunión de declaraciones vanas después de las cuales tocio queda por hacer, y que de nada sirven sino es de manifestar á los pueblos el camino que deben emprender para ser libres y felices; es si, la reunión de los principios que han servido de bases para dictar leyes puestas ya en páctica y reducidas á ejecución. Habitantes del estado: esta es una ligera reseña de las muchas providencias que han dictado vuestros representantes en beneficio de los pueblos á que han tenido el honor de presidir. Seria imposible entrar en el pormenor de todas ellas, y deta- llar sus resultados. Las actas de sus sesiones y la colección de bus decretos son lo único que puede dar una idea justa y cabal de sus trabajos y tareas mil veces interrumpidas por ocurrencias desagradables capaces de desalentar a otros pechos menos resueltos y almas menos firmes que las de los miembros que componen este congreso. La cuestión de distrito federal por la cual el estado hizo pérdidas tan conside- rables, se sostuvo por mas de un año con energia y actividad, con honor y con de» coro. Las exposiciones é iniciativas de ley dirigidas al congreso general constituyente y á las cámaras que le sucedieron, serán un monumento eterno del desinterés y amor patrio con que sacrificaron su tranquilidad y reposo, y hasta su ecsistencia poli- tica los miembros que las subscribieron. La posteridad no podrá menos de hacer justicia á unos hombres que tuvieron la resolución y firmeza necesaria para arros- trarlo todo, y sufrir toda clase de persecuciones antes que abandonar el depósito sagrado que se les habia confiado. Este ha sido el verdadero origen de todos los males del estado. Las ocurrencias posteriores no son sino una consecuencia necesaria de la persecución que se ha desatado contra una autoridad que no se pudo hacer sucumbir. Vuestro congreso está satisfecho de que en el centro de las facciones, y en el fermento de los partidos jamas ha secundado las miras de ninguno: siempre firme y constante en los principios de justicia que lo animaron desde los primeros momentos de su ecsistencia, ha visto con igual desprecio á los libelistas y lisonje- ros; ni lo ha habatido la detracción, ni envanecido la lisonja: habrá errado muchas veces, porque no goza de la prerrogativa de la infalibilidad; pero sus intenciones siempre han sido rectas y sanas. Al depositar en vuestras manos la constitución que no es sino el resultado de sus anteriores decretos, pone fin á sus tareas, y los miem- bros ar¿