FUERA, FUERA NACIONALES, QUE YA LA LIGA SE ACERCA: O SEA Representación al ¡Soberano Congreso por las Cívicos dé esla Capital Federada. Señor.=EI ciudadano Antonio Saucedo, como comí* tíonado por el batallón i.° de cívicos, ante V. Sob. con el debido respeto presento la siguiente esposicion, esperando de sus luces y patriotismo tenga el feliz éxito que deseamos. La Milicia cívica, este apoyo de la soberanía del pueblo, se halla en el estado mas decadente en esta capital y pronta á dar el último suspiro, con harto sentimiento de los buenos patriotas, que desde un principio nos decidimos á servir en ella á la Nación. No parece sino que una mano oculta se ha empeñado en hacer odiosa y destruir esta parte dt la Milicia tan útil y necesaria en un pais libre. Desde su organización comenzaron sus vicios, porque ya los planes los envolvían. El vestido gro- sero y feo que se les designó á los cívicos, á pro- testo de moderación republicana, comenzó á ridiculi- zarlos entre la tropa veterana y paisanage, y cierta- mente con razón, pues mas parece el uniforme librea de cochero que vestido de ciudadanos libres* Esta economía fué mas estraña cuanto que nadie costeaba el uniforme al soldado sino es el mismo En efecto, apenas se vieron vestidos, coando te vieron ridiculizados, motivo primero para que mu» cha gente decente no se suscribiera en nuestras com- pañías. El uniforme vistoso y decente hace mas re- clutas que la mas enérgica proclama, ¡Tal es eu to-das partes'el carácter matéríal de! hombre! Si á es» to se agrega la reflecsion de que estas milicias se componen de gentes voluntarias, muchas decentes y casi todos jóvenes, se verá cuan necesaria es la va- riación del uniforme, así como mucho del plan sobre que se montó el tal sistéma. £1 ningún interés con que se brindó desde el principio fué otro poderoso retrahente para que na solo no se aumentaran los batallones, como debia haber sido en otro pie, sino para que se desmembraran con- siderablemente hasta el triste estado en que nos ve* mos; y á la verdad que hube razón, porque pasados los primeros dias del entusiasmo en los que por mo- da, imitación ó contemporización hasta ios coroneles eran soldados razos, v'endo que en las dichas mili- cias cívicas no faltaba que hacer y no había ningún premio, fueron dando la vuelta y se acabó para siem- pre el patriotismo en esta parte. ¿Si así pensaron los señores oficiales, abogados y sugetos decentes y de pro- porciones, qué no pensarían los pobres artesanos que están atenidos al trabajo diario de sus manos para sos- tener su casa? ¿Con qué gusto irá un cívico sattre, pintor &c á montar su guardia, seguro de que su familia ese dia se queda sin comer, si no tiene pren- da que empeñar ó con quien endrogarse? Este Soberano Congreso sabe bien que el in- terés es el resorte mas fuerte que mueve la máquina del hombre. E; Espíritu santo dice: «que el que tra- baja es digno del premio, y que al buey que trilla no se Je debe atar la boca." Conque querer que ba- ya quien sirva de valde constantemente y por un pu- ro patiiotitmo, es querer que el hombre mude de naturaliza. No por eso decimos que faltan del todo se* uiejaiuss hombres: hay algunos capaces de sacrificarse. 3 sin ínteres, y nosotros somos la mejor prueba de esta verdad, pues hemos servido y estimes sirviendo con constancia sin interés alguno; pero hay dos cosas que advertir: la primera, que no nos falta que comer y de consiguiente nos es mas soportable el trabajo; y 1 la segunda, que este número de patriotas no basta para formar milicia. Ni queremos que precisamente se designe un ínteres pecuniario y general; pero un distintivo que nada cuesta, como v. g. el fuero militar activo y pa- sivo, creemos que seria un aliciente poderoso para que se alhtaran y sirvieran gustosos en estas tropas. Tampoco hallamos un obstáculo razonable pa- ra que los cívicos no gocen este fuero, pues no cree* mos sea de peor condición el soldado que sirve de valde y se viste á sus espensas, que el que exige su prest á la nación. Otro motivo que ha contribuido para que es- tas milicias se destruyan es el desorden que se intro- dujo en ellas por la lenidad de las penas que se es- tablecieron. Que gocen los cívicos el fuero militar, que estén sujetos á la ordenanza, y entonces ellos servirán gustosos, y la patria contará con soldados. Este Soberano Congreso conoce bien que las milicias nacionales son el apoyo de las libertades pá- trias, el fomes del civismo y demás virtudes sociales, el contrapeso del despotismo armado y la ultima ta* bla en que la nación puede salvarse del naufragio mas peligroso; porque estando en el pie en que debe es- tar, todos aspirarán á ser soldados nacionales, y lo se- rán, y en este caso el enemigo cuando hubiera der- rotado toda la fuerza armada y se creyera muy se- guro del triunfo, se encontraría con centenares de mi- les de hombres armados, que sin necesidad de sueldos ni vestuarios le harían la mas formidable resistencia.Un escritor de nuestros días ha estampado que »>fur la defensa de la patria en manos de'hombres »»que preconizan ser libres y soldados natos, es desa- Mtinc; también estos huyen á la presencia de las le- «giones aguerridas. El soldado se forma con el con* »tinuo ejercicio y subordinación , . Soldados de nom> »bre, como por lo común lo son los cívicos, jamás re- asisten los grandes golpes de mano que saben dar los «veteranos." Aquí tiene V. Sob. machas equivocacio- nes estampadas por el Lic. Bustamante contra las mi* lirias cívicas por falta de lógica y de crítica. Dice que es desatino fiar la defensa de la pá« tria en manos de hombres libres: ¿pues quién la de- fenderá roas, el soldado cívico que sirve por puro patriotismo, y por defender su familia y su hogar, ó el soldado que llevan por fuerza á la campaña, cogí* do de leva ó sentenciado á las armas por bribón y que no tiene idea ninguna de honor y patriotismo? No quiere decir esto que nuestros ejércitos veteranos,: á quienes se les debe toda honra y consideración, se compongan de esta clase de gentes; pero es inconcu- so que entre sus filas hay muchos de estos, y la com- paración se debe entender entre un soldado veterano: que sirve á fuerza por la sentencia ó por la leva, y un cívico que sirve voluntariamente á la patria. ¿Quién te espondrá mas? Dice Bustamante que también los cívicos hu- yen delante de las legiones aguerridas; y nosotros le decimos que también estas legiones huyen delante de los cívicos. Los mas ilustres generales de la indepen- dencia como Hidalgo, Mótelos, Matamoros &c, ¿qué fueron sino clérigos que dejaron el incensario por la espada, y rancheros que cambiaron en fusil la garro- cha? Pues estos eran cívicos: oada tenian de aguerrí-, dosj y sin embargo, mil veces denotaron completa»mente á las legiones aguerridas de España. Solo en esto $e veá un golpe de vista cuanto vale la Milicia cívica, esto es: una tropa que pelea á mas de por el 'nteres general, por sus intere*>> particulares y sus Emilias. Dice el Señor Bustamante, »>que el soldado le forma con el continuo ejercicio y subordinación.": ¿Y quién dice que las milicias cívicas no son suscep» '¡bles de este ejercicio y subordinación? Refórmense bajo un plan vardsderamenté militar, y se verá como ad* quieren los nacionales el carácter de soldados vetara» nos; y entonces resistirán y darán golpes de mano á •os enemigos de la patria. Lo mas estraño es, que D. Carlos Bustamante se empeñe en desacreditar la Milicia cívica, cuando él mismo tué su primer panegirista en el año de 823. Oiga V. Sob. sus palabras impresas en el núm. 9 de •u Abispa. «Sin la Milicia nacional y sin verdadera "libertad de imprenta, no babrá libertad civil ni íq* »»dependencia." ¿Pues como es que un hombre que el año de aa juzga la Milicia nacional como el sos- tén de la independencia y libertad, en el año de u$ dice, que es desatino fiar la defensa de la patria 4 las Milicias cívicas? ¿No es esta la contradicción mas torpe é impolítica? Las milicias nacionales, Señor, siempre serán de la mayor utilidad á la patria, si se montan bajo el plan que respetuosamente acompañamos i V. Sob. Por tanto =A V. Sob. suplicamos se sirva mandar pase á la respectiva comisión, para que esta haga de él el Uso que sea mas conforme con al sistema y nuestras sanas intenciones, que en hacerlo asi V. Sob. obrará *n justicia, que juramos.6 PLAN. Que ¡os ciudadanos que lo suscriben presentan á U cámara de Diputados para la reorganización y rf forma de los batallones de Milicias cívicas de todas armas de esta capital. Art. i. Que se autorice á los individuos oficia- les cívicos que aun hacen servicio, para que proce*' dan lo mas pronto al alistamiento de los soldados* Art. 2. Que completo el de cada batallón, sus individuos elijan para oficiales á los sugetos que les parezcan. Art. 3 Que acto continuo, para no dar lugar á intrigas, cada batallón de infantería y caballería elijan su coronel y comandante, y que la elección recaiga ó en paisanos ó en militares retirados pe- ro nunca en militares que estén en actual servicio. Art. 4. Que se varíe el uniforme, y se señale el siguiente: casaca azul obscuro de paño, fino á ordinario, según las proporciones del cívico, con' collarín y vueltas encarnadas; solapa y vivos ama* rillos, y en el collarín bordado un laurel de oro, y en el centro al lado derecho la arma á que per- tenezca : la infantería un fusil atravesado en un carcax: la caballería un sable atravesado en un ar- co, y la artillería una granada apoyada en una ma- cana. Al lado izquierdo otro laurel, y en el cen* tro el ndmero de la compañía á que pertenecen, de este modo: C n? 5. El pantalón será ancho para sobre borceguí ó zapatón, de paño amarillo en dia de gala, y en los comunes blanco o' de coleta. El gorro como los corrientes, con un escudo de metal amarillo, o blanco, según las armas, que tendrá la águila mexicana, y en los dias de gala se adorna- rá con cordones y plumas azules nevadas y blancas. Art. 5. Que se aforen á los cívicos lo mismo? que las tropas veteranas, estén o no en el servicio. Art. 6. Que lo mismo que estas, queden suje- tas á la ordenanza. Art. 7. Que se lean las leyes penales á todos 'os que asienten plaza de cívicos. Art. 8. Que se les castigue la deserción, el aban- dono de guardia, y la falta de subordinación á los ge- &s y oficiales, lo mismo que á los soldados veteranos. Art. 9. Que no se admitan en estas milicias sino á los que prueben y aseguren con fianza po- der hacerse el uniforme dicho, sea fino ú ordina- rio, con tal que sea igual en la figura y el color. , Art 10. Que al que tenga su uniforme, y se» Un pobre artesano, que solo come de lo que tra- baja en el dia, se socorra el día que le toque de guardia, con cuatro reales en clase de soldado, y seis en clase de cabo. Art. 11. Que desde sargento arriba deben ser elegidos sugetos que tengan proporciones para no perecer el dia que les toque de guardia; y así es- tos no serán nunca socorridos de los fondos de los batallones. Art, i2 Que mientras no haya una necesidad urgente en que se deban ocupar todos los cívicos por el bien general, todos, desde los capitanes has* ta les soldados, pueden redimir sus guardias, pa- gándolas á otros. Pero este arbitrio no será estén- sivo para dejar de asistir á las asambleas d ejer- cicios semanarios. Art 13. Estos deberán verificarse indispensa- blemente todos los domingos y fiestas de dos cru- ces, dos horas por las mañanas, y dos por las tar- des, con asistencia de toda la oficialidad. Art. 14 Esta á su costa mantendrá una acade- mia particular dirigida por gefes y oficiales vete-* ranos, bien pagados, para aprender el manejo de su arma, voces del mando, obligaciones del sóida' do y cuanto debe saber un veterano, sin olvidar* se de la legislatura militar. Art. 15. Los fondos con que deben contares* tas distinguidas milicias para comprar y reempla- zar armamento, y acudir á cuanto necesiten, de* ben resultar del siguiente arbitrio. Como que á todos Ies interesa defender sus vidas, las de sus hijos y mugeres, su honor y el de ellas, sus propiedades y las de sus paisanos en general, que esto es la patria, y en el caso de conv prometerse con esta pátria á servirla y defenderla, se verifica un pacto social de recíproca convenien- cia; todo ciudadano, sea quien fuere, debe servir ó pa- gar si quiere ser sevido; y asi es que el que no pueda o no quiera ser cívico por pobre, d porque su estado tí ocupaciones no se lo permitan, cumplirá con pagar Su guardia el dia que le toque, y de este modo servirá á la pátria sin mayor incomodidad: no entendiéndose esta contribución con los militares que estén en ac- tual servicio. Art. 16. Auque en el art. 6 se dice que queden los cívicos sujetos á la ordenanza lo mismo que las tro- pas veteranas, y en el 8. se repite lo mismo; esto será con la excepción de que nunca se les aplicarán la penas de bancos, baquetas, palos &c; sino que á estas penas substituirán largos plantones, prisiones mas ó menos rigorosas y dilatas, precidios y destierros de la capi- tal, conforme la gravedad de los delitos Todo lo que sujetamos á la sabiduría de esta soberana Asamblea =México agosto 25 de i825=Sr. =A nombre del primer batallón —Antonio Saucedo. Imprenta del ciudadano Alejandre Valdés.