r m j HA expresado g^fe lia indícalo lo ionveni»»te qtw ssrln una **ntrn- vistn ¡HMMMit pero t'ütaudo al Hogar por momentos el fciiur gobernador en propiedad, no en posible desamparar el suelo ni aun p< t-/ .- <. j'eiu>»«si .Diputados del cabildo de Alón lev \ult-o. BUENOS AIRE6: t M P K b. t I * OS A ¿ V A R K 3», MENSACE DEL A LAS nmiim iHiinii. JEM 11 efe +3lf$<*Hto «fe 1§45. IMPRENTA DEL NACIONAL.Honorable Asamblea Gknkraz,: Nuaca, desde el principio do esta época de dolor y de gloria, ha comparecido el Ejecu- tivo en vuestra presencia por un motivo mas serio ni mas plausible, que él que le trae ahora á vuestro augusto recinto. Os debe cuenta del negocio mas delicado de los que se le encomendaron, al encargarle la defensa de la República; viene á dárosla, completa aunque en breves razones. Os dirá lo que ha hecho, y lo que se propone hacer. Y os pedirá vuestra aprobación, de lo primero, y vuestra franca cooperación para lo segundo. Al organizarse la administración de Febrero de 1843, encontró pendientes negociacio- nes, empezadas desde Enero de 1841, para obtener la mediación de la Inglaterra y la Francia en la presente lucha; y para pedir el apoyo que tratados existentes le daban derecho á esperar de parte de esas dos Potencias y del Imperio del Brasil, en sosten de la Independencia Nacio- nal, abiertamente atacada por el Gobernador de Buenos Aires. Aceptando gustoso ese legado, cultivó el Gobierno las negociaciones con asiduidad y con empeño. Tenia Ministros Plenipotenciarios acreditados en las Cortes do Paris y del Janeiro; v no permitiéndole la situación del Tesoro acreditar uno de igual carácter en la de Londres, envió allí un comisario ad-ftoc en carácter privado. Estos tres agentes obraron siempre con perfecto acuerdo. Las primeras instrucciones que la administración de Febrero dió sobre el particular, tenían por objeto asi literalmente espresado-el obtener que se adoptasen "medidas capaces de terminar enteramente la guerra, lo mas pronto posible, y de asegurar para en adelante la dura- ción de la Paz: bien fuese interviniendo con armas en la lucha, bien por otros cualesquiera medios, le¿ritimt>s y honrosos; cuidando atentamente de que en nada se menoscabase la absoluta independencia de la República, ni se comprometiese su amistad con otras naciones. ." Esas pocas lineas escritas en 11 de Agosto de 1843, será todo lo que el Ejecutivo os dirá, para marcar son indeleble sello de desprecio á los que dentro y fuera de la República, han derramado la calumnia de que el Gobierno, encargado do defender su independencia, buscaba Poderes Estrangcros á quienes venderla. Eso, y nada mas. Señores; por que el patriotismo, Iri probidad política del Ejecutivo y de las HH. Cámaras, sin cuya concurrencia nada puede pactar con el estrangero, están á mayor altura que las de esos fabricadores de calumnias absurdas y ridiculas.Por medio de sus Agentes en el esterior; en sus relaciones inmediatas con los que resi- den acreditados en la República ; fomentando, y ú veces dirigiendo, templadas y oportunas publicaciones ; empleando, en una palabra, todos los medios honrosos de que podia disponer, el Gobierno trabajo sin descanso en conquistarse las simpatías de los Poderes cuyo apoyo so- licitaba ; en persuadirlos á que la lucha presente no era una guerra civil, por mas que entre las íilas del Gobernador de Buenos Ayres se encontrasen algunos hijosde la República, que, abdi- cando su nacionalidad en manos de aquel vecino ambicioso, se habían alistado bajo sus ban- deras, y k sueldo suyo :—que era esta una guerra de invasión y de conquista, dirigida esen- cialmente contia Ja Independencia Nacional; una guerra que atajaba el desarrollo de Ja civili- zación, que tendía á reemplazar el principio del órden l^gal por el sistema de facttltaHe» a - trnordinr.rins, los Gobiernos de libre elección per caudillos de asonada ; y que, continuada sin término, aniquilaría pronto, y para siempre, en esta región, todo elemento de estabilidad, toda fuente de comercio y de riqueza. Mucho trabajó el Gobierno en este sentido : mucho tuvo que luchar contra la natural desconfianza con que se recibían sus palabras y las de sus Agentes ; muchos desengaños reci- bió, y frecuentes motivos luvo para haber desesperado. Persevero, sin embargo, en su pro- pósito; cierto de que el tiempo y los sucesos conquistar! an, al fin, el convencimiento universal. Los sucesos, señores, os son perfectamente conocidos. — Sostenido por ese Egéroito pas- mosa creación de! patriotismo ; apoyado en la opinión Nacional, en la decidida cooperación de los ciudadanos, en ardientes y eficaces simpatías de la población estrange-a, y robustecida su acción con la que á su lado desplegaron siempre las Honorables Cámaras, el Gobierno pre- sidió con indomable constancia á la defensa de la República ; hizo frente á Jas enormes ero- gaciones que demanda; desbarató maquinaciones pérfidas; y, aliemutiv amenté vencedor y vencidr, ni manchó la victoria con las crueldades ¡i que su enemigo le provocaba, ni abatió en la derrota los colores de la Nación ni el entusiasmo de sus hijos. Esa lucha mere¡o, y las rui- nas de valiosas fortunas estrangeras y nacionales, despertaron h la vez la atención de los pue- blos y de los Gobiernos interesados en la paz, en la prosperidad, en la civilización de estas legiones. Entonces se adoptó la resolución de atajar este torrente de sangre que ahoga, hace tan- tos años, nuestras desventuradas poblaciones.----Las tres Potencias que, mus ó monos directa- mente, concurrieron á establecer y garantir la independencia de la República, en los tratados- de 1828 y 1840, fueron las que tomaron :\ su cai^o os.i obra santa de paz y rejeneracion. El Brasil; mas inmediata y directamente interesado en ella, invitó á la Francia y la In- glaterra, desde fines de 184 4, á que concurriesen con él; y estas dos naciones de cuyas simpa- tías y desinterés tAiia ya el Gobierno repetidos testimonios, aceptaron noblemente la invi- tación. Exigencias posteriores de su política detuvieron al Gabinete Imperial; y hacen que el Brasil no acompañe todavía á la Inglaterra y la Francia, en la obra á que las invitó. El Go- bierno debo esperar que pronto las acompañara. Pero vosotros comprendereis, señores, cjue mientras negocios de esta naturaleza no están enteramente resueltos, no seria conveniente ni útil, comunicaros el estado en que se encuentran. Lo único que es permitido al Ejecutivo deciros es que cultiva buenas y francas relaciones con el Imperio, y que ningún motivo tiene para dudar de que su vecino llenará lealménto las obligaciones que los tratados le imponen y ocupará el puesto que su rango le señala y que sus verdaderos intereses lo aconsejan. Reser- vando partí la debida oportunidad el instruiros de la parte que el Imperio tome en la pacifica- ción de la República, el Gobierno pasa A deciros la que la Francia y la Inglaterra han tomado hasta este momi-nto.. " .... El 8 do Mayo último recibió el Gobierno, en una nota del Sr. Adolfo Tumor. Encar- giiifn de Negocios de S. M. Británica, el primer anuncio oficial de que el Sr. Gore Ouseley, Ministro Plenipotenciario dé Inglaterra en la República Argentina, estaba encargado de pco- tnover, en unión con el Representante de Francia, la mediación do ambas Potencias, para ob- tener la terminación de la guerra. El Sr. Turner espresó la confianza con que el Gobierno de su Soberana esperaba que el do la República accede» ia á los medios honroso, y justos, que los Ministros mediadores le propusiesen para obtener le pacificación. El Gobierno se apresuró á agradecer, en respuesta, los sentimientos;y disposiciones del Gabinete de S. M. Británica; y ■ prometer que aceptaría muy gustoso cualesquiera térmi- nos honrosos y justos que, asegurando la absoluta independencia de la República, dieseu por resultado la terminación de una guerra que ella no provocó, su permanente pacificación y el restablecimiento de sns relaciones con todo el mundo. El Gobierno os presenta, con los números 1 y ü, esa correspondencia. Posteriormente llego á estas aguas el Sr. Barón Deffaudis, Enviado Extraordinario y Mi- nistro Plen'potenciario de S. Al. el Rey de los Franceses; y en 8 do Julio ultimo, este funciona- rio y su colega el señor Ouseley dirigieron ni Gobierno, desde la capital de Buenos Aires, dos comunicaciones, anunciándole Jos objtHos de su misión, en término» substancialmentc iguales ú los tic la nota del señor Turner. El Gobierno contestó, reproduciendo las seguridades que ya había dado de que acep- taba la mediación con satisfacción muy sincera. Al mismo tiempo que Jas anteriores, recibió otra comunicación del Sr. Barón Deffaudis fecha Jí de Julio, anunciando que Jos dos Ministros mediadores habían exigido del Goberna- dor tic Buenos Aires, la retirada do sus tropas y su Escuadra, del territorio y costas de la República: y pi emendóle, queso tomarían simultáneamente medidas para que cesase toda par- ticipación de los ciudadanos Franceses, que habían tomado las armas, en los negocios interio- res del Estado. El Sr. Barón espresaba su confianza do que el Gobierno concurriría con ol al cumpli- miento de esta declaración. El Gobierno aseguró nuevamente, en respuesta, su disposición d cooperar ú. los objetos del Sr. Barón, y manifestó su deseo de que, llegado el caso, so fijase debidamente el modo y el tiempo de la retirada de Jas ti opas de tierra, para evitar la destrucción do las propiedades rurales de la República. IJalIarcis, Señores, esta correspondencia en las notas números 3 á 8. Los Jionrosos esfuerzos de los Plenipotenciarios mediadores- eo estrellaron contra la te- nacidad altanera del Goljernador de Buenos Aires. Negada por él la temporaria suspensión de hostilidades, queprimero se le pidió; y rechazada después la exíjencia de que retirase sus tropas y su escuadra, los Ministros mediadores hubieron de retirarse de Buenos Aires, y la capital do la República tuvo la fortuna de admitir huéspedes tan recomendables. Muy luego tuvo el Gobierno la grande satisfacción de recibir la nota colectiva que los dos señores Ministros Je dirigieron en 4 de Agosto, y que el Ejecutivo os presenta, como el mas honroso y mas feliz resultado del negocio de que os habla. En ese documento dictado por el mas noble desinterés, y concebido en términos de la mas ilimitada franqueza, encontrareis, Señores, la exacta clasificación de la politica y de las mi- ras del Dictador do Buenos Aires; la proposición mas esplicita de- respeto á la absoluta inde- pendencia de la República; seguridad mas completa de que esa independencia nu perecerá en manos de un vecino ambicioso; la declaración capaz por su abierta sinceridad de tranquili- zar el ánimo mas subsceptible, de que las grandes Potencias mediadoras no quieren pura si la mínima parte de esa influencia dominadora e ilegitima, que combaten y combatirán siempre en el Gobernador de Buenos Aires; y en fin. el deseo ardiente deesas Potencias, y de sus dig- nos Representantes, de ver reunidos a los hijos todos de la República, bajo el solo estandarte de la Constitución y del orden legal; y terminadas las crueles disenciones que comprometen la existencia misma de la Pátria. El Gobierno se ha apresurado a agradecer en nombre de la Nación, ese noble pronun- ciamiento, y á protestar su concurrencia perfecta, y sin condición alguna, en las miras y para los fines, espresados en aquella nota. Ella y su respuesta quedan en nuestras manos con los números 9 y ÍO. I^os hechos de que esa declaración ha sido seguida hasta este momento son la detención y completo desarme, ejecutado por las fuerzas inglesan y francesas, de la Escua- drilla del Gobernador do Buenos Aires; la estraccion do todo» los individuos de ambas Na- ciones que la tripulaban, el envío 4 Buenos Aires del resto de las tripulaciones, con -su gefo yoficiales; el Bloqueo efectivo del Buceo, y el anuncio oficial da igual restricción se róstanles !- rá brevemente en todos los demás puertos y costas de ia República que se hallen ocupados por el enemigo. Kscuaado os deciros que existe entre el Gobierno y los Agentes diplomáticos y militares de la Francia y de la Inglaterra, la mas estrecha comunidad de miras y de acción pa- ra llevar a cabo la obra ya empezada. Pero comprendereis fácilmente que no es permitido entrar, sobre este punto, en pormenores de ninguna clase. Hasta aquí, Señores, el Ejecutivo os ha instruido de lo que ha hecho, y del punto á que lia llegado la mediación para pacificar la República. £11 triunfo de la independencia Nacional está ahora completamente asegurado: asios lo anuncia el Gobierno con entera confianza. Aun resta que luchar: pero por corto tiempo y con seguridad de vencer. ¡Solos, hemos tenido á raya treinta meses todo el poder del ambicioso Dictador: ¿como dudar de que le ani- quilaremos en breve tiempo, hoy que contamos con alia los poderosos/ El Gobierno se com- place en repetirlo: la Independeneia Nacional está completamente asegurarla: el termino de la lucha está cerca y no puedo dejar de ser favorable. Pero él abre, honorables Legisladores, una época enteramente nuova para la República; época que á todos impone nuevos y muy serios deberes. La acerbísima lección de la que termina nos enseña el espíritu que ha de presidir a la que empieza. Si nada hubiésemos apren- dido en el largo infortunio da M Patria, poco iinreceriamn-i el triunfo q.iu logram js, y lás simpatías de los que nos ayudan. No basta reparar los males que la República ha sufrido: es indispensable asegurarnos de que no volverán á renovarse. Mucho hay que trabajar para obtener ese doble resultado; pero la tarea no es difícil, si partimos dedos puntos esenciales; trazados, comí única compensación que de nosotros se es- &era, en la nota colectiva de los Plenipotenciarios encargados de la pacificación de la Repu- lios: la unión perdurable y sincera de todos los Orientales y la franca y religiosa observan- cia de la Constitución del Estado. Ambas cosas ha prometido el Gobierno ú nombre de la Rnpublioa: lo ha prometido, poi- que se le pide en razón, en justicia y en honor; por que no podría negarlo sin quebrantar la comlícion primera de su existencia: lo ha prometido, porque es ese su priinsr deber,—cuidar celosamente de Ja observancia y franca aplicación de las disposicionas constitucionales; y conservarse sin partido ninguno, superior á todos ellos, moderándolos todos, y dominándolos también en nombre de las Lnyes. Lo ha prometido, y cuenta, Señores, con que le ayudareis empeñosamente á cumplirlo. Ahora es el tiempo de llamar á la razón ú todos los hombres estraviados; de recordar á todos, lo que cada uno debe á su pútria: de convidarlos á gozar de la época de paz que se aproxima. Cuando ninguna asechanza puede ya poner en riesgo la Independencia de la Patria; cuando los que abusasen de la generosidad con que ella los llama estarían ciertos de hallar inmediato castigo A su temeridad, y tendrían contra si la mayoría de la Nación, y la repul- sa moral de las Potencias que aseguren la Paz; cuando la necesidad de reposo y de repara - cion arrancaría universal anatema contra los perturbadores del orden público ; muy seguros debéis estar, Señores, de que nado, aventuráis en abrir ancha puerta á todos los estraviados-, en llamar al gremio de la patria, á todos sus hijos, en prometerles olvido absoluto de sus erro- res, fraternal y sincerisíma acogida, con solo que prometan respetar religiosamente las leyes que los amparan, y las autoridades por esas leyes consagradas. A esto os invita el Ejecutivo. No están lejos los días en que la República tendrá que llenar el delicado deber de elejir el Gefe Supremo de su Gobierno: todos los que quieran ser Orientales, y vivir en la familia Oriental, deben concurrir á preparar esa solemne elección.— Que ninguno tenga pretesto para decir que se le cerró el camino que la ley le abria ; que to- dos estén desde ahora apercibidos é invitados.—Si algunos persisten en prolongar esta guerra desoladorn; si la voz de la patria y del deber no tiene éco en sus corazones, y prefieren per- manecer hajo los estandartes del injusto depredador de su país; entonces, Señores, no seréis vo- sotros, ni el Ejecutivo, quien Ies priva de sus derechos; serán ellos mismos quienes los renun- cian para siempre, sometiéndose á participar en todo de la «uerte que quepa á los invasores, cuyo alianza habrán entonces jurado. Ahí tenéis, Señores, el pensamiento abierto y franco del Ejecutivo: á vosotros toca dar- le realidad, convertirlo en un solemne y general indulto, revestido de toda la magestad que á la situación conviene. Dado ese paso, tendremos abierta la senda para apilcar libremente nuestras leyes cons- titucionales cuando llegue la elección del Magistrado Supremo; y habremos hecho cuanto de nosotros dependa para que los gérmenes mortíferos de las discordias civiles queden sofocados para siempre en la sangre que por desgracia se derramó.— No os retraiga, Señores, la insensata provocación con que el Gefe de los \nvasores pone á prueba, en estos momentos, vuestra moderación y vuestros principios.—A esa bárba- ra espoliacíon que él acaba de agregar á su código de esterminio, por su decreto do 28 de Julio; corresponded, sin vacilar, con la jenerosa resolución que el Ejecutivo os propone. Asi será su efecto mas grandioso : asi haréis un homenago digno á la elevación y desin- terés de las Naciones que abrazan la causa de la Independencia Nacional; y asi colocareis Se- ñores, á la República en el lugar que le es debido entro los pueblos civilizados do la tierra. Ha llenado el Gobierno el objeto para que reclamó vuestra atención: os pide, como única recompensa de sus esfuerzos, la aprobación de lo que, hasta ahora ha hecho, oa el negocio principal de que os ha instruido; la espresion de que estáis satisfechos de la situación de las cosas, y la cooperación de que necesita para llevar á cabo su misión de salvación y de par.. Montevideo Agosto 11 de 1845. JOAQUIN SUABEZ. / Santiago Vasqoez. Rufino Bauza. Santiago Savaoo.