AS PRIMEIRAS NEGOCIAQÓES DIPLOMATICAS RESPECTIVAS AO BRAZIL. POR Frttncisro JMdolfo de Varnhagen.

o 237 do Tom. 5. • (2) Torro do Tombo, Corp. Chion. P»H. 1." Mu?. 3B, Doi-. 30. 125 esse dictado de muñes ócos, retumbantes (e que pare- cem antes ter vindo por heranca de algum Grao-Sultáo), c o Brazil esteve esquecido. Nem que os antecessores do Senbor D. Joao VI se nao lisongeassem da sua posse. Estava porém reservada para D. Joao III a gloria de ser o prirneiro protector do Brazil: e certamente que se foi um Joao quem , induzido pela forca das circumstan- cias, tirou o nosso paiz da bumilbante situacao de co- lonia, outro fóra quem essa mesma nascente — muito em- bora viciosa — situacao lbe assegurou, quando nada era aínda feito no caminho da civilisacao Brazilcira. Esse Be¡ devoto, que por piedade commetteu o grande erro de fundar as Inquisicocs, e de quem Portugal com razáo se queixa , porque lhe trouxe os Jesuítas, é talvcz o Monar- cba — logo abaixo do Augusto Fundador do Imperio — a quem o Brazil deve por ora mais gratidao : porque lbe envíou os Nobregas e Anchietas , porque lhe mandou a expedicao vencedora de piratas Francezes, e colonisadora da Capitanía de S. Vicente, porque antes e depois mantinha armadas protectoras do commercio nos mares Brazilicos, c porque finalmente pelos seus Diplomaras exigía com ar- dor indemnisacoes para seus vassallos expoliados. E de quanto temos colhido, em muitas d'essas correspondencias diplomáticas, que projectamos organisar a presente Me- moria , que espalbará algumas luzes, as quaes tenderáo a esclarecer o mais enevoado periodo da Historia Brazi- lica. Antes porém de entrarmos no assumpto d'eslas cor- respondencias convém que descubramos o véo do mys- terio , com que se esconde o nome de Chrístováo Jacques, e a sua inui nomeada, e até cantada expedicao. E objeclo que tem sido até boje motivo de muitas incoherencias, contradiccócs e engaños , em que , por falta de esclare-126 omentos , lem cahido até agora os diversos escriptores ; comecando pelo estintavel Gabriel Soares, que ainda es- pera quanto ao mais receber os laureis da gloria flite- raria , de que é acredor, como verdadeiro patriarcba da Historia geographica do Brazil, bem como o é scm con- testacao da civil e da natural lambem. Infelizmente logo no pouco, que elle escreveu menos assentado, é que foi seguido por Mariz, o qual transmittiu tudo com diffe- renca de palavras a Vasconcellos , Brito Freiré , Santa Tbereza , Rocha Pitta, Jaboatao, Fr. Gaspar; e por tanto a todos os escriptores do corrente seculo , que os segui- rán). O digno e incansavel A. da Corographia Brazilica reconheceu as difliculdades , que se apresentavam , para determinar aproximadamente, com os documentos que possuia , o anno da expedicáo de Jacques ; e entao per- tendeu sabir d'essas difTiculdadcs taxando de inadvertencia o attribuir Soares (pseudo Francisco da Cunha) ao rei- nado de Joao III o commando de Christovao Jacques, e proclamou em resultado este Capitao-mór chefe da expe- dicáo de 1503 , dada por alguns auctores a Goncalo Coelho, c modernamente por nos para fugirmos d'outros embara- zos a Fernao de Noronha. A conjectura de Ayres do Ca- sal parecía muito admissivel. Nada mais natural se Jacques tivesse sido (como asseverava Soares) o primeiro desco- bridor que dera á Bahía o nome de todos os Santos, nomc que a imprensa conhecia desde 1504, — nada mais na- tural, dizemos , do que julgar ter sido entao a época da expedicáo de Jacques, e nao depois do anno de 1521, em que subiu ao throno D. Joáo III. — Assim o tao digno A. da Corographia nao houvesse feito suspeitos esses mes- mos ¡mpressos, que corriam desde 1504, taxando o seu auctor — Amerigo — de « testemunha suspeita e in- 127 fiel » ! Mas tao provaveis conjecturas falham e annulam-se na presenca dos documentos , que as destróem. Sabemos das notas tomadas dos Annaes autbographos por Fr. Luiz de Souza da vida de D. Joáo III , ( que ajudamos a dcs- cobrir na Bibliotbeca Real de Lisboa), sabernos, repeti- mos, que a expedicáo de Christovao Jacques ao Brazil teve logar no anno de 152G, e que era composía de unía ñau e cinco caravellas , o que podemos confirmar por alguns logares de documentos , que publicou em sua colleccáo o sabio Navarrete. D'cstes documentos vemos que no íim do dito anno del52G appareceu Christovao Jacques na (cito- ria , que jú Portugal tinha em I'ernambuco , aonde era pouco antes chegado D. Bodrigo da Cunha. (1) Tam- il) D. Rodrigo da Cunha, Capitáo que fóra da ñau S. Gabriel , unía das que teve a sorte de separar-se da conserva da frota de Lonysn, sabida da Corunha em Julho de 1525 (e a qual com destino para Moluco veio inui de perto costear o Brazil , especialmente do Cabo de S. Thoiné para o Sul), e que depois de varias demoras e opinioes assentou de ir carregar de Brazil á Bahía, entrou n'esta em o 1. • de Julho do 1526. Passando ao Kio de S. Francisco, encontrou ahi tres galeoes Franceses, que lhe pres- taran! auxilio ; porém depois prenderam traicoeiramente o dito Cunha com seto dos seus , romperam o fogo contra a ñau S. Gabriel , o como esta depois rio de Solis, nos dió una muy gran fortuna, con la cual142 arribamos todos, cada uno como mejor pudo remediarse; y esta fortuna fué á veinte dias de Diciembre, y el pri- mero de Enero nos ayuntamos la nao Capitana, é San Gabriel, é fuimos juntamente hasta el rio de Santa Cruz en donde pensábamos hallar las otras naos; porque asi estaba ordenado de nos ayuntar en el dicho rio de Santa Cruz, derrotándose alguna nao de la flota : 6 asi nosotros arribamos al dicho rio, y en entrando con gran dificul- tad é peligro, porque la capitana estuvo encallada mas de tres horas en la entrada, y entrados de dentro no hallamos la conserva, que fué nuestra total destrucción ; y en una isla que está en el dicho rio, hallamos una carta que mandaron con el pataje, el capitán Juan Se- bastian é los otros capitanes que iban juntos: é asi sa- limos luego al otro día y fuimos al Estrecho, y á la en- trada del cabo de las Once mil Vírgenes hallamos la nao Santi Espíritus perdida, é la gente della en el campo, que vino á nos el capitán Juan Sebastian é otros, é nos contaron la perdición é destrozo de las otras naos, que todas estuvieron muy cerca de se perder, porque perdie- ron los bateles é amarras; de manera que le convino en- trar por el Estrecho á dentro hasta una bahía á quince leguas de la entrada, donde le hallamos. El capitán mayor, con consejo y parecer de todos, envió las dos carabelas y el patage, y el batel de San Gabriel á cobrar de la nao Santi Espíritus toda la hacienda que se pudiese sal- var , y la gente; y esto se tardó de hacer, por los malos tiempos que allí siempre hace, obra de veinte dias, en el cual tiempo nos persiguió tanta fortuna que venimos hasta tierra muchas veces, garrando con cuantos ayustes teníamos; é por no tener bateles sino el de la capitana «olo, padecimos gran trabajo, é fue tanto el mal tiempo, 143 que la nao capitana fué ganando á tierra con cinco ayus- tes, donde estuvo mas de veinte horas dando grandes gol- pes , tanto que quebró el timón é codaste, é dejó la es- topa é plomo por muchas partes, é asi desmachada cortó los castillos, y echó á la mar las carretas, é cepos, é botería. El Anunciada é San Gabriel que al presente es- taban allí, no les podíamos dar socorro por no tener ba- teles, hasta otro día que abonanzó la mar, é fuimos con los esquifes, é fueron los carpinteros, é asi se remedió algo, e se concertó el timón como se pudo, ó salimos las tres naos á fuera del Estrecho por no nos acabar de perder: é al cabo de Jas Once mil Vírgenes cobramos las dos carabelas, é la Anunciada desferró con suruestes, é corrió al nordeste, asi como nos contaron , mas de cin- cuenta leguas, é la nao capitana é San Gabriel, é las dos carabelas juntas determinamos de volver al rio de Santa Cruz por nos remediar é aderezar la capitana que iba muy maltratada. É á la salida del Estrecho con esta determinación, mandó decir el capitán mayor por el capitán Juan Sebastian á Don Rodrigo de Acuna, ca- pitán de la nao San Gabriel, que quedase allí y cobrase su batel que tenia el patage en una singuera en el cabo de las Once mil Vírgenes, é que dijese al patax que se saliese ó fuese al rio de Santa Cruz donde los hallaría adobándose. E Don Rodrigo le respondió, que no era agora tiempo de dejarlos yendo de tal suerte, que los que tenían el batel no lo tenían 'para darlo hasta saber de á donde estaban, que sería mejor que se fuesen asi todos juntos hasta el río de Santa Cruz, porque si alguna cosa mas fuese, que se podrian todos salvar en su nao: y lo capitán mayor lo envió á decir con su sobrino, que se lo agradecía mucho, é que por amor suyo que se 4144 quedase é cobrase el batel: y otra vez replicó el dicho Don Rodrigo, diciendo, que no era razón de los dejar en tal tiempo, que desde el rio volvería por el batel: é volvióle otra vez á decir Loaisa, sobrino del capitán mayor, que en todo caso quedase 6 cobrase el batel, é dijese al patax que se fuese al dicho rio donde los hal- laría adobando : 6 asi se quedó el dicho capitán Don Rodrigo, por hacer lo que le mandaba el capitán mayor, é cobró el batel, é dijo al patax lo que le fué man- dado , que se saliese é fuese al dicho rio , é vinieron con el batel hasta doce hombres , los cuales el dicho Don Rodrigo siempre trujo en su nao, y entonces nos fuimos la vuelta del rio de Santa Cruz, ó tardamos en poder tomar el rio mas de veinte dias, en los cuales dias nos topamos con la Anunciada que volvía al Estrecho, é le dejimos como la capitana é las dos carabelas eran idas- al rio de Santa Cruz. E asi fuimos las dos naos, é San Gabriel surgió primero á la boca del rio, é la Anun- ciada surgió sobre nosotros y con muy mal tiempo sin poder ver ninguna señal de gente que estuviese en tierra-, é no pasadas dos horas, cargó tanto la tormenta, que nos hizo garrar mas de una legua , donde nos fue fuerza hacer á la vela , é correr por donde mandaba el tiempo hasta tres dias, al cabo de los cuales ahonanzó la mar algún tanto , é nos hablamos con la Anunciada, y el ca- pitán Pedro de Vera dijo á Don Rodrigo, que él no determinaba mas de estar á discreción de tan malos tiem- pos, que nos fuésemos por el cabo de Ruena Esperanza. Y el dicho Don Rodrigo le respondió, que no baria cosa mal hecha por cosa del mundo, que seria mejor que tor- nasen en busca del capitán mayor é de las carabelas, é que hallándolos que haria lo que mas fuese servicio de 145 S. M. ; é no las hallando, que tomarían agua y lena, y él le daría de lo que toviese, é los dos juntos podrían seguir el viage por el Estrecho, ó por el cabo de Ruena Esperanza; é que al presente que no se podía ir porque no tenia mas de tres botas de agua , é que para tan largo camino, é con tan malos tiempos que no era cosa de se arriscar é perecer de sed ; é asi Pedro de Vera le escribió una carta sobre esto: le certificó que la capitana é las carabelas no estaban en el rio, por quel habia cinco ó seis dias que estuvo encallado en la entrada del dicho rio mas de seis horas, é que habia tirado lombardas, é que no pudo ver señal de gente que allí estoviese, é que en todo caso estaba determinado de se ir, y no esperar mas ahí : y el se partió asaz diferente con los suyos, sin piloto que ya era muerto, é sin batel, ni ayustes, ni anclas; Dios sabe su voluntad. E nosotros tomamos á la vuelta de tierra en busca del capitán mayor é de las carabelas con asaz mal tiempo, sin poder tomar tierra en ninguna parte, corriendo toda la costa con muy malos tiempos, siempre suduestes é uestes, hasta en treinta grados que vimos tierra, e fuimos en busca della por tomar agua, que habia un mes que no bebíamos sino á cuartillo, y medio cuartillo de agua: é depáronos Dios un puerto en 28 grados, donde tomamos ochenta botas de agua élena, é no tardamos en nos proveer de todo lo necesario allí mas de 15 dias, en los cuales vinieron allí dos españoles que habían quedado en tiempo de Solis, é nos dijeron que allí estaban otros nueve españoles de en tiempo de Solis, los cuales eran idos á la guerra, y nos vendieren 30 quintales de harina, e cuatro quintales de frisóles, é tela para una mezana, é algunas cosas de refresco; de manera quo ya estábamos prestos para seguir nuestra via-146 ge, y el capitán hizo decir una Misa , en la cual en manos del sacerdote hizo sagramento solemno de bien é fielmente servir al Emperador é complir su viage; c as¡ mismo hizo hacer juramento á todos chicos é grandes, que todos servirían bien é lealmente á S. M. , e com- plirian el viage; é asi envió el batel á tierra para llamar al contador é tesorero 6 a los españoles para les pagar lo que dellos había tomado, y viendo el capitán que tar- daban , y que tenían el batel varado en tierra, mandó tirar una lombarda, y asi echaron el batel a el agua, é saliendo de tierra se lhes anegó el batel y murieron quince hombres, y se perdió el batel: y aquellos espa- ñoles que alli hallamos, hicieron tanto con los Indios, que lo cobraron, y el capitán enviólo a adobar, e tar- daron cinco dias en lo corregir; en los cuales días muchos se juramentaron de se quedar, é cortar las amarras, ó las alargar porque la nao fuese á la costa, ó la barre- nar , ó matar al capitán y quedarse con todo, y esto fue en lo que se determinaron. Y asi vinieron de tierra con esta voluntad en el batel, las espadas debajo de las quil- las del batel, y otros se quedaron en tierra ; y en llegando, los mas pidieron licencia al capitán para se quedar en tierra, porque asi estaban determinados de se quedar, ó por fuerza ó por grado, que mas querían vivir como sal- vages, que no morir desesperados en la mar. E asi el capitán se puso á los aplacar lo mejor que podía, hasta que algunos le prometieron de quedar 6 servir á S. M. ; é asi le rogó al capitán, que pues asi querían, que nos zarpasen las ancoras, é nos guindasen las velas, 6 que los que en buena hora quisiesen venir viniesen, que a los otros los echarian en una isleta que alli estaba, é asi los aplacó algún tanto. E pensando que apartándolos de 147 tierra los poderia atraer á venir en la nao, mandó zar- par las anclas, ó saltan muy diligentes al batel hasta veinte ó veinte y cinco hombres para zarpar las anclas; é asi como llegaron á la boya, dan una grita é bogan recio echando mano a las espadas é machetes que llevaban en las quillas del batel, e vanse á tierra, e varan el batel en la montana ; é quedamos hasta veinte ó veinte y cinco hombres, entre grandes é pequeños, buenos órnalos, con Jos cuales otro dia nos hicimos á la vela, algunos de buena voluntad é otros de mala. E otro dia los dos es- pañoles que alli hallamos, comenzaron á amenazar á los que alli quedaban, diciéndoles la gran traición que ha- cían al Emperador é á su capitán, de manera que hi- cieron varar el batel en la mar, y enviaron los grumetes á los que quisieron venir. E asi quedaron alli entre muer- tos é quedados treinta é dos hombres, é otro dia nos hecimos á la vela, é venimos á una isleta cuatro leguas mas al norte, por ver si alguno se arrepintiria de que- dar. No viniendo ninguno, el capitán recelando que los otros so quedaban, porque de tierra le enviaron á decir, que no todos los traidores habian quedado en tierra , que se guardase, que aun algunos venían en la nao. E asi venimos hasta el rio de Genero, é alli el capitán de- mandó su parecer al maestre é piloto é á todos los com- paneros, de loque les parecía que debían hacer, se irían á Maluco por el cabo de Buena Esperanza, ó volverían al Estrecho por la costa en busca del capitán mayor, ó nos iríamos á España. Los cuales pareceres están asenta- dos en los libros del contador; mas casi todos fueron de nos venir en España, asi porque la nao estaba mal con- dicionada , como porque la gente era poca, é no todos de un propósito, y estando alli á los bajos do los par-148 guetes una noche, dos mozos hurtan el esquife y se van con 61 á tierra, y nosotros nos partimos sin los poder cohrar, y llegamos á la bahía de todos los Santos, donde nos detuvo el mal tiempo algunos dias, en los cuales yendo la gente á tierra, los salvages nos comieron siete hombres, é dos grumetes que á pesar del maestre é de los que iban en el batel, se fueron en busca de los otros que faltaban, é asi perdimos los dos mas, que fueron nueve. E asi salimos de la bahía á 15 de Agosto, é con nordestes estuvimos mucho tiempo á la mar, sin poder mas abanzar de sesenta leguas, 6 á nuestra nao no la podíamos tener sobre el agua, toda comida de broma: 6 asi nos fue fuerza arribar á un puerto que está entre unos arracifes en la tierra del Brasil , donde hallamos dos naos é un galeón de Francia cargando brasil, é mas con necesidad que con voluntad entramos con ellas, ñ nos certificaron la paz entro España é Francia ; é no obs- tante esto el capitán envió á llamar a los capitanes é pi- lotos ó maestres, é les tomó á todos juramento solene , y él asi lo hizo, que en tanto que en aquel puerto es- tuviésemos fusemos amigos, ó asi jurado y prometido, nos dan dos carpinteros, e nos dan muchos estoperoles, c asi posimos mano á adobar nuestra nao, que ya no nos podíamos valer con tanta agua como nos hacia , porque la hallamos tan comida de broma, que no se le podía hacer otro adobo sino clavarle por encima cañamazos do- blados alquitranados; é asi estando adobando la nao tan perdida, á la banda cuanto se podía sofrir, el bordo debajo del agua dos palmos, y el artillería toda á la banda, y el lastre, un domingo á los veinte y dos de Octubre, se dejan venir las dos naos á tiro de dardo, toda la artillería en orden , é armados, é nos comienzan 149 á lombardear en tal manera , que si no nos quisieran tomar sanos, á los primeros golpes nos metieran mil veces al fondo, por estar la nao tan pendida cuanto se podia sofrir: y en esto nos comenzamos á aparejar, mas como no era asi fácil cosa enderezar la nao tan presto estábamos perdidos sin nos poder remediar. En esta sazón dicen el maestre é otros: Señor capitán si vos no vais á su bordo á los aplacar, no podemos escapar. Y el ca- pitán que estaba á la muerte , Ies dijo : que pues ya estaba medio muerto, que no era mucho arriscar lo poco de la vida que le quedaba , quel iria y haría lo que pudiese en los aplacar y entretener, que ellos se diesen priesa á se aparejar, y que le trajesen el batel á bordo quel iria con dos pages: é asi él fué, é nosotros nos dijo el maestre ó contramaestre que saltásemos al batel, é asi fué el capitán para las naos francesas, é puesto en medio de nuestra nao é las de los franceses, les comienza á hablar, e rogar, y otras veces á remostrar la traición que hacían, de manera, que luego dejan el combate. E no pudiendo ya tornar á nuestra nao por estar debajo de las de los franceses, vinieron al galeón todos los ca- pitanes é pilotos é maestres, é los mas hombres de bien que había, é todos juraron otra vez de tener paz é amis- tad, con condición que les diese el capitán Don Rodrigo sendas botas de vino, e sendos barriles de aceite. E asi fecho por todos juramento solene, ya que nos querían dejar ir á nuestra nao, y los franceses se habían reti- rado, y desembarazado la salida del puerto, é nuestra nao estaba ya por dicha sin mas le dar empacho nadie, nuestra nao se hace á la vela la vuelta de donde se ha- bían quedado la otra gente, é nosotros de las naos di- ciendoles: que no temiesen, que esperasen, y creyesen150 que surgiría fuera de la boca del puerlo, vemos que no hace sino cargar de velas, y sin tener mas respeto al ca- pitán ni & nosotros, ni á lo que debían bacer, se van : ¿ asi los franceses nos dan un batel suyo con una vela é remos, é dos hombres suyos, é la seguimos lo que de aquel día quedaba é toda la noche é otro dia basta cerca de medio dia, é como ya la viésemos perdida de vista , y nosotros estuviésemos medio muertos asi de hambre como de sed , é de bogar, no pudiendo ser otra cosa , dimos la proa en tierra á nueve ó diez leguas de donde habíamos partido, é viniendo esperando cada hora ser comidos de los salvages; ó asi llegamos con ayuda de Dios á donde cargaban las naos francesas, ó á esta bora ya se habían ¡do las dos naos francesas, é quedó el ga- león solo, é asi nos llevan á su bordo, y estuvimos con ellos treinta dias, hasta que cargaron; y á su partida despojaron el capitán Don Rodrigo é nos dejaron en tierra en un batel sin pan ni agua, ni otro manteni- miento, ni vela, ni con que nos pudiésemos remediar; y ellos se van y llevan los cables y anclas que habia dejado nuestra nao. E -»iéndonos*tan perdidos, nos en- comendamos á Dios, é á Nuestra Señora, é con asaz trabajo comiendo algunas frutillas 6 algún marisco, en obra de veinte dias llegamos milagrosamente á una isleta que se dice de Sant Alexo, donde hallamos una pipa de pan mojado, é harina de trigo, é un horno, é an- zuelos con que pescamos é nos rehecímos o 11i, que ve- níamos medio muertos. E de alli venimos á Pernam- buco, factoría del Rey de Portugal, 6 tierra del Brasil, donde fuimos bien remediados de todo lo necesario, hasta que vino la armada del Rey de Portugal, é de qu« vino capitán mayor Cristóbal Jaques: * mandando una 1S1 nao cargada de brasil á Portugal de aquí de aquesta fac- toría , nuestro capitán D. Rodrigo suplicó cien mil ve- ces al capitán Cristóbal Jaques que nos diese pasaje, é quel quería pagar de nólitos por él y por nosotros el valor de cien quintales de brasil, é asimismo echándole cuantos buenos había por rogadores , nunca jamas nos quiso dar pasage; y desde á un ano partió otra cara- bela para Portugal, é le tornó á suplicar mil veces que nos dejase ir, pues no habia porque nos tener presos: jamas lo quiso hacer ni tomar consejo con capitán ni con quien el Rey lo mandaba, antes trayéndonos presos como en galera, llevándonos á donde se iba, sin nos poder valer razón ni justicia ; e hasta ahora quel invic- tísimo Rey de PortugBl lo supo, y nos mandó redimir su Alteza desta nuestra prisión, que á nosotros era peor que la de Faraón, é darnos pasage, é muy bien tra- tarnos como de tan excelente Príncipe se esperaba. Y este testimonio, y lo que todos é cada uno por si dijo por el dicho juramento, y asi firmaron todos aquí". Fecho en Pernambuco, tierra del Brasil, en el dicho dia é mes atrás escrito, por mi Juan Vaz Mergullon , Escribano del armada é factoría etc. — El capitán mayor Antonio Ri- beiro lo firmó de su nombre. —Jorge de Catan. —Ma- chín Vizcaíno. — Bartholomé Vizcaíno. — Gerónimo Gi- noves. — Alfonso de Ñapóles. — Pascual de Negro. — Lo firmaron de sus nombres. — Esteban Gómez. Las cosas que yo Francisco Guardé he visto tocantes al navio de Don Rodrigo de Acuna. Primeramente estando tres naos, el galeón de Mos- lieríse y Lomaría de la dicha villa, é otro navio de Nor- 5152 mandia del rio de la Sena en una abra en la tierra del Brasil, el ano de mil 6 quinientos 6 veinte é seis anos, á veinte é uno de Octubre arribó en la dicha abra el navio del dicho Don Rodrigo con mucha necesidad por mucha agua que hacia, é viendo esto los france- ses , han dado para ayudar el dicho navio dos carpinte- ros é muchos clavos de estoperoles, é asi hemos que- dado como amigos por espacio de ocho dias: é un domingo los tres navios de un acuerdo son venidos encima del dicho navio del dicho Don Rodrigo, y han enviado un batel á decir al dicho navio que se rindiesen , ó le me- terían en fondo; y hemos tomado los dos carpinteros é asi presto han comenzado á tirar al dicho navio, y el dicho navio á ellos; y el dicho navio de Don Rodrigo estaba á la banda en carena tanto cuanto posible era, cuando los dichos navios han comenzado á tirar, y si ellos hobiesen querido lo hoverian metido al dicho navio de Don Rodrigo á fondo; y en tirando el dicho navio ha muerto dos hombres de dentro de un batel de los dichos navios, y viendo el dicho capitán Don Rodrigo, que no se podia defender por amor que su nao estaba á la banda pendida en carena , es venido á bordo de los dichos na- vios con su batel á demandar paz, é apuntamiento á los dichos navios: y después que el dicho capitán fue ve- nido á bordo de los dichos navios en cesando de tirar, se son retraídos á donde ellos estaban primeramente, é han hecho sacramento los pilotos é maestres y contra- maestres y los companeros al dicho capitán Don Rodri- go, y el dicho Don Rodrigo á ellos, detener lealtad los unos á los otros, y de ser amigos durante que fuesen en una compañía, y por esto el dicho Don Rodrigo ha prometido á >cada uno de los navios una pipa de vino, 153 é un barrilete de aceite. Y estando el dicho capitán Don Rodrigo en los dichos navios, el apuntamiento hecho en- tre los dichos navios, y él ya que se quería embarcar para ir á su navio, díó su navio á la vela, dejando al dicho capitán, 6 á la gente que había venido con él, y al batel, y han dejado tres anclas y tres cables por se huir; é asi los dichos navios han dado un batel convelas y remos, y el dicho capitán Don Rodrigo con su gente son idos tras su nao, y han llevado con ellos un bretón por certificarles el apuntamiento, y la dicha nao asi como vee el batel del partir del bordo délos dichos franceses, metió todas sus velas al viento, y el dicho capitán la si- guió todo lo que de aquel dia le quedaba, é toda la noche é otro dia hasta medio dia, tanto que perdieron vista de la dicha nao del dicho capitán Don Rodrigo: y en tornando han perdido el batel, é son venidos por tierra allá donde los navios cargaban de brasil, é allí son quedados con nosotros hasta nuestra partida, é dejamos el dicho capitau é su gente en su batel por amor que no teníamos vituallas para ir á nuestra tierra por nos otros ni por ellos. —Francisco. Yo Fray Guillermo Lamel, Religioso de Nuestra Se- ñora del Carmen del convento de Sampol de León, con- fieso haber oido rescitar é contar en el dicho convento de Sampol de León, á Juan Bugué, piloto de uno de los dichos navios en la manera y forn\a quel dicho Fran- cisco Guardé dice tocante al hecho del dicho capitán Don Rodrigo, é asi confieso haber oido á un otro hombre nombrado Felipe Cargario , que estaba por factor en uno de los dichos navios, muchas veces contar en la dicha manera, yendo al Brazil en un navio de Sampol de León, nombrado Lejnon, el cual navio iba por hacedor, y el15i mismo navio fuo tomado en la tierra del Brasil.—Fray Guillermo Lamer de Taimó. En doce dias del mes de Noviembre de la dicha Era de mil é quinientos é vinte é ocho anos, mandó el dicho capitán mayor Antonio Ribeiro á mi el Escribano, que diese juramento á Francisco Bretón, é ansi al Padre que vino aqui tomado con ios franceses, que por las órde- nes que había recibido, dijese asi el uno como el otro Jo que sabian, el dicho Padre por las órdenes que re- cibió, y el dicho Francisco por el juramento lo que sa- bian de la tomada de Don Rodrigo; y ellos ambos, é cada uno por si escribieron sus dichos en francés, como so atrás verá, á los cuales yo Escribano pregunté, que por el dicho juramento dijesen aquello que allí escri- bían si era asi, y si pasára de la misma manera, y ellos ambos dijeron, que era verdad todo lo que cada uno había dicho atrás, como se contenia en lo que asi había escrito en Francés. E por asi pasar, hice este asiento en quel dicho capitán mayor asignó en el dicho dia y mes y era atrás escrito por mi Juan Vázquez Mergul- lon , Escribano notario.—Ribeiro —Esteban Gómez.