MEMORIA m PRESENTADA POR EL MINISTRO DE ESTADO EN EL DEPARTAMENTO DEL INTERIOR AL HONORABLE CONGRESO NACIONAL EN LAS SESIONES DE 1869 BUENOS AIRES Imprenta Argentina de El Nacional Bolívar 41. 18 69MEMORIA PRESENTADA POR EL MINISTRO DE ESTADO EN EL DEPARTAMENTO DEL INTERIOR AL HONORABLE CONGRESO NACIONAL EN LAS SESIONES DE 1869 BUENOS AIRES Imprenta Argentina de El Nacional Bolívar 41. 1869SEÑORES SENADORES Y DIPUTADOS: Hubiera deseado ser el primero de los Ministros Secre- tarios de Estado, en cumplir con el deber que la Constitu- ción me impone, de daros cuenta detallada de la marcha que he seguido, y de los movimientos que se han desarro- llado en el Departamento del Interior, que el Sr. Presi- dente de la República se dignó poner á mi cargo. Pero una enfermedad que me obligó á abandonar mis funciones por algunos dias, vino á interrumpir mis tareas, y á demorar la preparación de esta Memoria, que hoy ten- el honor de presentaros Si la marcha progresista de un Gobierno hubiera de medirse por el numero de sus actos, talvez seria poco sa- tisfactorio el cuadro que debo dibujar ante vosotros, que sois los representantes del pueblo y de los Estados que componen la Union, y por tanto los jueces morales y ma-— 4 — teríales de esos actos. Pero, si esa marcha misma se mide por la magnitud de esos mismos actos, y por la importan- cia futura de sus resultados, creo tener el derecho de ase- guraros, que la administración que dejasteis recien orga- nizada al cerrar vuestras últimas sesiones, ha procurado, con el mas decidido empeño, responder á la confianza, que, primero el pueblo, depositára en el Presidente que aca- baba de elegir, y luego este en los Ministros que llamara para que le acompañaran á compartir las pesadas tarea s de un Gobierno nuevo, y rodeado de dificultades, por la situación á que la guerra estrangera y las pasiones políti- cas interiores habian arrastrado á la República. Un ejército en el Paraguay que exigia para si toda la atención política y financiera del Gobierno; una guerra interior en la márgen izquierda del Paraná, que amenaza- ba disminuir los recursos que aquel ejército reclamaba, por la rebelión armada de un General tal vez prestigioso ; resistencias infundadas, pero creadas por odios y temores anticipados contra el nuevo Gobierno del pais ; y, sobre todo eso, la urgencia de proveer pronto y bien á necesi- dades premiosas que el pais esperaba del Presidente de la República: tal fué el estado en que encontramos la Nación, los que, llamados á gobernarla, debíamos ante todo hacer un estudio detenido sobre su situación general, y sobre los medios que era menester emplear para mejorarla. Las pajinas que siguen os harán conocer, Honorables Senadores y Diputados, los actos con que, en el De- — 5 — partamento á mi cargo, sej ha respondido á esas exigen- cias de la situación, y á las necesidades económicas, polí- ticas y materiales de la República. 1. El Poder Ejecutivo ha mantenido las mas cordiales y frecuentes relaciones con los Gobiernos de todas las Pro- vincias que componen la República, encontrando siempre en ellos el mayor acatamiento á sus disposiciones, y aun el ofrecimiento anticipado de sus elementos de poder, cuando, alguna vez, la anarquía amenazó interrumpir la marcha de progreso que el pais se había impuesto. En esas relaciones, el Poder Ejecutivo ha tenido oca- sión de encontrar la mas eficaz cooperación por parte de los Gobernantes de las Provincias; y aunque ha habido un li- írero cambio de notas con los Gobernadores de Entre-Rios y Santiago del Estero, sobre la facultad Constitucional de un decreto del Poder Ejecutivo de la Nación, esa misma disensión templada y razonada de principios, muestra que la Nacionalidad Argentina es un hecho que ya no se discute, sino para hacer mas fuertes los vínculos de unión entre los Gobiernos parciales y el General, ó para deslindar las facultades de estey de aquellos.— 6 — La guerra civil, que durante tantos años ha sido, casi podria decirse, el estado normal del Interior, ha desapa- recido completamente, con las montoneras ; y la pequeña alarma producida por la invasión última del bandolero no- torio Felipe Várela, solo sirvió para mostrar á este su im- potencia, y al P. E. N. el espíritu patriótico que anima á los pueblos que forman 1h Union, y que, cansados ya de la larga vida de anarquia y do lucha que han pasado en medio de los campamentos, quieren hoy vivir bajo el techo tran- quilo del hogar, á la sombra de una paz adquirida á costa de dolorosa esperiencia, y cambiando la espada y el fusil, por el arado y la pala, únicas armas que para su progreso necesita usar la República. Y hasta la Rioja, que durante los últimos seis años ha caminado desangrando a su ruina, condonada al martirio por algunos de sus mismos hijos, que levantaban en su seno la bandera de la rebelión ; hasta la Rioja misma, os decia, ha vuelto á constituirse bajo las for- mas perfectas de un Estado federal, funcionando con regu- laridad sus autoridades, y asumiendo el puesto que le cor- responde en la Nación. La paz, con todos sus beneficios, con todas sus conquistas, se estiende hoy sobre su suelo virgen, y sus feraces campiñas y sus ricos minerales, llaman á su seno, como los del resto de la República, el brazo, la inteli- gencia y el capital estrangero, para asegurar con el co- mercio su bienestar y tranquilidad futuras. Y debemos esperar, Honorables Señores Diputados y Senadores, que esta situación foliz se perpetúe, haciendo — 7 — de la República Argentina una Nación,que ofrezca al mun- do, con sus riquezas naturales y la benignidad de su clima, lo que el mundo tiene el derecho de exigirnos al enviar á nuestro suelo su población cosmopolita y laboriosa ; una Nación que ofrezca en el hecho lo que el derecho escrito en la Constitución promete :—garantías á la vida, á la propie- dad y á la libertad, hasta en el mas desierto confín de la República. II. Y para procurar esto, el Señor Presidente ha compren- dido que el medio mas eficaz, es abreviar las distancias, estableciendo rápidas comunicaciones entre los pueblos. En el siglo del vapor y de la electricidad, el camino y la escuela son el programa fecundo de la civilización : el ca- mino que liga á loo hombres y á los pueblos ; la escuela que ilustra la inteligencia y la educación para el trabajo. Y ese programa me ha cabido, en parte, la grata tarea de comenzar á llenarlo en la Admistracion actual. Abrir caminos ; facilitar el tráfico y la comunicación ; abreviar las dificultades que la distancia, ese enemigo constante del progreso, pone al desarrollo comercial é in- dustrial de las poblaciones, ha sido el punto objetivo de mis- 8 — labores en el breve tiempo que hace ocupo este Minis- terio. Córdoba, La Rioja, Catamarca, Salta y Jujuy, son testigos en el Interior de mi trabajo. Un camino recto que ligue el centro de la República, Córdoba, con las ricas Provincias de Cuyo, por los Papa- gayos, es un ahorro de tiempo y de trayecto, cuyos bienes pronto esperimentará el comercio. Facilitar el paso de las Cordilleras desde San Juan y Catamarca, prestando al via- jero el abrigo de casillas cómodas bajo la fría noche de los .Andesy sobre la helada nieve de sus peñascos, que podria destruir su vida, es un beneficio que reportan directamente las poblaciones de la falda de esa cordillera, facilitando y mejorando las condiciones del tráfico trasandino. Ligar á Catamarca mas inmediatamente con Córdoba y la Rioja, es una promesa risueña, para esas tres provin- cias, porque ellas reportarán los bienes que la disminu- ción de la distancia trae consigo. Hacer un puente en el Rio Pasage de Tucuman, que allane las dificultades del camino á Salta, y poner en co- municación á esta Provincia y la de Jujuy con las costas del Bermejo, cuya navegación se ha contratado, es pre- sentar á las ricas producciones de aquella parte de la Re- pública, nuevas vias por donde venir á espenderse en los mercados del litoral, ó salir desde aqui para el estran- gero. Y todo esto, Honorables Señores, está hoy en obra, por- que mi mayor ahinco, mi primordial deseo, es facilitar las — 9 — vias de comunicación, esas vias que, como vosotros habéis tenido ocasión de esperimentarlo, son una de las principa- les causas de nuestro atraso comparativo. Pero, el Poder Ejecutivo no crée que baste esa clase de caminos para hacer progresar al |>ais. El Ferro-Carril invade al mundo, y la República Argentina, no debe, no puedo resistir la invasión de ese nuevo elemento de la civi- lización moderna, que lleva sobre sus hombros de gigante todo el comercio y el progreso de un pueblo á esparra marlo sobre las llanuras que recorre. El Ferro-Carril Central Argentino, gran aborta de don de deben partir otras arterias que lleven la misma vida, que él llevará á Córdoba, á otras poblaciones déla Repú- blica, estará concluido á fines del .año corriente ; y el Po- der Ejecutivo espera que, con vuestra cooperación, no tardará mucho en continuar hácia el Norte, cuyas Provin cías tanto reclaman esa vía rápida de comunicación. Por otro lado, el trayecto del camino de fierro, que par- tiendo del Central Argentino debe ir al Rio IV, está ya estudiado, y su ejecución <. omenzará asi que, mas desaho gado el Gobierno de las exigencias que reclaman su mas inmediata atención, pueda contraerla á estas grandes me- joras, cuyos resultados benéficos apenas hay un cálculo bastante grande pana apreciarlos En el litoral, también ha procurado al Poder Ejecutivo celebrar algún contrato por el que llevase á cabo el pro- yectado Ferro-Carril del Este, que salvando los inconve- 2— 10 — sientes naturales que ofrece la navegación del Rio Uru- guay, facilitára al comercio de la rica Provincia de Entre Ríos, comercio que rápidamente aumenta con el trabajo de sus hijos, cuyos brazos han estado durante tanto tiempo arrebatados á la industria. Sin embargo, inconvenientes invencibles, ó exigencias exageradas, han impedido hasta ahora que esto contrato se celebre ; pero, espero que, no desmayando en su empeño, el Gobierno podrá anunciaros, al presentar la próxima Memoria, que ese camino está contratado. En la Provincia de Santa Fe, el P. E. ha mandado ha- cer estudios para canalizar la laguna de Coronda, y pro- curar habilitar una vía fluvial paia embarcaciones menores, mas cómoda, y de un puerto mas fácil, que la actual. Así que esos estudios se completen, y vista la importancia que ellos atribuyan á la medida proyectada, el P. E. procederá á obrar dentro los límites del Presupuesto. Para completar este cuadro, debo deciros que el P. E. trabaja por habilitar el camino de los Súnchales, que con tanto excito usaron los conquistadores durante la Colonia y el Virreynato, y para cuya reapertura vosotros notáis anualmente una suma en el presupuesto. Esta obra se hará así que se haya arreglado definitiva- mente la nueva línea de frontera que debe guardarle, y de cuyo estudio se ocupaba laboriosamente el Sr. Ministro de la Guerra. irr. Pero, hay un ausiliar indispensable, que siempre debe ir al lado de esta facilidad dada por los caminos al movi- miento comercial de los pueblos. Esta es la rápidez de la correspondencia epistolar, vínculo absolutamente necesario á ese comercio mismo ; elemento de seguridad política, por otra parte, para los Gobiernos locales y General. El P. E. contrato por eso la conducción de la correspon- dencia al Interior con D. Pedro L. Ramayo, sin esceder en nada la suma que vosotros destinasteis á ese objeto. En el presupuesto del corriente año decretasteis dos cantidades casi iguales, para el transporte de la correspondencia una, para el mantenimiento de las postas la otra. Estudios de- tenidos hechos por el P. E., asociando al Director General de Correos, cuya laboriosidad y práctica le hacían compe- tente en la cuestión, le probaron que, siguiendo el sistema anterior de inspección y subvención de postas, los gastos eran mucho mayores de los calculados en el presupuesto, y el servicio nunca se hacia bien. Entónces, no habiendo concurrido nadie, sino el Sr. Ra- mayo, á la licitación á que se llamó para el transporte de— 42 — la correspondencia, el Presidente creyó conveniente aceptar una armoniosa combinación que se le proponía, por la que, sin esceder en nada de las facultades que se le conferian en el presupuesto, confiaba á una sola persona el cargo de conducir la correspondencia, y la obligación de mantener é inspeccionar las postas. Habiendo votado vosotros las sumas de que el Gobierno disponía, la materia era puramente administrativa, y, por tanto, de su esclusiva competencia ; y en esta inteligencia aprobó el contrato celebrado, en su nombre, por el Di- rector General de Correos con D. Pedro L. Ramayo. Pero, como el término de su duración escede al tiempo en que debe regir el presupuesto vigente, el P. E. lo ha sometido & vuestra ¡(probación en la parte que se refiere á ese tér- mino, puesto que para lo demás está ya facultado. Y hablando de contratos, debo encareceros muy espe- cialmente el que el P. E. ha celebrado para la construc- ción del Telégrafo del Litoral, que cruzará las Provincias do Santa-Fé, Enti-e-Rios y Corrientes, ligándose con el que hoy recorre yá la de Buenos Aires. Construida esa línea telegráfica, y antes quizá, el Pre- sidente piensa dotar del mismo beneficio á las Provincias del Norte y de Cuyo, llevando dos Telégi-afos desde Cór- doba hasta Jujuy, y desde la misma ciudad hasta la falda de los Andes, para procurar luego unirle con el de Chile y Panamá. Entúuces, tendremos á toda la Nación envuelta en una — 13 — red de hilos eléctricos, que ligará en fraternal abrazo á todos los pueblos de la República, llevando sobre su alambre misterioso la palabra de paz, de fraternidad y de aliento, que envia el comercio, desde las playas del Plata al laborioso poblador del pié de los Andes, que busca en las entrañas de la roca el oro de sus minas y hace brotar de la cultivada tierra la dorada espiga de sus cereales. Por una natural hilacion, por un í sucesión de ideas inevitable, estas cuestiones me arrastran á hablaros de otros dos contratos celebrados por el Ministerio que tengo á mi cargo, y que, aunque sometidos ya á vuestra consi- deración, creo deber mencionar en esta Memoria, para completar el cuadro que os vengo delineando. Me refiero á los contratos para la n. vegacion del Ber- mejo y el Teuco, y para, la construcción de un puerto en Buenos Aires. Sobre el primero, poco tendría que deciros. Vosotros os habéis persuadido de su importancia dictando la ley que autorizó á celebrarle. El Poder Ejecutivo comprende que los beneficios de 1 a paz, tienen que ser fecundos ; que á su sombra se desar- rollarán las industrias, y que el interior necesita abortas que den salida á sus producciones, venas que alimenten su comercio, que es la áangre de su pueblo. Salta y Jujuy, provincias ricas y productoras, necesitan que el correntoso Bermejo traiga sobre sus espaldas, al li- toral, la riqueza de esas tierras que baña, el fruto del tra-bajo de esos pueblos laboriosos. Y este es el objeto del contrato celebrado con los Señores Roldan y Matti. En cuanto al para la oonstruccion de un puerto en Bue- nos Aires, basta lasaña razón para justificarle. Emporio del comercio del Rio de la Plata, plaza esen- cialmente esportadora é importadora, Buenos Aires tiene necesidad de ofrecer en su rada, una bahia segura al bu- que importador y cargador. Rivadavia, el hombre á quien la posteridad ha saludado con asombro, porque reconoce eu él el genio que se antici- pó á su época, fué el primero que busco resolver ese pro- blema, que han estudiado las generaciones que nos han precedido, sin que la situación política y financiera en que han vivido, les haya permitido realizarlo. Pero hoy que la República tiene una paz interior de que jamás hfl gozado ; hoy que el convencimiento ó la fuerza de las cosas han probado que la Nacionalidad Ar- gentina es un hceho incontrovertible, el presente y la pos- teridad tendrán derecho de recriminarnos sino concurri- mos con todos nuestros esfuerzos íí ese resultado. Por su parte, el Poder Ejecutivo ha hecho ya cuanto le era dado hacer ; toca ahora á vosotros aprobar el contra- to que os ha sometido el y dar la palabra de aliento al obrero que espera vuestra resolución para comenzar la obra ; y la promesa de esperanza al comercio que ansia verla comenzada. — 15 — IV. Otra necesidad no llenada, que era también un manda- to constitucional no cumplido, llamó la atención del Pre- sidente de la República, desde los primeros días de su as- cención al mando. Desde 1854, la Constitución Nacional, prometió a los Estados que forman la Union, que un « enso general de la República, serviría para determinar la representación de cada uno en la Cámara de Diputados. Cuando en 1SG0 se incorporó Buenos Aires á la anti- gua Confederación, la Constitución reformada ese año hizo la misma promesa, y Vuestra Honorabilidad, en 1862, san- cionó la ley que mandaba cumplir aquella prescripción constitucional, autorizando al Poder Ejecutivo á invertir de las rentas generales la suma que fuese necesaria á ese objeto. Mas tarde, en 18G8, vino la ley de 30 de Setiembre, que dispone que *' el Poder Ejecutivo presente al Congreso en las sesiones de 1870, ó en las de 1869 si fuese posible, el censo general de la República. " La Administración actual se apresuró á cumplir estas— 16 — I leyes, y, poco tiempo después de su organización, dictó el decreto de 28 de Enero de 1869 creando la Superinten dencia de Censo, y muy luego, el de 10 de Marzo, que re- glamenta la manera de hacerlo. El Poder Ejecutivo alimenta la esperanza de poder pre- sentaros en las sesiones del ano próximo el resultado de ese trabajo ; trabajo que, si no es del todo perfecto, no será por omisión del Poder Ejecutivo, ni del Superinten- dente del ramo, Dr. D. Diego G. de Lafuente, cuya la- boriosidad ha mostrado lo acertado de su elección ; sino por la falta de confianza que hay en nuestros pueblos, que miran en todo trabajo estadístico una amenaza á la tran- quilidad del hogar, (-royendo que los datos que se toman son una especie do pesquiza, que mas tarde debe servir paro destinar á los empadronados al servicio de las ar- mas. Este es uno de los resultados funesto? que todavía es- tan vivos en la República, producidos por las constantes luchas civiles que la han agitado. Sin embargo, espere- mos ; y es probable que, en el segundo ensayo que mas adelante hagamos para completar ó perfeccionar el Censo, después de 1870, mas tranquila la situación de los pue- blos, y con mas confianza en esa tranquilidad por parte de los hombres, tengamos una estadística casi exacta de los habitantes de la Nación, con la determinación de sus con- diciones sociales y sexuales. Aun no podría precisarse la suma que llegará á importar - 17 — levantar el Censo General de la República, pero, aproxi- madamente, y con los datos recojidos, podría calcular- se, que, masó menos, importará un peso fuerte el empa- dronamiento de cada siete habitantes. Hay una diferen- cia notable entre esta proporción y lo que han costado loa últimos censos en Estados Unidos y otros países, pero la razón está en que hemos necesitado crearlo todo, y en que la recompensa, para que el trabajo sea lo mas perfecto po- sible, ha sido necesario proporcionarla con arreglo al nú- mero de la población calculada á toda la Nación. En*los censos futuros, cuando la inmigración y la paz multipliquen rápidamente los habitantes de la República, entonces, fuera de duda, levantar el Censo, no será uua obra ni tan difícil ni tan costosa. Antes de pasar á otro asunto, creo que faltaría un de- ber de conciencia, si no os hiciese notar el empeño, la in- teligencia y la laboriosidad, conque el Dr. Lafuente, Su- perintendente nombrado, ha procedido al organizar el im- portante departamento que el Presidente le confió ; y, si el resultado final del trabajo, fuese mejor del que puede esperarse de este primer ensayo, en que ha sido necesario luchar con tantos inconvenientes, se deberá, en su mayor parte, á la decidida contracción con que él ha emprendi- do esta obra. 3— i8 — V. En el año anterior dictasteis otra ley de importantes resultados para la República, si llegan á conseguirse los objetos que tuvisteis en cuenta al sancionarla. Esa ley, que acordaba un premio de 8000 pesos fuertes al inventor del mejor sistema de conservación de carnes para su esportacion en grande escala, está" á punto de cumplirse. El Poder Ejecutivo, creyendo que obraba asi de acuerdo con el espíritu que os guió al dictarla, espidió en 2 de Noviembre un decreto fijando un plazo, dentro del cual deberian presentarse los que quisiesen entrar al con- curso, y pretender el premio. !La prensa europea reprodujo ese decreto, y de distintos puntos do Europa y el Norte de América, se enviaron al Poder Ejecutivo recetas para la conservación de carnes ; pero, esas recetas, cuya preparación hubiera requerido gasto enormes, no llenaban el objeto del llamado del Go- bierno, ni tampoco el espíritu de la ley de Vuestra Ho- norabilidad do 7 de Setiembre de 18G7. El Poder Ejecutivo no podia hacer por cuenta de la — Í9 — Nación el esperimento de esas recetas ; ni aun cuando lo hubiera hecho, habria sabido si llenaban las condiciones que la ley exige. E3 necesario que la esperiencia pruebe la escelencia del sistema que ha de obtener el premio ; y esa esperiencia solo puede conseguirse haciendo que las muestras vengan á la República, atravesando los mares, para que pasen por las mismas pruebas que tienen que pasar las carnes que se esportan de nuestro pais. Fue, pues, con este objeto que el Poder Ejecutivo de- cretó en 13 de Febrero de 1869 una próroga, hasta el 31 de Agosto, para que se envien del estrangero las recetas, acompañadas de las muestras que prueben la bondad del sistema. Muchos inventores han llenado esas condiciones y se han presentado al concurso, y el Poder Ejecutivo, procu- rando dar d tan importante asunto una preferente aten- ción, que no podría dispensarle en medio del cúmulo de cuestiones que la reclaman, nombró en 23 de Abril una co- misión especial, compuesta de los Señores D. Manuel J. Guerrico, D. Leonardo Pereira, D. Roque Pérez, D. Fe- derico Terrero, y D. Antonino Oambaceres (padre), para que reciban, en lo sucesivo, y conserven todas las mues- tras y solicitudes que sobre la materia se presenten. El Poder Ejecutivo se complace, con este motivo en de- ciros que, por las publicaciones que ha visto en la prensa enropea, sobre la conservación de las carnes de la Repú-— 20 — blica Argentina ; publicaciones motivadas por la ley de Vuestra Honorabilidad y los decretos del Gobierno, las le- yes protectoras de la industria, y las resoluciones que en su consonancia se dictan, atraen sobre nuestro pais la atención del mundo, que mira en la República, una vez garantida la paz, una de las plazas de mayor comercio esterior de la América del Sud. Si, como es de esperarse, en las muestras presentadas para obtener el premio ofrecido, venidas do diversos paí- ses, y distintos climas, hay alguna ó algunas que respon- dan á la necesidad do la esportacion en grande escala de la carne de nuestros animales, la República habrá llegado a resolver el gran problema de su riqueza futura, y su re- presentación, en un elevado rango, culos mercados comer- ciales de la Europa, que anhela llegue el dia en que en- contremos el medio de enviarle, para alimentar á sus pue- blos, los sabrosos ganados que llenan nuestras campiñas. VI. La inmigración estrangera ha merecido siempre del Po- der Ejecutivo la mas decidida atención, y Vuestra Hono- rabilidad verá por el proyecto de presupuesto para el ano — 21 — próximo, que el Señor Presidente de la República ha creido que, fomentar la inmigración, es gobernar bien el pais. Para ese objeto, en ese proyecto se destina una suma mayor de la que existe en el Presupuesto actual, pudiendo anticipar á Vuestra Honorabilidad, que, si ella fuese acordada por vuestra sanción, el Poder Ejecutivo tendría ocasión, en las sesiones del año próximo, de anun- ciaros que un sistema ordenado y armonioso, había dado á la República un aumento considerable en su población. Pero, hasta tanto, el Poder Ejecutivo no ha estado ocio- so en esta importante materia. La Comisión Protectora de Inmigración que, de tiempo atrás, existia en el Rosario, se hallaba disuelta cuando se organizó la .actual administración; pero, comprendiendo que era indispensable á una población de la importancia del Rosario, tener en su seno esa comisión que recibe al inmigrante que llega ignorante á nuestras playas, y tal vez hasta engañado ; el Poder Ejecutivo, por uno de sus primeros actos volvió á formarla, dando su presidencia al Dr. D. Pedro Rueda, cuyos servicios gratuitos aceptó el Presidente, viendo el empeño con que ól tomaba el fo- mento y la protección de los inmigrantes. Y á la vez que en la República se preparaban los me- dios de recibir al que venia á nuestro pais en busca de tra- bajo, trayendo el contingente de su brazo, el Gobierno ha nombrado en diversos puntos de Europa, personas compe- tentes, que con sus publicaciones y su crédito, promueven — 22 — la inmigración, inspirando confianza al inmigrante, y ha- ciendo conocer al mundo las ventajas de nuestro suelo. Poblar es gobernar, y el Presidente actual está persua- dido de que, poblando y cultivando los enormes desiertos, habremos, cuando menos, preparado el camino del en- grandecimiento y la tranquilidad futura de la Nación. Cuando el desierto haya desaparecido, levantándose so- bre él hermosas poblaciones agrícolas, ricas haciendas y establecimientos industriales, la República habrá conse- guido, no solo una victoria económica, sino que habrá des- truido al mas terrible enemigo de su progreso : el desierto mismo. En breve, quizá, vosotros tendréis ocasión de palpar esta verdad. Las tierras que costean el Gran Central Argentino, casi completamente despobladas hoy, van á formar una línea continuada de poblaciones importantes, debidas al brazo, al capital y al hombre estrangero. La vasta sabana que hoy se pierde á la vista del cami- nante, sin que se alcance á divisar en muchas leguas un solo objeto que pruebe el dominio de la civilización sobre ese desierto que se estiende entre Santa-Fe y Córdoba, vá á ser trasíbrmado en un rico emporio levantado por la in- dustria y el trabajo del inmigrante. Esas tierras, cedidas por el contrato con el Sr. Weel- wright, que V. H. aprobó, están espropiadas ya en su mayor parte, y si no lo están en el todo, se debe esclusi- — 23 — vamente al sistema seguido para la espropiacion, que la administración actual encontró ya en pié, y que le habria Bido imposible reformar, sin grave pérdida de tiempo y tar vez de dinero. Sin embargo, confía que esa espropiacion se hará en pocos meses mas, y, una vez concluida, la Empresa de Ferro Carril Central Argentino tendrá ya la oportunidad de comenzar á poblar esas tierras. Como un elemento para toda inmigración laboriosa, el pais necesita implantar el sistema de la tierra barata, do la tierra regalada, si fuese posible, para llamar así del estrangero al inmigrante, y estimularle aquí al trabajo. Con ese objeto el Poder Ejecutivo ha hecho hasta el presente estudios muy serios sobre los limites que deben tener las Provincias y en pocos dias os presentará el proyecto acompañado do los mapas y estudios su- ficientes para formar vuestro acertado juicio. Por él so determinará el dominio privado del Estado en los territo- rios de la República. El Presidente de la Nación necesita tener demarcados por el Congreso, único Juez competente, los territorios nacionales, para saber así donde puede ce- der terrenos á los inmigrantes que, llamados por el ali- ciente de la propiedad del suelo qae van á valorizar con su trabajo, vengan á prestarnos, en la obra común del progreso y de la paz, su concurso poderoso. La Constitución de Nación ha encomendado especial- mente al Gobierno Federal " el fjmento de la inmigración— 24 — europea "; y el Poder Ejecutivo, rama de ese Gobierno, faltaría groseramente á esta prescripción de la Constitu- ción si no pusiese su mayor empeño en fomentar esa inmi- gración . VII. Iutencionalmente he dejado para este lugar el hablaros de las dos intervenciones del Poder Ejecutivo Federal en el territorio de dos Provincias de las que componen la Union. Al recibirse del mando el actual Presidente de la Repú- blica, encontró á Corrientes en la mas completa anarquía, y con una rebelión armada contra el Gobierno de la Na- ción. El estado de las cosas, la agitación de los ánimos, y la sangre derramada ya en los campos de Basualdo, ha - cian presentir complicaciones futuras que pudieran haber entorpecido la marcha regular del Gobierno, y privado al ejército en el Paraguay, de uno de sus principales puntos de apoyo. En esta situación el Presidente creyó conveniente en- viar al Ministro del Interior para que, como Comisionado Nacional, procurára terminar pacíficamente esa lucha que ya sehabia ensangrentado. Las previsiones del Presidente se cumplieron, y el Po- der Ejecutivo se complace de que los resultados inmediatos de su intervención en Corrientes le hayan justicado. En cuanto á la ingerencia que el Presidente h a tomado en los últimos sucesos de la Provincia de San Juan, un mensage especial, remitido al Senado de la Nación, ha- rá conocer las razones y los hechos que la motivaron. El Presidente de la República, usando de la discreción pro- pia 6 independiente de todo otro poder, que le confiere la Constitución, en su carácter de rama coordinada del Go- bierno Federal, ha creido que estaba llamado á intervenir para restablecer la autoridad de la Legislatura derrocada, y garantir la forma representativa republicana, que, en su concepto, estaba violada. He tocado en esta breve Memoria los principales puntos del cuadro que representa la marcha del Ministerio á mi cargo en el corto espacio de tiempo transcurrido desde la organización de la Administración actual. Por ellos podréis ver, Honorables Señores Senadores y— 26 — Diputados, que el Poder Ejecutivo se ha preocupado, ante todo, de dotar á la República de aquello que mas urgente- mente reclama su estado de creciente prosperidad. Muchos otros puntos de detalle no he creído deber to- carlos, porque, no siendo, por una parte, de la primera im- portancia, y por la otra, siendo puramente administrativos y sin trascendencias, no importaría á V. H. conocerlos. Al concluir esta^ memoria, cumplo un deber de justicia declarándoos, que, residiendo el Poder Ejecutivo de la Na- ción en la Capital de la Provincia do Buenos Aires, sin tener jurisdicción alguna sobre su municipio, no ha encon- trado tropiezo alguno [en su marcha ; y que, muy por el contrario, siempre ha encontrado en el Gobierno de Bue- nos Aires la mas decidida cooperación y el mas eficaz apo- yo, reinando entre 61 y el do la Nación la mas perfecta armonia. El Poder Ejecutivo espera que ese completo acuerdo entre las dos autoridades continuará estrechándose mas y mas, si, como lo espero, el Presidente halla la misma de- ferencia por parte del Gobierno de Buenos Aires, que ha hallado hasta hoy. Dalmaelo Velea SarsUcld. Junio de 1869. m SIGWTTM FCBBBRIS. KFRCTOS SOCIALES Y RELIGIOSOS DE LA ARMONIA a/ y BUENOS-AIRES. Imprenta Americ ana —Potosí 190