VINDICACION Y DEFENSA. HKCHA POR EL PiDRE PUEFECTO DE LAS MISIONES EN EL üiiü - A OlílLLAS ye- Sobre oí salteamiento y asesinatos en la Misión San Francisco, por los habitantes de la Colonia Rivadavia, encabezados por t>. Melecio Frias el 23 de Setiembre próximo pa- sado» y patrocinados por el actual Gobernador de la Provincia de Salta I>. rielo Aguirre. BUENOS AIRES Imprenta del Porvenir—lícfcnun. 91 1865A los habitantes ge la República Argentina. VA á hacer un año que los Reverendos Padres Misioneros residen- tes en la parto oriental del rio Bermejo, proviueia de Salta, fueron acusados auto la opinión pública, por una gavilla de esplotadores criminales, de que aquellos, habían sublevado las tribus do los ludios, para atacar la Colonia Rivadavia, de los llamados cristianos; pero «•.orno la falsedad oculta por poco tiempo la verdad, para que osta se presente mas brillante, de lo que es, cuando no se vé afectada por la maledicencia, vínola nota del Gobernador do Salta & abrir el cami- no y ofrecernos el medio de hacer llegar al conocimiento de todos los habitantes de la República Argentina y de la Europa entera, los nombres de los que tomaron parte en el salteamiento de la Misión de San Francisco de las Conchas, el dia 23 de Setiembre del año pró- ximo pasado, como á la vez, para poner en relieve la decantada civi- lización de algunos Argentinos, que, por desgracia misten en la pro- vincia de Salta. Los documentos que van á continuación, impondrán <í nuestros Sectores, que este asunto se encuentra en manos del Exmo. Gobierno Nacional, desde Marzo 14 'del corriente año, por el Ministerio del Cul- to, cuyo fullo esperamos impacientes, liados en la justicia que nos asiste, y el cual haremos conocer en oportunidad: entretanto oiremos, mediante Dios nuestro Señor, el que emitan nuestros hermanos en Jesucristo, después de instruirse de las circunstancias y conclusiones que aduzco en mi escrito á nombre de los Reverendos Padres Misione- ros acriminados injustamente, y ese será el que nos fortifique en la catequizacion de los infieles y la propagación de nuestra Santa Fé Ca- tólica, Apostólica Romana. lie tenido que deponer por un momento la mansedumbre que ine impono mi ministerio, pero al hacer la defensa era preciso, para queno so impida la salvación y civilización de laníos infieles salvajes, y para vindicar ¿5 la vez el honor de los pobres Padres Misioneros, cuya dirección y custodia están á mí confiadas, y los que no tienen otro crimen, que la prédica del Evangelio; pero una vez que firmé mi alegato, he perdonado las ofensas inferidas y elevado mis oraciones pidiendo á Dios Nuestro Señor, ilumino á esas almas estraviadas del buen camino, y las traiga á la senda de la religión, arrepintiéndose de su proceder. Si tal cosa se realiza, como espero en Dios, queda- rán satisfechas las aspiraciones de un humilde promotor y defensor de la fé y cristiana civilización. Fuay Pedko Makia Pemchi. Prefecto Apostólico de las Misiones en el Chaco sobre el Bermejo. Ei, Gobierno ñu, i.a » Provincia vk- S Salía, nkiembre J9 de IS<>4. Al Exmo. Sr. Ministro de Exlado en el Departamento de Justicia Culto é, lns/ruccion Pública. Se ha recibida la importante nota de V. E. do 8 del pasado y la adjunta solicitud, que el P. Prefecto de las Misiones ha elevado á ese Ministerio, con motivo de la que V. E. pide informe á este Gobierno acerca de las condiciones en que se encuentran esas Misiones en el Chaco, la conveniencia de fomentarlas, los medios que al efecto po- drían emplearse y finalmente sobre la participación que en la última sublevación de los Indios se atribuye á loa PP. Misioneros. En contestación diré á V. E. que el estado en que hoy se encuen- tran esas misiones, no ofrece ventaja alguna para el país en el punto en que se hallan colocadas, y antes al contrario causan un gravísimo mal con su cercanía á la Colonia Kivadavia, contra cuyos habitantes mantienen los ludios do la Misión una constante y tenáz persecución, al estremo de que muchos de los Colonos están dispuestos á abandonar aquellas posesiones, sino se remediáoste mal. En cuanto al objeto de su fundación, la reducción de los salvajes, no ha producido el re- sultado que ofrecieron en un principio ; pues hasta hoy no se conoce ningún estado demostrativo, ni dato estadístico, quo manifieste la cantidad de indios convertidos al Cristianismo, y por los datos que so han tomado consta, que solo uno 6 dos casos se han verificado de bau- tismo de infieles. Ademas, como uno de los estatutos do la Misión es prohibir la salida de los indios á trabajar en otros establecimientos, resulta un notable mal á la industria que entre nnsofroR es fomentada con esa clase de brazo*, y que acabaría por malaria tino hubiera mas indios que los que han conseguido tener bajo su dominación los PP. Misioneros. Respecto á la conveniencia en fomentar las Misiones, el Gobierno cree que solo podría convenir esto, reí bandolas mas al interior del Cha- co, en Jos punjas limítrofes con Poli vía, donde producirían Ja ventaja de amparar ó poseerá nombre de la Nación esos terrenos que amena- zan ser invadidos por poblaciones bolivianas. Por el convencimiento quo el Gobierno tiene del carácter distinti- vo de estos salvajes, cree que el medio mas á propositó para traerlos 6 la vida civil, es la colonización, y la inmigración estrangera, y el es- tablecimiento de algunos fuertes, que con dotación de poco número de hombres, podria mantener á raya á estes indios, que por natural son dóciles y cobardes aunque traidores y muy ladrones. Otro délos medios que produciría un brillante resultado á este respecto, seríala apertura de un camino Carril de esta Ciudad á la de Corrientes por el corazón del Chaco. Sobre este punió se ha diri- ido este Gobierno al Ministerio del Interior, dando cuenta' de una ex • pedición de algunos Caciques quo han venido de Corrientes, como des- cubriendo el camino y enviados á ese objeto por el Gobierne de Cor- rientes y algunos particulares, entre ellos el Dr. D. Vicente Saravia. En cuanto ála pnrticipa< ion que se atribuye á los PP. Misioneros en la sublevación de los indios, so han tomado todos los datos necesa- rios sobre ese punto, y de ellos se impondrá V. E. por la sumaria in- formación, que en copia legalizada acompaño. Por ella se vé, que partiendo la cuestión presente do cuestiones anteriores sobre límites entre la Colonia y la Misión, que han agriado los ánimos, han venido á producir este resultado, cuya responsabilidad no se puede sin injus- ticia, hacer recaer exclusivamente sobre los Colonos. Es do creer que el único medio de evitar iguales males para en adelante, y resta- blecer la tanquilidad en estos lugares, sería el que se ha indicado an- tes, retirar los Misiones al interior del Chaco, á estelado del Pilco- mayo. Dejando asi satisfechas las indicaciones de V. E., le es grato al que suscribe renovarlo las seguridades de su consideración distinguida. Dios guarde á V. E. Cl.KTO AOI'IRKK. Francisco ,S. Ortiz.Refutación. Buenos tiro-i, Blp.rzo 14 de 1860. Ai Ex/llO. Sr. Ministro de Bttwdo en el l>rpartar?:enfo de Jtis/ieia. ( 'alto 4 lnstm/ccion Pithli.cn. Exmo. Seiior : Kl Reverendo Pudro Prefecto Apostólico do las Misiones dol ( Iliaco, sobre el Bermejo, Fr. Pedro M* J'cJiclii, haciendo uso de la vista conferida da la nota de] Gobierno de Salta, y demás declaraciones ■obra los desastrosos sucesos en la Misión de S. Francisco de las Con- chas, el 23 de Setiembre, perpetrado» por el Comandante Militar y Gefe Político de la Colonia Kivadavia, ante V. E. respetuosamente se presenta y dice : C¿ue con solo el examen de la referida nota y demás documentos, se conoce claramente que el Gobierno de Salta, procede de un modo el mas inconsecuente, injusto, ilegal é infamante á los Misioneros que llamaron sus dignos antecesores, á la Provincia que rige hoy D. Cltíto Aguirre, y á la Nación á que pertenece, constituyéndose defensor do la injusticia y del crimen, con violación de la Constitución Nacional. Es de notoria publicidad, Kxmo. Sr., no solo en esta República, pero también en la misma Kuropa, que el Gobierno de Salta y de la Nación, llamó á los Misioneros franciscanos, que con el mayor sacri- ficio vinieron á padecer en estas remotas regiones ; es notorio también que por ley de aquella Provincia, fueron concedidos terrenos y otros privilegios á fin de establecer Misiones de infieles, en el desierto del Chaco y que los dos referidos Gobiernos enviaron a Roma cartas de recomendación ií la Sagrada Congregación do Propaganda fid* y al General de la Orden de los Menores, para conseguir el aumento de los Operarios evangélicos. Aumentado su número con mucho trabajo y gastos, cuando se pensaba fundar otras Misiones, en proximidad del arroyo Teuco ó cer- ca del rio Pdcmmayo, el Gobierno de Salta, hace una ley, en que de- creta no darse mas terrenos para Misiones, sino que únicamente se con- cederían á título de compra ó enfiteusis, todo para violar el compromi- so y ley anterior de la Provincia. Mas aun, el Gobierno del Sr. Aguirre tenta y procura desalojar ú los Misioneros de los terrenos ya concedidos y amparados, quitarlos íí los moradores de las reducciones, para darlos á los injustas usurpadores en recompensa del crimen cometido el 23 de Setiembre, provocando de este modo la insurrección de los indios, con dafio de los intereses pú- blicos y menoscabo del Tesoro de la República, y aumentando asi los gastos al Gobierno Nacional para reprimirlos. ¿ No es este el niodo mas injusto é inconsecuente, ilegal é infamante para la Provincia y la Nación, haciendo conocer á todo el mundo que en ]a República no hay estabilidad de leyes, que vanas y falsas son sus concesiones y pro- mesas, y quoes un Gobierno pueril é inconstante que dá y quita según capricho y arbitrio ? ¿ No es esto el modo de infamar con el hecho a los Misioneros después de tantos sacrificios y trabajos que sufrieron, dando razón á los ladrones, y aprobando con la recompensa la injusti- cia y el crimen contra ellos perpetrado ? 1 Pero examinemos las causas que en su nota presenta el Gobierno del Sr. Aguirre para inducir al Gobierno Nacional á complementar la violación de leyes sancionadas desalojando á los Misioneros y perder las Misiones establecidas. Primeramente, él dice, que : " el estado en " que hoy se encuentran esas Misiones no ofrece ventaja alguna para « el país en el punto en que se hallan colocadas, y antes al contrario " causan un gravísimo mal con su cercanía á la Colonia Rivadavia, " contra cuyos habitantes mantienen los indios de la Misión, una cons- " tonta y tenáz persecución." A lo referido se responde, primero: que si las Misiones en el punto en que se hallan colocadas no ofrecen ventaja alguna para el país, uinguna ventaja tampoco ofrecerán en otros punt os mas al interior del Chaco, donde se quieren transferir. Ademas, adviértase, que ahí fueron colocadas por disposición del Gobierno anterior ; y transfiriéndolas á otra parte, no correrán el mismo riesgo 1 Pero antes de hablar de ventajas y utilidad para el país, debe todo Gobierno, también el del Sr. Aguirre, observar y hacer guardar la justicia, cumplir con las leyes que la Provincia sancionó, y con los compromisos que contrajo, acor- dándose que no está en las atribuciones del Poder Ejecutivo, atrepellar las determinaciones do la autoridad legislativa y judicial, ni quitarla propiedad concedida á tinos pobres é infelices indios, para darla á otros injustos usurpadores, con elpretesto de mayor utilidad y ventaja, di- versamente será un Gobierno despótico, criminal y tiránico. Mas, viniendo ahora ú hablar de utilidad y ventaja para el país, es preciso ver primero, en qué consiste la ventaja y utilidad de un país y república. Según la común y recta opinión de iodos, consiste en tener en su seno hombres honestos, morales, trabajadores, que obedezcan & las autoridades debidamente, respeten las personas derechos y bienesaje- nos, promuevan la agricultura, las artes y el progreso material y moral del país. Y siendo asi. qué utilidad y ventaja ha ofrecido y ofrece al país la Colonia Rivadavia, que el Gcbierno del Sr. Aguirre, con la— 8 ■— destrucción cíe las Misioues, profese y ampara, esperando de ella ven- tajas mayores .' Ks notorio que olla se compone de individuos boli- vianos y «aireños, sin honestidad ni moralidad, que viven en un con- tinuo desorden. El Vice-Prefecto do Misiones P. Joaquín Itemedi apurando al P. Benjamín Cenci á presentarse luego al Gobierno á fin de evitar ma- les mayores, con fecha 14 de Agosto de 186£, lo escribía asi : "res- " pecto á los asuntos, por los que Vd. halda nido enviado á Salta, me " parece de absoluta necesidad el que presento al Exilio. Gobierno la " solieitud y buenas disposiciones de los indios, porque los enemigos " no duermen, y cualquiera demora podría causar graves perjuicios, " ó á lo menos ofrecer mas tarde muchos y fuertes obstáculos. Aun- " que el Exino. Gobierno no determine ninguna cosa hasta llegar el " Prefecto, no importa : basta introducir la solicitud y protestar en " nombre de los indios y reclamar el cumplimiento déla ley adiecio- " nal ¿i la de tierras públicas; en la concesión do mercedes íi cristia- " nos. . . . L,o diré por último, alguna palabra sobre la nueva Colonia " pura que Vd. las ponga en conocimiento del Obispo y del Gobierno. " Esa Colonia es una babilonia. D. Isidoro Fernandez cuando nom- " bró de Cura al Presbítero I>. Mariano Mcdrano, lo hizo con la pre- " cisa condición de que yo confirmase ese nombramiento y que estu- " viese á mis órdenes; lo confirmé como pedia el Provisor; y por " esta razón mehallo también en el deber de poner esto en conocimi- " ento del Sr. Obispo. Yo no sé si el Cura de la Colonia cumple " con su deber ; mas lo que sé es, que ella está en un completo desar- " reglo y sin autoridad que comprima los desórdenes; mas bien con " su mal ejemplo los fomentan. Hace pocos «lias supo que en el " puesto de Francisco Quintana. -había aguardiente, se embria- " garon y pelearon. Suceden también bastantes robos á los in- " dios. No hace mucho tiempo que dos Caciques de la Colonia, " Antoninoy Teresa, vinieron á reclamar ante mí diez y ocho animales " caballares que so les habían desaparecido, cuando antes que fuesen •• los cristianos no perdían ni uno : él uno trajo una tarja do doce anl- " males, y el otro de seis. ívicolas, también ha venido á reclamar al- " gunos animales perdidos. No sé si todo lo que dicenes cierto ; pero " me inclino á creerlo asi. Lo que parece indudable es, quo los indios " están muy sentidos con los crist ianos, y por último piden Misión. Aho- " ra volviendo A la Colonia, creo inútil el hablar de los escándalos y do " la vida inmoral que según me dicen, llevan. Parece que esta " Colonia es el refugio de los pecadores ; porque todos los que quieren '* vivir á su gusto, allá van. Por estos datos el Exito. Gobierno juz- " gue y valore el perjuicio que pueden causar á los indios y á las " Misiones, y qué bienes, qué ventajas, qué adelantos puede esperar " el Gobierno y la sociedad de esta clase de gente. Pero los malos " ejemplos no les bastan, se sirven también de los malos consejos. *' Mucho podría deoir, pero como no tengo logar, no me extiendo " mas." En el mes de Noviembre de 1863, habiendo visitado el Prefecto de Misiones la misma Colonia, el Sr. Echasú, entonces gefe político y militar de la misma, le refirió en presencia también del P. Maseo Massei, que ella se componía de gente ociosa y malandrína que ha- bían tentado quitar la vida á los Padres Misioneros por medio de los indios ,de afuera, y que para robarse los animales ágenos, están espe- rando el momento de la parición de las vacas para ir luego cada uno á poner su marca, y asi apropiarse el ternero para sí. Pero dejando todo esto y demás cosas pertenecientes á la hones- tidad y moralidad de los individuos que componen la Colonia Rivada- via, veamos las ventajas que la misma ha ofrecido y ofrece al país. El pueblo se compone de algunas casas desparramadas y forma- das de palos y barro. En lugar del célebre Melecio Frías, que por sus hazañas fué depuesto por el Gobierno del Sr. Aguirre, se halla ahí presentemente por Gefe Político, el protestante D.Federico Estuar, y por Gefe Militar 1>. Felipe Saravia, sublevador de los indios salvages en el año de 1862 y 63. (Veáse la Nación Argentina núm. 637 y 63S.) En el campo, algunos de los Colonos tienen una pequeña choza de paja, otros viven bajo de nn árbol. No se hable de artes, porque su arte no es sino de vivir ociosos, recorrer el campo, y solo ocuparse en la cria de ganado; no de agricultura; porque hasta ahora no han tenido co- secha alguna de trigo, ni de maíz, ni de otros géneros necesarios á la vida. Su oficio es usurparse lo ajeno, promover la invasión de los indios, amenazar á los Padres, asaltarlos en sn casa, robarlos y resis- tir también á las autoridades Asi consta no solo por los ar- tículos impresos en la Nación Argentina, en los referidos números ; sino también por las declaraciones de los testigos que declararon: qne aunque hubiese una orden del Gobierno, para que los Colonos se retirasen de los terrenos de las Misiones, ellos habrían de resistir con la fuerza. Y en efecto : habiendo ellos recibido orden del Juzgado de la Capital, intimada por el Capitán y Juez del 3? distrito de Oran, D. Venancio Sánchez, de retirarse de los terrenos usurpados á la Misión, se opusieron y notificaron á los PP. Misioneros, que en el término de un 2— lo- mes desocupasen la Misión y se fuesen á otra parte ; y por no haber cumplido con esta orden opuesta á la autoridad judicial de la Capital, acometieron con fuerza armada, la Reducción de las Conchas, con el objeto de tomar preso al P. Andrés Orlandi y demás Misioneros, con la mayor injusticia y sacrilego atentado. (Véanse las declaraciones tomadas por el Juez D. Venancio Sánchez, que aquí se adjuntan.) Sin embargo, esta es .la Colonia de las grandes esperanzas del Gobierno del Sr. Aguirre, que se esfuerza de llamar la atención del Exmo. Sr. Presidente de la República, sobre su situación lamentable, y le suplica se digne dirijir sobre ella una mirada protectora que lá saque del abandono en que se encuentra, porque siendo colocada en el centro de las tribus salvajes, es el único fuerte que asegura la tran- quilidad de los habitantes de casi toda la frontera del Este de lá Pro- vincia y garante sus propiedades de las depredaciones de los indios. Es una población que cuenta y», mas de setecientas almas, y merece ser atendida eficázmente. Asi se lee en el parte que con fecha 3 do Octubre de 1864, dirije al Exmo. Sr. Ministro de Guerra y Marina¡ im- preso en el Periódico de Salta La Actualidad número 38. Pero todo lo que ahí se refiere, es un error y un engaño para aumentar mas gastos á la Nación sin necesidad ; porque se funda en las notas número Io 2" 3? y 4o de Melecio Frías, llenas de falsedades, que el mismo Gobierno envió al referido Ministerio. Primeramente es falso que la Colonia se componga de mas de setecientas almas ; porque si esto fuese verdad, el número de los ho.m.- bres seria mas que suficiente para defenderse délas pretendidas in- vasiones y depredaciones de los indios. Es falso también que hu- biese en aquel tiempo alzamiento é invasión de indios. Asi lo tes- tifican los periódicos que acompaño, en los que se registra un artir culo firmado por un Amago de la verdad, que en aquellas circuns- tancias hallábase en el Chaco y. por los vecinos de Oran, como pue- de verse en el referido número 38 de la Actualidad,artículo—Asun- tos de la Colonia—en el número 44—Un amigo de la verdad—en el número 47r—Algunos vecinos de Oran—y en el número 49 de la misma, donde se dá á conocer que no había tal alzamiento, que la invasión no ha sido por parte de los indios, pero si por parte de los Colonos enca- bezados por Melecio Frias, que quería quedarse en posesión de los ter- renos usurpados. , El alarma que atemorizaba á los Colonos, era la orden del Juz- gado de la capital, que les intimaba retirarse. " — 11 — ,La indiada invauora eran los terrenos de la Misión que querían retener. ■ Los enemigos eran los Padres Misioneros y Misiones que querían botar y destruir. El Gobierno del Sr. Aguirre, en lugar de decir que la Colonia Ri- yadavia es el único fuerte que asegura la tranquilidad do los habitan- tes -de casi toda la frontera del Este de la Provincia y garante sus pro- piedades, debia mas bien decir, con verdad, que ella es la perturbadora dé la tranquilidad y del orden, injusta usurpadora de las propiedades agenas, promotora de la insurrección uo los indios salvajes, y causante do gastos y daños ti la República, como lo demuestran los hechos no- torios. De consiguiente, es preciso decir, que el Gobierno del Sr, Aguirre no conoce estos hechos ni los hombres de la Provincia que ri- ge, ó si los conoce, es un defensor de la injusticia y del crimen. . Vistas las ventajas que ha ofrecido y ofrece al país la Colonia Ri- vadavia, veamos las délas Misiones. Misión de la Inmaculada Concepción en la Banda Oriental del Bermejo. Al terminar del año 1S59, apenas se mensuraron los terrenos con- cedidos para aquella Misión, se dió principio á fundarla. Como está notado en la relación histórica de las Misiones impresa en Genova el año de 1862 que acompaño, se componía entonces como de 800 indios ; pero antes de la salida del Prefecto para esta Capital de la República, el número de las familias ascendían á mas de cien. En el mes de Marzo de 1861, en el espacio de poco mas de un año, había ahí una docente y devota Capilla, campanas, ornamentos y otros utensilios necesarios al culto ; habia la casa de los padres Misioneros construida con material crudo y cocido (que otra mejor ó igual no hay en todo el Chaco, tampoco en. la misma Colonia Rivadavia), con zaguán y corredores de ambos lados, con. una sala de ocho varas de largo y cinco habitaciones con ventanas, puertas y cerraduras respec- tivas ; habia herramientas de agricultura, carpintería, herrería, &c. r Ademas se edificaron después otras habitaciones, se levantó otro edificio de 28 varas de largo atrás de la casa, con un patio de 60 varas por costado, se formó la huerta, la cocina, el horno, el corral, se ordenó y formalizó el nuevo pueblo. Era este repartido en una plaza de 120 .varas por cada lado, en calles y cuadras. Cada calle de 12 varas de ancho, cada cuadra de 120 varas de largo, y se extendía por ocho manzanas. - Habia 88 solares, cada uno con 20 varas de frente y 60 fondo, todos cercados y habitados por sus respectivas familias,— 12 — con casas grandes y pequeñas según el número de las personas de cada una de ellas; pero todas construidas segun la forma común do la de los cristianos, con pilares y tigeras. Fueron constituidas autori- dades para reprimir los hurtos y desórdenes de los salvajes : se puso en cada calle uno que reuniese á todos los chicos de ambos sexos para que á la hora establecida viniesen á las instrucciones catequísticas. Habian ahí como 160 cabezas de ganado vacuno, no contando el caballar y lanar. En este estado se hallaba la Misión de la Concepción el año 1862, y segun las relaciones recibi- das, se admiraban los transeúntes al ver su adelanto en tan- breve tiem- po, y se llenaban de esperanzas de prosperidad, al considerar en para- ges de bárbaros, un pueblo naciente de indios tan bien organizado. Pero ademas de la sorda' y tenaz persecución que habian empezado los cristianos contra las Misiones y Misioneros, llegaron los mayordomos de las haciendas de Salta y Jujui, para sacar indios, y seduciéndolos ' con promesas y regalos, se llevaron la mayor parte de las familias. Esta es otra causa é impedimento para el adelanto de las Misiones, la ida de los indios á las haciendas, donde paran la mayor parte del año, y vuelven cuando en lugar ■de sembrar, es mas bien el tiempo de cosechar; vuelven, pero casi en un profundo olvido de cuanto habian antes aprendido, pobres, mas desmoralizados y corrompidos. No obstante el referido impedimento, y la invasión de casi todos los indios del Chaco, que tuvo lugar el año 1863, causada por los mis- mos Colonos, con el fin de destruir las Misiones, seguian los Misioneros con paciencia su empresa. Procuraron adelantar la agricultura, for- maron una huerta de Verduras y legumbres, un plantío de cepas y de árboles frutales, cuatro grandes sembradíos de trigo, maíz &c. y co- secharon mas de 50 fanegas de trigo, y 100 de maíz. Los indios que no habian ido á las haciendas, imitando á los PP. Misioneros que tra- bajaban con sus manos, sembraron, y cosecharon también maíz y trigo. Al terminar del mismo año, habia de ganado vacuno como 250 cabe- zas, de caballar como 80, de lanar 150. Habia el molino de Buchón para' moler trigo y maíz, una máquina para hacer ladrillos y tejas, dos bombas para riego, una que dá 30 mil litros de agua cada hora, y la otra 3,500 litros. Habian ahí instrumentos de agrimensor, cálices, custo- dias, incensarios, cahdeleros de "bronce, ornamentos y otros utensilios comprados en Europa, para fundar* otras Misiones. Sin embargo, el Gobierno del Sr. Aguirre, dibe que la reducción de los salvajes, no ha producido el resultado que ofrecieron en un principio, y qne esas Mi- siones no ofrecen ventaja alguna para el país, cuando tanto no- ha ofre- — 13 — cido la mismo Colonia Rivadavia. Esto dirá porqué quizás querrá él aprovecharse de las referidas ventajas, ó para que los ladrones se co- man el fruto de los trabajos y sudores de los PP. Misioneros, y de los pobres indios !!! Pero sigamos con la narración— Misión de San Francisco de las Conchas en la misma Ban- da Oriental, del. Bermejo. A esta Misión se dió principio en el mes de Febrero de 1862, entre las oposiciones de los cristianos vecinos, cuyo intento era apoderarse de aquellos terrenos que por ley habían sido concedidos á aquella Mi- sión, al terminar del año 1858. Su fundador fué el Vice-Prefecto P. Joaquin Remedí, antes que se aprobase la Colonia Rivadavia, cu- yos límites, de la parte del Norte, eran los terrenos concedidos para la referida Misión. Se apeó al principio bajo de un árbol, pasando traba- jos y recibiendo las aguas que del cielo caían. Alquiló después una choza de los indios, cortó adobes, edificó casa, formó sembradíos, esta- bleció escuelas, enseñándo a los jóvenes los principios de la religión, á leer y á escribir, y en el mismo tiempo aprendia él la lengua mata- guaya de los indios, formando su diccionario. Así siguió hasta el prin- cipio de Abril del mismo año, cuando llegó el mayordomo de las ha- ciendas, y en dos veces se llevó casi todas las familias, y los proyectos de progreso iniciados por el Padre, se desvanecieron como el humo, sus trabajos quedaron frustrados y burladas sus esperanzas. A fines de Octubre del referido año, volvieron á la Misión los in- dios que habian ido á las haciendas, aunque medio diezmados por la viruela que allá habían contraído. Procuró el citado Padre, reunirlos de nuevo y proseguir con su método de instrucción y progreso mate- rial. Pero ya empezaba el alzamiento de los indios de Teuco, del Pil- comayo y &m otras partes del Chaco, cansado por Felipe Saravia y de- mas Colones de Rivadavia. Asi consta por los hechos notorios referi- dos en el citado A rtículo de la Nación Argentina número 638. Desde entonces, todo estaba en confusión y desorden. Tentó el Padre con- jurar la tormenta que amenazaba. El mismo poniendo en peligro su vida, determinó ir en persona á hablar con los indios alzados para ver de apaciguarlos, componer las cosas á buenas, apagar la chispa antes que se formase un incendio, y de este modo impedir el destrozo que lle- varon después los salvajes y bárbaros. Pero habiéndolo consultado primero con los cristianos, estos rechazaron la propuesta, y él re- gresó á su Misión. Asi consta por la relación del mismo Padre que se publicará después. Invadieron de consiguiente los indios alzados, causaron destrozos y muertes, de que tanto se lamentan les autores— 14 — Colonos hipócritas. Los indios .de la Misión de las Conchas ayudaron ú los cristianos, y animados por el Padre Misionero, fueron con ellos en dos ó tres expediciones d pelear y rechazar á los alzados. Consta esto por el mencionado Periódico oficial de ¡Salta, L,a Actualidad núm. 4i>, jlrí. Faltedades é inconsecuencias de los Colonos de Rivadauia. Los indios de la Misión de la Concepción, estaban de dia y de no- che en guardia para defender su pueblo, ú los Misioneros y á los eristia- nos.vecinos, como es notorio. Sin embargo, como el intento de los Colonos era de quedarse dueños do las tierras de las Misiones, tentaron sublevar á estos tambiiiii'y amenazaban degollarlos ¡ entonces fué que el Padre, para salvarlos despachó á todos los indios de las Conchas para Ledesma, y por los pocos que habían quedado en la Concepción, se con- siguió un salvoconducto del Gobierno de la Capital. Poco tiempo después, en el mes de Noviembre de 1863, volvieron los indios entre las amenazas de los cristianos, á la Misión de las Con- chas. El Prefecto de Misiones los acompañó para librarlos de todo peligro, y luego marchó á la Colonia Itivadavia para saber con qué au- toridad habían los Colonos mensurado y se habían repartido los torre nos déla Misión. El Sr. Echasú, entonces Gefc Político y Militar, le contestó, que aunque hubiesen escrito repetidas veces al Gobierno de Salta, sin embargo, nada había querido contestar, y que solo había si- do un arbitrio del Comisionado D. Pablo Saravia, y fué convenido que hasta que no hubiese una positiva determinación del Gobierno, ni los Colonos habian de molestar á la Misión, ni enviar allí partidas ar- madas, ni.loa indios, por cuanto dependía tic los Padres Misioneros, habían de hacer cosa alguna contra los Colonos. Entretanto, habién- dose quedado Misionero de las Conchas el Padre Andrés Orlandi con otro compañero, empezó á desempeñar con esmero su ministerio. Ma- ñana y tarde instruía á los indios, cuando faltaban los reprendía y cas- tigaba, corría aun con peligro á una y otra parte para asistir á los en- fermos cristianos, asistió a varios matrimonios, bautizó algunos infie- les, compuso la casa, hizo un horno, formó sembradíos, cortó como diez mil ladrillos para otros edificios de su Misión ; pero siempre entre las persecuciones y amenazas de Melecio Frias y demás Colonos, que lo visitaban frecuentemente - con gente armada. Así continuaba el pobre Padre, entre penas y trabajos hasta el memorable dia del 23 de Setiembre ppdo. en que tuvo lugar el suceso inaudito. Son estas, Exmo. Sr., las ventajas que en breve tiempo ofrecen al pais las dos referidas Misiones, entre los impedimentos y obstáculos, que desde el principio encontraron para, su mayor progreso, y que son — 16 — la persecución obstinada y continua de los codiciosos cristianos, com- plementada hoy por el Sr. Aguirre, y la ida de los indios á las hacien- das, donde paran la mayor parte del año, entre los vicios y desórdenes, En segundo lugar el Gobierno del Sr. Aguirre dice: " Que el " estado en que se encuentran esas misiones no solo no ofrecen ventaja " alguna para el país, inas bien al contrario, causan un gravísimo mal " con su cercanía á la Colonia Ilivadavia, contra cuyos habitantes man- " tienen los indios de la Misión una constante y tenaz persecución.' Aquí es donde el Gobierno del Sr. Aguirre aparenta ignorar los he- chos notorios y públicos do la Provincia que rije. ¿ Pero como puede ignorar que al concluir el año )Sf>9 Andrés Miranda, para impedir la mensura délos terrenos concedidos á la Misión, que ejecutaba el Agri- mensor D. Luis López, y explotarlos para sí, con engaños hizo suble- varlos indios de las Conchas, siendo este un hecho publicado y pro- bado por testigos competentes, y por el ¡ mismo Gobierno de aquella Provincia, que llamó á la Capital al • referido Miranda con el fin de aplicarle el debido castigo? ¿Cómo puede ignorar los reclamos presen- tados al citado Gobierno, por el Prefecto de Misiones en el año 60, y los que presentaron doRpuos los demás Misioneros en el año 62, a fin de que hiciese cesar la persecución constante é inaudita, que los cris- tianos hacían á las Misiones 1 Cómo puede ignorar las seducciones y engaños, los hurtos y sublevación de los indios remotos del Chaco prac- ticados, procurados y causados en el año 63, por Pelipe Saravia (ahora Jefe Militar de Itivadavia) y demás Colonos con el objeto de destruir las Misiones, cuando el mismo Gobierno de Salta, tomadas las infor- maciones sobre tal atentado, ordenó su captura como puede verse en el núm. 638 de la Nación Argentina? Cómo puede ignorar el degüello de todos los indios de las Misiones, que los Colonos contra ellos medi- taron y tentaron, si para salvarlos fué preciso prontamente ocurrir y conseguir del Gobierno de la Provincia un salvoconducto para algunos, y despachar todos los demás á las haciendas de San Lorenzo y Ledes- ma l Ignorará el Decreto del Juzgado de la Capital intimando á los Colonos el desalojo de los terrenos usurpados 1 ¿Ignorará también los sucesos lamentable» del asalto, hurtos, heridos y muertos que tuvieron lugar en la Misión de las Conchas el 23 dte Setiembre próximo pasado 1 No pudiendo admitirse en el Gobierno del Sr. Aguirre la supues- ta y finjida ignorancia de hechos públicos y notorios, dá él mismo á conocer claramente la malignidad, aversión y antipatía, que por sus • «stravagjktes utopias tiene á las Misiones y Misioneros, que aunque vistan uhtosco sayal, no obstante pueden, sin vanidad, ni soberbia.— 16 — gloriarse de ser hombres de mas conciencia y honradez, que tantos otros ciudadanos que se creen honrados, mas desinteresados, mas útiles ála sociedad, amantes y deseosos del bien público, de la humani- dad, que tantos codiciosos, é injustos esplotadores, que llevan el nom- bre de cristianos y que defiende y ampara el actual Gobierno de Salta. Llamados los Misioneros por la referida Provincia y Nación, vi- nieron por solo sentimiento de humanidad y religión, abandonando su Patria, sus parientes, sus amigos, y los goces de una vida pacífica ; vinieron acá á padecer el calor, la sed y la hambre, viviendo entre los innumerables insectos y los habitantes del desierto, con el objeto do mejorar la suerte de estos infelices ; vinieron sin ningún interés, ex- poniendo su vida, trabajando con sus manos y sacrificando todo lo que han tenido y ganado por el bien del país. Pero nunca habrían pensado ser deshonrados, atropellados, heridos y perseguidos á muer- te por los mismos cristianos y por el Gobierno que los llamó, por solo el motivo de defender los derechos, como es su deber, de tantos des- graciados que gimen en la pobreza y miseria, y que los que se dicen cristianos, y él Gobierno que los ampara, quieren despojar, oprimir y matar como si fuesen esclavos, ó animales salvajes. ¿Este es el Go- bierno que prometió defender la libertad y la justicia, y juró la Cons- titución Nacional ? .... Si no se pueden negar los hechos arriba refe- ridos, porque son notorios y públicos, el Gobierno del Sr. Aguirre debe- ría mas bien decir con verdad que la Colonia Rivadavia causa un gra- vísimo mal con su cercanía á las Misiones, contra las cuales los Colo- nos cristianos han mantenido y mantienen una constante y tenaz per- secución, para usurparles con la mayor injusticia las tierras legalmen- te concedidas á unos pobres é infelices que quieren unirse á la sociedad cristiana y civil. Antes que se estableciese ese foco de revoltosos llamado Colonia, no se conocían robos en aquella parte del Chaco, y si después cometieron los indios algunos desmanes, la causa fué por que se vieron burlados por el Gobierno con sus vanas promesas, y por que fueron incitados é impulsados al robo con los malos consejos y ejemplos de los cristianos ladrones. Pero pasemos al otro pnnto de la nota del Gobierno del Sr. Aguir- re, en que dice : " Que en cuanto al objeto de su fundación, las re- " ducciones délos salvajes no han producido el resultado que ofreeió- i' ron en un principio; pues hasta hoy no se conoce ningún estado " demostrativo, ni dáto estadístico que manifieste la cantidad de indios " convertidos al Cristianismo, y por los datos que se han tomado, cons- • * ta que solo uno ó dos casos se han verificado de bautismo de infieles." — 17 — Aquí también el Gobierno del Sr. Aguirre dá á conocer que no tiene idea de Misiones, y las que tiene no son conformes á la verdad. No se entiende aquí hablar del resultado que han producido las Misiones en cuanto al adelanto material de las mismas, que arriba se ha referido ; solo se habla del estado demostrativo y estadístico de sus habitantes ; y en este caso se puede preguntar primeramente ; el referido Gobierno entiende hablar del número de los indios catecúmenos y neófitos reu- nidos en cada Reducción, ó de los que ya recibieron el bautismo 1 En el primer caso se podría contestar que ni él mismo sabe el número pre- ciso de los habitantes de su Provincia, ni de su Capital. Los curas no saben el número de almas que están á su cargo en cada curato ; ni el Gobierno el de sus subditos ; «i algo saben, es por un cálculo aproxi- mativo, las mas veces errado. Ahora si es difícil saber con certeza en una ciudad ó pueblo el número preciso de sus habitantes, mucho mas difícil as en las Misiones que recien se van formando en el Chaco, en medio de tantas oposiciones, guerras y temores, idas y vueltas de las haciendas, de la pesca, y de la caza, donde van los indios buscando su vida. Sin embargo, por las solicitudes presentadas al mismo Gobierno de Salta, é impresas en la relación histórica de las Misiones del Chaco consta que el número de los indios de la Misión de la Concepción era como de 800, y de la Reducción de las Conchas como 500 ; pero después se ha conocido que el número de estos últimos era igual ó mayor al de la primera Misión. De estos que ahora están reunidos en la Reduc- ción de la Concepción por la persecución de los cristianos Colonos, no se ha podido hasta ahora formar una estadística precisa, por causa de las referidas persecuciones, idas y vueltas. Como está notado arriba, el año de 1862, en le Misión de la Con- cepción se habían distribuido 88 solares habitados por una ó mas fami- lias, no contando otras que todavía no habían formado su casa regular con pilares y tigeras. En el año 64 el Prefecto de Misiones empadronando todas las fa- milias, encontró y anotó en el pueblo de la misma Misión, mas de 100 familias, no contando los que estaban afuera sirviendo á los cristianos vecinos, ú ocupados en otra parte", y pertenecientes á la referida Re- ducción. Pero si el Gobierno del Sr. Aguirre entiende de hablar, como pa- rece, del dato estadístico de los ya bautizados, no debería estrañar sino alcanzan á muchos, porque comunmente se crée que en esto no tenga mucho empeño ó interés, ni debe quejarse sino tiene el estado demos- trativo de los ya bautizados, porque su Gobierno no solo no coopera y 3— 18 — ayuda con un centavo á las Misiones de su país, al contrario, ha tentado y procura destruirlas ó impedir la conversión y bautismo de los infieles. Ademas de esto, manifiesta no tener conocimiento de Misiones. ¿ Cuan- tos años de trabajos y fatigas han sido necesarios para reducir á los indios salvajes del Perú, Bolivia y de otras partes de esta América 1 Lea la história de las Misiones, y conocerá su ignorancia. Acaso se puede enderezar, en poco tiempo, un árbol viejo y torcido 1 Se necesita tiempo y muchas veces el uso también de la hacha no basta. Se nece- sita tiempo a lo menos por una ó mas generaciones futuras. Por esto el Poder Legislativo provincial en la aprobación del programa presen- tado por el Prefecto de las Misiones asignó el plazo de 20 años proro- gables hasta que los indios fuesen bastantemente instruidos, bautiza- dos, y civilizados, para poder pasar bajo la jurisdicción civil y eclesiás- tica de la Provincia ó Nación. A escepcion del caso de muerte no pueden los Misioneros, particularmente en las circunstancias de insta- bilidad, en que se han hallado hasta ahora, ni deben bautizar á los in- fieles sino cuando sean ellos suficientemente instruidos, bien arraiga- dos, constantemente probados, y haya fundamento para creer que continuarán en la religión abrazada ; procediendo como quiere el Sr. Aguirre, se aumentaría mas el número de los apóstatas, y. de los bár- baros bautizados, perdiendo todo el respeto á ese Sacramento. La esperiencia nos enseña que para reducir á los salvajes, es necesario : Primero, reunirlos en un pueblo, hacerlos hombres, acostumbrarlos á la agricultura, y al trabajo, para que tengan como vivir decentemente, y adelantando asi la parte material, cultivar después su espíritu y su corazón, y volverlos verdaderos cristianos. Así estaban practicando los misioneros del Chaco sobre el Bermejo para salir con acierto, no obstante las contradicciones é impedimentos que han encontrado. Sin embargo, para que se conozcan cuán falsas y erradas son las noticias que nos dá el Gobierno del Sr. Aguirre, aqui se pone el estado demos- trativo de los Sacramentos administrados en las dos Misiones. Bautismo de infieles infantes y adultos, privados y solemnes hasta el mes de Diciembre del año 1863...................... 25 En el año 1864 hasta el 16 de Agosto del mismo año, según la relación recibida del Vice-Prefecto, los bautismos de infieles chicos y grandes han sido 50___....................... 50 Total de los bautismos de infieles...... 75 Bautismos de los hijos de los cristianos, privados y solemnes.... 55 Total de los Bautismos.. 130 II — 19 — Matrimonios hasta el año de 1864......................... 22 Aquí no se refiere la asistencia y los Sacramentos de la Peni- tencia y Extremaunción, administrados en larga distancia (aun con peligro de la vida de los religiosos que cruzaban en ambas ri- beras del Bermejo) á muchos cristianos de diversos lugares del Chaco, y á los mismos enemigos y perseguidores de los Mi- sioneros y Misiones. Pero es conveniente poner en conocimiento del E xmo. Gobierno de la República, las sumas empleadas para la fundación, conservación y progreso de las Misiones, conducción de Misioneros desde Europa y demás gastos á favor de las mismas, y de sus habitantes, reservándose el Prefecto presentar después el pros- pecto de cargo y data de las sumas por él mismo recibidas y emplea- das, con el objeto de hacer el debido cargo á quien corresponda. No contando los gastos del Gobierno Nacional para la conducción de los Misioneros en el año de 1857, ni las oblaciones gratuitas de los fieles, en géneros, ni las sumas que de sus peculiares limosnas han emplea- do los respectivos Misioneros, para el adelanto de sus Misiones, ni los gastos hechos por el Prefecto, sin auxilio alguno del Gobierno, en tan largos y repetidos viajes para el mismo objeto, se han gasta- do diez y nueve mil trescientos veinte y cinco pesos plata, sesenta y uno centesimos ($ 19325, 61). De esta suma, 8720 pesos del Go- bierno Nacional para la conducción de los Misioneros en el año 1862 y por la mensualidad de tres Capellanes de frontera desde el 1? de de Junio de 1859 hasta el 1? de Abril de 1861; 7491 pesos, 35¿ cen- tesimos de las oblaciones gratuitas de los fieles; y 3114 pesos, 25S centavos gastados por el Prefecto, que ha invertido por el bien del pais y de las Misiones, no solo las sumas recibidas, pero también cuanto ha tenido y ganado, no quedándole ahora tampoco lo necesario para volver, si es preciso, á su patria. Pero adviértase ademas, que aqui no están comprendidas las samas recibidas é invertidas por los respec- tivos Misioneros,en ausencia del Prefecto, desde el mes deOctubre de 1863 hasta el presente. Sin embargo, el Gobierno actual de Salta, que no ha cooperado ni con un centavo, quiere destruir las Misiones, dislocar á los Misioneros, hacer vanos sus esfuerzos y sacrificios, impedir la conversión de los infieles, apropiarse el fruto de sus sudores, las sumas empleadas del Gobierno Nacional, de los particulares bienhechores y de los Misioneros mismos, con la mayor injusticia y despotismo, con mengua de la Provincia y de la República. ¿ No será esto un acto el mas ingrato é injusto, y un atropellamiente á la ley de propiedad y á la Constitución del pais?— 20 — En 3" lugar, el referido Gobierno, dice en su nota: " Como uno " de los estatutos de la Misión, es prohibir la salida de los Indios á " trabajar en otros establecimientos, resulta un notable mal á la in- " dustria, que entre nosotros es fomentada con esa cíase de brazos, y " que acabaría por matarla, sino hubiera mas indios que los que han " conseguido tener bajo su dominación los Padres Misioneros. " Para conocer la falsedad de lo que ahí se refiere, basta leer el Programa presentado por el Prefecto de Misiones, y aprobado por la Representación General de la Provincia de Salta, en el mes de Enero de 1860. En el Artículo 6o se decreta lo siguiente: " Ningún indio " podrá salir fuera del territorio de su misión sin licencia del Padre " Misionero. Eos que necesiten Indios para sus haciendas y labran- " zas, ocurrirán á los respectivos Misioneros, que, sin violentar á na- ™ die, les enviarán con licencia escrita á todos aquellos que no se ha- «* lien ocupados en los trabajos y oficios de la misma Misión, pre- " vio aviso de la merced, que en plata ó en genero correspondien- " te se comprometan pagar á cada uno, por el trabajo de cada mes. " Y en efecto, no ha pasado año, en que los indios de las Misiones en mayor ó menor número, no hayan salido á trabajar en los referidos es- tablecimientos, aunque con grave daño y atraso de las Misiones mis- mas. Solo en el año anterior, los Indios de las Conchas, no quisieron salir, porque habiendo salido todos el año 63, los cristianos Colonas aprovechando esta, ocasión, mensuraron y se hicieron dueños de las tierras de su Misión. Luego es falso lo que afirma el actnal Go- bierno de Salta, en cuanto á la prohibición de la salida de los Indios de las Misiones, á trabajar en otros establecimientos. Pero si hay otros brazos é Indios, como los hay en todo el Chaco, porque los que quieren trabajar no se aprovechan de ellos sin molestar las Misiones? Porque no se sirven de los Indios, que están en la Colo- nia Itivadavia, y su jefe político no les permite salir? Porque los dueños de las haciendas y labranzas ocurren á los Misioneros, como si todos los indios del Chaco estubiesen bajo su dominación? Ade- mas, si por la prohibición de la salida de los indios á los estableci- mientos referidos, resulta un notable mal á la industria de algu- nos, resulta también un gran mal á la industria de otros, que trabajan en el Chaco mismo, y un gravísimo daño á las Misiones, y á la re- ducción de los indios salvajes á la vida cristiana y civil. Sin embar- go, podría evitarse cualquier daño á la industria y á las Misiones, repartiendo todos los indios; parte de ellos se establezcan en los vas- tos terrenos de las haciendas referidas, bajo la dirección de un Pa- — 21 — dre Misionero que los catequize, y los demás en la Misiones, don- de constantemente permanezcan. Diversamente, jamas podrá espe- rarse adelanto y progreso material y moral. Este es el único remedio, pero para que tenga su efecto, se necesita la cooperación de los ha- cendados y del .Gobierno mismo. Pero prosigamos el examen de la nota del Gobierno del Sr. Aguirre. En 4? lugar él dice: *' Respecto á la conveniencia en " fomentar las Misiones, el Gobierno cree, que solo podría convenir " esto, retirándolas mas al interior del Chaco, en los puntos limítro- " fes con Bolivia, donde produciría la ventaja do amparar, ó poseer á " nombre de la Nación esos terrenos, que amenazan ser invadidos " por poblaciones bolivianas." A primera vista aquí se conoce claramente que á título de con- veniencia, el actual Gobierno de Salta, aconseja la mayor injusticia con violación del derecho de propiedad, sancionado con fuerza de ley en 3 de Enero de 1859, por el Poder lejislativo de su Provincia, en fa- vor de los indios, y confirmado en 12 de Enero de 1860, contra la ley positiva de concesión en 17 de Diciembre de 1858, y contra el mismo derecho natural, considerando los indios, que quieren reducirse á la vida cristiana y civil, peores que los esclavos, ó como animales sal- vajes; iy esto sucede en una República, donde se predica la libertad y la abolición de la esclavitud ? Por la ley de 1859, se reconoció el derecho de poseer en propie- dad á los indios, que quieran reducirse á la sociedad civil, y la prefe- rencia sobre cualquiera otro, en caso de merced. Asi en el artículo Io "En las tierras de propiedad pública habitualmente ocupadas " por tribus de indios nómades, tendrán estos la preferencia en caso " de merced si la solicitaren en favor de la Comunidad, para estable- M cerse en ellas, en la condición de colonos etc. " En el Artículo 7? de la ley de 1860, se confirmó la referida concesión de ocho leguas, en favor de dos pueblos de indios, y se otorgaron otras leguas mas para otros pueblos, como consta por el articulo 8o. Sobre esto véase la solicitud presentada por el Prefecto de Misiones al Gobierno de Salta, en defensa de los derechos de los indios, que se halla impresa en la relación histórica de las Misiones del Chaco. Sin embar. go, el actual Gobierno de Salta, en oposición á las leyes de su Pro- vincia, y á los compromisos contraídos por sus antecesores, quiere despojar á los indios do las Misiones y de los terrenos ya concedidos, desalojar á los Misioneros, esterilizar todos los gastos hechos, volver los indios mas hostiles á los cristianos, aumentar asi Igs gastos á la— 22 — Nación, hacer pasar á los Misioneros como impostores y engañadores de los indios, en una palabra, quiere perderlo todo, honor, trabajos, sacrificios y gastos rendidos, por los referidos Padres, con daño de tercero, para apropiarse las ventajas de las Misiones para sí ó para dar en recompensa á los usurpadores, y después de todo esto quiere que los Misioneros se retiren mas al interior del Chaco en los puntos limí- trofes con Bolivia, para engañar (í otros indios, que trabajen, suden, fatiguen, padezcan y gasten cuanto puedan tener, también las obla- ciones de los fieles, y del mismo Gobierno Nacional, para que otros esplotadores entren en posesión del fruto de sus trabajos y sudo- res. Que estravagancia! Que injusticia! Que despotismo y bar- barie ! Sepa pues el Gobierno de Salta, que los Misioneros que han venido á esta tierra por sentimiento de humanidad y de religión, no van á engañar á los indios, ni despojarlos de sus derechos, ni quieren trabajar, ni padecer para los usurpadores que protege el Gobierno estravagante, injusto y pueril del Sr. D. Cleto Aguirre. En 5? lugar, él mismo dice: "Por el conocimiento que el " Gobierno tiene del carácter distintivo de estos salvajes, cree " que el medio mas á propósito para traerlos á la vida civil, es " la colonización ó la inmigración estrangera, y el establecimien- *! to de algunos fuertes, que con dotación de poco número de hom- " bres, podrá mantener á raya á estos salvajes indios, que por natu- " ral son dóciles y cobardes, aunque traidores y muy ladrones. " A todo esto se responde, que no es muy claro y verdadero el co- nocimiento que tiene el referido Gobierno del carácter distintivo do estos salvajes, porque si conociese bien su natural carácter, no acon- sejaría despojarlos de todo derecho. Todos los indios, aun los mas salvajes, conocen lo justo, y por instinto natural, no quieren ser des- pojados de las tierras que siempre han ocupado, y despojándolos con injusticia para darlas á otros, serán siempre hostiles á los cristianos, y sacarán furtivamente ó á mano armada, conforme ellos dicen, los fru- tos de sus tierras que otros van á ocupar. Asi lo enseña la esperencia continua desde el descubrimiento de este continente, hasta el-presente. Y en efecto ¿porque tantos robos, estragos y muertes han. sucedido y suceden en todas partes de las fronteras de esta América, con daño de los particulares, y con gastos enormes de las Repúblicas? Porque se ven los indios despojados por los cristianos de todo derecho aun natural, y tratados por ellos como esclavos, ó animales salvajes; lo que no sucede en las Misiones, porque los indios estiman á los Padres Misioneros como sus defensores y tutores; y si en las colonias de — 23 — cristianos, aunque numerosas, se necesitan fuertes y soldados para defenderse, tal necesidad no hay en las Misiones. Luego el medio mas á proposito para atraer á los Indios á la vida civil, no es la sola colonización de inmigrantes, ni el establecimiento de fuertes, dando á estranjeros lo que á los mismos indígenas por derecho pertenece, y queriendo sujetarlos con la sola fuerza, según pretende el Gobierno del Sr. Aguirre con sus utopías utilitarias, poro injustas y dañosas. El medio mas oportuno para aumentar siempre los robos é invasio- nes de los indios, y los gastos á la Nación es el empleo de soldados, que propone el Gobernador de Salta, y esto solo serviría, precisa- mente, para enriquecer algunos esplotadores y perjudicar completa- mente los intereses de la República. El verdadero y acertado modo de traer á los indios á la vida civil, es concederles lo que por derecho Ies pertenece, darles hombres que los traten con justicia y amor, y sean sus defensores y tutores, que suavizen sus costumbres, los instruyan en la moral, en la agri- cultura y demás artes. Esto se ha conseguido hasta ahora, y se con- sigue por medio de las Misiones, y con mas facilidad y prontitud po- dría alcanzarse, con hospicios de educación para los chicos de ambos sexos, y con algunas familias de inmigrantes morales, trabajadores é industriosos, como tiene pedido el Prefecto de Misiones, que partici- pando del derecho de propiedad en una parte de los terrenos, sirvan al mismo tiempo para defender la Misión de invasiones enemigas, ayuden á los Misioneros á promover la agricultura y las artes necesa- rias, á evitar los desordenes, y tener en freno á los indios. Asi se conseguiría reducir á los indios salvajes á la vida civil y cristiana, sin causar gastos enormes á la Nación, con el establecimiento de fuertes que la experiencia ha hecho conocer inútiles y dañosos. En los años pasados había en la banda oriental del Bermejo, desde Oran hasta la aproximación de la Misión de la Concepción, tres fuertes con pi- quetes militares; el Gobierno Nacional gastaba millares de pesos para mantenerlos; sin embargo, según la relación y lamentos de los mora- dores cristianos del Chaco, eran entonces mas frecuentes los robos que cometían los indios, hasta quedarse los soldados mismos sin caba- llos. Por este motivo fué obligado el Gobierno á quitarlos, para ahor- rar gastos vanos é inútiles. La inmigración extrangera puede ser útil si ella se compone de hombres morales, atítivos y trabajadores que respeten á las autorida- des, los derechos y bienes ajenos, y no sean semejantes á los asociados y desmoralizados Colonos de la celebre Rivadavia.— 24 — En cuanto al 6? punto de la referida nota dul actual Gobierno de Salta, en que habla de la apertura de un camino carril desde aquella Capital hasta Corrientes, por el corazón del Chaco, no estando en las atribuciones del que suscribe, dar sobre este asunto informaciones, pa- sa á examinar y responder á lo que el mismo dice en 7? y último lugar que es lo siguiente: " en cuanto á la participación que se atribuye á " los Padres Misioneros en la sublevación de los indios, se han tomado " todos los datos necesarios sobre ese punto y de ellos se impondrá " V. E. por la sumaria información que en copia legalizada acompa- " ño. Por ella se vé, que partiendo la cuestión presente de cuestiones " anteriores sobre límites entre la Colonia y la Misión, que han agria- " do los ánimos, han venido á producir este resultado, cuya responsa- ■" bilidad no se puede, sin injusticia, hacer recaer exclusivamente sobre " los Colonos. Es de creer que el único medio de evitar iguales ma- " les para en adelante, y restablecer la tranquilidad en estos lugares, " sería el que se ha indicado antes ; retirar las Misiones al interior " del Chaco, á este lado del Pilcomayo." Aquí es, dónde el Gobierpo del Sr. Aguirro manifiesta mas clara- mente su mala fé, disfrazando con astucia y engaño los hechos notorios, deteniendo las informaciones y declaraciones legales en favor de las Mi- siones y Misioneros, que él mismo ha recibido, y remitiendo á esto mi- nisterio la sumaria información, hecha por los mismos reos y crimina- les que se constituyeron en acusadores y procesantes, en jueces que re- ciben las declaraciones, y en testigos que deponen, con el objeto de ha- cer creer al Gobierno de la Nación que en verdad, no son reos los Colo- nos, mas bien los Misioneros, y de este modo perder las Misiones. Pe- ro la veracidad do los hechos siempre se ha de manifestar, y la luz de la verdad ha de aclarar el camino á oscuras á que quiero conducirla la fal- sa y tenebrosa política del Sr. Aguirre. Consta por personas fidedignas, que el referido Sr. Gobernador, al oir el bárbaro atentado cometido por los Colonos de Rivadavia, como de hecho propio no solo se alegró é hizo publicar el parto, lleno de fal- sedades, de Melecio Erias en todos los lugares para deshonrar é infa- mar á los Padres Misioneros de Propaganda /¿de, mas aun, á expensas del Gobierno Nacional, auxilió á los referidos Colonos con 100 pesos plata, con armas y municiones para acabar con las Misionen y Misio- neros, como los mismos Colonos gloriábanse después. Por las leyes sancionadas y publicadas en la Provincia de Salta, fueron concedidas ocho leguas de terreno, para dos pueblos de indios, y otras mas para otras reducciones, que según la ley de 11 de Diciembre — 2 o — ■de 1SG2, eran por la parte del Norte los límites de la Colonia Rivada- via, como puedo verse en la Relación histórica de las Misiones, en el periódico do Salta, la Actualidad núm. 49, y en la Prema de la mis- ma Provincia, núm. 132 que so adjuntan. . Es notorio y consta por el citado número de Xa. Actualidad, que los Colonos, con violación de las leyes y del convenio establecido en- tre los Padres Misioneros y ellos, el año 1863, mensuraron y tomaron posesión de cuatro ó mas leguas de terreno, pertenecientes á la Xision de las Conchas, y ocupado antes del establecimiento de la Colonia Rivadavia. i Consta por el referido periódico y número, que en el mes de Agosto de 1864, por el Capitán y Juez del 3? distrito do la banda oriental del Bermejo, fué intimado á los Colonos el decreto del Juz- gado de Letras de la Capital, de retirarse de los terrenos injusta- mente, usurpados á la Misión, al cual no solo ellos se resistieron, é intimaron á los Misioneros de abandonarla Misión en el término de un mes, sino que invadieron aun la casa de la Jff ision con gente armada para tomar presos á los Padres, cometiendo el sacrilego atentado del modo mas violento y mas bárbaro. Consta que en aquel tiempo no había sublevación de indios, y que el jefe político y militar Melecio Frias, se sirvió de ese pretesto para sublevar á los indios, y de este modo acabar con las Misiones y Mi- sioneros. , Asi lo testifican un Amigo de la verdad, y 1"S vecinos de Oran, en los números 44 y 47 del qitado periódico oficial La Actua- l'ulad. • _ • . , Por las declaraciones legales, recibidas por el Juez del 3? dis- trito de Oran D. Venancio Sánchez, y por el Juez de Policía de la referida ciudad D. Ladislao Ortega, que se adjuntan, consta que los Colonos de Rivadavia habrían resistido aun con la fuerza á cualquiera órden del Gobierno que les mandase desocuparlos terre- nos de la Misión, como en efecto lo hicieron, asaltando y atrepellando ú los Padres Misioneros el 23 de Setiembre, hiriendo, matando y ro- bando, por el solo motivo de la órden recibida del Poder jud¡cial\y que los mismos Padres nunca habian dado otro motivo de descontento á los Colonos, y que con ruegos y también con regalos procuraban con- tener ú los indios resentidos para que no fuesen ú pelear. En vista y ponsidoracion do la veracidad de los hechos refe-¡ ridos y comprobados, los Padres Misioneros quedaron plenamente justificados de la inferida calumnia, y declarados inocentes por la pi tusa, por la común opinión y fallo del pueblo de Salta y deOran, condenando el bárbaro y sacrilego atentado cometido por los Colonos, y pidiendo contra el invasor Melecio Frías y demás cri- minales, justicia al Gobierno del Sr. Aguirre, por el inmenso agra- vio hecho á la honra de los Padres Misioneros de propaganda Jidc, é indemnización por los daños inferidos a sus personas é intereses, como puede verse en uno de los periódicos de Salta, Artículo—MI Gobier- no y D. Melecio Frias—reproducido en el periódico de esta Capital El Pueblo núm. 277 que también exhibo. Sin embargo, el Go- bierno del S r. D. Cleto Aguirre, no haciendo caso ni de las declara- ciones imparciales y legales, ni de la pública opinión y fallo del pue- blo, ni de las determinaciones del Poder judicial de su misma Capital, que llamaba á Salta á los criminales Colonos, atrepellándolo todo, lo vemos proceder con la mas patente falsedad é impudencia, atre- viéndose & decir: 1? que en cuanto á la participación que ge atribuye á los Padre» Misioneros en la sublevación de los indios, se han tomado todos los datas necesarios sobre este punto, y de ellos se impondrá V. E. por la sumaria información, que en copia legalizada acompaño, cuando no había sublevación de indios, como arriba se ha probado; y la información sumaria, que envía al G-obierno Nacional, no esté for- mada sino por los mismos reos y criminales, que son los jueces y tes- tigos: 2o que la cuestión presente parte de cuestiones anteriores sobre límites entre la Colonia y la Misión, tratándose nada menos que des- pojar de sus tierras á una entera población, y apropiarse también, después, los terrenos de la otra Misión, contra la ley de propiedad y contra el decreto del Poder judicial: 3o Que en cuanto al resultado de los crímenes cometidos y su responsabilidad no se puede sin injusti- cia hacer recaer esclnsivamente sobre los Colonos, cuando ellos han sido los injustos invasores y causa de los crímenes cometidos, y contra ellos, y el Gobierno que los defiende, claman los hechos que son no- torios y públicos, y la común general opinión y fallo del pueblo que pide justicia: 4? Que el único medio de evitar iguales males para en adelante, y restablecer la tranquilidad en estos lugares, seria retirar las Misiones al interior del Chaco; lo que equivale á esta proposición, que el único medio de evitar los robos y acometimientos de injus- tos agresores y ladrones para en adelante, es botar á los dueños de su casa, despojarlos de sus bienes, y darlos por recompensa á los ladrones mismos, y asi habrá paz y tranquilidad. Asi lo piensan los hombres juiciosos, honestos, justos y honrados, destinados á regir y gobernar una de las Provincias de la República, donde dicese profe- sarse la libertad, la justicia, la religión, y el progreso material y — 27 — moral I * En verdad se encuentra mas honestidad, justicia, rectitud y honradez entre los hereges, turcos y demás infieles, que entro esta clase de gobernantes que se dicen cristianos! Eetírense los Misione- ros de los lugares referidos, despójense los Indios de sus tierras, y no habiendo mas Misiones, ni Misioneros, la experiencia entonces hará conocer la tranquilidad, que promete el Sr. D. Cleto Aguirre de una multitud de indios desde mucho tiempo engañados, resentidos é irri- tados. Contestada la nota del actual Gobierno de Salta, en confirmación de lo arriba referido, se presentan las declaraciones recibidas por la Autoridad competente é imparcial en favor de las Misiones y Mi- sioneros que aqui se transcriben en compendio. DECLARACIONES LEGALES Délos testigos tomados por el Capitán y Juez ¿leí 3? distrito de Oran JD. Venancio Sánchez el dia 12, 13 y 14 de Octubre de 1864, cuyo original se halla en poder del Juez de Letras de la ciudad de Salta. Por las referidas declaraciones consta 1? que aunque hubiese or- den del Gobierno de Salta para que los Colonos de Bivadavia desocupa- sen los terrenos de la Misión de las Conchas, ellos no la obedecerían, y estarían mas bien dispuestos á resistir y pelear contra el mismo Go- bierno. Asi consta por la declaración de Casiano Panqueti, Mariano Landucci, Benito Chicarelli, Salvador Aviles y Antonino López; y asi •lo puede también testificar el Prefecto de Misiones, que antes de salu- de aquel lugar, en el mes de Marzo del año anterior, en viaje para esta Capital oyó correr esta voz en el Chaco, como en efecto ha sucedido. 2? Que D. Melecio Frías, fué á la misma Misión de las Conchas con gente armada repitidas veces. Asi lo testifican Pascual Bosfrf y los otros cinco arriba referidos; y lo puede certificar también el Pre- feoto de Misiones, que desde el mes de Enero del año próximo pasado, recibió cartas del Padre Misionero Fr. Andrés Orlandi, en que le avisaba que diez soldados armados habian ido á la referida Misión, y corrió la voz entre los indios qne querrían tomar preso al mismo Padre. 3? Que los Colonos fueron á las Conchas, para tomar preso al Padre Andrés Orlandi, y arrojar á los Padres, aunque fuese á viva fuerza peleando y matando. Asi lo declararon los testigos enuncia- dos, á excepción de Benito Chicarelli. 4? Que el Padre Andrés recibió á los Colonos, con cariño, invi- tando á los Jefes á desmontarse y entrar á su casa; pero que los sol- dados hiciesen alto, y manifestando estar dispuesto á retirarse de la— 28 — Misión si hubiese una orden superior. Consta pov la declaración de los seis testigos antes nombrados. 5? Que IX Melecio 1*1 toa viendo que el Padre Andrés no quería desamparar la Misión sin una órden superior, aquel dio la órden de tomar preso á este, y entonces el Oficial haciendo uso de la espada la puso sobre sus espaldas, y los soldados asestaron la boca de sus fusiles al pecho y ft las espaldas del mismo Padre y de Mariano Landucci, y le sacaron fuera de la casa á empellones, y que solo por las amenazas del cristiano Mariano Gallardo pudieron escaparse do sus manos. Asi lo declararon los seis testigos arriba mencionados. 6o Que los Colono» fueron los primeros que hicieron fnego y quedó herido gravemente Casiano Panqueti, lo declararon el mismo Casiano, Mariano Landucci. y Salvador Aviles; los demás no vieron; pero Antonino López afirma que á un mismo tiempo hicieron fuego las dos partes, y que el Padro Andrés dió órden a los indios, cuando llegaron los Colonos ft la casa, 6 que no so movieran, ni hicieran ac- ción alguna contra los colonos cristianos. 7o. Que D. Francisco Quintana, dió órden que pegasen fuego, & la casa- Asi lo aseguran. Casiano Panqueti, Antonino López y Sal- vador Aviles, el cual afirma que el que la prendió, fuego fué un peón áfel mismo Quiutana. 8? Que al tiempo de hacer fuego, gritaban, y repetían los Colo- nos, -maten d los Padrea; lo mismo gritaba D. Meleoio;F«as á los solr dados, diciendo! no tiren ú los indios, sino d los Podren.. Asi lo afir- ma Casiano Panquetí, Salvador Aviles y Antonino López, 9? También consta en las referidas déolaraoUmes;de los seis tes- tigos, que los Colonos se llevaron algunos animales caballares, ensillados, y carnearon varios animales vacunos de la Misión. 10? Que poco era lo que se quemó de lo que habia en la oasa, y lo demás se lo llevaron los Colonos.. Esto declaran Casiano Pan- queti, Mariano Landucci, Salvador Aviles y A«*oninb López, agre- gando qtie D: Melecio Frías, Solo entregó a Sálvador Aviléis un cáliz sin patena, un Misal, una casulla, un manipulo, un manteo, un poco de masa; y que lo demás se lo llevaron. Que estando Casiano Panqueti herido y tendido én el sue- lo con una pierna rota, se hallaba ft su lado un indio peón de los Padres y otro cristiano mas, quienes rendidos pedían los tres á una voz fi los Colonos que no los mátasen; sito embargó Pedro M^leo; Juan Lagunas, con algunos soldados se aproximaron a los rendidos,- y Juan Lagunas dió un balazo al cristiano Mariano Gallardo y lo mató, otro — 20 — dió un mortal sablazo al indio, y Pedro Milco quiso matar ft Casia- no Panqueti, pero otros soldados no lo permitieron, y solo dió al re- ferido Casiano, dos golpes con la oulata del fusil, uno en el pecho y otro en la espalda. Asi lo afirman el mismo Panqueti, Salvador Avi- les y Antonino López, asegurando este, que fué también Melecio Frías con la espada desenvainada para traspasar al mismo herido Casiano, pero su hermano lo detuvo. El mismo Antonino López declara también, que el Padre Andrés viendo quemarse la casa, salió disparando, y al salir los Colonos le hi- cieron una descarga y no le acertaron; dicho Padre se fué con los in- dios y los hizo retirar. Salió también Mariano Landucci y ir,-y que to- dos los días los reunía el Padre para decirles que no fuesen a pelear. 2" Que no saben que los Padres Misioneros hayan dado motivo alguno de descontento á los Colonos, y qué lejos de eso, han aconsejado ft los indios para que no fuesen á pelear, al ocntrario, á fuerza de ruegos y con regalos evitaban de que lo hicieran. Asi lo aseguran los dos mencionados testigos. Ademas, el referido Presbítero D- Ensebio Frisoni, declara, que estando el mismo presente, oyó que el indio y Ca- cique Patio decía al Padre Misionero que lo engañaba y que osl aba ha- ciendo matar ft los indios ;. fi lo que el Psdre le contestó que esperaba órdenes del Gobierno, y que pomada no se moviera de la Misión.— 30 — 3? Que han oído que un hermano de Marcos Aparicio quiere poner y está poniendo un puesto contra la voluntad de los Padres en las tier- ras de la Misión do la Purísima. Así lo declararon el Presbítero Fri- soni y L>. Benito Chicare! 1 i. 4? £1 referido presbítero declara: que los indios misioneros no se han movido de las Misiones ; pero dice que ha oido á los mismos indios que estando pescando algunos que son de afuera, hablan venido ;í ofre- cerse para avanzar la Colonia, el Padre los contuvo y les hizo varios regalos para que se retirasen sin pelear, y que estos indios al tiempo de regresarse entraron al rio á pescar, y fueron atacados y tomados co- mo cincuenta indios, que los Colonos degollaron. Benito Chicarelli dice que ba oido que los Colonos han avanzado á los indios. 5? Qué & mérito do la degollación, de que se habla anteriormente, los indios que vinieron de afuera, se levantaron y tuvieron una pelea con los cristianos, donde dícese que habian muerto ocho cristianos y mas de cien indios ; pero no sabe el lugar donde fué el combate, y que todo esto ba oido contar á los indios misioneros, quienes no se movie- ron de su Misión para nada. Así declara el referido Presbítero D. En- sebio Frisoni, y D. Benito Chicarelli, con la sola diferencia de que este último en lugar de mas do cien indios muertos en el combate, pone solo mas de cincuenta. Estas son las declaraciones legales tomadas por las debidas auto- ridades imparciales, bajo cuyas bases se redacté una relación exacta de los hechos del Chaco, desde el dia 21 de Agosto del año 1864, hasta fines de Octubre del mismo año, que aquí con los demás documentos se acom- paña. Pasemos ahora & examinar y responder á la sumaria información <• de los Colonos de Rivadavia, contra los PP. Misioneros, que el actual Gobierno de Salta remite al Gobierno de esta República para que de- cida sobre quien debe recaerla culpa y la responsabilidad de los sucesos lamentables que tuvieron lugar en la Misión de las Conchas, el 23 de Setiembre próximo pasado, y que V. E. se ha servido dar vista al Pre- fecto de Misiones para que haga su defensa. SUMARIA INFORMACION De los Colonos de Rivadavia contra los PP. Misioneros. Antes de examinar y responder á la misma, debe notarse la im- parcialidad y justicia del Sr. Aguirre en este asunto, que en lugar de enviar, como era debido, al Chaco una comisión de personas honestas, justas é imparciales, que sin aceptación de personas, averiguasen las causas, circunstancias y efectos de ios sucesos, se remite mas bien á la — 31 — sumaria información de los mismos reos y criminales, que como tales deberían ser procesados, y qne so han constituido, no se sabe cómo, en jueces y procesantes, en testigos y declarantes ; y por este solo moti- vo debería rechazarse la referida sumaria como ilegal y de ninguna fé. Y en efecto; cuáles son los jueces y procesantes? Son 1? Pedro Salva- tierra de Sta. Cruz qne sin autoridad alguna tuvo el atrevimiento de intimar & los PP. Misioneros retirarse de la Misión en término de un mes, contra la orden expresa del Juzgado de la Capital que mandaba á los Colonos desamparar los terrenos injustamente usurpados: 2? Francisco Quintana, uno de los usurpadores é invasores que hizo que- mar la casa de la Misión, como está arriba declarado, que en los años anteriores cooperó con los demás al levantamiento de los Indios salva- jes, y que después de ser Juez y procesante, se presenta como testigo y declarante contra los Misioneros : 3? Felipe Saravia que en el año 1862 y 63, reunió por medio del Cacique Ignacio Campos, á todos los indios del Chaco, los mantenía con animales ajenos, y dándolos lanías y armas los hizo sublevar y causó estragos, desolación y muertes entre los cristianos del Chaco, como está notado en el mencionado número 638 de la Nación Argentina, y que al presente es el Gefe Militar de la Colonia Rivadavia. Estos fueron los Jueces y procesantes que, con- forme lo afirmó D. Trístan Castellanos, uno de los actuarios, anadian y quitaban lo que querían. Pero veamos cuantos y cuales fueron los testigos declarantes. Por la misma sumaria información, consta, que fueron 17, de los pri- meros cinco, tomó las declaraciones Pedro Salvatierra, de tres Fran- cisco Quintana, y de los otros nueve Felipe Saravia. Entre ellos fi- guran particularmente Marcos Aparicio, Gregorio y Secundino Paz, Ceferino Eguía, Pedro Mileo y Mariano Gonzalos. El primero ha tentado y tenta ocupar, contra la voluntad de los Padres de la Misión, nna parte de los terrenos de la Concepción para su hermano, como consta por las declaraciones de los testigos arriba mencionados, D. Eu- sebio Frisoni y D. Benito Chicarelli: los segundos por condescenden- cia de los Padres, admitidos antes por poco tiempo en los terrenos de la primera Misión, pretendían después quedarse dueños de ellos, y para conseguir su intento, citaron al Prefecto de Misiones ante el Te- niente Gobernador, y el Juez do Letras de Oran, pero no teniendo co- mo probar sus injustas pretensiones, fueron rechazados: el tercero, Ceferi no Eguía, es un testigo que no refiere sino lo que ha oido de los demás enemigos de las Misiones, y dice lo que no sabe en odio á los Misioneros: el cuarto, Pedro Mileo, antes peón del ganado déla— 32 — Misión, pagándolo 300 posos plata anuales, que los PP. Misioneros echaron como ladrón ; fué el que quiso acabar do matar á Casiano Pan- quoti, como consta por los testigos, y que ha robado una parto del ga- nado vaouno, y lanar de la Misión, conformo la relación de los Padres citados: el quinto es Mariano González quien tuvb una cuestión con el Padre Melquíades N. que le exigía le pagase el arriendo á que se había obligado D. Severo Centeno, antes que sacase el ganado; y por este motivo, presentó sus quejas al Comandante Frías y á Pedro Salvatierra, diciendo, quo había sido atropellado toscamente por el mismo Padre con arma de fuego, y amenazas de hacerle matar por los indios de la Misión; que los Padres estaban atrayendo indios malos de afuera incitándolos á matar a los cristianos de la.Colonia y que «estando «u vida en peligro, pide se sirva tomar las declaracio- nes á los testigos que "presenciaron el heohb £ que se refiere, para que soan juzgados los agresores como criminales por'el atentado que han cometido. L* ¡acusación es criminal; pero> no hecha á la autoridad competente, porque niel Comandante Frías, ni Pedro Salvatierra te- nían jaris&tefon alguna sobre los Padres y Misiones, ni sobre los testigos arriba mencionados, á excepción del acusante González. Sin embargo, examinemos las deolaraoiones de todos y veremos no ser en todo conformes asi en los referidos, como en los domas testi- gos, que varias veces se hallan en contradicción consigo mismo. Mas para mayor inteligencia, es preciso aqui distinguir dos hechos, uno q»e sucedió el 13 Setiembre próximo pasado, en la primera Mi- sión de la Concepción, distante como diez y seis ó mas leguas de la Colonia; y el otro en las Conchas el 23 del mismo mes. Primeramente, examinemos con'escrupulosidad el sucoso ante- rior. Los testigos que lo presenciaron el dia 13 do Setiembre, fue- ron el mismo González, Seoundino y Gregorio Paz; y en el dia si- guiente Maroos Aparioio y Candelario. Castellanos; los demás dijeron lo que hablan oído, añadiendo también falsedades y calumnias. Las declaraciones de los mismos se resumen en los puntos siguientes: 1? Que el Padre Melquíades cobraba el arriendo A Mariano Gonzá- lez quo había ido a sacar el ganado He Ui. Severo Centeno, como en- cargado de élt 2? Que el mismo Padre estaba con un revolver al cinto: i 3? Que rehusándose González á.pagar, el Padre le dijo que si no le pagaba á buenas, se haría pagar & malas y con la fuerza, y que tenía indios listos para hacerse pagar: 4? Que entablaron de- manda d Marcos Aparicio, como juez auxiliar mas próximo, para que fuesen inmediamente pagados, y si no lo hacía pagar por justicia, lo — 33 — harían ellos con la fuerza de los indios de Su Misión: 99 Que los in- dios estaban dispuestos á pelear, y exijían al Padre que se marchase con ellos á concluir con todos, y el mismo Aparacio los contuvo: 6? Quo al mismo tiempo hubo entre ellos una cuestión sobre los terre- nos de las Conchas, si pertenecían á la Misión, ó á la Colonia; enton- ces el Padre dijo á González que entre do 4 ó 5 dias verían si pertene- cían ó no. ■'• 'iv ■ "■'■ ■*<"■ A todo lo referido se respondo: Io SI el Padre Melquíades exi- jia á Mariano González que le pagase el arriendo de dos años, antes que se llevase el ganado do D. Severo Centeno, !o exigía con justi- cia, porque el mismo Centeno se había comprometido pagar. 2" Si ei Padre llevaba un revolver « im arma de fuego al cinto bajo el poncho, no so puede atribuir á delita, diversamente serían cri- minales todos aquellos que llevan pistolas y otras armas por pre- caución y sin ofender injustamente & sus semejantes. Loa Pa- dres Misioneros llevan, muchas veces, armas para cazar, y es necesa- rio llevar, cuando van a alguna distancia, para defenderse en el de- sierto del Chaco de los tigres, c»n los cuales otras veces se han en-, contrado, y para precaverse de otros anímalos salvajes que atontan ú su vida; pero nunca se han servido de ellas par» ofender ó amena- zar á su prójimo, y el Padre, del cual se habla, no hizo ningún acto, movimiento ó Señal para usar del rifle, ó arma contra González, como consta por las declaraciones de los mismos tesfígos, aunque enemi- gos. El mismo González en su declaraoion, heoha el 1? do Noviembre próximo pasado dice: "Que se le presentó armad» de un rifle, que se le veía á un lado del poneho." Gregorio Paz afirma: "Qué si no le pagaba, tenía gente para hacerse pagar, teniendo el Padre bajo del poncho una arma de mego y se fué.", Candelario Castellanos declara: "Que el Padre habló á Marcos Aparicio así á distancia, con revolver al cinto." Maroos Aparicio en la declaración hecha en San Carlos, estancia de Melecio Frías, el 4 Noviembre último dice: "Que al otro dia volví bien tempranos al instante que llegué al corral, llegó el Padre en busca mia, y dirigiéndose á mí, me dijo que le permitiese una palabra atrás del corral; en- efecto salimos atrás del corral donde se apeó junto conmigo, y le vi un revolver que tenía colgado al oin- to etc." Luego es falso lo que Marcos Aparicio afirmó en la primera declaración hecha en la Colonia Rlvadavia, el 19; Setiembre, en que, dice que siendo llamado al pueblo de la Misión por los Padres, halló al lego Mariano con lo» indios alarmados, y que el Padre estaba con un revolver al cinto, porque el Padre no estuvo, y solo lo vió <¡l 5— 34 — dia siguiente con el revolver, cerca el corral de Centeno, ni el logo, que encontró, tenía, el revolver al cinto; luego es falso lo que afirman Pe- dro Milco, y Ceferino Eguía que el P. Melquíades, como cabeci- lla, estaba con un revolver al cinto, amenazando á González; porque estos no pueden declarar diversamente, de los testigos de viata, que dicen solamente, que el Padre llevaba un revolver bajo del poncho, y es cosa muy distinta llevar armas, y amenazar con ellas; luogo el mismo González se se halla en contradicción consigo misino, porque en la presentación hecha al Juez, en el mes de Setiembre dice: "Que fué atropellado'por el Reverendo Padre Melquíades con arma de fuego"; y en la declaración del 1? de Noviembre solo testifica "que se le presen- tó armado de un rifle que se le veía á un lado del poncho." "Véase aquí la contradicción y la astucia para desfigurar la veracidad de los hechos, pero la falsedad y la calumnia siempre se ha de manifestar. ' Mas' el Padre lo amenazó con los indios de la Misión, asi dice el mismo González. A esto también se responde en 3? lugar que el Padre viendo que no quería pagarle lo debido á buenas, le dijo que le pagaría á malas, por medio de la justicia, pidiendo auxilio á los cristianos vecinos, Ó en caso que estos no quisiesen prestarse, con la fuerza que tenía en su Misión. Esto es conforme al órden de jus- ticia que debe haber en cualquiera pueblo, y que debo practicarse asi con los indios, como en cualquiera otro que vaya í su territorio á come- ter una violencia. ' Porque son Misiones y Misioneros ¿ podrá cual- quiera ir á su territorio á cometer injusticias, hurtos, atropellamientos y demás desmanes y delitos, sin que haya qnien los reprima y casti- gue? No puede ser: los Misioneros deben primero servirse de la fuerza judicial y militar de los cristianos vecinos si los hay, no habiendo, ó negándose estos, pueden con justicia servirse también de la fuerza que tienen en su territorio, para impedir cualquier desorden, y apli- car el debido castigo, á excepción de la pena de muerte, á quien lo merece. Asi practicaron los Padres Misioneros, en el caso referido. Apenas se presentó Mariano González para sacar el ganado, pidieron que pagase lo que Centeno debía; mas habiéndose él negado, desde el primer dia hicieron llamar á Marcos Aparicio, juez auxiliar mas inmediato, y pusieron demanda contra González, la que tuvo su efecto el dia siguiente, haciéndole embargar una parte del ganado hasta que D. Severo Centeno pagase lo que debía : Cons- ta esto per las declaraciones del mismo Aparicio hechas el 19 Se- tiembre y 4 Noviembre próximo pasado. Pero en el caso que el re- ferido Aparicio se hubiese negado, los Padres Misioneros habrían po- — 9$ — dido con justa razón servirse de la fuerza de sus indios, no para ma- tar á González, sino para que cumpliera con lo que debía. Asi apa- reco por las declaraciones de los testigos mismos que estaban presen- tes, Secundino Paz dice: "Que si no les pagaba á buenas, lo haría á la fuerza, y que tenía fuerza de indios para hacerle cum- plir." Gregorio Paz primeramente declara: "Que sino le pagaba, tenía fuerza para hacerse pagar"; y después añade "Que sabía por I). Marcos Aparicio que yendo á la Misión, por mandado de los Pa- dres, había enoohtrádo á los indio» alarmados y dispuestos para ir al corral, donde estaba González, á, quitarle el ganado." El mismo González que en la presentación hecha al Juez había dicho "que fué toscamente atropellado con arma de fuego, y amenazas de hacerle matar por los indios de la Misión"; en la declaración hecha el V Noviembre nada dice de amenazas de muerte. Luego es una calum- nia lo que, sin saber, no estando presentes, falsamente declaran Pe- dro Mileo, y Ceferino Eguía diciendo "que los Padres de la Misión querían hacerlo asesinar con los indios"; es falso también lo que afir- ma Marcos Aparicio en su declaración del 19 de Setiembre, donde dice qué "cree firmemente que, sino hubieran sido sus súplicas, hu- bieran cumplido los Padres con su depravada intención de matarlo." L.o que él ahí dice, está en oposición con el hecho mismo; porque si desde el primer dia fué llamado por los Padres, como el mismo de- clara, y pusieron demanda contra Gonzales, es prueba evidente que ellos no tenían tal depravada intención de hacerle matar por los indios; que si hubiesen tenido tal intención, ni lo habrían llamado, ni habrían servido sus súplicas para contener á los indios ; luego si le llamaron fué, porque los padres no querían tampoco servirse de ellos, para hacerse la justicia debida. Y siendo asi, cómo puede Marcos Aparicio afirmar y aun creer firmemente que los Padres tenían tal depravada intención? Adema», la declaración de Aparicio no es con- forme con aquella de Mariana González; el primero echa la culpa á los Padres, porque tenían tal depravada intención; y el segundo en su declaración del 1? de Noviembre,refiriendo lo que habia oído del mis- ino Aparicio, afirma de no saberlo: he aqui sus palabras: "Mese presentó el Juez auxiliar D. Marcos Aparicio......y me dijo: he hallado la indiada prevenida en la misión para venir á matarlo á V.; y después añade "que ó. gatas habia podado contenerlos (no sabe si á los Padres ó á los indios) para que no vinieran." Por la incoheren- cia de los declarantes se conoce la falsedad de los que declaran, ó ía alteración de la verdad ©n los que recibieron I&s declaraciones.Pero pasemos á responder á lo que los referidos testigos dicen en 4o y 5? lugar. Es muy creíble que los indios resentidos ó irritados por bas- tantes motivos contra los cristianos, estuviesen dispuestos á marchar y exigiesen al Padre de ir con ellos para hacerse pagar, ó para qui- tar el ganado á González, conforme lo testifica Gregorio Paz, ó para pelear, matar al mismo González y concluir con todos, como lo afirma Marcos Aparicio,- pero dejando á parte las incoherencias de las pala- bras y de las declaraciones, que aquí también aparecen, el hecho os que ellos no fueron, no por el influjo y suplicas de Marcos Aparicio, sino porque los Padres no permitieron, ni quisieron servirse de ellos, y á este objeto llamaron al mencionado Aparicio, pomo está arriba notado. Que si..los Padres hubiesen consentido ó animado, á nada habrían servido las suplicas é influjo del mismo. Siempre se han es- forzado los Padres Misioneros á contener á los indio» en sns desma- nes, y castigarlos también, cuando hubiese motivo y estuviese á su alcance. En efecto, quién en el año &3 defendió á Marcos Aparicio, y demás cristianos vecinos, de los estragos, que en otras partes del Cha- co cometieron los indios salvajes alzados, pon causa de los Colonos, sino los, indios de la Misión, contenidos y animados por los Misione- ros? Quién ha procurado castigarlos, si á caso hubiesen robado ó car- neado algún animal ajeno,.sino los Misioneros? El mismo Prefecto de Misiones avisó al referido Aparicio, y demás, cristianos vecinos, que si supieran cou certeza, que algún indio hubiese carneado algun ani- mal ajeno, dieran pronto aviso, y viniesen con una partida de hombres para castigarlo, como en efecto severamente castigó á algunos, aun- que sin ta( avise y auxilio. Luego es falso lo que afirma Ceferino Eguía, diciendo que Marcos Aparicio "había encontrado a todos los indios (que según declara el mismo Aparicio eran como veinte, y los- demás habían ido á las haciendas) reunidos y armados con el Reve- rendo Padre á la. cabeza, exigiéndoles que marchasen á pelear con el Capitán González, y que estas voces.no.las extraSaba, tal es la inmo- ralidad, en que están los indios hoy, lo que anteriormente no había los continuos robos que hay boy "; cuando él mismo es el primer in- moral, aconsejando á robar y carnear el ganado de la Misión, confor- me el aviso, que dió al Prefecto, el referido Aparicio. Asi quedan contestadas las acusaciones declarativas bajo el número 4° y 5? Pero en 6" lugar declaran algunos, que. al mismo tiempo hubo entre González y el Padre una cuestión, sobre los terreno» de las Conchas, si pertenecían á la Misión ó á la Colonia; en- tonces el Padre dijo á González que entre de 4 ó 5 días verían. A — 37 — esto también se responde, que apenas los Padres Misioneros recibieron orden de los Colonos de abandonar la Misión de las Conchas, en el término de un mes, contra la orden del Juzgado de la Capital, que in- timaba á los mismos Colonos retirarse de los terrenos injustamente usurpados, marchó inmediatamente el Padre Maseo Massei á Salta para informar al Juzgado y al Gobernador, á fin de que tomasen las providencias oportunas, y asi impedir los malos que podrían suceder, acabándose el plazo. El Juzgado, dice el referido Padre Maseo, si- guió obrando, aunque los despachos no llegaron á tiempo. Este es el motivo, por el cual el Padre Melquiades dijo á González, que dentro de cuatro ó cinco dias verían; y esto es conforme á la declaración de Gregorio Paz, que dice: "entre do cuatro ó cinco dias conocerá Vd. que las Conchas pertenecen á la Mi- siou;" y también á lo que declaró el misino González "dentro de cuatro ó cinco dia* verán que, y desjmcs de cambiadas con el Padre es- t/fkt palabras me cine á mi estancia." Sin embargo Pedro Mileo, que no estaba presente, se sirve do las palabras del Padre para levantar contra de él otra calumnia diciendo: " Se retiró el Padre prometiéndo- le que dentro de cuatro ó cinco dias, vería lo que va á suceder, que él irá encabezando á sus indios, para concluir con todos los cristianos de la Colonia"; pero su calumnia es desmentida por los testigos refe- ridos, y por el hecho mismo; porque ni el Padre se movió de su Mi- * sion de la Concepción, pi tenía indios que encabezar, estando muy pocos ahí, y casi todos en las haciendas. Pero no se contenta con esto ; él con Secundino Paz y Ceferino Eguía se avanzan á decir lo siguiente : Pedro Mileo preguntado : " si sabe y le consta que los B.R. Padres están reuniendo indios de afuera para asaltar á la Colonia, dijo que era verdad, y para el efecto lo ha- bían llamado al indio Ignacio y demás caciques alzados del afio pasado en la Misión, y les han hecho varios regalos, para comprometerlos; por lo que hoy se encuentran on gran número los indios en el pozo del do- rao, á distancia de doce leguas do la Misión, y están haciendo robos, y se cree que muy pronto se realizará el alzamiento de los indios, por in- sinuación de los Padres. " Secundino Paz dice, que los Padres " siem- pre tienen la pretensión de avanzar 4 los cristianos con los indios enca- bezados por ellos, que ellos mismos asi lo amenazan en voz arta." Ce- ferino Eguía declara: " Que también sabe, que ha salido el indio Ig- nacio con otros Caciques mas á pedir Misión pronosticándoles qtto traerían toda la indiada, para concluir con los de^la'Colonia, y que los Padres les han aceptado la propuesta, prometiendo ponerse ellos á 1»— 38 — caltoza para el asalte, y que esta es la voz general qiM corre enlodo el distrito." ■ : ' 1 A todo esto se respondo Io qne si fuera verdad lo que los referidos enemigos dicen, al presente no existirían tantos calumniadores de los Misioneros; pero todo es una invención y pretesto de los Golonos, para destruir las Misiones y quedarse ellos dueños de los terrenos pretendi- dos y usurpados ; pues no es esta, la primera vez que los cristianos atribuyen á los PP. Misioneros la causa de la sublevación cielos in- dios. En el año de 18(53 ellos causaron el alzamiento de los indios para el misino objeto, y-matar también á los Padres mismos, como está no- tado arriba, y después habiendo salido la sublevación en su contra, echaban la culpa á los Misioneros, como sublevadore». Pero como en- tonces so descubrió-la calumnia, así también ahora se ha de manifestar la falsedad de sus acriminaciones por los testigos y por los sucesos ocur- ridos. *v.l\ Vi v..«\ ' •■■> '■'■ v',.i. .- ,\» V • ' * ■ ■ '» »»U«£> Candelario Castellanos " preguntado si sabe, le consta, 6 ha oido decir que los Padres están conquistando indios de afuera dijo : que, no sabe nada sobre este interrogatorio." Marcos Aparicio, el mas próximo á la Misión referida y que frecuentemente va á ella, vé, oye y conversa con los Padres y con los indios también, " pregunta- do si sabe ó ha oido decir que los Padres están conquistando los indios de afuera, para asaltar a los cristianos,-dijo que eso no sabía, pero sí sa tría que el indio, el autor de la revolución del año pasado, 86 presentó en la Misión, y que el mismo Padre le había dicho que quería pelear con los de la Colonia, y que para el efecto tenía mucha indiada reunida en el monte, y que estaban dispuestos & hacerlo; y que á los mismos Padres les conoce la intención que tienen de ponerse á la cabeza de ellos para pelear. " Aquí adviértase que el mismo Aparicio dice: que él nada sabía, ni había oido, y .lo que refiere, solo lo sabe por-relación del Padre. Ahora, si fuera -verdad que los Padres estaban conquis- tando á los indios de afuera y querían ponerse á la cabeza de ellos para asaltar á la Colonia, el Padre no habría manifestado loque era en su contra, y si.refirió lo que sabía y pensaban los indios de afuera, fué por precaución á los cristianos, y porqué los Padres no tenían culpa, ni habían contraído compromiso alguno con los indios. Ademas, si los referidos testigos y el mas inmediato declaran que nada sabían, ni ha- bían oido i cómo pueden decir con verdad Ceferino Eguía y Secundi- no Paz, que esta es la voz general, que corre en todo el distrito, y que los Padres mismos asi lo amenazan en voz alta 1 Es sabido y no pue- de negarse que los indios de afuera están resentidos y enojados, y aun — 39 — tienen la intención de pelear .contra los Colonos por haberles estos quitado sus tierras y muerto á varios de sus indios; también es verdad que muchas veces los diversos Caciques del Chaco, y el mismo Igna- cio han ido á pedir Misión ú los Padres. En el (5á, antes que se apro- base la Colonia llivadavia, casi todos los indios de la Banda Oriental del Bermejo, se presentaron por medio de sus Caciques al P. Joaquín Remedí, pidiendo Misión. En el año 63, apenas llegó el Prefecto á la primera Misión, fueron también á pedir para el mismo objeto, y supli- caban que fuese luego á su tierra : No pudiendo él ir en persona, envió al Padre Andrés Orlandi con el hermano Fr. Casiano á conocer el lu- gar, y ver la disposición de los indios. Mas habiendo descubierto ,que aun estaban en disposición de pelear contra los Colonos, les contestó, que entonces no era el tiempo oportuno, y después se vería. Ahora, silos indios de afuera han. ido varias veces á pedir Misión á los Padres, se puede decir que los llaman,' les. hacen regalos para comprometerlos, y que los Padres quieren ponerse á la cabeza de ellos para asaltar á la Colonia, como falsamente lo afirman los mencionados Pedro Milco, y Ceferino Eguía? Es esta la mas manifiesta calumnia, desmentida por los testigos que estuvieron en la Misión, y por los hechos mismos. 121 Presbítero D. Ensebio Frisoni preguntado por el Juez de Policia de la ciudad de Oran, si los Padres han j dado motivo alguno de des- contento á los Colonos, si han mandado ó aconsejado á los indios ú que se alzen y earneen animales ajenos, ó viceversa 1 Contestó primero : " Que los Padres, no sabe, que hayan dado ningún motivo de descon- tento á los Colonos, y que lejos de aconsejar a los indios, para que va- yan á pelear, los contienen con ruegos y regalos, á fin de que no lo ha- gan;" y después contestando al 4? artículo del interrogatorio dice : " Que los indios Colonos ó Misioneros no se han movido de la misión ; pero dice que ha oido á los mismos indios que estando pescando unos que son de afuera, y que habían venido a ofrecerse para avanzar la Co- lonia. .. .el Padre los contuvo y les hizo varios regalos, para que se re- gresasen sin pelear ; estos indios al tiempo de hacerlo, entraron al rio á pescar, y fueron atacados y tomados como cincuenta indios que los Colonos degollaron." I). Benito Chicarelli respondiendo primera- mente al segundo artículo del interrogatorio dice: " Que no sabe ni conoce qué motivos de descontento tengan los Colonos con los Padres, y que según tiene dicho en la anterior pregunta, ha visto que, todos los dias, los reúne el Padre a los indios, para aconsejarlos que no roben, ni peleen, ni salgan de la Misión ; " y después contestando á la cuarta y quinta pregunta declara : " Que ha oido que los Colonos han avan-— 40 — zado, que hubo una pelea entro los colonos y los indios, y que esta pe- lea tuvo 1 tifiar con los indios de afuera, no con los Misioneros, á conse- cuencia de haber venido ellos á ofrecerse al Padre, quien regulándoles algo, los contuvo y consiguió que se volviesen ; que al regresarse los indios entraron á pescar, y allí fueron atacados por los Colonos que de- gollaron corno 50 indios, por cuyo incidente se levantaron los demás, y tuvo lugar una pelea, en donde so dice que murieron ocho cristianos y mas de cincuenta indios ; que todo esto ha oido á los indios misione- ros, quienes no se hau movido para nada. " Pero ademas de las decla- raciones referidas, la citada calumnia queda desmentida por los hechos y sucesos mismos. Y en efecto, antes do los acontecimientos lamen- tables del 23 de Setiembre ¿ cual alzamiento de indios ha tenido lugar ! I Cuando los Padres se han movido de su Misión para ir á asaltar á la Colonia Kivadavia, ó cualquiera otro lugar ? ¿A cuales indios han encabezado .' ¿ A cuáles han aconsejado de avanzar á los cristianos ? ¿Cuáles lugares han invadido? ¿Quién los ha visto? Cuando? Como ?....,Se presente cualquiera, para eont-estar á estas preguntas, y quedará,avergonzado y confuso de su inventada calumnia. Se ne- cesita,, en verdad, mucho atrevimiento, como en Pedro Mileo, y Cefe- rino Kguía, para afirmar y jurar lo que el hecho, y los sucosos mismos desmienten. El hecho es que los Colonos, invadiendo con gente arma- da la Misión de las Conchas, han promovido la sublevación de los in- dios ya resentidos-ó irritados, han asaltado los Padres Misioneros en su misma casa, los han atropellado, robado, y herido, han causado muertes, haciendo estos solo uso del derecho de una justa defensa, co- mo quedará mas claramente probado por las declaraciones de los mismos perseguidores y enemigos, los Colonos de Kivadavia. Aquí hemos llegado á examinar las declaraciones tomadas por los mencionados Colonos, pertenecientes al lamentable suceso del 23 de Setiembre. En ellas se encuentran incoherencias y contradicciones, que manifiestan la falsedad de los que declaran, ó el engaño y alteración hecha por los supuestos jueces procesantes, y que mientras se esfuer- zan de paliar su delito, al mismo tiempo dan á conocer su profunda mal- dad. Hay hechos que anteceden, otros que acompañan el referido su- ceso, y consecuencias que del mismo se han derivado. Examinémoslo todo. Cuatro son los testigos que refieren los hechos antecedentes, y son, Mariano Gonzalos, Francisco Quintana, Juan Serapio Contreras, y Sulustiano Matorras. El primero dice, que después del contraste te- nido con el Padre Melquíades, vuelto á su estancia dio parte de lo — 41 — ocurrido al Comandante Frias: " di parte al Comandante Frias de lo " que habia ocurrido, y me fui á la Colonia, donde encontré que se " prevenía gente, la que no pudo marchar por estar embriagada, y á los " dos dias recibí orden del Mayor Quintana para reunir mi compañía, " y contestando que me hallaba enfermo, y que no podia marchar, or- " dené al Alférez Contreras que reuniese la compañía y la pusiese á " ordenes de Quintana, lo que habiéndose efectuado, marcharon á casa " del Comandante Frias ; y á los dos dias habiendo mejorado marché " á lo de lirias, donde encontré la gente reunida, y entonces marcha- " mos al punto de las Conchas, habiendo antes el Comandante Frias " hecho chasques repetidos á los indios de las Conchas, para que no se '• metan, pues la cosa no era con ellos, sino con los Padres, pues el " objeto del Comandante era tomar presos á los Padres por haber es- " tado con la indiada reunida." Francisco Quintana, antes juez procesante, que tomó las declaraciones del referido Gonzales y de otros, ahora se presenta como testigo y declara: " que estándo en la " Colonia, junto con el Comandante Frias L>. Meleoio, en la función " del Milagro, el 15 de Setiembre, el 17 del mismo, recibió el Coman- " dan te Frias parte de su Pos tero, avisándole 'que habían aparecido " algunos animales lanceados y flechados en el puesto del Comandan' ft te Frias, y el corral de D. Salnstiano Matorras quemado también; " con este motivo se vino el Comandante, quedando yo en la Colonia, " con la orden de reunir la gente para alcanzarlo, y al otro dia salí yo " con algunos hombres dirijióndome. .. .al punto donde se hallaba el " Comandante; en efecto lo encontró como con 10 ó 12 hombres reu- " nidos, que con los que yo traje, fueron como 25 ó 30 hombres, con los " cuales marchamos al punto de las Conchas á averiguar, qué indios " eran los que habían cometido esas tropelías." El Alférez Juan Serapio Contreras dice, que hallándose en la función del Milagro, en la Colonia Kivadavia, recibió orden verbal del Capitán González para reu- nir la compañía, y habiendo reunido alguna gente se puso en marcha al punto donde se hallaba el resto de la fuerza, no sabiendo el objeto para que se le hubiese ordenado reunir la gente. Salustiano Matorras refie- re lo ocurrido entre González y el P. Melquíades por el parte que dicho Gonzalos hizo al gefe político de la Colonia, y que estándo el 17 de Setiembre todos reunidos, recibió el gefe político aviso de haberse ha- llado algunos animales lanceados y flechados, y el corral del mismo quemado, y tuvo inmediatamente orden de reunir una partida y mar- char á recorrer el campo y reconocer de qué dirección venía la huella de los ludios. Puesto en dirección al punto de las Conchas, ú la parto tí— 42 — despoblada, principió á encontrar ya las huellas que se dirijian á las Conchas, viniendo las huellas del lado de la Misión de la Concepción ; lo que puso en conocimiento de su gefe ; y al dia siguiente el gefe reu- nió de 25 & 30 hombres y marcharon & las Conchas a averiguar a los Pa- dres, ó á los indios quienes eran los que habían hecho daño. Llegados que fueron, el Comandante, Quintana, Salustiano Matorras y Carlos .Frías se presentaron al P. Andrés, y el gefe dirijiendose al mismo le dijo : si habían algunos indios de afuera entre los que tenía el Padre, y que indios hubiesen sido los que habían lanceado, y flechado varios animales, y quemado el corral 1 A esto contestó el Padre que no sa- bía, y que sus indios no habían de ser: en efecto averiguó, llamó al Ca- cique Patio, fué el mismo en persona, lo trajo, y le presentó al Coman- dante, y el indio contestó que no sabia, y que sus muchachos no eran, y que eran amigos de los cristianos; sin embargo le dijo el Comandan- te que averiguase esa noche entre sus muchachos quienes eran, y que al dia siguiente volvería para saber etc. El Padre también se compro- metió de averiguar los hechos, y darle cuenta al dia siguiente ; y que podría ir cuantas veces quisiera, pero sin fuerza armada ante la cruz. Todo esto refiere el citado Quintana y Matorras ; y Juan Serapio Contreras añade que " estando allí venía el Padre Andrés con el in- " dio Patio, y al cruzar por cerca de nosotros nos dijo que dijéramos a " nuestro Capitán y á nuestro gefe que á la cruz no se vengan con ar- " mas, y no fueran bárbaros, y al salir de la casa el jefe con el Padre, " y después de recibir órden de prepararnos para regresar, dijo el Pa- " dre Andrés, haciendo una cruz con los dedos : tiren á la cruz, tiren " á la cruz, y nadie dijo nada." Son estos los principales anteceden- tes del dia 23 de Setiembre, referidos por los mismos Colonos. Pero antes de pasar mas adelante, analizemos los mencionados antecedentes para venir en conocimiento de la verdad, y veremos las incoherencias que en las mismas declaraciones se encuentran. Por qué tanta alarma y reunión de gente armada? Porque? Habia su- blevación ó invasión de indios, como parece indicar en su parto Melecio frías, y Salustiano Matorras en su declaración diciendo que la india- da de la JUision habia invadido una legua mas ahajo de las Conchas, propiedad del declarante ? No había, porque ninguno de los Colonos á excepción de Matorras, dá indicios de tal sublevación, ó invasión. En efecto, oigamos á los mismos Colonos para conocer las causas de tal alarma. Mariano González dice: " Marchamos al punto de las Conchas, •• habiendo antes el Comandante Frías hecho chasques repetidos á los — 43 — " indios de las Conchas, para que no se metan, pues la cosa no era con " ellos, sino con los Padres, pues el objeto del Comandante era tomar pre- " sos á los Padres por haber estado con la ind'-ada reunida." Luego no habia sublevación ó invasión por parte de loa indios de las Conchas, porque la cosa no era con ellos. Francisco Quintana afirma primero lo siguiente: " Marchamos al punto de las Conchas á averiguar, que " indios eran los que habían hecho esas tropelías " y después procla- mando á toda la gente armada dice, que el objeto de su ida á las Conchas, no era de pelear, sino de prenderlo al P. Andrés para remitirlo á Salta por el atentado que Jiabían cometido con el Capitán (ronzalez. Pero el Padre Andrés, estando en las Conchas, no había cometido tal atenta- do, mas bien el P. Melquíades que estaba en la Misión de arriba, que «un cometer atentado alguno, solo tuvo el referido contraste con Gon- zález, como está arriba notado. Porqué pues ir á tomar preso al Pa- dre Andrés 1 El Alférez Contreras dice que no sabía el objeto para que se le hubiese ordenado reunir la gente. Ninguno de los referidos testigos, y también de los demás hablan de sublevación, ó invasión de indios. Solo Salustiano Matorras dice que la indiada de la Misión ha- bía invadido una legua mas abajo de las Conchas, propiedad del de- clarante. Primero es una falsedad cuando dice, ser su propiedad la estancia, porque ella se halla en los terrenos de la Misión, y ya habia recibido órden del juzgado de la Capital de retirarse. Ademas, es preciso ave- riguar cual indiada invadió, la de la Misión de la Concepción, ó de las Conchas 1 No de las Conchas, porque el mismo dice que habiendo recibido órden de reconocer deque dirección veníala huella de los indios, puesto en dirección al punto de las Conchas, á la parte despoblada, prin- cipió á encontrar ya las huellas que se dirijian á las Conchas, viniendo las huellas del lado de la. Concepción. Luego la invasión de indios no venía de las Conchas, pórquo aquellos indios no debían ir mas arriba hacia la Concepción, para volver después una legua mas abajo de las Conchas, á cometer las tropelías arriba referidas, en su pretendida pro- piedad. Y siendo así, debían mas bien ir á averiguar á los indios de la Misión de arriba, ó á la parte despoblada, donde viven varias tribus sal- vajes, de las ouales habla el mencionado Padre Mileo, en su declara- ción, y no ir con gente armada á las Conchas, no solo para averiguar, pero también á atrepellar al P. Andrés, y h sus indios, 6 los cuales el Comandante Frías enviaba repetidos chasques para que no se metan ; porque la cosa no era con ellos, conforme lo afirma el referido González . En efecto, fueron, averiguaron, y el mismo Padre Andrés prac-— 44 — ticó todas las diligencias para descubrir los autores de los hechos mencionados, pero no pudieron descubrir nada, ni tampoco hallaron ahí otros indios de afuera, sino los indios de la misma Misión, que Salustiano Matorras llama nuestros indios y peones de nuestras casas. Sin embargo él mismo dice: "En vista de haber encontrado nuestros " indios, peones de nuestras casas, reunidos en el punto de las Con- " chas, por llamado de los Padres, ordenó el jefe la reunión de toda " la fuerza, y A los tres dias de reunida la fuerza, marchamos al " punto de las Conchas, con nuestro jefe á tomar preso al Padre An- " dres y al Cacique principal, á quien se le creía el autor de los he- " chos pasados". Aqui también el declarante manifiesta su false- dad y engaño; porque los indios que ahi encontraron, eran los mis- mos indios de la Misión, que aunque hubieseu servido á algunos de los Colonos, sin embargo, viendo la alarma y el grande aparato de gente y armas para invadir y asaltar á su misma Misión, todos se retiraron atemorizados y alarmados d su propia población; y por este motivo, sin otra causa, ni autoridad, fueron á tomar preso al Padre Andrés, y al Cacique principal Patio por creerse autor de los hechos pasados. Pero el referido Matorras, dice que las huellas de la inva- sión de indios venían de arriba, las averiguaciones hechas por ellos y por el P. Andrés indicaban lo contrario, el Comandante Frias envia- ba al Cacique mismo repetidos chasques para que no se entremetiese, porque la cosa no era con él, ni con sus indios, sino con los Padres. Sin embargo, el citado Matorras dice, que fueron á tomar preso al Ca- cique principal por creerse reo y autor de las tropelías cometidas; y al Padre Andrés, porque estaba en su Misión con sus indios reuni- dos! Quien en vista de, tantas incoherencias y falsedades, que apa- recen en las declaraciones mencionadas, no creerá que todo lo referido es una pura farsa que oculta intenciones malignas 1 La verdadera causa del aparato de gente y armas, no era la su- blevación é invasión de indios, no el atentado contra Mariano Gon- zález, no la reunión de los indios en su propia Misión; pero la que varias veces el mismo Melecio Frias manifestó al Padre Andrés con amenazas y gente armada, exigiéndola de abandonar la Misión de las Conchas. Asi consta por la orden que hizo intimar al referido Padre de retirarse en el término de 30 dias, por las declaraciones tomadas por el Juez del 3o distrito de Oran D. Venancio Sánchez, arriba refe- ridas, y por la carta del mismo Melecio Frias, escrita desde su estan- cia de San Carlos el 5 Agosto de 1864 al Padre Andrés Orlandi, que se halla al fin de las declaraciones arriba citadas, y es la siguien- — 15 — te:—Al Reverendo Padre Fr. Andrés Orlandi—San Carlos Agosto 5 1S64.—Reverendo Padre: "Tongo el gusto do dirigirme á Vuestra Pa- " ternidad diciéndole, que me desocupo ese local de mi estancia, porque " hoy mismo voy á levantar mi casa, corral y rastrojos, para ello en- " tro de pocos dias marcho con mis peones y demás materiales, como " para sembrar y vivir yo allí, como es natural en esa mi propio- " dad. Vuestra Paternidad sabe la armonia recíproca que guardamos " entre vecinos, tal es el paso que doy, armonizando siempre los prin- " cipios que abrazo; como por otra parte, el tiempo me avanza para " poner en planta todos mis trabajos. En estos dias tendré el gusto " do verlo, porque he de pasar íi la Misión, existencia de Vuestra " Paternidad. Soy de Vuestra Paternidad atento S. S. Melecio Frias." Vistos los antecedentes, pasemos á referir los hechos del 23 de Setiembre por las declaraciones de los mismos Colonos. Los que declararon son los siguientes: Olegario Perales, Antonino López, Sal- vador Aviles, Mariano González, Paulino Sarmiento, José Tomas Juárez, Francisco Quintana, Juan Serapio Contreras, Salustiano Ma- torras, y Estanislao Gutiérrez. Pero es preciso aqui primero advertir que el Padre Andrés Orlandi, hallándose solo en la Misión de las Conchas, sin algún auxilio, compañía, ni amparo, en medio de tantas amenazas y peligros, en que se hallaba, y no queriendo abandonar la Misión, ni sus indios catecúmenos y neófitos, para que fuesen des- pojados y maltratados, y que todo se perdiera por su causa, pidió A la Misión de la Concepción auxilio por su seguridad, y do la pobla- ción, á la que presidía, y que tenía obligación de defender. Y en efecto: y en la noche del dia 22 al 23 de Setiembre fueron algunos hermanos legos con otros servientes de los Padres, con algu- nas armas y municiones por precaución, para impedir las barbarida- des de los Colonos, y para que no fuese atropellado y maltrado el Padre Misionero de las Conchas. Por la mañana del memorable dia 23 de Setiembre, se hallaban reunidos en la casa de la referida Misión el Padre Fr. Andrés Orlandi, los hermanos legos Fr. Casiano Pan- queti y Fr. Mariano Landucci, el hermano Donado Fr. Pascual Rossi que estaba haciendo el pan, con los seglares D. Benito Chicarelli carpintero, Antonio López sastre, y Mariano Gallardo peón cristiano, y algunos indios que formaban el servicio de los Padres. A excep- ción de estos sirvientes do los Misioneros, no había ahi otra indiada ni de Tobas, ni tampoco la indiada de la Misión do arriba, como fal- samente afirma Olegario Perales. Por la mañana temprano del mismo dia 23 de Setiembre, el Padre Andrés escribió una carta al Coman-— 4G — danto Frías diciendolc que á posar de todas las diligencias y averi- guaciones hechas para descubrir la verdad, y los autores de las tro- pelías alegadas, no habia podido venir en conocimiento de nada; Frías contestó al que le entregó la carta, que fué Antonino Ló- pez, que él mismo iría en persona & responder al Padre. Para reunir mas gente, estuvieron todos los soldados acuartelados desde el dia 21 de Setiembre, dice el Alférez Contreras, y el dia 23, estando reunida toda la fuerza como do 60 & 70 hombres, según lo afirma Quintana, recibieron orden de marchar con el jefe a la cabeza, el cual dio orden al Teniente Sarmiento que sacase diez hombres, y fuese adelante a tomar presos á los Padres, marchando el resto de la gente & retaguardia. En la marcha, dice Salustiano Matorras, Juí mandado en comisión al Pozo del Tigre, al objeto de ver de sacar algu- nos indios que eran nuestros peones. Impostor! Fué mandado en co- misión al Pozo del Tigre, estancia del ganado de la Misión, á sacar y robar varios animales vacunos para comérselos, que él llama nues- tros peones Indios, como habien sacado y robado en los dias anterio- res, conforme la declaración hecha al Juez D. Venancio Sánchez por los testigos arriba citados, especialmente por el Postero de la Misión Salvador Aviles, y por Antonino López que declara "que es cierto que " los Colonos habían principiado a carnear dos dias antes; el decla- — rante dice, que el mismo vió que el dia antes los Colonos habían " carneado una vaca de la Misión; dice pues que antes del 23 car- " nearon dos vacas y un novillo, según ha oido decir, y después se " supo que carnearon después cinco animales mas". Pero oigamos lo que declaran los que fueron adelante, para tomar presos á los Pa- dres, y entre los referidos testigos fueron el Teniente Sarmiento, y José Tomas Juárez que fué sacado entre los diez. El Teniente Paulino Sarmiento en su declaración dice primero, que "estando reunida la fuerza de esta Colonia en el punto de San " Carlos, recibí órden del Comandante para sacar diez soldados ar- " mados, para marchar adelante al punto de las Conchas, donde se "hallábanlos Padres, con la orden de tomarlos presos:" 2o "lle- " gado que fui á á la casa de los dichos Padres, no cumplí, esperan- " do que llegase el Comandante, para que les hiciera una pregunta, " la que fué hecha por el Comandante: Que en que disposición se " encontraban, ó habían resuelto respecto de lo que habían conversado " antes?" (Que era de de desocupar los terrenos, abandonar la Mi- sión ó irse á otra parte, como lo testifican Salvador Aviles, y Anto- nino, y los demás, cuya declaración tomó el Juez D. Venancio San- — 47 — choz). "A lo que contestó el Padro Andrés quo siempre estaba en la " misma, y en esta virtud que resuelva lo que quiera. Después de esto me ordenó el Comandante que cumpliera con la órden reoibi- " da; proseguí á rodear á los Padres con la gente que tenía, intiman- " doles que se rindan con la espada en mano: á esta intimación con- " testó el Padre Andrés que estaba rendido cruzando las manos, per- " maneciendo los otros Padres sin hacer movimiento alguno; en so- " guida ordené que rodeados por la gente los sacasen para afuera del "canchón, sin ofenderlos; al ir cumpliendo la órden, un Boliviano •' (Mariano Gallardo) que supo ser del 8? de linca, y un lego que allí " se hallaba, dijeron á una voz: Antes que llevar presos á los Padres, " nos llevarán á nosotros; también sucesivamente se salieron del cen- " tro los Padres, donde los tenían rodeados, los volví & meter al " centro; insistieron nuevamente á salirse, y en esto se salieron los " dos primeros, quedando en mi poder, pero porfiando entrarse á la " casa, el Padre Andrés; habiendo ordenado quo los entrasen nueva- " mente, la gente se asustó y no'se movió á la órden de tomar á los " Padres, entonces le di un empellón al Padre Andrés que porfiaba " entrarse ú la casa; en esto se paró el Padre Andrés y me dijo quo " no le toque, que si lo tocaba estaba excomulgado. " Hasta aqui el Teniente Sarmiento, pero antes de pasar mas adelante, óigase tam- bién á José Tomas Juárez que estuvo presente. El mismo declara.- " Que habiéndose ordenado la reunión de la " fuerza por el Comandante, en este lugar de San Carlos, con el ob- " jeto, según sabía, de ir a tomar presos A los Padres, y en efecto ha- " biendose verificado la marcha con la fuerza, al ir marchando fui " sacado en el ,iumero do los diez hombres, que por órden del Co- " mandante sacó fuera del grueso de la gente el Teniente Sarmien- " to, con el objeto de marchar adelante á tomar presos á los Padres í " en efecto luego que llegamos a la casa, nos mandó dicho Teniente " echar pió en tierra, y se adelantó el Teniente y les intimó la pri- " sion; en esto los rodeamos, diciendo los Padres que no querían " gente armada y que no nos arrimásemos, y si quería entrar el Te- " niente, podía hacerlo solo; entonces contestó que él solo no se arri- " maría, sino con su gente, y estando en esta disputa vi que llegaba " el resto de la gente, y le dijo el Comandante, qué hacía sin cum- " plir la órden; el Teniente sacó la espada y yo también teniendo " el Padre al medio, le intimó que se rindiera; en estas circunstan- ** cias decía el Padre, que porque lo querían tomar preso. Vial Bo- " liviano (Mariano Gallardo) que estaba con los Padres, que sacaba t— 48 — "' una arma y nos apuntaba, en esto les dimos lugar á los Padres " que entrasen á la casa, en esto nos retiramos" Los otros testi- gos colonos no estuvieron presentes al principio de esta tragedia, porque estaban de retaguardia. Pero es preciso oir también & los de- mas que se hallaban presentes en la misma casa. Pascual Eossí dice "que el Padre Andrés recibió con muchas " muestras de cariño á los Colonos, que asi que se aproximaron & " tomar preso al Padre, él les dijo de que lo ataran si les pareciera, *' poro que comprendiesen que estaría excomulgado quien tal cosa " hiciera; mas los Colonos, con sable en mano, quisieron atarlo, y dis- " parando el Padre pudo salvarse de en medio de ellos ". Casiano Panqueti declara 1? "que traían los Colonos la inten- " cion manifiesta de matar á los Padres : 2? que el Padre Andrés al •* aproximarse D. Melecio Frías le dijo, de que se bajara del caballo, " y le dijera qué órdenes traía, y con qué objeto venía con jente ar- '* mada, que el Padre no quería pelear, y que si le mostraba órdenes " para que desocupe los terrenos, ló haría, y D. Melecio contestó que ' no tenía otras órdenes, sino el reconocer que esos -terrenos eran de •él: 3? que dos hombres se llegaron al Padre Andrés para apresar- ' lo, uno de ellos con la espada, y los dos lo agarraron do la manga ' del habito, y que el Padre á esta acción les dijo, que si ponían las ' manos sobre su persona serían excomulgados, y entonces el ducla- ' rante les había dicho que le dejaran al Padre, pues que ellos no • querían pelear y que mas bien saldrían de allí, pero.... el decla- ' rante tenía una escopeta en las manos, por lo que pudo desasirse el ' el Padre Andrés de los que lo tenían agarrado, y disparar". Mariano Landucci afirma "que habían venido los Colonos con ' la firme resolución de pelear al Padre Andrés; que al aproximarse » los Colonos, el Padre Andrés, preguntó quien comandaba la jente, y el solo Comandante se aproximase á él, pero sin armas; mas no le contestaron, y todos en grupo se le arrimaron, y entonces les pre- guntó el Padre qué órdenes traían, y ellos respondieron que la ór- den que traían era de que desocupase el terreno: que al allegarse los Colonos al Padre Andrés, le rodearon y tomaron preso juntaraen- tamente con el declarante, mas un cristiano que había allí, sirviente dolos Padres, había tomado un fusil y amenaazba con él á los Co- lonos, para que soltasen á los Padres que libres dispararon. " Benito Chicarelli dijo: "Quo fué cierto que Colonos lo habían rodeado al Padre Andrés y tomándalo por el habito, le dijeron que estaba preso, y él les contestó que porque y con qué motivo querían — 49 — «« apresarlo, siendo asi que él, desde el dia antes, les había dicho de " que no quería pelear, pero que ni resistencia haría; pero los Colo- *• nos no i;> soltaron, sino cuando se vieron amenazados por un peoa " cristiano que tenían los Padres, y que suelto ya, so disparó". Lo mismo y en términos mas claros declara Salvador Aviles, que dice asi: "que al aproximarse D. Melecio Frias con sus soldados " á la casa, el Padre Audrdt les dijo, de que se bajaran, mas fi esta m invitación el Sr. Frias le (lió las gracias, y en el mismo momento le " dijo de que babia resuelto ti dcsocujuiria los terrenos, ó no? Fl Pa- " dre le contestó que estaba pronto a desocuparlos, pero para esto " era preoiso que le mostrase órdones superiores; entonces el susdi- •• eho Frias le había pedido al Padre que le mostrara los docu- " mentos de la Misión, y el Padre le contestó que ya muchas veces " se los había mostrado: entonces el Comandante dijo á sus soldados, " que cumplieran con la orden que les había dado (pero para esto ya '• lo habían rodeado al Padre algunos soldados), y en el mismo ins- " tanto uno de los soldados lo tomó por el habito, y otros le apnnia- " ban con el fusil, y el oficial sacó la espada, y todos juntos lo sacaron " á empellones. Mas al ver esta acción tan amenazante, un peón " cristiano que tenía el Padre, les dijo que de ese modo no lo llevarían, " y quisieron tomarlo á esto también, pero que solo lo agarraron por el " poncbo, y en la fuerza que hizo para desasirse, rasgó el poncho y " disparó por una arma de fuego, que bbí que la tomó les apuntó, " pero no les hizo tiro, y entonces lo soltaron al Padre, y se disparó " para dentro de la casa ". Por esta amenaza del peón cristiano Mariano Gallardo, con la arma de fuego, que no dió el tiro por creerse descargada, A los que tenían rodeado al Padre, se asustaron los soldados, y dispararon todos, también ol mismo Teniente ¡Sarmiento, arreando una muía ensilla- da de la Misión. Fué entonces que I). Federico Estuar, que poco antes había salido del patio de los Padres, hizo señales para que prontamente avanzasen todos los soldados, que marchando a ga- lope, cargaron con toda la fuerza la casa de los Padres, y recibida la orden empezaron á hacer fuego, y en medio de la pelea gritaban los jefes que se encienda la casa, lo que ftié inmediatamente cumplido. Todo esto consta por las declaraciones de los mismos Colonos, que al mismo tiempo manifiestan la injusta agresión y atrope! lamkiito por ellos hecho a los Padres Misioneros. Mas es de advertir, que e"n todo lo que es verdad, todos sustancialmente convienen. Pero en todo lo qne es contrario á ella, se encuentran ©r sus declaraciones incohe-— ao — rencias y contradicciones. En efecto, Antoniuo López en su declaración hecha a) supuesto Juez Francisco Quintana el mismo dia del suceso, 2'J de Setiembre dijo, ó por temor le lucieron decir lo siguiente: "Sé y me consta que los Colonos no llevaron armas con la inten- ción de atacar á los Padres, sino para defenderse en caso que fui'iun atropellados, como realmente sucedió". Lo que él ahí dice, se halla en oposición con el hecho misino. Y en verdad, quienes fueron los que marcharon á atacar y á atrepellar?' Los Padres á los Colonos? O los Colonos á los Padres? El hecho mismo, que se ha referido, lo confirma. Ademas, la declaración del citado López hecha el 23 do .Setiembre, se halla en contradicción con la que hizo al Juez U. Ve- nancio Sánchez, el 15 de Octubre próximo pasado: En esta declara 1? " Que hace dos ó tres meses, oyó decir íi los peones do los I'ost.e- " ros de las Conchas, que aunque veuiese una orden de Salta, la ha- " bríau de resistir: esto decían los peones como que lo habían oído " de sus l'atrones" (los Colonos): 2? "Que venían para botar á los " Padres, y si no querían de á buenas, de á malas lo harían: 3° " Es verdad que pusieron las manos en la persona del Padre An- " dres, con el lin de tomarlo preso, y con el apamto siguiente :— "Al decir l). Melecio Frías: — Cúmplase la orden,—el oficial " desenvainó la espada, y la puso de punta en las espaldas del " Padre Andrés, y los militares en numero de seis pusieron en me- " dio al Padre Andrés Orlandi y á Fray Mariano Landucci, y loe *' juntaron con las armas al pecho y á la espalda. El oficial agarró " al Padre Andrés de los hombros y dijo: Atenoste tiumJ*re. El l'a- " dre contestó, que es lo que quieren hacer cou migo? S'.unos todos " amigos; no hay nada; pero yo quiero saber cual es el motivo, con " cuya órden, 6 que es lo que quieren 'hacer conmigo? A lo que " contestaron—ahora ha de saber—cuando le iban sacando del patio. " Entonces salió el tinado Mariano Gallardo y dijo:—Que es lo que "quieren hacer con el Padre ?—; entonces le dyeron—marche preso " también Vd.—y lo tomarán también por el poncho: el finado pegó " un tirón y se rasgó el poncho, y fué adentro y volvió á salir con una " ¡listóla, en circunstancias que iban sacando al Fadre afuera. En- " tonces el finado apuntó eon la pistola al que había agarrado " al Padre, le rastrilló y no salió el tiro. En esto largaron al •■ Padre, quien disparó para adentro; volvió á salir el finado Maria- " no con una arma y Fr. Casiano también". ¿Como pues dice que los Colonos no llevaban armas con intención de atacar a los Padres, cuando til mismo declara que fueron estos por aquellos atacados y — 51 — atropellados ? Peni no es esta la sola contradicción que se encuentra en las declaraciones tomadas por los Colonos, hay mas incoherencias y contradicciones también. El mismo López el 23 de Setiembre de- claró diciendo: "He oido también que después de haber disparado " varios tiros sobre los Colonos, los Padres gritaban ¡í los indios que " atacasen y ellos principiaron á tirar flechas"; y en la declaración del 15 de Octubre asegura "Qnc el Padre Andres'dió orden á los indios, " cuando llegaron los cristianos á la casa, á que no se movieran, ni " hicieran acción ninguna en contra de los cristianos". Ademas, el 23 de Setiembre, el mismo dijo: "Me consta por mi propia visto que " el primer tiro fué disparado por los Padres sobre los Colonos"; y en la declaración del 15 de Octubru dice: "A un tiempo mismo hieie- " ren fuego las dos partes; en esta primera descarga hirieron á Fr. " Casiano; entonces los Colonos dijeron—¡í la carga—y comenzó el " tiroteo." Así mismo Salvador Aviles, en la declaración hecha el 23 de Se- tiembre dijo: " No sé quien disparó el primer tiro, porque me retira- " ba"; y después el 13 Octubre declaró "Qne los Colonos fueron los " que principiaron el fuego, como que en el primer tiro hirieron al " Padre Casiano." Quien fuese el primero á hacer fuego no todos convienen; los de retaguardia nada pueden afirmar d<* positivo; los que fueron ade- lante á tomar presos á los Padres, á la amenaza del peón Gallardo so escaparon, y en la fuga quien sabe que algunos de ellos, Melecio Frías, ó el protestante D. Federico Estuar, que salió antes 3r que llamaba & los demás, hiciesen alguna descarga, en que quedó herido Fr. Casiano. El mismo Casiano dice en su declaración del 12 Octubre: "Que los " Colonos fueron los que dieron fuego primero, pues que en el primer " tiro fué herido el declarante en una pierna, de cuya herida " está aun enfermo en cama." Mariano Landucci afirma " Que los '* Colonos habían hecho el primer tiro, del cual habían herido á Fr. •' Casiano." Olegario Perales en su declaración del 23 de Setiembre hecha ante Francisco Quintana dice: "He visto que el primor tiro " fttí dado por la persona que había venido con los Padres de la Mi- " sion (qae fué el peón Mariano Gallardo) y que entonces rocíen rom- " pieron también su fuego los Colonos." Pero aunque hubiese sido este, no fueron los Padres que empezaron el fuego, y si el referido Gallardo lo hizo, fué á costa de su vida para librar al Padre del in- justo atropellaiuiento de los bárbaros Colonos. Lo cierto es por confesión do los mismos enemigos, que la irrva-ston y el asalto fué por parte do los Colonos á la Misión de las Con- chas, manifestando también la intención de dar muerte á los Misio- neros y acabar con ellos. En efecto: en tiempo do la peléa gritaban los Colonos: mu'en d los Padres y repetían siempre lo mismo, asi de- claró Casiano Fanqut ti. Salvador Aviles afirma:" Que al hacer fue- go los Colonos, D. Melecio Frías les gritaba, que no tiren á los in- dios, sino & los Padres, pnes que solo con ellos era la pelea." An- tonino López dice: * Que el Comandante tiraba sus bases diciendo que " á los indios no se les tirase, que solamente a los Padres, que con " los Padres es. ... y gritaba en medio do los soldados: á los indios " no se les haga »/» tiro." El Alférez Contreras también dijo, que el jefe les repetía que no les hicitramos fueiro á los indios. Al escapar- se el Padre Andrés y Fr. Mariano Landucci de la casa que ardía, los Colonos les hicieron una descarga, y por disposición especial de la providencia divina, solo quedó el haliito de ambos agujereado, persi- guiendo al Padre Andrés uno . Melecio Frias ai declarante que " dijera al Cacique Patio, que con él no pelearía y que .siempre sería su •« amigo, y qM mas amigo sería si le entregaba A los Padres." Casi el mismo hecho refiere Antonino López, y ademas declara: "Vino " también 1>. Melecio Frías, oon l.i espada flpBBil■.•■( innda. par-. ír■«aran " al mismo herido Fr. Casiano, y su hermano 1>. C ríos ;<> <:• ¡u•••<>. di. " oiendolo quo no lo hiciera; " y añad-> : " Que 1>. Melecio después " dijo al indio Pedro Juan, qoe si le en Inoraba al 1*. Andn s. eran ¡ñas " amigos. " Todo lo refería.* jdeclarado no > ido manifiesta los atro- pcllamientos injustos de Mel-oio Frias y demás cómplices Colonos nwtri Jos Padres Misioneros, mas también Ja perversa y saorílopa in- tención y deseo de quitarles la villa. ¿ Y en vista de todo esto, no da* bota osles por derecho natural defenderse ? Cómo pues dice el Go- bierno del Sr. Aguirre, que la responsabilidad no se puede sin injusti- cia hacer recaer exclusivamente sobre bis Colonos i Quién asi afirma, sino es causa, tío puede ser. sino un defensor (te la injusticia y del crimen. I Pero pasemos & ver las consecuencias do la referida bárbara y sangrienta tragedia, que son incendios, hurtos, heridos y muertos, y otros males que el tiempo hará conocer desnues. Inc. noit.w : los Co- lonos no solo quemaron la casa de la Mi.snui, la cocina y otra pieza mas, y parte de lo que había en la casa; pero