— 120 — CAPITULO II.—Territorio disputado i medios de llegar a una solución................................................ CAPITULO III.—Primer medio: la transacción........... 34 CAPITULO IV.—Respuesta anticipada a una objeción... 07 CAPITULO V.—El arbitraje.................................. 104 CAPITULO VI.—Decisión de un Congreso Americano... 107 CAPITULO VII.—Las patrias i la patria................... 114 lili ------- \{ í ron ei. INSPECTOR fiENEBAl Qt LAS ESCUELAS D. MARCOS SASTRE, ••o (íel Instituto Histórico - Ueújjráfloo. >idfiá'úe Amigos de la Hi?im?< Natural del Pial ¡abro del Directorio del. Circulo Literario, residente do ta Sociedad Propagadora de Ja uasenauaa primaria," Director de la £scuola Normal, de varias obras de educción, etc. etc. eto.RENUNCIA Del Director de la Escuela Mormal D. 9IARCO.§ §AMTRE. Buenos-Aires, Setiembre 9 de 18tí5. Exino. Señor: Al presentar á V. E. mi renuncia del cargo de Director do la Escuela Normal, debo esponer las dos principales causas que ha- cen imposible mi continuación en ese ó otro empleo alguno de la enseñanza pública en esta provincia, ínterin ellas subsistan. La primera es la insubordinación no reprimida del Sub-Director de dicha Escuela ; la segunda es la prohibición de que los empleados en la enseñanza primaria tengan interés directo ni indirecto en la provisión de libros para las escuelas públicas. El 24 del próximo pasado dirigí al Ministro de Gobierno y Pre- sidente del Consejo de Instrucción Pública una nota del tenor si- guiente : « Como Director de la Escuela Normal estoi en el deber «deelevar al conocimiento de la autoridad un hecho grave ocur- «rido en aquella el dia 8 del presente; hecho que, á mi entender, «afectará profundamente la organización deesa institución, si no « fuere inmediatamente removido el elemento subversivo que ha « revelado en su seno. « Estando presentes en el despacho del Departamento de Escue- « las su Gefe y Vice-Presidente del Consejo de Instrucción Pública, « y el Sub-Director de la Escuela Normal, le presenté al primero la « Distribución diaria de las horas de enseñanza, en cumplimiento del < artículo ¿0 del Estatuto; y ofrecí á la consideración del segundo « un Proyecto de repartición de los ramos del programa entre los Pro- < fesores, en conformidad con el artículo 6. El Sub-Director desa- « probó terminantemente la referida Distribución de las horas, di- « ciendo que debia hacerse de acuerdo con él; y habiéndole yo • observado que el Estatuto daba esa atribución esclusivamente al « Director, el Sub-Director Santa-Olalla declaró en voz alta, que « él no se sometería á las disposiciones de un Director que sabia menos ' que él. » « Dejo á la consideración de V. E, si con un empleado que < rehusa someterse á la ley, desconociendo las atribuciones del « gefe, podrá este desempeñar las funciones de su empleo, ni lle- • var á efecto la organización de la Escuela Normal que acaba de ■ ser instalada por el Gobierno. Dios guarde etc. » La impunidad y renitencia del Sub-Director en su desafuero, convierten al Director de la Escuela Normal en un vano título que— li- no podría yo llevar por mas tiempo sin faltar á la confianza del [ . Gobierno y comprometer mi propia dignidad. Además, el superior decreto del 12 del pasado, á que antes me he referido, ha venido á crear una dificultad mas para mi conti- nuación en el servicio público de esta provincia, porque habiendo yo suplido siempre la escasez é insuficiencia de mi sueldo con la retribución de los editores de mis métodos y testos adoptados en la enseñanza pública, la citada prohibición me priva en adelante de ese honesto recurso en premio de tantos alanos y del beneficio que la educación pública ha reportado de ellos y de la aprobación espon- tánea que, así el Gobierno de Buenos-Aires, como el Departamento de Escuelas y la Sociedad de Beneficencia han dispensado á mis obras de enseñanza. En la alternativa, pues, de renunciar ó el empleo, ó mi propie- dad literaria, opto sin vacilar por lo primero, no solo por el imperio de la necesidad, sino por la esperanza que me alienta de continuar el bien que creo hacer á la educación popular publicando nuevas obras elementales que espero merecerán como las anteriores la aprobación general, y en especial la de las personas colocadas al frente de la instrucción pública. Al volver á mi retiro, después de veinte años de consagración á la enseñanza, para continuar siempre en la obra de la ilus- tración del pueblo, que ha sido la ocupación principal de toda mi vida, tengo que suplicar á V. E. haga efectivas las disposiciones vigentes y el amparo de las leyes contra la cabala que intenta ani- quilar el legítimo producto de mis trabajos didácticos; único re- curso que me queda, y único legado que podré dejar á mi familia Mas, si aun ese me faltase por el triunfo de la maldad, todavía po- dré decir á mis doce hijos lo que Séneca, despojado y sacrificado por Nerón, dijo á sus deudos al morir: t Os dejo el único bien que me queda—el ejemplo de mi vida. • Dios guarde á V. E. Exmo Señor Marcos SastM Buenos-Aires, Setiembre 12 de 1865.—Al ciudadano D. Marcos Sastre.—El abajo firmado ha recibido y elevado al conocimiento del señor Gobernador, la renuncia que Vd. eleva del cargo de J" rector de la Escuela Normal; y en respuesta debo participarte para su conocimiento, que el Gobierno en la fecha, ha resue i admitírsela; debiendo agregarle el reconocimiento de que qu poseído por los servicios que con inteligencia y recomendable con;' tancia ha prestado siempre en el importante ramo de la ensen primaria. Dios guarde .á^lflggmuchos años. - P. Cárdenas EDUCACION POPULARii|>renta Argentina do El Nacional. Bolívar il EDUCACION POPULAR EN BUENOS - AIRES PRESENTADA AL CONSEJO DE INSTRUCCION PÚBLICA POR EL INSPECTOR GENERAL DE LAS ESCUELAS D MARCOS SASTRE Modo del Instituto Histórico -Geográfico, dr la Sociedad de Amigos de la Historia Natural del Plata miembro del Directorio del Circulo Literario, presidente de la Sociedad Propagadora de la enseñanza primarla, autor de varias obras de educación, cte. etc. etc. La voz de la verdad es débil en mis labios, y quizá seré yo uno de sus mas oicurof mártires. BUENOS-AIRES Librería de P. MORTA, editor, Bolívar 54. 1865DEDICATORIA AL DOCTOR D. JOAQUIN REQUENA. turnado en esta ribera del Plata se ensañaban contra ■■ baen ciudadano, padre de doce hijos, consagrado por iirijos_aíi»s al bien público con daaintarés y abnegación! ra la opuesta marjen una voz amiga ac dejó oir en su de- bata........ No. no es que en esta ribera hayan faltado corazonas maníes de la justicia: anas habiendo ellos callado sus ■ombres, me privan del placer de ofrecerles un testimonio it mi gratitud, romo al sabio, al virtuoso, al bien-amado, ti < orapntriotn y al amigo ». JOAQlUN REQUERIA. Marcos Sastre. Buenos-Airts, Majo 25 de 1865.OBRAS DE D. MARCOS SASTRE las de enseñanza han sido nuevamente aprobadas por el Gobierno y el Consejo de Instrucción Pública) VÉNDENSE EN LA LIBHERIA DEL EDITOR V. MORTA Calle Bolívar mim. 54, en Buenos-Aires. Consejos de Oro sobre la educación, dirijidos álas :aJrcs y á los institutores—Tercera edición. El Tempe Argentino ó las Islas del Delta del Pa- raná, el Uruguay y el Plata, obra descriptiva y filo- k'ñca, del mayor interés para el naturalista y el via- jero, y en especial para los Argentinos amantes de ■ país—Esta importante publicación ha sido adop- ta por el Gobierno de Buenos-Aires como libro de ■■mió y como testo de lectura para las escuelas pú- blicas—Tercera edición correjida, aumentada y ador- ada con un mapa, 1 tomo. LaAnagnosia o arte de enseñar y aprenderá leer i'ü facilidad, sin empezar por el abecedario ni el de- letreo, é inspirando á los niños afición á la lectura, y Jnor á la virtud y al trabajo—Duodécima edición ■ tres cuadernos. La Anagnosia en ocho cuadros murales, para la enseñanza mútua. Método ecléctico de caligrafía inglesa, en diez Otones, acompañados de una dirección. Complemento del Método ecléctico, colección de Acartones de muestras de letra fina inglesa, que atienen las máximas evangélicas y los preceptos de -higiene para los niños. Guia del Preceptor— Contiene el Reglamento y el , °rario de las escuelas públicas de varones; una ins- cción sobre la dirección moral de los niños; nociones •t|j'giene para la educación primaria, &a. 2» edición.Curso de la lengua castellana—Comprende ortografía completa; única que, sin ocurrir a" las etT Biologías, da reglas para el uso de las letras oquívo" cas : g, h, s, c, z, v, b, y, 11; y esplica todos los pa- rónimos ó palabras semejantes en la pronunciación v diferentes en la ortografía y significación. 21.2» edición Lecciones de gramática castellana para la ense- ñanza primaria—Comprende todos los verbos irregu- lares, y corrije los vicios mas jenerales del lenguaje familiar. Quinta edición. Lecciones de ortografía para la enseñanza prima- ria. Cuarta edición, aumentada con una lista de los homónimos equívocos, y otra de las voces incorrectas, jeneralmente usadas en América. Lecciones de aritmética para la enseñanza prima- ria—Compréndelos decimales y el sistema métrico con numerosos problemas y ejercicios prácticos. 9a edición. Breve esposicion del sistema métrico decimal para los niños—1 cuarderno. Catecismo de la Doctrina Cristiana del P. Astete, arreglado á la nueva forma diálogo-espositiva, para el uso de las escuelas. El nuevo Grigera ó Manual del labrador argentino. El decálogo de lafortuna/ó reglas para enriquecerse Almanaque agrícola industrial y comercial de Bue- nos-Aires—3 tomos de los años 1860, 61 y 62. De la cria de las ovejas y refinamiento de sus la- nas—2a edición—11. por Clauz, traducida del alemán Epítome historian sacras de Lhomond, con un vo- cabulario latino-español. Selección de lecturas ejemplares para los niños- Primera y segunda serie, 2 tomos. La educación popular en Buenos-Aires, Memom presentada al Consejo de Instrucción Pública en l»Go. En la misma librería se vende la biografía del Bf- D. Marcos Sastre, por el Dr. D. Alejandro Magan- ños Cervantes. INTRODUCCION Milicia es la vida del hombre sobre la tierra ; y como días de jornalr-ro, sus dias. Lib. ile Job, cap. VIH. Las revoluciones no se consuman súbita y total- mente en la vida de la humanidad. Todas las mejoras sociales no llegan á su perfec- cionamiento, sino después de muchas pruebas y sa- crificios, que absorben largos períodos de tiempo y de esperanza. Ahí está la historia. Interpretando ella su sagra- da misión nos enseña con la imponente elocuencia de los hechos, cómo se educa la humanidad en la escue- la del raciocinio y de la religión, aprendiendo á tra- bajar con abnegación por la causa de la verdad, que es la causa común. Siendo el destino del hombre en la tierra el traba- JO) M. Desttut de Tracy ha podido decir con profun- da razón :4'todo el bien de las sociedades humanas es- té en la buena aplicación del trabajo; todo el mal en su desperdicio." Pero los principios que constituyen el progreso contemporáneo, ¡por cuánta elaboración han pasado,II y cuan lejos están todavía de la última sanción de ]• iutelijencia humana ! El trabajo cuyo origen se encuentra en la primera falta del hombre, es el antecedente indispensable del progreso, y el vínculo que los uno es tan indisoluble que no puede concebirse sin él la vida de la huma- nidad. No sin razón se ligan, pues, los tiempos y "cada siglo se complace en recojer la palabra divi- na que ha proclamado el que lo precede para esplicar el enigma del destino humano." Grandes hechos mo- rales preparan en la historia antigua la aparición del Imperio Romano, y hechos no menos grandes concu- rren á su destrucción para dar paso á la libertad que encarnándose en las Repúblicas Italianas se vivificay se difunde, personificándose poco después en hom- bres como Alberto el Grande, Bacon, San Anselmo, Alfonso el sabio, el Dante y tantos otros genios des- collantes de la edad media que han preparado la ci- vilización moderna. La vida de las naciones, aunque menos ostensible- mente, en razón de la estrechez de la escena en que se ejerce con relación á la de la humanidad, ascien- de del mismo modo en la escala del progreso. La Nación Argentina, tan tormentosa en su des- arrollo, encierra en el fondo de su historia vetas invisibles todavía para el pueblo, que acusan el pro- greso lento de nuestra política y literatura, operado á través de la anarquía primero, y del despotismo des- pués; causas bastante poderosas para detener la ac- ción de las ideas, pero no para estinguirlas. Un bo- cho lo comprueba perfectamente : — Hace veintisiete años que varios jóvenes argentinos, invitados por el malogrado poeta Echeverría, se reunían en esta ciu- dad á fundar una asociación político-literaria desti- nada á vindicar los derechos sagrados de la patria, jgsa ya entonces de la tiranía de Rosas. La Aso- lación de Mayo, aunque estéril en resultados inme- diatos á causa de la imposibilidad de acción á que •e hallaba condenada la intelijencia en aquella épo- ci de negros recuerdos, preparé lentamente en una elaboración misteriosa el triunfo de la política y lite- ratura argentinas (1). Apostóles fieles del dogma de Echeverría fueron La valle, Avellaneda, Beron de Astrada, Várela y otros mártires sublimes, que con su generosa sangre renovaron las casi perdidas huellas ile la tradición de Mayo. Frías, Gutiérrez, Mitre, Sarmiento y tantos otros discípulos de la misma es- cuela que han sobrevivido, forman hoi el núcleo vivo de las fuerzas intelectuales de la patria de los argen- tinos. Del seno de las escuelas o de la desolación de los combates, siempre sale triunfante la idea del pro- greso para atestiguarnos que es eterna la fraternidad de Dios con el hombre. Recorriendo la Memoria que el Sr. Sastre, Inspec- tor General de las Escuelas acaba de presentar al Consejo de Instrucción Pública, liémonos hecho im- prescindiblemente las reflexiones que preceden, te- niendo por delante el estado actual de la educación pública en nuestra provincia, en la múltiple forma que reviste dicha Memoria. Nada mas espontáneo y legítimo que la admira- ción que hemos sentido, al comparar el próspero pre- sento con el embrionario y limitado pasado de la edu- cación pública en Buenos-Aires. ¿A quién son debidos tan halagüeños resultados? Muchos ilustrados argentinos han trabajado con fe é intelijencia por levantar las Escuelas del Estado, á w altura en que se encuentran. (I) I.ns mfomhroi de la Atociaeion 2a>lv> por el S-. Mu-o» Sistre fii 183".Ellas, como decía el inmortal Rivadavia que inició su reglamentación, "son el secreto de la prosperidad y el engrandecimiento de los pueblos nacientes." La anarquía que siempre se resuelve en la guerra que todo lo desoía, ba sido durante mucho tiempo entre nosotros una poderosa barrera opuesta á la benéfica influencia de la educación, y por consiguiente, al en- grandecimiento de nuestra república. Sin embargo, después de la tiranía de Rosas y á través de las disensiones políticas que han tenido di- vididos á los argentinos, algunos ilustres compatrio- tas han trabajado en Buenos-Aires con entusiasmo digno de elogio por difundir la enseñanza primaria en el pueblo, preparándolo del único modo eficaz para la democracia. Se han distinguido entre estos los SS. Sarmiento, Barros Pazos, Alsina, Sastre, Mitre, írias, Domínguez, Navarro Viola, Gutiérrez y otros que en este momento no recordamos. Todos ellos, mas ó menos directamente, se han mostrado par- tidarios positivos de la educación popular. Pero se- ría una injusticia no reconocer, que los SS. Sarmiento y Sastre son los trabajadores poderosos que sin tre- gua se han contraído en Buenos-Aires de una manera especial á difundir la enseñanza, haciendo accesible el aprendizaje de la Escuela á todos los miembros de la sociedad. El Sr. Sarmiento, dotado de un espíritu ardiente, de una intelijencia fecunda y llena de erudición, de- vuelto á su patria por la ola de la revolución que derrocó á Rosas y en la que tuvo una gran partc,^ quiso prestarle el mismo importante servicio que a Chile su segunda patria, levantando la educación de la postración en que se hallaba, y en esta grande obi'a de regeneración, imposible de llevar á cabo » no se hubieran creado muchos elementos, encontró v al Sr. Sastre que "por su consagración constante á la enseñanza de la juventud (según el mismo Sr. Sar- miento) habia adquirido la esperiencia que indica los vacíos que han de llenarse para hacerla fructífera y los métodos de enseñanza que mejores resultados pro- ducen". El Sr. Sastre, cuya reputación como pedagogo ha merecido por sus producciones de este género, el elo- jio de los mas distinguidos escritores argentinos y de muchos estranjeros, ha dejado también entre sus ¡dumnos recuerdos mui gratos y muí honrosos para él. Consagrado desde sus primeras años á la educación, que fué su decidida vocación, como lo demuestran sus precoces trabajos literarios, en la práctica misma de la enseñanza ha estudiado el corazón de la ju- ventud y adquirido un tino y capacidad para diri- jirla indispensables. En la Memoria á que nos refe- rimos se vé cuánto ha trabajado como Inspector Ge- neral de las Escuelas para obtener la organización de estas. El país palpa hoi el benéfico y trascental re- sultado de sus esfuerzos. Bajo su sencillo sistema, por poco idóneo que sea el institutor, puede hacer progresar la juventud con el ausilio de sus métodos en todos los ramos de la instrucción primaria. La concurrencia á las escuelas públicas es hoi mui con- siuerable y los adelantos mui elocuentes. No obs- tante la jornada que se ha hecho, "mucho hai que desear y mucho que esperar para lo sucesivo." El 9t, Sastre deplora en su Memoria la escasa retribu- ción de los preceptores y la falta de una lei de jubi- ■acion que les asegure un retiro honesto en su can- uda acianidad y sirva de premio á sus inapreciables desvelos por edacar á la juventud que es el porvenir Je la Patria. Inculca detenidamente sobre la necesidad de im-VI prognar la instrucción púbica del elemento relio-io 0 y de enseñar al pueblo los principios de U democracia* Propone también la creación de una Escuela Nor- mal, bajo la base de un presupuesto modesto y un programa sencillo, para formar preceptores y poder entonces dar mas amplitud á la enseñanza y generali- zarla en la República. "Si todas las artes y profesiones exijen estudios previos, dice el Sr. Sastre, con mayor razón la de la edueccion, no solo por su arduidad, sino porque en ella los errores de la impericia pueden ser «le una trascendencia fatal para el educando, y aun para la so- ciedad entera. La Escuela Normal es pues una exi- jencia de la opinión y de la ciencia, es una necesi- dad imprescindible de la enseñanza popular." Los Estados vecinos, inclusive el Paraguay, la tienen ya, y entre nosotros habiendo sido fundada dos veces, no existe actualmente. El Consejo de Instrucción Pública, cuyo celo por el progreso de la educación ha empezado á hacerse sentir, debe preocuparse de la creación de una Es- cuela Normal. Debe ignalmente preocuparse de la necesidad de multiplicar la inspección de las escuelas para que su influencia se haga sentir en ellas simul- táneamente y á cada momento si es posible. La i.is- peccion no es bastante eficaz, sino cuando es local diaria y múltiple. La Municipalidad de esta ciudad se ha ocupado en estos últimos tiempos de esta mejo- ra tan reclamada para el progreso, pero no sabemos porque causa no la ha iniciado. La educación popular ha recorrido ya un Urgo camino entre nosotros. Edúcanse en esta Provincia ]00C3 alumnos por el Estado; y 7156 por particulares. La estadística del año 1773 solo daba 1012 edu- candos. La diferencia es pues notable no obstan.*' VII el tiempo trascurrido, y mucho mas si se atiende á que nuestros gobiernos no han podido preocuparse bastantemente do los intereses morales del pueblo (los primeros en importancia porque ellos deciden de la suerte de los individuos), merced á la agitación de la polémica cuotidiana que se ha perpetuado y de la que desgraciadamente no estamos todavía libres en men- gua de nuestro venturoso porvenir. Que el Consejo de Instrucción Pública haga sen- tir su benéfica y poderosa influencia, difundiendo la educación especialmente en la campaña, en donde una gran parte do la población yace todavía en las tinieblas. Que para esta grande obra, la mas impor- tante para el pueblo, sean llamados todos los hom- bres de intelijencia y de corazón, todos los que se desviven por la realidad de la soberanía, por el triun- fo definitivo de la libertad en el orden. Que se aproveche el tiempo poi-que de 61 depende todo el bien de la sociedad, como dijimos al principio, no sea que se vuelva abrir el templo de Jano, y pa- sada la tormenta tengamos que salir á buscar de nue- vo el camino perdido, y eso si salvamos del naufra- gio. Que el Gobierno no abdique, si aprecia en algo la consideración del pueblo, el deber imprescindible que tiene de educarlo. Esta no es una censura si- no una exhortación. He" ahí resumidos nuestros íntimos votos. Ellos traducen nuestro ardiente amor á la Religión y á la Patria. Concluiremos, pues, este desarreglado artículo, es- perando que la educación, en la marcha progresiva que lleva, sabrá estrechar cada dia mas en la Patria Argentina los vínculos que ligan á estas dos entida- des, la Iglesia y el Estado, de cuya armonía depende " felicidad humana. Isaac A.i'eco-1 LA ENSEÑANZA PÚBLICA PRIMARIA i:TV BUENOS AIRES. [ Actualidad satisfactoria de nuestras es- cuelas.—Medios de constatarla.—Ne- cesaria limitación del programa de enseñanza.—Inconvenientes de la in- troducción de otros ramos en las es- cuelas de primeras letras.—Uniformi- dad de régimen de las escuelas públi- cas—El progreso de la enseñanza lia llegado á su máximun con los elemen- tos actuales.-Por qué no se aumenta el número de los educandos.—Incon- veniencia de hacer obligatoria la ins- trucción.— Sez*á bien concurrida toda i scuela que tenga un buen maestro.— Es general el interés de los padres por la educación de sus hijos. Aunque la organización ele las encuelas públicas varones y mistas es una obra recien llevada á ca- to, asi como la plantificación de métodos espeditivos, « generalización de buenos testos y la introducción s en desproporción con el área de las salas de es- cuela; pero el nuevo mueblaje, mas conforme con M prescripciones higiénicas y pedagógicas, no per-mite colocar mas alumnos que los que el local admite consultando la salud, la disciplina y la dirección de la escuela; de lo que ha resultado que en muchas es- cuelas ha sido preciso reducir el número de los nino< desde la introducción de las nuevas mesas, y en todas tiene por necesidad que ser mas limitada que antes la concurrencia. También hai que advertir que habiéndose perfec- cionado el sistema de libros de registro, y prescrito los medios de averiguar los niños que se retiran sin dar aviso, hoi no pueden ser inscritos en los regis- tros trimestrales ni en las planillas del movimiento mensual, cierto número de alumnos que antes se ha- cian figurar como existentes. Se ha intentado mas de una vez hacer oblig¡itorio a los padres el envió de sus hijos á las escuelas pri- marias, y aun ha habido municipalidades que han llevado su mal aconsejado celo hasta imponer fuertes multas y terribles castigos á los que descuidasen ese deber. Prescindiendo de la grave cuestión de legislación que envuelven disposiciones de esa naturaleza, y con- siderándolas solo por el lado pedagógico, pregunta- ría ¿qué necesidad hai de tomar medidas coercitivas para la concurrencia de los niños á las escuelas pú- blicas si todas estas están llenas, tanto en la capital como en la campaña? Si algunas no son bien con- curridas, es preciso buscar el motivo, no en la falta de voluntad de los padres ó sus hijos, sino en otras justas causas. Las largas distancias, la morosidad de la enseñanza, que priva á las familias pobres por muchos años de los servicios de sus hijos, y las ra» de las veces el mal desempeño de los maestros es la causa evidente del desvandamicnto de sus alumnos. Lo he observado inumerablcs ocasiones, no solo en esta sino en otras provincias en que está menos des- pierto en las masas populares el amor á la instrucion: ^-Siempre que se ha establecido una escuela con un buen preceptor, se ha visto bien concurrida de alumnos. En mi concepto, una lei que compeliese á los pa- dres de familia á mandar a la escuela á sus hijos, causaría inmediatamente la decadencia de la enseñan- za en las escuelas públicas y su completa relajación en las particulares. La mayor parte de los que se dedican á la ense- ñanza primaria, sin la práctica y conocimientos ne- cesarios, no pueden desempeñarla regularmente sino en escuelas de cuarenta ó cincuenta alumnos. Aun los mas instruidos é idóneos no podrían atender arriba de cien sin el ausilio de un segundo maestro. Por otra parte la crecida aglomeración ao personas es perjudicial á la salud, á la disciplina y al progreso de la escuela. Se cree generalmente que hai una gran indolen- cia y descuido en la mayor parte de los padres res- pecto á la educación de sus hijos; pero lejos de par- ticipar yo de esa opinión, juzgo todo lo contrario, y aseguro, fundado en mi observación y esperiencia, que en escuelas bien organizadas y dirigidas por preceptores aptos, dedicados y morales, nunca habrá asientos desocupados, ora estén en las ciudades, ora en medio de los campos.II Sistema-Sastre de enseñanza primaria.- No se parece á ninguno de los cono- cidos.—Inconvenientes para la plan- tificación de un sistema cualquiera.-- El actual sistema los ha vencido to- dos.—Aun falta que colocar una de las principales piezas de este sistema.- Instruccion de los maestros. — G-nia del Preceptor. - Coníérencias peda- gógicas—Sociedad propagadora déla enseñanza primaria —Bibliotecas po- pulares—Reglamentos de estas insti- tuciones fundadas por el Sr. Sastre. Si el sistema ó método general de enseñanza adop- tado en nuestras escuelas tuviera alguna semejanza con alguno de los que han obtenido mas ó menos ce- lebridad bajo los nombres de Lancáster, Pestalozi, Jacotot, etc.; bastaría, para dar una idea completa de él, manifestar las modificaciones que hubiese re- cibido en su aplicación; pero siendo, como lo es, un sistema enteramente nuevo y original en su conjunto; confeccionado para utilizar los escasos elementos edu- cadores de que podemos disponer, y adaptado á las condiciones morales, sociales y materiales del país; su esposicion completa requeriría un estenso escrito, un libro especial, que me propongo dar á luz en bre- ve. Entretanto el reglamento de las escuelas, el ho- rario y las instrucciones contenidas en el Guia del Preceptor, ofrecen las indicaciones necesarias para comprenderlo, si con ellas á la vista se mira funcio* nftr una escuela bien dirigida (*) Los principales inconvenientes que obstan para la plantificación de cualquiera de los métodos conocidos, y dificultan la regularidad de la enseñanza en este país, son los siguientes : 1. ° La concurrencia mui interrumpida de los alumnos, 2. ° La falta de puntualidad en la asistencia á la hora de entrada, 3. ° La voluntariedad de los niños y la conse- cuente debilidad de la autoridad paterna, 4. ° La deficiencia y escasez del material, en lo- cal, muebles, aparatos y testos de enseñanza. 5. ° La falta de suficiencia en la generalidad de los maestros. Ante semejantes elementos, mas propios para el caos, que para nada que se parezca á un sistema cualquiera de organización, se habria arredrado un espíritu menos firme y un corazón menos entusiasta que el mío por la educación de la niñez. Era preciso crearlo todo, el banco, el libro, el dis- cípulo y el maestro; era indispensable estimular al (*) Lii qua mas te han ceñido i la estricta observancia del horaria y el «■¡¡lamento, y que pueden servir do estudio para el sistema adoptado, son las siguientes: la de la parroquia de San Nicolás, preceptor el Sr. Alarcon; la da San Miguel dirigida por el Sr. Amato; la de Monserrat, por el St. Gordillo; la desuburbios al sud, por el Sr. Bichieri; la de Balvanera, por el Sr. Agüero; ¡ la de suburbios al norte, por el Sr. Martínez. En la campaña se encuentran en igual caso: la de la villa de Chivilcoy, por el Sr. Tambornini; la de las Lomas de Zamora ó la Paz, por el Sr. Domin- ?"«; la de la villa de Lujan, por el Sr. Cama; la del Pergamino, por el Sr. «igorri; la del Baradero, por el Sr. Melendez; la de Lobo9, porelSr. Rae- chHti; la de la ciudad de San Nicolás, por el Sr. Grillo; la de Dolores, por e|Sr. Abrines; la de San José de Flores, por el Sr. Homero; la de las Floras, Por elSr. Basset y Mantilla; la de San Fernando, por el Br. Martin; la central I .* Conchas, por el Sr Majesté; la de San Isidro, por el Sr. Chanalet;la de ? 'día de Mercedas, por el Sr. Maldonado; y la de Cañuelas, por el Sr. wdesma. 3niño, hacerle amar la escuela ó inspirarle la obedien- cia; no era menos necesario improvisar preceptores ofreciéndoles un sistema de enseñanza sencillísimo y métodos al alcance de los mas ignorantes. ¡Y todo esto se ha hecho, señores del Consejo! Tengo la satisfacción de presentaros las escuelas públicas de varones, organizadas bajo un sistema pedagógico que produce los siguientes resultados: 1. ° Una afluencia numerosa de discípulos, y la mayor concurrencia diaria posible, sin que las inte- rrupciones de algunos sean un obstáculo para la mar- cha regular de la escuela; 2. ° La mayor puntualidad á la hora de asisten- cia, sin que la falta de ella perjudique al régimen de la escuela, ni perturbe la instrucción del alumno; 3. ° El amor de los niños á la escuela, y un vivo interés por sus propios progresos; 4. ° Un material sencillo, un sistema de mueblaje cómodo, barato, acomodable á toda clase de edificios, y que puede construirse en la campaña; y una serie de testos y métodos de enseñanza, de poco costo, cla- ros, breves y espeditivos; 5. ° La fácil y pronta preparación del maestro para el buen desempeño de nuestro sistema de ense- ñanza, por escasa que sea la instrucción del sujeto, con tal que tenga buen carácter y mui buenas cos- tumbres. Sin embargo, hai aun que hacer jugar una de las piezas principales de este mecanismo, y es el sistema de pequeños premios diarios que establece el regla- mento (art. 44 al 47) para ser distribuidos semanal- mente en cada escuela. Una vez abolidos los casti- gos corporales y toda pena afrentosa, debían ser reemplazados por otros medios de corrección y esti- mulo para conservar el orden, sostener la obediencia — 41 — y acelerar el progreso. Ninguno mas eficaz que el de ]os vales de premio cambiables por objetos que pue- den servir de instrucción á la vez que de entreteni- miento para el niño. Con una asignación de cien pesos nirc. mensuales para cada escuela, quedaría esta- blecido este móvil poderoso de educación, completa- mente indispensable en todo sistema de enseñanza. Para remover el máximo de los obstáculos—la fal- ta de instrucción profesional de la mayor parte de los maestros—publiqué el Guia del Preceptor, establecí las Conferencias pedagógicas ebdomadales, á las que han concurrido con laudable constancia no solamente los preceptores sino sus segundos ó ayudantes; pro- moví también la fundación de una asociación de ins- titutores públieos y particulares y otras personas amantes de la educación, que adoptó la denomina- ción de Sociedad propagadora de la enseñanza prima- ria, y hasta hoi me ha honrado con el cargo de su presidente; y finalmente traté de hacer efectiva la idea de la creación de Bibliotecas populares en la campaña, dando principio con la del partido de San Fernando, que ha reunido hasta el presente unos qui- nientos volúmenes, por donativos del vecindario y del gobierno. Para todas estas instituciones formulé los reglamentos que las rigen, y se verán al fin de esta Memoria.III Nuestras escuelas están, bien organiza- das.—Esterilidad, de nuestros Aristar- cos.—Abstención de la prensa perió- dica en la cuestión educación. —¿as primeras capacidades del país han concurrido á la obra de la organiza- ción de las escuelas- —Necesidad de emanciparnos de la educación espa- ñola.—Impotencia científica de la Es- paña.— La organización de nuestras escuelas es eminentemente argen- tina. Es pues un hecho la buena organización de las es- cuelas públicas de la provincia de Buenos-Aires. Aunque de algún tiempo á esta parte se ha notado el empeño de obscurecerlo criticando acremente todo lo que se ha hecho en favor de la enseñanza pública, es digno de notarse que ninguno de esos críticos ha pre- sentado en práctica ni en teoría sistema alguno de enseñanza, ningún reglamento, ningún método, nin- gún testo que aventaje á los que tanto han cen- surado. Desgraciadamente nuestra prensa periódica ha es- quivado ocuparse de cuestión tan importante, que dilu- cidada por plumas mas competentes 6 imparciales que las que la han abordado, se habrían conocido sin duda las mejoras que había que introducir y los vacíos que debían llenarse en la enseñanza popular. Entre tanto, — 13 — todo cuanto se ha hecho para la difusión, organización y progreso de la enseñanza primaria se debe á los esfuer- z0S y las luces de los hombres mas distinguidos del país; en todo se puede señalar el concurso y la aprobación je sumidades tan notables como los Vicente López (padre é hijo), los Barros Pazos, los Alsina, los Mi- tre, los Frias y los Sarmiento. En vano se han diri- gido contra mí solo todos los golpes de una injusta crítica, como si yo hubiera sido el director ó* el árbi- toenla organización de las escuelas, siendo así que como Inspector he ocupado siempre un puesto secun- dario bajo la dependencia del Gefe del Departamento y del Gobierno; y si estos han tenido á bien aprobar y aceptar mi sistema de enseñanza, mis testos y todos mis trabajos, ha sido porque veian en ellos el fruto Je treinta y mas años de estudio y de práctica, y porque los juzgaban superiores á los que nos habia legado y nos brindaba la madre patria. La necesidad de nuestra emancipación en materia de enseñanza, era tan imperiosa como lo habia sido la emancipación política, porque nada tenia que ofre- cemos la España que fuese conforme á las condicio- nes de nuestra sociedad, á nuestro modo de ser de- mocrático y á nuestras aspiraciones al progreso, que no podrán realizarse sino por medio de la educación del pueblo. "Poco nos queda ya que decir de la esposícion es- pañola (dice un escritor español hablando de la últi- ma Esposicion de Londres), y sentimos vernos en ja dura necesidad de formular críticas y de emitir juicios que afligen nuestro corazón. "La clase vigésimonovena del catálogo de la Espo- sicion comprendía el material de la enseñanza y cuan- to ¡i ella podría referirse; así pues, inútil será decir v interés que debió entrañar su estudio y el que han— 14 — demostrado todos los pueblos para ostentar en la cía se que nos ocupa el afecto que les merecía la ensei Sanza, los métodos adoptados en las escuelas, su or ganizacion y los resultados obtenidos en las mismas Fueron tan numerosos los espositores que pidieron espacio para concurrir á este certámen especial, que el área solicitada ascendió á quince veces mas que la superficie de que podían disponer los comisarios in- gleses. Nadie dejó de comprender que era necesario hacer un esfuerzo supremo para presentarse digna- mente en una clase que venia á condensar los ele- mentos presentes y futuros de todas las naciones, dando justa idea de su ilustración. Lo que nos duele consignar es que de España solo se ha contado un espositor, el señor Arens de Barcelona, que presentó un aparato para enseñar á escribir á los ciegos, y un cuaderno impreso sobre el método que debia seguirse en el empleo de aquel. El hecho que acabamos de citar es harto elocuente y desconsolador para rme ne- cesite comentario alguno. La fe que tenemos en el porvenir de nuestra patria se debilita, y nos asalta la duda al acordarnos del papel que nos ha cabido en la Esposicion de Londres." (1) Señores del Consejo de Instrucción Pública: tene- mos organizada con elementos propios la enseñanza primaria de nuestros hijos. Desde el bufete en que se coloca el niño y el silabario en que aprende ¿í leer, hasta el libro que le inspira amor á Dios, á la virtud y al trabajo, y el que enseña á su maestro de que modo lo ha de educar para la tierra y para el cielo, como cristiano y como ciudadano; testos, métodos, re- (1) D. José Canalejas y Casas—Anuario de los progresos tecnológico* Madrid 1863. En la nota bibliografía de las principales obras nentini-aip blicadas en Europa en todo el año 1802, nombra mas de doscientos auior ., entre eüos^se encuentra un solo nombre espinel. — 15 — (rimen y doctrinas, todo es argentino. Empero esta be- lla obra americana mui distante está de haber alcan- iado su complemento y perfección. Incúmbeme como Inspector General de las Escuelas esponeros cuáles son a* mi juicio los obstáculos que la entorpecen, y las mejoras que reclama; aunque no dudo que vuestra superior ilustración alcanzará mucho mas allá que mis escasas luces.IV Descuido de la educación física—Gim. nasia —Jardines de niños de Frcebel- No es sedentario nuestro sistema de enseñanza—Sistema de muebles có- modos é higiénicos introducidos por el Sr Sastre—Inorancia del pueblo acerca de lo que conviene ó daña á la salud—Nociones de higiene popu- lar por el Sr. Sastre- La educación del hombre seria incompleta sino comprendiese el desarrollo de sus facultades físicas que dá por resultado el vigor, la habilidad, la destre- za, y sobre todo, la conservación de la salud, sin la cual no hai enseñanza útil ni felicidad posiblo. El descuido, 6 mas bien dicho, el abandono de la edu- cación física de la infancia en todos los sistemas de educación europeos, ha escitado el celo de algunos célebres filántropos, como Pestalozzi y mas moderna- mente Froebel, que han fundado institutos de educación en que se atiende tanto al desenvolvimiento moral é in- telectual como al físico. También se ha tratado de llenar aquel vacío con la introducción de la gininá- sia en los colegios. El sistema de Frsebel, conocido con el nombre de Jardines de niños, porque en efecto son educados en medio de vastos vergeles, se ha es- tendido considerablemente en toda la Europa y en los Estados-Unidos. Nosotros hubiéramos podido adoptar tan bella idea, levantando nuestros edificios — 17 nara escuelas en medio de áreas estensas, rodeados je jardines, donde es de tan poco valor el suelo; pero ¡10 se ha hecho así por lo general, sino que al con- trario, se les ha dado un terreno tan reducido que apenas dá lugar á pequeños patios. Aunque el local e.-trecho de nuestras escuelas no permite dar espansion á la natural y saludable pro- pensión de los niños al movimiento; por otra parte estos en nuestro país no necesitan tanto do esc desa- hogo, porque criándose como se crian, aun los mas pobres, en completa libertad y exención de todo tra- bajo en sus casas, tienen durante las Largas horas que están fuera de la escuela, sobrado tiempo para los ejercicios y juegos propios de la infancia. Además el recreo en las escuelas públicas tiene grandes inconvenientes. Los niños de una educación descuidada contagian á los demás con sus malas ma- neras é impropio lenguaje. También se deteriora en el juego el único vestido decente que muchos pobres tienen para ir á la escuela. Por estas consideraciones el reglamento prescribe que las cinco horas diarias se den en una sola asis- tencia 6 sesión, y sin interrupción de recreo. Pero esas cinco horas no son de inmovilidad (como alguien ha dicho) ni en medio de un ambiente co- rrompido. Por el contrario, en nuestras escuelas se cuida mucho de la limpieza de las salas, de mante- nerlas en constante ventilación, y diariamente pres- cribe el Horario una inspección general de aseo en los vestidos, en las personas y en los libros. Tienen también nuestras escuelas un sistema de mueblaje tan cómodo como higiénico, en que los niños están alocados con holgura y con la comodidad de las si- llas. ¿Je cabe la satisfacción de haber sido yo el in- ventor é introductor de las nuevas mesas, mucho 4— 18 — antes que se trajesen de los Estados Unidos otras que si son de mas lujo que las mias, estas no les ce- den en comodidad y otras ventajas. Todavía ■ \ hoi en Europa y aquí en los establecimientos parti- culares, á los pobres niños loriados á una postura violenta sobre bancos mui retirados de las meas i sin respaldo. El sistema do enseñanza de nuestras escuelas evita el fastidio y los inconvenientes de la sesión de cinco horas estableciendo un orden variado «le tarcas, en que la alternativa de reposo y movimiento, y el cam- bio de posición y actitud de los niños, al paso que contribuyen a sostener la atención y hacer agradable el estudio, favorecen el desarrollo físico, ó cuando menos, evitan su entorpecimiento 6 inlluycn para la conservación de la salud. Es mui crasa la ignorancia que reina en el pueblo (aquí y en todo el mundo) de las nociones mas sen- cillas sobro lo que daña 6 aprovecha á la salud. En es la causa principal de las enfermedades cutáneas y de la peste; ignorancia que desaparecería fácilmen- te dando lecciones populares de Higiene, 6 introdu- ciendo esta enseñanza en las escuelas primarias. He tratado de remediar esta falta con las Noció* - de Higiene que he añadido á la segunda edición de mi Guia del Preceptor. V La elevación, moral del hombre debe ser el principal objeto de la educación — Solo la religión puede elevar al hom- bre, .satisfacer sus nobles aspiracio- nes y sofocar sus malos instintos.— Poder civilizador del cristianismo — La democracia es su fruto—La ins- trucción religiosa es el único medio de consegruirio—Impotencia de los sis- temas socialistas—Descarrío del pro- greso material sin el moral -Separar la religión de la escuela seria el mayor de los errores sociales —La tendencia general al positivismo hace hoi mas necesario el elemento religioso en la educación.—La fe nacional es la cató- lica, y esta es la que debe profesar* el institutor. El fin supremo de la sociedad es elevar a" la digni- dad de hombre por la educación, hasta al último y mas destituido de sus miembros. Todos los esfuerzos del gobernante, del lcjislador, del escritor, del ciu- dadano, deben converjer á ese fin supremo. La señal mas distintiva, mas característica do la ¿poca presente, en todas tas naciones civilizadas, es la regeneración de las masas populares, antes humi- lladas, envilecidas, reducidas á la condición del bru- to. Hoi por do quiera, mas ó menos, se las ve entrar PW la educación á la vida racional, elevarse ala dig-— 20 — nidad propia del hombre. El reconocimiento gradas] de sus derechos, la difusión creciente de los medios de progreso y bienestar, hace hoi surgir del seno de todas las naciones cultas una nueva influencia, la mas lejítima de todas : la influencia del pueblo; un nuevo poder, el mas irresistible y benéfico para la felicidad de todos: el peder del pueblo. Empero, que no olviden los institutores, que no pierdan de vista las autoridades encargadas de pro- pagar y dirijir la educación popular, que esta, sin la base de la relijion, no hará mas que exaltar el egoís- mo en el individuo; y en la sociedad producir el caos. Digno es de notarse que la civilización moderna, esa gran revolución política y social que impele álos pueblos todos hácia la democracia, es debida princi- palmente al evaujelio del Hombre Dios, á esa subli- me doctrina que por sobre todas las tiranías y las pasiones humanas, disipa las tinieblas de la ignoran- cia y destroza las cadenas de la esclavitud, predican- do á los hombres la libertad, la igualdad y la confra- ternidad. La elevación moral del hombre y el mutuo respeto religioso de su libertad que la elevación moral dará por resultado, traerían la solución de todos los gran- des problemas de los nuevos tiempos; y esa elevación moral no puede inspirarse sino por la educación é instrucción religiosa. Para el hombre que quien engrandecerse no hai mas que un secreto, el mismo para todos y el único que conduce 6 la verdadera satisfacción interior: es la elevación moral. Dio? no ha puesto la grandeza y la felicidad en cosas esteno- res 6 inseguras como la riqueza y las dignidades hu- manas. En sí mismo es donde el hombre debe buscar el engrandecimiento y la dicha; que los demande a iraor del deber, á la energía de la voluntad, al culti- vo del entendimiento y al conocimiento del inmenso valor de su alma inmortal y de su destino sublime. Que marcho por este sendero luminoso y encontrará en él la paz del corazón y el sentimiento de su propia dignidad, que faltan con frecuencia á los poderosos. Moralizando al niño, enseñándole á estimarse en lo que vale como ser inteligente y libre, reanimando en su alma el sentimiento de dignidad y de nobleza personal que Cristo ha revelado á los hombres, recor- dándole sin cesar sus deberes, el respecto que se de- be á sí mismo y á los demás, es como la religión hará ile él un ciudadano digno y (i'ál para sí y para la so- ciedad. No temamos dignificar y ensalzar demasiado la naturaleza humana, pues no hai inteligencia que pue- da medir su grandeza. El homdre es la imágen de Dios, la imágen del infinito, pues no se puede sería- lar límite á su perfectibilidad. El que posee las di- vinas facultades del alma es un ser grande, sea cual fuere el lugar que ocupe sobre la tierra. Que esté cubierto de harapos ó con la cadena del esclavo, siem- pre conservará su dignidad. Un sentimiento noble y una afección pura, un acto de virtud heroica, brillan con un resplandor superior al de todas las obras del lujo y de la soberbia humana; y la firme esperanza de una dicha imperecedera sobrepuja á todas las di- chas de la tierra. Tan solo podrá resistir las tenta- ciones del vicio, do la envidia, de la desesperación, 'luien sepa lo que vale una alma inmortal cuyo pensamiento no se circunscribe aquí abajo. "Todos los sistemas socialistas (dice un eminente publicista moderno) son impotentes, porque so ima- ginan que han de satisfacer las necesidades y deseos 1 el pueblo y no lo pueden cumplir. Aunque lograsencentuplicar los recursos materiales y proporcionar i todos los hombres la fortuna pue solo gozan alguno, privilegiados, aun así fracasarían porque los deseo» son insaciables. En un Estado donde la soberanía pertenece á todos, el orden y el buen gobierno no e< posible sino cuando la gran mayoría de los ciudad a- danos es honrada e ilustrada. Ilustrar la multitud, hacerla razonable y moderada, sofocar sus malos ins- tintos y reemplazarlos con nobles sentimientos, se cree que es un sueño filantrópico. Channing ha pen- sado lo contrario, y ha demostrado cómo el Evangelio podia realizar ese prodigio, cómo ilustrando el enten- dimiento no menos que dirigiendo el corazón, él ha- cia posible el imperio de la democracia y le asegura- ba unos efectos bienhechores y una duración in- definida." (1) "No pensamos, (ha dicho uno de nuestros es- critores) que merezca condenación el esfuerzo in- telectual del individuo, llamado á trasformar la materia para darle formas y sacar de sus entra- ñas la sustancia que contiene. No pensamos re- chazar los triunfos del trabajo, los esfuerzos de la aplicación y mucho menos el premio de esos esfuerzos y de esa aplicación, que no puede ser otro que ti bienestar del hombre. Pero creemos firmemente que si al logro de esos objetos se sacrifica la lei moral, hija del cristianismo, serán estériles por no decir fu- nestísimos en sus consecuencias esos mismos esfuer- zos y esa misma aplicación." (2) "Tenemos nocesidad, (dice un célebre contempo- ráneo) de que se moralice desde sus primeros auos a los hombres, y toda su moral es la relijion de tos pueblos. Asistimos á una inmensa trasformaciou; » (1) I.aboulaye. (2) Colaboracio". d«l "Nacional" de Buenos Aire:, núm. o facilidad de las vias de comunicación y el desarrollo ,1c la industria efectúan un nuevo reparto de los horn- ees y de las ocupaciones en la tierra; el campesino ¡e siente tentado en el fondo de su aldea por el deseo de cambiar de sitio y el silbido del vapor le llama, y el trabajador se siente tentado en la ciudad por el silbido de la codicia y del deleite. "Conviene, pues, fortalecer la conciencia del aldea- no impulsado en su cabafía y del jornalero ajitado en ■ taller, y que en sus visiones de porvenir, las san- tas imájenes de la fe, la familia y la conciencia no sean reemplazadas por las de la riqueza, el goce y la ambición. "¡Ah! la balanza se inclina hácia el lado malo, las pesas son numerosas y enormes en el platillo malo, ¿y queréis arrancar el pobre peso de la relijion, esa dosis tan débil, recibida de prisa antes de los doce años, que es la provisión de toda la vida? "¿No es el colmo de la locura separar la relijion Je la escuela en el momento en que los mas terribles atractivos arrancan al hombre de las influencias mo- rales? ¿Y no os tiembla la mano cuando vais á des- cargar el último golpe en la última raiz por donde el árbol recibía un poco de sávia?" (1) La iustruccion primaria ha llegado hoi á ser el au- xiliar indispensable del progreso de todos los intere- ses materiales de la civilización moderna. En presen- cia de este movimiento poderoso que impele á la sociedad hácia las ciencias positivas, hácia los intere- ses puramente materiales, es necesario hoi mas que 'Hinca, para impedir que se pierda con la corrupción , egoismo, fortificar en la niñez el principio reli- gioso y desenvolver el sentimiento del deber. ¡í« itnI!llp jnl?o,rÍT~I>iscurso sol>re Ia ensefiama popular, pronunciado el 31 tosio de 18C-4.— 24 — Sin la educación moral no hai educación posible la religión es la sanción necesaria do la moral así con el origen de preciosas virtudes que ella solo sabe inspirar. La enseñanza, pues, de la religión es el mayor be- neíioio que puede dispensarse al hombre. La consti- tución declara religión del Estado á la Religión Cató- lica, y esa declaración es la espresion del sentimiento de esta sociedad eminentemente católica. Por con- secuencia de esa fe nacional, es que cuando el niño asiste a la escuela, ha empezado ya el desarrollo del sentimiento religioso y las nociones del dogma por las creencias y ejemplos de la madre y de la familia. Al institutor le incumbe continuar con inteligencia la obra comenzada en el hogar doméstico. Encaminar al niño por el sendero de la virtud por medio de la enseñanza de las verdades y do las prácticas cristia- nas, es el deber principal y mas importante del maes- tro de instrucción primaria. Para llenarlo debida- mente es condición indispensable, que él mismo une y practique la virtud y esté animado de una fe viva', ilustrada, porque convencido de las doctrinas que en- sena, ilustrará é inflamará fácilmente el alma do m discípulos; mientras que en el caso contrario, b frialdad del preceptor y su mal ejemplo harán infruc- tuosas sus lecciones. De la gran importancia y trascendencia de es! parte de la educación que se contrae al desarrollo de los sentimientos morales, se deduce la necesidad de elegir hombres hábiles y mas que hábiles virtuosos para desempeñarla. Hasta ahora, por una aberración incomprensible, se ha procedido con suma ligereza en el nombramiento de los preceptores públicos. Sin el exámen detenido de su suficiencia (que no haip>» eR el orbe donde no se exija), y lo que parece increíble, — 25 — sin conocimiento de su carácter y conducta, se les ,-onfia la misión mas sagrada é importante sino la mas ardua, cual es la de formar al hombre. Hé aquí una de las grandes mejoras que la socie- dad espera de la ilustración y sensatez del Consejo de Instrucción Pública: que no se confie ámanos inep- tos ó impuras ¿as esperanzas de la familia y el porve- nir de la patria. Prescriba para el nombramiento de preceptor un exámen previo y pruebas de moralidad v de religión que inspiren confianza á las familias y al país en general sobre las consecuencias de tan de- licada misión, espuesta hoi á caer en poder de la incapacidad y la ignorancia, ó, lo que es mas pe- ligroso, de la inmoralidad y la impiedad. Ninguna precaución estará demás para asegurarnos de que ponemos en manos puras el precioso depósito de nuestros hijos, su corazón y su destino. 5VI Necesidad de la instrucción política del pueblo.-La falta de ella es el mayor obstáculo para la realización de nues- tro sistema de gobierno -No hai en los Estados-Unidos una sola escuela donde no se enseñen los principios políticos que los rigen. — Axioma so- cial de JeíFerson y de íüvadavia.— Nosotros no lo practicamos- La enseñanza pública primaria, en ninguno de sus grados, ha atendido hasta ahora á la instrucción po- lítica de los que algún dia tendrán que ejercer las importantes funciones que les asigna la democracia. El sistema republicano que nos rige pone en manos de los pueblos su propia felicidad; luego es de abso- luta necesidad que cada individuo comprenda ese ad- mirable mecanismo social en que cada uno coopera y influye sobre la felicidad y seguridad de todos, ase- gurando de ese modo la suya propia. No debería salir de las escuelas ningún alumno sin el conocimiento de la organización política de su país y de los deberes y derechos del ciudadano argentino (1). Uno de nuestros hombres públicos, antes citado, ob- serva que "el mas grave inconveniente que existe en- (1) El Dr. D. Pastor S. Obligado está para publicar un "Ctterijmo políti- co" que llenará sin duda esta exijenda. — 27 — •■ tro nosotros para hacer efectivo el sistema federal, " son nuestras tradiciones de raza, y el contacto in- " mediato con libros y con hombres que no creen en " la fuerza y en la voluntad de los pueblos. Nuestra « tarea pues, es de luchar contra esos errores, ilus- • • trar las masas haciéndoles conocer los principios " de nuestro sistema político, el mas bello y mas " grande de todos los sistemas inventados, porque es >; el gobierno del pueblo por el pueblo, á toda hora, " y á todo momento, solo á costa de pequeñas dele- " gaciones, sobre las cuales aun se reserva el derecho " de vigilancia y enmienda. "Según la educación política de nuestros antepa- '* sados, el labriego como el hombre de la ciudad son "incapaces de hacer nada por su propia felicidad; " es preciso pedírselo todo al gobierno. "No existe el orden, el progreso industrial, las " escuelas, la religión et c. etc. si el gobierno no ha- " ce todo eso" (1). Mucho antes, una de las primeras capacidades ar- gentinas nos habia reprochado ya ese fatal descuido de la ilustración política del pueblo, con estas pun- zantes palabras: "¿Cómo podrá considerarse la soberanía del pue- " blo, es decir, la acción incesante del pueblo en el " gobierno, el orden y el progreso social, con la ab- '' soluta ignorancia del pueblo que ejerce esa sobe- " ranía? ( "¿Hará jamás buen uso de la potestad soberana, "quien no sabe lo que es patria, libertad, igualdad, fraternidad, ni derecho de sufragio y representa- ción; el que no tiene en suma noción alguna de " los deberes del hombre y del ciudadano? (') Colaboración del "Nacional" de Luenos-Aires.— 28 — "La soberanía de un pueblo semejante ¿no es á un 11 tiempo un contrasentido ridículo, un horrible sar- " casmo, y una burla de los principios mas *a"ra " dos? "¿Hai otra garantía de órden y estabilidad para el 41 porvenir, otro remedio para el mal que nos devora " que la inoculación gradual de los principios de " nuestro credo social en las cabezas tiernas de las " generaciones que aparecen? "Los que dicen que han trabajado y trabajan por " la patria, los que se aflijen y desesperan, no vien- '* do término á sus males, ¿cómo es que no han pen- " sado en echar mano del único recurso que podría " remediarlos: la educación de la niñez encaminada ÍC á la democracia'/" (1) Las instituciones sociales adquirirán tanto may a fuerza y estabilidad, cuanto mayor sea el número de ciudadanos que las comprendan y penetren su espíritu. Ya que tanto admiramos y tomamos por m®delo las instituciones de la república norte-americana, debió- ramos principalmente inquirir las fuentes de donde emanan. Allí la educación primaria y la instrucción política sem los mas firmes y mas eficaces apoyos de la democracia. Puede decirse que en los Estados del norte no se encuentra un solo individuo que no sepa leer y escribir, y que no posea además un conoci- miento exacto de su sistema de gobierno- Debe lla- mar nuestra atención la observación que han hecho varios estadistas europeos que han visitado la Union americana: á saber, que en todas las escuelas pu- blicas y particulares ó privadas se les esplica " los niños con la mayor claridad los derechos que CM» uno tendrá algún dia que hacer valer en la socieda< i (1) Estevan Echsverria—Manual de enseñan/.». — 2U — v sus deberes para con ella; y no puede darse el caso je una escuela en que falte la enseñanza de la cons- titución del Estado. "De lo que resulta (dice un es- " critor moderno) que todo ciudadano, de cualquier "condición que sea, conoce las instituciones á cuyo " amparo vive, y no superficialmente sino con clari- " dad y exactitud, porque no se ha cesado de espli- •'carselas desde su infancia." "En el curso de nuestros estudios y nuestros tra- u bajos hemos puesto particular empeño en examinar •• y comparar el estado de la instrucción pública en las principales naciones del globo, y en ninguna •' parte, en ninguna de ellas hemos visto un conjunto " de sacrificios pecuniarios, de apoyo popular, de " cooperación oficial, y sobre todo, de resultados ob- " tenidos, tan remarcable y tan sorprendente como " en los Estados-Unidos." (1) Hace ochenta años que Jeíferson dirigió estas pa- labras á su patria : La instrucción del pueblo es la única base sólida de un gobierno libre; cuarenta años hace que estamos repitiendo un apotegma análogo de Rivadavia, ya convertido en una verdad vulgar; y íin embargo, estamos todavía empeñados en levantar con una mala mezcla esa base sólida. I) Xaner Eyma —La República Americana.VII Ocho años há no habia ni sistema de enseñanza, ni métodos, ni buenos tes- tos.—Al Sr. Sastre se deben los ac- tuales nuevamente aprobados por el Gobierno y el Consejo de I. P.—Pero faltan otros para la enseñanza de los principios políticos, de la higiene, de la urbanidad, del dibujo y de la agri- cultura.—Ninguno se ha presentado al concurso promovido por la Socie- dad de Educación. Con escepcion del de lectura, las escuelas públicas en su principio no fueron provistas de métodos ni tes- tos de enseñanza. Cada preceptor adoptaba los que encontraba mas baratos, ó juzgaba mejores, y gene- ralmente se inclinaba á los que á él mismo le habían servido en su niñez para aprender las primeras letras. Aritmética no la habia en ninguna escuela; Grama- tica y Ortografía tampoco, porque estos ramos no entraban en el programa. Método de escritura no se practicaba ninguno, y la forma de letra que se ense- ñaba era generalmente la española. A escepcion de dos solas escuelas en que se seguía adulterado el sis- tema de enseñanza mutua con los método - de Baladia, en las demás no se encontraba un régimen ni siste- ma regular de enseñanza. Me refiero á una época distante solo ocho años. Véase mi Informe de 184í. Empero es necesario decir para disculpa de los pre- 4 — 31 - teptores, que no habia entonces en el país otros mé- todos y libros primarios que los que nos habia legado la antigua rutina. Era pues de una necesidad urgente ¡leñar ese vacío, y esa fué la pesada tarea que me impuse, dando á luz sucesivamente, además de la Anagnosia ó nuevo método de lectura, una Gramá- tica y una Ortografía para los niños, y otra para los g preceptores, una Aritmética, un Método de Caligra- fía inglesa, un Catecismo arreglado á la nueva forma liiálogo-espositiva que singulariza mis libros de en- señanza, el Tempe Argentino, los Consejos de oro obre la educación, y el Guia del Preceptor (1). To- dos ellos fueron examinados y aprobados por las personas mas competentes, nombradas por las dife- lentes administraciones que se han sucedido hasta d presente; y hoi mismo acaban de merecer la apro- bación del Consejo de Instrucción Pública, habiendo sido declarados libros de testo por el Gobierno en su decreto del 23 de enero de este año. Pero ni estos libros ni los demás autorizados por el mismo decreto son suficientes para el lleno de un programa de la instrucción pública, cual lo exije Ja ¿poca presente. Ya se ha espuesto la necesidad de la instrucción política. Sin el dibujo es incompleta la enseñanza primaria, falta un método adaptable á nuestras escue- 183*'ñ' prY"Bra publicación didáclica del señor Sastre (datada el año de fiTn "Ep'toine histories saese de Lhomond" con la correspendenria I * .ana <*e 'as voces latinas del pequeño diccionario que lo acompaña, i'ña Vi16"16 Se aáoPi6 en la Universidad de Buenos-Aires para la en- ■ Mtdel latín: y recientemente el Gobierno Nacional lo ha declarado testo w'prfi"0 f'ara la? Vniversiliades y Colegios de la Nación. Sensible es que •■endo 'l'T i',S e(^'c'ones «"ropeos con su diccionario plagado de galicismos, ta» i» lastre e' mas correcto y castizo, según la opinión de hom- ',i'frsD¡dadlnpeteilleS COnU> el Sr Larsen' catedrático de latinidad de estam n — 39 — Conviene también que los niños conozcan los pre. ceptos mas esenciales de la higiene. Falta igualmen- te un pequeño manual de urbanidad adaptado & loa usos de nuestra sociedad. Carecemos de un compen- dio de geografía exento de los crasos errores de que están plagados los que hai en circulación, en todo lo que respecta á estos países. No hai un libro adecuado para la escritura al dictado y la práctica de la orto- grafía. Nos falta una colección de problemas aritmé- ticos para los ejercicios diarios de la escuela. Y sería de mucha utilidad la adopción de un catecismo de agronomía (aunque fuese como testo de lectura), que trate no solo del cultivo de las plantas, sino de la cria de los animales útiles ó la zootecnia. (1) La Sociedad Propogadora de la enseñanza prima- ria propendió desde un principio á dotar nuestras i j- cuelas de los testos mas necesarios; y al efecto propu- so un concurso literario cuyo programa comprendía to- das las obras didácticas que acabo de indicar, ofre- ciendo recompensar á sus autores con el regalo de una edición de sus libros. Apesar de esta oferta ge- nerosa; á pesar de no exigirse trabajos originales; l pesar de haberse renovado el plazo señalado para el concurso; solo una obra se presentó de las ocho pedi- das en el programa, y esa estaba inacabada. Hecho es este, que revela el desden con que las capacidades del país miran la humilde literatura di- dascálica, y es una prueba inconcusa de que la vo- ri) En 1858 el Sr. SastTe pramovió en el partido del Batidero ta «ei- cion de una escuela de agricultura y una granja-rr.odelo. -onjf; cedié el terreno suficiente y algunos fondos, y solicité la c00l)('r3" n. Gobierno. El Sr. Sastre presentó á este un programa ds e"?en" cola, y las bases y planos para la erección da la granja-inod elo o" normal. El Gobierno acordó la ejecución del proyecto, pero no ^ causa déla guerra civil que sobrevino. Tadima carece el p»" UL cuela de agronomía y de una granja-modelo. — as - cinglería que se ha levantado contra la adopción de los numerosos testos del Inspector General de las Escuelas, es hija de la ignorancia y tiene por padre un sentimiento menos puro que el del amor á la ilustración. ¡Cosa singular ! 1 ai quien de oidos áescritores im- potentes que no han compuesto un solo libro ni han podido siquiera señalar cuáles son los métodos que ¡ventajen álos que pretenden derrocar; tí institutores ineptos que nunca han presentado sus escuelas sino en derrota y en descrédito; á censores de mala fe, que jamás han visitado una sola escuela de las que censuran; y á las pérfidas sugestiones de los que, podiendo, nada hicieron en la República por la edu- cación popular. La verdad notoria de estos hechos debería anona- dados. 6VIII Unidad de acción que debo haberes to- das las enseñanzas-— La de la lectu- ra puede concurrir mas qiio ninguna otra al grande objeto de la educación. --Tal es la tendeiidencia do los testo- del sefLor Sastre: "Ana¿mosia," Selec- ción de lectura," "Consejos de oro,"r "Tempe Argentino." — liequi.-itos de un buen método de lectura—La "Anag- nosia" los reúne todos. Existe una estrecha armonía entre todos los ramos de la educación y de la instrucción; todos deben con- currir al mismo fin, y cada uno de ellos debe ayudar á los otros y sor ayudado. La enseñanza de la lectura puede contribuir mejor que ningún otro á inculcar los principios morales, religiosos y sociales, á preparar el entendimiento para las ciencias, á dirigir el culti- vo délas facultades físicas, ápreparar al niño parala vida práctica, disponerlo para la acción, impulsarlo al camino de la industria y el trabajo. Siempre he tenido la convicción de que todo libro que ofrezca sus páginas á la niñez, aun el primero en que se le ense- ña á leer, debe ser un libro de educación. Tales son los principios que me han guiado en la composición de los libros de lectura que he publicado para la enseñanza popular y que hasta hoi han cons- tituido la parte principal de los que sirven de testo en todas las escuelas públicas: la Anagnosia, el — 35 — ¡\rnpe Argentino y los Consejos de oro sobre la educa- ción. Iguales condiciones creo que reúne la Selección iJe lecturas ejemplares que he presentado al Consejo de I. P- Un método de lectura para la enseñanza del pue- blo, en las especiales condiciones en que se encuentra la República Argentina, escasa de escuelas y mas aseas* de preceptores y con una población disemina- da en un vasto territorio, úebia ser tan sencillo, que pudiesen enseñarlo las madres y aun los niños que lean mal; tan espeditivo, que enseñe á leer en corto tiempo; tan racional, que por él se aprenda á leer, no ma- qninalmente, sino con inteligencia de lo que se lee inspirando afición á la lectura; y si posible fuere, que ese método de lectura sea al mismo tiempo una escue- la de moral que con adecuadas lecturas inspire los buenos sentimientos, dirigiendo el coi'azon del pue- blo á la práctica del bien, á l;i dedicación al tra- bajo, y preparando su espíritu á las influencias civi- lizadoras y humanitarias del cristianismo. Tal es, si no me engaño, el método que con el título de Anagnosia he ofrecido á los pueblos hispano-ame- ricanos; método que ha sido bien acogido por el pueblo argentino; que ha sido adoptado motuproprio por el Gobierno de Buenos-Aires desde la fundación de sus escuelas en la nueva era de libertad; que ha merecido en vista de sus buenos resultados, ser de- clarado por decreto superior como único método de lectura, y aceptado también espontáneamente, como método esclusivo por la Sociedad de Beneficencia pa- ralas escuelas de niñas; y finalmente, que en tantos ;l»os de esperiencia ha merecido siempre la aproba- ción unánime de todos los padres de familia que lo wn ensayado en sus casas, de todos los preceptores públicos y particulares que lo han practicado en sus— 36 establecimientos, y de todas las capacidades que lo han examinado, incluso el Sr. Sarmiento que, s¡n embargo de ser autor de otro método, ha tributado públicos elogios á la Anagnosia en la exhibición de las escuelas públicas que tuvo lugar en los salones de la Escuela Superior de la Catedral al Sud el año de 1862. No hai mas que echar una ojeada sobre los Informes trimestrales de las escuelas de la capital y la campaña para conocer, por el corto número de ni- ños principiantes en lectura, el gran progreso de esto enseñanza, debido al nuevo método. Sabido es que con una mediana aplicación, se aprende á leer por la Anagnosia en el corto término de dos meses. Y no es la brevedad la principal ventaja de este método, sino la de haber suprimido de la escuela las lágrimas y las torturas de la infancia, haciéndolo apetecibles las lecciones y aficionándola para siem- pre á la lectura. ¿Quién podrá calcular la trascen- dencia de este último hecho sobre el progreso inte- lectual y social de un pueblo preparado así para la instrucción? Enseñar por una cartilla 6 silabario, como siempre se ha hecho, sin que el niño comprenda lo que lee y sin inspirarle afición á la lectura, es poner en manos del hombre un instrumento precioso, sin enseñarle á manejarlo. Desgraciadamente la iner- cia de la mente y el tedio, resultados de la ense- ñanza dilatada, penosa, árida y abstracta á que se encuentra generalmente sometida la niñez, esteriliza enteramente la instrucción primaria en un gran nu- mero de personas, que cobrando desde la escuela aversión á la lectura que les ha costado llanto j amarguras, no vuelven jamás á tomar en sus manos un impreso. Bien puedo haberme equivocado respecto al ak;U-- — 31 - ce intelectivo de mi método ; pero ¿quién me negará la gloria de haber enjugado las lágrimas y devuelto la alegría á la inocencia; de haber dado el desmen- tido mas solemne al atroz adagio de nuestros prede- cesores : la letra con sangre en'ra?— 36 — establecimientos, y de todas las capacidades que lu han examinado, incluso el Sr. Sarmiento que sin embargo de ser autor de otro método, ha tributado públicos elogios á la Anagnosia en la exhibición de las escuelas públicas que tuvo lugar en los salones de la Escuela Superior de la Catedral al Sud el año de 1862. No hai mas que echar una ojeada sobre los Informes trimestrales de las escuelas de la capital v la campaña para conocer, por el corto número de ni- ños principiantes en lectura, el gran progreso de esta enseñanza, debido al nuevo método. Sabido es que con una mediana aplicación, se aprende á leer por la Anagnosia en el corto término de dos meses. Y no es la brevedad la principal ventaja de este método, sino la de haber suprimido de la escuela las lágrimas y las torturas de la infancia, haciéndolo apetecibles las lecciones y aficionándola para siem- pre á la lectura. ¿Quién podrá calcular la trascen- dencia de este último hecho sobre el progreso inte- lectual y social de un pueblo preparado así para la instrucción? Enseñar por una cartilla ó silabario, como siempre se ha hecho, sin que el niño comprenda lo que lee y sin inspirarle afición á la lectura, es poner en manos del nombre un instrumento precioso, sin enseñarle á manejarlo. Desgraciadamente la iner- cia de la mente y el tedio, resultados de la ense- ñanza dilatada, penosa, árida y abstracta a que se encuentra generalmente sometida la niñez, esteriliza enteramente la instrucción primaria en un gran nu- mero de personas, que cobrando desde la escuela aversión á la lectura que les ha costado llanto j amarguras, no vuelven jamás á tomar en sus nn'J un impreso. Bien puedo haberme equivocado respecto al ak¡" — 37 - i te intelectivo de mi método ; pero ¿quién me negará la gloria de haber enjugado las lágrimas y devuelto la alegría á la inocencia; de haber dado el desmen- tido mas solemne al atroz adagio de nuestros prede- cesores : la letra con sangre en'ra? íIX La caligrafía concurre á la educación moral-Para enseñar por el "Método ecléctico" del Sr. Sastre no se necesi- tan calígrafos- — El oíVece un medio sencillo de hacer progresar al niño sin el ausilio del maestro.—Por pri- mera vez se ven salir de las escuelas alumnos con conocimientos prácti- cos en la aritmética.—Esto es debido al nuevo procedimiento de las "Lec- ciones de aritmética" del Sr. Sastre.- Procedimiento indispensable para las escualas de niñas. La enseñanza de la escritura en nuestras escuelas se hace también servir como medio de educación, presentando á los niños en las muestras una colección escogida de máximas morales y preceptos higiénicos He procurado especialmente adecuar el método de escritura á la falta de calígrafos que desempeñen este ramo, especialmente para la letra inglesa, que es el único carácter admitido en las escuelas públicas. La esperiencia ha enseñado ya que con el Método ecléctico de caligrafía inglesa, se puede .enseñar U escritura por maestros que no poseen el carácter in- glés, y aun por los que no tienen ninguna buena forma de letra. Considero como un verdadero ostáculo para 1» caligrafía el uso de las pizarras, además de ser este un mueble incómodo, desaseado 6 innecesario. — 39 — El método ecléctico exige que desde los primeros rudimentos el niño escriba sobre papel, con lápiz; y la sección primera de aritmética no debe ejercitarse en pizarra, sino en cuadernos con la pluma. La aboli- ción absoluta del uso de las pizarras contribuiría en mucho á acelerar la enseñanza de la escritura que es la mas difícil y penosa para el niño. Las primeras muestras están en francés, á fin de que no siéndole fácil al discípulo retener sus palabras en la memoria, se vea forzado á mirarlas, sin lo cual no puede haber imitación. De igual espediente se valen muchos maestros en Francia, poniendo en inglés las muestras de escritura. Cada renglón está dividido en cuatro partes igua- les que corresponden á iguales divisiones señaladas en la muestra 6 modelo. El niño tiene que escribir en cada división el mismo número de letras que hai en la división correspondiente de la muestra. Si forma las letras muí angostas ó mui apiñadas, le sobrará espacio; por el contrario, si las hace mui anchas ó separadas, le faltará espacio. Por este ingenioso pro- cedimiento el niño, por pequeño ó inhábil que sea, tiene ásu alcance un medio palpable de conocer si ha acertado ó no en la imitación de su muestra. Cada vez que acierte tendrá un motivo de satisfacción y •le estímulo para continuar con esmero; y cuando no acierte, se esforzará en enmendar su yerro en el ren- glón siguiente. Se logra pues con este método man- tener constante la atención y el interés del niño du- rante la tarea mas fastidiosa para él, cual es indispu- tablemente la de la escritura; y lo que hasta ahora n,J ha hecho ningún otro método, ofrece al discípulo Jna clave 6 medio sencillo para conocer por sí solo, 111 ayuda del maestro, si va bien ó mal en su tarea.— 40 — En mis Lecciones de Arismética (únicas que hasta hoi han servido de testo en las escuelas públicas) he introducido una innovación en provecho de la niñez y que al mismo tiempo facilita el desempeño de esta enseñanza á los preceptores poco instruidos en la ciencia de los números. Esa innovación consiste en hacer pasar al niño al conocimiento de los números denominados, sin el estudio de los quebrados; por manera que el alumno sin saber mas que las cuatro operaciones con números enteros, aprende con faci- lidad todas las cuentas mas usuales en la economía doméstiea y en el eomcrcio. Este método ofrece también la ventaja de dar á los niños los conocimientos prácticos mas indispensa- bles para las diferentes ocupaciones de la vida común, aun cuando dejen la escuela, como ordinariamente sucede, mucho antes de concluir su instrucción pri- maria. Si esta circunstancia lo hace útilísimo para los varones, lo considero de absoluta necesidad pa- ra las escuelas mistas y de niñas, porque ni estas necesitan para la sencilla contabilidad de la casa de familia, el conocimiento diñcil de los números quebrados, ni hai preceptoras que estén en apti- tud de enseñarlos. La enseñanza de la aritmética en las escuelas del Estado, es eminentemente práctica y á la vez inte- lectiva. Desde que el niño ingresa en la escuela, empieza á ser instruido diariamente, en los círculos de enseñanza oral, en el conocimiento de la numera- ción y la aritmética mental; ejercicios que consisten en enseñar verbalmente al que todavía no sabe leer ni escribir, las cuatro operaciones, no con números abs- tractos sino concretos; es decir, la resolución de las cuentas sencillas de compra y venta y demáí q« ocurren diariamente en el trato común. Con es a — il — preparación, que desarrolla admirablemente la inte* Ügencia del niño, se encuentra este en aptitud de aprender después con rapidez sobre la pizarra ó el cuaderno las operaciones aritméticas mas complicadas, puesto que ya ha comprendido los principios de cada uua y sus aplicaciones. Hé aquí la razón porque el reglamento y el horario prescriben que el alumno no se incorpore á la sección 3. rt de aritmética, mientras no sepa escribir medianamente, debiendo entretanto ejercitarse en la sección oral; y que no se le haga estudiar las Lecciones de arismética ínterin no sepa ejecutar en la pizarra las cuatro operaciones simples. Lógrase con esta combinación y gradación de ense- ñanzas no ofuscar la mente del niño, y además no entopecer su progreso en la escritura, como sucede á los que toman el lápiz de pizarra antes de saber ma- nejar la pluma. En previsión del mas 6 menos próximo esta- blecimiento en nuestro país del nuevo sistema fran- cés de pesos y medidas, añadí en las últimas edi- ciones de mis Lecciones de Arismética, un pequeño tratado de metrología que esplica con claridad y bre- vedad el sistema métrico. Asi es que cuando el Go- bierno de Buenos-Aires decretó en agosto del año M, que ese sistema se enseñára en todas las es- cuelas y establecimientos públicos de educación, el Departamento de escuelas no tuvo que hacer mas que •íirigir una circular á los maestros recomendándoles ucha enseñanza por el tratadito comprendido en la Aritmética que les sirve de testo. 7X Importancia de la fácil espresion del pensamiento —El hombre que habla ó escribe incorrectamente se encuen- tra coartado en sus aspiraciones—Ne- cesidad de conservar la pureza del idioma—El Sr. Sastre en sus "Leccio- nes de Gramática" se contrae á la co- rre ccion de los vicios comunes del lenguaje-Las ''Lecciones de Ortogra í'ía" del mismo, salvan las dificultades creadas por la pronunciación ameri- cana de algunas letras.—Su "Vocabu- lario Ortográfico" contiene todos los homónimos y las voces de dudosa or- tografía. Una de las facultades que contribuye nías á la ci- vilización y al bienestar del hombre, y que debe cul- tivarse con esmero desde la infancia, es la de espresar sus iileas con facilidad. No solamente adquiere el hombre influencia sobre los demás, haciéndolos entrar en sus miras y proyectos útiles, sino que también coadyuva a su propio entendimiento si sabe dar á su pensamiento una espresion pura precisa y clara. Para hacerse lugar en la sociedad importa mucho esta facilidad de espresion. El hombre que no puede abrir su boca ni tomar la pluma sin infringir una re- gla gramatical, sin mostrar su descuidada educación en su modo de espresarse confuso y defectuoso, no puede ocupar el lugar á que tendría derecho por — 43 buenas cualidades y demás aptitudes. Además, es de suma importancia conservar el idioma nacional en su pureza, y mucho mas cuando la lengua castellana es estensiva á tan numerosas naciones y pueblos tan distantes entre sí, que por lo mismo deben hacer los mayores esfuerzos por conservarla en su unidad y co- rrección clásica, librándola de la invasión de los neo- logismos que surgen en cada localidad, y de la co- rrupción con que incensantemente la amenazan la ignorancia y la falta de cultura de las masas. Estas son las consideraciones que me han guiado para la redacción de un breve compendio de Gramá- tica y Ortografía para el uso de las escuelas. Aun- que son innumerables los tratados gramaticales que se han escrito, ninguno de ellos podia llenar las exi- gencias de esta enseñanza entre nosotros. Si todos los libros de educación y enseñanza elemental deben ser adaptados á las costumbres, prácticas, ideas, y principios dominantes en cada país, mucho mas los que se contraen á la corrección del lenguaje, que sufre tantas y tan diversas desviaciones cuantas son las provincias de cada nación. En mis Lecciones de Gramática he procurado co- rregir todos los vicios del lenguaje peculiares á esta provincia; lo que es tanto mas necesario, cuanto que la mayor parte de los preceptores son cstranjeros que, lejos de hablar con propiedad, contraen ios vicios vulgares del idioma, y con su ejemplo los radican y perpetúan lastimosamente en nuestras ciudades y en nuestros campos. Otra peculiaridad de mi Gramdti- Ca> que la distingue de todos los compendios y aun M las obras mas entensas que se han publicado hasta el presente, es su tratado de los verbos irregulares, '1UL' en solo diez pequeñas páginas comprende, no solo— 41 —- las reglas para conocerlos y los ejemplos para conju- garlos, sino la lista completa de todos ellos. ¿De que servirá iniciar á los niños en el árido es- tudio de la gramática, si no se consigue corregir las impropiedades y corruptelas del lenguaje vulgar.'' Jal es el principal objeto de la Gramática de nuestras escuelas, que desempeña cual ninguna otra. Para la Ortografía era todavía mas necesario un tratado especial que salvase las dificultades y las du- das á que dá origen la pronunciación de ciertas le- tras, como la z, la c dental, la s, la // y la y, que han sufrido entre nosotros notables modificaciones, haciendo deficientes las reglas ortográficas que se dan para los españoles. Mis Lecciones de Ortografía llenan ese vacío, y además han reemplazado las reglas de la Academia, fundadas en la etimología latina (cosa incomprensible no solo para los niños sino para los mismos maestros] por otras reglas claras y de fácil aplicación. A este estudio, según el régimen de nuestras escuelas, de- ben precederlo ejercicios prácticos de ortografía, es- cribiendo inedia hora diaria al dictado. Hace macha falta, para este objeto un libro adecuado que contenga multiplicados ejemplos para la aplicación de las re- glas ortográficas, modelos de cartas, documentos usuales y temas para adiestrar en la redacción á loa niños mas adelantados. El Vocabulario Ortográfico, que forma ta segunda parte de mi Ortografía completa, reúne todas las ve- ces en que entran letras de uso equívoco, y todos los homónimos de la lengua castellana. Es un manual necesario para los preceptores que no posean bien nuestro idioma, y en general para todos los no sean buenos ortógrafos. Suple en muchos casos la falta d*' Diccionario; libro indispensable para la enseñan^ primaria, pero que ninguna escuela lo tiene. XI El sentimiento estétito debe ibrmarse desdo la niñez:. — TOi dibujo, como es- presión de lo bello y de lo útil, es la enseñanza mas propia para, ese obje- to.— Hoi mas que nunca es indispen- sable para el ejercicio délas «ríes lii- briles -Propónese el modo de ense- ñarlo sin necesidad de maestros eme lo posean.—La pureza y elegancia del lentmaje contribuyen á, formar el gus- to.—Deben ser escluidosde las esenc - ias las malas traducciones y los libros incorrectos. El fomento de las letras y las artes no será posible ■ un pueblo en cuya educación se haya descuidado el cultivo de una de las mas admirables facultades del espíritu,—el sentimiento ó la percepción de lo bello. La enseñanza del dibujo contribuye en gran manera á ese importante objeto; particularmente el dibujo li- neal que es el abecó de todas las artes mecánicas, y ¡mu el complemento indispensable del aprendizaje de la lectura. El que no tenga algunas nociones de di- tojo no podrá comprender las obras elementales que Wn palpables por medio de estampas los nuevos aparatos é invenciones de la industria; y muchos otros conocimientos que se ilustran con el ausilio del di- bujo le serán inaccesibles. h"ui también que observar que con los progresos de ■•artes, del confort y del lujo, se difunde la aficiónI — 10 — á la belleza artística que ostentan hoi las construc- ciones de todo género, las manufacturas y artefacto? hasta en los objetos de menos valor y de uso mas vul- gar. Hoi es indispensable que los gérmenes de ese gusto artístico se implanten y cultiven desde la niñez á fin de que el futuro operario se encuentre prepara- do á gustar de la parte poética de su trabajo, único medio que lo conducirá al perfeccionamiento de sus facultades y al de las obras que invente, modele ó ejecute. En la época que alcanzamos de maravillosa activi- dad industrial con sus tendencias artísticas, nunca será demasiado temprano para comunicar al niño algunas nociones tendentes á formar el sentimiento estético. Acabo de proponer á los señores del Consejo la adopción de una colección de modelos elementales para todos los géneros de dibujo, que con el título de El escolar parisiense se introducen actualmente en las escuelas primarias de Francia. Como nuestros preceptores no poseen el dibujo, los alumnos podrían ejercitarse sacando copias al trasluz sobre papel algo trasparente. Otro de los medios mas eficaces para desenvolver desde la escuela primaria el sentimiento de lo bello, es procurar que todos los libros que se pongan en manos de los niños estén escritos con un estilo correcto y puro y no adolezcan del menor desliz contra el buen gusto. Las malas traducciones convierten las mejores obras en focos de perversión del gusto y corrupción del lenguaje. La falta de obras didácticas originales en nuestro idioma, ha dado lugar á la invasión de las traducida?, generalmente plagadas de defectos. Uno de. los nías importantes servicios que el Consejo podría ptW* — 17 — i la educación popular, seria el de depurar nuestras escuelas de las malas versiones y de todo libro que ofenda el buen gusto literario. Es indudable que adolecen ya del uno, ya del otro, ya de entrambos defectos, los siguientes testos : Manual de urbanidad for Carreño, Libro primario de Mandevil, Libro se- cundo por el mismo, Libro primario de Ortografía por el mismo, El amigo de los educandos por Berdo- lim, Recreo de las niñas por el mismo, y Ramillete ¿ecuentos morales.XII Organización de las escuelas de ambos sexos.-Necesidad de mejorar la edu- cación primaria ele las niñas.—La< alumnas de laEsouela Normal deben ser preteridas para la dirección de las escuelas mistas.—Tres condicio- nes de los testos del Sr. Sastre, que liicilitanla difusión de la enseñan/.i: su concisión, su íbima diálo^o-espo- sitiva. y su baratura. Las escuelas dirigidas por preceptoras, en que n admiten á la vez varones pequeños y niñas de toda edad, son de creación nueva. Establecidas sin regla- mentación peculiar ni bases bien definidas, se las sujetó al régimen de las escuelas de varones, hasta que encargado yo del Departamento de Escuelas, confeccioné un Horario especial que es el que las ri- ge con mas 6 menos regularidad, según la idoneidad, contracción y buena voluntad de las señoras maestras. He dicho buena voluntad porque existiendo una preceptora renitente que hace mucho tiempo esta con impunidad censurando pública é indebidamente las disposiciones del Gobierno y del Departamento de escuelas relativas á la enseñanza, y befando á sus jefes, sin que se la haya hecho entrar en sus deberes, deben necesariamente relajarse los resor- tes do la disciplina escolar y de la ebedienrin y rá- pete de los inferiores pai-a con sus superioiv;-, cual es imposible que pueda subsistir institución M* — 41) — ¡runa bien ordenada, y mucho menos la de la educa- ción cuyo principal fundamento consiste en el ejem- plo de los encargados do esa misión esencialmente moral. ¿a primera medida que dicté respecto á las es- cuelas de ambos sexos, fué la de que no se admitieran en ellas varones que pasasen de la edad de ocho años, v aun creo que convendría limitarla á siete, encon- aderacion á la natural precocidad de la infancia en estos países. Las preceptoras que temieron que con esta esclu- sion de niños crecidos, iban á quedar despobladas sus eieuelas, han visto el resultado contrario. A la ge- neralidad de los padres de familia no les parece bien la mezcla de sexos en la escuela, y esta les inspirará mas confianza desde que no se admitan varones que ha jan salido de la infancia. Uno de los objetos de la fundación de las escuelas Distas ha sido el de aliviar las escuelas de varones de la afluencia de niños pequeños, que ni pueden sujetarse al régimen y tareas de aquellas escuelas, ni es posible que sus preceptores consagren los cui- dados y el esmero de atención que requiere su tierna edad. Por el contrario, siendo la mujer, por su índo- le suave y compasiva, mas propia para dirigir la educación de los pequeñuelos, se encontrarán estos mejor y adelantarán mr.s en las escuelas mistas, donde también sirven de ausiliares á la preceptora las ninas mayores, pues para la admisión de estas no hai limitación de edad. Otro de los fines benéficos de esta útil institución c'í el de proporcionar á la mujer una instrucción pri- maria mas estensa y mas completa que la que reci- ben en las escuelas de niñas, donde la aguja y el bas- tidor prevalecen sobre la pluma y la pizarra; y por 8— 50 — eso do las escuelas mistas está escluida la labor- ¿Mas cómo se ha de comunicar esa mnyor ins- trucción por personas que no la tienen? Hai maestras do escuelas de ambos sexos que no conocen la arit- mérica ni los rudimentos de la gramática. Su nom- bramiento se ha hecho hasta ahora sin un examen previo. Habiendo, como hai, una Escuela Normal de pre- ceptoras, bajo la solícita dirección de la Sociedad de de Beneficencia, que cuenta cincuenta señoritas y señoras, aptas las mas de ellas para ejercer el profeso- rado, ¿quién desconoce que la conveniencia y la jus- ticia claman porque estas sean las que tengan la pre- ferencia, tanto para la dirección de las escuelas de niñas como para las de ambos sexos? Siendo de tan reciente creación el Consejo de I. P., he creido necesario presentarle esta sucinta esposi- cion de las ventajas que ofrecen, sobre los antiguos, los nuevos libros elementales y métodos adoptados en las escuelas públicas; á la cual debo añadir que en todos ellos se encuentran reunidas tres condicio- nes que facilitan sobremanera la difusión de la ense- ñanza : 1. rt Que reducidos á pequeño volumen, y ocupa- da la mayor parte de ese volumen con ejemplos y ejercicios prácticos, queda, la parte destinada al es- tudio tan concisa y breve cual lo requiere el inci- piente desarrollo intelectual de la niñez; , 2. " Que, amas de haber reducido á breves pagi- nas el estudio de memoria, están las lecciones coor- dinadas de tal modo, que el niño no necesita apren- der sino las respuestas, y aunque se supriman la? - 51 preguntas, queda completo el sentido y enlazado el discurso de una á otra respuesta. Esta nueva forma didáctica (llámola nueva porque antes no la he visto practicada, ni se hace mención de ella en los trata- dos de Pedagogía), esta nueva forma reúne las ven- tajas de la dialogistica y de la es-positiva. Las pre- guntas ausilian mucho la memoria al dar la lección, sirven también para examinar al discípulo cuando llegue el caso, y aunque se omitan del todo, este po- drá recitar sin interrupción las lecciones apren- didas (1); 3. ° El precio de venta de todos mis libros de enseñanza es tan módico, que apesar de ser tan cos- tosa la impresión en el país, han podido competir en baratara con las producciones de la prensa europea y norteamericana (2). I) La r.neva forma diálogo-espositiva del señor Sastr», al paso que sea co nocida, será sin duila alguna umversalmente aplicada á todos los libros d ¡■«tracción primaria;así como su "Anagnosia" está destinada á efectuar un reforma radical en «1 arte de enseñar á leer, en todos los idiomas cuya orto !t>gia y ortografía permitan su adaptación. (*) ElConscjo de I. P. acaba de dar su aprobación al "Ramillete de cuen" ¡*¡ • traducción, cuyo precio es 20 pesos papel-moneda cada ejemplar, ya' "l.omiienrlio de la historia sagrada,", traducción, que vale 15 pesos. Pues ww, los editores de las obras del Sr. Sastre venden á 5 pesos su "Selección <¡e lecturas," que tiene doble testo que el primero é igual al st-gundo délos hbros citados; también á 5 pesos la "Anagnosia", de igual volumen; i 10 pe- >osel"Guia del Preceptor", de doble volumen, y así los demás testos. ¿De ijue proviene esta enorme diferencia?—Del generoso desprendimiento del señor ^itreen obsequio de lo instrucción popular. (Sota del E.)XIII La escuela debe estar colocad a en el centro de un estenio jax'din y som- breada de árboles frondosos-En Bue- nos-Afires no se lia segruido el ejemplo dado por los Estados-TJnidos y la Ale- mania-Preséntase como modelo el primer edificio para la educación le- vantado en la campaña, promovido y delineado por el Sr. Sastre.—Instruc- ciones que este publicó, como G-eíé del Departamento, para la construc- ción de las escuelas. "¡Con qué placer no he recorrido en algunos púa- " tos de Alemania y Estados-Unidos, el estenso pra- " do adyacente á la escuela, revestido de permanen- *' te alfombra de césped verde, sombreado de árboles " frondosos, rodeado de líneas de dalias variadas, de " arbustillos florescentes, limitado el conjunto por '.• una graciosa verjilla de madera pintada de blanco, " y en el centro alzándose mu estuosa y alegre la es- " cuela publica! "¡Y en medio de esta vejetacion florida, y respi- " rando aquel aire libre de miasmas infectos, tónico )' " vificador, ejambres de chiquillos, vestidos humil- " demente los unos, pero aseados todos por lo general " y revelando ya en su cuidado en no destruir nada, " los progresos que á su temprana edad tienen hecho " en sus espíritus las ideas de belleza, de propiedad. — 59 — •' Je urden, de aseo, y cuantas otras se asocian para •• formar la conciencia y la moral de los pueblos! (1)" ¿Quién hubiera creído que el que se manifiesta tan vivamente impresionado, el que nos presenta un cua- ¡ro tan bello y placentero, no lo hubiese realizado en su patria, cuando tuvo el poder y los medios de efectuarlo? Según la lei orgánica de la instrucción primaria en Prusia : "Toda escuela de villa 6 de aldea ten- " drá un jardin, cultivado según el país, con horta- " liza 6 huerto de frutales y dispuesto para criar " abejas; y se hará servir el cultivo de este jardín ••para instrucción de los alumnos." ¡Cuán poco nos hubiera costado, donde la tierra es tan barata, rodear nuestras escuelas de la campaña ile la salubridad de Ja vejetacion y el atractivo de la horticultura, de ese beneficio para el institutor y los alumnos, de ese nuevo elemento de instrucción y de tducacion ! Se han levantado en toda la provincia de Buenos- Aires numerosos edificios, que en su mayor parte pueden llamarse espléndidos, para las escuelas así le varones como de niñas; obras que dan una idea ventajosa de la cultura del país y honran sobremane- ra la Administración que con tanto empeño y mu- nificencia las !>a llevado á cabo. En estos verdaderos Monumentos públicos se encuentran reunidas la es- Jj¡lf¡ |* Ed«c«cioa Popular, por l). F Sarmiento. Habiendo este leñar 'a deferencia ile mostrar al señor Sastre los diferentes planos que se ■ presentado para ia construcción de la escuela superior de la parroquia "Jtio d i ' a'^L",e'e' Inspacttir General de las Escuelas le observó que nin- '•¿iic e os '«unía las condiciones arquitectónicas de los eJificios de este rio|p°^''"ea''ei"ás,fl'a ,lcina<|ado estrecha la área eiegida; y que el manici- j lcrrenos espaciosos en la alegre y sana ribera del Plata, donde 1 levantar un hermoso edificio circundado de jardines y arboledas.— 54 — paciosidad, la .-solidez y la belleza arquito tóiu. ca (1). Para que nada dejaran que desear, solo faltaba que estuviesen situados en medio de espaciosos jardinee y frondosas arboledas, como los de Alemania y Nor- teamérica, que con tanto hechizo nos describe el dis- tinguido educacionista argentino. Yo he tenido la dicha de haber podido influir en que se levantase con esas condiciones el edificio des- tinado paralas escuelas de la villa del Baradero, que sin embargo de haber sido el primero, y aquella Mu- nicipalidad la primera que dio el ejemplo de ceder para la obra una crecida parte de sus rentas, se en- cuentra todavía sin concluirse (2). Es la única escuela que se ha hecho de dos pisos, presentando la majestuo- sa elevación de un templo, y es la mas capaz de todas las construidas hasta hoi, puesto que puede contener hasta seiscientos alumnos, precisamente el número de niños de uno y otro sexo que tiene aquella villa en edad de ir á la escuela. Con un frente de 30 v. de estension y 16 de altura, comprende dos espaciosos salones, cada uno de los cuales mide 18 varas de lar- go por 12 de ancho, uno abajo y otro arriba. Tiene además cuatro salas, cada una de siete varas de lar- go por seis de luz, y cuatro galerías. Este hemoso edificio situado en un espacioso terreno que desde lo (I) Deben esceptuirse. las (los escuelas de la Colonia Suiza del üaradero, cuyo plací y dimensiones son las Je los edificios comunes, y «o tiene» "1"" cidad sino para cincuenta y tantos niños. , (i) Habiendo sido el Sr. Sastre quiso promovió la obra y M la " la magnífica escuela del Baradero , contrayendo el eompruiniío «rej esbar del gobierno mayor suma para ayudar á su conclusión, debe aer > ^ que si esta no se ha llevado á efecto, ha sido por culpa de la Comisun recliva de la obra : 1. • porque esta hizo crecer considerablemente su ^ to haciéndola cubrir de bóveda, y I. • porqud no ha presentado las riM' - de la inversión de !o< fondos, requisito indispensable para qnee J» cooperase á su terminación, como lo ha ofrecí Jo en dtWfMtM tfOCm el año de 1858 en que se le dio principo. «Ito de la barranca se estiende por algunas cuadras Lggfg las inárjenes del sinuoso riachuelo, descuella entre el puerto y la población, dando un nuevo real- ce á uno de Jos paisajes mas risueños con que la na- turaleza ó la pintura pueden lisonjear la vista del hombre, v ofreciendo á la contemplación del viajero 3quel suntuoso templo consagrado á la educación del pueblo. Es de esperar de la ilustración del Consejo de Ins- trucción Pública, que para la erección de nuevos edificios haga observar prescripciones análogas á las Je la sabia lei prusiana, y á las generalmente prac- ticadas hoi en Europa y América con motivo del nuevo método del célebre Frcbel, fundador de los Jardines de niños. También convendría que en las nuevas construc- ciones se descuidase menos de lo que se ha hecho, la ventilación y calefacción de los salones. Aunque es benigno nuestro clima, hai sin embargo dias de in- vierno mui ríjidos; y en cuanto á la ventilación, de- bería preferirse el sistema moderno de efectuar la renovación del aire desde lo alto del edificio. Las emanaciones de la traspiración cutánea está averigua- Jo que alteran mucho mas el aire que los efectos de la respiración. Por esta razón se prefiere hoi el siste- de introducir el aire por la parte superior del edificio, estrayendo el ambiente viciado por la inferior. & también de observarse que las corrientes | descen- dentes son mas puras y agradables que las ascen- dentes. Como no se ha seguido un plan uniforme en la construcción de las escuelas, ni se han sujetado sus uyutectoa á las condiciones y mejoras aconsejadas Pljr la esperiencia y la ciencia en este género de ar- quitectura, se nota en algunos salones el grave in-conveniente de tener sus ventanas tan b;ij¡is qnn además de embarazar el libre tránsito interior, dan ■'[ la luz una dirección molesta. También es lamentable que en algunas de et escuelas, se haya reducido á tan mezquinas propor- ciones el local destinado para habitación de los pre- ceptores, que es imposible que pueda servir de mo- rada cómoda para una familia, por corta que sea. Cuando el Gobierno tuvo á bien ponerme al frente del Departamento de Escuelas me apresuré en el corto tiempo que ejercí ese cargo, á publicar y circular las Instrucciones para la construcción de las escuelas pú- blicas que la Autoridad tuvo á bien aprobar en mi in- forme sobre el plano de la escuela de la villa de Mercedes, á fin deque en lo sucesivo fuesen atendidos los principales requisitos que deben concurrir en esta clase de obras (1). Las 46 escuelas públicas de la ciudad de Buenos Aires, con escepcion de cuatro, se encuentran en lo- cales estrechos é inadecuados para su destino. El Jefe, mi predecesor, propuso al Gobierno un espe- diente que sin duda daría en mui poco tiempo y cou menos gasto, el resultado apetecido de proporcionar á nuestras escuelas espaciosos salones. Consiste en anticipar á los propietarios de fincas que lo aceptasen, la cantidad necesaria para su construcción, la cual después se iria reembolsando con los alquileres. (!) E sas "Instrucciones" fc hallan en el Apéndice tic esta Mt-nioris. XIV En materia de enseñanza primaria to- dos se oreen competentes-No se da á esta profesión la importancia que merece. — Para ser buen maestro no basta la instrucción sin el arte de co- municarla.—Necesidad do la Escuela Normal para íbrmar preceptores.— Bases presentadas por el Sr. Sastre para su fundación.—Necesidad de dig- nificar y remunerar debidamente el preceptorado. —ITJltima palabra del Inspector General délas Escuelas. Tratándose de la instrucción primaria,todo el mundo se considera competente para dar su voto acerca del ré- jimen de las escuelas y los resultados de la enseñanza. Hasta los que á penas han logrado aprender mal la lectura y la escritura, sin haber abierto jamás un tra- tado de pedagogía ni haber pisado mas escuela que la que frecuentaron en su niñez, se reputan aptos para encargarse de la educación. Y como no parece sino que los pueblos y los gobiernos participan de esa mis- ma opinión, se ha considerado la enseñanza primaria como un ejercicio de poco valer y mercenario, que cualquiera puede desempeñar, y en consecuencia lo han retribuido mezquinamente y lo han ajado con el desden. Así es que por mucho tiempo ha sido y si- gue siendo la profesión de preceptor patrimonio es- 9— 58 — elusivo de los desgraciados de todas las clases se refujian en las escuelas cuando se han visto r>V vados de otro medio de subsistir, ó cuando les ha im pedido ejercer otra profesión su impericia, su inepti tud ó algún defecto físico. Siendo tan sencillos los conocimientos que i braza la enseñanza de las primeras letras, ¿en qué consis- te que están en tan diminuta minoría las escuelas bien dirigidas y son una escepcion los buenos precep- tores ? ¿ En qué consiste que mientras un profesor de escasa instrucción obtiene adelantamientos en la en- señanza, otro mas instruido, apesar de su empeño, no consigue introducir elórden, ni hace mas que ajit&rsc y estar en continua lid con los discípulos ? ¡ En qué consiste que muchas veces los mas preciados de su suficiencia no pueden obtener la disciplina ni hacerse obedecer de los niños sino empleando castigos vio- lentos y degradantes? ¿Puede depender esto de otra cosa sino del sistema empleado en el manejo de la escuela ? Y en efecto, ¿ de qué sirve á un profe- sor poseer la instrucción que ha de comunicar, cuan- do no sabe el arte de comunicarla? En la enseñanza primaria mui especialmente de- penden en gran parte los progresos de los discípulos del método empleado por el maestro. El orden, la acertada distribución de los trabajos y el réjimen de la clase importa mucho mas que la ciencia del nrc- ceptor. De aquí proviene que dé mejores resultados un maestro de pobre talento y escasos conocimientos, ausiliado por un buen sistema de enseñanza, que otro mas inteligente é instruido, que carezca de ese poderoso ausiliar. Son pues de primera necesidad los conocimientos especiales sobre el modo de organizar una escuela, y conocer los mejores métodos para facilitar le cnse- ¡unta: y para adquirir esto no bastan los libros, sino qoe es indispensable la instrucción profesional comu- nicada por personas de talento y de superiores luces, empañada de la práctica en una Escuela Normal. No soi yo de los que juzgan que para el buen de- empeño de la educación de la niñez se requieren un talento superior y una gran instrucción. Opino, por el contrario, que una inteligencia mui elevada o un profundo saber no son adecuados para la dirección ¡cuna escuela. Por eso es que siempre he creído que el programa de una Escuela Normal ó un Semi- nario de preceptores debe circunscribirse á los cono- cimientos primarios que tienen que trasmitir á los niños, y algunas nociones científicas especificadas) en el Proyecto que tuve el honor de presentar al Go- bierno por encargo del primer magistrado (1). Una Escuela Normal, con un vasto plan de estu- dios, con estensos cursos científicos, no prepararía como ya lo ha enseñado la esperiencia) aspirantes dpreceptorado, sino á carreras mas proficuas ú ho- noríficas. Lejos de dar maestros para las escuelas, les hará cobrar hastío á esta humilde profesión desde que vean los luminosos horizontes de la ciencia; les inspi- rará mas amor al estudio que á la enseñanza, mas as- piración á la gloria literaria que á la oscura condi- úou de maestro de escuela, mas á la prosperidad con "mendamos sino el moral que la inspira.,, "Nuestra sociedad necesita de esos obreros que no de^ "mayan en la jornada reservada á su constancia ó á ra "genio." Asi se espresaron el "Nacional" y el "Estandarte Cató- lico" al dar noticia de esa nueva publicación. Las lecturas ejemplares son indudablemente los mejora auxiliares de la buena educación de los niños, en los que suscita una noble emulación, sembrando en sus corazones tiernos y delicados la semilla de la virtud que tan bella y admirable se muestra en ellas. La mas fructífera enseñanza son los buenos ejemplos y el digno autor de la Selección recuerda muy oportuna- mente que "El que vino á iluminar y salvar el_ mundo "enseñó la mas sublime doctrina con su propio ejemplo- En cuanto á las Lecciones de gramática y ortografía, ne tenido antes la satisfacción de recomendarlas al Instituto, haciendo resaltar la novedad y bondad del método uiaio- — 69 — n'stico del Sr. Sastre, que consiste en que, lejos de dividir ¡a doctrina entre las preguntas y las respuestas como se usaba en los catecismos, de manera que suprimida la pre- cinta no daba la respuesta una idea clara de la materia, elSr. Sastre lia cuidado que las respuestas contengan por sisólas laesposicion seguida del asunto, pudiéndose por consecuencia omitir la pregunta sin que la doctrina deje de quedar completa. Siendo esto así, nunca podrá ser satisfecha una pregunta con una sola palabra, ni aun las que solo exigen una afir- mativa ó negativa, pues nunca las preguntas envuelven en ;¡ la esencia de la contestación, y el niño necesita siempre contestar una frase completa, mostrando asi que ha com- prendido el asunto ó que no lo ha olvidado, según que conteste á preguntas instructivas ó á preguntas exavii- natorias. Unas y otras deben ser claras, precisas y adecuadas á las fuerzas del discípulo, y las de los libros didascálicos del señor Sastre, se distinguen por esas condiciones prescritas por los mas respetables pedagogos. Las tareas de escritura son también un medio de edu- cación bajo la dirección del Sr. Sastre, que lia dotado á las escuelas de escelentes muestras en que abundan pre- ciosas máximas de religión, de moral y de hijiene, que los alumnos aprenden al escribirlas. Tna colección de veinticuatro muestras en cartones se nos facilitó y un ejemplar del Método ecléctico de cali- r. I). Ramón Fcrrcira, Fis- cal del Tesoro Nacional. (Articulo publicado en la "Nación Argentina") "El Gobierno Nacional debe proveer lo conducente al adelanto y bienestar de todas las provincias y al progreso de la ilustración, dictando planee de instrucion general y aniversiturios:" art. 07, inciso 10 de la Const. "Las provin- iese reservan proveer ala educación primaria:" art. 5. •Todos los habitantes de la República pueden libremente eníefiar,'y aprender lo que quieran, conformándose á las le- resy reglamentos del país:" art. 14. "El Gobierno General debe fomentar y proteger la entrada de los estranjeros, que tengan por objeto labrar la tierra, mejorar la indus- tria, introducir y enseñar las ciencias y artes": art. 25. "Todo autor ó inventor es propetario esclusivo de su obra,- invento ó descubrimiento por el término que le acuerda !a ley": art. 17...... En cuanto sí la educación primaria y popular, sin em- bargo de ser de cuenta de cada provincia, el Congreso General ha votado una fuerte suma para subvención. En cnanto á la preparatoria y superior es del Gobierno Gene- ral fomentarla y dar planes y reglamentos de instrucción Kneral, sin ser esclusiva esta facultad; y pueden también la¿ provincias, con sus recursos propios, tener los estable- cimientos de estudios, ciencias y artes que puedan. La instrucción pública so ha de considerar de dos mo- fe: nacional, costeada ó subvencionada por el tesoro na- cional; ó privada, por empresas particulares. En la prime- rael gobierno ejerce directamente su administración, partiendo la dirección del Ministro del ramo; y es necesa- rio un plan general de instrucción pública que abraco to- '^"á sus ramos y grados; que uniforme y sisteme la ense- ñanza; que centralice la dirección y encadene el movi- 12— 82 — miento de los departamentos literarios y nniverritarioaa haya consejos ó justas consultivas; y finalmente, quarii un código de instrucción pública. 'a Los estatutos nacionales deben comprender los estable cimientos subvencionados con el tesoro nacional, aman • sean de instrucción primaria; y esta no podrá progresar mientras no se establezca la enseñanza de la pedagogía bajo el sistema de escuelas normales, que no lo pueden hacer las provincias por sí solas. Sin esto nunca saldrá la enseñanza mas necesaria para todas las clases de la so- ciedad, del estado precario ó inperfecto que puede ad- quirir en las escuelas aisladas, en poder de hombres igno- rantes, sin luces, sin respeto y sin prestigio. Pero antes es necesario suplir de algún modo por me- dio de inspectores generales y juntas inmediatas, que ins- peccionen la dirección y progreso de las escuelas, en las provincias ó localidades subvencionadas, y dén informes sobre su estado, necesidades y mejoro que puedan hacer- se. La instrucción particular, sin embargo de ser libre y permitida á todos los habitantes y extranjeros, debo estar sometida á las leyes que reglamenten su ejercicio y á los planes de instrucción general: art. 14 y cG7. Pero jo res- pecto á la intervención administrativa del Gobierno, es cla- ro que la Constitución se la'dá en todcs los grados; ya direc- tamcnte,por medio de leyes y planes ó reglamentos de ins- trucción general, ó subvenciones del tesoro nacional; ya indirectamente fomentando y protegiendo la enseñanza, y los cstranjeros que vengan con objeto de introducir y en- senar las ciencias y artes: art. 25 y 67............ Mas es necesario distinguir la instrucción primaria 6 popular, y la superior: en la primera es convenido por los autores mas célebres, que el Gobierno puede exijir de to- dos los miembros de la sociedad, (( que se intruyan en los primeros elementos del saber humano, para que se pongan en estado de conocer y llenar sus deberes para con la socie- dad. El Estado debe hacer esta instrucción obligatoria, dejando por lo demás á cada uno en libertad de instruiré en donde y como mejor le parezca, con tal que justifi- que de una manera auténtica que posee los conocimien- tos elementales. n Abrens pag. 344. — 83 — Estos principios tienen mayor aplicación en nuestro país, Por u^ a*raso .Y abandono de la instrucción popular. Debe, pues, ser obligatoria y bajo del sistema normal; y su pftjgrsma debo comprender la instrucción religiosa y mo- jj] y la intelectual de los conocimientos elementales mas necesarios para llenar 6us deberes cada uno, y prepararse ■ni cualquiera carrera industrial, política, científica y Je artes ú oficios. En cnanto á la libertad de la enseñanza, según la men- te de nuestra Constitución, debe tener la misma esten-- BOD que la libertad da industria y demás derechos civiles; ¡ero bien entendida esa libertad, garantida del abuso y la licencia, y contenida en los límites del orden, la morali- dad y buenas costumbres. Paspecto al ejecicio del profesorado, deben regir los principios siguientes: I. ° que en esta materia la liber- tad de industria está subordinada á la ley suprema de la cmiservacion y felicidad de la sociedad, cpic implica la ¡Jea del orden, la moralidad y costumbres, como en las materias en que se versa la higiene pública, y los objetos alimenticios de primara necesidad. Por consiguiente hay que exigir alguna garantía y ejercer la inspección íobre > capacidad y condiciones délos que lian de ejercer el profesorado; pues sus errores ó vicios y mal ejemplo, no ¿oncoino los de otra industria mecánica de artes ú oficios, sino de muerte para la sociedad y las familias, como los de un médico. Por eso no se opone ála Constitución que so exija alguna prueba de exámen y de buenas costumbres ú nqaa abran enseñanza pública. Entre esas condiciones creemos que en primer lugar de- scentrar lado pertenecer á la religión católica, al menos en la instrucción primaria. En la enseñanza superior, en "na aula de economía política, de derecho público, medici- na etc. con jóvenes preparados por la edad y los conoci- mientos, no será tan necesario; pero en la infancia de las escuelas, donde la principal enseñanza y la base es la reli- giosa, que no so puede variar, ó infundir otras ideas con- tarías ó divergentes de la religión de sus padres y del Es- tafes absolutamente incompatible un maestro que no *Pfofeee, porque, ó hay que exijir al profesor la hipocre- t*)' traición á su creencia en la materia mas delicada,solo mira un pedazo de oblea en la hostia consagrada, y una mentira en los demás misterios. Esto no es fana tía mo, ni negar á las demás sectas la salvación; sino al con trario, creemos que cada una tiene derecho al mismo res- peto en la suya, que exigimos para la nuestra; y que cada una debe exigir esa condición en el profesorado de la ins- trucción primaria. 2. ° Sobre la elección de profesores en la educación nacional, puede haber tres sistemas : que el Gobierno los nombre, ó las corporaciones universitarias, ó á propuesta en terna hecha al Gobierno. Estas tres formas represcu- tanUoa tres sistemas: dependiente ó escinsivo del Gobier- no, independiente, y misto; nos decidimos por el último. 3. ° En cnanto á las materias y testos de enseñanza superior, también creemos mejor el sistema misto: que los testos sean aprobados por los consejos universitario?, pero con la facultadlos profesores de no ceñirse á ellos servilmente, y de ampliar ó restringir y refutar también sus doctrinas y escribir otros nuevos, sometiéndolo todo á la aprobación del Consejo. Opinamos también, como un modo de formar buenos profesores, que se les asigne algu- na recompensa ó premio á los que escriben cursos en la materia de sn profesión. La organización do la instrucción pública, como los demás ramos de la administración, requiere centraliza- ción y enlace en su dirección por medio de una gerar- quía en los funcionarios. Debe estar dividida en depar- tamentos literarios ó universitarios, comprendiendo una, do? ó mas provincias que podrían coincidir con la división eclesiástica de obispados. Los departamentos deben estar regidos por una corpo- ración y el profesorado correspondiente y un consejo, in- dependientes entre sí y convergentes al punto de reunión que es el Ministerio del ramo. 'También seria conveniente un consejo general cerca del Gobierno, presidido por el Ministro repectivo, compuesto de las personas mas com- petentes en la materia, para ausiliarle y deliberar OtfKK — 85 — de 6us atribuciones, sobre la dirección general de la ins- trucción pública en todos sus grados, el método y testos mas adaptables, y los reglamentos y plan general de es- tudios. Seria muy costoso á la Nación sostener en cada provin- cia un instituto, y aun así, siempre exigiría el buen orden T el progreso, que no girasen aislados, sino bajo la depen-. delicia y centralización departamental, inspeccionados por las corporaciones de distrito universitarias. Bastaría un instituto en cada obispado, de educación preparatoria y superior: la primera lo mas estenso posible; y la segunda, aunque fuera por ahora, reducida á las facultadades de derecho y medicina, la teología en los seminarios; dejando para después las humanidades y ciencias naturales. Finalmente, las condiciones principales de la buena or- ganización deben ser: 1. 04 que la instrucción se proporcio- ne á todas las clases de la sociedad, pobres y ricos, según tus necesidades y condiciones, con un programare cono- cimientos bien distribuidos en los tres grados de educación primaria, secundaria y superior; 2 08 buen profesorado, y bien dotado para poderlo conseguir; 3. uniformidad en las materias, testos y métodos para que la haya en la doc- trina y forme escuela; 4 - que haya un código de instruc- ción pública general. 12. F. V Adopción de los testos y métodos de l>. nar- cos Sastre. Un censor que encubre su nombre bajo el seudónimo Méritos, al adoptar esta voz, se proclama amigo de la her- mosa verdad; pero desgraciadamente está en los deformes brazos del error, pues no hai en sus escritos un solo pen- eamiento que no sea hijo de este monstruo. El se propone impugnar una defensa de los métodos y testos de nuestras escuelas, hecha por una ilustración Oriental, el Dr. Roqueña, tachando á este de parcial, y sos-teniendo que esos métodos y testos lian sido adoptados sin exámen, por obra del favoritismo; y el autor de ellos se cree en el deber de tomar la pluma en favor de la ver- dad y del amigo. El lenguaje templado del señor Véritas y la bella pa- labra que lia elegido por lema, hacen esperar que, escu cbando la narración do los hechos que ignora, se sentirá enamorado de la verdadera verdad y se convertirá en apologista del hombre á quien combate sin conocerlo, y aun lo ayudará en la hermosa obra de la educación popu- lar, tan adelantada ya en nuestra patria. El primer ¡error en que insiste el señor Véritas es es- te: "Que la primera edición de la Anagnosia, ó método de lectura, fué costeada por el Gobierno y adoptada sin exámen." La verdad es que la primera edición de la Anagnosia fué costeada por su autor en Santa-Fé, el año de 1849; la segunda por el Gobierno de Entre-Rios, en 1851; y la tercera edición por el de Buenos-Aires, en 1852. El sefior Sastre no solicitó su adopción; el ministro de instrucción pública Dr. D. "Vicente P. López, motu pro- prio, la examinó, y pareciéndole preferible á todos los mé- todos conocidos (y á fe, que era hombre competente y práctico en la enseñanza), pidió el consentimiento del au- tor para hacerla reimprimir para el uso de las escuelas públicas. En efecto, se hizo una edición de veinte mil ejempla- res (valor de cada uno 10 pesos), y el señor Sastre reci- bió en retribución........nada, ni un solo ejemplar ni un solo peso. Es verdad qus el Sr. Sastre tampoco pidió retribución. Parece pues que por entonces no habia nacido aun el favoritismo del gobierno, y que el Sr. Sastre no carecía del desprendimiento que hoi se le niega. Parece también, que la Anagnosia no fué adoptada sin exámen, ciegamen- te, sin conocimiento de la utilidad de la obra, puesto que hacia tres años que estaba en práctica en las escuelas de dos provincias. Es de advertir, que entonces el autor no tenia intervención alguna en la enseñanza; era Director de la Biblioteca. Llegó la época del sitio de Buenos-Aires, y mientras — 87 — dosliijos del Sr. Sastre, de edad de 14 y 1G años, estaban defendiendo la ciudad en las trincheras, el autor de la \nagnosia fué bárbaramente encerrado en un inmundo calabozo y, sin forma alguna de juicio, condenado y desti- tuido de su empleo. Por cierto, Sr. Véritas, que no acep- taríais vos semejante favoritismo ^gubernamental, por mas que viéseis favorecida por el poder alguna de vues- tras producciones. Se nos olvidaba decir que inmediatamente después de ¡a caida de Rosas, el Gobierno de Buenos-Aires manifes- tó al de Entre-Rios, en una nota oficial, sus deseos de que el Sr. Sastre viniese á prestar sus servicios á Buenos Aires, y en consecuencia, aquí se le dió el empleo de Bi bliotecario con el sueldo de mil pesos papel, en lugar del de Inspector General de Escuelas, que tenia en Entre- Rios con ciento y cincuenta pesos plata mensuales. Hé aquí la primera prueba irrisoria de la protección y favo- ritismo que gozaba el Sr. Sastre. Ya hemos visto que la secunda fué el calabozo. Pasemos adelante. Tres años pasó el Sr. Sastre soterrado, bajo el peso do de una calumnia política descendida del poder (palabras del Dr. Magariños Cervantes en la biografía de D. Mar- cos Sastre), soterrado en su casa de campo de S. Fernan- do, sin poner los piés en Buenos-Aires, consagrado á la educación de sus hijos y los de aquel vecindario. Entre tanto la educación popular disfrutaba de los beneficios de un método de lectura que habia suprimido para siempre laslágrimas de la infancia en las escuelas, y el fastidio de los maestros en su enseñanza. No negará esta verdad el Sr. Véritas, por mas que deteste al autor de la Anagnosia. El Dr. D.José Barros Pazos, Rector entonces déla Universidad y Director de las Escuelas, habiendo obser- vado los escelentes resultados de la Anagnosia, y pare- ciéndole superior á todos los métodos conocidos (y no se negará que era hombre competente), dirijió una nota al gobierno manifestándole la conveniencia de la pro- pagación de aquel método. El gobierno espidió un decreto, en 1854, ordenando que la Anagnosia fuese adop- tada como único testo para la enseñanza de la lectura en jas escuelas del Estado. En nada de esto el pária don barcos Sastre piído tener arte ni parte; ni de esa nue-I — 88 — va adopción le resultó provecho alguno, pues que el (Go- bierno estaba en posesión de una enorme cantidad 'de ejemplares con que las escuelas fueron proveídas durante muchos años. El Sr. Sastre costeó otras ediciones para el uso de las escuelas particulares que á gran prisa iban adoptando su método. Hemos recorrido ya tres años y aun no vemos síntomas de la gestación del preconizado favoritismo; á no ser que se quiera llamar tal la buena acogida que el público ha- cia al nuevo método sud americano, que hoi goza del su- fragio universal. Varaos andando. En 1851 el Sr. Sastre, sin moverse de San-Femando, dió á la prensa su Ortografía completa, en dos tomos, pre- cio 50 pesos, y tuvo mas de quinientos suscritores y mas de doble número de otros compradores. El gobierno no se suscribió ni por un solo ejemplar. No lo decimos por reproche, puesto que el Sr. Sastre no solicitó tal suscrip- ción, sino por citar un hecho que prueba evidentemente que no existia el favoritismo, ni aun la protección oficial. Vese, pues, que en un lapso de cuatro años se publicaron dos obras didácticas del Sr. Sastre, y que la protección empezó siempre por el público. También por entonces circulaba, hacia seis años en manos del pueblo, la Aritmética del Sr. Sastre, que había tenido varias ediciones; y también desde San-Fernando la remitió al Consejo de instrucción pública para que la examinara y la adoptase si la encontraba aceptable. El Consejo la pasó a una comisión que dió su informe al go- bien: o, y este por medio de un decreto la autorizó para la enseñanza publica, aunque sin comprar un solo ejem- plar, ni el gobierno, ni el departamento de escuelas. Es verdad que el Sr. Sastre no lo había solicitado. Hasta aquí la ciega adopción y el favoritismo no apa- recen ni aun en embrión. Llegó el año de 1855, y cuando menos lo esperaba, re- cibió el Sr. Sastre en su residencia de San-Fernando una nota oficial del Sr. Dr. D. Valentín Alsina que le anun- ciaba su nombramiento de Inspector General de las Jis- cuelas. Fué el Sr. Sastre á ver al Director del departa- mento de escuelas y le espuso que su colegio de San-ler- — 80 — ;umlo le producía lo suficiente para el sosten de su fami- lia, lo que no podría hacer con mil y quinientos pesos que -c asignaban al Inspector General de las Escuelas. El I)r. Barros Pazos le contestó, que estando ya acordada la Lreacion de una Escuela Normal, pronto tendría un aumento de sueldo como Director de ella; quo además ha- bía una suma anual para gastos de visita de escuelas, que le serviría do ayuda de costa. La Normal no se ha fun- dado hasta hoi, y la asignación para la visita, no solo no se le ha acordado íntegra (con escepcion del año pasado), si- no que se han pasado afios sin recibir misólo peso. Pues, sefior Véritas, ¿donde está el favoritismo? ¿Donde está la protección para con aquel á quien se le priva de lo que la lei le acuerda? ¿Sabéis lo que se revela en todo oto y en lo que hoi está sucediendo? Lo que se revela es todo lo contrario do favoritismo, es la enemiga. Abrid el diccionario y allí encontrareis lo que significa la ene- miga. Sí; la vida laboriosa y benéfica del Sr. Sastre ha sido una lucha continua con la enemiga.... Pero no anti- cipemos los hechos. Colocado el Sr. Sastre, en 1855, de Inspector General lelas Escuelas, creyendo candorosamente que su tratado de Ortografía ya publicado á su costa, seria Útil para las «cuelas, pues 'no tenían ninguno, lo presentó al gobierno, y e;te lo pasó al Héctor de la Universidad y Gefe del Departamento do Escuelas pai*a que lo examinara. El Dr. Barros Pazos en un estenso dictámen dijo que "la obra eraescelente, que hacia honor al país etc."" El go- bierno, sin embargo, no resuelvo nada, le da carpetazo. ¡Qué dice á esto el Sr. Véritas y todos los que han sido Justificados con el fantasma del favoritismo, el esclusivis- **, la protección injusta, el monopolio? Palabras, pala- mi, palabras, y en el fondo, maldad, maldad, mal- dad. En 185G entra el Sr. Sarmiento de Gefe del Departa- mento de escuelas; insiste el autor de la Ortografía por la polución del Gobierno acerca de su obra; se le dice que "o se adopta por su alto precio, y que la compendie. w Sr. Sastre les toma la palabra á sus protectores, y °*ee una nueva edición compendiada, del valor de 5 pe- v0Bcn lugar do 50 que valia la otra. El gobierno la pa- 13— uo — sa :il exámcn del Sr. Sarmiento; á esto seiíor no lo agrada la Ortografía porque no está arreglada ¡í las refortnat or- tográficas que él había preconizado en Chile, y ia devne! ve al Gobierno sin informe; el Gobierno la pasa al Asa sor; el Asesor da su dictamen, y vuelve el libro al Gobier- no; este lo remite al Sr. Sarmiento para que resuelva; y por fin Sarmiento, al cabo de siete meses lo encuen- tra tolerable, y recomienda su adopción ínterin no se pre- sente otro mejor. Ni el Gobierno ni el Departamento de Escuelas compraron un solo ejemplar. Es verdad que el Sr. Sastre no lo habia solicitado. ¡Sr. Véritas, por Dios!; si ama TJ. la verdad, si desea l\ conocer la verdad, abra esa inocente Ortografía y inane qué delitos ¡nidria haber cometido para que así ía tuviu sen de llerodes á Pilato. No habia ninguna otra cu las escuelas; no la habia tampoco en las librerías ni en el país; y además esa Ortografía habia sido bien acogida por el público ilustrado y recomendada por la prensa pe- riódica, aquí y en Montevideo, y por el Rector de hi Universidad. ¿Quién no diría que en vez de favoritla.nv. ío que habia era antagonismo? Mas el Sr. Sastre es mui modesto para creerse digno del antagonismo de per- sonas tan doctas y altamente constituidas. Otro olvido hemos padecido en esta relación, y es eme la Municipalidad de Unenos-Aires compró 40 ejemplares de la Ortografía completa á 50 pesos, y la hizo distribuir á los preceptores de las escuelas municipales de la ciudad. Vese pues que el aura popular ha ascendido hasta la au- toridad municipal; mas no ha llegado todavía á la antort- dad escolar y menos á la gubernamental. Al hacerse cargo el Sr. Sastre de la inspección de las ci- encias públicas, ,es notorio que se hallaban en el es- tado mas deplorable de atraso y de desquicio; lo cual está auténticamente constatado en su primer informe del afio de 1S57 publicado en el Guia del Preceptor. "Mala organización, falta de métodos, y multiplicidad de testW sin elección . .. . No habiendo prescrito auu la autoridad el plan y método de enseñanza que deben seguirse en la^ escuelas, cada preceptor se lia creído autorizado para adoptar 6 formular el que mejor le ha parecido; de lo qofl ha resultado (al variedad en la enseñanza, que las esese — 91 — ;a; Jcl Estado parecen unos establecimientos enteramente independientes de toda autoridad y centro de unidad.n Tal es el triste cuadro de nuestras escuelas en época [Qué contraste con el que hoi presentan! aquella Hoi cs- m uniformemente organizadas en toda la ostensión de la provincia, con buenos testos, cscclcntcs métodos, en amicha progresiva, y á punto de recibir el complemento le una organización sólida y estable con ha creación de la E«cnela Normal, acordada ya por el gobierno. Para arribar á este resultado el Inspector general de las escuelas empezó por formar un Reglamento quo pre- sentó al scilor Sarmiento, quien después de haberlo exa- minado con la detención de a'gunos meses, lo aprobó en todas su3 partes, sin añadir ni, qioitar una sola palabra, y cjelqtic hasta ahora rige con calidad de Reglamento Provisional. Presentó poco después un Horario que abraza todo un sistemado enseñanza primaria, y recibió igual aprobación del afamado educacionista. Por estos trabajos que no eran de la incumbencia del Inspector de ¡asescuelas, no ha recibido este ninguna recompensa. Es verdad que el señar Sastre no la ha solicitado. Demos un paso mas. Llegó el año de 1S5S y salió á Inz el Tempe Angentino en la Biblioteca Americana. Sin embargo de haberse vendido rápidamente la edición de mil ejemplares, el se- íu>r Sastre, autor del libro, rehusó gencrosamenre aceptar 1;» parto de utilidades que le correspondía según convenio con el Dr. MagariflOS Cervantes. Convendrá el señor Véri- tas, que en todo esto hai algo de desprendimiento y mucho de acogida popular. Mas esta vez el Gobierno de Pnenos-Aires dió una prueba de la protección que dispensaba á las letras argen- tinas, puesto que, después del examen é informes corres- pondientes, declaró por un decreto público firmado por el w. D. Bartolomé Mitre al Tempe Argentino, como "li- bro de testo de lectura," y como "libro de premio para * escuelas públicas," suscribiéndose con la suma de cin- ''" mil pesos á la segunda edición de la obra en 1S5Í). En cuanto á la madurez de esta resolución gubernativa, , drá juzgarse levcndolas siguientes palabras del Sr. Dr 0 Ju " ui María Gutiérrez, estampadas en la tercera edi-— 92 — cíou: ''Hoi Le. recibido el ejemplar del Tempe Argentino sabrosa producción que ya había saboreado por favor dé nuestro amigo Magariños Cervantes. .. .Creo que Y. ha acertado ¡i escribir el mejor libro que por mucho tiempo saldrá de las prensas de Buenos-Aires----En la obra del Sr. Sastre el interés es para todos, inclusos los eatrangerot de dentro y fuera del país". . .. Y nn poco mas adelante: "El distinguido escritor. Bri- gadier General D. Bartolomé Mitre tuvo la deferencia de dirigir al autor del Temj>e Argentino algunas observacio nes de crítica literaria, de que este se aprovechó para li- mar y mejorar la nueva edición de su obra." Aquí (dirá el Sr. Véritas) aqui empieza el favoritismo, la injusta protección etc. Esperad un poco. El Sr. Sastre, agradecido á la protección que la Mu nicipalidad habia dispensado á su Ortografía, le dedicó el Tempe Argentino (primera y única dedicatoria que haya hecho el Sr. Sastre). Pues, señor: la Municipalidad din gió al autor una carta gratulatoria y apologética; pero no se Ruscribió por un solo ejemplar. Es verdad que el Sr. Sastre no lo habia solicitado. Viendo el Sr. Morta, editor del Tempe, que apesar de] decreto del Gobierno, no se introducía en las escuela;-, ni se distribuía entre los Beltoldos y los Zfooe paret dt Ft cia, que se daban de premio, se dirigió á la Municipalidad ofreciéndole algunos ejemplares de aquella producción argentina al precio de costo; mas la Municipalidad de- cretó: No ha lugar. Y no obstante, la edición w agotó por el favoritismo popular al precio de 25 pesob el ejemplar. Los nuevos editores, Sres. Alón, notando la misma in- diferencia departamental, ofrécenle á la municipalidad por 12 pesos el libro favorecido, y contesta: No /'« lugar. Vése, pues, que la protección municipal bajó á cero cu 1862. >(Y la de las demás autoridades? Oid! Estarna en el aílo de gracia 1864 y han pasado cinco años desde» adopción del Tempe Argentino; pues bien. . . .peroinode- bemos decirlo por honor á----y por compasión al Sr. feaa- tre. Mas, Sr. Véritas; vos que os proclamáis la veraaa personificada (aunque en idioma latino), nos permituw que os mostremos la verdadera verdad desnuda, en cas e- — 93 — Ilauo, aunque sea á riesgo de ver nacer de ella el trato horrendo del odio. ¡Oid! ¡oid! A los cinco años del de- creto del Gobierno, por primera vez se distribuyeron algu- nos ejemplares del Tempe Argentino entre los libros de premio: y habiéndose cumplido cinco años desde su adopción como libro de lectura, todavía no es conocido ni en la décima parte de las escuelas públicas. ¿Donde está, pues, el favoritismo, el esclusivismo, el monopolio y la im- posición de testos? ¿Donde está esa pretendida avidez del Inspector General de las Escuelas imponiendo sus tes- tos á los maestros? Lejos de eso ¿no se le puede hacer el cargo de haber faltado su deber no exigiendo el cumplimiento de las disposiciones del Departamento de escuelas y del gobierno sobre la adopción de testos? Por uua delicadeza mal entendida es lícito al Inspector tolerar que en la culta de Buenos-Aires se distribuyan por premio de la aplicación, Beltoldo, Beltoldino y Cacaseno, y lof Doce Pares de Francia, con preferencia al '■'■mejor li- bro que en mucho tiempo saldrá de las prensas de Bue- nos-Aires?" Solo porque ese libro es obra suya, y no se diga que lo impone, ¿deja que en el pueblo cunda el mal en vez del bien, la corrupción del lenguaje en voz del buen gusto, las patrañas y doctrinas absurdas en lugar de los sanos principios de moral y religión, de educación v civilización que se contienen en el Tempe Argentino y los Consejos m oro? Ab uno disce omnes: lo que sucede hoi con estas obras, ha sucedido con todas las del Sr. Sastre; no se han generalizado en las escuelas, sino á los muchos años de su adopción, y eso, merced á la buena voluntad de los maes- tros. La Anagnosia, que indisputablemente aventaja á todos iua métodos de Europa y de América, y que ha sido adop- tada hace doce años; aun no hace un año que en algunas «cuelas no se practicaba. Citaremos la de la parroquia Je San Telmo y la de San José de Flores por estar tan '"mediatas. -Mucho, mucho mas podríamos añadir; pero va hacién- dose mui largo este escrito. Un hecho mas, y concluiro- mos, Sr. Véritas. No creáis por eso que dejaremos sindesvanecer los demás errores que contiene vuestra A^jU macion, que son tantos como sus frases. liemos llegado ya al mes de noviembre de 1S64. jg. nomos una administración presidida por el Sr. Saavedm que nos consta profesa al Sr. Sastre un alto aprecio, y va- mos á demostrar que ni aun en esta ha asomado el V-r- men del favor•itisvw, ni de una protección injusta ni justa. En un diario de la tarde se publicó hace días una solicitud del Sr. Sastre presentando al Gobiern 1 su Selección de lecturas ejemplares (impresa á su costa y bien acogida por el público) renunciando su propiedad li- teraria en beneficio de la educación popular. Han pua- do ya cinco meses, y todavía sigue la tramitación de exa- men de la obra, informes &., lo que es una prueba incon- cusa de que este gobierno lo mismo que los precedentes, no procede de lijero ni por favor ni empeños para la apro- bación de los testos del Sr. Sastre. Está demostrado, pues, con evidencia, que si las obras didácticas y literarias del señor Sastre prevalecen y se di- funden mas y mas en los establecimientos de educación públicos y de particulares, es por su verdadero mérito y apesar de la envidia, do la mala voluntad, de las injusta* prevenciones y de las malignas sugestiones de los nudot, que con frecuencia hacen torcer la justicia de los Gobier- nos; mucho mas cuando se trata de hombres del carácter noble é independiente del sefior Sastre, que no saben adu- lar ni hacer la corte á los potentados é influyentes. Sépase también, que si todas las obras del señor Sa han sido presentadas al Gobierno, examinadas y autori- zadas; hai muchas otras que no son del señor Sastre, que han sido introducidas y se eitán introduciendo en la? » cuelas públicas, sin haber sido presentadas al gobierno, n: examinadas- ni ajirobadas, y el que esto asegura es—ei Inspector General de las escuelas. Hé aquí los títulos de algunas de ellas; Método gradual de lectura por Sarmiento. Libro 1. 0 y 2.° de Mandebil. Geografía de Smith. Tratado de urbanidad por Carroño. Quien es Jesu-Cristo. — 95 — l'ara los premios público*. Ilisto-ia de los doce pares. Bertoldo, Bertoldino y Cacaseno. V escepto laa dos primeras, porque ya se han agotado, todas están en uso en las escuelas públicas de varones, ya jc la ciudad, ya de la campaña, á la-par de otras legal- mente adoptadas y que no son del Sr. Sastre; y por con- siguiente es falso, es falsísimo é injusto el aserto del Sr. Véritas de que "los maestros no usan ni pueden usar otras obras sino las del Sr. Sastre." Este enorme falsedad con honores de embuste, es una prueba evidente de que el Sr. Véritas, (si no es lo contra- rio de loque su nombre espresa) lo mismo que los demás adversarios del Sr. Sastre, no iia visitado jamas una sola BOOXLA publica de varones. Y como el Sr. Véritas con- tiena que aun no ha examinado los testos del Sr. Sastre, 'cabalmente lo mismo que acontece á los demás detracto- m de la víctima), resulta también con evidencia, que el Sr. Véritas como los demás, ataca las obras del Sr. Sastre -in conocerlas. ¿Asi proceden los que aman la verdad y la justicia? Bueuos-Aires, 1. 0 de Noviembre de lS6é. VI En prueba de que el Sr. Sastre nunca ha solicitado el favor oficial para la adopción de sus obras, damos una muestra del tono digno y elevado con que siempre se ha dirigido á las autoridades al presentárselas. Buenos-Aires, Febrero 20 de 1859. Exmo. Señor. Marcos Sastre, Inspector General de las Escuelas, autor Je la adjunta publicación intitulada Kl Tempe Argentino, :")te V. E. respetuosamente espongo lo siguiente: Todos los años, para la adjudicación de los premios es-— 96 — tablccidos en los exámenes do las Esencias Pública; esperimenta la falta de libros qne reúnan la pureza del lenguaje, la sencillez y belleza del estilo, al interés del asnnto y la moralidad do las doctrinas. Con estas oondi ciones, sería incalculable el impulso beneficioso que da- ñan á la ilustración, á los sentimientos y costumbres del pueblo, los mil y mas volúmenes (pie se distribuyen anual- mente por todo el Estado en los premios de las ciento veintitrés escuelas de los dos sexos sostenidas por el erario. A la sabiduría del Gobierno corresponde jnsttr si el Tempe Argentino reúne, ó no, las condiciones requeridas. La aprobación Superior que este libro acaba de obtener para el uso de las escuelas, el aplauso de distinguidos li- teratos del país, y la aceptación pública, es lo que me ha impulsado á presentarlo al Gobierno de Buenos-Aires con el objeto espresado. Dios guarde á V. E. muchos anos. Exmo. Sefior. Marcos Sastre- Buenos-Aires, Febrero 20 de 1865. Señores del Consejo de Instrucción Pública. Los libros de lectura escogida que presentan cuadra y narraciones interesantes, tienen una poderosa influencia en la educación moral de los niños, inspirándoles el amor á la virtud y á lo bello, escitándolos á seguir el ejemplo de las buenas acciones. Sobre todo, cuando el libro no les refiere sino hechos reales, despojados de toda ficción y exageración, mostrando la virtud tal como es con fidelidad y sencillez, no puede menos do cautivar las almas puras e inocentes, porque está de acuerdo con los sentimientos mas íntimos, porque presenta los benéficos resultados del bien moral, porque la unánime aprobación de la sociedad tiene una irresistible simpatía que atrae los eorazfroet. T porque ofrece á su vista la nobleza que eleva, la grande- za que inspira admiración, la ternura que conmueve, y la gracia que encanta. — 97 — Es necesario para esto que el estilo del libro sea dig- na espresion de la virtud, empleando las s-oces mas puras, las frases mas escogidas y las imágenes mas propias para hacer resaltar su belleza. Al hacer la compilación que he titulado Selección de lecturas ejemplar s, he creido haber logrado reunir todos estos requisitos que considero indispensables en un libro de este género. Si realmente he acertado, espero que el Consejo de Instrucción Pública se dignará adoptarlo para testo de lectura en las escuelas públicas. Dios guarde á los Señorea del Consejo muchos afios. Marcos Sastre. VII. Selección de lecturas ejemplares. Juicio de la prensa de Buenos-Aires, sobre esta obra. EL ESTANDARTE CATOLICO {Por D. José Tomas Guido) "El Sr. D. Marcos Sastre, Presidente de la sociedad propagadora de la Instrucción, é Inspector general de Escuelas, ha presentado un nuevo é interesante tributo á la sagrada causa á que ha dedicado su talento. iCse esfuerzo del escritor, amigo de la juventud, es la pri- mera série de Lecturas ejemplares que ha publicado, y que son un repertorio precioso para la inteligencia y para el corazón. Tales labores llevan en sí un sello de candor y de sinceri- dad que las caracteriza profundamente. Pero allá en el porvenir, cuando [a generación presento, á cuya educación moral se consagra aquel escritor, florezca en virtud y sabiduría, recordará con . agradecimiento la mano genero- sa que derramó las semillas del bien trazándole un sur- re luminoso para el camino de la vida No es solo el mérito intrínseco de la obra el que reco- mendamos, sino la moral que la inspira. Nuestra sociedad necesita de esos obreros que no des- mayan en \& jornacja reservada á su constancia, ó á su genio. 14— 98 — En todas partes los que emplean sns vigilias en la felici- dad de los demás, merecen la veneración del pueblo, y *c contemplan como los instrumentos de esa perfección' mas ó menos lenta á que las sociedades humanas se encaminan por una lei providencial de su destino." La Tribuna. "El inspector general de las escuelas, Don Marcos Sas- tre, es incansable. Las horas desocupadas de su puesto, las empica escri- biendo libros para la enseñanza pública. Ya el catálogo de sus obras es inmenso. Esto nos prueba su contracción y desvelos. Acaba de publicar un volumen de ciento y tantas paji- nas en 18. ° que comprende la segunda ¡serie de la «íw- cion de lecturas ejemplares para la enseñanza vrim ri f. Ll repertorio de escogidos trozos que el Sr. Sastre mu presenta hoi, le hace acreedor á un justo elogio do parte de la prensa toda. Su trabajo pone de manifiesto el gusto con que ha sabi- do escoger, y no podemos menos que recomendar este li- bro, como digno de circularen toaaa . «cáelas. Obras de esta elase.no necesitan sin embargo recomen- dación, pues su título y el nombre del autor bastan para ello." El Nacional. "Entre las diversas publicaciones que han salido de jai prensas del país en el presente mes, se encuentra una Se- lección de lecturas ejemplares para la enseñanza primaria, debida al Presidente de la Sociedad de Educación. No estamos con el pensamiento de La Bruyere, escojer es inventar, pero sin duda alguna, preciso es reconocer el mérito de la contracción y el buen gusto del que presenta nn ramillete de eseogidaa flores. Y aunque no podemos decir que este libro es del señor Sastre, es coleccionado, elegido y publicado por él. El que ha aparecido es la primera série de una colección mas ó menos numerosa, que corresponderán todos a una misma idea, uniformesen el plan. — 99 — Desearíamos que el colorido de los cuentos é historias ¿e los libros que se siguieran diera mas novedad á la co- lección. Con todo, felicitamos sinceramente al incansable peda- zo que no cesa en la misión de la propaganda educacio- nista, que se ha de efectuar mas fácilmente derramando por todas partes libros baratos y de saludables máximas como esta colección. Deseamos igualmente que la socie- dad Propagadora de la Educación Primaria, que él presi- de con tanta perseverancia y entusiasmo, ofrezca cuanto sutes al público los libros del concurso señalado." El Estudiante» "El Sr. D. Marcos Sastre acaba de publicar un peque- no libro de lectura destinado al uso de nuestros colegios. Es nna recopilación de bellos é interesantes trozos de literatura, escritos por distinguidos escritores. El libro publicado por el Sr. Sastre, que lleva por nom- bre Se'eccion, es de una indisputable utilidad para los es- tablecimientos á que lo ha destinado. Las narraciones históricas que encierra, llevan la do- ble ventaja de servir al niño para aprender á leer, y al mismo tiempo para darle conocimientos, sutiles si se quie- re, pero de reconocida universalidad. Loa propósitos que llevan las diferentes anécdotas que el Sr. Sastre ha o., ido recolectar, van á incular las bue- nas ideas en los coraza km tiernos, á cuyos sentimientos ha- blan con la sencillez y pureza que les corresponde. En una palabra, el limito á que nos referimos merece ser protegido por los directores de colegios, por su moral, su cultura de lenguaje y hasta por la modicidad de su precio. El sefior Sastre, como lo dice en su prólogo, no ha escri- ta una obra, ha recolectado pensamientos y escritos de diversos autores de reconocida fama, y con esos materia- Jes, preciosos muchos de ellos, ha formado el volumen do lectura, á que á dado el nombre de Selección. Llamarnos la atención de los directores de colegios y pa- dres de familia sobre esta publicación, cuyo mérito para i¡í enseñanza es innegable."— 100 — Selección de lectukas ejemplares. "Con este título lia visto la luz pública una obrita su- mamente importante para la educación elemental, segun- da parte de otra que es del dominio público. Para nosotros, los escritores que hacen mayor bien á la sociedad, son lo3 que se proponen corregir sus costumbres, y los que ocupan su vida en abrir á la juventud la senda del saber y de la virtud. El juicio de la prensa ha sido unánime en favor del nue vo libro que ofrece á la educación el Sr. Sastre, que infa- tigable siempre, funda el cimiento sólido que ha de servir de base mañana á la educación primaria y con ella al por- venir de la República. Bellezas que recuerdan la dalzura de las églogas de Vir- gilio y de las odas de Batilo encierra el librito del señor Sastre, asi como un caudal de máximas y preceptos reli- giosos y sociales que prueban su erudición, su mucha sen- satez y amor á esta América su patria. La obrita del Sr. Sastre puede ocupar dignamente un lugar en la mesa del hombre pensador, que no la rechaza- rá poi cierto si examina los tesoros que encierra de esa fi- losofía social tan necesaria.)) Lope del Rio. "Las lecturas ejemplares son indudablemente los me- jores auxilios de la buena educación de los niños, en los que suscita una noble emulación, sembrando en sus cora- zones tiernos y delicados la semilla de la virtud que tan bella y admirable se muestra en ellas. La mas fructífera enseñanza son los buenos ejemplos y el digno autor de la Selección recuerda mili oportunamen- te que "el que vino á iluminar y salvar él mundo, enseño "la mas sublime doctrina con su propio ejemplo.)) Joaquín Iíequena. Le "Progiiés." "Le denxiéme roíame de cette utile publicatjon vient do paraitre, et nous nona emproooona de diré añil repon aux esperances qu'avait fait concevoir le premier tome pu- — 101 — blié il y a quelques mois par M. l'Inspecteur general des £coles, D. Marcos Sastre. Les livres abondent dans tous les genres moins dans ce- ]ni oü ils devraient abonder, c'est-á diré dans le genre jcolaire: il n'éxiste en effet qu'un nombre excessivement réduit d'ouvrages que l'on puisse mettre Gans crainte dans lesmains de la jeunesse pour lui servir de livres de lectu- re «orante, et on peut diré qu'en quelques semaines ees ]ivres-lá sont sus par cceur de tous les écoliers. M. Sastre leur rend done un vrai service en faisant á leur profit un résumé de ses lectures et de ses recherches. Le mérite de telles compilations consiste á étre attra- vant et moraliste á la fo¡6: c'est assurément par ees deux qnalittés que se recommandent les lectures choisies de M. Sastre, auxquelles nous prédisons un vrai succés auprés des écoliers et des maitres. L'idée d'avoir varié les types du second volume est ex- cellente; il est senleinent á regretter que cette variété ne soit pas complete. On aurait pu nous donner dix corps de lettres différents et c'eút été la une oeuvre aussi reniar- qnable par la nature des sujets qui la composent, que par l'art typographique qu'on y eút déployé. Celá se fera sans doute dans la seconde edición.5) VIII Reclámenlo fundadas por el Sr. Sastre............................... 8 HILO III. — Nuestras escuelas están bien organizadas.—Esterili- dad de nuestros Aristarcos.—Abstención de la prensa periódica en la cuestión educación.—Las primeras capacidades del país han con- 'urridoá la obra de la organización délas escuelas.—Necesidad de 'Manciparnos de la educación española.—Impotencia científica de !í España.—La organización de nuestras escuelas es eminentemente ^entina............................................... 12 ITl'LO IV. — Descuido de la educación física.—Gimnasia.—Jardi- ?es de niños de Franbel—No es sedentario nuestro sistema de ense- 7***•"—Sistema de muebles cómodos é higiénicos introducidos por Sastre.—Ignorancia del pueblo acerca de lo que conviene ó Jlla ala salud.—Nociones de higiene popular por el Sr. Sastre...... 1 ti— 81 — CAPITULO V. — La elevación moral del hombre debe ser el nrji objeto de la educación.—Solo la religión puede elevar ni bo V satisfacer sus nobles aspiraciones y sofocar sus malos instinto Poder civilizador del crislianismo.—La democracia es.su fruto -ll' instrucción religiosa es el único medio de conseguirlo.—Imitóte • de los sistemas socialistas.—Descarrio del progreso material „""'i moral.—Separarla religión de la escuela seria el majar de Im errores sociales.—La tendencia general al positivismo hace hoi necesario el elemento religioso en la educación.—La fe nacional"'!*' la católica, y esta es la que debe profesar el institutor....... * CAPÍTULO VI. — Necesidad de la instrucción política del pueblo falta de ella es el mayor obstáculo para la realización de nnwhu sistema de gobierno. — No hai en los Estados-Unidos una sola J.' cuela donde no se enseñen los principios políticos que los rúen —Axioma social de Jeíferson y de Rivadavia.—Nosotros no loprie- ticamos................................................ CAPITULO VIL —Ocho anos há no había ni sistema de enseñanza, ni métodos, ni buenos testos. —Al Sr. Sastre se deben los ictatla nuevamente aprobados por el Gobierno y el Consejo de I. P.—Peni faltan otros para la enseñanza de los principios políticos, de la hi- giene, de la urbanidad, del dibujo y de la agricultura.—Ninguno m ha presentado al concurso promovido por la Suciedad de Kdu- caciou................................................ CAPÍTULO VIII. — Unidad de acción que debe haber en todas las ense- ñanzas.—La de la lectura puede concurrir mas que ninguna otra al grande objeto de la educación.—Tal es la tendencia de los testo»iá señor Sastre :« Anagnosia, » «Selección de lectura," «Conseja de oro,» y «Tempe Argentino», requisitos de un buen método de lectura.—La «Anagnosia» los reúne todos..................... CAPITULO IX. — La caligrafía concurre á la educación moral.—Para enseñar por el « Método ecléctico» del Sr. Sastre no se necesitan calígrafos.—El ofrece un medio sencillo de hacer progresar al BÜt sin el ausilio del maestro.—Por primera vez se ven salir de las es- cuelas alumnos con conocimientos prácticos en la aritmética.—Esto es debido al nuevo procedimiento de las «Lecciones Je nrilmétin del Sr. Sastre.—Procedimiento iudispensable para las escuelas Je niñas ................................................. CAPÍTULO X.— Importancia de la fácil espresion del pensamiento.- El hombre que habla ó escribe incorrectamente se encuentra coar- tado en sus aspiraciones.—Necesidad de conservar la pureza H idioma.—El Sr Sastre en sus «Lecciones de Gramática» se contrae á la corrección de los vicios comunes del lenguaje.—Las «Leccio- nes de Ortografía» del mismo, salvan las dificultades creadas p»' la pronunciación americana de algunas letras.—Su «\ocabuljn1' Ortográfico» contiene todos los homónimos y las voces de nuuo? ortografía............................................. — 82 — páginas. I I ii \I.— El sentimiento estético debe formarse desde la niñez.— r w MimUivi'.lco u üítruccion Pública, para las psc«..]:,,; 1e l¡ ! ilcl Ufn¿u«ay. i V.é'ase <.-l Catálogo al principio de eiste , 0RH4S DE R MARIANO lAP.StN , pro>>: l&tina y c.astdBwa; » iVHistoria Antigua, al lisp río los c&fegrOS,) fiimti...... ••r.-ü¡ KU-clí Carmín vn liú iv. cum sosrolaíi cucMptc ti •; \. SARRAT: ¿stema Métrico Decimal, dividido eu 3 partes püiv TtWftt lid.S¡atenía Métrico, l (wdtM'Ou.............. osrtc. Solmdori E CÓRDOBA, SEC1IDA DF. LA COXTJMU'ION DE SU BOSQUEJO HISTÓRICO HASTA L A BATALLA DE 3>I A I P U TRADUCIDO DLL ÍNÍ.LÉS Y ANOTADO roa ANTONIO Z I N N Ir. BUENOS AIRES. 24 t—I.VPKI»TJV DS Hlffi, UAL» .M'.raK.-.'O—-J-IS.