IMPRENTA EUROPEA E8PE0IAL PARA IMPRE8IÜNE8 UE LUJO DEFWNSA »s»tiKA A' MORENO 4tí EL T 1 SISTEMA GENERAL, DE REPARACION DE LOS CAMINOS PUBLICOS PKOPIEKTO Al GOBIERNO ARGENTINO POR MANUEL RICARDO TRELLES HUEXOS. AIRES Impreuta de || ÜoeietM fipgráía IVnawiKe—Taniari tí. A' EL (¡^ vK>r. c-i?. BORRA-HUELLAS 6 SISTEMA GENERAL DE REPARACION DE LOS CAMINOS PUBLICOS PROPUESTO Al POK MANUEL RICARDO TRELLES BUENOS AIRES Imprento ¿« |a Sociedad Tipográfica Bonaerense—Tacnari 65. 1865.ADVERTENCIA No solo con el objeto de poner en conocimiento del público, el estado en que se encuentra el espediente relativo á mi sistema de reparación de caminos, sino también para oir el juicio de personas competentes que quieran espresarlo sobre la materia creo necesaria esta publicación, y conveniente, por lo tanto, autos que el gobierno nacional dicte la resolución que corres- ponda. La manifestación franca de las ventajas ó inconvenientes de mi proyecto, será un verdadero servicio rendido al público^ ijiie necesita formar su creencia, para aceptarlo ó rechazarlo, facilitando de ese modo la decisión gubernativa. -May particularmente me seria satisfactorio que el plan mere- ciese la atención de la prensa progresista del pais, no respecto «le la cuestión mecánica, que ha sido resuelta ya, favorablemen- te, por los peritos, sinó sobre la administrativa y la económica que lo complementan; pues, aun cuando estas hayan dejado de ser cuestiones, después de reconocida la utilidad del invento, falta, sin embargo, que se haga popular la convicción. Mantel llu aiído Trei.les.EL BORRA-HUELLAS Solicitud para esta publicación. Buenos Aires, Enero 24 de 1865. Exmo. Señor : Manuel Ricardo Trelles, ante V. E. como mejor haya lugar digo:que deseando borrar el mal concepto que el público puede haber formado acerca del nuevo sistema de reparación de ca minos que propuse á V. E., á causa del silencio guardado du- rante la tramitación del espediente, he creído el medio mas pro- pio al efecto, mientras V. E. no dicta la resolución que corres- ponda, el hacer la publicación de las piezas relativas. Por tanto : A V. E. suplico tenga á bien ordenar que, por el Escribano de Gobierno, se me dé un testimonio autorizado de dicho espe- diente. Es justicia, «fea. Manuel Iíicaiído Tkelles. Buenos Aires, Febrero 17 de 1805. Désele por Secretaría el testimonio autorizado que solicita. G. Rawson. Proposición del sistema. Buenos Aires, Noviembre 27 de 1862. Exmo. Señor : Manuel Ricardo Trelles, ante V. E. con el debido respeto espongo: que la desagradable impresión que produce el mal es- tado de las vias públicas, no empedradas, y los perjudiciales efectos de su casi impracticabilidad en una gran parte del año, así como ha sido y es uno de los objetos que deben llamar mas seriamente la atención de los gobiernos, á fin de alcanzar los— G — medios de repararlos, es también fuera de toda duda que nin- guno de los sistemas que se han aplicado hasta el presente, ha producido un resultado satisfactorio, por grandes qu'3 hayan si- do los gastos hechos para conseguirlo, pudiendo decirse, sin tere, pidar, que, lejos de mejorarse, las vias se empeoran á la par que el país progresa en todos sentidos, y aumenta en proporción su t ráfago. Y, si se considera que los gastos que se lian hecho y pueden hacerse con tal objeto, nunca han podido alcanzar, ni alcanza rán en adelante, sino á determinadas localidades y pequeñas estensiones de vias, es necesario confesar que los medios ordi- narios de reparación no pueden estenderse á todos los cami- nos del pais, y por consiguiente su aplicación parciales injusta. Entonces, un remedio estraordinario y no aplicado hasta alió- la, libre de inconvenientes, económico para el Estado desde el momento de su adopción, exonerándolo de gastos ineficaces, y haciéndolo partícipe de los proficuos resultados generales que son la consecuencia de una buena viabilidad, no podrá menos de ser admitido á la práctica para curar eso grave mal que pa dece la República. Yo, K.vnio. Sr., como todos los habitantes de este pais, he de- bido preocuparme del mal estado de los caminos y de la idea de hallar el medio de conservarlos transitables en toda estación y en todas direcciones; y creo firmemente haber encontrado ese medio, rodeado de circunstancias que lo hacen de tan fácil eje- cución, como será eficaz su resultado y general su aplicación á todos los caminos de la República y de cualquier pais en que se encuentren en iguales condiciones. El medio descubierto es el mas justo. Está basado en el principio de que, tienen obligación de com- poner los caminos los mismos que, usándolos, los descomponen, es decir, se funda mi proyecto en el mismo principio de justi- claque sirve de base á las leyes de contribución sobre carrna- _ _ tres, haciendo acequiblelo que esas leyes no han podido alcan- zar, ni alcanzarán jamás, en nuestro pais. Podría creerse, por lo que espresa el párrafo precedente que mi proyecto tiene por fundamento una fuerte contribución impues- ta á los transeúntes para hacer frente con su producido á la com- posieiongeneral de caminos: pero debo manifestar á Y. E. que, jejos de eso, serán, por el contrario, menos gravados los tran- seúntes délo que se hallan ahora, y que, mi invento, puesto en ejecución, será para ellos una verdadera fuente de economías y de productos. En resumen el medio que propongo reúne las condiciones si- guientes : 1 53. Será un sistema que nunca ha sido aplicado á la repa- ración de nuestros caminos. 2 15. No ofrecerá ningún inconveniente que pueda fundarse en razones atendibles. rt 3. Su aplicación será general desde (pie se ponga en prácti- ca, empezando al mismo tiempo la reparación en todas direccio- nes. 4 73. Será sumamente ventajoso para el Estado, por el ahorro inmediato de las sumas que se invierten anualmente en ese ra- mo, y por los evidentes resultados que son la consecuencia natu- ral de una buena viabilidad. 5 13. Lejos de gravar á los particulares, les disminuirá la con- tribución actual, aumentando infinitamente sus provechos y ahorros. Establecidas estas condiciones, no es necesario observar sobre la incalculable importancia del invento que someto á la ilustra- ción del Gobierno Argentino, dejando á la justicia del mismo el valorar la compensación que por él deba acordárseme, á la cual renunciaría en beneficio general, sino considerase un deber el no desvirtuar el justo estímulo para otros inventos ó mejoras, y si no tuviere hijos cuyo porvenir no debo echar en olvido.— 8 — ti Por tanto: A V. E. suplico que, habiéndome por presentado, se sirva ad- mitir las aplicaciones que son consiguientes y la demostración práctica del invento. Es justicia &a. Manuel Hicardo Trelles. Comisión para el examen esperimental. Buenos Aires, Diciembre 30 de 18G2. Para proceder con la ilustración que el asunto reclama por su incuestionable importancia, se nombra una Comisión compuesta de los Sres. I). Mariano Moreno, D. C. Pellegrini y D. Eduar- do Olivera, con el objeto de examinar esperi mentadamente el procedimiento que propone D. Manuel R. Trelles par» la compostura y conseivaeion de los caminos públicos. Trasmí- tase al proponen ta y á los nombrados la presente resolución pa- ra los fines indicados. G. Rawson. Informe de la Comisión. Buenos Aires, Febrero 4 de 186S. At Seño?' Ministro del Interior de la República Dr. Don Guillermo limvson^ La comisión nombrada por V. E. para el examen esperimen- tal de un instrumento que el Sr. D. Ricardo Trelles ju'opcne al Gobierno para la conservación de los caminos públicos, es trasladó el domingo 4 de Enero próximo ála casa habitación de dicho Señor y desde las nueve de la mañana de ese dia co- menzó en las calles adyacentes los ensayos que se le ordenaban. Posteriormente deseando los infrascriptos proceder con toda cir- cunspección y calma en la resolución que tomasen, volvieron el 1 - del corriente al mismo lagar adonde se practicaron los pri meros ensayos, á inspeccionar las mejoras que el Señor Trelles había anunciado, haber hecho á su aparato. La comisión Exmo Señor, después de uno y otro examen eree de su deber informar á V. E. que el instrumento propuesto con- -isteen una pequeña rastra armada de dientes, colgada á la par- te posterior de los limones y pértigo de una carreta, suceptible le ser levantado á voluntad del conductor de esta última. Después de haberle ensayado repetidas veces en varias partes del camino aumentándosele su peso para que fuese mayor su efecto útil, los infrascritos le consideran como un instrumento que puede ser empleado, como auxiliar, en el aplanamiento de los caminos. Pero si ellos limitan su aplicación puramente áeste caso, sien- ten el tener que informar á V. E. que el modo como se presentó el aparato, ligado á un vehículo del tráfico, y cuya manera de aplicación parece ser la idea del autor al proponerle, es de mu y difícil aplicación en la práctica, teniendo en cuenta nuestro mo- do de viajar en la campaña y los animales que generalmente sii-ven para conducirlos. Temería la comisión fatigar la atención de V. E. entrando en detalles sobre los inconvenientes que encuentra, y es por ello que va á limitarse á enunciar brevemente algunos. 1 - . Que siendo muy gravoso á los conductores de vehícu- los el prestar este servicio y siendo suceptible el aparato de ser levantado á voluntad del conductor lo llevaria siempre en este oslado, para evitar la resistencia que naturalmente presentará su frotamiento contra el camino, á menos que el Gobierno no enfa- ldase un servicio especial, quo en el sentir de la Comisión se- da onerosísino y odioso. -• 3 Que aumentándose la resistencia (pie presenta una car- reta cargada ála tracción de los bueyes se obligaría al carretero á disminuir la cantidad de carga, que pudiese llevar, aumeii-— 10 — ¿ándose esta disminución en razón del mal estado de los caminos. Pero si la Comisión detenida ante la grave consideración de que siendo uno de los deberes esenciales de la autoridad pú- blica el facilitar y emplear todos los medios conducentes al libre y cómodo transporte de las mercancías que dan vida ú todas las industrias, ha creido que seria una imposición suma- mente gravosa á los conductores de vehículos el convertirlos en camineros públicos, y limita el uso del aparato del Sr. Tri- lles al de un instrumento puramente auxiliar para el aplana- miento de los caminos; cree que no por ello debe detenerse su autor por las objeciones hechas y que antes al contrario ellas deben ser un estímulo para ocuparse con ahinco en la mejora de su aparato, rindiendo asi un nuevo servicio al pais, á mas de los muchos que su laboriosidad le tiene ya prestados. Dios guarde á V. E. muchos años. Mariano Moreno—Carlos E. Pette. grini—Eduardo Olivera. Decreto en vista del informe precedente. Buenos Aires, Febrero 9 de 1803. Visto el informe presentado por la Comisión nombrada para reconocer el invento del Sr. Trelles, prevéngase á este Señor que el gobierno desea haga nuevos ensayos á fin de adelanta] el aparato de su invención, con el objeto de ver si pueden salvarse los inconvenientes que hoy presenta, y de que baos mérito la comisión en su informe. MITRE. G. Kawson. — 11 — Impugnación al informe de los comisionados. Buenos Airep, Febrero M tle 1803. Kxmo. Sesos: Si el proyecto que he sometido á la consideración de V. E. con el objeto de mejorar nuestra viabilidad, no reconociese por principal móvil el bien general, yo debería felicitarme del infor- me que han producido los Señores de la Comisión nombrada para ilustrar á V. E., sobre el particular, porque, en realidad, me es favorable. Pero, no entrando, jamás, como principal elemento de mis especulaciones el interés individual, debo de- clarar francamente á V. E. que, el indicado informe, está muy lejos de corresponder á la distinción que V. E. hizo á los Seño- res nombrados, y mucho menos á la importancia del asunto á ijue se refiere. Ni la modestia del peticionario, ni la autoridad, en cierto mo- do científica, con que aparecieron revestidos los Brea de la comi- sión por el nombramiento de V. E., ni lo estrordinario del siste- ma propuesto, debieron influir en su ánimo para dejar de prestar- le toda la atención que ha merecido de V. E. y que ellos le han negado, y sin embargo, esa es la idea que se desprende del in- forme de la comisión, tomado en su conjunto. Amigo de la verdad, aun cuando ella resulte contraria á mis propias aspiraciones, me considerarla colocado ante V. E. en un punto de vista muy ingrato, si aceptase el informe de la comí. sion como único argumento á favor de mi sistema, ó como única barrera que fuese necesario salvar para conseguir el fin de. sendo. 1 en efecto, ninguna de las ideas emitidas en él es digna de la magnitud del asunto ; ninguna ha sido basada en verdaderos fundamentos; y si no fuese por el respeto que debo á V. E. y •1» misma comisión que las ha producido, declinaría de la ta- reade considerarlas detenidamente, como paso á verificarlo. No es creíble, Exmo. Señor, que los Sres. de la comisión La-— 12 — Van tenido la mente de deprimir el mérito de una combinación que nadie desdeñaría para la corona de sus nobles esfuerzos, cuando empiezan la parte sustancial de su informe, haciendo una clasificación inexacta y una descripción pálida ó incompleta del aparato (pie sirve de instrumento á mi sistema. Dicen que consiste en una pequeña rastra armada de dientes, colgada ¡í U parte posterior de los limones y pértigo de una carreta, sucepti- ble de ser levantada á voluntad del conductor de esta última. Y con esa denominación genérica y vulgar de rastra, empequeñeci- da todavía por el adjetivo que la acompaña, y con espresar que va colgada y que puede ser levantada á voluntad del conductor del vehículo, cree la Comisión haber cumplido con su propó- sito de hacer conocer mi aparato. Pero no lo ha conseguido, Exmo. Señor. Ella no describe la combinación, ni espresa que es un instru- mento tan complicado en la idea como aparentemente sencillo á la vista del espectador: que obedece fielmente al pensamiento que ha presidido á su composición : que salva las resistencias que no debe destruir, para no inutilizarla fuerza (pie le hade servir perpetuamente en un trabajo siempre útil: que desempeña m objeto cuando es llamado á él por las irregularidades del cami- no por donde pasa, y que suspende su acción en caso contrario, como si estuviese dotado de la facultad de discernir su misión: que va colocado de modo (pie desempeña su encargo sin perju- dicar en Bada al que lo conduce, y sin ocupar espacio que n<» esté comprendido en el ámbito del vehículo : (pie siendo, según la Comisión, una rastra., no se arrastra, sinó que trabaja deli- beradamente, con solo su armadura, cuando es llamado al tra- bajo por las necesidades del camino: (pie es un instrumento (pie puede fácilmente manejarse, cuando en ciertos casos sea necesario inclinar el vehículo sobre su parte posterior, para car- gar objetos de gran peso: que tiene un tamaño que ni es gran- de ni es pequeño, sino proporcionado al espacio que puede ocu- par y á la misión de que está encargado : que toda su gravedad ■"T- lo -» no alcanza á dos arrobas y media, y que puede aun disminuir- le: que aun cuando fuese necesario aumentarla, lejos de perju- dicar el equilibrio de la carreta, le serviria para suprimir el incómodo lingote que cargan muchas de ellas con el objeto de equilibrarlas: que nunca llegaría á hacer perder el equilibrio del vehículo por mucho que se aumentase su peso, por (pie éste gravita en su mayor parte sobre el suelo: y últimamente, que no es necesario aumentarla gravedad del aparato. Nada de esto ha dicho la Comisión y mucho mas quepodria haber dicho; y sin embargo ese era su principa] encargo. No ha dicho tampoco (pie, solo ex VTBTUD DE una compu- tada COMBINACION, HA PODIDO LLEGARSE Á LA E spiiESIOX .MAS SENCILLA Y LIBRE DE INCONVENIENTES QUE SE HA IMAGINADO BASTA AHORA, PARA l"TILIZAII EN BENEFICIO DIO LOS CAMINOS V DE LA HUMANIDAD EN ELLOS, UNA PEQUEÑISIMA PAUTE DE LA FUERZA QUE EL TRÁFICO NECESARIO DESPERDICIA EX VENCEE DIFICULTADES QUE xo TENDRIA QUE VENCER, si esa FUERZA fuese OnUíIDA CONVENIENTEMENTE PARA PREVENIRLAS. Nada han espresado los señorea de la Comisión sobre los efectos que produce mi aparato sobre el camino; y si lo hubie- sen hecho, no habrían podido menos que llamar la atención de V. E. sobre el diferente rol que hace jugar mi invento alas rue- das de los carruajes, convirtiéndolas en verdaderos instrumen- tos de reparación, en vez de ser, como son actualmente, la prin- cipal causa de la descomposición de los caminos. Habrían di. dio que, la parte que gradualmente vá destruyendo el aparato, desciende á los bajos, al fondo de las huellas, y que allí tiene qoeser precisamente consolidada por las ruedas de los vehículos que transitan. Sin embargo, éste y otros efectos, implícitamente los reco- noce la Comisión, desde (pie considera que el instrumento pue- de ser empleado, como attxiliar, en el aplanamiento de loscami- Bes. Pero, como el sistema que he propuesto á V. E. para me- jorar esos caminos, es el mas general y perpetuo que se ha pre- f— u — sentado hasta ahora tí la consideración de la inteligencia hu- mana, no puede concebirle como los señores de la Comisión se han llegado á persuadir que un plan de esta naturaleza, puede ser aceptado solo como auxiliar en el aplanamiento de los ct. minos. Auxiliar de que, Exrao. Señor? } Hay algún sistema general, realizable entre nosotros, para el aplanamiento de los caminos, al que pueda mi sistema servir de auxiliar i Y si lo hubiese, con las calidades de los que se aplican á pequeñas os- tensiones de vías, puede concebirse que nos ocupásemos ahora de un]dan auxiliar, lento por su naturaleza, y en ana palabra inútil, como lo seria el mió al lado del otro? Si los señores de la Comisión hubiesen reflexionado un poco sobre este punto, habrían llegadoácomprender que, adoptado mi sistema, todos los demás trabajos que exijan los caminos serán los verdade- ros auxiliares de mi plan general—habrían comprendido que la construcción de puentes, el desagüe y rellenamiento de cier- tos enormes pantanos, y otros trabajos por el estilo, no pasarían de la categoría de auxiliares de mi plan general y pei'pétuo. Pero, después de desempeñar los señores de la Comisión la tarea que parece quisieron imponerse en la primera parte de su informe, de empequeñecer mi invento y hacerle un lugar secun- dario de un principal que no existe, pasan á hacer mérito de los inconvenientes que, según ellos, presenta su aplicación, y dicen: que yendo el aparato ligado á un vehículo del tráfico e* de muy difícil aplicación en la práctica, teniendo en cuento nuestro modo de viajar en la campaña y los animales que gene- raímente sirven para conducirlos. Si V. E. no conociese el material del instrumento, sino por el informe de la Comisión, podría tal vez creer que era cons- truido de un modo inadecuado. Pero, como por mis esplica ciones consta á V. E. que es de fierro, y que la combinación ha sido calculada para evitar todos los obstáculos (pie puedes ofrecer nuestros caminos, es claro que el aparato no tiene ma-1 que ver con la calidad de los animales que conducen los vebi- — 15 — culos, que lo que tienen que ver todas y cualquiera de las pie- zas que entran en la composición de una carreta ó carro de campaña. A no ser que la proposición de que me ocupo tenga otra esplicacion, que no han dado dichos señores, sin duda por el temor de fatigar la atención de V. E. que manifiestan en se- guida, no haciéndose cargo que nada fatiga mas la atención que a jiiello que presentándose envuelto en oscuridades, nada de practico y positivo demuestra á quien se empeña en conoceilo. Por ese mismo temor, espresa la Comisión que no entrará en detalles sobre los inconvenientes que encuentra á mi sistema, y se limita á enunciar solamente algunos. Primek inconveniente:—Que siendo muy gravosoá los con- ductores de vehículos elprestar este servicio, y siendo suceptiblr el aparato de ser levantado á voluntad del conductor, lo llevaría siempre en este estado, para evitar las resistencias que natural- mente presentará su frotamiento contra el camino, al menos que .1 (¡hibierno entablase un servicio especial que en el sentir de la Comisión seria onerosísimo y odioso. Este inconveniente es un compuesto de tres conclusiones, ninguna de las cuales ha sido demostrada por la Comisión en su informe, ni fuera de él, de las que paso á ocuparme separa* damente. 1. p —Que es un servicio muy gravoso á los conductores de '•ehículos. Ya he espresado la insignificante gravedad especí- fica del aparato en relación con el vehículo. He hecho presente que, solo en muy limitados casos tendrá que ver con él el con- ductor del mismo; y que su módico costo no debe tomarse en consideración, también por insignificante. ¿ A qué atribuye ♦'Utónces la Comisión lo gravoso del servicio i No lo ha espre- Mmo, y menos ha hecho una comparación de ese imaginario gravámen, con los grandes beneficios que reportarán los propie- tarios y conductores de vehículos con la adopción del instru- mento. Si hubiesen hecho una y otra cosa, habrían podido °WOprender que el fiel de la balanza se inclina de un modo in-— 1G — cuestionable en contra de este imaginario gravamen. Habrían visto entonces que con el rélleoamiento de las huellas, ó Bes aplanamiento de los caminos, mejora gradual de los pantano* en virtud del mismo aplanamiento y agregación de materiales por la acción tractiva del aparato—babria visto, decían, que este mejoramiento de los caminos, es una verdadera fuente de economias y de productos páralos propietarios y conductores de vehículos, que, como espresé á V. E. en mis explicaciones escritas, ganarían en la duración desús carretas, en la disminu- ción y conservación de los animales que las conducen, y mas (pie todo, en el tiempo (pie no tendrían que perder con la su-, pensión de los trabajos y las quebraduras, con los rodeos y demoras á que obligan las malas vías. 2. rt—Que siendo xueeptible el aparato de ser levantado «í voluntad del conductor, lo llevaría siempre en este estado, pata < rifar la resistencia que naturalmente presentará su frotamiento contra el camino. Contestando á esta conclusión, empezaré por decir, que, si en la remota época en que se inventaron los zapa- tos, una junta de sábios hubiese declarado que, "siendo atas piezas suceptibles de ser sacadas por los que las usasen, las lleva- rian siempre á la espalda, para evitar las incomodidades que naturalmente produciría su frotamiento contra los pies huma- nos," el parecer de esos sábios se encontraría, hace muchos si- glos, desmentido por el uso de los zapatos, adoptado por ca&i todos los pueblos de la tierra. No son, Señor, inconvenientes de tan poca monta, los que influyen en el ánimo del hombre para hacerle desconocer loque es realmente útil á sus intereses y á su comodidad. El carretero no preterirá ser detenido á cada paso por Ion pantanos y poaofl de nuestros caminos, al uso de un instrumento que para nada le incomoda, y le prometed aplanamiento de esos caminos, qii" hoy son un enemigo que tiene que combatir constantemente, con esfuerzos inauditos y peligros de todo género. Creer 1" contrario, seria manifestar una idea muy menguada, no diré di — 17 — la inteligencia, sino de los instintos humanos. ¿Quién no sabe que, aun en el estado salvaje, el hombre adopta, cuida y toma cariño á los objetos que reconoce como útiles á la mejora de su condición, y que, hasta en los brutos, se encuentra la misma propensión ? 3. p —En cuanto al servicio especial, onerosísimo y gravoso en sentir de la Comisión, para evitar el inconveniente de que vengo ocupándome, y creo haber probado que no lo es, deberían los señores de la Comisión haber sido mas esplícitos, para sa- ber á que servicio se refieren, si es al que atribuyen á los carre- tero?, de que ya me he ocupado, ó á una inspección reglamen- tada para evitar la inobservancia que los comisionados temen. Si es á esto á lo que se refieren, muy fácil es satisfacer la difi- cultad. No seria justo que, siendo una obligación general la de usar el instrumento, la autoridad viese impasible que algu- nos lo suspendían para aprovecharse del trabajo de los que cumplían con su deber. Alguna pena seria indispensable para esos casos que rara vez ocurrirían, por las razones que mas atrás dejo espuestas. Segundo inconveniente:—Que aumentándose la resistencia i"- presenta una carreta cargada á la tracción de los bueyes, se ohligaria al carretero á disminuir la cantidad de carga que pu- diese llevar, aumentándose esta disminución en razón del mal Utado de los caminos. Al decir esto, que llaman inconveniente, se olvidan los señores de la Comisión que el objeto de mi pro- yecto es mejorar los caminos, aplanarlos, hacer desaparecer los pantanos, los pozos, las hondas huellas y demás irregularidades que son las que realmente aumentan la tracción de los bueyes y obligan no sedo á disminuir la carga, sino á suspender los via- jes. Olvidan que tiene por objeto suprimir el barquinazo, cada castro varas, el cuesta abajo y el correspondiente repecho, cada °cho, la encajada, la volcada, la quebradura, la desesperación iue se apodera de los pobres carreteros en algunos de estos ver- daderos inconvenientes, descargando sus furias sobre los inc*— 1S — ceutes bueyes, por medio de la punzantepicanilla, de la torpe macana y de la barbara gritería, con que los obligan á hacer esfuerzos sobrenaturales de tracción, por lo general ineficaces. Por eso se vé, á cada momento, que, detenidos los vehículo? tienen que esperar sus conductores á que se aproxime algún compañero de iguales contrariedades, que desprendiendo sus cuartas, las agregue á la tracción insuficiente de los bueyes del encajado, para ser socorrido á su vez con igual obra de benefi- cencia. Si los señores de la Comisión se hubiesen detenido ante este solo caso, habrían podido comprender que todos sus desvanecidos inconvenientes y los detalles que dicen haber omi- tido, no habrían pesado nada en su ánimo. lian olvidado todo esto y mucho mas, que ofrecería suficiente material para escribir un libro, inútil para quien quisiese ocu- parse de la materia, pues sus mas elocuentes pajinas se en- cuentran abiertas en cada uno de nuestros caminos. Y sin embargo, los señores de la Comisión han encontrado fútiles inconvenientes para rechazar el medio que he propuesto a V. E. á todas luces civilizador y económico ! Se aproxima la Comisión al término de su informe recordan- do que, es uno de los deberes esenciales de la autor idadpublica el facilitar y emplear todos los medios conducentes al libre y cómo- do transporte de las mercancías. Pero olvida que toda obligación supone un derecho correlativo, y que es en virtud de este prin- eipioque la autoridad puede elejir, éntrelos diferentes medios que se propongan para mejorarlos caminos, el que sea menos gra- voso y proporcione mas ventajas á los particulares, porque estos son los que tienen que pagar esa clase de comodidades, no siendo la autoridad sino su administradora. Si se hubiesen de- tenido los señores de la Comisión sobre este particular, se ha brian visto obligados á calcular la contribución que seria pW- ciso imponer sobre los carruajes, para mantener en buen estado los caminos de la Rejnibliea, por medio de camineros, por ejem- plo. Y, comparando el gravámen de esa contribución, que — 19 — nunca podría ser justa, con los imaginarios gravámenes de mi sistema, cuya justicia no podrá ser superada, habrían podido deducir cual de los dos medios es mas aceptable, cual es el úni- co posible. Pero, det&nida la Comisión, sin detenerse, nntc Ja grave consi- Aeración, que rápidamente acabo de ilustrar, manifiesta la ine- xacta y subversiva ideado que, seria una imposición -su mamen- fá gravosa á los conductores de veh ículos el con vertirlos en ca- mineros públicos. Cuesta creer, Exmo. Sr., que la Comisión se haya permitido decir ante V. E. que son los conductores de ve- hículos los que van á componer los caminos y no el instrumen- to, que, adherido á las carretas, desempeñará su encargo con absoluta independencia del carretero, como desempeñan el suyo las ruedas y las demás piezas componentes del vehículo, sin que á nadie se le haya ocurrido decir por eso, que es sumamente gra- voso á los conductores el convertirlos en bueyes. Menos razón habría para que el carretero desdeñase ser considerado como caminero que como buey; y sin embargo, ni como una, ni como otra cosa será considerado, sino como lo ha sido siempre, como carretero, con los derechos y obligaciones inherentes á su ejer- cicio Si no fuese bien conocida la nobleza de sentimientos de los •Sres. Comisionados, y sino la hubiesen espresado ante V. E., po- dría muy bien crerse que, esa idea, tenia el objeto de esplotar preocupaciones vulgares, en contra de una obra útil que no se quería ver realizar. En fin, termina la Comisión su informe espresando su deseo 'le que me ocupe con ahinco en la mejora de mi aparato, talvez para hacer comprender á V. E. que es imperfecto, sin tomar- se siquiera el trabajo de espresarlo directamente, ya que no de probarlo. Doy por terminada, Exmo. Sr., la tarea de contestar un in- forme (pie, ciertamente, no ha sido dictado por un espíritu filo- cúfico; y cuya clasificación podría fácilmente hacerse en vista de— 20 — los disminntivos aplicados á mi sistema y de los aumentativos empleados para abultar sus efímeros inconvenientes. Solo me resta pedir áV. E. se digne proveer lo que crea con- ducente al objeto de que filé encargada la Comisión, y que no ha desempeñado; en la inteligencia de que, la combinación de mi aparato, está definitivamente establecida, como tuve el honor de manifestarlo á V. E. en mi representación fecha 5 del corriente; en cuya virtud, los nuevos ensayos que el Gobierno desea, á fin de adelantar el aparato de mi invención, no tienen para mí obje- to, desde que considero perfecto el instrumento y triviales los inconvenientes de que la Comisión ha hecho mérito en su in- forme. Por tanto : AV. E. suplico se sirva proveer de conformidad, por ser jus- ticia scon desagp.es convenientes, puentes «fea. La acción sobre u buen camino seria preservativa; cada carreta ó ins-— 22 — truniento de deterioro llevará consigo sus propias composturas y en uno malo, el sistema de composturas por la nivelación gradual seria constante. La Comisión no puede aventurarse á decir, que la adopción del invento del Sr. Trelles sea el mejor método que pueda adop- tarse para la preservación de los caminos. En un pais viejo, con una Administración muy organizada, este sistema de esfuer zos individuales podría parecer rudo é ineficaz; pero la opi- nión de la Comisión es que en el estado actual de nuestras comu- nicaciones y modo de viajar, la adopción universal del invento del Sr. Trelles produciría ciertas ventajas á las partes mas inte- resadas, que son los carreros, que superarían por mucho á los inconvenientes que sufriesen. Por lo que respecta á la cuestión administrativa, respecto del modo de introducir el sistema y la otra fiscal tocante á la escen- cion del derecho de patentes á las carretas que le empleen, la Co- misión cree que no está en sus atribuciones el tratarlo. Provee que la introducción del instrumento al uso general será acompa- ñada de muchas dificultades pero repite su opinión que sí se in- trodugese diña resultados ventajosos al público. J)ios guarde á V. E. Jhott Coghlan—Francisco G. Molina —Jonás Larguia. Es copia del espediente original que existe en esta Secreta- ria. Eduardo Ibakbalz. Oficial 1. • INDICE. Páginas Advertencia.................................... 3 Solicitud para esta publicación..................... 5 Proposición del sistema........................... 5 Comisión para el exámen esperimental.............. 8 Informe de la Comisión........................... 8 Decreto en vista del informe precedente............. 10 Impugnación al informe de los Comisionados........ 11 Decretos nombrando nueva Comisión.............. 20 Informe de la segunda Comisión.................. 21