APUNTES ACERCA DE . ÍBon fíernarMno ítiuabatna. REFUTACION De los kasgos biográficos del Doctor Gutiérrez, de los discursos funera- rios de los Sres. Alsina, Mitre, Sar- miento y otros. MONTEVIDEO, Ini|irenta de "La República" 1857. Precio—El suficiente paru cubrir los gastos de Im- prenta y demás.REFUTACION SOLEMNE DE LOS RASOOS BIOGRAFICOS í DISCURSOS Escritos y pronunciados en Buenos Aires por los Señores Gutiérrez, Alsina, Mitre y otros, con motivo de los funerales de— Jfon BernardiiM Kivadavla. RASADA Oto fiec&M (nMóitco,*, íXvwuieiiU't», ICi*licjo.* tvu- piíéftco. Def anticuo ¿joCetiiaíW <)¿ KSCR1TA I*oi* nii^ porteño f«le nota EN DUEÑOS AIRES / 1857.ítt|fiÍ3flÍfíW1 í [i »;:'.; di Nosú ni f«> Introdoccion del Editor. ■loiifo» !•• r«up >f> ?'i';i¡/ n . iV>ifd»q aleo ?Hp ( li •I ;iii|> vJilj'j-i k iVrtÉDíiiMÍt :>1 i/m ljuyí/f ob on En el deseo de no dejar pasar desapercibidos para la futura historia de los países del Palta y so- bre todo para la República Oriental del Uruguay, ningún dato, ó antecedente que ilustre la materia; los editores de estos apantes tomados de un diario del Entre-Rios El Uruguay, han creído deber darles publicidad con la mayor eslencion posible*, tomán- dose'para ello una libertad que la importante per- sona que los escribió no deberá tomar á mal, pues que el objeto es el mismo en los editores, que lo fué en él; al escribir éstos curiosos apuntes refu- tando los absurdos que se han publicado sobre la vida y actos públicos del Sr. D. Bemardino Riva- davja. ' "I La mayor publicidad sobre los hechos históricos de estos países no puede perjudicar, mientras que puede salvar á nuestra historia de errores insalva- bles. En este caso está precisamente el escrito que ahora damos á la prensa, en forma de folleto. Sabemos perfectamente que la persona que los ha escrito está impuesta en los episodios históricos de que dá cuenta, que ha sido testigo ocular y aun partícipe en los asuntos públicos de la época á que se refieren sus apuntes. Todo esto lo fundamos en la exactitud con que están sentados los hechos y á demás en la dicción del escrito. Tal vez sepa- mos algo mas; pero desde que su autor conserva el incógnito, nosotros debemos respetarlo. Los documentos á que se refieren los apuntes, sóbrela misión diplomática iksIlDiv García al lira sil y que este publicó en virtud de que el gobier- no de Rivadavia le abandanó al descrédito que le produjo esa misión y las estipulaciones del trata- do que celebró con el Imperio vecino, siempre so- lícito c» tratar sobre nuestros intereses-, fueron publicados en La Crónica, periódico de aquella época redactado por el Sr. D. Pedro de Angelis, si mal no recordamos. Escusantos entrar en mayores detalles ó mención de circunstancias, por cuanto á que «los apuntes » arrojan toda la claridad que se podia apetecer para la refutación mas completa. No concluiremos sin embargo sin recomendar la atención de nuestros conciudadanos hacia varios puntos que * el escrito contiene, que tienen rela- ción íntima con nuestro pais, con la memoria de I). Bcrnardino Rivadavia, y con sus planes políticos respecto.á nuestra independencia como nación. ■u-tlumi wnvj oí) ahoieiri gjgaaag ¿ tü/Ics 9bauq Un ohjental. .uJííIJo; 'A) i;_¿-i o!,' I .«alíinqi: *»u¿ iismfl'vi — 8 — p.oincíjCii Su. Rédactór del .« URUGUAY, i Bueno» Aire»', Sclienibre 28 de ó escaso can idlo no ¿oino^oibno yupuut ,ofnos {ood nu 1; uoi¿ )L»o ifj el 'omoich m i vAb au 6ít!T'.»! 4857. -nd »>. He visto que anunciáis en itno de los números de vuestro ilustrado periódico la reproducción del discurso biográfico de D. Bernardino Rívadariá, elaborado por nuestro literato Gutiérrez; beRo traliajo sin duda, por su mérito literario y de bas- tante oportunidad para contribuir á la apoteosis ruidosa con que se ha querido esplotar aqui la memoria de un hombre. Pero amante de la exac- titud histórica, quiero enviaros esos apantes, don- de no hallareis sino la verdad pronunciada por un contemporáneo de D. Bernardino, completamente imparcial, y que en respeto de la historia de su pais, desnuda á esc muerto del falso oropel, con que lo adorna un partido, que tiene interés en engañar al pueblo. "' . ' 11 • Sabéis tan bien como yo que en esta tierra de bendición crece con un vigor admirable esa her- mosa planta de hojas de oro y flores' de brillantes, según la espresion romanesca de Damas, que se llama: entusiasmo, aunque su germen se alce en el foladal ó en el vacío, bien que aqui en,Buenos Aires, sus flores, son flores de aire.—Los porteños hemos roto la unión nacional deslumhrados con las fra- ses de Mitre, nos dejamos robar por los indios, y retrocedemos en una política absurda, con tal que nos Ib'ven á una fiesta de cuando en cuando, r ■aunque endiosemos en ella una casaca ó bagamos la procesión a un buey gordo. El gobierno de Rosas, nos llevó en masa á Pa- lermo un dia, é hicimos del tirano un ídolo: otro dia nos llevó detrás de un carro de pasto y escar- necimos al libertador, cuando empezaba su bri- llante carrera de gloria. Cualquiera nos gobierna.—Viamonte, Rosas, Pinip, Obligado,y ÁXsina, el monstruo y el lefio de tyopo, 5 no importa, con i tal que wpa sacar prove- cho de, nuestra pitw fatqabilidad. Pero vosotros, Señores Redactores, que no po- déis participar! á, 1¡9¡j(ejos¡ de esas ráfagas mareado - ras q\ie hacen ver Jas ¡cosa» de diverso color , que crefln a^fled^dór un circulo brillante que impide yer(&ntise,rfolá, flospasps,, que acorta la vista, que os, a^^meoe, >para quitaros la fuerza ,d«. previsión que'puede aterrorizaros al aspecto de un: porvenir siniestro, ,qW(;amortigua vuestros dolores con un ficticio ¡placer, potros ¿ Cómo, habéis caído en la tentación de hacer coro al fúnebre y tardío llanto del pueblo de Buenos Aires P0"* Rivadavia ?-*¿Có- mp os habéis dejado arrastar por esa bulla estéril dejjgffib^o que jevanta un mausoleo régio á Riva- davia en frente de la tumba : de un héroe y de un mártir á quien apedrea, del héroe que faltó á Bel- Srano para conquistar el Perú—del héroe a&esina- o por los sectarios deRívadavia? Admitid y publicad esos apuntes: si hoy no se levanta upa voz sola para decir que son falsas las coronas cívicas que un pueLlo ciego es conducido * á colocar sobre uua tumba, la historia recojerá con respeto esas mentiras: no engañemos á la posteri- dad-, de Otro modo es perdido el estímulo de las grandes acciones, es perdido el prestijio do la ver- dadera gloria. <\<->. r.m: 9it No os envió mi nombre,' por que vivo en Buenos Aires; pero la generación que desaparece ya' es testigo de que no hay nada inexacto en ios sr> guíentesw:- : ..... • :»mumuftii-u¿o b aoboJ ¡*«y Apuntes acerca de don JÍernardino Rivadavia . Los hombres que hoy dirijen los destinos de Buenos Aires, en el insano é inmoral empeño de hacer revivir y perpetuar los antiguos partidos po- líticos, han tomado los nombres de Rosas y Rtva- davía, por emblemas de inacabable reneOr el uno y de fervoroso entusiasmo el otro, pura, explotarlo en su propio provecho ante la generación actual que desconoce completamente los hechos. A este último objeto han decorado la memoria de D. Bern ardí no Rivadavia atribuyéndole cuanto bueno y grande se ha hecho en Buenos Arres y en la República toda, con mengua de la gloria que pertenece á muchos de nuestros antepasados, con ofensa de, la Repú- blica que repelió la presidencia de Bv Bernardino Rivadavia, y con agravio de la historia qne pasará disparatadamente falseada, si no se corrigen esas narraciones y no se restituyen los hechos á su pri- mitiva verdad. ■■■ Cinco discursos funerarios se han pronunciado oficialmente, á saber, el de la presidenta de la So- ciedad de Beneficencia, el de Sarmiento, el de Mi- tre, el de Velez y el dé Alsina: el primero es una pieza modesta que aunque plagada .do inexactitu- des, no son estas lié. mas chocantes: el de Sai- miento es uní producción grqlesea que uo contie- ne una sola verdad: el de Mitre aunque helio y esquisito como atora :litpraria, es una composición de las mas imaginarias invenciones: los de Velez y Alsina sdn nnos fríos ¡reeilados de hechos Calsos casi todos ó estrañamente desnaturalizados. ' Sir- van estos apuntes para corregir esas aberraciones á'ía ligera redactados, sin otro auxilio que el de la memoria, pero que pueden sea- fácilmente com- probados cort los «documentos1 jde sus respectivas ¿pfOBÍBi,'iltnq aotijplnB «ol •iiruteqnaq V ii>rv3*J i-nun Sarmiento - ba -dícll^f^tfli/'ÍUíWiaréino fué el fundador de la ciudad de < Buenos''Aires, el Padre de la República ArjeiMiná, ywirtíé, después de muerto, con su espíritu inflamaba las velas de la nave que recientemente acababa de esplorar el Ber- mejo. No se necesite' apunte alguno para repeler tales locuras, y cuantío mas seria suficiente pre- guntar al Sr. Lavarello si él sintió alguna Vez la ánima de D. Bernardiho en el Zétká. Se ha puesto1 por .lahietoñuJ r.f oh oticisvm^Mj El socarrón de Sarmiento, orador de la munici- palidad, dijo, sin duda por burla, que esté cuerpo debe su existencia á D. Bernardino Rivadavia, cuando fué precisamente este quien por un golpe despótico deshizo la Municipalidad de Buenos Ai- res, esa institución patriarcal y popular con Ja cual los virreyes mismos habian compartido la adminis- tración de la ciudad v que constituía una especie 2 -— 40 — de representación del pueblo aun en la época mis- ma del gobierno despótico y absoluto. Jamás ol- vidará Bueno», Aires á su antigua municipalidad, cuyo recuerdo pasa siempre intacto y venerable. Rivadavia fué esencialmente unitario y esclusivista, todo lo absorvió asumiendo la Municipalidad, cono desquició Untas otras fundaciones en que estaba ramificada la administración y hasta usurpó el go- bierno de la Iglesia legislando en ella audazmente. Se ba dicho que D. Bemsírdiao fué el fundador de la Universidad de Buenos Aires. Esta fué acor- dada por el rey de España en el siglo pasado, y en el año 18 del presente durante el Directorio del General Ptürredon, el Dr. D. Antonio Saens pro- movió la ejecución de esta antigua cédula: fué nombrada entonces una comisión compuesta del mismo Saens, del Dr. Esquerrenea y otros para preparar los proyectos de Reglamentos y de otras disposiciones necesarias. Empezó sus trabajos la comisión, cesó durante los disturbios del año 20 y restablecida la calma volvió infatigable el Dr. Saens al mismo pensamiento. La primera comisión se aumentó, estaban ya nombrados el secretaria y el pro-secretario de la Universidad, cuando en junio del año 21 llegó D. Bernardino de Europa, y fué hecho ministro de gobierno. La Universidad fué inaugurada el 12 de agosto del mismo ano, habién- dose elegido este dia en honor de Santa Clara, se- gunda patrona de Buenos Aires. Una Universi- dad no se proyecta, prepara y funda en dos meses: la de Bnenos Aires debe su existencia exclusiva- mente al Dr. Saens. I Se ba asegurado que la guerra civil de Buenos Aires cesó el año 81, mediante los esfuerzos de D. Bernardino cerca de las provincias beligerantes contra aquella. Esto es completamente incierto; quien hizo la paz fué D. Juan Manuel de Rosas, sig- natario del tratado de 27 de noviembre de 1820 que terminó para siempre esa guerra. Se ha sostenido que Rivadavia fué el fundador de la lej isla tura de Buenos Aires. Cuando las inva- ciones sobre ducha provincia, que constituyeron el estado de guerra de que su acaba de hablar, die- ron por resultado la disolución del Congreso Na- cional constituyente que existia en esa capital; la provincia erijió inmediatamente la primera Legisla- tura Provincial que se conoce. Fué su primer pre- sidente el respetable D. Francisco Antonio de Es- calada, padre del actual Obispo. Esta corporación se espidió con la mayor energía y acierto entre los disturbios del año 20, y cuando el 21 vino Riva- davia, ella se componía de lo mas selecto de Bue- nos Aires, pues contaba entre sus miembros al ex- presado Sr. Escalada, al Dr. Paso, al Dr. D. Pedro Medrano, á D. Ildefonso Ramos Mejla, al deán Zavaleta y otras notabilidades de aquella época. Es completamente falso decir que Rivadavia fué autor de la Legislatura de Buenos Aires. Sobre ésa notoria falsedad, y sobre el hecho cierto de que la Legislatura de Buenos Aires, fué la primera Legislatura provincial que se conoció en la República, se ha avanzado el absurdo de que D. Bernardino fué el autor del sistema representativo en la República Argentina, olvidándose de la muy— 12 — esclarecida Asamblea General Constituyénte^ y del Congreso Nacional que proclamó la indepen- dencia en Tucuman, y que trasladado á Buenos Aires dio una Constitución unitaria el año 19 y fué violentamente disuelta el 20. Se ha predicado con universal énfasis que D. Bernardino es el autor de las instituciones' por medio de las cuales nos hemos salvado á la caída del despotismo el año 52. Si creemos á I los: Doc- tores Alsina y Yelez, las garantías individuales, la libertad de las personas, la inviolabilidad de las propiedades, Ja división de los poderes, todo esto ba salido de la grande cabeza del grande hombre, y causa á la .verdad asombro oir decir tales cosas a tan grandes bocas. El solo hecho de.erigirnos en República, el 25 de Mayo de 1810 fué una proclamación de esos primordiales axiomas de la ciencia política,' sin los cuales es imposible, ana República democrática. El Estatuto del año 15; el Reglamento del 17, la Constitución del 49, todos estos códigos formularon, y. no podian dejar de proclamar, esas primordiales instituciones dé todo pujaMoiAibM^if. ¿omcíl' oaoolobi! M fc ,. .oowbaW Encomia Sarmiento á Rivadavia por la creación del canal de los Andes; pero Sarmiento se borla aun que sea de un entierro. Atribuye Alsina á Rivadavia la creación de la es- cuela de Medicina, pero escuela de Medicina habia en Buenos Aires antes que D. Bernardino entrase al mando el año 21. Los Doctores Muñiz y D. Francisco Almeira, el finado D. Miguel Rivera y otros empezaron á estudiar antes de dicho año. — 15 — Nada útil ha fundado D. Bernardino Rivadavia á excepción de esa casi insignificante reunión de Señoras. Ese tan proclamado padre de Buenos Aires, padre de la República Argentina, ese génio como lo llaman los arenguistas-, nada dejó qué justifique la encumbrada apoteosis que:se le acaba de dedicar. El crédito público y caja de amorti- zación, la instrucción de presupuestos y rendición! de cuentas, todo el sistema de hacienda que viene de su tiempo; lodo es debido al ministro del ramo, entonces Dr. D. Manuel José Garcra, nombre su- perior en todo sentido á Rivadavia, que ni necesi- taba de sus inspiraciones ni las hubiera aceptado; pues se burlaba de él. Sin embargo, las arengas con atroz ingratitud, atribuyen hasta el sistema rentístico de la administración del General Rodrí- guez á D. Bernardino Rivadavia, el cnal solo era entonces ministro de Gobierno. Solo el Dr. Alsi^ na concede una pequeña parle de.iCStos trabajos al Sr. García, á quien sin embargo: pertenece ese honor,>Hffl>¡epMüfr.. ,■>:/. snnonfl :>¡>'."b «•«ng'»! o >;ii > Tres cosas son ciertas» dejó fundadas D. Bernar- dino Rivadavia, pero ellas han sido una infernal Trinidad, ¿primero, los partidos Unitario y Fede- ral que después por tantos años han despedazado las entrañas de la patria. Él con sus desmanes, él con su furor de trastornarlo .todo a título de reformas tan peligrosas é inútiles como la eclesiás- tica, la militar y otras; él con su intolerancia, con su altanero y arrogante desden por todos aquellos que ciegos no se prestaban á su insoportable ma- nía de innovar a todo trance, él fué quien dividió— 14 — ú la sociedad en dos partes, de las cuales enton- ces la una se llamó ministerial y la otra opositora, y mas tarde añilaría y federal. Esa fatal división cundió por coda la República, é hizo por mas de 20 años enrojecer la tierra. Los mismos ministe- riales de entonces sus hijos ó sus nietos son los qae componen hoy el círculo dominante de Buenos Ai- res» y los opositores á Rivadavia entonces, esos son ios opositores ó federales de hoy. La prime- ra fundación de Rivadavia fue" la de los odios y ren- cores de partidos, y para esto sí que tuvo muy buena mano, así como tiene hoy entre los suyos muy leales imitadores. La Segunda creación verdadera de Rivadavia fué la del pesado yugo del empréstito de cinco millones negociado en Londres al 60 p. % El fué quien lo propuso ato Legislatura para objetos de su minis- terio, objetos que nunca se realizaron porque eran tan difíciles como innecesarios; por ejemplo, el ca- nal de los Andes, la construcción de pueblos cada cinco leguas desde Buenos Aires hasta Patagones y otras utopias tan risibles cerno estas. En plena paz la provincia de Buenos Aires, sin mas atenciones 3ue las ordinarias de su administración y gozando o las rentas de la República entera, ¿qué necesi- dad tenia de onerarse nada meaos que con un em- préstito de cinco milíones de pesos fuertes ? Lo . mas aborrecible es que Cual si Buenos Aires se hu- biera hallado estonces en apremiantes apuros, el empréstito fué negociado en la inicua proporción de '>'< A< MfláoJ Moralidad en todos los actos del Gobierno, ga- rantía á (todos los derechos individuales, son tam- bién tópicos de alabansas á Rivadavia en las arengas. En cnanto á moralidad, lo que queda dicho res- pecto del empréstito de Londres la repartición en- — 17 — tre el círculo de Rivadavia de ios numerosas fin- cas de lo» Domin icos y Mereedaríos suprimidos, quedando en pie los .Franciscanos que no las te- nían, y otros muchos sucesos de este carácter, no arguyen en favor de la predicada integridad del Sr. Rivadavia. Per lo que hace é garantías, -los hechos que vamos á recordar prueban1 que el Sr. Rivadavia ni se cuidaba de las garantías' ni se hor- rorizaba de la sangre, sí el peligro ó la venganza se lo insinuaban. uonu ¡ w *>h cJ/i¡iíp :«l c oJeaq En tres de jubo de iSiB, siendo Rivadavia se- cretario de la junta Gubernativa, se lé apersonó una mugen revelándole la existencia de un» conju- ración de españoles de la que daba por promotores á D. Martin Alzaga, á su yerno Cámara,: ¿ Dies y á otros; Rivadavia mandó aprenhenderá»S(> pero por de pronto no cayeron á ta cárcel sino Cántara, Dies y otro cuyo nombre no recordamos; los de- mas no pudieron ser habidos por entonees. Fué convocada la Junta y otras personas notables. Rivadavia hizo presente lo que pasaba, y que aunque no había mas declaración que la de aq ue- lla inuger, la conjuraeion parecía cierti y era pre- ciso aterrarla fusilando inmediatamente los preses 6obre ese solo dato. Su horrible proposición fué combatida, la disensión duró hasta las dos de la mañana del día siguiente, la opinión de Ri veda vía prevaleció; fué á esa hora llamado el fiscal D. Pe- dro José: Agreto á quien' en clase < de jaez especial dsó Rivadavia lia sentencia, formulada ya, para que la firmase é hiciese ejecutar á los presos á las seis de la mañana, con prevención de une les hiciera— «8 — entender que estando convictos y condenados» era inútil negar y que tenían estricto obligación de con - tesar la verdad. Los¡ tres murieron, dos de ello* inconfesos y el Sr. Cámara dando una declaración in.extrem'n, verdadera ó falsa, sobre la cual fueron fusilados muchos de los ma9 respetables padres dé faakilia de Buenas Aires y «tros españoles ntebo* notorios: entre estos un viejito llamado Linares-, peón de unihijo del pais,. qHe volviendo de vender pasto á la quinta de su patrón y llevando una es- copeta quei este había mandado componer, fué por este hecho sacado de la taisma carreta y fusilado en el acte en> cua^iimienio de la protectora, potttir «i^iBhwjlBlil r íi:h 9up «1 ob «ofófioq«9 -j;. fui-»ci '/ La ¡época: era mas > avanzada jn menos exijente cuando en el lunes santo dei año 1823 fueron.fu- silados Urien y 'EL: Benito Peralta: «o el peligro sino la venganza dictó estos asesinatos. Se halla- baá á Ja-sazón en la campaña el Gobernador dele-, gado, su ministro D. Bernaodino ttivadhvia, y mna revolución estalló en la noche del 19 de Mareo. Sofocado sin trabajo este movimiento y aprehendi- do Urien, uno de los complicados; Rivadavia pu- blicó un atroz edicto ofreciendo 6000 pesos fuer- tes por cada uno de Jes prófugos que le fueran , en- tregados. Peralta lo fué por un tal Segotia que 4o oenltaba en su casa. Fueron Urien y 'Feralla puestos á disposición de un Juagado, Empezado recien el sumario, el Gobernador Rivadavia lo exi- jiót la Cámara de Justicia se reunió en la noche del domingo de ramos: dos de sus miembros, los 'Doctores Gascón y Valle, se opusieron ú tal doma- sia, y aunque Jueces inamovibles, fueron en' el ac« to depuestos por Rivadavia y reemplazados esa mis- ma noche, por un Juan Bautista Villegas, y por otro letrado- - El • sumario fué á ' parar por este medio á manos de Rivadavia esa noche, y á las diez do la mañana siguiente estaban ya colgados en la plaza principal Urien y Peralta, sin previo juicio y aun «in audiencia; Tales'erae las garan- tías y lataoraHdad del Gobierno de D. Bernardino, cuando la ocasión se presentaba de cometer atro- «idades. «* 10*1 oadefbooJira k ¿i«\sq«ÉJ a&ñÁ son Mitre encargado de saludar la urna á nombre del Ejército, atribuye muy sueltamente las glorias de Ituzaingó á D. Bernardino Rivadavia porque era entonces presidente, sin acordarse1 de fas Pro- vincias que contribuyeron con sus hombres, y sin pronunciar una vez siquiera el nombre de Alvear, quien como Ministro de Guerra organizó el ejerci- to y puesto en seguida á su cabeza, venció. Ri- vadavia fué el Gran Capitán de aquella jornada, ha dicho pomposamente Mitre, y si Rivadavia vi- viese bajaría tal vez la cara avergonzado al oirse llamar asi. : 89Metfl >: oq ->! ■ <1 Rivadavia fué el que dió fin á ja guerra de la In- dependencia, se ha dicho pública y oficialmente, como si se hablase de Sucre ó dé Bolívar y cómo si Rivadavia hubiese mandado en jefe la victoria de Ayacucho. El Gobierno que dirijia Rivadavia desertó de la guerra de la Independencia; esta es la verdad, y los viejos Argentinos jamás le perdo- narán' ta» ¡ deshonrosa prevaricación. El cañen de Ayacucho Hienda sobre las márgenes del Pacüeo, Rivadavia dio el detestable escándalo que el Gobierno de Bue- nos Aires empezara á entenderse por si solo con |ps españoles. Recibió los Representantes de la España en negociaciones pacificas. La RobU y ai Dr. Perei- ra» y aun llevó su petulancia, no hay sino esta voz propia para el caso» hasta ofrecer oficialmen- te á la España 20 millones de pesos fuertes para auxiliarla á restablecer el Gobierno Constitucio- nal y espeler al ejército francés mandado por el duque de Angulema, ; El gobierno de una pro- vincia ofreciendoá nombre de toda le América, an- tes española, entregar gratuitamente 20 millones de pesos fuertes ! Pero si la ridiculez de este rasgo, ridiculez que era tan característica de D. Rernardino Rivadavia, provoca á risa, no por eso «o. puede oír sin indignación que Rivadavia, lanzó á los argentinos al campo de la gloria y terminó la guerra de la independencia. Pero no solo á la guerra de la independencia puso fin Rivadavia, según Mitre, sino también á 4a del Brasil, pues la paa gloriosa que la República celebró con el Imperio, fué obra de «a héroe y «o faltó sino la — m — firma de este. Solo la parlera osadia de aquel ha- blador, pudo avanzar tal acertó, y solo la juven- tud ignorante podra aceptarlo con detrimento de la notoriedad reciente y de la verdad histórica. Rivadavia renunció la Presidencia en 7 de Ju- lio de 1827, diciendo ai Congreso en nota de esa fecha, que no podia > hacer «i la paz ni la guerra; y en Octubre de 1828 la hermosa paz par» la Re- pública fué firmada por el ilustre Dorrego, delega- do por las provincias argentinas paia la dirección suprema de los asuntos nacionales de Paz, Guer- ra y Relaciones Exteriores: ¡que fuma tan estu- pendamente larga en cuya formación se invirtieron quince meses! Está pues desmentido Mitre por su mismo Mecenas: pero detengámonos ante este importantísimo pasaje de la historia Argentina. Habiendo las provincias todas de la República remitido sus Diputados á Rueños Aires para que le dieran una Constitución; Rivadavia y sus amigos estraviaron con halagos á la mayor parte de ellos y los encerraron en su circulo. En, vez de Cons- titución empezaron por la elección de Presidente de la República, que debia ser su resultado, y la hicieron en la persona de D. Rernardino bajo una base de gobierno ilimitadamente unitario» en vez del sistema federal, para el cual, los mas de ellos llevaban .instrucciones. Las provincias casi todas, en vez de reconocer, sitiaron al nuevo Presidente. Sucedió entonces el triunfo de Ituzaiugó, y en lo primero que pensó Rivadavia fué en hacerlo ser- vir para el fin nefando de imponer su Presidencia á la República por medio del ejército vencedor.-— 82 — Llamó entonces á tu antiguo colega el Dr. fí. Ma- nuel J oté Qkreití y' lo mandó al Janeiro ú efecto de que hiciera la paz á tódo trance, inclUtb el de la en- trega ttl írtiperio del léerMtórkr Orientaldisputado. Áki l& h*z# Gáreiü'. fué y firmó un tratado que con- tenia la entrega del territorio f la pérdida de la cues- tión. A sh regreso, Garda tuvo que ocultarse para librar su persona de la indignación popular: ¿toó: -bierno de Rivadavia afectó también tomar parte en esta indicación, pero García publicó sus instrucciones y la hito recaer sobré 4Ufnét.li[%\'i- ,'1> *ft*9W|»'¡ Jj Falló, pues, el plan de Rivadavia de librarse éb la guerra estertor para someter con el ejército Na- cional á las Provincias. Pero ni al imperio tam- poco podía ■'hacer la guerra con ét. Por una de aquellas peripecias, harto comunes en la gnerra, tanto el ejército vencedor como el vencido, habían quedado postrados con el terrible choque de Itu- íaingó; y tanto Alvear y la mayor parte de S»s je- ñera les y jefes habían regresado á ! 'Bueno* Aires como el jeneral en jefe vencido, Marques de Bar- bacena y los suyos, habían ido á parar á Rio Ja- neiro. El ejército argentino habia quedado en el Cerro Largo, reducido á mil hombres estenuados, desnudos y cubriéndose de la intemperie con pajas, según nota que corre impresa i ¡ A ja, vo*¡ de Dorrego se pacificaron las provincias, mandaron par») el ejército de operaciones , los segundos con- ünge*tes que justamente habían negado á Rivada- via, y enviaron. Diputado»Santa Fó para formar allí ¡ una Con ve ticiep Nacional, ,que , llegase la tarea de que hubiera debido ocuparse el decaído ¡ Congre- MbicSa !flecos'meses, logró Dorrego remontar , á «¡neo, ó seis m»!,liomibres el ejército principal de operaciones que colocó bajo la conocida instruc- ción ¡dela Gwcsal D, Enrique Martínez y¡; bajo el mando en Jefe del Jeneral Lavalleja. Qtro .ejérci- to formó compuesto de dos ó ii tres mii hombres Orientales, Entrc-Rianos y. San ta ferinos, bajo elmando en tefe del Jenerai D. Estanislado López, sfend» «u segando el de igual clase D. Fructuoso RiVertr; este ejercita penetró por Misiones. . '; l*!»©' W «oté do* ejércitos improvisó Dorrego: otro grande arbitrio tocó. Sabido es que nacido Imperio del Brasil éi año 21, cuando toda )a América era Republicana, republicana también ft»é fa tendencia del pueble brasilero, y que el régi- men monárquico no se consolidó sino mediante una fuerza alemana que ta sostuvo por toda su prisMra década: á ella aeadíó Durrega, y la preparó 4 la insurrección. Fueron con este objeto á la Capital del Imperio-dos muy populares alemanes, D. Fe- derico Barren y D. Martín Hin, munidos con ran- chas onzas de oro, y mediante un fuerte contrato cuyas mensualidades se estuvieron pagando aun durante ef Gobierno de D. Juan Manuel de Rosas. Parte de esta «visión alemana que m i lita ba en el ejercitó brasilero al frente del que mandaba Lava» íleja, se pasó á este con su gefe á la cabeza el co - reéel Hiu, yh otra parte que permanecía en el Ja- neiro fué puesta fei*» combinación Coa Fonnrier, co- mandante del corsario argentino CeiMjreto, de modo que la eersóha del emperador j>. Pedro 4.» faera sorpettdid* en tierra darán te un ' paseo soltarlo que' acostumbraba hacer por cerca del ► Jardín Botánico',» y entregada á dicho boque para ser conducida a Buenos Aires, lo que estuvo a pauto fié teriíicarse y solo se frustró por diferencia de cinco,minutos.-■•/ ■ ' 1 . -i