CHILE C^-JHiS* llcwilc l(* batalla cío Cliacalmco HASTA LA M MAITO. I \ r\ LA ÍEMOJÍ SOLEMNE DS t.A USlVEBMDAD PK CHILE El i. c i>r. Diciembre t>r. lft->o roí: SANTIAGO DlCIEMME DL m*>0. Imprenta dt la Rép&bUc*.I \ lltOIM C < !OV EXMO. SR. StÑOKES. ocar un poder que contaba cerca de tres siglos de ncia i que apoyaba su prestijio sobre las ideas i cos- es mas arraigadas en nuestra sociedad, para está- sobre sus ruinas las bases de la libertad e indepen- (ieChile, fué la grande obra que emprendieron los sdel movimiento político de 1810; i la imajinacion nbraal considerar cuánta resolución i enerjía se ne- >an para poner en ejecución este pensamiento! Rea ría la posteridad de una solemne ingratitud ácia »s héroes, si pretendiera disminuir en un ápice el que a su eterna veneración se adquirieron, tachan- le'la vacilación e incertidumbre apareóles que ad- 05 en sus primeros pasos ácia el logro de un fin tan os<>) o atribuyendo a las azarosas circunstancias deI (») la Madre patria en esa época el mas poderoso ¡mp, aquel movimiento. Facilitaron, es verdad, estas ti ta ocias el estallido del incendio que de tiempos atrJ dia ocultamente en los corazones de los chilenos Irados; pero también es cierto que él hubiera sido i tuoso a no haber animado a los padres de la patria < pósito mas firme i eficaz. Sin éste, ¿de qué habri^ vido las primeras tentativas desde que, restituido i narca Católico al trono déla España, invadido porl expediciones nuestro suelo, i lanzado el anatema] los principios que apenas habían osado asomar la todavia, fué preciso arrojar a un lado toda conlomj cion i resolverse a morir o ser libres? Pero lejos i sentarnos la historia una flaqueza indigna de que aspiraban a fundar una nación independíenle, vamos por el contrario un grande aumento de ea proporción que los obstáculos parecían multiplicar! ¿Ni cómo pretender que se hubiese usado m principios mas franqueza en la expresión do las id animaban a aquellos hombres, si consideramos instante los elementos de que se veian rodeados n lutrios con que contaban para el triunfo? Hablar: paracion i como de repente de independencia a ■ bloque ni se habia imajinado quizas poderexistirl por sí solo, i que bajo el yugo de inveteradas pro ciones estaba acostumbrado a doblar la frentcantei bre del Reí con pocoménos respeto que ante el da vinidad, hubiera sido el colmo de la imprudencia, ramos nosotros tenido derecho para acusar su tei osadía que nos habría privado de los opimos "j una mejor previsión i conocimiento del p¡BÍS< lf L|los o arrostrar toda c lase de c ompromisos i pe- jMON después lo manifestaron con sobrada elo- [ pero como ilustrados a la par que patriotas, de- anie todas cosas que su empresa no so malograse, (preciosos sacrificios no fuesen estériles. ¿I el in- jlo cambiar las ideas i los hábitos de una jenera- lera, no era ya un propósito digno de la mas alta tion? Ipronlo confirmaron los sucesos cuán acertada ha- su previsión; pues no bien empezaron los cori- jejar traslucir el verdadero fin a-que se encamina- indo les faltó casi enteramente la cooperación na- ?or fortuna, o mas bien diré, por una permisión lovidencia, ese mismo pueblo que al parecer in- Ibandonaba a los que querían elevarle a toda su había tenido, en medio de las borrascas i pade- )s inevitables de aquellos primeros tiempos de li- ocasion de palpar los inapreciables beneficios que ece, en compensación de sus inconvenientes, i ca- meramente bajo la férula opresora del antiguo i b poder, pudo comparar ambos estados, i adop- »ees en masa la resolución irrevocable que debia |susesfuerzos con el lauro duradero de los libres, las leyes a que el Supremo Regulador de los des- tínanos ba sujetado su desarrollo, ninguna se pre- is notable en la bistoria de los pueblos, que aque- rencia que se levanta siempre en ellos contra las p manifestaciones de toda idea innovadora, por fe- pe sea en sus resultados. Parece que la naturale- PflM tiempo que depositó en el corazón humano n benéfico que llamamos necesidad de adelanta- ( m ) miento, hubiese querido colocar también a su L principio que le sirviese de contrapeso, cual es el ti de conservación de lo que existe, temerosa de qUíi ausencia de esta remora, ansioso el hombre siempre vedades, se hubiese lanzado incautamente, al través cipicios sin cuento,en busca de un bien perfecto qi es dado a su débil naturaleza ir consiguiendo por en el curso de los tiempos. Por eso es que no bastaoi ees los años, no las decadas, sino que se necesilai des para el triunfo definitivo de esos grande; pen¡ U)s bienhechores do la humanidad i destinados a sao apatía. Afortunadamente cuando ellos una vez nací para no morir. Recien han tenido su oríjenenel de algun ser privilejiado, apenas osan comunicara mes en el seno de la confianza. Por largo tiempo se gani van cobrando desarrollo en la oscuridad. Seal fin un paso tímido a la luz, i desde entíínces comien¡ ellos la época de la lucha. Defendidos por un coi mero contra el torrente jeneral, se fatigan de la llega a creérseles acaso abatidos para siempre a los de todas las armas, bajo el peso de todas las fuera ro entonces es cuando están mas cerca de la victoria, mo nuevos Antéos, sacando doble vigor de su \m timienlo,se les ve renacer mas brillantes para enr una serie de conquistas que no terminará sinocnai van extendido su imperio sobre el universo. Tales, Señores, la suerte de los grandes principj es nuestra naturaleza. Si por entre las sombrasde glos pasados procuramos seguir paso a pasólos i las resistencias que alguno de aquellos ha temj vencer, nos llenamos de asombro al contempla'1" nuestros antepasados, que descuno» ieron su niéri- ;enorgullecemos de discernir ló que ellos no alcan- comprender. Orgullo insensato a la verdad, por- ral juicio tendrémos que sufrir a nuestro turno de han de sucedemos! Muchas de las novedades que ha nosotros tachamos de absurdas, vendrá un tiom- tque la posteridad las acepte con entusiasmo. Que mo el entendimiento humanóos pequeño i reducido ¡considera en un hombre, en una nación, en una epo- da, asi su extensiones inmensa en la vasta colección (individuos, de los países i de los siglos. TA autor de ido «cha propuesto desde el principio no dejarnos rer sino mui lentamente los altos misterios de nues- «lino, i solo de tarde en tarde descorre a nuestras la?una parte del velo inmensurable que los cubre, pedios de que para ello se vale son siempre los grandes ps. A la manera que de siglo en siglo suele lanzara aciose sos nuevos luminares que diseñándose sobre los |rcsde estrellas que los cercan, vienen de repente a •mas i mas adelante nuestros ojos al través de las are- la creación, asi también cada siglo arroja sobre lio globo entendimientos a quienes comunica unanue- lispa de su espíritu divino para que, iluminando a onlemporáneos. activen el progreso jeneral de la es- Sucede casi siempre que estos hombres no son com- Jidos i se les hace objeto de la mofa i del desprecio, no no se les reputa por criminales i dignos de los víl- suplieios. Pero luego que el tiempo ha madurado pas, los pueblos desengañados levantan acaso tar- plUires a su memoria. I. Señores, dibujada en estos breves rasgos la «suerte( vi ) de la in lependenciu de Chile co ..o del continente a ( ¿iiio. Vcilahi csplicada la lentitud con que esa causa (a progresó en todas partes. Había llegado el tiempo lado en los cielos para que los altos destinos del nm de Colon empezasen a realizarse; pero la masa de los blos aun no lo habia comprendido. ¿Qué extraño (pie los primeros que alzaron el grito contra la domina™ de la Metrópoli, hubiesen tenido que vencer tamañoso trastes, que resignarse a tantos sacrificios? Miéutr* los azares a que la España se vió sometida por aquellaci ca i en la prisión de su Monarca, ellos veían un alto siguió de la Providencia i una señal dada por ella m a la América, sus conciudadanos no hallaban en tales cosos, sino nuevos motivos para hacer mayor ostenta de fidelidad; i cntanlo que ellos se constituian ejecuta de las leyes de un poder sobrehumano, el puebloci de su deber aborrecerlos como meros ambiciosos, ene gos de la Divinidad. Alabemos su constancia, que mu al fin los dias hermosos de que después hemos disfruta ¡ nuestro incienso a su memoria no cese nunca desa debida recompensa de sus padecimientos. La serie de sucesos ocurridos desde la batalla deü cabuco hasta la de Maipo, última tumba de la dorai cioo castellana en Chile, es el tema que he clejido p desempeñar el encargo que el señor Rector de la (]■ sidad se ha servido conferirme en esta vez, de recuiB ros alguno de los hechos mas señalados de nuestra! loria, en cumplimiento de lo dispuesto por el art. z- la lei orgánica de esta corporación. En la época qu< señalo ya no hallaréis, Señores, la vacilación e ince (lumbre de la primera aurora de nuestra libertad. ( vi. ) ¡democráticas han tenido ocasión de encarnarse en pueblo; i le veréis prestar el apoyo mas decidido a los apeones que vuelven del destierro a destrozar para ___i____ r ____i____. _i. _ _ - . . . mpre sus cadenas. Las sombras que dos año antes cu- ín aún su entendimiento, se han disipado como peí- anlo. Los corifeos anuncian sin el menor rebozo el íiu ue se encaminan; i las masas populares, que los com- nilón, precipitan su arrojo con un impulso irresistible, arredran ya los peligros ni clase alguna de sacrificios: s ofrecen en las aras dé la patria sus fortunas i sus "S. Así es que la marcha de los tercios de la libertad el territorio chileno, no es mas que una marcha de nlb en que todo se les allana. Entretanto aquel mis- enemigo, aquel Osorio que en 181 i habia restablecí - con tanta facilidad la dominación española en este Jo, ique ahora vuelvo en la ufanía creyéndose desti- a ser por segunda vez su salvador, ¿(pié es loque uentra a su arribo? ¿Conduce ahora sus huestes con íisma rapidez que en 1814? ¿Porqué se mira vacilan- precavido al que ántcs se mostrara tan activo i osa- Al)! Es que observa cuánto ban variado las circuns- ias! Es que ya no se oye saludar con entusiastas acla- lones ni encantan sus ojos mil banderas españolas piolando sobre los techos. Ya no se esparcen flores a tránsito, ni se le recibe con repiques! Se encuentra Iaislamiento, sin cooperación i sin recursos, mién- estos brotan por todas partes para su enemigo. Co • eque solo un rasgo desesperado de arrojo puode ya arle. La fortuna le es propicia en esta empresa; i embargo de nada le sirve su victoria. Los laureles de le ha ceñirlo la casualidad, se marchitan en un día. I( VIII ) eo no A la suerte sjIo hubiese quoriJo darle esc r« para conducirle cou mas confianza a! desuñad»; e\a!ta( ion del pueblo, llegada al frenesí, le presen eos días después un ejército tan formidable por su sion, si no tan numeroso, como el que acababa de d ¿Cómo se lia verificado en menos de treinta meses transformación asombrosa? Voi a demostrároslo,Se' desenvolviendo con imparcialidad i verdad, ¿egun que cumplo en este instante me lo prescribe, el ca violencias de infausta memoria (pie mancha i frititérno- La impprcialidad de la bistoria, que de- ■cargflr Só fallo inflexible sobre los extravíos de los débe también exonerarlos de aquella parle de sabilidad que solo es imputable a las circunstancias ese vieron. conducta de Osario no estuvo al todo exenta de lie- ga ei suceso de los ¡bistres desterrados a Juan Fcr- 7. Hl mismo no fué, como lo lian asegurado algunos ¡estros historiadores, quien a pocos días de su cu j esta Capital, hizo publicar el famoso bando de ol- iamnistía a favor de los patriotas que desde la apio ñon del ejército real la habian abandonado, i sin irse a pasar la Cordillera, vagaban ocultos, en os- una del rumbo que las cosas tomaban, por los aire- es de Santiago. Pero también es indudable que loa nos ainhiguos en que 61 contestó a la consulta que a superior le fué dirijida, sobre si prestaba su san- ios artículos del bando de su sostituto, ¡«fluyeron 9oea la confianza imprudente' con que los fujitivos oyeron ya perdonados i al abrigo de toda persecu- jlterior por sus pasados procedimientos. Ellos se res- non con aparente seguridad a sus hogares; i la con- conciliadora que se mostraba dispuesto a seguir el llu español, acrecentó a tal punto Sil popularidad, I Cabildo mismo de Santiago pidió al Virei Abascal Hese confirmarle en el gobierno de Chile, en el oli felicitaciones que le dirijió con motivo del triunfo Kagua. 11,1 -laude empero debió ser la sorpresa de un puc-(XII) blo, que se ha señalado siempre por su lealtad ca rosa, cuando en medio de la noche del 9 de Novio siguiente vio arrancados del seno de sus descon* familias, i conducidos a las cárceles i cuarteles, a c tos hombres respetables glorificaban a Chile con. ees, talentos i patriotismo! Cuánto debió ser su do1 contemplarlos al siguiente día, sin que precediese se cía o figura de proceso, arrastrados al destierro ent insultos de una brutal soldadesca i en la mas cora destitución! Aun los partidarios mas adictos a la de la España improbaron en sus corazones este ac rigorosa felonía, i empezaron a concebir siniestrosl res sobre sus consecuencias. Practicóse otro tanto en la provincia de Concc violando las estipulaciones mas solemnes; i después el presidio de Juau Fernandez, o los de Yalparai; Callao, hubieron recibido a cuanto podía infundir recelo al poder de la Metrópoli, parece (pie debiera guardado su azote la persecución i procurádosc c los llantos que una parle tan considerable de la derramaba. Pero aun rejia en todo su vigor pork minios españoles el bárbaro principio de que los de los delincuentes de Estado pertenecen al Reí. I sana antorcha de la filosofía no habia venido a reJ pavesas esas leyes que perseguían los extravíos padres hasta en su mas remota posteridad! A hit cíon, pues, de la horfandad en que quedaron tMl jos i esposas délos ilustres proscritos, hubo «le afj se el sentimiento de ver arrebatados por el fisc haberes que hasta allí los habían mecido en de la opulencia. ( xtii ) ni los fondos nuevos con que los remates de los Lviicstrados engrosaban los ingresos ordinarios del bastaban a hacer frente a las redobladas eroga- Íquc demandaba el pago i sostenimiento del nuine- eicito victorioso. Sus exijencias no daban tregua, reeiso recurrir a los donativos, empréstitos i cou- |ones extraordinarias, que agotaban hasta en su ¡ti escaso jugo de un pueblo que la industria i el ció aun no habían tenido tiempo para enriquecer, uir parle de los impuestos se habían duplicado: en ||os barrios de la Capital, en todos los Partidos de Ivincias liabia nombradas comisiones con el cncar- boleclar mcnsualmentc las enormes sumas (pie a empréstito forzoso se impusieron a los vecinos. Íidos i comerciantes, mineros i agricultores, rcalis- ilriotas sufrían por estas exacciones, (pie ya se dc- uniir cargarían con redoblado peso sobre los úlli- |Io peor de todo era que el pueblo agoviado noal- |a a divisar el término de sus sufrimientos, por- I bandos d¿ Osorio se encargaban de repetir a sus Iuc los apuros del Tesoro Real iban en incesante lo, siendo preciso reforzar las Iropas existentes ai de disminuirlas, porque así lo exijia la seguí i- I pais, amenazada de continuo por los iusurjcnlcs Provincias Arjentinas. ido de estos motivos de ansiedad exasperaban a la oíros no ménos poderosos. He hablado ya de los ■ funeslos que rodeaban a Osorio; i en realidad que duela del solo cuerpo de Talaveras (pie trajo la reconquista de Chile, habria bastado, sin nu'*°i a desacreditar la causa mas sagrada., Esa1 ( XIIII ) conducta so ha hecho proverbial entro no>,»t,,K| desgracia la liisloria ha consignado de ella dolon* cuerdos en sus pajinas. Por úllimo, las precauciones que se hahia civi,| sario adoptar contra cualesquiera tentativas de jn¡, cion de los patriotas, fueron también un jérmen fecundo de molestias i desagrado para el pueblo, (¡lucion de los pasaportes, sin los cuales MBgobl dúo de cualquiera clase o sexo que fuera, podía se a mas de seis leguas del punto de su réndela portaba un gravamen insoportable donde la princij dustria délos habitadores los precisa a vivir en i dad continua. I los tribunales erijídos para la cafl de los procedimientos i fidelidad de los ciudad» podian menos de mantenerlos en perpetua alarmai| salto. Debo repetirlo con todo: apesar de los numeral tácidos con que Osorio tropezaba para poner en el una política menos rigorosa, él hubiera podido quáf tener mas largo tiempo el estallido inevitable É contento (pie, propagándose secretamente, habia ni hundir en una oportunidad mas o menos lejana la I nación española en nuestro suelo. Kl einpezalia i rirse algunos títulos a la gratitud de los chileno»-1 lento con haber mitigado varias veces la sevcii ciertas persecuciones, habia tratado de evadir*■ j de hierro (pie le imponian las inflexibles ¡nstrucciji Virci. Con este objeto elevó directamente al ¡Vil paña, por medio de los dos Diputados que cnvioaj lia Corte, una representación encaminada a oWT perdón absoluto de los patriólas (pie jomian en» (rMf ) fonsis»'011'0 restitución a sus hogares, i la devo- (|e los bienes que se les lenian embargados. Ksle ;¡)onláiico de humanidad reclama con lanío mayor nuestro elojio, cuanto que es tan difícil encon- jinitacion en los anales de la revolución america- Ivodosenlace precipitó en todas partes el rigorismo ilicoile los caudillos destinados a sofocarla, aunque el Rei español accedió a los .deseos del »nte interino de Chile, expidiendo su Real Cédula de Febrero de 181G, los resultados no fueron los lian esperarse, porque estaba ya nombrado, para iplazo cío Osorio, el hombre mas apropósito para ¡perderá la causa de la Metrópoli el úllimo reslo do que aun pudiese conservar en Chile. Los seña- jrvicios de aquel jefe fueron desatendidos para co- la cabeza del pais que él habia reconquistado, a iciego tan destituido de mérito efectivo, como car- títulos i medallas, tan ignorante como presumido, irevisor i pusilánime como cruel, francisco Marcó del Poniera este sucesor, a quien taqúese publicaba por esa época en Santiago, calificación mas exacta de lo que ella misma aca- ¡uinia, llamándole el jirasol del Monarca a quien [nlaba; porque, en efecto, parecía haberse pro- |ser en todas sus acciones el payaso de Fernando 2G de Diciembre de 181 5 recibió de manos de su sor el bastón, símbolo del mando de un reino que, Tlenecia de corazón a la causa de la corona, a lo Sílaba pacífico i tranquilo, i no prometía ocasionar uidudos a un gobernante que, mejor informado de fedesus habitadores, hubiese sabido llevar ade- ( xvi ) íanle la política conciliadora apenas iniciada por su ccsor. Tales eran en efeelo las- esperanzas con que la- udad de los chilenos habia aguardado ansiosa su pero parece que él hubiera estado impaciente por ncccrlas lo mas pronto. Aun no habian corrido los ros quince dias de su gobierno, cuando hizo publi. ríos bandos en que amenazaba con los castigos soportables a cuantos no satisfaciesen con puniu en el acto del requerimiento, todas las contribu mensuales atrasadas que, impuestas en tiempo de habia este jefe dejado de cobrar, convencido dd ral empobrecimiento a que el pais estaba reducid hihia salir del recinto de la ciudad a toda clase sonas, por cualquiera urjencia o motivo que fu., expresa licencia suya, so pena de confiscación de los bienes i encierro en un castillo, i mandaba ba jo las mismas penas, que todos los vecinos que liasen en sus haciendas de campo, se presentasen Capital, dentro de tercero dia los que estuviese radio de 20 leguas i dentro de ocho los que a mas. las gravosísimas prescripciones se añadieron otras prohibía a los ciudadanos tener toda clase de ar sus casas, mantener correspondencia con los lil enemigos del Rei, o protejer de cualquier modo la de la libertad. ¿I cuál, Señores, pensáis que sería cion de estas prohibiciones? La horca i la pérdida nes, que debian aplicarse sin distinción aun alas mujeres en caso de complicidad, sin requerirse pa juicio ni sumario, i bastando la declaración de testigo, aunque fuese menos idóneo. ( xvii ) joeucionde este Código Draconiano fue encomenda- reoombrado Tribunal de vijilancía i de seguridad a que, a imitación de lo que se practicaba, por el tiempo en la Metrópoli, se erijió en esta Capital terrible dirección del Sarjento mayor de Talave- , Vicente Sambruno; i el cual debía ejercer su ju- lón en todos los Partidos del reino, por medio de onados. Organizóse otro Tribunal con el encargo var las causas de infidencia ya iniciadas. Al Ayun- to se pasaron nuevas i enormes listas de proscrip- nque iban incluidos todos aquellos individuos con- ¡enes habia algunas sospechas, pero respecto de les habia juzgado Osorio que una sábia política juso de un prudente disimulo. Marcó quería reí- re poblaciones miserables, en que sus ojos, al ex- zt, no viesen una sola cabeza descollar, citaría ocuparos mucho mas tiempo del que de- mi propósito de dar una idea de las causas que uyeron a perder mas pronto el poder español en la de los chilenos, si pretendiera haceros una rese- llas las desatinadas medidas con que Marcó pa- proponerse abatir hasta la última esfera de la de- ion el carácter de un pueblo que él mismo no se l)a de llamar en sus documentos oficiales dócil, su- obediente. Básteme, para completar este rápido jo, decir que, no contento con imponer sin nece- fectiva nuevas contribuciones sobre las ya exorbi- establecidas, no contento con prodigar las amena- imerte aun para las transgresiones mas insignifi- "itentó ser mas. rigoroso que su mismo sobera- Meciendo sus órdenes. La Hcal Cédula de per-( xviii ) dou i perpetuo olvido, expedida a solicitud t]e llegó a sus manos, con conocimiento del públicoJ mes de Mayo de 18IG; pero él retuvo su publicad lemne, con pretextos frivolos i apesar de las rocÜ nes de la Audiencia, hasta el 0> de Setiembre del i año. I la promulgación que de ella mandó hacer j dia, no produjo basta su expulsión efecto alguno i vor de los agraciados. Con el auxilio de tan poderosos aguijones, hacj mas rápidos progresos en los ánimos exasperados I nion favorable a la independencia. Bajo la mm diente del formidable Tribunal de vijilancia, solli libremente las lenguas contra la opresión españolaj tertulias de laCapital: atrevidas montoneras brolab rao por encanto en los campos del Sur i se hacían sámente preparativos bélicos en los pueblos. Lai recobraba por momentos su enerjía; todos los oidi díanse con avidez ácia los mas leves rumores qpei sen un triunfo de las armas de los independíenle Sur del Perú o en las Provincias Arjentinas: toJi ojos se volvían ácia los Andes, aguardando conaiuj tremolar sobre sus nieves el pabellón libertador. En realidad, no eran estos sino los anuncios pra res de la tempestad (pac se estaba conj urando al olí de las Cordilleras, i que debia venir a descargar nuestro suelo para fecundar en él la bienhechora: te de la libertad. Los chilenos que después del que rejia, no tomaba mas parte en la política de su nacion, que la necesaria para que la dirección de los ne- S^Cios públicos recayese en manos, no ya que prestasen "Oa cooperación decidida a su proyecto, sino que por lo Retíos no embarazasen su progreso.( XXII ) Con solos t.">0 hombros de infantería ¡ 200 de ca ría que piulo conseguir se le remitiesen dé Unenos emprendió la formación de aquel ejército que innio después su nombre al pié de la cuesta de Chacalín sagacidad de su política, su ascendiente sobre el que mandaba i su injénio fecundo en espedientes, Ú ministraron recursos con que aumentarlo, manten periodo de mas de dos años que demoró su organiz proveerle de todos los útiles de guerra indispon; Clamó a su lado un buen .número de oficiales clr distinguidos que empleó en disciplinar sus nacientes • Iros. Patriotas tan eminentes como O'Higgins, Zeul Manuel Rodríguez le prestaron la cooperación de su vidad i sus ta'entos. Una constelación de jefes de arjentinos i de otras naciones liabian acudido a Me atraidos por la grandiosidad de la empresa que allí: paraba. San Martin supo comunicar a lodos su ent- ino, sacar el partido que le interesaba de sus ¡serví? infundiéndoles la seguridad de que bajo sus órdeue? a segar un espacioso campo de laureles, hacerlos narse llenos de alegría a las mas estrechas privarían Cuando ya iba estando.todo dispuesto por aquel aún le restaba dar cima a otra tarea no ménos ¡iiijxi le, a fin de asegurar el éxito de la proyectada w\ Chile se hallaba dominado por un ejército agucrrid< superior al suyo (1), que aún cuando no aprovccli ( 1) El ejército de .Marcó, ann sin contar las milicia* n sueldo. « de 31)21 plazas, distribuidas en la forma que sigue: Batallón de Talayeras, Corojiel B, Rafael Wareio. Id de Chiloé, Teniente í'orniwl Avenas. Id auviliar de i;ifioI, cpic este ejjrcito constaba de 7613 plazis, sin influir en M milicias; poro este cálculo parece algo exajorado. El ejército *> ataluzaba 0 4000 hombres, según después se vera.( XXIV ) l)io ilo correspondencia se entablaba entre San \| los patriotas residentes de este lado de los Andes, pondencia que por todas partes se deslizaba, cot una virtud májica, de entre las manos de los ajeo Marcó. Por su medio adquiría el primero importan datos sobre el estado de la opinión, cooperación co podia contar i cuanto sucedía en Chile; i al entusiü: los segundos inspiraba los mas atrevidos vuelos el cimiento cabal del eficacísimo socorro que iban a Con tales antecedentes, no pocas partidas de va chilenos emigraban para ir a enrolarse en el ejercí pedicionario i participar de sus glorias; aprontaba secreto armas, pertrechos i toda clase de element filares, i los campesinos mismos, entre quienes ha centrado tan esforzados sostenedores la restaurar pauola en su primera época, ardiendo ahora en el de la libertad, corrían a engrosarlas montoncrasd Animadas éstas del espíritu emprendedor del popu miel Rodríguez, se abalanzan ya a embestirá las poblaciones i no se arredran de desafiar a los vetó- la España en sus propios atrincheramientos. En fulminan contra ellas los decretos mas terribles, i naza la muerte de los traidores aún a los que sea a darlas el menor auxilio, albergarlas en sus ca: Icnciar siquiera los lugares de su transito. Inútilm sanguinario Marcó, cebado ya en los infelices cuan neméritos patriotas Traslaviña, Hernández i Salina: ha hecho perecer en la horca en frente de su palac rije las mas fuertes reconvenciones a sus subalter lia correspondido al deseo, si este ensayo, como temo, no es digno de la alta materia que ha tenido ™de abrazar, valga al menos al cronista, para me- nestra induljencia, el amparo de los nombres ¡lus-( XXVIII ) tros i por siempre venerandos que recuerda, i 4 acontecimientos inolvidables que describe. (I) (I) Para la redacción de esta memoria fe han consultólo Im testimonios orales i\ue siguen: (¡aceta del Rei. (íaceta Ministerial i del Supremo fíoliierno. Historia de Chile por el Padre Gazman. Historia de la Revolución liispano-amorHinn por D. Mariano'[\>rri> Meinorias del Jeneral Miller. Ohras de I). Juan Egaña ide O. Manuel (¡andarillas. Historia de Chile, manuscrito por el Coroné) español BafTéftérttr. Los archivos del Ministerio del Interior i del de la Guerra, en enana nen relativo a la época. Apuntes que el Jeneral D. Juan Gregorio de I.as lleras ha (mili de suministrarme. Relaciones orales del mismo Jeneral i de varios otros iiidiwiltiiK Hatos suministrados por el Jeneral I). Ramón Freiré. Varios oíros documentos impresos o manuscritos. CAPITULO i .'• íes de Marcó para rechazar ta invasion=Sus ban^ <>rosos=El ejército libertador sale de Mendoza— s de que se componia=Ordcn de su marcha—Di- ks en el paso de las Cordilleras—Primeros comba- onfusion de Marcó=*Balalla de Chacabuco=Fuga de I emigración de los realistas=Esccnas de desorden faraho—Captura de Marcó. ce que la primera resolución adoptada en los Con- e Marcó, luego que ya no hubo duda de la pró- enida de la espedicion restauradora, habia sido que nto como la aproximación del verano dejase tran- " los caminos de la Cordillera, el ejército realista ésta i se anticipase a atacar al adversario en sus hogares. Pero este proyecto, inspirado por el Martínez, no tardó en ser abandonado por otro que Ia en esperar la invasión dentro del reino. El his- lorrcntc ha inculpado a Marcó por ese abando-no, i se muestra persuadido de que, si el primera se hubiese llevado a ejecución, mui distinto bal el resultado de la campaña próxima a emprenda mi parte abrigo una opinión totalmente contraria. Pensaren llevar la guerra a Mendoza, dejando a enteramente desguarnecido o con mui poca tuerza su custodia, equivalía a correr a una ruina sega, aquellas circunstancias. Tan aventurada deteraj pudiera haber contado con algunas probabilidades éxito, si Marcó no se hubiese hallado dominando en que el poder que representaba era ya jencra aborrecido, i cuyo estado de insurrección le denu demasiado las guerrillas que veía brotar por donde ra. Pero en presencia de estos síntomas, ¿qué ol sultados podía prometerse de su temeridad, sino vantamiento simultáneo así que hubiese vuelto latí das, i que atacado talvez por todas partes en el rio que con mil desventajas invadía, se hubiese ruado bien pronto su sacrificio por él mismo busca tanta imprudencia? El consejo, pues, adoptado últimamente por Mari el mas acertado en aquella coyuntura; pero el gr imperdonable error de su plan consistió en haber tado cubrir a la vez el inmenso espacio que uied Concepción i Coquimbo, para atender a cualquier por que se le acometiese. Desde este momento <1 contar como inevitable su derrota. Mui distinta pudiera haber sido su suerte, si en certidumbre del punto lijo por donde iba a efectu imasinn, i consiguiente imposibilidad de estorbar! biese concentrado su llorido ejército en Santiag qnc el enemigo se hallase! eon todas sus fuerzas lado de la Coiddlera, para acudir entóneos a li- l>oscsior un añoen la ofakg^ de Santa Lucia. Por la secunda délas piezos a que me refiero, ■ hia a toda persona, de cualquier clase o condioi Aiera, hacer el camino desde el rio Maipo al % caballo o yegua, ni andar de modo alguno en os males por los términos comprendidos, de niara ra, en el territorio demarcado. Todo paisano o mili autorizado para aprender a los infractores, que irremisiblemente su delito con la vida, quedando ballcría a favor del nprensor. Los Comandantes m de los partíaos de Colchagua, Talca i Curieódeliiai dar entregar todos los caballos i yeguas mansas viesen los vecinos desús respectivas jurisdiecio jo pena fie muerte al que hiciese la menor octil l'odts los potreros habian de ser escrupulosamente liados a fin que no quedase en ellos una sola \ cuantas se colectasen, se sacarían inmediatame aquellos partidos para trasladarlas a los do Kl Santiago, Andes i Aconcagua, hasta que el Gol» viese a bien ordenar que fuesen restituidas a sus vos dueños. Mareó decia a los habitantes sobre | fulminaba tales despojos i privaciones, que se ir de ellos a los que habían abrigado en su seno, m tos con la dulce paz que había procurado darles elO sif/m'endo las máximas del mas benéfico de los Mi Para completar la ruina de aquellos desgracia cinos i la asolación de sus fértiles campos, no dej yerba en ellos, hizo el mismo benéfico Presidente diai cuantas habitaciones, pastos i sementeras bal) faldas do las Cordilleras en los llanos que riflg*** ini.;, i Cnchupoul, a protesto do que no hallase re- de ningún jénero la espodicion de Mendoza, que- riente so imajinaba debia romper por esos lados, oes de haber contemplado el frenesí del agoni/.au- wtisiiio en las líneas que preceden, el peso del so alivia al pasar a referir su justo castigo. San descoso de acudir cuanto antes al universal cla- n quo los chilenos le llamaban i de aprovechar a estación que se avanzaba a gran prisa, salió mayor sijilo, el 17 de Enero, de su campo situa- una distancia de Mendoza, rcito espedicionario se componía de los cuerpos es: batallón niim. 7, mandado por el Teniente Conde; id. núm. 8, por el Teniente Coronel Cram- núm. 14 por el Coronel graduado Heras; id. de cazadores por el Teniente Coronel Alvarado; tode granaderos a caballo por el Coronel gra- apiola; 10 cañones de a 6, dos pequeños obuses s de montaña de a 4, al cargo del Teniente Co- laza; formando un total de 3000 hombres de in- veteraría, i 960 de caballería i artillería. Agregá- número regular de milicianos encargados de la ion de las caballerías de repuesto i del trasporte tillcría, i 120 trabajadores con las herramientas as para hacer transitables los mas difíciles pasos «Hileras. A su salida contaba la espedicion con Hos, mas de 7000 muías de silla, cerca de e carga, provisiones para quince dias, i los per- ' repuestos de armas convenientes. marcha ácia los Andes destacó el jeneral en ta división a las órdenes del Teniente CoronelD. Ramón Freiré, para que atravesando esas rni f)or los pasus del Sur, fuese a desembocar sobre otra a cargo de l,emus que lo hiciese por el del ? enfrente a Santiago; i una 3.* en fin, al del Coma Cabot, con la comisión de descolgarse al norte so" quimbo- El objeto de estas tres partidas era lia multáneamente la atención de los españoles por lo> rentes puntos mencionados, impidiendo asi la i ración de sus fuerzas. El Coronel Heras Con su núm. 11, 30 granaderos a caballo i dos piezas de ña, recibió orden de seguir el camino de Huspall la Guardia, para venir por él a caer sobre Santa R> los Andes; i el grueso del ejército, cuyo defínitiv. bo solamente el reservado i astuto jeneral en jefe cia hasta entonces, tomó el camino denominado de tos, dividido en tres cuerpos que püso bajo la di del Brigadier D. Miguel Soler el de vanguardia, i neral D. Bernardo O'Higgins el del centro, quedan mismo con el mando de la reserva. Solo los que han atravesado por sí mismos la? nentcs Cordilleras de los Andes, en que el ejército tador se empeñaba, podrán formarse una idea al. de las penalidades i peligros que tuvo que arrost su transito. Montañas estupendas, flanqueadas a c so de precipicios horribles, se alzan a todos lados ries que parecen interminables. Por sus flancos ¿os i en continua derruicion caracolean estrechos ros, cuya angostura es tanta a veces, que aun la; mas avezadas se detienen como a meditar donde rán la planta, evitando ya la piedra saliente, ya 1 que va a desmoronarse i a arrastrarlas al abisn"' I «= 0 = ■ (|1)nde di viajero abandona su cabalgadura para K,»n menos riesgo, i otros, donde si se encontrasen m - con dirección opuesta, una de ellas tendria que ■tarso pura que la otra siguiese adelantando. AqUí ■ tan escarpadas, allá descensos tan pendientes, ■ ojos del mas animoso se cierran involuntariamcn- ■pecto del peligro. A menudo las muías cargadas ■den i quedan atascadas entre la nieve a medio de- ■Todo contribuye allí a inspirar el asombro, la de- lta tristeza. No se halla abrigo ni se divisa verdor Luna parte en aquella soledad i abandono abso- B vista solo se estrella en el color negro o colorá- is rocas, o en la resplandeciente blancura de las Rerpetuas que la deslumhran i lastiman. El sorch- mna, en fin, producido por te rareza del aire, oca- la agonia inesplicable. I eran los parajes que atravesaba silenciosa aque- ■nna de cuatro mil hombres cargada con sus ar- Bonduciendo sus bagajes, víveres, municiones i morra je del inmenso número de las bestias; debien- _tirse, que a las dificultades ordinarias del camino, lan para ella las producidas por los españoles que Icortado enteramente los pasos menos transitables. Iestorbos mas arduos los presentaba el trasporte pillería. Cada pieza era conducida con el auxilio lercha por dos malas, que cedían en ciertos para- prgaa los brazos de los milicianos: hacían uso de ■cabrestantes para subirlas o bajarlas por las gran- ■lentes, i arrastrábanlas a trechos sobre cueros I donde el suelo lo permitía. !\To es de eslruñar |"°s trabajos i sufrimiento.- i a los rigores del cli-= 10 = ma, contra los cuales no habia albergue ni leña f.t líos helados desiertos, algunos hombres hubiesen bidof i que del crecido número de muías i cabaí salieron de Mendoza, solo hubiesen llegado a Gh¡|e de las primeras i 500 de los segundosra pesar de cauciones que se tomaron para su conservación. Aunque se habia tenido la previsión de ir deja 12 leguas depósitos de víveres al cuidado de pequ col tas- de milicias, a fin de evitar una total perdicioa so de mal suceso, no debia sin embargo ser una de ñores congojas del soldado la consideración de único descanso reservado a sus fatigas, tenia que trar en Chile abriéndose paso al filo de la espa pronto el aspecto délos campos deliciosos en que tremolar la enseña de la libertad, debia restituir vigor al espíritu abatido por tantas penalidades. Al mando del Sarjento mayor D. Miguel Marq bia destacado Marcó una partida de 200 cazador batallones de Tala vera i de Chiloe con el encargo cruzando los Andes por Aconcagua, se acercase c fuese posible a Mendoza i procurase averiguar la dera dirección del ejército patriota. En la noche dd Enero esta partida sorprendió una avanzada de compuesta de 13 hombres, que estaba situada en el Pícheuta a ocho leguas del valle de Huspallata, la Cordillera, i le tomó tres prisioneros. Conocic queli por las declaraciones de éstos, la proximi enemigo, se puso a todadilijencia en retirada. Pero que a este mismo tiempo acababa de llegar con: sion a Huspallata, así que tuvo noticia de lo ocu 10 adelantarse en su persecución una partida = 11 = - que le alcanzó a las 32 leguas, en e1 punto de rerillos. Trabóse un reñido combate, cuyo resul- , |a fuga precipitada de Marqueli, dejando 10 ca- i algunas cargas de víveres en el puesto, del mismo mes llegó el grueso del ejército por el que seguía mas al Norte al punto de los Manantía- de donde dispuso San Martin que el mayor de in- , D. Antonio Arcos, se adelantase con 200 hom- rel boquete de Valle hermoso, i procurando tomar payas, que son la garganta del valle, pusiese es- oen estado de defensa, para que el ejército pudie- rseen él con seguridad i desembocar a Putaendo. ayor Arcos entró a las Achupayas el 4 de Febrero rde. Noticioso de su aproximación, el Comandan- ar de San Felipe marchó a atacarle con mas de éranos i la milicia que pudo reunir; pero fué re- i perseguido por 25 granaderos a caballo bajo las del bravo teniente Lavalle, dando por resultado rola el abandono que en la misma noche i maña- iente hicieron los realistas de todo Putaendo i la San Felipe. lanío el Coronel lleras habia avanzado con no buen suceso por el camino de Huspallata. En la tarde del 4 habia atacado su segundo, el mayor ue Martínez, la guardia de los Andes, compues- 06 hombres, i después de hora i media de comba- ederó del puesto con una brillante carga a la ba- tomando 47 prisioneros, su armamento i muni- ' de este triunfo, lleras finjió retroceder, porque enes le prescribian no entrar .a Santa Rosa basta eldía .S. Sabedor de este movimiento Quiiilauillu, lilar del partido de Aconcagua, que acudía ya al de la ¡guardia, se imajinó que por esta parte haLia el peligro; i ooitio al misino tiempo recibiese avi-.,, otra columna había asomado por Putaendo, * aquel punto con su jente, abandonando a Santa R pudo así Heras ocupar sin resistencia el día señal» El dia 0 en efecto, el jeneral Soler, que so ade rápidamente con la vanguardia, habia conseguido todos sus cuerpos sobre Putaendo, situado al Coi to flíecoehea con 410 granaderos a caballo sobre ¡i ras, i hecho ocupar el pueblecito de San Antonio (Comandante Melian con dos compañías de infanter gunos caballos. El mismo, con el resto de su divi: tableció su cuartel jeneral en San Andrés del Tú la Quintanilla llegó esa propia noche, e incorpora jente la derrotada guarnición de San Felipe, pasó el Aconcagua, i al romper el alba del dia 7, se pre frente del Comandante Necocheu con 400 caballos, 300 infantes i dos piezas a su retaguardia. Pero el te oficial patriota no se dejó intimidar por la super advertido por los realistas, cae a este mismo tiempo írfe las alturas que apoyaban su posición, i amagándo- la flanco, les arrebata sus últimas esperanzas. Dos- >nlos hombres con que ellos habian vuelto a ocupar el ■melón o pequeño cerro de la derecha del camino, son diados i pasados a la bayoneta por dos compañías de adores que, al mando del capitán Salvadores, desta- su Comandan te Alvarado. b victoria se declaró a todos lados por los patriotas; infantería enemiga fué rota i deshecha enteramente i la roicería espantosa. Solo se trató ya de perseguirá los ^persos, quehuian llenos de pavor sin hallar donde gua- erse. El Comandante Neeochea, cayendo por la dere- I con su 4.° escuadrón i la escolta, hizo en ellos un cs- i-o terrible. El valeroso Marqueli pereció con la mayor te de un pequeño destacamento con que se habia he- luerte, reusundo rendirse. Igual suerte cupo al Coro- Wuiriaga. Mas de 000 prisioneros con 3á oiiciales, edk» muchos de graduación, igual o mayor número 3= w = (le muertos, la artillería contraria, un parque i almaeo^ considerables i la bandera dol Tejimiento de Chimé, fncn| para los independientes los primeros trofeos de esta n»>. morable jornada. En aquella misma tarde su caballería avanzo bastad portezuelo de Colina. (1 ) El primer anuncio de la derrota de Chacabuco lo dier^ a la capital los fujitivos que pudieron salvarse de aquel destrozo, en la tarde del mismo dia 12. A la sazona* baban de llegar del Sur cerca de mil hombres de caballe- ría e infantería, que unidos a la fuerza que guarnecía a Santiago i a los fragmentos del ejército recien venc¡4). hubieran podido formar todavía un cuerpo no desprecia- ble con que ensayar una defensa. Pero la noticiad? aquella temblé jornada, confirmada cada vez con por- menores mas alarmantes por los que sucesivamente iban llegando, i la ponderación que estos hacían del crecid número de fuerzas con que el vencedor se venia rápii mente acorcando, desconcertaron de tal modo a Mam, que no acertó a dictar providencia alguna en tan en coyuntura. Al fin, cerca del anochecer, consiguieron : toarlo de su estupor algunos subalternos, i se expidió orden de marcha al batallón Chillan i a la caballería Morgado. Sincmbargo, el desaliento había ganado del modo el espíritu del soldado, i contribuía tan poco a r nimarlo la inquietud pintada en los semblantes data les, que apenas habían traspuesto el puente delMapoch se apoderó de todos el terror pánico, i aquellos cuerr ( I) A mas de los jefes (pie en est;i relación se lian nombrado, « livo parto de San Martin recomienda los servicios prestados por susjJU' l>. Hilarión de la Qaiatana, L). José A atonto Alvares, O. AaW»Í0J*n* Manuel Escalada i O. Juan Obrain. = 1<) = ,un intóclos se dispersaron completamente. Un escaso r,sio tomó con Marcó el camino de Valparaíso. Divulgada esta noticia, no tuvo ya límites la confusión leneral: i Santiago se vió envuelta aquella noclic en un jarcien terrible. Todo era preparativos de los amedren- tados realistas para abandonar el pais, huyendo la espada triunfadora que de un momento a otro temían ver so- bre sus cuellos. Mas de mil personas salieron en direc- ción a Valparaíso; i por las calles so sentía sin cesar el naso de los emigrantes i de las acémilas que conducían selectos. Aumentaba el espanto producido por este tra- gueo el rechinante ruido de la artillería que casi en su to- talidad había permanecido inútil en este punto, i el de los amos de trasporte que algunas partidas de tropa se es- lorzaban a arrastrar consigo. F.l puerto de Valparaíso no contenía a la sazón sino nee embarcaciones cargadas ya en su mayor parte, i [ue sus dueños habían procurado poner en franquía des- 'e que allí se tuvo el primer aviso del desastre de Cha- abuco. A medida, pues, que iban llegando los emigrantes, so aglomeraban en las playas con sus equipajes procesio- de paisanos, tropa i oficiales, de los cuales solo una parte (-1) pudo obtener el embarque apetecido. Los demás, moflieron admitidos en los buques por haberse col- lado ya su corta capacidad, o no hallaron siquiera me- io> para trasladarse a bordo. La tropa que quedó en ierra, luego que vió fallida? las esperanzas que le ha- lan dado sus jefes de enviar botes i lanchas para su rasporte, se entregó a los mayores excesos (pie es capaz ■Mleeieatoi hombres de armas se embarcaran cutre d pniaaaaje.= 20 = se alzaban a los aires por donde quiera. A cualquier M que se volviesen los ojos, no encontraban sino la hÉ deja desolación. Muí rico pudo ser el botín que habrían ganado losindt pendientes, sí, como no faltó quien lo aconsejase asi Martin luego que se ganóla batalla de Chacabuco, seta biese enviado a aquel puerto una división algo respeta ble, pues las pequeñas partidas que tomaron esa direccw» aunque llegaron a tiempo, fueron del todo insuficic para contener el desorden. Sin duda el jeneral en jol adoptó ese consejo, temiendo prudentemente alguna i va resistencia, ántcs de apoderarse de la capital. (I) Mtinttftrritrr At Ballestero» = 21 = 1^ juques habían dado la vela ácia los puertos del Nor- nosinliaher alcanzado a presenciar (Je lejos los horrores I, mañana del 14 en Valparaiso. Daré cuenta mas •lante de algunos accidentes que tuvieron sobre nucs- ; costa», ántes de su arribo al Callao, jencralinentc se presumía que el ex-Presidente Marcó iesealcanzado a embarcarse oculto en el convoi. Pero luida sido menos afortunado, pues aunque abandono Ñintiago de los primeros, emprendió su marcha con tan- lentitud, que no fué posible sacarle del paso cómodo i imadode su caballo (1). Así es, que cuando llegó al alto ominado del Puerto, después de haber visto su artille— aikindonada en la cuesta de Prado i saqueados por sus ■ Entrada del ejercito libertador cu la capital i nombra- icntn de O'IIitjgi/is para Supremo Director del Estado lleno—Primeras providencias de su (jübierno=Sucesos ¡Comandante Cabot en Coquimbo=Ilccoiiocimiento del m Gobierno por los pueblos de los partidos—Llegada de ulesterrados de Juan Fernandez. ü ejército vencedor se había dirijido a grandes niar- as acia la capital, en donde hizo su entrada la van- *ÜB aliñando de Soler el dia 13, i el resto en los suec- os, en medio de los mas cordiales aplausos de la po- fion. Convocada ésta el dia 15 a fin de que clijiesc el o Gobierno, designó por aclamación unánime para pao Director del Estado al Jeneral en Jefe D. José Su Martin, queriendo darle el mas relevante testi- go de gratitud por el señalado servicio que acababa de *■! a Chile. Pero con un desprendimiento aconsejado "fen por la política, reiteró este jeneral hasta dos ve-= 24 = ees sü renuncia; i como en su defecto el que títulos se presentalla era el Jencral I). Bernardo o ggius, sus conciudadanos hicieron recaer en el la elecc al dia siguiente. Reservóse San Martin el mando en del ejército. Las circunstancias coque O'Higgins lomaba las he del Gobierno, eran de las mas difíciles. El enemigok Haba vencido,pero noaterrado; i mientras permaneció* su poder la fértil provincia de Concepción, de donde ha1 partido, i por decirlo así, organizádosc, las espetliei. realistas que hasta entonces invadieran nuestro terrih iniéntras sus fortificados puertos ofreciesen puntos >ea ros de desembarco a los refuerzos que sucesivamente e viaria el Vircide Lima, empeñado en no dejar despreni esta bella joya de la diadema de su Monarca, en fi mientras las naves españolas continuasen dominando Pacífico, era imposible dejar de prever que el paislcnd que resignarse todavía a costosos sacrificios para ala zar su emancipación comenzada. Pero las cajas del Tes ro Público se hallaban exhaustas, i la nación empeirt da por una guerra anterior de dos años, a que Iiabiao: cedido mas de otros dos tic despotismo. Todo un j creador se necesitaba al frente del gobierno; i Ü'Higj no se mostró indigno de la confianza que en su acli dad i talentos acababa de depositarse. Desde luego, al cstender la vista a su rededor pa buscar los hombres que en S113 tareas habían de au liarle, no podia ménos de percibir el doloroso vacio jado por los destierros que el Gobierno español IHp a cuanto Chile tenia de mas distinguido por su capacid i cívicas virtudes. Por todas parles llegaban a sus oí «m M — clamores de las respetables familias que lloraban aún us padres o deudos sumidos en el presidio de Juan ■nandfz, i aumentaba no sin razón la ansiedad jeneral cmor de que el Virei peruano, instruido que fuese del jstre de Chacabuco, se anticipase a hacerlos traspor- ralCallao. Debió, pues, ser uno de los primeros cuida- de O'Higgins el efectuar sin pérdida de instantes su ;laeion a Chile. Pero de qué medios valerse, no habien- do Valparaíso un solo buque de que poder echar nia- Hubo de venir la astucia en su socorro, i la bandera paiiola cnarbolada por algunos dias en los castillos de uel puerto, no tardó en surtir el efecto deseado. Igno- oie de los últimos sucesos, entró bien pronto el ber- ntin Aguila, que apresado i tripulado según fue posi- ■>. dio la vela para Juan Fernandez el 16 de Marzo ba- la dirección de D. Raimundo Morris, oficial del ejér- lode los Andes, quehabia servido por algún tiempo en marina inglesa. Como, según se ha insinuado en la introducción de esta moria, la libertad de Chile no debia ser sino el princi- o de ejecución del gran proyecto de redimir al Perú mo del yugo del coloniaje, otra de las primeras aten- Mes del Supremo Director fué el envió de un comisiona- la Inglaterra i de una fuerte suma a Estados Unidos, ra procurar la adquisición de un competente número de quesidemas elementos para la formación de una es- *dra. Dedicóse en seguida al arreglo del nuevo orden cosas, estableciendo en la capital los Tribunales que bian administrar la justicia i expidiendo instrucciones ''^Partidos para el nombramiento de funcionarios de nocido entusiasmo por la independencia, que los rijie- í= 26 = sen. El aumento del ejército, la creación de unamaeslrat za, la organización de las milicias en todo el Estado, fw ron también objetos de sus inmediatos desvelos. N¡ [ir^ en mandar establecer en Santiago, bajo la dirección del Sárjenlo mayor de injenicros D. Antonio Arcos, unaAc demia destinada a formar un cuerpo de oficiales instrui- dos en la teoría i la práctica del arte militar. Pero entre tantas providencias dignas de clojio, sensi ble es bailar otras que ala verdad no lo merecen, auno, la azarosa condición de aquellos tiempos las haga pare basta cierto punto disculpables. Debo señalar entre las al timas varios rigorosos decretos dictados contra los es- lióles i los americanos afectos a la causa de la Melrópol Compréndese bien, que en esos primeros dias de alar se hubiesen reputado necesarias para la seguridad k causa victoriosa, la confinación a diversos parajesdes mas declarados enemigos (1) i la prohibición que se li a los demás, bajo pena de la vida, de mostrarse en las lies después del toque de oraciones i de reunirse enma de cierto número. Pero, ¿no era exajerar las precauci nes hasta un estremo indebido el exijir bajo la misma na se presentasen al Gobierno todos los individuos hubiesen desempeñado cualquier cargo en el ejército e migo? ¿No lo era decretar, a ejemplo de los españoles, instalación de un Tribunal calificador de las opiniones procedimientos de todos los habitantes de Chile? Seca mente, por el bien de una causa que tenia ya afianza sus raices en el corazón de los pueblos, no debió echa (1) Uno do estos fué el Sr. Obispo Kodiiguez, a quien con fecha I Febrero intimó O'IIiggins su separación de la Diócesis, dejando sugob» ■ cargo del canónigo \), JVdro de Vivar. = 27 — j0 |os mismos arbitrios que un poder opresor, que pudo contar con sostenerse largo tiempo sobre el batimiento de la nación. •Son importantes las lecciones de vigor que nos han • ik-jado los españoles", se decia en aquella época para ujgcar la confiscación jcneral decretada por O'IIiggins, •de el principio de su gobierno, do todas las propieda- - i derechos de los titulados prófugos, i el secuestro de i que perteneciesen a ausentes que se hallasen resi— ■itiodo en los reinos de España i sus dominios. "Hasta I, aquí hemos hecho la guerra con notable desventaja. La I, represalia es una convención tácita inventada por la I. humanidad. Dejará de ser cruel nuestro enemigo si, I, aunque se resienta nuestro corazón, cerramos los ojos I. para causarle desgracias que minoren las queél nos oca- siona".—Verdad es que Osorio i Marcó habían dado los ■rimeros el ejemplo de estos bárbaros actos de despojo en mn pueblo que se ha distinguido siempre por la jenerosi- lH i blandura de su carácter aun ácia sus propios cnemí- Blfc verdad es que ese ejemplo hacia casi necesaria su Imitación por los patriotas, pues, según lo advertían los •mímenlos oficiales de la época, un respeto mas estricto ► lajusticia acaso habría sido interpretado entonces co- ■i un signo de debilidad i de contemporización por los Kmos beneficiados. Pero siempre sorá sensible esta ne- WÜaá do una ostentación de enerjía en perjuicio de nu- iles de inocentes; siempre lo será que no se hubiesen pilado por lo pronto otros medios de suplir los conside- Met recursos que tales confiscaciones proporcionaron •"-■ario para hacer frente a las premiosas exijencias del monto. I lo peor de todo es que, como siempre su-= 28 = cedo con las leyes que reprtieban los sanos primi^ era consiguiente al carácter tiránico de la medida, ele», rácter igualmente tiránico de los medios de llevarla a cucion. Se consideraba pues la ocultación o no delación I ta'cs bienes como un crimen de estado, acreedor alosna severos castigos; i lié aquí cómo se constituia en deü una de las mas nobles i laudables virtudes del coraza bumano: "la no violación de la confianza que se ha ^ positado en nuestra fidelidad." El mismo espíritu de justicia i de verdad que ha gn¡ do la pluma en las críticas que preceden, exije enérjicamente rechazemos los mentidos cargos con r el historiador Torrente ha pretendido mancillar la bi merecida gloria de San Martin, echándole en cara el Ir berse entregado a todojénero de suplicios en celebran de su triunfo. Si se exceptúan las multas i confinack impuestas a varios de los mas empecinados realistas, s he podido adquirir noticia de un ejemplo de excesivo iíor, producido quizá por el deseo de imponer a cuao pudieran sentirse tentados a conspiraren favor de laf trópoli. Tal fué la muerte del español D. Manuel \m decretada por haberse encontrad.) algunas armas ocult en su casa, con infracción del bando de 18 de Febrero, por el que se habia mandado, bajo pena de la vida, tregar en el preciso término de seis dias, cuantas tur ren los particulares. Fuera de este suceso, no sé queel? bierno elevado por la victoria de Chacabuco hubiese r sentido otras ejecuciones que las de los dos Talau' Sambruno i Villalobos. Ellos en realidad perdieron p blicamente la vida el 12 de Abril de este año, en casi de sus crímenes, que por largo tiempo no se borraran H?nioria de los chilenos. Los manes de los infelices gjg ¡ Moyano i de tantos otros alevosamente asesina- * por estos hombres sin entrañas, exijian esta espia- ; i fué la lei, no una venganza injusta, quien pro- ejo la sentencia de ¿u muerte. A la ejecución asistió mismo pueblo que tantas veces habia sido ultrajado, rinúloiaun baldado por ellos, i sinembargo ningún dtovino a turbar el relijioso silencio que reinaba du- nlesu tránsito de la cárcel al patíbulo. El mismo historiador realista se queja de la dureza con uedice haber sido tratado Marcó a su salida para la con- flación que se le impuso a la Punta de San Luis. Ningún limonio me ha confirmado esos irritantes insultos co- lijos por las calles en su persona; pero si algo de es- tovo lugar, seguramente no debió haber esperado un lawiento mui benigno el que habia declarado fuera de lei común i amenazado con la horca a San Martin i autos le acompañasen en su espedicion libertadora de ile. La fortuna parecía esmerarse en coronar con él éxito > dichoso todas las empresas i deseos del nuevo Go- mo nacional. Al mismo tiempo que en Chacabuco se ''abala victoria del 12 de Febrero, el Comandante Ca- . destinado, según se dijo al dar cuenta de la salida Mendoza del ejército restaurador, a franquear la Cor- lea por Coquimbo, habia triunfado en Barraza de las ras enemigas, i tomado en seguida posesión de la pla- 1 lucilo de aquel nombre. Mui luego se avistaron en "llmio algunos de los buques conductores de los pró- Iosde Valparaíso. Un bergantín que se atrevió a entrar el puerto fué apresado, e igual suerte corrieron los= 30 = lanclioncs qne envió la capitanía para sacarlo. Sin a turarse, a una nueva tentativa, prosiguieron olioson ees su rumbo al Norte. Poro escaseándoles la asn*b los víveres para poder llegar ti Perú, intentaron hacer provisión en el lluasco. Rajaron pues a tierra uno, hombres; i habiendo tomado algún ganado menor e eendiado varios ranchos desiertos de la cosía, se r barcaron a la aproximación de las partidas patriota? viadas a perseguirlos, no sin (pie se hubiesen pasa; ratas con sus armas í-S soldados que alzaron el grito " viva la patria." Despejado de enemigos todo el Norte, cuantos Mf se hallan en su comprensión desde Quillola i Sania de los Andes hasta Copiapó, enviaron a Santiagos^ tas solemnes de reconocimiento del Gobierno patrio, f cutaron lo mismo "por el Sur Rancagua, San Ferna Talca, no menos libres a la sazón que el Norte, grací los sucesos obtenidos por las partidas de Rodríguez i con que Freiré atravesó la Cordillera sobre aquel ■ punto. Por último, la comisión con que el Aguila había: 1a vela para Juan Fernandez, obtuvo igualmente cli éxito. Llegado a su destino el Comandante Moni*, eí a tierra al Coronel español Cacho, prisionero de Chtd co, que habia convenido en ira negociar la libertad*' ilustres desterrados con el Gobernador de la isla, fl¡! del Cid, bajo la promesa que se le hizo de restituir suya propia en remuneración de este servicio. Lañe ciacion fué concluida sin dificultad, i el 23 de Marc< yogaban ya con dirección a las playas natales los H t'mgnidos patriotas que por cerca de dos años = 31 = jeniid«)CH aquel horroroso destierro. Hubieran ellos ido prestar alas al buque; pero vientos contrarios i •iklas calmas parecieron poner a prueba su paciencia i hacerles todavía mas apreciable el bien de que iban •untar. Al fin el último dia de ese mes tuvieron el ¡r indecible de verse rodeados de sus deudos en el se- jesu patria ya libre; nueva que al siguiente dia anun- 1 -a la capital un repique jeneral de campanas i el ca- de la fortaleza recien construida por Marcó. (4) CAPITULO 3.° UrMez fortifica a Talcahuano—Salida del Coronel lic- ión algunas fuerzas para el Sur=Ordoñcz le ataca en i¡jaligue=\'a a reforzarle el mismo Director O'ÍIi- M=.itaque del Gavilan=Conquista de lodos los fuertes ' frontera por las armas de la patria = Pequeños com- k Maule de TalcaJuMno—liecobro de A rauco=Morrfonc- tnlos partidos del interior: suderrota i escarmiento. miaba la provincia de Concepción al tiempo de la uta de Chacabuco, el valiente Coronel I). José Ürdo- Inias distinguido sin duda de los oficiales españo- llabia ya recibido este fuerte el ppiill— de Hir/ul^o, un honor del Mu patriota de este nombre, mueitoen la acción du Chacabaco.— 32 — les residentes en Chile por esa época; i ácia aquel pum,, dirijieron por los caminos de la costa la mayor parlen olicialcs i soldados que lograron escapar de esa sans ta jornada. Conociendo el Coronel Sánchez, que a la pia sazón mandaba en Chillan, la imposibilidad de i tir con los escasos restos de tropa que le rodeahan, a| superiores fuerzas quede un momento a otro iban a ao meterle, se replegó también sobre aquella ciudad, dej- do solo en ésta, para que continuase en correrías, una queña guerrilla al mando de Pasquel. Ambos jefes te- ñóles activaron la fortificación, ya iniciada por Ordo riel puerto de Talcahuano, tres leguas distante de Con cion, con ánimo de retirarse a él i defenderlo hasta el# timo trance, en el caso que ya preveían, de tener quee Cttar la capital de la provincia. I con efecto, desde los primeros dias de la ocupacie de Santiago por las armas triunfadoras, se habia dado den al Coronel Heras de ponerse en marcha para el .' con su batallón núm. 11, un escuadrón de granaderos caballo que se pudo aprontar i 4 pequeñas piezas dea" Hería, a fin de apoderarse cuanto antes de aquello?M mos refujios de la dominación española en Chile. He salió el 19 de Febrero, mas no pudo adelantar con la leridad que hubiera deseado, por la penuria de toda el se de recursos en que las circunstancias de los tiem obligaron a despacharle, i el remonte que en Talca ■ que hacer de sus cañones. Provisto al fin en este lu: de lo que le era mas necesario, siguió ácia Concepei por el camino del centro, despachando por el de la eos una partida al mando del Coronel Merino, i por el doñez en su guarida, los refuerzos (pie tenia pedirá Santiago. En este intermedio ocurrió la libertad de cercadejJ patriotas, gran parte de ellos formada de los vecinos n»* respetables de Concepción, que tenían confinados Um pañoles en el presidio de la isla de la Quinquina. Urdí, ñez, que no se hallaba sobrado de víveres, envió iti dir al jefe chileno los necesarios para la mantención los presos; pero Horas le contestó con cnerjía, que en obligación que a él incumbía el subministrárselos, si por acaso la descuidaba contra todb sentimiento de k inanidad, tuviese entendido que se usaria de una eslr retaliación con los prisioneros de Chacabuco. El inmed- lo resultado de esta intimación fué que Ordoñez retir la guarnición de la Quinquina; i los confinados en!»:; se apresuraron a trasladarse al continente en mal sea» balsas que, según les fué posible, construyeron. A medí dos de Abril arribaron al Tomé, donde el gozo de if libres en los brazos de sus deudos i amigos, solo era en lurbiado por la consideración de que algunos desuse" pañeros, menos afortunados en la tentativa, habían reculo entre las olas. Entretanto O'IIiggins, impaciente por volar en p«r na al refuerzo de lleras, habia salido de la capital el I del mismo Abril, acompañado del Ministro de la Ouerr del batallón núm. 7 i un escuadrón do caballería, = prj.,j de apresurarse, porque, si llegaban a Ordoñez los ,i\ilios que tenia pedidos al Virei, no solo se hacia mas ■jjjjl ansiada expugnación de Tulcahuano, pero aun elna temerse que la situación de aquella división patrió- le tornase de las mas azarosas, excediendo apenas de hombres su fuerza. Detenido siu embargo el Director la necesidad de dictar buen número de providencias los pueblos de su tránsito, e) % de Mayo aun no ha- pasado deChilIau; dondo un oficio de lleras puso en conocimiento que cinco buques estaban a la vista so- . el puerto ( I). Apura entonces sus marchas, i como en ,lias subsiguientes reciba nuevas i repetidas comu- laciones del mismo jefe, en que le insta por socorro, Dunciándole que los buques han resultado ser enemigos (jueya están desembarcando los refuerzos que condu- n. hace adelantarse el 4 dosde la Florida al Sárjenlo a\or D. Cirilo Correa, con dos compañías del batallón un. 7, mientras él continúa con la celeridad que la es- sezde caballos permite al resto de su tropa, lleras instaba con razón, lii impetuoso Ordoñez.no ha- perdido un minuto desde que vió aumentada su guar- ion a 2600 plazas con los 1G00 veteranos cjue le tra- ía el couvoi (á). Ardiendo por destruir a su adversario iies que O'IIiggins se le reuniese, lo dispuso todo cou nui\or actividad para atacarle desde el amanecer del 5 'I Eran los que conducían los restos del ejercito da Mareó, que hühian con- sido emigrar de Valparaíso para el Perú. Luego <|u,! supo ol Virei su licuad.i iió urden ul Gobernador do aquella plaza de hacerlo* volver laoie 'Tndiie para Talealinnno, a ponerse bajo las órdenes ríe Ordoñez. W Manuscrito de Uallesleros.. acorde coa un paite dado por Ordoñez al Vi ' l-iinii. I.l mismo escritor asegura, que el I. ° halda prometido al 2. = re- "■■ ■Me no doló la provincia de Concepción, sino íurnDfeti toilo Chile, si H ";il»ron i¡n n'niM.TO proporcionado <|e tropa.m 36 m de Mayo. Distribuyó al efecto su ejército en dos divi^ nes„ La 1compuesta de unos 1000 fusileros, alj^ caballería i tres cañones de a 4, debia hacerlo bajo ^ propia dirección por el camino del cerro de Chepe Oeste, miéntras la 2." formada de dos escuadrones ^ caballería, mas de 200 infantes i dos piezas de ai tillen, le embestía simultáneamente por el N. o camino de Pen*». La división patriota, a pesar de la grande inferioridaf de su número, se preparó bravamente para resistirle. posición era siempre la cima del cerro del Gavilán, en< yo flanco izquierdo, que mira a Chepe, se habia coloca una batería de 3 piezas de a 4 i un obús. En un reduci situado al lado derecho, que cae al arenal de Concepcio estaba con dos piezas de igual calibre el Teniente Cora D. Ramón Freiré con los 100 hombres que le hak^ acompañado desde Mendoza. Desde las 4 de la mañana supo Heras por una gue Ha de observación que tenia en Penco, que los butf enemigos llamaban la atención por este punto. A eso las 7 se avistó la 1división realista por el camino Chepe, iniciando en el momento un vigoroso ataque. rechazada al principio por el vivo fuego de la artil patriota; pero habiéndose ésta desmontado en lo fuerte de la acción, miéntras se hacia reparar su faltac las dos piezas del flanco derecho, el enemigo se BÜj volviendo a arremeter con mayor furia. Dos de sus pia ocupan la altura de Chepe, desde donde comienzan abat a los nuestios abala rasa. Al mismo tiempo adelantarían Concepción algunas partidas que llegan a apoderarsede casa de ejercicios, situada a sus estramuros. Conociendo Berta por este movimiento la intención1 rito 37 m búezde apoderarse déla ciudad por el flanco izquier- jL, su línea, manda a ésta cambiar de dirección en unto la irregularidad del terreno lo permite, i que el ApilanD.Román Dehesa, con la 4.* compañía del nüm. ■i recobre a la bayoneta el edificio que el enemigo aca- ule ocupar. Esta orden es ejecutada con el mayor arro- guen suceso. Los granaderos a caballo cargan al pro- tiempo sable en mano sobre los cazadores realistas, ■doñez se ve obligado a replegarse sobre el cerro de Iqx-, i aunque diversas veces insiste en llevar adelante i primer proyecto, las repetidas cargas de los granade- s, brillantemente segundadas por la 3." i 4.* compañías III, ¡ últimamente el temor de verse cortado por los meros, que han cambiado repentinamente de posición, Lie dejan otro recurso que el de continuar con órden su tirada. El éxito de la defensa encabezada por Freiré contra la 'división a las órdenes de Morgado, habia sido igual- ule brillante. Presentóse ésta por el camino de Penco, ihora después que la \ .', i Freiré salió a recibirla en dores, retirándose bien pronto para hacerla venir sobre aemboscada de dos compañías que estaba preparada. Los listas dieron en el lazo. Dos imprevistas i furiosas des- iras esparcieron el terror i la muerte entre sus filas, i hiendo inmediatamente sobre ollas a la bayoneta los «•dores de Freiré, las pusieron en la mas completa dis- pon. Los granaderos del mismo jefe acuchillaron su «Hería, i la acción por este lado fué terminada una m antes que en el otro, donde mandaba Ordoñez per- tinente. ■ la combinación de su ataque habia hecho entrares- *té caudillo lu fuerza que tenia del otro lado dM Hi,,^ en la plaza Sé San Pedro, Habían pues avanzado deiJ durante la refriega, varios hotos i balsas Iripulatí,^. se mantuvieron en acecho del momento oportuno para desembarco. Pero habiendo visto el mal éxilo de los | yos, i escarmentados por algunos tiradores queseenv» ron contra ellos, convirtieron su lx>ga acia el punió donde habían salido. Kran las H de la mañana, i el enemigo huía o se re tiraba por todas partes. Casi al concluirse la acción, h híanse avistado por el punto del Agita negra las dos cor pañías del núm. 7, que al cargo del mayor Correa h hecho O'Higgins adelantarse desde la Florida, i queac baban de vencer en pocas horas las 16 lesnas qmát este punto de Concepción. Ellas ayudaron pues a per* guir a los realistas hasta poco trecho de las burreras mismo Talcahuano. Esta célebre función, que se denominó del Gavikn,- lo costó a los patriotas 6 muertos i GG heridos, entreeJf ¡i oliciales. Ordoñez dejó en el campo de batalla II muertos i 83 prisioneros, tres cañones con sus mnntajt completos i un considerable armamento i municiones: l friendo ademas una dispersión que fué avaluada enm de 200 hombres. O'Higgins, por mas que hubiese esforzado sus mar chas, solo alcanzó a escuchar los Ultimos cañonazos esta jornada desde Curapaligüe. El entró en Concepci el mismo dia con el resto de su tropa; donde inmeil mente tuvo que dictar activas providencias para r diar la suma desnudez en que encontró a los bravos q acababan de cubrirse de alalia en el (lavilan. 39 = jji el abatimiento que dominaba a los realistas por sus ntes desastres, pocos habían esperado el acto de de- doñez acababa de ejecutar. En el puedo i arrojo que lsüh> con liaste que fué su resultado, solo su serenidad , influir para que sus tropas fujitivas consiguiesen en- erarse nuevamente en Talcahuano, sin ser del todo disi- pjas. Pero, s' mcn 'as prendas militares cuya posesión él ubia acreditado, debieron infundir alguna confianza iteque leobedecian, no era ya de presumir que en lo su • túvose atreviese a repetir su tentativa contra el su pe- ni ejército de los patriotas, a no ser que recibiese nue- |« i considerables refuerzos del Perú. Ubre, pues, de todo temor por esto lado, O'Higgins vol- ]ji la vista acia la parte meridional del- Biobio, donde los distas permanecían aún en posesión de una cadena de es, que podían servirles de otros tantos puntos de «rlida para hacer incursiones al país dominado por las masde la patria. Tanto aíin de prevenir los males que [ta ellas podían ocasionar, principalmente ayudados de temibles indíjenas, como para hallarse en aptitud de lleudar toda la atención sobre Talcahuano, importaba (ükemanera la ocupación de esos fuertes. Con esta mi- ¡Ulliggins, desde el tercero dia de su entrada en Con- cón, dio orden al Capitán D. José Cienfucgos de diri- l^econ 70 fusileros i las milicias que en su camino pu- tee reunir, contraía plaza de Nacimiento, la mas in- vada en el territorio araucano, i desde la cual ya los fJíiMas habían estado haciendo frecuentes correrías so- fista de la Laja. Verificada su conquista, debía mar- lar inmediatamente sobre la de Santa Juana, i reunido 'alapartida del Teniente Coronel Freiré, venir a caer= 40 = sobre la de San Pedro, fronteriza a Concepción. En plimientode esta orden, Cienfuegos, atravesando en saselBiobio, llegó el 12 de Mayo enfrente de Nada to. Sin detenerse, avanzó con intrepidez, por la calle cipal del pueblo, sobre el fuerte guarnecido de un es rñ i 3 piezas de artillería. El enemigo rompió sobre él vivo cañoneo, matándole desde las primeras desea tres soldados, e hiriendo al Capitán D. Domingo l'rroi Cienfuegos hizo entonces desmontar toda sujente,ir. netrando por el interior de las casas, llegó a' coloara la distancia de 20 varas de las trincheras enemigas, f bóse aquí un fuego bastante ofensivo por ambas pa que duró todo el dia i aun continuó, si bien pau: durante la noche. La partida patriota se aprovechó de oscuridad para cerrar con trinchera el frente de lafo leza. Pudo asíala mañana siguiente reiterar su a con redoblada enerjía, i logró al fin rendir la plaza a diodia, haciendo prisionera toda su guarnición. De resultas de este golpe, el enemigo abandonó su. vamente los fuertes de Santa Juana i de San Pedro;i lo que cayó en poder de las armas de la patria/ene! mino de cuatro dias, la cadena de fuertes de que he blado. Quedaba solo el de Arauco sobre la ribera del a la distancia de 18 leguas acia el Sur de Concepción. Era éste el mas importante de todos, asi por su sitúa i los recursos que podia proporcionar al enemigo ene do en la estrecha península de Talcahuano, como por empeño que habia tomado éste en fortalecerlo. Una g nicion de mas de 200 hombres lo defendía. El Supie Director Chileno comisionó para su conquista al Freiré con sus 100 hombres i algunas compañías = 41 = pr|)0#. Eran las tres de la tarde del 20 de Mayo cuan- on medio de un copioso aguacero, llegó esta pequeña ¡¡¡ion a las orillas del rio Carampangue. El enemigo ha- ivíiielto disputarla el paso, e inmediatamente rompió n-eella un tiroteo de cañón i fusil, que se vió obligada aportar hasta el anochecer, limitándose entretanto al nocimicnto de las posiciones contrarias. La oscuridad revino, redoblándose con ella el furor de la tempestad, rio perdió todos sus vados, i los realistas habian toma- lan bien sus medidas, que solo una heroica intrepidez ia superarlas. Freiré no se desalienta, i confiado en la cimentada bravura de su jentc, se determina a efectuar aso. A favor de las tinieblas, cambia la posición en se le ha visto durante la tarde, i dejando en ella una ueiia partida que distraiga la atención del enemigo, bisle al rio i lo atraviesa a nado en compañía de los ¡entes oficiales .Ramírez, Martínez, Cienfuegos, Boilc i roret. Tras ellos se arrojan los granaderos a caballo cincuenta infantes a la grupa. Los contraríos, que sentido el movimiento, intentan impedirlo rompien- nnvivo fuego, que con no menos ardor es contestado ia infantería patriota apostada del otro lado, hasta ha- le desistir i encomendarse a la fuga. Despejado entón- c! tránsito, pudo ya sin dificultad efectuarlo el resto columna, que al aclarar el dia, avanzó en masa so- ■ fuerte. El enemigo lo habia ya desocupado, i se da- P"sa a embarcarse, abandonando un cuantioso arma- r* 1 municiones, i su artillería constante de 11 piezas i bronce de diversos calibres, 'interesante conquista solo costó a los patriotas 14 "es. tos mas de ellos ahoyados al paso del rio. Uno 0= 42 = de éstos fué el valiente oficial D. Vicente Muñoz | pérdida de los realistas ascendió a 85 entre muertos ridos i prisioneros, siendo del número de los últig, Coronel D. Pascual Villagran. Desembarazada ya toda la frontera, O'Higgins con jo su exclusiva atención sobre Talcahuano. Desdedí morable escarmiento del 5 de Mayo, Ordoñoz se mantenido encerrado dentro de sus fortiücackmes, ciendo solo salir algunas guerrillas en busca de can i víveres, de que ya se sentía tan escaso, que para minuir las bocas inútiles, habia hecho trasportar ais familias al Callao. Estas partidas tuvieron diversos cuentros con lasque O'Higgins enviaba en su persecm cuyos resultados, siempre favorables a éstas, contri poderosamente a mantener despierto su entlisias» menudo los realistas fueron acuchillados bajo los ni' fuegos de sus baterías i vieron arreados los ganados, tos a su abrigo, por los bravos granaderos patriotas, estas ventajas parciales, que ningún fruto importan! ducian, no eran capaces de satisfacer la impacienta «pie el Supremo Director i su ejército anhelaban un tado definitivo. Así fué que, aunque el invierno se a ciaba rigoroso, quedó resuelto que no se reí* por mas tiempo la expugnación de Talcahuano. tt al efecto los preparativos convenientes con el proli nocimiento que ya se tenia do las posiciones, torlifit i alcance de la artillería contraria, aprovechóse u ve interrupción de las aguas en el mes de Julia, pa (1) El mismo Freiré se vio mui espuesto a eorrer igual Marti lino de las aguas; paro le salvó el .sárjenlo Montero naícadok volviéndolo a colocar sobre el enhallo. = 43 = I cuartel jeneral hasta las inmediaciones de aquella Pero después de un biendirijido bombardeo i al- I e«caramuzas con las partidas de caballería realis- e salieron de las trincheras, tornóse a desplegar con furia i constancia el rigor de la lluviosa estación, reconocida la imposibilidad de llevar adelante las ciones, i aun de mantenerse en el campo, fué preci- lirarse nuevamente a Concepción, aguardando mas ables coyunturas. (Véase el documento núm. 2.) desgraciado accidente habia vuelto entretanto a en manos de los realistas la fortaleza de Arauco. ispersos que a su primera ocupación por los palrio- habian refujiado entre los indios habitadores de la , sedujeron la credulidad de estos naturales liasía el de inducirlos a hacer armas contra la guarnición naquella habia quedado a las órdenes del Capitán uegos. Este ardoroso oficial, apénas tuvo aviso de urrencia, no reparó en transgredir las reiteradas aciones del Jeneral en jefe sobre que se mantuviese efensiva, sin separarse de la plaza ni menos provo- Ienemigo. Internóse 15 leguas a la tierra; i fué víc- Je su temeridad con algunos de su jentc, disper- se el resto. Noticioso O'Higgins de este contraste, dio al recobro de Arauco al mismo Teniente Coro- freire que poco antes la habia conquistado. Para no firla relación de operaciones análogas, baste atl- |que esta nueva comisión fué desempeñada con el |o acierto i denuedo que la anterior. Defendían aho- 1 plaza unos 50 fusileros e innumerables indios de '•que habían cerrado con trincheras las orillas mis- de! Carampangue, enfrente del vado. Despreciandosus fuegos, los granaderos de Freiré atravesaron el r*¡ expelieron sableen mano de sus posiciones. El pn\\\ modo la infantería que iba en la espedicion fué tal, la mayor parto no aguardó el auxilio de los caballa el tránsito i lo efectuó a pié apesar de la profundidad las aguas. El enemigo no sostuvo por largo tiemj>i ataque, i vivamente perseguido de los patriotas, se persó por los caminos que se dirijen a Valdivia (1). nicronse entóneos al vencedor 48 hombres do la jead desgraciado Cicnfucgos, que se habían mantenido poffl chos dias ocultos en los montes. Recuperadas de 6Sto modo todas las ventajas hasta obtenidas por nuestras armas, formó el infatigable(t ñez el proyecto de llamar la atención acia los puel del interior, promoviendo el levantamiento de monti ras que los hostilizasen. Con tal objeto introdujo por puntos indefensos de la costa pequeños piquetes de L Ieros, que asociados a famosos bandidos, sublevaron te do la campaña i llegaron a formar grupos considerad que, derramándose durante el invierno por lascomar: del Maído, Caliqueños i Chillan, robaban a los iner habitantes i cometían aleves asesinatos. Diversas w. pusieron en graves conflictos a las mismas poblacio El izóse avanzar contra ellos GO granaderos patriotas, se consideraron suficientes para sü cstincion; pero hiendo éstos demorado en su marcha por las dificult del paso de los ríos, los propios vecinos se armaron f su defensa. Los de Chillan sobretodo, que hasta allí ^ (I) I"n esta necion so distinguió el Teniente de granadero* ría IJoile, que atravesó de los primeros el Carampangue, i preparó ta ,! adversario ron las brillantes carcas que dirijiera, resultando gráveme** 1 = 45 = „ reputado jeneralmente adictos a la causa de laMe- ixtli, tlicron un señalado testimonio de la Iransforma- i operada en sus ánimos, por la cnerjía con que el 3 \¡;osto rechazaron la tentativa de aquellos desalmados i apoderarse de su ciudad. Aunque en número muí l r (f, ellos, a las órdenes del Teniente Gobernador Co- pel D. Pedro Amagada, les hicieron sufrir una comple- jerrota; í los que pudieron ser habidos, expiaron do- ikiiuente los crímenes de que eran reos. Para evitar iguales movimientos en lo sucesivo, i que ggmigo remediase sus apuros con los víveres que sa- hadélas costas, O'Higgins mandó retirar al interior los hilantes i ganados (pieen ellas había, ¡colocó diversas rlidas de observación en los parajes mas convenientes. Eatanto que el retorno de la estación mas serena per- ile volver a comenzar las hostilidades, dejaremos a Ili2siiis en Concepción, incesantemente ocupado en la •micción i reclutamiento de sus tropas i en activar nevos preparativos, pasando en el capítulo siguiente ¡i runa ojeada aloque sucedía en Santiago.CAPITULO i.u 'unas providencias del Gobierno Deleyado=Teslimo- honrosos del carácter rhileno=Esfuerzos del fanatismo uel sistema de la Independencia=Mudanza en el per- illa] Gobierno Delegado, i sus causas=Rccepcion de woa Junta=Celebracion del 7.° aniversario de la pa- ^■Prov i deudas económicas de la Junta—Varias otras iks. stle que se recibió tfel mando el Supremo Director ?ado, D. Hilarión de la Quintana, liabia expedido a»providencias tendientes a proporcionar recursos al rado erario, fomentar la exportación de los frutos del i premiar los servicios de patriotas beneméritos du- ela última dominación española. Proveyóse también ejor arreglo de la policía i seguridad pública, crcan- I'aleles de barrio en todos los cuarteles de la ciudad; >c descuidó un momento la organización de nuevos l'osde milicias en que debian alistarse todos los ciu-■ 48 = dúdanos en aptitud de cargar armas, así para compl,. el inmediato aumento epte el ejército requería, conioa que en cualquiera caso adverso hallase la patria a r¡a un manantial inagotable de defensores. Prestábase propio tiempo una particular atención al importante tablecimiento de la maestranza, quede tanta utilidadI mui luego para hacer frente a las necesidades iraporV sas de la guerra. En una palabra, el jenio previsor de hombres que dirijian entonces los destinos de Chile, da omitía de cuanto pudiese asegurar mas i mas el trio» fo en la próxima lucha que columbraban. Entre las ocurrencias dignas de recuerdo de la é[v> llaman la atención las quejas amargas que en los pe dicos se vertían contra los muchos empeños de los pt| tas en favor de los realistas perseguidos. "AningoH prende," decían, "que no halle padrinos que finjan' " bcr recibido de él igual favor en tiempos de la ti " nía. " No es estraño que en el acaloramiento propio aquellas circunstancias, en que todos los.medios et eos se consideraban aparentes para el logro del fioaj se marchaba, se hubiese creído digno de roprobación.. te honroso testimonio de la jencrosidad nunca doHMf da del carácter chileno, i pretendídosc que tal comiu amortiguaba el entusiasmo, dando hasta cierto punió entender una mal disimulada desconfianza de los futun sucesos. Pero los que miramos las cosas con la cala producida por la lejanía de los años, los que OOOWÉ los heroicos sacrificios con que esos mismos patriotas i temieron comprometerse cuando llegó la hora dele"»1'1' to, no pudiéramos sin injusticia abstenernos de e*l ahúmenlo ese espíritu de fraternidad i bcuevule-ucw f = 49 == nindiiele de las lágrimas de sus propios enemigos, i lea cuantos medios están a su alcance para enjugar- L Sentimiento magnánimo, que no debe pasar en si- endo la historia, porque en estos instantes es cuando p muestran en toda su belleza o deformidad las virtudes los vicios de los pueblos! •Pero por qué desgracia al lado de un espectáculo tan laiisible, es necesario dar cuenta de los criminales es- erzosdel fanatismo para desacreditar la causa que ta- lgos hacia resplandecer entre sus adeptos? Ya dcs- su viaje al Sur, OH iggins habia tenido ocasión de la- lentarlos estravíos producidos en la opinión de los Chi- toejos por los frailes de propaganda i vístose precisado dictar providencias para su remedio. (1) Ahora parece eel ejemplo de aquellos fanáticos no habia carecido kotros puntos de imitadores, puesto que el abuso que tunos sacerdotes indignos hacían de la Cátedra del Es- pito Santo i aun del confesonario con el mismo dañado o, motivó la circular que en 43 de Agosto de este expidió a los eclesiásticos de la Diócesis de Santiago [lllrao. D. José Ig nació Cienfucgos, que a la sazón la 'temaba. " No hemos podido oir sin dolor, " decia es- l'Wmnento que tanto glorifica a su autor, " que se ar- guya desde la Cátedra de la verdad i condene en el res- II r.n el nrcliivo del Ministerio de la Guerra, puede verse la circular que *')'<> 2 de"1817, expidió O'H iggins a todos los Curas i Prelados dolos de aquel partido, encargándoles que en todas sus pláticas, sermo- nan en el confesonario, procurasen persuadir ■ favor de la independen- • ;"|uellos vecinos, increilileiiieute alucinados en contra por los frailes re- lK '-(ni el propio objeto pidió al Director Delegado le enviase de Siintiu- frailes franciscanos patriotas que ocupasen el convento de dichos Re- H= 50 mm " potable Tribunal de la penilcncin a culna gravui* " hcsion al sistema americano, hasta arrojar de susi " algunos confesores, por ignorancia crasa i gro^ " por una refinada malicia, a los penitentes que no " su opinión política"— " Os encargamos", conú " masadelantc, " con todo el interés de tan gravemat- " que con frecuencia convenzáis i exhortéis que la " nion de la América es conforme a la relijion i a lar " razón: que no liga en estas circunstancias el jurar " to de fidelidad con el que los enemigos de nueslra " sa imprudentemente han seducido los ignorantesi " mentado las conciencias timoratas; i que la liben " vil proclamada, no se debe confundir con el dele; " libertinaje destructor del Estado i Relijion, i pr V por los derechos divino i humano". (Véase al fin el i mentó núm. 3.) Toda esta preciosa pieza está escrita el mismo buen sentido i verdadero espíritu cvanjélico respiran las líneas que acaban de copiarse; i a la ve no se sabe qué admirar mas a su vista, si la ¡h cion i patriotismo del pastor, cuyas virtudes han jado tan imperecederos recuerdos entre nosotros, estúpida ignorancia, cuando no criminal mala fé, que empleaban la relijion para detener los progresos sistibles de unos principios de que Cristo fué el p propagador sobre la tierra. El juramento de fidelidad el último reducto a que, después de vencidos en su» mas atrincheramientos, se asilaban los apóstoles déla clavitud, como si los reyes hubiesen respetado jama; les vínculos cuando ellos han sido un obstáculo a !<•- facción de sus miras ambiciosas, como si los pueblo mos hubiesen prestado ese juramento, o los que« = 51 = , de Procura/lores lo hacían a su nombre, hubiesen L n-usailo; en fin, como si el hombre pudiera jamas ndersc por una ceremonia de pura formula, de los bosnias inalienables que |c ha dado la naturaleza! principios del mes de Setiembre siguiente tuvo lugar mliaíro nna mudanza en el personal del Gobierno, cquea consecuencia de haberse delegado éste en el nel arjentino D. Hilarión de la Quintana, se habían itado fuertes i repetidas murmuraciones de parte de os ciudadanos, que creian ver humillado el honor nal por esta preferencia a un individuo no nacido en orio chileno. En efecto, O'Higgins hubiera obrado a»prudencia designando para ese cargo un compa- que alejara los temores, que naturalmente había de rara la susceptibilidad del nacionalismo la prepon- ría en aquella época del ejército arjentino. Sin em- n, debiera quizá haber sido disimulado este lijero error, toman en cuenta las circunstancias de que acababa lir el pais, i las en que aun se encontraba, no termi- del todo la guerra con el opresor i esperándose por ntos nuevas invasiones. Por otra parte, los títulos l adquiridos por los vencedores de Chacabuco, ¿no suficientes para merecerles siquiera estas pasajeras ciones? El deseo de mantenerse grato al Gobierno de os Aires, cuya activa cooperación en tan alto grado portaba, fué sin duda otra razón que influyó podc- entcen esta política de O'Higgins. Pero al oríjen de 'ana parece que se agregaron otros accidentes desfa- como el disgusto producido por su carácter algo litar que político, i el desabrimiento con que se haber recibido los avisos de algunos que, asumien-1 mm 5á = ' tío ol carácter (Je consejeros amistosos, pretendieron ir. (lucirle a un proceder mas condescendiente. Conlridm, también a desacreditarlo i alarmar el patriotismo la mK ria influencia que ejercía San Martin en el Gobierno, ta el estremo que ya cuantos tenían algún empeño pan con éste, elevaban en dercebura su solicitud a aquel jefe « orno medio el mas infalible de asegurar su buen éxito. (1) Sea de esto lo (pie fuere, i por mas que varios docu- (I) I) ificiles bajo muchos respectos fueron sin duda l;is circunstancian que tocó a (¿íiintnna ejercer el mando delegado, i no debieron inlluir pora el aumento del disgusto jeneral de que se lia hablado, las persecuciones [¡Ka. bo de iniciar contra varios patriotas respetables, entre ellos U. Manuel J» (.'audarillas i el ¡lustre Manuel Rodríguez, por sospechas de complieiilada una conjuración carrerista, que se corrió mui valida por el mes de Agnstode este año. Para explicar estos sucesos me veo precisado a tomar de*A i? atrás la relación; pero ella contribuirá al complemento de la historia de lavpe- ca que he abruzado. Sensible es que el carácter triste de esos acontecimieti» resfrie quizá no poco el entusiasmo que nos inspiran los hombres que tqgnlo por aquellos tiempos; pero la historia no debe ser sino el reflejo mas xhoi'.k humanidad, i ¿quién ignora que la condición fatal de ésta es no oír--: • las acciones inas heroicas sino acompañadas de otras que ponen al da..'-» nuestra miseria? No echemos, pues, un velo sobre los descarríos delosií» objetos de nuestra veneración, i para ser completamente justos, noMiM zemos tampoco los motivos (pie aun en esos errores los hicieron disculpa!"* Conocida es la hostilidad que los desgraciados Carreras tuvieroti que»&« del Otro lado de los Andes desde que la pérdida de Rancagua los obligó a emi- grar del patrio suelo. Debió influir eficazmente para esa hostilidad el cenof miento que ya se tenia allí de la índole de estos ilustres chilenos. l.n^i :¡. la sagacidad de San Martin presentía justamente que ellos serian siempre ir.ra- paces de resolverse a figurar con rango subalterno en la grande empres.iqJ?*l meditaba. En O'liiggins habia creido reconocer un hombre que, «1» cooperación que podía prestarle, ya con las dotes aventajadas de su ÍM*M como jefe de un partido influyente en Chile, f eunia para él la l«H ventaja de ser de un carácter mas manejable que los Carreras i menos in*"* cualquiera influencia estruTía. No vaciló pues un momento acerca del p. que debia dispensar sus favores, i apasionado como todos los hombres * temple, no perdonó medio para apartar de su camino a loa que temía p: embarazarlo. No me detendré a describir la suerte que hallaron en H ** aquellos tres hermanos, que podían adolecer de algunos defectos, per" f* ijri..' gloi que lie tenido a la vista me infundan la onviccion que Quintana, cualesquiera que hubiesen sidosus de- , Se hallaba animado de rectas intenciones, ello es ■ el descontento que su administración ocasionaba, de- uapcnsarlos con un jl!l,'°> un patriotismo i una jenorosidad a toda pruc- decir, que causa lo 1). José Miguel de jestionar inútilmente para la 4a de Chile cerca de los varios Directores que se sucedieron en llue- 11 ., sin reportar otro fruto que cuando mas una estéril aprobación de sus . ;. rmiuó, como lo hizo en Noviembre de Idl5, trasladarse a los Fsla- l'niJos, esperanzado en que allí surtiiian mejor efecto sus esfuerzos. I eu sracias a las numerosas e influyentes relaciones que allí tenia, i a la -fecunde los iNorte-americanos amantes de la independencia de sus Iierma- ■Jel Sur, consiguió en uiénos de un año preparar una flotilla de cinco bu- i armamento, municiones, oficiales i demás elementos necesarios para jir un pié de ejército en cualquier punto de las costas chilenas a que II mismo D. José Miguel llegó con dos de estos buques a BOSOOS ti 9 de Febrero do 1^ 17, debiendo mui presto venir a reunírsele los tres nW. Su objeto, al hacer escala en aquel puerto, era, según lo expresó al * U. Juan .Martin l'ueirredon, combinar sus operaciones con las del ejer- ce aun suponía en Mendoza; pero habiendo llegado por aquellos dias la a del glorioso triunfo de Chacabnco, insistió, sin embargo, en ofrecer sus iris i los de su flota para la importante dominación del l'acífico. Aunque arnlonle recibiera con afabilidad, difirió el dar una contestación definitiva ofrecimientos. En estas circunstancias se anunció la próxima llegada a ■ Aires del Jeneral San Martin, que pocos dias después de su entrada ■ Santiago, se habia puesto en marcha para aquel destino, a fin, según ; • im'1. de ponerse do acuerdo con el Director Arjentiwo sobre las medidas i adoptarse para apresurar la expedición libertadora del Perú. El dia - él entrase a aquella ciudad, se puso eu imprevista prisión al Jeneral Jos.-.Miguel Carrera i a su hermano D. Juan José, escapando de correr >aertc D. Luis por una casualidad. Con ellos fueron también nprisionu- oJwi Maria, D. Diego i Ü. Mariano líenavente, a todos los cuales se "•si presto la orden de salir para países extranjeros. Casi al mismo tiempo 'tjaba de Mendoza a varios chilenos respetables que se consideraban afectos 'arreras, i a otros se ponian embarazos para su paso a Chile. (Mí en esto la persecución al partido Carmino. Después que San Mar- - ""-i Chile, recibió por un extraordinario de Mendoza un anuncio que ■■Mide Agosto le hacia aquel (¡obernudor, de haberse allí aprendido el _*** ■•i u D. Luis Carrera, que, bajo el supuesto nombre de Lean- arr", venia a Chile, protejido por D. Juan Felipe Cárdenas Este indi-= 54 mm bió haberse hecho muí sério i jeneral, cuündo scv* mismo en el caso de reiterar hasta por tres veces so nuncia; i aun San Martin, con su fina penetración, »- sejóa OHiggins se la admitiese, accediendo a 1<>> ,¡. del pueblo. Era una gran fortuna, como antes he nido ocasión do observarlo, que los prohombre?, arjentinos como chilenos, que dominaban la situación, hubiesen separado un solo instante de su memoria lecciones del tiempo pasado, i amoldando a ellas su docta, hubiesen pospuesto siempre toda considera- personal ante el interés de conservar la concordia, r sito que ellos miraban como el mas imprescindible el triunfo. Por sensibles que fuesen a O'Higgins semejante? Ira tiempos, cuando, como él decia, su ocupación con el último resto de enemigos del pais.no le permitía a' donar la campaña para reasumir la dirección sapnf viduo había confesado que el objeto M viaje de Carrera era trama- x- conspiracion i apoderarse del mando. Tara el efecto contaba con MI tos de influencia en Chile, un caudal de 21000 pesos i la cooperación4 nos oficiales del ejjrcito. I). Juan Jos • por tierra i D. José Miguel por-J uiüi fragata próxima a salir de Montevideo, debían venir también iiici disfrazados a reunirse con D. Luis. Con tafea antecedentes, i sin quon' timo se hubiese conseguido hallar una lista de los conjurados que se dcii se procedió en Santiago a la captura de los ciudadanos que arriba hrki pnicediaiioiilo que debió sorprender i disgustar sobremanera al f»é cuyos ojos no se traslucía el mas lijero síntoma de semejante conspiran* no dejaría de dar también cierto grado de verosimilitud a los temores dos <¡a o manifestaban algunos patriotas, deque seriamente se pensase» potiz.ir a Chile. I.o eiartO es que, por lo menos Quintana se hizo culpable de al»™ za en esta coyuntura, puesto que poco tiempo después, la Junta que le* en el mando, reconoció en un documento público i solemne la ¡nocen"1 arrestados. Lo único quede algún modo pudiera excusarle, es la cora!»*' rosa ile aquellos tiempos, i los serios temores que por lo misino M0 * ••I grande influjo ¡ espíritu conoridamenle emprendedor de los < aW*1" = 55 = )de permitir a Quintana dar el testimonio que anhe- gu desprendimiento como oficial del ejército de \niles; i «'1 efecto, en oficio datado en Concepción a de Vgosto de 1817, aceptó su renuncia, trasmitiendo facultades delegadas que hasta entonces habia ejerci- l una Junta compuesta do los ciudadanos D. Francis- l< perez, U. Luis Cruz iD. José Manuel Astorga. Debían i ejercer la dirección suprema unida e indivisiblemen- rodar entre ellos por turno la presidencia cada tres -, según el orden de sus nombramientos. " Todo )D el carácter provisorio," anadia O Higgins, "(pie viste la misma representación que ejerzo, hasta que rrojados absolutamente los enemigos de nuestro terri- no, se arregle la administración del Estado conforme la voluntad soberana de los pueblos." ■ recomendables patriotas designados se recibieron mando el 7 de Setiembre, jurando su fiel desempeño esencia de todas las corporaciones i del jeneral en San Martin, que aprovechó esta oportunidad para carel testimonio del único ministerio que cumplía al cito puesto a sus órdenes: mantener la absoluta inde- ''■miadc Chile. 0. Tomas Guido, Diputado a la sazón * Provincias Unidas del Plata cerca de este Gobierno, ,"debertambién contribuir por su parte al desvaneci- to de cualesquiera sospechas; i declamando enérji- ?ntc contra las especies diseminadas por los pertúr- bela concordia, protestó que esa misma indepen- dia la única intención del Gobierno de Buenos Ai- lH ella habia consagrado exclusivamente sus esfucr- QPresidente de la nueva Junta, con el candor i sin- M que distinguían su noble carácter, manifestó elmt fifi = acuerdo de los sentimientos de ésta con las ideas^ bahan de expresarse; i el Director cesante Quinu verificar la entrega del poder, dio muestras de la said cion republicana con que veia aceptados sus votos. El 18 de Setiembre se acercaba; i todo parecía( bin'r a que los ánimos, llenos de las mas satisfaetoJ peranzas, se preparasen a solemnizar dignaincnlej aniversario déla libertad chilena. Bajo 'os auspi^J infatigable San Martin i de los que segundaban J fuerzos, el ejército destinado a asegurar aquella, % ba ya de cerca de 8000 hombres entusiastas i en jor estado de disciplina; los cuerpos de miliciaserail Iruidos diariamente, i la Academia militar se aíanalj proporcionar cuanto antes oficiales competentes se formado como por encanto un tren brillantedeait ría ¡una salado armas de mas de 11000 fusiles. 1.a t tranza activaba sus trabajos proveyendo a todas la* jeneias con notable economía del fisco. Estos ciiiii (pie debían absorver casi exclusivamente la atenea entonces, no eran obstáculos para que se activase! tauracion del Instituto Nacional, de ese precioso pl hijo de los principios que alzaron la frente en 1811)1 cual habia dado un golpe de muerte la restaurada pañola. Habíase iniciado la formación de una Bib pública, donde la juventud se embebiese en las ideal minantes del siglo. El mismo San Martin habia sitkf de decirse, su fundador, haciendo una oblación i mil pesos al efecto (1). Estaba ya establecida una "| (1) Cuando S in Martin partió p ira i.'unnos-Aircs pocos rlias ilc-pn'- victoria rio Cliacalmco, el Cabildo de ¡Santiago le ofreció lOOW «utos de su viaje (que debía durar dos meses). Pero aquel jeir.ral, = 57 _ i de Hospicio para la corrección de los excesos del ocio niiltáneo fomento de la industria del pais; i la íilantro- (lebeneméritos ciudadanos se ejercitaba en la mejora i de niños expósitos. En medio del aparato de las a5i la minería se alentaba a reasumir con ' vigor sus Leonadas empresas; i el comercio comenzaba a surjir ¡de las trabas con que se le habia por segunda vez Llenado. Aun las esperanzas de poseer una marina jque arrebatar a la España el cetro del Pacífico, no cian léjos de realizarse, gracias a los buques que en ero creciente iban arribando a nuestros puertos. To- ; resortes que constituyen la fuerza física i moral de pueblo, se hallaban puestos en actividad. ¿Qué estra- oes que con tales prospectos el entusiasmo jeneral se fivasc a la aproximación del solemne diade la patria? dar efusiones al regocijo, San Martín i el Diputado luenos Aires dispusieron dos brillantes fiestas, cuyos les, como las vias que a ellos daban acceso, se ador- icon alusivas decoraciones. Ostentábanse allí los oíos de la libertad i de los grandiosos destinos que |sns auspicios aguardaban a la América. A un lado se naban mutuamente las imájenes de Chile i de las Pro- fas arjentinas; al otro fraternizaban los escudos i ban- I de ambas naciones bajo pabellones formados de Inajes tricolores. Decoraban estos trofeos i explicaban panificación inscripciones aparentes para hacer amar ni lustre i cxplendor de todo este reino, los destinó a la erección de piloteen Nacional, nombrando en oficio datado do .Mendoza a 17 de Mar- a los sefiores D. José Ignacio Zenteno i D. Bernardo Vera para qne. } ffíhiiiioMÉilu que por su parte elijiese el cabildo, procediesen a plan- ■ Este oficio se encuentra publicado en el muii, 6 de la Gaceta del Su 1 Gobierno de Chile. 8 ÍL= 58 = al ciudadano su dignidad i ventura couquistadas, ia gar hondamente en su corazón el espíritu de fiateiu El numeroso i lucidoeonourso,.las orquestas e iluum nes, los brindis patrióticos vlos himnos nacionalesn dos en coro, contribuían a realzar la animación de fiestas i hacer subir de punto el fervor. Nadie ouaq«- momentos habría recordado los azares que aun neo? ba correr la patria para cimentar sólidamente su i pendencia; o si tal pensamiento llegaba a abrirse pu algún espíritu apocado, allí estaban presentes, paraa' la desconfianza, los triunfadores de Cliacabuco. Aun no estaban olvidadas las alegres impresiones estos dias, cuando con la noticia de una captura mar importante, llegó a los chilenos otra que pudo \w eulrever bien inmediatos los dias en que seria p sellar con nuevos esfuerzos los triunfos adquiridos, de Octubre entró a. Val paraíso el bergantín Aguila presa de la fragata Per la armada de 40 cañones, q bia salido de Cádiz el 6- de Mayo último, como; en unión con la fragata de guerra Esmeralda dcii, buques de transporte. Venian en ellos para Arica i K00 hombres de infantería del rejimiento de Burgo;, lanceros de caballería, 200 artilleros i un cuadro instrucción para caballería. La Perla se habíase del convoi en el Cabo de Hornos, i precisada por ■ nalidades de un viaje de cinco meses, no i»éno> por la escasez de víveres que fué su consecuencia, rijirse sobre Valparaíso, el Aguila la atacó a lasim ciones de este puerto. Mas la tripulación, compUM 76 hombres, se rindió sin resistencia, i con ella tomados varios oficiales de graduación. = 59 = talos circunstancias, la necesidad mas imperio*;» nvlamnb.i la atención del Cobinrno, era la de nutrir tfMrdétós arcas del Erario. Las principales fuentes hasta allí le habían habilitado para hacer frente a reciilas exijencias de la época, eran, a mas de los ¡0ide la Aduana, los secuestros de prófugos i ultra- os, las multas i donativos voluntarios, los emprés- fnrzosos que se imponían a los mas declarados realis- ta ponlribucion mensual extraordinaria que, esta- fen tiempo de los españoles, los sucesivos apuros patria no habían permitido suprimir. Desde que nta tomó a su cargo la dirección de los negocios, ba- ldado varias medidas para regularizar en todo el o la recaudación i administración de las propieda- onfiscadas i promover la delación de las que se ha- en el caso de serlo. Ella restableció también el rodel tabaco, cuyas siembras se habían permitido icrlas condiciones al ingreso de las armas triunfado- amnentó algunas contribuciones ordinarias, i decre- descuenlo a los empleados en proporción a sus suel- con cargo de reintegro (i). Pero todos estos recur- ran insuficientes, i el mismo O'Higgins, que con yor impaciencia veia este grave contratiempo cuan- ltrataba de activar la creación de una fuerza naval laido, creyó deber excitar desde Concepción a la Jun- > pronta espedicion de un nuevo sistema de arbi- • Si en las diferentes providencias económicas de Vuse el estailo jeneral de las entradas ¡ g ustos del Tesoro Nacional ■nmt Diciembre di; 1817, que entre los documentos se insería al lin ■*• 4, i es tomado do la (íaceta Ministerial. * liizo en oficio de 22 de Noviembre 1817. Archivo del Minislerio delm GO mt ésta, que acabo de pasar en revista, no siempre n*, parecido encontrar el acierto, no puedo abstenéis tributarla los merecidos elojios con ocasión de laque pidió, correspondiendo a las excitaciones de OIU en 9 de Diciembre de este año. En ella se comp nada menos que una reforma completa del plan de Hacienda, que por desgracia se quedó sinefecto.c tantas otras sabias medidas se han quedado en Cbjj objeto déla Junta, según ella misma lo espresaba i decreto, era "libertar a los ciudadanos déla conlrib " mensual estraordinaria i de otras mas gravosas ij ** nos útiles como menos jenei ales, distribuyendo \a\ *' gas en proporción a las comodidades de cadaindivi " i que al paso que ninguno pudiese quejarse dei " vio ni quedar sin contribuir al Estado para el: " de suju^ta causa, tampoco se le despojase de suí M tal." Al efecto mandaba que todo propietario dieíe patria, una vez en principios de cada año, el unopord to del valor total del fundo rústico o urbano de sil minio. Los dueños de propiedades que reconociesen | sos a favor de particulares o corporaciones, rebaja al satisfacer las pensiones respectivas, el uno pon que ya hubiesen pagado, correspondiente al capül nocido. Para llevar a ejecución la lei, debían apreci| todos los fundos por comisiones compuestas del pw dor jeneral de cada ciudad, lugar o villa, i de dos rejj res nombrados por el respectivo Cabildo. Estos coa nados se valdrían de los alcaldes de barrio, en df de alarifes, para la prudente regulación del valor urbanos, i de hacendados vecinos e intelijentes de los rústicos. No siendo justo que las demás incluí = 6f mm $n exentas de gravamen, i como muchos ciudada- jn ser propietarios, administran caudales propios i ision en diferentes jiros de comercio, el Tribunal «salado por sí o por la comisión que tuviese a bien ar, calcularía el capital que cada comerciante de j ultramarinos o del país tuviese en jiro, a fin que buyese anualmente el uno por ciento a la patria; i as las ciudades, villas i lugares del Estado se prac- esta düijencia por medio de los respectivos Dipu- de Comercio. un se ve, en este decreto, dictado para remediar dades pasajeras, la Junta, inspiradade un sentimien- itatívo, acertó a dar el ejemplo de la verdadera ba- te que debe estribar la renta del Estado. En efecto, ría riqueza en su mismo oríjen, consista éste en un l,un censo o derecho, o un fundo, es el medio mas de arreglarse a la justicia en la distribución de los menes, puesto que ningún jénero de propiedad va- en consideración a la renta que es capaz de pro- es también consultar la bien calculada utilidad de ion, fomentando directa i eficazmente la industria abajo, e inflijiendo un justo castigo a la hulgazane- I Hasta hoi nos hemos guiado por el principio I na vez adoptado en la práctica este principio, c^saiian liien pronto m campos inmensos que ahora lamentamos ineu'tos, porque ningún w podría va decirle como en el día: "si nada produzco, nada tendré 2 = opuesto, i gravando exclusivamente la producción, hemos conseguido establecerla desproporción ma< truosa i promover el atraso, el desaliento i el fraude. Junta habia también cbocado con justicia esa er absolutade pensiones en que aun se mantienen en precisamente los que menos producen, como soa ejemplo los censualistas, i trató de someterlos a lalq mun con grande beneficio del Erario. Debidamente s:irrollado i extendido en sus aplicaciones el primi q le ella liabia partido, ninguna industria, nin-jir queza habria quedado exceptuada de contribuir, proporción mis equitativa, alas necesidades delapii administración. Acaso no se encuentre lodo el ae apetecible en los medios (pie el decreto establece pr ejecución; pero en el fondo ellos son también I* oportunos para el logro del (in a cpie se aspiraba. La lección babria venido con los reglamentos que la e riencia bubiese acreditado de necesarios. Quizá me he detenido sobFe este particular mas que la naturaleza de mi asunto permitía. Pero inducido a ello, no solo el deber del historiado:de ciar los sucesos que describe, sino también el de: hacer notar el contraste (pie ofrece la conducüI fundadores de la nación a que pertenecemos con la 4 sucesores. Aquellos, cuan lo concebían una ideag i benéfica, la ponían inmediatamente en ejecncios arredrarse por las dificultades. Mejores conocedora nosotros de la condición humana, jamas tuvieron la tensión ridicula i funesta de llegar de un golpéala lección. Tan arrojados como el guerrero (pie en los pos de batalla desafiaba los peligros para hacer 8«fl = M = olas hasta allí muertas del Pacífico un pueblo s llenase un diade movimiento i de vida, el los obra- Mi la convicción de que era preciso apresurarse a i el hacha por todos lados al sistema vicioso i de- naque nos habia tenido acostumbrados la Metró- \t*otros, que nos preciamos de mas ilustrados, i vorecidos por una larga paz, contamos con dobles oíos que ellos, no hemos reportado otro fruto de lnstracion i esos recursos, que el de detenernos a la de la carrera. Circunspectos en demasía, no da- n paso adelante, sin extender la vista a todos los del camino, i el mas lijero obstáculo nos intimida retroceder. ¿Qué es lo que conservamos pues de la a de nuestros padres? ¿Podemos acaso recordar sus los, pasar siquiera en revista sus ideas, sin llenar- abatimiento i humillación al contemplar ese espa- mensoque de ellos parece dividirnos?' o aun elojiar otros notables decretos del Gobiei no ul'I tiempo. Tales son los expedidos pará fomentar raccion de los- producios de la agricultura, decla- libre de derechos la de los cebos, i rebajando al edio por ciento la de las harinas. Tal es también el firmado por O'Higgins en Concepción a la de Se- ré de este año i publicado por la Junta en Santiago e Noviembre siguiente, decretando la abolición de lítalo, dignidad o nobleza hereditaria, que varios in- uos afectaban todavía, con desprecio de los princi- riunfantes. Todos los emblemas i escudos de estas 'as de feudalidad debían suprimirse: todos los cili- os ser iguales, sin reconocerse mas honores ni •Sacias que los concedidos por los Gobiernos de6Í = América. Así era como se trataba de rejenerar |as |K>r el sentimiento de la verdadera nobleza i virtud blicanas, substrayéndolas al yugo de la preocupaci», servilismo. Pero la providencia mas importante i trascenden cuantas dictó la Junta por estos dias, fué la de i3^ viembre, en que procuró ya dar una solución delint la cuestión de la declaración solemne de nuestra in deneia. Desde los dias que inmediatamente subsiir al triunfo de Chacabuco, habia empezado a clama los periódicos por la pronta realización de este paso, realidad, no se encontraba qué obstáculos pudiesen darlo, desde que solo se trataba de sancionar oficial lo que estaba de hecho establecido. Lo único en que recia trepidarse, era sobre la forma de esa decía porque, en efecto, por mas que fuese demasiado & da la voluntad de la nación, convenia sin duda, q acto que iba a fijar irrevocablemente su suerte, a se ante el mundo revestido de todas las formalidades pias para hacerlo creer, no una expresión aisla' querer de los gobernantes, sino la emisión mas es nca e indubitable del deseo de la gran mayoría del"' leños. En la imposibilidad, pues, de convocar por ees un Congreso de Diputados piovistosde los pica deres de los pueblos, (1) se recurrió al arbitrio de (1 ) Jamas podid aprobar las criticas que talvez se han heclionO por no haber efectuado desde luego esa convocación, sea para el «* se tratn, se» para acordar la forma definitiva en qne debia corubiW* narse la Nación. ¿Eru acaso tiempo oportuno para entrar en talos A aquel en que todavia ardia la guerra en una parte de nuestro tcrru1"1" r.Lndone por momentos una invasión que la hiciese mas jenenil? sido el colmo do la imprudencia promover en semejantes circunsuu l;! ----- GH = los directamente. Mandóse abrir en todos los Guár- dela capital un libro que estaría a ejrgo de losins - sj alcaldes de barrio respectivos, en que deberían todos los ciudadanos que opinasen por la pronta ion de la Independencia, i otro en que suscribi- os que fuesen de contrario parecer. Estos rejislros necerian abiertos por el espacio de 1 í» dias, a cuya c¡on serian trasmitidos al Gobierno con la certifica- e los comisionados de contenerse en ellos la libre ad de los suscriptores. En todas las demás dúda- la comprensión del Estado debia observarse el mis- uivalente método para explorar la opinión de sus ates, circulándose a este íin por el Ministerio del r, i publicándose con la solemnidad debida las ór- conespondientes. (1) En el lugar oportuno se dará del resultado que produjo esta medida, délos motivos que mas hacían desear esa inmedia- aracion, era, según aparece por el decreto mismo acabo de dar cuenta, el de atraerse la considera- las naciones extranjeras, i aun la esperanza de su protección para el triunfo de nuestra causa, reparar el terreno al logro de tan importantes ob- inaiiin jénero de esfuerzos se habia omitido hasta cilidades al comercio de los buques que arribaban ros puertos, consideraciones i agasajos insinúan- Comandantes de las naves de guerra, hasta el ex- c diríjirles frecuentes invitaciones por conducto "'¡«ion de los ánimos con cuestiones políticas? Lo que entonces enn- 'todo era un gobierno fuerte I vigoroso que no tuviese otras ■teajeio- ll-aniquilar al enemigo. •! liu ul dócilmente aún. 5.= GG = del Gobernador do Valparaíso, a fin de que se dcien sen a pasar a Santiago para experimentar persona^ la benevolencia de la administración (1); artículo;( periódicos en que se bacía resaltar el contraste d conducta amistosa i cordial con la que al mismo | usaban respecto de los extranjeros los dominad^ Talcabuano; (2) todos estos resortes se habian m juego con oportunidad i constancia. Ultimamente, J dicacion de la Junta, O'lliggins nombró en 24 de U bre de este año a D. Antonio José de Irizarri cornil do del Gobierno de Chile cerca del de S. M. Bn con el objeto de que hiciese ver a éste, i a la naciotl glesa por medio de los periódicos, las ventajasacion d¿ una lejion de mérito=Pei¡ueños encuen- ■.Tentativas de los españoles para recobrar la pla- .\ratico=Son balidos i desliedlos por Freiré —Co- is, en la isla de la Laja=Priincra aparición del U P¡nclieira=Divcrsos planes para espurjnar a Tal- iw—Asáltase esta plaza i el ejército patrio se ve precisión de retirarse. otras en Santiago sucedía lo que se ha referido en lílulo anterior, O'lliggins, aguardando siempre en >c¡on el retorno del buen tiempo para volver a pau- las operaciones militares, hahia aumentado sus s. así con los reclutamientos (pie en la misma pro- Iliiciera, como con algunos auxilios que se le envia- ra capital. Descoso tamhicn de proporcionar estí- Ia' verdadero mérito de toda especie, i en parti- iqae era mas necesario en aquella época, a la voz Retalia la abolición do los lítalos de nobl«= OS = reditaria, instalaba con augusta pompa la lojiou dt> to de Chile. De ella fueron desde luego nombrad,*, les los distinguidos jefes ü. Juan Gregorio de Las D. Diego Paroiesicn, D. Pedro Conde, 1). Henrriqi tinez, D. Antonio Arcos. D. Cirilo Coi-rea, i D. llamoa rrero, Dióse también cabida con el mismo rango por nimidad de sufrajios de estos vocales, al Teniente C D. Ramón Freiré i al Comandante del 4o. escuadrt granaderos a caballo, D. Manuel Escalada, enat a sus relevantes prendas i señalados servicios. Tomando ahora el hilo de los sucesos de la guer lo encontramos en los primeros dias de Setiembre nos combates no de grande importancia por sus re dos; pero sí por cuanto contribuían a exaltar el ent mo i la opinión de su propia superioridad que cf el soldado patriota, siempre vencedor en estos pe encuentros. Ellos tenían lugar con las partidas a las de caballería que con frecuencia salían de Tal no, ora en busca de víveres, ora a hacer la deseu alejándose a veces hasta mas de una legua de su; cheramientos. Dos de estas partidas fueron sorpre el 10 del insinuado Setiembre bajo los mismos fu la plaza, por el Teniente coronel Freiré, con algún naderoj a caballo bajo las órdenes de su Comanda calada. La niebla que jeneralmente se levanta al cer on aquel clima, favoreció la operación, que éxito completo. Los realistas sufrieron la p^wlw hombres perfectamente montados i equipados; tanto mas sensible para ellos, cuanto que con £ esmero procuraban conservar su oscasa caballón* puesta de soldados escojidos i de toda su confia - 09 = tia el servicio de avanzadas e impedía la deserción á tropas. Los patriotas, a mas de dejar muertos en el a la mayor parte de sus contrarios, les hicieron 20 prisioneros, entre ellos a su mismo capitán he- fin que el activo cañoneo conque los liabia hostigá- banlo la plaza, hubiese logrado causarles el menor i Juñez no podía conformarse con la pérdida de Arau- uva posesión era para él de tanto mayor importan- cuanto mas preciosos eran los recursos que po- iroporcionarle en la grave escasez de víveres que su- Impaciente puos por recobrarla, i resuelto a no per- rpara ello ningún jénero de sacrificios, destacó so- la playa de Tubul, a tres leguas de la indicada pla- una partida de tropa que, para acometerla, debía se a los indios costinos i a los prófugos de la guar- n realista que antes habia tenido. La fragata Mole- (/, que condujo esa partida, debia mantenerse pronta .lenerla en las inmediaciones de la isla de Santa Ma- íiunteriza a la ensenada de Arauco. andaba a la sazón en esta fortaleza el Capitán D. slin López, quien con la tropa montada que tenia, ¡rolas primeras tentativas del enemigo para apo:le- 'delos caballos que pacían a sus inmediaciones. El chazó hasta las orillas del Tubul, i se batió allí con j 12 de Setiembre. El éxito de esta escaramuza fué rabie para López, que en una falsa retirada consi- í. con la pérdida de 1 I de los suyos, matar a 3(5 ad- arios, entre ellos al célebre i revoltoso indio Malil. "i españoles no se desalentaron por este contras- antes bien, redoblando sus esfuerzos para engro-= 70 = sar sus íilas, volvieron sobre la plaza el 17,|p| mo mes. Penetrando en su recinto por el cerro ,|. locólo, incendiaron fácilmente hasta 42 de las p¡ casas del pueblo. La guarnición se retiró a sus cheras, desde las cuales entabló una valerosa resf cia. Los realistas, desesperando de poder lomarlas, impedidos de acercarse a ellas por el vivo fuego del ñon, emprendieron su retirada dejando 24 muertos el campo i arrastrando consigo un considerable nr de heridos. La guarnición, escasa de municiones, nn do perseguirlos. Pero a este mismo tiempo licuaba las riberas del Carampanguc el Sarjento mayor D. Rr Boedo, a quien O'Higgins, presumiendo acpiel ataque, bia despachado en socorro de López con un corto dr carnento. Pasado sin oposición el rio, i cargado a andar por unos 300 hombres armados de fusil i I, Boedo los rechazó, verificando inmediatamente su en da en la plaza* Siguiendo sus huellas, iba también en auxilio misma el Teniente Coronel Freiré, quien a su arri Oarampangue, el 24 de Setiembre, la encontró sil por 300 indios de lanza, que intentaron defenderle el so. Pero Freiré los puso en dispersión i obligó a reti sea los montes desde los primeros cañonazos que les viai a. A poco de estar en Arauco, recibió orden de0 ggins, para atacar sin dilación ni descanso al ene hasta concluirle donde quiera que le encontrase. En cu plimiento Freiré salió en su busca; i el 27, a las 3d mañana, le alcanzó en las alturas de la parle norte Tubul. Sorprendidas sus avanzadas, no tardó en m zar completamente a los numerosos indios i 130 fus* tm 71 = onponian su fuerza. Tomóles algún armamento con czade montaña, i las cimas de los cerro? quedaron rías de sus cadáveres, sin mas pérdida de los pa- L qUC 2 muertos i 10 heridos. favor de la interrupción producida por las continua- lutias, algunas cortas partidas de españoles refujia- n el territorio de los Araucanos, uniéndose a éstos, zaron a infestar con hostiles correrías la isla de la i aun lograron ocupar algunos de los fuertes que ardan la alta frontera. El Comandante Jeneral de Coronel D. Andrés del Alcázar, dió el encargo de cuidos a algunos pequeños destacamentos que, la o del Teniente Coronel D. Pedro Ramón Arriagad a ^Capitanes D. Agustin López i D. José María Cruz, mpeñaron cumplidamente su comisión. Desalojar a nemigos de la plaza de los Anjelcs, hacerlos fugar sivamentc ácia las de San Carlos i Santa Bárbara, conarlos en Coinco, destrozarlos en número de mas 0 i apesar de la mas obstinada resistencia, en el ■ denominado Rapa; últimamente, lanzarlos del otro del Biobio con pérdida de un buen número de muer- fuépara estos bravos oficiales obra de los tres dias corrieron del 21 al 23 de Octubre. Los pocos que sal- nsolo fué al abrigo de los montes; la frontera quedó ramente despejada, i en poder de los patriotas todo el de vacas i caballos que aun no habían ellos logrado ladardéla otra parte del Biobio. oreste tiempo vemos también aparecer por la prime- en en la escena al famoso bandido Pincheira, que tan i* males hizo llorar después a las provincias del Sur los esfuerzos costó para su completa destrucción.ilLL// ir ill = 72 sm Presentóse en el partido de Chillan acaudillando una da de mas de 300 hombres, que fué destruida el Octubre por D. José Antonio Formandois. Pero estos no eran siempre sino sucesos parciales,,, tretanto O'Higgins tenia aun delante de sí al obs¡i¡ Ordoñez, sosteniéndose en su pequeña punta de |g despecho de lodos los peligros i privaciones, con» alentase en su resolución un vivo presentimiento ae ella habia de valer al Rei la reconquista de Chile, j logos temores inducían al Supremo Director a em cuanto antes los mayores esfuerzos para desalojarle, esta mira, desde mediados de Noviembre movió su ci po de Concepción i fué a colocarlo en frente de M plaza, bajo sus propios tiros, en las posiciones ilei nadas Altos de los Perales. Ordoñez, por su parte, cerrado de un extremo al otro con una línea no inlerr pida de baterías que completaban el número de 70 pi de todos calibres, la lengua de tierra que une ala nenie la península que ocupaba. Hallábase incorporal esta sazón al ejército patrio ü. Miguel Brayer, famoso ncral de Napoleón que, habiendo dejado la Europa pue-¡ de los sucesos que eclipsaron la gloria de ai grande hombre i aherrojaron su ambición en la rocal Santa Helena, habia pasado a la América a emplear) espada en la defensa de la bella causa que en ella se batía. Sus servicios fueron aceptados en Chile con el tusiasmo que su nombre i categoría reclamaban; iei carácter de Jefe del Estado mayor que se le habia con rido, le tocó fijar la posición de nuestra línea delanlc Talcahuano. Noviembre concluyo sin que S3 huh »la retirada de los realistas en su escuadra, rom- aventurado ningún combate importante, sinosoloaci > * la fragata Venaanza i del bcrganlin Potrillo, *m 73 = i guerrillas que tenían lugar casi todas las noches los fosos, i en las cuales los guerreros de la patria ezaban un arrojo i serenidad a toda prueba. iro por fin el mes de Diciembre, i O'Higgins se dis- adar un asalto jeneral a la plaza desde sus prime- as. Su primera determinación fué emprenderlo por ríe del Sur o de la bahía de San Vicente; i de este reran también algunos de los mas ilustres jefes ejército, quienes representaban las ventajas que an por ese lado, así la menor concentración de las ¡is contrarias, como la planicie del terreno i malc- ie lo cubrían, presentando un resguardo a los asal- contra los fuegos de aquellas. Una vez rota por linca de defensa, no era difícil apoderarse del cerro Centinela, colocado a la parte interior de ella; cuyos so huh'eran convertido entonces contra Talcahua- odiiciondo la evacuación de todas las demás posi- enemígas i la de la misma plaza por último resul- Conlra este acertado dictámen prevaleció sinem- eldel Jefe del Estado mayor, que sostenia que ol debía dirijirse con la masa de las fuerzas sobre el o extremo del Norte, precisamente el mas fortifi- lela línea i el que ofrecia obstáculos mas insupera- como que era preciso subir para el asalto sobre una ocia cuyos lados estaban cortados a pico, a seme- je enormes murallas, sobre los fosos. Entre sus rosos inconvenientes, este plan presentaba la ven- e que, una vez tomado el puesto, sus fuegos n dirijirse sobre la bahía de Talcahuano, impi-= 74 = que se habían mantenido hasta entonces en aquella rajes, auxiliando las operaciones del ejército de i prontos a recojerlo en cualquier suceso desgraciado. Era ciertamente una poderosa tentación la idea de derarse de estos buques en circunstancias que su habría sido de tanta utilidad para Chile. Con el jM de sorprenderlos, se habían muí de antemano encar a Valparaíso unos veinte marineros ingleses, cono quería tripular algunas balsas i botes; pero el persp vijilante Ordoñez había frustrado el proyecto, envía bordo una fuerte guarnición. La esperanza, pues.de brillante suceso fué sin duda lo que, mas bien que los sejos del experimentado Jeneral francés, deslum' O'Higgins hasta decidirle por el plan de Brayer con propia convicción i la de sus principales jefes. Por gracia, no pudo presumir los obstáculos invencibles que iba a estrellarse el denuedo i bizarría de sust El viento Norte, que empezó a reinar en los pr¡ dias de Diciembre, parecía venir en auxilio del pro; pues en realidad él imposibilitaba, por la disposicio puerto, la fuga de la escuadra española. A fin de do perdiciar tan feliz proporción, el día 6 quedó señala ra el asalto, que debia verificarse en esta forma: 1 división de infantería, al mando del Coronel D. Juan gorio de Las-Heras, compuesta de los batallones nú 3 i 41, cuatro compañías de cazadores e igual núm granaderos, fué destinada al ataque de la derecha lado del Morro. La 2.* formada de los batallones i ros 1 i 7 i nacionales, a las órdenes del Comandan Pedro Conde, a obrar por la izquierda o lado de. cenie. La 3.a división, de la caballería, compuesta escuadrón de granaderos i del de cazadores de la la del Jeneral, a cargo del Coronel O. Ramón Freiré, entrara la población por el rastrillo, luego que fue- anqueado por la división de Heras, i dii ijirse sobre la alinde impedir el embarque délos realistas. Cinco a;, bajo la dirección de ü. Ignacio Munning, esta- ncaríiadas de apoderarse de la cañonera i lanchones enian los españoles en San Vicente, las dos, pues, de la mañana del referido dia 6, hu- e ponerse en marcha todo el ejército ontra la línea igi. Por desgracia, esta operación no pudo efectuar- o tres cuartos de hora después, retardándose por luiente lasque debían ejecutarse al abrigo de la os- ad. Sincmbargo, Heras rompe la maicha ácia la ion que so le ha encargado de tomar, defendida por guarnición de 2I0 hombres. Llega al pié del Morro, detenerse salva el foso con sus bravos. Delante seles ota la muralla perpendicular del cerro de 7 varas lo: las bayonetas les sirven de estacas para escalar- trepan con intrepidez sin igual, despreciando las que desde arriba Ies arrojan i los aceros que a su so los aguardan. Salvan o aportillan la fuerte esta- que corona la parte superior, i penetrando en el re- , comienzan un combate encarnizado i sangriento, resiste empero a la violencia de los libres: dos ba- tían caido ya en su poder. La guarnición perece ca- aal filode sus bayonetas o en las olas del mar a que desesperación se lanzan desde las alturas. Muí ra- n los que se salvan i el terror comienza ya a derra- ' por todas las filas enemigas, "que la atención de Ordoñez habia sido llamada ácia= 7C = olro lado del recinto, mui pronto conoció este vijilam, fe la intención de los adversarios de redoblar sus esl zos por el lado del Morro; i acudiendo inniedialameni aquel punto, pudo restablecer con su presencia alguna renidad en sus soldados. Aun faltaba a los valientes acababan de apoderarse de las dos baterías de esle ta ganar una tercera que de ellas estaba separaba ra honda cortadura. Los defensores que allí acababan der fujiarse, habian retirado el puente de tablas que únic mente las comunicaba. Al tropezar con esto obstáculo, asaltantes arrojan a la zanja los atados de fajina deqi previéndolo, se había provisto cada uno; pero eran i masiado insuficientes para colmarla, i los ven perde en su profundidad. Seguros por este medio en su posici. los realistas les envían un fuego mortífero que se aumeo sin cesar. En vano la división del Comandante Conde a ca al mismo tiempo vigorosamente por la izquierda, u doñez, cerciorado del verdadero designio do los patrióla hacia acudir el grueso de sus fuerzas ácia e\ Morro.) habiéndose aun logrado abrir el rastrillo, Freiré sema tenia en frente de él con su caballería, esperando el m mentó de cumplir su encargo i prestar sus auxilios a infantería. La división de lleras, sin querer desistir de empeño, seguía sufriendo el terrible cañoneo que coot ella dirijian todas las baterías de este lado, aun la?* tuadas sobre el cerro del Cura, i el que contestabaviv mente con su fusilería. Desengañada con todo de lainu tilidad de sus esfuerzos, trata una parte de ella de by la quebrada del lado del mar que mira a la poblano Lo ejecutan i adelantan algunos pasos; pero los deiie mui luego una enorme estacada con que los español = 77 = •errado el estrecho sendero que media entre el cerro , o!;'s- AQ11' vicncn a sorprenderlos i aniquilarlos a •salva los fuegos de la fragata Venganza i de las lan- .enemigas. En medio de estos conflictos amanece, i UM> contrarios, ya mas certeros, hacen espantoso el ■tbiao sido ya heridos gravemente, entre otros varios ■les, los bizarros sarjentos mayores Correa i Beau- t ¡ muertos el Capitán de cazadores Videla i el digno «andante Boedo. Luego que lleras, después de tres ¿lilesarremetidas a la cortadura, reconoció la imposi- liilad de seguir adelantando, remitió uno tras otro dos rt s pidiendo órdenes; mas como no las recibiese, por- desgraciadainente no debieron llegar al jeneral en jefe, o ordenó bajo su propia responsabilidad la retirada, rio vio ya heridos o muertos los dos tercios de su jen- . Ella se hizo con el mayor orden i serenidad después tres horas del mas ols'.inado combate, dejando cía- noslos cañones enemigos. Viendo 0"H¡ggins que la suerte se habia mostrado tan juivn con el denuedo de los suyos, i temiendo por otra n<' llegasen a faltarle las municiones, de que se había úo un excesivo consumo, tuvo por conveniente no aistirenel asalto. Hizo pues volver el ejército a ocupar «posiciones: loque se efectuó sin que el enemigo dic un paso para molestarle. Su pérdida había sido poco- NS considerable que la de los nuestros, (I) aunque Wstió la mayor parle en heridos. '! '-I i'j'rcitu patriota sufriá una baja de C50 hombres entre muertos i ■ A mus de los ya nombrados, so contaron entre los primeros el Capitán. '"'11 , Lufa FloMBj que pereció inmediato al jeneral, '= 78 = En los diasque subsiguieron hasta principios de de 1818, el ejército patrio limitó a un rigoroso ased» hostilidades, porque asi lo exijieron los aconteeinr que en el capítulo siguiente se van a describir. CAPITULO 6 .° Anuncio de una nueva expedición española=Enu moque se despliega a esta inlicta—Medidas de defv planes de San Martin=Heconcenlración del Gohiem legado=Arribo de la expedición de Osorio a Talcé =Retirad a O'Higgins sobre Talca i emigración tic k hitantes de Concepcion= Refutación de Torrente. El dia 8 de Diciembre dieron fondo en Valparai fragata española Minerva, que habia sido apre: no lijo» el alférez D. Juan de la Cruz Molina. En el Morro murió ta» teniente I. ° de granaderos D. Leandro García. Fueron heridos pat allí mismo el Capitán D. Feliz Villota: loa tenientes D. Ra non Allí Manuel I.aprida, I). Francisco Borcosque, ?>. Ramón Listai, D. Beni loa subtenientes O. José Antonio Alemparte i D. Dionisio Villarreal: M el Sarjento mayor D. Ramón Guerrero, Capitán Di Judas G'ontrera;. tes D. Manuel Castro i D. Daniel Casson; subtenientes D. Vicente Di Santiago Flores i D. Domingo Correa. Bl enemigo perdió también* de graduación i varios oficiales subalternos. Por San Vicente nuestras lanchas se apoderaron du un lancho» enen montaba un canon de a 1P, i pasaron a cuchillo cerca de -10 hombre*, a fugar a los cerros la guam'n-ion de dos baterías. Pero el hinclion f"< nado después por falta de brazos para remolcarlo, hallándose han* parte de nuestra tripulación.—Parte do O'Higgins. = 79 = e| $4 de Noviembre anterior por la lancha corsa- ] mismo Valparaíso Nuestra Señora de Mercedes, i rírantin Santa Mario de Jesús, procedente del Callao, ■nsu viaje a puertos intermedios fué lomado por la r¿ fragata apresada. Por la tripulación de ambos ba- te sapo que se hallaba próxima a zarpar del Callao las costas de Chile, a las órdenes del Brigadier D. ;¡ino Osorio, una expedición compuesta de mas de tres hombres pertenecientes a los diversos cuerpos que la ¿poli tenia desparramados por el Continente. Esta ia se difundió con la celeridad del rayo, poniendo a luz los sentimientos dé que la nación se hallaba ani- , l'n escaso número de desafectos a la causa de la pendencia, pareció lisonjearse secretamente con ella, la gran mayoría de los chile nos desplegó un entu- oi un ardor que forman quiza los mas gloriosos tim- dc que ellos pueden lisonjearse. Era fácil conocer agrande actividad con que guerreros i ciudadanos miaban las providencias del Gobierno, cuan fatiga- *s habia tenido una larga i angustiosa espectativa, i lo era el jeneral regocijo con que al fin veian acer- el momento de recojer el fruto de tantos sacrificios, ndocon otra gran victoria la ilustre empresa princi- en Chacabuco. la verdad, todos los auspicios parecían prometer esc lado, gracias a la previsión de los grandes caudillos enes estaban confiados entonces nuestros destinos, den i la abundancia reinaban en las filas i en los es- nmientos militares. El ejército ascendía ya a unos soldados en la ostensión de la República, sin entrar enta las disciplinadas milicias que, provis-tas de to-= 80 aS e¡ablc en caballerías o dinero para su compra. (1) ¡nlras esto sucedía en Chile, surcaba el jeneral Oso- s mares en dirección acia sus costas, bien ajeno de m¡r lal disposición de los ánimos en el país que cua- osantes había sido el teatro de sus triunfos. Segu- ía del éxito de su expedición; i a la verdad no es ¡o dejar de disculpar su engaño, si se recuerda el que n tenido las anteriores. Ellas, consistiendo mas bien droso bases de cuerpos que en ejércitos formales, ian completado en pocos dias en nuestro propio te- io. Todos los recursos habian abundado a su derre- salídolas, por decirlo asi, al encuentro. ¿Cómo no pues de lisonjearse Osorio de antemano, ahora que con toda la protección del Virrei Pezuela, que ba de hacerle su yerno, i le habia puesto al frente ejército organizado i numeroso? Pero él debía re- no desengaño tanto mas triste cuanto ménos espe- uandoa su arriboa las playas chilenas hallase ya cam- tolalmentc la escena, i a sus adversarios en pose- e cuantas ventajas él pudiera prometerse de la po- cooperacion de los pueblos. Dotado de penetración apreciar las circunstancias, le vamos pronto a ver Coosideruule fué el acopio de caballos que se hizo para esta catnpann, 1 M;ir:in, justo apreciador de la superioridad de nuestros cuerpos de «lire los del enemigo, tomó el mayor interés en tenerlos provistos apuestes que en cualquier caso pudiesen necesitar.= st - desde sos primaros pasos incierto i vacilanto, poiqUP¡ se disimula cuan difícil es volver a colocar sobre lij viz de una nación el yugo que se le ha hecho abnrr Mas aun no desencantado de sus bellas ilu$, arribó con su expedición a Talcahuano a mediaiü Enero de 1818. Formábase osla de 3407 hombre-jf tribuidos en tres batallones de infantería, denomii Burgos, el del Infante i Voluntarios de Arequipa, cuadrones de caballería i 12 piezas de artillería. Ra esta fuerza a la que Ordoñez conservaba en aquel pa compuesta del batallón Concepción, Dragones déla tera i escua lron Chillan, realizó un total de SOOfl bres hábiles para emprender la campaña. El Supremo director O'Higgins, prevenido cont de esta llegada i de los planes de San Martin, sel lia visto, todo lo había preparado para verificar I ros su retirada sobre Talca. Levantó su campo deejf te de Talcahuano el 5 del citado Enero i se replesoj Concepción. Inmediatamente hizo incendiar todas! tificaciones que se habían trabajado en este último! i cuanto pudiera ser útil al enemigo. Al mismo I exhortó a los habitantes a que emigrasen ácia Sanij lo que ellos ejecutaron sin necesidad de coacción.; liados i protejidos por el mismo ejército en su relil sin que se viesen los ejemplos de ferocidad i barhari el escritor Torrente falsamente imputa o nucstro.;| rreros haber cometido con esos desgraciados. Doloroso fué sin duda que para privar al enennj los recursos que podia ofrecerle aquella provincia, lílica de la guerra hubiese hecho necesario que su;i (adores se sometiesen al sacrificio de abandonar^ = 83 = i de emprender un largo i penoso camino. Pero n(.S(lebian cargar con toda la culpa de estos males lias devastaciones que fué también preciso ejecutar, los que venian a sembrar de nuevo la muerte i la Uon para someter un territorio resuelto ya a ser li- fjffo era de una verdadera utilidad para los misinos a consecuencia de estos actos padecían, el que Imedio de ellos se procurase la mas pronta termina- de la guerra? ¿Tiene derecho por este motivo para ordarse en improperios contra los sostenedores de Jtra causa, el escritor de un partido que numeró en- ; suyos a Marcó, elasoladorde los campos del Sur, Ido se presumía próximo a franquear la Cordillera lércilo libertador? apoyo de esta vindicación provocada por las ca- riosas exajeraciones de Torrente, añadiré que, no prestó nuestro ejército a los emigrantes cuantos au- pendicron de él para hacerles llevaderos su.? tra- Is, sino que también el Gobierno Supremo, con la mas lrnal solicitud, dictó providencias i excitó la conmise- ro i simpatía del vecindario de Santiago i de t odos pueblos del tránsito, para el alivio i consuelo del in- pniodesus hermanos (1). pro en lo que mas se descubre la mala fé del escritor |ien impugno, es en la pretensión ridicula con que |la como una de las causas que inspiraron a los pa- las las devastaciones i crueles tratamientos que les en cara, el deseo de castigar la fidelidad i adhesión 4 mas de las proclamas que se circularon con este olijeto, lie li.ill.id» J archivo del Ministerio del Interior la circular a los GMenndotM de los p del Sur, que se inserta al fin bajo el núm. 7.= 86 = a la madre patria de aquella provincia; como si la, gracion no se hubiese compuesto en gran parte de personas mas adictas a la causa do la independencia. El ejército de ü'Higgins, después do haber oído al ti* po que efectuaba el paso del Itata, los saludos de baterías de Talcahuano al convoi español que onir en el puerto, continuó su retirada hasta Talca, tm con alguna lentitud por el pesado tren i gran canil, de bagajes queconducia. En esta ciudad se mantúvose tonado hasta Marza siguiente; i como hasta esa t; con corta diferencia, el mismo ejército enemigo no principio a sus operaciones, aprovecharé este interv de reposo, en que ambas parles contendientes se pre; rahan a empezar con redoblado brío la lucha, parar rir importantes sucesos que en ese propio cepacio ta ron lugar en Santiago i demás pueblos del Estado. CAPITULO 7.° i tiidutl >¡emne declaración de la Independencia en Santiago i üs pueblos del Eslado=^El ejército dé Osorio sale de cepcioni avanza Imsta Chillan=0'Higgins deja a Tal- \se repliega sobre San Fernando, donde se le reúne el dio de las Tablas^=ínconvenientes con que Osorio tro- ba i contraste entre su carácter i el de Ordoñez—Su i/o pasa el Maule=El nuestro avanza a su encuentro cimientos de ambos =*Freire pasa el Lontué i sostic- (¡ataque de un número mui superior de los enemigos — (spafwles se retiran sobre Talca i San Martin se afa- pr ganarles la delantéra=-Encuentro en Lircai de am- (éallcrías. p medidas adoptadas para consultar la voluntad de la ion acerca de la declaración inmediata de nuestra In- cidencia, habian surtido el mas completo efecto. El nuuciaiuiento fué tan unánime como se esperaba, i un= 88 = inmenso número de firma* cubrió bien pronto en i« partes los rejistros. En el pueblo de Andacollo ocurrí particularidad de que las mujeres mismas quisieron dar testimonio mas relevante de su patriotismo, firman como lo hicieron, a la par con los hombres. (1) Afianz en tan jeneral pronunciamiento, O'Higgins expidió con cha \ .° de Enero de 1818 en Concepción, esa acia siempre memorable en los fastos chilenos, que todo*l Ministros suscribieron después en Santiago. En su ct secuencia determinóse celebrar el aniversario del dia q nos habia restituido la libertad, con la solemne jura nuestra emancipación. Desde el toque de diana se formaron el 12 de Fcbr en la plaza mayor todas las tropas cívicas i veteranas q guarnecían la capital. La aparición del Sol sobre la dillera fué saludada por la enarbolacion de la bandera cional, nna salva triple en la fortaleza i repiques jenc les de campanas. Ruidosas aclamaciones del pueblo i las tropas precedieron a los himnos de los alumnos del escuelas. A las 9 de la «mañana el Supremo Director" legado salió de su palacio precedido de todos los funci narios públicos, plana mayor de oficiales, tribunal" corporaciones, i colocado entre el Diputado del Gobie Arjentino, que llevaba en sus manos el pabellón chileno el Presidente de la Municipalidad, queconducia el de Bu nos Aires. Solemnizaban también la marcha las Común dades relijiosas. Dirijiósc la ordenada comitiva al m tablado que se habia dispuesto en la plaza mayor. 0 pados en él los asientos respectivos, el Fiscal arengo (1) Pueden verse estos rejistrog archivado* en el Mniistcno del m 89 = 0 sobre el objeto de la ceremonia. En seguida el pri- Ulinistro de Estado leyó el Acta de la Independencia; 1 conclusión, el Presidente del Cabildo, batiendo el nacional por los cuatro ángulos del tablado, «untó al pueblo: " Juráis a Dios i prometéis a la Pa- ria con la garantía de vuestras fortunas, honor i vidas joskiner la presente declaración de Independencia ab- ¿oluia del Estado Chileno de Fernando 7.", sus suceso- res i cualquiera otra dominación extraña? " El clamor un concurso innumorablo, solemne como el acto que alebraba, contestó a la interpelación, i una triple ¿carga de artillería selló su juramento. Arrojáronse al -pió tiempo medallas alusivas a la ceremonia. El Di- Mi ¡os Ministros, postrándose ante el altar Míe se olé- ala sobre el tablado, se ligan con la misma promesa. Tielos el Venerable i patriota Gobernador del Obispado; el Ministro de Gobierno recibe, en la forma que se habia \lio al pueblo, un juramento simultáneo a todas las paciones. Concluido este acto, desciende del tabladu comitiva; i entre músicas i vitoreos se dirijo por la ca- lfe .Ultimada a la plazuela de San Francisco, donde se dispuesto otro tablado. El acompañamiento se detiene ^inmediaciones, i subiendo a él el Presidente del Ca- ldo en medio de dos Rejidores, torna a juramentar al ello del modo ya descrito. Regresa luego la pompa por talle denominada del Estado hasta el palacio directo- P. de donde es despedida. •on igual aparato se repitió al dia siguiente la ceremo- * la jura en la plazuela de la Merced i en la de la ^Tsidud, de donde vino el acompañamiento a asistir al 12= 90 = magnífico tí Detírk con (jue terminó la función (fofata sia Catedral. Kn los días sucesivos continuaron las misas solemne* acción de gracias, las fiestas c iluminaciones i los rWn. artificiales, que prolongaron durante seis noches el emu siasnio i el regocijo del pueblo. No es posible trasladarse con la montea éstd&'ádgft tos dias, sin sentir llena el alma de las mas dulces emo- ciones. El largo curso de los años conducirá sin dédi nación chilena a un alto grado de esplendor i poderío: fu- las mas brillantes solemnizarán talvez en lo futuro m vos triunfos del valor i bizarría de sus hijos; pero esdiri- so que vuelvan a brillar en nuestro horizonte aconte míenlos mas importantes que los que dejo descritos. Aiy lias fiestas de sencillo' aparato republicano que entone: se celebraban, ninguna afinidad lenian con las del tiero déla dominación española. En éstas hacíase tÓaVéoÉÜ tir, como un escritor de aquella época observaba, en lujo de los jinetes i arreos de los caballos, sin que» grande pensamiento viniese a ennoWecer el acto i e\la! stfir el corazón. Aquella era la pompa material i Cúgrie sa con que alguna vez en d año el amo permitía »»■ vo engalanar los harapos de su esclavitud'. Ahora que «I ferencia! Esa misma sencillez de la nueva celebraciónff lo que precisamente realzaba su sublimidad, consistió»! ésta toda en el objeto que se significaba: Era eaa esj* de respeto relijioso que infunde la heroicidad de un pu blo que, seguro de sus altos destinos, osa desaliar dee modo al enemigo que tiene a sus puertas: era ese coinp1 metimiento irrevocable de morir o ser libre que se - = 91 = ijegfftj&s* cuando se escucha a p.)ca distancia el ama- j(, |l)S castigos que prepara la opresión! (;„n igual enlusnsmo i análogas ceremonias fué proe l.i- „|ci ¡a Independencia el mismo dia 12 de febrero en lp- v;(os domas pueblos del Estado. Creciendo sin cesar en estos dias el ardor universal, los médanos de todas las clases i condiciones, no conten • con brindar a la patria sus fortunas en cuantiosos do- í,v,i>, ocurrían en voluntario tropel a alistarse en nue- ,;,uoi|)os de milicias prontos a acudir a su defensa en & necesario: de manera que el trabajo del Gobierno iiibd ceñido a regularizar el alistamiento. Todos los orn- ados del ramo de Justicia i de Hacienda, del Consula - i.Minería, debieron pertenecerá alguno de esos cuer- na comenzar a recibir la instrucción correspondiente. El ejército de Usorio se habia mantenido en Concepción bti mediados de Febrero, ocupado en los preparativos ■m la próxima campaña. Montada al ltn ¡organizada u caballería, i después de haberse adiestrado con fie - ucntesejercicios, rompió su marcha, adelantandoalga- J-parlidas do aquella hasta Chillan. EiDirector O'lliggins, estaba acantonado, según dije, ¡iTalca con las divisiones retiradas de Talcahuano. El »al San Martin no tardó en presentarse en aquella wlad; ¡cerciorado al fin, por los movimientos del cnc- Ipi de su decidida intención de emprender la campaña jr(!'Sur, acordó con O'lliggins retirarse, así para atraer Uxorio de este lado del Maule, como para efectuar la 'unión con los cuerpos acampados en las Tablas, a los "Asedió la orden de ponerse en marcha inmcdiala- (nle.Wm 92 m Evacuó pues a Talca el ejército ¡ continuó endosé siones su retirada hasta San Fernando. Aquí fueron ¡jando en los días 5, 0 i 7 de Marzo los cuerpos délas hlas, rpic reunidos a los de O'Higgins, compusieron total de lOOOjiombres de caballería, 1-500 infantes i.' artilleros. (1) Osorio por su parle había conocido muí desde lem no los diferentes auspicios con que se abría para él campaña. Su ejército* a pesar del activo empeño des gado para rcclutarlo, apenas ascendía a 5000 hom; después de haber dejado algunas cortas guarnicione? el resguardo de los puntos que iban quedando a«u palda. De entre éstos 850 eran de caballería armado- tercerola i lanza; i su artillería no pasaba de las : piezas que se ha dicho. En sus mismas fdas tenia él jérmen de división i de resistencia, que debia trast s:i3 planes i embarazar no poco sus providencia?, síntomas desgraciados con que hubo de luchar el r to patrie en 181 i i que al fin le hicieron ceder ve ante los tercios españoles, se habían vuelto contra, al presente. El adversario unido i fuerte con la impo fe cooperación de los pueblos; ellos aislados ¡-con la a quid en su seno. Ordoñcz no había podido, sinunr timicnto que se traicionaba a cada instante, ver que rival mas afortunado viniese a recojer las glorias de empresa a cuya dirección él consideraba haberle I demasiado acreedor su constancia i sacrificios. A había bastado a dar un pasajero lenitivo a su de" (1) Distribuidos «¡n los siguientes cuerpos: batallones 1, 2, ¡3tlfC 8, tt i Cazadores de los Andes, [tejimiento de Granaderos a rnballn ' cuttdrwtfea de Cazadores i otro de la escolta: 33 piezas de artillería- m í):l = |(1 clarado de Brigadier que de parte del Virrei le lia iríiklo Osorio con el objeto de calmarle. La falta de inoiiía entre ámbos estallaba cada vez que la ocasión ,>freriíi, i no podía ménos de contribuir a aumentar- diferencia de sus respectivos caracteres. Osorio, aun- |g escaso de valor" i celoso por el triunfo de la cau- uc le estaba confiada, era prudente i cauteloso. Su ¡miento del pais que invadía, su tino para apreciar portancia del fuerte i disciplinado enemigo a quien a combatir, le hacían comparar con desaliento las cir- >lancias que ahora le rodeaban con las de su prime- invasión, i temia empañar las glorias de ésta con un inioso desastre. Ninguna precaución por lo tanto le •ia excesiva, i hé aquí porqué sus providencias Ile- an un viso tic indecisión i timidez que de ningún modo ia ser de la aprobación de sus subalternos impetuo- hasta la imprudencia. las soldado talvez que Osorio, pero al propio tiempo lin menos político, Ordoñcz lo hacia todo consistir en ojo i la prontitud. Poco le importaba el auxilio de pueblos que Sus armas habían de dominar. Resuelto apreciar lodos los peligros por el inmediato rcstable- iento de la autoridad de su rei, no numeraba las fuer- del contrario ni consultaba su disciplina i los talen- to sus jefes. Persuadido de que su ejemplo había de mar de igual ardor a cuantos le seguían, se imaji- 4 en su orgullo de militar español, que nada habia de brasil choque poderoso. I maque este desprecio do lll'ciinslancias no hiciese honor alguno a sus talentos, fcqoe su decisión arrastraba a su partido a los demás= 94 m jefes e-paño'es, [>or lo je.neral no ménos ¡mpr,!V|>j (pío él mismo. , > , El Coronel Primo de Rivera, jefe (Je Estado M;i\ fI Ejército realista, i jóven de poca experiencia, n^, que so le hayan - atribuido talentos aventajados, era el ^ mas so señalaba por su constante i decidido apoyo a j¡ consejos de Ordoñcz. Así es que contrariad ) de esle ■ do el Joneral por sus mismos cooperadores i sin la suti cio;itc enerjía para imponerles su voluntad o fjtafprtá sus críticas, era arrastrado a seguir sus avisos por r (pie no previese las mejores consecuencias. Esta lalu firmeza para sostener su propio dictamen coulralo.;, pidsos extraños, fué lo que siempre perjudicó iikk ai i rio: lo que desacreditó id principio su admiiiLílnnm precipitó últimamente su ruina. Fué pues contra su recer que el ejercito español, sin haberse cerciorad, de las posiciones del patrióla, se aventuró a pasar ele daloso Maule-i adelantarse johre Talca, va evacuad) los nuestros (1). En esta ciudad se encontraba ya tolo re nido desde el dia 4 de Mar/o. El Corono) Freiré, quoc una partida volante habia quedadoen observación dcU lado de aquel rio, se habia venido retirando a su Jp macion, después de haber tenido en San Carlos un ce tiroteo con sus avanzadas de cahallería; pero sin resulla Luego que San Martin vio logrado su deseo de alff Osorio de este lado del Maule, movió todo su ejéniti) ■ (I) El plan ile Osorio era guarnecer los vados riel Maule, inanM con el grueso rio su ej'rcito en Linares harta proporeionarse un ni"'1'rt pis equivalente al dé los patriotas, o al m.'nns instruir «n ¡ente \\Uncrse ((Viii ejército i la Capital. Pero, instruido el 12 de (pie ¡0 avanzabfl por el' propio camino que él s^guia, hi/o laiilar la marcha en el momento i fué a campar en la .¡enda de Chimbarongo. pjdia 13 continuó adelantando hasta ponerse a la dis- ocia de una legua de Curicó, donde las partidas de ob- lación le dieron aviso de que habia llegado a este pue- una división enemiga. Aunque era ya entrada la no- e cuando lo-supo, mandó in media la monte a la caballe- que fuese a practicar un reconocimiento-. Esta, a su :rcso, aseguró sér cierta la noticia; i en realidad aque- divisionera la columna de cazadores-i gvanatlcros rea- la?, dragones de la frontera i lanzeros del Hei, con que rao de Rivera se habia adelantado desde Talca basta parle del Eontué para reconocer las posiciones de los irmtas. Pero en el campo de éstos se creyó (pie fuese o el grueso del ejército contrario, icón tal motivo se rvó toda la noche una exacta vijilancia, esperando (>el dia para principiar el combate. No bien hubo amanecido, súpose por los parles de las *nliiertas que la división encanga habia repasado el ntuc en la noche, movimiento que- se reputó culcula- r*W una concentración de las fuerzas contrarias. Sin "ida de tiempo se puso en marcha el ejército; i lia- rlo llegado a campar todavía bastante temprano sobre Mrjeé derecha de aquel rio, practicóse una exjtlüia -»= 90 m tion de sus vados i se hallarou cubierto i por losreali>u Fu la mañana del 15 el Coronel Freiré fué odc*. de f'or/ar con dos escuadrones uno de los vados paila ira tomar noticias de la otra parle. Freirésufi¡()- efectuar su paso, una fusilada de la partida (pie b«j¿ dia; pero huyendo ésta bien pronto, comenzó él su imr cha del otro lado. A poco andar se le presentó una m de fuerzas considerable, enviada por Primo desde Qucehereguas. A pesar de su gran superioridad u mélica, Freiré sostuvo bravamente su ataque; pero habiendo sido reforzado, se vio al fin en la precisión tic lirse en retirada i repasar el rio con alguna pérdida. üsorio, que este mismo dia habia llegado con el gr so de sus tropas a Camarico, luego que supo el cía™ de la vanguardia de Primo do Rivera con Froire, Ir adelantarse al Brigadier Ordoñez con los batallones Concepción i del Infante, el escuadrón de Chillan i cu tro piezas. Mas habiendo llegado este refuerzo cuando Freiré se hallaba incorporado a nuestro ejército, limito* hacer un reconocimiento, i campó aquella noche a las» mediaciones del rio. Al dia siguiente San Martin, instruido de la pro\i»i dad del ejército contrario, ordenó al suyo que pasase Lontué. La \ .a columna de la derecha rompió el ti miento sin experimentar resistencia, porque el cnemi se habia ya retirado a las casas de Parga, distanles allí cerca de una legua. La cahalleria patriota le siguiu el acto husla aquel paraje; pero no llegó a haber aafP serio, limitándose las guerrillas de una i otra parle a caí biarse algunas balas. Habiéndose cerciorado Sau HP de que era solo una división del ejército realista la = «JT - deiaute, so P'^ponia corlarla desde la mañana si- Hiik'; |ll'lu "° "Ln° esle caso por que Ordoiiez. cono- ujlM.| peligro, abandonó esa misma noebe su posición mrepicó a Camarico, donde munlenia el cuartel •ral. £| 17 se puso en marcha el ejército patrio en dos co- lima?, dirijiendose al paso del Hio Claro, enfrente a las 0 de Par>las halagüeñas esperanzas del afianzamiento de nues- a liLtcrlat!. El ejército enemigo había quedado en la po- "i que se ha dicho: la del nuestro era en la misma di- l0» que trajera en su marcha, dividido en dos líneas ;ldistancia de una medía legua de aquel. Los Grana- ^ acanallo-í la artillería del Comandante Plaza esla- ;1 «I izquierda, i la caballería de cazadores a la de-rechátin pocha retaguardia. La reserva, con ata piezas, al mando del Coronel Martínez, se apoyaba i pequeño corro titulado (feBesa, a cuya falda r-c t nado el cuartel jeneral ¡ el hospital. Los sucesos que la caballería contraria obtuviera i larde sobre la nuestra, no habían bastado a calmarlo) ríos temores de los jetes realistas al contemplarseet| le del numeroso i bien disciplinado ejército paira, abundancia provisto de cuantos elementos son c.i[ de asegurarla victoria. Si volvían los ojos a sus cspalr s ¡ encontraban con un caudaloso rio (pie, aun áar sufrir descalabro, no podian lisonjearse de a ira visir una segura dispersión, en las circunstancias a qw i ban reducidos. Rl arbitrio mas desesperado era la única áncora I salvación en tan apurados conflictos. Así fué que d sejp de, atacar por sorpresa nuestro campo fui con jeneral entusiasmo, i el mismo Osoriono lodes Rn rl instante se forman en columnas las división»; ma Primo el mando de la derecha, Ordoñezeldel i el Coronel Latorre el de la izquierda; i se rompe laI r'Hh acia los nuestros. Rran como las odio de la noebe, i ea el bawpM patrio acababa de darse por el Estado ma\or la oral cambiar deposición. Kl Teniente Coronel de injeal I). Antonio Arcos, encargado de esta operación. Wicn la misma noche no reportaban alguna ventaja, luiente iban a verse forzados a capitular, conli- ron vigorosamente su ataque Sobre la segunda línea, •'"aquel misino punto se hallaba empeñada en su mo- «to de conversión sobróla derecha. Encuentran en tro de ella al batallón núm. :i, i con su brusco cho- "l^sordenan. Prueban los nuestros a resistir i cau- El'«im I, t-| T ¡d 11.= l02 := san a'gunas muertes al enemigo, mas en la iap¡,|,.z que éste adelanta, acrecienta a tal punto la conlV que no le es difícil abrirse paso acia el cerritodel cu jencral, i apoderarse, sin (pie haya tiempo para im se!o, de todo el parque, hospitales e Intendencia del cito. El mayor número de piezas de nuestra artiller el equipo jencral, que ascendia acerca de mil carga, (lucidas a lomo de muía, cayeron también en su polo Kn este conflicto, D. José Rondizoni, Sárjenlo m del batallón núm. 2, que formaba el ala derecha de nea rota, ordenó un cambio de dirección a mia«u, sobre la primera mitad de su derecha, i salvando ile modo su ( uerpo de ser envuelto, lo incorporo a la pr ra división: servicio que, prestado en aquella critica yunlura, fué de grande utilidad i le hizo digno del m elojio. Al propio tiempo, el Comandante del batallo /.adores de los Andes (4). cuyo cuerpo formaba el al quierda de la citada 2.a línea, conociendo la posición 1 .*. se decidió a incorporársele a todo trance iempr su movimiento, cruzando el mismo camino (pie acá de seguir el enemigo. La oscuridad profunda que reí hizo se le recibiese a balazos; pero reconocidas p sus voces, cesó el fuego, i vino a contribuir con su sencia de ánimo a la salvación de Chile. Entretanto San Martin, O'Higgins i los demasíele? valían los esfuerzos imajinables para rehacer el rest sordenado de nuestro ejército ante un enemigo qi* menor confusión le perseguía. Pero-el dcsconcier terror se habían apoderado del soldado, i las tiniebla pedían, no solo toda combinación, poro aun el Wfl (I) r>, liti.l.-m.l.i Alvar: rfo. a 103 = flJeiiciiil O'Higgins fué gravemente herido en un I batallón núm. 8 que componía la reserva, se baK»con el 3, acudiendo a sostenerle. No hubo mas -i que ceder, después de dos resistencias ensayadas l^¡o, una en el llano i la otra sobre las barrancas del i. d va mas de las once de la noche. El estrépito de ra segunda línea dispersa apénas se oía ya en la 1 o el Coronel Quintana, Jefe de ésta, que al tiempo presentarse el enemigo había volado a pedir órdenes artel jencral, no hubiese vuelto, los Comandantes de erpos acordaron que el del 11, como de mayor gra- nimas antiguo, tomase el mando de la columna, vestido de este nuevo carácter, ü. Juan Gregorio de lleras dictó inmediatamente cuantas disposiciones ieró oportunas para la salvación de las fuerzas que. acababan de confiar. Su situación era db las mas idas, porque dos cuerpos enemigos le observaban a 200 varas de distancia, i las t2 piezas de artillería le de Chile, que al mando del Teniente Coronel 1). uelBlanco tenia a su derecha, habían consumido en Je todas sus municiones, sin que le hubiesen alcan- aser reemplazadas en la noche. No debia, pues, r con el auxilio de esta arma, ni con el de la caba- . desbandada en confusión con el resto del ejército í camino que trajo en la tarde. Hubo por lo tanto de runa columna enmasa de todos los batallones, co- nfio al frente la artillería para salvarla, i a su reta- ra los cazadores de los Andes, a fin que cubriesen •irada. En este orden la emprendió con" el mayor si-= 104 ms lemio, pasada ya la media noche, por el cumia•> ,|,. hirco. L'n escuadrón realista le persiguió a cierta d>. cia hasla las orillas del Lireai; de donde se retiru, tentándose con recojer algunos dispersos, por lial* niado posiciones la columna eii la márjen derecha de riachuelo. Muí grande es la gratitud (pie debe nuestra patria intrepidez i serenidad de que lleras dio tan brillante) limoníosen esta aciaga noche, libertándonos dera nuevo bajo la doininaeion española. Siguiendo el m sito que me ha guiado desde el principio de osla m ría, de dar a cada uno coa la imparcialidad posible la te de crítica o de gloria a (pie me ha parecido habersq cho acreedor, niui luego describiré los esfuerzos her- rón que el inolvidable Manuel Uodriguez reanimó I pii ilus de los ciudadanos sobrecojidos de hondo M instantáneo desaliento al primer anuncio del (lesa:-! Caneha-rrayada ; mili luego se verán los importunir vicios que a la par con él prestaron a Chile en tant coyunturas otros beneméritos patriotas, dignos iuu resdesu cnerjía. Pero debo también confesar que,; salvación (pie debimos a lleras i a los dignos joles q auxiliaron, de una gran parte de nuestro ejército, fa do la base que sirvió para su reorganización sucesiva ro ménos que imposible habria sido el triunfo de nu Independencia en Maipo el dia décimo séptimo que siguió a la dispersión de Caneha-rrayada. ¡Loor ele t(jilosnuestros salvadores! No se extrañará, pues, (pie ántes de volver losojw Capital de Chile, siga por algunos instantes losf mm 105 = Jivision en que tantas esperanzas se concentraban Esto me servirá también para algunas inducciones habré de hacer mas adelante. il separarse del campo de batalla, la columna de lle- jeaun noticia verbal dada allí mismo por los Coman- U de ios cuerpos, constaba aproximativamente de 0 hombres. Despachado un oficial práctico en busca ¡peni en jefe, para participarle lo ocurrido i pedirle es, se marchó sin cesar hasta llegar al Camarico a Dde la mañana siguiente, una reseña que se hizo en este punto, resultó que, niela marcha de la noche, la columna habia sufrido disminución de 500 hombres por la dispersión o el •-ocio. Después de una hora de reposo, ella continuo camino. A poco trecho se hallaron algunas midas tescon cargas que, reconocidas, resultaron contener mones de cañón del calibre que se necesitaba. For- 3 entóneos un cuadro de columnas, cuyos flancos i guardia se fortificaron con la artillería, cubriéndolo as por una línea de tiradores. En esta nueva forma «uíó la retirada hasta campar a las 5 de la tarde en ijuechereguas. Solo aquí vino a tomar la división un 'isirno alimento después de un ayuno de doi dias, i toher franqueado en 16 horas las 18 leguas que este Mista de Talca. (1) A las 12 de la noche se efectuó por cuerpos el paso del Ni rompiendo el movimiento la artillería. Al aclarar Para apreciar r'ebidainenlc este extraordinario esfuerzo, deben reeor- i> inarnliiM forzadas del ejército el dia anterior.—Tres vacas de dos w'on todo el alimento ,|ue aquí se pudo encontrar, i se distribuyeron en l'orckmcs de unas dos onzas a cada soldado. I í= 106 = del 21 se emprendió la marcha en derechura a Fernando, dejando sobre la izquierda a Curieú. Pero, ticiado Heras por un campesino de que en la plaza do ta villa habia mucho armamento arrojado por los dk sos, ordenó al Capitán Dehesa pasase con una pan salvarlo, como se logró. Al mediodía atravesó toda la división el estero de Ch barongo, donde se presentó a su jefe el Teniente Cor de injenicros D. Alberto Dalbe, noticiándole que San tin se hallaba en San Fernando, próximo a partir Santiago, i que, sabedor de su retirada, le mandaba en gar la prosiguiese con la celeridad posible, evita comprometimiento de cualquiera acción con el ene lleras dejó entonces el mando de la columna al Cora dante del núm. 7, D. Pedro Conde, i voló al alean? jeneral, para suplicarle se presentase ala divisióna de partir, a fin de reanimar el aliento del soldado i di? ciertos temores respecto a su persona, que se habían nifestado en las filas. En San Fernando estaban ya reorganizándose a prisa el batallón núm. 8, i los vorioscuerpos delac Hería. El de granaderos a caballo, a las órdenes del nicnte Coronel Bucras i del mayor Medina, pasaron a Ha misma noche al otro lado del Tinguiririca, para par con la división Heras en las casas de Chimbaro adelantar partidas que observasen al enemigo. Des*' te momento la columna contó ya con muchas mas- ridades. San Martin, condescendiendo a las instancias del demoró su viaje hasta presentarse el siguiente día a lumna, que le recibió con expresivas muestras de i = 107 = entusiasmo. Después de dar gracias u los jefes por su nte coniportación, se puso en camino para la Capi- dejando al mismo lleras el mando que tanto había ido, i encargándole siguiese sus pasos con la posi- rapiilez. La artillería de Blanco se adelantó a mar- forzadas por orden del jeneral. división campó el 22 en la plaza de San Fernando, ¿3se lo incorporó en la marcha el batallón núm. 8, había ya emprendido su retirada para Santiago. Dcs- uesalió de aquella villa, vino recibiendo las mas ine- |0M pruebas de adhesión c interés de los habitantes if campos, que corrían a su encuentro brindándola lios i provisiones de toda especie. Acudían también tsos a reunírsele en tanto número, que cuando ter- sa camino, había ya recuperado casi toda la baja sufrió de.Cancha-rrayada a Camarico, la larde del 24 hizo alto sobre la ribera izquierda lachapoal, i al mediodía del 23 descansaba ya en la 'a de Rancagua. Como en esta villa hubiese una e existencia de municiones i faltasen recuas para ucirlas, cada soldado de infantería cargó en su mo- cuantas pudo, a mas de su particular dotación. Así Ivaron todas, sirviendo después para la batalla de le Rancagua siguió ya la columna sus marchas con descanso, habiendo Heras dejado a su retaguardia partida al mando del activo oficial D. Pedro López, que recojiesc algunos dispersos, i principalmente I linde que inundase los caminos por que hubiese hadóla división. Ejecutóse fácilmente esta orden por '"'ndancia de aguas que las acequias traían a la sa-= 108 = zon; i ella retardó no poco el avance del enemigo, c, que tuvo que abrirse caminos nuevos, i aun pasar en chos trechos a hombros su artillería. El 27 estaba ya la columna sobre la orilla izquierda Maipo, en donde la dejaremos, para describir despue.- entrada al campamento joncral establecido a latina ciónos de Santiago. CAPITULO 9." Rasgo ejemplar del vecindario de Santiago=Silu( de los ánimos antes de recibirse la noticia del desiuli Cancha-raxjada—Efectos que ésta produce=P repara de fuga=*= Llegada de Manuel Rodríguez i reacción ja (¡ue ocasiona=El pueblo le nombra Director Deloy unión con D. Luis Cruz=Enerjia i activas prwM de Rodriguez=Llegada de O'Higgins i de San Mari Reorganización del ejército=Entrada de la diviti»l al campamento jeneral. Es ya tiempo de satisfacer la impaciencia en que sin se estará por conocer los acontecimientos que lew" gar en Santiago, desde que se recibió la noticia del turno desastre del 19. = 109 m lidias antes este pueblo había dado gloriosas prue- jemerecer la libertad a (pie aspiraba. Sus vecinos, en ; con el clero secular i regular, acababan de des- >rse hasta de las últimas alhajas i plata labrada de icio, para proveerá las necesidades de sus defen - Hn remuneración de este espontáneo sacrificio, solo 0 ex i j ido no se locasen las alhajas de los templos. tflMh, consumidas todas las fortunas particulares, .:n decir humillados a los pies del Ser Supremo: ra conservar los preciosos dones de la existencia i |rtad (pie nos habéis concedido, nos presentamos nudos a implorar vuestra protección i a sostener ajo ni núm 8.= \ lo m numeroso concurso de todas las daaajfl de la poblar Allí, en solemne recojimicnto, se elevaron devolas p al Dios de las batallas, para que estendiese una ma protectora sobre la lucha en que la patria se hallaba peñada, i alejase de su territorio los desastres de la d venturada Venezuela. El pueblo i sus majisIrados se prometieron allí mismo a erijir un templo a Maria bajo invocación del Carmen, patrona jurada de nuestns í citos e intercesora en nuestros conflictos, en el lusard. de se diese la hatalladestinadu a afianzar la ¡adema cía de Chile. En esta situación se bailaban los espíritus, aguarda do impacientes los resultados de las operaciones milita del Sur, cuando el 21, al anochecer, se difundió con celeridad i el efecto del trueno, el primer anuncio de pérdida total de las fuerzas de la patria. Trajeronlo.il nos de los dispersos de Cancha-rayada, (pie corrieron dos días las 80 leguas que dista este punto de Santia i pintaban con tal colorido el desastre de la noche del que todos se persuadieron no haber quedado un soloe po en pié, i peidídosc con cuanto elemento de gata poseía poco antes, hasta la última esperanza de salvad La primera idea que ocurría entonces a las men era la de un enemigo furioso que, en el engreimienl su victoria, iban dentro de pocas horas a leñera las? tas de la Capital, para descargar su espada vengativa sobre los mas inofensivos habitantes. Aumentaban el rrof producido por estos temores, los lamentos decua lenian en el ejército patrio algún deudo sobre cuyod no nadie acertaba a darles razón. No fué aquella n inénos terrible para Santiago que la del 10 para noc = MI = l1lH»res. A ninguna parte se hallaba sino desorden i alternación. Bajo el imperio del primer estupor huye- 0 muchos a esconderse por los montes vecinos; i w> (os, mal provistos de medios para un largo i penoso ^.adelantaron su fuga hasta atravesar las Cordilleras sljrseen Mendoza. El mismo Supremo Delegado D. Luis Cruz, cuya ener- de carácter no es posible poner en duda, participe) pud tanto de la eonfusion jeneral, i aunque se expidie- porlo pronto algunas órdenes que parecían denun- irel propósito de tentar una defensa, (1) desconfiando «o todos de la salud de la patria, hizo salir inmediala- «te. con dirección a Mendoza, los caudales de la Te- nria. Al propio tiempo convocó a las corporaciones i a du? notables del pueblo, para acordar con sus dicta- das medidas que la situación requiriese. La reunión íoefecto el dia siguiente; pero léjos de contribuir a di- ralgún tanto el abatimiento, pareció so!o servir para el mas triste testimonio de la desesperación de que ánimos estaban sobreeojidos, traicionándose en todos amblantes. Al fin después de un prolongado silencio, WComandanta del Rejimirata de Muipo se ordenó pasase con rsta ■ 1 en el arto la construccon do un fuerte en la Angostura, bajo la di- RwD, Juan José Goicolea—Marzo 21—Archivo del Ministerio del Inte- Üiist ¡ san Felipe se envió un comisionado que reuniese las tropas ''"'i i caballería de esas villas i las condujese a Santiago a la mayor ¡«I-igual fecha—Ibidern. '"z. Espejo—Orden de su ejército para la batalla—Ditpot on del nuestro—Batalla de Maipo i sus consecuencias. ¿Qué hacia entretanto el ejército de Osorio? ¿Qoc lo bia impedido avanzar sin pérdida de tiempo a icotji'r ♦ lo el fiuto de su inesperada victoria con la ocupación la Capital? Muí jencrales son tas críticas que se lian cho de la lentitud de aquel jefe, atribuyéndole el mal to qire tuvieron después las armas déla Metrópoli, i llegándose a asegurar que, si en los momentos ¡tW tos al desastre hubiese adelantado algunas partidas I ras ácia Santiago, se habria indefectiblemente apode de élla c imposibilitado la reorganización de nuestro* cito. Sin intimidarnos por osla voz universal, que p" provenir sino de un conocimiento imperfecto tle las Rancias, entremos a examinar lo que en eMa pueda de infundado, para no imputar a los hombres fal- lí en realidad no hubiesen cometido. Ks un hecho |0i que ningún historiador do la época ha puesto en que en la n^che del \ 9 úe Marzo el ejército realis- mo una dispersión no ménos completa que el patrió- le el Comandante del Arequipa, D. José Rodil, fué meo que en medio de este universal trastorno supo lener ordenado su batallón, contribuyendo poderosa- lea desbaratar los esfuerzos que para reoiganizarse nuestra ala izquierda i ofreciendo un punto de reu- a los dispersos. La pérdida de los mismos realistas no de 400 hombres entre muertos i heridos, siendo de primeros M oficiales, i numerándose entre ellos el Comandante del batallón de Concepción, Campillo, primer ayudante del de Burgos, Rombau. el Capitán de dores de Arequipa, D. Francisco Enjuto i el teniente oo. D. Manuel Dalon. Cuando Osorio, que habia quedado en Talca guarne- 'oel fortificado convento de Santo Domingo, donde n los hospitales i lodo el material del ejército, so nló en el campo al amanecer i pudo admirar los tro- sanados por los suyos, en los primeros trasportes de alegría. dio la orden de llevar al punto adelante la por- ción, como al mando de Ordoñcz lo verificó la van- fdia hasta las Quechereguas, i el resto del ejército ■ Pangue. Pero el estado casi completo de desorgani- cen que veia a su jente, le hizo conocer bien pronto a que se expondría i la grave falta que iba a to"; continuando el avance sin interrupción. La in-fautoría estaba ademas fatigada con las incesante c has i trabajos de los días anteriores, sucediendo cu otro tanto con la mal montada caballería. .No podía (Jl„| társele que una numerosa división del ejército paiu, v. había retirado intacta i en el mejor orden ú¿\ camp»^ batalla: presentía fundadamente que la dispersión del res. to no habría sido sino un accidente pasajero cuino la dJi suyo, i que los activos caudillos independientes no|j¿ In ian perdido minutos para rehacerlo. He aquí la, raz„ nes que le inovioron ol día 21a creer indispensable cambio de la primera resolución, i a reunir en junta guerra a sus principales Jefes, que apreciando los uní, vos del Jencral, votaron por el retroceso a Talca, con lio de dar descanso a la tropa i reorganizarla. Solaiueoi Ordoñez i otros dos Jefes insistieron por el avance. Calculemos un momento cuáles hubieran sido los resul lados probables de la adopción de este último consejil. Por grande que se suponga la celeridad con que lm bie.scn seguido adelantando los realistas, jamas halrá ellos alcanzado la división de Heras ántcs de SanKenu do, donde, según se ha visto, ella llegó a tomar desea" en la mañana del 22. Desde este punto, como también lia referido, nuestra fuerza pudo contar con la reunión número 8, con artillería provista en abundancia de ra iliciones, i con alguna caballería para su resguan ¿ Debe presumirse que hubiese sido tan fácil a Osorio trozarla con un ejército fatigado, excesivamente di nuido i en un desorden inevitable? I en caso de habeiII lerado menos activamente sus marchas, ¿ habría p»l darla alcance ántes de su arribo al Maipo, alemliei las dificultades que se habían suscitado a su |>aso o = 121 = fluuilation de los caminos? No siendo, pues, realizable la l,i de Osorio a las orillas de ese rio, ántes del 20 o r Je Marzo, es seguro que perdía, bien lejos de ganar, njconcediendo a su tropa el reposo de dos dias que la juico Talca. Todo estaba dispuesto en Santiago desde el jipara recibirle; i su suerte no podía ser otra que la que; juínoen los llanos de Espejo el 5 de Abril. Nodebia ofrecerle mejores probabilidades el otro expo- nte de adelantar solo algunas partidas lijeras de cabu- llería que llegasen sin reposo hasta la Capital. oSorio no tenia, i con razón, mucha confianza en los cuerpos de esta arma de su ejército. Formaban gran par- tedeellos los que habia traído desde Lima, i aquí adver- tiré, para que se forme una ¡dea cabal de lo que estos úl- tima importaban, que en la revista jeneral que pasó el \irei Pezuela en Bellavista al ejército expedicionario án- ||de su embarque, buen número de jinetes no pudieron ¡scnersc sobre el lomo de los caballos, al practicar sus ¿coordinadas evoluciones. (1) Aun los dragones de Or - ¿ez, que componían la porción selecta de esta caballe- i. >i ¿cesceptúa el único encuentro de Lircai en que so- cl poco acierto del Jefe que ordenó la carga de la uues- R puJo hacerles obtener una efímera ventaja, habían Apruebas de su notable inferioridad, en cuantas oca- Mes se ofrecieran. Freiré con dos escuadrones sostuvo trámente el choque de todas sus masas en las orillas del "Une. Por último, en la relación que pronto se hará de inducía posterior de esa caballería realista, acabará Pttcerse si el Jeneral tuvo justo motivo para no aven- ga sola en una empresa tan arriesgada. M'Kiusrrritp de Ballestón». Ifi= \¿i = Después de lo dicho, no parece exajerado concluir q un caudillo prudente i experimentado, (pie no (fuisíeseex poner la causa que le estaba confiada a los mil ríen (pie eran la compensación de una venturosa eMfeüy no podia haber seguido otro consejo que el adopi Osorio. Recuérdese por otra parte la rapidez conque avanzó basta Rancagua en 181 4, cuando eran (lisiMl¡ las circunstancias. Si separarse del aviso de Ordoiiezli bria sido una falta sin disculpa con un ejército descic do i completo, abrazarlo en la situación que he descrii. importaba exponerse a un arrepentimiento igual al qr poco antes produjera el paso imprudente del Maule. Ocupados, pues, en Talca los dias estrictamente ne sarios para el descanso i reorganización de sus cuerj Osorio emprendió nuevamente su marcha desde el ¿I Marzo; i en esta jornada i la siguiente anduvo las 181 guas que dista aquella ciudad de las Quecliere;:iin, 26 campó la primera división a la orilla derecha del Te i las otras a la izquierda. El 27 llegó a Chimbaron?!)i 28 a San Fernando. Siguió avanzando el 20, i el 30 entrar en los llanos de la Requinoa, poco antes del I chapoal, la caballería de la vanguardia, compuesta unos 200 hombres de dragones de la frontera i dele» dron Chillan, se encontró con una partida de GOcra deros a caballo, que a las órdenes del bravo Capita jaravilla i del Teniente Martínez, habían enviado k triotas ala descubierta. Empeñóse entre ambas un l tiroteo, que no pudieron sostener los realistas, a zando a dispersarse. Los granaderos aprovechan l¿ sion, i sin arredrarse por el número mas que triple f adversarios, les dan a sable una bizarra carga, ac = 123 = as do 50, i dejan sembrado de; 30 cadáveres el «lo su gloria. Uno de éstos fué el 2." Comandante >\i columna, cuya casaca se remitió a Santiago como trofeo- En este primer ensayo pudieron conocer los ¡wclores de la lentitud de Osorio, si él había andado TiJenie en abstenerse de enviar semejante caballería Miar posesión de la Capital; i nótese que los cuerpos uesufrieron esc ignominioso descalabro, eran los mejo- re la arma con que contaba el ejército realista, ysun habrá podido advertirse por lo que precede, korio habia marchado hasta este punto, a pesar de los 'báculos de los caminos, casi a razón de 9 leguas por , ¡ por consiguiente, con poca ménos rapidez que el ;flio lleras en su retirada. El propio dia 30 entró en muñía. El 31 alojó en Pan de azúcar, i el 1.° de Abril travesó con el grueso de su ejército el Maipo por los va- de Loit dad no tenían bien cubierto. Al Brigadier D. Antonio caree fué confiado el mando en jefe de la infantería, cu derecha dirijia el Coronel lleras, compuesta de los La llones núm. 1 1, Cazadores de Coquimbo e Infantes de patria, (1) con una batería de 12 piezas de artillería\ lante a su extremo, mandada por el Sarjento mayor Manuel Blanco. Al Teniente Coronel Al varado cupo la reccion del ala izquierda, formada de los batallouesn 8, 2 de Chile i cazadores de los Andes, (2) ideolra leria de 8 piezas a su flanco, bajo las órdenes delSarj lo mayor I). José Manuel Borgoño. El Comandante Pl se situó con 4 piezas de grueso calibre en el centro.: Martin retuvo el mando en jefe de la reserva i de la ca lleria, poniendo la 1.", compuesta de los batallones n meros 1 i 3 de Chile i 7 de los Andes (3), a las inmei las órdenes del Coronel I). Hilarión de la Quintana, caballería de la derecha constaba de los 4 cseuatl de granaderos con su Coronel D. Mafias Zapiola: i (1) Comandantes Heras, Thompson i Bustanmnle (2) Comandantes Martínez, ("áceres i Alvarudo. (:?) í\nnaiidantes Rivera. Lepas i Conde 1á7 mm ^aquiorda de los cazadores al mando del Corouel I). Ra- 4 Freiré. El escuadrón Lanceros de la Escolta (1) se ^enla reserva. (2) [¿batalla principió rompiendo el fuego las 4 gruesas Tasdenueslrocentro. (3) El enemigo contestó del mis- modo i las masas de uno i otro campo se movieron a bestirsc. Osorio destacó un escuadrón, aunque a alguna distan- sobre el flanco derecho de nuestra línea, quedando ja posesión de un camino que se dirijo a Valparaíso, primer batallón de nuestra ala derecha, nüm. 11, jnzóa atacar la posición de Primo de Rivera, que luc- queadvirtió su movimiento, comenzó a hacer jugar él su artillería. Los dragones de la frontera se ade- ud (amhien amagando cargarle. El batallón patriota cierra en masa i los espera. Al mismo tiempo la artille- de Blanco, apoyada por el batallón Cazadores de Co- mbo, recibe orden de romper el fuego sobre la caba- a realista. Ejecútase; i fos dragones, que no pueden ar a efeclo su carga por la desorganización que les tel estrago que sufren, son acometidos, por cscua- Este escuadrón era de creación reciente a sujestion de San Martin, bfa creído oportuno tener algún cuerpo de esta arma que oponer a los j* realistas. ■ Aunque por esta relación de los cuerpos que componían nuestro ejiír- iprece con algunos mas de los que contaba antes de Cancha-rayada, no "*erje por eso que su fuerzt efectiva se hubiese aumentado a proporción. fi contrario, se hallaba ahora reducida a un número harto inferior al del 'p, pues habia batallones en esqueleto, en que no alcanzaban a formar 'Wires, como lo afirma San Martin en su parte do esta uccioti. Mas lo que *( ble i los demás batallones de infantería. No tardó en pra sentarse el núm. 11, a quien se dió la orden de ocultar, se tras un pequeño mamelón a la izquierda de lascan i de esperar la señal de una corneta para romper el fuegi Sobrevinieron los Infantes de la patria, el núm. 3 i va rias compañías de otros cuerpos que ocuparon con i propio objeto diferentes posiciones; i como llegasen tan bien bastantes piezas de la artillería de Blanco i de Bo goño, fueron colocadas todas en la puntilla, formani una balería. En tales circunstancias, i cuando ya iba a roí perse esta segunda batalla, presentóse el Jencral Balea ce, quien mandó que atacase por el callejón el batall cazadores de Coquimbo. Fué obedecido; pero ese valiei cuerpo, tan digno de mejor suerte, pagó con las vida? 230 de sus bravos la temeridad que se le ordenaba. I dos cañones con que los realistas enfilaban el cal jon, causaron este destrozo. Hubo de volverse, pues, f ra enmendar tan lamentable error, al primor plan dea que. Hízose la señal indicada de la corneta; i artillen infantería rompieron un fuego tan vivo i bien dirijK que en ménos de 15 minutos hicieron pedazos el cuín contrario, cuyos dispersos corrieron a refujiarse en casas. Asaltóles en ellas el núm. 11, que deseoso dec = 131 = j^riU obstinación i de vengar los destrozos que aeaba- l¡¡ je causar a sus compañeros, entró pasando a la ba- joiela todo cuanlo se le presentaba. Aquí fue donde el Coronel Heras desplegó esa jenero - jjjjde carácter que ha arrancado elojios al mismo his- toriador Torrente, casi siempre tan parcial en sus juicios Kercade los prohombres de nuestra revolución. Él prac- ticólos mayores esfuerzos para poner coto a la aniniosi- ¿ddemasiado encarnizada del soldado, i no fueron pocos feque le debieron la vida. Ordoñcz, Primo de Rivera i oíros varios oficiales rindieron allí mismo sus espadas. Sin embargo, el Coronel del batallón Arequipa, Rodil, qaehobia ya dado brillantes testimonios de su impertur- talde serenidad en la última campaña, no la desmin- loen esta ocasión. Él se retiró con una buena parte de jo cuerpo en el mejor óiden por el camino de Maipo, sin pe las furiosas cargas que le repitió el Coronel Freiré (míii caballería, hubiesen podido rendirlo. Pero sobre- nao la noche i sus soldados se le dispersaron, viéndose lonces él en la precisión de fugar casi solo por la costa ganar a Talcahuano. La misma dirección habia lomado ya Usorio desde que '/'deshecha su línea i puestos en retirada sobre los ca- gones de Espejo los cuadros que aun conservaban al- lorden. Algunos trozos de caballería i oficiales de la ia mayor le acompañaron al pi incipiode su fuga; pe- labiéndosele separado sucesivamente en el camino, úen aquella plaza con una miserable comitiva, úni- ^Uule aquel florido ejército con que tres meses antes • *Hí mismo desembarcado en alas de las mas bellasm í32 = El campo principal de la batalla i el de U títímt friega, quedaron cubiertos de mas de 1500 cail¡i\er enemigos. El número de los prisioneros excedió de Un entre ellos 190 oficiales, i la mayor parte de los Jefesq no perecieron en el combate. Todo el material desuejér cito, su artillería, parques, comisaría i equipajes, cav en poder de los nuestros. El número de los que sellará con su sangre la independencia de Chile, fué regulado 1 000 hombres entre muertos i heridos. Tocó ser de I primeros al bravo Comandante D. Santiago Bueras. quien atravesó el cuerpo una bala en una de las brilla les cargas que diera con sus granaderos sobre el amt de Burgos. Desde el Jefe hasta el soldado, cada uno llenó dbi mente su deber en este dia de heroicidad i de gloria. P recia haber guiado las mentes i los brazos de nuestra i fensores un poder misterioso, que Ies hacia desplegara vez i con una combinación admirable todos sus renir* deseoso de que esa función fuese la última que afianza nuestra libertad. No pudo, pues, el resultado ser mas cisivo; i la España debió perder desde enlónces toda peranza sobre nuestro territorio. Merece una mención especial la intrepidez con que medio de la batalla el rejimienlo de milicias de caballo de Aconcagua i los milicianos délos suburbios se arro ron, sable en mano, sobre los enemigos, compitió* ardor i bravura con la caballería veterana. Kilos pwo taron la jeneral derrota, hicieron muchos prisionero cando algunos de ellos a lazo de los impenetrables Vtm realistas, i recojieron un armamento considerable. Inif nenie debió ser lambien para el adversario el inme = 133 = ¡«lioque, antes de concluirse la acción, vió precipitarse apaciente de la Capital sobre el campo, exhalando gri- | furiosos. Aquel aspecto manifestaba la im posibilidad je vencer un entusiasmo tan universal. El Supremo Director O'Iliggins se hallaba padeciendo Lienente en cama, de resultas de su herida, el í> do jbril. Pero a los primeros tiros que llegaron a sus oidos, io le fué posible dominar su impaciencia. Debilitado como .lato por la fiebre, se hizo alzar a caballo i voló acia el po de batalla, a donde llegó a tiempo de presenciar fe dorias de que se cubrían nuestros valientes. (1) Tal fué la memorable acción que terminó, puede decir- Ja cuerra de la Independencia Chilena i principie) la la Peruana. Bajo cualquier punto de vista que se la *idere, ella fué la mas ilustre que presenció jamas euestro territorio; i cada dia se apreciará mejor su influen- raen la libertad del Nuevo Mundo. Osorio se mantuvo en Talcahuano, reuniendo algunos fepersos, hasta el mes de Setiembre subsiguiente. Pero, ««vencido al fin déla inutilidad de toda ulterior resisten - k i recibida de Lima la orden de evacuar aquella plaza, trasladándose al Perú, lo verificó el 8 del mismo mes, en Npaftíade Rodil, de unos 700 individuos de tropa ia!- síos emigrados. No quedó del todo sereno nuestro basman, ■-"■i haber llegada U'Higcíaa al campo antes de principiarte I» bala» ra»y» refiero lo que lio nido a testigo» oculares= 434 — horrores este suelo privilejiado por la Providencia, incapaces de poner en serios conflictos nuestra líber ellos solo fueron como las últimas convulsiones de cuerpo vigoroso que ha recibido su golpe de muerte, pues de un prolongado i rigoroso invierno, siempre a! ñas tormentas enturbian los primeros dias de la esta primaveral, pero sin fuerzas para dominar largo tie los cielos, ellas solo sirven para dar nuevo brillo aproximación del mas sereno de los veranos. imi lloros.Hum 1 (Via del Presidente D. Francisco Casimiro Marco del Pont al Gobernador de Valparaíso. |r. D. José Villegas. —Reservada. —Santiago i Febrero \de 1817. Mi apreciable amigo: ya estará U. impuesto líos últimos sucesos de los Andes, i que estos no han sdotan favorables como me lo esperaba. Los enemigos ptodas partes asoman en grupos considerables, i cada ■ descubren mas sus ideas de comprometernos, Harnéa- te la atención por todas partes para apoderarse a un trapo mismo del reino todo, o para dividir nuestras po- afuerzas para tamañas atenciones. Si ocurro a ellas, Tin se presentan, mui en breve disminuiré mi pequeño ilo con las pérdidas que son consiguientes; si me re- ala Capital puedo ser aislado, i perdida la corau- cion con las provincias i ese puerto, me quedo sin irada i expuesto a malograr mi fuerza, que pudiera Jeluego contrarrestar la de los invasores, si los pue- • estuviesen en nuestro favor; pero levantado el reino masa contra nosotros, i obrando de acuerdo con elene- &toda combinación es aventurada i todo resultado in- x Por estos principios, i el hallarse mi tropa cansa- 10 los continuos movimientos que he tenido que ha- °n ella en las presentes circunstancias, me veo pre- 0 a manejarme con toda la precaución que dicta la Ufw i la prudencia. 18= 138 mm Sin otro motivo por ahora, i atendiendo al mucho eq paje con qne me hallo, i que me seria tanto mas dolor el perderlo en la última desgracia, cuanto que seap vechasen de él estos infames rebeldes, he resuelto rem" una pequeña parle a ese puerto a cargo del portador, es mi mayordomo, a quien estimaré a U. le franquee pieza en su casa donde pueda depositarlo con lo de que vaya remitiendo en lo sucesivo; para que en un desgraciado, que no lo espero, sin embargo do la mal sublevación del reino, me haga favor de embarcarlo su persona en uno de los buques mejores que haiga en puerto, o en el Justiniani, como que es de la real hac da, procurando salvarlo a toda costa para que esta llano se divierta a costa de Marcó. Por precaución ya tengo anticipado a U. aviso para tome todas las medidas mas convenientes para aseg ese punto, i con igual objeto camina, como se lo I dicho en oficio de hoi, el Sr. (Maguer Feliú, pues este ser el punto de retirada de mis tropas. Por las misma zones deberá U. embargar todos los buques que se b en ese puerto i los que vayan viniendo, sin perraitiil salida, i reservando siempre el objeto de esta provide que no conviene se trasluzca por ahora. Para lo cua rá siempre bueno el honestar la prohibición de su con la recalada de la escuadrilla enemiga. - 139 = A IIIII. 3. Se>.orj enera ¡ en jefe de los ejércitos de los Andes i Chile. bmo. Señor= Habiendo cesado las lluvias cuatro • ihecbose practicables dos caminos que salen de Tai- ano por haberse disecado parte de los lagunatos que el invierno se ven a sus contornos, i no franquean peligrosos desfiladeros, traté de aprovechar el mo- tode asaltar la plaza. En efecto, partido el ejército te divisiones, la de la derecha al mando del Coronel han Gregorio de las lleras i la izquierda al del Coman- D. Pedro Conde, marchó el 22 del actual al frente alcahuano, donde se campó sobre el remate de una situada casi dentro del tiro de cañón. Allí se des- n perfectamente todas las fortificaciones enemi- ise podia con exactitud trazar el plan de ataque que ejecutarse al otro dia. En la noche se bombardeó acón mas que regular acierto, dirijiendo las pun- i Sárjenlo mayor D. José Manuel Borgoño. El 23 uó el fuego de obús i de dos piezas de a i coloca- re un mamelón avanzado como dos cuadras de J línea sobre Talcahuano, con el fin de desalojar ?>que ocupaban la laguna que defiende el costado rdo del enemigo: fué contestado por 7 balerías, la «ra i los boles, hasta que inutilizado el cureñaje de uses por su pésima construcción, mandé cesar el foe- 1ue el Comandante ]). Manuel Escalada con su es-= uo cuati ron de granaderos, sostenido por la compañía (je t., zadores del batallón núm. 11 al mando de su Capitánl) Bernardo Videla, cargasen una partida de caballeríaque los enemigos tenian fuera. Huyeron éstop en el momenloquc se dispersaron los cazadores, pero fueron perseguidos por nuestra infantería i caballería basta las inmediaciones del foso, a pesar del vivo fuego a metralla que rooriaj casi todas las baterías. Entonces les mandé retirar i felizJ mente no tuvimos mas pérdida que un muerto i nafa do degi anaderos, dos heridos i dos contusos de cazadora, Nuestras lancbas, que simultáneamente con ol ejércilodo bian concurrir al ataque abordando la cañonera que porb derecha del enemigo flanquea sus fortificaciones, aun di habían llegado al puerto de San Vicente, i este relardo ha cia diferir la acción hasta otro día. Una lluvia copiosa a iba entretanto preparando según el aspecto de las mu i la progresiva fuerza con que arreciaba el viento. Era van dispensable levantar el campo por no tener tiendas en ■ resguardar la tropa i armamento. Principió cnelmeji órden nuestra retirada a esta ciudad a las i de latín A las 6 ya el agua lodo lo cubría i especialmente al ejti cito, que no alcanzó a sus cuarteles, sino a las 10 de noche. De estas resultas se inutilizó la pólvora ele 3001 cartuchos de fusil, sin otra novedad. Las aguas aun coa! mían i es imposible hacer nada de provecho basta que cesen i se disequen en parte los lagunatos de Talcalnuir que, según cálculo, no podrá suceder hasta ln mitad< entrante. Concepción, julio '26 de i817 — Hewinl" "' ygins. %; iini. s (¡teular del Gobernador del Obispado a los eclesiásticos de ¡u Diócesis. (orno es de nuestro cargo pastoral rectificar las con- rafias de los fieles, porque la errónea condena i so- bos responsables de su salud, no hemos podido oír sin Morque se arguya desde la cátedra de la verdad i con ¿ene en el respetable tribunal déla penitencia a cul- pagravela adhesión al sistema americano, hasta arrojar desús píes algunos confesores por ignorancia crasa i gr >- w. o por una refinada malicia, a los penitentes que no «linde su opinión política. Nunca serán inculpables los «wpor su oficio deben estar perfectamente instruidos de ta principios morales. Es pues de nuestro resorte proveer primo remedio a estos males tan ofensivos al Estado ianuestra santa relijion: disipar las preocupaciones vul- nrrs, desimpresionar el error, deshacer sus funestas im- F'iones, consultar el respeto de ton altos misterios i re- girlos errados del peso de su falsa conciencia, w estos motivos, i para restablecer la dignidad déla Pwlicacion i profundo respeto del Tribunal de la recon- Pfc¡M, a cuyo abrigo se hicieron valer aquellas opinio- p nos es permitido, i os encargamos con todo el interés MM grave materia, que con frecuencia convenzáis i PWái patética i enerjícamenle desde la Cátedra delEspíritu Sanio i en el misino confesonario, que |a 0pIIH) de la América es conforme a la relijion i a la recta razo, que no liga en estas circunstancias el juramento de (id» lidad con el que los enemigos de nuestra causa inipm dentemente han seducido los ignorantes i atormenta!,') conciencias timoratas, i que la libertad civil proclamé no se debe confundir con el detestable libertinaje destrii tor del Estado i Relijion i proscrito par los derechosditj no i humano. E' sistema de la América tiene solo por objeto restaba cer aquellos sagrados derechos que el Omni potente li concedido al hombre. Este es también el de todas las n» icones desde que pudieron reclamar su justicia i libeiu se del yugo de sus opresores. Criado el hombre paral* a su imájen i semejanza, como enseñan nuestras escrit ras santas, no puede ser dependiente sino de aquel ^ Soberano que íntimamente se le ha comunicado. No pv de haber, dice el gran padre San Agustín, criatura inl puesta entre Dios i la alma racional, que es una emana cion de la Divinidad, o que ha sido formada poraqu divino modelo que ha esculpido en ella 'Jas perfección de su naturaleza inefable. La libertad en Dios es uno sus mas gloriosos atributos, i de consiguiente el mas ■ cioso don del hombre, imájen suya. No puede, pues, toralmente ser dependiente de otro hombre su semejan Tiene un derecho inviolable a su libertad. Es preciso, pa que reconozca una superioridad civil, que voluntariam te, por su propio bien i el de la sociedad, se sujete3 dominación de otro hombre. Solo una ignorancia grosera i una preocupación v puede opinar lo contrario: solo la malicia, avaricia. I = U3 = 0$ i detestable orgullo de los tiranos, déspotas i con- tadores, pueden violentar a los hombres, apoderarse ¿co Antonio Perez.=Luis de /« Cruz.—José Ma- i \xtor(i«.=]\/¡t/i(el Zañartv. Ministro de Estado.148 \IIIII ti Instrucciones <¡ue deberán nivelar la conducta del Wpmt Chileno cerca de S. M. Británica, 1 .a Demostrará al Gobierno Británico las ven tajas« resultan a los pueblos comerciales de la Independen! vi»...i. i . - »l ,fioi dilnvn r.l '»h <»*op;tn«r/ «vmtlxifiTQ >f i rtínoin owp fi<>> ¿oa-htih - Ifcuiftl. t. I'imilar del Ministerio del Interior a los (¡ob(rnn de 18 CS. - lot — Heroicidad i Palriulismn. Kvmo. Sr.=V. K. nos acaba do prevenir que nuestros ¡.Mínanos, puestos en el campo de batalla, aguardan por huras el ataque del enemigo para derramar su sangre i .«rilicar sus vidas por nuestra conservación. V. E. nos ■anta la triste imájen de Chile destrozada por dos años i medio con una atrocidad verdaderamente española, i a nuestros hijos, padres i esposas que horrorizados del ca- iblsoi las cadenas que les preparan las fieras que mar- chan por los campos de Talca, convierten sus lágrimas acia los valientes que en la4 orillas del Tinguiririea han nrailo morir antes que ver nuestra desolación; pero al ií-ido tiempo nos advierte V. E. que a estos valientes los Ifcél pan i los auxilios con (pie han de sostener el vi- goroso brazo (pie extermine al enemigo, i que agotados ^recursos públicos, no alcanzan aun para formar el hos- tia! donde deben curarse las heridas que reciban por ÜWtrá salvación. ¿1 qué espera V. E. que contesten los Chilenos a tan do* ^osas como interesantes imájenes? Que todas nuestras WHMJ), sin reserva, son de la Patria. Que por ahora se '^o admitir V. E. la oblación espontánea que le hace-- ^ de cuantas especies de plata labrada existen en "Wülro poder i la protesta con que aseguramos a la Pa- "'' yl l niverso entero que entretanto subsista la gue-^ <5á — ttñ i las urjencias de Chile, no se verá en nuestras casa» muí sola alhaja de plata. Kl pueblo de Chile no quiere que se toquen las alhaja de las Iglesias hasta que habiendo consumido lodos las particulares, digamos humillados ante el Ser Supremo- " para conservar los preciosos dones de la existencia i |¡. bertad que nos habéis coneedido, nos presentamos des- nudos a implorar vuestra protección i a sostener vuestra» ordenes con el auxilio de lo que habíamos destinado pa- ra adornar vuestro culto. Nuestros votos i nuestras ar- dientes adoraciones, serán ahora el decoro i el homenaje mas puro que os presentaré'inos." Kntretanlo admita V. E. la ofrenda que le hacetodoel Clero secular i regular por su Gobernador, Cabildo ¡ Prelados de cuantas alhajas poseen en particular, o do en- tran en el decorodel culto; todas cuantas poseen las Ma- gistraturas i Cuerpos públicos i las que como represen- tantes ile ambos estados, gremios i corporaciones ofrece- mos al Estado en particular, i las aseguramos enjeneral cerciorados de la voluntad pública i a nombre del pueblo de Santiago. Por consiguiente, dígnese V. E. nombrar una Comisiun que reciba estas oblaciones, i avisar a nuestros herma- nos que deben contar con los últimos esfuerzos de nue> tra gratitud. José Ignacio Cienfuegos, Gobernador del OfeMfMH Francisco Fonlecilla, Intendente de la Provincia. Dr. M sé Antonio de Errázuriz, Dr. Miguel Palacios, Dr. mingo Errázuriz, Jerónimo de Herrera, Julián Aww" Dr. José /guació Infanle. José Tomas Ovalle, Rendo I"' (jas, Jos»1 Raimundo del Rio, Pedro Molusco Mnrlmc:'1' = 153 = ¡jxq, Saleador Cavareda, Miguel Valdez i Bravo, Joa- gfc Sotomayor. Nicolás Lois, Ramón Valero, José Ma- k Ulorga, Manuel Prado i Palacios, José Maria Guz- m, José Antonio Cañas, Juan José de Goicolea, Dr. Juan yjji Jofré, Dr. Silvestre Lazo, Fr. Justo de Santa Varia i Oros, Provincial. Fr. José Javier Guzman, Fr. ytolomé Ricas, Fr. Fermín Lorié, Fr. José González, Pnor Provincial. José Santiago Portales, Silvestre Mar- ina de Ochagavia, José Ignacio de Eizaguirre, Rafael \\,rrea de Saa, José Jiménez Tendillo, Miguel Ovalle, PtiroXolasco Mena, Pedro Madera, Dr. José Urela, Ra- m Moreno, Mariano de Egaña, José Manuel Astorga, francisco Prast, José Maria Luque, Dr. Bernardo de Ve- ra. Joaquín Prieto, Francisco de Elizalde, Juan Agustín \lcalde, Francisco Ruiz Tagle, Pedro José Prado Jara [temada, Antonio de Ilermida, Francisco Antonio Pérez, irenzo José de Villalon, Ignacio Goiloi, José Miguel In- %k,José Gregorio Argomedo. dec turró. Santiago, Marzo 5 de 1818. rasen inmediatamente mis Ministros de Estado en el Apacho de Gobierno i Hacienda a los Cabildos secular i Mastico, para que después de recibir las condignas Ñas de tan heroica jenerosidad, hagan saber a las cor- aciones que subscrilxm i al pueblo i estado eclesiásti- "•Sürt ago, que no hallando el Gobierno espresiones 'racionadas a la gratitud que exije su oblación, orde- fedte luceo (pie en las Pirámides que existen a los 20— iri í mm puntos do Oriente i Poniente en las entradas de mar t y- nade esta Capital, sc pUve la siguiente inscripción-^ El *> de Marzo de 1818 se despojó voi.i'xtahiamk.vi» Bf> Pueblo de Santiago dií todas sus alhajas i ltilks ■ plata, protestando no adquirir otras ínterin la patrm se hallase en peligro. Naciones del Universo: estranjeros que entráis k\ Chile: decidid si tal pueblo podrá ser esclavo. Entretanto, no permitiendo la jenerosidad de tan d. - mico pueblo que el Gobierno tome otras medidas i arbi- trios para ocurrir a los apuros de la guerra, que los se fundan en la absoluta confianza de sus virtudes c inic- ies público, desde luego declaro i ordeno, que desde es- te dia se suspenda i cese toda contribución mensual en Santiago, descansando en su propia jencrosidad. Dispon- go también }ue estas alhajas se mantengan como en ra depósito que sirva de prenda i seguro para los socorros estntíioS que pueda solicitar el Gobierno a fin de que si la guerra concluye pronto, como lo esperamos de la prolcc- cion del Altísimo, sean rescatadas con los ingresos ordi- narios del Fisco: i conviniendo con la propuesta que M liacen lodos los cuerpos, nombro de comisionados que re- cauden las presentes oblaciones, a los dos alcaldes déosla Capital, a D. José Manuel beca ros, a D. Domingo Toro D. Ignacio i D. Domingo Eizaguirrc, el Fiscal de lata mará D. José Gregorio Argomedo i su Ministro Decanu Francisco Antonio Pérez, quienes dejarán un recibo a1 ría interesado del peso i especies que entrega con las nales desús marcas si las tuvieren, llevaudo igualmei „ libro donde trasladen el mismo recibo firmado del do «Mídela comisión, que se archivare en la Secretaría ,1, Cabildo: e imprimiéndose la anterior representación! «decreto, comuniques, al Ejército, a nuestros aliados Hrva de documento a las naciones que desean instruir,,' Mcartcler de la revolución Americana. Cruzi •l>ori;/// <>\ ¡> stei«= 150 fililí, ©. Copia de la Orden Jcncral expedida a nuestro ejército f* ra la batalla de Mai/to. <"olocarion <|ue tendrán los cuerpos en el órilen da hrtili Jefe de la derecha el Se- ^ Núm. M derecha dt la ñor Coronel D. Juan Ore- S linea. Cazadores de C Núm. 8. do Alvarado. 5 Cazadores de los Ande*. Reserva. Jefe de reserva el Señor j Núm. 7 r Distante lies m Coronel D. Hilarión Quinta- > Núm. 3 } drasa retaguanli na. )Núm. \ ( de la linea. Artillería. A la derecha de la línea la del Sarjoi to mayor D. Manuel Blanco Cicewj A la izquierda la del Mayor Borgoi A la reserva la de los Andes. «= 137 — ('aballerias. Jíivmadems a caballo 200 pasos a re- taguardia de la derecha en batalla. Cazadores a caballo a la izquierda dH mismo modo. Jx>s lanzeros de la Escolla a la reserva del mismo modo. Jener af es. |k la infantería de derecha e izquierda el Señor Brigadier D. Antonio Balcarcc. iMlareserva i caballería el Exmo» Sr. Jenei'al en Jefe. Agudantes. MKxmo. Sr. Jencral en jefe, Sárjenlo mayor D. MarianoKsealada. Id. I). Diego Guzman. Capitán D> Juan Obrain. MSr. Jeneral de infantería D. Antonio Baleare», Sárjenlo mayor D. Domingo Torres. Capitán de artillería D. Francisco Diaz.= 158 wm Ayudantes de Estado mayor que llevarán órdenes de l Señores Jenerales en jefe: Sárjenlo mayor U. José María Aguirre. Teniente Coronel D. F. Elizaldc. Mayor graduado D. Manuel Acosta. Id. I). Luciano Cuenca. Ayudantes de los jefes dedivision: de la derecha. Capitán D. Anjel Reyes, de la izquierda, el Subteniente D. Juan Sauiiiu ñes. De'la reserva, Capitán D. Joaquín Huerta. Notas.=El batallón de la izquierda i el de la Émchaiq marán siempre en columna de ataque, los que «Icspk- rán en batalla en un caso de necesidad, o con orden d Sr. Jencral en jefe. Los Comandantes de cuerpo, en el momento do aceid luego que vean enarbolar el pabellón nacional de (M' una bandera blanca, cargarán a la bayoneta i sablei mano a los enemigos que tengan al frente, para cuy efecto tendrán siempre un ayudante de observación ip vea el cuartel jencra!, el cual tendrá siempre la bnk tricolor arbolada, para que se sepa dónde existo. = San Mari i a.EMTADO jeneral qno manifiesta la entrada i gasto febrero de 18 17. que entro a esta capital el ejer er iio ENTRADA. Ingresos de hacienda en común..................• • • La Moneda por cuenta de sus productos para auxilio del Erario. . La Aduana por los suyos.......................... La Renta de Tabacos........................... Quintos i derechos de Minería...................... Rulas de Cruzada e indulto........................ Contribución mensual de esta ciudad i los Partidos......... De Diezmos rematados en 181G i años anteriores........... Donativos voluntarios para auxilio del Erario i compra de armas. Lmpréstitos, multas i secuestros..................... Impuestos de harinas, licores i otros arbitrios............ Azogue, pólvora i papel sellado..................... Pontazgo del camino de Aconcagua................... Réditos de capitales de Temporalidades................ Ramo de Corambre............................. Ramo de balanza.............................. Del cargamento de la Eragata Perla.................. Depósitos mientras se esclarece su pertenencia............ Descuentos de empleados civiles.................... Tesorería jeneral de Santiago 31 de Diciembre de 181 7— i¡« Núm. 4. que lian tenido las cajas del Tesoro publico del Estado de Cliile desde ito victorioso de los Andes, hasta fin de Diciembre del mismo. 13 de CASTOS. 154,889-4 80,043-0 251,080-5 133,993-7 03,810-4 2,515-3 80,108- 75,047-3 155,704 S72,702-2 30,620-5 11,302-2 1,029- 11,400-1 3,000- 10,053-3 22,743-7 38,580-7 4,340-2 1(1(13,208-1 Pago de las tropas del ejército de los Andes................ 393,222-0 Remesas al ejército del Sur i libranzas jiradas por su comisario. . . . 295Í522-3 A Valparaíso i Coquimbo para gastos del servicio............. 74,405-5 Efectos tomados en Mendoza para el ejército do los Andes....... 20 555-5 A fluenos-Aires, Perú i Concepción con el nuevo cuño de Chile. . '. . 4,000- Deudas contraidas por ol Estado en 1814................. 12720- A los Hospitales Militar i de San Juan de Dios.............. 22^793-4 Pensionos militares i piadosas......................... 10619-4 Devoluciones al ramo de secuestros..................... 41 289-3 Sueldos civiles.................................. 57 011- Réditos de capitales consolidados..................... 5 039-5 Hacienda. . ,.................. 47^267-5 Castos eslraordinarios de Tropas del Estado de Chile con esclusion de las que oslan en el Sur. . . 80,833-2 Comisaria i Proveeduría del ejército para víveres i vestuarios..... 324/183-2 Gastos de Maestranza............................. 171 680-3 Gastos ostraordinarios de Guerra. Pensiones do temporalidades. . . . A la minería para sueldos i gastos. 300,215-2 3,632-5 8,009-3 Para la obra de Maípú............................ 17,500 Gastos del Pagos del ramo de balanza ramo de depósitos 5,201- 5,167-7 EXISTENCIA. En Valparaíso en poder de nuestro Tenienlo. . . En Talca, id....................... 2,089-2 En buenas cuentas a la Artillería........... 10,466-3 S 29,782- j 1,960,870-3 42,337-6 2,003,208-1 Correa de Saa-=José Jiménez- ttnditlo.